EL DIARIO DE ANA FRANK

LA ODISEA INTERNA

La niñez que se pierde

Corría el año 1942. Ana Frank cumplía 13 años y creía que su vida sería larga. Un obsequio llegó a sus manos, un diario, y para ella, que llevaba muchas palabras explotándole en el corazón, fue un cable a tierra.Llamó a su diario Kitty, como una amiga a la que ya no veía, y comenzó a escribir con la fiebre de las ideas y de la niñez que se iba.Vivía todavía en su casa, con sus padres y su hermana Margot, rodeada de amor… Tenía amigos, pretendientes.

Cuando el peligro acecha

Pero un día la ocupación nazi en Holanda se hizo más peligrosa para los judíos que allí residían. Comenzaron a ser hostigados y, por miedo, algunos huían o se escondían.La familia Frank previó lo que sucedería y el padre habilitó un anexo en la fábrica en la que trabajaba. Allí vivirían: su familia, los Van Pels y un dentista. En total ocho personas en dos habitaciones.Ana se vio confinada a un espacio pequeño, a un microcosmos que se convertiría en toda su realidad durante tres años.

La vida en el AnexoEn el Anexo la vida de los cuatro hombres y de las cuatro mujeres cambió drásticamente. Ya no volverían, más que uno de ellos, a vivir en libertad otra vez.Ana aprendió, sobre Literatura (leía de todo e incansablemente), Geografía, Matemáticas… Aprendía porque quería ser periodista o escritora cuando saliera del Anexo. Pero también quería ser mamá, tener una familia propia, y conocer el amor…Sufría pero esperaba, porque quería creer en el futuro. Toleraba papas podridas y una dieta de garbanzos, porque quería sobrevivir.

El diario: la amiga perdida

Su único confidente incondicional era el diario, esa Kitty simbólica que siempre estaba. Sería su paño de lágrimas ante el dolor por el supuesto desamor de su madre; sería la caja en que guardara los suspiros por el amor que parecía lejano; sería también el destinatario de los primeros escarceos literarios y el testigo mudo que, después de terminada la guerra, gritaría la verdad de lo ocurrido en Holanda.Escribía y soñaba; desde sus 13, 14 y 15 años asentó en su diario todo lo que sentía y pensaba. Era su propia libertad.

Peter y el amor

Fue en Peter en quien Ana encontró a un amigo de carne y hueso, al alter ego de Kitty que la ayudaría a explayarse sobre lo que le pasaba y, tal vez, también encontrar el amor.Hacia sus quince años palió el dolor creciente y la desazón de su futuro en el amor creciente entre Peter y ella. Él fue el encargado de ocupar su cabeza y su corazón. La vida de cualquier adolescente experimenta cambios valiosos, por su cuerpo, por su cabeza, por su alma. Ana debió experimentar en tres años, casi toda una vida.

El final: la vida truncada

Ana y su familia, junto con los otros miembros del Anexo, fueron atrapados y conducidos a campos de concentración. La Sra. Frank murió por inanición.Pero Ana y Margot aguantaron juntas, hasta que el tifus se las llevó, dos meses antes de la liberación del campo. Ana tenía apenas 16 años.Solo el padre de Ana volvió. Él fue el encargado de difundir el diario de su hija.La memoria de Ana nos enseña, a grandes y chicos, qué es la lucha por la supervivencia, el no bajar los brazos. Y que la esperanza, pese a todo, ¡no debe perderse!