el desvanecimiento del saber en el no-saber

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La experiencia interior se resiste a ser un texto filosófico coherentemente ordenado, más bien sedeja llevar como un movimiento. Se aleja, por tanto, de la filosofía en la medida en que es loopuesto al proyecto, como orden del discurso. Sin embargo, retorna, porque no podría tener lugar enninguna otra parte que un suelo filosófico. Es entonces un proyecto de la negación del proyecto.Todo se monta sobre la paradoja, lo que se puede explicar no es más que la negación, y el intento defranquear el límite de lo posible es constante.

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  • Escuela de filosofa - ffyh unc Bataille: filosofa, arte y literaturaDr. Silvio Mattoni, Lic. Emilio Garbinomagdalena crdoba

    El desvanecimiento del saber en el no-saber- El embrin nietzscheano de la experiencia interior -

    La experiencia interior se resiste a ser un texto filosfico coherentemente ordenado, ms bien se

    deja llevar como un movimiento. Se aleja, por tanto, de la filosofa en la medida en que es lo

    opuesto al proyecto, como orden del discurso. Sin embargo, retorna, porque no podra tener lugar en

    ninguna otra parte que un suelo filosfico. Es entonces un proyecto de la negacin del proyecto.

    Todo se monta sobre la paradoja, lo que se puede explicar no es ms que la negacin, y el intento de

    franquear el lmite de lo posible es constante.

    Un primer acercamiento conceptual nos conduce inmediatamente a un juego de binomios entre lo

    real y lo aparente. Donde pareciera que lo aparente est representado por el mundo ordinario y lo

    real se encuentra en este juego indecible que es el oscuro no-proyecto de la experiencia interior. No

    obstante, a medida que se avanza, aparece una serie de complejidades entretejidas que disuelven las

    dicotomas ms obvias. Una aproximacin burda nos lleva a pensar la experiencia interior como una

    especie de meditacin profunda y mstica1 (adjetivo tan poco querido por Bataille), que nos permite

    ponernos en contacto con la verdad, el ser, la esencia, el fundamento, etc. Sin embargo, la

    experiencia interior es mucho ms una filigrana destructora de las filosofas de la cosa-en-s que una

    intensa meditacin en su bsqueda.

    Ahora bien, en el momento en que comenzamos a pensar la experiencia interior desde una

    perspectiva puramente filosfica no podemos pasar por alto el trazo nietzscheano que sta tiene.

    Sobre todo si nuestra pretensin es alcanzar el sentido ms profundo de este movimiento

    batailleano. Por esto creemos que es necesario hacer un breve recorrido por los ltimos aos de la

    produccin de Nietzsche en donde encontraremos, mezclados con principios ontolgicos y ticos,

    elementos constitutivos de la experiencia que sern de gran influencia en el pensamiento de Bataille

    sobre este tpico. Como tan bien Martin Jay resume la influencia general de Nietzsche en Bataille, y

    en especial sobre el concepto de experiencia interior: La interpretacin de Bataille del trmino

    1 Entiendo por experiencia interior lo que habitualmente se llama experiencia mstica: los estados de xtasis, de arrobamiento, cuando menos de emocin meditada. Pero pienso menos en la experiencia confesional, a la que ha habido que atenerse hasta, que en una experiencia desnuda, libre de ligaduras, incluso de origen, con cualquier confesin. Por esta razn no me gusta la palabra mstico. Bataille, G., La experiencia interior, Taurus, 1981, pg. 13.

    1

  • (experiencia interior) le debe mucho a su lectura de Nietzsche, celebrado por los adeptos de la

    vivencia (Erlebnis) irracional, en Alemania y en otras partes del mundo. Bataille procuraba

    distanciarse, sin embargo, de la interpretacin simplista de su legado.2

    De esta manera, la intencin de nuestro escrito es encontrar en el interior del texto batailleano los

    puntos lgidos de su relacin con aquellas ideas nietzscheanas en donde la experiencia interior se

    encontraba de modo germinal. Cuando intentamos traspolar la experiencia interior a los textos

    nietzscheanos y buscamos las races que hasta all se extienden encontramos un rizoma con sus

    nudos desplegados. Como los puntos de encuentro son mltiples, y los textos nietzscheanos,

    particularmente de su ltima dcada productiva, son prolficos y densos en profundidad, aqu

    trataremos de hacer un planteo que condense el ncleo de sentido, que creemos nos proveer de las

    pistas necesarias para comprender las lecturas que Bataille hizo de Nietzsche. No haremos

    referencia a ningn texto en particular, sino que trataremos de extraer quirrgicamente de una gran

    extensin, el tejido donde est latente la experiencia interior.

    Experiencia interior y escepticismo experimental

    La experiencia interior, tal como la captamos en Bataille, podra ser asimilada como un modo de

    vida con espritu potico. Sin embargo, Martin Jay nos dice que as como Nietzsche no era

    Zaratustra y lo saba, Bataille, el bibliotecario profesional y revolucionario de caf, no poda

    soportar la condicin exttica de la experiencia interior en su propia vida.3 De esta manera

    podemos apreciar cmo Bataille y Nietzsche eran conscientes de la imposibilidad de suplantar la

    experiencia directa, mundana y ordinaria del mundo, y que ni uno ni el otro estaba pensando en un

    modo de vida como un instructivo de pasos a seguir; sino ms bien, que proponan el desarrollo de

    una filosofia de la metfora que pusiera en cuestin los modos de vida existentes, que socavara los

    fundamentos incuestionados de la cotidianeidad.

    Debemos notar aqu que la diferencia entre modo de vida y metfora es de gran importancia.

    Mientras que con un modo de vida nos estaramos refiriendo a un principio tico que posee valor

    prescriptivo sobre la vida; la metfora refiere, en este preciso contexto, a un principio ontolgico, y

    por lo tanto, se define por su finalidad descriptiva de la existencia misma. Esto quiere decir que en

    la trama nietzscheana y tambin, de cierto modo, en la trama batailleana la ontologa aparece de un

    modo muy peculiar, sta tiene un carcter hipottico y puramente experimental que acuerda

    especialmente con una actitud crtica escptica a rajatabla.

    2 Jay, M., Cantos de experiencia, Paids, 2009, pg. 426.3 Ibid., pg. 427.

    2

  • Este valor adjudicado a la metfora como principio de dilucidacin de la realidad, cuyo origen

    encontramos en Nietzsche y reutilizado en Bataille, implica una negacin a cualquier tipo de

    concepcin absoluta de la cosa-en-s. En lo que a Nietzsche respecta, no hay posibilidad de conocer

    lo incondicionado, siempre conocer es ponerse en relacin con alguna cosa. Es entrar en una

    relacin de condicionamiento con algo a su vez condicionado por otras relaciones. Por tanto, no hay

    realidad ms real que la que vivimos en el mundo ordinario. Eso que vemos que es, es lo nico que

    hay, un juego de relaciones compuestas de acuerdo a la mirada que arrojamos. Es decir que si

    todava podemos caracterizar como verdaderas a algunas creencias y representaciones, no ser

    debido a que las mismas se encuentren implicadas en una relacin de correspondencia con una

    realidad exterior a ellas, sino que la propiedad de la verdad les pertenecer como resultado de una

    constitucin supeditada al juego de relaciones prcticas que configura cada distinta forma de vida o

    perspectiva.4

    Dentro de este contexto nietzscheano, lo que resulta entonces de esta experiencia es que el mundo

    que hasta ahora se nos presentaba como aparente y degradado, es todo lo que tenemos, es lo nico

    real. Fuera de esto no hay nada, ms an, no hay fuera. Y por esto, la experiencia interior puede ser

    comprendida como la experiencia de la nada, mejor dicho, la experiencia de nada.

    Verdad, creencia e interpretacin

    Si avanzamos un poco ms en el pensamiento de Nietzsche, vemos que, para l, nuestra lgica y

    nuestro lenguaje son concreciones que se han formado de acuerdo a la disciplina de un instinto

    gregario5. No slo conocer es ponerse en una relacin de condicionamiento con la cosa, sino que la

    verdad, la creencia y la interpretacin son formas que el hombre ha adoptado para sobrevivir. Por

    esto mismo, el lenguaje se conforma arbitrariamente, su misma construccin sienta las bases en la

    metfora, es decir que un concepto cualquiera se forma en funcin del olvido de las diferencias

    individuales de cada cosa en particular6.

    La apariencia, que ms arriba mencionbamos como nica forma del mundo, es una construccin

    que se sostiene en conjunto, pues el hombre slo puede sobrevivir en sociedad. Pero dado que la

    4 Snchez, S., Nietzsche: la filosofa de los aos ochenta, s/p, pg. 44.5 El hombre tiene la necesidad de existir en sociedad y gregariamente, consecuentemente precisa de la convivencia pacfica, hecho que lo lleva fundamentalmente a la construccin de un tratado que tiene como resultado el ocultamiento de la mentira.6 El asunto es que creamos metforas, recibimos un impulso nervioso y lo transformamos en una imagen y transformamos esa imagen en un sonido: la palabra. A eso que vemos, acto primero, -la hoja- lo trocamos a una imagen -de hoja-, a esa imagen la volvemos sonido -palabra hoja-. Eso no es todo, no hay una sola imagen traspolada a sonido que luego se transforma en palabra, hay miles y miles se semejantes que tiene cada una su particularidad. Pero a todas las llamamos hoja y acordamos en olvidarnos de todo lo vacuo de ese pasaje, es ms simple as, conseguir la verdad.

    3

  • seguridad de nuestra existencia est cimentada sobre la ilusin de un mundo que no deviene. Las

    condiciones que aseguran nuestra conservacin son las de un mundo idntico a s mismo, un mundo

    que no cambia, que no deviene. El hombre, por lo tanto, en cuanto ser gregario, slo perseguir las

    consecuencias agradables de la verdad y buscar ver, como su instinto de conservacin se lo

    permite y necesita, verdades esenciales y divinidades celestiales.

    He aqu la razn por la cual ni Nietzsche poda ser Zaratustra, ni Bataille poda ser ms que un

    revolucionario de caf, pues al experimentar nuevas formas de existencia, formas no probadas, no

    verificadas como seguras y, por tanto, no incorporadas por la sociedad, el individuo aparece ante

    sta como el recuerdo viviente de que el fondo terrible de las cosas no ha sido dominado ms que en

    apariencia.7

    Podramos comprender la experiencia interior en trminos nietzscheanos como una forma de quitar

    los velos que cuidadosamente cubren que detrs, simplemente, no hay nada. Pues ya lo dice

    Bataille, la experiencia interior es adentrarse en la noche del no-saber. Todo individuo que se

    aventure en esta direccin constituye una amenaza y, al igual que el individuo decadentista

    nietzscheano, es rechazado por ser capaz de una penetracin refinada y por esto peligrosa -en la

    medida en que se aproxima al Chaos de lo infinitamente plural y cambiante, descorriendo velo tras

    velo hasta casi desnudar el rostro mismo de la Gorgona: el relmpago del devenir que alumbra el

    hecho de que nada, ni el individuo, es8

    Llegamos as al punto clmine en el debemos afrontar que no hay verdad en sentido absoluto, tal

    como se ha comprendido tradicionalmente. No obstante, esto no significa que no haya veracidad. El

    desmantelamiento de la verdad como un absoluto imposible est en ntima relacin con el

    acontecimiento de la muerte de Dios, evento tan ambiguo como liberador.

    Esto implica el desmantelamiento de los valores que se tenan por verdaderos, pero supone, al

    mismo tiempo asumir la responsabilidad de tal liberacin. El escepticismo nietzscheano es la

    condicin activa de la libertad () reivindica el valor de no cerrar los ojos ante la dura evidencia, el

    valor de subordinar a sus fines (fines de una vida vigorosa, no despotenciada por la tensin hacia

    ideales metafsicos, cognoscitivamente deslegitimados, pero afectivamente operantes) toda

    conviccin y toda creencia9

    7 Snchez, S., Op. Cit., pg. 72.8 bid., pg. 74.9 bid., pg. 79.

    4

  • Bataille

    Hasta aqu hemos presentado un conjunto de ideas de la filosofa nietzscheana que han influido

    fuertemente en la construccin de la idea de experiencia interior. Avanzamos ahora hacia una

    definicin ms ceida de este concepto, para lo cual utilizaremos una de las frases ms ambiguas y

    al mismo tiempo reveladoras de Bataille, en la cual nos dice que la experiencia es la puesta en

    cuestin (puesta a prueba), en la fiebre y la angustia, de lo que un hombre sabe por el hecho de

    existir10. Como advertimos gracias al espritu nietzscheano que tie toda esta especulacin,

    podemos inferir que aquello que sabemos por el slo hecho de existir est directamente relacionado

    con la condicin fctica de ser un hombre en una circunstancia concreta y determinada. Pero, si la

    existencia y la conservacin del hombre estn edificadas sobre la ilusin de un mundo que no

    deviene, entonces la experiencia interior significar un desgarramiento del sujeto, es decir, que

    apunta precisamente al desenmascaramiento de la ilusin que supone la condicin misma de ser un

    sujeto.

    Por otra parte, si nos enfocamos en la experiencia interior en cuanto a su proceder debemos

    definirla como un arrobamiento, como salirse de s, perder justamente la calidad de sujeto. Tal como

    se la describe en el texto, es un estado fuera de lo comn, un estado exttico. Bataille nos dice que

    aqu se pone de manifiesto cierta necesidad humana de ponerlo todo en duda. Pero el

    cuestionamiento que se transita no es metdico ni mucho menos, tampoco se apoya sobre lo

    aprendido, sino que cuestiona aquello que no hemos aprendido, lo que sabemos por el hecho de

    existir. No se trata de un saber cientificista, categorizable, clasificable; es ms bien vitalista.

    Nuestra experiencia busca permanecer en el no saber. Tal como nos explica Jay: La experiencia

    nietzscheana significaba para Bataille la voluntad de vivir la vida como un experimento radical, que

    involucraba el cuerpo tanto como la mente, adems de arriesgarse a enfrentar los peligros implcitos

    en la bsqueda de una cierta visin de redencin11

    Del mismo modo sucede si dirigimos una mirada especulativa sobre la experiencia interior, nos

    encontramos con la negacin nuevamente. En primera instancia se buscaba lograr la negacin del

    sujeto, luego la negacin del saber, y ahora negamos la experiencia misma en cuanto proyecto, en

    cuanto a la accin y en cuanto al discurso. El pensamiento discursivo es obra de un ser

    comprometido en la accin, tiene lugar en l a partir de sus proyectos, sobre el modo de existencia

    implicado en la accin, necesario a la accin, es una forma de ser en el tiempo paradjica: es el

    10 Bataille, G., Op. Cit., pg. 14.11 Jay, M., Op. Cit., pg. 426.

    5

  • aplazamiento de la existencia.12 Si nuestra intencin es entenderla afirmativamente, el resultado

    ser ftil, pues lo que se plantea es justamente escapar a los lmites de nuestro entendimiento. No

    tenemos herramientas para abordarla, tal como si fuera una enfermedad para la que no podemos

    desarrollar una cura. Un caos para el cual no hay orden posible. Como nos explica Jay Bataille se

    opuso a convertir la experiencia interior en algo pasible de ser aprehendido en una afirmacin

    directa.13 Nietzsche, a diferencia de Bataille, se encarg de pensar la tica, la moral, el

    conocimiento, entre otros aspectos concretos del mundo, es decir de esta telaraa que hemos tejido

    para flotar en las aguas insondables. Bataille dispensa de todo rodeo, no se ocupa de la telaraa, se

    dirige explcitamente hacia lo insondable y desde all enuncia. Si Nietzsche es el filsofo, Bataille

    es el poeta.

    Hay una sentencia especfica cargada de misterio y poesa que ilustra la posicin de Bataille que

    aqu presentamos: (...) bajo la especie de Dios, lo desconocido oscuro que el xtasis revela est

    esclavizado a esclavizarme14 Esto podra interpretarse de manera tal que si dijramos que lo que

    hemos visto era Dios, lo que podamos ver entonces, ya no sera lo mismo que vemos, se

    transformara. Ya no estaramos frente a lo desconocido inconcebible, sino frente a una cosificacin

    sin vida. Al intentar introducir parte de esa experiencia en una categora, lo desconocido se torna

    domstico, lo inconcebible se torna conciencia; por tanto, lo salvajemente libre queda muerto y

    encadenado. As vemos que para Bataille se puede asir la experiencia slo desde la experiencia.

    No obstante, esto no quiere decir que la experiencia no sea aprehensible en absoluto. En la

    experiencia potica es posible tomar lo que nos excede sin necesidad de volverlo un objeto, sino

    asocindolo a algo familiar que uno contiene dentro de s, una emocin recndita de lo ms

    profundo de nuestro ser. Lo potico es lo familiar disolvindose en lo extrao y nosotros con l15

    Lo desconocido siempre reclama su espacio inconcebible, ah reside su autoridad. En ser

    inagotablemente oscuro, salvaje y libre.

    Ahora bien, la experiencia interior comporta cierta autoridad de carcter paradjico, la misma reside

    en la capacidad de poner en cuestin la existencia del hombre, y al mismo tiempo es la puesta en

    cuestin de la autoridad de quien la practica.

    El desarrollo de la inteligencia, sta que entendemos filosficamente como la capacidad de divisin

    analtica, la comprensin, y vinculado a sta, el instinto gregario nietzscheano, devino en un

    alejamiento de la oscuridad inconcebible. Arrojar la luz de la razn sobre el mundo provoc que la

    12 Bataille, Op. Cit., pg. 55.13 Jay, M., Op. Cit., pg. 431.14 Bataille, G., Op. Cit., pg. 15.15 Ibid.

    6

  • autoridad se reposase ms sobre la lgica que sobre la experiencia. Se tom, probablemente por

    comodidad, la costumbre de pensar de manera mucho ms dogmtica que destructora. Bataille nos

    dice que la experiencia une lo que el pensamiento discursivo debe separar16.

    La autoridad de la experiencia interior reside en la disolucin del sujeto, de aquel que intenta ser el

    conocedor, el depsito de todo saber; y del objeto como lo conocido, lo escudriado, seccionado,

    estudiado. Esto implicara una comunicacin, una unin como consecuencia de la disolucin del

    sujeto y objeto. El s mismo no es el sujeto que se asla del mundo, sino un lugar de

    comunicacin, de fusin del sujeto y el objeto.17

    La dramatizacin, el detonante de la experiencia y el principio de una comunidad

    La operacin del discurso, del lenguaje, sobre nosotros es lo que evita una experiencia interior

    plena, mejor dicho, somos esclavos del discurso, servidores de la lgica, pero libres y salvajes en la

    experiencia. Sin embargo, lo cierto es que puede vivirse una vida doblegada al discurso y estar al

    tanto de que se est viviendo de esa manera, pero no puede hacerse lo mismo con la experiencia

    interior. sta no lo permite, al disolverse el espritu y quedar desnudo, uno se abandona a s mismo.

    El no-saber

    Bataille dice: Esta proposicin es la cumbre, pero debe ser entendida as: desnuda, luego veo lo

    que el saber esconda hasta entonces, pero, si veo, s. En efecto, s, pero, a lo que he sabido, el no

    saber lo desnuda de nuevo. Si el sinsentido es el sentido, el sentido que es el sinsentido se pierde, se

    convierte en sinsentido (inacabablemente)18

    Entrar en contacto con el no saber pone de manifiesto que el saber con el cual nos manejamos en el

    mundo y la vida cotidiana se devela como sinsentido. Todo aquello que usamos como herramienta

    para sobrevivir en el mundo del discurso, que es bsicamente bajo lo cual se puede subsumir el

    mundo artificial del humano, no tiene un trasfondo esencial donde se encuentra el fundamento

    ltimo del hombre. El nihilismo de Bataille, podramos decir, es la superacin del nihilismo

    negativo tradicional, tal como sucede en Nietzsche. Luego de develar la mentira sobre la cual se

    asienta el mundo humano, ese que vivimos todos los das, encontramos el sinsentido

    inmediatamente despus del sentido, y ste adquiere su propia autoridad, de la misma forma que la

    verdad da paso a la veracidad y a una razn escptica y experimental.

    En la experiencia pura se alcanza el punto extremo del saber. Supongamos que un sujeto x imita el

    16 Cfr., Bataille, G., Op. cit., pg 19. 17 Bataille, bid., pg. 19.18 bid., pg. 61.

    7

  • saber absoluto, hace el esfuerzo infinito del espritu que quiere saberlo todo. Entonces, cae en la

    cuenta de que irremediablemente no sabe nada. El contacto sincero con la hiptesis de lo absoluto

    no tiene otra respuesta que la socrtica. Lo que nico que se puede saber (absolutamente) es que no

    se sabe nada. La vieja y sabia solucin que no hace ms que quitarle todo sentido a los contenidos

    particulares de aquello que llambamos saber. Nuestro sujeto ha querido serlo todo, como nos dice

    Bataille, por tanto la angustia ahora lo abraza. Mientras nuestro sujeto persevere en la voluntad de

    saber y en el deseo de poseer el objeto, todo teir de una angustia profunda. Pero en el momento

    en el que el sujeto se abandona, se entrega al no saber. El sujeto se pierde. Ahora el sujeto tiene un

    nuevo saber. El saber del no saber.

    El movimiento comienza otra vez. Llego a esta nocin (nos dice Bataille): que sujeto, objeto, son

    perspectivas del ser en el momento de inercia, que el objeto al que se tiende es proyeccin del

    sujeto ipse que quiere llegar a serlo todo, que toda representacin del objeto es fantasmagora de

    esta voluntad ingenua y necesaria (..) que es preciso llegar a hablar de comunicacin dndose

    cuenta de que la comunicacin le quita la silla tanto al objeto como al sujeto.19

    En este segundo movimiento la experiencia llega a su cumbre, la comunicacin que se tornaba

    inaccesible toca el smmun de la angustia, nuestro sujeto se abandona nuevamente y en el arrobo

    descubre un nuevo sentido de la comunicacin donde sujeto y objeto estn disueltos. Ya no son

    existencias separadas, ya no hay una voluntad de saber del uno sobre el otro. Tanto como

    desaparecen las preguntas, se disipa as tambin la posibilidad de cualquier respuesta.

    La experiencia interior es una metafilosofa, es una filosofa de la filosofa. Es la metfora potica

    que intenta mezclar lo absolutamente indescifrable con lo insoportablemente familiar, el saber con

    el no saber. Es como dira Nietzsche el hchster Zustand, el estado ms alto al que el filsofo

    puede llegar es ese permanecer con los ojos abiertos frente al universal devenir () permanecer

    dionisacamente frente a la monstruosa verdad.20

    La experiencia interior, su alcance

    A lo largo del recorrido de este texto, luego de leer Nietzsche y Bataille por separado, y luego de

    leer Bataille a travs de Nietzsche, comienza la transfiguracin. Comenzamos a comprender que

    cada uno de nosotros vive su vida con un complejo de palabras que conforman su discurso de todos

    los das. Todos tenemos nuestro propio cuerpo que llevamos de aqu para all, con nuestra propias

    palabras que paseamos de aqu para all, las cambiamos y no las cambiamos. Una bolsa llena de

    ruidos que transportamos como smbolo de nuestra humanidad.

    19 Bataille, G., Op. cit., pg. 63. 20 Snchez, S., Op. cit., pg. 80.

    8

  • Si lo analizamos cualitativa o cuantitativamente, dada la existencia de la cantidad de palabras con

    las que contamos, la combinacin se vuelve, digamos, infinita. Presuponiendo adems el carcter

    arbitrario y metafrico con el que formamos las palabras y los conceptos la situacin se torna cada

    vez ms inmanejable. Cada uno puede, sencillamente, tener su propia bolsa distinta de la del otro,

    que ya, no slo es smbolo de su humanidad, por ser los nicos animales parlantes y llenos de

    conciencia sobre la faz de la tierra, sino que cada uno tiene su propia bolsa que lo define en la

    diferencia. Cada uno es un sujeto conservndose en conjunto, en la ilusin, tal como si furamos

    portadores de la verdad.

    Lo que nos mancomuna, entonces, es la diferencia, pero esto slo explica la superficie de la

    diferencia. Pues el hecho que lo comn sea la diferencia slo tiene que ver con un detalle de grado,

    es decir que esto es slo un pliegue de la superficie. El discurso que cada uno de nosotros porta

    como estandarte, al ser diferente del resto, tiene altas probabilidades de toparse con otro discurso

    que deje sin efecto el propio, una versin diferente que resulte contradictoria. La condicin de que

    existan versiones es la imposibilidad del discurso ltimo, o como a muchos les gusta decir, la

    verdad. No podemos ser indefinidamente lo que somos: palabras que se anulan las unas a las otras

    y, juntamente, basamentos indestructibles, que nos creemos el fundamento del mundo.21

    Esto no sera un problema, para nosotros por cierto, pero dado que el discurso viene soportado por

    aquella misma lgica que lo vuelve estril, la lgica de la invencin, resulta que compartir la

    diferencia implica algo ms. Que el discurso o el saber, como quiera llamrsele, slo es un modo de

    existencia y el ms simple, o el que mejor soportamos. Es nuestra herramienta de subsistencia. En

    lugar de garras, tenemos palabras brotadas de la alteridad.

    Ocultamos as, que la verdad es lo que cada humano crea a su gusto y placer. Es nuestra forma de

    ser parte de la existencia. El contenido de la verdad es lo que se hace propio de cada sujeto, por

    tanto, es necesario exceder el sujeto, traspasarlo, abandonarlo, para ver que la verdad a pesar de su

    aires absolutos no es mucho ms que una invencin nica y particular.

    Lo que, en definitiva tenemos en comn, no es la verdad, sino la ausencia de saber, o como Bataille

    nos dice, el no saber. El no saber es lo que nos comunica. En la experiencia, no hay ya existencia

    limitada. Un hombre no se distingue en nada de los otros: en l se pierde lo que en otros es

    torrencial. Ese mandamiento es tan sencillo: Se t ese ocano, que une con el punto extremo,

    hace juntamente de un hombre una multitud y un desierto. Es una expresin que resume y precisa el

    sentido de una comunidad.22

    21 Bataille, G., Op. cit., pg. 42. 22 bid., pg. 38.

    9