el desatento, el desgastado y el fármaco

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1 1 EL DESATENTO, EL DESGASTADO Y EL FÁRMACO Un triángulo antieducativo Prof. Leticia Pierri (coord.) Marcela Arroqui Mayra Carrozzino Magela Castro Stefanie Gallero Elizabeth Groba Pablo Scagliola i (Artículo publicado en la revista VOCES, espacio alternativo de AELAC. Año X, Nro. 29, diciembre de 2008, Montevideo-Uruguay; páginas 50 a 60) Advertencia Situados en ésta sociedad de consumo le invitamos a reflexionar a partir de una tímida advertencia: el sistema educativo puede ser perjudicial para su salud. No estamos advirtiéndole acerca de un nuevo problema pedagógico puesto que- desde diversos contextos y posturas– este básico y polémico inconveniente ha sido analizado en profundidad por importantes educadores y teóricos tales como Dewey, Freinet, Freire entre tantos otros ii . De un modo complementario, suponemos que desde su formación, experiencias y lecturas del mundo, usted ya le habrá asignado un contenido y un sentido específico a la advertencia expuesta. No obstante, en esta ocasión nos planteamos y le proponemos pensar acerca de una problemática que evidencia la complejidad actual de las relaciones entre la salud y la educación instituidas. Nos referimos a la dificultad de aprendizaje denominada “déficit de atención”, especialmente el que va acompañado por la “hiperactividad” de los niños y adolescentes. Es decir, nos interesan particularmente aquellas dificultades que hacen que los niños y adolescentes resulten molestos principalmente para los familiares y docentes.

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Leticia Pierri (coord.) y estudiantes del Instituto de Profesores "Artigas" (IPA). Acerca de la creciente e indiscriminada medicamentación con Ritalina (metilfenidato) en el Sistema Educativo uruguayo.Análisis crítico de la construcción social del "déficit de atención": reflexiones sobre el Estado, las prácticas educativas y terapéuticas y los intereses de las empresas farmacéuticas.Estudiantes del IPA: Marcela Arroqui, Mayra Carrozzino, Magela Castro, Stefanie Gallero y Elizabeth Groba. Ilustraciones de Pablo Scagliola. Publicado en la revista "Voces" (año X, nro. 29). Montevideo. Uruguay. Diciembre 2008.Páginas 50 a 60.-

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1 1 EL DESATENTO, EL DESGASTADO Y EL FÁRMACO

Un triángulo antieducativo

Prof. Leticia Pierri (coord.)

Marcela Arroqui Mayra Carrozzino

Magela Castro Stefanie Gallero Elizabeth Groba Pablo Scagliola i

(Artículo publicado en la revista VOCES, espacio alternativo de AELAC. Año X, Nro. 29, diciembre de 2008, Montevideo-Uruguay; páginas 50 a 60)

Advertencia Situados en ésta sociedad de consumo le invitamos a reflexionar a partir de una tímida advertencia: el sistema educativo puede ser perjudicial para su salud. No estamos advirtiéndole acerca de un nuevo problema pedagógico puesto que- desde diversos contextos y posturas– este básico y polémico inconveniente ha sido analizado en profundidad por importantes educadores y teóricos tales como Dewey, Freinet, Freire entre tantos otrosii. De un modo complementario, suponemos que desde su formación, experiencias y lecturas del mundo, usted ya le habrá asignado un contenido y un sentido específico a la advertencia expuesta. No obstante, en esta ocasión nos planteamos y le proponemos pensar acerca de una problemática que evidencia la complejidad actual de las relaciones entre la salud y la educación instituidas. Nos referimos a la dificultad de aprendizaje denominada “déficit de atención”, especialmente el que va acompañado por la “hiperactividad” de los niños y adolescentes. Es decir, nos interesan particularmente aquellas dificultades que hacen que los niños y adolescentes resulten molestos principalmente para los familiares y docentes.

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2 2 Sabemos que este problema es tratado por especialistas médicos, psicólogos y psicopedagogos que se ocupan de su abordaje. Pero además partimos de la convicción de que también es objeto de la reflexión pedagógica en tanto nos interpela como educadores y futuros educadores a indagar, informarnos y reconstruir conceptos en vista del carácter histórico, político y ético de las praxis educativas. Es por ello que aquí entendemos insoslayable el problema del creciente e indiscriminado suministro de medicación a niños/as y adolescentes. De esta alarmante constatación emerge la presente reflexión pedagógica que compartimos con el lector, reflexión que parte de los siguientes criterios teóricos orientadoresiii:

1) afirmamos le importancia de analizar críticamente las condiciones que hacen que los seres humanos sean objetos del ejercicio de las prácticas de dominación

2) damos por supuesto la existencia de saberes que, desvalorizados u omitidos, no resultan disciplinados académicamente ni suelen ser reivindicados por el sentido común de la cultura hegemónica.

3) reconocemos la necesidad de articulación entre teoría y práctica, la cual nos exige ensayar la interrelación entre los saberes de las prácticas con los saberes generales, los científicos y los locales.

4) destacamos la pertinencia de “buscar medios y procedimientos para, de entrada, poner en cuestión la lógica creciente de la pedagogización, los esquemas clasificatorios al uso. No aceptar sin revisión los diferentes estadios, niveles, programas en los que se intenta encerrar a los sujetos y a los saberes (…). Favorecer la insurrección de los saberes y el desarrollo de nuevas formas de subjetividad”.iv

Para localizar algunas de las prácticas e instrumentos que nos producen como sujetos al tiempo que nos habitúan a resultar clasificados y dirigidos, es menester evidenciar tanto el carácter histórico de la producción de subjetividades así como los intereses económicos y las relaciones de poder en juego. En síntesis y respecto al tema que nos preocupa: ¿cómo se presenta el discurso predominante acerca del déficit de atención y cómo éste se actualiza en las concepciones y prácticas imperantes sobre la educación y la salud?

El Estado y las corporaciones

Cuando nos propusimos obtener información actualizada en relación al sentido que orienta nuestras reflexiones, consideramos importante entrevistar a alguna persona que, desde su ámbito de actividad, estuviera interiorizado/a con el tema y cuyas acciones no fueran de conocimiento para la amplia mayoría de trabajadores de la enseñanza; decidimos encontrarnos con algunas actividades de investigación crítica que estuvieran omitidas, desconocidas o desvalorizadas por el discurso educativo habitual sobre el déficit de atención.v

Movilizados por esa decisión y propósito, nos encontramos con el abogado Javier Palummo; él nos ha brindado información y hemos reflexionado sobre ella desde una

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3 3 instancia de encuentro que evidenció la inquietud compartida de incidir en la realidad y de problematizar los prejuicios existentes acerca de la niñez y de la adolescencia.

El Dr. Palummo forma parte del Observatorio del Sistema Judicial (OSJ) que, entre tantas otras actividades, ha entrevistado a adolescentes privados de libertadvi. Nos indica que el 63% del total de adolescentes entrevistados expresó estar tomando algún tipo de fármaco. Es de destacar que en dos establecimientos donde se encuentran adolescentes privados de libertad el 100% de ellos toman algún tipo de fármaco. También nos comenta que de los que reciben medicación el 96% toma psicofármacos (y de ellos, el 72%, cuando es entrevistado, dice que lo hace para poder dormir).

Respecto a la Ritalina (metilfenidato), el OSJ comenzó una investigación a partir de la constatación de que este medicamento está fuertemente ligado al funcionamiento de sistema educativo; dentro de éste se afirma con demasiada frecuencia que muchos niños y adolescentes deben tomarla para poder prestar atención y adecuarse a los cronogramas. Además, existe una fuerte correlación entre el horario escolar y la duración de la medicación ingerida; por ejemplo, se nos indica que en las escuelas de tiempo completo se suministra metilfenidato en dosis cuyo efectos duran 8 horas, tal que produce efectos durante el desarrollo de la carga horaria en dichas escuelas.vii

El OSJ resolvió solicitarle al Ministerio de Salud Pública (MSP) información de la importación y fabricación de medicamentos en el marco de la instrumentación de políticas públicas en materia de salud. El Objetivo que el OSJ se ha planteado es lograr contrastar los datos que proporciona el Ministerio con información de carácter demográfico así como con la socioeconómica y con la referente al sistema educativo. Este tema es de interés del OSJ ya que la medicación de niños y adolescentes nos lleva a reflexionar acerca del cumplimiento de los Derechos Humanos y en particular sobre los Derechos a la Salud y a la Educación. La solicitud de información al MSP se realizó en el mes de marzo del año 2007; como el Ministerio no brindó la información correspondiente en el lapso de 150 días, en el mes de agosto se generó, entonces, la “denegatoria ficta”. Luego el OSJ presentó una acción de amparo, a la que el Ministerio se opuso y perdió en primera instancia. El Dr. Palummo indica que el OSJ está buscando una explicación respecto a la importación y consumo excesivo de éste fármaco, que es carísimo. Existen enormes dificultades para obtener la información pertinente y discriminada por edades. La inevitable reflexión que planteamos al respecto es: ¿no existirá una incidencia de intereses económicos y corporativos que logran imponerse en las instituciones educativas y que profundizan las carencias de sus proyectos? Hasta el momento, el MSP proporcionó al OSJ los siguientes datos en el marco del proceso judicial: “Listado de importaciones realizadas por nuestro país desde el año 2001 a la fecha”viii:

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4 4

Importación Metilfenidato

02000400060008000

1000012000140001600018000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

*

Años

Gra

mos

Serie1

¿Qué es lo que realmente sucede? Analicemos lo que está frente a nuestros ojos acerca de la importación del metilfenidato que el MSP destina para el consumo de la población. La importación se “disparó” con la crisis del 2002; tendió a disminuir hacia el 2005 pero a partir de entonces ha tenido un sostenido y alarmante incremento. El empleo excesivo del fármaco, en esta sociedad consumista donde los propios adultos también dependen de pastillas, nos hace reflexionar sobre una concepción imperante que es reduccionista, “química” y funcional del ser humano. Una concepción que descontextualiza económica y culturalmente el “malestar en la subjetividad contemporánea”ix. Se aplican, entonces, en vez de los castigos físicos de antaño ( que evidenciaban públicamente el impacto del poder disciplinario en el cuerpo) un control que el Dr. Palumno había denominado en su testimonio como “más blanco, más limpio y profesional”.

Contaminados e impacientes Cuando se suministra medicación masivamente los niños/as y adolescentes cuyos déficits atencionales preocupan a padres y profesionales varios, se parte de una concepción de ser humano abstracta; ello lo analizaremos más adelante a partir de un abordaje reflexivo sobre las técnicas empleadas con fines que sólo aparentemente son diagnósticos. Por el momento, cuestionemos a las simplificaciones imperantes. En la prensa de nuestro país y de otros países hay varios artículos que contribuyen a considerar que existen también otros factores, además de los biológicos, que inciden en los problemas de aprendizaje y nos muestran la complejidad de la dramática situación. Destaquemos alguna condición medioambiental; por ejemplo: la contaminación del suelo, agua y aire con plomo debido fundamentalmente (pero no únicamente) a lo que ha sido históricamente la utilización de naftas con plomo. Se han escrito varios artículos en la prensa y han existido pronunciamientos de denuncia frente a la situación de que la

Importación Años Gramos 2001 900 2002 4500 2003 9180 2004 9946,9 2005 5803,6 2006 8764,5 2007* 16575,7

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5 5 plombemia puede afectar a cualquier niño uruguayo, de cualquier barrio y punto de la República.x La contaminación con plomo no se circunscribe a las zonas marginales y los médicos indican que el plomo disminuye el coeficiente intelectual de los niños y provoca diversos problemas físicos y de aprendizaje; los niños se vuelven hiperactivos, impulsivos y en ocasiones violentos. El plomo tardará muchos años en irse de nuestro suelo...

Además de las condiciones medioambientales existen aspectos socioculturales que no son considerados al momento de prescribir masivamente el mismo medicamento para los sujetos-sujetados. En el ámbito del ensayo sociológico, Zygmunt Bauman reflexiona que para los seres humanos en la actualidad campea algo así como un síndrome de la aceleración y de la impaciencia. Si tenemos eso en cuenta, a nosotros no nos resulta tan extraño que la hiperactividad sea cada vez más frecuente en esta sociedad de consumo en la que se destaca el breve goce de cada uno de los objetos. La fluidez consumista afecta a la escolarización porque ésta última requiere un cierto detenimiento, atención y expectativa para enmarcar los saberes en un proyecto de vida. Bauman caracteriza la actualidad en los siguientes términos: “En nuestros días, toda demora, dilación o espera se ha transformado en un estigma de inferioridad (...) La posición de cada uno en la escala jerárquica se mide por la capacidad (o la ineptitud) para reducir o hacer desaparecer por completo el espacio de tiempo que separa el deseo de su satisfacción. El ascenso en la jerarquía social se mide por la creciente habilidad para obtener lo que uno quiere (sea lo que fuere lo que uno quiere) ahora, sin demora”.xi

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6 6 Los saberes académicos, en su definición, contrastan con la fluidez que el autor describe. Quizás estemos en la particular situación de que la “cultura académica” escolar está siendo sometida por el propio sistema educativo que otrora le diese contención y legitimación; sistema educativo que se reconfigura en pro de la cultura del instante y que se dispone acríticamente a asumir que la medicamentación durante el tiempo escolar es la condición sine qua non para que aseguremos ante quien corresponda que institucionalmente “sabremos cumplir” con la transmisión de conocimientos. La medicamentación sería algo así como un cartel de “PARE” en el tránsito de niños/as y adolescentes por la modernidad líquida.

La producción y el empleo de instrumentos La fluidez es, en principio, encauzada, controlada y aprovechada bajo los términos de la administración y el cálculo de la vida; al fin de cuentas, al decir de Grinberg, lo medular es que cada sujeto se auto-encauce tal que las contradicciones del sistema se conviertan en meros problemas comunitarios, identitarios, personales y biográficos. Esto nos mueve a analizar algunos instrumentos y procedimientos del ejercicio del biopoder.xii La población en “riesgo pedagógico” es la que corre el riesgo de aprovechar poco la escuela o abandonarla. Para identificar a los individuos en riesgo se trata de hacer aparecer en el dispositivo pedagógico a los sujetos que “se esconden” detrás de los porcentajes de la disfuncionalidad. Para ello, se diferencia del resto a algunos individuos concretos, se los identifica y se actúa sobre ellos. Aquí nos interesa cómo se identifica y se actúa sobre el desatento que cae en las redes de la medicamentación indiscriminada.

En los planteos pedagógicos de Grinberg aparecen especificaciones sobre la administración técnica de la diferencia como forma de anticipación y prevención de la

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7 7 conducta desviada. Se trata de prácticas de producción de la subjetividad que pretenden lograr el gobierno de la conducta. Para ello necesitamos tener presente que: “toda práctica educativa supone poner en acto unos determinados modos de ejercicio del poder y, por tanto (...) no se trata sólo de democratizar o no su ejercicio de modo que sea posible identificar usos ‘buenos’ y usos ‘malos’, sino de analizar los instrumentos y prácticas diversas a través de las cuales el poder, como voluntad y como relación, produce sujetos”xiii [el resaltado es nuestro] Pues bien, citémonos cara a cara con dicha racionalidad que identifica y produce a niños y adolescentes incómodos para el normal devenir de lo instituido. Porque el “desatento” y el “hiperactivo” es producido a partir de una identificación de sus características; toda problemática es visualizada a partir de una construcción social que la señala como existente. Actuando sobre el desatento se producirá un alumno. Un alumno medicado: ello es lo que en esta oportunidad es de nuestro interés, con el propósito – como indicábamos al comienzo – de no aceptar irreflexivamente los esquemas clasificatorios al uso ni de resignarnos frente a eventuales prácticas de dominación. En el sistema educativo de nuestro medio, el procedimiento habitual es el siguiente: los docentes tratan el problema con el psicólogo del sistema educativo quien, a su vez, se entrevista con los padres. A partir de allí y a los efectos de descartar problemas biológicos puntuales, se deriva al niño/a al pediatra y al neurólogo. Se concurre al médico con el informe del docente. Si no hay problemas orgánicos, se lo deriva al psiquiatra o al psicólogo.xiv El cuestionario sobre déficit de atención más difundido se presenta bajo los términos de una escala (la denominada Escala de Conners). Dicho cuestionario de “valoración del comportamiento” ha de ser completado por el maestro/a por un lado y por los padres por otro.xv En relación a cada ítem de comportamiento en la escala, se marca si el mismo aparece: 0-nunca o raramente; 1-a veces; 2-con frecuencia; 3-muy frecuentemente. A partir de allí el médico neurólogo o psiquiatra decide si prescribe medicación (conforme a los testimonios de los docentes, suele brindar la alentadora recomendación de que el /la docente simplemente debe “continuar trabajando en el aula como hasta ahora”...). ¿Cuáles son los ítems de la escala? Se ha de indicar si el niño/a no presta atención suficiente a los detalles o comete errores por descuido. Además, si: desatiende cuando se le habla directamente, no sigue las instrucciones y presenta dificultades incluso en actividades recreativas. Interesa también si se rehúsa a realizar esfuerzos mentales sostenidos, si le es difícil organizarse e incluso mantenerse sentado/a. Se pregunta si el individuo parece inquieto, si interrumpe y si se inmiscuye en actividades ajenas. Si es olvidadizo, habla en exceso, se apresura a contestar antes de terminadas las preguntas y si no espera su turno. También interesa si mueve mucho las manos y los pies o se revuelve en el asiento y si al adulto le parece que el niño/a está como “impulsado/a por un motor”. Este cuestionario se presenta como una “oportunidad” de expresión para los docentes y familiares desesperados quienes, mientras van contestando, marcan ellos mismos los límites de su intervención. El cuestionario define la irrupción de un técnico que puede prescribir la medicación tal que nosotros podemos concluir que el camino que va desde el cuestionario hacia los cuerpos está empedrado por adaptadas respuestas.

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8 8 Detectamos que el cuestionario pregunta si la persona es molesta o no actúa conforme a lo que se espera de él/ella. No hay ítems que incorporen lo que se considera valioso o bueno. Lo único relevante es que se trata de un caso problemático; se trata de alguien que está en situación de riesgo pedagógico y que de alguna forma “afecta” a los otros. El cuestionario, diremos, también actúa sobre docentes y familiares: los pone “en su lugar”, en el lugar de contestar, ya que no han podido hasta el momento resolver la situación por sí mismos. Por eso están contestando la escala. El cuestionario es poderoso en el contexto discursivo. El que lo completa debe colaborar respondiendo a simples preguntas referente a lo observado en la conducta del niño/a durante los últimos seis meses. Son simples preguntas de pesadísima levedad puesto que implicarían una gran responsabilidad. En virtud de la Escala, la responsabilidad se reduce a concentrarse y a “decir la verdad” mientras acontece la operatoria de completar el cuestionario...paso a paso, la responsabilidad se va delegando. Ello es inquietante pero al fin de cuentas otro resolverá el problema ...¿pensamiento mágico?, ¿confianza?... ¿Confiar? En ocasiones es razonable, pero en otras es razonable dudar si corresponde hacerlo. El MSP, al 28/02/08 emitió un comunicado sobre el uso del Metilfenidato (Ritalina): “Habiéndose analizado las recetas emitidas por el cuerpo médico nacional para el uso del Metilfenidato (Ritalina) en nuestro país, se ha constatado que más del 30% de las prescripciones son realizadas por profesionales de Medicina General. Cabe destacar que el principio activo Metilfenidato tiene en el Formulario Terapéutico de Medicamentos la clasificación “b” que corresponde a indicación exclusiva de especialistas, por lo que se exhorta a las Instituciones y al Cuerpo Médico Nacional a dar cumplimiento de la norma establecida”xvi Recordemos que hasta el día de hoy el Ministerio de Salud Pública no ha proporcionado la información que requieren quienes están interesados en investigar el uso del Metilfenidato. Es un problema de interés público y no solamente del cuerpo médico nacional.

Medicalización y otros intereses En la prensa escrita de nuestro medio Daniel Benavides publicó un artículo denominado “La Generación Ritalina” en el que evidencia lo discutible de las mediciones así como lo inquietante que los seres humanos en formación crezcan dopados y dependientes de quienes produzcan sustancias. El nos informa que: “En el 2005 el National Center on Addition and Substance Abuse de Estados Unidos, reveló en su informe que 15 millones de norteamericanos tomaban medicamentos analgésicos y drogas psiquiátricas, tales como el Ritalin o sus similares y abusaban de ella más que de la cocaína, la heroína y las metanfetaminas combinadas. Es más, también 2.3 millones de adolescentes lo hacía. El informe reflejó asimismo que el abuso en la adolescencia de las drogas de prescripción producía 12 veces más posibilidades de consumir heroína, 14 veces más de consumir éxtasis y 21 veces más de consumir cocaína, que entre los adolescentes que no consumieron esos medicamentos legales”.xvii Nuestra respuesta es: mirar más allá, prospectiva, cuidar de sí y del otro como ética y estética de la existencia. Respuesta enfática frente a la espantosa constatación de que se ha fortalecido la articulación de intereses siniestros a partir de una práctica emergente en el sistema educativo.

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¿Qué ocurre? ¿Hay una epidemia global? ¿Es una enfermedad? No. El Dr. Benasayag explica que el déficit de atención (con hiperactividad) no es una enfermedad. Es una construcción artificial: un conjunto de signos, síntomas o características que se presentan aisladas o simultáneamente. Incluso afirma que pueden existir alternativas al Metilfenidato, incluso “naturales”, de fitoterapia (por ejemplo Gingko Biloba, Ginseng, etc) a los efectos de templar la conducta y fortalecer la atención. Recomienda establecer rutinas, verificar la alimentación de los niños/as, escucharlos, permitirles desarrollar sus intereses y que reciban una educación conveniente. xviii Es un planteo interesante, pero ¡este problema forma parte de la educación existente! Sin lugar a dudas, no hay recetas de ninguna índole que habiliten a enfrentar con celeridad esta situación de un modo razonable y permanente. Entendemos que en las alternativas mencionadas el problema continúa reducido al cuerpo del sujeto y se concluye con la pauta normativa de buscar espacios y actividades más saludables. La recomendación consiste en cambiar el modo de vivir. Se trata de responder con otro modo de vivir. Si se puede hacerlo, claro está...antes de ser atrapado por las soluciones instantáneas que el sistema educativo legitima. Se trata de alternativas para los que están en posición de pensarlas. Pues bien, en tanto algo podemos hacer, pensémoslas.

Los actores, los autores y la historicidad Una dificultad de aprendizaje, por definición, es más que ello. Reclama la necesidad del trabajo interdisciplinario. Batthyány nos invita a nosotros, los atentos, a atender más al desatento y a no etiquetarlo con liviandad. Que el propio sujeto piense cómo aprende, qué sentido le confiere al aprender, qué le ocurre en el espacio educativo, en su relacionamiento con los otros y con el saber. Trata de rescatar el placer de aprender y de crear. Muchas veces los padres no confían en la capacidad de los niños/as para

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101comprender las situaciones; desde la psicopedagogía se propone que el sujeto debe ser él mismo el que esclarezca, con ayuda profesional, lo que le ocurre. Que sea autor de su propia humanización.xix Rechaza las clasificaciones que imponen docilidad. También las rechaza Julia Varela pero en el marco de un polémico análisis acerca del control social “psi” (de psiquiatras, psicopedagogos, psicólogos, psicoanalistas) como característico de los actuales dispositivos pedagógicos. Los sujetos, como resultado del psicopoder, se forman con personalidades flexibles, sensibles, polivalentes y “automonitorizadas”. Ello se corresponde con una sociedad de consumo y un mercado de trabajo cambiante y flexible que necesita “trabajadores a la carta”.xx ¿Podríamos, quizás, visualizar cómo se inscribiría el poder “psi” en el dispositivo pedagógico para desarrollar, de un modo imprevisto, formas de resistencia y no de docilidad?. Varela señala el problema en el marco del desarrollo histórico de la pedagogía contemporánea, por lo cual nuestra propia historicidad ha de ser destacada para resistir. ¿Y respecto al saber médico específicamente? ¿Cómo reflexionar sobre el mismo? El Dr. Portillo plantea que el saber médico es en realidad relativo y con una relevante dimensión simbólica en la sociedad pero que también está caracterizado por una dimensión mercantil que incluye a la farmacéutica y a la aparatología. Por su parte, y a los efectos de mostrar una multisignificación, le comentamos al lector/a que el escritor Tomás de Mattos reflexiona que lo más grave es la progresiva desmedicalización del servicio médico como consecuencia del multiempleo, burocratización y despersonalización de dicha profesión liberal.xxi En síntesis, creemos muy sensato detenerse a pensar cómo la situación del trabajador (médico, docente, abogado, psicólogo, etc) se constituye en un factor relevante para entender las prácticas diagnósticas, terapéuticas, jurídicas y educativas. Considerando lo que Batthyány señala acerca de la importancia de ser autor y no un objeto: es necesario vernos implicados en esta trama de deshumanizaciones y no deberíamos inquietarnos por una pseudo objetividad que el sistema nos apunta en el libreto.

El cierre. De expertos, de docentes, de aburridos e hiperkinéticos

Si usted es docente y está frente a una escala de Conners o le enseña a algunos estudiantes dopados, quizás pueda serle útil retener en su memoria el documento del Consenso Internacional de expertos de Italia (enero, 2005). Allí se relata cómo el norteamericano James Swanson, defensor declarado de la medicamentación para el déficit atencional, condujo una importante investigación sobre la eficacia de la Ritalina. Se obtuvieron resultados muy interesantes: De la investigación se concluyó que la misma solamente permite una mayor adaptación social, puesto que: “1.- Los beneficios a largo plazo no fueron verificados experimentalmente. 2.- Los beneficios a corto plazo de los estimulantes no deben ser considerados una solución permanente sobre

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111síntomas crónicos(...) 3.- Los estimulantes pueden mejorar el aprendizaje en algunos casos, pero dañar en otros. 4.- En la praxis, las dosis prescriptas pueden ser demasiado altas para obtener efectos óptimos sobre el aprendizaje y la duración del efecto demasiado breve sobre los resultados escolares. 5.- No hay grandes efectos en la habilidad y los procesos mentales superiores; los padres y los docentes no deben esperar significativos mejoramientos en el estudio o en la habilidad atlética, social, o en el aprendizaje de nuevos conocimientos. 6.- Ningún mejoramiento en los ajustes a largo plazo; docentes y padres no deben esperar entonces mejoramientos en este aspecto”.xxii Sí, creemos que estos resultados ameritan nuestra atención ya que la educación no debería promover la mera adaptación al orden establecido. En muchas ocasiones pensamos que son los medios de comunicación los que más afectan al aprendizaje. Además, podemos tenemos presente que: considerar a la “atención” aisladamente del ser humano concreto es un enfoque no solamente perimido sino también un autoritario “recorte” de la personalidad; recorte realizado a los efectos de especificar lo que se pretende controlar. Los diversos medios de comunicación “saturan” al sujeto en la era del aburrimiento haciéndolo, paradojalmente, un hiperactivo: “Ese síndrome de hiperactividad se hace visible, obviamente, en el contexto escolar, donde se requieren dosis de concentración y atención de la que la gran mayoría de los chicos actuales carecen. Por su parte, el entorno informático-mediático es reacio a mostrar los rasgos de éste síndrome, sobre todo porque funciona multiplicando las vías de conexión en lugar de atenuarlas, tal como hace la situación escolar (...) ya no partimos de un síntoma a interpretar sino de una figura que es necesario reconfigurar. El horizonte de la patología se nos ha disuelto”xxiii El interpretar que el horizonte de la patología se ha disuelto significaría que hemos avanzado en pro de la concientización acerca de aquéllas situaciones de los niños/as y adolescentes que los adultos no deseamos encontrar ni enfrentar porque, entre otras razones, estamos muy desgastados... Los docentes consideramos que los familiares no apoyan lo suficiente nuestra tarea pedagógica ni a los propios estudiantes y que las condiciones de la educación son de una manifiesta ilogicidad y obstaculizan el desarrollo digno de nuestro trabajo. Sabemos que es necesario tener en cuenta las alarmantes problemáticas de violencia y abuso contra los niños/as y adolescentes. Sin embargo, aunque no nos guste, esperamos que el fármaco nos permita trabajar “tranquilos” y en un clima áulico más armónico cuando ya nuestra dedicación no alcanza. Nos rutinizamos y resignamos. Los adultos somos parte de esta trama; al actuar acríticamente perdemos de vista el horizonte ético y político de las praxis. Desesperados, queremos que alguien nos ayude a educar; ansiamos que los niños y adolescentes vuelvan a nosotros, un día cualquiera, muy cambiados y disponibles. Familiares y docentes afirmamos que lo urgente es que aprendan ahora. De esa forma nos postergamos todos con un “luego se verá qué ocurre”, lo cual equivale a decir que luego se verán cómo son las consecuencias de las resoluciones tomadas. En relación a cada uno de ellos, nos autoconvencemos de que lo fundamental es que no esté en riesgo de perder el curso o de abandonar los estudios. Deseamos que salga del paso...y salimos todos del paso. Así transcurren los días, los años...el sistema permanece incuestionado, los sujetos como objetos, la educación como trámite.

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121En el presente artículo destacamos como sustantivo en este problema de la medicación indiscriminada la razonable sospecha de que somos, una vez más, meros objetos de intereses mercantiles; intereses oportunistas respecto al sufrimiento instalado por no poder desarrollar dos características fundamentales de nuestra existencia e historicidad: el enseñar y el aprender. El estudiante paga la educación con su salud. Y nosotros también. Por eso presentamos la advertencia de los perjuicios ligados al sistema educativo cuando comenzamos nuestra escritura. Y también al finalizarla. Para superar esto no hay prescripciones; no hay receta que valga.-

NOTAS i Leticia Pierri es Profesora efectiva de Filosofía en Secundaria y efectiva en el área de Teoría de la Educación en Formación Docente. En el marco de la departamentalización del IPA ha coordinado la elaboración del presente artículo con las estudiantes de primer año de la especialidad Ciencias Biológicas (Marcela Arroqui, Mayra Carrozzino, Magela Castro, Stefanie Gallero y Elizabeth Groba). Las ilustraciones fueron realizadas por Pablo Scagliola, estudiante de tercer año de la especialidad Comunicación Visual-Dibujo. Si los lectores desean comentarnos sus reflexiones acerca del presente artículo pueden escribirnos a [email protected]. ii Aunque aquí no desarrollaremos los aportes de los clásicos de la pedagogía, tenemos presente: la noción de “problematización” de Freire, la cual emerge desde un cambio perceptivo que conduce a destacar las condiciones sociales de la opresión y evidencia la validez de luchar contra las causas de las prácticas domesticadoras. Tenemos en mente las “invariantes pedagógicas” de Freinet a los efectos de recordarnos que solamente es válido hacerle al prójimo aquello que consentiríamos que nos hicieran a nosotros. Y, por último, la denuncia deweyiana de “experiencias antieducativas” a los efectos de detectar, en los espacios de educación sistemática, un conjunto de situaciones que obstaculizan el crecimiento de los sujetos. iii Esta concepción de la pedagogía contemporánea es propuesta por Julia Varela en su artículo “El estatuto del saber pedagógico” en: Varela y otros. Volver a pensar la educación, volumen 2: Prácticas y discursos educativos (racionalidad y utilidad del conocimiento pedagógico). Fundación Paideia-Ed. Morata, Madrid, 1999. iv Idem, página 68 y 69. v Para comprender las prácticas habituales nos hemos propuesto analizar el dispositivo –pedagógico- inspirándonos en la metáfora de Gilles Deleuze: como si el dispositivo fuese un ovillo o madeja (un conjunto multilineal) en el cual la consistencia del conjunto está dada por líneas de visibilidad (superficie accesible desde la perspectiva) y otras de no visibilidad (internas o no accesibles); líneas que configuran un conjunto de dimensiones instituídas en un momento dado; dimensiones conocidas y no conocidas de acuerdo al régimen de “iluminación” que nos ambienta. Líneas que se sumergen, que emergen, que se entrecruzan... vi Observatorio y Clínica Jurídica del Movimiento Nacional Gustavo Volpe; el OSJ trabaja en relación a dos componentes de seguimiento: el de expedientes judiciales y el de casos relevantes. vii Respecto a si el metilfenidato es un psicofármaco o no, algunos médicos lo relativizan. Por ejemplo, la Dra. Rebollo señala: “Es un estimulante moderado, menor que las anfetaminas y mayor que la cafeína. Tiene propiedades similares a la anfetamina pero menos efectos colaterales. Sin embargo puede provocar nerviosismo, insomnio, anorexia, vértigos, palpitaciones y cefaleas. El efecto es mayor en los niños que tienen hiperactividad”. Explica que se debe comenzar por indicar dosis diarias de 0.25 miligramos por kilo de peso. La dosis se duplica por semana hasta llegar a una dosis de 2 mg por kilo de peso, la cual se mantiene desde 4 a 6 semanas: “es habitual que deba usarse por largos períodos, incluso de años. En este caso es conveniente suspenderla durante las vacaciones y si es posible, los fines de semana”. Rebollo, María A. Dificultades del aprendizaje. Prensa Médica Latinoamericana, Montevideo, página 63. viii El Dr. Palummo nos aclara que en el listado y la nota luce la fecha 19 de noviembre de 2007. Por lo que no se trata en el caso del 2007 de las importaciones de todo el año.

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ix Esta expresión la tomamos del sociólogo y filósofo Christian Ferrer; él reflexiona sobre las diversas operaciones que se ejercen sobre el cuerpo de la población a los efectos de ajustarla a formas estereotipadas de ocultar y manifestar el sufrimiento. x Carlos Amorín ha realizado periodismo de investigación sobre la plombemia en el Uruguay para el semanario Brecha. Las anotaciones que aquí realizamos acerca de la relación entre plombemia e hiperactividad se pueden encontrar en http://www.elespectador.com /consultada a fines de octubre de 2008/, por ejemplo en la entrevista realizada a la pediatra Elena Queirolo (radio El Espectador). xi Bauman, Zygmunt. Los retos de la educación en la modernidad líquida. Ed. Gedisa, Barcelona, 2007, página 22. xii Se toma la noción de “biopoder” a partir de las reflexiones de Michel Foucault tal que hacemos alusión al ejercicio de un poder ejercido sobre el cuerpo de las personas. Es un ejercicio del poder que no se pretende soberano para hacer morir sino más bien para hacer vivir de una determinada manera: de una manera conforme a quienes pastoralmente conducen a la población como rebaño. Visualizamos a ello como coherente con una concepción de educación domesticadora que se resignifica en la era de la fluidez. xiii Grinberg, Silvia M. Educación y poder en el siglo XXI. Gubernamentalidad y pedagogía en las sociedades de gerenciamiento. Ed. Miño y Dávila, Buenos Aires, 2008; Cap 1: “Los relatos de la formación: pedagogía y gobierno”, página 47. xiv Nos remitimos a una descripción de los “pasos a seguir” en el tratamiento del desatento a partir de testimonios de docentes: testimonios que tendremos presentes en éste artículo bajo términos generales. Queremos agradecerles a dichos docentes el habernos comentado sus experiencias. xv Nos hemos remitido a los formularios proporcionados por los docentes y también al libro de Mariana Narvarte. Diversidad en el aula. Necesidades educativas especiales. Editorial Lesa, Buenos Aires, 2007. En dicho libro se advierte sobre el pseudodéficit atencional puesto que no debemos confundirnos con los meros problemas de conducta. También se especifica que todo tratamiento ha de ser conjuntamente neurológico, neuropsicológico y psicológico y que el tratamiento farmacológico siempre debe estar acompañado por las terapéuticas correspondientes. xvi Sitio web del MSP: http://www.msp.gub.uy /comunicado disponible a fines de octubre de 2008/ xvii Benavides, Daniel. “La generación Ritalina”, publicado en la Revista Relaciones y disponible a fines de octubre de 2008 en http://hp.chasque.net/ñ/0711/ritalina.htm xviii Benasayag, León. “Una visión alternativa para el tratamiento del llamado ADDH”; Capítulo 6 de: Benasayag (coord..) y otros. ADDH. Niños con déficit de atención e hiperactividad. ¿Una patología de mercado? Una mirada alternativa con enfoque multidisciplinario. Ed. Novedades Educativas, Buenos Aires, 2007. xix Batthyány, Sofía. “Cómo saber contar sin saber. Una postura psicopedagógica”; en Revista Voces, año XI, nro 27, enero-abril 2008, Montevideo, página 30 a 38. xx Varela, Julia. “Categorías espacio-temporales y socialización escolar: del individualismo al narcisismo”; en Larrosa, Jorge. (ed). Escuela, poder y subjetivación, Ed. La Piqueta, Madrid, s/f. xxi Estos conceptos fueron extractados del libro de Barrán, José Pedro y otros. La medicalización de la sociedad. Editorial Nordan, Montevideo, 1993. El libro contiene un planteo del Dr. José Portillo: “ La medicina: el imperio de lo efímero” y uno de Tomás de Mattos: “Algunas reflexiones sobre el oficio médico”. xxii Este documento se encuentra como Anexo en: Benasayag, León Op. Cit. El fragmento figura en las páginas 251 y 252. xxiii Corea, Cristina y Lewkowicz, Ignacio. Pedagogía del aburrido. Escuelas destituidas, familias perplejas. Editorial Paidós, Buenos Aires, 2005, páginas 69 y 70.