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CAROLINA TOHAlcaldesa de Santiago

Las radiosprograman

respondiendo a laspresiones de las

multinacionales quequieren dar a conocer

sus producciones y a

C O L U M N A S

20 de Abril de 2011

El debate sobre la msica chilena

El 20 de noviembre de 2007 el Diputado UDI Enrique Estay ingres un proyecto para modificar la ley 19.928 de Fomento de laMsica Nacional estableciendo la obligacin de emitir un porcentaje mnimo de 20% de tiempo para la msica nacional en laradiodifusin chilena. Tras tres aos de debate, en agosto de 2010 el proyecto fue votado favorablemente por una mayora transversalde diputados de la Alianza y de la Concertacin, pasando a segundo trmite constitucional en el Senado, donde se encuentra hoy. Elsenador Jaime Quintana, Presidente de la Comisin de Educacin, ha reactivado el trmite del proyecto ponindolo en tabla para sudiscusin.

Algunas voces se han levantado criticando este proyecto por considerarlo atentatorio contra la libertad de programacin de lasemisoras radiales y reprochando un eventual sesgo intervencionista o de dirigismo cultural que estara implcito en una legislacincomo sta. El Presidente Piera y el Ministro de Cultura por su parte, se han opuesto al proyecto, pero han reconocido el problema alproponer como alternativa la creacin de un fondo que premie a las radioemisoras que programen ms de un 20% de msica nacional.

El debate que sobre este tema debe darse en el Senado es de gran importancia para el futuro de la msica chilena y de las industriasculturales del pas, y amerita un seguimiento cercano por parte de la opinin pblica ya que importa valores y conceptos relevantespara el desarrollo cultural de Chile.

Veamos cuales son las principales cuestiones implicadas.

En nombre del libre mercado y el derecho a elegir se defiende el status quo actual en que en la prctica slo el 8% del tiempo seutiliza para difundir msica chilena, entendiendo por sta lo que entiende la ley, es decir, toda expresin del gnero musical, clsica oselecta, popular, de raz folclrica y de tradicin oral, con o sin texto, ya sea creada, interpretada o ejecutada por chilenos. No se trataslo de msica folclrica o de msica creada e interpretada por chilenos. Con ello, tambin es msica chilena, por ejemplo, Gracias ala Vida interpretada por Pavarotti, o Javiera Parra con su cover de Yuri, o una sonata de Bach en la interpretacin de Arrau, o untema de Vctor Jara interpretado por Metallica. La explicacin que dan los programadores radiales es que ellos ponen en el aire lo quesus audiencias quieren escuchar. Dicha explicacin merece un comentario.

Se sabe que la industria discogrfica est globalizada y se estructura en torno a grandes compaasmultinacionales. Estas son responsables de la produccin y distribucin del 71,2% de la msica que seescucha en el planeta. En el mercado mundial de la msica, el ao 2000 Universal tena una cuota departicipacin del 25,5%, SONY-BMG del 21,5%, EMI del 13,4% y Warner del 11,3%. En el mercadochileno, al ao 2006, la situacin es an ms concentrada: entre las cuatro grandes multinacionales sellevan el 81,2% del mercado.

Dado este escenario de concentracin monoplica, parece un poco ingenuo sostener que lo que las



sus artistas, demanera de mejorar su

participacin en unnegocio que cada aomueve la suma de 36

mil millones dedlares a nivel global.Los msicos chilenos,

salvo contadsimasexcepciones, estn

excluidos del lobby yde las presiones que

ejercen estas grandescompaas.

radios difunden es lo que la gente quiere escuchar. Lo que ocurre es otra cosa: las radios programanrespondiendo a las presiones de las multinacionales que quieren dar a conocer sus producciones y asus artistas, de manera de mejorar su participacin en un negocio que cada ao mueve la suma de 36mil millones de dlares a nivel global. Los msicos chilenos, salvo contadsimas excepciones, estnexcluidos del lobby y de las presiones que ejercen estas grandes compaas, ya que la msica chilenano forma parte significativa de su produccin. Esta se realiza principalmente en compaas nacionalesindependientes, las que producen el 77% de la msica compuesta, interpretada o ejecutada por artistaschilenos.

En otras palabras, el problema de los artistas chilenos no es que la gente no los quiera escuchar, o quesus producciones sean peores que las que habitualmente suenan en las radios locales, sino que nologran acceder a los espacios de difusin, no estn en igualdad de condiciones para competir en unmercado dominado por industrias globalizadas. Algunas de las crticas que se han planteado a esteproyecto dicen que detrs de l est el inters de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD) derecaudar mayores ingresos. Ello, es falso. Las radios pagan derechos de autor por la cantidad de horasen que emiten msica independientemente del autor y su nacionalidad, por lo tanto, de aprobarse estaley no tendrn que pagar un peso ms, ni la SCD recibir ningn ingreso adicional.

Un pequeo pas como Chile signatario de acuerdos de Libre Comercio con las grandes economas del orbe estara obligado a nointervenir en los mercados y dar a todos los bienes, cualquiera sea su origen, un trato no discriminatorio. La verdad, sin embargo, esque Chile puede implementar medidas de proteccin de su produccin cultural. As est establecido en las llamadas excepcionesculturales instituidas en los propios tratados comerciales y en la Convencin Sobre la Proteccin y Promocin de la Diversidad de lasExpresiones Culturales, suscrito por Chile en la UNESCO el ao 2005 y ratificado por el Congreso Nacional. No hay tampocoimpedimentos de constitucionalidad para aprobar una medida de proteccin como la comentada ya que esta es similar a las quefavorecen a la produccin audiovisual del pas, que se beneficia de la obligacin que tienen los canales de televisin de poner en el aireun 40% de producciones televisivas nacionales. Se trata entonces de una cuestin de voluntad poltica, que la sociedad chilena puede ydebe decidir.

Cuando un pas abre su economa al mundo asume que hay muchos productos y servicios que se ofrecern en base a bienesimportados. Ello es aceptado porque no se considera indispensable que Chile tenga produccin nacional en todos los mbitos. Porejemplo, no se considera un problema que Chile no tenga industria automotriz o que no fabrique televisores y los compre a otrospases. Sin embargo, no ocurre lo mismo con la cultura. Podemos renunciar a producir autos, pero no a tener una industria culturalpropia. Esta es la razn por la que todos los pases, incluso las economas ms abiertas y desarrolladas, tienen clausulas de proteccincultural que aseguran la preservacin y difusin de su identidad y las condiciones para que sus creadores sigan enriquecindola yrenovndola.

Es legtimo entonces que de manera democrtica, a travs de una ley emanada del Congreso Nacional, los ciudadanos chilenos quieranproteger la creacin y produccin cultural de sus artistas y es natural tambin que imponga obligaciones a los concesionarios chilenosy extranjeros que se benefician de bienes pblicos nacionales limitados, como son los espectros de radiofrecuencia.

En efecto, muchos pases han adoptado legislaciones destinadas a abrir cuotas de participacin de la produccin artstica nacional enlas pantallas y en las ondas radiofnicas. Se trata de medidas que buscan impulsar el desarrollo de las industrias culturales nacionales,una de las proclamadas intenciones del actual gobierno, pero que en este caso queda en las palabras. En Amrica Latina, Brasil fijaun 50% de cuota para la msica nacional, mientras que Argentina y Uruguay un 30%. En Francia, los porcentajes varan desde un 35a un 60% y en Canad, la cuota alcanza un 35%. Siempre estas cuotas de mercado han debido imponerse contra la presin del pas deorigen de las grandes multinacionales del entretenimiento y la cultura. La experiencia de la Televisin no slo muestra que es posibleincorporar este tipo de norma sino que es una prueba fehaciente de los efectos positivos que stas pueden tener. De hecho, laincorporacin de esta disposicin ha generado un enorme desarrollo de la produccin televisiva local y hoy, todos los canales abiertos



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transmiten producciones nacionales por sobre lo que esta norma exige, muy distinto de la realidad que tenamos en los aos 80 enque la parrilla programtica de la televisin estaba compuesta casi exclusivamente por programas envasados extranjeros.

Las industrias culturales, por su capacidad de difundir masivamente los bienes culturales con carcter simblico, cumplen un papelfundamental en la construccin de la identidad de un pas. Este rol lo juegan a pesar de ser quizs el campo en que con mayor fuerzase hace sentir la globalizacin: no slo la msica, sino tambin el cine y la industria editorial tienden a niveles crecientes deconcentracin a nivel planetario. Justamente por esa razn, los pases defienden su derecho a tomar medidas que permitan participaren la cultura universal a partir de sus propias particularidades, a partir de su lengua, sus tradiciones, sus creaciones, su msica, suliteratura, sus imgenes. No se trata de fijar la identidad nacional en un momento determinado o de cerrarla a las influencias creativasde otras latitudes, sino de darle a la creacin chilena los espacios necesarios para interrelacionarse con otras culturas, y no slo con laque nos emiten cuatro compaas con fines de lucro.

Aplaudimos la decisin del Senado de seguir adelante con este proyecto y la manera activa en que los artistas chilenos se movilizanpor su aprobacin.

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