el cura y el jardinero

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Relato de Walter Greulach sobre el cual se inspiró el director dominicano Manuel Paulino para su pelicula "The priest and the gardener"

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W.G.Greulach

Se siente embotado, la cabeza le da vueltas, es como si le estuvieran pegando con las palmas de las manos en los odos. Comienza a moverse lentamente pero sus pies estn quietos. Se eleva entre ruidosos nubarrones cargados de esttica, la electricidad entra por todos sus poros. Comienza a percibir una luz, una intensa energa que brota incontenible de su interior buscando una salida. Su cuerpo se hincha pleno de luminosidad. Su trax, sus brazos, sus piernas comienzan a agrietarse y de repente explota cayendo en mil pedazos. Cada trocito tiene un ojo a travs de los cuales ve como la tierra se acerca a mil por hora Presiente el golpe final, el dolor, miles de retinas nublndose, gritos, miedo, impotencia Entonces, como en tantas pesadillas, est sentado en el borde de la cama matrimonial, con ese ridculo traje de pato Donal que le ponan para ir al jardn de infantes. Ve por centsima vez como su madre humilla a su padre, lo trata de intil, bruto, impotente. Le dice que gracias a Dios tiene a Julin el vecino que puede satisfacerla cuando ella quiere y que bien merecido se tiene los cuernos por maricn. Como en cmara lenta y con un fondo que va cambiando lentamente del celeste al rojo observa a su querido progenitor. El ser humano a quien ms ama en

esta tierra, saca el arma del cajn de la mesita de luz -en cada sueo el revolver es distinto- y le dispara a esa perra dos, tres, cuatro veces hasta quitarle el ltimo halito de vida. El hombre fija luego su mirada en el nio y ese inolvidable rostro es una expresin de splica, de ruego, un lacnico pedido de perdn. Una lgrima, que siempre le parece gigante, no le alcanza a llegar a la comisura de los labios cuando el tiro -con el que se vuela su padre la tapa de los sesos- retumba en un eco infinito.

San Nicols es una pequea ciudad en el extremo sur de Aruba, isla caribea poseedora de una condicin aparte dentro del reino holands. Situada a unas treinta millas de la costa de Venezuela, la economa de este pequeo enclave humano est basada en dos pilares: El turismo; arriban a la isla cerca de un milln de personas al ao a travs de aviones y cruceros, siendo el setenta por ciento de estos visitantes de los EE. UU y el refinado de petrleo; a mediados del siglo pasado Aruba tena una de las procesadoras petroleras ms importantes del mundo. Durante la segunda guerra mundial fue un destacado abastecedor de las tropas aliadas. En un hecho histrico aun hoy recordado, un submarino alemn atac -sin xito- la refinera. Su posicin estratgica -Venezuela es uno de los mayores exportadores de crudo del planeta- hizo que los gigantes de la industria siempre soaran con poner pie en tierra arubiana. Exxon, Coastel, Valero fueron participes cada una en su poca- de un negocio fabuloso. Al norte, la industria sin humo explota playas que estn entre las mejores del circuito turstico y en sus costas se apian los hoteles cinco estrellas con sus tentadores casinos. Al sur el oro negro es amo y seor del paisaje y en las rocosas riberas se recortan las tiznadas chimeneas. Al principio y en un porcentaje elevado, los trabajadores especializados que se requeran para la refinera eran extranjeros, en su gran mayora turcos, venan solos, con contratos preestablecidos y al cabo de unos aos se regresaban. Con el tiempo los locales fueron aprendiendo lo gajes de este bien remunerado oficio e incorporndose poco a poco a la actividad. En este ambiente de laburantes temporales florecieron los bares y prostbulos. La calle grande -as llaman los pobladores a la avenida centralesta tapizada de cabarets con sus puertas estilo lejano oeste y sus mujeres de vida fcil. Muchas de las muchachas que se ganan el pan con el sudor de sus nalgas son colombianas, trabajan tres meses con el permiso del gobierno y la obligacin de sacarse un carn sanitario. Se hacen de unos cuantos miles de dlares y vuelven a sus

ciudades a llevar vidas normales como abnegadas madres, esposas o hijas, ocultando a sus ntimos que ejercen en este paraso la ms antigua de las profesiones. En sntesis, los refinadores forneos y algn que otro arubiano o turista necesitado sustentan la tercera industria ms fructfera de la isla.

Se apagaba el da, la noche como un poderoso solvente dilua los colores finales de la tarde. El cura sofocado por el calor, se desprendi los botones de la sotana, no recordaba un agosto tan pesado como este en muchos aos. Cerr las pesadas puertas de roble de la entrada principal de la iglesia y dio vuelta las tres llaves metindoselas en el bolsillo izquierdo del pantaln. Cheque las trabas superiores e inferiores y se dirigi a prender las velas que en el altar an estaban apagadas. Las ocho menos diez se dijo, tiempo de abandonar este sagrado lugar. Se mora por tomar algo fresco, sentarse en la mecedora situada en el porche de su pequea casa y meditar sobre los extraos acontecimientos que se venan desarrollando en los ltimos meses.

Mientras colgaba la sotana en la percha situada atrs del pulpito, ech una mirada al libro que descansaba sobre una silla. Haba llegado por correo desde Holanda este medioda, era una Biblia ilustrada en papiamento que l haba traducido del holands. La dicesis le peda que la revisara antes de poner las otras copias en circulacin. Estaba realmente orgulloso, le tom cinco aos terminar este trabajo que se convertira en la primera edicin de los tres libros santos en el idioma nativo. Dejara la inspeccin para otro momento, ahora no tena la concentracin necesaria Abri casi con desesperacin la pequea puerta de la heladera y se sirvi de una jarra de cristal un gran vaso de manzana parchita, junto al de guanbana eran sus jugos preferidos, le agreg los ltimos dos pedazos de hielo de la cubetera y se prepar un sndwich de jamn y queso con tomate, lechuga y mayonesa. No estaba de nimo para hacer nada elaborado, aunque quien siempre cocinaba en esa casa era Flix. La iglesia tena un gran terreno en el frente, con rboles frutales y un jardn digno de compararse hasta con el del mismsimo Hyatt. Quien haba organizado y mantenido a lo largo de los aos este verdadero vergel era Flix, jardinero oficial de la parroquia, pero adems cocinero, chofer, consejero y hasta a veces monaguillo del sacerdote. Dorma en un cuartito independiente a la vera del galpn, pero usaba el bao, la cocina y el living de la casa principal. Se conocieron en la poca de la escuela primaria, en un orfanato catlico ubicado en Oranjestad, ciudad capital situada en el centro de la isla. Con el tiempo se hicieron amigos inseparables y cuando uno de ellos acogi los hbitos, se las rebuscaron para que el otro consiguiera tambin un trabajo en el mismo lugar. Aquella noche se encontraba en el barrio de Dakota, haba ido a ver un festival de danza brasilera en Cas di Cultura junto a su hermana y sus sobrinos, volvera como a la una y media le haba dicho.

Por suerte estoy solo pens. Necesitaba repasar los hechos, tratar de encontrar otra respuesta, todo pareca un cmulo de sinsentidos. La disyuntiva a la que haba arribado era demasiado terrible como para poder solucionarla. Al tercer mordisco ya no tena ms apetito, guard el sndwich y se sirvi otro poco de jugo. Las puertas corredizas de la entrada del porche chirriaron al separarse, tuvo la intencin de buscar el pomo de aceite que estaba en el galpn, pero aquella parte del edificio- hoy como nunca- le infunda temor. Baj los dos escalones y se abandon sobre la mullida reposera. Algunas calientes noches como aquella el viento aumenta su fuerza y apunta hacia el poblado, entonces, el nauseabundo hedor de la destilera destruye los olores, achatando formas y alargando distancias, como si todo sucumbiera ante tamao adversario. A lo lejos, bajo la luz de la luna llena, la silueta de dos Divi Divis se recortaban contra la blanca playa, llegaba el rumor del mar que golpeaba con ferocidad la rocosa costa. El hombre respir hondo, como buscando esa paz que ya nunca ms volvera a ser suya, y susurr ahogadamente no puede ser Dios, has que exista otra explicacin. Repas mentalmente los hechos. Cuatro muchachas colombianas haban sido asesinadas en San Nicols en los ltimos siete meses. A principios de febrero apareci la primera vctima. La encontraron en una casa abandonada en Sabaneta. No fue violada, ni golpeada, cuatro tiros a quemarropa y diez pualadas. No hubo testigos, ni rastros o pista alguna y el caso termin all. El tema se hizo preocupante cuando en abril otra mujer fue hallada muerta en las inmediaciones del circuito de carreras de Palo Marga. Las mismas caractersticas, y de nuevo ausencia total de sospechosos. Esta vez el mismo gobierno tom cartas en el asunto, el turismo podra verse afectado si aparecan ms cadveres. En julio otra colombiana amaneci muerta en un estanque a tres cuadras de la iglesia y esto fue el detonante para que renunciara el jefe de polica quien no pudo mostrarle al primer ministro ni siquiera una lnea posible de investigacin. Hasta el tercer crimen el cura no se preocup ms de lo que un arubiano medio lo hubiera hecho, alarmndose por el aumento de la criminalidad en la hasta entonces tranquila comunidad. El problema comenz cuando al ver una foto se percat que conoca a la tercera vctima, quien le haba revelado sus secretos dos das antes de ser asesinada. Al religioso le gustaba llevar un registro de las personas que entraban a su confesionario. Da, nombre, razn, penitencia, todo estaba anotado con prolija meticulosidad en un cuaderno que mantena en su escritorio cerrado con doble llave. El

motivo que -para l- justificaba este extrao proceder, era saber si sus feligreses se arrepentan en serio y no cometan de nuevo el mismo pecado. Era como llevar unas estadsticas para evaluar si la calidad moral de su comunidad estaba mejorando y en resumidas cuentas si su accionar como consejero espiritual daba resultados.

Fue ayer noms cuando averigu el nombre de las dos primeras mujeres asesinadas y repas con detenimiento sus notas para descubrir algo que ya presenta; tambin haban visitado en algn momento su confesionario. Sac de su billetera un papel que haba escrito el da anterior y lo ley por dcima vez. JUANA GOMEZ- 27 aos-colombiana- Da de confesin: 4 de febrero- Motivo: extraa a sus hijos en Colombia y se siente culpable de tener que prostituirse para mantenerlos. CARMEN MONTANER- 24 aos- colombiana- Da de confesin: 14 de abrilMotivo: est engaando a su marido arubiano con un colombiano y teme que se entere y le quite a su hijo ALEJANDRA FONSECA-29 aos- colombiana- Da de confesin: 1 de JulioMotivo: infidelidad repetida, tiene un hijito muy enfermo. Era demasiado evidente, los datos como certeras pualadas se le incrustaban en la conciencia. Solo haba una explicacin; el asesino tena acceso a su cuaderno y

escoga de all sus objetivos, en cierto modo l era cmplice de estas atrocidades. Rompi las pginas del cuaderno en mil pedazos e implor a Dios para que todo terminara all, pero tena el presentimiento de que aun vendran momentos terribles. Esper con ansiedad la llegada de Flix, decidido a enfrentarlo y sacarse las dudas, si es que an le quedaba alguna. A las dos y cuarto de la maana al cerrarse sus parpados desisti de su intento.

El hombre caminaba arrastrando los pies, como si la pena que lo embargaba fuera un peso imposible de sobrellevar. En cada esquina las luces de la calle impriman su perfil aguileo sobre las blancas paredes de las casas del barrio y el lastimero silbido del eterno viento arubiano terminaba de delinear un cuadro fantasmagrico. Los sucesos acaecidos en los ltimos meses le haban producido una angustia insostenible, su salud se estaba deteriorando seriamente y no le encontraba salida a esta locura, todo careca de sentido, de explicacin. Un remolino de suplicas, gritos, tiros y sangre inundaba su presente y lo sumerga un poco ms con cada crimen. Cundo empez todo? Cmo encontrarle una matriz a las atrocidades que se venan sucediendo? En qu momento una buena

persona, amante de Dios, respetuosa de sus semejantes se convierte en un despiadado criminal? Borde el estadio Guillermo Trinidad y enfil por Ferguson straat buscando la parada de bus, por suerte era lunes y a esa hora -5:30- el servicio a San Nicolas ya se regularizaba porque los domingos a la noche pasaban cada muerte de obispo. Se sent en el banco de la izquierda ignorando al choller* que roncaba plcidamente en el de la derecha y puso entre sus piernas la bolsa de plstico que enterrara al llegar a casa. Como en las otras ocasiones se haba tomado ms de una hora en borrar, obsesivamente, hasta el mnimo rastro en la escena del crimen. Imbuido en sus recuerdos ni sinti la fina llovizna que haba empezado a caer. Evoc la poca del orfanato en donde se encontr con Tito, con quien compartira los siguientes cuarenta aos de la vida. Venan de sufrir desgracias similares y eso los haba unido. Disfrutaron de una amistad sin fisuras, crecieron juntos. Primaria y secundaria en el colegio La Salle, la natacin como deporte y el amor por el cine. poca de luchas sociales por el estatus aparte que significaba una independencia econmica de Curasao mantenindose en el Reino Holands y que al final se lograra a mediados de los ochenta. Aos en que la vocacin religiosa se les iba afirmando poco a poco. Lleg la oportunidad para hacer el seminario en la madre patria y all fueron. Hermoso tiempo de descubrir una Europa fascinante y misteriosa. Hicieron cursos en Italia y Espaa, todo iba sobre rieles hasta que una poderosa hepatitis lo mantuvo postrado por 10 meses, interrumpi los estudios que ya nunca terminara. Tito recibi los hbitos y se volvi a Aruba, el no aguant ni tres meses solo en el viejo continente y peg la vuelta. Se haba vuelto Tito dependiente. Subi al bus, era uno de esos dobles que tenan como un acorden en el medio, nunca le agradaron, siempre le gustaba sentarse en la fila del fondo y la idea de pasar esa unin en continuo movimiento le causaba temor. Tena la sensacin que en el momento en que caminara por all, el vehculo se partira en dos. Opt por la segunda fila y se dej caer con desgano, lo que menos deseaba era volver a la iglesia, hubiese querido bajar en el Reina Beatrix y tomar el primer vuelo adonde fuese, dejando para siempre su dushi terra, convertida ahora en un autntico infierno. No tena sentido huir, en cualquier lugar del planeta la pesadilla seguira con l. Lo que haba comenzado con un hermoso espectculo en Cas di Cultura junto a los seres que ms quera -despus de Tito- culmin en un horrendo asesinato en la playa. Tena que terminar con todo esto a como diera lugar y por primera vez la idea del suicidio no le pareci tan descabellada.

El canto del gallito de ria del vecino de enfrente lo despert, eran las seis menos ocho, tres gotitas jugaban carreras en el cristal de la ventana y por sus senderos se filtraban las primeras luces del da. Se puso un par de jeans, unas zapatillas de tela blanca y una remera del mismo color que tena escrito en letras rojas un versculo de la biblia en papiamento. Abri la puerta, extendi la mano para cerciorarse que ya no llova y sali a dar su vueltita habitual alrededor de la iglesia para ver que todo estuviera en orden. A las seis se par nervioso en la puerta del edificio. No eran los pastechis lo que aguardaba con ms ansias esa maana. El hijo del portugus del barrio le traa siempre a esa hora uno de atn, uno de jamn y queso y uno de carne que acompaaba con un caf con leche. Era la espera por el Bon Da Aruba lo que alimentaba su ansiedad. Al no encontrarlo a Flix en su departamento temi lo peor. Ms que un presentimiento era una certeza, saba lo que iba a encontrar en la primera plana del diario. "Noticia de ltimo momento" rezaba la nota al pie de pgina. "El asesino serial ataca de nuevo: Unos turistas norteamericanos que caminaban por la playa de SurfSide encontraron el cadver de una mujer encallado en unas rocas. Esto sucedi alrededor de las cuatro de la madrugada y no hay dudas - segn la polica- de que sera la cuarta vctima de este macabro ejecutor de jvenes colombianas. Ampliaremos la informacin en la edicin de maana."

A una cuadra y media de distancia, al lado de la estacin de servicio, su amigo se bajaba del bus. El corazn empez a latirle con fuerza como taladrndole el pecho,

se le cay el peridico de las manos y ni se molest en recogerlo, sali corriendo rumbo a su casa, necesitaba tomar algo fro, respirar profundamente, serenarse. Tena que enfrentar a Flix y obligarlo a que se entregara, sino lo haca, le llamara a la polica, no poda encubrirlo ni un segundo ms. Anoche por tres veces estuvo a punto de denunciarlo, pero el telfono le quemaba las manos y el cario que senta por el terrible verdugo haba sido mayor que su deber con Dios y con su comunidad. Por su culpa otra joven e inocente vida haba sido truncada. Cargara con esa cruz por el resto de su vida, pero era ms terrible aun el tener que separarse de su entraable compaero.

Subi los tres escalones y empuj con desesperacin la puerta del apartamento. Era tan tranquilo el vecindario que rara vez lo cerraba con llave. Dej la bolsa debajo de la cama y se peg una ducha rpida, se cambi la ropa y busc algo de plata, le pareci que alguien lo espiaba por la ventana y se abalanz hacia ella pero no descubri a nadie. "Paranoia" pens, esa sensacin que lo persegua desde que comenzaron los asesinatos. Se apur en salir y ahora si cerr bien la puerta, no tena certeza de si alguna vez volvera a ese lugar, de algo si estaba seguro, no quera encontrarse con Tito nunca ms. Busc la pequea pala en el galpn y se encamin al lugar donde haba enterrado las evidencias anteriores.

El trago de agua helada le quem la garganta, contuvo la respiracin y exhal con fuerza el aire. Estaba empapado en sudor y eso que no era una maana tan calurosa. Se toc el pecho, el corazn segua su desbocada cabalgata. "Tranquilo Tito!" musit a lo bajo. Le vino a su memoria el pre infarto que haba sufrido hace unos tres aos y como Flix le salv la vida obligndolo a ir al hospital pese a su empecinada negativa. Bebi otro sorbo y guard la jarra en la heladera. En aquel momento por el sendero de los frutales su amigo pasaba, trat de interceptarlo pero iba tan rpido que ni se enter cuando lo llam dos veces antes de entrar al departamento. Al acercarse a la puerta sinti el agua de la ducha y decidi esperarlo afuera, sentado en un banco de cemento situado entre una planta de papaya y una de aguacate. Cerr los ojos y el aroma de las frutas maduras inund todo su ser. Se imagin hablando con Flix, escuchando la explicacin que este le brindaba, quedaba bien claro que no haba tenido ningn tipo de participacin en los crmenes. Lo

abrazaba con fuerza mientras le haca una de las acostumbradas bromas sobre el estado lamentable del jardn y lo invitaba a tomar una taza de caf.

El ruido del picaporte lo sobresalt, al pararse se sec una lgrima que descenda por su mejilla derecha. "Por qu no?" se dijo, "el sera incapaz de hacer algo as." La ilusin dur los dos minutos que le llevaron encontrarlo en la parte de atrs del galpn, junto al antiguo aljibe. Estaba enterrando unos guantes de plstico manchados con sangre, un cuchillo y...ya no vio nada ms, un dolor tremendo le recorri los dos brazos, pareci que mil kilos reposaban sobre sus hombros y una puntada le destrozaba el pecho, se desplom hecho un ovillo golpendose la cadera con el borde de un cantero de margaritas. Flix escucho el ruido y corri a brindarle ayuda, lo levant con fuerza, pese a sus 95 kilos, y lo apoy suavemente sobre el csped, recostndole la cabeza sobre su falda. Sac el celular y llam al servicio de urgencias del Hospital Horacio Oduber a la vez que secaba con un pauelo la frente del cado. Tito comprendi que se mora, ya no tena fuerzas ni ganas de luchar ms. Era el tiempo preciso para decir adis, una buena forma de no tener que confrontar a su compaero de toda la vida y mandarlo a la crcel, Dios con toda su indulgencia le evitaba ese terrible momento. Pese al insoportable dolor fsico que senta, estaba tranquilo. La mirada fija en los ojos del ser ms amado, un acuerdo tcito de no decirse nada. Cario, comprensin y perdn por sobre todas las cosas. Ya juzgara el creador en el momento oportuno.

Desde lo alto del viejo tamarindo dos chuchubis y un pechito gel eran los nicos testigos del suceso. Transcurran los ltimos segundos de existencia compartida, dos hombres sellaban un pacto eterno conllevando un secreto hasta el final. El jardinero entorn los parpados del cura y pos un beso sobre la frente de su eterno compinche. Agradeci al altsimo que todo terminara all, no hubiese podido soportar ni un instante ms, estaba squicamente extenuado.

Tito sufra de esquizofrenia bipolar, enfermedad que se le haba manifestado en los ltimos meses. Cada tanto y siempre de noche, se transformaba en una persona totalmente diferente, era como si un espritu endemoniado se apoderase de l. Haba hecho lo imposible para que nadie se enterase de su nocturno mal. De da era completamente normal. Muchas noches esperaba que se durmiese, entraba a la casa y esconda las llaves para volver a ponerlas en su lugar minutos antes de que amaneciera, pero algunas veces se escapaba de su frrea custodia y comenzaba una verdadera pesadilla. Si al comienzo no lo interno fue porque mantuvo viva la esperanza de que todo acabara pronto, que su problema era solo pasajero. No quera correr el riesgo de perderlo, pero despus de la primera muerte, comenzaron a transitar un camino sin retorno. Se convirti en cmplice involuntario de un despiadado homicida. Cuando ya no lo poda contener ms, lo segua a distancia y luego se dedicaba a

limpiar el ttrico escenario, borrando pistas que pudieran comprometer al sacerdote. Anoche se lo cruz en el momento justo en que se suba a un minibs para dirigirse a Oranjestad, faltaban diez minutos para las tres y Flix volva -ms tarde de lo pensado- de una hermosa velada familiar. Como las otras veces se subi a un taxi y comenz a seguirlo. Saba que el trauma motivador de todo este descalabro tena su gnesis en la niez de Tito y la tortuosa relacin con su madre colombiana. Posea un amor sublime hacia su padre y la culpaba a ella del suicidio de este. Termin de sepultar rpido las cosas, la sirena de la ambulancia ululaba a lo lejos. Se palp el bolsillo izquierdo, esta vez no enterrara el revlver, an no haba podido descubrir donde su amigo lo consegua-. Quiz le serial til ms adelante...

El director dominicano Manuel Paulino Relato incluido en "El guionista de Dios...o del Diablo? Artnovela, Bs As, 2008