el cuento del nabo

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El cuento del Nabo Había una vez un viejo que plantó un nabo chiquitito y le dijo: —Crece, crece, nabito, ¡crece dulce! Crece, crece, nabito, ¡crece fuerte! Y el nabo creció dulce y fuerte y rande ¡"nor#e! $n día, el viejo fue a arrancarlo %iró y tiró, pero no pudo arrancarlo "ntonce& lla#ó a la vieja 'a vieja tiró de la cintura del viejo "l viejo tiró del nabo Y tiraron y tiraron una y otra vez, no pudieron arrancarlo (e #odo que la vieja lla#ó a la nieta 'a nieta tiró de la vieja, la vieja tiró del viejo, el viejo tiró del nabo Y tiraron y tiraron u vez, pero no pudieron arrancarlo "ntonce& la vieja lla#ó al perro "l perro tiró de la nieta, la nieta tiró de la vieja, la vieja tiró del viejo, el viejo tiró del tiraron y tiraron una y otra vez, pero no pudieron arrancarlo "ntonce& el perro lla#ó al ato "l ato tiró del perro, el perro tiró de la nieta, la nieta tiró de la vieja, la vieja tiró del v viejo tiró del nabo Y tiraron y tiraron una y otra vez, pero no pudieron arrancarlo "ntonce& el ato lla#ó al ratoncito "l ratoncito tiró del ato, el ato tiró del perro nero, el perro tiró de la nieta, la nieta tir vieja, la vieja tiró del viejo, el viejo tiró del nabo Y tiraron y tiraron, con toda& &u& fuerza ha&ta que por fin (púmbate) . . . .¡arrancaron el nabo! ¡Y qu) #aravilla era aquel nabo! *+& tarde, hicieron con )l una rica &opa Y hubo &uficiente para el viejo, para la vieja, para la nieta, para el perro, para el ato y para ratoncito

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El cuento del NaboHaba una vez un viejo que plant un nabo chiquitito y le dijo:Crece, crece, nabito, crece dulce! Crece, crece, nabito, crece fuerte!Y el nabo creci dulce y fuerte y grande. Enorme!Un da, el viejo fue a arrancarlo. Tir y tir, pero no pudo arrancarlo.Entonces llam a la vieja.La vieja tir de la cintura del viejo. El viejo tir del nabo. Y tiraron y tiraron una y otra vez, pero no pudieron arrancarlo. De modo que la vieja llam a la nieta.La nieta tir de la vieja, la vieja tir del viejo, el viejo tir del nabo. Y tiraron y tiraron una y otra vez, pero no pudieron arrancarlo. Entonces la vieja llam al perro.El perro tir de la nieta, la nieta tir de la vieja, la vieja tir del viejo, el viejo tir del nabo. Y tiraron y tiraron una y otra vez, pero no pudieron arrancarlo. Entonces el perro llam al gato.El gato tir del perro, el perro tir de la nieta, la nieta tir de la vieja, la vieja tir del viejo, el viejo tir del nabo. Y tiraron y tiraron una y otra vez, pero no pudieron arrancarlo. Entonces el gato llam al ratoncito.El ratoncito tir del gato, el gato tir del perro negro, el perro tir de la nieta, la nieta tir de la vieja, la vieja tir del viejo, el viejo tir del nabo. Y tiraron y tiraron, con todas sus fuerzas, hasta que por fin (pmbate) . . . .arrancaron el nabo!Y qu maravilla era aquel nabo!Ms tarde, hicieron con l una rica sopa.Y hubo suficiente para el viejo, para la vieja, para la nieta, para el perro, para el gato y para el ratoncito

El vendedor de gorrasUn vendedor ambulante increblemente peripuesto con un bigote estupendo anda de un lado a otro de un pueblo con una sola calle, con una torre de gorras de colores apiladas en su cabeza gritando 'Gorras! Se venden gorras! Cincuenta centavos cada gorra!' No parece que nadie quiera comprar una gorra, as que decide dar un paseo y sale del pueblo, erguido, caminando con mucho, mucho cuidado para que no se caigan las gorras.

Al cabo de un rato encuentra un rbol grande y cmodo para echarse una siestita. Se sienta y despacio, despacio se apoya en el tronco. Luego verifica que todas sus gorras siguen all antes de quedarse dormido. Cuando se despierta, se toca la cabeza para ver si siguen all pero slo siente una, la suya de cuadros. Mira por todos lados pero no las encuentra, hasta que por fin alza la vista y qu ve en el rbol? Diecisis monos descarados con diecisis gorras de colores mirndole sonrientes.

En su intento por recuperar sus gorras, prueba con reirles con el dedo, (los monos le contestan tambin con el dedo: "Shss, shsss, shsss!"), amenazndoles con el puo (los monos mueven tambin el puo y le contestan "Shss, shsss, shsss!", y pataleando (los monos patalean tambin y vuelven a decir"Shss, shsss, shsss!").

El vendedor ambulante est tan desesperado y cabreado que se quita su gorra de cuadros, la tira y empieza a alejarse. Pero entonces qu hacen los monos? En un ejercicio de mmica perfecta, se quitan tambin ellos sus gorras y las tiran al suelo. El vendedor ambulante recupera sus gorras, se las vuelve a apilar en la cabeza y camina de vuelta al pueblo gritando 'Gorras! Se venden gorras! Cincuenta centavos cada gorra!"