el corto romance del curilla enfermo
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De la colección Romances de amor y muerteTRANSCRIPT
EL CORTO ROMANCE DEL CURILLA ENFERMO
PERSONAJES:
Curilla
Criada
Niño
Una pobre alcoba de una sacristía. Sobre el lecho un
Cristo crucificado famélico pidiendo la extremaunción. A un
lado una alacena oscura y sin fondo como la barriga de
Pantagruel. Un curilla rechoncho, pecosete y gordinflón se
retuerce en la cama de dolor. Besa su rosario y se abanica
para intentar ahuyentar la calima de su sesera rebosante y
enferma.
CURILLA.- Ay, ay, me muero; me muero y muerto me quedo.
Solo , sin un perro que me ladre ni una zorra que me
aguante. Este año ha entrado el verano tardío y me ha
postrado en la cama. Ha recalentado mis humores y no me
deja andar dos pasos sin que el pecado me roce en los
calzones. Me maldigo a mí y a mi triste enfermedad que
nada me da y todo me quita. (Al rosario) Cristo de mi
corazón y de mi locura , yo te he venerado cada día de mi
ya longeva vida; que los sesenta años a tu servicio están
llamando a la puerta,, y nunca , y bien lo sabes te he
pedido nada para mi beneficio. Siempre he mirado por los
demás, he puesto la otra mejilla, he amado al prójimo como
a mi mismo, no he mancillado tu nombre, ni he deseado a la
mujer del vecino, y por supuesto no he matado , ni he
mentido. He sido un ejemplo vivo de tu palabra, he asumido
tus órdenes con alegría y orgullo. He caminado por caminos
de espinas con la sonrisa en mi cara; pero señor hoy ya no
puedo más este dolor de Príapo es superior a mis carnes y
veo que voy a ceder... si no eres capaz de apagar tu
omnipresencia durante media hora al día par que pueda al
menos desahogar mis dolencias , y dejar de andar como un
volatinero por mi cama , si no lo haces por mi y sigues
dentro de unos minutos conmigo puedes borrarme, olvídame,
soy apóstata , repúdiame y mándame al infierno a cocerme...
¡Ya lo tienes advertido Cristo! ¡Cierra tus ojos, tapa tus
oídos y déjame vivir sin sentirme observado! ¡Tengo
necesidades sabes! ¡Dolencias y deseos! Sí, sufro y padezco
como mortal, no todos tenemos la suerte de ser el hijo de
dios y saber cómo vamos a acabar nuestros días... No voy a
quedarme como una anémona al servicio de un ácrata
libertario como tú que ejerce de dictador sin piedad con
tus fieles lacayos. Este contrato está roto, roto a partir
de ahora. ¡Roto! ¡Dame una señal si te agravio! ¡Dame una
señal! ¡Ja! ¡Roto!
(Entra la Criada , una preciosa jovencita al servicio
del curilla)
CRIADA.- ¿Qué es lo que se ha roto?
CURILLA.- Sonsoles, mi querida Sonsoles. He tenido una
revelación.
CRIADA.- Vuelva a la cama, debe descansar.
CURILLA.- ¿Qué sabrá ese medicastro? Cuándo quiera saber el
camino recto hacia el infierno lo volveré a llamar.
CRIADA.- No le reconozco. Eso, vuelva a la cama y duerma,
que mañana será otro día.
CURILLA.- Peor, más enfermo .
CRIADA.- Se mejorará.
CURILLA.- Mi enfermedad no hay descanso que lo cure.
CRIADA.- ¿Le ahueco la almohada?
CURILLA.- Me recobras la salud con tu presencia.
CRIADA.- Gracias.
CURILLA.- Las que tú me regalas.
CRIADA.- Padre, rece un poco y duerma.
CURILLA.- No rezaré más.
CRIADA.- Pues tan sólo duerma.
CURILLA.- ¿Desde cuándo estás conmigo?
CRIADA.- Prácticamente nací en esta sacristía.
CURILLA.- ¿Y alguna vez me he portado mal contigo?
CRIADA.- Nunca.
CURILLA.- ¿He sido grosero contigo?
CRIADA.- Nunca.
CURILLA.- ¿Te he pedido algo que no quisieras hacer?
CRIADA.- Todo lo que he hecho por usted lo he hecho de sumo
agrado. Usted es para mí como un padre.
CURILLA.- O un amigo.
CRIADA.- Sí , lo ha sido todo porque nada he tenido. Como
sabe bien me abandonaron muy pequeñita en la puerta del
Hospicio, y me recogieron las monjitas los primeros meses
hasta que usted se hizo cargo de mí, me dio el amor y el
hogar que no tenía y la felicidad que se me había escapado
supo usted atraparla para mi y por eso lo querré siempre.
CURILLA.- A mis brazos.
(Se abrazan. Se dan dos besos. La criada va a
separarse, pero el Curilla la abraza de nuevo y la acerca a
su cuerpo con más ansia. La Criada al sentirse violenta
logra zafarse de las zarpas del curilla satirón y se
marcha)
CURILLA.- ¿Qué estoy haciendo? Ya no tengo respeto por
nada. A Sonsoles que aunque tiene esos pechos turgentes y
esas preciosas piernas torneadas es como una hija para mí.
¿A quién me voy a parecer si las crío bajo mi manto para
después abusar de ellas cuando entran en edad de merecer?
¡Qué bajeza! No me merezco ni el aire que respiro. ¡Cómo
mancillo esta santa sotana y escupo en esta sagrada figura!
¡Cómo me detesto! ¡Debería emborrachar mis sentidos hasta
perder la razón por siempre! ¡Sonsoles, Sonsoles, Sonsoles!
(Entra Sonsóles, la criada – hijastra)
CRIADA.- ¿Qué quiere señor cura, que tanto me llama?
CURILLA.- Perdóname, Sonsoles la calígine ha nublado mi
recto razonar.
CRIADA.- Ya estaba dormida, con el camisón puesto y todo
olvidado.
CURILLA.- Quiero vino, tráeme.
CRIADA.- Ya se lo bebió todo ayer.
CURILLA.- Hay que comprar para consagrar.
CRIADA.- Sí, porque el que usa no admite más agua ya.
CURILLA.- Pues brandy.
CRIADA:- Esta mañana con el resfriado le dio el último
tiento que le quedaba.
CURILLA.- ¡Quiero chocolate, entonces!
CRIADA.- Ay, señor, no hay más onzas.
CURILLA.- En el fondo de la despensa guardo algunas de
reserva para los momentos de escasez.
CRIADA.- ¡Qué precavido!
CURILLA.- Vete al fondo a buscarlo.
(La Criada entra en la alacena, se le escucha desde
dentro, mientras el curilla salido va despojándose de su
saya de enfermo imaginario)
CRIADA.- Esto está muy oscuro.
CURILLA.- No te preocupes, no tiene perdida. Al fondo, bien
al fondo.
CRIADA.- ¿Por aquí?
CURILLA.- Más al fondo.
CRIADA.- No veo nada.
CURILLA.- Más al fondo.
CRIADA.- ¿Por qué no me acerca una vela?
CURILLA.- Ardería las carnes en salazón.
CRIADA.- Ayúdeme. Creo que estoy perdida.
(El curilla ya ha entrado en la alacena, con malas
intenciones y miembro erguido)
CURILLA.- Cuidado por donde pisas, no te hagas daño.
CRIADA.- Tendré cuidado, padre. ¡Ahh! ¿Esto qué es? La ropa
se me cae.
CURILLA.- Te habrás enganchado con algo.
CRIADA.- ¡Mis braguitas!
CURILLA.- No te muevas.
CRIADA.- Algo me ha picado.
CURILLA.- Eso es una culebra, una culebra venenosa.
CRIADA.- Es extraño.
CURILLA.- Estoy contigo, te la voy a quitar.
CRIADA.- Sí, que la tengo ahí en el gato.
CURILLA.- Tranquila, si te pones nerviosa es peor, porque
suelta más veneno. ¡Ahh!
CRIADA .- ¿Le ha mordido también?
CURILLA.- Sí, sí, la tengo.
CRIADA.- Yo siento el veneno, es caliente como lava de
volcán.
CURILLA.- Yo te curaré.
CRIADA.- ¿Sabe?
CURILLA.- Como el veneno de un áspid, lo aspiraré. Respira
tranquila. ¡sí, sí, sí, ya lo tengo! ¡Estás salvada!
CRIADA.- Gracias padre mío.
(Pequeño oscuro. Entra un hermoso pequeño rechoncho ,
pecosete y gordinflón con una mancha en forma de
culebra en la cara)
NIÑO (cantando) .-
Pasaron un , dos , tres,
cuatro , cinco , seis semanas.
Pasaron un, dos, tres,
Cuatro, cinco, seis semanas.
Desde que aquel bichito
Le picó.
Pasaron un, dos, tres,
Cuatro, cinco seis semanas.
Y todos vimos bien
Como la nena engordaba.
Pasaron un, dos , tres,
Cuatro, cinco, nueve meses
Pasaron un , dos, tres,
Cuatro, cinco, nueve meses
Y aquella niña,
Y aquella niña,
Ya parió.
(El curilla habla a su Cristo que reposa en su regazo
tras arrancarlo de la pared todo recubierto de
desconchones. La Criada amamanta a su crío. Todos en escena
, pero sin hablarse entre sí)
CURILLA ( A su Cristo) .- Llévalo al hospicio, le dije.
Llévalo, llévalo, es lo que quiere Dios. Usé tu nombre
Cristo, sí. Tú me lo mandaste, tú en tu inmensa sabiduría.
CRIADA (A su niño).- Otro abandonado como yo. No, no lo
llevaré. No me da la gana. Quiero criarte como moza honrada
que soy. Me engañó y en el infierno deben esperarlo.
CURILLA (A su Cristo).- Complicados son los designios del
señor.
CRIADA (A su niño).- Porque seguirá haciendo y deshaciendo
a su antojo , pero no ya a nosotros.
CURILLA.- (A Su Cristo).- Seguiré tus pasos.
CRIADA (A sus niño).- Cuidaré tus pasos.
CURILLA (A su Cristo).- Te obedeceré.
CRIADA (A su niño).- Te amaré y amamantaré.
CURILLA .- Pero aquellos pechos
CRIADA.- Como dos manzanas.
CURILLA.- Aquellas nalgas.
CRIADA.- Como una pera fresca.
CURILLA.- Aquella despensa.
CRIADA.- Limpia y cálida.
CURILLA.- Me perdió.
CRIADA.- Me engañó.
CURILLA.- Su candidez.
CRIADA.- Mi candidez.
CURILLA (A Criada).- No te vayas.
(El niño llora)
CRIADA.- Tranquilo.
CURILLA.- Me trasladan mañana.
CRIADA.- Algún día tendrás el último traslado cuando te
corten el cuello por tocar demasiadas nalgas sin permiso
(El niño llora más fuerte).
CURILLA.- ¿Me amenazas?
CRIADA.- Él te matará. Tiene una culebra en la frente.
CURILLA.- La que te picó. (El niño llora)
(Canta mientras sale)
Mi niño chiquitito que le ha pasao
que tiene los ojitos de haber llorao
Mi niño chiquitito no tiene cuna
su padre el carpintero le va a hacer una.
(El Curilla se ha quedado escuchando el canto de la
Criada. Guarda el crucifico bajo su almohada. Se arrodilla
aprieta dos puntos el cilicio. Se quita la sotana, saca un
pequeño látigo y comienza a fustigarse, mientras llora. Al
poco entra el Niño, ya adulto, con su mancha serpentiforme
en la cara)
DIEGO: ¿Me recuerdas?
CURILLA: ¿Eh?
DIEGO: Soy Diego.
DIEGO: Tu hijo.
CURILLA: ¿Hijo?
CURILLA: Diego, El Culebras. Vengo a por lo que es mío.
(Saca una navaja, la pone en el cuello del Cura)
NIÑO.- No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo
que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace,
también lo hace el Hijo igualmente. Porque el padre ama al
Hijo y le muestra todas las cosa que él hace de modo que
vosotros os maravilléis. Porque el Padre le da vida a su
Hijo. Porque el Padre a nadie juzga sino que todo el
juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como
honran al Padre. Y también le dio autoridad de hacer
juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. San Juan 4, 19-
27. Amén.
(Diego -el que fue Niño-, ahora conocido como “El
culebras”, degüella al curilla que fue su padre)