el conductismo en la ciencia politica

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    EL MTODO CONDUCTISTA EN LA CIENCIAPOLTICA(EPITAFIO PARA UN MONUMENTO ERIGIDO A UNAPROTESTA CON XITO)

    La caracterstica ms sorprendente del mtodo conductista (behavioralapproach) en la ciencia poltica es la ambigedad del trmino mismo, ascomo la de sinnimo comportamiento poltico (Politicc behavior). E nrealidad, el mtodo conductista se parece bastante al monstruo de LochNe s s : cualquiera puede decir con suficiente confianza lo que no es, pero esdifcil afirmar lo que es . Juzgando por informaciones periodsticas que apa-recen de tiempo en tiempo, sobre todo poco antes de comenzar la tempo-rada turstica veraniega, puedo suponer que el monstruo de Loch Ness noes Moby Dick, ni el pececillo de colores de mi hija, que desapareci tra-gado por el sumidero domstico hace diez aos. Tampoco puedo afirmarque sea una yola a ocho de un equipo americano encabezando la regata deHenley. Continuando en esta lnea de pensamiento, considero que el m-todo conductista no es el del filsofo especulativo, ni el del historiador, ellegalista o el moralista. Por lo tanto, qu es entonces? Existe en rea-

    lidad?I

    Aunque no pretendo conocer la historia completa del mtodo conduc-tista, una pequea investigacin revela que su aparicin ha sido sealadadesde el principio por una serie de interpretaciones confusas e incluso con-tradictorias. Las primeras observaciones que, dentro de las turbias aguas dela ciencia poltica, se realizaron sobre el fenmeno variamente denominadocomportamiento poltico, mtodo conductista o investigacin del compor-tamiento (Behavioral [ist] Research), ocurrieron evidentemente en la dcadade i9-2o. Parece ser que el trmino comportamiento poltico fue utilizado

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    por los cientficos polticos americanos a partir de la Primera Guerra Mun-dial (i).Sin embargo, el honor de haber adoptado por primera vez tal trminocomo ttulo de un libro parece corresponder no a un cientfico de la pol-tica, sino al periodista americano Frank Kent, que public en i928 la obratitulada Politcal Behavior. The Heretofore Univritten La ws, Custom s andPrincipies of Politics as Practised in the United States (2). Para Kent, elestudio del comportamiento poltico representaba el cnico realismo delperiodista de mente encallecida que informa de las cosas en la forma enque realmente suceden, no en la forma en que se supone que suceden.Este sentido, debo decirlo, tiene vida frecuente, incluso en la actualidad. Apesar de todo, Herbert Tingsten rescat el trmino para la ciencia polticaen 1937 al publicar su obra Political Behavior: Studies in Election Statistics,que tuvo carcter de precursora. No obstante el hecho de que Tingsten erasueco y de que su obra trataba de las elecciones europeas, el trmino seidentific de forma creciente con la ciencia poltica americana.El rpido florecimiento del mtodo conductista en los Estados Unidosse debi sin duda a la existencia de ciertas actitudes y predisposiciones claveengendradas por la cultura americana: pragmatismo, realismo, confianza enl ciencia, etc. (3). Pero no puede dejar de mencionarse la existencia tambinde seis poderosos estmulos interrelacionados de carcter especfico.U n o fue Charles E. Merriam. En su discurso presidencial a la AmericanPolitical Science Association, en 1925, d i j o :

    Algn da adoptaremos quiz un ngulo de observacin distintodel formal, como sucede en otras ciencias, y empezaremos a conside-ra r el comportamiento poltico como uno de los objetos esenciales deestudio (4).

    E n la dcada siguiente, y bajo la direccin de Merriam, en la Universi-dad de Chicago, el Departamento de Ciencia Poltica se convirti en elcentro de lo que ms tarde se llamara mtodo conductista. Un grupo de(1) DAVID EASTON: The Political System. 1953; pg. 203.(2) Descubrimiento que debo a mi colega FRED GREENSTEIN.(3) Cfr. BERNARD CRICK: The American Science of Politics, Its Origins and Con'ditions. Londres, 1959.(4) Progress in Political Research, en American Political Science Review, febre-ro 1926; pg. 7, citado en la obra de DAVID B. TRUMAN: The Implications of Poli-tical Behavior Research, tems. Social Science Research Council, diciembre 1951; p-gina 37.

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    cientficos de la poltica, que luego seran ampliamente considerados comolderes de la introduccin del mtodo conductista en la ciencia poltica ame-ricana, fueron miembros de Facultad o estudiantes graduados en el Depar-tamento de Merriam; por ejemplo, Harold Lasswell, V. O. Key, DavidTruman, Herbert Simn y Gabriel Almond, todos los cuales estuvieron en elDepartamento de Merriam en Chicago antes de la Segunda Guerra Mun-dial; Lasswell como miembro de Facultad, y los dems, como estudiantesgraduados.Una segunda fuerza estuvo representada por la llegada a los Estados Uni-dos en la dcada de i9$o de un nmero considerable de estudiantes eu>ropeos, particularmente refugiados alemanes, que trajeron consigo un sen-tido sociolgico de la poltica que reflejaba marcadamente la influencia es-pecfica de Max Weber y del ideario sociolgico europeo en general. Laciencia poltica americana ha estado siempre bajo la influencia de Europa.Los americanos no slo han interpretado a menudo sus propias institucio-nes polticas a la luz de la ayuda recibida de simpticos europeos, como DeTocqueville, Bryce y Brogan, sino que los escolares americanos tienen deu-das concretas con los estudiantes europeos. La primera ctedra universitariaamericana dedicada a la ciencia poltica {en realidad, a la Historia y CienciaPoltica), creada en Columbia en 1858, fue ocupada por el refugiado alemnliberal Francis Lieber. En la segunda mitad del siglo XIX, muchos de losms sobresalientes defensores de una ciencia de la poltica trataron debeneficiarse de los procedimientos y enseanzas de algunas de las ms im-portantes Universidades europeas {5).Por la dcada de los 30 se produjo nuevamente una sbita reviviscenciade las influencias europeas al ser enriquecida la vida de las Universidadesamericanas por el importante aflujo de escolares refugiados.Un nmero de estos escolares que vinieron a ocupar posiciones predo-minantes en los departamentos de sociologa y ciencia poltica insistieron enla pertinencia de aplicar teoras sociolgicas e incluso psicolgicas para lacomprensin de la poltica. Ellos fueron quienes llamaron la atencin sobrela importancia de Marx, Durkheim, Freud, Pareto, Mosca, Weber, Michelsy otros. Aun cuando algunos de ellos iban a rechazar ms tarde el mtodo

    (5) Cfr. BERNARD CRICK, obra citada, pgs. 21-31. Anota CRICK que el V Volumende los Estudios de Historia y Ciencia Poltica de la Universidad John Hopkins publicun largo estudio, editado por Andrew D. White, titulado Escuelas europeas de His-toria y poltica, diciembre de 1887. En ese volumen figuraba tambin su discurso pro-nunciado en John Hopkins sobre La educacin en la ciencia poltica, junto con algu-nos artculos sobre lo que podemos aprender de los ms importantes pases europeos(Fn., 1, pg. 27).87

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    conductsta, precisamente a causa de que creyeron que era demasiado es-trecho, hombres como Franz Neumann, Siegmund Neumann, Paul Lazarafeld, Hans Speier, Hans Gerth, Reinhardt Bendix y muchos otros ejercie'ron, ya directa o indirectamente, una profunda influencia sobre la investi-gacin poltica en los Estados Unidos. La sociologa poltica empez a flo-recer y los cientficos de la poltica descubrieron que sus colegas sociolgicosestaban movindose veloz y hbilmente hacia zonas que ellos haban con-siderado como propias desde haca mucho tiempo.La Segunda Guerra Mundial estimul tambin el desarrollo del mtodoconductista en los Estados Unidos, puesto que un enorme nmero de cien-tficos americanos de la poltica desalojaron sus torres de marfil y estable-cieron contacto fsico con las cotidianas realidades polticas y administrati-vas que aparecan en Washington o en cualquier otra parte. Toda una ge-neracin de ciencia poltica americana surgi ms tarde de estas experien-cias. Yo creo que la confrontacin de la teora y la realidad provoc en lamayor parte de los hombres que desempeaban sus funciones en Washing-ton u otras partes un poderoso sentimiento de lo inadecuados que eran losmovimientos convencionales de la ciencia poltica en su intento de descrip-cin de la realidad para no hablar de su intento de predecir lo que tenams probabilidades de suceder en una situacin dada.

    Posiblemente un impulso todava mayor no desconectado de los efec-tos de la guerra procedi del Social Science Research Council, Organismoque est ejerciendo un impacto silencioso, pero creciente, sobre la cienciasocial americana. El presidente del Council durante las dos ultimas dcadasha sido un distinguido cientfico de la poltica, E. Pendleton Herring. Lapropia obra de Herring antes de asumir la presidencia del Council en i94&reflejaba una preocupacin por el realismo, por romper las ataduras de lainvestigacin confinada totalmente al mbito de los libros y por la influen-cia de individuos o grupos sobre la poltica y la Administracin. A mediadosde la dcada de 1940, Herring fue el instrumento de creacin de un Comitdel Social Science Research Council sobre el comportamiento poltico. Elinforme anual del Social Science Research Council correspondiente a 1944-45mostraba que el Council haba adoptado una

    ... decisin respecto a la viabilidad de desarrollar un nuevomtodo para el estudio del comportamiento poltico. Enfocado so-bre el comportamiento de los individuos en situaciones polticas,,este movimiento exige el examen de las relaciones polticas de loshombres como ciudadanos, administradores y legisladores a laluz de las disciplinas que puedan clarificar los problemas que surjan,.88

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    con objeto de formular y comprobar hiptesis en relacin con unformidades de comportamiento en diferentes escenarios instituciona-les. (El subrayado es aadido.)

    En 1945, el Council cre un Comit sobre comportamiento poltico, conHerring como presidente. Los otros tres miembros (6) eran tambin cien-tficos de la poltica bien conocidos y con preocupaciones especficas res-pecto a la situacin de la ciencia poltica convencional. En i949, el Council,junto con el Departamento de Ciencia Poltica y el Instituto de Investiga-cin Social de la Universidad de Michigan, realiz una Conferencia, de unasemana de duracin, en Ann Arbor, en torno al tema de La investigacinsobre el comportamiento poltico. Los asuntos tratados contribuyeron a fa-cuitar una definicin implcita del trmino. Se presentaron documentos so-bre poltica regional, sobre las posibles aportaciones de ciencias sociales decontenido similar (es decir, George P. Murdoch, el antroplogo, trat de Laposibilidad de una ciencia social general de gobierno), actitudes polticasdel comportamiento ante el voto, grupos y problemas metodolgicos (7).Hacia fines de i949 se estableci un nuevo Comit del Social ScienceResearch Council para el estudio del com portam iento p oltico, con V . O .Key, Jr., como presidente. En 1950, el recin creado Comit defini sucin-tamente su tarea: El Comit emprender el desarrollo de teoras y mejorade mtodos que son necesarios si la investigacin de la ciencia social so -bre el proceso poltico ha de ser ms eficaz (8). Este Comit ha sido un ac-tivo estimulante del desarrollo del mtodo conductista hasta los das actua-l e s ; en realidad, en aos recientes bajo la presidencia de David Trumanel Comit ha otorgado tambin becas de investigacin.El quinto factor fue el rpido crecimiento del mtodo de inspeccin(Survey) como instrumento disponible para el estudio de actitudes y pre-ferencias polticas, y concretamente para el estudio del comportamiento delos votantes. Mientras que Tingsten haba tenido que confiar necesariamenteen estadsticas electorales globales, el mtodo de inspeccin facilitaba acce-so directo al conocimiento de las caractersticas y comportamiento de losindividuos; ventaja que no podr menos de reconocer cualquiera que hayatrabajado con cifras globales. A medida que los mtodos de inspeccin sehicieron ms y ms cientficos, especialmente bajo los auspicios del Survey

    (6) HERBERT EMMERICH, CHARLES S. HYNEMAN y V . O . K E Y , J r .(7 ) A L E X A N D E R H E A R D : Research on Polkical B ehavior: Report of a Conference,tems. Social Science Research Council, diciembre 1949; pgs. 41-44.(8 ) Social Science Research Council, tems, junio 1950; pg. 20. (El subrayado se

    h a aadido.)89

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    Research Center, de la Universidad de Michigan, y del Bureau of AppliedSocial Research de Columbia, los cientficos de la poltica encontraron quesu presunto monopolio de la habilidad para la interpretacin cientfica delvoto y de las elecciones acababa de ser destruido sin miramientos por so-cilogos y sociopsiclogos, que en una serie de precursores estudios sobrelas elecciones presidenciales dieron comienzo a Ja conversin del anlisis delvoto, el cual, de una historia brillante, pero impresionista, o de un perio-dismo perspicaz, se transforma en una ciencia emprica ms pedestre, perotambin ms impresionante y convincente. Para los cientficos de la pol-tica, insatisfechos con los mtodos y maneras convencionales de la disci-plina, los nuevos estudios sobre el voto representaron un elemento alenta-dor. A pesar de defectos obvios, los estudios sobre el voto parecan permitirla esperanza de que si los cientficos de la poltica conseguan llegar a do-minar los instrumentos empleados en otras ciencias sociales mtodo deinspeccin y anlisis estadstico, por ejemplo podran ir ms all de plau-sibles generalidades y proceder a verificar hiptesis sobre cmo se comportala gente para realizar y decidir sus preferencias polticas.Un sexto factor que debe ser mencionado es la influencia de aquellasinstituciones exclusivamente americanas, las grandes fundaciones filantrpi-cas Carnegie, Rockefeller y, ms recientemente, Ford, las cuales, a cau-sa de sus enormes contribuciones financieras a la investigacin cientfica yde la inevitable seleccin entre propuestas concurrentes que ello lleva con-sigo, ejercen un efecto considerable sobre la comunidad acadmica. La re-lacin entre poltica de fundacin y tendencias corrientes de la investiga-cin acadmica es demasiado compleja para una fcil generalizacin. En estesentido, la declaracin ms simple y precisa es que la relacin es recproca enmuy alto grado: los Consejos rectores de las fundaciones son extremada-mente sensibles a las opiniones de los investigadores distinguidos en los cua-les depositan confiadamente sus esperanzas de consejo. Al mismo tiempo,como quiera que incluso los recursos de las fundaciones son escasos, la po-ltica de los administradores y Consejos rectores de las fundaciones debeninevitablemente alentar o facilitar ciertas lneas de investigacin en mayormedida que otras. Si las fundaciones han sido hostiles al mtodo conductista,no puede caber duda alguna respecto a que ello debi de constituir unapostura verdaderamente difcil. En efecto, la investigacin sobre el com-portamiento entraa, de forma caracterstica, costes mucho mayores que losque necesita el investigador individual en el ambiente de los libros, y algunasveces, como sucede con los estudios sobre el voto en las elecciones presi-denciales, la investigacin del comportamiento es enormemente cara. Noobstante, en el perodo siguiente a la Segunda Guerra Mundial, las funda-

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    ciones reflejando tendencias importantes dentro de las ciencias sociales,estimadas por los factores que ya he mencionado evidenciaron una incli-nacin a considerar con simpata los estudios interdisciplinarios y del com-portamiento. La Fundacin Rockefeller, por ejemplo, contribuy a la finan-ciacin de los primeros estudios globales, a cargo de Lazarsfeld, Berelson yGaudet sobre las votaciones presidenciales de 1940 en el condado de Erie{Oho), y financi, con carcter casi exclusivo, los carsimos estudios elec-torales del Survey Research Center, de la Universidad de Michigan. En lams reciente y rica de las fundaciones, la Ford, el Programa de Ciencias delComportamiento de corta existencia probablemente aument la utiliza-cin y aceptacin de la nocin de Ciencias del Comportamiento como algoa la vez ms conductista y ms cientfico que las ciencias sociales. (Confiesoque la distincin se me presenta todava oscura, a pesar de los esforzadosintentos de un nmero de cientficos del comportamiento para ponerme enel buen camino.) La creacin ms persistente del Programa de Ciencias delComportamiento de la Ford es el Center for Advanced Study de las Cienciasdel Comportamiento, en Palo Alto. Aunque el Centro ha montado su do-minio de la forma ms catlica los chicos de un ao cualquiera repre-sentan formaciones matemticas, filosficas, histricas e incluso novelsticasen los aos primeros los cientficos de la poltica que seguan cursos en dichoCentro tendan a estar descontentos con los mtodos tradicionales, incli-nndose por un estudio ms rigurosamente emprico y cientfico de la po-ltica e interesndose ms profundamente en el aprendizaje a partir de cua-lesquiera otras ciencias sociales que lo hicieran posible.Todos estos factores, y otros sin duda, fructificaron en la dcada de los 50.El mtodo conductista creci desde las opiniones torcidas e impopulares deun sector de menor cuanta hasta convertirse en un elemento de mayor im-portancia. Muchos de los radicales de los aos 30 {profesionalmente hablan-

    do) se haban transformado, en el perodo de dos dcadas, en los lderes es-tablecidos de la ciencia poltica americana.Hoy, muchos departamentos americanos de ciencia poltica {incluyendoel mo propio) dan cursos de Comportamiento Poltico, con o sin diploma.Por lo menos, en una institucin {Universidad de Michigan), el compor-tamiento poltico no constituye solamente un curso, sino un campo de es-tudio diplomado, equivalente a sectores convencionales, tales como la TeoraPoltica, Administracin Pblica, etc.; no puedo menos de anotar con en-vidia que recientemente estos cursos han recibido el slido apuntalamientode pinges becas.La presidencia de la American Political Science Association aporta unsmbolo muy expresivo de este cambio. Desde 1927, en que Merriam fue9 i

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    elegido presidente, hasta 1950, ninguno de los presidentes se identific deforma destacada como abogado del mtodo conductista. La eleccin de Pe'ter Odegard en 1950 podra ser considerada como el punto de giro. Desdeese momento la presidencia fue ocupada por uno de los estudiantes deMerriam, a la vez el ms brillante y el menos convencional intelectualmente:Harold Lasswell, y posteriormente, por tres de los cuatro miembros delprimer Comit de Comportamiento Poltico del Social Science ResearchCouncil.De esta forma, los sectarios revolucionarios se han encontrado a s mis-mos, quiz ms pronto de lo que creyeron posible, convertidos en miem-bros del establecimiento.II

    Sin embargo, todava no he contestado la dichosa pregunta que yo mis-mo he planteado, aunque es posible que haya facilitado ya algunos mate-riales de los que pueda extraerse una respuesta. Qu es lo que realmente esel mtodo conductista en la ciencia poltica?Histricamente hablando, el mtodo conductista fue un movimiento deprotesta dentro de la ciencia poltica. Por su utilizacin partidista, en partecomo una especie de epteto, trminos tales como comportamiento poltico ymtodo conductista llegaron a quedar relacionados con un nmero de cient-ficos de la poltica, principalmente americanos, que compartan un fuertesentimiento de insatisfaccin por las realizaciones de la ciencia poltica con-vencional, principalmente en los terrenos histrico, filosfico y descriptivo-institucional, junto con una creencia de que deban existir o podan ser des-arrollados mtodos o procedimientos adicionales que pudieran aportar a laciencia poltica proposiciones empricas y teoras de naturaleza sistemtica,comprobadas por observaciones ms estrechas, ms directas y ms rigurosa-mente controladas de los acontecimientos polticos.

    Por lo menos, pues, aquellos que alguna vez fueron llamados conductis-ta s (behaviorists o behaviomlists) tenan una nota comn: el escepticismoante los logros intelectuales normales de la ciencia poltica, la simpata ha-cia las formas cientficas de investigacin y anlisis, y el optimismo res-pecto a las posibilidades de mejorar el estudio de la poltica.Fue o es el mtodo conductista algo ms que tales disposicionesde nimo? Existen quiz creencias definidas, presunciones, mtodos otpicos que puedan ser identificados como elementos constitutivos del com-portamiento poltico o del mtodo conductista?92

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    Por lo que yo mismo puedo decir, existen tres respuestas diferentes aesta pregunta entre aquellos que emplean el trmino con todo cuidado.La primera respuesta es un inequvoco S. Se dice que el comportamientopoltico se refiere al estudio de individuos ms que al estudio de unidadespolticas mayores. Este sentido est claro en el informe del Social ScienceResearch Council para 1944-45 (

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    al empirismo como contraste de los sistemas deductivos, ni al comporta-miento ante el voto, ni en realidad a ninguna otra cosa que no seaciencia poltica concebida como algo que algunos quisieran que la cienciapoltica fuese. Propuso que el trmino fuese abandonado (n).La tercera postura no es quiz otra cosa que una forma ms elaboradade la actitud que he mencionado hace unos momentos. De acuerdo con estapostura, el mtodo conductista es un intento de mejorar nuestra compren'sin de la poltica buscando una explicacin a los aspectos empricos de lavida poltica por medio de mtodos, teoras y criterios de prueba que resul-ten aceptables de acuerdo con los cnones, convenciones y presunciones dela moderna ciencia emprica. En tal sentido, el mtodo conductista comoobserv recientemente un escritor se distingue principalmente por la na-turaleza del propsito que est destinado a servir. El propsito es cient'fico... (12).Yo creo que si consideramos el mtodo conductista en la ciencia polti 'ca simplemente como un intento de hacer ms cientfico el componente em-prico de la disciplina, tal como generalmente se entiende aquel trmino enlas ciencias empricas, una gran parte de la historia a que me he referidoencaja perfectamente en su lugar. En un ensayo hondo, inteligente y casicompletamente ignorado, titulado The Implications of Po ltica! BehaviorResearch, David T rum an escribiendo en 1951 defini los frutos d e u nseminario sobre comportamiento poltico celebrado en la Universidad deChicago en el verano de 1951. Creo que n o es falso afirmar que las op inionesavanzadas por Truman en 1951 han sido compartidas en los aos que si 'guieron por los miembros del Comit del Comportamiento Poltico.Definido a grandes trazos escribi, el trmino comportamiento po-ltico comprende aquellas acciones e interacciones de los hombres y gruposque se hallan incluidos en el proceso del Gobierno...Como mximo, este concepto enmarca en la rbrica de comportamientopoltico cualquier actividad humana de la que pueda decirse que es partedel Gobierno.Hablando propiamente, el comportamiento poltico no es un campo de laciencia social; ni siquiera es un campo de la ciencia poltica.El comportamiento poltico no es ni debe ser una especialidad, ya querepresenta ms bien una orientacin o un punto de vista dirigido a manijes*

    tar todos los fenmeno s de gobierno en trminos de comportamiento huma*-no observado y observable. Tratarlo como un "campo" coordinado con (y

    ( n ) Qu es comportamiento poltico?, P . R. 0 . D ., julio 1958.(12) Ibid., pg. 159.

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    presumiblemente aislado de) el Derecho pblico, el Gobierno local y estatal,las relaciones internacionales, etc., sera frustrar su objetivo ms importante.Este objetivo incluye una eventual re-elaboracin y ampliacin de la mayorparte de los "campos" convencionales de la ciencia poltica...Los acontecimientos que subrayan el inters corriente por el compor-tamiento poltico implican dos exigencias bsicas para una adecuada inves-tigacin. En primer lugar, la investigacin debe ser sistemtica... Esto sig-nifica que la investigacin debe crecer a partir de una declaracin precisa dehiptesis y de un ordenamiento riguroso de la evidencia... En segundo lu-gar, la investigacin del comportamiento poltico debe utilizar con nfasissingular los mtodos empricos... El empirismo crudo, no acompaado porla gua de una teora adecuada, casi ciertamente ser estril. Igualmente es-tril es la especulacin, que no es, o no puede ser, sometida a comprobacinemprica.

    "El objetivo final del estudiante del com portam iento poltico es el des'arrollo de una ciencia del proceso poltico..." (13).Truman llam la atencin sobre las ventajas de recurrir a las otras cien-cias sociales, y previno contra los prstamos tomados de ellas sin seleccin.Arga l que la orientacin del comportamiento poltico tiende necesaria-mente a ser cuantitativa en donde quiera que sea posible. Pero el estudiantedel comportamiento poltico trata con la institucin poltica y se encuentraobligado a desarrollar su tarea en trminos cuantitativos, si puede, y en tr*minos cualitativos, si debe. (El subrayado es aadido.) Se mostr de acuerdoen que la investigacin sobre lo que los hombres deben hacer o sobre cmolos hombres deben actuar no debe interesar a la investigacin del comporta-miento poltico, pero insisti en la importancia de estudiar valores comoclaramente determinantes del comportamiento humano.Adems, en la investigacin del comportamiento poltico, al igual queen las Ciencias Naturales, los valores del investigador tienen importancia enla seleccin de los objetos y lneas de estudio... Una razn sobresaliente quedebe presidir todo estudio en torno al comportamiento poltico ha de ser elintento de descubrir uniformidades, y a travs de este descubrimiento, ha-llarse en mejores condiciones para sealar las consecuencias de tales estruc-turas y de la poltica pblica, existente o propuesta, para el mantenimientoo desarrollo de un sistema preferido de valores polticos.Truman neg que la orientacin del comportamiento poltico impliqueel romper con el conocimiento histrico. El conocimiento histrico tiene

    (13) Social Science Research Council, tems, diciembre 1951; pgs. 37-39. (Se haaadido el subrayado.)95

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    probabilidades de ser un suplemento esencial para la observacin contempo-rnea del comportamiento poltico. Finalmente, mientras que, de una par-te , sugera que la formacin convencional de los cientficos de la polticanecesitaba ser suplementada y modificada, de otra parte opona Truman lanocin de que el mtodo conductista exiga la eliminacin de la formacintradicional...Todo nuevo punto de partida en una disciplina dada debe levantarsesobre las realizaciones del pasado. Aunque una gran parte de la literaturapoltica existente puede resultar impresionista, no puede negarse ni su im-portancia en cuanto a extensin, ni su riqueza en clarividentes observaciones.Sin un dominio de los sectores significativos de tal literatura, la investiga-cin del comportamiento ser probablemente ingenua e improductiva... Nu-merosos intentos realizados por personas no familiarizadas con los hechossistematizados (han resultado) sustancialmente ingenuos, aun cuando hayansido realizados por procedimientos metodolgicamente slidos.Me he extendido en citar a Truman por varias razones: porque estoyplenamente de acuerdo con l, porque sus opiniones fueron expresadas haceuna dcada, cuando los abogados del mtodo conductista estaban tratandode conseguir todava la aceptacin y autodefinicin; porque estas opinioneshan sido ignoradas o desechadas y porque creo que si los partidarios y cr-ticos del mtodo conductista y del comportamiento poltico las hubieran le-do, entendido y aceptado como una declaracin bsica de objetivos, unagran parte de la discusin irrelevante, anodina y mal informada sobre elmtodo conductista en los ltimos diez aos no hubiera ocurrido nunca, oal menos, hubiera trascendido a un ms alto nivel intelectual.

    IIIAs, pues, el mtodo conductista poda quiz ser denominado con mejorcriterio la postura conductista (Behavorinl Mood), o incluso mejor an, laperspectiva cientfica (Scientific Outlook).Explicar el mtodo conductista como algo que no es ni ms ni menosque un nfasis sobre el trmino ciencia, en la frase ciencia polticadeja sin respuesta todas las preguntas que pudieran suscitarse respecto a lasrealizaciones actuales o potenciales de esta actitud de protesta, escepticismo,

    reforma y optimismo. Afortunadamente, existe un elemento de autocorrec-cin en la vida intelectual. Un intento de aumentar la competencia cient-fica de los estudios polticos ser juzgado inevitablemente por su resultados,y los jueces de la generacin venidera compartirn el escepticismo de la pa-96

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    sada. Si una atencin ms estrecha a las sutilezas metodolgicas, a los pro-blemas de observacin y verificacin, a la labor de dar significado operativoa los conceptos polticos, a la cuantifcacin y a la comprobacin, a la eli-minacin de variables concurrentes improductivas, a las fuentes de datos,hiptesis y teoras de otras ciencias sociales, si todas estas actividades nofacilitan explicacin a algunos importantes aspectos de la poltica ms com-pletamente experimentados, menos abiertos a las objeciones metodolgicas,ms ricos en elementos radicales originarios de ulterior explicacin y mstiles para enfrentarse con los eternos problemas de la vida poltica q u elas explicaciones que estn destinados a reemplazar; si, en resumen, los re-sultados de una observacin cientfica no estn a la altura de los niveles quelos investigadores serios de la ciencia poltica han intentado siempre apli-car, podremos esperar confiadamente que el intento de construir una cienciaemprica de la poltica perder en la prxima generacin todo el mpetuque haba acumulado en la pasada.Los representantes de la perspectiva cientfica tienen razn, me parece,al afirmar que es un poco temprano para apreciar los resultados. Necesitare-mos otra generacin, el trabajo de otra generacin, para que podamos si-tuar en perspectiva los resultados de esta nueva actitud y postura en la cien-cia poltica. Sin embargo, creo que puede ser til realizar una tentativa devaloracin, aun cuando sea deliberadamente incompleta.El mejor y ms antiguo ejemplo de la aplicacin de la observacin cien-tfica moderna al trabajo puede encontrarse en los estudios sobre el compor-tamiento ante el voto realizados con el empleo del mtodo de inspeccin(Survey). Tales estudios comienzan con The People's Choice (14), estudiode las elecciones presidenciales de 1940, publicado por primera vez en 1944,y terminan al menos por el momento con el magnfico estudio de laselecciones de 1956 titulado The American Voter (15). No hay exageracinen decir que en menos de dos dcadas esta serie de estudios ha alteradosignificativamente y ahondado de forma considerable nuestra comprensinde lo que en algunos aspectos constituye la accin ms distintiva del ciu-dadano de una democracia: decidir cmo votar, o incluso decidir si votaro no, en unas elecciones nacionales. Cada estudio ha aprovechado los resul-tados del anterior, y a medida que cientficos de la poltica ampliamente for-mados han comenzado a trabajar sobre estos estudios en cooperacin con

    (14) PAUL F. LAZARSFELD, B ERNARD B ERELSON y H AZEL GAU DET : Th e People'sChotee, New York, 1944.(15) ANG US CAMPB ELL, PH ILIP CONVERSE, DONALD STORES y WAR REN M ILL ER : Th eAmerican Voter, New York, 1960.

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    socilogos y psicosocilogos, la contribucin de tales estudios a nuestra com-prensin de la poltica ms que la psicologa individual ha aumentadoconsiderablemente. Sobre muchos tpicos en los cuales hace slo una gene-racin no disponamos de mucho ms que una pequea evidencia impresio-nista, podemos hablar hoy con alguna confianza. Aunque en un terreno tanambiguo y rico en contradictorias hiptesis como la ciencia poltica es casisiempre posible considerar un hallazgo como simple confirmacin de lo quees obvio, de hecho un nmero de tales hallazgos apuntan en direccionesms bien inesperadas; por ejemplo, que los votantes independientes tien-den a ser menos interesados, comprometidos o informados que los votantespartidistas; que la clase socio-econmica, ya se defina de forma objetivao subjetiva, no es factor de peso constante en las elecciones presidencialesamericanas, sino un factor variable sujeto a grandes oscilaciones; que sola*mente una parte microscpica de los votantes americanos posee perspectivasideolgicas, aunque sea sin cohesin definida, que ejerzan influencia sobresus decisiones. Cuando uno poda haber mantenido antes estas proposicioneso sus contrarias con idntica verosimilitud, la evidencia de los estudios sobreel voto tiende a manifestarse ahora en una sola direccin. Adems y estoes quiz el punto ms importante, estos estudios son acumulativos. Losprimeros estudios eran muy incompletos, y en muchos aspectos, insatisfac'torios. Estaban sujetos a una gran cantidad de crtica, lo que era perfec-tarriente adecuado. Ni siquiera los ltimos realizados escaparn sin dao.Pero me parece que se ha producido una mejora sostenida y manifiesta encalidad, amplitud y profundidad.Creo que los estudios sobre el voto pueden haber facilitado un estmulodirecto a la perspectiva cientfica a causa de un efecto psicolgico. Pareceestar fuera de toda duda que los cientficos de la poltica, particularmentelos ms jvenes, compararon los resultados obtenidos por los mtodos utili-zados en los estudios sobre el voto con los resultados normales de los pro-cedimientos convencionales y llegaron a la inferencia que probablementees falsa de que la aplicacin en otros sectores cualesquiera de nuevos m-todos similares podra producir ganancias similares tambin en los resul-tados.En donde la perspectiva cientfica ha producido, en mi opinin, algu-nos resultados tiles y seguros, y de gran importancia para la comprensinde la poltica, es en el dominio general de la participacin poltica. Unalista de los ttulos de los captulos de la obra de Robert E. Lae PoliticalLife, i959, revela el tipo de materia en la que nuestro conocimiento estm ucho m s fuerte d e lo que estaba hace solam ente unos pocos aos: Quintoma parte en las elecciones y qu es lo que se hace. Quin trata de influir

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    sobre los funcionarios pblicos y cmo lo hace. Discusin poltica: Quinpresta atencin y a qu se presta atencin. Quin habla a quin. Por qula gente de inferior condicin participa menos que la de superior condicin.La intervencin de lo tnico en la poltica, etc.Como no me siento responsable de realizar un inventario completo, melimitar a mencionar un tema ms en el cual se ha dejado sentir claramentela postura conductista. Se trata de la comprensin de las caractersticas psi-colgicas del homo politicus: actitudes, creencias, predisposiciones, factoresde la personalidad. La gama de investigadores e investigaciones conducis-tas en esta zona es muy amplia, aun cuando ni los investigadores ni lainvestigacin llevan siempre la etiqueta de ciencia poltica. Unos pocosnombres, ttulos y tpicos pondrn de relieve lo que tengo en mi mente:Lasswell, el gran precursor americano en este campo; Cantril, Lae, MacClosky, Adorno et al., The Authoritaan Personality; Almond, The Appealsof Communism; Stouffer, Communism, Conformity and Civil Uberties, yLipset, Working Class Authoritarianism, en Political Man. El hecho de queestos estudiosos porten diferentes etiquetas profesionales socilogo, psic*logo, cientfico de la poltica y la circunstancia de que no es fcil deducirpor el marchamo profesional o departamental del autor el carcter del tra-bajo realizado, puede ser considerado por algunos cientficos de la polticacomo un sorprendente signo de desintegracin de las propiedades distinti'vas de la ciencia poltica, pero representa tambin un signo de la extensine importancia que ha llegado a alcanzar la preocupacin de algunos cient'fieos conductistas con problemas comunes para salvar (aunque no paraeliminar totalmente) las diferencias nacidas de los orgenes profesionales.

    IVQu puede decirse de los resultados obtenidos en otras materias quehan constituido siempre preocupacin para los investigadores de la vida po'ltica? Hay cierto nmero de aspectos importantes en los estudios polticos enlos que la postura conductista ha tenido y est teniendo, o probablementetendr pronto la caracterstica de un impacto, pero en los que no tenemosms remedio que reservar por el momento nuestro juicio crtico por la sen

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    u sistema poltico, y el anlisis de las preferencias individuales no puedeexplicar totalmente las decisiones colectivas, ya que necesitamos, adems,comprender los mecanismos en virtud de los cuales las decisiones indivi-duales se congregan y combinan para formar decisiones colectivas. No po'demos partir del estudio de las actitudes de una muestra al azar de unos ciu-dadanos americanos para llegar a una plena explicacin de, por ejemplo,los nombramientos presidenciales o de los permanentes problemas de coor-dinacin poltica de los Estados Unidos.. A pesar de todo, una preocupacin clsica de los estudiantes de la cien-cia poltica ha sido el anlisis de sistemas de individuos y grupos. Aunque

    el.impacto de la observacin cientfica en el estudio de los sistemas polticosno es todava claro, existen ya algunos indicios en el ambiente. En UnionDemocracy, los autores Lipset, Trow y Coleman aportaron la postura con-ductista y los recursos intelectuales de tres cientficos sociales ampliamenteformados como contribucin a la tarea de explicar cmo es que se man-tiene un sistema legtimo de dos partidos en la International Typographers 'Union, a diferencia de lo que sucede en otros Sindicatos americanos. Re-cientemente, un cierto nmero de cientficos de la poltica han seguido lospasos de los socilogos para el estudio de las comunidades locales como sis-temas de influencia o como elementos configuradores de decisin (16). Deutschrefleja la postura conductista en su estudio de los sistemas polticos inter-nacionales (17). Se hallan en preparacin otros estudios que pueden ayudar-nos a formular algunas respuestas nuevas, aunque no sean ms persuasi-vas, a algunas viejas cuestiones (18). Pero mientras no se disponga de mayorevidencia, cualquiera que no crea que conoce a priori el resultado de

    {16) Cfr. JANOWITZ, ed.: Community Politicl Systems, 1961. EDWARD BANFIELD:Political Influence, 1961, y el estudio ingls realizado por BIRCH y sus colegas de laUniversidad de Manchester: Stnall Tow n Politics, 1959.{17) Por ejemplo, en su Nationalism and Social Communication, 1953. Vase tam-bin su reciente artculo con el economista ALEXANDER ECKSTEIN: National Industria'lization and the Declining Share of the International Economic Sector, 1890-1959, enWorld Politics, enero 1961; pgs. 267-299.(18) Como interesante ejemplo de la aplicacin de la postura conductista a la po-ltica comparada, vase Parties, Elections and Political Behavior in the NorthernCountries: A Review of Recent Research, de STElN ROKKAN y HENRY VALEN, enPolitische Forschung, 1960. Probablemente el intento ms ambicioso realizado paraaplicar los mtodos de inspeccin a la poltica comparada est representado por unestudio de socializacin poltica y valores polticos en cinco naciones, dirigido porGABRIEL A. ALMOND; este estudio no ha sido terminado todava.IO O

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    esta actual expresin de la antigua bsqueda acadmica en pos del conoc'miento merecer ser disculpado si se reserva su juicio y espera el futuro conescepticismo, mezclado, segn sus prejuicios, con esperanza y temor.

    Adonde ir a parar desde aqu la postura conductista, considerada comoun movimiento de protesta? Creo que desaparecer gradualmente. Con estaopinin quiero significar solamente que tal postura decaer lentamentecomo actitud y perspectiva diferenciada. Se incorporar, y realmente se estincorporando ya, al cuerpo principal de la disciplina. La postura conductistano desaparecer, pues, porque haya fracasado. Desaparecer porque ha tenido xito. Como perspectiva separada, ligeramente sectaria y matizada defaccin, ser la primera vctima de su propio triunfo.Con objeto de no ser mal interpretado en lo que voy a decir, permtase-me aclarar que los beneficios presentes y futuros probables de la revolucinconductista en los estudios polticos me parece que compensarn sobrada'mente cualquier desventaja. Para una observacin retrospectiva, la revueltaconductista en la ciencia poltica fue, si acaso, demasiado demorada. Ade*ms, en el caso de que esa revuelta no se hubiera producido, la ciencia po-ltica se habra ido desgajando progresivamente, creo yo, de las otras cien'cias sociales. Una consecuencia de la protesta conductista ha sido la restau-racin de una cierta unidad dentro de las ciencias sociales al llevar los es-?tudios polticos a una ms estrecha filiacin con las teoras, mtodos, hallaz-gos y perspectivas de las modernas ciencias psicolgicas, sociolgicas, antro,polgicas y econmicas.Pero si la revuelta conductista en la ciencia poltica ha ayudado a restau-rar algunas unidades, ha resquebrajado otras. Y sus fragmentos no podrnya quiz ser unidos de nuevo siguiendo exactamente las viejas lneas.Existen, y permtaseme esta forma de hablar, cinco fragmentos que es-peran la unidad. Son: la ciencia poltica emprica, los patrones de evalua-cin, la Historia, la teora general y la especulacin.El cientfico poltico emprico se preocupa con lo que es o existe, segnl mismo dice, no con lo que debiera ser o existir. De aqu que encuentredifcil e incongruente el cargar con el peso histrico del filsofo poltico quintenta determinar, prescribir, elaborar y utilizar factores ticos valores,-para emplear el trmino de moda en la valoracin de los actos y sistemaspolticos. El investigador de poltica dotado de conciencia conductista estpreparado para describir valores como datos empricos; pero, como cien-.

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    tfico, trata de evitar la prescripcin o investigacin en terrenos sobre loscuales puedan formularse adecuadamente juicios de valor. Hacia quin,pues, debemos volvernos en busca de gua para movernos entre las intrin-cadas cuestiones de valoracin y evaluacin poltica? Podra decirse que estoes tarea del filsofo poltico. Pero el problema del filsofo poltico que deseacomprometerse en la valoracin poltica de una manera complicada se hacetodava ms formidable al sumrsele los resultados de la postura conductista.Un acto de valoracin poltica no puede ser configurado en un medioestril, libre de la contaminacin de los hechos brutos. Con toda seguridadque no hay nadie hoy, por ejemplo, que pueda considerar inteligentementelos mritos relativos de diferentes sistemas polticos, o de diferentes arre-glos dentro de sistemas polticos particulares, a menos que sepa lo que debaser conocido respecto a la forma en que tales sistemas o arreglos funcionan,lo que se necesita para hacerlos funcionar y los efectos que puedan tenersobre los participantes en ellos. La impaciencia del cientfico poltico emp-rico respecto al filsofo poltico que insiste en la importancia de los valo-res nace, en parte, de un sentimiento en virtud del cual el filsofo polticoempeado en una valoracin poltica rara vez completa todo su trabajo pro-pio. El tpico del consensus como condicin para la democracia es un casodigno de ser sealado; cuando el filsofo poltico trata de esta cuestin meparece que realiza tpicamente un nmero de presunciones y afirmaciones denaturaleza emprica, sin atencin sistemtica a los datos empricos existentes,o a la posibilidad de obtener mejores datos empricos (i9). Es manifiesto quesiempre ser necesaria alguna divisin del trabajo en un campo tan ampliocomo es el estudio de la poltica, pero indudablemente este campo necesitams gente que no considere los sbitos cambios de postura quiero decir,desde la conductista a la filosfica como grave sntoma de esquizofrenia.En segundo lugar, en su preocupacin por analizar lo que es o existe,el cientfico poltico conductista ha llegado a la conclusin de que es difcilhacer uso sistemtico de lo que ha sido o existido; por ejemplo, la Historia.En un sentido trivial, naturalmente, todo conocimiento de hecho es hist-rico; pero yo estoy hablando aqu de la Historia del historiador. A pesarde las negativas y aseveraciones en contra, me parece que cabe poca duda

    (19) En 1942, en The New Belief in the Common M an, C. J. FRIEDRICH lanz undesafo a las generalizaciones imperantes sobre la necesidad de consensus (captulo V).Sin embargo, su desafo parece haber provocado poca respuesta hasta 1960, ao enque PROTHRO y GRIGG informaron sobre los resultados de un estudio emprico delaconsensus sobre proposiciones democrticas en Ann Arbor (Michigan) y Tallahassee(Florida). Vanse sus Fundamental Principies of Democracy, en Journal of Politics,mayo 1960; pgs. 276-294.IO 2

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    respecto al hecho de que casi todos los estudios que reflejan la postura con-ductista tienen carcter no histrico. Sin embargo, los defectos cientficosde una teora no histrica en la ciencia poltica son manifiestos, y los cient-fieos de la poltica dotados de predisposiciones conductistas son los pr ime 'ros en admitirlos. Como hacen notar los autores de The American Voter':En un lenguaje en cierto modo grave, la teora puede ser caracterizadacomo una declaracin generalizada de interrelaciones de un juego de varia-bles. En estos trminos puede decirse que la descripcin histrica es una de-claracin de los valores asumidos por estas variables a travs del t iempo...Si la teora puede guiar las descripciones histricas, el contexto histricode la mayor parte de la investigacin sobre el comportamiento humano es-tablece claras limitaciones del desarrollo de la teora. Al hacer evolucionary al verificar sus hiptesis tericas, el cientfico de la ciencia social debe de-pender habitualmente de lo que le es permisible observar en el progreso dela Historia. Es evidente que ciertas variables de gran importancia en losasuntos huynanos pueden ofrecer cambios pequeos o nulos en un perodohistrico dado. Como consecuencia de ello, el investigador cuyo trabajo caeen tal perodo, puede no ver la significacin de estas variables y puede de-ja r de incorporarlas a sus declaraciones tericas. Incluso si percibe su impor-tancia, la ausencia de variacin impedir una adecuada verificacin de hptesis que manifieste la relacin de estos factores con otras variables de suteora. (Pgs. 8-10. El subrayado se ha aadido.)Hay, creo yo, un cierto nmero de nodulos en torno a los cuales puedeesperarse que se desarrolle una unidad entre los estudios del comportamientopoltico y la Historia. Como es irrazonable suponer que algo como todo elcampo de la Historia se preste con xito al mtodo conductista, tanto loshistoriadores como los cientficos de la poltica debieran buscar objetivosfuera de oportunidad sobre los que hacer pesar las armas forjadas por lasmodernas ciencias sociales. En este orden de ideas, el trabajo del historia-dor americano Lee Benson me parece particularmente prometedor. Mediantela aplicacin de mtodos bastante elementales, que el historiador no siemprese siente inclinado a emplear, entre los que se incluye el simple anlisisestadstico, Benson ha mostrado cmo las explicaciones de cinco eminen-tes historiadores americanos sobre cuatro diferentes elecciones presidencia-le s son dudosas, si no quiere decirse que son perfectamente absurdas {20).

    (20) Los historiadores y las elecciones fueron: ARTHUR SCHLESINGER, Jr., en laselecciones de 1824; SAMUEL E. MORISON y HENRY S. COMMAGER, en la eleccin de 1860;

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    R O B E R T A. D A H LEl socilogo S. M. Lipset ha contribuido tambin con una nueva inter-pretacin de las elecciones de i86o, basada en su anlisis del esquema devotaciones del Sur en la eleccin presidencial de aquel ao y en los re-ferendums sobre la secesin unos pocos meses ms tarde (21). Bensonha dedicado tambin su atencin a la famosa interpretacin de Charles A.Beard a la queBeard llam interpretacin econmica sobre la creaciny adopcin de la Constitucin americana, ascomo a lascrticas de ltimahora sobre la teora de Beard, expresada en trminos ligeramente inconexos.Demuestra de forma convincente, al menos para m, algunas de las ventajasque pueden resultar deuna mayor adulteracin metodolgica enmaterias decausacin, correlacin y empleo de datos cuantitativos que lo que es habi -tual entre historiadores profesionales (22).Adems de estos objetivos fuera de oportunidad que se presentan decuando en cuando en losestudios histricos, un problema queexige mani-fiestamente la atencin conjunta delhistoriador y delcientfico poltico con-ductista es lacuestin del cambio poltico. En lamedida enqu e el cientficode la poltica est interesado en obtener unamejor comprensin del cambiopoltico, como sucede, porejemplo, en lospases endesarrollo (para citar uncaso de urgente importancia), tal cientfico tendr quetrabajar con teorasque slo pueden serverificadas plenamente contrastndolas contra datos his-tricos.Desgraciadamente, el parcialismo aterico o incluso antiterico de mu-chos historiadores convierte a menudo su obra en unalmacn de datos tanvasto de contenido, queresulta casi imposible de manejar por el terico.Mejor que pedir que cada terico seconvierta en supropio historiador, pue-de resultar ms factible solicitar que mayor nmero dehistoriadores secon-viertan en tericos, o que , por lomenos, se familiaricen dealgn modo conlos msimportante temas, problemas y mtodos de lasmodernas cienciassociales.He dejado ya implcita la tercera unidad que debe serestablecida; a sa-ber : la unidad entre losestudios polticos empricos y la preocupacin por

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    ducir fcilmente u na sumisin peligrosa y antifu ncio nal: la sumisin y hu-mildad del cientfico social que puede tener plena confianza en sus hallaz-gos sobre materias menores, pero que puede tener dudas respecto a su ca-pacidad para decir algo en absoluto sobre cuestiones de mayor cuanta. Elpeligro, naturalmente, reside en que la bsqueda de datos empricos puedeconvertirse en una absorbente persecucin de meras trivialidades, a menosque se cuente con algn sentido de la diferencia existente entre una expli-cacin, que pudiera no tener demasiada importancia incluso en el caso deresultar vlida, de acuerdo con los procedimientos ms avanzados de quese dispone, y otras explicaciones podra tener enorme importancia si resul-tara ser un poco ms o un poco menos plausible que antes, aun en el casode que quedara envuelta en alguna duda considerable. Hasta ahora, creoyo, el impacto causado por la perspectiva cientfica ha sido el de estimularla precaucin ms que la osada en la bsqueda de amplias teoras explica-toas. El cientfico de la poltica que mezcla escepticismo con rigor meto-dolgico tiene inmediata y dolorosa consciencia de lo inadecuada que resultauna teora que es llevada mucho ms all de lo que permiten los datos di-rectamente disponibles. Sin embargo, parece claro que, a menos que el es-tudio de la poltica d lugar a, y sea guiado por, amplias y atrevidas teorasgenerales aun cuando resultasen altamente vulnerables, tal estudio que-dara abocado al desastre definitivo de la trivialidad.

    Finalmente, me gustara sugerir que la ciencia poltica emprica harabien en hallar un lugar para la especulacin. Fcil y grave error en que in-curren los estudiantes de la ciencia poltica, impresionados por las realiza-ciones de las Ciencias Naturales, es el imitar todos sus mtodos, excepto elms crtico: el uso de la imaginacin. Ciertos problemas de mtodo y unaadecuada preocupacin por lo que debera ser considerado como prueba acep-table para una hiptesis emprica se han movido muy propiamente, partien-do de las alas hacia una posicin ms central dentro del escenario de la cien-cia poltica. Y, a pesar de todo, parece seguro que es la imaginacin lo queha distinguido la inteligencia del gran cientfico, mientras que la especu-lacin que con frecuencia result ser tonta especulacin ha precedido ge-neralmente a los grandes avances en la teora cientfica. Es justo aadir, noobstante, que la especulacin de un Galileo, un Kepler, un Newton o unEinstein estuvo prefigurada y controlada por una profunda comprensin delos hechos empricos tal como se conocan en su tiempo: las especulacionesde Kepler tenan q ue confrontarse siempre con las tablas de Tic ho B rahe.Existen muchas razones para pensar que de nuevo pueden forjarse uni-dades. Despus de todo, como nos lo recuerdan los nombres de Scrates,

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    Aristteles, Maquiavelo, Hobbes y Tocqueville, en el pasado ha sufrido al-teraciones ocasionales el estudio de la poltica, y tales alteraciones se hanhecho permanentes por la fresca infusin del espritu de la investigacinemprica, lo que equivale a decir: por la perspectiva cientfica.

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    R E S U M ELa rapidit de s progres accomplis aux Etats-Unis depuis quelqu es dizaines

    d'annes par les tudes d e com portemen t est due a six facteurs:1. L'influence de Charles E. M erriam.2. L'influence des spcialistes europens arrivs aux EtatS'Unis

    entre 1930 et 1940, el particulierement des refugies allemands.3 . L'exprience adm inistrative et politique acquise par les sp*cialistes amricains pendant la seconde guerre mon diale.4 . Les encouragements du Social Science Research Council, etde son Com mittee on Political Behavior.5. Les mthodes d'enqute, et les resultis des recherches entre'prises.6. Les grandes fondations: Cam egie, Rocke feller et Ford.

    Mme si les termes political behavior et behavioral approach sont d'usagecourant, les spcialistes ne sont gure d'accord sur las caractristiques quirendent la behavioral approach diffrente de la science politique classique.On peut ainsi soutenir que:

    1. L'expression "comp ortement politique" (political behavior)s'applique aux individus, et non aux units po litiques qui les en*globent.2 . L'expression political behavior n'a pos de sens prcis, et devraittre abandonne.3 . L'optique du comportement {behavioral approach) caractriseles efforts faits pour amliorer notre comprehension des phnomenespolitiques en cherchant a. expliquer leurs manifestations emp iriquespar des mthodes, des thories et des enteres de preuve conformesaux ca nons de la science emp irique contemp oraine.

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    Si nous acceptons ce troisieme point de vue, l'histoire de la behavioralapproach devient pour une large part intelUgible. C'est aiosi que dans un art-ele mco nnu, publi en i9$i sous les auspices du C omm ittee on PoliticalBehavior du S ocial Science Research Coun cil, David Trum ao crivait que:

    1. L'expression "comportem ent politique" s'applique a "toutesles activits hum aines ayant trait du fait de gouverne r".2. L'tude du comportem ent politique n e designe pos, et nedevrait p os dsigner, une spcialisation ou un dom aine de la sciencepolitique, car elle ne se caractrise que par un point de vue.3 . Le but du chercheur en science politique est de constituerprogr'essivement une science des processus politiques.4. L'tude du\ comp ortement politique n'exclut n i l'analysequalitative, ni l'tude des valeurs, ni l'histoire.

    Les meilleures illustrations de l'optique du comportement en science poli'tique sont les tudes de compo rtement electoral, les tudes de la participationpolitique et celles tendant a. dgager les caractristiques de 1'homo politicus.La behavioral approach a jusqu'ici produit des resultis moins tiles dansl'analyse des systemes politiques, mais dans ce domaine aussi il y a quelquesexemples intressants (par ex. Union Democracy, de Lipset, Tren o et Co'lemn).

    Une des consquences de la behavioral approach et de l'esprit qu'elle advelopp a t de sparer la science politique emp irique de certaines votestraditionnelles; mais la science politique s'est d'autre p art rapp roche de lapsychologie, de la sociologie, de l'anthroplogie, de l'conomie politique nwdemes. C onsidre comme un mouvement de protestation, l'cole du com-portemen t a pu prsenter son point de vue, et d isparatra probablem ent apresavoir t assimile par l'ensemble de la science politique. II faudra toutefoisrestaurer certaines des liaison qu'elle a brises, et no tamm ent celles qui doi'vent exister entre la science politique empirique et

    1. L'analyse des valeurs et des normes politiques.2. L'histoire.3. La thorie genrale.4 . La spculation.

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    S U M M A RYThe rapid flowering of the Behavioral Approach in the Un ited S tates in

    the last severd decades resulted from six factors:1. The influence of Charles E. Merriam.2. The impact of European scholars arriving in the United S ta~

    tes in the i9^os, particularly Germ n refugees.3 . The experiences of Am erican politicdl scientists ivith adm i-nistration and politics during the Second W orld War.4 . The Social Science Research Council, and its CommiUee onPolitical Behavior.5. Survey methods and research findings.6. The great foundations; Carnegie, Rockefeller and Ford.

    Desp ite ividespread use of such terms as Political Behav ior and the Beha*vioral Approach, there is little agreement on ivhat distinguishes the BehavioralApproach from conven tional political science. Three answ ers are:

    1. Political Behavior refers to the study of individuis ratherthan larger political units.2. The term Political Behavior has no specific tneaning andshould be dropped.

    3 . The Behavioral Approach is an attempt to improve our un*derstanding of politics by seeking to exp lain the emp irical aspects ofpolitical Ufe by m ethods, theories, and criteria of proof acceptableaccording to the canons of modern empirical science.

    If ive accept the third definition, much of the history of the BehavioralAppro ach falls into place. Thus in a neglected essay published in 1951 underthe au spices of the Social Science Research Council's Com mittee on PoliticalBehavior, Dadiv Truman argued that;

    1. Political behavior covers "any human activities ivhich can besaid to be a part of governing" .2. Political behavior is not an should not be a field of politicalscience or a specialty for it represents only a point of view.

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    3 . The goal of the student of political behavtor is the develop*ment of a science of the political process.4 . The study of political behavior does not exelude qualitativeanalysis, the study of vales, or history.

    The best examples of the Behavioral Approach in political science arestudies of voting behavior, studies of political participation, and the psycholo'gical characteristics of homo politicus. The Behavioral Approach has sofar yielded less ffuitful results in the analysis of political systems, althoughhere too there are interesting examp les (e, g.} Union Democracy, by Lipset,Trcnv and Coleman).

    One consequence of the Behavioral Approach or mood has been to isolateempirical political science from certain traditional appro aches; at the sametime, howe ver, it ha s brought political science into closer affiliation "with mo'dem psychology, sociology, anthfopology and economics. As a movement ofprotest, the Behavioral Mood has succeeded in making its claims and ivillprobably d isappear, having been incorporated into the main body of the dts-cipline. How ever, some of the shattered unities need to be restored chieflythe unity of empirical political science with

    1. The analysis of vales or political standards.2. History.3 . General theory.4. Speculation.

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