el concepto de imaginario

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  • 5/26/2018 El Concepto de Imaginario

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    Programa de las Naciones Unidad para el DesarrolloDireccin Regional para Amrica Latina y el Caribe

    Imaginarios:

    Desarrollo y aplicaciones de un concepto crecientemente utilizado en lasCiencias Sociales

    Carolina Moreno Bravo*

    Cristbal Rovira Kaltwasser**

    * Regional Bureau for Latin America and the Caribbean, UNDP ** Humboldt-Universitt zu Berlin

    Las opiniones expresadas en este documento son responsabilidad de los autores, y no necesariamenterepresentan la posicin del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, ni de la Direccin

    Regional para Amrica Latina y el Caribe.

    Favor de citar este trabajo como: Moreno, C. and C. Rovira (200 9) Imaginarios: Desarrollo yaplicaciones de un concepto crecientemente utilizado en las Ciencias Sociales, Investigacin para laPoltica Pblica, Desarrollo Humano, HD-08-2009, RBLAC-UNDP, New York

    Investigacin para la Poltica PblicaDesarrollo Humano

    HD-08-2009

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    Imaginarios: desarrollo y aplicaciones de un concepto crecientemente utilizado en

    las Ciencias Sociales

    Carolina Moreno Bravo1

    Cristbal Rovira Kaltwasser2

    Resumen

    El concepto de imaginario ha sido utilizado para enfatizar el carcter construido de la

    realidad social, es decir, el postulado de que toda comunidad de sujetos acta en funcin

    de instituciones que son creadas por ellos mismos y que tienen la capacidad de

    reglamentar la vida cotidiana. As, por ejemplo, variadas formas de discriminacin

    social pueden ser comprendidas como una rutinizacin de ciertas prcticas que con el

    tiempo se institucionalizan sobre todo mediante la educacin y la socializacin ,

    hasta llegar a ser consideradas como normales e incluso vlidas por la sociedad (por

    ejemplo, la discriminacin hacia las mujeres). Sin embargo, el presente trabajo va ms

    all de la argumentacin terica sobre el concepto de imaginario y, por lo tanto, hace

    una revisin del uso en la investigacin aplicada. Este artculo se estructura en tres

    apartados. En primer lugar (I), se revisan los fundamentos tericos del concepto de

    imaginario social y se propone una definicin tpico ideal que resume los

    planteamientos en boga en torno a este concepto. A continuacin (II), se toman algunos

    ejemplos de investigaciones actuales que ocupan el concepto de imaginario social y se

    examinan sus formas de medicin emprica. Por ltimo (III), el artculo finaliza con una

    reflexin acerca de las potencialidades del concepto de imaginario social

    1Sociloga de la Universidad de Chile y Master en Ciencias Polticas y Sociales, Universidad PompeuFabra, Barcelona, Espaa ([email protected]). Coordinadora de la Revista Latinoamericana deDesarrollo Humano (www.revistadesarrollohumano.org) y de la Red Latinoamericana de Desarrollo

    Humano de la Direccin Regional para Amrica Latina (DRALC) y el Caribe del Programa de lasNaciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).2 Socilogo de la Universidad de Chile y Doctor en Ciencia Poltica de la Humboldt-Universitt zu

    Berlin, Alemania ([email protected]).

    Los autores agradecen los comentarios de Matthias Bohlender, Klaus Eder, Daniela Jara, Luis F. Lpez-Calva y Herfried Mnkler, quienes no necesariamente comparten las opiniones aqu vertidas y, por lotanto, no son responsables de los posibles errores que el presente documento contenga.

    mailto:[email protected]:[email protected]:[email protected]://www.revistadesarrollohumano.org/http://www.revistadesarrollohumano.org/http://www.revistadesarrollohumano.org/mailto:[email protected]:[email protected]:[email protected]:[email protected]://www.revistadesarrollohumano.org/mailto:[email protected]
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    ndice

    1. El concepto de imaginario en la teora social

    1.1. Cornelius Castoriadis como creador del concepto de imaginario social

    1.2. El desarrollo del concepto de imaginario en la teora social

    1.3. La ciudad como imaginario social

    1.4. La modernidad como imaginario social

    1.5. La nacin como imaginario social

    2. El uso del concepto de imaginario en la investigacin social

    2.1. Las metodologas para abordar los imaginarios en el estudio de las ciudades

    2.2. Algunos Informes de Desarrollo Humano en Amrica Latina

    a) Las mediciones de los imaginarios por el PNUD de Chile

    b) Las mediciones de los imaginarios por el PNUD de Bolivia

    3. Reflexiones finales en torno al concepto de imaginario social

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    1. El concepto de imaginario en la teora social

    El concepto de imaginario ha venido adquiriendo una creciente presencia en la teora

    social y en la investigacin aplicada. Diversos autores y estudios empricos recurren a

    este concepto para enfatizar el carcter construido de la realidad social, es decir, que

    toda comunidad de sujetos acta en funcin de instituciones que son creadas por ellos

    mismos y que tienen la capacidad de determinar la praxis de las personas. As, por

    ejemplo, instituciones como la nacin o el mercado pueden ser comprendidas como

    rdenes simblicos que reglamentan la vida cotidiana sobre todo mediante la

    educacin, la socializacin y la formacin de aparatos coercitivos , hasta llegar a ser

    considerados como reales y legtimos por la sociedad. De tal manera, la nocin de

    imaginario acenta que no existen dinmicas naturales en una sociedad. Los sujetos

    imaginan necesidades y luego luchan por su institucionalizacin, tratndose de dos

    momentos que representan la constante transformacin histrica del orden social.

    Sin embargo, el uso creciente del concepto de imaginario social ha ido de la mano con

    un aumento de su nebulosidad: mientras mayor es su utilizacin en la teora social y en

    la investigacin emprica, menos evidente resulta cul es su foco de anlisis y su

    singularidad (Baczko 2005: 26). Consecuencia de ello, resulta pertinente revisar los

    orgenes y el desarrollo de la nocin de imaginario. Este primer apartado del presente

    trabajo se aboca a resolver justamente esta tarea y para ello se divide en cinco puntos.

    En primer lugar (1.1.), se hace una breve introduccin a la obra de Cornelius Castoriadis

    en cuanto creador del concepto de imaginario social. A continuacin (1.2.), se avanza en

    la caracterizacin de lo que es un imaginario, enfatizando su carcter construido y sus

    consecuencias prcticas para la vida cotidiana de los miembros de una sociedad.

    Posteriormente se exponen brevemente tres campos de investigacin, en donde

    actualmente se puede observar de forma paradigmtica la utilizacin de este concepto:

    la ciudad como imaginario (1.3.), la modernidad como imaginario (1.4.) y la nacin

    como imaginario (1.5.).

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    1.1. Cornelius Castoriadis como creador del concepto de imaginario social

    No cabe duda que Cornelius Castoriadis ha sido el fundador de la nocin de imaginarios

    sociales y que su concepcin surge en un momento histrico determinado3. Es en 1975

    cuando este autor publica su libro La institucin imaginaria de la sociedad, una obra

    que recurre a una serie de disciplinas para fundar una singular teora sobre el

    funcionamiento de lo social. Cmo llega Castoriadis a formular en aquel entonces este

    nuevo enfoque terico? No se trata de una pregunta balad ni de mera ndole biogrfica.

    La filosofa de la ciencia y la historia de las ideas han demostrado a travs de diversas

    obras que la produccin cientfica no ocurre en el vaco, sino que est ntimamente

    relacionada con factores culturales, institucionales y polticos (Bloor 1971; Kuhn 1962;

    Latour 1987; Wagner 1990)4.

    Partiendo de este supuesto bsico en torno a la influencia que los factores culturales,

    institucionales y polticos tienen en la elaboracin del pensamiento cientfico, resulta

    interesante indagar sobre el origen de la nocin de imaginarios sociales. Dicho de forma

    provocativa: cuando Castoriadis publica La institucin imaginaria de la sociedaden

    1975, contra qu visiones de la cultura, gracias al apoyo de qu redes institucionales y

    para qu visiones polticas est escribiendo?

    Partiendo por la dimensin cultural, es evidente que Castoriadis se opone a las

    perspectivas en boga en los aos 1960 y 1970 que tendan a pasar por alto que toda

    sociedad puede ser pensada como un orden simblico autnomo. Es as como su obra

    busca distanciarse de dos corrientes intelectuales: por un lado, la idea de que toda

    3Cornelius Castoriadis (1922-1997) es una fgura atpica dentro de las Ciencias Sociales francesas, yaque se trata de un autor nacido en Constantinopla, que creci en Grecia y luego emigr a Francia. En esteltimo pas trabaj como economista y de forma paralela realiz su carrera acadmica transcitando por

    diferentes escuelas de pensamiento, partiendo por el marxismo, pasando por la filosofa y el psicoanlisis,para posteriormente elaborar una teora de ndole sociolgica. Por otra parte, es importante indicar queCastoriadis pertenece a una generacin intelectual nacida en el perodo de entreguerras y que a partir de

    esta experiencia elabora una crtica hacia la idea de la modernidad y del progreso. En el caso francs esteanimo de unapoca (Zeitgeist) se expresa con particular fuerza en obra de Lacan, la cual recupera lanocin de lo inconsciente desarrollada por Freud e introduce el concepto de imaginario, entendido como

    un espacio inter-subjetivo de produccin de fantasas que funge como ncleo para la construccin de laidentidad personal (Strauss 2006: 327).4 As, por ejemplo, es evidente que el llamado paradigma econmico neoliberal surgi debido a un

    discurso cosmopolita que buscaba ampliar el intercambio entre las naciones (factor cultural), el apoyo de

    organizaciones nacionales e internacionales interesadas en promover el monetarismo (factor institucional)y el amparo de una serie de actores que buscaban mecanismos para legitimar proyectos de modernizacina favor del libre mercado (factor poltico).

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    institucin social cumple una funcin social determinada (funcionalismo) y, por otro, la

    idea de que toda institucin social es el reflejo de una estructura latente

    (estructuralismo). En contraposicin a estas corrientes intelectuales, este autor afirma

    que las necesidades humanas son construcciones sociales que varan a lo largo de las

    culturas y del tiempo. De tal manera, l indica de forma explcita que el capitalismo

    moderno vendra a ser una concepcin propia de Occidente que presupone el

    predominio de la racionalidad humana y la dominacin de la naturaleza por parte del

    hombre (Castoriadis 1983: 230-231). Es as como lo cultural pasa a ser concebido como

    una entidad propia que es capaz de determinar las concepciones econmicas y morales

    que una sociedad determinada posee.

    Desde un punto de vistainstitucional, Castoriadis fue un prolfico autor que con el pasar

    del tiempo fue armando una red de intelectuales que combinaba el activismo poltico

    con el trabajo acadmico. As funda en 1949 la agrupacin Socialismo o Barbarie, la

    cual prontamente se distingue por medio de una revista en donde participaron una serie

    de connotados intelectuales franceses y que se caracteriz, tanto por criticar al

    marxismo ortodoxo, como por la proposicin de nuevos enfoques tericos provenientes

    de la filosofa y el psicoanlisis (Joas y Knbl 2004: 559-560). En conjunto con esta

    generacin de intelectuales franceses logra Castoriadis hacer su carrera acadmica,

    alcanzando en 1980 un puesto de profesor en la prestigiosa Escuela de Estudios

    Superiores en Ciencias Sociales (EHESS segn su acrnimo en francs) en la ciudad de

    Pars.

    Por ltimo y en trminos polticos, la obra de Castoriadis puede ser leda como una

    crtica a los socialismos reales y, a su vez, como una relectura del marxismo que intenta

    recuperar la dimensin revolucionaria de este enfoque terico. Castoriadis enfatiza la

    importancia de la creatividad humana para la transformacin de la sociedad,

    legitimando as la bsqueda de modelos polticos que persiguen la autonoma del

    hombre (Habermas 1988: 382). Tal y como se ver ms adelante, la nocin de

    imaginario es un pivote central para su concepcin de la sociedad moderna como una

    entidad alienada que puede ser emancipada. De hecho, esta dimensin poltica de la

    obra de Castoriadis subyace en una serie de reformulaciones contemporneas del

    concepto de imaginario social.

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    Ahora bien, ms all de los factores culturales, institucionales y polticos que ayudaron

    a que Castoriadis creara la nocin de imaginarios sociales, cul es la singularidad de

    este concepto al interior de la teora social? Para responder esta pregunta es importante

    situar la aparicin del concepto de imaginario social en relacin con las escuelas de

    pensamiento con las cuales directa e indirectamente discute.

    En este sentido, la primera fuente inspiracin y de crtica es el marxismo. En efecto,

    Castoriadis elabora el concepto de imaginario social para marcar una diferencia con la

    hegemona del estructuralismo marxista francs. Mientras este ltimo parte de la

    premisa que las ideas no son ms que el reflejo de las relaciones de produccin de una

    sociedad, Castoriadis es de la opinin que las ideas tienen una vida propia y, por lo

    tanto, son autnomas de la esfera econmica. Su intencin es repensar la teora de Marx

    para darle un mayor peso a las ideas como fuente de creacin y modificacin de la

    realidad.

    En consecuencia, la nocin de imaginario social es una herramienta conceptual para que

    la realidad deje de ser analizada como un simple espejo de las condiciones objetivas en

    las cuales viven los sujetos (Strauss 2006: 324). As se postula que la realidad est

    construida socialmente y que es posible investigar cmo las personas perciben la

    sociedad en que viven, ms all de los criterios estticos, ticos o funcionales que el

    investigador pueda tener en mente. Por ello es que el concepto de imaginario social

    entabla una conexin directa con el trabajo emprico, puesto que se interesa en indagar

    cul es el conocimiento que las personas tienen sobre la sociedad en que viven, para

    luego averiguar en qu medida dicho conocimiento permite y legitima la accin de los

    sujetos (Taylor 2004: 23).

    Por otra parte, el concepto de imaginario social critica al funcionalismo por su

    definicin de la sociedad como un orden que se aboca al cumplimiento de ciertas tareas

    predeterminadas, tal y como supuestamente lo hacen los organismos vivos. Si bien es

    cierto que una sociedad slo puede existir cuando una serie de funciones son cumplidas

    (educacin de la poblacin, produccin econmica, regulacin poltica, reproduccin

    biolgica, etc.), es errneo reducir la sociedad al simple operar de estas funciones. Lo

    propio de ella es la constante invencin, tanto de nuevas necesidades, como de nuevos

    mecanismos para satisfacer necesidades ya existentes (Castoriadis 1984: 199). Es aqu

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    cuando las instituciones entran en accin, ya que mediante ellas los sujetos imaginan

    nuevas necesidades y luchan porque stas sean satisfechas.

    Castoriadis no atribuye a las instituciones el cumplimiento de ciertos fines especficos,

    sino que ms bien se pregunta cmo las necesidades han sido definidas culturalmente y

    qu instituciones han sido erigidas para el cumplimiento de dichas necesidades. Es por

    ello que este autor indica que la invencin de la rueda, la democracia ateniense, la

    propiedad privada o las distinciones de gnero no pueden ser comprendidas ni como

    hechos fsicos, ni como funciones biolgicas y menos an como el resultado de

    estructuras lgicas o de principios morales (Waldenfells 1991: 58-60). Se trata ms bien

    de invenciones humanas que primero fueron imaginadas y luego institucionalizadas,

    hasta transformarse en una obviedad para la sociedad5.

    Teniendo en consideracin la crtica al marxismo y al funcionalismo es posible

    comprender el singular lugar que detenta la nocin de imaginario al interior de la teora

    social. Pues se trata de una categora de anlisis que busca derribar dos grandes

    axiomas. Por un lado, el supuesto de que las ideologas son un mero espejo de las

    condiciones estructurales en las cuales viven los sujetos y, por otro lado, la idea de que

    la accin est encaminada al cumplimiento de determinadas funciones bsicas para la

    especie humana. Castoriadis critica ambos axiomas mediante el concepto de imaginario

    social, el cual subraya la capacidad de creacin de la especie humana y enfatiza que el

    orden social no est determinado por algn principio funcional (por ejemplo: la

    evolucin o el utilitarismo) o moral (por ejemplo: el bien o la justicia).

    Antes de seguir avanzando con la teora Castoriadis y de otros autores que directa o

    indirectamente recurren a la nocin de imaginario social, conviene establecer una

    definicin tpico ideal del concepto. Siguiendo a Castoriadis, un imaginario social es

    una construccin histrica que abarca el conjunto de instituciones, normas y smbolos

    que comparte un determinado grupo social y, que pese a su carcter imaginado, opera en

    la realidad ofreciendo tanto oportunidades como restricciones para el accionar de los

    5El concepto de institucin que maneja Castoriadis no debe entenderse como sinnimo de organizacin,puesto que tiene antes que nada un carcter antroplogico. En este sentido, el uso de Castoriadis de la

    nocin de institucin es muy cercano al constructivismo de Berger y Luckmann (1968), es decir, a lo

    largo de la vida cotidiana las personas establecen dinmicas de interaccin, las cuales se regularizan yentonces se transforman en instituciones. Visto as, una institucin es una construccin social que con eltiempo adquiere una vida propia y que tiene la capacidad de moldear la vida cotidiana de las personas.

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    sujetos. De tal manera, un imaginario no es una ficcin ni una falsedad, sino que se trata

    de una realidad que tiene consecuencias prcticas para la vida cotidiana de las personas.

    1.2. El desarrollo del concepto de imaginario en la teora social

    Hasta ahora hemos presentado brevemente el origen del concepto de imaginario social a

    partir de la obra de Castoriadis. A continuacin interesa profundizar la nocin

    desarrollada por este autor, para ms tarde distinguir tres usos paradigmticos del

    concepto. Como ya se indic ms arriba, Castoriadis se esmera en demostrar que

    aquello que llamamos realidad proviene en estricto rigor de la imaginacin, es decir, se

    trata de una construccin cultural que se ha ido institucionalizado a lo largo del tiempo.

    Por ello es que la singularidad de la especie humana estara en su capacidad de

    imaginar, ya que gracias a ella puede el hombre idear nuevas necesidades y luchar

    porque stas se hagan realidad.

    Segn Castoriadis, un imaginario social no es entonces la representacin de ningn

    objeto o sujeto y menos an la realizacin de algn fin ltimo inherente a la historia de

    la humanidad. Ms bien se trata de la incesante y esencialmente indeterminada creacin

    socio-histrica de instituciones, normas y smbolos que otorgan sentido al actuar de las

    personas. Es as como esta perspectiva enfatiza la contingencia del orden social y

    combate las concepciones teleolgicas de la historia: la humanidad no est encaminada

    hacia el progreso moral o tcnico, ya que ella siempre se reinventa por medio de la

    creacin de nuevas instituciones que persiguen la modificacin de la realidad. Dicho de

    otro modo, puesto que las instituciones no pueden ser reducidas al cumplimiento de

    ciertas funciones y el campo de la cultura no est determinado a priori por la economa,

    constantemente son creados nuevos smbolos y se modifican las normas, de modo tal

    que emergen nuevas instituciones que fungen como motor del cambio social hacia una

    direccin que no sigue un fin especfico (Joas y Knbl 2004: 571).

    As, por ejemplo, las sociedades han ido elaborando a lo largo de la historia un

    imaginario social patriarcal, en donde hay una clara divisin de roles de gnero. Ms

    all de la discusin en torno a posibles asideros biolgicos o funcionales de este

    imaginario, es importante notar que se trata de una construccin cultural que se ha ido

    sedimentando en distintas sociedades hasta el punto de transformarse en una obviedad

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    (Butler 1990). No obstante, con el pasar del tiempo han ido aumentado las voces crticas

    que imaginan nuevos tipos de relaciones de gnero y luchan por modificar el imaginario

    social patriarcal. Es as como ste ltimo se ha ido transformando, an cuando no se

    sabe a ciencia cierta cmo ser el nuevo imaginario que terminar por

    institucionalizarse6.

    Antes de proseguir con los usos paradigmticos del concepto de imaginario social,

    conviene dejar enunciadas dos dimensiones que son centrales en la teora de

    Castoriadis. En primer lugar, para este autor es errneo reducir la nocin de imaginario

    a algo irreal, como sucede en el caso de una mentira (aparentar algo que no es) o de una

    novela (narrar una ficcin). El concepto de imaginario social recurre a la dimensin

    simblica para dar a entender algo que an no existe, pero que a partir de su

    enunciacin comienza a tomar vida propia y que slo posteriormente puede ser

    racionalizado (Castoriadis 1984: 581). De tal manera, lo imaginario no es

    representacin sino que creacin de algo. Esto queda demostrado de forma ejemplar en

    el as llamado teorema de Thomas: si el hombre define una situacin como real, sta

    ser real en sus consecuencias7. Esta dimensin de la teora de Castoriadis es clave

    para comprender la singularidad de los imaginarios sociales, en cuanto tienen la

    capacidad de influir en el actuar de las personas. As, por ejemplo, veremos ms

    adelante que la nacin puede ser comprendida como un imaginario social por el cual

    miles de personas han justificado conflictos blicos e incluso han sacrificado sus vidas.

    En consecuencia, pese a su carcter imaginado, la nacin es una realidad que tiene

    efectos prcticos en la vida cotidiana de los individuos.

    Una segunda dimensin de la teora de Castoriadis que es medular para el concepto de

    imaginario social es la nocin de alienacin. Esta ltima proviene de Hegel y Marx,

    pero es reinterpretada por Castoriadis para indicar la tendencia natural que las

    6Un aspecto que no queda del todo claro en la teora de Castoriadis en particular y en el uso del concepto

    de imaginarios en general, es la pregunta por la modificacin del orden social. En efecto, los procesos detransformacin acontencen gracias a la emergencia de nuevas normas y smbolos que se institucionalizan,tratndose un decurso que no es neutro, sino que usualmente implica luchas de poder entre actores

    sociales y que de un modo u otro implica la emergencia de nuevos imaginarios (Eder 2000).7El teorema de Thomas es un principio bsico de la teora sociolgica formulado por William I. Thomas(1863-1947) y que se asemeja a lo que cotidianemente se conoce como profesa autocumplida. Un

    ejemplo clsico de este teorema se encuentra en fenmenos de produccin de desconfianza econmica: un

    grupo de individuos escucha el falso rumor de que su banco est en bancarrota, ellos van a retirar sudinero y, como consecuencia, el banco entra en quiebra, aun cuando antes de esta crisis no habacondiciones objetivas que sugirieran este posible colapso.

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    instituciones tienen para borrar sus orgenes. Esto quiere decir que los seres humanos

    dan vida a una nueva realidad gracias a la imaginacin, la cual cobra presencia por

    medio de instituciones que con el pasar del tiempo prescinden de su fuerza fundante. De

    este modo, instituciones sociales como el mercado o la nacin adquieren una vida

    propia y pasan por alto que se trata de construcciones ideadas por seres humanos. En

    estos casos sucede una alienacin, vale decir, los hombres se tornan impotentes frente a

    instituciones que ellos mismos han ideado y creado.

    Sin embargo, Castoriadis es consciente del poder de la imaginacin humana para

    superar la alienacin de las instituciones y ofrecer as nuevos decursos posibles de

    accin. En este sentido, la idea misma de institucin imaginaria de la sociedad

    apunta la existencia de una relacin dialctica entre libertad y disciplinamiento: por un

    lado, gracias a la imaginacin humana emergen nuevas instituciones que amplan el

    campo de accin de los sujetos y, por otro lado, son estas mismas instituciones las que

    regulan por medio de normas y smbolos las interacciones humanas, convirtindose en

    un constreimiento para la accin (Wagner 1995: 22-25). Visto as, las instituciones

    tienen la cualidad de abrir y cerrar espacios de accin, siendo esta conflictiva dinmica

    determinante en el desarrollo histrico de toda sociedad.

    En efecto, instituciones como el mercado o la nacin ofrecen una serie de nuevas

    oportunidades la ampliacin de los intercambios econmicos y la integracin a una

    colectividad, pero al mismo tiempo implican un disciplinamiento para los actores, ya

    que slo mediante el respeto de ciertas reglas escasa intervencin del Estado en la

    economa y normas polticas comunes stas pueden ganar fuerza en la sociedad.

    Instituciones de este tipo, que simultneamente ofrecen un aumento de libertad y de

    disciplinamiento, son analizadas por Castoriadis mediante la nocin de alienacin.

    Como respuesta a esta situacin, este autor define la emancipacin como la posibilidad

    de cuestionar los imaginarios sociales para mostrar as su carcter construido y la

    facultad del ser humano para transformarlos (Bauman 2001: 92-94). De este modo, la

    nocin de imaginario social tiene en Castoriadis una status tanto heurstico como

    poltico: mantiene un status heurstico en la medida que enfatiza la necesidad de

    averiguar cmo las personas comunes observan la realidad y, a su vez, persigue un

    status polticoen la medida que avala la idea de que mediante el conocimiento de los

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    imaginarios sociales se posibilita la transformacin de la sociedad. En este sentido,

    Castoriadis es de la opinin que gracias a la toma de conciencia de los imaginarios que

    los sujetos tienen de la realidad, resulta factible proponer lneas de accin que permiten

    la emancipacin de la especie humana (Kalyvas 2001).

    Resulta pertinente enfatizar que Castoriadis elabora el concepto de imaginario social

    para subrayar sus implicaciones prcticas, tanto para la accin de las personas, como

    para la posibilidad de superar formas de alienacin colectiva. Ahora bien, cul ha sido

    la influencia de este concepto en la teora social? A lo largo de 1980 y sobre todo a

    contar de 1990 comienza a ganar preponderancia la nocin de lo imaginario en las

    Ciencias Sociales. La aparicin de este concepto no siempre se establece en relacin

    directa con la obra de Castoriadis, aunque usualmente se recogen una serie de

    planteamientos de este autor. A grandes rasgos, es posible detectar tres campos en

    donde la nocin de imaginario social se ha ido consolidando: la ciudad, la modernidad y

    la nacin. La siguiente tabla ofrece una vista panormica de estos tres campos y a

    continuacin se elabora una breve descripcin de cada uno de ellos.

    Tres campos en donde se ha consolidado la nocin de imaginario social

    Ciudad como

    imaginario

    Modernidad como

    imaginario

    Nacin como

    imaginario

    Definicin del

    concepto

    El espacio urbano

    no es slo una

    entidad fsica sino

    que es tambin unterritorio

    imaginadopor sushabitantes, el cual

    refleja sus deseos ytemores respecto al

    desenvolvimiento

    de la vida cotidiana

    La sociedad moderna

    occidental es un

    modelo de convivenciaimaginadoque sedistingue por tres

    instituciones: una

    economa de libre

    mercado, una opininpblica reflexiva y un

    orden poltico

    democrtico

    La nacin es una

    comunidadimaginadaque

    genera poderososlazos de solidaridad

    entre un gran

    nmero de personas

    que no tienen laposibilidad fctica

    de conocerse entre s

    y que viven en un

    territorio definidocomo comn

    Principal lnea

    de investigacin

    Sociologa urbana Teora sociolgica Anlisis histrico

    Autores Nstor Garca

    Canclini

    Armando Silva

    Shmuel N. Eisenstadt

    Charles Taylor

    Gran Therborn

    Benedict Anderson

    Ernst Gellner

    Eric Hobsbawm

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    1.3. La ciudad como imaginario

    Visto en perspectiva, la teora social ha brindado muy poca atencin al anlisis del

    espacio (Schroer 2006: 9). Este ltimo suele ser considerado como una categora ms de

    la realidad, la cual generalmente es reducida a una materialidad fsica que puede ser

    representada a travs de un mapa. Sin embargo, el lenguaje cientfico y poltico est

    cargado de metforas espaciales que estn lejos de ser neutrales. Ejemplos de ello son

    distinciones como civilizacin y barbarie o centro y periferia, siendo ms actual la

    diferenciacin entre un eje del bien y un eje del mal. Estos casos revelan que el uso

    del espacio no obedece tan slo a una simple descripcin objetiva, sino que tambin

    suele incluir nociones subjetivas sobre aquellos lugares que se enuncian.

    Esta forma de concebir el espacio ha venido ganando terreno en las Ciencias Sociales.

    As, por ejemplo, un reconocido autor como Giddens (1984) destaca la importancia de

    la geografa para el estudio de lo social, mientras que un intelectual como Bourdieu

    (1991) recurre a metforas espaciales como campo y cuerpopara elaborar un nuevo

    enfoque heurstico. Lo interesante de este florecimiento del concepto de espacio en la

    teora social es su vinculacin con la nocin de imaginario, ya que interesa investigar

    desde la subjetivad, es decir, averiguar cmo las personas conciben y experimentan los

    lugares que habitan. Y es especialmente en el estudio de la ciudad donde esto se torna

    evidente, sobre todo en la nocin de imaginarios urbanos.

    El concepto de imaginario urbano apunta la existencia de una paradoja entre la ciudad

    real y la ciudad imaginada: mientras la primera puede ser concebida como el conjunto

    de estadsticas, mapas y otro tipo de mediciones objetivas sobre un espacio urbano

    determinado, la segunda indica las percepciones de los habitantes respecto al lugar que

    ellos habitan, tratndose de un conocimiento subjetivo que se sustenta en la vida

    cotidiana. Desde este ngulo, una ciudad tiene una serie de imaginarios, los cuales

    representan distintos mapas cognitivos sobre cmo los habitantes viven en un territorio

    definido como comn. Quienes viven en una ciudad nunca la conocen por completo,

    pero an as tienen una imagen de aquellos barrios y lugares que no han visitado o que

    tan slo han divisado (Hiernaux 2007: 25-26).

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    La distincin entre la ciudad real y la ciudad imaginada demarca una paradoja entre

    lo empricamente observable y las percepciones o deseos de las personas. De hecho, las

    observaciones cientficas sobre una urbe y su manejo no necesariamente guardan

    relacin con las opiniones que las personas tienen de la ciudad en que viven. As, por

    ejemplo, un estudio sobre Bogot indica que sus habitantes estiman con un mnimo

    grado de error la cantidad de personas que actualmente viven en la ciudad (7.000.000

    aproximadamente), pero al mismo tiempo opinan que hacia el 2020 la ciudad tendr una

    poblacin cercana a los cuarenta millones de habitantes, tratndose de una cifra que no

    tiene asidero demogrfico alguno y que representa ms bien un temor frente a una

    sensacin de colapso de la vida cotidiana (Silva 2003). Una situacin similar se observa

    en varias ciudades Amrica Latina, en cuanto hoy en da los imaginarios urbanos de las

    grandes ciudades del continente estn cruzados por el tema de la seguridad ciudadana y,

    por lo tanto, reflejan temor ante el aumento de la criminalidad y el deseo de la

    construccin de espacios seguros, generalmente canalizado mediante la privatizacin

    (Garca Canclini 2002: 45).

    Los imaginarios urbanos no son irreales ni ficciones. Se trata ms bien de diversas

    formas en que la ciudad es percibida y vivida por sus habitantes. Desde este punto de

    vista, la ciudad deja de ser considerada como una unidad y pasa a ser analizada como un

    espacio que es vivido por sus habitantes de formas diferentes y, por lo tanto, interesa

    averiguar en qu medida los diversos imaginarios existentes tienen distintas

    consecuencias para la accin. Tal y como veremos en la segunda parte de este trabajo,

    esta pregunta es clave en los estudios urbanos contemporneos y abre una singular lnea

    de polticas pblicas.

    1.4. La modernidad como imaginario

    Desde el surgimiento de la sociologa como disciplina cientfica ha existido un discurso

    sobre la modernidad que presupone que a partir de la Ilustracin y la revolucin

    industrial comienza el trnsito hacia un nuevo tipo de orden social. El avance de la

    ciencia y la expansin de la secularizacin son dos pilares que favoreceran este trnsito,

    el cual da por sentado que la sociedad se organiza cada vez menos a partir de la

    tradicin y cada vez ms en funcin de la razn. Sin embargo, este discurso sobre la

    modernidad ha venido cayendo en descrdito, tanto por la irrupcin de las teoras de la

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    post-modernidad, como asimismo por la obra de una serie de autores que indican las

    consecuencias perversas de la modernidad (Beck 1986; Bauman 2002; Touraine 1994).

    Con todo, el discurso de la modernidad sigue estando presente. Sobre todo en la

    actualidad se acenta que no existe una modernidad en singular sino que modernidades

    en plural: as como las diversas culturas han experimentado una serie de

    transformaciones comunes como por ejemplo la expansin de una economa

    capitalista y la modificacin de las categoras espacio/temporales , tambin es cierto

    que estas culturas han ido enfrentando estas transformaciones a partir de sus propias

    instituciones y, por lo tanto, han elaborado distintos imaginarios de la modernidad

    (Eisenstadt 2000; Therbon 2000). Desde este ngulo, la modernidad occidental que

    usualmente suele ser presentada como un modelo no es otra cosa que un imaginario

    ms en torno a cmo supuestamente debe estructurarse una sociedad. No habra

    entonces una sola modernidad, sino que las distintas culturas han ido elaborado sus

    propios imaginarios al respecto, los cuales se cristalizan en el esbozo de diversos tipos

    de orden social (Knbl 2007).

    Esta postura es defendida con gran nfasis por el filsofo canadiense Charles Taylor,

    quien en uno de sus ltimos libros trabaja la nocin de imaginarios sociales modernos

    (Taylor 2004). Siguiendo la argumentacin de esta obra, es posible definir a la

    modernidad occidental como el gradual desarrollo histrico de un modelo de sociedad

    que se caracteriza por la articulacin de tres instituciones imaginarias: (a) el mercado,

    (b) la opinin pblica y (c) la democracia.

    a) El mercado es una institucin imaginaria de la modernidad occidental que comienzaa tomar fuerza a partir del liberalismo ingls del siglo XVII y XVIII, que propona

    un singular modelo de bienestar social sustentado en el principio de la no

    intervencin poltica en la esfera econmica. Siguiendo la obra de Polanyi (1989), el

    mercado entendido en su acepcin moderna como consecucin de un orden

    perfecto gracias al libre actuar de la economa puede ser concebido como una

    realidad que primero fue imaginadapor un grupo pensadores liberales y que luego

    se fue institucionalizandoen diversas partes del mundo. La definicin del mercado

    como una institucin imaginaria subraya que ste no es un orden natural, sino que se

    trata de una construccin humana que emerge en un determinado momento y a

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    contar de entonces ha tenido la capacidad de irse adecuando a distintos escenarios

    histricos (Bohlender 2007).

    b) La opinin pblica puede ser analizada como una institucin imaginaria propia de lamodernidad occidental en el sentido del clsico estudio de Habermas (1990). Con el

    desarrollo de la imprenta en los siglos XVIII y XIX comienza a formarse una esfera

    de discusin ilustrada en torno al devenir de la sociedad, la cual permite un debate

    racional en torno a la definicin del bien comn. Se trata de un espacio que primero

    fue imaginadoy cultivado por reducidos crculos burgueses, pero que con el pasar

    del tiempo fue institucionalizndosehasta alcanzar a toda la poblacin. De hecho,

    hoy en da se asume que la opinin pblica es un espacio que sirve tanto para la

    formulacin de demandas ciudadanas como para la fiscalizacin y la legitimacin

    del poder poltico (Peters 1993).

    c) La democracia es una institucin imaginaria caracterstica de la modernidadoccidental que cobra fuerza a partir de la Revolucin Francesa y la Independencia

    de los EEUU, ya que ambos procesos histricos cuestionan el orden monrquico y

    proponen a cambio la constitucin de un sistema poltico representativo que parte

    del supuesto que la soberana proviene de los individuos (Rosanvallon 2008: 308-

    309). El carcter imaginario de la democracia se expresa en la constante discusin

    de lo que significa la autodeterminacin colectiva, lo cual se manifiesta por sobre

    todo en diferentes adecuaciones espaciales y temporales respecto a los lmites del

    poder y quines son considerados como miembros de la comunidad poltica

    (Lechner 1990). As, por ejemplo, no cabe duda que EEUU es un orden democrtico

    pese a que en este pas sigue existiendo la pena de muerte. Al mismo tiempo,

    tampoco se cuestiona que Suiza ha sido una democracia a lo largo del siglo veinte,

    pese a que en este pas recin en 1971 se permiti el voto femenino.

    Qu implica definir a la modernidad occidental a partir de la gradual conformacin de

    tres entidadesel mercado, la opinin pblica y la democraciaque son categorizadas

    como instituciones imaginarias? Siguiendo la obra de Taylor, es posible subrayar dos

    grandes novedades en esta forma de definir a la modernidad occidental: por un lado, su

    carcter dinmico y siempre inconcluso y, por otro lado, su tendencia a asumir un

    patrn normativo de civilizacin que puede llegar a presentar rasgos imperialistas.

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    En primer lugar, al entender a la modernidad occidental como un imaginario se enfatiza

    que se trata de un proyecto antes que de un estadio definitivo, es decir, es una propuesta

    en torno a cmo se debe organizar la sociedad, la cual vara a lo largo del tiempo en

    funcin de los problemas que emergen producto de su institucionalizacin. De este

    modo, entidades como el mercado, la opinin pblica y la democracia siempre son

    perfectibles y representan una utopa en el sentido literal del trmino: una composicin

    de instituciones imaginarias que proponen un modelo ideal de sociedad irrealizable y

    que sirven como motor para la accin de los individuos (Baczko 2005: 75).

    En segundo lugar, al asumir que la modernidad occidental es un imaginario se afirma

    que las sociedades de Occidente constituyen un orden que ofrece no slo seguridad,

    sino que tambin pautas normativas con efectos para la accin. La seguridad que otorga

    este imaginario proviene de la creacin de instituciones tales como el mercado, la

    opinin pblica y la democracia que son perfectibles a lo largo del tiempo y que en

    tanto utopas garantizan la produccin del bien comn. Dicha seguridad implica a su vez

    una relativa sensacin de superioridad frente a otros modelos de orden social, de modo

    que el imaginario de la modernidad occidental produce consciente o inconscientemente

    un concepto de civilizacin con significativas consecuencias para la accin; como por

    ejemplo lo demuestra la actual expansin de intervenciones militares en nombre de los

    Derechos Humanos. Es en este sentido que el imaginario occidental de la modernidad

    tiene un lado oscuro que se manifiesta en la promocin de dinmicas de accin que

    como bien lo demuestra el debate en torno al postcolonialismo en cierto sentido

    pueden llegar a ser imperialistas (Taylor 2004: 182-183).

    1.5. La nacin como imaginario

    Existen pocos campos de investigacin en donde el concepto de imaginario social ha

    hecho una carrera tan promisoria como en el estudio del nacionalismo. La obra pionera

    de Benedict Anderson titulada Imagined communities (1983) marca un quiebre a

    partir del cual la nacin comienza a ser concebida como una invencin moderna. Es as,

    como junto a la obra de autores como Gellner (1982) y Hobsbawm (1991), acontece un

    giro constructivista en el anlisis de la nacin, es decir, sta deja de ser estudiada

    como la simple identidad comn de un pueblo y pasa a ser investigada como una

    construccin cultural propia de la modernidad. En este giro terico es central la obra de

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    Anderson y su idea de comunidad imaginada, ya que mediante ella se enfatiza que la

    nacin es antes que nada un producto humano que con el tiempo se institucionaliza y

    cobra vida propia.

    Si bien Anderson nunca hace referencia a la obra de Castoriadis hay una serie de

    similitudes entre ambos autores. De hecho, el mismo Castoriadis es de la opinin que la

    nacin puede ser concebida como un imaginario en un triple sentido: primero, como

    historia pasada que no es vivida personalmente sino que es heredada inter-

    generacionalmente; segundo, como atribucin de semejanzas entre los sujetos de una

    comunidad pese a las diferencias reales existentes entre ellos; tercero, como una

    construccin mtica que constantemente es actualizada por medio de ritos y smbolos

    colectivos (Castoriadis 1984: 254-255). Lo interesante es que el carcter imaginado de

    la nacin no impide que sta tenga consecuencias prcticas para la accin. Dos guerras

    mundiales en el siglo veinte y el reverdecer de los nacionalismos tras el fin de la Guerra

    Fra demuestran esta tesis.

    Para comprender la firmeza de la nacin y su capacidad para movilizar a la poblacin

    conviene analizar en detalle el concepto elaborado por Anderson. Su definicin de la

    nacin incluye cuatro dimensiones, puesto que se trata de una (a) comunidadpoltica (b)

    imaginadaque es (c)finita y (d)soberana.

    a) La nacin es una comunidad poltica en la medida que presupone la camaraderaintrnseca entre sus miembros, pese a que stos de hecho mantienen una serie de

    diferencias de status econmico y simblico entre si.

    b) La nacin es imaginadaen el sentido que sus miembros nunca podrn conocer o vera la mayora de los otros y, a pesar de esto, existen en sus respectivas mentes como

    pares de una misma colectividad.

    c) La nacin esfinita, ya que consciente o inconscientemente define lmites culturaleshacia las otras naciones existentes por medio de categoras tnicas, lingsticas, y/o

    raciales.

    d) La nacin essoberana, en cuanto recoge la idea de la Ilustracin en torno a que lalegitimidad del orden no deriva de Dios, sino que de una comunidad de sujetos que

    por medio del Estado es capaz de moldear lo que sucede en un territorio definido

    como propio.

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    Teniendo en consideracin estas cuatro dimensiones bsicas del concepto de nacin

    elaborado por Anderson, cabe preguntarse cul es su peculiaridad. En consonancia con

    la obra de Castoriadis, Anderson es de la opinin que la nacin es una construccin

    social y, por lo tanto, es un error concebirla bajo el alero del romanticismo como el

    desarrollo de la conciencia colectiva de un pueblo o tipificarla como una mera ideologa

    en el sentido marxista del trmino. Al hablar de creacin no se trata de postular que la

    nacin es una falsedad. Por el contrario, se trata de una realidad que ha sido imaginada

    por personas y que tiene la capacidad de institucionalizarsea lo largo del tiempo. Los

    puntos en comn entre los individuos de una nacin comida, lenguaje, etc. son

    entonces invenciones que emergen tanto por contingencia histrica como por

    deliberaciones polticas.

    Visto as, es irrisorio pensar que cada pueblo tiene una suerte de esencia que se plasma a

    lo largo de la historia. Si un pueblo se distingue de otro es por su capacidad de construir

    diferencias culturales que con el tiempo son definidas como propias de la nacin. Y para

    que esto suceda, es necesaria la presencia de grupos de personas (por ejemplo: elites

    intelectuales) y de tecnologas (por ejemplo: la imprenta) que ayuden a que este

    imaginario de lo nacional cobre presencia al interior de una comunidad. De hecho, la

    tesis de Anderson es que el surgimiento del nacionalismo en los siglos XVIII y XIX se

    explica por la expansin de la imprenta, ya que gracias a ella comienza a establecerse un

    lenguaje nacional entre vastos grupos humanos que hasta entonces tenan escasos

    puntos en comn. Este proceso se vio a su vez retroalimentado por la aparicin de elites

    intelectuales que comienzan a utilizar este lenguaje comn para describir la singularidad

    de sus respectivas comunidades imaginadas.

    Por ltimo, cabe subrayar una significativa similitud entre la nocin de imaginario de

    Castoriadis y de Anderson: ambos autores asumen que la conformacin de imaginarios

    tiene consecuencias prcticas para la accin. De este modo, el concepto de Anderson de

    la nacin como comunidad imaginada enfatiza la emergencia de un nuevo tipo de orden

    social que posibilita la movilizacin de los individuos frente a eventuales amenazas. La

    fuerza de esta ligazn entre los miembros de una comunidad imaginada se puede medir

    a travs de su herosmo, es decir, su disposicin a luchar y en ltimo extremo a entregar

    su vida en nombre de la nacin (Mnkler 2006: 311).

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    2. El uso del concepto de imaginarios en la investigacin social

    El estudio de los imaginarios es reciente. Debido a esta condicin es que

    metodolgicamente no existe una frmula nica y probada para aproximarse a su

    estudio. Es por eso, que en esta parte de este artculo se quiere responder a la siguiente

    pregunta: cmo se han estudiado empricamentelos imaginarios?

    La medicin del concepto de imaginario trae consigo una serie de dificultades y

    desafos debido a lo abstracto que resulta este trmino. Algunos autores lo

    operacionalizan a travs de entrevistas, realizando anlisis de discurso o aplicando

    mtodos cuantitativos de relaciones entre palabras o ideas; mientras otros combinan

    mtodos grficos ms ldicos con encuestas. Para entender la forma en que se han

    medido los imaginarios es que se presentarn, en esta parte del artculo, dos lneas de

    investigacin de las Ciencias Sociales que han trabajado empricamente con este

    concepto: el estudio de las ciudades y la sociologa de la cultura8. Cada una de ellas ha

    creado sus propias maneras de investigarlos, mezclando tcnicas de distinto tipo. Para

    comprender estos diversos abordajes empricos al concepto de imaginario, a

    continuacin se describen brevemente algunas de las investigaciones que se han

    realizado en este campo, poniendo especial nfasis en la metodologa utilizada para

    despus destacar las principales conclusiones a las que dichas investigaciones han

    llegado con el uso de los imaginarios como concepto clave.

    2.1. Las metodologas para abordar los imaginarios en el estudio de las ciudades

    En el estudio de las ciudades existe una lnea de investigacin que se preocupa de

    analizar cmo las personas perciben y viven el espacio que habitan. Esta perspectiva

    parte del supuesto bsico que los espacios tienen una evaluacin distinta para la persona

    que lo habita que para quien lo planifica, es decir, resulta posible hacer una distincin

    entre una concepcin objetiva y subjetiva del espacio (Schroer 2006: 230). Se parte de

    8Una tercera lnea son los estudios de gnero, sin embargo, las tcnicas utilizadas en estos estudios no

    difieren mayormente a las aqu presentadas. Con todo, es posible constatar un relativo giro metodolgicoen los estudios de gnero al momento de abordar el tema de los imaginarios. En gran parte esto se debe aque los argumentos se construyen a partir del anlisis de smbolos que definen las relaciones de gnero,

    como son las imgenes de la publicidad o en los medios de comunicacin que generan ciertos estereotipos

    de personas o situaciones. En consecuencia, los estudios de gnero recurren con frecuencia a la semiticay, por lo tanto, se distancian de las tcnicas usualmente ocupadas en las Ciencias Sociales, tales como lasencuestas.

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    la base que el espacio es multidimensional y, por tanto, toda intervencin dentro de ste

    debera considerar esta multiplicidad de miradas. Esta perspectiva constituye una nueva

    visin sobre el estudio de la ciudad al concentrarse en aspectos distintos a la mera

    descripcin de los lugares, materias a las que se enfocan los estudios ms tradicionales

    sobre la ciudad.

    En esta rea existen distintas escuelas de investigacin acerca de los imaginarios,

    tratndose principalmente de estudios acadmicos realizados en Mxico y en Espaa.

    As, por ejemplo, la Universidad Autnoma de Mxico (UAM) se encuentra estudiando

    los imaginarios relacionados a distintos temas relativos a la ciudad, tales como el

    imaginario de la casa propia, de la vida colectiva o del miedo urbano. El objetivo central

    de estas investigaciones es estudiar cmo las personas se ven a si mismas en la ciudad y

    a lo que aspiran. En este contexto, los imaginarios permiten conocer cmo perciben,

    sienten, recuerdan y proyectan su urbe los ciudadanos: estudiar el imaginario urbano

    que tiene la poblacin de una ciudad o de una porcin de la misma es imprescindible

    para captar en su totalidad la experiencia urbana. Y consecuentemente, es

    imprescindible para actuar en ella, sea a la hora de planificar su crecimiento, disear su

    imagen o mejorar su entorno (Boira 2007: 2).

    Las tcnicas utilizadas en estos estudios responden a una mezcla entre aquellas de tipo

    cualitativo (sobre todo entrevistas en profundidad y etnografas) y cuantitativo

    (especialmente encuestas, censos y otras estadsticas). Lo novedoso en esta rea de

    investigacin es que tambin se utilizan otras tcnicas como los mapas de Gulliver

    tcnica aplicada por primera vez en Japn , en donde las personas son enfrentadas a un

    gran plano de la ciudad que habitan y se les solicita que anoten cualquier tipo de

    observacin. De ah la denominacin de la tcnica como Gulliver, ya que las personas

    seran los gigantes que recorren esta ciudad en miniatura. Esta metodologa se

    complementa con una visita de los tcnicos al lugar para recoger fotografas y adquirir

    ms informacin sobre la historia de esos lugares. Este tipo de informacin sirve para

    conocer el valor que estos lugares tienen para las personas y sistematizar las

    recomendaciones de los vecinos para mejorar la ciudad, hacindola amigable y til a sus

    habitantes. Un ejemplo de esto, es la experiencia realizada en un municipio del rea

    metropolitana de Valencia en el ao 2001, donde se utiliz esta metodologa para captar

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    el imaginario de los ciudadanos e incorporarlo al trabajo urbanstico municipal, diseo

    de parques, jardines y plazas.

    Otra tcnica de medicin emprica de los imaginarios es la utilizacin de mapas ms

    pequeos, donde las personas tienen que delimitar ciertos espacios, identificando

    barrios y los significados que para las personas tiene el habitar esos espacios. En

    Valencia, por ejemplo, se realiz una investigacin donde se les pidi a los vecinos que

    definieran los lmites de su barrio. La mayor parte de los vecinos deline lmites

    distintos a los que utilizan los tcnicos para definir las polticas de la ciudad. En este

    caso, el estudio de los imaginarios ayud a definir una poltica municipal basada en la

    divisin por barrios de acuerdo a lo que los propios vecinos reconocen como parte de su

    barrio. En la ciudad de Vigo tambin se realiz una investigacon solicitada por el

    ayuntamiento de esa ciudad con el objetivo de estudiar su estructura territorial y su

    encaje en la planificacin territorial del gobierno regional. A travs de encuestas y

    entrevistas, se obtuvieron un conjunto de percepciones de los ciudadanos que

    posteriormente deban ser incorporadas por los tcnicos para la planificacin urbana. En

    estos casos, el estudio de los imaginarios urbanos ha contribuido a detectar problemas

    como la percepcin de la calidad de vida y la actuacin municipal, lo que ha hecho

    posible proponer modificaciones a la estructura urbana de la ciudad.

    Es necesario considerar que la idea poltico-tcnica que fundamenta esta forma de

    investigar es que la participacin de las personas es necesaria para el mejoramiento

    urbano, ya que son los propios habitantes los que conocen de mejor manera el entorno

    en que viven. El estudio de los imaginarios urbanos se transforma entonces en una

    oportunidad para generar participacin de las personas en el diseo o transformacin de

    las ciudades. Visto as, la nocin de imaginarios ha servido en la urbanidad para

    incorporar la dimensin subjetiva de lo social: interesa saber cules son las vivencias de

    las personas y en funcin de ello se posibilita el diseo de polticas pblicas que no se

    sustentan tan slo en el saber de expertos, sino que tambin en la percepcin de la

    ciudadana.

    Para la sociologa urbana es importante estudiar los imaginarios puesto que refieren a

    decisiones relativas a la localizacin y los patrones de movilizacin de las personas,

    siendo utilizado por urbanistas y publicistas para la creacin de nuevos productos. La

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    delimitacin del espacio para las personas (mi barrio,el centro, etc.) puede servir

    para complementar polticas de intervencin de la ciudad, marketing urbano, sealtica

    o participacin ciudadana.

    2.2. Algunos Informes de Desarrollo Humano en Amrica Latina

    Tal como se indic en el primer apartado del presente artculo, el uso del concepto de

    imaginario permite estudiar desde la subjetividad, es decir, cmo las personas perciben

    y valoran la sociedad en que viven, adems de las aspiraciones o miedos a los que se

    enfrentan. No se trata slo de estudiar la opinin de las personas frente a ciertos temas,

    sino que el conjunto de ideas y visiones que tienen en torno a la sociedad. Es por que

    esto que los imaginarios tienen importantes consecuencias para la accin de las

    personas, pues ellos definen un horizonte de lo que es considerado como real y por

    posible por los distintos miembros de una sociedad

    Siguiendo este concepto en torno a los imaginarios, se han realizando investigaciones

    empricas en los Informes de Desarrollo Humano, especialmente, por parte de los

    equipos de Bolivia y Chile9. De hecho, estos equipos han ido incorporando

    paulatinamente el tema de la subjetividad y la teora de la accin en el concepto de

    desarrollo humano. En este contexto, los imaginarios son analizados para entender las

    percepciones, miedos y esperanzas de las personas en torno a determinados temas.

    Cabe indicar que el estudio de los imaginarios se ha realizado de distinta forma en cada

    uno de los equipos de Desarrollo Humano anteriormente citados, mostrndose ciertas

    modificaciones en el tiempo en cuanto a su metodologa. De esta forma, se ha pasado

    desde realizar anlisis de discurso definido como la exploracin de las hablas de las

    personas en algunos temas a investigar hasta anlisis mediante tcnicas cuantitativas,

    como sera el estudio de las representaciones sociales a travs de cognemas y anlisis

    estadsticos multivariados. Esto ha desencadenado la utilizacin de una serie de tcnicas

    para medir los imaginarios. De tal manera, a continuacin describiremos las

    metodologas utilizadas por estos equipos para medir empricamente los imaginarios en

    9 La investigsacin en torno a los imaginarios han sido impulsados por Fernando Caldern (excoordinador del Informe de Desarrollo Humano de Bolivia), Pedro Gell y Norbert Lechner (equipo deDesarrollo Humano de Chile).

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    algunas de sus publicaciones, as como tambin veremos la utilidad de dichas

    mediciones para la comprobacin de las hiptesis que se quieren demostrar o refutar en

    cada una estas investigaciones.

    a) Las mediciones de los imaginarios por el PNUD de Chile

    En el equipo de Desarrollo Humano del PNUD-Chile los imaginarios son una piedra

    angular de sus informes. Los imaginarios son estudiados para entender cmo las

    personas perciben la sociedad en que viven, ya que stos dotaran de sentido al accionar

    de los individuos. Ahora bien, cmo se han investigado los imaginarios?

    El equipo chileno mezcla tcnicas cualitativas y cuantitativas, aunque la base

    metodolgica para estudiar los imaginarios son los grupos de discusin. Esta tcnica ha

    sido introducida en Amrica Latina a travs de la obra del espaol Jess Ibez (1985) y

    consiste en la invitacin a conversar a un grupo reducido de personas que no se

    conocen, permitindose as la reconstruccin de la dimensin subjetiva de los temas que

    interesan investigar. Esto implica dejar hablar a las personas sin una moderacin

    activa, ni preguntas directas, con el objetivo de entender las conexiones de sentido que

    van estableciendo los participantes. En consecuencia, no interesa obtener la opinin de

    las personas frente a determinados temas, sino que es importante la conversacin

    espontnea que se da entre los participantes10.

    El equipo de Chile tambin ha combinado los grupos de discusin con otras tcnicas,

    como por ejemplo, el anlisis de fotografas, tal como ocurri en el informe nacional de

    Desarrollo Humano 2002, donde a travs de grupos focales11se les pidi a las personas

    que a partir de un conjunto de imgenes dadas, confeccionaran lo que para ellas

    representa Chile. Esto permiti iniciar la conversacin en torno a lo que define la

    10La saturacin es el criterio para establecer el nmero de grupos de discusin a realizar, es decir, la

    tcnica se utiliza hasta que se reconoce una estructura de sentido y las nuevas conversaciones no aportannuevos elementos o no entregan nuevas interpretaciones a los discursos recogidos. Cabe indicar que haygrupos de discusin que no logran crear una conversacin debido a problemas en la seleccin de los

    participantes en la discusin o porque no existe una conversacin social frente al tema. Generalmente,estos grupos de discusin son moderados por una persona pero simultneamente es vista por dos o msanalistas en una sala de espejos. Estas conversaciones se graban y transcriben, para posteriormente ser

    analizadas por expertos.11A diferencia del grupo de discusin, los grupos focales se centran en ciertos temas con una moderacinactiva, donde el moderador pregunta directamente a las personas recogiendo sus opiniones acerca de loque le interesa saber.

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    identidad nacional y qu es lo que se puede considerar como chileno. El material en

    conjunto fue analizado por distintos investigadores, quienes reconocieron por medio de

    un anlisis de discurso que el clsico imaginario de la nacin ha venido perdiendo

    validez. De tal manera, la utilizacin de fotos en los grupos focales que muestran ciertos

    smbolos del pas sirvi para activar una conversacin en torno a la crisis de la identidad

    nacional. As se pudo reconocer que los habitantes de Chile les otorgan poca

    credibilidad a distintos imaginarios de la nacin, tales como el relato militar, el cvico-

    popular o el empresarial, los cuales usualmente han sido ocupados para definir la

    singularidad del pas.

    Los imaginarios tambin fueron investigados empricamente en el informe chileno de

    Desarrollo Humano 2004, el cual vers sobre el poder. En este caso, los grupos de

    discusin sobre las representaciones del poder se complementaron con la encuesta

    nacional que se realiz para fines de esta investigacin. Es as como se observa un

    diseo de investigacin que comienza con una serie de grupos de discusin para

    determinar cmo se habla y qu es lo que se dice acerca del poder, para luego generar

    nuevas hiptesis e investigarlas mediante la encuesta nacional. En consecuencia, si bien

    los grupos de discusin son analizados en si mismos, stos son la base fundamental para

    crear la encuesta del informe desarrollo humano. Esta combinacin de tcnicas permite

    recoger la dimensin subjetiva y a su vez le otorga un mayor sustento emprico a los

    resultados de la investigacin12. Ya que si bien los grupos de discusin presentan un

    panorama del discurso de la poblacin en torno al poder, las tcnicas cuantitativas

    permitieron, en este caso, construir las imgenes del poder en la sociedad chilena y

    observar su vnculo con otras variables.

    Para fines de este artculo es de utilidad detenerse a describir la forma en que se

    midieron los imaginarios en el informe del ao 2004. En primer lugar, se establecieron

    un conjunto de preguntas en la encuesta para definir las caractersticas de los distintos

    imaginarios del poder considerando las siguientes variables: a) sensaciones que provoca

    la palabra poder, b) sentido de utilidad personal del poder, c) sentido de utilidad social

    del poder, d) carcter adquirido o adscrito del poder, e) factores que facilitan la

    12Esto porque una de las grandes crticas al anlisis de discurso es la representatividad que tienen esos

    discursos y la forma en que son interpretados. Obviamente, este tipo de tcnica no debe ser juzgada apartir de los criterios propios de las tcnicas cuantitativas, pues las cualitativas tienen criterios autnomosde representatividad, como el de saturacin del discurso.

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    realizacin de proyectos personales, f) orgenes del liderazgo legtimo y g) primaca de

    los fines o de los medios en la legitimidad del liderazgo. Despus, se procesaron estas

    preguntas utilizando anlisis estadstico multivariado, agrupando as a las personas en

    tipologas considerando como dentro de un grupo a aquellos con mayor homogeneidad

    interna y mayor diferencia externa.

    A partir de esta metodologa se definieron tres grandes imaginarios del poder con

    algunas diferencias internas en dos de ellos, lo cual se puede observar en el siguiente

    diagrama que a continuacin se comenta en detalle.

    La principal diferencia entre estos tres imaginarios radica en la funcin que le atribuyen

    al poder, la definicin del principio que organiza a la sociedad (por ejemplo, la

    consideracin del mundo como algo dado o como algo que se puede construir) y la

    posicin que los encuestados se asignan en la sociedad. Para el primer imaginario el

    poder es un obstculo y genera abusos. Este imaginario representa al 12% de losencuestados, quienes se oponen al desarrollo actual de la sociedad, exigiendo ms

    libertad en las relaciones de poder. Por otra parte, el segundo imaginario que incluye

    los subgrupos 2 y 3 en el diagrama ve el poder como orden y proteccin. Ellos estn

    insertos en este mundo del poder y se subordinan a l. Las principales diferencias

    internas entre los pertenecientes a este imaginario es que para un subgrupo (el 17% de

    los encuestados) sirve el poder para mantener el orden en la sociedad, mientras que para

    el otro subgrupo (26% de la muestra) es una fuente de abusos. En el tercer imaginario,

    el poder es concebido como capacidad de accin. Se trata de un medio que les brinda la

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    capacidad de hacer lo que ellos quieren y, por consiguiente, se perciben a s mismos

    como actores que definen el mundo en el que viven. Las diferencias en este imaginario

    radican en que el subgrupo 4 (23% de los encuestados) ve el poder como un medio para

    surgir, pero son ms inseguros que el subgrupo 5 (22 % de la muestra), en el cual los

    encuestados tienen ms confianza en poder realizar sus proyectos.

    Este anlisis viene a demostrar una de las tesis centrales del informe en cuestin: la

    capacidad de accin de las personas depende de cmo ellas conciben y vivencian el

    poder en la vida cotidiana. As, por ejemplo, cada uno de estos grupos tiene distintas

    posturas frente a la democracia: mientras los que ven el poder como orden y proteccin

    tienden a marginarse del juego democrtico, los que asumen el poder como un medio de

    accin personal demuestran una alta valoracin de la democracia y a su vez tienen una

    alta disposicin a participar. De tal manera, el informe recalca que existen imaginarios

    que pueden autolimitar las capacidades individuales y generar arbitrariedades sociales; o

    imaginarios del poder que pueden potenciar las capacidades de accin y adems generar

    participacin de las personas en la sociedad. Visto as, la profundizacin del orden

    democrtico pasa por la modificacin de experiencias cotidianas y de dinmicas de

    socializacin que propagan un imaginario del poder entendido como un juego de suma

    cero.

    b) Las mediciones de los imaginarios por el PNUD de Bolivia

    Por su parte, el equipo de Bolivia tambin ha venido orientando sus investigaciones a

    partir del tema de los imaginarios. El Informe Nacional de Desarrollo Humano en

    Bolivia 2006 tuvo por objetivo analizar al Estado a travs del contraste de imaginarios,

    representaciones y narrativas del Estado con prcticas, acciones e instituciones relativas

    a l. En este informe se plantea que existen visiones polarizantes acerca de Bolivia,

    proponindose una nueva lectura del Estado considerando la dimensin subjetiva de lo

    social, es decir, se trata de comprender al Estado en sus prcticas cotidianas, en su

    institucionalidad y en los propios trminos que usa la sociedad para describirlo

    (PNUD-Bolivia, 2007). En esta investigacin, los imaginarios sociales son definidos

    como un conjunto de representaciones sociales que ayudan a entender la realidad: son

    imgenes, sentidos comunes y prejuicios de la gente.

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    La tesis de una Bolivia con mltiples visiones sobre si misma se basa en un estudio

    sobre representaciones sociales realizado por PNUD e IDEA Internacional llamado El

    estado de la opinin. Esta investigacin se realiz con el fin de entender los

    imaginarios y expectativas de los bolivianos frente al proceso de la Asamblea

    Constituyente, considerando adems otros temas como legalidad, constitucin poltica

    del Estado y autonomas.

    El equipo de Bolivia estudia los imaginarios haciendo anlisis de representaciones

    sociales, es decir, como conjuntos organizados y coherentes de elementos

    conceptuales, actitudes, valores, imgenes mentales, connotaciones y asociaciones que

    permiten a las personas orientar sus acciones, prcticas, valoraciones y expectativas

    (PNUD e IDEA, 2007). De este modo, se grafica un rbol de representacin, esto es ,

    un sistema de relaciones/asociaciones entre cognemas o familias de ideas relativos a un

    tema que son expresadas sistemticamente por las personas de un grupo. Esta tcnica

    parte del supuesto que toda representacin tiene una estructura con un ncleo central

    que determina la organizacin interna de la representacin y que es posible de graficar

    en los rboles de representacin.

    Estas representaciones se estudian a partir de entrevistas en profundidad. En esta

    investigacin se entrevistaron 255 personas elegidas segn los siguientes criterios

    considerados adecuados para fines del estudio: localizacin geogrfica (tierras

    altas/bajas), etnia y clase social. Se trat de entrevistar igual nmero de hombres y

    mujeres en dos rangos de edad: de 21 a 35 aos y de 36 a 60 aos de edad. Otro dato

    importante es que las personas entrevistadas no representaran intereses corporativos, ya

    que el objetivo era captar el sentido comn de la poblacin y, por tanto, se excluyeron

    de la muestra a directivos de instituciones de desarrollo social y ONG s, periodistas,

    dirigentes de partidos polticos, altos dirigentes sindicales, entre otros. A las personas

    seleccionadas se les realiz un cuestionario de preguntas abiertas en torno a cinco

    temas, segn se presenta en el siguiente cuadro:

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    I. REPRESENTACIONES SOCIALES DE LEGALIDAD

    II REPRESENTACIONES SOCIALES DE LA CONSTITUCIN POLITICA DEL ESTADO

    Qu es lo primero que se le viene a la mente cuando piensa en la palabra Constitucin Poltica del Estado?

    III. RE CONSTITUYENTE

    IV. REPRESENTACIONES SOCIALES DE LA (S) AUTONOMA (AS)

    Qu es lo primero que se le viene a la mente cuando piensa en autonoma?

    Est usted de acuerdo o en desacuerdo con las autonomas? Por qu?

    qu tipo de autonoma le parece la ms conveniente para nuestro pas? (departamental, indgena, etc. ).

    Qu resultados positivos y negativos pueden traer las autonomas? Por qu?

    V. EXPECTATIVAS

    i) Reformas a la Constitucin

    Qu espera usted de la nueva Constitucin?

    Usted cree que la nueva C.P. integrar o dividir a los bolivianos?

    ii) Sobre la sociedad resultante de las Reformas a la Constitucin

    Cree Ud. que debera haber un cambio en las instituciones pblicas? Por qu y en cuales principalmente?

    Cree Ud. que la democracia en nuestro pas mejorar despus de la Constituyente?, por qu?

    Usted piensa que los resultados de la constituyente tienen que darse de inmediato o ms bien en el mediano y largo plazo?

    Con la nueva Constitucin, aumentarn, se mantendrn igual o reducirn las diferencias (desigualdades)? Por qu?

    Cmo se imagina usted que ser la sociedad boliviana despus de la Constituyente? ( En los derechos, en la convivencia social, en el

    empleo, en la calidad de vida?

    Cmo imagina usted que sern las relaciones entre regiones, entre indgenas y no indgenas, entre pobres y ricos?

    Cree usted que habrn cambios en la CPE relacionados a los recursos naturales? Cules cree que seran los ms beneficiosos para el

    pas? Por qu?

    En la Asamblea Constituyente, cul cree usted que debera ser el tema o temas ms importantes? Por qu?( OJO: Si es

    mencionado el tema de los Recursos naturales y/o de los derechos, indagar y profundizar estos temas)

    En la Constitucin Poltica del Estado , qu es lo ms importante para usted?Los derechos de las personas, las instituciones polticas, la

    economa, los recursos naturales?

    Qu es lo primero que se le viene a la mente cuando piensa en la Asamblea Constituyente?

    Quienes deberan ser los ms beneficiados con la Asamblea Constituyente?

    En su opinin, para que servir la Asamblea Constituyente?

    GUIA PARA LAS ENTREVISTAS EN PROFUNDIDAD

    Qu son las leyes para Ud.?

    Cree usted que es importante respetar y obedecer las leyes o no es importante? Por qu?

    Usted cree que las leyes actuales son justas o no lo son? Por qu?

    Las leyes se aplican a todos? Por qu s o por qu no?

    Qu es para Ud. un/a ciudadano/a?

    Usted piensa que la Constitucin Poltica del Estado se cumple o no?

    Por qu? Quienes la cumplen?

    Quin debe garantizar el cumplimiento de los derechos? ( gobierno, el poder judicial, los ciudadanos? La polica?)

    Las entrevistas se grabaron y transcribieron. Luego, se examinaron de acuerdo a tres

    pasos: en primer lugar, las respuestas se categorizaron en funcin de su frecuencia

    utilizando matrices de sntesis. Posteriormente, se analizaron a travs de tcnicas de

    anlisis de similitud donde se trat de identificar elementos y familias de elementos,

    es decir, cognemas, de un conjunto dado. Una representacin es un conjunto de estos

    cognemas organizado por diversas relaciones que declinan en una relacin simtrica

    (ir juntos). Un cognema es una familiade ideas que puede estar representado por una

    sola palabra o frase. Dos elementos o ideas estarn ms cerca uno del otro en la

    representacin mientras mayor sea la cantidad de personas que los asocian dentro de su

    discurso. La relacin entre cognemas no es transitiva: si A se relaciona con B y B tiene

    relacin con C, pudiera ser que A no tenga ninguna relacin con C. Dicha relacin no

    transitiva se llama relacin de similitud y puede ser evaluada por la fuerza en los

    nexos que unen a los cognemas (PNUDe IDEA, 2007).

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    En segundo lugar, se crearon matrices de similitud que refieren a la cantidad de veces

    que un elemento cognema ha sido encontrado en relacin a otro elemento. Finalmente,

    se graficaron aquellas relaciones ms intensas entre los cognemas principales. Aqu

    presentamos un ejemplo en relacin a las representaciones sociales de la Asamblea

    Constituyente:

    Ejemplo de representacin social estudiado a partir de anlisis de similitud

    Esta imagen, llamada rbol de representacin, permite ver las relaciones entre los

    cognemas centrales destacando las posiciones de cada uno de ellos. En este caso, la

    Asamblea Constituyente es en primer lugar, un proceso de participacin que tiene por

    objeto reformar la constitucin para beneficiar a los que estn en mala situacin

    tomando en consideracin las demandas de la gente (cognemas 1, 2, 3 y 4). Las

    flechas muestran la direccin de la relacin, es decir, si un cognema es explicado por

    otro cognema. Tambin puede ocurrir que la direccin de la flecha sea para los dos

    lados, lo que indica una relacin de reciprocidad. La intensidad de la relacin entre los

    cognemas en el discurso de los entrevistados es representado por el espesor de las lneas

    (a mayor grosor de la lnea, mayor presencia de la relacin en la representacin social).

    La intensidad se mide por la frecuencia en que los cognemas fueron relacionados. Por

    ltimo, el tamao de los crculos indica la relevancia que tiene cada cognema dentro del

    discurso: Los crculos ms grandes, representan a los cognemas con mayor frecuencia

    mencionados por los entrevistados, mientras que los ms pequeos fueron menos

    mencionados y se representan perifricos en el ncleo (PNUDe IDEA 2007).

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    La representacin social en torno a la Asamblea Constituyente presenta ciertos grados

    de consenso en la ciudadana. Otro ejemplo, ms complejo en trminos de relaciones de

    sentido, es la representacin social sobre las autonomas donde se dibuja el siguiente

    rbol:

    Para qu hacer todo esto? En el estudio sobre el estado de la opinin lo que se quiere

    es encontrar el lenguaje comn de las personas frente a ciertos temas. Se constata as la

    existencia de distintas visiones polarizantes sobre el Estado, pero tambin se distingue

    el surgimiento de un nuevo sentido comn que une a gran parte de los bolivianos. Aqu

    radica la importanciapoltica del estudio de los imaginarios: una vez identificada la

    emergencia de un nuevo discurso en torno al Estado, resulta posible afianzar este

    imaginario que busca trascender antiguos antagonismos e intenta crear un sustrato

    comn entre individuos que se definen como miembros de una misma comunidad

    nacional.

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    3. Reflexiones finales en torno al concepto de imaginario social

    El supuesto bsico que gua el presente documento es que los imaginarios han venido

    adquiriendo una creciente presencia en las Ciencias Sociales. De tal manera, se ha

    intentado demostrar qu es lo usualmente se entiende por imaginario social y cmo se

    ha operacionalizado este concepto en investigaciones aplicadas. Para finalizar esta

    discusin terica y metodolgica sobre los imaginarios, resulta importante establecer

    una reflexin en torno a la creciente utilizacin de este concepto. De hecho, resulta

    posible plantear que el asentamiento de la nocin de imaginarios en las Ciencias

    Sociales est relacionado con cuatro motivos.

    En primer lugar, al hablar sobre imaginarios se toma una postura epistemolgica que

    defiende el carcter sui generis de las Ciencias Sociales. Mientras algunos esquemas

    heursticos en boga como la teora de accin racional imitan a las Ciencias

    Naturales mediante una creciente abstraccin y la modelacin de la accin colectiva,

    quienes hablan sobre los imaginarios defienden la idea de que la realidad social slo

    puede investigarse mediante la consideracin de lo simblico y, por lo tanto, bajo la

    premisa de que los sujetos tienen la capacidad de imaginar y crear instituciones que

    adquieren una vida propia, las cuales no son reducibles al simple cumplimiento de fines

    biolgicos, econmicos, morales o de cualquier otra ndole. En pocas palabras, el

    estudio de lo social requiere tomar en cuenta el carcter construido de la realidad: ms

    all de la posible existencia de ciertas regularidades en las conductas de las personas,

    stas elaboran imaginarios compartidos que moldean sus actitudes, posibilitan su accin

    comn y ofrecen la oportunidad de transformar el orden establecido de las cosas (Berger

    y Luckmann 1968).

    En segundo lugar, el xito del concepto de imaginarios sociales se puede explicar por su

    capacidad para trascender lo abstracto y entablar una relacin directa con el trabajo

    emprico. Mediante l se enfatiza que los sujetos tienen una imagen sobre la realidad

    social, por lo que la teora puede ofrecer pistas en torno a cmo sucede esta

    construccin. En otras palabras, mientras la produccin heurstica es una construccin

    realizada por elites intelectuales, los imaginarios representan una construccin propia de

    las personas comunes y corrientes (Taylor 2004: 23). Esto implica hacer un giro hacia la

    subjetividad, vale decir, investigar las certidumbres, las esperanzas y los miedos que la

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    poblacin comparte, para a posteriori realizar una reflexin terica en torno a la

    emergencia de estas percepciones. Tal y como indica Lechner (2002), la tarea de las

    Ciencias Sociales debe ser la generacin de interpretaciones que mantienen un anclaje

    con la ciudadana y no la mera construccin de teoras abstractas que en definitiva

    tienen escasa relacin tienen con la vida cotidiana de las personas. En otras palabras, no

    basta con indagar cmo cambian las estructuras sociales, s ino que tambin es relevante

    saber cmo las personas experimentan dichas transformaciones.

    En tercer lugar, es importante indicar que la nocin de imaginarios sociales tiene una

    dimensin poltica que usualmente es pasada por alto: el inters en la emancipacin.

    Cuando Castoriadis formula su teora sobre los imaginarios busca recuperar el potencial

    crtico de la teora de Marx, en tanto aparato terico que interpreta la realidad social y a

    su vez ofrece herramientas para su transformacin. Esta premisa est en la base del

    creciente uso que ha venido experimentando el concepto de imaginario social en los

    ltimos aos. Pues mediante ste interesa fijar el centro de atencin en la vida cotidiana

    de las personas y as ofrecer indicios sobre las construcciones sociales y los efectos que

    ellas tienen para la accin (Bauman 2003: 222-225). Al investigar sobre los imaginarios

    se abre una oportunidad para demostrar cmo las percepciones de las personas

    dificultan o no la realizacin de ciertas metas consolidacin de la democracia,

    promocin de los derechos humanos, confrontacin de las desigualdades sociales, etc.

    que son consideradas como objetivos esenciales para la emancipacin de la sociedad.

    En cuarto lugar, el creciente uso del concepto de imaginario social est relacionado con

    sus implicancias para el diseo de polticas pblicas13. Como se ha visto en el caso de la

    comunidad de Valencia en Espaa, para realizar transformaciones y mejoras en el

    entorno urbano es necesario entender que el espacio es un lugar habitado por personas

    que viven su cotidianeidad en l. En este caso, el uso del concepto de imaginario

    obedece a una decisin poltica de incluir las percepciones de las personas en estos

    procesos de transformacin de la ciudad. Una situacin similar se puede observar en el

    informe chileno de Desarrollo Humano sobre el poder, ya que dicha investigacin no

    13 Para fines de este artculo se busc informacin sobre el uso del concepto en polticas pblicas y la

    mayor parte de las aplicaciones se encontraron en el mbito urbano. Pues esta rea de estudio ha recogido

    la nocin de imaginarios debido al quiebre con el paradigma tradicional de los urbanistas basado en lamera descripcin de los lugares, transitando as hacia un paradigma que buscar incorporar laspercepciones de las personas sobre la ciudad que habitan.

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    slo revel la existencia de distintos imaginarios del poder, sino que a su vez demostr

    que algunos de ellos tienen consecuencias negativas para la profundizacin de la

    democracia. Sin embargo, es una decisin del Estado si tiene inters en considerar esta

    cuestin al momento de disear polticas pblicas que promueven la democracia. En

    otras palabras, el estudio de los imaginarios tiene un potencial para la elaboracin de las

    polticas pblicas que ha sido escasamente explorado. Hasta el momento su

    consideracin ha sido bastante escasa por los tomadores de decisiones, de modo que un

    desafo para la investigacin es mostrar, con mayor vehemencia, cmo el estudio de los

    imaginarios representa un aporte para pensar procesos de modificacin de la realidad

    social.

    Sin embargo, tampoco hay que dejar de lado un relativo peligro que el concepto de

    imaginario social puede traer consigo. Mediante su estudio se genera un conocimiento

    que recoge la opinin de la ciudadana y que en muchos aspectos puede diferir de

    decisiones polticas que en un momento determinado hay que tomar. As, por ejemplo,

    ante una reforma urbana resulta necesario realizar ciertas transformaciones que pueden

    estar en oposicin a los deseos y temores de la ciudadana. De suceder esto, se observa

    una tensin entre el conocimiento tcnico (planeacin urbana) y el imaginario social

    (saber de la poblacin), de modo tal que resulta necesario establecer un dilogo entre

    ambas perspectivas. Visto as, el peligro de hacer polticas pblicas siguiendo tan slo a

    los imaginarios es el del populismo. Su contrario vendra a ser la tecnocracia, vale decir,

    la realizacin de reformas que tan slo toman en consideracin la opinin de expertos.

    En consecuencia, el potencial del estudio de los imaginarios radica justamente en que

    abre una ventana para mediar entre ambas perspectivas.

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