el castigo por un mal consejo es la muerte

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Page 1: El Castigo Por Un Mal Consejo Es La Muerte

El castigo por un mal consejo es la muerte

Castigo y ejecución de los arúspices etruscos

Las crónicas romanas están llenas de historias y de anécdotas que reflejan y ponen de relieve el papel esencial que desempeñaban los adivinos, los magos y los arúspices etruscos en la ciudad.

Alabados, agasajados y colmados de honores en cuanto respetados como los auténticos principies y reyes de la adivinación, los magos etruscos eran, por otra parte, implacablemente castigados cuando engañaban y abusaban de su saber. Estas situaciones se nos con Aulo-Gelio y sus Noches áticas (libro IV, 5).

Una estatua, elevada en el Comitium, de Horatius Cocles, hombre de extraordinario valor, fue fulminada por el rayo. Con intención de efectuar sacrificios de expiación, fueron llamados arúspices de Etruria que, abrigando sentimientos de odia y de hostilidad nacional con respecto al pueblo romano, habían decidido realizar las ceremonias de expiación al contrario de cómo prescribía la religión. Dieron el falso consejo de transportar la estatua en cuestión a un sitio menos elevado, que el sol no alumbraba jamás, ya que estaba rodeado por todas partes de construcciones altas. Luego de haber aconsejado obrar así, fueron denunciados al pueblo, desenmascarados y, después de haber reconocido su perfidia, fueron ejecutados.

Más tarde se supo que, tal como lo prescribían los verdaderos principies, aquella estatua debía de ser llevada a un lugar elevado y, por consiguiente, ser colocada en la explanada de Vulcano que está a mayor altura; a raíz de lo cual, hubo éxito y prosperidad para el pueblo romano.

En aquel momento, puesto que el pueblo había tomado venganza y castigado a los arúspices etruscos que pretendían su desgracia, se divulgó el siguiente refrán que los chiquillos cantaron por toda la ciudad: “El mal consejo perjudica al consejero”.

Esta historia sobre los arúspices y sobre este refrán, está consignada en los Grandes anales, en el libro XI, y en el primer libro de los Sucesos memorables de Verrios Flaco. Mas el refrán parece traducido del célebre verso griego de Hesiodo:

“El mal consejo es muy malo para quien lo da”.