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El Muslo
“Los muslos largos y anchos, y bien formados, con mucha carne por dedentro y defuera dellos.” Pedro de Aguilar
Mientras que las extremidades anteriores están unidas a la columna vertebral y al tórax por un sis-tema elástico de músculos y ligamentos, las extre-midades posteriores están directamente conectadas a la columna vertebral a través de la pelvis, por lo que pueden transmitir, sin pérdida alguna de fuer-za, toda la impulsión originada.
El muslo es una región de límites imprecisos, comprendida entre la grupa y el anca, la babilla, la nalga y la pierna. En el muslo se marca a fuego, poco después del destete, con el hierro del criador, en una operación que tiene mucho de rito. Ese día se invita a los amigos, y es tradición que el hierro lo marque el mismo criador. La costumbre general
española es herrar los machos en el muslo izquier-do y las hembras en el derecho.
La base ósea del muslo es el fémur, el hueso más robusto del esqueleto, rodeado de importantes masas musculares. La parte interior del muslo, por ser bastante plana, recibe el nombre de “planicie” del muslo, y también el más popular de “bragada”.
En el muslo se deben tener en cuenta su longitud, su dirección y su volumen.
La longitud viene condicionada por el fémur. A simple vista –y de una manera imprecisa– podría-mos medirlo calculando la distancia existente entre
la punta de la nalga –el “quijote”– y la punta de la babilla. Por la correlación existente entre
las distintas regiones
el Caballo español:
los piesExtracto del libro Éste es el Caballo Español
de Juan Llamas Perdigó
Trote lleno de impulsión. Pie y mano apoyan a la vez
Buenos
aplomos en
esta yegua
con raza
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del caballo, una grupa corta o larga ha de darnos también un muslo corto o largo. Cuanto más largo es el fémur, más posibilidades tendrá la babilla para desplazarse hacia adelante y hacia atrás, consiguiendo un tranco mayor.
La dirección del muslo debe estudiarse desde dos po-siciones. Si nos ponemos detrás del caballo pode-
mos ver cómo los fémures se abren de arriba a abajo, estando más separados en la región de la babilla, favoreciendo a ésta su movi-miento hacia adelante, sin roces o presio-nes sobre el tronco. Si vemos el caballo de perfil, comprobaremos cómo a una grupa que tiende a la horizontal corresponde un muslo que tiende a la vertical, con un ángulo ilio-femoral mucho más abierto que en el caso de una grupa derribada. El muslo “recto” o “derecho”, relaciona-do con una grupa “horizontal”, es ideal para los caballos de velocidad pura, que consiguen un gran tranco. “Meten” mu-
cho los pies, y también “los sacan”.
Los caballos de tiro, con grupa “derribada” y, por tanto, con el ángulo mencionado
más cerrado, tienen un tranco más corto, aunque los músculos del muslo pueden in-
sertarse de manera más conveniente para el esfuerzo específico que han de desarrollar.
Diversos autores, casi todos anglosajones, acon-sejan que el caballo de silla tenga equidistantes la babilla, el cuadril y el quijote, formando estos tres puntos, por tanto, un triángulo equilátero.
En cuanto al volumen del muslo, hemos de re-chazar el denominado “débil” o “muslo de rana”.
Es aquel que tiene su cara externa plana, sin apenas musculatura aparente. Para un caballo de silla, que re-quiere cierta dosis de velocidad, tampoco será conve-niente un desarrollo extraordinario de los músculos que conforman el muslo, que, sin embargo, hemos de exigir en los caballos de tiro pesado, para que sean capaces de un gran esfuerzo en un momento dado.
Nuestro caballo queda en medio de los dos extre-mos analizados. A su grupa inclinada –ni horizontal ni derribada– ha de corresponder un muslo que no tienda ni a la verticalidad ni a la horizontalidad, largo sin exceso, y musculado sin exageración, para que constituya lo que el pueblo llama “una buena culata”, en unión de otras regiones próxi-mas del tercio posterior.
Rodilla
"coronada"
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la babilla
“Ha de ser gruesa, redonda y tan abultada que apenas se pueda abarcar con la mano. Cuando es chica y delgada denota debilidad.” Francisco de Laiglesia
La babilla tiene como base la rótula y la articulación fémuro-tibial. Corresponde a la rodilla humana. En su unión con el vientre hay un repliegue cutáneo, muy elástico, debido a su movilidad, que se llama “pliegue de la babilla”.
Es una región complicadísima en la que se ubica la rótula y confluyen el fémur y la tibia. Los tres hue-sos ven facilitada su relación por meniscos fibrocar-tilaginosos, cápsulas sinoviales, bolsas subcutáneas y multitud de ligamentos.
El caballo puede mover independientemente su an-tebrazo, la caña de su mano o su menudillo corres-pondiente. No puede hacer lo mismo con sus pies. Al subir el muslo –por flexión, o mejor, cierre del ángulo fémuro-tibial–, se cierra también el corve-jón y la articulación de la caña con el menudillo.
No hay diferencias entre la babilla de un buen caballo de silla y la del español. Debe ser fuerte, es decir, vo-luminosa, sin inflamaciones, algo separada del vien-tre y ligeramente dirigida hacia afuera. Si está muy pegada, rozará con el vientre cuando se mueva. Los corvejones, en este caso, estarán probablemente se-parados, y el caballo será estevado de posteriores. Si la babilla está demasiado separada, ésta debe corres-ponderse con unos corvejones cerrados y con unos cascos de posteriores que miran hacia afuera.
La relación entre los movimientos de babilla, corve-jón y menudillo, se manifiesta claramente en el caso de una luxación de rótula, pues al bloquearse la ar-ticulación del fémur con la tibia se bloquea también la del corvejón, apoyando el casco con las lumbres.
la nalga
“Que no sean estrechos de quijotes.” Guillermo Sampedro
La nalga es la parte posterior del muslo. La íntima relación entre estas dos regiones ha sido la causa de que los antiguos no las estudiasen por separado.
Es una región alargada, que comienza en la cola y termina en la pierna, en el sitio llamado “pliegue de la nalga”. Está separada longitudinalmente del muslo por una depresión, que llamamos “raya de la miseria” incorrectamente, pues aunque aparece en caballos desnutridos también es muy marcada en el pura sangre inglés, con una musculatura desarrolla-da en sus posteriores.
Mirando el caballo de perfil, la silueta de la nalga forma una curva descendente desde el maslo. Cerca de él está la parte más saliente, la “punta de la nal-ga” o “quijote”, muy pronunciada, casi formando un ángulo en el árabe y sus derivados. En el español, el quijote no destaca. La nalga tiene la suave redondez de su grupa y de sus ancas. El quijote en punta suele corresponder a una grupa angulosa, impropia del español, al que los músculos glúteos y encabritado-res le dan la forma redondeada.
Para los caballos de velocidad se pide una nalga lar-ga o bien descendida, porque unos músculos largos pueden conseguir una mayor capacidad de contrac-
RemetidO de
atrás. El caballo
"se alivia" porque
sus corvejones no
soportan el peso de
la masa
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ción y, por tanto, más impulsión. La nalga larga es muy frecuente en los caballos en cuya crianza ha intervenido el hombre, y se ve muy poco en las razas salvajes. El caballo español se seleccionó por el hombre, pero se crió durante muchos siglos en dehesas comunales hasta los cuatro años. Por eso su nalga tiene una longitud media.
La nalga no debe estar carente de musculatura. Esta se observa perfectamente viendo el caballo desde atrás con la cola anudada. Ambos muslos y nalgas bajan como unidos desde el ano o la vulva. Cuanto más abajo se separen, más importantes serán sus masas musculares, constituyendo lo que en nuestro argot se llama “unos buenos calzones”.
la PiErna y El tEndón dE aquilEs
“Se ha de ir adelgazando a medida que se acerca al corvejón, pero con músculos robustos.” Marqués de Arellano
La pierna es una región que limita por arriba con la babilla, el muslo y la nalga, y por abajo con el corvejón. Su base ósea está constituida por la tibia y por el peroné, hueso éste menos importante y pegado a la tibia por la parte exterior.
La longitud de la pierna puede apreciarse a ojo cal-culando la distancia entre la babilla y el corvejón.
Una pierna larga es deseable para los caballos de velocidad. Los músculos que envuelven la tibia y el peroné pueden ser más largos y conseguir una ma-yor capacidad de contracción, a la vez que el tranco puede hacerse mayor.
Para el tiro pesado se prefiere, en cambio, una pier-na más corta. Esta va a dar un tranco más corto y, por tanto, más tiempos de apoyo para la misma dis-tancia, favoreciendo la capacidad de arrastre.
En uno y otro caso no puede dejarse a un lado la corrección de aplomos de los posteriores.
Visto el caballo de perfil y estando bien cuadrado, la punta del corvejón debe estar exactamente en la
Bastante bien de atrás,
aunque falta redondez
en la grupa y en la nalga,
y las manos tienen cañas cortas
Tendones bien marcados, con cañas cortas en las manos, de cuartillas cortas y horizontales.
Buen cuarto trasero
Un tranco envidiable
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línea vertical tangente a la punta de la nalga. Si el caballo tiene la pierna larga, sólo puede conseguir un buen aplomo si tiene más abierto el ángulo que forman el fémur y la tibia. Sin perder el buen aplo-mo, aún podría tener ese ángulo más abierto si fue-se alto de grupa, es decir, como aquellos caballos cuya conformación está “cuesta abajo”. El caballo de pierna corta sólo puede conseguir el buen aplo-mo si tiene más cerrado el ángulo fémuro-tibial. A este caballo le llamamos “cerrado” o “quebrado de piernas”. El caso contrario se denomina “derecho de piernas” o “recto sobre las piernas”. Debido a la correspondencia entre las distintas regiones del tercio posterior, cuanto más horizontal sea la grupa más “recto sobre las piernas” será el caballo. Por el contrario, cuanto más derribada sea la grupa, más “quebrado de piernas” será el caballo.
Visto desde atrás, el buen aplomo de los posteriores exige que una línea vertical dividida en dos partes
iguales pierna, corvejón, caña, menudillo, cuartilla y casco. Si las piernas se separan más de la cuenta, el caballo es “abierto de piernas”. El caso contrario se llama “cerrado de piernas”.
Al tendón de aquiles se le llama también cuer-da tendinosa del corvejón. Visto el caballo de lado, se sitúa en la parte posterior de la pierna, y viene a ser la continuación de la nalga, abarcando des-de el pliegue de la misma hasta el corvejón. Debe quedar bien destacado de la pierna. Cuanto más separado esté, más ancha será la pierna, proporcio-nando mayor grado de energía a la impulsión. Esta separación será tanto mayor cuanto más largo sea el calcáneo, el hueso más grande del corvejón, cuyo extremo superior conforma la punta del corvejón. La capacidad de este tendón para transmitir la im-pulsión depende también de su volumen, es decir, de su grosor.
El CorvEjón
“Han de tener fuerza y resorte, y ser bastante anchos desde su juntura interior hasta la punta de afuera.” Marqués de Arellano
El corvejón, al que todos los autores conceden extraordinaria importancia, está situado entre la pierna y la caña. El punto anterior donde se pliega, cuando el miembro se contrae, se deno-mina “pliegue del corvejón”. El punto posterior
Aplomos muy
buenos de los cuatro
remos. Excelentes
corvejones
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más prominente se llama “punta del corvejón”, y la parte hundida que queda entre ésta y el extremo in-ferior de la pierna, “hoyo del corvejón”.
El corvejón debe tener un buen volumen, apreciable a simple vista por la dis-tancia existente entre la punta y el pliegue. Pero el corvejón no sólo debe ser ancho en su parte su-perior, sino también en la inferior, en su unión con la caña. Si no es así, el cor-vejón “estrangulado” ofre-
cerá serios problemas de rendimiento, transmitirá mal la impulsión y será presa fácil de lesiones.
Se pide también un corvejón limpio, dotado de una piel fina y adherente, que deje adivinar con clari-dad sus relieves óseos. Cuando éstos se presentan borrosos, por estar recubiertos en exceso de teji-do conjuntivo, el corvejón se denomina “blando” o “empastado”.
El corvejón “abierto”, “recto”, “derecho”, o “de perro” es propio de las razas de velocidad, por-que facilita la-amplitud del tranco. El corvejón menos abierto es deseable en las razas de tiro. En el nuestro hay que buscar un término medio que participe, hasta donde se pueda, de la velocidad y de la fuerza.
Como ya he explicado, todas las articulaciones de los miembros posteriores están relacionadas, y a una grupa horizontal suelen corresponderle un ángulo fémuro-tibial abierto y un corvejón recto, así como una grupa derribada debe dar una pierna quebrada y un corvejón cerrado.
Viendo al caballo desde atrás, si los corvejones que-dan por dentro de aquellas dos líneas verticales que deben dividir los posteriores en dos partes iguales, tenemos para él multitud de nombres: “zambo”, “zancajoso”, “patojo”, “estrecho” o “cerrado” de cor-vejones, o el más castizo de “abrochado” de corve-jones. El caballo debe ser izquierdo, lógicamente, de posteriores. Si los corvejones quedan por fuera de esas dos líneas verticales, el caballo es “abierto” o “hueco” de corvejones, y estevado de posteriores.
Casi siempre este tipo de corvejón gira hacia afuera en la última fase del apoyo, en cualquiera de los tres aires, entorpeciendo una buena impulsión. Se le llama “corvejón vacilante”.
El caballo ha de flexionar el corvejón con cadencia y regularidad. Determinadas taras, como el espa-raván seco –que los antiguos llamaban “de garban-zuelo”–, producen una flexión irregular, exagerada y convulsiva. En estos casos decimos que el caballo “se quema” o que “arpea”.
He oído a muchos aficionados mostrar su preferen-cia por un corvejón “bajo”. Para ellos la caña pos-terior debe medir la longitud de una mano abierta, es decir, lo que en España se llamó y se llama una cuarta, por ser la cuarta parte de la vara castella-
Madre e hijo
“abrochados de corvejones”
Plantado de manos y también,
aunque menos, de atrás
Corvejones
muy altos, con
cañas largas en
posteriores
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na, nuestra tradicional medida de longitud, que era, en casi todas sus regiones, de 0,8359 metros. Dan como razón que animales como el perro o cualquier felino, con corvejones bajos, son capa-ces de desarrollar una velocidad comparativamente mayor que el caballo, pero desconocen que la causa no está en la situación del corvejón, sino en la superior elas-ticidad de su columna vertebral.
Para definir si un corvejón es alto o bajo debe relacionarse la distancia desde su punta al sue-lo con la distancia desde éste a la parte más alta de su grupa. Vamos a comparar dos caballos cuyas grupas tengan la misma altura y cuyos ángulos fémuro-tibiales sean iguales.
El corvejón bajo sólo puede conseguirse con una caña corta, pero a costa de una tibia larga. Aunque la caña conserve la verti-calidad, el aplomo es malo, por-que el corvejón queda fuera de la
masa del caballo. Será difícil para este caballo sobrepasar la huella de las manos con los cascos de sus pies. Si consigue un buen tranco será con un gran esfuerzo, que disminuirá su capacidad para lar-gos recorridos. Por otra parte, al alargarse su base de sustentación, disminuyen su capacidad de ma-niobra y sus facultades para cam-biar su equilibrio.
El corvejón alto es la conse-cuencia de una caña larga y de
una tibia corta. Existe también un mal aplomo, porque el cor-vejón queda debajo de la masa del caballo. Este pierde capaci-dad de impulsión, y menudillos y cuartillas se ven sometidos a un esfuerzo innecesario al te-ner que soportar más peso del debido. La musculatura que en-vuelve la tibia está demasiado concentrada, y es, por tanto, más rígida. Al ser más corta de lo ideal la distancia entre pies
Las cuartillas tienden
a la horizontalidad
Bello ejemplar, sin fuerza en sus extremidades y cuartillas
y cascos que tienden a la horizontalidad
Caña corta de las manos Mal aplomo de posteriores
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y manos, este caballo se alcanza con facilidad, y procura evitarlo elevando sus manos una décima de segundo antes de lo debido.
¿Cuál es, entonces, la altura correcta del cor-vejón? Tiene que ser, sin duda, aquella que se de-rive de la proporción ideal entre las longitudes de la tibia y de la caña. Un experto hombre de caba-llos americano, Ben K. Green, autor de un ma-ravilloso librito titulado “Horse Conformation”, encontró la manera de apreciarla visualmente: la altura del corvejón es correcta cuando la punta de éste queda a la misma altura que la parte superior de los espejuelos de las manos.
El rEsto dEl PiE
“Es tan difícil encontrar perfección de aplomos...” Roberto Dowdall
Poco hay que decir del resto del pie. la caña es algo más redonda que la de las manos, el casco –como ya dije– menos redondo, y su inclinación algo más tendente a la verticalidad. Debe existir armonía entre las extremidades anteriores y las posteriores, y hemos de comprobar que el caballo guarde proporción entre los diámetros de las cañas de las manos y de los pies.
Remetido de atrásRemetido de manos
Bastante
bien de
atrás,
aunque falta
redondez
en la grupa
y en la
nalga
y las manos
tienen cañas
cortas
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Las cañas, que deben mantener la verticalidad es-tando el caballo en estación, pueden estar desviadas hacia atrás. El caballo está “plantado de atrás”. Su peso no está bien repartido en sus articulaciones, y cuando ande sacará bien los pies, pero no los me-terá. Cuando el caballo está “remetido de atrás”, es decir, cuando las cañas se desvían hacia adelante, tampoco hay un buen reparto de peso en sus ar-ticulaciones. En uno y otro caso las taras aparecen pronto, aminorándose una vida de trabajo eficiente.
Aunque algunos autores llaman “acodado de cor-vejones” al caballo que los tenga con un ángulo más cerrado de lo normal, la mayoría de ellos re-servan esta acepción para el caballo que remete los pies cuando está en reposo. Es un signo claro de debilidad en los corvejones, y se da casi siem-pre en los caballos de corvejón estrangulado. Hay aficionados sin conocimiento que los prefieren
porque, según ellos, meten bien los pies y paran mejor que los otros. Es la verdad, pero no toda la verdad, porque estos caballos, en efecto, meten los pies”, pero no los sacan. Los pies se posan en las huellas de las manos, o las sobrepasan, pero el tranco –ese buen tranco que debe abarcar lo que mide el caballo desde la cruz hasta sus qui-jotes– no es amplio, y el animal avanza menos de lo que sería deseable. Podríamos compararlo con un coche de buenos frenos y poco motor.
El pie contacta antes que la mano.
Coordinación mejorable.
Descoordinación. El pie tocará el suelo
antes que la mano.
Buenos aplomos
Remetido de atrás