ejercitandonos para discernir

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Ejercitándonos para discernir Octavo Servicio - Santa Cena Apóstol Sergio Enríquez O. Guatemala, 8 de marzo del Año De la Misericordia Este estudio puede imprimirse y reproducirse por cualquier medio siempre y cuando se cite la fuente de donde se obtuvo. www.ebenezer.org.gt 1 Es necesario que nos ejercitemos en el discernimiento para que podamos distinguir entre lo que proviene de Dios y aquello que proviene de fuentes extrañas; y entre lo que es agradable ante los ojos del Señor y aquello que no lo es. Si logramos discernir entre lo que es bueno y lo que es malo, podremos mantener un caminar recto delante de Dios y agradar Su corazón. Por otra parte, el conocimiento pleno de la verdad en conjunto con el discernimiento total, son esenciales para que el amor que Cristo puso en nosotros pueda abundar y evolucionar. Si nosotros no cultivamos y potencializamos ese amor, el mismo corre el peligro de menguar a causa del aumento de la iniquidad que en este último tiempo se está observando. 1Corintios 11:29 NRVP Porque el que come y bebe indignamente, condenación come y bebe para sí, no discerniendo el cuerpo del Señor. Si parafraseamos el versículo anterior de forma favorable, dirá: “porque el que come y bebe dignamente, bendición come y bebe para sí porque discierne el cuerpo del Señor”. El discernir el cuerpo de Cristo significa que vamos a poder distinguir que en el pan está representado Su cuerpo y en la copa de vino Su sangre. Actualmente, existen dos doctrinas concernientes a la Santa Cena: la transubstanciación y la consubstanciación. La transubstanciación se basa en el sentido literal e inmediato de las palabras dichas por Jesús, es decir, sin simbolismo; y enseña que el cuerpo está en el pan y vino, por lo que cada vez que las iglesias que sostienen esta doctrina celebran un culto a este respecto, dicen que el cuerpo de Cristo se vuelve a sacrificar; sin embargo a la luz de la Palabra vemos que esta doctrina es errada ya que la Biblia dice que Cristo Jesús murió una vez y para siempre. A este respecto podemos decir entonces que cuando en la celebración de una misa, el líder dice que está sacrificando otra vez el cuerpo de Cristo, verdaderamente no está discerniendo el cuerpo del Señor. También sostienen en este tipo de doctrina que al bendecir el pan se convierte en el cuerpo y el vino se convierte en sangre; luego es guardado en un recinto en el altar principal, por eso es que las personas son enseñadas que al entrar a los templos religiosos no lo deben hacer de frente, sino por los laterales, y cuando salen, no lo pueden hacer dándole la espalda al altar, porque allí está expuesto el cuerpo de Cristo, pero como se mencionó anteriormente, esto no puede ser así ya que la Palabra dice que el Señor Jesús fue sacrificado solo una vez. La doctrina de consubstanciación sostiene que el pan y el vino se transforman en el cuerpo y la sangre de Cristo al momento en que los ingerimos con fe. También enseña que el pan y el vino son solo elementos representativos, pero cuando lo comemos y bebemos sucede el milagro. Por todo esto, es necesario que discernamos adecuadamente el cuerpo de Cristo. Cuando participamos de la Santa Cena, no solamente debemos discernir el cuerpo de Cristo, sino que también debemos examinarnos a nosotros mismos y discernirnos, ya que debemos recordar que nosotros somos el cuerpo místico de Cristo. Judas 1:22-23 RV 1909 Y recibid a los unos en piedad, discerniendo: Mas haced salvos a los otros por temor, arrebatándolos del fuego; aborreciendo aun la ropa que es contaminada de la carne. Para comprender estos versículos, hacemos referencia al pasaje de la Biblia que relata cuando Saúl le dio su armadura a David, justo en el momento que se disponía salir a pelear contra el gigante, pero debido a que le quedó muy grande, decidió que iría a la batalla con sus propias vestiduras. Esto nos hace reflexionar en que debemos ser cuidadosos al momento de portar alguna prenda que le perteneció a

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Reflexiones para la vida cotidiana

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Ejercitándonos para discernir Octavo Servicio - Santa Cena Apóstol Sergio Enríquez O.

Guatemala, 8 de marzo del Año De la Misericordia

Este estudio puede imprimirse y reproducirse por cualquier medio siempre y cuando se cite la fuente de donde se obtuvo.

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Es necesario que nos ejercitemos en el discernimiento para que podamos distinguir entre lo que proviene de Dios y aquello que proviene de fuentes extrañas; y entre lo que es agradable ante los ojos del Señor y aquello que no lo es. Si logramos discernir entre lo que es bueno y lo que es malo, podremos mantener un caminar recto delante de Dios y agradar Su corazón. Por otra parte, el conocimiento pleno de la verdad en conjunto con el discernimiento total, son esenciales para que el amor que Cristo puso en nosotros pueda abundar y evolucionar. Si nosotros no cultivamos y potencializamos ese amor, el mismo corre el peligro de menguar a causa del aumento de la iniquidad que en este último tiempo se está observando. 1Corintios 11:29 NRVP Porque el que come y bebe indignamente, condenación come y bebe para sí, no discerniendo el cuerpo del Señor. Si parafraseamos el versículo anterior de forma favorable, dirá: “porque el que come y bebe dignamente, bendición come y bebe para sí porque discierne el cuerpo del Señor”. El discernir el cuerpo de Cristo significa que vamos a poder distinguir que en el pan está representado Su cuerpo y en la copa de vino Su sangre. Actualmente, existen dos doctrinas concernientes a la Santa Cena: la transubstanciación y la consubstanciación. La transubstanciación se basa en el sentido literal e inmediato de las palabras dichas por Jesús, es decir, sin simbolismo; y enseña que el cuerpo está en el pan y vino, por lo que cada vez que las iglesias que sostienen esta doctrina celebran un culto a este respecto, dicen que el cuerpo de Cristo se vuelve a sacrificar; sin embargo a la luz de la Palabra vemos que esta doctrina es errada ya que la Biblia dice que Cristo Jesús murió una vez y para siempre. A este respecto podemos decir entonces que cuando en la celebración de una misa, el líder dice que está sacrificando otra vez el cuerpo de Cristo, verdaderamente no está discerniendo el cuerpo del Señor. También sostienen en este tipo de doctrina que al bendecir el pan se convierte en el cuerpo y el vino se convierte en sangre; luego es guardado en un recinto en el altar principal, por eso es que las personas son enseñadas que al entrar a los templos religiosos no lo deben hacer de frente, sino por los laterales, y cuando salen, no lo pueden hacer dándole la espalda al altar, porque allí está expuesto el cuerpo de Cristo, pero como se mencionó anteriormente, esto no puede ser así ya que la Palabra dice que el Señor Jesús fue sacrificado solo una vez. La doctrina de consubstanciación sostiene que el pan y el vino se transforman en el cuerpo y la sangre de Cristo al momento en que los ingerimos con fe. También enseña que el pan y el vino son solo elementos representativos, pero cuando lo comemos y bebemos sucede el milagro. Por todo esto, es necesario que discernamos adecuadamente el cuerpo de Cristo. Cuando participamos de la Santa Cena, no solamente debemos discernir el cuerpo de Cristo, sino que también debemos examinarnos a nosotros mismos y discernirnos, ya que debemos recordar que nosotros somos el cuerpo místico de Cristo. Judas 1:22-23 RV 1909 Y recibid a los unos en piedad, discerniendo: Mas haced salvos a los otros por temor, arrebatándolos del fuego; aborreciendo aun la ropa que es contaminada de la carne. Para comprender estos versículos, hacemos referencia al pasaje de la Biblia que relata cuando Saúl le dio su armadura a David, justo en el momento que se disponía salir a pelear contra el gigante, pero debido a que le quedó muy grande, decidió que iría a la batalla con sus propias vestiduras. Esto nos hace reflexionar en que debemos ser cuidadosos al momento de portar alguna prenda que le perteneció a

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alguien más, debido a que podría constituirse en un punto de contacto con hechos pasados que no necesariamente son de bien. Hechos 19:16-18 LBLA Y el hombre en quien estaba el espíritu malo se lanzó sobre ellos, y los dominó y pudo más que ellos, de manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. Y supieron esto todos los habitantes de Éfeso, tanto judíos como griegos; y el temor se apoderó de todos ellos, y el nombre del Señor Jesús era exaltado. También muchos de los que habían creído continuaban viniendo, confesando y declarando las cosas que practicaban. Posiblemente alguien podría estar pasando por algún conflicto en su casa y puede deberse a la posesión de alguna prenda o elemento que fue adquirido sin conocer su origen, por ello, es necesario que seamos sumamente cuidadosos con lo que compramos, sobre todo si es de reciclaje porque podría encontrarse contaminado. Esto nos confirma que es necesario discernir lo que entra en nuestra casa y nuestro templo, haciendo una revisión de nuestro campamento para corroborar que no existan puntos o medios de contacto para el mal, porque de lo contrario es necesario que nos deshagamos de ellos, debido a que estamos en medio de un mundo sobrenatural donde es necesario que ejercitemos el discernimiento. 1 Corintios 11:31 Nuevo Mundo Pero si discerniéramos lo que nosotros mismos somos, no se nos juzgaría. La versión empleada, es la única que describe el versículo anterior de esta manera, porque si lo corroboramos en el idioma griego, la traducción coincide con el contenido literal. En Jeremías 17:9, se dice que “engañoso es el corazón del hombre más que todas las cosas, quien lo podrá discernir, yo Jehová de los ejércitos”. Es necesario que nos ejercitemos en el discernimiento y con la ayuda del Espíritu Santo, nos discernamos a nosotros mismos al momento de participar de la mesa del Señor, para que podamos hacerlo de una manera digna. Hebreos 5:14 LBLA Pero el alimento sólido es para los adultos, los cuales por la práctica tienen los sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal. Para tomar la Santa Cena debemos discernir tres aspectos: el cuerpo de Cristo, a nosotros mismos, y entre el bien y el mal. 1 Crónicas 12:32 LBLA De los hijos de Isacar, expertos en discernir los tiempos, con conocimiento de lo que Israel debía hacer, sus jefes eran doscientos; y todos sus parientes estaban bajo sus órdenes. Este versículo no solo hablaba de un tiempo, sino de discernir los tiempos para que sepamos qué es lo que debemos hacer y en qué momento hacerlo. Si es tiempo de la Santa Cena, ¿por qué vamos a dirigirnos hacia otro lugar que no es el templo del Señor?, cuando es el tiempo de alabar, hagámoslo, porque habrá un tiempo de predicar y otro para adorar. Los hijos de Isacar, expertos en discernir los tiempos, se ejercitaron en esto, ahora nosotros discernimos el cuerpo de Cristo, discernimos quiénes somos y discernimos a los hermanos que nos rodean, entendiendo que no todos los salvos son el cuerpo de Cristo.

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Mateo 16:3 LBLA Y por la mañana: "Hoy habrá tempestad, porque el cielo está rojizo y amenazador." ¿Sabéis discernir el aspecto del cielo, pero no podéis discernir las señales de los tiempos? Cuando tomamos Santa Cena somos habilitados para discernir las señales de los tiempos, lo que nos conducirá a estar preparados para el momento de la parusía. Isaías 60:2 LBLA Porque he aquí, tinieblas cubrirán la tierra y densa oscuridad los pueblos; pero sobre ti amanecerá el SEÑOR, y sobre ti aparecerá su gloria. Las tinieblas descenderán sobre la tierra pero sobre nosotros amanecerá el Señor, es por ello que ahora podemos cantar y regocijarnos porque se acerca el día esperado. Discernamos el cuerpo de Cristo y a nosotros mismos, ahora que el Señor nos da la oportunidad de tomar la Santa Cena.