ejemplos de textos críticos

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Ejemplos de textos críticos LA POLÍTICA. Resulta muy tentador el pensamiento moral que puede acomodarse a las decisiones absolutas entre el bien y el mal. Las certezas, los principios fuertes, los dogmas, las creencias personales elevadas a categoría pública, dejan pocas grietas a la hora de organizar el mundo. En las conciencias cerradas no entran dudas. Pero de las conciencias cerradas tampoco pueden salir las moscas y las obsesiones que cada experiencia particular genera en el trato diario con la vida. Por eso la política, que por obligación debe atender a las tensiones y las posibilidades que genera la convivencia de todos los ciudadanos, nunca tiene las cosas tan fáciles. La política no es una tarea de moralización, sino un esfuerzo por interpretar la realidad, detectar los problemas y buscar soluciones. La política tiene principios, desde luego, pero tiene también circunstancias, situaciones concretas en las que trabajar, necesidad de estudiar el terreno, de tender puentes, abrir caminos y evitar que sus labores provoquen una catástrofe por error en los cálculos. La política no se parece a una sentencia judicial, o a una elección religiosa entre la santidad y el pecado. Tiene mucho más que ver con una obra pública. A veces exige un esfuerzo ético muy profundo, un ejercicio de íntima soledad y de compromiso social

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Ejemplos de textos crticos

LA POLTICA.

Resulta muy tentador el pensamiento moral que puede acomodarse a las decisiones absolutas entre el bien y el mal. Las certezas, los principios fuertes, los dogmas, las creencias personales elevadas a categora pblica, dejan pocas grietas a la hora de organizar el mundo. En las conciencias cerradas no entran dudas. Pero de las conciencias cerradas tampoco pueden salir las moscas y las obsesiones que cada experiencia particular genera en el trato diario con la vida.

Por eso la poltica, que por obligacin debe atender a las tensiones y las posibilidades que genera la convivencia de todos los ciudadanos, nunca tiene las cosas tan fciles. La poltica no es una tarea de moralizacin, sino un esfuerzo por interpretar la realidad, detectar los problemas y buscar soluciones.

La poltica tiene principios, desde luego, pero tiene tambin circunstancias, situaciones concretas en las que trabajar, necesidad de estudiar el terreno, de tender puentes, abrir caminos y evitar que sus labores provoquen una catstrofe por error en los clculos. La poltica no se parece a una sentencia judicial, o a una eleccin religiosa entre la santidad y el pecado. Tiene mucho ms que ver con una obra pblica. A veces exige un esfuerzo tico muy profundo, un ejercicio de ntima soledad y de compromiso social para delimitar bien, y en cada caso, aquello que resulta conveniente, algo que no siempre se identifica con una realidad perfecta.

La poltica dialoga sobre el futuro, y busca soluciones a los problemas de la sociedad, no se trata de renunciar a los principios o a la moral, sino de comprender que la poltica supone un modo de encauzar esos principios para ser dueos tambin, y responsables, de los finales.

LA AMISTAD

"La amistad es el afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. La definicin es amplia porque especificar concretamente en qu consiste resulta complicado. Probablemente habr casi tantas formas de entenderla como personas.

Existe un adjetivo que solemos colocar junto a la palabra amistad: Verdadera. Parece que necesitamos diferenciar sta de otros tipos. Segn Aristteles, estos tipos seran la amistadpor inters y por placer.

La amistad verdadera se basara en el bien, en la virtud. Y en opinin de este gran filsofo, slo puede darse entre personas que se desean el bien por s mismos, sin ningn tipo de inters; por ello, aunque las circunstancias varen, ella permanece. La amistad perfecta es la de los buenos y la de aquellos que se asemejan por la virtud. Ellos se desean mutuamente el bien en el mismo sentido, dice Aristteles.

Los amigos de verdad son aquellos con los que nos encontramos cmodos, no juzgados, los que nos quieren con nuestros defectos incorporados. Como tan bien expresan las palabras de Elbert Hubbard: Un amigo es uno que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere.

La sinceridad es otra de las caractersticas de las relaciones autnticas. Slo con los verdaderos amigos podemos pensar en voz alta, porque la confianza es absoluta. No obstante, la sinceridad no puede entenderse como abrir el grifo de nuestros pensamientos sin medir nuestras palabras. Los amigos, por mucho que nos quieran y confen en nosotros, son seres humanos, y por ello en su interior habitan inseguridades, dudas, miedos... Nuestras palabras pueden herirlos, as que, incluso con ellos, hemos de cuidar cmo nos expresamos; valorar qu efecto producen en el otro."

LITARATURA

Recuerdoquecuandoyoestudiabasextodebachillerato,laclasedeliteraturaconsista en una ceremonia entre tediosa y macabra. Un profesor de cara avinagrada suba cansinamente a la tarima con una carpeta bajo el brazo, tomaba asiento con lentitud y desgana, abra la carpeta y comenzaba a dictarnos una retahla de fechas de nacimientos, ttulos de obras, caractersticas de diversa ndole y fechas de defuncin que era preciso copiar al pie de la letra, porque en caso de que no supiramos el ao de la muerte de Caldern de la Barca corramos el peligro de suspender el examen. Afortunadamente param, aesa edad yoyaestaba enfermosin remediodela literatura y haba tenido ocasiones esplndidas de disfrutarla, pero comprendo que para mis compaeros de clase, cuyas nicas noticias sobre la materia eran las que nos daba aquel lgubre profesor, la literatura sera ya para siempre odiosa. Y del mismo modo que la educacin religiosa del franquismo fue una esplndida cantera de librepensadores precoces, la educacin literaria era, y en ocasiones sigue siendo, una manera rpida y barata de lograr que los adolescentes se mantuvieran obstinadamente lejos de los libros.

Muerte en la carretera

Ms de setenta muertos se han cobrado ya las carreteras. Y an no ha mediado la Navidad. Ni ha llegado la noche horrenda con la que tantos parecen querer despedir un ao y recibir otro luciendo todas las galas de su ruidosa vulgaridad y su estulticia. Qu cifras tendremos el siete de enero? Qu siniestro regalo de vidas truncadas, familias deshechas, amores y amistades rotas, nos dejarn este ao los Reyes Malos de la velocidad y los coches? Cuntas soledades no empezarn estos das? Cuntas miradas de amor no tendrn como objeto ms que las fotografas?

Mueren los fumadores, vctimas de su placer. Mueren los bebedores y los drogadictos, vctimas de su insatisfaccin. Mueren los enfermos, vctimas de males contra los que miles de cientficos y mdicos luchan a diario. Pero, de qu es vctima quien muere en la carretera? Del placer de la velocidad? De la sensacin de poder que da conducir una mquina poderosa y bella? Del mal estado o trazado de las carreteras, o de fallos mecnicos? stos seran los menos. Tengo para m que la mayora muere a causa de la despreocupacin y del azar. Seran sntomas que haran de esta muerte la ms representativa de un estado de cosas en el que desde hace ya muchos aos vivimos.

Sobre el azar poco hay que decir. Slo que la carretera le da ms posibilidades de jugar con nosotros de las que ha tenido nunca: dos mquinas buscando una circunstancia en la que su encuentro sea mortal para quienes van en ellas. Algo fatdico, en lo que cuentan dcimas de segundo. En cuanto a la despreocupacin, creo que tiene que ver con un relativismo extremo, resuelto en un nihilismo de masas que quita todo valor a todo; con el mercado y el consumo como leyes universales, impuestas con ms rigor de lo que ningn credo religioso o poltico lo fue jams; con la transmutacin de valores que se opera en el universo de la publicidad, segn el cual slo se puede ser consumiendo, porque slo se es lo que se tiene; con un sentido enfermo y compulsivo del viaje, que ha desaparecido como tal ir placentera y tranquilamente de un lugar a otro para convertirse en apurada llegada a una meta; con la confusin entre lo importante y lo urgente; con una aceleracin y una prisa las ms de las veces injustificadas que apremian como demonios interiores.

Cmo podran evitarse estas muertes? No slo con la mejora de las carreteras o la revisin de los coches lo que, desde luego, rebajara mucho su nmero, sino sobre todo con esa forma de autoestima y de amor a los otros que, en los conductores, se llama prudencia. El problema es que, si lo primero se logra con una buena gestin de los recursos pblicos y la debida atencin a nuestros coches, lo segundo es ms difcil. Porque se conduce como se vive, se vive como se es o como nos obligan a ser; y cambiar el ser o las condiciones que lo determinan es ms difcil que cambiar el firme de una carretera o el aceite de un coche. Es una cuestin, sobre todo, de valores.

PASO A LAS MUJERES.Por primera vez en la historia, Espaa tiene ms mujeres que hombres con ttulo universitario. Este dato barre muchos prejuicios, pero no garantiza por s solo el fin de la discriminacin, puesto que siguen teniendo menos oportunidades que los hombres para acceder a las mismas ocupaciones. En todo caso, estamos ante una revolucin silenciosa y rpida: en diez aos se ha duplicado hasta el 13,9% la proporcin de mujeres con estudios universitarios, segn el Instituto Nacional de Estadstica. El avance entre los hombres ha sido menor: del 8,3% al 13,2%.

Las mujeres se forman ms, y a menudo mejor. Alcanzan mayor xito en los estudios: seis de cada diez graduados son mujeres. Quieren trabajar, tener autonoma. Por eso se ha duplicado en veinte aos la poblacin activa femenina. Sin embargo, encuentran ms dificultades que los hombres para alcanzar sus metas profesionales. El paro femenino casi duplica al masculino. Y son mujeres la mayora de los ciudadanos con contratos precarios. Resulta sumamente revelador que en los puestos a los que se accede por oposicin, como la judicatura, las mujeres tengan ms oportunidades que en la contratacin ms personalizada del sector privado.

En el mbito de la empresa, las trabajadoras se sienten obligadas a muchas renuncias, empezando por la maternidad, para poder hacer una carrera profesional. Con empleo pblico o privado, la desigualdad se mantiene al volver a casa: la doble jornada femenina resta posibilidades de formacin continua que suelen tener los hombres y de la que depende en gran parte la promocin profesional. En un pas que estrena el primer Consejo de Ministros paritario, las mujeres son una nfima minora en los consejos de administracin.

INSOMNIO.

Cuando apareci el cadver de Mari Luz Corts, experiment un sntoma fsico peculiar. Fue como si la desolacin vaciara mis huesos, porque los sent repentinamente huecos mientras contemplaba las fotos de la nia, los rostros de sus padres, las imgenes de archivo del culpable. Mi cuerpo no responda slo al horror. Tambin haba rabia, impotencia, tristeza y, sobre todo, compasin en el sentido ms clsico del trmino, el impulso de ponerme en el lugar de otra madre, de sufrir con ella, lo mismo que ella.

Hace unos das, las advertencias de Eduardo Lpez-Palop, el juez encargado de la ejecucin de las penas contra los maltratadores en Madrid, me devolvieron aquella conmocin. En un ejercicio de responsabilidad inslito en este pas, donde la expresin "escurrir el bulto" parece integrar el declogo profesional de cualquier cargo pblico, Lpez-Palop decidi abrir a los ciudadanos las puertas de su juzgado, 7.000 sentencias pendientes de ejecucin y slo dos personas para tramitarlas, sin esperar a que sucediera una tragedia de la que justificarse. Su situacin es tan intolerable, tan evidentemente vergonzosa, que no merece comentario, pero una de sus declaraciones volvi a suscitar mi compasin. Al llegar a casa, por la noche, y ver en las noticias que algn hombre ha asesinado a su esposa, el juez siempre se pregunta si ser uno de aquellos a los que le ha resultado materialmente imposible meter en la crcel, y esa noche no puede dormir.

En el discurso que pronunci al recoger el Premio Cervantes, Juan Gelman evoc al responsable del bombardeo de Hiroshima, que sola presumir de que durmi de un tirn esa y todas las dems noches de su vida. Mientras le escuchaba, pens que el juez Lpez-Palop bien puede estar orgulloso de su insomnio. A veces, las ojeras son una condecoracin que no est al alcance de cualquiera.

TONTA.No ms muertes por petrleo. Ahora, cuando la oposicin a la directiva de retorno ha convertido a tantos europeos en ingenuos desinformados y en demagogos irresponsables, recuerdo estas palabras, no ms muertes por petrleo, escritas en todos los idiomas y coreadas por personas que, hace algunos aos, merecieron las mismas descalificaciones por parte de quienes asumieron, con plena informacin y responsabilidad, la bienintencionada iniciativa de una guerra. Y lo recuerdo ahora porque, por fin, Irak ha puesto a disposicin de las multinacionales de Occidente sus reservas de petrleo, las terceras en importancia del planeta, en plena crisis energtica. No ms muertes por petrleo.A m, lo que me gustara de verdad es ser tonta. Creer que Bush crea que Sadam Husein tena armas de destruccin masiva. Creer que Aznar y Blair le acompaaron en su buena fe. Creer que la situacin en Irak es hoy mejor que antes. Creer que la liberalizacin del petrleo iraqu no tiene nada que ver ni con la guerra de entonces ni con la paz de ahora, esa paz repleta de bombas, de hambre, de miseria, de suicidas, de epidemias, de viudas, de hurfanos, de muertes, y muertes, y ms muertes sin fin, en la que los generales estadounidenses se afirman con orgullo victoriosos. De verdad que me gustara crermelo, aunque slo sea porque Repsol es una de las empresas que van a competir por el sangriento botn de aquella cruzada emprendida a favor de la democracia y los derechos humanos del pueblo iraqu.

Claro que, quizs, ni siquiera la estupidez sera suficiente. Porque hasta si yo fuera tonta, pero tonta de remate, me preguntara cmo es posible que los libertadores de un pueblo oprimido lo arrasen primero para arrebatarle su riqueza despus. Y eso me convertira en una ingenua desinformada, una demagoga tan irresponsable como si fuera lista.

ADIOS GLAMOUR.

Ahora que al mundo del cine lo acusan de repetitivo, de insustancial, de vivir a costa de remakes, de comedias tontas y de explosiones, llamaradas y toda clase de efectos especiales, no dejo de pensar en lo que fue el mundo de las estrellas hasta hace apenas treinta aos, quiz menos. Porque lo cierto es que las llamadas estrellas de la pantalla han desaparecido del firmamento del cine. Qu estrellas? Bien, estoy pensando en actores como Cary Grant, James Stewart o John Wayne, o en estrellas como Ava Gardner, Audrey Hepburn o Lana Turner. La verdad es que nadie les exigi ser grandes actores o actrices, aunque unos lo fueran de verdad y otros se limitaran a repetir su personaje. De hecho ha habido grandes actores (Charles Laughton, por ejemplo) que no alcanzaron la popularidad o el gancho de las estrellas, pero eso era sencillamente porque las estrellas eran otra categora y lucan como tales por encima de cualquier otra consideracin.

La verdad es que aqul era un mundo de una falsedad total en el que nadie era lo que pareca, pero tambin es cierto que slo unos cuantos seres de origen humano entre muchos miles alcanzaron la categora de estrellas. Y si alguien me pregunta qu tenan esos elegidos que no tuvieran los dems, slo les puedo responder con una palabra: glamour.

Por lo general, las estrellas de hoy se caracterizan por ser efmeras o por ser sustituibles. Un ao resulta ser la reina de las pantallas Cameron Daz y cuando ya la tienes localizada resulta que ahora la reina es Jennifer Anniston; y apenas unos meses ms tarde la reina es una tal Angelina Jolie, pero luego abres el Tentaciones de la semana siguiente y resulta que la que manda es la hija de Goldie Hawn, que ya ni me ha dado tiempo a enterarme de cmo se llama.

Los tiempos cambian, qu duda cabe, y tambin cambia la velocidad de crucero de los acontecimientos. Los msicos o los actores responden a necesidades simples, a representaciones inmediatas. No hay dos Lou Reed, pero hay centenares de Britneys Spears, y por eso son tan fugaces; hoy todos los ombligos van al aire. Tambin cambian los sueos? Las estrellas, los mitos, responden a deseos y originan sueos. El culto actual a la velocidad, a la prisa, al logro urgente, favorece el intercambio urgente, pero no permite el tiempo de reposo que necesita un smbolo para conformarse; quiz tenga que ver con la diferencia que existe entre un modelo y un espejo: el primero es un resumen de ejemplaridad, del orden que sea; el segundo se limita a reproducir nuestra imagen.

No dir que confundo a Gwyneth Paltrow con Cameron Daz, pero s dir que, ms o menos, me da lo mismo una que otra. La diferencia es escasa, el repertorio tambin y la imagen responde a un mismo estereotipo. Tambin era un estereotipo la rubia, pero vaya si se distingua a Lana Turner de Marlene Dietrich! El problema est en que las estrellas eran smbolos y aun mitos, y las estrellitas actuales son chicas y chicos en todo semejantes a los espectadores que les contemplan. Democracia? Igualitarismo? Me temo que la razn es el puro ejercicio de la compraventa. 'Cmprese a s mismo' vienen a decirte. Y las estrellas qu eran si no? Pues lo mismo, en efecto, pero tenan glamour, que es lo que no tenan los espectadores.

La masificacin slo quiere ms de lo mismo, y especialmente el consumidor quiere verse reflejado en las pantallas. No quiere imaginarse, quiere verse; sa es la diferencia. Las estrellas eran un producto, sin duda, pero entraban en una pantalla o en un saln y suspendan el aliento de los presentes. No juzgo; yo, como deca Guillermo Brown, slo hago constar un hecho. No hay mitos? Lo ms parecido hoy quiz sea una Sigourney Weaver, el resto parece un interminable procesin de colegialas arregladas. Actores o actrices admirables sigue habiendo, es una lnea que se mantiene constante, pensemos en Kevin Spacey o Julianne Moore; pero estrellas... El cielo se ha desplomado sobre nosotros. O no necesitamos mitos o, lo que sera ms doloroso, ya no sabemos lo que es un mito.

ATERRIZAJES.

Las compaas de acceso a Internet venan prometiendo al usuario una velocidad que luego no le daban. Y no se les caa el pelo. Ahora tampoco se les va a caer, aunque Industria las obligar a proporcionar como mnimo el 80% de lo que ofrecen (y de lo que pagamos, se supone). El ardid para estafar al personal consista en que por arriba te vendan 20 megas y por abajo incluan el trmino "hasta". Es decir, "hasta 20 megas", que eran los que te cobraban. Viene a ser como vender bocadillos "hasta" de jamn de bellota por un euro y darlos de carne de perro. Oiga, que esto no es jamn. Nosotros hemos puesto en el anuncio "hasta de jamn". De hecho, cada cien de mortadela damos uno de Jabugo.

Yo no s medir megas, ni siquiera s el aspecto que tienen, no los reconocera por la calle, pero me fastidia que me cobren 20 y me den 10. Las autoridades deberan haberlo impedido antes. Claro que tambin se estaban vendiendo pisos de 70 a 100 sin que nadie abriera la boca. Lo sabamos todos: el comprador, el constructor, el banco, el notario, el srsum corda, pero nos haca gracia ese 30% de desfase, ese 30% de delirio, de alucinacin, de ensueo. Mira, he comprado este cuchitril por 50 y lo he vendido por 70 en cuatro das. Ahora me voy a hipotecar para, con estos 70, adquirir uno de 90 que colocar a 120 al mes que viene. Cuando no son megas son metros cuadrados, el caso es vivir con un equis por ciento de ficcin, de aire, de humo, de mentira. "Hasta 20 megas", qu listos. Y nosotros hasta las narices (o sea, bastante ms abajo), pero hemos de dar las gracias porque ahora nos proporcionarn al menos un 80% de realidad. No es el 100%, pero quin aguanta un 100% de realidad a palo seco. Adems, conviene hacer una transicin lenta, como en el caso de la burbuja inmobiliaria, un modelo de aterrizaje suave.

NO, ESTPIDOS.

Las crisis son buenas para pensar. Un sugestivo punto de partida es la afirmacin de Benedicto XVI, el Papa ms intelectual: "El dinero no es nada". Me record la conversacin matemtica que atribuyen a dos surrealistas bilbanos. "Pues a m el resultado de la operacin me da infinito", dice uno, algo perplejo. Y responde el otro: "Infinito? Me parece poco!". Est claro que el Papa, como los caballeros andantes y los grandes banqueros, no puede llevar dinero suelto en el bolsillo. En El Quijote, cuando el hroe necesita unos reales tiene que pedrselos a Sancho. Hay un libro que trata sobre la idea del Alzheimer de Dios. El ser humano sera un instrumento divino para recordar, para descender de la infinitud y lo intemporal. Esa gran cabriola que va de la gran nada original a Liza Minnelli cantando al dinero mgico en Cabaret.

Las crisis son buenas para pensar, s, pero tambin para vender espejismos. Dinero txico. Poltica txica. Periodismo txico. Es lo que est sucediendo con la operacin para resucitar la energa nuclear. El viejo lobby, aprovechando la crisis, y con propagandistas reciclados, vuelve a las suyas para reactivar el negocio, pero esta vez con el engao de ofrecer el infinito. Presentarse como la energa limpia que puede frenar el cambio climtico. En El espejismo nuclear, un ensayo cientfico que atrapa como un thriller, Marcel Coderch y Nria Almirn desmontan el nuevo disfraz del "milagro salvador". En realidad, la energa nuclear, adems de su trgico historial ecolgico, ha sido uno de los mayores desastres econmicos para la humanidad, con problemas "infinitos", como la basura radiactiva. Ahora se habla de construir 400 nuevas centrales y las grandes potencias recorren el mundo vendiendo el espejismo y, de paso, reventando el Tratado de No Proliferacin. Es la locura final. La opcin cianuro. Hay que perfilar el antiguo eslogan de Nucleares? No, gracias. Nucleares? No, estpidos.

DE CONFIANZA?Que una de las lacras que minan la democracia espaola casi desde su nacimiento y que es urgente atajar es la corrupcin urbanstica, est a la vista de cualquiera; que en las autonomas, la cantidad de enchufados que deriva de los cargos polticos es abusiva, lo sabemos; que ese abuso se calca en los ayuntamientos, est a la vista. No en todos, por supuesto, pero, dada la frecuencia de los casos de corrupcin que se han destapado en los ltimos aos, tenemos derecho a concluir que hay una evidente desinformacin de lo que es el servicio pblico. Ya no basta con que la justicia castigue los excesos de quien se lo lleva crudo. Este espectculo de concejales entrando en los juzgados no es ms que una tirita para una herida profunda. Los partidos expulsan a los polticos inculpados y la propia expulsin se muestra como prueba de que los mecanismos correctores de la democracia funcionan. Aqu paz y despus gloria. Pero eso no debiera bastar, menos an, en tiempos de la Innombrable (crisis?), en que el ciudadano raso ha de vivir austeramente.Titulares como el que ofreca el otro da este peridico, El nuevo alcalde de Estepona destituye a veinticinco cargos de confianza, hielan la sangre. Veinticinco? De verdad son necesarios veinticinco cargos de confianza en un Ayuntamiento como el de Estepona? Cuntos debe tener entonces el Ayuntamiento de Barcelona, el de Madrid? Trescientos? Son todos ellos absolutamente necesarios? Leyendo la noticia al completo, podas informarte de que haba otros veintitantos cargos que podran seguir en sus puestos dado que, felizmente, haban sido contratados por empresas asociadas. Las sociedades clientelares, tan dependientes de la poltica, acaban generando poderes crustceos, inamovibles. Salvo que la ciudadana despierte y se rebele. En Espaa ni siquiera se est desperezando.

7.000

Al parecer en el mundo hay 7.000 lenguas. Y la mitad estn en trance de desaparicin. Acongoja imaginar esa gigantesca masacre silenciosa. Una lengua es algo extraordinario, es uno de los mayores logros de la mente humana. Un logro colectivo. Asombra todo ese ingenio, esa creatividad, ese esfuerzo invertido por una comunidad durante milenios no slo para crear una herramienta de comunicacin eficaz, sino tambin para dar forma a sus sueos y a sus miedos, a su manera de ver el mundo. Una manera nica, porque cada lengua es una traduccin de la realidad. Y todo eso, todo, junto con las memorias de los antepasados, los cuentos que las madres contaban a sus nios, las canciones y los rezos, desaparece calladamente para siempre cuando muere una lengua, y al poco es como si ese pueblo nunca hubiera existido.

Siempre me conmovi esa preciosa historia de Humboldt, el gran naturalista alemn, que en su viaje de exploracin por Centroamrica entre 1799 y 1804 se encontr con que una de las tribus que quera visitar, la de los atures, haba sido exterminada por los caribes, y que slo quedaba un pobre loro viejo y tioso que farfullaba una cantinela que nadie entenda, que era la lengua atur. Humboldt, sabedor del valor de lo perdido, invirti infinidad de horas intentando transcribir al papagayo y rescat cuarenta palabras, es decir, cuarenta sonidos seguramente deformados por el animal y que nadie saba lo que significaban. Pero por lo menos gracias a ese pjaro, y sin duda a Humboldt, hoy estamos siquiera mencionando a los atures. Djame que te diga que hay casos peores, como el de esos dos ancianos del Estado de Tabasco, en el sureste de Mxico, que son los dos ltimos conocedores de la lengua zoque que hay en el mundo. Lo malo es que estn enfadados y no se hablan. Somos ms idiotas que los loros.

EL DESASTRE DE PARIR.

Durante muchos aos he ido posponiendo en mis artculos un tema verdaderamente lastimoso: las malas prcticas mdicas que se aplican en Espaa, de manera casi generalizada, a la hora del parto. A lo largo de este tiempo decenas de mujeres me han contado diversas situaciones indignantes que han tenido que soportar para dar a luz. Supongo que, como yo no tengo hijos, he estado esperando a que otra escritora que s hubiera pasado por ello contara lo que ocurre con el aadido de su testimonio personal. Hace un par de aos, Luca Etxebarra me explicaba exasperada lo que haba sufrido cuando naci su nia, y se prometa escribir algo al respecto. Pero creo que todava no lo ha hecho. Y resulta que acabo de recibir un libro luminoso y formidable sobre el tema. Se titula La revolucin del nacimiento y est escrito por Isabel Fernndez del Castillo. Todo lo que cuenta el libro es de una sensatez apabullante; y an as, Isabel, a quien slo conozco a travs de un par de cartas por e-mail, me comenta la resistencia de los medios a tratar este tema y de qu manera el peso del poder obsttrico dificulta que salgan a la luz opiniones distintas.

En las opiniones distintas de Isabel, que en el libro aparecen bien desarrolladas y documentadas, resuenan todas las quejas, todos los gritos y todas las lgrimas de las muchas mujeres que, como digo, me han ido contando durante todos estos aos su triste historia. Porque el problema, como bien seala Fernndez del Castillo, es que aqu la mayora de las veces se utiliza un sistema errneo. Resumo las ideas del libro: el parto, como es obvio, es un acontecimiento involuntario dirigido por la parte ms primitiva de nuestro cerebro. De manera que no puedes ayudar a que se produzca (de la misma manera que no puedes ayudar a que alguien se duerma), sino que lo nico que puedes hacer es crear las condiciones idneas para que suceda.Sin embargo en Espaa, y en Latinoamrica, contina imperando una visin del parto patolgica, intervencionista y jerrquica. A la parturienta se la considera una enferma (y no lo es); y adems una enferma privada de derechos que en otras especialidades mdicas s se pueden ejercer. Lo necesite o no, sobre la parturienta a menudo se aplican rutinas desaconsejadas por la Organizacin Mundial de la Salud. Por ejemplo, la episiotoma (el corte vaginal) o el goteo (que acelera el parto y provoca mayores sufrimientos en la madre y el nio), sin informacin de las consecuencias de las mismas y de que existen otras alternativas.

Pero prefiero contarlo en positivo, desde el otro lado, porque se puede dar a luz de otra manera y porque el parto no tiene por qu conllevar el trauma, la pesadilla y la sensacin de maltrato que a menudo se experimenta en Espaa (aqu tambin hay mdicos sensatos, pero son los menos y no estn demasiado bien vistos por el entramado oficial mdico). Y es que en Europa (es decir, en la UE), dar a luz es algo muy distinto.

De nuevo sigo el libro de Fernndez del Castillo: en otros pases, la mujer no tiene que parir en la atmsfera fra y quirrgica de los paritorios espaoles, sino que lo hace en la intimidad de su habitacin. En Europa no se rasura, no se pone enema ni se rompe la bolsa, y se procuran realizar los menos tactos posibles. No existe ese arcaico instrumento de tortura llamado potro obsttrico, y mientras dura la dilatacin las madres pueden moverse a su gusto y hacer uso de medios naturales para paliar el dolor: darse un bao, recibir un masaje, sentarse en grandes pelotas de goma. Adems pueden adoptar la postura que les sea ms cmoda para parir: en el taburete obsttrico, en cuclillas, a cuatro patas Y desde luego, y salvo que sea imprescindible, no se les pone ese terrible goteo acelerador que aqu reciben casi todas y que tan cmodo es para mdicos y enfermeras, que as ajustan la hora del nacimiento para cuando les conviene. El parto est dirigido naturalmente por la hormona oxitocina, cuya secrecin se bloquea con la adrenalina. El enorme estrs con que se hace parir a las mujeres en Espaa dispara la adrenalina, comenzando as un crculo vicioso que aumenta la necesidad de recurrir a la cesrea y los frceps, y desde luego a la epidural, una supuesta conquista femenina que a menudo tan slo sirve para paliar el desastre de dolor y trauma que han creado con un sistema obsttrico obsoleto.

LA VIDA DULCE.Henos aqu en mitad de la cancula y quiz de nuestras vacaciones. O sea, justo en esos das con los que soamos el resto del ao. Un tiempo de sensualidad en el que decidimos mimar nuestro cuerpo: la gozosa pereza de levantarse tarde, el placer de comer y beber con cierto exceso, el gustito de sentir la frialdad del agua por encima de nuestra piel recalentada. Todo perfecto, salvo por esa tonta tendencia que padecemos los humanos a sentirnos insatisfechos con lo que tenemos y a fastidiarnos el presente con cualquier fruslera. Como deca John Lennon, la vida es eso que sucede mientras nosotros nos dedicamos a otra cosa.

Y esa otra cosa puede ser una estupidez. El otro da vi a una chica treintaera en una playa cubierta con una camisola hasta las rodillas. "Que no, que no me quedo en baador, que estoy muy gorda!", deca con exasperacin a sus amigas. No s qu est pasando en Espaa con el cuerpo: somos el primer pas de Europa y el tercero del mundo en operaciones de ciruga esttica. Se dira que no conseguimos aceptarnos como somos. Por aadidura, la obsesin por la delgadez es un malentendido mundial. Hace unos meses, una revista femenina australiana public las fotos de cuatro chicas con tipos distintos y los lectores tuvieron que elegir el cuerpo ideal. La mayora de los hombres eligieron a una joven que haba sido descrita como "con sobrepeso" por el 85% de las mujeres. Y la modelo que recibi la gran mayora de los votos femeninos slo obtuvo un 19% de los votos masculinos: la chica era un esprrago. No sabemos vernos, de la misma manera que no sabemos apreciar el presente en toda su riqueza e intensidad. Un cuerpo gordo? No, un cuerpo sano, una realidad apacible, un momento feliz. Djate de pamemas y disfruta el regalo de esta vida dulce que te late en las venas. Porque luego se acaba.

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