educación e investigación en la “prosperidad democrática”

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Educación e Investigación en la “Prosperidad Democrática”: Globalización, Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 y Nueva Ley de Educación. Resumen: El objetivo fundamental del presente trabajo consiste en evidenciar, de manera general, la estrecha relación existente entre la globalización del mercado de capital privado y la transformación de los fines misionales de la educación pública superior en la Universidad Nacional de Colombia. Se muestra cómo la internacionalización de la economía, bajo la denominación de sociedad del conocimiento y a través de la política pública colombiana expresada en el Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014, allana el camino que le permite modificar los fines misionales de la institución, para asignarle la tarea de soportar la innovación y la productividad del sector privado de la economía. Cabe resaltar que este documento intenta abordar una temática tan compleja como extensa, y que de manera inevitable se encontrarán discontinuidades en la hilación y descripciones bastante generales de la misma, pero, como apuesta primera, propende por un tratamiento serio, con el interés fundamental de abrir el camino del debate tanto para trabajos exhaustivos que lo decanten, como para el fortalecimiento del pensamiento crítico que lo traduzca en acción concreta. La Globalización como Sociedad y Economía del Conocimiento Los antecedentes inmediatos del nacimiento del concepto de Sociedad y Economía del Conocimiento se remontan a la Segunda Guerra Mundial. Este conflicto de intereses económicos entre las potencias mundiales, encubierto bajo la lucha bélica contra el fascismo, definió un conjunto de prioridades políticas y geoestratégicas, como el desarrollo armamentístico, el control del campo de batalla, la interceptación y encriptamiento de información, etc, que permitiera poner a favor el desenlace final del conflicto con la consiguiente apertura de nuevos mercados, para lo cual era necesario impulsar la implementación sistemática de conocimientos científicos y tecnológicos con el apoyo de los sectores privado y académico 1 . Una vez finalizado el conflicto, y reconociendo los aportes prestados por aquellos especialistas que se articularon en las labores estratégicas como, por ejemplo, el proyecto Manhattan, la política de defensa de estos países se enfocó en incorporar de manera continuada a científicos, ingenieros, técnicos, etc, para que realizaran labores conjuntas de investigación de alta confidencialidad que permitieran materializar los requerimientos de las agencias estatales de inteligencia y defensa 2 lo que se denominaría más adelante como tanques de conocimiento (Think Tanks) y en el que jugaron un papel preponderante las universidades. Finalizando la década de los 50, la lucha por la conquista del espacio, inscrita 1 Mattelart, Armand; “Historia de la sociedad de la información”, Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona, 2002, pág. 58. 2 Ibídem, pág. 58.

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Se muestra cómo la internacionalización de la economía, bajo la denominación de sociedad del conocimiento y a través de la política pública colombiana expresada en el Plan Nacional de Desarrollo 20102014, allana el camino que le permite modificar los fines misionales de la institución, para asignarle la tarea de soportar la innovación y la productividad del sector privado de la economía. Cabe resaltar que este documento intenta abordar una temática tan compleja como extensa, y que de manera inevitable se encontrarán discontinuidades en la hilación y descripciones bastante generales de la misma, pero, como apuesta primera, propende por un tratamiento serio, con el interés fundamental de abrir el camino del debate tanto para trabajos exhaustivos que lo decanten, como para el fortalecimiento del pensamiento crítico que lo traduzca en acción concreta.

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Educación e Investigación en la “Prosperidad Democrática”:Globalización, Plan Nacional de Desarrollo 2010­2014 y Nueva Ley de 

Educación.

Resumen:

El   objetivo   fundamental   del   presente  trabajo   consiste   en   evidenciar,   de manera general, la estrecha relación existente entre la globalización del mercado de capital privado y la transformación de los fines misionales de la educación pública superior   en   la   Universidad   Nacional   de   Colombia.   Se   muestra   cómo   la internacionalización   de   la   economía,   bajo   la   denominación   de   sociedad   del conocimiento y a  través  de  la  política  pública colombiana expresada en el  Plan Nacional de Desarrollo 2010­2014, allana el camino que le permite modificar los fines misionales de la institución, para asignarle la tarea de soportar la innovación y la   productividad   del   sector   privado   de   la   economía.   Cabe   resaltar   que   este documento   intenta  abordar  una   temática   tan compleja  como extensa,  y  que de manera inevitable se encontrarán discontinuidades en la hilación y descripciones bastante  generales  de  la  misma,  pero,  como apuesta primera,  propende por  un tratamiento serio, con el interés fundamental de abrir el camino del debate tanto para   trabajos   exhaustivos   que   lo   decanten,   como   para   el   fortalecimiento   del pensamiento crítico que lo traduzca en acción concreta.

La Globalización como Sociedad y Economía del Conocimiento

Los   antecedentes   inmediatos  del  nacimiento  del   concepto  de  Sociedad   y Economía   del   Conocimiento   se   remontan   a   la   Segunda   Guerra   Mundial.   Este conflicto de intereses económicos entre las potencias mundiales, encubierto bajo la lucha   bélica   contra   el   fascismo,   definió   un   conjunto  de   prioridades   políticas   y geoestratégicas, como el desarrollo armamentístico, el control del campo de batalla, la interceptación y encriptamiento de información, etc, que permitiera poner a favor el desenlace final del conflicto con la consiguiente apertura de nuevos mercados, para lo cual era necesario impulsar la implementación sistemática de conocimientos científicos y tecnológicos con el apoyo de los sectores privado y académico1. Una vez   finalizado   el   conflicto,   y   reconociendo   los   aportes   prestados   por   aquellos especialistas que se articularon en las labores estratégicas como, por ejemplo, el proyecto Manhattan, la política de defensa de estos países se enfocó en incorporar de manera continuada a científicos, ingenieros, técnicos, etc, para que realizaran labores   conjuntas   de   investigación  de   alta   confidencialidad   que   permitieran materializar los requerimientos de las agencias estatales de inteligencia y defensa2, lo que se denominaría más adelante como tanques de conocimiento (Think Tanks) y en el que jugaron un papel preponderante las universidades.

Finalizando la década de los 50, la lucha por la conquista del espacio, inscrita 

1 Mattelart, Armand; “Historia de la sociedad de la información”, Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona, 2002, pág. 58.

2 Ibídem, pág. 58.

en el marco de la guerra fría en la que Estados Unidos necesitaba contrarrestar la puesta   en órbita  del  Sputnik   I  por  parte  de   la  Unión Soviética,   llevó   a  que el Departamento   de   Defensa   del   primero   creara   la  Agencia   para   Proyectos   de Investigación   en   Defensa   Avanzada   (DARPA)  encargada   de   coordinar   contratos federales de investigación con el fin de tener disponibilidad de información para gestionar y ejecutar proyectos, especialmente nuevas tecnologías de uso militar para la detección de  misiles balísticos y  pruebas nucleares, para lo cual era necesario construir   un  medio   físico  que   garantizara  el   intercambio   en   tiempo   real   de   la información,   lo   que   se   conseguiría   en   la  década   siguiente   gracias   tanto   al surgimiento de la teoría matemática de la información como a la construcción de la Arpanet,  una red de telecomunicaciones precursora de la actual  Internet,  dando inicio   a  los   primeros   trabajos   informáticos   enfocados   en   el   procesamiento computacional, el comportamiento humano y los nuevos materiales3.

Durante   las   décadas   de   los   60   y   70,   y   debido   al   traslado   de   nuevas tecnologías del campo militar al campo civil, así como a los progresos de la teoría de probabilidades, los informáticos lograron consolidar la teoría de la información en la que es posible considerar su flujo y cuantificación, independientemente de su origen, carácter y contenido, y es precisamente esta capacidad de medir y controlar la información, y su potencial implementación en los sectores industrial­militar e industrial­comercial,  lo que impulsa a los Estados Unidos en 1977 a encargar el estudio profundo del tema, que, como consecuencia, desemboca en la creación y presentación ante la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) de un modelo norteamericano de clasificación de todos los países en una escala de competitividad   económica4  cuyo   indicador   es   la   disponibilidad,   tratamiento   e implementación   de   la   información   en   sus   procesos   industriales   y   comerciales, enmarcando   todo   en   el   crecimiento   o   acumulación   de   capital,   y   omitiendo deliberadamente la redistribución de la riqueza al darla como supuesta implicación directa del incremento del producto interno bruto (PIB). Lo anterior, sumado a las formalizaciones  conceptuales   del   tema   hechas   por   sociólogos,   epistemólogos, filósofos, etc, condujo al planteamiento de una nueva forma de organización social global   en   la   que   la   productividad   económica   y   el   poder   político   estuvieran soportados por la generación y el flujo de información, es decir,  la “sociedad de la información”.

La   década   de   los   90   comenzó   con   la   caída   del   bloque   soviético   y   la masificación de las telecomunicaciones, ello permitió que occidente diera vía libre para gestionar la sociedad de la información como política global5. El primer gran paso se dio con el Consenso de Washington6, que promulgó sus lineamientos como los requisitos fundamentales que deberían seguir los países en vías de desarrollo, es decir,   la   política   económica   que   les   permitiera   a   aquellos   Estados   perimetrales obtener   préstamos   de   las   instituciones   internacionales   de   comercio   (BM,   FMI, OMC). Dichos requisitos incluyen la privatización de los servicios públicos, entre 

3 Ibídem, pág. 62.4 Ibídem, pág. 69.5 Crovi, Delia; “Sociedad de la información y el conocimiento. Entre el optimismo y la desesperanza”, en

Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales Nº 185 mayo-agosto 2002, pág 13.6 Casilda, Ramón, “América Latina y el consenso de Washington”, Boletín Económico del ICE Nº 2803, 26

de abril al 2 de mayo de 2004, pág. 20-23.

estos  las telecomunicaciones,  la salud y la educación, la apertura respecto de la inversión   extranjera   directa   y   la   desregularización   comercial   hacia   el   mercado global, entre otros. Con el Consenso de Washington se reafirmó, además, el vínculo entre el modelo político neoliberal, la globalización del capitalismo, y la sociedad y economía   del   conocimiento7,   esta   última   como   reformulación   simplemente discursiva de la sociedad de la información. Posteriormente, el G7 la incluye en su agenda y en 1998 la ONU, junto a la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), proponen la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información que se realizó en 2003 y 20058 para darle el definitivo carácter global esperado. 

La concepción que se difunde sobre la sociedad y economía del conocimiento es,   fundamentalmente,   la  que plantea a   la   información como recurso clave que sustituye en importancia estratégica tanto al capital, como a la posesión de la tierra, en la generación de la riqueza9, ya que, según su lógica, garantizar su gestión y control   permite   la   optimización   de   los   procesos   productivos   a   través   de   la innovación como aplicación sistemática del conocimiento científico y tecnológico, que redunda en competitividad y, por ende, en ganancias para la acumulación. De igual  manera,   se   afirma   que   será   en   la   convergencia   de   las   tecnologías   de   la información y la comunicación (TICs) donde se darán las formas de integración social y los modos de construcción de personalidad, debido a que será el medio en el que las personas y las empresas gestionen la aplicación del conocimiento sobre los procesos productivos, y a través del cual pueden relocalizar y reinvertir capitales en   cualquier   parte   del   mundo   interconectado.   También   se   sostiene   que,   como resultado natural de la competitividad, el estado normal de la economía de mercado debe ser el desequilibrio y la imprevisibilidad, pero que será justo en la medida en que   el   sistema garantice   el   flujo  de   información,   y  que,   gracias   a   los  modelos educativos basados en competencias, el sujeto podrá administrar sus capacidades para   competir   en   la   venta  de   servicios.  De   la   misma   forma,   se   afirma   que   el despliegue tecnológico enfocado en el   transporte en tiempo real  de  información será  garante de la democracia y, por tanto, permitirá   la tan anhelada concordia universal y “el fin de las ideologías”.

Hablar de la construcción de una sociedad global basada en la información y el conocimiento constituye un tema polémico pues, mas allá de la ambigüedad del discurso   que   la   ampara   con   terminologías   aparentemente   humanistas   y benefactoras,   se   trata   en   realidad  de  un  proceso   que  parte  de  una  plataforma similar   al   modelo   político   y   económico   neoliberal10,   ya   que   sus   orígenes   se remontan a las orientaciones macroeconómicas de los modelos propuestos por los pensadores   clásicos   de   la   economía   liberal.  La   sociedad   y   economía   del conocimiento es un proyecto que se pensó y desarrolló en los países centrales y más industrializados,   amparados   por   el   capital   financiero   internacional,   que   apunta 

7 Andrade, Jesús; “Sociedad de la información: desde los clásicos hasta los neoliberales de la información”, Revista Venezolana de Ciencias Sociales vol. II - Nº 2, 2007, pág. 224.

8 Unión Internacional de Telecomunicaciones, “Cumbre mundial sobre la sociedad de la información – documentos finales – Ginebra 2003, Túnez 2005”, Naciones Unidas, Ginebra, 2005.

9 Casas, Rosalba; Dettmer, Jorge; “Sociedad del conocimiento, capital intelectual y organizaciones innovadoras”, en Sociedad del conocimiento, México, FLACSO / Mac Graw Hill, 2005.

10 Andrade, Jesús; “Sociedad de la información: desde los clásicos hasta los neoliberales de la información”, Revista Venezolana de Ciencias Sociales vol. II - Nº 2, 2007, pág. 224.

primordialmente al incremento de la productividad y a la elaboración y distribución de bienes y servicios a través del uso intensivo de tecnologías y medios digitales. En la construcción de la sociedad y economía del conocimiento se impone el carácter privado sobre la visión pública de las estructuras socio­económicas, lo que posibilita la   aparición   de   un   fenómeno   de   integración   de   mercados   bajo   el   control   de empresas   transnacionales   y   de   corporaciones   anónimas   que   dan   soporte   al fenómeno hoy llamado globalización.

El papel de Colombia en la División Internacional del Trabajo

La globalización, como proceso de internacionalización del capital privado en un  único  mercado,   trae  consigo   la  distribución de   funciones  para  cada  Estado­Nación, de acuerdo con los lineamientos establecidos por las propias corporaciones financieras que la sustentan, es decir, la especialización de las economías nacionales en   la  producción  de  determinados  bienes   y   servicios.   La  producción   industrial, soportada   sistemáticamente   en   la   ciencia   y   la   tecnología,   corresponde   a   las potencias   económicas  pertenecientes   a   la  OCDE.  A   los  países  perimetrales11  les corresponde   una   economía   enfocada   en   los   renglones   primarios   de   sus competencias comparativas, específicamente, producción agrícola, y explotación y extracción de recursos naturales renovables y no renovables. Esto quiere decir que los   países   del  tercer   mundo  continuarán   importando   productos   con   alto   valor agregado, mientras sus exportaciones se enfocarán en abastecer de materias primas la base industrial del primer mundo.

El Banco Mundial afirma que la cantidad de tierra cultivable disponible en el planeta es del orden de los 123 millones de hectáreas (Ha), y mientras los países industrializados, para el 2030, retirarán la función de cultivo a 27 millones de Ha, a los   países   en   “vías   de   desarrollo”   les   corresponde   cultivar   74   millones   de   Ha adicionales a las ya cultivadas actualmente12. Aún mas, la producción agrícola debe transformarse en agroindustrial, pues solo las plantaciones extensas “pueden estar capacitadas para acceder a los mercados financieros globales donde el capital es mas barato que en  los  domésticos”13.  Esto quiere decir,  que existe  un grupo de actores comerciales transnacionales especializados en la producción de alimentos, interesados en desarrollar cultivos en tierras alquiladas a rentas fijas en Estados perimetrales, pues la compra constituye en una pérdida de capital a largo plazo, bajo la modalidad del cultivo extensivo y monopólico, lo que afecta directamente la soberanía y seguridad alimentaria de la población endémica.

Igualmente,   las  investigaciones en biotecnología e   ingeniería genética,   los nuevos materiales y la demanda de energía, que se realizan a gran escala en los países potencia, ponen a los recursos naturales, renovables y no renovables, en el primer plano de sus importaciones. Los inventarios genéticos, los biocombustibles y agrocombustibles, la minería y derivados del petróleo, etc, constituyen el interés 

11 Ahumada, Consuelo; “El nuevo orden mundial: ¿postindustrialismo o nueva división internacional del trabajo?”, pág. 2. Este artículo forma parte del libro “El modelo neoliberal y su impacto en la sociedad colombiana”, de próxima publicación por El Áncora Editores, Bogotá.

12 Banco Mundial, “Generando interés global sobre la tierra de cultivo: perspectiva global”, 2010, pág. 4.13 Ibídem, pág. 18.

principal de los sectores industrial­comercial e industrial­militar.

En este contexto, a Colombia, dada su capacidad agroproductiva y su reserva aún considerable de recursos naturales, le corresponde14 una economía basada en la producción de alimentos, tanto para consumo humano como para la producción de combustible de origen orgánico, la extracción minera, la explotación de petróleo y carbón mineral, que, a grandes rasgos, constituyen una economía primarizada, es decir, un sector productivo basado en las actividades primarias y la extracción. Por esta   razón,  hay  una   clara   contradicción  en  el  discurso  estatal   y   empresarial   al afirmar que la producción nacional tendrá resultados con valor agregado, cuando los   modos   de   producción   distan   bastante   de   procesos   industriales   basados   en ciencia y tecnología. Además, hablar de crecimiento económico general sostenido en una economía primarizada, es desconocer, deliberadamente, que la estabilidad de la economía nacional queda supeditada a los arbitrios del mercado internacional que   fija   los   precios   según   le   convenga,   y   generalmente   bajo   la   modalidad   de burbujas especulativas15.

El modelo económico de la Prosperidad Democrática y su impacto social

El rumbo que el Estado colombiano pretende asignarle a todos los aspectos de la política nacional, especialmente en términos económicos y sociales, se puede apreciar   con   precisión   a   través   del   “Plan   Nacional   de   Desarrollo   2010­2014: Prosperidad   para   Todos”   presentado   por   el   gobierno   del   presidente   Santos.   Es posible encontrar en las líneas principales de esta política, la estrecha sintonía que guarda con las exigencias de la economía global que demandan las corporaciones financieras internacionales.

El   plan   postula   cinco   renglones   de   la   producción   nacional   como   los promotores  del   crecimiento  económico,  y  plantea  estrategias  para  garantizar   su consolidación,   dentro   de   las   cuales   están   las   que   redefinen   los   propósitos   y compromisos   de   la   educación   pública   en   función   de   la   competitividad   y productividad del sector privado. Esos cinco factores de producción son llamados “las cinco locomotoras del crecimiento”16 y consisten en lo siguiente:

1. Desarrollo Minero y Expansión Energética: el argumento es que este sector es el que posee mejores posibilidades de competir en el mercado internacional, y, para   ello,   la   estrategia   es   incrementar   la   participación   de   compañías   mineras extranjeras a  través de  la elaboración de esquemas regulatorios que motiven su confianza   inversionista17,   es  decir,  disminuyendo  a   su  más  mínima expresión el porcentaje  de  regalías y  los  condicionamientos   legislativos  en cuanto a   impacto 

14 Banco Mundial; “Colombia, competitividad agrícola y rural”, Dirección Subregional para Colombia y México, Departamento de Desarrollo Ambiental y Socialmente Sostenible. Región América Latina y el Caribe, 2003, pág. 3.

15 Zerda, Álvaro; “Colombia: del Japón de sudamérica a la confianza inversionista, dos estrategias para un patrón de crecimiento reprimarizante con iniquidad”, Centro Editorial Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, pág. 16.

16 Departamento Nacional de Planeación; “Bases del Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014, Prosperidad para Todos”, Bogotá, 2010, Pág. 55.

17 Ibídem, pág. 215.

ambiental y social se refiere. 

2. Producción   Agroindustrial:  se   destaca   la   importancia   del   sector agropecuario,   solo   en   la  medida  de   su  aporte  al  Producto   Interno  Bruto  y  del potencial  de expansión de la frontera agrícola asociada con la disponibilidad de tierras18. A esto se suma que, el problema de la tenencia de la tierra y una posible reforma   agraria   se   dejan   de   lado   y   solo   se   plantea   un   ambiguo   programa  de restitución condicionado por el principio de sostenibilidad fiscal19.

3. Infraestructura de Transporte y Comunicaciones: reconoce el proyecto las falencias que en términos de carreteras y medios de transporte posee el país, y la urgencia de superarlos  con el  objetivo de disponer eficientemente  los  productos agrícolas y mineros en las zonas francas y puertos marítimos para su exportación20. También habla de la consolidación del Sistema de Transporte Masivo y el Sistema Integrado en el territorio nacional, como solución a la movilidad urbana21, bajo un único esquema administrativo como en el  caso del sistema que se encuentra en actual funcionamiento en las principales ciudades del país.

4. Nuevos Sectores basados en la Innovación: se postula la creación de una estructura productiva basada en la innovación y la formación de capital humano22. Se habla del desarrollo del sector industrial nacional focalizando las capacidades en ciencia,   tecnología   e   innovación   en   cuestiones   como   biotecnología,   energía   y recursos   naturales,   tecnologías   de   información   y   comunicaciones,   materiales   y electrónica,   salud,   diseño   y   creatividad   y   logística   ,   pero   las   estrategias   no demuestran cómo se puede alcanzar aquello en términos específicos, lo que si es posible evidenciar es el papel que en esta locomotora se le asigna a la educación y la investigación científica. Esto se aclarará más adelante.

5. Vivienda y Ciudades Amables: se define la productividad en la construcción como  uno  de   los   renglones  más   importantes   en   la   economía  nacional   y   de   la necesidad de la urbanización constante y la movilidad interna urbana como factores claves en el crecimiento económico23.

Si bien todos estos temas adquieren importancia en cuanto al propósito de este texto, el objetivo central es destacar los elementos que arrojen luces sobre el papel de la educación y la investigación científica en el modelo económico y social que se pretende implementar a través del PND.

Así, entonces, el gobierno nacional habla de la “implementación del plan de choque   para   la   formación,   en   el   corto   plazo,   de   competencias   laborales   que permitan el avance en el nivel de productividad de los sectores locomotora. Los sectores   agropecuario,   minero­energético,   infraestructura   de   transporte   y comunicaciones, vivienda y sectores basados en la innovación; deberán definir en el 2011   cuáles   son   sus   necesidades  de   recurso  humano   (en   términos  de   perfiles, competencias y programas de formación requeridos), de tal manera que el MEN, 

18 Ibídem, pág. 180.19 Ibídem, pág. 186.20 Ibídem, pág. 196.21 Ibídem, pág. 204.22 Ibídem, pág. 156.23 Ibídem, pág. 226.

como regulador de la formación del recurso humano, la capacitación y aprendizaje, genere los incentivos a las instituciones de educación para el trabajo y el desarrollo humano,   para  priorizar   la   formación   y   el  desarrollo  de   competencias   laborales específicas de acuerdo a las necesidades definidas por estos sectores ”24.

La   transformación a   la  educación se  da  en  todos   los  órdenes,  ya  que  el Ejecutivo encarga a sus organismos de ejecución y control, entre ellos al Ministerio de   Educación   y   a   Colciencias,   que   redefinan   sus   políticas   de   acuerdo   a   las prioridades de los sectores de crecimiento económico para que “cuenten con las metodologías, procesos, estándares y el desarrollo institucional requerido; así como en el sistema educativo, como parte de la estrategia de formación en competencias laborales del personal docente en todos los niveles”25.  En términos de control se solicita   a   los   mismos   organismos   la   publicación   de   “lineamientos   y   guías   que permitan conocer los requerimientos mínimos de cualquier agente privado o público para la construcción de normas de competencias laborales y currículos académicos basados   en   competencias,   y   ser   incluidos   en   el   MNC   (Marco   Nacional   de Cualificaciones)”26.

Esto quiere   decir, que la política pública nacional para la educación, debe adaptarse a los factores del crecimiento económico. El papel de la educación como gestor de un proyecto integral de Nación, como sistema para el desenvolvimiento de las   potencialidades   humanas   y   como   factor   de   desarrollo   social   en   términos culturales y científicos, se transforma en formación para el trabajo. Aquello que se consideraba   una   parte   de   todo   el   esquema   general   de   educación,   es   decir,   la formación para el trabajo, se constituye ahora como el cuerpo único y el propósito fundamental de la educación humana.

El papel de la Investigación Científica en el Plan Nacional de Desarrollo y las políticas de Colciencias

Pero  no   solo   en  términos  educativos   se  dan  dichas  políticas,   también en términos de producción científica. Colciencias ha definido los lineamientos, que en términos de investigación científica, se deben dar en el territorio nacional27, a través de   cuatro   áreas   prioritarias:   “Primero:   el   tema   agrícola,   que   incluye   medio ambiente, biodiversidad, biotecnología y agua. Segundo, la minería, porque allí el país tiene una potencialidad enorme. Tercero, la TIC: todo lo que tiene que ver con software y nuevos desarrollos de información y comunicación. Y cuarto, los temas sociales, que incluyen salud, educación, vivienda, saneamiento básico, violencia y seguridad”28.  Aún más,  el PND sostiene que “Con el  objetivo de incrementar  las capacidades de investigación  del sector productivo, el  Estado cederá los derechos de   propiedad   intelectual   que   le   puedan   corresponder   sobre   los   resultados   de proyectos   de   ciencia,   tecnología   e   innovación   financiados   con   recursos   del 

24 Ibídem, pág. 93.25 Ibídem.26 Ibídem.27 Entrevista al director de Colciencias, doctor Jaime Restrepo, consultado el día 22 de octubre de 2010 en

http://innovacionydesarrollodenegocios.blogspot.com/2010/08/entrevista-al-director-de-colciencias.html28 Ibídem.

presupuesto nacional cuando éstos sean ejecutados por micro, pequeñas y medianas empresas ”29. Entonces, el sector privado no solo administrará la economía nacional, sino que, además, determinará qué y cómo se debe enseñar, y qué se debe investigar en   el   país,   de   acuerdo,   evidentemente,   a   sus   prioridades   de   crecimiento   y productividad.

Estas   áreas   prioritarias   de   investigación   están   acordes   con   el   proyecto gubernamental de impulso económico al sector productivo privado, a través de las cuatro   locomotoras  mencionadas.  Aquello  acarrea,  por   lo  menos,   los   siguientes problemas para la investigación en tecnociencia para Colombia:

a) La investigación estará orientada al “impulso” de una economía primarizada, extractiva y, por ello, intrínsecamente dependiente. Economía que, así mismo, está relacionada con la inversión privada transnacional en los sectores estratégicos. Esto tiene como consecuencia  que  la   investigación en estas  áreas será  por  su  propia dinámica bastante reducida y restrictiva. Teniendo en cuenta que el sector primario de   la  economía para  Colombia   tiene  en  su proceso  de  producción escaso  valor agregado y, por ello, desarrollos de investigación limitados.

b) La eventual investigación que implique procesos complejos y elaborados se hará mayoritariamente en los países de origen de las grandes compañías foráneas que invierten en Colombia. Por supuesto, esto castra, de ante mano, el impulso a una investigación avanzada propia. 

c) El papel relevante de la inversión extranjera que se le otorga al impulso de la economía trae como consecuencia una dependencia tecnológica del país, ya que los conocimientos   relevantes,   las   tecnologías   de   punta,   y   el   desarrollo   científico­tecnológico que se hagan a partir de nuestros recursos naturales, serán propiedad de   las   grandes   empresas   multinacionales.   No   existe   una   política   clara   de transferencia   tecnológica   desde   estas   compañías   para   favorecer   los   intereses nacionales. 

d) La   “triple   alianza”  Universidad­Empresa­Estado   (ver  más   adelante),  en  el contexto del  modelo económico del  gobierno Santos,  restringe enormemente las potencialidades humanas de la investigación, no sólo porque relega al Estado, en última instancia, al papel de mediador entre la Universidad y la empresa, y con ello limita   la   capacidad   de   las   instituciones   públicas   para   desarrollar   políticas   de investigación que favorezcan el bien común; sino por que limitan el papel de la investigación científico­tecnológica al simple factor de apoyo de las “locomotoras” económicas,   olvidando   que   la   investigación   tiene   como   una   de   sus   funciones contribuir a la solución de los problemas nacionales y mejorar el bienestar social. Por   ello   la   participación   de   sectores   y   organizaciones   sociales,   comunidades, asociaciones de usuarios, etc, debe ser fundamental a la hora de definir las políticas estratégicas en investigación y desarrollo.

El PND es la concreción de los estándares de la globalización en el territorio colombiano30.  Los  principios  de  la política neoliberal,  que son  los mismos de  la 

29 Departamento Nacional de Planeación; “Bases del Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014, Prosperidad para Todos”, Bogotá, 2010, Pág. 86.

30 De Zubiría, Sergio; “La política educativa del plan Santos: tecnocracia y neoliberalismo”, en revista

globalización, se manifiestan de manera directa en el modelo económico que se está llevando a cabo: “el mercado hasta donde sea posible y el Estado hasta donde sea  necesario”31. Que se resume mejor cuando “el Estado es quien despeja el camino ­fija las   reglas   de   juego   y  dirime   los   conflictos­   pero   el   sector  privado   es   quien   lo construye   y   lo   recorre”32.   La   política   social   se   relega   cuando   se   prioriza   el crecimiento económico del sector privado. La tesis del PND de que el crecimiento implica directamente el desarrollo social es falsa. Colombia ha tenido política de crecimiento desde la década del 70, y en la última década el crecimiento del sector privado en la economía ha estado en el orden del 4%, y no por ello ha disminuido la pobreza,   ni   los   índices   de   desocupación,   ni   han   mejorado   los   indicadores   de redistribución de la riqueza. Un proyecto de Nación con carácter social requiere un conjunto   de   políticas   que   transciendan   el   orden   económico,   supeditando precisamente este último a las necesidades humanas en el orden social y no en el orden mercantil. 

Ahora   bien,   para   concretar   un   poco   más   el   carácter   economicista   de   la política pública en cuanto a la educación se refiere, y de la incidencia directa de la globalización y de  la  política  del  gobierno  nacional,   se   resaltarán  los  elementos centrales que han sido la base de la reforma académica en la Universidad Nacional de Colombia, los cuales pueden trasladarse, en términos generales, a todo el sector educativo del país, pues obedecen al mismo esquema.

La Reforma Académica en la Universidad Nacional de Colombia

A continuación, se presentará un análisis de la reforma académica, aplicada a la Universidad Nacional de Colombia, como prototipo general de la política pública educativa desarrollada e implementada por los gobiernos posteriores a la apertura económica del noventa, destacando los rasgos que la delinean y su relación con la sociedad del conocimiento.

La   Universidad   Nacional   de   Colombia   ha   experimentado   una   reforma académica y administrativa profunda, planteada e iniciada en el año 2003 por el entonces rector Marco Palacios,  y continuada por las administraciones siguientes hasta la del actual rector Moisés Wasserman. Esta reforma ha estado enmarcada en la llamada Revolución Educativa, formulada un año antes de la fecha indicada por el gobierno  de  Álvaro  Uribe  y,   al   igual  que  otras  políticas   públicas   como  el  Plan Nacional de Desarrollo, el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, etc, está  sustentada en las exigencias que trae consigo el  proceso de globalización a través de la sociedad de la información y el conocimiento, y la economía de los servicios, que definen nuevos factores para el cambio de los contenidos curriculares y la función académica de la educación, especialmente de la educación superior. Según la argumentación presentada por los administrativos en cuanto a la reforma por ellos aplicada, es imprescindible ejecutar dichos cambios pues, de lo contrario, la universidad quedaría rezagada con respecto a las inevitables modificaciones en el 

Izquierda N° 9, marzo de 2011, pág. 16.31 Departamento Nacional de Planeación; “Bases del Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014, Prosperidad

para Todos”, Bogotá, 2010, Pág. 16.32 Ibídem.

trabajo, la producción de conocimiento y el aprendizaje que conlleva esta nueva forma de organización global social33. Específicamente, plantean lo siguiente:

Modificaciones en:

1. El  Trabajo:  el   surgimiento  de   la   sociedad  del   conocimiento   trae  consigo modificaciones en la producción de bienes y prestación de servicios, y dado que, dentro de este modelo globalizador, la educación solo cumple la función de proveer recursos humanos capacitados  laboralmente,  dichas tendencias en el  mundo del trabajo  afectan   significativamente   los   criterios  de  definición y  diseño  curricular, privilegiando  la   importancia  de  perfiles  ocupacionales  específicos  que  dependen directa y unívocamente de la demanda del mercado laboral. Asimismo, el alto grado de   indeterminación  e   imprevisibilidad,   inherente  a   las   transacciones  del   capital privado en el mercado mundial, exige un modelo curricular de competencias para el aprendizaje   y   la   recalificación   continuas,   cuyo   resultado   sea   un   profesional adaptable a las exigencias y condiciones cambiantes del mundo laboral.

2. Producción   de   Conocimiento:  según   la   globalización,   las   formas tradicionales de organización y delimitación de disciplinas y profesiones ya no son funcionales en la comprensión y el análisis de los problemas que planteará la nueva forma organizacional del mercado, pues su complejidad superaría lo que el modelo de   investigación   actual   puede   proveer.   Por   ello,   postula   un   nuevo   modelo   de producción de conocimientos que ponga mayor énfasis en la aplicabilidad y que se caracterice   por   la   interdisciplinariedad,   entendiendo   estas   como   hibridaciones disciplinarias   que   arrojen   resultados   más   eficientes   en   la   optimización   de   los procesos   productivos,   y   no   como   el   desarrollo   de   nuevas   categorías   de conocimiento.

3. El   Aprendizaje:  la   sociedad   del   conocimiento   asigna   como   factor determinante en el proceso de aprendizaje a las tecnologías de la información y la comunicación (TICs), ya que cumplen con los requisitos de eficiencia económica y gestión administrativa que solicita la globalización34. Los beneficios que el discurso oficial le asigna a las TICs radican en la flexibilización que conlleva sobre la oferta educativa, es decir, en su configuración curricular basada en la formación por ciclos cortos   y   la   modularización   de   las   unidades   de   aprendizaje,   lo   que   implica   la eliminación o, en el mejor de los casos, la reducción significativa de la educación presencial  debido a  la  desterritorialización del  proceso educativo,  así  como a  la supresión de la injustamente recriminada subjetividad del docente, el cual, además, cambiaría  de   papel,   ya   que   estaría   centrado   en   el   diseño   y   evaluación   de   los módulos, y en función de tutorías y seguimientos al estudiante. En la sociedad y economía   del   conocimiento   los   centros   educativos   no   desaparecen   como instituciones,   pero   su   modalidad   de   enseñanza   se   basaría   exclusivamente   en sistemas virtuales como los e­learning y los home schooling35, pues estos se sustentan 

33 Gómez, Víctor; Celis, Jorge; “Factores de innovación curricular y académica en la educación superior”, en Serie de documentos de trabajo Nº5 “Reforma Académica ¿en qué va el debate?”, Rectoría Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2005, pág. 10.

34 Unimedios, “Hacia una formación universitaria en campus virtuales”, en Claves para el debate público Nº 11, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2008, pág. 2.

35 Unimedios, “La educación virtual, un modelo de formación para la aldea global”, en Claves para el debate público Nº 6, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2007, pág. 8.

en modalidades de aprendizaje con tutores a través de herramientas electrónicas como el  chat,   los  e­mail  y  los  foros virtuales,  en ciclos cortos de formación por módulos,   o   en   modalidades   combinadas   como   los  b­learning  que   son semipresenciales.

En el caso particular de la educación superior, la sociedad del conocimiento plantea  un conjunto de estrategias que le permiten materializar su visión sobre el papel  de   la  academia,   la   ciencia  y   la   tecnología en el  mercado mundial,  de   la siguiente manera:

La sociedad del conocimiento “enfatiza que la contribución de la educación superior al desarrollo no está dada fundamentalmente por la cantidad de estudiantes,  o por la cantidad de instrucción recibida, sino, en gran medida, por la efectividad con  que el aprendizaje se vincula al proceso de mejoramiento de la tecnología disponible en  las  empresas”36,  es  decir,  por   la   contribución que  la  academia puede hacer  a   la optimización   de   los   procesos   industriales   y   comerciales.   En   esta   medida,   las políticas públicas educativas deben estar enfocadas hacia la  diversificación de  los  recursos,  es   decir,   a   la   disminución   progresiva   de   los   subsidios   económicos gubernamentales, entendiéndolos como gastos públicos y no como inversiones para la nación; a  la proliferación de  los programas de estímulos sectoriales hacia  las plantas académicas e investigativas como fuente de financiación alternativa para el funcionamiento de éstas; y a la búsqueda de criterios de excelencia que justifiquen la   utilidad   del   sistema   educativo   e   investigativo   desde   la   perspectiva   de   la optimización   de   los   recursos   y   no   desde   su   función   social.   A   continuación   se analizarán cada uno de estos tres esquemas de diversificación de los recursos  en el contexto de las problemáticas que afectan la Universidad Nacional de Colombia:

En el caso de la desfinanciación de la educación, esta se da en dos frentes: la eliminación del subsidio a la oferta y la disminución progresiva del presupuesto de las   instituciones universitarias.  El  primero ha sido  implementado respaldando el esquema de  vouchers  como modalidad de financiación a través de préstamos a la demanda de educación, sustituyendo el sistema tradicional de subsidio a la oferta37. Este modelo se da inicialmente en Estados Unidos en el año 2002, cuando la Corte Suprema de ese país valida  los  vouchers,  argumentando que este mecanismo de demanda por educación reforzaría la tendencia a la creación de nuevos tipos de escuelas   y   modalidades   de   aprendizaje,   especialmente   los  e­learning,  home schooling, instituciones privadas e instituciones confesionales, que entran en abierta competencia con la oferta de la educación publica tradicional, pues aseguran que esta no cumple con los nuevos valores de competencia, desregularización y libertad de escogencia o flexibilidad curricular necesarios para que el profesional se califique para el mercado.

El segundo tema relacionado con el recorte presupuestal progresivo hacia las instituciones   públicas   de   educación   superior   en   Colombia   se   da   desde   la 

36 Departamento Nacional de Planeación, “Visión Colombia II centenario: fundamentar el crecimiento y el desarrollo social en la ciencia, la tecnología y la innovación”, Imprenta Nacional de Colombia, Bogotá, 2006, pág. 27.

37 Gómez, Víctor; Celis, Jorge; “Factores de innovación curricular y académica en la educación superior”, en Serie de documentos de trabajo Nº5 “Reforma Académica ¿en qué va el debate?”, Rectoría Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2005, pág. 17.

implementación de la Ley 30 de 1992, que en su artículo 86 ata el presupuesto de la universidades al crecimiento del índice de precios al consumidor (IPC), siguiendo así   los   lineamientos  planteados  por   la  globalización  frente  a   la  educación.  Esta modalidad de asignación presupuestaria no constituye un real incremento, pues no se   corresponde   con   los   gastos   en   funcionamiento   e   inversión   reales   de   las instituciones,   lo   que   ha   desembocado   en   un   déficit   presupuestal   que   hace insostenible la educación de calidad y pone en riesgo de quiebra las universidades.

En   el   caso   de   las   fuentes   alternativas   de   financiación,   la   sociedad   del conocimiento retoma la idea de la triple hélice Universidad­Empresa­Estado38 como alianza estratégica que permita aunar esfuerzos financieros para la competitividad. Bajo esta modalidad se le otorga a la universidad el único papel de productora de conocimientos cuyas investigaciones en ciencia y tecnología están financiadas por la empresa,  y   la   relación esta  mediada  por  el  Estado  como ente  de   control.  Para Colombia, se resalta el modelo estadounidense de la postguerra en el que el vínculo entre   “las   instituciones   educativas   y   el   sector   productivo   es   tan   estrecho   que   los  currículos   académicos   están   estrechamente   adaptados   a   los   requerimientos   de   las  posiciones que los graduados asumirían”39 en la empresa. En Colombia este proyecto comenzó a materializarse en el año 2003 cuando la Universidad de Antioquia, en sus   políticas   de   extensión,   creó   el   comité   Universidad­Empresa­Estado   cuyo “objetivo   más   importante   era   buscar   una   vinculación   de   la   universidad   con   las  empresas, con un horizonte de largo plazo, fundamentado en la investigación aplicada  y   el   desarrollo   tecnológico,   en   el   que   las   universidades   tienen   capacidades  fundamentadas en los grupos de investigación y las empresas tienen necesidades en las  demandas del mercado para generar nuevos productos o servicios o mejorar los ya  existentes”40.

Fines Misionales sociales de la Universidad Pública y Autonomía Universitaria

El   modelo   de   sociedad   del   conocimiento,   por   tratarse   de   un   modelo economicista   y   exógeno   a   las   condiciones   propias   del   país,   trae   consigo implicaciones perjudiciales en cuanto a los fines misionales fundamentales que se le asignaron   históricamente   a   la   Universidad   Nacional   de   Colombia   como   la institución que propende por la construcción de comunidades nacionales, regionales y   locales,   ayudadas   por   profesionales   capaces   de   reflexionar   críticamente   las problemáticas,   las   necesidades,   las   potencialidades,   etc,   propias   del   contexto colectivo colombiano.

La Universidad, como concepto, tiene como fin formar seres humanos con capacidad creadora, que contribuyen a mostrar el  camino del  progreso social  al 

38 Unimedios, “Universidad-Empresa-Estado, alianza para el desarrollo y la competitividad del país”, en Claves para el debate público edición especial Nº 12, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2008, pág. 2.

39 Departamento Nacional de Planeación, “Visión Colombia II centenario: fundamentar el crecimiento y el desarrollo social en la ciencia, la tecnología y la innovación”, Imprenta Nacional de Colombia, Bogotá, 2006, pág. 27.

40 Unimedios, “Universidad, Empresa y Estado en Colombia”, en Claves para el debate público Nº 37, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2010, pág. 10.

país41.  En ese proceso de formación, la Universidad capacita para el ejercicio de profesiones   y   produce   conocimiento   a   través   de   la   investigación   científica.   La capacitación para el ejercicio de profesiones, y la producción de conocimiento, son subproductos,  aunque  importantes,  del   fin   fundamental  que es   la   formación de seres humanos con capacidad creadora.

Cuando a   la  Universidad  se   le  asigna como fines   la  venta  de  servicios  y bienes con ánimo de lucro, la realización de negocios, la capacitación para oficios exigidos por las empresas, ella pierde su razón de ser, su misión fundamental. 

El  PND viene acompañado por   la  propuesta  de  reforma a  la  Ley 30 que funciona como garante de las transformaciones requeridas sobre la educación. Sus implicaciones   sobre   los   fines  misionales  de   la  Universidad  pueden  verse   en,   al menos, los siguientes aspectos:

a) La   llamada   “sociedad   del   conocimiento”,   inspiradora   de   las   políticas centrales,   se   equipara   a   la   “sociedad   de   la   información”.   En   este   contexto, “conocimiento” es equivalente a “información”. Producir conocimiento se reduce a procesar   y   sistematizar   información,   con   el   ánimo   de   optimizar   procesos.   La educación que requiere esta “sociedad del conocimiento”, particularmente para los países periféricos, se reduce a la capacitación en “competencias” para procesar y sistematizar   la   información   interconectada   globalmente   gracias   a   las   nuevas tecnologías. Se hace bastante evidente que la formación de ciudadanos creadores, capaces de incidir en el progreso social, no tiene importancia en este caso.

b) Que   la   educación   responda   fundamentalmente   a   las   necesidades   de   las empresas, en un contexto donde el aparato productivo nacional es deficiente y con escasa   iniciativa,   impide   que   los   universitarios   se   formen   para   pensar   y   crear soluciones que realmente respondan a las necesidades de la mayoría de ciudadanos, aquellos que con sus impuestos financian la Universidad pública. Así mismo, genera una   conciencia   exógena   y   dependiente.   Incapaz   de   observar   con   claridad   los problemas nacionales, al captarlos siempre con lentes foráneos. Esto es equivalente a un suicidio cultural para la Nación. 

c) Orientar   los  programas   y   los   estándares  de   calidad   a   los   requerimientos exclusivos  del  mercado convierte,  de   facto,  a   la  Universidad en  una   institución confesional,   cuando   debería   ser   una   institución   abierta   a   todos   las   vías   de aproximación al conocimiento. La inexistente “verdad absoluta” queda determinada por   la   Verdad   última   del   mercado.   Esto   transforma   a   la   Universidad   en   una institución  que  busca   ya  no   la   formación  para   la   creación   y   la   producción   de conocimiento sin reconocer verdades absolutas, sino en una institución inspirada en una Teodicea: su objetivo, el “progreso económico”; su Dios, el Mercado. Y en este contexto la Autonomía universitaria no es necesaria.

En cuanto a la autodeterminación de la política académico­administrativa de la institución, es necesario aclarar que, en el contexto nacional, así como para el resto de América Latina, la autonomía universitaria no se restringe a la  libertad académica, sino que, además, involucra de manera importante la distribución de 

41 Conde, Alfonso; “El rumbo de la universidad pública”, documentos propios, pág. 3.

poder   político,   es   decir,   las   conquistas   de   la   sociedad   frente   al   Estado42.   La autonomía  universitaria   es   el  marco   jurídico   que   le   permite  a   las   instituciones direccionar  sus  quehaceres  de acuerdo a ordenes académicos y  sociales,  y  no a supeditaciones de orden político­económico. Por ello, la autonomía es el elemento central que hace que la universidad sea partícipe y responsable de su contexto social y ambiental,  pues le posibilita  jerarquizar  los  intereses generales de la sociedad sobre los intereses particulares del sector privado y político.

Conclusión:

Las políticas del gobierno Santos establecidas en la Nueva Ley 30, en el Plan Nacional  de  Desarrollo,  en  el  Plan  de  Ciencia  y  Tecnología,  etc,  determinan  el impulso a una economía primarizada y extractiva, peligrosamente dependiente. Ello sienta las bases de un proyecto de Nación débil e insostenible. 

En el plano educativo las consecuencias de ese modelo están determinadas por los proyectos que pretenden profundizar el modelo de universidad basado en la educación por “competencias”  y  la  capacitación para oficios  establecidos por   las empresas. Además de la búsqueda de financiamiento privado y la venta de servicios. La universidad pública entra a competir en el mercado de la educación pervirtiendo su fin misional y socavando su autonomía. Todo ello enmarcado en el contexto de la “sociedad del   conocimiento”  como concepción exógena,  que coloca  a   los  países periféricos,  en el  marco de   la  división  internacional  del   trabajo,  en  la   labor  de capacitar mano de obra funcional a los intereses extranjeros. 

Ya   es   hora   de   pensar   la   realidad   nacional   con   pensamiento   propio,   de acuerdo a nuestros  intereses,  necesidades y sentires culturales,  sean cuales ellos sean.   Nos   negamos   a   convertirnos   en   universidades   cercenadas   en   todas   sus potencialidades, incapaces de formar seres humanos creadores, sujetos siempre al papel que las grandes instituciones internacionales nos asignen. 

Si los gobernantes sólo ven con ojos foráneos la realidad nacional y con ojos mercantilistas nuestras riquezas naturales y humanas,  los universitarios debemos ver con nuestros propios ojos un proyecto de Nación como modelo de sociedad endógena, sustentable y solidaria.

Ciencia, Tecnología y Sociedadsemillero de investigación

Facultad de Ciencias – Universidad Nacional de Colombia“liberando y creando conocimiento científico y tecnológico, endógeno e integral, para un nuevo modelo de sociedad sustentable y  

solidaria”

Este   documento   queda   a   libre   disposición   del   público,   ya   que   sus   autores   deciden   publicarlo prescindiendo   de   los  parámetros  de   Propiedad   Intelectual,   por   tanto,   toda   persona   es   libre   de copiarlo, distribuirlo y modificarlo, salvo dos únicas condiciones: primero, que no medie ningún tipo de intereses comercial; segundo, que se hagan los reconocimientos morales de autoría.

42 Borón, Atilio; “La libertad académica en América Latina”, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), octubre de 2005, pág. 3.