edgar allan poe - poemas - v1.0

7/29/2019 Edgar Allan Poe - Poemas - V1.0

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POEMAS

EDGAR A. POE

w w w . T o d o E b o o k . n e t

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NDICE

El valle de la inquietudEl da ms felizEl palacio embrujadoAl silencioAlalumeEl lagoLos espritus de la muerte

Soneto a la cienciaPara AnnieEl reino de las hadasLa ciudad en el marBalada nucial

EulaliaUn sueo dentro de un sueoEldoradoAnnabel LeeIsrafel

La tierra del ensueoPara alguien, en el cieloCancinEl gusano vencedorSoneto a Zante




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La durmienteA ElenaEl coliseoLa ciudad en el fondo del marLas campanasUn sueo en un sueoEleonora




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EL VALLE DE LA INQUIETUD

Hubo aqu, antao, un valle callado sonriente

donde nadie habitaba.Partironse las gentes a la guerra,dejando a los luceros de ojos dulces,que velaran, de noche, desde azulada

torres

las flores y en el centro del valle cada dala roja luz del sol yaca indolente.Mas ya quien lo visite advertirala inquietud de ese valle melanclico.No hay en l nada quieto

sino el aire que amparaaquella soledad de maravilla.Ah! Ningn viento mece aquellos rbolesque palpitan al modo de los helados mareen torno de las Hbridas brumosas.

Ah! Ningn viento arrastra aquellanubes,que crujen levemente por el ciel

intranquilo,turbadas desde el alba hasta la noche




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sobre las violetas que all yacen,como ojos humanos de mil suertes,sobre ondulantes lirios,que lloran en las tumbas ignoradas.Ondulan, y de sus fragantes cimascae eterno roco, gota a gota.Lloran, y por sus tallos delicados,como aljofar, van lgrimas perennes.

EL DA MS FELIZ

El da ms feliz, la hora ms dichosaQue mi triste y marchito corazn vivi

Y esa esperanza de poder y orgullo quvanidosa

Presta vol.

Dije poder? Pues s, tal yo pensaba,Pero ay!, ha tiempo que se desvanecieronLas visiones que en mi juventud guardaba




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Y al final murieron.Y el orgullo? Qu tengo yo que ve

contigo?An es posible que otra infausta almaReciba el veneno que me diste enemigo

El da ms feliz, la hora ms dichosaQue mis ojos vern o han vist

enardecidos,Del orgullo y poder la visin majestuosa,Son sueos idos!

Mas si aquella esperanza de poder y dorgullo

Se me ofreciera hoy con su dolor y smelancola

Pienso que aun as el vano orgullo

Una vez ms no vivira.

Porque en sus alas hubo un polvo oscuroQue al aletear cay en lluvia dispersa




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Esencia poderosa y malhadadaQue mata al alma con su roce impuro.

EL PALACIO EMBRUJADO

De nuestros valles el ms lozanoUn gran palacio muy elevadoRadiante y bello guardaba antao

De ngeles santos fuera poblado.Era el dominio del buen MonarcaDel Pensamiento.Ningn querube con su ala abarcaTal monumento.

Las oriflamas flotan gloriosasureas al viento desde el tejado,(Esto en el viejo tiempo pasadoDe antiguas cosas)

Toda voluta de aire retozaEn la dulzura de un da tal.Hay un perfume alado idealQue las almenas apenas roza.Del feliz valle los visitantes




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Por dos ventanas solan verDanza de espritus, al ofrecerLad templado notas vibrantes,Mientras que en trono alto y sereno,

(Porfirogeno!)Ver se poda al soberano del reino arcano.Perlas, rubes, grato dechado

la perla augusta resplandecaAll flua... all flua...El eco cuyo deber aladoEra cantarAl genio ilustre, genio dorado

Del Rey sin par.

Viles villanos que el luto embozaSe apoderaron del alto Estado

(Nunca hay maana para el cuidado!)Duelo que el tiempo jams desbroza!Hoy en su casa ya no es la gloriaLa flor ambiguaPues slo queda dormida historia




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Leyenda antigua.

Y los viajeros que al valle bajanPor dos ventanas de fatuo fuegoVen vastas formas que se barajanA un son discorde en raro juegoY un ro horrendo que se deslizaBajo el portn plido y seco,

Torrente horrible, eterno ecoDe carcajada ya sin sonrisa.

AL SILENCIO

Hay cualidades, incorpreos seresque tienen doble vida y son espejode esa entidad gemela que dimana .de materia y de luz, slido y sombra.

Hay un doble silencio -mar y costa-cuerpo y alma. Uno mora en sitios soloscon nuevas hierbas; una grave gracia,




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algn recuerdo humano, algunas lgrimasQutanle horror, su nombre es ya n

mses el silencio corporal: No temas!Carece del poder de hacer el mal.

Mas, si el hado veloz (suerte imprevista!)te presenta su sombra (elfo su nombre

que vaga en soledades, que no ha holladoel pie del hombre), encomindate a Dios.

ULALUME

Los cielos cenicientos y sombros,crespas las hojas, lvidas y mustias,y era una noche del doliente octubredel tiempo inmemorial entre las brumas,

era en las tristes mrgenes del Auber,el lago tenebroso de aguas mudas,ante los bosques ttricos del Weir,la regin espectral de la pavura.




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A solas con mi alma recorraavenida titnica y oscurade fnebres cipreses, o con mi alma,con Psiquis, alma que el misterio turba...Era la edad del corazn volcnicocomo las llamas del Yaanek sulfreas,como las lavas del Yaanek que brotanall del polo en la regin nocturna.

Pocas palabras nos dijimos, eracomo una confidencia ntima y muda;palabras serias, pensamientos gravesque la memoria para siempre turban;no recordamos que era el triste octubre,

que era la noche, noche infausta y nica!no recordamos la regin del Auberque tanto conoci mi desventura,ni el bosque fantasmagrico del Weir,la regin espectral de la pavura.

Y cuando la noche avanzade estrellas al vago tembloral fin de la oscura avenidaun lnguido rayo se ve,fulgor diamantino que anuncia




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de fnebre velo al travs,que emerge de nube fantsticala Luna, la blanca Astart.

Y yo dije a mi alma: Ms que Dianaardiente aquella misteriosa Lunarueda al travs de un ter de suspiros;lgrimas de su faz una por una

caen donde el gusano nunca muere.Para mostrarnos la celeste rutay el alma imperio de la paz leteaatrs deja a Leo en las alturas,sus estrellas traspasando,

de Leo a su despecho, ora nos buscay sus miradas lmpidas y dulcesson las miradas que el amor anuncian.

Mas, Psiquis dijo sealando al cielo:La palidez de ese astro me conturba;pronto, huyamos de aqu pronto, e

preciso.Y de sus alas recogi las plumas




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con intenso terror, y sollozando,presa de pronto de invencible angustiapleg las alas hasta el polvo frolentas dejando descender las plumas.Y yo le dije: Tu terror es vano,sigamos esa luz trmula y pura,que nos baen sus rayos cristalinos,sus rayos sibilinos que ya augurane irradian la belleza y la esperanza.

Mira: la senda de los cielos busca:Sigamos sin temor sus limpias rayasQue ellos a playa llevarn seguro,sigamos esa luz limpia y tranquilaa travs de la bveda cerlea.

Tranquilic a mi Psiquis y besndolade su mente apart las inquietudesy sus zozobras disip profundas,

y convencerla que siguiera pude.Llegamos hasta el fin; ojal nuncallegara! Al fin de la avenida lgubrenos detuvo la puerta de una tumbaoh triste noche del lejano octubre!




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nos detuvo la losa de una tumba,de legendario monumento fnebre.Oh, hermana! -dije- Qu inscripci

confusaen la sellada losa se descubre?Respondime: Ulalume, sta es s

tumba,la tumba de tu plida Ulalume!

Qued mi corazn como ese cieloceniciento, como esas hojas mustias,como esas hojas yertas y crispadas.Ay!, pens: el mismo octubre fue sin dud

fue en esa misma noche cuando vineal travs del horror y de la brumaaqu trayendo mi doliente carga.Oh, noche infausta, infausta cual ningunaOh!, qu infernal espritu me trajo

a esta regin fatal de la tristura?Bien conozco el mudo lago del Auber,y esta comarca que el horror anubla,y el bosque fantstico de Weir,la regin espectral de la pavura!




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EL LAGO

De mi vida en la distante primaverajubilosa primavera,

Dirig mi paso errante a una mgica riberaLa ribera solitaria, la ribera silenciosaDe un salvaje lago ignoto que circundan

oscurecenNegra cinta rocallosa

Y copudos altos Dinos que las auraestremecen

Pero cuando all la noche su fnebre mantarroja

Y el mstico y gemebundo viento de s

meloda,Entonces, oh!, entonces quiere desperta

de su congojaDel terror del lago triste, despertar el alm

ma.

Mas ese terror que dejaba en mi espritcontento;Hoy, ni las joyas ni el afn de la riqueza,Como antes, a contemplarlo llevarn m

pensamiento,




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Ni el amor por ms que fuese el amor dtu belleza.

La muerte estaba en el fondo de la olenvenenada,

Y una tumba en lo ms hondoprfidamente adornada

Para quien a su amargura breve treguhubiera dado

Un solaz, a los dolores de su esprit

afligido,Y en un Edn transformadoEl salvaje lago ignoto, lago triste

escondido.

LOS ESPRITUS DE LA MUERTE

I

Tu alma, con sus sombros pensamientos,Se hallar sola en la siniestra tumba.Nadie querr saber lo que en secretoTu corazn y tu conciencia ocultan.




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II

S silencioso en soledad tan grande,Que no es tal soledad, pues te circundan,Los espritus todos de la muerte,Que ya en vida rondaban en tu busca.Ellos querrn ensombrecerte el almaCon sus negros arcanos y sus dudas.S silencioso en soledad tan grande;

Cierra los labios cual la misma tumba.

III

Y la noche, aunque clara y luminosa,

Se tornar de pronto en cueva oscura;Desde sus altos tronos las estrellasNo alumbrarn tu soledad adusta.Mas sus rojizos globos sin fulgoresHan de ser a tu tedio y a tu angustia

Como incendio voraz, cual una fiebreDe los que libre no has de verte nunca.IV

No podrs desechar los pensamientos




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Ni las visiones que tu mente turban,Y que antes en tu espritu dejabanLa huella del roco en la llanura.

V

La brisa, que es de Dios el puro aliento,Soplar en torno de la helada tumba,Y en la colina tender su velo

La niebla vaporosa y taciturna.Las tinieblas, las sombras invioladasSmbolo y prenda son; hablan y auguran.Sobre las altas copas de los rbolesTiende el misterio su cerrada tnica.

A MI MADRE

Porque s que los ngeles que viven en e

/cieloY que entre ellos entonan sus mhermosos

/cantos,No han hallado palabra que tenga lo




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encantosQue aquel de madre, del amor gemelo.Yo te doy ese nombre porque as lo h

queridoMi corazn: T has sido ms que la madr

ma,Cuando nuestra Virginia dej la tierra u

daY tu amor llen entonces mi coraz

dolido.

Mi pobrecita madre -que se fue tan/temprano

Era mi propia madre, mas t lo eres daquella

Que me fue tan querida en la vida, y poella,

Te amo ms que a la madre que fue la m

Con ese amor intenso de mi esposqueridaQue era, para mi alma, ms que su propia/vida.




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SONETO A LA CIENCIA

Ciencia! del tiempo viejo la hija eres.Todo lo cambias con tus ojos vagosPor qu en mi corazn saciarte quieres,Oh cuervo!, cuyas alas son estragos?

Te amar yo, ni el sabio en sus anhelos,Si explayar no dejas sus quimeras

Cuando busca tesoros en los cielosDejndose llevar de alas ligeras?

No supiste arrancar del carro a Diana,

Y echar las hamadradas de sus laresPara acogerse a estrella ms lejana?

No quitaste a las nyades los mares

Y al elfo el prado? Acaso no prescindoPor ti del sueo al pie del tamarindo?




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PARA ANNIEAlabemos al Eterno!el mal ha cesado yay la fiebre del vivirahora vencida est.

Sumido en honda tristezay carente de energastendido todo a lo largo

van transcurriendo mis das.

Ni un solo msculo muevopero muy poco me importa;

pues mejoro lentamentey esto ya me reconforta.

Tan sosegado y tranquilohoy en mi tlamo duermo que al verme s

creeraque estoy ms muerto que enfermo.

Ayes, quejas y gemidos,




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lamentaciones y llanto,aquieta el latido horriblede mi corazn un tanto.

Con la fiebre por la vidaque enloqueca mi mente,penas e incomodidadesse alejaron prestamente.

Lo que ms me torturaba,sed de una pasin impa,bebiendo en cierta fontana

tranquilic el alma ma.

De no lejana cavernabrota un manantial riente

en el que presto mis labiossaciaron su sed ardiente.

Que nadie tilde de oscura




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a la pieza en que reposo,ni de pequeo a este tlamodonde yazgo venturoso.

Nadie durmi en lecho igual y,para en verdad dormir,otro semejante al moes preciso conseguir.

Cun dulcemente reposami alma tantalizada!Su aspiracin por las rosas

y mirtas ya fue olvidada.

Junto a su lecho imaginaotra ms suave fragancia de

romero y pensamientosque embellecen su prestancia.

Extasiada en el recuerdo




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de mi Annie y su belleza,es como duerme mi almainebriada en su pureza.

De mi Annie la constanciaadmira con embelesoy recuerda que en su trenzadeposit un tierno beso.

Enlzame con ternura,con gran pasin me acaricia;y yo, adormido en su seno,

descanso en plena delicia.

Esta es la causa realde mi sereno reposo;

y, aunque muerto me creisvivo tranquilo y gozoso.

Fulge ms mi corazn




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que las celestes estrellas;pues brilla para mi Annie,la de las miradas bellas.

En el amor de mi Annieest mi ser abrasado;y en sus ojos tan ardientessiempre pienso extasiado.

EL REINO DE LAS HADAS

Valles privados de luz,

fieros y umbros torrentes,cuyos contornos las gentes nuncapueden descubrir!

Gota a gota all las lgrimassin cesar van deslizandoy las lunas aguardandovense doquiera lucir.




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Cada instante de la noche crecen,y luego se achican;al punto se modificany se cambian de lugar.

De sus faces siempre plidasemiten vapores ellas,que a las tremantes estrellas

hacen su brillo ocultar.

Cerca de la medianoche,otra ms opaca luna,

que las hadas por su bruma,no encontraron superior,

llega bajo el horizonte

y asintase en las montaascircunferencias extraasesparciendo en derredor.




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Sus vestiduras flotantescircuyen los caseros,los distantes seoros,los bosques y el mismo mar.

Los espritus danzantesy los seres adormidosen laberintos henchidos

de luz se ven sepultar.

Cun profundo hllase entoncesel xtasis de su sueo

mientras con plido ceolas vemos presto venir!

Levntase de maana

y con sus lunares veloscual albatros, por los cielos,vnse, al viento, sacudir.




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Mas las hadas, una vezque se hubieron refugiadocabe esa luna, y dejadolo que sirviles de abrigo,

Ya nunca logran hallarpor aquellos mil lugaresningunas lunas lunares

que sean refugio amigo.

Las molculas del astropronto se volatilizan

y en fina lluvia deslizanaquella materia astral.

Por eso, las mariposas

que en vano buscan los cielos,insatisfechas, sus vuelosescrutan lo sideral.




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Y al descender ya cansadas,en sus alas temblorosasnos traen las mariposaspartculas desgajadasde aquellas lunas hermosas.

LA CIUDAD EN EL MAR

Una ciudad extica se yergue solitariadonde la Parca plida implant sus reales;all en el Occidente, la tumba funerariaa prfidos y nobles liber de sus males.

Sus templos, sus palacios y torrecarcomidas

que ni oscilan ni tiemblan al impulso deviento,

difieren de los nuestros; y sus aguadormidasreposan melanclicas en singula

concento.




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En la velada noche de esa ciudad callada,ningn rayo desciende desde el empre

cielo.Slo un resplandor gneo de la mar alejadcruza las largas noches de aquel inmenso/suelo.

Por torres, por almenas, por cpulas

alturas,por templos, por palacios y muro

babilnicos,por macizos de hiedra sobre las esculturaslos resplandores lvidos circula

melanclicos.

Ni siquiera respeta la soledad umbralas florecillas ptreas de los valiosos frisos

que adornan de sus templos en fnebrarmonalos claveles, violetas, pmpanos

narcisos.




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Bajo el azul del cielo, sumidas en tristeza,las linfas no agitadas duermen en l

ciudad;y las sombras y flores de aquella fortalezaparecen suspendidas del aire, en igualdad

De un torren, la Parca, cual fantasmgigante,

contempla con orgullo el pas seorialy a sus pies yace inerte... y sonr

triunfanteduea omnmoda y grave de aquel suel

letal.

brense muchos templos y tumbas sin sulosas

al nivel de las aguas tranquilas y brillantes

Sin que a dejar sus lechos las induzcan/premiosaslas joyas de los muertos e dolos d

diamantes.




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Aquel amplio desierto que al cristal sasemeja

carece en absoluto de toda ondulacin.Ni una ola siquiera por all ver se deja...nada indica si hay vientos en mar de otra/regin.

Mas ahora en el aire ntase un movimient

que estremece all abajo aquesta soledaden el pilago oscuro el agua en ronc

acentosaca de su marasmo a esta triste ciudad.

Sus altos capiteles bambolear pareceny hundirse entre las ondas que calma

eran/antes.

Los picos que en la bruma del cielo ya se/mecenabrirse parecieran en huecos, oscilantes.




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Entonces ya las ondas tienen luz mrojiza...

deslzanse las horas lnguidas y silentes;quiz sea engullida la ciudad quebradizaentre ayes y gemidos que no son d

vivientes.

Cuando desaparezca y quede sepultada

bajo la mar profunda con todo su oleaje,vendr de los mil tronos de Luzbel l

mesnaday entonces el Infierno le rendir homenaje

BALADA NUPCIAL

En mi dedo est el anillo,cie corona mi frente;

mil joyas de hermoso brilloadornan mi ser fulgente.Soy feliz eEn el presente!CuEn bien me ama mi seormas en el primer instante




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que me declar su amorestremeci su dolormi espritu y fiel amante.

Pues sus palabras sonabancomo toque de agonay al que muri recordabanjunto al valle eEn lucha impa

Mas hoy, re noche y da.

Al querer tranquilizarmebes mi plida frente

y en delirio vi patenteal muerto Elormie abrazarme.Hoy slo debo alegrarme!

En esa hora solemneempe mi juramento...y si mi fe no es perenneni mi espritu est indemne,ste vive muy contento.




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El anillo est en mi dedo;prueba de que soy dichosa.y, aunque tiemblo y tengo miedo,quiera que despierte quedode esta idea fatigosa.

Con alguien mal proced?El muerto que abandon,

a quien triste sorprend,no goza con frenessabiendo que lo cuid?

EULALIA

Desterrado del mundo voluntario,entre quejas y lgrimas viva;era mi alma tristsimo calvario

sin amores ni dulce compaa.

Mas Eulalia, gentil y pudorosalleg a ser mi agradable compaera,




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y en sus bucles aurferos, la hermosarecibi mi caricia placentera.

En la noche el fulgor de las estrellasno iguala sus miradas tan radiantes,ni en el mnimo crepsculo hay en ellasque irise cual sus ojos tan brillantes.

Los bucles que ella ostenta en sus cabelloinculcan en mi ser la poesa,y Astart lanza clidos destelloscontemplando a mi Eulalia noche y da.

Suspiro por suspiro su alma enteraEulalia me dedica con amor;no me invade ya ms la duda artera,

ni yazgo en el abismo del dolor.

UN SUEO DENTRO DE UN SUEO




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Toma en la frente este beso!Y partiendo, te confiesoQue no fue errado tu empeoEn creer mis das un sueo.Que si la esperanza maSe fue una noche o un da,En una visin o en nada,Por eso es menos pasada?Cuanto hay de grande o pequeo,

Slo es un sueo en un sueo.

Me encueEntro en la costa fraQue agita la mar brava,

Oprimiendo entre mis manos,Como arenas, oro en granos.Qu pocos son!Y all mismo,De mis dedos al abismo

Se desliza mi tesoroMientras lloro, mientras lloro!Evitar oh Dios! su suerteOprimindolos ms fuerte?Del vaco despiadado




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Ni uno solo habr salvado?Cunto hay de grande o pequeo,Slo es un sueo en en sueo?

ELDORADO

Arrogantey altanero

Un armado caballero,Por la luz y por la sombra, alucinado,Y cantandoSus canciones, fue vagandoEn procura de la tierra de Eldorado.

Pero vano fue su esmeroY ya viejo el caballero,Por la sombra el corazn sinti apresado,Al pensar que nunca el da Llegara

El que hallara aquella tierra de Eldorado.Ya sin fuerzas, vacilante,encontr una sombra errante.Sombra -djole febril y esperanzado-A mi splica responde:




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Sabes dndeHallar, de Eldorado la tierra ignota?

-En la luna, tras de extraasY fatdicas montaas,En el valle por las sombras habitado-Respondile: -Ve adelante,Caminante,Si es que buscas esa tierra de Eldorado.

ANNABEL LEE

Hace muchos, muchos aos, en un reino

/junto al mar,Habitaba una doncella cuyo nombre os h

de/dar,Y el nombre que daros puedo es el de

/Annabel Lee,Quien viva para amarme y ser amada pom.

Yo era un nio y era ella una nia junto al




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/mar,En el reino prodigioso que os acabo d

evocar.Mas nuestro amor fue tan grande cua

jams/yo present,Ms que el amor compartimos con mi bell/Annabel Lee,Y los nobles de su estirpe de aboleng

seorialLos ngeles en el cielo envidiaban ta

amor,Los alados serafines nos miraban co

rencor.

Aqul fue el solo motivo, hace tanttiempo

/ya!,por el cual, de los confines del ocano

ms

/all,Un glido viento vino de una nube y ysent

Congelarse entre mis brazos a mi bella/Annabel Lee.




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La llevaron de mi lado en solemne funeralA encerrarla la llevaron por la orilla de l

marA un sepulcro en ese reino que se alz

junto al/mar,Los arcngeles que no eran tan felices cua

los/dos,

Con envidia nos miraban desde el reinque es

/de Dios. Ese fue el solo motivo, bien lpodis

/preguntar,

Pues lo saben los hidalgos de aquel reino/junto al mar,Por el cual un viento vino de una nub

carmesCongelando una noche a mi bella Annabe

Lee.

Nuestro amor era tan grande y an mfirme




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/en su candorQue aquel de nuestros mayores, m

sabios en/el amor.Ni los ngeles que moran en su ciel

tutelar, Ni los demonios que habitan negroabismos

/del marPodrn apartarme nunca del alma qu

mora en/m,Espritu luminoso de mi hermosa Annabe

/Lee.

Pues los astros no se elevan sin traerme la/miradaCelestial que, yo adivino, son los ojos d

mi

/amada. I Y la luna vaporosa jambrilla baladPues su fulgor es ensueo de mi bell

Annabel/Lee. Yazgo al lado de mi amada, mi novi




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bien/amada, Mientras retumba en la playa l

nocturna/marejada,Yazgo en su tumba labrada cerca del mar/rumoroso,En su sepulcro a la orilla del ocan

proceloso.

ISRAFEL

Y el ngel Israfel, en quien las fibras delcorazn son un salterio, y que tiene la voz

ms dulce entre todas las criaturas deDios.(EL CORN)Un ngel lleva en las fibrasDel corazn un salterio;

De extraa belleza inundaTu canto, Israfel, los cielos.Y las estrellas, deudosas,(Lo cuentan antiguos cuentos)Naciente el divino cntico,




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Sus himnos enmudecieron.All en lo alto, vacilanteEn la cumbre de su vuelo,Enamorada la luna Enrojeci a su

acentos;Y para escuchar, su lumbre .Purprea -y al mismo tiempoLas siete rpidas PlyadesHizo una pausa en el cielo.

Y dice el coro estelar-Dicen los seres suspensos-Que su arrebato, Israfel

Debe a esa lira de fuegoCon que reclinado, canta;Al metal vvido y trmuloDel encordado inauditoQue puso en ella el Eterno.

Pero mora el ngel, dondeLos ms hondos pensamientosSon un deber; donde siempreFue el amor un dios perfecto,Y arden cerca ojos de hures, Si aqu




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estrellas brillan lejos.

Oh Israfel! no yerras cuandoTu voz urea tiene a menosCantar cantos no sublimes:A ti el laurel, bardo excelso;A ti -el mejor por ms sabio!Vive alegre y largo tiempo!

Al xtasis del empreoSe hermana tu ritmo anglico-Tu amor, dolor y alegra

Al fervor de tu salterio,Pueden callar las estrellas!

S, Israfel: tuyo es el Cielo.

Mas nuestro mundo es un mundoDe dulzuras y de duelos;Nuestras flores, slo flores.Y la sombra del perpetuoBienestar de que all gozas,




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Claro sol es para el nuestro.

De habitar yo donde l viveE Israfel donde yo mueroTal vez l no cantaraCon hechizo tan supremoTerrestre cntico, mientrasQuiz un himno ms intenso,

Alzndose de mi lira Colmara el triunfo loCielos.

LA TIERRA DEL ENSUEO

En una senda abandonada y negraque recorren tan slo ngeles malos,donde un Eidolon llamado Noche,ha erigido su trono solitario;

llegu una vez; cruel atrevidode Tule ignota los contornos vagosy al reino entr que extiende sus confinesfuera del Tiempo y fuera del Espacio.Valles sin lindes, mares sin riberas,




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cavernas, bosques densos y titnicos,Con formas que el humano no descubretras el denso roco que las cubremontaas que a los cielos desafany hunden la base en insondablesmares mares que calmos, agitados luego,surgen de cielos de color de fuego;lagos que arrastran, fras y desiertassus aguas solitarias, aguas muertas

sus aguas quietas, inmutables, quietascomo corolas de nevados lirios.

Por esos lagos que reflejan sus solitarias

y desiertas aguas, aguas muertassus aguas tristes, inmutables, tristescomo corolas de nevados lirioscerca de aquellos bosques gigantescos,enfrente de esos negros ocanos,

al pie de aquellos montes formidables,de esas cavernas en los hondos antros,vnse, a veces, fantasmas silenciososque pasan a lo lejos sollozando,fnebres y dolientes son aquellos




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amigos que por siempre nos dejaron,caros amigos para siempre idos,fuera del Tiempo y fuera del Espacio!

Para el alma nutrida de pesarespara el transido corazn, acasoes el asilo de la paz suprema,del reposo y la calma en Eldorado.

Pero el viajero que azorado cruzala regin no contempla sin espantosque a los mortales ojos sus misteriosperennemente seguirn selladosas lo quiere la Deidad sombra

que tiene all su imperio incontrastado.Por esa senda desolada y tristeque recorren tan slo ngeles malos,senda fatal donde la Diosa Nocheha erigido su trono solitario,

donde la inexplorada, ltima Tuleesfuma en sombras sus contornos vagos,con el alma abrumada de pesares,transido el corazn, he paseado...He paseado en pos de los que huyeron




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fuera del Tiempo y fuera del Espacio!

PARA ALGUIEN, EN EL CIELO

Para mi alma, fuiste, amor,Cuanto en el mundo sonreaLa isla verde en el mar, amor,Y la fuente y el ara pa.

Flores brotaban en redor,Y cada flor, fue slo ma.

Sueo fugaz, de tan brillante!Ampo estelar que de tan puro,

Luci un instante!En vano a mi alma lo FuturoClama: -Adelante!Vuelta al pasado, abismo oscuro,Persigue, muda, el Sueo amante.

Pues, ay de m!, la luz de VidaSe me ha extinguido por jams.Ya nunca ms -no ms- no ms-




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(As a la playa combatida,Mar solemne, diciendo vas)Tenders vuelo, guila herida,rbol seco florecers!

Y xtasis son mis noches hondas;Y estoy contigo -alma fraternaDonde el mirar celeste ahondas,

Donde el flotante andar gobiernasAl ritmo de qu etreas rondas,Ante cules ondas eternas.

CANCIN

En tu da nupcial, te vi encendidaPor ardiente rubor,Aunque era un cielo para ti la vida,Y el mundo, en tu presencia, todo amor.

En resplandor que en tu miraba haba,(Por qu se aviv tanto?)Fue cuanto el alma dolorosa maGoz en el mundo, de amoroso Encanto.




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Slo un pudor de virgen es motivoDe tal rubor, pudo decirse ante l.Pero ay! reanim fuego ms vivoEn el pecho de aqul.

Que te mir de novia, cuando quisoLucir aquel rubor,Aunque te fuera el mundo un paraso,

Y en derredor, la vida, toda amor.

EL GUSANO VENCEDOR

Mirad! Noche de fiesta,Solemne, es del futuroEn los postreros aos de la vida.Un coro de querubes,Alados y con tules encubiertos,

Ajando con sus lgrimas los tules,A un drama de terror y de esperanzasAsisten en grandioso coliseoMientras exhala sobrehumana orquestaLa msica sublime de los cielos.




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Mimos, de Dios imagen,Movindose veloces, con cautelaMurmuran: meros tteres que impulsaLa voluntad de inmensos y disformesSeres que van mudandoLa escena y arrojando de sus alasDe cndor, agitadas en la sombra,La invisible desgracia!

Oh, nunca este confusoDrama ser olvidado!Nunca con Fantasma, eternamentePor un tropel en vano perseguido,De crculo a travs, que siempre gira.

Y torna al mismo sitio;Siendo la esencia de la oscura tramaEl horror, la locura y el delito.

Mas ved! Entre la turba

Mmica se introdujo una rastreraFigura, ser inmundo!Cuerpo color de sangre que acechabaAll en la soledad del escenario,Se tuerce! Se retuerce!




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Con mortalesTormentos en su pasto se conviertenLos mimos; y los ngeles gimieronCuando sus viles uasManch con sangre humana el vil insecto.

Las luces se extinguieron!Y todo yace extinto!

Y, por cubrir las formasTrmulas, el teln, fnebre manto,Cae con la rapidez de una tormenta.Y plidos y mustios los querubes,Irguindose, arrancndose sus velos,

Afirman que la msera comediaEs la tragedia "Hombre"Y el inmundo gusanoEl Hroe vencedor de esta tragedia!

SONETO A ZANTE

Isla hermosa, la hermosa entre las floreste dio de nombres bellos el ms bello!




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Qu recuerdos me traen halagadoreslas tuyas y tu mgico destello!

Cunta escena pas de dicha ciega!Cunta ilusin de anhelos enterrados!Visiones de una nia que no llega jams,jams, a tus risueos prados!

Jams! Todo lo cambia este sonido.Jams tu antiguo encanto resucita;tu recuerdo, jams. Siendo florido,me vas a parecer tierra maldita.

Jacintito pas! Purpreo Zante!Isola d'oro! Fior di Levante!

LA DURMIENTE

Era la medianoche, en junio, tibia, bruna.Yo estaba bajo un rayo de la mstica luna,Que de su blanco disco como u

encantamiento




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Verta sobre el valle un vapor somnolientoDormitaba en las tumbas el romer

fragante,Y al lago se inclinaba el lirio agonizante,Y envueltas en la niebla en el ropaj

acuoso,Las ruinas descansaban en vetusto reposoMirad! tambin el lago semejante a

Leteo,

Dormita entre las sombras con lentcabeceo,

Y del sopor consciente despertarse nquiere

Para el mundo que en tomo lnguidament

/muereDuerme toda belleza y ved dnde reposaIrene, dulcemente, en calma deleitosa.Con la ventana abierta a los cielo

serenos,

De claros laminares y de misterios llenos.Oh, mi gentil seora, no te asalta eespanto?

Por qu est tu ventana, as, en la noche/abierta?




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Los aires juguetones desde el bosqufrondoso,

Risueos y lascivos en tropel rumorosoInundan tu aposento y agitan la cortinaDel lecho en que tu hermosa cabeza s

reclina,Sobre los bellos ojos de copiosas pestaasTras los que el alma duerme en regiones/extraas,

Como fantasmas ttricos, por el sueo los

/murosSe deslizan las sombras de perfile

oscuros.

Oh, mi gentil seora, no te asalta eespanto?

Cul es, di, de tu ensueo el poderosencanto?

Debes de haber venido de los lejano

maresA este jardn hermoso de troncoseculares.

Extraos son, mujer, tu palidez, tu traje,Y de tus largas trenzas el flotant




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homenaje;Pero an es ms extrao el silenci

solemneEn que envuelves tu sueo misterioso y/perenne.La dama gentil duerme. Que duerma

para el/mundo!Todo lo que es eterno tiene que se

profundo.El cielo lo ha amparado bajo su dulc

manto,Trocando este aposento por otro que e

ms

/santo,Y por otro ms triste, el lecho en qu

reposa.Yo le ruego al Seor, que con man

piadosa,

La deje descansar con sueo no turbado,Mientras que los difuntos desfilan por slado.

Ella duerme, amor mo. Oh!, mi alma ldesea




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Que as como es eterno, profundo el suesea;

Que los viles gusanos se arrastresuavemente

En torno de sus manos y en torno de sfrente;

Que en la lejana selva, sombra centenaria,

Le alcen una alta tumba tranquila

solitariaDonde flotan al viento, altivos y triunfalesDe su ilustre familia los paos funerales;Una lejana tumba, a cuya puerta fuertePiedras tir, de nia, sin temor a l

muerte,Y a cuyo duro bronce no arrancar m

sones,Ni los fnebres ecos de tan triste

mansiones

Qu triste imaginarse pobre hija depecadoQue el sonido fatdico a la puert

arrancado,Y que quiz con gozo resonara en tu odo,




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de la muerte terrfica era el triste gemido!

A ELENA

Slo una vez te he vistoSlo una vez- en tiempo ya lejano.S que no muy lejano -pero velanBrumas de lo pasado su distancia.

Era una medianocheDel dulce mes de julio; y de la luna Que, en ascensin feliz como tu vidaBuscaba, entre los cielos, ms altaRegin, rpida senda-Un velo descend

con reposo,Con pesadez, con sueo-Un velo indefinidoDe plata y seda y luz- que se extendaDe los erguidos rostros de mil rosas

De un encantado Edn, lleno de calma,Por el que blandamente o con sigiloTan slo a deslizarse se atrevieraEl viento -se extendaEn los erguidos rostros de esas rosas




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Que, cual desvanecidas de ternura,Soltaban en retomoA la amorosa luz que las besaba.Sus perfumadas almas -se extendanEn los erguidos rostros de las rosas,Que sonrean con feliz deliquio en es

paraso que hechizabaDe tu presencia en l la poesa.Te vi, como los ngeles, vestida

De blanco, en muelle alfombra de violetasEl cuerpo dulcemente reclinado,Mientras que, de la luna,La plateada luz se reflejabaEn los rostros erguidos de las rosas

Y en tu bello semblanteAl cielo alzado con profunda pena.No fue el mismo DestinoQuien en la dulce medianoche -en julioNo fue el mismo destino (cuyo nombre

Tambin es sentimiento) quien detuvoMi paso en el dintel del parasoPara aspirar el delicado inciensoDe esas dormidas rosas?Todo era soledad, silencio, en torno.




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Y, mientras daba a su ruindad olvido,El mundo que aborrece el alma ma,Del impalpable sueo en los misterios,Dos seres angustiadosVelbamos a solas: t conmigo.(Oh, Cielos! Oh, Seor! Cmo se agitaMi corazn uniendo estas palabras!)A solas t conmigo!... El pie detuve... .La plida hermosura

Del cielo descendido a tu existencia,Mir con devocin; y, al encontrarseMi vista con la tuya,Todo dej de ser, formas y vida,En ese Edn que t, maga sublime,

Con tus divinos ojos encantabas.

Perdi la luna su fulgor de perlasY huyeron a mis ojos fascinados,

Los ya musgosos bancos, los senderos,Los rboles, las flores;Y las puras esenciasDe las dormidas rosas fallecieronEn los amantes brazos de los aires.




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Todo -todo expir menos tu imagen;y an ella, con la lumbre de la lunaAn ella se extingui para mi vista,Que slo vi el fulgor de tu miradaY el alma de tus ojosAlzados con pesar a las alturas.Los vi -y el mundo fueronPara mi ser tus ojos imantados.Los vi ms breves horas

-Los vi hasta que la luna huy del cielo.Qu tormentosas luchasDel corazn!Qu impos infortunios!Qu lgubres historias! descubran,

En misteriosa unin esas esferasDe pura luz celeste!... Y qu brillantes,Sublimes esperanzas! Qu apacibleMar de engrandecimiento! Qu osada

ambiciones!

Y para amar, qu inmenso podero!

Ya la amorosa dianaAl mundo se ocult bajo una densa




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Nube de tempestad de occidente;Y t, plida sombra,Entre la sepulcral y hosca arboleda,Te deslizaste huyendo taciturna.Mas slo la figura de tu cuerpo-Slo ella- del jardn y de mi vidaPor siempre se alej: como dos astrosQuedaron ante m tus bellos ojos.Tus ojos que dejarme no quisieron

Y en esa noche, oscura ya, alumbraronLa triste senda de mi hogar sombro.Tus ojos, que jams, cual la esperanza,Mi ser abandonaron; y me siguen,Me guan, me seducen

En el largo transcurso de los aos.Ellos mis dueos son y yo su esclavoSu misin es dar lumbreCon nobles entusiasmos a mi alma,Cual mi deber salvarme

De su guiadora luz a los destellos,Y ser purificado por su llama,Y ser santificadoDe su fuego celeste en los fulgores.Ellos mi alma llenan de hermosura




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(Que es la esperanza), y lejosAll en el cielo, brillan: dos estrellasAnte las que, en el triste y silenciosoDesvelo de mi noche me arrodillo.Y luego, cuando el daDe alegre claridad la tierra inunda,Los veo an: dos dulcesY centelleantes vsperos, que el rayoDel mismo sol no extingue!

EL COLISEO

Eres smbolo constante de la fiel y antigu

/Roma!Excelente relicario de sublime admiracin

que a esta poca legaron aquellos tiempos ya/[idos cuya pompa y podero parece

ensoacin!

Tras largo peregrinaje y ardiente ser de t/ciencia,

me humillo con reverencia en las sombrade




65/85

/tu historia,y transformada mi alma sacia su sed d

bellezacontemplando tus grandezas, tus tristeza

y tu/gloria.

Oh profunda inmensidad, tiempo

recuerdo/de antao desolacin y silencio, noch

grandiosa;/admirable!Al percibiros comprendo vuestra mgica

/pureza en la perenne realeza de vuestrfuerza

/indomable.

Vuestros dulces sortilegios son mejore

para mque los que el rey de Judea hiciera en/Gethsemam.Ni la encantada Caldea jams consigui/arrancar




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a las estrellas prodigios cual vense en este/lugar.

Donde un hroe cayera, hoy vese uncolumna...

y, donde el guila escnica envuelta en or/brillhoy el vampiro revuela al llegar l

medianochey el fantstico aquelarre este luga

convirti.

Aqu do las cabelleras de las matronaromanas

balanceaban al viento el rubio de sucolores,

hoy slo se balancean el cardo y la db

caa...han cesado aquellos das de sublimes/esplendores.




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Y, donde el rey poderoso su trono de ortena,

gil y oscuro lagarto viene siempre recorrer;

y hacia su casa marmrea cual espectro s/deslizaa los plidos reflejos de la luna en s

crecer.

Mas yo pregunto: esos muros, esas inerte/arcadas junto a zcalos de musgo hoy e

hiedra/revestidas

esos relieves tan vagos, esos frisos taruinosos

esas cornisas tronchadas y piedraenmohecidas,

es esto cuanto dejaron las horas

tiempos/idos?

es lo nico que resta de su fama colosal?es cuanto a m y al destino aquella poc




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hallegado de su firme podero y su obr

escultural?Eso no es todo -responden en aque

lugar/los ecosvoces graves y profticas hay e

nuestro/corazn...y toda ruina recuerda las ideas de lo

sabiossemejantes a los himnos que al sol dedic

/Memnn.

An reinamos poderosas en los mgrandes

/seores; asentamos nuestro imperio elas almas

/gigantescas...

no; no somos impotentes...; quednuestro/podero,nuestra gloria y nuestro nombre, aunqu

plidas




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/nos veas.Las mil y una maravillas que extticas nos/circundan.y recuerdan nuestra estirpe, nuestra gala /nuestra historiase han prendido a nuestros flancos... y su/admirable vestidonos envuelve entre su manto ms fulgent

que la gloria.

LA CIUDAD EN EL FONDO DEL MAR

Mira! La muerte se ha izado un trono

en una extraa y solitaria ciudadall lejos en el sombro Oeste,donde el bueno y el malo y el mejor y el peohan ido a su reposo eternoAll capillas y palacios y torres

(torres devoradoras de tiempo que no seestremecen)no se asemejan a nada que sea nuestro.En los alrededores, olvidadas por vientosinquietos




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resignadamente bajo el cielolas melanclicas aguas reposan.

No bajan rayos de luz del santo cieloa esta ciudad de la eterna noche.Pero una luz interior del lvido marproyecta silenciosas torrecillas-resplandecen los pinculos por todas partes

Cpulas-agujas, salones realesprticos, paredes estilo babilnico,sombras y olvidadas glorietasde hiedra esculpida y flores ptreas,y muchos, muchos maravillosos santuarios

cuyos ensortijados frisos entrelazanla viola, la violeta y la vid.

Resignadamente bajo el cielolas melanclicas aguas reposan.

Tanto se mezclan all las torres y las sombrasque parecen pndulos en el airemientras que desde una altiva torre en laciudadla muerte mira hacia abajo como desde una




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enormidad.

All los tiempos abiertos y las descubiertastumbasbostezan a nivel con las luminosas olas,pero no las riquezas que all yacenen cada uno de los ojos de diamante del dol-los muertos alegrementes enjoyados no

tientan las aguas desde sus lechos-;pues no se rizan las ondas, ay!,en este desierto de cristal-Ninguna agitacin dice que los vientospueden estar

en algn mar lejano y ms feliz-.Ninguna ola sugiere que los vientos hanestadoen mares menos espantosamente serenos.Pero, mira! Algo se agita en el aire!

La ola. Hay un movimiento all!,como si las torres se hubieran apartado,sumergindose lentamente, la lenta marea,como si sus cimas dbilmente hubierandejado




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un vaco en el brumoso cielo.Las olas tienen ahora un brillo rojizolas olas respiran desmayadas y lentas.Y cuando ya no hay lamentos terrenalesbaja, baja esta ciudad hasta donde sequedar desde ahora.El infierno, elevndose desde mil tronos, lehar reverencias.

LAS CAMPANAS

I

Escuchad el tintineo!!La sonataDel trineoCon cascabeles de plata!

Qu alegra tan jocunda nos inunda al escu-charla errabunda meloda de su agudo tintinear!Es como una epifana,En la ruda racha fra,la ligera meloda!




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Cmo fulgen los luceros!-VerdaderosReverberos !-Conidntica armonaA la clara melodaCintilando, cintilando, cintilando,Cmo los cascabelesvan sonando!Y en un mismo son, son nico,

Que igualiza un ritmo rnico,Los luceros siguen fielesCascabeles, cascabeles, cascabelesEl son de los cascabeles,Cascabeles, cascabeles, cascabeles

Cascabeles,El son grato, que a rebato, surge en los cas-cabeles!

II

Escuchar el almo coroSonoroQue hacen las campanas todas:Son las campanadas de oro




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De las bodas!Oh, qu dicha tan profunda nos inunda alescucharLa errabunda meloda de su claro repicar!Cmo revuela al desgaireEsta msica en el aire!Cmo a su feliz murmulloSonoro,Con sus claras notas de oro,

Se ana la trtola con su arrullo,Bajo la luz de la luna!Qu armonaSe vacaDe la alegre sinfona

De este da!Cmo brotaCada nota!:Fervorosamente, dicela felicidad remota

Que predice.Y a la voz de una campana, siguen las de sushermanasLas campanas,




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Las campanas, las campanas, las campanas,las campanas,las campanas, las campanas, las campanas,En sonoro ritmo de oro, de almo coro, lascampanas!

III

Od cual suena el bordn!:el bordnDe son broncoQue pone en el coraznEl espanto con su son,

Con su son de bronce, ronco.que tristeza tan profunda nos apresa al es-cucharCmo reza, gemebunda, la fiereza del llamarCmo su son taciturno,

En el silencio nocturnoEs grito desesperadoQue no es casi pronunciadoDe aterrado!Grito de espanto ante el fuego




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Y agudo alarido luego,Es un clamor que se extiende,Que el espacio ronco, hiendeY que llama;Que defiende

Y que clama, clama, clama,Que clama pidiendo auxilio

En tanto que ve el exilioDe aquellos que el fuego, ciego y arrollador,empobreceY el fuego que ataca y crece,Mientras se oye el ronco son,

El somatn del bordn,Del bordn, bordn, bordnDel bordn!Cmo el alma se desgarraCuando el son del bordn narra

La afliccinDe aquellos que arruina el fuego!Y, cmo nos dice luegoLos progresos que hace el fuego-Que va a tientas como ciego-El




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somatn del bordn,Que es toda una narracin!Oh, la tempestad de iraEn la que el bordn deliraY en que convulso, delira!El alma escucha anhelantela queja que da el bordnCon su son;El bordn que da su son,

El bordn, bordn, bordn,El bordn!Que es toda una narracin el somatn delbordnDel bordn, del bordn, del bordn

Del bordn, del bordn, del bordnDel bordn!El grito ante el infinito, cual proscrito, delbordn

IV

Escuchad cmo la esquila,Cmo el esquiln de hierro,Llama con voz que vacila,




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Al entierro!Qu meditacin profunda nos inunda al escu-charla errabunda y gemebunda meloda del sonaCmo llena de pavuraSu son en la noche obscura!Cmo un estremecimientoNos recorre el pensamientoque provoca su lamento!

Cuando sueaLa grave esquila de hierro, con su lgubretoquido,Con su lgubre toquido que la medianochellena.

Es que las almas en penaSe han reunido!Oh, la danzaAl son que toda la esquila,En una noche intranquila,

Su tijera de luz lila,Tocando en visin del Juicio la noche sin es-peranza!Entonces, ya no vacilaLa grave voz de la esquila,




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De la esquila, de la esquila, de la esquila,de la esquila, de la esquila,Sino que suena furiosa,Con su voz cavernosa,Y, en un mismo son, son nico,Que igualiza un ritmo rnico,Algn ronco rayo truenaY se alumbra con relmpagos la noche sinesperanza,

Mientras las almas en penaGiran, giran su danzaBajo la triste luz lila.Y en tanto se oye la grave, la grave voz de laesquila,

De la esquila, de la esquila,De la esquila, de la esquila, de la esquila, dela esquila,Y en el mismo son, son nico,Que igualiza un ritmo rnico,

Mientras se oye, la triste, la triste vozDe la esquila,De la esquila,Furibundo rayo truena,El relmpago cintila




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Y los espectros en penaDanzan al son de la esquila,De la esquila, de la esquila, de la esquila,de la esquila, de la esquila,Y en un mismo son, son nico,Que igualiza un ritmo rnico,Danzan al son de la esquila,De la esquila, de la esquila,

de la esquila, de la esquila, de la esquila,De la esquila!Y mientras que el rayo truena,Que el relmpago cintilaY que con furor terrible, danzan las almas en

pena,Se oye la voz de la esquila,De la esquila, de la esquila, de la esquila,De la esquila, de la esquila,la voz de cuento lamento de la esquila!




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UN SUEO EN UN SUEO

Recibe en la frente este beso!

Y, por librarme de un pesoantes de partir, confiesoque acertaste si creasque han sido un sueo mis das;Pero es acaso menos graveque la esperanza se acabede noche o a pleno sol,con o sin una visin?Hasta nuestro ltimo empeoes slo un sueo en un sueno.

Me encuentro en la costa friaQue agita la mar bravia,Oprimiendo entre mis manos,Como arenas, oro en granos.Que pocos son! Y alli mismo,

De mis dedos al abismoSe desliza mi tesoroMientras lloro, mientras lloro!Evitare oh Dios ! su suerteoprimiendolos mas fuertes?




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Del vacio despiadadoNi uno solo habre salvado ? Cuanto hay de grande o pequeoSolo es un sueo

Leonora

El vaso se hizo trizas! Desapareci su esen-

ciaSe fue; se fue! Se fue; se fue!Doblad, doblad campanas, con ecos plaide-ros,Que un alma inmaculada de Estigia en loslinderosFlotar se ve.Y t, Guy de Vere, qu hiciste de tus lgri-mas ?Ah, djalas correr!Mira, el angosto fretro encierra a tu Leono-ra;Oye los cantos fnebres que entona el fraile;ahoraVen a su lado, ven.




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Antfonas salmodien a la que un noble cetroFue digna de regir;Un ronco De Profundis a la que yace inerte,Que con morirIndignos, los que ambais en ella solamenteLas formas de mujer,Pues su altivez nativa os impona tanto,Dejasteis que muriera, cuando el fatal que-branto

Pos sobre su sien.Quin abre los rituales? Quin va a cantarel Rquiem?Quiero saberlo, quien?Vosotros miserables de lengua ponzoosa

Y ojos de basilisco? Mataron a la hermosa,Que tan hermosa fue!Peccavimus cantasteis? Cantasteis en malahoraEl Sabbath entonad;

Que su solemne acento suba al excelso tronoComo un sollozo amargo que no suscite en-conoEn la que duerme en paz.Ella, la hermosa, la gentil Leonora,




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Emprendi el vuelo en su primer aurora;Ella, tu novia, en soledad profundaHurfano te dej!Ella, la gracia misma ora reposaEn rgida quietud; en sus cabellosHay vida an; mas en sus ojos bellosNo hay vida, no, no, no!Atrs! Mi corazn late de prisaY en alegre comps. Atrs! No quiero

cantar el De Profundis majadero,Porque es intil ya.Tender el vuelo y al celeste espaciome lanzar en su noble compaa.Voy contigo, alma ma, s, alma ma

Y un pen te cantar!Silencio las campanas! Sus ecos plaiderosAcaso lo hagan mal.No turben con sus voces la beatitud de unalma

Que vaga sobre el mundo con misteriosacalmay en plena libertad.




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Respeto para el alma que los terrenos lazosTriunfante desat;Que ahora luminosa flotando en el abismoVe amigos y contrarios; que del infiernomismoal cielo se lanz.Si el vaso se hizo trizas, su eterna esencialibreSe va, se va!

callad, callad campanas de acentos plaide-ros,que su alma inmaculada del cielo en los linderosTocando est!



edgar allan poe - poemas - v1.0

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