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Economía extractiva. La explotación de la sal de mina en el
territorio Nacional de San Martín, Colombia. Siglo XIX
Nohora Beatriz Guzmán Ramírez Universidad Autónoma del Estado de Morelos- Facultad de Humanidades
Introducción
El siglo XIX, en Colombia, se caracterizó por las diferentes restructuraciones que
sufrió la nación, lo cual contribuyó al reacomodamiento de poderes locales con
respecto al poder nacional. La estructura política administrativa nacional cambió, junto
con la constitución, seis veces durante el siglo XIX en: 1832, 1843, 1853, 1858, 1863,
1886. Además se estos cambios encontramos otros cambios que se generaron a
nivel de los departamentos y provincias que conformaban la Unión. Sin embargo las
estas restructuraciones político-administrativas se hacían efectivas con mayor rapidez
a nivel nacional que en las provincias. La región de estudio, los llanos orientales
colombianos, siempre estuvieron, hasta bien entrado el siglo XX, su condición de
aislamiento del centro con una dinámica socioeconómica y política autónoma.
Dado lo anterior los procesos que se generaron en la región siempre presentaron un
sello muy particular, asociado a procesos de expansión de la frontera agrícola de
nuevos colonos que se desplazaban de los Andes a las tierras calientes o de los
llanos venezolanos a los llanos orientales colombianos (Guzmán, 1993).
Para la época de estudio, siglo XIX, los llanos Orientales Colombianos, en su división
político administrativa más importante fue delimitado de la siguiente manera: Por el
oriente toca con Venezuela. Por el norte con el Territorio Nacional de Casanare. Por
el sur con el inmenso territorio del Caquetá. Por el occidente con el estado de
Cundinamarca (Restrepo, 1957; p. 19). Geográficamente se ubicaba en el límite
occidental al sistema andino, específicamente la cordillera oriental. “... la cima de la
cordillera oriental hasta encontrar el nacimiento del río Blanco este aguas abajo hasta
la boca de la quebrada de Susumuco, este aguas arriba el nacimiento del páramo de
Chingaza y hasta aquí buscando el río Upía pasando al occidente de Gachalá
(Restrepo, 1957; p. 19). Esta alcanza alturas hasta de tres mil metros sobre el nivel
del mar, constituyéndose así en la principal barrera natural para la integración de los
llanos al centro del país1. Los otros límites del Territorio Nacional de San Martín
estabán conformados por tres grandes ríos que surcan los llanos colombo-
venezolanos. Al norte se encuentra el río Upía desde su nacimiento en la cordillera
oriental, hasta su desembocadura en el río Meta y este último aguas abajo hasta su
desembocadura en el Orinoco. Al oriente encontramos al río Orinoco en el tramo que
corresponde desde la desembocadura del río Meta, al norte, y la del Guaviare al sur.
El río Guaviare desde su nacimiento en la cordillera oriental hasta su desembocadura
en el Orinoco se constituye en el límite sur del Territorio Nacional de San Martín.
Esta posición geográfica influyó en el desarrollo económico de la región, colocándola
en una situación desfavorable con respecto a la zona andina colombiana y a los
llanos venezolanos. Los llanos colombianos se encuentran aislados del centro del
país por la cordillera Andina y del mar por los llanos Venezolanos. Las rutas fluviales
del Territorio Nacional de San Martín desembocaban en el Atlántico después de
atravesar los llanos venezolanos, situación desfavorable por las pugnas colombo-
venezolanas por el control del comercio internacional. En Venezuela los llanos fueron
la primera región colonizada, mientras en Colombia fueron calificados como desiertos
incomunicados e insalubres.
La región posee una enorme riqueza en minerales que sólo hasta mediados del
1 Ver mapa adjunto
presente siglo han comenzado a ser explotados de forma comercial. Hulla, hierro,
petróleo, oro de aluvión y sal gema son algunos de los minerales existentes en la
región.
La sal explotada en tiempos precolombianos tuvo importancia vital en la economía
colonial. En el año de 1777, el gobierno español asumió la administración de las
salinas terrestres, la explotación era realizada por particulares con participación
gubernamental bajo diversas formalidades. La comercialización de la sal se realizaba
por medio de ventas de roja salina (denominada sal vigüa y sal de caldero) obtenida
por evaporación en grandes recipientes.
En el año de 1824, durante la época republicana, el General Francisco de Paula
Santander declaró propiedad del estado todas las salinas no enajenadas y
potestativas al gobierno el control de precios de la sal. Fue así como durante más de
100 años, la explotación de sal se hizo según contrato realizado entre el gobierno y
los particulares. En el año de 1931, el Banco de la República asumió la
administración y la explotación de las salinas terrestres (INGEOMINAS, 1969).
Las salinas
"Cumaral, Upín, Medina, Mambita, Chámeza, Pajarito, Muneque, arama, Mangua,
Gámeza, Recetor, Pauto" (Díaz, 1979; p. 137), fueron las doce minas de sal gema
conocidas del Piedemonte llanero en el Territorio Nacional de San Martín. Las minas
localizadas a orillas de los ríos navegables eran consideradas las mejores ubicadas y
de mayor facilidad para la explotación y el trasporte. Estas fueron Upín a orillas del
Guatiquía, Mambita a orillas del Upía y Chameza a orillas de Cuciana.
Los corregimientos de Medina y Cumaral tenían los bandos de sal más importante de
la región: “En Medina hay ricas y abundantes fuentes saladas, destacandose la salina
de Barital o Medina y la salina de Mambita y ene l corregimiento de Cumaral el
poderoso banco de sal gema que se explota con el nombre de Upín, en este
corregimiento encontramos las salinas de Cumaral..., al sur de Villavicencio.”
(Restrepo, 1957; p. 100)
Las salinas de Upín son el depósito más antiguo de evaporitas en Colombia. Ubicada
a dos kilómetros de la actual población de Restrepo (Meta). En el siglo XIX la
población más cercana a esta mira era Villavicencio, de la cual dista 22 kilómetros y
288 metros al norte. Upín está ubicada en la margen izquierda del río que lleva el
mismo nombre (Garcés, 1890; p. 8). Los ríos que descienden de los bancos
presentan una composición salitrosa y no son potables.
La explotación de las salinas
Corregimiento de Medina
Empresas o personas particulares desarrollaron la explotación de las minas de sal
gema, mediante un contrato suscrito entre estos y el Estado. A pesar de la existencia
de varias minas de sal gema, solo se explotó con regularidad Cumaral y Upín. Las
salinas de Cumaral, Medina y Mámbita fueron entregados en un solo contrato de
arrendamiento. Las salinas de Mámbita se explotaron esporádicamente y las de
Barital o Medina fueron relegadas. En 1882 se afirmaba: "a pocas horas de Medina -
población- existe una abundante y !rica fuente salada!. para escarnio de la industria,
el gobierno la tiene cegada y vigilada por guardas" (Castro, 1883; p. 6).
El estado no explotó las salinas de Barital aduciendo baja saturación y escasa
sedimentación2. Sin embargo Barital y Mámbita son fuentes salares del mismo origen
de Upín, con un nivel de concentración menor (INGEOMINAS, 1969; p. 807). Las
necesidades de sal para la región fueron suplidas por las salinas de Upín, Cumaral y
2 Tomo 16. Folio 256. A.N.C. Fondo Baldíos. Sección República.
en menor proporción por las de Mámbita. La necesidad de este producto y la
imposibilidad de obtenerlo libremente, le permitió cumplir un papel de salario.
La población de Medina se encuentra en medio de las salinas de Mámbita, Barital,
Cumaral y Upín, situación que debería presentarse ventajosa, pero estando
improductivas las dos primeras no son muchos los beneficios. La existencia de minas
de sal gema limitó la adjudicación de tierras baldías. "El gobierno por decreto número
690 y 853 de 18 de julio y de 4 de septiembre de 1891, respectivamente, prohibió la
adjudicación a cualquier título de los terrenos baldíos y la explotación de bosques de
propiedad del estado, en una extensión de 5 leguas a la redonda (es decir 10 leguas
de radio) en cada unas de las mencionadas salinas"3.
Se levantaron varios memoriales ante el Ministerio de Hacienda y fomento tendientes
a lograr una disminución de la extensión de tierras alrededor de la mina de sal que no
podían ser adjudicadas. Beneficiándose los terratenientes que a pesar de la
prohibición las explotaban y buscaban legalizar dicha explotación pidiéndolas en
adjudicación. En respuesta el estado emitió el decreto número 106 de 9 de febrero de
18944, por medio del cual se redujo la extensión de 5 leguas a 2.5 leguas de
diámetro. Sin embargo, la presión de los terratenientes ante el Estado no cedió y
esperaban una reducción mayor, para poder anexarlas a sus propiedades.
Corregimiento de Cumaral. Salinas de Upín
Considerada la principal reserva salinífera del Territorio Nacional de San Martín. Fue
la salina de Upín la única explotada regularmente en la región, llegándosele a
considerar en el siglo XIX, como una de las salinas de mejor calidad y más rica con
que contaba la república (Pardo, 1875; p. 23). Para la década de los 90´s el espesor
de la mina es de 80 metros.
3 Tomo 15. Folio 11. A.N.C. Fondo Baldíos. Sección República 4 Tomo 16. Folio 256. A.N.C. Fondo baldios. Sección República.
La explotación se caracterizó, en el siglo pasado, por ser temporal, durante los cuatro
meses de verano, y rudimentaria. En el invierno eran varios los inconvenientes que se
presentaban para la explotación de la salina de Upín. Primero, la cantidad de ríos que
atraviesan la sabana y la rodean hacían imposible el paso de las personas a la mina
en los meses de invierno. Segundo, los desprendimientos ocasionados por la
creciente del río Upín y la disolución del producto por la lluvia hace poco rentable la
explotación (Hettner, 1976; p. 85).
El sistema de explotación de la sal que se practicó se conoce con el nombre de tajo
abierto, similar a la sacada de adoquines de una cantera cualquiera. Esta se dividía
en dos etapas: la primera era la limpia de la base del banco, la segunda extracción de
la sal y tercera el almacenamiento.
En la primera etapa de explotación se requería la utilización de 20 a 30 días y de 15 a
20 peones, era una actividad permanente durante los meses de verano. La segunda,
se hacía explotar la mina con pólvora, de la cual salían trozos grandes que se
reducían a pedazos menores; como la tierra erosiona constantemente los pedazos de
sal quedaban cubiertos de (greda) arcilla, dándole mal aspecto y convirtiéndola en
mal sana. La tercera y última etapa, se realizaba en situaciones deplorables, por
cuanto no existía una infraestructura adecuada para tal actividad.
El almacén se hallaba al margen derecho del río Upín, al otro lado de la salina, junto a
la casa de habitación del contador, que solo iba en época de producción, y de dos
guardas que vigilaban la salina (Restrepo, 1957; p. 149 y Pardo, 1875; p. 20). La
enramada donde se depositaba se encontraba llena y por la presión del depósito se
derramaba la sal.
Todo lo anterior contribuyó al deterioro del producto, que la hacía insalubre para el
consumo humano, "sal que propiamente dicho es un barro salobre compacto con el
nombre de sal gema" (Muñoz, 1876; p. 9). La forma de explotación de la salina solo
se modificó hasta 1931, cuando las salinas pasaron a ser administradas y explotadas
por el Banco de la República (INGEOMINAS, 1969; p. 801).
Fue durante el siglo XIX la decadencia de las salinas de Upín y, en general, para
todas las salinas del Territorio Nacional de San Martín debido a la mala
administración, explotación y estado de los caminos. Upín es la única salina de la
región que vende su producto terminado, sin tener que envidiarle a las demás salinas
del país.
Corregimiento de Cumaral. Salinas de Cumaral
El sistema de explotación de la salina de Cumaral era también el de tajo abierto. Allí
los pedazos de sal vigüa con peso inferior a seis kilogramos eran arrojados al río,
contribuyendo así a la saturación de dicho río y al desperdicio de grandes cantidades
de sal. Al igual que en Upín la explotación se llevaba a cabo durante el verano, una
vez al año, por las caravanas de llaneros que vienen por la sal (Muñoz, 1876; p. 7). La
salina de Cumaral fue aniquilada y abandonada a comienzos del siglo XIX, por cuanto
no se dio una explotación regular adecuada, el mal estado de los caminos y la
importancia dada a Upín.
Consumo comercial de la sal
La producción de la salina de Upín, durante el siglo XIX, superó las 400 toneladas,
con un producto bruto no menor de los 8.000 pesos anuales (Garcés, 1890; p. 16), ni
aun cuando el estado la administró antes de 1824. La aduana y el monopolio sobre la
sal constituían las únicas contribuciones fiscales del Territorio Nacional de San Martín
a la nación (Restrepo, 1957; p. 95).
La producción de sal benefició principalmente a los pobladores de Boyacá y
Cundinamarca, por la facilidad de su transporte, suplió las necesidades de las
poblaciones aledañas a las minas y de algunos pobladores de la sabana. La sal que
se consumía en la mayor parte del Territorio Nacional de San Martín, Casanare, Alto
Orinoco y Caqueta provenía de Curaçao o de las costa de Barlovento de Venezuela y
Cumaná (Garcés, 1890; Pp. 12-13), en una cantidad aproximada de 800 mil
fanegadas o ? cargas de arrobas granadinas.
El precio que alcanza la sal, en las sabanas ganaderas, es excesivo con respecto a
Venezuela y más barato con respecto a Upín. En 1860 la sal se compraba a 6 o 7
pesos oro en Ciudad Bolívar y se vendía en los llanos a 15 o 20 pesos oro, en época
de calma, alcanzando precios de 40 y 100 pesos oro en época de guerra (Díaz, 1879;
p. 63). Motivándose así el contrabando de sal por el Orinoco y el Meta, beneficiando a
los venezolanos, que encontraban mercado para la sal, y en detrimento de los
ganaderos llaneros y por ende a la industria pecuaria, que requería de grandes
cantidades de sal.
El aumento de precios de la sal en la región está determinado por varios factores, de
los cuales se destacan tres. Primero, el transporte en buques de vela por las costas
marítimas del Atlántico y después por el Orinoco; hacía que la sal sufriera una notable
disminución en el peso durante el viaje, además de la evaporación a que está
sometida la sal por la presión atmosférica. Segundo, la diferencia de medidas entre
Colombia y Venezuela, una carga en Venezuela estaba compuesta por 200 libras
españolas y en Colombia por 180 libras. Y por último las constantes guerras civiles en
Colombia y Venezuela dificultaban el transporte.
La utilización de sal marina en la ganadería, además de los altos costos que
representaba su compra, actuaba en detrimento del desarrollo del ganado. "Toda vez
que a la sal se le atribuye notable influencia sobre el desarrollo de los animales, razón
por la cual el llanero coloca en el suelo grandes piezas de mineral en su terreno, a fin
de que el ganado pueda lamerlo a su gusto. La sal marina no podía cumplir la misma
función, por falta de minerales que posee la sal gema" (Hettner, 1976; 285). La sal
constituyó una de las principales mercancías para el intercambio con la población
indígena, como ya se señalaba en el capítulo anterior. El indio se desvivía por la sal,
la comía con gran agrado y pura.
Conclusiones
La sal fue un producto usado en el Territorio Nacional de San Martín para el
autoconsumo y el intercambio con los indígenas. Dada las condiciones de
incomunicación con el centro del país, principal motor del desarrollo comercial
nacional, las empresas salineras van a desarrollarse hasta después de la segunda
mitad del siglo XX, pues el centro siempre ha tenido como fuente de abastecimiento
las salinas de Zipaquira que cubre las necesidades del mercado nacional.
El desarrollo de la ganadería para la comercialización y la incorporación de los llanos
orientales colombianos a la economía nacional han reactivado el desarrollo de la
explotación de la sal, aunque en forma muy artesanal sin mayor inversión en
tecnología para la extracción como para procesarla.
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