durkheim, sociología y psicología

5
religiosas, las reglas de moralidad y los innumerables preceptos de la ley, es decir, con las manifestaciones más características de la vida colectiva. Todos son expresamente obligatorios, y esta obligación es la prueba de que estos modos de acción y pensamiento no son la creación del individuo sino que provienen de un poder moral superior a él, lo que el místico llama "dios" o que puede ser concebido más científicamente. La misma ley se encuentra en funcionamiento en ambos campos. Si las características de obligatoriedad y coacción son tan esenciales para estos hechos eminentemente sociales, puede esperarse que puedan encon- trarse, si bien menos obviamente, en otros hechos sociales. Es imposible que fenómenos de la misma naturaleza difieran tanto que algunos procedan enteramente del individuo y otros resulten de un proceso opuesto. Aquí queremos corregir una falsa interpretación que se ha hecho de nuestro pensamiento. Cuando decimos que la obligación y la coacción son las características de los hechos sociales, no tenemos intención de dar una explicación sumaria de ellos. Simplemente queremos señalar un signo conveniente por el cual el sociólogo puede reconocer los hechos que caen en su campo. SP, pp. 32-35. Sociología y psicología Hemos mostrado que los hechos sociales, como todos los fenómenos naturales, no deben explicarse mostrando simplemente que cumplen algún fin. Cuando se ha probado satisfactoriamente que las organizaciones sociales progresivamente más perfectas que se ha sucedido unas a las otras en el curso de la historia han tenido el efecto de satisfacer creciente mente algunos de nuestros deseos fundamentales, todavía no hemos mostrado en absoluto cómo se originaron esas organizaciones sociales. El hecho de que fueran útiles no nos explica qué las llevó a ser. Aun si tuviéramos que explicar cómo llegamos a concebirlas y a planificarlas por adelantado como para describirnos a nosotros mismos los servicios que podríamos esperar de ellas -un problema ya difícil en sí mismo- los deseos que llevaron a su creación no surgieron de la nada. En resumen, aun admitiendo que las organizaciones sociales son los medios necesarios para alcanzar un objetivo deseado, la pregunta permanece sin respuesta ¿desde qué fuente y por qué medios se han creado? Llegamos, entonces, al siguiente principio: La causa determinante de un hecho social debe buscarse entre hechos sociales anteriores y no entre estados de conciencia individuales. Además, podemos ver fácilmente que 79

Upload: christian-libonatti

Post on 11-Jul-2016

214 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Libro

TRANSCRIPT

Page 1: Durkheim, Sociología y Psicología

religiosas, las reglas de moralidad y los innumerables preceptos de la ley,es decir, con las manifestaciones más características de la vida colectiva.Todos son expresamente obligatorios, y esta obligación es la prueba de queestos modos de acción y pensamiento no son la creación del individuo sinoque provienen de un poder moral superior a él, lo que el místico llama "dios"o que puede ser concebido más científicamente. La misma ley se encuentraen funcionamiento en ambos campos.

Si las características de obligatoriedad y coacción son tan esenciales paraestos hechos eminentemente sociales, puede esperarse que puedan encon-trarse, si bien menos obviamente, en otros hechos sociales. Es imposible quefenómenos de la misma naturaleza difieran tanto que algunos procedanenteramente del individuo y otros resulten de un proceso opuesto. Aquíqueremos corregir una falsa interpretación que se ha hecho de nuestropensamiento. Cuando decimos que la obligación y la coacción son lascaracterísticas de los hechos sociales, no tenemos intención de dar unaexplicación sumaria de ellos. Simplemente queremos señalar un signoconveniente por el cual el sociólogo puede reconocer los hechos que caenen su campo.

SP, pp. 32-35.

Sociología y psicología

Hemos mostrado que los hechos sociales, como todos los fenómenosnaturales, no deben explicarse mostrando simplemente que cumplen algúnfin. Cuando se ha probado satisfactoriamente que las organizacionessociales progresivamente más perfectas que se ha sucedido unas a las otrasen el curso de la historia han tenido el efecto de satisfacer creciente mentealgunos de nuestros deseos fundamentales, todavía no hemos mostrado enabsoluto cómo se originaron esas organizaciones sociales. El hecho de quefueran útiles no nos explica qué las llevó a ser. Aun si tuviéramos queexplicar cómo llegamos a concebirlas y a planificarlas por adelantado comopara describirnos a nosotros mismos los servicios que podríamos esperar deellas -un problema ya difícil en sí mismo- los deseos que llevaron a sucreación no surgieron de la nada. En resumen, aun admitiendo que lasorganizaciones sociales son los medios necesarios para alcanzar un objetivodeseado, la pregunta permanece sin respuesta ¿desde qué fuente y por quémedios se han creado?

Llegamos, entonces, al siguiente principio: La causa determinante de unhecho social debe buscarse entre hechos sociales anteriores y no entreestados de conciencia individuales. Además, podemos ver fácilmente que

79

Page 2: Durkheim, Sociología y Psicología

todo lo que se acaba de decir vale tanto para la determinación de la funcióncomo para lacausade los fenómenos sociales. La función de un hecho socialsólo puede ser social, es decir, consiste en la producción de efectossocialmente útiles. Sin duda puede ocurrir, y ocurre, que también sirva alindividuo. Pero este resultado afortunado no es su causa inmediata. Pode-mos entonces completar la proposición precedente diciendo: Lafuncián deun hecho social debe buscarse siempre en su relación con algún fin social.

Como consecuencia de que los sociólogos a menudo no han comprendidoesta regla y han considerado los fenómenos sociales desde un punto de vistademasiado psicológico es que muchas de sus teorías parecen demasiadovagas, imprecisas y alejadas del carácter específico de las cosas quedeberían explicar. Particularmente los historiadores, que tratan la realidadsocial directamente yen detalle, difícilmente pueden haber dejado de sentirqué débiles son estas interpretaciones sobregeneralizadas para explicar larelación entre sus datos, y su frecuente desconfianza por la sociología hasido en parte producida, sin duda, por esta circunstancia. Por supuesto queesto no quiere decir que el estudio de los hechos psicológicos no seaindispensable para el sociólogo. Si la vida colectiva no deriva de la vidaindividual, las dos se hallan, sin embargo, directamente relacionadas; si lasegunda no puede explicar la primera, al menos puede ayudarla: puedeayudar en su explicación. En primer lugar, como hemos mostrado, esindiscutible que los hechos sociales se producen por una elaboración SU!

generis de los factores psicológicos. Además, esta acción es similar a la quetiene lugar en cada conciencia individual, que transforma los elementosprimarios (sensaciones, retlejos, instintos) de los que está originalmenteconstituida. No sin razón se ha dicho que el yo es él mismo una sociedad,con el mismo derecho que el organismo, aunque en otro sentido; y hacemucho que los psicólogos mostraron la gran importancia del factor deasociación en la explicación de la vida mental.

La preparación psicológica, más que la preparación biológica, constituyeentonces una preparación necesaria para el sociólogo, pero no le será útilsalvo con la condición de que se libere de ella después de haberla recibidoy avance entonces en busca de preparación sociológica especial. Debeabandonar la psicología como el centro de sus operaciones, como el puntode partida de sus excursiones en el mundo sociológico al que siempre debenvolver. Debe instalarse en el corazón mismo de los hechos sociales, paraobservarlos directamente, acudiendo a lacienciade la mente individual sóloen busca de preparación general y de sugestiones úti les cuando hacen falta.

RMS, pp. 109-111.

Quizá estas comparaciones clarifiquen por qué insistí mos tan enérgicamen-te en la distinción entre sociología y psicología individual.

Es simplemente cuestión de introducir y volver aceptable en sociología

80

Page 3: Durkheim, Sociología y Psicología

una concepción paralela a la que cada vez más tiende a prevalecer enpsicología. En la última década esa ciencia registró un avance considerable.Se han realizado esfuerzos interesantes por establecer una psicología quesea verdaderamente "psicológica", sin otro adjetivo calificativo. Los viejosintrospeccionistas se limitaban adescribir los fenómenos mentales sin tratarde explicarlos; la psicofisiología los explicaba, pero descartaba sus rasgosdistintivos como sin importancia. Está naciendo una tercera escuela quetrata de explicarlos sin destruir su especificidad. Para la primera de estasescuelas, la vida mental tenía, ciertamente, naturaleza propia, pero unanaturaleza que elevaba lo mental fuera del mundo de la realidad y lo ubicabapor encima de los métodos ordinarios de la ciencia. Para la segunda escuelano tenía significado intrínseco, y el papel del científico era atravesar estacapa superficial para llegar a las realidades subyacentes. Ninguna de estasescuelas reconocía nada más que una delgada cortina de fenómenos que, deacuerdo con la primera, eran fácilmente visibles para la mente conscientey, para la segunda, no tenían ninguna consistencia. La investigaciónreciente nos ha mostrado que es mucho mejor concebirla como un vastosistema de realidades sui generis constituidas por una gran número deestratos mentales superpuestos uno al otro, demasiado profundos y comple-jos como para que la mente consciente pueda penetrarlos, demasiadoespecializados para que se los pueda explicar por consideraciones puramen-te fisiológicas. Caracterizamos entonces los hechos psicológicos por suespiritualidad. En el pasado ésta pareció estar ya por encima o por debajode la atención de la ciencia, pero ha llegado a ser el objeto de una cienciapositiva: entre la ideología de los introspeccionistas y el naturalismobiológico, se ha fundado un naturalismo psicológico, cuya legitimidadquizá ayude a demostrar esta obra.

Una transformación similar debe tener lugar en la sociología, y es haciaeste objetivo a donde se dirigen todos nuestros esfuerzos.

SP, pp. 45-47

[Escrito en resella al intento de Tarde por fundar una" interpsicologia ".]

Al fin de su vida, Tarde quiso reemplazar el término "psicología colectiva"por el de "interpsicología". La primera de estas expresiones le parecíaontológicamente sospechosa, porque parecía implicar que hay una psicolo-gía propia de lacolectividad. Como, de acuerdo con el autor, no hay realidadmás allá de las acciones y reacciones que se intercambian entre individuos,es necesario que el nombre de la propia ciencia indique que no tiene otroobjeto. No se trata de que todas las relaciones interpsíquicas sean sociales.Las impresiones que la visión de otra persona puede evocar en mí no tienenada de social. Debe haber, además, una acción ejercida por una mentesobre otra mente que, como efecto, produzca en la segunda cierto estado

81

Page 4: Durkheim, Sociología y Psicología

mental. Pero tampoco es social todo acto mental recíproco: hay algunos queson más bien obstáculos para el lazo social como, por ejemplo, el odio, elmiedo o el apetito del caníbal. Sólo la sugestión que implica simpatía,confianza u obediencia tiene verdadero carácter social.

Ya se puede ver cuán arbitraria y confusa es esta noción. Ante todo, si lainterpsicología realmente comprende fenómenos que no son sociales,resulta verdaderamente un método pobre que mezcla en la misma categoríados categorías de fenómenos que son claramente distintos. Además ¿porqué rechazar admitir que sentimientos tales como el miedo y el odio puedantener el carácter de hechos sociales? Si el odio separa, también une, delmismo modo que si la simpatía une, también separa. Estos dos sucesos soncorrelativos entre sí: sólo una definición muy insatisfactoria puede colocar-los en dos categorías distintas y atribuirlos a diferentes ciencias.

Esta concepción también es arbitraria en la división y entramado de laciencia. Los principales problemas que enfrenta la ciencia son los siguien-tes: (1) el efecto de un individuo sobre un individuo; (2) el de un individuosobre una multitud congregada, y viceversa; (3) el de un individuo sobre unamultitud difusa, y viceversa. Pero para estudiar el efecto de un individuosobre una multitud o de una multitud sobre un individuo, primero esnecesario saber qué es una multitud y cómo se forma su mentalidad. ¿Lagénesis de esta mentalidad puede reducirse a simples accionesinterindividuales? Esta pregunta no puede hacerse por adelantado, cuandola ciencia todavía no está encaminada. Evidentemente el autor supone quela multitud es obra de un líder: esta simplificación acaba con cualquierdificultad; sin embargo, no se la puede aceptar como evidencia. Ahora bien,este es exactamente el problema; uno se pregunta si Tarde tenía la másmínima sospecha de él.

Agreguemos en conclusión que estos problemas son singularmentevagos. y es difícil ver cómo es posible acercarse aellos metódicamente. ¿Porqué camino, a través de qué observaciones, podemos acercarnos a estudiarla influencia de un individuo sobre un individuo, de un individuo sobre unamultitud, etcétera? ¿Vamos a limitarnos, como se ha hecho hasta ahora, arecolectar unas pocas anécdotas libremente adaptadas? ¿Este es el caminopara llevar adelante un trabajo científico? Hay multitudes de todos los tipos,públicos de todos los tipos; cada uno tiene su modo particular propio dereaccionar. Sería necesario distinguirlos para encontrar algún modo deobservar objetivamente el modo en que se comportan y buscar las condicio-nes en relación con las cuales varían. Pero tales investigaciones especialesy definidas se dirigen en una dirección totalmente diferente a la de la vagainterpsicología.

Al final del artículo de Tarde uno puede encontrar una prueba del círculoen el que se mueve su pensamiento. Según él, como ya sabemos, todos losfenómenos sociales derivan "del efecto unilaterial o recíproco del contactode mentes": la imitación es el tipo fundamental de ese efecto. Ahora bien,

82

Page 5: Durkheim, Sociología y Psicología

sin haber percibido el círculo vicioso, al concluir su obra el autor indica queeste efecto es promovido u obstaculizado por causas sociales. En otraspalabras, la imitación, la fuente de la vida social, depende ella misma defactores sociales: presupone lo que produce. Los hombres sólo actúan unosobre el otro, por ejemplo, de modo de producir hechos sociales, cuando yahay suficiente homogeneidad moral entre ellos, resultado de vida en común.Los hombres imitan a sus superiores, pero la superioridad ya es unainstitución social; de ese modo la palabra "imitación" está vacía y no explicanada. Debemos descubrir por qué imitan los hombres; y las causas quellevan a los hombres a imitar, a obedecerse entre sí, ya son sociales.

AS. 1905. pp. 133-135

Historia, función y causa

La historia sólo puede ser una ciencia con la condición de que se eleve porencima de lo particular; pero en ese caso deja de ser ella misma y setransforma en una rama de la sociología. Se confunde con la sociologíadinámica. La historia puede conservarse corno una disciplina distinta sólosi se confina a sí misma al estudio de cada nación individual, tomada en símisma y considerada en los distintos momentos de su desarrollo. Peroentonces no es más que una narrativa, principalmente práctica en susobjetivos. Su función es poner a las sociedades en condiciones de recordarpor sí mismas su pasado; es la forma más característica de memoriacolectiva. Después de distinguir estas dos concepciones de la historia,debemos agregar que, cada vez más, están destinadas a volverse insepara-bles. Porque no hay conflicto entre ellas sino una diferencia de grado. Lahistoria científica, o sociología, debe fundarse en la observación directa dehechos concretos y, por su parte, la historia nacional, la historia como arte,sólo puede salir beneficiada por el ingreso de los principios generales queaporta el sociólogo. Porque para que la gente conozca bien su pasado, esnecesario seleccionar de entre la multitud de fenómenos para quedarse sólocon los que son particularmente vitales, y para hacer eso debemos tenercriterios, lo que presupone comparación. Del mismo modo, para poderdescubrir con mayor certeza el camino por el que los eventos concretos deun período definido de la historia se unen entre sí, es útil conocer lasrelaciones generales de las que las relaciones específicas son ejemplos yaplicaciones. En realidad no hay, en consecuencia, dos disciplinas separa-das, sino dos puntos de vista diferentes que, lejos de excluirse mutuamente,se presuponen uno al otro. Pero esta no es razón para confundirlos y atribuira uno lo que es característico del otro.

AS, 1902(b), pp. 124-125

83