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18

EVOLUCION O CREACIONPor Jean Flori 1974 I Convencin AEGUAE, Santa Cecilia de Montserrat.

Si hay alguna fecha histrica, para AEGUAE es la Semana Santa del 74: I Convencin de AEGUAE, lugar: Santa Cecilia de Montserrat, tema: evolucin o creacin, oradores: R. Badenas, M. Buonfiglio, J. Lpez, E. E. White y... Jean Flori, en esos momentos sin lugar a dudas la firma de referencia en nuestra Iglesia en Europa acerca de todo lo que sonara a tratar el asunto del evolucionismo y creacionismo. Por aquel entonces la convencin de AEGUAE se pudo calificar como un xito en cuanto al inters suscitado por el tema y los oradores, y as qued reflejado por una nutrida concurrencia de universitarios adventistas, por aquel entonces la mayora todava estudiantes. El tiempo no ha pasado en balde y nuevas generaciones se han incorporado y de nuevo el tema evolucin-creacin rebrota con fuerza. Muchos entre nosotros se han adentrado en las interioridades de un tema tan apasionante como complejo y que precisa del aporte de diferentes disciplinas: biologa, geologa, arqueologa, antropologa, teologa, filosofa, etc. Todas ellas aportando visiones plurales sobre un tema que presenta mltiples facetas. Y que duda cabe que a lo largo del devenir de AEGUAE, ste ha sido un tema recurrente, ya no slo como algo a tratar en una convencin de universitarios adventistas, sino que fue el leit motiv para tener nuestra primera presencia en la universidad, all por el ao 77, inolvidable!, mltiples publicaciones, cursos y conferencias por toda la geografa de la piel de toro... El material que hoy tienes entre tus manos no es meramente un escrito sobre evolucin y/o creacin, es la misma historia de AEGUAE.

Los editores.

1 edicin, Madrid, 1974.2 edicin, Barcelona, 1995.3 edicin, Barcelona, 1996.4 edicin, Barcelona, 1997.

Edita AEGUAE.

ndice

Ciencia y supersticin. E. E. White ............................................................................ 2 Ciencia y revelacin. E. E. White ............................................................................... 3 A propsito de la evolucin. J. Flori- El caso de Galileo ............................................................................................... 4 - El texto de la Creacin ........................................................................................ 7- Es un hecho la Evolucin? ................................................................................11- Evolucin y biologa ...........................................................................................15- Evolucin o Creacin? ......................................................................................19Buscando el sentido de la vida. M. Buonfiglio .............................................................22La fe salvadora. J. Lpez .............................................................................................40La teologa de Teilhard de Chardin. R. Badenas ........................................................45

I. Ciencia y supersticin

E. E. White

Una supersticin puede definirse como una creencia ampliamente aceptada, pero no sostenida por la evidencia, o apoyada en todo caso solamente por una evidencia superficial e insuficiente. He aqu algunos ejemplos comunes: 1. Si uno anda bajo una escalera o si rompe un espejo en su casa, le sucede alguna desgracia. 2. El tiempo es siempre bueno cuando la luna est llena. 3. Los bebs del canguro nacen en la bolsa de la madre. 4. El nmero 7 da suerte o es un nmero perfecto. 5. El nmero 13 trae mala suerte. La ciencia, sin embargo, trata con hechos y ofrece evidencia de ellos, y establece verdades que verosmilmente no cambiarn para nadie ni nunca. Esta es, por lo menos, la concepcin comn de la ciencia. Pero hemos de admitir francamente que la historia de su desarrollo ha sido la historia y la invencin de muchas supersticiones. Para ilustrar esto podemos mencionar la hiptesis geocntrica, la astrologa, la generacin espontnea, el flogisto, el movimiento perfecto, la transmutacin de los metales, el elixir de vida, el hombre de Piltdown. Sin embargo, hay que decir en favor de los investigadores cientficos que han expuesto estos errores y los han substituido por lo que entendemos como hechos reales. Debido a esta interminable bsqueda de la verdad hemos exaltado a la ciencia casi como un instrumento infalible. Este proceso empez con el despertar de la cultura, el Renacimiento, hace medio milenio despus de un largo perodo de represin por la Iglesia y de supresin del espritu de investigacin. Las investigaciones astronmicas de Coprnico, la confirmacin de su teora gracias a la invencin del telescopio por Galileo, los experimentos mecnicos de ste ltimo con los cuerpos que caen, y la magnfica sntesis de estos resultados por Isaac Newton en sus leyes de la gravitacin, dieron una inclinacin mecanicista a los hombres de ciencia y les proveyeron de un poderoso instrumento para hacer nuevos descubrimientos. Esta emancipacin de las supersticiones de la Iglesia estimul la investigacin cientfica e hizo que la ciencia de criada de la religin, pasara a ser su propia seora. El corolario desgraciado fue que la ciencia y la religin se encontraron en campos opuestos y que la brecha entre ellas se hizo cada vez ms amplia. Esto se hizo notorio por Laplace. Al ser reprendido por no mencionar el nombre de Dios en su famosa teora sobre el origen del sistema solar, replic: Je n'ai rien besoin de cette hypothse-l. Ms tarde se hizo an ms notorio por Darwin en sus libros El origen de las especies (1859) y El origen del hombre (Descent of man,1871) que contradecan completamente el relato bblico; y por Lyell, cuya obra Principios de geologa estaba basada enteramente en el principio de uniformidad que exclua completamente la idea de la creacin tal como se presenta en el primer captulo del Gnesis. Hacemos bien en ser muy precavidos en nuestras declaraciones, debido a que investigaciones posteriores suelen obligarnos a modificar nuestras ideas. La ciencia busca orden en un caos de complejidad, busca leyes fundamentales, y excluye y simplifica para establecer la verdad. Pero estas verdades son generalmente aproximaciones, como por ejemplo, la declaracin que todava se ensea, y con razn, en las escuelas elementales de nios que una aguja magnetizada y suspendida seala el norte. Los estudiantes de segunda enseanza aprenden un refinamiento de esta simple verdad, es decir, que no se trata del norte geogrfico 90 de latitud , sino del norte magntico que es el punto de atraccin que se halla a mil millas de distancia del norte geogrfico. Posteriormente, en el curso de fsica, se les ensean otras excepciones y aprenden la variacin y la declinacin diurnas. Otro ejemplo es la tabla peridica perfeccionada por Mendeleiev. Con el descubrimiento del hafnio, hace unos 50 aos, se crey que la ciencia de la qumica inorgnica iba a atarse en un paquete primoroso, cuando la pequea materia del potasio argn y el peso atmico no integral de la clorina fueron aclarados. Entonces esta rama del saber ya estara completa. Pero, qu desilusin! El posterior descubrimiento de los elementos radiactivos, el abandono del nmero mgico de 92 elementos y la estructura del tomo, han abierto nuevos mundos de lo desconocido, independientemente de la aparente perspectiva infinita de la qumica orgnica. No negamos que se han realizado asombrosos descubrimientos y que se han desarrollado maravillosas aplicaciones por el uso del instrumento del descubrimiento cientfico. Creemos que las leyes de la naturaleza no son ms que la expresin de las leyes de Dios, y que son una subclase, por as decirlo. Estn basadas en la premisa fundamental de que existe suficiente razn para todo, que causas parecidas producen resultados semejantes, y que existe una ley de uniformidad en la naturaleza. Tengamos, sin embargo siempre presente: 1 que las leyes de la naturaleza no son Dios; 2 que le estn sujetas; y 3 que en ciertos milagros estas leyes pueden ser suspendidas, o sencillamente sujetarse a otras leyes desconocidas para nosotros. La ley de la vida suspende aparentemente la ley de la gravitacin evitando sencillamente que un objeto caiga. En este caso la ley de la gravedad sigue funcionando, pero no se la ve operando. Se halla sujeta a una clase de ley que es mayor y ms elevada. Una ilustracin final nos ayudar a ser cuidadosos acerca de lo que pueden aparecer como verdades autoevidentes y del poder predictivo de la ciencia. Los creacionistas creen que el sol ha salido unos dos millones de veces desde que Dios hiciera por Su palabra que la Tierra existiese. Qu seguridad tenemos de que saldr el sol maana? Matemticamente es casi seguro, pero la realidad es la probabilidad de 2.000.000/2.000.001, una fraccin casi igual a la unidad (0,999/0,9995), pero no del todo y por lo tanto, conteniendo un elemento de duda. nosotros programamos nuestra vida como si la fraccin fuese una unidad, pero un da llegar conforme a la revelacin cuando el sol se halle sujeto a otra ley cuyos detalles no conocemos todava, pero cuyos principios constituirn un interesante estudio durante las edades de la eternidad.

II. Ciencia y revelacin

E. E. White

El hombre de ciencia y telogo escocs Thomas Chalmers ofreci una ilustracin impresionante del estado presente y futuro del conocimiento al trazar en la pizarra una circunferencia. El rea del crculo representaba el conocimiento actual y el rea exterior, la ignorancia. Cada excursin que aumenta nuestro conocimiento extiende ms que disminuye nuestra frontera del contacto entre ambas reas. La verdad es, por lo tanto, progresiva, y las teoras establecidas ayer pueden no ser vlidas en la actualidad, sino que pueden requerir modificaciones a medida que el conocimiento se acumula, o puede ser necesario descartarlas completamente, como, por ejemplo, la generacin espontnea y otras ideas previamente mencionadas. Existe un rea de conocimiento no tocada todava e ignorada completamente por los materialistas el rea filosfica y religiosa. Pero esta es tan importante como las otras y se revelar a la mente investigadora que est preparada para preguntar no meramente cuntos? o por cunto tiempo?, sino por qu? o para qu?, con qu propsito? Pilato, el juez romano, hizo una vez la pregunta: Qu es la verdad? (Juan 1:38) pero no esper la respuesta. Involuntaria pero significativamente dio la respuesta antes de una hora al decir a la masa enfurecida: He aqu el hombre (Juan 19:5), es decir, el Hombre que haba dicho de s mismo: Yo soy la verdad (Juan 14:6). Pilato fracas en discernir las realidades espirituales de su tiempo sencillamente porque dej de hacer preguntas espirituales. Las respuestas que recibimos en nuestra bsqueda de la verdad dependen de la naturaleza de las preguntas que hacemos. Por ejemplo: los matemticos recibirn respuestas matemticas, los artistas, los fsicos, los qumicos, recibirn otras respuestas segn sean sus diferentes especialidades. Esta predisposicin se ilustra en el estudio de los msculos por los hindes, cuyo fuerte eran las matemticas. Descubrieron sencillamente cuntos haba en el cuerpo humano. El fsico italiano Borelli demostr que eran ilustraciones de la accin mecnica de la palanca. Los qumicos analizaron la composicin de los metabolitos del catabolismo y de las reacciones que tenan lugar despus de utilizar el msculo. Los histlogos estudian la estructura microscpica de los tejidos. Al paso que los neurlogos han descubierto la transmisin nerviosa y el estmulo que promueve la accin muscular. La verdad acerca de los msculos es todo esto y ms, probablemente mucho ms, no descubierto todava en la actualidad. Nuestras propias experiencias previas gobiernan nuestros nuevos descubrimientos, y nos predisponen en lo que buscamos y en lo que vemos. No vemos en muchas de las personas que circulan por el andn al individuo que buscamos en la estacin, sencillamente porque estamos condicionados para ello? La siguiente ilustracin que consta sencillamente de doce lneas rectas en una superficie plana puede ser interpretada de diferentes maneras como: 1) un cuadro, 2) un plato de metal, 3) un plato al revs, 4) una pirmide truncada, 5) el interior de una habitacin.

La decisin depende del ojo y del corazn del observador. Este importante principio fue bien expresado por el predicador filsofo San Pablo al escribir: las cosas del Espritu de Dios... se han de discernir espiritualmente (1 Cor. 2: 14 RV). Hay lugar para la revelacin. El mundo no es simplemente el dominio de la fra lgica. Ambas tienen su lugar. Para obtener una concepcin ms amplia deben combinarse la razn y la revelacin. Cuando teorizamos acerca de la creacin que es indemostrable (que no se puede comprobar) porque nadie estaba all de testigo de la misma debemos usar la informacin de fuentes fidedignas de la revelacin. Cuando hablamos de la Segunda Venida que es un acontecimiento futuro imposible de predecir lgicamente debemos confiar en la revelacin para darnos informacin acerca de l. Por sus profecas cumplidas, por su atraccin universal, por sus pretensiones de origen divino, puede demostrarse adecuadamente que se puede aceptar la Biblia como evidencia digna de crdito, aunque est escrita por pluma humana en lenguaje humano. El poder de razonamiento que nos diera un Dios todopoderoso no es del todo suficiente porque reside en seres finitos. La evidencia suplementaria dejada por la revelacin nos capacitar para evitar el error y, adems, nos abrir maravillosos panoramas de verdad espiritual, evitndonos el volver a erigir la diosa Razn como hicieron los revolucionarios franceses. Incluso nuestra vida diaria est repleta de ejemplos comunes del uso de la fe y de la evitacin de la sola lgica. Cruzar las calles por los semforos, comprar y utilizar un pasaje de avin (sin haber visto nunca al piloto), usar papel moneda basado en promesas de personas desconocidas, todo esto demuestra un conocimiento operante de la fe. El profesor que no pudo identificar una vaca parda porque no poda ver el otro lado de la misma, es un ejemplo extremo de las situaciones ridculas en que nos encontraramos si solamente actuaramos en base a la razn. Esto no quiere decir que tengamos que ir contra la razn aunque a veces frente a una revelacin directa e inequvoca la fe debe ser suprema. La madre Eva actu bajo el principio de ver es creer (hay que verlo para creerlo) cuando acept el fruto prohibido de parte de una serpiente que pretenda que haba recibido el don del habla gracias a este fruto prohibido. Convincente s, pero totalmente errneo, y desastroso. Hay, por lo tanto, un lugar en la vida para la religin y el verdadero buscador de la verdad completa reconocer la validez de la verdad espiritual tanto como de la intelectual, de la razn complementada por la revelacin, de la necesidad de la fe como opuesta a la presuncin. No ser como John Bunyan dijo del ateo: una persona sin medios invisible de apoyo. (Comprese la paradoja de San Pablo mirando... las cosas que... no se ven (2 Co. 4:18 (RV), y su referencia a Moiss, quin se sostuvo como viendo al Invisible (He. 11:27).

A propsito de la evolucinI. Notas preliminares: el ejemplo de Galileo

Jean Flori

La ciencia, la religin. Dos dominios distintos, irreconciliables a los ojos de muchos de nuestros contemporneos. Es verdad que durante siglos en Europa la religin oprimi a los hombres de ciencia, especialmente en los pases de tradicin catlica. El nombre de Galileo sigue siendo el smbolo de esta dominacin abusiva. No es extrao, por lo tanto, que algunos hombres de ciencia se venguen un poco desacreditando, a su vez, a los hombres de religin. Pero es esto justo? El conflicto ciencia-religin debe seguir siendo en nuestros das lo que fue en el pasado? De dnde salen las races de este conflicto?

Intolerancia y prejuicio

En el fondo se trata, en primer lugar, de un problema de hombres: es sencillamente una consecuencia del absolutismo y del dogmatismo que duermen en cada ser humano. Se trata de una forma de intolerancia producto del inconmensurable orgullo de los hombres (tanto si son de ciencia como si son de religin) cuando pretenden detentar la verdad y dominarla totalmente, cuando se arrogan el derecho exclusivo de prejuzgar una causa y de conocer el resultado de una encuesta antes de empezarla. Tal fue, ay!, la actitud de la Iglesia hasta los albores del siglo xx, congelada en un inmovilismo dogmtico y conservador.Cmo explicar semejante actitud? y cules son sus fundamentos?

El reino del dogmatizador

En el origen de esta actitud esclerosada y desptica hay una confianza ingenua y hasta divertida si no hubiera producido tantos dramas que se podra formular as: puesto que Dios es superior al hombre se sigue que la ciencia de Dios (entindase, la teologa) se eleva muy por encima de las ciencias del hombre. Como por otra parte la verdad es una y en Dios, la conclusin pareca imponerse: el telogo domina a todos los dems hombres de ciencia porque tiene acceso ms directamente que ellos a la fuente misma de toda verdad. Los otros no llegan a dicha fuente mas que por los caminos desviados de las criaturas que son tan slo reflejos deformados de Dios. El conocimiento es indirecto pero ms vago. La certeza del telogo se opone por lo tanto a la incertidumbre de los hombres de ciencia. Su certeza le viene de Dios. Est iluminado por la luz reveladora al paso que los hombres van palpando en la oscuridad a la bsqueda de una verdad confusa, velada, casi imposible de aprehender. Tal es el pensamiento subyacente. Es intil insistir sobre el vicio de razonamiento y acerca de la rigidez del sistema. Pero incluso colocndose sobre este mismo terreno, es seguro que el telogo se halle capacitado para comprender todo? Es seguro que Dios quiera revelarlo todo al telogo? En otras palabras, la Biblia fundamento de toda la religin cristiana y documento de la revelacin sera a la vez un manual de dogmtica, de historia, de geografa y de ciencias naturales? Es lo que se crey durante mucho tiempo. Y por ello, en vez de interrogar a la naturaleza y entregarse a una investigacin larga, minuciosa, penosa e... insegura, pareca ms sencillo abrir la Biblia e interrogarla. Da la Tierra vueltas alrededor del Sol como lo afirmaba Galileo? No, repuso la Iglesia porque el salmista inspirado dijo de la Tierra: T la fundaste sobre columnas y no se mover. El dogmatizador seguro de la infalibilidad bblica conclua, por lo tanto, que la Tierra deba estar fija Se podra concebir que nuestro planeta lugar de habitacin del hombre pudiera dar vueltas simplemente alrededor del Sol cuya nica razn de existir es iluminar la Tierra? El ejemplo que acabamos de recordar nos permitir destacar someramente los tres errores fundamentales que se hallan en la base de este falso conflicto entre la Biblia y la ciencia.

1. Desconocimiento de los gneros literarios

Es cierto que el autor bblico se halla inspirado por Dios y que habla en su nombre. Pero eso no quiere decir que sus palabras sean siempre descriptivas. No pretenden siempre y ni siquiera a menudo dar una descripcin objetiva de la realidad. Est claro, por ejemplo, que cuando Dios evoca para Job los misterios insondables de Su creacin para conducirle a la humildad, no emplea el lenguaje de la ciencia. No pretende dar del hipoptamo (behemot) una descripcin objetiva cuando dice que: Sus huesos son fuertes como bronce, y sus miembros como barra de hierro (Job 40:13 RV) [En francs dice: Ses os sont des tubes dairain. (N. del T,)] Igualmente sera insensato tomar como siendo conforme a la realidad la evocacin del cocodrilo (leviatn), del cual Dios nos dice: Con sus estornudos enciende lumbre... De su boca salen hachones de fuego; centellas de fuego proceden. De sus narices sale humo, como de una olla o caldero que hierve. Su aliento enciende los carbones, y de su boca sale llama... Hace hervir como una olla el mar profundo (Job 41:18-31 RV). Est claro que no era de ningn modo la intencin, del autor inspirado informarnos acerca de la morfologa del cocodrilo. Sera, por lo tanto, absurdo sacar de este texto informaciones de orden cientfico. Pero, en cambio, sera igualmente estpido no sacar de ellas la enseanza de orden moral que este poema quiere transmitirnos, que es sta: Qu eres t, hombre, para disputar, contender o discutir con Dios! No eres ms que una de mis criaturas y ni siquiera la ms fuerte, ni mucho menos. Pretenderas t comprenderlo todo? Te creeras t Dios mismo? Mira al cocodrilo. Tiene mucha ms fuerza que t. Eres t quin dirige el universo?. Vuela el gaviln por tu sabidura...? Se remonta el guila por tu mandamiento...? El que disputa con Dios, responda a esto. (Job 39:26 y 27; 40:2 RV.) As interroga Dios a Job. ste convencido de su insignificancia delante del Creador, se humilla por fin y exclama: Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti... Por tanto, yo hablaba de lo que no entenda; cosas demasiado maravillosas para m, que yo no comprenda (Job 42:2 y 3 RV). El propsito de Dios no era aqu informar a Job sino ensearle. Y esta enseanza conserva en la actualidad todo su valor. Sera insensato no tener en cuenta esto con el pretexto de que el gnero es potico, cuando es precisamente para ilustrar esta enseanza (y hacerla penetrar ms fcilmente dentro de nosotros) que el autor inspirado escogi este gnero o estilo. Retengamos la leccin. Tendremos que recordarla ms adelante.

2. Confusin de dominios

Si antao se discernan tan mal los gneros literarios usados por los escritores bblicos es porque las gentes no estaban bastante abiertas a la nocin de verdad multiforme y a la pluralidad de dominios. A buen seguro, la verdad es una, pero verdad no se identifica con exactitud. El amante que para expresar su amor a su amada se entrega a la descripcin exacta y objetiva (?) de sus reacciones fsico-qumicas correra el gran riesgo de hallarse alejado de su tema y de fracasar en sus propsitos. La exactitud cientfica objetiva es una necesidad en el dominio de las ciencias descriptivas, pero no es ni necesaria ni til en el dominio de los sentimientos, en la esfera de las relaciones entre los seres. Pues bien, es precisamente en esta esfera donde se coloca generalmente el lenguaje bblico. A menudo la Biblia no describe, sino interpreta. No diseca la verdad, la ordena. No informa, ensea. Existe, pues, un grave peligro: es hacer de la Biblia lo que no es, no solamente en la forma como hemos visto anteriormente sino en el fondo mismo; es decir hacer de ella una fuente de informaciones histricas o cientficas, antes que hacer de ella el gran libro de interpretaciones del hombre por Dios. Pero, atencin! El peligro opuesto existe tambin all, y sera un mal consejo, descuidar la enseanza fundamental de la Biblia sobre los planos existenciales (la tica, la relacin del hombre frente a Dios, el destino del hombre, etc.) porque es precisamente sobre este plano que los autores bblicos se mueven y se comprometen, puesto que es precisamente para esto que ellos escriben. Es este el contenido de su mensaje. El resto es el continente. Y esto es tan necio como tragarse el vaso o el cubo en lugar del agua que contiene, como rehusar beber el agua bajo pretexto que est en el vaso.

3. La pretensin de la infalibilidad

Sacar de un texto bblico potico por aadidura que la Tierra est inmvil en el centro del universo era confundir los dominios y los gneros. Era tambin creerse infalible. Pretender categricamente que la propia comprensin del mensaje bblico, incluso en su expresin, se hallaba exenta de errores, era de parte del hombre un inconmensurable orgullo, seal de una inconmensurable necedad. Pero, a pesar de ello, muy a menudo en el pasado, se confundi la autoridad del mensaje bblico con la infalibilidad de su interpretacin por los hombres. Se identific el dato revelado con las teoras que de l se haban sacado. Tal fue el error habitual de los hombres de religin hasta el fin del siglo pasado. Pero aqu tambin debemos todava (en la actualidad) guardarnos del error contrario: los hombres de ciencia deben a su vez, evitar el confundir su dato revelado (= los hechos cientficos) con las teoras que han sacado de ellos. Veremos en nuestro prximo artculo que este error no se ha evitado siempre, particularmente en relacin con la teora evolucionista. Profesado como un dogma (peor an, como una cosa cierta) en la casi totalidad de las escuelas en Francia, por lo menos , esta teora no es ms que la interpretacin de los hechos resultante de una visin filosfica muy discutible. Presenta, adems, numerosas lagunas que tendremos ocasin de destacar ms adelante. Por ahora contentmonos con resumir para terminar.

Conclusin

El ejemplo de Galileo nos ha permitido comprobar que durante siglos los hombres de religin han hecho callar a la ciencia en nombre de una mala comprensin de la naturaleza de la Biblia: 1. No teniendo en cuenta los gneros literarios empleados por los autores bblicos. 2. Confundiendo los dominios y haciendo de la Biblia una fuente de informaciones ms bien que un libro de enseanza moral y religiosa. 3. Creyndose, demasiado a menudo, infalibles en su manera de comprender y de formular su dogmatismo sacado de la Biblia.Esta manera de proceder fren durante largo tiempo el desarrollo de la ciencia y la comprensin del mundo. Pero la ciencia ha apartado violentamente el obstculo y hemos asistido en el transcurso de los ltimos cien aos a un cambio completo de la situacin. Ahora son los hombres de ciencia quienes si no tienen cuidado corren el riesgo de utilizar la ciencia para sacar de ella conclusiones en dominios donde la ciencia no podra comprometerse sin traicionar su papel. Y, sobre todo, corren el riesgo de hacer callar a la Biblia en las esferas donde ella se compromete verdaderamente, en los dominios ticos y religiosos (que son sus esferas propias) Sera sabio y prudente tener cuidado y no renovar pero al revs esta vez , el funesto error de los siglos pasados.

A propsito de la evolucinII. El texto de la creacin

Jean Flori

En nuestro artculo precedente deploramos la dictadura abusiva que los hombres de religin hicieron pesar durante varios siglos sobre los hombres de ciencia. Esta dictadura con el incidente de Galileo, que ha llegado a ser su smbolo reposaba (como hemos visto) sobre tres fundamentos errneos: 1. El desconocimiento de los gneros literarios de la Biblia que condujo a tomar todas las declaraciones bblicas al pie de la letra sin situarlas en su contexto y sin tener en cuenta su intencionalidad. 2. La confusin de esferas que haca de la Biblia la fuente de todo conocimiento, mientras que su propsito no es informar sino ms bien ensear; y principalmente ensear lo que es el hombre frente a Dios y, por ende, qu relaciones deben tener los hombres con Dios, y entre s. 3. La pretensin de infalibilidad disimulada (a buen seguro) detrs de la fachada de la creencia en la infalibilidad bblica pero que, en definitiva, recaa enteramente sobre los que la enseaban y la interpretacin. En nuestras das la poca de esta dictadura ha caducado, afortunadamente por cierto. La ciencia ha logrado liberarse de esta tutela desptica. Esto ha sido una revolucin til y necesaria. Pero como suele suceder en toda revolucin, parecera que se ha ido demasiado lejos en el otro sentido. El pndulo de la historia pasa de este modo, a menudo, de una posicin extrema a la opuesta, antes de encontrar la posicin de equilibrio si es que la encuentra. Expliqumonos. Es normal que la ciencia durante largo tiempo amordazada por una teologa abusiva se haya vuelto hostil a toda teologa. Es normal que las interpretaciones errneas de la Biblia que antao se invocaban para condenar a ciertos hombres de ciencia, los hayan vuelto desconfiados hacia toda interpretacin de la Biblia. Es normal que despus de haber querido extraerlo todo del texto bblico incluso en los dominios en los que no manifiestamente se quera comprometer se quiera hoy da no sacar nada en absoluto, incluso en las esferas en las que el texto quiere comprometerse. Todo es normal... pero excesivo. El pndulo va demasiado lejos; y entonces se cae primero en un exceso y despus en el opuesto. Recordemos los ejemplos que citamos a propsito del libro de Job. Cuando en este libro Dios evoca delante de Job al cocodrilo que hace hervir como una olla el mar profundo o al hipoptamo que se queda tan tranquilo al precipitarse el Jordn por su garganta, no tiene la intencin de dar una descripcin cientfica de estos dos animales; y sera muy estpido fijarse en este aspecto. Su intencin es muy otra: se trata de llevar a Job a una evaluacin ms justa de su finitud, frente al Creador. Job naturalmente lo comprendi muy bien cuando, por fin, exclam: Conozco que todo lo puedes y que no hay pensamiento que se esconda de Ti (Job 42:2). Job comprendi que Dios no quera con Su discurso informarle acerca del cocodrilo y del hipoptamo, sino ensearle algo fundamental acerca de l mismo y acerca de su situacin delante de Dios. E incluso para ello tuvo que escuchar a Dios y procurar comprender Su intencin por encima de las palabras empleadas. Somos nosotros capaces en el siglo xx de esta humildad en la investigacin? Sabemos escuchar y comprender la enseanza bblica? Examinemos esto a propsito del texto de la creacin por el que la Biblia empieza su mensaje a la humanidad.

La intencin del texto

El primer libro de la Biblia fundamento de la revelacin cristiana se abre con estas palabras: En el principio cre Dios los cielos y la tierra (Ge. 1:1). En un captulo potente y concentrado el escritor inspirado pinta un extraordinario fresco de los orgenes del mundo y del hombre. Se trata de un relato histrico o cientfico? No ciertamente, en el sentido estricto de la palabra. Cmo, entonces, traducir objetivamente una realidad cientfica tan compleja en una sola pgina? Y cmo, adems, hacerlo a travs de un texto que sera cientfico y a la vez, al alcance de todos los hombres de todos los tiempos! Pero, quiero esto decir que este texto no tiene valor y que no se puede sacar nada de l? A buen seguro que no. Porque la intencin del autor se ha manifestado en dicho texto. Qu quiere el autor ensear con este texto? Cuando uno se coloca sobre este plano, el de la pedagoga, la riqueza de este captulo se muestra prodigiosa. De modo que nosotros no haremos ms que rozar ligeramente el tema, destacando algunas enseanzas mayores que sera absurdo descuidar, precisamente porque son la quinta esencia, porque es precisamente para transmitirlas que as se expresa el autor bblico. Eliminarlas sera, en verdad, vaciar el texto de su misma intencin, quitarle todo significado, en pocas palabras, taparse los odos para que el mensaje que Dios quiere hacernos llegar no llegue hasta nosotros.Cules son estas enseanzas?

1. Dios anterior a todo

En el principio Dios. As empieza el texto. El autor bblico parte del postulado que es para l la evidencia primera: Dios es. Dios existe antes de todo, antes que los seres, antes que los elementos, antes que el tiempo. No necesita ninguna demostracin y no procura dar ninguna. Es un dato primario nada tiene sentido ni realidad sin Dios.

2. Dios, creador

En el principio Dios cre. El Dios de la Biblia no es una idea, una fuerza ciega e impersonal, es un ser, es el Ser por excelencia. Es una persona, tiene una voluntad. Crea no por casualidad o por necesidad, sino por libre eleccin voluntaria. Crea con un propsito, crea para el bien. Volveremos ms adelante sobre esta importante nocin.

3. Dios, todopoderoso

Dijo Dios... y fue as (Ge. 1:6,7). El Dios de la Biblia no es un demiurgo como todos los dioses creadores de las religiones antiguas. Todos ellos dependen de una materia preexistente, a menos que ellos mismos no sean materia. En todo caso, hubo un tiempo en que no existan. Su creacin tanto en Egipto como en Mesopotamia no es, en el fondo, ms que una organizacin. Por el contrario, el Dios de la Biblia es absoluto. Crea a partir de ninguna otra cosa ms que de S mismo. Lo saca todo de S mismo y hace surgir todas las cosas a la existencia por Su palabra, es decir, por el acto simple de Su decisin soberana. Los dioses de la antigedad sobre todo en Babilonia modelan el mundo con esfuerzo. Es una lucha, un combate, largo, penoso y sangriento; el Dios de la Biblia crea constantemente. No necesita tiempo. l habla y lo que dice es (existe), Dijo... y fue as (Ge. 1:9).

4. Una creacin perfecta

Esta nocin resalta hasta la evidencia por la eleccin de las expresiones por el autor: Era bueno, era bueno en gran manera. Estas expresiones forman como un coro o estribillo (Ge. 1:4, 10, 12, 18, 21, 31). Est, pues, clara la intencin: la creacin divina era perfecta desde su origen. Dios no encontr Su camino poco a poco palpando. No necesit bosquejo ni borrador. No cre un mundo catico, incoherente y cruel en el que fuera necesario matar para sobrevivir. La ley de la selva no es la ley divina de los orgenes. Al contrario, se nos presenta el mundo como ideal sin una nota falsa. Los captulos ulteriores del Gnesis y, en realidad toda la Biblia desarrollarn, este tema de la perfeccin original que el pecado aboli. Lo que introdujo el mal fue la ruptura del lazo de unin entre el Creador y la criatura. El mal no exista en el origen, no es inherente a la creacin divina; es un invento de la criatura, no del Creador. Permtasenos insistir en esto: es el corazn mismo de la revelacin cristiana que se halla aqu enseando con estas pocas palabras, desde las primeras lneas de la Biblia. Se podra resumir todo el propsito de la Biblia, con las siguientes frases: La creacin perfecta de Dios fue destruida obliterada por el pecado de los hombres. Esta perfeccin ser finalmente restablecida al fin de los tiempos gracias a la redencin adquirida por Jesucristo para todos los que crean en l. Es por esto por lo que Jess habla del restablecimiento de todas las cosas. Y San Pedro, como todos los cristianos, espera cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia (2 P. 3:13). Toda la Biblia afirma con San Pablo que la paga del pecado es la muerte (Ro. 6:23) y que la muerte no es una fatalidad querida por Dios.

5. Una creacin puntuada

No entendemos por estas palabras que Dios ha dejado de obrar. Sigue sosteniendo su creacin que sin l volvera a la nada o por lo menos al caos. Pero al presentar la creacin en un cuadro temporal acabado, determinado (mientras que Dios est fuera del tiempo) en el cuadro de una semana, atribuyendo cada creacin particularmente notable a un da particular, el autor bblico tena en mente nos parece un propsito bastante claro: Dios no se content con dar al mundo un lanzamiento inicial, dejando despus que los elementos se combinasen entre ellos al azar hasta dar lugar a lo que vemos en la actualidad. l cre separadamente, amorosamente podramos decir. Los astros, los planetas, los contingentes, los mares, los vegetales, los animales y finalmente, el hombre, a quien l cre en ltimo lugar como para coronar su obra, todo ello fue hecho especialmente, voluntariamente y con amor. Lo que resalta ms claramente de la intencin del texto, es en todo caso la discontinuidad de la creacin. Todo viene de Dios, pero no hay filiacin continua. Como tampoco hay emanacin. La materia no procede de la luz ni los animales de la yerba. Todas estas criaturas de Dios son hermanas y no hijas las unas de las otras. Aqu tambin la Biblia se sita en los antpodas de las antiguas religiones cuyos mitos de creacin colocan habitualmente en escena un ocano primitivo que engendra la tierra y el mar (elementos dios y diosa) que al unirse entre ellos procrean, a su vez, toda una generacin de dioses y de diosas, elementos del universo. nada de todo esto hay en la Biblia. Existe por un lado Dios, el Creador, y por otra parte todas sus criaturas, perfectas y terminadas, salidas directamente de l por el slo hecho de Su querer, y no salidas las unas de las otras. En otras palabras, la filosofa de la creacin expresada por el autor podr estar representada no por el esquema siguiente: Dios energa materia minerales vegetales animale s hombre (esquema que es el de las religiones antiguas y en una gran medida el de la teora evolucionista moderna en su forma moderada) sino por este otro:

DIOSenergamateriamineralesvegetalesanimaleshombre

6. Una humanidad responsable

El texto bblico insiste mucho sobre la creacin del hombre. Nos dice que Cre Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo cre; varn y hembra los cre (Ge. 1:27) qu significa esto? Procuraremos sacar de este texto informaciones que nos permitan hacernos a partir del hombre una imagen de Dios? Esto sera un error doble: por una parte, desnaturalizando la intencin del texto, y por otra parte haciendo, por nuestra parte, a Dios imagen del hombre, mientras que el texto afirma que es el hombre que es a imagen de Dios Qu hay que decir? La insistencia del texto acerca de la creacin del hombre nos muestra que ste fue dotado por Dios de una dimensin particular o especial permitindole reflejar a Dios de ser a su imagen. El hombre, tal y como afirma San Pablo, es espritu, alma y cuerpo (1 Ts. 5:23 RV). Es esta dimensin la que lo distingue de los animales a los que, por otro lado, se parece tanto. Es esta dimensin la que debe defender y proteger. Es tambin desgraciadamente, una dimensin que l descuida, y que algunos querran de veras hacrsela olvidar completamente rebajndole as al rango de los animales: un animal un poco ms perfeccionado que los dems, tal vez es el hombre psquico del que habla San Pablo, el que ha olvidado que deba reflejar a Dios a Su imagen.

7. Una creacin acabada

La Biblia nos dice que Dios repos de Su obra y que bendijo Dios el da sptimo, y lo santific, porque en l repos de toda su obra que haba hecho en la creacin (Ge. 2:3 RV). Extraordinaria acumulacin de trminos para expresar la obra acabada. Qu quiere decir esto? Necesitaba Dios reposo? Ciertamente no, como tampoco el hombre que acababa de ser creado salido todo nuevo (recin hecho) de las manos de Dios. El sentido del texto es doble: En primer lugar quiere subrayar que todo lo que el hombre vea a su alrededor vena de Dios. El mundo no es un efecto del azar. Tiene un Autor. El hombre debe recordar esto; Y luego, precisamente para permitirle que se acuerde, Dios le da un memorial (un recordatorio o recordativo) que le ayudar en el transcurso del tiempo a acordarse de su estado de criatura frente al Creador: esta seal o signo es el sbado, el sptimo da de la semana. Y no es por nada que paradjicamente s, se trataba de reposo, pero muy lgicamente en el contexto el sbado es el primer da completo de Adn: jornada de alabanza, de adoracin y de gratitud hacia Dios y de admiracin de las obras de Dios. Es el da santo de los judos y de los adventistas, no debido a algn tab, sino como signo y seal de su amor de criatura hacia el Creador al que reconocen y adoran como tal. No hemos hecho aqu ms que rozar ligeramente el texto tan prodigiosamente rico en lecciones espirituales y en enseanza tica. Pero nos parece que ello basta para concluir diciendo que la enseanza bblica del primer captulo del Gnesis se halla radicalmente opuesta a la nocin de evolucin. Y decimos bien al decir la enseanza bblica, y no tal informacin cientfica o presuncin tal que nosotros habamos podido extraer de este captulo manifiestamente destinado a algo completamente distinto. Basta para convencernos volver a considerar los siete puntos, que hemos destacado y confrontarlos con las enseanzas de la evolucin. Qu sobrentiende la evolucin? 1. Un Dios ausente, o que se crea (en el mejor de los casos) en lugar del Dios anterior a todo que la Biblia nos presenta. 2. Una vida salida del azar, en lugar de la libre creacin voluntaria de Dios. 3. Una transformacin lenta, progresiva, de los seres vivos salidos los unos de los otros por filiacin, en lugar de la creacin, especial y separada, organizada con vistas a un propsito. 4. Una evolucin progresando a lo largo de milenios gracias a la muerte diferenciadora, instrumento til e indispensable, en lugar de la creacin perfecta de Dios. 5. Una humanidad salida de la animalidad y no diferencindose de ella ms que por una mayor cerebralizacin, fruto del azar, o de una oscura necesidad, en lugar de la humanidad responsable, destinada a conservar su dignidad de hombre y su dimensin espiritual que parece perder, en efecto, progresivamente por una especie de evolucin regresiva mucho ms visible que la otra. 6. Una creacin siempre en evolucin, una vida que no tiene principio claramente determinable y que no tiene sentido fuera de ella misma. Dicho brevemente, una humanidad que no es ms que la espuma arrojada por el ocano del tiempo. Y una creacin indistinta, diluida, y que no tendra por qu conmemorarse o celebrarse de ninguna manera. Tal es a grandes rasgos la filosofa evolucionista. Es difcil, por lo tanto, poner en preferencia dos tesis, dos ticas, tan irreconciliables, dos visiones o concepciones del mundo y del hombre tan distintas. Permtasenos subrayarlo una vez ms para terminar: no son una o varias declaraciones bblicas consideradas como cientficas las que nos conducen a esta conclusin. Es el sentido mismo de todo el texto, es la intencin misma de su autor. Por lo tanto nos parece que un cristiano no podra considerar, tan ligeramente como lo hacen muchos, la teora evolucionista, como si no tuviera relacin con la fe. Existe verdaderamente oposicin radical de las ticas respectivas. No es, por lo tanto, necesario reconsiderar ahora seriamente el problema y preguntarse si la teora evolucionista que se suele presentar como una certeza adquirida por la ciencia presenta en verdad este carcter de absoluta certidumbre cientfica que se le atribuye frecuentemente sin examinarla? Tal es la programacin que hemos seguido en nuestra obra. Trazaremos, pues, sus grandes lneas.

A propsito de la evolucinIII. Es un hecho la evolucin?

Jean Flori

La enseanza bblica de la creacin

La Biblia no es un documento de orden cientfico. Lo hemos reconocido y afirmado en nuestros dos artculos precedentes.1 La intencin no es informar (que es el propsito de la ciencia) sino ensear. No es, pues, prudente ni sabio extraer del texto bblico tal o cual declaracin con el propsito de utilizarla como una informacin cientfica. Obrar as sera desnaturalizar el texto bblico. Pero por contra no puede uno pretender ser un cristiano respetuoso de la enseanza bblica si se descuidan los valores fundamentales que el texto inspirado quiere precisamente rebelar. El texto de la creacin por ejemplo, no pretende de ningn modo dar una descripcin cientfica del origen del mundo, pero afirma con fuerza ciertas realidades que no se podran eliminar sin arruinar la intencin misma de su autor. Recordaremos aqu someramente estas realidades. 1. Dios existe antes que todas las cosas. 2. Fue Dios quin cre el universo y la Tierra en particular. No fue el azar. 3. Dios cre el mundo sin depender de alguna materia preexistente. 4. La creacin inicial era perfecta. El pecado deterior ms tarde una perfeccin deseada por Dios, haciendo de este modo necesaria una redencin. 5. La creacin inicial de Dios es libre, total, discontinua y voluntaria. Dios crea las especies vivientes directamente, por Su nica voluntad, y no por intermediarios o filiaciones. 6. La humanidad original es la coronacin de la creacin. En efecto, los vegetales tienen una dimensin fsica solamente. Los animales tienen dos dimensiones: la una fsica y la otra psquica. Slo el hombre recibe tres dimensiones: fsica, psquica y espiritual. Esta tercera dimensin le da responsabilidades con respecto a toda la naturaleza. 7. La creacin se termin en ocasin de la formacin del hombre, y el sptimo da de la creacin, el sbado el primer da del hombre lleg a ser para l un memorial o recuerdo de la creacin, la seal de reconocimiento de su estado de criatura delante del Dios creador, el signo externo de su dependencia hacia l. Tales son, resumidos a grandes rasgos, los principales caracteres que el autor del texto bblico de la creacin quiere destacar para su relato. Se ve que la enseanza cristiana en su totalidad se halla en ellos implicada, quitar una de estas bases es debilitar o arruinar el edificio entero. En efecto, slo la nocin de creacin perfecta (por ejemplo) da un sentido a la promesa cristiana de una nueva tierra perfecta. Slo ella da un sentido al pecado, considerado como una desviacin culpable que lleva consigo la muerte, porque toda separacin de Dios nica fuente de vida tiene que arrastrar consigo la muerte. Slo ella justifica la necesidad de una redencin. Brevemente, el mensaje cristiano en su totalidad se halla pervertido si se desnaturaliza la enseanza de la creacin segn la Biblia. Ahora bien, esto es lo que hace precisamente la teora evolucionista afirmando que: 1. Dios es (est) ausente, o es intil. 2. La vida sali, del azar que es el que produjo organismos primitivos. 3. Las formas vivas que la tierra ha conocido y que conoce actualmente han salido todas de estas formas primitivas por filiacin evolutiva. 4. Los seres vivos evolucionan por transformaciones sucesivas. Es as como las especies se multiplican diversificndose. 5. La muerte es una necesidad creadora de evolucin por eliminacin de especies mal adaptadas. 6. El hombre no es nada ms que la continuacin de la evolucin animal. 7. La creacin se halla en perpetua evolucin. La vida no tiene otro sentido ms que el de su propia existencia. Como se ve no se podran encontrar dos filosofas ms diametralmente opuestas: La primera, la filosofa cristiana de la vida da un sentido y un significado a la existencia humana; un origen: la creacin por Dios. Un destino: la vida eterna por medio del reconocimiento de un Dios eterno y amante y por la obediencia que debe ser el resultado de este reconocimiento. La segunda, la filosofa evolucionista de la vida se apoya sobre los hechos cientficos reunidos e interpretados para presentar una visin coherente haciendo de la vida humana el fruto de una larga evolucin comenzada por azar hace millones de aos. Esta filosofa pretende ser nicamente cientfica. Pero lo es realmente? O dicho de otro modo se puede afirmar que los hechos cientficos solos (separados de todo a priori filosfico) imponen la idea de la evolucin? Nosotros no lo creemos. Examinemos, por ejemplo, el principal argumento de los evolucionistas: los hechos paleontolgicos.

Impone la paleontologa la nocin de evolucin?

nica prueba verdadera de la evolucin. As aparece a los ojos de muchos la Paleontologa.2 Fueron los fsiles testigos de formas de vida del pasado los que permitieron a los evolucionistas levantar el rbol genealgico de las especies que reproducimos aqu.Qu significa este rbol? Qu afirmaciones traduce?

1. Las races del rbol: aparicin de la vida

La vida haba aparecido por casualidad hace centenares de aos a partir de simples constituyentes o componentes: oxgeno, hidrgeno, nitrgeno, etc. La energa solar, los rayos csmicos, las descargas elctricas habran formado a partir de dichos elementos los compuestos ms complejos. Ms tarde habran aparecido las primeras molculas de protena, los cidos nuclicos y las bacterias, en una palabra, la vida. Ahora bien, hay en todo ello un doble escollo. En primer lugar porque la Paleontologa no nos ensea nada acerca de esta aparicin de la vida, y luego porque la biologa nos demuestra que esta aparicin por casualidad es altamente improbable, por no decir imposible. En 1969 el matemtico Salisburg, evalu esta posibilidad (o suerte) de aparicin de la vida por casualidad (debida al azar) a partir de sus componentes en ... 10-585! Cifra ridculamente dbil que corresponde a una imposibilidad prctica. Al rbol de la vida le faltan, pues, las races.42

1. Arbol de vida (animal sobre todo) conforme a la tesis evolucionista, segn Cunot, Teilhard de Chardin, etc. La vida sali de lo inorgnico y sube desde las bacterias hasta el hombre y los insectos. Por filiacin se pasa en el transcurso de las edades de los bacteroides a los protozarios y a los celentreos. Dos ramas principales, la una conduce a los reptiles o las aves, a los mamferos y despus al hombre. La otra termina en los moluscos, en los anlidos, en los arcnidos y en los insectos.

2. El tronco de la vida: las formas originales

Segn las tesis evolucionistas todas las especies que han existido derivan por filiacin de organismos primitivos. Ahora bien, la Paleontologa ignora todo acerca de estos organismos. Desde el Cmbrico, (desde las primeras capas de la era primaria) la vida aparece ya bajo formas muy distintas y diferenciadas. El cuadro 2 traduce este hecho: desde las primeras capas fosilferas se encuentran equinodermos, gusanos, branquipodos, lamelibranquios, gasterpodos, etc. No existe pues un tronco sino una multitud de ramas distintas; ms valdra decir que hay diferentes rboles. Los evolucionistas procuran pasar por encima de esta dificultad, soslayarla, suponiendo que el tronco comn habra aparecido en las capas precmbricas. Pero estas capas precmbricas no les proporcionan ningn argumento para apoyar esta suposicin gratuita. Al rbol de la vida le falta, pues, el tronco.

2. Aparicin y evolucin de los principales grupos de animales, segn Toequet (L'aventure de la vie, Larousse, 1967, pg. 60, 61). Su ritmo evolutivo se halla esquematizado por las superficies en negro; el signo + indica que el grupo se ha extinguido. A la izquierda, duracin de las eras y de los perodos geolgicos. Los interesados figurando las eras y los perodos corresponden a la duracin de estos; la duracin de la era cuaternaria y de la poca actual equivale al espesor de la lnea superior. Se notar la desaparicin abrupta de los Ammonites y de los Belemnites al fin del secundario. Ntese tambin la presencia de siete rdenes, desde el principio del Cmbrico.

3. Las ramas del rbol: las series evolutivas

El transformismo supone que las formas de vida se han diversificado por filiacin en el transcurso de las edades. Por lo tanto, se podra seguir al hilo de las capas geolgicas, las especies que se van diversificando. Estas filiaciones evolutivas o series, constituiran las ramas del rbol de la vida, o sus ramificaciones o ramas. El mejor ejemplo invocado por los transformistas es la serie de los quidos, reproducida en todos los libros de ciencias naturales y hasta de filosofa. All se ve al antepasado de la especie el Eohippus animal con cinco dedos, del tamao de un zorro, de la poca eocena. Despus le suceden en el Eoceno: Orhippus y Epihippus; en el Oligoceno: Mesohippus y Miohippus; en el Mioceno: Parahippus, Meryippus y Protohippus; y, finalmente, en el Pleistoceno: Pliohippus y Equus, el caballo actual. Es con mucho la serie ms completa y la ms limpia... y, sin embargo, no se halla al abrigo de todo reproche, pues el antepasado de la serie Eohippus es dudoso segn el gran paleontlogo americano Simpson. Por otro lado, la filiacin no es segura, ya que se encuentra en el Mioceno a veces en las mismas capas o estratos Parahippus, Merihippus, Hypohippus y Protohippus. Puede ser, pues, que estas especies sean contemporneas. En tal caso la supuesta filiacin sera hipottica y, por fin, la eleccin de estas especies ha sido hecha con la idea preconcebida de la evolucin: se han clasificado los fsiles segn su parecido progresivo y, entonces, se ha adelantado esta semejanza como prueba de la evolucin. Hay en esto un crculo vicioso grave. Y eso que hay que hacer notar que se trata de la mejor de todas las series. Podemos pues, concluir: Las ramas del rbol son escasas y de interpretacin dudosa.

4. Los nudos y las ramificaciones del rbol: los eslabones intermedio

Para que el rbol sea de veras uno habra que poder unir las ramas al tronco, las ramificaciones (o ramitas) a las ramas, etc. Dicho de otro modo, admitiendo la realidad de las ramas sera necesario poder unirlas las unas a las otras, encontrar las formas de transicin de una especie a la otra, de un grupo al otro, de una familia a la otra, etc. Ahora bien, estas formas intermedias se hallan cruelmente ausentes segn confesin de los mismos evolucionistas. Uno de los casos raros invocados, el del Archeopterix, es de interpretacin muy controvertida: en lugar de ver en l la forma de transicin de los reptiles a las aves se le puede considerar muy bien como una verdadera ave: tiene alas, plumas y una temperatura constante. Los pocos rasgos de reptil que se le adjudican estn muy lejos de ser convincentes incluso a los ojos de algunos evolucionistas notorios. Y qu decir de los dems eslabones intermedios? Lo ms habitual es que sean inexistentes. Y esto es tan cierto que los tericos de la evolucin se creen obligados a justificar esta ausencia (tan perjudicial para su causa) suponiendo que estas formas transitorias y efmeras no existieron durante suficiente tiempo para ser fosilizados. Es debido a esto que no encontraran. Esto es reconocer la inexistencia de estos eslabones perdidos y el carcter hipottico del paso de una especie a otra. Los nudos o ramificaciones del rbol no existen.

5. Las anomalas del rbol

Existen, adems muchas curiosidades en este extrao rbol. Por ejemplo: algunas ramas se han quedado obstinadamente congeladas (detenidas) no han brotado (o crecido), es decir que las formas de vida que se supona que ellas representaban han permanecido estrictamente idnticas a ellas mismas, sin evolucionar. Estabilidad notable que sera necesario poder explicar. Otras ramas se han vuelto invisibles durante un largo recorrido. Es el caso, por ejemplo, de la ramificacin Coelecanthus que presenta en gran nmero de estratos del Cretceo, desaparece en todas las capas posteriores del Terciario (durante 90 millones de aos!). Rama muerta, diris. De ningn modo, puesto que se ha pescado hace unos veinte aos nueve ejemplares de Coelecantos muy vivos... e idnticos a los del Cretceo. Inquietante desaparicin durante 90 millones de aos e inquietante estabilidad de la especie! Ciertas formas intermediarias existen en nuestros das, entre las formas que se supone deberan ser eslabones segn la tesis evolucionista. Por ejemplo, la Neopilina galathae dragada viva en 1952 estaba considerada (antes de su descubrimiento) como una forma intermedia que conduca a los cefalpodos. Se la crea desaparecida (como forma intermedia transitoria!) desde hace 280 millones de aos. Y hela aqu viva, idntica a s misma en contra de todas las suposiciones de la teora. Existen pues, algunos nudos, pero no estn donde haran falta: no unen las ramas al tronco ni las ramificaciones a las ramas. Por qu no considerarlas sencillamente como especies que se parecen a otras dos especies, pero sin por ello unirlas entre s? Parecido no implica filiacin.

Conclusin

Lo que la paleontologa revela no es un rbol genealgico de especies que se derivan las unas de las otras, sino ms bien un nmero impresionante de fsiles, testigos de formas desaparecidas (algunas muy bruscamente, por cierto, como los dinosaurios o los ammonites) o de formas que existen todava sin haber cambiado (celecanto) un poco modificadas.3 Tales son los hechos. Todo lo dems no es ms que interpretacin, especialmente la confeccin de estos vastos rboles genealgicos que tanto impresionan al nefito porque ofrecen la misma imagen de la certidumbre y de la solidez. Pero la realidad es que a estos rboles les faltan las races, les falta el tronco, slo tienen ramas dudosas (algunas de las cuales parecen cortadas en un gran trozo para reaparecer en su extremidad), las ramitas estn en el aire separadas de las ramas, sin que nunca se las pueda injertar con certeza a alguna rama principal o al tronco; porque faltan los nudos, y cuando los hay no se hallan donde deberan encontrarse, en el origen de las ramificaciones. Resumiendo: El rbol genealgico de la vida no es la traduccin de los hechos, sino la representacin figurada de la interpretacin evolucionista de estos hechos. Se podra muy bien, a partir de los mismos hechos paleontolgicos (los fsiles) abstenerse de sugerir una filiacin y obtener una figura mucho ms compleja y ms atomizada. Se obtendra entonces no un rbol sino una multitud de arbustos y de ramitas independientes y hasta de testigos aislados. Y en este caso por qu hablar del rbol de la vida? No! La paleontologa, se acomoda a la idea transformista pero no la impone. Falta ver si las leyes de la biologa permiten este supuesto transformismo. Es lo que veremos en un prximo artculo.

Referencias

1. Ver J. Flori, A propos de l'evolution: 1. L'example de Galile, Signes des Temps, noviembre-diciembre 1973, pg. 4; y 2. Le texte de la cration. Signes des Temps, enero-febrero 1974, pg. 8. 2. Para no recargar este artculo de notas y de referencias, enviamos al lector de una vez por todas a nuestro libro Evolution ou creation? por J. Flori y H. Rasolofomasoandro, Signes des Temps, Dammarie-les-Lys, 1973, pgs. 91-148 y 163-171 especialmente. [Existe traduccin castellana: Evolucin o creacin?, trad.: Alberto Guaita y Santos Garca, Safeliz, Madrid, 1979.] 3. Aunque criticando la interpretacin evolucionista no nos colocamos de ningn modo en el campo fijista o fijacionista. Los fsiles demuestran claramente que las formas vivas han variado. Pero estas variaciones no implican de ningn modo el paso de una especie a otra y mucho menos su dependencia de un antepasado comn a todas las especies.

A propsito de la evolucin.IV. Evolucin y biologa. Ciencia y Biblia

Jean Flori

De dnde venimos? Qu somos? A dnde vamos? Este es el problema fundamental que se presenta tanto al sabio como al filsofo, al poeta como al pintor.1 A esta pregunta, el evolucionismo contesta del modo que ya conocemos: el hombre viene del animal, l mismo ha salido por filiacin evolutiva de seres ms rudimentarios producto de combinaciones qumicas realizadas segn las leyes del azar en la superficie de nuestro globo y todo esto hace miles de millones de aos. La vida apareci, por lo tanto, por casualidad y desde su aparicin no ha cesado de progresar produciendo por filiacin especies cada vez ms complejas. El hombre constituye la yema terminal de esta florescencia. La Biblia, por su lado, presenta una filosofa del hombre muy diferente. La revelacin bblica fundamento de toda la fe cristiana nos habla, al contrario, de una creacin original perfecta, de una humanidad que sali ya perfecta de las manos de un Dios de amor, pero que se alej al mismo tiempo de Dios y de su perfeccin por la eleccin de una voz contraria que ella llama el pecado. Es el pecado lo que ha separado y separa todava al hombre de Dios y de la perfeccin prevista por l. Jesucristo viene a arrancarnos de este pecado dando su vida para asegurar nuestra redencin y nuestra salvacin; es decir, preparando para los que le acepten un lugar en este reino de Dios que no es ni ms ni menos que una Nueva Tierra donde mora la justicia (2 P. 3:13 RV).

Transformismo y cristianismo

Como vemos estas dos filosofas de la vida son tan opuestas que uno se asombra de ver a cristianos aceptar tan generalmente las tesis transformistas. (Esta aceptacin casi general se explica fcilmente por otras razones). 1. La religin se ha desacreditado durante largos siglos al condenar las teoras cientficas a primera vista en nombre de la autoridad dogmtica, sin molestarse en emprender una refutacin de dichas teoras en el plan cientfico. De este modo para muchos de nuestros contemporneos la tesis creacionista aparece unida al oscurantismo, residuo de tiempos pasados. 2. Las tesis evolucionistas son expuestas a menudo en las escuelas, hasta tal punto que el nio y luego el estudiante incluso cristiano se instalan con toda naturalidad en esta mentalidad evolucionista sin darse cuenta, a veces, de las lagunas de la teora o en que se opone a la esencia misma de su fe. 3. En el seno mismo del cristianismo se ha asistido desde el principio del siglo xx a una inversin de las tendencias: en el siglo xix la Iglesia condenaba casi sin examen las tesis evolucionistas en nombre de algunas declaraciones bblicas que se pretendan infalibles, desconociendo de este modo el verdadero carcter de la Biblia destinada a ensear ms que a informar; en el siglo xx la Iglesia ha pasado al otro extremo y ha adoptado las mismas tesis evolucionistas, aceptando con ello el vaciar la enseanza cristiana de su misma substancia. De ultraconservadora y dogmtica ha cado en una indiferencia culpable hacia la enseanza fundamental que es su deber dar a los hombres. Tales son, entre otras, las razones que explican la indiferencia de los cristianos frente a las teoras evolucionistas: creen que son, por un lado, irrefutables, y, por otro lado, conciliables con la enseanza cristiana. Sin embargo, no hay nada de todo ello. Hemos demostrado en nuestros artculos precedentes2 que la teora evolucionista no presentaba en los dominios de la geologa ni de la paleontologa este carcter de certeza que se le quera atribuir. Vamos a ver ahora que lo mismo sucede en biologa.

I. La biologa transformista en el siglo xix

Dos nombres han sealado la historia del evolucionismo: Son los de J.B. Lamarck y de Ch. Darwin.

a) J.B. Lamarck

En 1809 J.B. Lamarck public su obra La filosofa zoolgica en la que pona los fundamentos del transformismo para casi un siglo. Al constatar la multiplicidad de las especies actuales y pasadas se dedic a explicar esta abundancia de especies suponiendo que todas descendan de un antepasado comn. El tiempo, por una parte, y el medio, por otra, seran el origen de las variaciones que l postulaba. Se puede resumir someramente la tesis de Lamarck de la manera siguiente: Los cambios de medio (clima, ambiente) obligan al individuo en el curso de su existencia a modificar su comportamiento (modo de alimentarse, de defenderse). Este cambio de comportamiento lleva consigo modificaciones a veces considerables en su morfologa externa e incluso interna (atrofia, desaparicin o aparicin de rganos). Los nuevos caracteres adquiridos son luego transmitidos hereditariamente a sus descendientes, los cuales modifican, a su vez, el dato inicial heredado en el sentido de una mejor adaptacin a las condiciones de vida que encuentran en el curso de su vida; y as sucesivamente. De este modo, poco a poco, se transforman las especies. As es como la jirafa, deca Lamarck, poco a poco ha ido alargando su cuello a causa de la necesidad en que se encontraba de ramonear en las hojas cada vez ms altas en ocasin de una variacin del clima que haca cada vez ms escasos los arbustos de los que se alimentaba. Este alargamiento se aada, de generacin en generacin, a las adquisiciones previas hasta llegar a la jirafa que hoy conocemos. La teora era muy seductora. Presentaba, sin embargo, graves insuficiencias que ya se podan denunciar en la poca de Lamarck. Habra sido posible hacer notar que la modificacin del medio ecolgico no lleva consigo generalmente la transformacin de las costumbres y menos an la de los rganos, porque el animal cambia de biotipo o muere. Igualmente se poda subrayar en su tiempo el aspecto altamente improbable de la aparicin de rganos nuevos destinados a llevar una funcin todava inexistente. Si es verdad que la ausencia de uso lleva consigo la atrofia o (acaso) la desaparicin del rgano correspondiente, es en cambio difcil de admitir que la funcin sea creadora del rgano. Es poner el carro delante de los bueyes. Adems, los trabajos de los bilogos tales como Jordn, Weissmann o Mendel han demostrado, en efecto, que los caracteres adquiridos no eran transmitidos hereditariamente. Para volver a nuestro ejemplo, la jirafa de Lamarck, aunque hubiera podido alargar su cuello en el transcurso de su vida (lo que es dudoso) no habra transmitido a sus descendientes la menor ventaja en este dominio. El motor de la teora no exista. Haba que buscar en otra parte.

b) Ch. Darwin

Despus de su viaje a las islas Galpagos Ch. Darwin, public su obra fundamental: El origen de las especies en 1859. All expuso la teora que deba hacer de l el campen incontestable del evolucionismo. Su tesis se resume a grosso modo as: Las especies no son estables. Son modificadas frecuentemente en diversos sentidos por el medio, pero sobre todo por el azar, el alimento, los esfuerzos, etc. Estas transformaciones mnimas que afectan a los individuos durante su existencia son transmitidas a los descendientes y, de este modo, amplificadas. Ahora bien, la lucha por la vida ejerce una severa seleccin que slo deja subsistir a los ms aptos, es decir los que han desarrollado caracteres ventajosos. Los dems son eliminados. De este modo, de generacin en generacin esta seleccin hace progresar las formas vivas hacia algo mejor. Esta teora tena la ventaja de evitar algunas de las puerilidades de la tesis lamarckista. Se aprovech, adems del ejemplo notable de la seleccin artificial practicada por los ganaderos contemporneos de Darwin. Pareca, por lo tanto, muy slida, hasta el punto que muchos fueron son todava seducidos por ella. Sin embargo, bajo esta forma no resista a los hechos. En efecto: 1. Las especies son ms estables alrededor de un tipo medio que lo que pretenda Darwin. 2. La seleccin no puede jugar el papel preponderante que le asigna el autor. En efecto, los grandes responsables de la eliminacin de una fauna o de una flora no son las modestas ventajas o los pequeos inconvenientes adquiridos en una existencia, sino ms bien los cataclismos, las epizootas, las variaciones del clima, etc. Por otro lado, el ejemplo de la seleccin artificial no puede aplicarse a la naturaleza. En el primer caso lo que se hace es aislar a los sujetos que se quiere preservar y hacer cruzamientos entre ellos. Se favorece de este modo el desarrollo y la preservacin de ciertos caracteres que, de otro modo, se perderan o se aminoraran por cruzamientos naturales. 3. Los caracteres adquiridos lo sabemos en la actualidad no son transmitidos hereditariamente. Las ventajas mnimas adquiridas por un individuo no pueden, por lo tanto, ser recuperadas y amplificadas por los descendientes. En resumen, la tesis darwinista adoleca de taras del mismo orden que la tesis lamarckista. El transformismo pas entonces por una verdadera crisis de la que pocos eran conscientes; la costumbre y el prestigio de la naciente ciencia habran ya hecho voltear a la mayor parte de los hombres cultivados del lado del transformismo.De aqu que, en el plano de la conformidad con los hechos cientficos, el transformismo tena gran necesidad de un salvador en el umbral del siglo xx.

II. La biologa transformista en el siglo xx

Los evolucionistas creyeron encontrar a este salvador en la persona del botnico holands H. de Vries. l haba descubierto en 1901 que una misma planta, por ejemplo, poda dar a luz a hijos, de los cuales algunos diferan de la madre por ciertos caracteres secundarios (color, forma de la flor, etc.) Estos nuevos caracteres eran hereditarios. Se dio el nombre de mutaciones a estas transformaciones mnimas que afectaban el patrimonio gentico de una especie. Los evolucionistas se tranquilizaron: encontraron all, en el mutacionismo el motor de las transformaciones que suponan habran tenido lugar, sin haber podido hasta entonces hacer otra cosa ms que suposiciones.

a) El mutacionismo: De Vries y Jordan

Se comprende el inters de este descubrimiento de De Vries. A partir de entonces el transformismo poda decir: las especies no son fijas; se puede constatar en el laboratorio que varan bruscamente de una generacin a otra (y no lentamente en el transcurso de la vida del sujeto) estas transformaciones son hereditarias; por lo tanto su efecto se puede acumular. De este modo la evolucin se encuentra justificada por los hechos. Ya era hora! Y, sin embargo, un examen ms atento conduce a cerrar de nuevo la puerta que se haba entreabierto. En efecto, las experiencias de T. H. Morgan en las moscas drosfilas pusieron en evidencia los principales caracteres de las mutaciones. Estos son los siguientes: 1. Son raras. La proposicin de sujetos afectados por mutaciones del orden de 1/100 a 1/1.000 como mximo. Los elementos estables son pues, los ms numerosos, y llevan consigo la perennidad de la especie. 2. Son de mnima amplitud. Los sujetos con mutaciones visibles no difieren de sus congneres ms que por caracteres secundarios que no modifican los rasgos fundamentales de la especie. Es muy difcil, por lo tanto, explicar el paso de una especie a otra. 3. Son de carcter, casi siempre, recesivo. La mayor parte de los sujetos mutados, son desfavorecidos por la mutacin. De ello resulta una degeneracin de la especie mucho ms que un progreso. Muy a menudo la misma mutacin lleva consigo la muerte del embrin mutado. 4. No son creadores. La mutacin afecta el patrimonio gentico procediendo por redoblamiento, sustraccin, o supresin de un antecedente (dato) existente. No produce nunca una innovacin, no crea nunca, por ejemplo, un rgano nuevo. Todos estos caracteres constatados experimentalmente demuestran que si fuese posible una evolucin debera ms bien llevar el nombre de evolucin regresiva. Nosotros no negamos esta clase de evolucin. En esto estamos de acuerdo tanto con los hechos cientficos como con la orientacin general de la filosofa de la vida expresada por la Biblia. Pero como se ve no se trata de una evolucin en el sentido anhelado por los transformistas.

b) Las teoras contemporneas

Frente al fracaso del mutacionismo los tericos contemporneos han acumulado un conjunto impresionante de indicios y de argumentos. Recuperando de las tesis antiguas todo lo que pueda ser recuperado, se han elaborado diversas teoras. 1. El neodarwinismo insiste de nuevo sobre la pareja. Adaptacin seleccin para explicar la eliminacin de los mutacionados desfavorecidos, pero choca con la imposibilidad de explicar los enormes fosos que existen entre las especies, fosos que no pueden llenarse con las mutaciones constatadas en el laboratorio (apartndose as de nuevo del dominio de la observacin de los hechos); algunos son llevados a invocar las macromutaciones o mutaciones saltantes, que son muy difciles de justificar. Slo se llega a ello aceptando como posible en el pasado lo que no es posible en la actualidad, tesis en contradiccin con los presupuestos actualistas. Adems las mutaciones saltarinas invocadas (de haber tenido lugar) no habran podido perpetuarse ms que segn una probabilidad tan nfima que sera algo milagroso. Habra sido necesario que dos mutaciones (o mutacionados) del mismo tipo se encontrasen y se acoplasen, etc. Brevemente dicho, el neodarwinismo aunque est mejor construido que las teoras precedentes fracasa totalmente en su tentativa de explicar la evolucin supuesta.

2. El neolamarckismo. Este fracaso ha llevado a algunos investigadores a volver a las tesis propugnadas por Lamarck: el medio, para ellos, sera transformante; y los caracteres adquiridos seran transmisibles, contrariamente a las leyes habitualmente reconocidas. Esta tesis tuvo su hora de gloria cuando algunos sabios soviticos afirmaron haber puesto en evidencia ciertas transformaciones espectaculares. Desgraciadamente para el transformismo se trataba de errores (inventados) y de lo que Jean Rostand ha llamado un delirio ideolgico: se quera probar contra viento y marea que la ciencia burguesa estaba en el error, aunque hubiera que dar algunos golpes con el pulgar (algunos empujoncitos al experimento).3

Conclusin

Qu resulta de todo esto? Objetivamente hay que reconocer que la teora evolucionista es seductora por su amplitud de pensamiento, por su carcter general, por la suma de observaciones que utiliza. Pero hay que reconocer tambin que ella fracasa en su explicacin (cientfica) de la evolucin. Porque: 1. No llega a explicar la aparicin de la vida. 2. No da cuenta de las transformaciones que supone. 3. Afirma un progreso partiendo de mutaciones generalmente negativas. 4. Invoca macromutaciones o la accin de fenmenos que no son compatibles con los hechos experimentales actualmente conocidos. En resumen. El evolucionismo ms compatible con los hechos es un evolucionismo regresivo, precisamente el mismo que sugiere la revelacin bblica.

Referencias

1. Uno de los lienzos ms clebres del pintor Gauguin lleva este ttulo. 2. Ver J. Flori, A propos de l'volution, n 1, 2, 3 en Signes des Temps (fechas). 3. Para informaciones ms amplias referentes a la materia de este articulo enviamos a J. Flori y a H. Rasolofomasoandro. Evolution ou cration, Signes des Temps, Dammarie-les-Lys, 1973.

A propsito de la evolucinV. Evolucin o creacin?

Jean Flori

En nuestros artculos precedentes hemos subrayado las lagunas de la teora transformista que suele ser aceptada por la mayora.1 La hemos visto como una interpretacin discutible de los hechos, forzados por una filosofa de la vida que busca reducir y hasta eliminar la presencia de Dios. Hemos constatado que semejante orientacin perfectamente legtima en s no es la nica va posible. No deber ser en ningn caso la va que un cristiano debiera adoptar. El cristiano, por el contrario, debera procurar interpretar los hechos cientficos en una direccin conforme a la revelacin. Por consiguiente entendemos que el cristiano que procura explicar los hechos de la naturaleza se esforzar en hacerlo respetando el sentido profundo de la revelacin bblica y su enseanza fundamental:2 el origen divino de la creacin, la perfeccin original, la degradacin debida al pecado, la muerte como consecuencia del pecado, la redencin que nos libera por la fe en Jesucristo y la promesa del restablecimiento de una nueva Tierra donde morar la justicia. Todo esto estaremos de acuerdo constituye en el fondo la esencia misma del cristianismo. Ahora bien, es precisamente todo esto lo que se encuentra eliminado por la teora transformista. Un cristiano no podra, pues, mantenerse indiferente y aceptar sin prueba absoluta una teora que elimina la esencia misma de su fe y que agota su savia.

La alternativa

Estas pruebas absolutas, como lo hemos visto, no existen. La teora transformista es admisible en geologa, aceptable a pesar de sus numerosas lagunas y dificultades en paleontologa, casi inadmisible en biologa en la medida en que todas las leyes conocidas se hallan en contradiccin con los fenmenos supuestos por el evolucionismo para dar cuenta de las transformaciones presupuestas. Un ateo, a pesar de todo ello, no puede explicar la existencia de la vida y la presencia de innumerables especies actuales sin recurrir a la hiptesis transformista. Por el contrario, un cristiano debe estar atento a estas dificultades y procurar otra explicacin de los hechos, una explicacin que est de acuerdo con los datos cientficos y que respete el significado esencial de la revelacin cristiana expresada por la Biblia, fundamento de la fe cristiana. Esto es lo que hemos procurado hacer en nuestro libro.3 Aqu slo resumimos las grandes lneas.

Creacin y diluvio

No es hacer de la Biblia un libro de ciencia el constatar que afirma con fuerza dos nociones fundamentales: la creacin de todo lo que existe por Dios, y la destruccin del mundo antiguo por un diluvio. Numerosos elementos nos impulsan a creer que este diluvio no fue local, como lo pretenden los arquelogos,4 sino mundial, pues la intencin del texto es manifiestamente esta. A partir de esto es lgico pensar que este fenmeno de amplitud fantstica pudo ser origen no solamente de la destruccin del mundo antiguo, sino tambin de la construccin del nuestro. Es esta idea fundamental la que nos ha impulsado a presentar una interpretacin catastrofista de los hechos cientficos que se observan tanto en geologa como en paleontologa.

La geologa catastrofista

En esta ptica, los estratos geolgicos adquieren un nuevo significado. As como en la hiptesis actualista, son el resultado de una sucesin de depsitos generalmente marinos en el fondo de las fosas ocenicas; pero en lugar de atribuir estos depsitos a una accin lenta e indefinidamente repetida en el transcurso de los milenios, se puede ver en ellos el resultado de depsitos masivos y relativamente breves debidos a corrientes marinas gigantescas consecutivas al diluvio. Del mismo modo, los enormes espesores de roca volcnica que se extienden en Brasil sobre cerca de 900.000 km. cuadrados se explicaran por derramamientos (o derrames) baslticos procedentes del magma en ocasin de los reajustes de la corteza terrestre. Estos reajustes isostticos se hallaran tambin en el origen de la formacin de las cadenas de montaas actuales: las masas granticas de la corteza terrestre, rechazadas hacia arriba por el magma, habran hecho deslizar y plegarse por ambos lados las capas sedimentarias que las recubran anteriormente. Tal esquema directivo supone fuerzas considerables de las que la naturaleza en la actualidad nos ofrece ejemplos. Pero recordemos que el diluvio bblico no es como se cree a menudo el resultado de una lluvia de 40 das, sino el de un fenmeno de amplitud gigantesca, de alcance mundial y de una duracin de ms de un ao: volcanismo intenso, fracturas, fallas y surgimientos tectnicos, todos ellos encontraron all naturalmente su lugar. Los mecanismos que nosotros ponemos en juego son, en definitiva los mismos que, los invocados por la geologa tradicional, pero lo que ella atribuye a la duracin, nosotros lo atribuimos a la amplitud de los fenmenos.

Los argumentos favorables al catastrofismo

Numerosos hechos conocidos pueden venir a apoyar esta posicin. Citemos algunos: La mayor parte de depsitos geolgicos son horizontales y no llevan ninguna huella de erosin. Esto no es fcil de concebir si los depsitos no se sucediesen rpidamente. Ciertos estratos geolgicos se hallan atravesados por troncos de rboles petrificados, lo que concuerda bastante mal con la hiptesis de una sedimentacin muy lenta durante milenios. Las huellas de volcanismo intenso de origen fisural (o de grieta) se justifican mejor en el cuadro del catastrofismo que en el del actualismo. En nuestra hiptesis los ocanos actuales se hallan situados grosso modo en los sitios de los antiguos continentes, y los continentes actuales son los resultados de los depsitos masivos consecutivos al diluvio. Es lgico, pues, que las zonas en las franjas de estas dos regiones hubieran debido sufrir entonces considerables esfuerzos de cizalladura y que todava permanezcan especialmente inestables. Es el caso de todo el contorno del Pacfico, peridicamente afectado por sesmos y por fenmenos volcnicos importantes.

Paleontologa y evolucin

La paleontologa, como recordamos, proporciona a los transformistas. Su baza principal. Pero podra suceder que este triunfo no sea el principal y que se caiga fuera de la mesa de juego. Expliqumonos: los evolucionistas ven en los fsiles una especie de fotografa de los tiempos pasados. Slo el tiempo justifica su diversidad, su nmero y su diferencia en la apariencia. Seran los testigos de las transformaciones que poco a poco han modificado las formas de vida desde los orgenes hasta nuestros das. Pero y si no hubiese nada de todo ello? En nuestra hiptesis los fsiles no son imputables a una sucesin de pequeos accidentes locales repetidos a lo largo de centenares de millones de aos, sino a un cataclismo de amplitud planetaria. En estas condiciones su disposicin en los estratos no sera la traduccin de diversas situaciones sucesivas, y no reflejara, por lo tanto, de ningn modo, una modificacin in situ debida a tiempo. En otras palabras, la diversidad de los fsiles no sera imputable a la modificacin progresiva de las especies sino sera el reflejo de especies diferentes viviendo al mismo tiempo en zonas ecolgicas diversas. A partir de esta conclusin, un rbol genealgico de las especies no tendra sentido alguno. La evolucin perdera con ello su mayor argumento.

Una paleontologa catastrofista

Se puede defender tal visin de las cosas? As lo pensamos nosotros. Varios hechos parecen apoyar nuestro punto de vista. La fosilizacin en s misma un argumento de peso en favor del catastrofismo. Pinsese en la extraordinaria preservacin de determinados fsiles frgiles o blandos, tales como las medusas o las huellas de las pisadas, o algunas conchas finamente recortadas. Estas preservaciones no se conciben ms que si el enterramiento fue muy rpido... sin ser brutal. Esto es difcilmente concebible salvo en el depsito de sedimentos en una fosa marina. Y, adems de una sedimentacin de una gran amplitud. La desaparicin brutal de algunas especies a partir de un determinado estrato (los dinosaurios despus del Cretceo, por ejemplo) se explica perfectamente en el cuadro de un catastrofismo que los enterrara a todos en su propio hbitat. La presencia en abundancia de ciertas especies en un tipo de estratos (volvamos a tomar el ejemplo de los dinosaurios en el Cretceo) sera el resultado de su enterramiento en su medio ecolgico. Es as como fueron fosilizados numerosos dinosaurios en un mismo lugar en los estratos de Utah (USA). Estos enormes animales quedaron congelados (petrificados) en muy poco tiempo por un cataclismo que uno se ve obligado a imaginar si se quiere explicar su conservacin. La presencia de especies marinas de gran fondo en los estratos ms antiguos sera entonces el testimonio no del origen de la vida en los mares, sino sencillamente y ms lgicamente los primeros efectos del diluvio. Las especies que fueron fosilizadas en primer lugar son especies del fondo de mar porque los sedimentos los enterraron en primer lugar.

Conclusin

Reconocemos de motu propio que nuestra reconstruccin es especulativa y conjetural. Cmo podra ser de otro modo? No tenemos ninguna idea de los fenmenos que pudieron tener lugar en ocasin del diluvio. No tenemos ninguna informacin cientfica acerca de la naturaleza del mundo antediluviano. Pero est claro que si el diluvio tuvo lugar, transform radicalmente la superficie del globo. De aqu que el modelo antediluviano no pueda ser representado a partir de observaciones hechas en nuestro mundo actual. Del mismo modo sera pueril querer explicar los fenmenos que tuvieron lugar en ocasin del diluvio extrapolando las observaciones cientficas efectuadas en la naturaleza presente. Nosotros especulamos es verdad invocando la accin de fuerzas gigantescas y procurando describir sus efectos. Pero el sabio evolucionista que resucita el pasado geolgico y que pretende describirlo a partir de fenmenos que l observa en el presente especula tanto como nosotros. Lo que sucede es que l es menos consciente de ello. Esto es todo. Lo que importa es la coherencia global. La reconstruccin arbitraria del pasado geolgico en el cuadro del evolucionismo es conjetural al suponer al mundo sin continuidad. Es coherente porque no sufre lesiones internas mayores, pero se halla en dificultad por dos razones. 1 No es ms que una interpretacin al paso que pretende ser una demostracin; es el resultado de una filosofa subyacente mientras pretendera ser imparcial. 2 Se halla en contradiccin ya sea con los hechos, ya consigo misma. Porque supone la permanencia de leyes y de su condicin de aplicacin al paso que las leyes actuales no permiten la evolucin que ella afirma. Necesita, por lo tanto, recurrir a un ayer diferente de hoy. De igual modo la reconstruccin que nosotros suponemos es conjetural al suponer un mundo antediluviano diferente al nuestro. Es coherente y tambin presenta dos dificultades. 1 No es ms que una interpretacin de los hechos, pero no pretende otra cosa. Es el resultado de una filosofa claramente afirmada: la visin cristiana de la historia, desde la creacin hasta la redencin. 2 Tiene el inconveniente de ser a la vez demasiado antigua bajo su forma caduca y demasiado reciente bajo su forma cientfica, y, debido a ello, de no tener a su disposicin ms que un nmero relativamente limitado de informaciones cientficas: slo se encuentra lo que se busca (y a lo largo de un siglo entero se ha estado buscando constantemente en el lado opuesto al suyo). Pero esta reconstruccin tiene tambin dos bazas mayores: No se halla en contradiccin consigo misma, porque no postula la permanencia de los fenmenos. Al contrario, afirma el diluvio, postulando la transformacin radical del mundo. Est de acuerdo con la enseanza bblica, no en esta o en aquella de sus afirmaciones marginales, sino en su sentido ms profundo, en su mensaje esencial. Para nosotros los cristianos este es su principal inters. Por ello merece ser estudiada, enmendada, corregida, para que pueda estar cada vez ms conforme a los datos cientficos y, por lo tanto, ser ms verdadera cada da.

Referencias

1. Ver J. Flori. A propos de lvolution nmeros 1, 2, 3, 4, Signes des Temps. 2. Insistimos de nuevo: no que la Biblia pueda proporcionarle un conjunto de informaciones de orden cientfico de las que l se pudiera servir como un arsenal de verdades ya confeccionadas. Se trata de interpretar los hechos cientficos en un sentido orientado por toda la enseanza bblica, y no de especular o partir de informaciones pseudocientficas dispersas, diseminadas aqu y all. 3. Ver J. Flori y H. Rasolofomasoandro, Evolution ou creation, Signes des Temps, Dammarie-les-Lys, 1973, pgs. 215-315. 4. Por ejemplo: A. Parrto, Dluge et arche de No, Neuchtel, 1952.

Buscando el sentido de la vida

M. Buonfiglio

I. Qu es la verdad?

A) La filosofa: patrimonio de todos

La palabra filosofa evoca en la mente de la mayora, la imagen de un hombre raro que vive en las nubes, indiferente a lo que sucede en este pobre mundo. Segn algunos, la filosofa no es ms que un juego de palabras sin ninguna relacin con la realidad circunstante. Pero eso no es cierto. ...No es la filosofa un estril juego mental: de ella surgen las races ms profundas de nuestra vida espiritual, se refiere a lo que, en nuestra existencia de hombres, es lo ms terriblemente serio. Y no es privilegio de pocos, sino patrimonio de todos, pues responde a una exigencia que cada uno siente dentro de s, cada hombre culto o inculto tiene inexorablemente una filosofa. Aquella reflexin, razonada de los filsofos no es ms que un sabio y sistemtico desarrollo. La filosofa no es pues el privilegio de unos pocos hombres raros; es el patrimonio de todos los seres humanos. ... Se puede vivir sin pensar en los problemas esencialmente filosficos solamente si se destruyen de nuestro ser regiones enteras, lo que equivale a un suicidio espiritual. Podramos ir ms all y decir que cada hombre tiene una filosofa propia, sea la que sea, ya que cada uno tiene opiniones e ideas respecto al significado o a la falta de significado de su vida. Pero, despus de todo, muchos son todava hoy los prejuicios contra la filosofa. Hay, por ejemplo, algunos que piensan que la filosofa es enemiga declarada de la fe religiosa. Hay que reconocer que algunos tipos de filosofa son contrarios a la religin y podemos admitir tambin que el estudio exclusivo de ella puede ser peligroso para la fe religiosa. Ahora bien, si una cierta filosofa es peligrosa y produce desastres, el remedio est en buscar una filosofa mejor. La filosofa es una espada de dos filos, pero sera necio dejar nuestra mejor arma por el hecho de que algunos se hayan cortado los dedos con ella. La religin, la filosofa y la ciencia estudian aspectos diferentes de la misma realidad. Los que se dedican a tales investigaciones tienen que llegar necesariamente a la misma conclusin; si esto no sucede quiere decir que las investigaciones que ellos han efectuado son errneas. Si se investiga con paciencia, con abnegacin y sin prejuicios, el error o los errores se descubrirn, y una vez que estos sean eliminados, ser fcil encontrarnos todos en aquella y nica verdad, buscada por todos aunque por los diferentes caminos de la religin, la filosofa y la ciencia.

B) Qu es la verdad?

Hace ms o menos dos mil aos Pilato, el procurador romano de Palestina, durante el juicio ms famoso de la historia de nuestro mundo, hizo una pregunta que ha desafiado a los siglos y que hoy sigue siendo la pregunta ms importante que un ser humano pueda formularse: Qu es la verdad? El problema de la verdad es el problema de ms difcil solucin, pero al mismo tiempo el ms importante. Muchas veces, en el pasado y en el presente, la verdad ha sido substituida por un conjunto de creencias dogmticas, en nombre de las cuales se ha hecho propaganda a la mentira y, lo que es peor, se han cometido crmenes espantosos. Por esta causa se ha llegado a un escepticismo exasperado que cada vez se acenta ms. Los conceptos de absoluto, necesario, cierto, han sido substituidos por los de relativo, indeterminado, probable. Por esta razn a menudo se habla de relativismo histrico de la verdad. Ya en el pasado, Nietzsche haba reducido la verdad a un simple valor creado por la raza del superhombre. La verdad, en tal caso, sera la expresin de la lucha realizada por la voluntad de poder. Se ha llegado as a pensar que es el hombre el que crea la verdad. Segn esta hiptesis no existira la verdad fuera del hombre. Aceptar una posicin tal significara, en realidad, negar la existencia misma de la verdad. Si el hombre fuese el fundamento de la verdad, sta cambiara con el hombre mismo,