Urbanizacióny ciudad en laglobalización Jordi BorjaFrancesc Muñoz XP07/B0191/02479
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Índice
1. El mundo de las ciudades............................................................ 5
1.1. Breve historia de la urbanización ............................................. 5
1.2. Hacia un mundo urbano .......................................................... 7
1.3. Las regiones urbanas ................................................................. 9
1.3.1. Las grandes aglomeraciones urbanas ............................. 10
1.3.2. Las regiones urbanas de geometría variable .................. 12
2. La ciudad y sus desafíos hoy...................................................... 14
2.1. El resurgimiento de las ciudades .............................................. 14
2.2. Desafíos urbanos en el siglo XXI .............................................. 16
2.3. La ciudad entre la destrucción y la reconstrucción .................. 22
3. La ciudad en sus tres dimensiones............................................ 25
3.1. Una perspectiva múltiple. Tres ciudades en el tiempo y el
espacio ....................................................................................... 25
3.1.1. Nuevos territorios urbanos: tres dimensiones del
hacer ciudad .................................................................. 32
3.2. La ciudad del pasado como presente. La ciudad clásica y la
ciudad moderna ........................................................................ 33
3.3. La ciudad futura como presente. El reto de hacer ciudad en
tres dimensiones ....................................................................... 36
4. Estrategias urbanas en la globalización.................................. 39
4.1. La proyección global de las ciudades: la dimensión
internacional de lo urbano ....................................................... 39
4.1.1. Casos de estudio: Londres y Berlín ............................... 40
4.1.2. Conectividad y multimodalidad ................................... 45
4.1.3. La ciudad como oferta turística y cultural .................... 50
4.2. Una galería de nuevas cuestiones urbanas: sostenibilidad,
cohesión social y gobernabilidad ............................................. 53
4.2.1. Casos de estudio: Londres, Curitiba, Porto Alegre ......... 54
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1. El mundo de las ciudades
1.1. Breve historia de la urbanización
Las ciudades han jugado y juegan un papel imprescindible para el desarrollo
político, económico, social y cultural de las sociedades en todo el mundo, si
bien han experimentado cambios en su forma, función y jerarquía a lo largo
de la historia. La aparición de las primeras ciudades se remonta a las civiliza-
ciones de Mesopotamia y Egipto, donde los asentamientos urbanos surgieron
en simbiosis con las explotaciones agrícolas funcionando con una lógica local
de mercado. El desarrollo de las ciudades en la época clásica, con las civiliza-
ciones griegas y romanas como estandarte, marcó un punto de inflexión en
la historia de las ciudades: el surgimiento de la democracia y de los derechos
ciudadanos, así como la planificación urbana, aunque éstos no tuvieran una
repercusión universal. Con la caída del Imperio Romano de Occidente y la
llegada de la Edad Media, en Europa se vivió una época de recesión urbana
muy importante, si bien afloraron nuevos asentamientos urbanos potentes en
otros continentes en relación con los imperios árabe y chino. En el año 1000
d. C. la ciudad más poblada, con 100.000 habitantes, era Córdoba.
No fue hasta que el comercio ganó importancia con la explotación de los nue-
vos mercados, hasta entonces inexplorados, cuando crecieron las ciudades des-
de las cuales se gestionaba todo este flujo de mercancías que se movían por vía
marítima. Así pues, a mediados del siglo XVI, ciudades como Venecia, Nápo-
les, Lisboa o Sevilla se encontraban entre las más grandes ciudades del mundo
como apreciamos en la siguiente tabla:
Las diez mayores ciudades (1550-1900)
1550 1700 1900
París Londres Londres
Nápoles París Nueva York
Venecia Lisboa París
Lyon Amsterdam Berlín
Granada Roma Chicago
Sevilla Madrid Filadelfia
Milán Nápoles Tokio
Lisboa Venecia Viena
Fuente: Chase-Dunn (1985). "The system of world cities: A.D 800-1975". En: M. Timberlake (ed.) Urbanization in he Word Economy.Nueva York: Academic Press, 269-292.
Referencia bibliográfica
T.�Chandler;�G.�Fox (1974)3000 years of urban growth.Nueva York: Academic Press.
Nota
La autoría de este apartadocorresponde a Jordi Borja.
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1550 1700 1900
Londres Milán San Petersburgo
Amberes Palermo Manchester
Fuente: Chase-Dunn (1985). "The system of world cities: A.D 800-1975". En: M. Timberlake (ed.) Urbanization in he Word Economy.Nueva York: Academic Press, 269-292.
La consolidación de las ciudades mercantiles fue acompañada por el surgi-
miento de centros urbanos en los nuevos continentes. El siglo XVIII también
fue crucial para la historia de las ciudades: por una parte la revolución de las
técnicas agrícolas y la llegada de la máquina de vapor consolidó la concentra-
ción del capital industrial en las ciudades; por otra, la Revolución Francesa en
el París de finales de siglo XVIII instauró las bases para la democracia actual. A
partir de este momento podemos decir que empieza el urbanismo moderno,
el de las grandes ciudades relacionadas con la actividad industrial.
En las regiones que hoy llamamos desarrolladas, el proceso de acumulación
del capital industrial y la consecuente necesidad de mano de obra indujo a
una fuerte migración campo-ciudad, iniciando así el proceso de expansión te-
rritorial de sus ciudades con la caída de las murallas de la ciudad medieval y los
proyectos de ensanche. Las ciudades europeas no fueron las únicas en expe-
rimentar estos cambios sobre su herencia urbana. Las nuevas ciudades ameri-
canas también fueron ganando peso hasta el punto de que tres ciudades nor-
teamericanas estaban entre las diez más pobladas del mundo a principios del
siglo XIX: Nueva York, Chicago y Filadelfia. La consolidación de las ciudades
como motores económicos mundiales se produjo durante el inicio del siglo
XX, si bien los cambios en la estructura económica, las guerras mundiales, la
guerra fría y las crisis financieras y energéticas, paralelamente al desarrollo de
nuevas tecnologías de transporte y telecomunicación, redibujaron la escena
urbana mundial actual. Durante la primera mitad del siglo XX las ciudades
concentraron la infraestructura necesaria para la producción de bienes y servi-
cios al mismo tiempo que crecían en población. Gracias a la popularización del
vehículo privado y a la red de infraestructuras de transporte y comunicación,
se consolidaban las áreas metropolitanas con cambios en la estructura urbana
que permitieron ensanchar el hinterland de los procesos de acumulación en
las ciudades centrales ultrapasando sus límites administrativos, áreas metro-
politanas que se extendían en el territorio con procesos de suburbanización
y dispersión urbana convirtiendo el suelo agrícola en urbano y difuminando
cada vez más los límites entre lo urbano y lo rural.
La crisis del modelo fordista de acumulación productiva en las ciudades cen-
trales y la transnacionalización del capital provocó un proceso de reterrito-
rialización de los procesos económicos que hasta entonces pertenecían a las
regiones urbanas desarrolladas. Un cambio integral de la economía mundial
consolidado en el último cuarto del siglo XX, apoyado por las nuevas tecno-
logías de la información y la comunicación (TIC), en el que se suceden diná-
micas de descentralización y fragmentación del proceso productivo que ha
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supuesto la redefinición de los roles económicos de las diferentes partes del
territorio urbano. Así pues, se especializan territorialmente las diferentes par-
tes del proceso productivo acumulándose las de mayor valor añadido en las
áreas centrales y dejando que las áreas periféricas tomen parte en los procesos
donde el coste de la fuerza de trabajo sea un factor de localización clave. Y
esto sucede en entornos urbanos estructurados en redes jerárquicas y especia-
lizadas, en las que cada nodo-ciudad ejerce diferentes funciones en relación
con la posición que ocupa en la jerarquía. Es en las últimas décadas del siglo
XX cuando las ciudades de las regiones menos desarrolladas han entrado a
formar parte del proceso de globalización económica, ejerciendo mayormente
funciones periféricas en los procesos de producción de bienes y servicios de
ámbito mundial. Ciudades en las que la urbanización se ha intensificado alar-
mantemente hasta superar los números de las ciudades en regiones desarro-
lladas. Regiones urbanas donde, por otra parte, la falta de una planificación a
todas las escalas ha inducido a un crecimiento indomable y acelerado dejando
a la nueva población urbana –emigrada de las zonas rurales– sin los servicios
y derechos básicos para poder habitarla.
Así pues, nos encontramos hoy en un mismo espacio urbano con realidades
diferentes dependiendo de su función en las redes de la economía global. Es
lo que Manuel Castells (1997) llama "espacio de los flujos" y "espacio de los
lugares":
• Por un lado nos encontramos con la ciudad, o mejor, la parte de ciudad
integrada en las redes globales, desde donde se coordinan y gestionan los
flujos de información y capital. Nodos de una economía global que fun-
ciona unitariamente en tiempo real y que repercute en todo el ámbito
mundial (Borja; Castells, 1997).
• Por otro lado, una ciudad sin enlace directo con las redes de la economía
mundial, pero que, sin embargo, depende cada vez más de éstas para su
buen funcionamiento interno. La ciudad cuyo éxito depende de su gestión
y planificación a escala local y de la redistribución de la riqueza que genera
la economía, global y local, de toda la región urbana.
1.2. Hacia un mundo urbano
El siglo XX ha sido, sin duda, el de mayor crecimiento urbano a nivel mundial.
Partiendo del hecho de que el proceso de urbanización no se ha producido
por igual en todas las partes del planeta, podemos afirmar que vamos hacia
un mundo cada vez más urbano y son las regiones menos desarrolladas –las
regiones en desarrollo si se prefiere– las que siguen la tendencia hacia la urba-
nización total de las ya casi colmatadas regiones urbanas desarrolladas. Como
se observa en la siguiente tabla, el impresionante aumento de la población
mundial durante la segunda mitad del siglo XX ha ido acompañado de un
crecimiento todavía más acentuado de la población urbana a nivel mundial.
Referenciasbibliográficas
Manuel�Castells (1997). LaEra de la Información (vol. 1).Madrid: Alianza Editorial.Jordi�Borja;�Manuel�Cas-tells (1997). Local y global: lagestión de las ciudades en laera de la información. Madrid:Taurus.
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Así pues, de 1950 al año 2000, la población mundial creció un 140%, de 2.513
a 6.065 millones, mientras que la población urbana lo hizo un 280% pasando
de 750 millones en 1950 a 2.860 en el año 2000:
Evolución y estimación de la población mundial urbana y rural (1950-2030 )
Población (miles de millones) Tasa de crecimiento (%)
1950 1975 2000 2030 1950-2000 2000-2030
Población�total
Mundo 2,52 4,07 6,06 8,27 140,48 36,47
Regiones desarrolladas 0,81 1,05 1,19 1,22 46,91 2,52
Regiones menos desarrolladas 1,71 3,02 4,87 7,05 184,80 44,76
Población�urbana
Mundo 0,75 1,54 2,86 4,98 281,33 74,16
Regiones desarrolladas 0,45 0,73 0,90 1,00 100,00 11,11
Regiones menos desarrolladas 0,30 0,81 1,96 3,98 553,33 103,06
Población�rural
Mundo 1,77 2,52 3,19 3,29 80,23 30,56
Regiones desarrolladas 0,37 0,31 0,29 0,21 -21,62 -32,26
Regiones menos desarrolladas 1,40 2,21 2,90 3,08 107,14 39,37
Fuente: elaboración propia a partir de Naciones Unidas (2002).
Al mismo tiempo podemos observar las diferencias entre las regiones desarro-
lladas y en desarrollo. El crecimiento de la población urbana en las regiones
menos desarrolladas es del 555%, mientras que el de las regiones desarrolladas
'sólo' es del 100%. Por cuanto se refiere a la población no urbana, que hemos
llamado "rural", vemos que, aunque aumenta en su totalidad, en las regiones
desarrolladas decrece, mientras que en las regiones en desarrollo su crecimien-
to se estanca paulatinamente hasta representar sólo un quinto del crecimiento
de la población urbana. El siguiente gráfico nos muestra el crecimiento pro-
porcional de la población urbana respecto a la población total, lo que nos per-
mite corroborar la tendencia al incremento de la población urbana en todo
el planeta hasta el punto de que, a inicios del siglo XXI, aproximadamente la
mitad de la población mundial habita en las ciudades.
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Porcentaje de población urbana respecto del total (1950-2030)
Fuente: elaboración propia a partir de Naciones Unidas (2002) World urbanization prospects. Nueva York: UnitedNations, Dept. of International Economic and Social Affairs.
1.3. Las regiones urbanas
Hemos visto que la población urbana se ha casi triplicado en 50 años y que
la tendencia apunta hacia una urbanización todavía mayor. Este aumento de
la población urbana se materializa en el territorio con una concentración hu-
mana en las ciudades, unas ciudades que aumentan en número y población
por todo el planeta. Según Naciones Unidas (2002), en el año 2000 las ciuda-
des de menos de 500.000 habitantes acogían a más de la mitad de la pobla-
ción urbana mundial (52,5%), sin grandes diferencias porcentuales entre las
regiones desarrolladas y las regiones en desarrollo. Con este dato podemos
constatar que son las ciudades pequeñas las que albergan mayor número de
población urbana en su totalidad, desvaneciendo la idea de que las grandes
aglomeraciones urbanas acogen un mayor número de población. A pesar de
ello no podemos obviar el crecimiento de las grandes aglomeraciones urbanas,
que en todo el mundo, pero sobre todo en las regiones en desarrollo, tienen
cada vez más repercusión en la estructura territorial y demográfica: en el año
2000, las ciudades de más de 5 millones de habitantes representaban el 12,5%
de la población urbana mundial.
A continuación presentamos una imagen satélite nocturna del continente eu-
ropeo tomada por la NASA en la que aparecen las luces artificiales en el territo-
rio. Aunque sin asociarlo categóricamente, se pueden inducir las áreas urbanas
o de actividad humana a partir de las zonas iluminadas. En ella se aprecian
las grandes aglomeraciones urbanas del continente (Londres, París, Madrid,
Milán), así como el enorme grado de urbanización en Europa Occidental y
Centro-Sur de Gran Bretaña, con asentamientos urbanos de diferente tamaño
distribuidos por todo el territorio aunque con una mayor concentración en
la franja costera.
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Fuente: extraído de NASA: http://antwrp.gsfc.nasa.gov/apod/ap001127.html
1.3.1. Las grandes aglomeraciones urbanas
No nos puede pasar inadvertido el incremento de las grandes aglomeraciones
urbanas. En el año 2001 las aglomeraciones con más de 10 millones de habi-
tantes –megaciudades– acogían alrededor del 8% de la población urbana mun-
dial. En la siguiente tabla presentamos las ciudades que superaron esta cifra
en el 2001 junto a una retrospectiva y una previsión de crecimiento. En ella se
aprecia el sustancial aumento del número de éstas en un periodo de 50 años.
Si en 1950, Nueva York aparece como la única megaciudad, en el 2001 ya hay
17 aglomeraciones urbanas, la mayoría de ellas en regiones en desarrollo. Si
nos fijamos en la tasa de crecimiento, podemos observar cómo las megaciu-
dades de las regiones desarrolladas experimentan intensidades de crecimiento
menor que las de las regiones menos desarrolladas, que experimentaron un
crecimiento mucho más elevado desde 1950. Así pues, mientras Nueva York
aumentó su población en un 37%, Dhaka (Bangladesh) lo hizo en un 3.200%,
pasando de 400.000 habitantes en 1950 a 13,2 millones en 2001. Las previsio-
nes para el año 2015 agudizan estas tendencias y muestran que el crecimiento
de las aglomeraciones urbanas en regiones en vías de desarrollo será mucho
mayor que las situadas en regiones desarrolladas.
Aglomeración urbana Población (millones de habitantes) Tasa de crecimiento (%)
1950 1975 2000 2015 1950-2001 2001-2015
Tokio 6,9 19,8 26,5 27,2 284 3
Sâo Paulo 2,5 10,3 18,3 21,2 632 16
Ciudad de México 2,9 10,7 18,3 20,4 531 11
Nueva York 12,3 15,9 16,8 17,9 37 7
Bombay 3,0 7,3 16,5 22,6 450 37
Los Ángeles 4,0 8,9 13,3 14,5 233 9
En esta lista no aparecen las aglomeraciones de El Cairo, Seúl ni París, por no alcanzar la cifra de 10 millones de habitantes, aunque todas ellas superan los 9,5 millones.
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Aglomeración urbana Población (millones de habitantes) Tasa de crecimiento (%)
1950 1975 2000 2015 1950-2001 2001-2015
Calcuta 4,4 7,9 13,3 16,7 202 26
Dhaka 0,4 2,2 13,2 22,8 3.200 73
Delhi 1,4 4,4 13,0 20,9 829 61
Sanghai 5,3 11,4 12,8 13,6 142 6
Buenos Aires 5,0 9,1 12,1 13,2 142 9
Jakarta 1,4 4,8 11,4 17,3 714 52
Osaka 4,1 9,8 11,0 11,0 168 0
Pequín 3,9 8,5 10,8 11,7 177 8
Rio de Janeiro 3,0 8,0 10,7 11,5 257 7
Karachi 1,0 4,0 10,0 16,2 900 62
Metro Manila 1,5 5,0 10,0 12,6 567 26
En esta lista no aparecen las aglomeraciones de El Cairo, Seúl ni París, por no alcanzar la cifra de 10 millones de habitantes, aunque todas ellas superan los 9,5 millones.
Es preciso, no obstante, explicar la actual composición de las aglomeraciones
urbanas. Nos parece esencial remarcar que las cifras presentadas en la anterior
tabla no contemplan los límites administrativos. Aunque se mantenga aquí el
nombre de la ciudad central, la mayoría están formadas por diferentes entes
administrativos que, conjuntamente, forman el área metropolitana, esto es,
la ciudad central y otros municipios, distritos suburbanos con vínculos mor-
fológicos, funcionales y/o estructurales, pero raramente administrativos. La
aglomeración urbana puede funcionar como una única unidad urbana a escala
regional, estatal o global, y sin embargo no compartir límites o competencias
administrativas en todas sus partes. De las aglomeraciones urbanas que apare-
cen en la tabla no hay ninguna que tenga un ente administrativo conjunto
para toda la población y territorio de la aglomeración urbana, siendo algunos
casos muy próximos y otros muy distantes a la realidad urbana. Algunos da-
tos: Los Ángeles, tiene solamente 3,7 millones de habitantes residiendo en sus
límites administrativos aunque se contabilizan 13,3 millones de habitantes
en su aglomeración urbana, en la que se incluyen los grandes suburbios de
esta extensa ciudad. Ciudad de México, Shangai y Nueva York tienen aproxi-
madamente 8 millones de habitantes censados en sus límites administrativos
metropolitanos. Jakarta, Karachi y Seúl, sin embargo, son las ciudades en las
que los límites de actuación de su ente gubernamental abarcan el 90% de la
población de la aglomeración urbana.
Tokio sea quizás el caso paradigmático para explicar el concepto de aglomera-
ción urbana. Tokio como entidad administrativa municipal no existe. Existe
el Gobierno Metropolitano de Tokio, formado por 27 distritos o ku, que planifica,
gestiona y gobierna toda la área metropolitana excepto en las competencias
exclusivas de los distritos. Y a pesar de la existencia de este gobierno metro-
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politano supramunicipal, cuando nos referimos a la aglomeración urbana de
Tokio vamos todavía más allá de su área metropolitana e incluimos las ciu-
dades contiguas (con sus entes administrativos propios e independientes) de
Yokohama, Kawasaki y Chiva, más los suburbios de todas ellas. La realidad
urbana no coincide con los límites administrativos de los gobiernos, ya sean
regionales o municipales, lo que constata la necesidad de un nuevo tipo de
gestión para la ciudad real basado más en la cooperación de entidades y en la
abolición de límites y barreras arbitrarias y caducas.
1.3.2. Las regiones urbanas de geometría variable
Si la aglomeración urbana se caracteriza por sus vínculos estructurales, funcio-
nales y morfológicos, las regiones urbanas de geometría variable se caracterizan
por prescindir de este vínculo y ser sistemas de ciudades sin solución de con-
tinuidad que funcionan como una única unidad urbana, siempre dependien-
do de la escala. No encontramos una ciudad central y su gran área metropo-
litana, sino sistemas urbanos policéntricos en cada ciudad-nodo, sin perder
su condición de centro metropolitano, actúa conjuntamente con otras para
formar una sola unidad o región urbana ya no vinculada por su continuidad
morfológica, sino por su estructura y relaciones multidireccionales. Así pues,
el aumento de la velocidad en la circulación de personas, bienes, capital, ser-
vicios e información ha permitido crear vínculos funcionales entre regiones
que actúan, dependiendo de la escala, de centro metropolitano y de nodo en
una red urbana más extensa.
El caso paradigmático de esta realidad urbana lo encontramos en Holanda. El
Randstad o ciudad anillo, al noroeste de Holanda, es un sistema urbano com-
plejo que se caracteriza por la policentricidad de su estructura y por las inten-
sas relaciones que se dan entre sus nodos. En el Randstad no encontramos nin-
guna ciudad jerárquicamente más importante que las demás en la red, sino
que existen diferentes niveles jerárquicos dentro del sistema. Las ciudades de
Ámsterdam, Utrecht, Rótterdam y La Haya son los nodos principales de la red
y cada una de ellas cumple funciones específicas y exclusivas dentro del siste-
ma, que se complementan con el rol de centro metropolitano de su hinterland
o área de influencia más directo. A su vez, ciudades intermedias como Delft,
Leiden o Haarlem, ejercen de centros metropolitanos de menor influencia. Sus
eficaces infraestructuras de telecomunicación y transporte así como la com-
plementariedad e interdependencia entre las funciones de las ciudades hacen
que los distintos tipos de flujos sean multidireccionales y continuos en todo
el sistema, creando así la sinergia necesaria para actuar, a escala continental
y mundial, como una sola unidad urbana. En cuanto a su gestión adminis-
trativa, el estado holandés goza de competencias que le permiten gestionar
el territorio del Randstad y equilibrar la red a través de mecanismos como el
transporte público ferroviario o las políticas del suelo y vivienda. Un caso atí-
pico de gestión urbana llevada a cabo por un ente administrativo estatal y, sin
embargo, con resultados más que notables.
© FUOC • XP07/B0191/02479 13 Urbanización y ciudad en la globalización
Nos encontramos hoy con un proceso de redefinición de la escala de gestión
territorial fruto de cambios en los mecanismos de circulación del capital (Bren-
ner, 1999). La escala estatal deja de ser eficiente para la gestión de procesos
económicos que están experimentando dinámicas de fragmentación y expan-
sión de los procesos de producción y, contemporáneamente, de concentración
de capital.
Las regiones urbanas funcionales, que pueden adoptar formas y estruc-
turas diferentes, asumen un papel cada vez más importante en la eco-
nomía globalizada y ven cómo aumenta su peso demográfico, econó-
mico y funcional sin que se cambien los mecanismos de gestión.
La región urbana, regida por criterios de funcionalidad, estructura y mo-
vilidad, debe redefinirse política y territorialmente para gestionarse de
forma más eficiente y eficaz y poder enfrentarse así a los nuevos retos
del siglo XXI.
Referencia bibliográfica
N.�Brenner (1999). "Globali-zation as reterritorialization:the re-scaling of urban go-vernance in the EuropeanUnion". Urban Studies (vol. 3,núm. 36, pág. 431-451).
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2. La ciudad y sus desafíos hoy
2.1. El resurgimiento de las ciudades
Actualmente hay más de 300 regiones urbanas en el mundo con más de un
millón de habitantes. Las regiones urbanas funcionan cada vez más como no-
dos espaciales de la economía global y como agentes diferenciados.
Las regiones urbanas son más y más esenciales en la vida moderna y han reac-
tivado su sentido como bases de todas las formas de actividad productiva. La
ciudad pierde su rol en favor de las regiones urbanas. Eso hace esenciales la
construcción de las alianzas territoriales.
La jerarquía clásica de los sistemas urbanos nacionales se rompe con distintos
resultados según los países. Se establece una jerarquía de escalas territoriales
de relaciones económicas y de gobernabilidad interrelacionadas. Aunque no
se dispone de un sistema de regulación mundial, se tiende a la creación de
grandes espacios regionales de regulación y coordinación (NAFTA, MERCO-
SUR, UE) que comportan una regulación supranacional y procesos de descen-
tralización. A pesar de ello, los estados nacionales siguen siendo esenciales,
pero se están transformando rápidamente.
En este contexto se produce un resurgimiento de las regiones urbanas, bási-
camente respondiendo a necesidades económicas: las actividades se localizan
en clusters como una respuesta estratégica a la creciente competencia econó-
mica que aumenta la incertidumbre y premia la innovación y el aprendizaje.
La concentración permite aumentar la flexibilidad y aprovechar los recursos
existentes. Las regiones urbanas empiezan a funcionar como plataformas te-
rritoriales, desde las cuales grupos concentrados o redes de empresas compi-
ten y tienen un rol en los mercados globales. Esta capacidad económica obli-
ga a buscar en paralelo el desarrollo de una capacidad institucional y una po-
lítica para aprovechar los procesos de la globalización a su favor. La concen-
tración urbana aumenta la productividad del sistema productivo a través de
la concentración que asegura la eficacia del sistema económico y al mismo
tiempo intensifica la creatividad, el aprendizaje, la innovación, tanto por el
incremento de flexibilidad de los productores como por las transferencias de
ideas y conocimiento en las redes urbanas.
Las redes se convierten en el punto de partida de nuevas expansiones urbanas
y en el punto de enlace con los mercados mundiales. Las redes intensas son
las que permiten competir en mercados cada vez más extensos y globales.
Nota
La autoría de este apartadocorresponde a Jordi Borja.
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En este contexto, la geografía social de las regiones urbanas se transforma con
nuevos retos sociales y políticos. Crece la heterogeneidad cultural y demográ-
fica por las migraciones, abriéndose tanto posibilidades de grandes conflictos
como nuevas oportunidades para la movilidad social. Las desigualdades socia-
les y espaciales también se incrementan, y se reflejan en el crecimiento de los
dependientes en el welfare y de los llamados trabajadores pobres, que, a pesar de
tener un sueldo, no consiguen una vida decente en estas regiones urbanas. A
nivel territorial, se producen transformaciones en la morfología de las regiones
urbanas con el desarrollo de aglomeraciones policéntricas y multiclusterizadas
y con el rápido crecimiento de las periferias (edge cities) y procesos paralelos
de descentralización y de recentralización de las áreas urbanas.
Las grandes regiones urbanas constituyen el espacio preferencial de la
nueva economía global.
El mosaico de grandes regiones urbanas también necesita buscar soluciones de
gobernabilidad con diversos objetivos, entre los que podemos citar: el equili-
brio adecuado entre cooperación y competencia entre empresas, para asegurar
el crecimiento a largo plazo mediante el pooling de recursos y el aprendizaje
mutuo, la coordinación de las interacciones entre unidades políticas distintas
y la codificación de las distintas prácticas locales, como el establecimiento de
reglas fijas de gobierno o compromisos basados en reglas flexibles de negocia-
ción intergubernamental e interindividual.
El sistema urbano europeo
Con la colaboración de Mireia Belil
El continente europeo es una de las regiones más urbanizadas del mundo, y su sistemade ciudades presenta una gran diversidad. El sistema urbano europeo se caracteriza porla existencia de unas pocas grandes metrópolis, una cuarentena de ciudades o áreas me-tropolitanas grandes y una infinidad de ciudades medianas y pequeñas, dispersas por unterritorio rural muy urbanizado.
Se trata de un sistema urbano demográficamente bastante estable donde las ciudadesgrandes experimentan un nuevo crecimiento. Este sistema urbano encuentra algunasfuentes de inestabilidad en cuatro procesos diferenciados e íntimamente relacionados:
• La progresiva terciarización de las economías urbanas con las características de em-pleo y ciclos económicos típicas de este sector.
• La naturaleza y dimensión de las nuevas migraciones que están cambiando la com-posición social y cultural de las grandes ciudades.
• El impacto y desarrollo de la llamada nueva economía y de las tecnologías de la in-formación y la comunicación que sugieren formas de organización territorial de geo-metría variable.
• El impacto diferencial de las políticas europeas sobre el territorio.
La mayoría de políticas europeas tienen una gran influencia sobre el desarrollo urbano.En este aspecto es importante resaltar el impacto de la construcción de grandes infraes-tructuras, como el tren de alta velocidad o los puentes y túneles, sobre el posicionamien-to relativo de diversas áreas urbanas europeas.
A modo de ejemplo podemos citar la construcción del puente de Oresund entre Dina-marca y Suecia, que ha permitido la consolidación de un área urbana de más de tres mi-
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llones de habitantes alrededor de las ciudades de Malmö y Copenhague y, en este con-texto, cabe entender el desarrollo del nuevo aeropuerto de Copenhague como el núcleoaeroportuario de esta gran región transfronteriza. La línea de alta velocidad que une Lon-dres, París y Bruselas ha influido poderosamente en la transformación y potenciación dela región metropolitana transfronteriza de Lille y su inserción en el área de influenciade Bruselas y París.
El sistema urbano europeo está formado por distintos tipos de estructuras y morfologíasurbanas entre las que podemos reconocer las estructuras reticulares policéntricas, los cre-cimientos en mancha de aceite o las redes de ciudades medianas con sus propios proce-sos de suburbialización. A pesar de estas diferencias, se puede considerar que el sistemaurbano europeo es relativamente estable aunque en un futuro próximo podremos vercómo algunas infraestructuras, algunas redes y nuevas funciones transformarán la posi-ción relativa de algunas ciudades.
En general, el desarrollo urbano europeo se ha basado en la priorización del crecimientoeconómico, el libre funcionamiento del mercado del suelo, un consumo extensivo de losrecursos como si éstos fueran ilimitados y un creciente impacto de las políticas comu-nitarias con efectos territoriales. En este marco, la mayoría de las ciudades europeas seplantea estrategias que les permitan ser más prósperas (competitivas), más accesibles, mássolidarias, más innovadoras y formadas, más animadas, y más sostenibles. Competitivi-dad, cohesión social, innovación, calidad de los recursos humanos, calidad y atractividaddel territorio..., son factores comunes a la mayoría de las estrategias metropolitanas. Labúsqueda de un desarrollo sostenible es uno de los elementos más innovadores de losnuevos procesos de planificación. El control de la expansión urbana sobre el territorio,intentando no ya evitar pero sí al menos canalizar, esa expansión; la mezcla de funcionesurbanas y grupos sociales; la gestión inteligente de los recursos del ecosistema urbano;la implantación de una movilidad más eficaz y compatible con el medio ambiente; o laprotección y desarrollo del patrimonio natural y cultural, son algunas de las estrategiashacia una ciudad económica, medioambiental y socialmente sostenible, sólo posible sise concibe a escala metropolitana.
2.2. Desafíos urbanos en el siglo XXI
La mundialización de la economía que, junto con la revolución informacio-
nal y la desaparición de los bloques geopolíticos configura la globalización, ha
provocado una redistribución de cartas entre los territorios. Las ciudades y las
regiones tienen una nueva oportunidad para una inserción competitiva o pa-
ra quedarse en una relativa marginación. Esta oportunidad también se refleja
en el interior de cada región o ciudad, o sea, que puede darse la misma situa-
ción: que predomine una dinámica integradora o fragmentadora, que crezca
la cohesión o la exclusión. O, lo que es frecuente, que unas áreas participen
activamente de los procesos globales y otras queden excluidas, aunque sufran
sus efectos.
"Simultáneamente, provoca un agravamiento de la exclusión social de grandes sectoresde la población con su secuela de marginalización, violencia y desestructuración de pau-tas de convivencia. Esto se manifiesta en la emergencia de una ciudad escindida entre eldenominado sector formal (centro y barrios) y el sector informal (extensas áreas perifé-ricas anémicas y sin carácter, y las villas de emergencia)".
Jorge�Mario�Jáuregui� (2002). Estrategias de desarrollo e intervenciones urbanas para enfren-tar la crisis. Buenos Aires: Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universi-dad de Buenos Aires.
¿Cuál es hoy el espacio económico más significativo? Obviamente, ya no es el
del Estado-Nación, cuyos márgenes para hacer políticas autónomas que mar-
quen la especificidad del "territorio nacional" son cada día más reducidos. Ac-
tualmente, las empresas no pueden determinar su competitividad sin un en-
torno favorable. Y las sinergias que determinan hoy la productividad y la ca-
pacidad de innovación se producen en la ciudad, o mejor dicho en el siste-
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ma urbano-regional, más menos polarizado por una gran ciudad (aunque no
siempre) que, a su vez, forma parte de un sistema de ciudades que pueden
constituir un eje o una macrorregión.
Hoy se revaloriza la ciudad-región como espacio económico más significativo,
pero al ser un espacio de geometría variable y de límites difusos, está sometido
a fuertes tensiones por los desequilibrios territoriales y sociales que en él se
producen. Es más un espacio que un territorio, situación que plantea proble-
mas de cohesión social, de identidad cultural y de gobernabilidad.
Un desafío de la globalización es desarrollar estrategias que configuren el es-
pacio de la ciudad-región como territorio. La política urbana no hereda un
territorio y debe enfrentarse a las dinámicas dispersas o sectoriales, que lo de-
sestructuran en vez de construirlo.
Planificación estratégica territorial
Con la colaboración de Manuel de Forn
La aparición y auge de la planificación estratégica en la gestión local se debe a la necesidadde las ciudades y sus gobiernos de dar respuesta a una serie de retos y nuevas situacionesque convierten el territorio en un elemento básico de la competitividad. Se establece portanto un nuevo marco donde el buen funcionamiento de la ciudad ya no es sólo uncampo de batalla entre diferentes opciones electorales, sino que se convierte en parte delactivo de las actividades instaladas en su territorio y al mismo tiempo, en el sistema básicopara resolver las problemáticas sociales y la igualdad de oportunidades de los habitantes.
Aparece así la planificación estratégica entendida en realidad más como una forma degestión, que no solamente como una forma de planificación de la ciudad. Los agentessociales (vecinos, sindicatos, empresarios, administraciones, asociaciones, etc.) pasan aser sujetos activos de la transformación urbana. Su participación no es únicamente deconsulta o deliberante, sino que toman parte del proceso de toma de decisiones y sonresponsables directos o corresponsables de la financiación y/o ejecución de determinadosproyectos que son estratégicos para el conjunto de la ciudad.
Esta participación activa de los agentes sociales obliga a pasar de una gestión públicatop down a una gestión bottom up, donde no sólo participan en el proceso de decisiónlos empleados públicos y las empresas especializadas, sino también los consumidores,usuarios y beneficiarios del territorio.
La introducción tradicional de la planificación estratégica tiene como característica co-mún la generación de un discurso genérico de metas u objetivos, a partir de una ciertaparticipación de agentes económicos y sociales, pero enfrentado o, como mínimo, sepa-rado de la lógica del urbanismo, cuyos técnicos y agentes de decisión también tienen unavisión estratégica del territorio. Ello conduce a una situación contradictoria: establecer unmodelo consensuado de ciudad (que viene definida fundamentalmente por un territorio)sin incorporar decisivamente los mecanismos de actuación directa sobre el territorio. Deotra parte muchas veces se concentra en consensos sobre ideas y no sobre proyectos, porlo que se reduce a un ejercicio no conflictivo de sentido común
Un análisis del impacto real de los planes estratégicos desarrollados en los últimos diez-quince años no ofrece un panorama satisfactorio. Los proyectos de transformación realhan obedecido, en muchos casos, a criterios y actuaciones externas a los planes que, co-mo mucho, las han acompañado. Incluso en los casos de mayor incidencia real comoBarcelona, los sucesivos planes estratégicos han servido como elemento dinamizador yequilibrador, económica y socialmente, de los proyectos municipales en marcha, pero nocomo punta de lanza de las transformaciones de la ciudad.
Las nuevas metodologías parten de unas coordenadas de mayor operatividad: implica-ción territorial, basado en proyectos estructurantes y disposición o elaboración de unplan estratégico municipal previo al de ciudad, de forma que la Administración localofrezca el entramado lógico que permita poner sobre la mesa y liderar de forma fructíferael debate sobre los temas que se deben y quieren discutir. El plan estratégico se convierteasí en un doble proceso de toma de decisiones conjuntas y de concertación de algunas
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de las decisiones individuales, en el que se hace imprescindible la intuición y la decisiónde los líderes de las organizaciones representativas y que sean capaces de articular el te-rritorio y la sociedad. No se trata, por el contrario, de debates estériles sobre temas inte-resantes pero intranscendentes para el desarrollo de cada organización individualizaday el del conjunto.
El segundo grupo de coordenadas se refiere a la gestión. Cada vez más, se observa que laforma de gestión, su adecuación a la demanda y necesidades reales, es tanto o más estra-tégica que las propias infraestructuras. Del mismo modo, elaborar un plan estratégico sinabordar la gestión de la ciudad (no del plan) es hoy impracticable. Una ciudad de calidadexige una gestión de calidad. Ello quiere decir que los instrumentos de gestión de las in-fraestructuras pasan a un primer plano estratégico junto con la fiabilidad y proactividadde los gobiernos locales. Un plan estratégico que funcione precisa de una Administraciónpromotora, relacional y con voluntad estratégica.
Para terminar, los temas emergentes en los planes estratégicos son los siguientes:
• Atención creciente a la calidad de vida, la densidad como base de la sostenibilidady la cualificación del espacio urbano.
• Desarrollo de regiones metropolitanas a partir de ciudades ya existentes.• Refuerzo de la inteligencia de la ciudad.• Desarrollo de clusters e infraestructuras de apoyo a las actividades económicas.• Administración relacional.• Convivencia en la multiculturalidad.• Desarrollo de las vocaciones propias de la ciudad.• El conocimiento como eje del desarrollo de la ciudad.• La democracia urbana, un objetivo aun más necesario en la etapa de la globalización.
Tanto las ciudades y regiones como sus administraciones públicas y sus agen-
tes económicos y sociales son conscientes de que tienen que jugar sus cartas
y cazar sus oportunidades. Es la hora de pasar a una política económica local
y regional de oportunidad. No a un urbanismo oportunista. El urbanismo es-
tratégico define escenarios deseables y objetivos coherentes, expresa valores
de interés general. Pero sobre estas bases genera o aprovecha oportunidades,
lo cual supone una gestión ágil y flexible.
Requisitos para el éxito urbano
Entre los requisitos que los principales autores consideran necesarios para la productivi-dad y competitividad de las áreas urbanas, nos encontramos los siguientes:
• Ciudad en red, accesible, abierta. Articulación del territorio urbano-regional median-te un buen sistema de infraestructuras de transportes, comunicaciones y servicios bá-sicos (agua, energía, saneamiento, etc.) Accesibilidad externa e inserción en sistemasglobales de comunicación. Diversidad de centralidades. Acceso universal a las TIC
• Infraestructura en tecnología productiva que dé sustento a un tejido económico re-gional sobre todo de pequeñas y medianas empresas, pues sólo una fracción de laactividad económica está globalizada. La inversión en esta infraestructura sólo puedeser rentable si apunta también a la economía local o regional que es la generadora deempleo. Empresas globales localizadas y locales globalizadas."No hay que temer a la globalización", siempre que se priorice la demanda interna, locual requiere invertir en el binomio capital fijo/empleo, como dicen O. Lafontaine yC. Muller (1998) en su libro No hay que temer a la globalización. Biblioteca Nueva.
• Recursos humanos calificados en una gran diversidad de sectores y niveles. Forma-ción continuada, articulación universidades-empresas, inversión flexible y mixta enI+D, etc. Espíritu empresarial y capacidad de adaptación a los cambios de los entor-nos.
• Densidad de actividades económicas que genere un entorno favorable para el desa-rrollo y atracción tanto de nuevas actividades, como de las tradicionales.
• Diversidad de actividades y poblaciones: heterogeneidad funcional, social y econó-mica. Ampliación del ecosistema urbano.
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• Calidad de la oferta urbana e imagen positiva de la ciudad. Centralidades atractivas.Ofertas culturales y lúdicas. Seguridad urbana. Calidad ambiental.
• Instituciones políticas representativas con eficiencia y transparencia en los procedi-mientos administrativos. Programas públicos confiables que reduzcan los márgenesde incertidumbre.
• Cohesión social. Reducción progresiva de las desigualdades sociales. Reglas tácitas ypautas de comportamiento que garanticen una relativa seguridad en las relacioneseconómicas y sociales. Civismo.
• Cualificación del capital humano y social: promoción del desarrollo de redes socialesa través del fortalecimiento y apoyo a asociaciones civiles, organismos no guberna-mentales, grupos autogestionados, etc. que fortalezcan el entramado social y fomen-ten la participación colectiva.
• Políticas públicas de proyección exterior e interior. Acciones que conciban la ciudadcomo un producto complejo en múltiples relaciones, que permitan su desarrollo tan-to hacia sí misma como en su relación con el entorno, buscando una eficaz combi-nación entre lo local y lo global.
• Sostenibilidad del desarrollo que permita hacer previsiones a medio y largo plazo.Estructura física del espacio urbano-regional que reduzca los desequilibrios y los des-pilfarros y que asegure a la vez capacidad de integración y de evolución.
Como se percibe fácilmente, estos requisitos van más allá de los clásicos de las econo-mías de la aglomeración y de las sinergias (que continúan siendo muy importantes) yson mucho más integrales que aquellos que consideran la inserción en la globalizacióncon un reduccionismo informacional-financiero. Estos requisitos, por otra parte, exigenuna política urbana potente que no se puede basar exclusivamente en el planeamientoterritorial clásico, pero tampoco en las actuaciones puntuales o los programas sectoriales.
La sostenibilidad de las áreas urbanas es obviamente uno de los grandes retos actuales.Las pautas actuales de consumo energético y de agua, los impactos ambientales del usointensivo del automóvil, las formas de desarrollo urbano que acentúan la congestión enáreas centrales y el despilfarro de suelo en las áreas de baja densidad, la creciente dificul-tad para controlar, eliminar o reciclar los residuos, etc. son problemáticas ampliamenteestudiadas y debatidas. En este trabajo no nos proponemos tratar las temáticas económi-cas y ambientales, sino los desafíos políticos, sociales y culturales del urbanismo.
Entre la abundante bibliografía sobre la sostenibilidad urbana, podemos citar los títulossiguientes:
• (1997). Catálogo de la exposición La ciutat sostenible / The Sustainable City. Barcelona:Centre de Cultura Contemporània.
• Hebert�Giradet� (2001). Creando ciudades sostenibles. Valencia: Ed. Tilde (colecciónGorgona).
• Virginio�Bettini� (1998). Elementos de ecología urbana. Madrid: Ed. Trotta (Serie Medioambiente).
• Salvador�Rueda� (1995). Ecologia urbana. Barcelona: Beta Ed.
• Ecología política. En el número 17 de esta revista (1999) encontraréis un artículo muyinteresante sobre movilidad en las ciudades y sostenibilidad urbana.
La política urbana ya no puede apoyarse únicamente en las formulas norma-
tivas del planeamiento tradicional que no facilitan ni las actuaciones que exi-
gen iniciativas rápidas y flexibles, ni la concertación de actores. Pero entrar
en la vía fácil de la desregulación de los usos del territorio, la privatización
incondicional de los servicios públicos (otra cosa es la gestión empresarial de
algunos de ellos) y la dimisión total ante el mercado para responder a deman-
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das sociales básicas (como la vivienda) produce innumerables efectos perver-
sos que atacan directamente los valores democráticos que ha forjado nuestra
historia urbana y cuestionan la eficacia económica de nuestras ciudades.
El urbanismo necesario y posible debe actuar sobre una ciudad en parte
difusa, sobre un territorio urbano-regional fragmentado, pero no vacío.
Es una tarea complicada y costosa en la que se deben tomar decisiones
rápidas, actuar eficazmente a corto y medio plazo, con efectos duraderos
a largo plazo.
Requisitos
Es el momento de estar alerta a las oportunidades para realizar los "grandes proyectosurbanos" que permitan una adaptación competitiva a las nuevas exigencias de la globa-lización, sin que generen más efectos perversos que soluciones. Es decir, que contribuyantanto a la cohesión social como a la funcionalidad integral del sistema urbano.
Como dice el urbanista portugués Nuno Portas, hay que cruzar siempre, en un
sistema ideal de coordenadas, los objetivos con las oportunidades. Los objeti-
vos son las respuestas que las instituciones y los agentes económicos, sociales
y culturales dan de una forma concertada a los desafíos de su entorno y a sus
demandas internas. Las oportunidades aparecen o se inventan, proceden de
iniciativas públicas o privadas, endógenas o exógenas. Pero si los objetivos no
están claros, las oportunidades no se aprovecharán positivamente. Los objeti-
vos orientan las oportunidades y, a veces, contribuyen a inventarlas. Pero es-
tos objetivos sólo adquieren consistencia, coherencia y legitimidad si forman
parte de un todo, de un proyecto integral de ciudad o de región, concertado
socialmente, liderado democráticamente y validado culturalmente.
El auge actual del planeamiento estratégico, la revalorización de los gobiernos
locales y regionales y la recuperación de los valores culturales o morales pa-
ra orientar las políticas urbanas expresan la necesidad de una política urbana
con objetivos. La nueva política urbana es una estrategia que construye su te-
rritorio regional; es decir, define y delimita nuevos ámbitos espaciales sobre
los cuales las instituciones públicas y los actores económicos y sociales deben
actuar conjuntamente (por ejemplo: los grandes ejes y las macrorregiones eu-
ropeas) pero también, y sobre todo, deben responder a los desafíos más próxi-
mos: hacer ciudad sobre la región metropolitana difusa y/o policéntrica y ha-
cer ciudad sobre la ciudad cohesionándola con su periferia inmediata incluida.
La ordenación territorial en regiones urbanas europeas
Con la colaboración de Mireia Belil
La década de los años noventa representa un cierto retorno a una planificación más ho-lística, global e integrada, una planificación estratégica, pero al mismo tiempo flexible,urbana y a la vez regional, territorial, pero también económica y social.
Las formas de pensar y hacer de la ordenación territorial evolucionan incluyendo nuevosparadigmas y nociones como la flexibilidad, la complejidad, la negociación, la coordi-nación... Las nuevas formas de planificación reflejan un cambio de objetivos, una mo-
Referencia bibliográfica
Nuno�Portas� (1996). A po-líticas das ciudades. Lisboa:Conselho Economico e So-cial.
© FUOC • XP07/B0191/02479 21 Urbanización y ciudad en la globalización
dificación clara de los contenidos y una transformación del carácter de la ordenaciónterritorial.
Las áreas urbanas europeas han tendido a desarrollar planes que no son ni un plan es-tratégico ni un plan de ordenación, sino una estrategia territorial de desarrollo centradaen la definición de grandes objetivos, la consolidación de prioridades y la estructuraciónde algunos elementos de gestión, entre ellos, los planes territoriales o de desarrollo quedefienden la implementación de los objetivos y prioridades y dan algunas indicacionesde cómo se ordenan los distintos espacios metropolitanos.
Se pasa de una concepción tradicional de la planificación, centrada en el poder público yen el territorio, a una estrategia que privilegia una dinámica de desarrollo integral y globala partir de la construcción de consenso alrededor de objetivos comunes y de proyectos.
Uno de los planes más esperanzadores en esta primera década de siglo es la estrategia dedesarrollo espacial de Londres, un instrumento de planificación competencia del alcalde.Esta estrategia debe establecer prioridades de acción y clarificar las direcciones de creci-miento de la ciudad a partir de un diseño estratégico de los usos del suelo, y constituye elmarco y el sistema de coherencia para el desarrollo de forma integrada de las políticas detransporte, desarrollo económico y medio ambiente. Por otro lado, las estrategias de losdiferentes barrios deben integrarse y ser coherentes con esta visión. El tiempo permitirájuzgar la operatividad de dichos planteamientos.
La finalidad de cualquier planeamiento regional o metropolitano ya no se puede limitara la mera organización del consumo futuro de nuevos espacios por la urbanización. Laordenación territorial y la planificación deben ser capaces de gestionar una multiplicidadde actores implicados, con lógicas de actuación diferenciadas, lógicas públicas de una di-versidad creciente de organismos y autoridades, y lógicas de mercado. El aumento conti-nuo de la movilidad y de las distancias recorridas en un presupuesto-tiempo ha compor-tado la multiplicación de territorios implicados, territorios no necesariamente contiguos.
La planificación estratégica territorial se centra en la consecución de una serie de obje-tivos que comparten la mayoría de grandes espacios urbanos, pero que se concretan demuy diversas formas en políticas y estrategias territoriales. Entre éstos destaca la organi-zación interna del espacio metropolitano para mejorar la competitividad económica. Lamejora de la calidad de vida y del territorio, muy relacionada con el desarrollo sostenible,aparece en la definición básica de muchos planes ligada a la facilitación de la movilidady de la accesibilidad interna y externa al territorio metropolitano. La mejora de la atrac-ción del territorio, con la consideración de la oferta global para vivir, trabajar e invertirse relaciona íntimamente con la calidad de vida y el desarrollo de infraestructuras. Lamejora de la cohesión social en el ámbito metropolitano y la contrarrestación de los de-sequilibrios y tensiones derivados de los procesos de globalización, así como la promo-ción de la igualdad de oportunidades en todo el territorio, aparecen como novedadesrelevantes de las estrategias territoriales. El posicionamiento y promoción internacional,dentro de áreas de actuación específicas como el arco mediterráneo, la región báltica,la región alpina..., es un elemento de la planificación estratégica que se incorpora a laplanificación territorial.
Estos objetivos se concretan con las siguientes actuaciones:
• La creación de un mayor desarrollo económico en las áreas urbanas céntricas
• La potenciación de los centros de negocios, educación y comercio
• La mejora del transporte público y la red de transporte
• La protección y ampliación de las terminales internacionales de transporte
• La defensa y desarrollo de los recursos medioambientales
• La mejor utilización de las infraestructuras existentes
Los nuevos enfoques en la ordenación del territorio y el urbanismo, que se englobandentro de un dimensión claramente estratégica, presentan diversas características, entrelas que cabe destacar la integración de las políticas sectoriales, la incorporación de ladimensión de sostenibilidad, la presencia de diferentes escalas territoriales de actuación/ordenación, o el desarrollo de sistemas de gobernabilidad. La planificación y la gestiónconviven en un mismo plano, produciéndose una coexistencia de la planificación (cohe-rencia a largo plazo) y un enfoque claramente estratégico de la gestión urbana dondedestacan el establecimiento de relaciones entre distintos niveles de gobierno, la colabo-
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ración público-privada, los sistemas de información y la mayor transparencia hacia losciudadanos.
El planeamiento regional o metropolitano no es ni un lujo ni una coerción. El desarro-llo incontrolado perjudica el funcionamiento, la atracción y la competitividad interna-cional de las áreas urbanas. En la actualidad, la gestión del territorio debe ser participa-tiva e incluir a todos los agentes (operadores económicos, agentes sociales...), dejandode lado el planeamiento centralizado y autoritario. Un plan territorial debe constituirse,cada vez más, como un marco de referencia, no como una "imagen ideal" de la ciudada largo plazo. Debe caracterizarse por una actualización periódica (respuesta a cambiosinternos, externos...) y una mayor amplitud del territorio que remite a un concepto deecosistema metropolitano. Las transformaciones conceptuales e instrumentales han depermitir la emergencia de nuevos enfoques. Actualmente, la ordenación territorial siguebuscando una gran funcionalidad, pero en un entorno más complejo y diverso a travésde un esfuerzo por transformar las prácticas a partir del conocimiento: no se renunciaa un proyecto racional en un mundo complejo, sino que se intentan evitar los modelossimplistas.
La estrategia territorial propone un modelo u opción de desarrollo que ofrece un camino,pero no soluciones cerradas. Tiene su soporte en la creación y el refuerzo de la identidadde la región urbana a través de su posicionamiento en un contexto internacional dondese definen los retos y las opciones para la estructuración y dinámicas territoriales, y don-de se ofrecen opciones para el desarrollo económico, social y la calidad medioambien-tal. Las estrategias territoriales no olvidan los aspectos intangibles, desde la creación deidentidades hasta la generación de conocimientos y culturales.
El proceso de construcción de la estrategia territorial, la visión global de la planificación,es tan o más importante que el resultado final: no se trata de construir un plan sino unaestrategia urbana, aceptable, realizable por los distintos actores públicos y privados, yrevisable en sus modalidades concretas.
Más que una ordenación que dibuja el territorio, se trata de crear un dispositivo informa-cional y de coordinación, en el que tres elementos resultan esenciales: la capacidad –in-formación y conocimientos técnicos–, la competencia –poder e instrumentos para actuar,la institución– y, finalmente, la democracia –que permita el debate y la participación.
2.3. La ciudad entre la destrucción y la reconstrucción
Las diferentes presiones sobre la ciudad actual producen un triple proceso ne-
gativo:
• Disolución de la trama urbana, por la difusión de la urbanización desigual
y dispersa y el debilitamiento o especialización de los centros.
• Fragmentación del tejido urbano y social, por extremar algunos supuestos
funcionalistas que se expresan en la combinación de un capitalismo des-
reglado con la lógica sectorial de las administraciones públicas y producen
la multiplicación de elementos dispersos y monovalentes en un territorio
cortado por vías de comunicación.
"Los no lugares ya no se interpretan como recipientes existenciales permanentes, sinoque son entendidos como enormes focos de acontecimientos [...] no lugares definidospor la sobreabundancia y el exceso. Son siempre espacios relacionados con el transporterápido, el consumo y el ocio".
Josep�Maria�Montaner� (1997). La modernidad superada. Arquitectura, arte y pensamientodel siglo XX. Barcelona: Gustavo Gili.Marc�Augé�. (1994) Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremo-dernidad. Barcelona: Ed. Gedisa.
• Privatización del espacio urbano, materializado en la generalización de
guetos según clases sociales –desde los condominios de lujo hasta las fave-
© FUOC • XP07/B0191/02479 23 Urbanización y ciudad en la globalización
las o asentamientos populares en sus diferentes versiones– y la sustitución
de las calles, las plazas y los mercados por centros comerciales.
La privatización de las ciudades
El urbanismo de productos sometido al mercado, la obsesión por la competitividad y porel negocio inmobiliario, las demandas segmentadas de los grupos sociales orientadas porla diferenciación y la seguridad, la alianza entre grupos financieros-inmobiliarios, gran-des estudios profesionales y autoridades políticas exasperan las dinámicas centrífugas delas ciudades. Es así como vemos aparecer seudociudades a partir de parques temáticos yempresariales, o de barrios cerrados, siempre con infraestructuras al servicio del vehículoprivado e individual. El nuevo paisaje se compone entonces de zonas de oficinas y másallá, áreas segregadas de viviendas sin empleo, con plazas y monumentos enrejados, concalles sin gente. Además, observamos con preocupación el surgimiento de comunidadesconservadoras en las zonas de gueto, también en barrios de la ciudad hecha y equipada,cuyos miedos e intereses se resisten a los cambios y a las mezclas. Es el espacio públicoel que paga la factura de los "productos urbanos". Es el espacio público el que se resientey con él, toda la ciudad.
"[...] Transformar el espacio público de la calle en un espacio comercial privatizado tie-ne claros costes sociales en términos de acceso democrático y responsabilidad pública...la domesticación del espacio a través de la especialización y de privatización genera cre-cientes exclusiones sociales y acrecienta las desigualdades..."
Nicholas�R.�Fyfe� (ed.) (1998). Images of the Street: Planning, Identity, and Control in PublicSpace. Londres: Routledge.
La tentación de dejar el desarrollo urbano a la supuesta libre competencia y a
los valores económicos inmediatos del mercado es abrir un proceso degenera-
tivo de la ciudad. El espacio público es "productivo" en términos sociales, cul-
turales y cívicos. También, en una dimensión política, a medio plazo, genera
gobernabilidad y en términos económicos promueve la atracción y creación
de nuevas actividades.
Los tres procesos mencionados (dispersión, fragmentación y privatización) se
refuerzan mutuamente contribuyendo a la casi desaparición del espacio públi-
co como espacio de ciudadanía. Acentúan las desigualdades y la marginación,
reducen la capacidad de integración cultural y la gobernabilidad del territo-
rio, negando, finalmente, los valores universalistas vinculados con la entidad
"ciudad". Es obvio que estas tendencias se contraponen al complejo "producto
ciudad" (distinta de la "ciudad de productos" específicos) caracterizado por la
densidad de relaciones sociales y por la mezcla de poblaciones y de actividades.
Sin embargo, contrapuestas a estas dinámicas desestructuradoras de la ciudad
actúan otras fuerzas y tendencias reconstructoras. Frente a los factores econó-
micos y técnicos, especialmente los progresos en el mundo del transporte y
de las comunicaciones, que favorecen la dispersión, existen otros factores de
signo contrario:
• La persistencia del capital fijo polivalente y el tejido de pymes y de em-
presas de servicios a las empresas.
Los recursos humanos cualificados y centros de formación y de I+D. La
imagen de la ciudad y la oferta cultural y lúdica que atrae cada vez más
a los agentes económicos y a los profesionales (para invertir, trabajar o
Referencia bibliográfica
Jordi�Borja� (1999). La ciu-dad del deseo. São Paulo, Re-pública y Bogotá: Rebeca.
© FUOC • XP07/B0191/02479 24 Urbanización y ciudad en la globalización
residir). La multiplicidad de oportunidades de trabajo (aunque a veces sean
teóricas) y la posibilidad de "sobrevivir" en los medios urbanos densos.
• La diversidad de equipamientos y servicios y el ambiente urbano que de-
mandan amplios sectores medios, y la atención de los servicios educativos,
sanitarios y sociales para sectores medios y bajos.
De esta manera, el "retorno" a la ciudad se verifica en muchas regiones ur-
banas. Colectivos que parecían irreversiblemente instalados en los suburbios
prefieren la ciudad tanto a la hora de decidir su inversión o su trabajo como
su residencia. Paralelamente, los crecientes y diversificados movimientos mi-
gratorios tienden a concentrarse en las áreas urbanas densas por las mayores
posibilidades de supervivencia.
Desde una dimensión más cultural y política, la ciudad, mito o realidad, apa-
rece como el lugar de las oportunidades, de las iniciativas y de las libertades
individuales y colectivas. El lugar de la privacidad y de la intimidad, pero tam-
bién el de la participación política, de la rebelión social y del autogobierno.
De la innovación y del cambio. La ciudad es el continente de la historia, el
tiempo concentrado en el espacio, la condensación del pasado y la memoria,
es decir, el lugar desde donde se "inventan" los proyectos de futuro que dan
sentido al presente. La ciudad es un patrimonio colectivo en el que tramas,
edificios y monumentos se combinan con recuerdos, sentimientos y momen-
tos comunitarios. La ciudad es, sobre todo, espacio público y no pareciera que
los que allí viven pudieran renunciar a ella sin perder vínculos sociales y va-
lores culturales, sin empobrecerse.
Finalmente, en este escenario de dinámicas contradictorias, deben ser las po-
líticas urbanas (que implican a los responsables políticos, a los profesionales e
intelectuales, a los agentes económicos y a los movimientos sociales) las que
impulsarán unas dinámicas y reducirán la influencia de otras. Por eso, los va-
lores culturales y los objetivos políticos devienen la cuestión decisiva de nues-
tros presentes y nuestros futuros urbanos. Debemos plantearnos, antes que
nada, cuáles son los valores que orientan nuestra acción, hacia dónde quere-
mos ir y qué modelos de vida urbana proponemos a la ciudadanía.
© FUOC • XP07/B0191/02479 25 Urbanización y ciudad en la globalización
3. La ciudad en sus tres dimensiones
3.1. Una perspectiva múltiple. Tres ciudades en el tiempo y el
espacio
La ciudad permanece a lo largo de la historia como territorio delimitado y un
lugar significante en el que se concentran poblaciones y actividades diversas.
Y es también un punto de encuentro de flujos (de bienes, de servicios, de gen-
tes, de ideas) que forman territorios o hinterlands de geometría variable. La
ciudad ha sido siempre un fenómeno cambiante, tanto en su escala como en
su estructura territorial, en sus formas de gobierno u organización como en las
culturas y en los comportamientos urbanos.
Otra cosa es que en nuestro imaginario cada uno tenga una visión aparente-
mente unívoca de ciudad. Aunque menos de lo que parece. Se identifica ciu-
dad con una realidad histórica, física y simbólica, que generalmente coincide
con el centro y algunos barrios que lo circundan. Y también con una realidad
político-administrativa, el municipio. Ambos pueden coincidir, más o menos,
pero están siempre corregidos por la subjetividad de cada persona. Además,
actualmente la realidad funcional del territorio y los trayectos de sus habitan-
tes son intermunicipales y los límites territoriales físicos y simbólicos de las
poblaciones de la aglomeración se confunden. Una parte de la ciudad, barrios
marginales o zonas no residenciales, no son percibidos, no son "vistos" ni re-
conocidos como ciudad. Para los habitantes de ciudades-municipios en la pe-
riferia de la ciudad "histórica-simbólica" los lugares de centralidad y de iden-
tificación suelen estar situados en esta ciudad inmediata.
Se habla de "ciudad real", en referencia a la aglomeración metropolitana, para
distinguirla de la "ciudad oficial", administrativa.
La ciudad oficial tiene una realidad indudable, pues es en el ámbito del auto-
gobierno local donde se manifiesta casi siempre un sentimiento colectivo de
pertenencia o de identidad. Prueba de ello son las reacciones que se suscitan
cuando se plantea integrar un municipio en otro mayor, aunque no exista so-
lución de continuidad entre ellos.
La ciudad ideal (en el sentido de subjetiva, pensada e interiorizada como co-
munidad, no en el sentido de modelo deseado o perfecto) es la de nuestro
imaginario, la que nos transmite la historia y la cultura, la de la memoria y la
identidad, que no siempre coincide con las anteriores y tampoco es la misma
para todos, menos aún cuando las poblaciones urbanas son cada vez más di-
versas por su origen y por su forma de vivir la ciudad.
Nota
La autoría de este apartadocorresponde a Jordi Borja.
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Tres ciudades en una: oficial, real e ideal. Y en esta ciudad, o mejor dicho en
cada una de ellas, conviven tres tipos de ciudadanos:
• Los que residen en ella; es decir, los que por lo menos duermen en ella,
pagan impuestos y votan.
• Los que trabajan o estudian en ella; es decir, que la usan cotidianamente
o de manera muy intensa y regular.
• Los usuarios intermitentes o eventuales. Los que acuden para consumir,
para acceder a determinados servicios, para asistir a un congreso o a una
feria, o a un espectáculo, los que van por ocio o por negocio, que pueden
representar tanto una población flotante previsible, estacional o periódica
a lo largo del año como en otras ocasiones resultar esporádica o aleatoria.
Un ejemplo de población de este tipo sería la turística, que depende de
factores cambiantes e incontrolables como los cambios climáticos, la ima-
gen de seguridad y la aparición de nuevas ofertas.
El análisis geográfico también nos lleva a distinguir tres dimensiones princi-
pales del fenómeno urbano:
La ciudad real y la oficial
En algunos ocasiones se logra la unificación de la ciudad real y la oficial (la "ciudad vi-vida"), como en los transportes y la red viaria urbana que definen territorios funcional-mente aglomerados y otros difusos o periféricos, o las zonas logísticas e industriales queproporcionan un empleo importante, o las universidades y las grandes superficies comer-ciales y en algunos casos incluso los aeropuertos que devienen nuevas centralidades do-tadas además de atributos emblemáticos.
• El territorio administrativo, el municipio o equivalente es una realidad
inevitable, permanece como una importante unidad de gestión de las po-
líticas públicas y es ámbito electoral, de organización y participación polí-
ticas, de recolección y agregación de la información. Una parte importante
de las actividades interdependientes, de la movilidad de las personas, de
la organización de los servicios y de las empresas, de las relaciones sociales
y de la percepción simbólica corresponden al territorio municipal.
• La ciudad�real o metropolitana es una realidad física y funcional. La ciu-
dad municipio principal es "centro" de la ciudad real o metropolitana. Y
para los habitantes de los otros municipios metropolitanos su ciudad es
también centro, el más inmediato.
• La aglomeración�urbana. Realidad que, actualmente, los servicios públi-
cos tienden a consolidar y a darle carácter oficial mediante nuevos entes
políticos que se superponen a los municipios y a veces alcanzan mayor
protagonismo que éstos (Londres, Toronto). Incluso se implementan re-
formas territoriales que generalizan administrativamente los territorios su-
pramunicipales.
© FUOC • XP07/B0191/02479 27 Urbanización y ciudad en la globalización
Referencia bibliográfica
Guido�Martinotti� (1993). Metropoli. La nuova morfologia sociale della città. Bolonia: IlMulino.
Martinotti propone cuatro poblaciones urbanas (habitantes, pendularios, usuarios y vi-sitantes) y tres actividades (residir, trabajar, consumir).
Ciudades metropolitanas y gobernabilidad
Con la colaboración de Mirela Fiori
• La�nueva�realidad�metropolitanaEs preciso hacer, por lo menos en teoría, la distinción entre la aglomeración (áreametropolitana clásica, la ciudad central y su periferia inmediata, el continuo urbano,área de los desplazamientos cotidianos) y la región metropolitana (discontinua, es-tratégica, policéntrica).Sin pretender normalizar las funciones que corresponden a cada nivel, apuntamosunos criterios derivados de casos estudiados y de un cierta lógica de gestión. En cual-quier caso, los programas y proyectos deben encontrar la escala territorial adecuada,tanto en lo que se refiere a los proyectos urbanos y a los programas sociales, en losque el nivel de "aglomeración" predominará, como en los planes y proyectos infraes-tructurales y de desarrollo económico, más propios de la región urbana:– Primer nivel: aglomeraciónstrictu sensu. Dominan los servicios comunes (agua,
transportes, policía...) y los proyectos sociales y de desarrollo urbano inmediatosy de mediana escala (vivienda, renovación urbana, renovación de áreas obsoletas,etc.) Es un ámbito de gestión local supramunicipal, no sólo intermunicipal.La aglomeración requiere planeamiento y gestión, base fiscal común y políticasredistributivas y reequilibradoras, organización política representativa (de elec-ción directa o indirecta y con presencia de todos los municipios).La aglomeración puede consolidarse mediante un proceso político-cultural conun plan estratégico sui generis más orientado a la calidad de vida, la cohesiónsocial, la sostenibilidad, el desarrollo de una diversidad de centralidades y la go-bernabilidad democrática, que por la competitividad y los grandes proyectos in-fraestructurales. Las grandes infraestructuras, si aún no se han realizado o progra-mado, deben integrarse en el planeamiento estratégico regional o de gran escala.
– Segundo nivel: la�región�metropolitana. Ámbito de planeamiento más estraté-gico que regulador, que funciona según una geometría variable, pero que requierede un territorio estable de concertación. En este nivel se deben priorizar los gran-des proyectos metropolitanos, principalmente los de carácter infraestructural, los"esquemas de coherencia" o planes de sistemas básicos, las reglas destinadas a ga-rantizar el equilibrio del desarrollo urbano.La región metropolitana puede apoyarse en un plan estratégico regional compar-tido con el gobierno estatal, es de geometría variable y puede ejecutarse medianteun catálogo de programas y proyectos y la coordinación de las inversiones delas entidades concertadas que pueden ser de naturaleza diversa (estado y muni-cipios, consejos provinciales o equivalentes y entidades metropolitanas, consor-cios, etc.).
• La�gobernabilidadEsta nueva realidad metropolitana de dimensiones diversas no permite una soluciónúnica. Sin embargo, la articulación de las políticas públicas hace necesario definir un"territorio" concreto.El territorio "vivido" no es el territorio "estratégico". Una estructuración política re-presentativa, con capacidad de desarrollar políticas públicas integradas y redistribu-tivas, probablemente debe apoyarse más en el territorio vivido presente que en elestratégico futuro.El reto político es construir estructuras democráticas que correspondan a estos nuevosterritorios.– Aglomeración: es necesario encontrar fórmulas de democracia representativa
fuerte, complementada por múltiples formas de democracia deliberativa y parti-cipativa.
– Región�metropolitana: deberá completar los mecanismos de concertación y decontractualización interinstitucional propios del ámbito metropolitano de "granescala" o estratégico con mecanismos participativos originales, en muchos casosad hoc (para grandes proyectos específicos o determinadas campañas), y en otrosestables (como los consejos de desarrollo de la ley francesa).
Para impulsar este proceso de planeamiento y gestión, se requieren entidades publi-cas o mixtas especificas. La aglomeración requiere seguramente una entidad política
© FUOC • XP07/B0191/02479 28 Urbanización y ciudad en la globalización
representativa, basada en los gobiernos o consejos municipales o de elección direc-ta, con capacidad de gestionar servicios comunes y con objetivos redistributivos. Enla región metropolitana se hace necesario crear un marco de concertación entre ins-tituciones públicas de niveles distintos y establecer mecanismos específicos y diver-sificados de cooperación entre la iniciativa pública y la privada como mecanismosde participación y agencias operativas para proyectos o programas estratégicos. Porejemplo:– Consejo�metropolitano�de�aglomeración. Entidad política local formada por
el gobierno de la ciudad central (ciudad y delegaciones o distritos) y por las al-caldías metropolitanas. Asume las competencias de planeamiento urbano y degestión de servicios urbanos, sobre la base de un plan de desarrollo sostenible yde integración social. Gestiona los problemas y servicios sociales, culturales y deprocesos económicos que acuerden los municipios.
– Consorcio�de�la�región�metropolitana. Si existe, y el ámbito es adecuado, puedesustituir o ser asumido por el departamento o provincia. También puede crearsead hoc un consejo compuesto por representantes de los entes locales de la regiónmetropolitana en el que participarán eventualmente representantes de las insti-tuciones regionales o estatales. Tendría a su cargo la elaboración de un plan estra-tégico y el diseño de uno o varios consorcios o agencias con instituciones y orga-nizaciones económicas, sociales, profesionales, culturales y universitarias, encar-gado de la gestión del mismo, con un rol de coordinación de los planes inversoresde las instituciones y de seguimiento de los programas y proyectos aprobados.
El Estado debería tener la capacidad de elaborar propuestas propias, concretas y trans-versales, basadas en valores y objetivos ampliamente consensuados y legitimados, ensus relaciones con las regiones, las áreas metropolitanas o las aglomeraciones.Por lo que respecta a las regiones metropolitanas, parece razonable establecer unadiversidad de contratos entre el estado y los entes territoriales a partir de un troncocomún concertado con la región o con la aglomeración según los casos.Las políticas metropolitanas contractualizadas, precisamente por su ambición y por-que en ellas hay invertidos recursos y objetivos de poblaciones diversas, y tambiénporque la multiplicidad de partners puede conducir a una cierta difusión de respon-sabilidades, deben ser objeto de un seguimiento y de una evaluación periódica rigu-rosos.El estado debería ver en estos procesos de planificación integral y de programacióncontractualizada una oportunidad de reformar sus servicios haciéndolos más ligerosy operacionales, más impulsores y de apoyo técnico que de gestión directa o de tutelaburocrática, más transversales que sectoriales, en definitiva, conectados políticamen-te con el territorio pero sin pretender ocuparlo administrativamente.
Hay una tercera escala territorial que va más allá de la vieja ciudad metropoli-
tana, de la ciudad y sus periferias. Es la región urbana, la ciudad de ciudades,
un sistema con vocación de construir una fuerte articulación en el marco del
cual se puede dar una movilidad cotidiana significativa. Un territorio discon-
tinuo territorialmente, con zonas de alta densidad y otras dispersas, con cen-
tralidades diversas.
En unos casos existe una centralidad indiscutible de la gran ciudad, como en
el caso de Barcelona en Cataluña, mientras que la enorme fuerza de Madrid
en su región la aproxima más al modelo de aglomeración, de megaciudad, por
lo menos tendencialmente. París es ambas cosas a la vez, gran ciudad con su
centro y su periferia, formada por los cuatro departamentos que la rodean y la
gran región, la Île de France, que incluye además otros cuatro departamentos.
En otros casos el sistema es más equilibrado, sin que ello sea un juicio de
valor, como pueden ser los triángulos de Asturias (Oviedo, Gijón, Avilés) o del
País Vasco (Bilbao-San Sebastián-Vitoria) o el eje urbano gallego (de Vigo a El
Ferrol, con Pontevedra, Santiago y A Coruña). En Europa el Ramstad holandés,
© FUOC • XP07/B0191/02479 29 Urbanización y ciudad en la globalización
el Rhin-Rhur alemán o la terza Italia del centro de la península son ejemplos
muy visibles de esta escala urbana que se ha desarrollado en la segunda mitad
del siglo XX.
Barcelona-Madrid. Ámbitos comparativos
Con la colaboración de Josep Serra
TerritorioÁmbito
Municipios Superfície (km2)
Barcelona 1 97,6
Área metropolitanan de Barcelona (PEM) 36 633,4
Madrid 1 606,4
Región metropolitana de Barcelona 164 3.235,6
Área metropolitana de Madrid (COPLACO) 28 1.942,5
Provincia de Barcelona 311 7.718,5
Provincia de Madrid (comunidad autónoma) 179 8.027,9
Cataluña (comunidad autónoma) 946 31.895,3
PoblaciónÁmbito
1986 2001
Barcelona 1.701.812 1.503.884
Área metropolitanan de Barcelona (PEM) 3.901.018 2.936.563
Madrid 3.058.182 2.938.723
Región metropolitana de Barcelona 4.229.527 4.390.390
Área metropolitana de Madrid (COPLACO) 4.467.783 4.845.083
Provincia de Barcelona 4.614.364 4.805.927
Provincia de Madrid (comunidad autónoma) 4.780.572 5.423.384
Cataluña (comunidad autónoma) 5.978.638 6.343.110
Crecimiento de la población (1986-2001)Ámbito
Absoluto Relativo
Barcelona -197.928 -11,6
Área metropolitanan de Barcelona (PEM) -154.455 -5
Madrid -119.459 -3,9
Fuentes: Padrón de habitantes, IDESCAT e INE (1986). Censo de Población, INE (2001). Elaboración: Servicio de Estudios Territoriales del área Metropolitana de Barcelona.PEM: Plan estratégico metropolitano. Aprobado el 10.03.03. Su ámbito comprende los municipios que pertenecen a una o más de las tres entidades metropolitanas existentes.RMB: Coincide con el ámbito legalmente establecido para el planeamiento territorial (en curso de elaboración), así como (con pequeñas variaciones) para ciertos niveles de pla-nificación y gestión del transporte público (ATM) y del abastecimiento de agua (ATLL).COPLACO: ámbito establecido en su momento por la planificación urbanística, actualmente vigente para la financiación estatal suplementaria a los municipios metropolitanos.
© FUOC • XP07/B0191/02479 30 Urbanización y ciudad en la globalización
Crecimiento de la población (1986-2001)Ámbito
Absoluto Relativo
Región metropolitana de Barcelona 160.863 3,8
Área metropolitana de Madrid (COPLACO) 377.300 8,4
Provincia de Barcelona 191.563 4.805.927
Provincia de Madrid (comunidad autónoma) 642.812 13,4
Cataluña (comunidad autónoma) 364.472 6,1
Fuentes: Padrón de habitantes, IDESCAT e INE (1986). Censo de Población, INE (2001). Elaboración: Servicio de Estudios Territoriales del área Metropolitana de Barcelona.PEM: Plan estratégico metropolitano. Aprobado el 10.03.03. Su ámbito comprende los municipios que pertenecen a una o más de las tres entidades metropolitanas existentes.RMB: Coincide con el ámbito legalmente establecido para el planeamiento territorial (en curso de elaboración), así como (con pequeñas variaciones) para ciertos niveles de pla-nificación y gestión del transporte público (ATM) y del abastecimiento de agua (ATLL).COPLACO: ámbito establecido en su momento por la planificación urbanística, actualmente vigente para la financiación estatal suplementaria a los municipios metropolitanos.
El renacimiento político y cultural de nacionalidades y regiones, el reforza-
miento de los niveles políticos intermedios en los estados unitarios y el auge
de las tendencias federalizantes son una expresión de esta nueva escala urbana
territorial, de la necesidad de definir políticas públicas para el espacio socioe-
conómico significativo hoy. Sea cual sea su expresión ideológica, el nuevo re-
gionalismo es un fenómeno también extremadamente moderno. Aunque al-
gunas veces vive la contradicción entre la historia que lo legitima y cohesiona
culturalmente (relativamente) y la dinámica territorial real (socioeconómica
que se expresa por la movilidad, los intercambios) que la orienta en direccio-
nes a veces distintas. En algunos casos el territorio de la nacionalidad histórica
no coincide del todo con el ámbito socioeconómico significativo. Por ejemplo,
en el País Vasco no parece que las relaciones con la parte francesa tiendan a
ser más intensas que con La Rioja o Cantabria.
Esta tercera dimensión del territorio urbano no es un dato obvio, no hay una
delimitación clara, es casi siempre de geometría variable, aunque las políticas
y los mecanismos de cooperación deban delimitar territorios precisos en cada
caso. Nos referimos al territorio como objetivo estratégico, como "proyecto".
Es un territorio que cuenta con "promotores", agentes públicos y privados,
más o menos concertados, de ámbito de ciudad o de región. En algunos casos
puede explicitarse con un plan, una cooperación por programas, un lobby pa-
ra determinados proyectos, una coordinación de actividades o servicios. En
otros es simplemente la expresión territorial de procesos económico-sociales
en los que intervienen múltiples actores. El caso más simple es la región urba-
na o metropolitana resultante de la expresión de la ciudad metropolitana y
de fusión de su segunda corona con ciudades con historia y centralidad pro-
pias. Entonces se produce una articulación de centralidades que constituyen
una red densa, polarizada por una gran ciudad o, en algunos casos, por cen-
tros medio. En otros casos se sitúa a una escala superior, por encima de las
áreas metropolitanas y de las ciudades-región, apareciendo las megaciudades
y grandes regiones urbanas, que empiezan a estructurarse o por lo menos a
definir proyectos comunes. Son las macrorregiones estratégicas y los "ejes" o
"arcos", que, en el caso de Europa, son además casi siempre transfronterizos.
© FUOC • XP07/B0191/02479 31 Urbanización y ciudad en la globalización
Las regiones urbanas pueden encontrar su marco político en los entes inter-
medios (provincia o departamento) o, más probablemente, en las "regiones"
políticas. Las megalópolis o macrorregiones requieren un mínimo de planifi-
cación o coordinación de grandes proyectos y servicios, pero no une estructu-
ras políticamente.
La primera vez que se utilizó el término megalópolis fue a finales de los años
cincuenta para referirse al fenómeno urbano del noreste de Estados Unidos,
de Boston a Washington, con centro en Nueva York, un eje de más de 1.000
km con 40 millones de habitantes. La megalópolis era un concepto distinto al
de área metropolitana, pues definía una realidad distinta, de mayor escala y
excepcional, en tanto que el concepto de área metropolitana se generalizaba
en la misma época y se aplicaba a múltiples situaciones.
Las dos macrorregiones metropolitanas japonesas (Tokio-Yokohama y Kyoto-
Osaka-Kobe) tienen más elementos de regiones estratégicas que de simple re-
gión urbana-metropolitana, entendida como extensión de la ciudad metropo-
litana surgida de la revolución industrial. Y es aún más claramente una ma-
crorregión el eje que articula el tren bala entre ambas. En Europa se han popu-
larizado la "banana azul" (de Londres al norte de Italia, siguiendo los ejes del
Rhin y el Rhône), el arco atlántico (de Ambères a Lisboa) o el arco mediterrá-
neo occidental, que son territorios estratégicos, que perdurarán más o menos,
según las políticas exitosas que se puedan articular a esta escala. El auge de los
planes estratégicos es, en algunos casos, una respuesta a este nivel, como lo
fue el primer plan de Barcelona, que ya definía un territorio multipolar como
objetivo estratégico deseable que incluía Valencia, Zaragoza, Palma de Mallor-
ca, Toulouse, Montpellier como red de ciudades soporte de esta macrorregión
europea. A diferencia del ámbito metropolitano, que al requerir políticas y ser-
vicios públicos estatales generan estructuras políticas administrativas y fuertes
conflictos (entre los municipios y la región o el nivel intermedio o entre un
municipio periférico y el central), el ámbito macrorregional más bien suscita
interés y atracción, pues aparece de suma positiva (nada que perder, todo que
ganar). Por ejemplo, ciudades como Marsella o incluso Lyon manifestaron su
interés en articularse con la macrorregión estratégica propuesta por el Plan de
Barcelona.
Ciudades transfronterizas, regiones estratégicas y ejes urbanos
El caso de Barcelona ilustra bien esta triple realidad urbano-internacional. Se está confi-gurando una realidad de región metropolitana en el noreste de la península ibérica queprácticamente integra la zona costera y prelitoral desde el sur de Tarragona hasta Perpi-ñán (Francia), con centralidad principal en Barcelona. Con el tren de alta velocidad, laprimera de las ciudades citadas estará a 25 minutos de Barcelona y la segunda a 45 minu-tos. Por eso el alcalde de Perpiñán ha dicho algunas veces que Perpiñán y Barcelona estánen la misma área metropolitana. En una escala superior aparecen la región estratégica (yadefinida en el primer plan estratégico de Barcelona a finales de los ochenta) que inclu-ye regiones francesas (Midi-Pyrénées y Languedoc) y españolas (Comunidad Valenciana,Aragón, Baleares y Cataluña) y que dio lugar a una red formal de las seis ciudades capita-les, a la que se asociaron otras de menor talla (como Girona, Perpiñán, etc.) que se deno-minó C6 y desarrolló algunos proyectos comunes (infraestructuras de comunicaciones,turismo, oferta cultural, etc.). Y subiendo un nuevo y más etéreo escalón, se sitúan los ejesurbanos que se constituyen alrededor de una reivindicación supraestatal (por ejemplo,los fondos europeos) o para impulsar algún gran proyecto de interés común. Ejemplos
Referencia bibliográfica
Gottman,�Jean (1961). Me-galopolis: the Urbanized Nort-heastern Seaboard of the UnitedStates. Cambridge MA: MITPress, 1961
© FUOC • XP07/B0191/02479 32 Urbanización y ciudad en la globalización
de ejes urbanos europeos son, por ejemplo, los programas derivados de la promoción deun "Arco mediterráneo occidental" o las propuestas (discutibles) de unir las cuencas delRhône con las del Pirineo oriental.
3.1.1. Nuevos territorios urbanos: tres dimensiones del hacer
ciudad
En los nuevos marcos físicos y culturales citados anteponemos la definición
de las demandas sociales y de los derechos ciudadanos a la ingeniería institu-
cional. Nos interesan las formas de gobierno y los mecanismos participativos
en la medida en que expresan o hacen posible la confrontación de posiciones
ante las distintas dinámicas urbanas que se manifiestan en la realidad urbana.
Lo cual es indispensable para dejar sin coartada al fácil "surfismo" que tanto
tienta a los profesionales. Sobre la base de posiciones políticas claras y de va-
lores fuertes y explícitos, que no hay que confundir con dogmas especulativos
o normativos, se deben hacer propuestas sobre la ciudad. Es decir, "hacer ciu-
dad" a partir de la consideración prioritaria de los derechos de la ciudadanía en
nuestra época y no de una visión unilateral y subjetiva del caos o de la difusión
urbana desestructurada. Como se apunta en distintos momentos en este texto,
una visión dialéctica de los procesos urbanos nos parece lo más adecuado. En
la ciudad actual se perciben tanto dinámicas "objetivas" contradictorias como
conflictos sociales, culturales y políticos entre colectivos diversos.
A partir de estos supuestos, abordamos la realidad territorial de la ciudad en
tres dimensiones, que se sitúan en una escala de mayor subjetividad que la
expuesta anteriormente. Todos vivimos una ciudad en tres dimensiones:
• La ciudad que podemos denominar "clásica", renacentista, barroca, o
preindustrial, que ha forjado durante generaciones y hasta hoy el modelo
"cultural" de ciudad. Es la ciudad que percibimos en su totalidad.
• La ciudad resultante de la revolución industrial, de los centros históricos
renovados y expandidos (Haussmann) y de los ensanches (Cerdà), de la
zonificación (zoning) de la moderna planificación urbana y de los subur-
bios populares. Es la ciudad que la mayoría de la población usa y conoce
por sus trayectos habituales.
• La nueva ciudad que se forja hoy ante nuestros ojos, de difícil percepción
por sus límites difusos y variables, que engloba la ciudad grande o conur-
bación preexistente y un conjunto de núcleos de todos los tamaños y eda-
des, así como zonas rurales o espacios naturales. Es la ciudad que aún no
entendemos, es el principal desafío urbano.
Referencia bibliográfica
François�Ascher� (2001).Les nouveaux principes del'urbanisme. París: L'Aube(traducción española enAlianza Editorial, Madrid2003).
© FUOC • XP07/B0191/02479 33 Urbanización y ciudad en la globalización
3.2. La ciudad del pasado como presente. La ciudad clásica y la
ciudad moderna
La ciudad histórica existe y, para ser exactos, hay que considerar (y, por lo tan-
to, catalogar) como ciudad histórica el conjunto de la ciudad heredada, tanto
la ciudad medieval o romana como la ciudad barroca (o colonial en América
Latina), tanto la ciudad de los ensanches y avenidas del siglo XIX como la de
los barrios obreros y de las fábricas del XIX y XX. Tanta memoria histórica
poseen los monumentos civiles o religiosos como los barrios populares, las
estaciones de ferrocarril, los puertos o los edificios centrales emblemáticos fir-
mados por arquitectos renombrados. Otra cosa es dilucidar qué se puede o se
debe conservar, renovar, reconvertir para un nuevo uso o directamente derri-
bar para fabricar un nuevo espacio urbano.
El equilibrio entre la memoria y el futuro, el buen camino que nos conduzca
al mejor uso posible de los elementos urbanos, no es fácil de encontrar ni de
seguir; no hay recetas exportables, independientes de la realidad en la que se
aplicarán. Muchos intereses y prejuicios dificultan evitar tanto el museo como
el abandono. No es fácil acertar en el reúso de la herencia como tampoco
lo es aplicar la decisión, necesaria en ciertos casos, de hacer tabla rasa para
dignificar la ciudad existente. Siempre se trata de opciones delicadas, para las
cuales no hay otro criterio más que evitar cualquier fundamentalismo. No
todo debe conservarse, tampoco hay jerarquías inmutables, pero la herencia
urbana merece ser considerada. Toda la ciudad es histórica, toda la ciudad
es dinámica, todos los elementos de la ciudad heredada son susceptibles de
permanecer o desaparecer, ninguno es sagrado. Hay que explicitar primero los
valores y luego los objetivos urbanísticos. Y a partir de aquí evaluar las posibles
opciones y sus impactos, para luego poder tomar decisiones bien justificadas.
Esta ciudad presente, pero que nos viene del pasado, es reducible principal-
mente a dos modelos:
• La ciudad�clásica, renacentista, barroca, que incluye y transforma la ciu-
dad medieval en la ciudad monumental, de los grandes edificios que dan
identidad a la comunidad urbana. La ciudad del mercado y de la plaza, del
ocio y del encuentro. Es la ciudad de la densidad y de la mezcla de usos y
de poblaciones (por lo menos en el pasado), en la que el espacio público
está siempre presente y cuyo uso habitual es estar o andar. También es la
ciudad del poder, religioso y político-militar, los grandes edificios-fortaleza
caen sobre el espacio público, el capitalismo mercantil (preindustrial) hizo
del intercambio el fundamento de la vida urbana. Esta ciudad fue civitas o
polis, lugar de ciudadanía y lugar de poder. Aunque unos fueran más ciu-
dadanos que otros, ya que hasta llegar al siglo XX la democracia fue, de
iure o de facto censitaria, según la propiedad, el nivel de educación y el rol
© FUOC • XP07/B0191/02479 34 Urbanización y ciudad en la globalización
patriarcal. Y en nuestra época los fenómenos migratorios han renovado
formas de democracia censitaria.
La ciudad clásica
Esta ciudad histórica es la que en nuestro imaginario identificamos casi siempre con ciu-dad strictu sensu, a la que atribuimos valor de centralidad, la que marca la diferencia, laidentidad o que por lo menos proporciona el emblema, la imagen de marca de la ciu-dad, la que aun ahora nos transmite más "sentido". La monumentalidad se convierte enelemento de integración ciudadana, la socialización del uso de la ciudad clásica es unrequisito indispensable para la cohesión social y la gobernabilidad de la ciudad pasada ypresente. La ciudad histórica está en nuestro imaginario, y también en la realidad física yfuncional de la ciudad actual. El desafío hoy es saber encontrar su rol funcional y simbó-lico en el nuevo territorio urbano que va más allá de la ciudad metropolitana producidapor la sociedad industrial.
• La ciudad�moderna, de la revolución industrial y de las nuevas infraes-
tructuras ferroviarias y portuarias. De los ensanches y de las nuevas cen-
tralidades decimonónicas. También de los barrios obreros, algunos here-
deros a su vez de los suburbios de la ciudad medieval o clásica, otros de la
reconversión de pueblos agrícolas vecinos de la urbe comercial y adminis-
trativa, otros subproducto de la implantación de las industrias. Y también
de la marginalidad y de la autoconstrucción, de La horda (Blasco Ibáñez),
de las Clases laboriosas y clases peligrosas (Chevallier), que atemorizaba a
los burgueses de La educación sentimental (Flaubert) y atraía a los aristócra-
tas decadentes de Vida privada (Sagarra), la ciudad que pierde su nombre
(Donde la ciudad cambia su nombre, Candel), de las barracas contemporá-
neas del desarrollo de los ensanches (Bohigas). Esta "otra ciudad", pobre y
marginal, que hoy asociamos más con el mundo latinoamericano, estaba
muy presente hasta hace pocas décadas en las ciudades europeas, y aún no
ha desaparecido, el "cuarto mundo urbano", más o menos escondido está
en los centros degradados, en las periferias no renovadas y en los intersti-
cios de la ciudad o región metropolitana.
La ciudad moderna o metropolitana, hija de la revolución industrial, es tam-
bién la ciudad que, merced a la electricidad y a las nuevas técnicas construc-
tivas, edificó en altura. Las modernas zonas centrales, en parte mediante la
reforma de la ciudad histórica, como la proyectada por Haussmann en París, y
en parte mediante los nuevos ensanches, como el proyectado por Cerdà para
Barcelona, se reservaron prioritariamente a los sectores medios y altos, aunque
también existan zonas de mezcla social.
Es sobre todo la ciudad que se expandió hacia las periferias, que colonizó las
zonas rurales circundantes y que incorporó funcionalmente, en muchos casos
también administrativamente, a los municipios del entorno. Los nuevos me-
dios de comunicación, basados en el vapor y en la electricidad (tren, tranvía,
metro) hicieron posible la expansión de la ciudad metropolitana. Esta ciudad
llega a nuestros días con multitud de problemas no resueltos, con deudas so-
ciales pendientes, con barrios y municipios periféricos que no tuvieron nunca
centralidad y que el tiempo ha deteriorado. Periferias afectadas por obsoletas y
nuevas infraestructuras viarias, ferroviarias, portuarias o aeroportuarias y por
© FUOC • XP07/B0191/02479 35 Urbanización y ciudad en la globalización
la crisis de la vieja industria. Territorios mal conectados entre sí, en los que
en el mejor de los casos la autoconstrucción fue sustituida por conjuntos resi-
denciales públicos o sociales, de espacios públicos y equipamientos pobres y
de una homogeneidad social que genera en muchos casos un círculo vicioso
que hace la exclusión más fuerte que la cohesión comunitaria. Son áreas que
hoy sufren una acentuación del proceso marginalizador cuando se convierten
en el refugio de una gran concentración de nuevos inmigrantes, sin papeles,
sin trabajo estable, sin integración cultural y, en muchos casos, sin aceptación
social.
Estas áreas del desarrollo metropolitano, con sus tramas urbanas pobres y frag-
mentadas que se manifiestan por la miseria del espacio público y la mala ca-
lidad de los conjuntos de vivienda, han tenido históricamente gobiernos mu-
nicipales débiles por la falta de recursos propios y escasez de capital social e
intelectual. A lo cual se ha añadido el coste que han pagado a la expansión de
la ciudad central, que ha ido enviando a las "afueras" lo no deseado de insta-
laciones logísticas, actividades molestas y colectivos sociales de bajos ingresos
y, en ciertos casos, problemáticos.
Esta ciudad nos plantea, por lo tanto, un doble desafío que, en términos de
la sociología propia de la sociedad industrial, podríamos simplificar en el que
representa, por una parte, la ciudad "burguesa", cuya calidad y funcionalidad
está amenazada por la congestión y la especialización terciaria, y, por otra, la
ciudad "proletaria", cuya composición social está cada vez más caracterizada
por la presencia de las clases medias urbanas que demandan que se haga ciu-
dad de "calidad", es decir, dotada no sólo de áreas de vivienda de standing ciu-
dadano, con espacios públicos, equipamientos y servicios básicos adecuados
sino también con elementos de centralidad, de monumentalidad, con activi-
dades y servicios atractivos para el conjunto de la ciudad metropolitana, que
le proporcionen visibilidad en la misma.
Los desafíos que plantean los dos modelos históricos de ciudad, la "clásica" o
histórica y la "moderna" o metropolitana, han sido el marco de las respuestas
que ha dado la cultura urbana de la segunda mitad del siglo XX. Con indepen-
dencia de las políticas urbanas llevadas a cabo, hay que reconocer que las res-
puestas existen, que sabemos cómo hay que tratar ambos modelos según los
objetivos que se consideren deseables. El ejemplo del urbanismo de las ciuda-
des españolas ofrece una síntesis de los principales conceptos e instrumentos
que se pueden utilizar con éxito para responder a estos desafíos.
Pero hay una tercera ciudad que se configura ante nuestros ojos, compuesta
por la movilidad que se da en los actuales territorios urbanos, la diversidad de
espacios articulados y las temporalidades urbanas coexistentes. La ciudad de
la llamada sociedad de la información plantea nuevos desafíos para los cuales las
© FUOC • XP07/B0191/02479 36 Urbanización y ciudad en la globalización
respuestas son, hoy por hoy, imprecisas y contradictorias. Y hay que reconocer
que para esta tercera dimensión las respuestas, modestas o arrogantes, son por
ahora muy insuficientes.
Apuntemos ahora únicamente un criterio de actuación que ampliamos más
adelante: los proyectos urbanos potentes, con voluntad transformadora, es-
tratégicos, deberían plantearse como intervenciones con efectos en las tres di-
mensiones citadas. Los proyectos urbanos serán tanto más constructores de
ciudad cuanto más interescalares sean, cuanto más se piensen como elemen-
tos transversales a las tres dimensiones urbanas.
¿Qué queremos decir?
Un proyecto de nueva centralidad en la periferia de la ciudad central debería pensarse nosólo con relación a ésta, sino también como elemento polar de la gran región urbana. Ylo mismo si se trata de un proyecto en el centro histórico: debe asumir un rol regional.
3.3. La ciudad futura como presente. El reto de hacer ciudad en
tres dimensiones
La ciudad futura es la que se está haciendo hoy, ¿es la ciudad futura la ciudad
global? No, la ciudad global no existe físicamente. A principios de la última
década del siglo pasado, Saskia Sassen puso de moda un ranquin de ciudades
globales a partir de una elite muy restringida de ciudades (Nueva York, Lon-
dres y Tokio), que luego amplió sin que los criterios estuvieran muy definidos.
Establecía como característica de las mismas no sólo ser lugares de control sino
lugares de producción de:
"[...] servicios especializados que necesitan las complejas organizaciones para
poder controlar la dispersión de la red de factorías, oficinas y servicios [...] y
[...] de innovaciones financieras y la creación de mercados, ambos centrales
en la internacionalización y expansión de la industria financiera".
Su interpretación fue una afortunada simplificación mediática. Aunque no
corresponde del todo a la mayoría de las realidades urbanas actuales en las que
se mezclan elementos globalizados (funciones, actividades, grupos sociales o
culturales, relaciones) con otros "localizados", es decir, autocentrados en la
actividad económica o las relaciones sociales de ámbito local o regional.
Por su parte, la conceptualización de Manuel Castells sobre la ciudad global
la sitúa en un nivel "no urbano", puesto que la define como una red de ele-
mentos globalizados que pueden o no estar físicamente en determinadas áreas
urbanas. Galaxia Internet o ciudad virtual son conceptos útiles para el análisis
del mundo actual, pero es un nivel de análisis distinto del que se requiere para
implementar políticas de "hacer ciudad" en los espacios físicos concretos, en
las ciudades singulares.
Referencia bibliográfica
Saskia�Sassen (2001). TheGlobal City. New York, London,Tokyo. Princeton: PrincetonUniversity Press (reedición).(Traducción castellana, 1999:La ciudad global. Nueva York,Londres y Tokio. Buenos Aires:Eudeba.)
© FUOC • XP07/B0191/02479 37 Urbanización y ciudad en la globalización
Y sin embargo, la ciudad de la "sociedad de la información" existe, no es una
utopía, ni una e-topia (según el sobrevalorado libro de Mitchell) y desarrolla
una nueva lógica de producción con su reflejo en las sociedades y sus espa-
cios urbanos. No es una ciudad virtual, aunque posea elementos de ello, ni se
confunde obviamente con la ciudad metropolitana, aunque en parte se super-
ponga a ella. Esta ciudad futura que se construye hoy se desarrolla mediante
dialécticas urbanas contrapuestas con algunos elementos comunes como son:
• La construcción progresiva de un territorio urbano basado en redes (físicas
y virtuales) caracterizado por la discontinuidad, por la diversidad de cen-
tralidades y de movilidades, por la multiplicidad de temporalidades en los
usos de la ciudad, por la heterogeneidad de núcleos de población (ciuda-
des de distinta talla e historia, municipios y entidades intermedias que se
solapan, mezclas de poblaciones residentes y poblaciones usuarias) y por
la alternancia entre zonas densas y zonas difusas.
• El territorio de esta "ciudad de ciudades" es de geometría variable, no es
solamente un dato (en realidad pueden hacerse mapas diversos según las
dimensiones que se tengan en cuenta), también es resultado de las estra-
tegias públicas y privadas que se den en el mismo.
• Los sistemas de gobierno, de planificación, de gestión de los programas
y de los servicios públicos no pueden organizarse o diseñarse según los
modelos administrativos tradicionales, por lo cual aparecen nuevos con-
ceptos e instrumentos como la planificación estratégica, la contractualiza-
ción de las relaciones interinstitucionales, la cooperación entre iniciativa
pública y privada, la gestión social, la participación deliberativa, etc.
• Nuevas fracturas y desigualdades sociales se añaden a las existentes. Los
colectivos sociales excluidos territorialmente debido a la fragmentación y
a la privatización de los espacios urbanos y a la desigualdad ante la movi-
lidad. La fractura digital que separa las áreas bien conectadas telemática-
mente (cable especialmente) de las no tan bien conectadas y que separa los
sectores sociales que disponen de los medios para usar las TIC y el resto.
Los caídos de la vieja economía o los "out" respecto a las nuevas demandas
del mercado. La exclusión de las poblaciones atraídas por el auge de las re-
giones urbanas "globalizadas" y que sufren múltiples discriminaciones (el
efecto llamada no es producto de una legislación más o menos permisiva
sino de la atracción de los niveles de vida o de consumo que los medios
de comunicación o la movilidad de las poblaciones difunden).
• Las nuevas políticas urbanas que hay que inventar. Hacer ciudad en esta
tercera dimensión es hoy un reto comparable a lo que fue el plantear la
ciudad renacentista como expansión de los burgos medievales o el salto
a la ciudad industrial y metropolitana respecto a la anterior. Se puede ca-
lificar este salto de revolución urbana.
Referencia bibliográfica
William�Mitchell�. (2001).E-topia: vida urbana, Jim perono la que nosotros conocemos.Barcelona: Gustavo Gili.
© FUOC • XP07/B0191/02479 38 Urbanización y ciudad en la globalización
Referencia bibliográfica
François�Ascher� (2001). "La nouvelle révolution urbaine: de la planification au mana-gement stratégique urbain". En: A. Masboungi (ed.) Fabriquer la ville, outils et méthodes :les aménageurs proposent. (pág. 21-32). París: La Documentation française
Es un salto de escala que exige nuevos modelos, aunque en esta fase, como
ocurre siempre en el inicio de un periodo de cambio, se tienden a reproducir,
a reutilizar o adaptar los viejos modelos, sean los de la ciudad densa o los de la
ciudad jardín, los del zoning o los del hábitat rural, los rascacielos en el campo
o los viejos núcleos renovados.
Esta ciudad plantea nuevos desafíos de oferta competitiva para la actividad
económica, de cohesión social, de gobernabilidad y de sostenibilidad. Pero
previamente debemos saber cómo es la sociedad urbana, qué nuevos compor-
tamientos se dan en la relación población-territorio para construir las respues-
tas adecuadas, que pueden apoyarse en unos comportamientos o aspiraciones
de la colectividad y contrariar otros, pero tenerlos en cuenta todos.
Hacer ciudad en esta tercera dimensión urbana es seguramente el reto más
difícil y novedoso, pero no implica dejar en segundo término las otras dos
dimensiones. Los problemas heredados y no resueltos hay que abordarlos, por
razones de justicia social y de funcionamiento del sistema urbano. Pero ade-
más en estas ciudades, la clásica y la industrial, se dan procesos de cambio que
son también importantes oportunidades urbanas para el conjunto del sistema
urbano regional.
El urbanismo debe afrontar el reto de hacer ciudad en esta tercera dimensión
y no podemos esperar a inventar y experimentar nuevos modelos. Ahora nos
parece que debemos buscar fórmulas para que los proyectos urbanos de hoy,
sea cual sea su naturaleza y localización, tengan un impacto constructivo en
las tres dimensiones citadas. Por su complejidad y diversidad de escalas la ciu-
dad es un todo, desde su dimensión arqueológica hasta la virtual, y los pro-
yectos más interesantes, con más capacidad de transformación son aquellos
que tienen eficacia en las tres dimensiones, aunque se sitúen solamente en
una de ellas.
La cultura del proyecto urbano hoy no es el hacer productos urbanos, que
son meras piezas desarticuladas, sino elementos de ciudad que construyen un
puzzle significativo.
© FUOC • XP07/B0191/02479 39 Urbanización y ciudad en la globalización
4. Estrategias urbanas en la globalización
El tránsito de una economía internacional, basada en las relaciones entre esta-
dos, a una global, articulada sobre vínculos entre ciudades y grandes regiones
urbanas es una de las definiciones más claras del proceso de globalización. No
es que las políticas estatales no importen, antes al contrario, pero sí es cierto
que las ciudades pueden desarrollar proyectos y elaborar estrategias urbanas
de forma cada vez más autónoma e independiente; y esto ocurre en un mo-
mento en que, como veíamos antes, el desarrollo de los transportes y las te-
lecomunicaciones hace que las actividades económicas puedan localizarse en
una mayoría de lugares. La distancia deja así de ser el factor diferenciador que
seleccionaba dónde invertir, dónde colocar una fábrica o abrir un museo. Mu-
chos más lugares, muchas más ciudades compiten entre sí por atraer los usos
económicos más beneficiosos. Y la imagen urbana es un reclamo para ello. Se
hable de turismo o de centros logísticos, se piense en la organización de even-
tos o en industrias culturales, los primeros programas de marketing urbano
han ido dando lugar a complejos proyectos de marketing territorial asociados
a estrategias concretas seguidas por una mayoría de ciudades: los programas de
mejora de la accesibilidad y la conectividad exterior de la ciudad, por un lado;
y los proyectos de desarrollo de turismo urbano, por otro, son muy buenos
ejemplos de este tipo de estrategias urbanas a medio camino entre lo global y
lo local, concebidas con el objetivo de situar a la ciudad como partícipe activo
en redes económicas de alcance regional y, según los casos, planetario.
4.1. La proyección global de las ciudades: la dimensión
internacional de lo urbano
"Los cambios que han tenido lugar en las ciudades maduras del planeta han ido muchomás allá de la apariencia física. No es el hecho de que los edificios sean diferentes, quetengan fachadas de vidrio más que de hormigón, ni que se proyecten y diseñen de formadiferente, lo que ha cambiado la forma en que se vive en las ciudades. Son los cambiosen la sociedad que construye esos edificios; en las formas de vida de los ciudadanos quelos habitan y, sobre todo, las relaciones de competencia entre ciudades las fuerzas quehan producido esas mutaciones en el espacio urbano".
Deyan Sudjic (1992). The 100-Mile city. Londres: Harcourt Brace & Co.
Como ya hemos comentado, las condiciones de centralidad urbana en una
economía global tienen mucho que ver con los niveles de competencia y coo-
peración entre ciudades dentro de la red de redes urbanas. En concreto, con
la capacidad de una ciudad para integrar su base económica en una o varias
redes, desarrollando una misma o diversas funciones urbanas en ellas. A partir
de esta geometría de las funciones urbanas definidas a escala planetaria, los
perfiles de ciudad van desde ser centro urbano altamente especializado en una
única función –que desarrolla en una o varias redes– hasta ser la ciudad que
ejerce varias funciones urbanas –que desarrolla también en diversas redes. Sin-
gapur, como puerto altamente especializado, o Londres, como centro nodal
Nota
La autoría de este apartadocorresponde a Francesc Mu-ñoz.
© FUOC • XP07/B0191/02479 40 Urbanización y ciudad en la globalización
con funciones múltiples en otras tantas redes económicas –del turismo a la
economía financiera; de las telecomunicaciones a la investigación– son bue-
nos ejemplos de los niveles de especialización y diversificación que se pueden
dar dentro de la asignación de funciones que la economía global establece en-
tre unos y otros territorios.
Así, una de las consecuencias más claras derivada de este marco económico
ha sido la progresiva competencia internacional entre ciudades. De forma cre-
ciente, la centralidad urbana se ha visto redefinida a escala internacional de
manera que además de ser capital de un estado o de un entorno regional más o
menos extenso físicamente, las ciudades han buscado participar en redes eco-
nómicas globales de forma que, funcionalmente, su hinterland se ha extendido
ya a todo el planeta. La revolución protagonizada por las TIC, de una parte, y
las mejoras tanto en los sistemas como en las redes de transporte, de otra, no
han hecho más que acelerar este proceso.
Así, al mismo tiempo que las mejoras en accesibilidad y conectividad suponían
la pérdida de importancia económica de la variable distancia y de los mismos
costes de transporte, las ventajas comparativas entre ciudades dejaban de me-
dirse únicamente en función de la proximidad física y pasaban a depender de
las características y peculiaridades de cada lugar en relación y en competencia
con otros a escala planetaria.
De la misma forma que las decisiones de localización habían comenzado a
tomarse de manera muy diferente que cincuenta años atrás, la verdadera di-
mensión económica y territorial de la ciudad tampoco era ya la misma al final
del siglo XX. Un siglo, sin duda, consagrado a la urbanización acababa dan-
do a luz un tipo de ciudad que sobrepasaba el ámbito estricto de lo urbano o
lo metropolitano para alcanzar una escala internacional. Una dimensión que
explica la estructura, la morfología y también las políticas urbanas que tienen
lugar en las ciudades.
Los años ochenta, y sobre todo, los noventa del siglo XX, asistieron así a la
consolidación de programas y políticas urbanas especialmente concebidas te-
niendo en cuenta esta dimensión internacional de lo urbano. Dos ciudades
proporcionan muy buenos ejemplos en este sentido: Londres y Berlín.
4.1.1. Casos de estudio: Londres y Berlín
En el caso de Londres, las operaciones urbanas tanto en la City –el centro his-
tórico y de negocios– como en la ribera del Támesis, en los antiguos docks pue-
den ilustrar lo que se ha dicho.
© FUOC • XP07/B0191/02479 41 Urbanización y ciudad en la globalización
A partir de 1986, se produce en la antigua city londinense una auténtica re-
conversión del territorio destinando un gran número de edificaciones, algu-
nas especialmente significativas por su emplazamiento, calidad arquitectóni-
ca y valor histórico, a usos terciarios, aumentándose el parque de oficinas de
manera espectacular.
Algunos emplazamientos del crecimiento londinense
Hasta un total de 400 nuevos edificios de oficinas aparecen en un lapso de tiempo rela-tivamente corto, tan sólo en la llamada Square Mile: una "milla cuadrada" donde, entre1989 y 1990, la fiebre constructiva llega a su punto más álgido y la edificación de oficinasiguala el volumen de los diez años anteriores. El crecimiento del parque de despachos,gabinetes y servicios empresariales se produce acompañado por sucesivas e importantesoperaciones de remodelación viaria y de algunos elementos del entramado urbano espe-cialmente significativos, como antiguas estaciones de tren o mercados. Los promotoresde las operaciones son, en la mayoría de casos, grandes corporaciones internacionalesque auspician una transformación del espacio urbano dependiente de un capital global.
Al margen de la Square Mile, el crecimiento se concentró, sobre todo, en los alrededores dela muralla medieval, en el conjunto de operaciones ligadas a la remodelación del antiguomercado de Spitalfields, en el área en torno la estación de tren de Liverpool Street, ensectores entre Holborn y Blackfriars, en la Queen Victoria Street y en el proyecto VictoriaEmbankment.
El impacto de la desregulación económica y de las nuevas tecnologías que
permiten el funcionamiento de la economía global las 24 horas fortaleció el
estatus global de la City pero, al mismo tiempo, hacía evidente la necesidad de
nuevas tipologías de edificios –capaces de ser la imagen corporativa de las em-
presas–, y de espacios de oficina aptos para implementar conexiones telemáti-
cas y cableado. Una demanda de suelo de oficinas que no podía ser servido por
el parque de edificios existente en la parte más central de la city donde, ade-
más, hasta un 70% del territorio estaba integrado por áreas de conservación y,
por tanto, no era posible desarrollar proyectos de renovación ni del tejido ni
de edificios individuales. Como consecuencia de la escasez de espacios de ofi-
cina acordes con las nuevas necesidades del sector financiero, a mediados de
1988 los alquileres en el centro de la city llegaron a sus valores más elevados.
En un momento en que la proximidad física comenzaba a no ser tan determi-
nante a la hora de establecer y gestionar inversiones y relaciones económicas
muchos sectores colindantes a la parte más antigua de la city comenzaron a
renovarse: áreas como King Cross, Spitalfields o Bishopsgate, donde existían
espacios vacantes por la marcha de talleres e industriales a otros lugares, em-
pezaron a concentrar la mayoría de los permisos de edificación y, así, mientras
en 1982 se habían dado permisos para 64.000 nuevos metros cuadrados de
oficinas, en 1987 los permisos para la construcción de oficinas sumaron en la
City 1.175.000 metros cuadrados.
El puerto de Londres constituía una pieza de la ciudad con un contenido his-
tórico y una significación cultural importante. A pesar de esto, los cambios
tecnológicos que habían afectado a la organización del trabajo en los puertos
desde la década de los sesenta y, más tarde, el sistema de contenedores utili-
zados para el transporte y la descarga de las mercancías, hizo que las activida-
des portuarias se trasladen a Tilbury, en la desembocadura del Támesis, don-
de había mayor disponibilidad de suelo para la reorganización de la actividad
Nuevas empresas en laCity
El Spitalfields DevelopmentGroup, Greycoat, Citicorp/Citi-bank o J.P. Morgan.
© FUOC • XP07/B0191/02479 42 Urbanización y ciudad en la globalización
portuaria. Así, en los años setenta se inicia un proceso de declive de los an-
tiguos docks que culmina, a finales de los ochenta, en un escenario de crisis
urbana, impulsada por dos tendencias principales: la pérdida de población y
el aumento de los índices de desempleo entre los residentes.
Ante esta situación, la política urbana de regeneración desarrollada por los
sucesivos gobiernos conservadores alcanza la mayoría de áreas portuarias: los
docks de St Katherine, primero, la Isle of Dogs, después y, finalmente, otros
sectores como Surrey, South Bank o los propios Royal Docks son objeto de un
tipo de operaciones que se caracterizan por los siguientes patrones generales
de intervención:
• El papel prevalente concedido por las instancias públicas al capital priva-
do.
La atracción de capital privado
En 1980, el gobierno central conservador crea las "Urban Development Corporations",con diversas atribuciones de planeamiento urbano entre las que figura la reconversión delos usos del suelo en los territorios productivos en desuso. La "London Docklands Deve-lopment Corporation", creada en 1981, es la primera de las muchas nuevas entidades degestión urbana que se ponen en funcionamiento en los diferentes boroughs londinensespara desarrollar proyectos urbanos donde participan el capital público y privado.
• La repetición de un modelo de usos del suelo resultado de una combina-
ción, proporcional y variable según los sectores, de oficinas y servicios es-
pecializados, operaciones residenciales de alto valor en el mercado de vi-
vienda y grandes shopping-malls, que incorporan también usos de ocio.
Como podéis comprobar, se trata de actuaciones que ejemplifican un proceso
de tematización del territorio de la ciudad, una tendencia común y en progre-
sión en la mayoría de centros urbanos europeos.
Ejemplos de tematización del territorio
Establecimiento de museos en antiguas instalaciones cerveceras o centros comerciales enantiguos almacenes de carga y descarga, como el Tobacco Warehouse, son buenas pruebasde un tipo de urbanismo que entiende la puesta en valor del territorio en desuso a partirde la producción de territorio temático. Las similitudes en el paisaje urbano resultante delas operaciones de renovación en la mayoría de waterfronts europeos son buena pruebade ello.
Este marco de gestión ha caracterizado la política de regeneración urbana lle-
vada a cabo desde la segunda mitad de los años ochenta y, a partir de ella,
la clara orientación neoliberal de la política económica de los sucesivos go-
biernos Tatcher priorizó, en muchos casos, las estrategias de las empresas y
corporaciones privadas en las experiencias de cooperación con las instancias
públicas llevadas a cabo a la escala local. Un caso claro de esta situación lo
proporciona el proceso de planeamiento del waterfront de Greenwich (Thorn-
ley; Newman, 1996).
© FUOC • XP07/B0191/02479 43 Urbanización y ciudad en la globalización
El caso de la "London Docklands Development Corporation"
Se destinó dinero público a la preparación del suelo (infraestructuras de urbanización),con objeto de atraer inversiones privadas que podían acogerse, además, a ayudas fiscalesde diverso rango.
La recesión económica de los primeros años noventa afectó a estas dos grandes
operaciones urbanísticas. Muchos de los proyectos realizados en la city sufrie-
ron pérdidas económicas y la presencia de inmuebles nuevos cerrados fue una
constante durante años.
Otro tanto se puede decir de la operación en los Docklands. Si bien existen
diferencias entre las primeras actuaciones, en docks como St Katherine, por
ejemplo, y las que resultaron más afectadas por la retirada de capitales, como
el caso de Canary Wharf, en la Isle of Dogs, lo cierto es que la "London Doc-
klands Development Corporation" recibió entre los años ochenta y noventa
más dinero público que el resto de corporaciones para el desarrollo urbano.
De hecho, algunas de las operaciones realizadas han acabado siendo indirec-
tamente subsidiadas por el gobierno central. Así, en el caso de la operación
de Canary Wharf, desde que el conjunto fue introducido en el mercado, en
1990, únicamente se han ocupado el 60% de los terrenos disponibles y los
propietarios privados, el grupo Reichmann, hubieron de acogerse a la ley de
bancarrotas de 1992 (Villanueva, 1999).
En lo que se refiere a Berlín, la última década del siglo XX significó para la
ciudad un proceso de renovación sólo comparable a momentos anteriores de
fuerte expansión urbana. Lugares emblemáticos como la Potsdamer Platz, la
Leipziger Platz, la Alexanderplatz; calles como la Friedrichstrasse; o barrios en-
teros como Kreuzberg, Mitte o Prenzlauer Berg; han sido testigos de un proceso
aceleradísimo por el que, en apenas una década, el perfil urbano de la ciudad
cambió de forma radical y la ciudad, que era una excepción en el mapa euro-
peo de las renovaciones urbanas, pasó a encabezar el ranquin de territorios en
transformación.
La caída del muro de Berlín, en 1989, en el marco del final de los gobiernos
comunistas europeos, fue el detonador de un proceso de cambio urbano que
redibujó centros y periferias; áreas obsoletas y sectores de oportunidad en la
ciudad. Sobre todo cuando a la decisión de reunificar la Alemania Federal y
la Democrática, siguió la de elegir Berlín, en sus dos mitades, como la capital
del nuevo país reunificado.
Las dos mitades de Berlín experimentaron a partir de entonces un cambio ra-
dical por lo que hace a la forma en que se había planificado el territorio y
dirigido el crecimiento urbano. Un cambio que afectó tanto a la base econó-
mica como a los mercados de promoción de suelo y que ilustra muy bien la
dimensión internacional que las ciudades tienen actualmente.
Referencia bibliográfica
Villanueva�i�Margalef,�M.(1999). La Unió Euroepa. So-cietat i territori en el procésd'integració. Cerdanyola: Uni-versitat Autònoma de Barce-lona.
© FUOC • XP07/B0191/02479 44 Urbanización y ciudad en la globalización
Después de la reunificación, las imágenes con las que se ha promocionado
Berlín han sido básicamente tres:
• La nueva capital representativa de una nueva Alemania.
• Una nueva ciudad global que atrae a los mercados internacionales de ca-
pital y participa activamente en ellos.
• Una metrópolis de servicios, con una economía orientada hacia los usos
económicos postindustriales.
En 1996, tres años antes de que el gobierno y el nuevo parlamento se instala-
ran definitivamente en la Berlín, la ciudad presentaba una muy baja presen-
cia de actividades innovadoras, muy lejos de la situación de las áreas metro-
politanas de Hamburgo, Munich, Frankfurt o incluso Stuttgart. En realidad,
las compañías que se han instalado en Berlín son divisiones corporativas o
centros direccionales de segundo orden. Así ha sucedido con los servicios de
marketing de Daimler-Benz y su compañía de servicios DEBIS; las instalacio-
nes de Siemens; la sede alemana de Coca-Cola; o la sede Europea de Sony. Pe-
ro, como defienden algunos autores, la llegada de estas y otras empresas debe
asociarse mucho más a los procesos de especulación del suelo urbano y a la
economía de la gestión inmobiliaria en la cual esas empresas han participado,
que con la conformación de un auténtico sector financiero-bancario y, sobre
todo, con la aparición de las sinergias y relaciones que caracterizan la tupida
red de servicios a las empresas propias de las ciudades globales y las metrópolis
de servicios.
Referencia bibliográfica
Andrew,�Jonas;�Wilson,�Da-vid�(eds.) (1999). The Ur-ban growth machine: criticalperspectives, two decades later.New York: State University ofNew York Press.
En otras palabras, es la internacionalización de los mercados de suelo, mucho
más que la regeneración de la propia economía, lo que ha situado a Berlín
en el mapa de la economía global. Autores como Andrew Kirby (2003) han
explicado cómo los mercados inmobiliarios de suelo urbano son ya globales
y cómo los mapas de inversión que las empresas de promoción y gestión in-
mobiliaria tienen sobre sus mesas cubren ya todo el planeta. En esta nueva
lógica, la competición entre grandes operadores por comprar, renovar y des-
pués vender o alquilar se extiende a países y ciudades de lugares diversos y la
búsqueda de áreas de oportunidad es una constante en el modus operandi de
estas compañías. Berlín ha sido un campo de pruebas para este tipo de ope-
raciones controladas desde operadores inmobiliarios, que no necesariamente
pertenecen al pull local de empresas y que pueden actuar simultáneamente en
diferentes lugares del planeta.
Así, en los cinco años posteriores a la caída del muro, tuvo lugar una auténtica
reestructuración del mapa de usos del suelo de la ciudad, impulsada por dos
procesos profundamente entrelazados: el boom inmobiliario que acompañó
el proceso de renovación urbana y las actuaciones públicas en lo que se refiere
a la venta de suelo propiedad de las autoridades locales. Los cinco primeros
años del nuevo Berlín vieron, así, cómo todo el planeamiento urbano anterior
Referencia bibliográfica
Kirby,�Andrew (2003). "Thehousing market and the con-temporary American city: Aglobal overview". Treballs dela Societat Catalana de Geogra-fia (núm. 55).
© FUOC • XP07/B0191/02479 45 Urbanización y ciudad en la globalización
no sólo quedaba obsoleto por lo que hace a los programas y estrategias futu-
ras, sino, simplemente, porque se trataba ya de otra ciudad, con nuevos usos
del suelo y nuevas centralidades –creadas por la compra-venta inmobiliaria y
las actuaciones públicas– donde antes sólo había solares abandonados. Una
ciudad nueva en la que los poderes públicos fueron perdiendo el control sobre
la forma final de la ciudad y su desarrollo urbano primero en el centro y más
tarde en las periferias.
Tanto Londres como Berlín muestran claramente procesos de renovación ur-
bana caracterizados por políticas tendentes a situar a la ciudad en los merca-
dos económicos globales. Estrategias urbanas definidas para y desde la lógica
de lo global y que, en mayor o menor medida, son actualmente comunes a
una mayoría de ciudades. Sin embargo, aparte de estos ejemplos de grandes
centros urbanos, es interesante prestar atención a otros casos de ciudades de
menor rango que también han desarrollado políticas urbanas especialmente
caracterizadas por leer las potencialidades de la participación en las redes de
la economía global. Entre ellas, destacan dos líneas de actuación que vinculan
inversiones y desarrollo local con este marco de competencia urbana a escala
planetaria:
• Proyectos que aumentan la conectividad exterior y la accesibilidad de la
ciudad en términos de multimodalidad y de economía logística, es decir,
a partir de la inversión en las interfaces puerto-ciudad-aeropuerto.
• Proyectos que potencian la ciudad como destino turístico y lugar con ofer-
tas culturales planteadas para un público potencial definido a escala pla-
netaria.
4.1.2. Conectividad y multimodalidad
Al margen de los esfuerzos de cada ciudad, hay que tener en cuenta cómo en
muchos territorios del planeta, la existencia de estructuras de gobierno supra-
nacionales ha hecho patente la necesidad para los gobiernos locales de tener
en cuenta al menos estos marcos normativos, más o menos vinculantes se-
gún los casos, sobre todo a la hora de concebir y planificar las infraestructuras
de transportes y telecomunicaciones. El caso de la Unión Europea es especial-
mente claro al respecto. Así, las ciudades de Europa han de tener en cuenta
actualmente a la hora de elaborar sus estrategias la existencia de una serie de
proyectos globales y programas de cooperación que se han planteado desde
lógicas regionales o continentales y que en no pocas ocasiones pueden sola-
parse o incluso contradecir los intereses de tipo local que puedan existir.
Así, la política comunitaria en materia de infraestructuras de transporte y te-
lecomunicaciones se ha ido planteando a partir de acciones vinculadas a la
normativa y la regulación de servicios, en el contexto de un proceso de cre-
ciente liberalización del sistema de transportes y comunicaciones. Sin embar-
© FUOC • XP07/B0191/02479 46 Urbanización y ciudad en la globalización
go, desde principios de los años ochenta, se comienza ya a prestar atención
a las infraestructuras en sí mismas, con especial atención a las de transporte,
tanto de pasajeros como de mercancías.
El auge en la infraestructuras
Así, la política de liberalización de los transportes y comunicaciones recibió un claro apo-yo durante la década de los noventa: el transporte internacional por carretera se liberalizóen la Europa comunitaria en 1993 y la navegación de cabotaje en 1998. Asimismo, laliberalización del mercado de transporte aéreo, iniciada en 1980, culmina en 1997. Desde1998, se hace efectiva la competencia entre operadores de telecomunicaciones.
De esta manera, en 1982, se abre una línea presupuestaria de contribución
a proyectos de infraestructura que atiende de forma específica a cuestiones
como la multimodalidad, línea administrada a partir de programas anuales y
posteriormente trianuales (Erdmenger, 1993). Paralelamente, la inversión en
infraestructuras de transporte se ha ido vehiculando de forma estandarizada
a través del fondo europeo de desarrollo regional (FEDER). Finalmente, cabe
citar también el fondo de cohesión, que ha ayudado a los presupuestos nacio-
nales en materia de infraestructuras, así como el estímulo a las inversiones
institucionales que han supuesto las fuentes y tipos de financiación comuni-
taria propuestos desde el Banco Europeo de Inversiones y el Fondo Europeo
de Inversiones.
A todo ello hay que añadir la concepción y el diseño de las denominadas redes
transeuropeas, contempladas ya en el Tratado de la Unión y consolidadas en el
Tratado de Maastricht (1991), referidas actualmente a los trenes de alta velo-
cidad, carreteras de gran capacidad, vías navegables y transporte combinado.
La aplicación del concepto a los aeropuertos y a la gestión del tráfico aéreo ha
sido el origen de proyectos concretos que se han ido centrando en cuestiones
como la seguridad aérea y en la mejor gestión del espacio aéreo a partir de la
implementación de nuevas tecnologías de telecomunicaciones en proyectos
como el llamado como RVSM (reduced vertical separation minimum) destinado
a aumentar la capacidad del espacio aéreo reduciendo la separación vertical
mínima entre vuelos, permitiendo hasta seis niveles adicionales desde el 2002,
cuando el programa ha entrado en funcionamiento, en el espacio aéreo de 38
estados europeos.
De forma más concreta, las redes transeuropeas se inscriben claramente dentro
de los dos ejes que centran la acción de la Unión Europea en materia de in-
fraestructuras de transporte: la liberalización progresiva de los diferentes mo-
dos de transporte y la apertura de los mercados nacionales a los operadores
de los demás Estados miembro, incentivando la libre circulación de personas,
mercancías, servicios y capitales como una condición necesaria para el desa-
rrollo del espacio económico europeo en términos de competencia transconti-
nental. Esta libre circulación se apoya, así, en cuatro redes transeuropeas prin-
cipales: infraestructuras de transporte; de telecomunicaciones; de energía, y
de formación profesional. Desde los primeros años noventa, es una línea de
acción comunitaria que recibe una clara prioridad y cuyo programa de acción
hace especial hincapié en dos problemáticas concretas: en primer lugar, la eli-
La línea de tren dealta velocidad Madrid -Frontera francesa
El programa de inversiones deesta línea, básica para articularla conectividad ferroviaria en-tre el norte y el sur de Europa,procede en un 35-50% de losfondos de cohesión.
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minación de los cuellos de botella. En segundo lugar, la planificación de las
redes futuras, prestando especial atención a los nudos de conexión y a la pro-
moción de servicios integrados para el usuario final. Pero, sin duda, el concep-
to que recibe mayor atención es el desarrollo de la intermodalidad entre mo-
dos diferentes de transporte o, lo que es lo mismo, entre las diferentes redes.
Un planteamiento que parte de la constatación del agotamiento de las posibi-
lidades de expansión física de las infraestructuras existentes, de forma que el
crecimiento se plantea a partir de otras vías como nuevas formas de gestión
que optimizan la capacidad del conjunto del sistema.
Este hecho explica que, a la primera propuesta de red transeuropea, la del
tren de alta velocidad, se hayan sumado las redes de carreteras, de transporte
combinado, de vías navegables, de ferrocarril convencional y la de puertos y
aeropuertos.
Así, en 1990, la Comisión de la Comunidad Europea elaboró el Esquema Di-
rector de la Red Europea de Alta Velocidad, con horizonte 2010, que incluía
9.000 km de nuevas vías equipadas para velocidades iguales o superiores a los
250 km/h. En virtud de este documento, se distinguen tres tipos diferentes de
infraestructura ferroviaria de alta velocidad. En primer lugar, las líneas de alta
velocidad propiamente dicha, iguales o superiores a los 250 km/h. En segundo
lugar, las líneas acondicionadas para velocidades sobre los 200 km/h. Final-
mente, las líneas que exigen un tratamiento especial debido a las condiciones
topográficas o la proximidad a entornos urbanos, con velocidades ajustadas a
las circunstancias concretas en cada caso.
Cabe señalar aquí que el Libro blanco del transporte en la Comunidad Europea
(1992) ya planteaba como una de las orientaciones clave de la política comu-
nitaria de transportes la transferencia de tráficos desde la carretera a otros mo-
dos, principalmente el ferroviario, que representan menores niveles de con-
gestión y de impacto ambiental. Una orientación que se plantea con dificul-
tades al menos en dos direcciones: por una parte, se trata de una política asu-
mible en entornos bien mallados y densamente poblados, pero en las regio-
nes más periféricas aún existen problemas de conexión importantes que con-
tinúan siendo más fáciles de paliar a partir de la infraestructura viaria (Iglesias
Pérez, 1993). Por otra parte, un contexto de transferencias de tráfico desde
el modo viario al ferroviario exige de este último altos niveles de competen-
cia, sólo asumibles teniendo en cuenta los déficits actuales, a partir de fuertes
subvenciones públicas o con la participación de operadores privados, como
muestra el caso bien significativo de los ferrocarriles regionales de Londres.
Precisamente, el debate actual sobre la privatización de las infraestructuras fe-
rroviarias se plantea desde esta óptica en gran medida.
Esta concepción multimodal de las redes de transporte a escala europea exige,
pues, una participación de todos los miembros de la UE, puesto que muchas
de las operaciones de optimización necesitan de la coordinación entre las di-
ferentes redes nacionales. Así, los proyectos de redes transeuropeas incluyen
© FUOC • XP07/B0191/02479 48 Urbanización y ciudad en la globalización
como propias las actuaciones que se desarrollan en cada país y que revisten
este carácter, ya sea en términos de mejor conexión, cierre de malla o mayor
coordinación con países limítrofes. De esta manera, el fondo de cofinancia-
ción para este tipo de proyectos 1993-1999 fue accesible para países con PIB
per cápita inferior al 90% de la media comunitaria. Así, ciudades como las de
la cuenca mediterránea y aquellas que más sufrieron la crisis industrial de los
años setenta y ochenta han sido unas de las más beneficiadas por las ayudas
europeas durante la pasada década, a partir de diferentes canales de financia-
ción, sobre todo el FEDER, que desde 1986 financia parcialmente proyectos
con un peso importante de aquellos vinculados a las infraestructuras con ob-
jeto de reducir las disparidades económicas entre las diferentes regiones de la
comunidad.
Muchas regiones urbanas europeas han encontrado financiación como
territorios "objetivo I" –al presentar un PIB por habitante inferior al 75%
de la media comunitaria– o como "objetivo II" –como áreas especial-
mente castigadas por la recesión industrial.
Sin duda, la adhesión a la UE de los estados de la Europa del Este cambiará
esta geografía de las oportunidades de financiación para proyectos de infraes-
tructura de transportes y telecomunicaciones. Las ciudades eslovenas, checas
o polacas podrán optar a financiación para proyectos urbanos especialmente
pertinentes de acuerdo al esquema general de las redes transeuropeas, merced
a su menor PIB por habitante.
Algunas ciudades intermedias han sabido aprovechar la nueva geografía de las
infraestructuras de transporte y telecomunicaciones para situarse como nodos
en competición o en cooperación con otros centros urbanos de mayor tamaño
e importancia y así acceder a fondos para financiar y desarrollar sus proyectos
urbanos.
Ciudades intermedias y tren de alta velocidad en Europa
La conexión, entendida como accesibilidad de los distintos nodos de la jerarquía urbana,es requisito imprescindible para la competitividad de la ciudad como "medio económico".Esto implica prestar especial atención al desarrollo de infraestructuras de transporte comoindican las directrices que hoy siguen todas las estrategias territoriales en Europa.
Tanto la perspectiva europea de desarrollo espacial (ESPD), como el programa de redestranseuropeas (TEN), establecen como precondiciones para su propia concreción futuraun transporte eficiente y un adecuado acceso a las telecomunicaciones para el fortaleci-miento de la competitividad de las áreas más desfavorecidas y periféricas y, por tanto,para la cohesión económica y social de la Unión Europea.
La implementación de una red de tren de alta velocidad en Europa, es una de las estra-tegias elegidas para lograr estos objetivos. Aunque, sin duda, la adopción del modelo dealta velocidad potencie las relaciones entre las grandes ciudades existentes y consolida-das, reforzando así las jerarquías territoriales, existen otros núcleos urbanos de tamañomedio que también se ven beneficiados. La presencia de una estación de alta velocidadno sólo afecta a la localidad en la que se sitúa, sino que su influencia se extiende sobre elterritorio que la rodea. La atracción que produce, supera el ámbito local, pero depende
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en gran medida de múltiples factores como la red de carreteras o las posibilidades parael transporte multimodal e intermodal.
Para ilustrar esta idea, se presentan cuatro casos de estudio: Lille, en Francia, y CiudadReal, Puertollano y Valladolid en España:
• Lille�o�Euralille, como se la denomina actualmente, ha experimentado una trans-formación importante desde que hace trece años, consciente de los nuevos desafíosa los que debía enfrentarse para salir de la crisis en el sector minero y la industriatextil decidió asumir la implementación del TGV como motor de su transformaciónurbana posterior. Se pensaba que esta operación de transporte cualificado permitiríareorientar la base económica urbana hacia el sector terciario puesto que la ciudadquedaría a menos de una hora de París, a dos horas de Londres y a treinta minutos deBruselas. Una localización ciertamente estratégica y central en términos de accesibi-lidad que, efectivamente, ha asegurado la transformación de la ciudad en un nudoferroviario de primer orden a escala europea, pero que no ha revertido en una llegadade multinacionales y capital foráneo al espacio que la incipiente renovación urbanaderivada de los trabajos complementarios del TGV había previsto en la misma esta-ción y en sus inmediaciones.
• Ciudad�Real�y�Puertollano son dos ciudades de tamaño mediano (60.000 y 50.000habitantes respectivamente), que se han visto beneficiadas por la puesta en servicioen 1992 de la línea del AVE Madrid-Sevilla. Las dos cuentan además con serviciospropios de AVE "lanzadera" que las conectan directamente con Madrid. Estos treneshan acercado estas dos ciudades entre sí y a la capital, produciendo cambios en tér-minos de movilidad obligada y organización del territorio muy evidentes, si bien sudimensión, la cuantía de las inversiones y su localización mucho menos estratégicaque en el caso anterior no permiten comparar las transformaciones urbanísticas conla de la ciudad francesa. El principal problema, de todas maneras, radica en la faltade umbrales suficientes de multimodalidad e intermodalidad a la hora de proyectarlas dos estaciones. Los efectos, más que sobre la cadena del transporte de viajeros omercancías, se dejan sentir en la estructura de los mercados laborales y, sobre todo,en los flujos de movilidad residencial, con el resultado de un desarrollo aceleradode importantes dinámicas de suburbanización a escala local y regional, resultado deldiferencial de precios del suelo y vivienda de las dos ciudades respecto de Madrid.
• Valladolid, capital de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, estará en breve,conectada con Madrid y su aeropuerto internacional, a través de una línea de AVE querecorrerá los 200 km que separan ambas ciudades en aproximadamente 50 minutos.Valladolid se encuentra inserta en el proyecto prioritario de la red transeuropea TAVSur, que prevé enlazar Madrid con Irún en el 2010. La ciudad se encuentra, asimismo,en el estratégico corredor europeo del arco atlántico y ya se beneficia actualmente deuna buena accesibilidad por carretera, tren y avión. Además, en el año 2003, se instalóen el aeropuerto una compañía aérea de bajo coste que triplicó el tráfico de pasajerosdel aeropuerto en seis meses. La próxima construcción de la nueva estación de altavelocidad en el centro de la ciudad conlleva, entre otras actuaciones, el soterramientode las vías existentes, lo cual permitirá reconvertir un extenso espacio urbano –pro-piedad de RENFE en su mayor parte–, en un área de ocio, negocios y vivienda.En comparación con Lille vemos que en el caso francés la estructura de partenariadoy la cooperación entre diferentes niveles competenciales de la estructura organizativadel Gobierno agilizó los proyectos y permitió proponer expectativas, mientras que enel caso de Valladolid, el diálogo productivo entre Estado, gobierno regional, munici-pio y entidades o lobbies locales dista mucho de ser óptima y hace que sean inciertosel futuro y las potencialidades reales del proyecto global.
Bibliografía
Berg,�L.�van�den;�Pol,�Peter (1997). The European HST Network. Roma: ERSA.
CSD (1999). European Spatial Development Perspective - Towards Balanced and SustainableDevelopment of the territory of the EU. Postdam.
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Martínez,�J.�M.�M.;�Tordesillas,�C.�J.�M.;�Álvarez,�R.�A.� (1999). El AVE Madrid-Sevilla:efectos territoriales e intermodalidad en el entorno de Ciudad Real y Puertollano.
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Pol,�P.�M.�J. (2002). A Renaissance of Stations, Railways and Cities, Economic Effects, Deve-lopment Strategies and Organisational Issues of European High-Speed Train Statioins. T2002/6,October 2002. The Netherlands: Delft University Press (TRAIL Thesis Series).
Al margen de este tipo de ciudades intermedias en zonas altamente urbani-
zadas, como ocurre en el espacio europeo, destaca un segundo perfil urbano
vinculado a las inversiones destinadas a aumentar los niveles de conectividad
externa y accesibilidad de la ciudad. Se trata de ciudades localizadas en regio-
nes económicas emergentes, como ocurre con el sudeste asiático, donde cen-
tros urbanos como Yakarta o Kuala Lumpur, además de representar uno de los
casos de mayor explosión urbana de los últimos años, se han caracterizado
por el desarrollo de proyectos que las han situado como zonas aeroportuarias
emergentes.
Zonas aeroportuarias emergentes: Yakarta y Kuala Lumpur
El aeropuerto Soekarno-Hatta en Yakarta es el principal aeropuerto del país. Localizadoaproximadamente a 20 km al oeste del centro de Yakarta en una extensión de 1.800 Ha,cercano a la ciudad de Tangerang. El aeropuerto transportaba a finales de los noventa 14millones de pasajeros por año (40% internacional) y conectaba Yakarta con 35 países delmundo. El aeropuerto se configura como un centro de funciones múltiples al serviciode las necesidades locales y regionales permitiendo a la ciudad ser uno de los nodoscomerciales más importantes de la zona asiática.
El tráfico se ha incrementado en los últimos años en un 10%, estimándose que alcanzará amover 50 millones de pasajeros para el año 2013. Las zonas aledañas del aeropuerto estánocupadas por viviendas, negocios, oficinas, hoteles, etc., que se han ido desarrollandode forma poco controlada.
En Kuala Lumpur, el antiguo aeropuerto internacional Sultán Abdul Aziz Shah, situadoen Subang, llegó a movilizar 16 millones de pasajeros con 165.646 vuelos y transportó410.373 toneladas de carga. El nuevo aeropuerto internacional de Kuala Lumpur queabrió sus puertas en junio de 1998, dos meses antes de la celebración de los XVI Juegos dela Commonwealth, está a 50 km al norte del centro de Kuala Lumpur, en la provincia deSepgan. Ocupa unas 10.000 Ha, lo que le permite establecerse como centro de actividadesdel sureste asiático y como competidor de Bangkok y Singapur.
Inicialmente, el aeropuerto internacional de Kuala Lumpur podía movilizar 25 millonesde pasajeros y 950.000 toneladas de carga y ya tiene planeada una extensión para incre-mentar su capacidad a 35 millones de pasajeros para el año 2008 y a 45 millones para el2012 planteándose llegar a los 90 millones de pasajeros más adelante.
El aeropuerto se encuentra a 20 km de Putrajaya, la ciudad administrativa digital y a20 km de Cyberjaya, considerada como la primera ciudad inteligente de Malasia, ambassituadas en la zona del Supercorredor Multimedia asiático.
Referencia�bibliográfica
Michel�Scarbonchi�(dir.) (1999). Una red de ciudades para un mundo de ciudadanos (síntesisde los trabajos de las comisiones permanentes). Barcelona: Metrópolis, Asociación Mundialde las Grandes Metrópolis.
4.1.3. La ciudad como oferta turística y cultural
A la hora de abordar los proyectos de desarrollo local y de renovación urbana
vinculados a la economía global del turismo, hay que tener en cuenta la exis-
tencia de una gran variedad de situaciones y proyectos, pero todos comparten
la estrategia de poner en valor elementos del espacio urbano –del patrimonio
al paisaje histórico; de la cultura local a la explotación de elementos de interés
turístico propios, concretos y específicos. Sin duda, el auge del turismo urba-
no cultural en sus diferentes variedades –histórico, museístico, patrimonial, o
© FUOC • XP07/B0191/02479 51 Urbanización y ciudad en la globalización
vinculado a eventos concretos– está en la base de la gran variedad de estrate-
gias posibles para la ciudad a la hora de competir y cooperar para consolidarse
como nodos en las múltiples redes que configuran el turismo global: así, las
ciudades que han conseguido localizar museos de interés global –como París
con el Louvre, Moscú y Las Vegas con el Hermitage o Venecia o Bilbao con
el Guggenheim–; las que han elaborado esquemas de recuperación y puesta
en valor del patrimonio arquitectónico –como ocurre con la red de ciudades
europeas con presencia de arquitectura moderna: Praga, Bruselas, Amsterdam
o Barcelona entre ellas–; o las que han consolidado ofertas culturales estables
concretadas en eventos que son verdaderos "puntos calientes" en los calenda-
rios de los operadores turísticos –como Edimburgo o San Sebastián con sus
festivales o Salzburg y Linz con sus programas culturales que vinculan cultura
y espectáculos–; son todos ellos ejemplos ilustrativos de las posibilidades que
el turismo urbano plantea en términos de elaboración de estrategias urbanas
en red aprovechando el nuevo mapa económico y la revolución en los trans-
portes y comunicaciones que define la globalización.
Entre los diferentes casos que pueden reseñarse, se pueden citar algunos refe-
ridos a ciudades que han aparecido en la escena turística precisamente a partir
de la emergencia del turismo cultural urbano durante los últimos años, como
Burdeos; otros que tienen que ver con la consolidación de ciudades que ya par-
ticipaban en esta red económica, como pasa con Moscú o Lisboa; finalmente,
se pueden también citar los casos de muchas ciudades que han encontrado
en las actividades turísticas nuevos elementos de desarrollo y, sobre todo, de
promoción urbana, como ocurre con Río de Janeiro o Santiago de Chile.
Proyectos para la puesta en valor del patrimonio y el turismo urbanoen áreas históricas: Moscú, Río de Janeiro, Santiago de Chile, Lisboa, yBurdeos
La puesta en valor de los elementos turísticos y patrimoniales puede ser objeto de pro-yectos específicos, especializados y de carácter sectorial, con mucha influencia en deter-minados sectores económicos pero con poca potencialidad de cara a solucionar los pro-blemas de vertebración territorial a los que hemos aludido. Antes al contrario, en muchoscasos, el auge turístico y el consumo cultural del patrimonio llevan a muchas ciudadesa consolidar islas o distritos de ocio que en poco o nada ayudan a esta objetivo mástransversal y a largo plazo. En esta línea de discusión, se presentan cinco proyectos deintervención sobre el territorio en ciudades bien diferentes, con el denominador comúnde poder evolucionar en una de estas dos direcciones pero con claras potencialiades paraser un vehículo operativo y eficaz de cara a la mejor vertebración no sólo de la ciudadsino también del territorio metropolitano.
• Moscú:�¿el�renacimiento�del�centro�histórico?. En los últimos años, Moscú ha lle-vado a cabo algunos programas concretos de restauración del patrimonio: "Patrimo-nio arquitectónico 2000", con vistas a la celebración del 850 aniversario de la ciudado el programa Pushkin para el 200 aniversario del nacimiento del autor. De hecho,cerca de una quinta parte de la ciudad corresponde a sectores culturales e históricosdonde la edificación y las actividades económicas son controladas por organismosnacionales. El propio centro histórico tiene el estatuto de zona de interés nacional(especialmente en el área en torno al Kremlin).Cuenta con unos 3.000 monumentosprotegidos que dotan junto con la mayoría de las 10.000 viviendas existentes a laciudad de su ambiente histórico.A partir de 1990, la reconstrucción de dicho centro se ha basado en un concepto dedesarrollo y continuidad de la estructura urbana, que intenta inscribir la moderni-dad dentro de lo existente. Es lo que se ha llevado a cabo en varios conjuntos multi-funcionales donde se integran monumentos arquitectónicos, inmuebles históricos,construcciones contemporáneas, así como la habilitación de vastos espacios subte-rráneos que conviven con usos comerciales y hoteleros. Así, entre 1994 y 1995, Mos-
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cú restauró 314 monumentos históricos a un costo de 2 billones de rublos. A media-dos de 1996, estaban en obras 122 monumentos a un costo de 1,1 billones de rublos.Como en tantas otras ciudades en el momento actual, el éxito de estos programasde actuación en el centro histórico dependerá de encontrar el necesario equilibrioentre los dos extremos que representan, de un lado, la protección indiscriminada queacostumbra a "congelar" o transformar en postal turística los territorios históricos y,de otro lado, la utilización no menos indiscriminada de la piedra histórica para jus-tificar operaciones meramente especulativas inmobiliarias, comerciales y de ocio quepoco aportan a la vertebración del territorio urbano.
• Río�de�Janeiro:�un�centro�histórico�por�revitalizar�y�una�ciudad�por�vertebrar. Lapreocupación del equipo municipal de Río de Janeiro era restablecer la vivienda enun centro que tiende a desaparecer al ir perdiendo vitalidad económica, aunque seael espacio en el que se encuentran la gran mayoría de los equipamientos culturales dela ciudad que constituyen el célebre "corredor cultural". Los programas de actuacióncomenzaron en los años noventa con un plan estratégico que incluía operacionesde valoración del espacio público histórico, entre las cuales un plan de circulación,remodelación de plazas, relocalización de mercados ambulantes,o iluminación de losmonumentos históricos. Las acciones públicas incitaron a inversores y propietariosprivados a comenzar a rehabilitar sus inmuebles. Unas viviendas que, merced a lanueva Ley de Incentivos aprobada por el gobierno municipal, debían respetar ese usoen su vuelta al mercado de suelo.Después de estos primeros pasos, se ha continuado planteando la relación entre elcentro histórico y las áreas colindantes y se ha renovado el paseo marítimo, se hanrecuperado zonas portuarias en desuso y se han diseñado programas específicos parazonas pobres en contacto con el área, como el llamado Novas Alternativas.En el caso de Río, el gran reto de las políticas de regeneración del centro, planteadascon el objetivo final de la mejor vertebración de todo el territorio, es la necesaria co-nexión de estas políticas con el resto de programas que actúan sobre las áreas depau-peradas, autoconstruidas e ilegales que circundan la ciudad e impiden su legibilidadcomo un territorio integrado e integrador.
• La�política�patrimonial�y�turística�a�escala�metropolitana:�Santiago�de�Chile. Laregión metropolitana de Santiago de Chile reúne un gran centro urbano con rique-zas históricas y una región natural con estaciones de esquí. A partir de aquí, se vis-lumbran claras posibilidades de sinergia mutua. La ciudad definió durante los añosnoventa un plan de acción que, en muchos casos, incluso especificaba las formas degestión público-privada. El plan contemplaba diferentes metodologías según el nivelde desarrollo turístico de las diferentes zonas del territorio metropolitano planteandouna serie de líneas de intervención que giraban en torno a la necesaria conservaciónde recursos como paso indispensable para integrar el turismo dentro de la ordena-ción territorial y medioambiental, una condición obligada antes de definir nuevosproductos turísticos.
• La�encrucijada�turística�de�Lisboa. En 1994, siendo Lisboa la capital europea de lacultura, la ciudad ostentaba la novena posición en el ranquin urbano mundial deciudades que acogían congresos internacionales. La visibilidad turística y cultural dela ciudad era en gran medida resultado de la acción del Lisboa Convention Bureau(LCB). Con motivo de la exposición universal del año1998 se llevaron a cabo todauna serie de acciones como el aumento del parque hotelero en un 50%, pero fue aúnmás significativa la decisión de transformar el LCB en una plataforma que agruparaa la propia municipalidad, las asociaciones de hoteleros y las agencias de viajes, conel objeto de dotar de contenido una nueva agencia, Turismo de Lisboa, un ente quefunciona a modo de un partenariado público-privado y que se encarga básicamentede acciones de promoción y de información sobre el atractivo y las posibilidadesturísticas de la ciudad.El hecho de ser un destino turístico explotable en el itinerario marítimo que va delmuseo Guggenheim en Bilbao al sur de Italia, pasando por Barcelona, plantea grandesposibilidades de desarrollo, pero también exige velar por el objetivo final de la verte-bración urbana y territorial ante ofertas y proyectos que, sin duda, pretenderán ex-plotar esta localización y el ambiente histórico que ofrecen no pocas áreas de la ciu-dad. El planteamiento de políticas inspiradas en el largo plazo sería la mejor garantíapara conseguir que las inversiones sectoriales en las actividades turísticas pudieranrevertir en la solución de los otros problemas urbanos que la ciudad tiene planteados.
• Un�Plan�de�Luces:�Burdeos. Los programas de itinerarios urbanos turísticos son unode los instrumentos más básicos no sólo para comenzar a poner en valor los conte-nidos culturales e históricos que el territorio urbano puede ofrecer sino también paramonitorizar y evaluar las potencialidades de ese mismo espacio en términos de nue-vos proyectos más complejos y transversales. El Plan de Luces de Burdeos, en paraleloa un esquema de recorridos urbanos, establecía iluminar tanto ejes viarios como mo-numentos determinados, jugando también con las viviendas con fachada al Garona.
© FUOC • XP07/B0191/02479 53 Urbanización y ciudad en la globalización
El proyecto se inició a finales de los años noventa e incluía también acciones másconvencionales como la remodelación de 183 plazas seleccionadas no sólo a partirde su contenido patrimonial sino también a partir de su uso y las funciones que sedesarrollaban en ellas.
Referencia�bibliográfica
Michel�Scarbonchi� (dir.) (1999). Una red de ciudades para un mundo de ciudadanos (síntesisde los trabajos de las comisiones permanentes). Barcelona: Metrópolis, Asociación Mundialde las Grandes Metrópolis.
4.2. Una galería de nuevas cuestiones urbanas: sostenibilidad,
cohesión social y gobernabilidad
Los procesos de internacionalización urbana asociados a la creciente partici-
pación en la economía global han tenido, como hemos visto, diversas conse-
cuencias para las ciudades. En lo que se refiere al ámbito concreto de las polí-
ticas y la gestión de proyectos, han aparecido nuevas posibilidades para crear
sinergias al tiempo que nuevos riesgos han venido a hacer más complejo aún
el mapa de problemas urbanos ya existente.
Como hemos dicho, en este contexto de cambio, las ciudades han promocio-
nado su territorio asumiendo funciones en sectores estratégicos como la nueva
economía informacional vinculada a las infraestructuras telemáticas y logísti-
cas o las diferentes versiones del turismo urbano. Unos proyectos e inversio-
nes que han creado sinergias entre sectores económicos diferentes pero que, al
mismo tiempo, han puesto de manifiesto diversas problemáticas que afectan
a la definición y planteamiento de las políticas urbanas, de entre las que cabe
mencionar las siguientes:
• La necesidad de nuevos marcos de planeamiento y gestión basados en la
definición de estrategias a medio y largo plazo.
• Los déficits de organización y cooperación sectorial entre diferentes nive-
les de gobierno a la hora de establecer marcos operativos de gestión para
desarrollar proyectos urbanos.
• La insuficiente incardinación de las políticas de participación en la eco-
nomía global en la agenda de problemas locales urbanos. Las primeras no
han sido suficientemente consideradas como un elemento activo en la re-
generación y promoción de la estructura local urbana.
Las tres problemáticas se sitúan en el eje de lo que son nuevos retos para la
sostenibilidad, la cohesión social y la gobernabilidad de las áreas urbanas en el
futuro. Algunas ciudades han desarrollado políticas concretas que se enfocan
claramente en esta dirección. Londres, con su proyecto de nueva autoridad
metropolitana (la Greater London Authority, GLA), puede ilustrar muy bien
los esfuerzos por simplificar y optimizar la coordinación entre las políticas pú-
© FUOC • XP07/B0191/02479 54 Urbanización y ciudad en la globalización
blicas y el gobierno del territorio. Curitiba y Porto Alegre, representan nuevas
prácticas dirigidas hacia mayores umbrales de sostenibilidad urbana y formas
alternativas de decisión colectiva y gobernabilidad.
4.2.1. Casos de estudio: Londres, Curitiba, Porto Alegre
La región metropolitana de Londres constituye una de las áreas urbanas más
integradas de la Europa actual en términos de relaciones funcionales sobre
el territorio. La gran movilidad de la población y unos mercados laborales
y de vivienda, que se plantean a escala metropolitana, definen el contexto
territorial de la metrópolis londinense.
Con siete millones de habitantes y casi tres millones de hogares, Londres
afronta actualmente un futuro urbano caracterizado por la contradicción en
las tendencias registradas. Por una parte, se trata de un área urbana con una
dimensión global clara: primera ciudad europea en cuanto a la calidad de las
telecomunicaciones y accesibilidad a mercados y uno de los tres destinos ur-
banos más importantes en la escala del turismo global, con 23 millones de tu-
ristas anuales, 13 de los cuales proceden de otros países, atraídos por su oferta
de ocio, su diversidad cultural y la riqueza de su patrimonio.
El atractivo de Londres
108 de las 500 mayores compañías europeas tiene sus oficinas centrales en Londres.
Una media de 1.500 eventos culturales por semana, casi 200 teatros, 92 museos y 35.000edificios protegidos por su interés histórico-artístico.
Por otra parte, el crecimiento acelerado de la pobreza urbana durante la últi-
ma década, ha dejado de ser patrimonio de niveles de renta concretos y de
territorios específicos en la ciudad central para pasar a ser una característica
tanto de la economía urbana como de muchas zonas, tanto en el Inner London
como en el Outer London.
Algunas cifras
En 1990, uno de cada diez habitantes recibía el subsidio conocido como Income Support,en 1994 lo recibía uno de cada seis.
En 1994, un 43% de los desempleados no había trabajado durante más de un año, enel cambio de siglo esta cifra ha aumentado hasta casi el 50% del total de 300.000 desem-pleados.
Estas cifras se traducen en el territorio urbano en áreas específicas que experimentan lasmayores proporciones de personas dependientes de las ayudas económicas del estado.
Dos graves problemáticas urbanas, como el colapso del sistema de transporte
y la dificultad para acceder a los mercados de vivienda por parte de amplios
sectores de la población, plantean claramente la desigualdad urbana, en pri-
mer lugar, y la necesidad de mejora del transporte y accesibilidad metropoli-
tana, a continuación, como los primeros objetivos desde el punto de vista de
Datos de movilidad enLondres
En 1996, una media de 1,02millones de personas entrabanen el centro de la ciudad en undía laborable entre las 7 y las10 de la mañana.
© FUOC • XP07/B0191/02479 55 Urbanización y ciudad en la globalización
la acción local de gobierno. Objetivos que entran de lleno en lo que sería una
agenda urbana para la sostenibilidad, la cohesión social y la gobernabilidad
del territorio.
Respecto a la desigualdad urbana, Londres concentra actualmente importan-
tes bolsas de pobreza urbana, como lo muestra el hecho de que 14 de los 20
distritos electorales más pobres de todo el país pertenecen a la ciudad, muchos
de ellos muy próximos a la City, uno de los símbolos reconocidos en el mun-
do del poder económico de la ciudad. Áreas como Hackney, Haringey, Isling-
ton, Newham, Southwark y Tower Hamlets aparecen en los primeros puestos
en cuanto a diferentes dimensiones de la pobreza evaluadas en el "Índice de
Condiciones Locales".
Realidades urbanas dispares
Un trayecto urbano de apenas 10 minutos a lo largo de la carretera de Bishopsgate, elprincipal vial que marca la frontera este de la city, muestra a ambos lados de la mismados realidades urbanas bien diferentes: hacia el este, el barrio de Spitalfields, el centro dela comunidad inmigrada procedente de Bangladesh y uno de los distritos electorales máspobres de la ciudad. Al oeste, el área de Broadgate, el barrio de oficinas donde 25.000personas trabajan, compran y juegan diariamente.
Los problemas del transporte metropolitano en el Gran Londres se sitúan en
el eje de la política de planeamiento urbano, vinculándose con otras políticas
como el desarrollo económico urbano o la gestión ambiental del territorio. Es
una problemática económica y social reconocida, pues la ciudad ha recibido
asistencia de la UE a través de los fondos estructurales destinados a áreas "Ob-
jetivo 2".
El modelo de crecimiento residencial en el hinterland de Londres, con la pre-
valencia de la urbanización dispersa, es un factor que explica el hecho de que
el 90% de los viajes se realicen utilizando el automóvil. Los desarrollos de te-
rritorio especializado en usos comerciales y de ocio, diseñados para ser más
accesibles con el vehículo privado, son también un factor que mantiene el
predominio importante de este modo de transporte. La consecuencia de es-
te modelo de transporte metropolitano es el problema de la congestión de la
red de carreteras, cuyo caso más paradigmático es la M25. Una situación de
saturación que también se repite en la red pública de transporte, basada en el
metro, los trenes regionales y autobuses.
Ante esta situación, se está planteando progresivamente el desarrollo de otras
opciones de transporte, facilitando el desarrollo de otros medios de desplaza-
miento alternativos. Cabe destacar, en ese sentido, la experiencia de los "Lon-
don Borough Green Travel Plans", desarrollados por los boroughs de la ciudad.
Se trata de un instrumento de gestión que intenta reducir los niveles de con-
gestión y polución que resultan del uso indiscriminado del automóvil a partir
de diferentes vías: propiciando el uso compartido de los vehículos privados;
favoreciendo un acceso más fácil al transporte público; impulsando el uso de
la bicicleta y facilitando los desplazamientos a pie, a partir de una mejor in-
© FUOC • XP07/B0191/02479 56 Urbanización y ciudad en la globalización
formación de los itinerarios posibles y situando más zonas de aparcamiento;
finalmente, utilizando medidas disuasorias del uso del automóvil como cargas
impositivas o la reducción de los espacios de estacionamiento.
El origen de este tipo de planes hay que situarlo en la renovación del marco
legal, con la introducción de la Ley Ambiental (Environmental Act) de 1995 y la
Ley para la Reducción del Tráfico Rodado (Road Traffic Reduction Act) de 1997.
El escenario jurídico y administrativo resultante dotó a las autoridades locales
de mayores responsabilidades frente a la gestión del transporte en sus áreas
de gobierno.
La lista de buenas prácticas en términos de movilidad y sostenibilidad recoge
experiencias como las de los boroughs de Kingston Upon Thames, Bromley o
Camden:
• En Kingston Upon Thames se impulsa un plan que intenta explotar la
posibilidad del teletrabajo, instalando un telecentro.
• En Bromley se ha procedido a equipar a los trabajadores de la Administra-
ción local con equipos informáticos para facilitar el trabajo en casa tres
días a la semana.
• En Camden se ha propuesto un plan a tres años vista, que se centra en la
reducción de los impactos ambientales y la contaminación, potenciando
el uso de automóviles compartidos y vehículos eléctricos.
El territorio de la metrópolis londinense muestra un escenario donde las po-
líticas urbanas se plantean a esta doble escala funcional local-global y, de he-
cho, buena parte de los cambios organizativos de la Administración y el poder
local que están teniendo lugar actualmente se justifican a partir de un mejor
diseño y una más eficiente gestión de la planificación, tanto estratégica como
sectorial, en esta doble escala de problemas. En este contexto, debe destacar-
se la instauración de una nueva autoridad metropolitana, la Greater London
Authority (GLA).
Desde la abolición del Greater London Council en el año 1985, el poder lo-
cal en Londres ha experimentado un proceso de fragmentación y, en algunos
casos, de progresiva contradicción, de las estructuras administrativas y guber-
nativas implicadas en su desarrollo. En consecuencia, la política urbana y la
acción de gobierno se fueron desarrollando en un medio caracterizado por la
multiplicación de organismos y agencias que trabajan en muchas ocasiones
de forma aislada y sin una coordinación eficiente.
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Fragmentación, solapamiento de funciones y contradicción en el ejercicio de
las mismas han venido siendo un resultado común en bastantes aspectos de
un Gobierno local aquejado de una falta de estructura relacional entre sus
organismos administrativos y los dedicados a la gestión.
En el año 2000 se creó una nueva autoridad para la región metropolitana de
Londres, la Greater London Authority, constituida por un alcalde y una asam-
blea. La aparición de esta nueva instancia de gobierno ha significado, en la
práctica, la creación de nuevos órganos administrativos y de gestión del terri-
torio a escala metropolitana y, también, la reorganización y el cambio del pa-
pel de otros ya existentes. La nueva autoridad ha tomado decisiones tan polé-
micas como la famosa Congestion Charge, una tasa obligatoria para conducir
vehículos en un perímetro bastante extenso del centro de la ciudad que ha ge-
nerado todo tipo de oposiciones pero que, según datos de la propia autoridad
metropolitana, ha conseguido reducir el tráfico urbano en un 40% durante el
último año.
La nueva autoridad metropolitana desarrolla su labor de proyecto y gestión en
ocho áreas principales de responsabilidad (transporte, planeamiento, regene-
ración y desarrollo económico, medio ambiente, planes de emergencia y ser-
vicios contra incendios, policía, salud pública y cultura). Para el ejercicio de
sus funciones el nuevo Gobierno metropolitano articula su labor de gestión
en cuatro entidades funcionales (Transport for London, London Development
Agency, London Fire and Emergency Planning Authority y Metropolitan Po-
lice Authority).
La Greater London Authority y la creación de Transport for London
La gestión del transporte es un paradigma de todo lo dicho anteriormente acerca de lasproblemáticas del Gobierno local en Londres ya que a la multiplicación de instanciaspúblicas de diversa escala actuantes se añade la elevada fragmentación de las responsabi-lidades que aparecen divididas entre organismos públicos, entes privados y asociacionesde voluntariado.
Los anteriores dos departamentos con responsabilidad a escala nacional en el transporte,el Departamento de Medio Ambiente y el Departamento de Transporte, fueron fusiona-dos dando lugar a un nuevo Departamento de Transporte, Medio Ambiente y las Regio-nes, que ha mantenido el poder decisional en la región de Londres, por encima de lospoderes locales.
A escala de la ciudad capital, entre finales de los ochenta y los primeros años noventa secrean diversos organismos como instancias coordinadas: el Government Office for Lon-don, el Traffic Director for London, el Transport Co-ordination Group, el Cabinet Sub-Committee for London, el Minister for London y el Minister for Transport in London.
Al mismo tiempo, y a la sombra de la potestad reconocida de cada borough sobre el pla-neamiento de su propia área, emergen muchos y variados partnerships (acuerdos con em-presas privadas) para gestionar determinados servicios.
A diferencia de este fragmentado escenario, la nueva autoridad metropolitana cuentacon una única entidad, Transport for London, cuya función de asesoramiento consisteen articular una estrategia integrada y global de transporte para la región metropolitana,con poderes sobre la red de carreteras y autopistas del Gran Londres, el metro, autobuses,taxis y los servicios de transporte vinculados con el Támesis, así como el nuevo tranvíaligero de los docklands.
Esta estrategia global contempla tres objetivos principales:
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• Mejorar la integración de carreteras y autopistas, vías férreas, autobús, metro, pistasy carriles para bicicletas y áreas peatonales para facilitar la transferencia de usuariosentre estos diferentes niveles de movilidad.
• Elaborar políticas globales para reducir la congestión centradas no sobre un únicoelemento del sistema de transporte, sino intentando combinar acciones concretassobre diferentes aspectos como, por ejemplo, mejorando la competitividad de losservicios de autobús o coordinando horarios de aparcamiento en las áreas urbanas.
• Coordinar iniciativas para mejorar la calidad ambiental urbana y reducir el impactonegativo del tráfico sobre la polución atmosférica.
Las atribuciones que habían venido correspondiendo a los boroughs se mantienen en al-gunos aspectos. Por ejemplo, continúan siendo las autoridades de referencia para granparte de las carreteras de Londres, aquellas de carácter local, mientras que la nueva au-toridad se encarga de las vías estratégicas. Aunque los boroughs pueden participar en elasesoramiento y diseño de la estrategia de transporte, su función principal, y para la queserán requeridos de forma obligada, es la de llevar a efecto los llamados "Planes de Im-plementación Local" (Local Implementation Plans), donde habrán de detallar propuestaspara el territorio de su competencia. Unas propuestas que habrán de ajustarse a la estra-tegia y la planificación global diseñada por el alcalde, quien puede decidir, si es el caso,la modificación del plan local. Los boroughs también serán responsables de acciones querequieran un buen conocimiento de las características y actores de los escenarios locales,como la planificación estratégica de formas de transporte alternativas al uso del vehículoprivado: la implementación de rutas prioritarias para autobuses (London bus priority net-work) o bicicletas (la London cycle network), la concesión de licencias para taxis o las ope-raciones de peatonalización, pacificación del tráfico urbano y establecimiento de límitesde velocidad en sectores conflictivos.
Si los boroughs han experimentado este cambio cualitativo por lo que respecta al ejerciciode responsabilidades de gestión en el tema concreto del transporte, otros cuerpos admi-nistrativos ya existentes se han visto igualmente afectados por cambios en su funcióny estructura, perdiendo al mismo tiempo parte de sus atribuciones y, en algunos casos,incluso desapareciendo. Éste es el caso del London Regional Transport, reemplazado porel nuevo organismo, o de London Transport y London Underground, entre otros, cuyosrecursos han sido transferidos a Transport for London mientras sus atribuciones han si-do repartidas entre el alcalde, las de carácter ejecutivo, y la nueva entidad, las de tipooperacional.
Finalmente, un ámbito que ha experimentado cambios con la entrada en vigor del nuevoorganismo de transporte es el partnership en empresas de transporte. Un buen ejemplodel nuevo escenario lo brinda la nueva configuración de los servicios de autobuses me-tropolitanos. En virtud de la London Regional Transport Act de 1984, la mayoría de losservicios locales de autobús en el Londres metropolitano los gestionan empresas priva-das contratadas por el London Regional Transport. La aparición de Transport for Londoncomo nuevo organismo público, y la desaparición de la anterior entidad, ha obligado aredefinir esta situación y, más en concreto, en lo que respecta a la definición de la red deautobuses de Londres, de forma que únicamente Transport for London o una empresacon un acuerdo de explotación podrán gestionar un servicio que forme parte de la red.
Al mismo tiempo, ciertos servicios de transporte con una importancia a escala nacionalpermanecen bajo la responsabilidad del Gobierno central, como los aeropuertos de Lon-dres, las líneas de ferrocarril internacional y la autoridad del puerto de Londres. En otroscasos, como la red ferroviaria regional, aunque la responsabilidad ejecutiva se mantieneen manos del Gobierno central se permite al nuevo Gobierno metropolitano la posibili-dad de influir en los procesos de decisión que afecten a, por ejemplo, inversiones o ges-tión general de los servicios.
Si el ejemplo de Londres mostraba los esfuerzos por establecer marcos organi-
zativos y normativos para el Gobierno tendentes a la simplificación de la toma
de decisiones y, en general, de la planificación de los servicios urbanos, otras
ciudades ilustran otras situaciones y aproximaciones a los retos de la sosteni-
bilidad, la cohesión social y la gobernabilidad. Curitiba ha llegado a ser en
menos de una década un referente claro en temas de sostenibilidad urbana,
sobre todo en lo que se refiere a la movilidad sostenible; Porto Alegre, con su
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presupuesto participativo, ha logrado consolidar una alternativa a los marcos
democráticos de participación colectiva normalizados llegando a exportar su
experiencia a otras situaciones urbanas.
El rápido crecimiento poblacional protagonizado por las ciudades en las últi-
mas décadas ha sobrepasado largamente, en casi todos los casos, la capacidad
de los Gobiernos locales y nacionales para proporcionar servicios adecuados,
provocando un acentuado deterioro de la vida urbana en muchos lugares. Los
principales problemas derivados de este desorden son: la carencia de vivien-
das, infraestructura y servicios urbanos adecuados, la degradación del medio
ambiente, la falta de empleo y la profundización de la pobreza y sus secuelas.
Problemas tan vastos y complejos, requieren de una estrategia integral para
hacerles frente. En este contexto, la ciudad brasileña de Curitiba, capital del
Estado de Paraná, se ha convertido en un modelo de prácticas relacionadas
con el ideario de la sostenibilidad ambiental y urbana ciertamente interesante.
Toda la operación de Curitiba se ha basado en el trabajo técnico del IPPUC
(Instituto de Pesquisa e Planeamiento Urbano de Curitiba) creado en 1965
y liderado por el ingeniero y urbanista Jaime Lerner, nacido en la ciudad y
alcalde de la misma durante tres legislaturas.
El modelo Curitiba se caracteriza por algunos elementos, entre los que cabe
destacar los siguientes:
• Un elaborado sistema de transporte�público, interpretado como columna
vertebral del funcionamiento de la ciudad. Actualmente, está basado en
autobuses bioarticulados que circulan por un carril propio y disponen de
unas estaciones tubo. De los casi 2 millones de habitantes, cada día se
trasladan en autobús unos 1.800.000 viajeros (el 70% del total de los viajes
en el área urbana se realizan en autobús). Un autobús puede recorrer la
ciudad de punta a punta en veinte minutos y la frecuencia de paso media
es de noventa segundos.
Una eficaz gestión municipal desde la empresa concesionaria pública, per-
mite que el sistema de transporte, gestionado municipalmente con empre-
sas privadas, sea altamente rentable y aporte unas sustanciosas ganancias
que se reinvierten en la ciudad.
El tren subterráneo de superficie es un sistema que funciona con la rapidez
y eficacia de una línea de metro, pero que ha requerido de una inversión
cien veces menor que si se hubieran realizado las costosas infraestructuras
de un ferrocarril subterráneo.
Un elemento complementario del sistema de transporte público ha sido
la creación de la red de ciclovías iniciada a partir de 1978.
• El sistema de parques urbanos. Ante las frecuentes inundaciones que sufría
la ciudad, se adopto la política de reservar terrenos para facilitar el drenaje
natural y prohibir la urbanización residencial, comercial o industrial de
las zonas bajas inundables, reservándolas para parques urbanos, lagos ar-
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tificiales y elementos de recreación. Esta política ha llevado a incrementar
los espacios verdes de 0,5 m2/persona en 1970 a 50 m2/persona a comien-
zos del siglo XXI, a pesar del fuerte incremento poblacional que ha expe-
rimentado la ciudad.
• Los programas de peatonalización de la parte histórica que han ido de la
mano de operaciones de restauración de edificios históricos, de la cons-
trucción de equipamientos públicos, y del refuerzo en general de la trama
de espacios públicos, parques y plazas del área más central de la ciudad.
• La apuesta por la educación ambiental de la población con resultados co-
mo que el 90% de los residuos urbanos sean reciclados. Se ha creado igual-
mente la Universidad Libre del Medio Ambiente y los llamados faros del
saber, bibliotecas localizadas en barrios periféricos que se plantean como
centros que aglutinan la vida social y urbana a la escala local.
Desde el punto de vista del modelo y la base económica urbana, Curitiba está
desarrollando un perfil de centro especializado apoyado en algunos segmen-
tos industriales dinámicos y suficientemente diversificados como aquellos re-
lativos al diseño urbano, la medicina quirúrgica, la tecnología ambiental, o la
mecánica de precisión.
Si bien no se puede decir que la ciudad no presente los problemas propios de
otros centros urbanos latinoamericanos y se registren niveles elevados de po-
breza en su población, el modelo de gestión urbana que parte de entender la
ciudad como lugar y escenario de encuentros; los programas de transporte y
regeneración del centro histórico antes comentados o la apuesta por un mo-
delo de ciudad heterogéneo apoyado en las zonas libres y parques o los equi-
pamientos multifuncionales, revelan algunos resultados de un modelo urbano
que explora las fronteras del desarrollo sostenible alejándose de los ya cono-
cidos proyectos de desarrollo faraónicos que han caracterizado las capitales de
América Latina durante la segunda mitad del siglo XX, también en los resul-
tados ciertamente positivos que se empiezan a vislumbrar.
Bibliografía
Kuroiwa,�Julio (2002). Reducción de Desastres: Viviendo en Armonía con la Naturaleza. Lima:Bruño.
Montaner,�Josep�Maria (1999). El modelo Curitiba: movilidad y espacios verdes. Barcelona:Revista Ecología Política.
Ruano,�Miguel (1999). Eco urbanismo. Entornos Humanos Sostenibles: 60 Proyectos. Barce-lona: Gustavo Gili.
En 1989, Brasil empezaba a consolidar sus instituciones democráticas. En va-
rias ciudades, los indicadores sociales eran muy desfavorables y las autoridades
estaban en contra de la participación popular. En la Administración municipal
existía la propensión al clientelismo y la tecnocracia, con una absoluta falta
de transparencia en la asignación de los recursos públicos y una situación cró-
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nica de profunda crisis financiera a todos los niveles de gobierno. Cuando el
partido de la Administración Popular asumió el gobierno municipal en Porto
Alegre, se encontró con la situación habitual de las ciudades brasileñas: unos
fondos mínimos para las inversiones sociales y un bajo nivel de colaboración
entre el Gobierno local y la comunidad para solucionar los problemas urba-
nos. A la vista de esta situación, se determinó como prioridad la necesidad de
establecer una relación de transparencia y confianza con la comunidad, y una
firme política de recuperación financiera mediante una importante reforma
fiscal y el compromiso de que el destino del superávit sería decidido por los
propios ciudadanos. El presupuesto participativo se planteó así inicialmente
tres objetivos básicos:
• Descentralizar y distribuir las inversiones públicas, situando a las comuni-
dades más necesitadas en el primer puesto de las prioridades municipales.
• Institucionalizar un mecanismo de participación popular en la toma de
decisiones referentes a la gestión de los recursos públicos.
• Crear una cultura de la participación que contribuyera a superar las prác-
ticas clientelistas existentes.
A pesar de las dudas, esta práctica ha demostrado ser un buen instrumento para
conseguir la racionalización de los impuestos, consiguiendo una Administra-
ción fiscal más eficaz y un mayor rendimiento de las inversiones municipales.
El presupuesto participativo, mediante la formación de comisiones ciu-
dadanas de seguimiento, constituye así un nuevo mecanismo de ins-
pección y ejecución de las obras y contribuye a hacer el proceso más
transparente reduciendo la posibilidad de prácticas ilegales.
En sus aproximadamente quince años de funcionamiento, el presupuesto par-
ticipativo ha conseguido mejoras para la ciudad en su conjunto, favoreciendo
especialmente a las comunidades más necesitadas. Los beneficios de la parti-
cipación popular pueden dividirse en aspectos subjetivos y objetivos. Subjeti-
vamente, se puede detectar un aumento en la autoestima de los ciudadanos
más desfavorecidos, toda vez que empiezan a participar y en ocasiones per-
cibir la importancia que tiene su aportación personal cuando se consigue al-
gún logro en la comunidad en la que viven. Objetivamente, ha contribuido
decisivamente al saneamiento de las finanzas municipales, además de haber
impulsado un reparto más justo de las infraestructuras urbanas y los servicios
públicos. Además, en los últimos años, la experiencia del presupuesto partici-
pativo se ha convertido en una referencia para el resto de políticas públicas
municipales, desde las ordenanzas de planeamiento –que se organizan según
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los sectores previamente establecidos por el presupuesto–, hasta las políticas
descentralizadoras que se han implementado en las capítulos de gestión social
y cultural de la ciudad.
Igualmente, algunos Gobiernos regionales en Brasil, como los estados de Mato
Grosso y Rio Grande do Sul (del que Porto Alegre es la capital), se han decidido
también a implementarlo. Las primeras actuaciones se han dirigido a iniciar
los procesos consultivos para permitir a la población definir las prioridades
que deberán probablemente orientar las prioridades de la Administración. En
Rio Grande do Sul, por ejemplo, el proceso ha contado con la participación
directa de 190.000 ciudadanos, que han tomado parte en más de 90 asambleas
plenarias celebradas en todas las ciudades del estado. De la misma manera, el
presupuesto participativo está sirviendo de referente para otras experiencias
de democratización de la vida urbana no ya en Brasil o Latinoamérica, sino
también en otros continentes inspirando además iniciativas por parte de los
sectores públicos tendentes a la normalización de la participación ciudadana
en el gobierno de lo urbano y lo público. De hecho, con variantes y bajo dis-
tintas modalidades, la experiencia del presupuesto participativo se está llevan-
do a cabo en más de setenta ciudades de dimensión diversa en todo el mundo.
Son quizás menos conocidos los aspectos problemáticos de la experiencia. En-
tre ellos cabe destacar algunos como: el riesgo de generar un clientelismo de
izquierda; las dificultades de replicabilidad; el falso antagonismo entre demo-
cracia representativa y participativa (lo cual conlleva el riesgo de generar un
neopopulismo); las dificultades de la población para participar plenamente
debido a carencias de formación y de información; el riesgo de legitimar las
políticas compensatorias y aceptar como inevitable la pobreza estructural; la
reproducción de relaciones sociales de dominación (particularmente de géne-
ro) en el interior del propio presupuesto participativo; y, por último, la reti-
cencia de la intendencia municipal a institucionalizar el proceso. Estos siete
temas son de fundamental importancia, ya que el éxito futuro de este tipo
de iniciativas de democracia más participativa en las ciudades dependerá del
seguimiento crítico y la evaluación continua de los logros pero también de la
toma de conciencia de sus debilidades y riesgos.
Bibliografía
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Moraes�Alfonsin,�Betania (1999). Elogio y crítica del proceso de Porto Alegre. Memorias delEncuentro: Municipio, democracia y Desarrollo local. La experiencia de Porto Alegre. Argentina:Instituto del Conurbano. Universidad Nacional de Gral. Sarmiento.
Motta,�Joao;�Moraes�Alfonsín,�Betania (2001). Gestão Democrática em Porto Alegre: difi-culdades e oportunidades para avançar uma experiência exitosa.