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1Domínguez García, Javier, “Santiago Mataindios: la continuación de un discurso medieval en la Nueva
España”, Nueva Revista de Filología Hispánica, 54, 1 (2006), pp. 33-56 Mario Alberto Casas Meléndez
Literatura Española 1 Medieval
El texto trata sobre el gran apóstol Santiago, que fue politizado para legitimar la conquista de la Nueva
España. Su insistente aparición en las crónicas fue impuesta por una élite clerical letrada que articuló un
mensaje teológico para imponer el mito sobre la razón y tergiversar la historia.
Este Santiago español y cristiano contiene en su bagaje señas de la identidad musulmana. Así como sirvió de
estandarte religioso en la guerra contra los moros, en el Nuevo Continente actuó de la misma manera. Las
hierofanías en las que se manifestó tenían el fin de contar con una cultura dirigida. Se necesitaba simbolizar
la relación de poder entre el conquistador y el conquistado, y él fue usado para eso.
Al principio de la Conquista, Santiago, con espada en mano, ayudó a consolidar el sometimiento de los
indígenas. Después fue capaz de integrarlos mediante la evangelización y la colonización. Ejerció de
mediador entre el aniquilamiento del mundo indígena y la difusión del cristianismo. Los indígenas, que al
principio se aterraron con las imágenes de Santiago y la Virgen, tuvieron que valerse de ellos y aceptar su
poder.
El artículo resume a dos maneras diferentes de ver al símbolo de Santiago y la esencia de España: una
conservadora, que presenta al santo jacobeo como sostén teológico de España, y otro como la revisión
historiográfica y el esfuerzo de presentar al símbolo de Santiago como producto de España, y no como
productor.
El historiador mexicano Rafael Heliodoro Valle dijo que eran tres los santos de la imaginación española en
los siglos XV y XVI: San Cristóbal, San Miguel y Santiago, y que este último fue carne y hueso para el
ejército español, y que para los indios era la fuerza telúrica, invencible, que portaba el relámpago, rayo y
trueno.
Durante la conquista, los españoles relataban que Santiago se aparecía en el campo de batalla y los ayudaba,
algunos lo negaron, o simplemente dijeron que no pudieron verlo por impuros; pero el espíritu de Cruzada
estuvo muy presente en los combates del Nuevo Mundo, pues según el historiador López de Gómora,
comenzó la conquista con los indios en cuanto terminó la de los moros, ya que los españoles siempre
guerrean contra los infieles. No cabe duda que la presencia de Santiago Mataindios en las primeras batallas
de la Conquista haciendo estragos en los ejércitos indígenas era para López de Gómora una manera de dar
ánimos y fuerza a las tropas cristianas.
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2Domínguez García, Javier, “Santiago Mataindios: la continuación de un discurso medieval en la Nueva
España”, Nueva Revista de Filología Hispánica, 54, 1 (2006), pp. 33-56 Mario Alberto Casas Meléndez
Literatura Española 1 Medieval
Lo fantástico y realmente maravilloso no fue que Santiago se apareciese en América, sino que los indios
empezaron a ver tales apariciones. Los conquistadores manipularon las confusiones de los indios que
comenzaron a ver, por alguna extraña razón, a Santiago en el campo de batalla. El apóstol llegó a ser
considerado Dios supremo español y hasta lo llegaron a identificar como esposo de la Virgen María.
Santiago cambió y dejó de ayudar solamente a los españoles, ahora ayudaba a los indígenas que se sometían
voluntariamente a la imposición cultural de la Conquista. Pronto los indios comenzaron a dar gracias al
santo, y los españoles no perdieron el tiempo: construyeron capillas para que los nuevos fieles celebraran
ininterrumpidamente la aparición de Santiago. Con esto, afianzaron la creencia en él y la asimilación de
cultura. Santiago se convirtió en el símbolo mediador entre el aniquilamiento de los indígenas por parte de
las tropas y la evangelización de las almas, por parte de los frailes. El santo patrono de los españoles se
mostró como benefactor de los indios, y a ellos no les quedó más que aceptar las tradiciones en beneficio de
la salvación de sus almas y de sus cuerpos. Los indios se aceptaron como súbditos de la corona y acataron la
teología del Colonizador.
La frontera religiosa e ideológica en el choque de los dos mundos fue más allá de la frontera militar y se
manifestó en una representación cultural que marcó los límites entre dos discursos, dos cosmogonías y que al
combinarse entre sí, dieron lugar a nuevas identidades. La parte clave para que se introdujera durante la
Conquista el cristianismo a través del símbolo de Santiago Mataindios fue la ausencia de una élite letrada por
parte de los indígenas que pudiera resistir y negociar la imposición de construcciones identitarias procedentes
del viejo continente.