Download - Portfolio Fiestas Cristo 2014
Edita: iGrafix para el
Ayuntamiento de Carreño
Depósito Legal: AS-2.614/00
Maquetación: iGrafix Diseño
Gráfico
Coordina:
Alain J. Fernández Fdez
Consejo de Redacción:
Hermenegildo Fernández
González
José Marcelino García
Alain J. Fernández Fdez
Archivo Fotográfico:
Tito Aramendi
iGrafix Diseño Gráfico
Grabaciones:
Tito Aramendi
Colaboradores:
Abel S. Méndez
José Muñoz Álvarez
Juan E. Fernández Pandiella
Esther López Fernández
María Jesús González García
David Ramírez Peláez
Portada:
Vidriera de la Iglesia Parroquial de San Félix de Candás.
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Ángel Riego GonzálezSaluda del Alcalde . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .4
María Teresa ÁlvarezTeatro Prendes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .6
Luisa Álvarez IglesiasPregón Fiestas del Cristo 2013 . . . . . . . . . . . . . .8
Cipriano Aramendi CuervoCuatro Amigos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .14
Erundina Busto MenéndezDoña Berta, Ruta Clariniana . . . . . . . . . . . . . . .16
José Luis Campal FernándezPoema al alba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .18
Alfonso CampuzanoPaseo a la hora de la siesta . . . . . . . . . . . . . . .20
Laureano Fernández ÁlvarezCandás pescadora y marinera . . . . . . . . . . . . .24
Hermenegildo Fernández GonzálezPregón de la Semana Santa deCandás 2014 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .28
Juan José Fernández MorenoRecuerdos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .31
Luis Fernández RocesUn poema me manda hacer mi amigo . . . . . . .32
José Marce GarcíaDe cómo Angelina Vega decía misa en su casa . .34
Berta García-Barrosa CandiaMis abuelos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .38
José María García GarcíaRecuerdos del campo de La Cruz en los 50-60 . .40
Rodolfo González ConstansSe llamaba Orestes y era de Candás . . . . . . . .44
Ignacio Gracia NoriegaMar de ballenas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .48
Elvira La JorjaMi pueblo de Candás . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .50Pensando en mi güela . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .51
José Antonio MasesLa mariposa de Guimarán . . . . . . . . . . . . . . . . .52
PORTFOLIO DE LAS FIESTAS DEL STMO. CRISTO DE CANDÁS. AÑO 2014. EDICIÓN XLIX
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Manuel Menéndez SantosTiempos viejos, tiempos nuevos . . . . . . . . . . . .56
Miguel Menéndez ViñaRegreso a casa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .59
Loli Monzón SánchezEl Teatro Costumbrista y la Gran Gala delos “Premios Aurora” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .60
Arturo Muñiz FernándezAlgunas acotaciones biográficas sobreJuan Carreño Miranda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .62
Luis F. Nodal GarcíaCandás Íntimo. Alborada, 1982 (Primera Parte) . . . .66
Carlos Nodal MonarEl antiguo Retablo Mayor de San Félixde la Iglesia de Candás . . . . . . . . . . . . . . . . . . .70
Marcelino Rodríguez Muñiz (Marcelo Mimón)
La Noche del Alba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .74
Eduardo Román GarcíaDoña Berta en el paraíso dela sumisión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .76
María Josefa Sanz Fuentes¡Vamos casar los neños! . . . . . . . . . . . . . . . . . .78Alborada 2013 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .80
Armando Velasco Monreal (Mandy)La Mina y la Mar 2013 y su ConcursoInternacional de Fotografía Digital . . . . . . . . . . .84
Dolores Villameriel FernándezMuseo Antón: entre dos siglos . . . . . . . . . . . . .88
WifredoAtardecer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .91
TODA UNA VIDAElvira Granda Viña . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .92José Alijostes Gutiérrez . . . . . . . . . . . . . . . . . . .95
EL CLUB DE LOSPOETAS MUERTOS . . . . . . . . . . . . . . . . . .98
ÁLBUM PARA EL RECUERDO . . . . . . .99
SIGNO, HUELLA Y MEMORIA . . . . . . .106
INDICE
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4 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
omo ya es tradicional, se
abre este Portfolio de las
fiestas del Santísimo
Cris to con el saludo que os dirijo
des de sus páginas a los candasinos
y candasinas, presentes y ausentes;
a todas las personas que, sin haber
na cido en nuestra villa, la han es co -
gido para vivir y compartir sus es -
peranzas, trabajos, alegrías e ilu sio -
nes; a quienes la visitan con asi -
duidad y, en general, a todos los
que, de una u otra forma, la tiene
pre sente entre sus mejores recuer-
dos.
Culmina nuestro verano con las
tra dicionales fiestas del Cristo, des -
pués de haber quedado sus meses
ador nados de festejos, eventos y ro -
merías, de haber compartido el me -
morable y señalado día de As tu rias,
acontecimiento que sin duda per -
manecerá para siempre en la me -
moria colectiva de nuestra villa. Ha
sido un año de intenso trabajo, no
exento de dificultades, en un tiem -
po de crisis económica y so cial. Un
año más en nuestra an da dura como
Alcalde de un pueblo y un Concejo
por el que merece la pe na luchar,
esforzarse y resistir los embates de
muchas marejadas. Re mar desde el
puente de mando, con una tripu-
lación variada y de si gual, ha sido la
tarea diaria, a veces difícil, en este
antiguo pueblo de pes cadores.
Remar, digo, en mares agi tados,
con los vientos demasia das veces
en contra. Pero así, en es ta lucha
por arribar a puerto se guro, hemos
de seguir sumando jun tos, siguien-
do el ejemplo de nuestros mayores,
marineros ave zados en el combate
por la vida, el bie nestar y sustento
de los suyos. Para ellos quiero tener
un recuerdo es pecial en estas
fechas del Cristo. Cris to al que
ellos mismos trajeron de una mar
turbulenta y al que, con el tiempo,
nombraron Patrón Ma yor de todas
las cofradías de pes cadores de
Asturias. También, un recuerdo
entrañable para las mu jeres, ya
pocas, de los tiempos he roicos de
Candás: mujeres de la pa xa, de las
bodegas y las fábricas de conserva.
Un saludo, en fin, lleno de
amis tad y buenos deseos para to dos
los candasinos y las candasinas de
nacimiento y vocación, inclui das
las nuevas generaciones, espe ran za
y garantía de un nuevo y me jor por-
venir.
Para todos un abrazo de vues tro
Alcalde, con los mejores de seos de
paz, salud y felicidad en estas fies-
tas del Cristo y siempre.
Ángel Riego González
Saluda del Alcaldede Carreño 2014
C
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esde que un día leí en
una novela que los lu -
gares de los que hemos
si do asiduos se impregnan de no so -
tros he pensado más de una vez en
ello.
Hoy estoy convencida de que así
es.
Confieso que este año no sabía
muy bien de qué escribir en el Port -
folio de las fiestas del Santo Cristo
en el que, amablemente y como ha -
cen en los últimos años, me invitan
a participar. Estuve dando vueltas a
va rios temas... Ya casi me había de -
ci dido pero, el sábado 15 de marzo,
una amiga y yo decidimos ir al Tea -
tro Prendes a ver una película en la
se sión nocturna. Ella lo suele hacer
con relativa frecuencia pero yo, que
sí estuve en el teatro en varias oca-
siones en los últimos tiempos, no
ha bía vuelto a ver una película en él
des de hace más de treinta años.
Y allí en la oscuridad de la sala
mientras comenzaba la película me
asa ltaron los recuerdos.... Y volví a
ser la niña de diez años que asistió a
la inauguración, el 1 de enero de
1956, para ver la película “Cuando
ru ge la marabunta”.
El cine siempre me atrajo de
forma poderosa y a pesar de mi cor -
ta edad, conseguía convencer a una
de mis tías, Josefa, para que me lle-
vara con ella a la sesión nocturna.
Ca muflada entre personas mayores
asistía en “gallinero” a casi todos los
es trenos.
Recuerdo que algunas veces el
por tero comentaba algo sobre mi
pre sencia pero todos se conocían y
al final me permitían la entrada sin
pro blemas.
En el cine Prendes se abrieron
mis ojos a la fantasía. Mi imagina -
ción, alentada por los protagonistas,
vo laba por paisajes, ciudades, en tor -
nos que me parecían increíbles. De
la mano de aquellas actrices tan gua-
pas y de unos hombres interesantísi-
mos empecé a comprender que los
se res humanos somos complejos y
que las circunstancias que nos ro -
dean pueden influir cambiando el
cur so previsto para nuestras vidas.
Mi cita con el cine, los domingos por
la noche, llegó a convertirse en todo
un acontecimiento que me hacía
enor memente feliz.
Flora, Pepe, Manolo, Luís, son
nom bres unidos al Cine Prendes de
por vida.
No importa que el interior del
local haya sido remozado. En su at -
mósfera siguen presentes esas hue -
llas del pasado. La otra noche lo pu -
de comprobar y así se visualizaron,
co mo flases, momentos de épocas
an teriores en las que con un grupo
de amigas, y ya en el patio de buta-
cas, asistía al cine.
Recordé lo mucho que lloré
viendo “Molokai la isla maldita”. Las
car cajadas provocadas por determi-
nadas películas españolas como
“Atraco a las tres” o las interpretacio -
nes del francés, Louis de Funes.
Tam bién la emoción propiciada por
al gunas historias de amor. Hay un tí -
tu lo que nunca he olvidado, no por
ser una película maravillosa (aun -
que a mí me lo pareció) sino porque
de alguna manera permaneció siem-
pre viva en mí. Me refiero a “El al -
ber gue de la Sexta Felicidad”, donde
el actor, Curd Jürgens, me enamoró
y deseaba que a la protagonista, In -
grid Bergman, que daba vida a la
mi sionera inglesa, Gladis Aylward,
le sucediera lo mismo que a mí.
Cuantas cosas han pasado desde
en tonces en nuestras vidas. Y en
me dio de esos recuerdos infantiles y
ju veniles, volví a sentir la emoción
vi vida aquí hace unos años, cuando
mi marido pronunció el Pregón de
las fiestas del Santísimo Cristo. En el
Tea tro Prendes, dijo estar encantado
de haber emparentado con los “ca -
rre tilla” de Candás.
Pido disculpas por haberme
puesto como protagonista de este re -
la to. Sé que se debe de hablar muy
po co de uno mismo, nada de los de -
más y mucho de las cosas y resulta
evi dente que no he cumplido esta
má xima aunque creo me venía bien
pa ra demostrar, con el propio ejem-
plo, lo importante que resulta con-
servar las huellas donde se desarro -
lló nuestro pasado y cómo es verdad
que los sitios se impregnan de no so -
tros.
Pienso que es importante que
cui demos nuestro pueblo, en un in -
tento de que no pierda su personali-
dad, y que siga siendo el Candás
que amamos y que tan bien nos co -
no ce.
6 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
María Teresa Álvarez
Teatro Prendes
D
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8 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
utoridades, familia, ami-
gos y amigas. Muchas
gracias por acompa -
ñarme en estos momentos tan
especiales para mi, espero no
resultar pe sada y poder haceros
pasar un ra tín entretenido.
Cuando andaba en las fiestas
del Cristo de juerga en juerga con
la gente de Candás y con les mis
primes de Trubia, las cuales, por
cierto, en cuanto descubrieron el
buen ambiente, la marcha y lo bien
que se lo pasaban aquí, no había
año que no viniesen a nuestra casa
a disfrutarlas. ¡Quién me iba a
decir a mí que algún día iba a ser
pregonera en Candás!
Tengo que confesaros, ahora
que no me escucha nadie, que en
estos instantes aparte de nerviosísi-
ma, me siento una gran privilegia-
da, tanto como deportista, como
mujer y como candasina de La
Matiella.
Privilegiada por tener el grato
honor de ser la pregonera de las
Fiestas del Cristo de mi pueblo.
Cuando una mañana típica de
orbayu recibí la llamada del
Alcalde y me dijo si aceptaba ser la
pregonera este año, en esos
momentos nunca imaginé que
podía tener tantos sentimientos a
la vez queriendo aflorar todos jun-
tos. Primero me sentí sorprendida:
¡a estes altures de la película tuvo
el detalle de acordarse de mí!,
después sentí mucha alegría y al
momento una inmensa preocu-
pación y un respingo que tuve que
sentame y dejar el desayuno pa
otro día viendo lo que se me
avecinaba y pensé: ¡Luisina en
menudo lio te metiste, guapi na…!
Intenté recomponerme pa que
no me notase mucho (aunque pa -
rezme a mí que no coló), entonces
le contesté: Ángel, no sabes lo
mucho que te agradezco que te
hayas acordado de mí sobre todo
habiendo en el Concejo tantas per-
sonas merecedoras de tal honor,
por supuesto que acepto encanta-
da, es un orgullo y a la vez una
gran responsabilidad, por otro lado
te agradezco también los kilinos
que voy perder desde hoy hasta
que acabe de leerlo… colgué el
teléfono y entonces me di cuenta
que todavía me temblaban las cani -
llas.
Privilegiada porque tuve la
suerte de nacer en Candás y como
buen pueblo marinero, en él
hubiera un deporte de la mar, así
fue como se fundó un club de
piragüismo en el concejo y así se
fue forjando la historia de Luisa
Álvarez Iglesias. Aunque si lo pien-
so bien, mi historia con el deporte
empezó antes, cuando éramos
pequeños y mi padre nos ponía en
el garaje de casa, al salir de la
escuela al medio día, a hacer gim-
nasia a los mis hermanos, Desi y
Miguel, a la mi prima Sara y a mí.
Por aquel entonces refun-
fuñábamos lo que queríamos y
más, pero a mi padre por un oído
le entraba y por otro le salía.
Reconozco que me sirvió para ir
iniciándome en la disciplina y en la
educación deportiva, valores que
en mi casa nos inculcaron siempre,
también nos decían que había que
saber ganar y perder y que en el
deporte lo importe no es llegar sino
mantenerse. Frases que en aque -
llos momentos no le das la impor-
tancia que tienen, frases que luego
a lo largo de mi etapa deportiva me
apliqué y frases que dije en
muchas ocasiones a mis deportis-
tas. Gracias a las cuales conseguí
que me otorgasen el Premio Delfos
a los Valores Humanos en el De -
por te, un premio muy especial por
lo que representa.
Todo empezó un verano, allá
por el año 74 (¡mi madre que vieya
soy!) mis padres me dieron a elegir
PREGÓN
Fiestas del Cristo 2013
A
Luisa Álvarez Iglesias
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entre ir de campamento o empezar
a piragüismo, creo que no me hace
falta deciros por donde tiré.
Cuando empecé en el Club Los
Gorilas entrenábamos en la playa
dando vueltes hasta la pica del
muelle, ¡no tenemos pasao sustos
ni nada cuando se nos metien los
muiles dentro de la piragua o nos
pegaben en la cara o cuando
salíamos a remar hasta Perán, ¡que
les pasábamos canutes, porque
aquello sí que eren oles!
Tuve la fortuna que el piragüis-
mo fuera para mí como un traje
hecho a medida y pude llegar a la
meta mas importante para un
deportista como es competir en
una Olimpiada. No fue un camino
nada fácil, tuve que luchar contra
muchos obstáculos y saltar por
encima de muchas zancadillas, por
eso quiero animar a todas las per-
sonas que por una causa u otra no
estén pasando por el mejor
momento, que siempre hay una
puerta abierta a la esperanza, que
no tiréis la toalla, que cuando
menos lo esperéis todo empezará a
arreglarse. Es cuestión de no deses-
perar demasiado y trabajar y
luchar por lo que creemos, por eso
voy a contaros un poco de mi his-
toria.
Colgué la pala por primera vez
con 20 años, llevaba ganando todas
las competiciones desde regatas de
romería hasta Campeonatos de
España durante más de 3 años pero
sin embargo en aquellos años la fe -
de ración de piragüismo a las mu je -
res no nos concentraban para el
Equi po Nacional, así que imagina -
ros, después de los duros entrena -
mientos, los madrugones, las mo -
jaduras, los viajes en furgoneta a
competiciones para llegar, remar y
de vuelta a casa, el privarte de salir
con las amigas después de una
dura semana de entrenar y estu -
diar y de muchos más sacrificios,
ves como seleccionan a 15 o 20
chicos para for mar parte del
Equipo Nacional y de ti ni se
acuer dan. Es entonces cuando
empiezas a plantearte que ya está
bien de perder el tiempo entrenan-
do y que tenía que poner me a tra-
bajar para tener un euro en el bol-
sillo y dejar de pasar vergüenza al
tener que pedir a tus padres dinero
para salir. Así que tomé una de las
decisiones más duras de mi vida,
dejar el piragüismo y lo peor de
todo es sentir que lo dejaba salien-
do por la puerta de atrás.
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10 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
Luego, ya con 27 años y de cara
a las Olimpiadas de Barcelona 92
todo cambió, entró el plan ADO,
que consistía en que las empresas
patrocinaran a las diferentes fe -
deraciones a cambio de beneficios
fiscales y publicidad; fue cuando la
política deportiva dio un vuelco ra -
di cal, sobre todo para el deporte
femenino. Desde ese momento los
resultados en el deporte español
florecieron y se dispararon. Yo,
gracias a ello y con 30 años, ¡qué se
dice pronto!, tuve que enfrentar -
me a chicas mucho más jóvenes y
mucho mejor prepara das, tuve que
volver a coger la forma y competir
sufriendo al ver cómo piragüistas
que nunca me ganaron ahora no
podía con ellas, ver como un día la
piragua me volaba y al otro parecía
que la lle va ba llena de regodones,
pero fui poco a poco cogiendo la
forma física, peleé, entrené y logré
clasificarme para ir a la Olimpiada.
¡Ahora sí! Aho ra ya mi sueño esta-
ba hecho realidad, ya podía reti-
rarme como yo quería, por la puer-
ta grande.
Recuerdo las épocas de largas
concentraciones fuera de casa en
las cuales cuando salía una noticia
de Candás en el periódico o en la
televisión, no tardaba ni un minu-
to en sacar pecho y decir: ¡mirar,
mirar, ye Candás, el mi pueblín
copiai mo de lo!, porque era una
época en la cual también se publi-
caba y se ha bla ba de las cosas que
se hacían bien, era otra época, no
como desde hace unos años que
parece que solo es noticia lo nega-
tivo y caótico, co mo se dice ahora
“la carnaza”. Soy de la opinión que
hay que dar las no ticias buenas y
malas, porque de ambas se nutre el
día a día del pue blo y de sus
gentes. No tengo yo presumido
fuera de Candás de la cantidad de
actividades que tene mos du ran te
todo el año, tanto de ocio co mo
culturales y, como no, deportivas.
Nada más hay que ver la gran de -
manda por las actividades que
ofer ta Manolo en el Polide por tivo,
la gran cantidad de fichas que tie -
nen los diversos clubs deportivos,
los cursos de gimnasia promovidos
des de el Ayuntamiento por Ame -
lia, la defensora número uno de la
mu jer, que se realizan en casi todas
las pa rroquias de Carreño (por
cierto, te nemos que hablar de la
gimnasia para el año que viene,
déjame apro ve char porque ahora
con tanto re cor te…), y también la
gran cantidad de gente que lo hace
por afición, por que le gusta hacer
deporte.
¡No,no, no voy a decir nada de
las que después de la gimnasia van
a fartase de milhojes, no, no digo
nada…!
¡Ni de que nada más empezar
la gim nasia ya están pensando en
la cena de Navidad o en les comi -
des de fin de curso! Tampoco voy
decir nada…
Estoy segura que si se hiciera
un es tudio, este concejo estaría a la
ca be za del ranquin mundial de po -
bla ción que realiza actividad física,
sin lu gar a dudas. Si de algo estoy
muy contenta es por ver la alta
participación que tienen las
mujeres del concejo en la práctica
deportiva, no como cuando yo
empecé que éra mos unas pocas las
que lo practi cá ba mos y en oca-
siones hasta mal vis to. Sin embar-
go, ahora cada día te ne mos a más
mujeres haciendo ejer cicio y
mejorando psíquica y fí si camente
año tras año (como se en te r e
alguno va colgame por tener que
seguir soltando tantes pa gues…),
porque no sé que pasa con ellas
que en vez de envejecer cada año
están más guapas, con más marcha
y más jóvenes. Sin olvidarme de
ellos, los chicos, que también se
man tienen como guayabos. ¡Así ye
que tanto elles como ellos en Be ni -
dorm y en el Gizen son los que
más liguen…!
Hasta mi güelo David, en paz
es té, que con 99 años hacía gimna-
sia todos los días al acostarse y le -
van tarse ¡había que tragalo! El a su
manera aprendió ejercicios y no
perdía día de hacerlos, además de
no dejar de trabayar la tierra.
Privilegiada porque además, en
Candás, no fai falta la más mínima
disculpa pa empezar un cantarín,
“Recuerdo las épocas de largas concentraciones fuera decasa en las cuales cuando salía una noticia de Candásen el periódico o en la televisión, no tardaba ni un
minuto en sacar pecho y decir: ¡mirar, mirar, ye Candás,el mi pueblín copiai mo de lo!”
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12 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
juntáse pa ir de fartura y regala
con rica sidra, cogénos de la mano
pa bailar la danza prima en la
arena o en el prao o donde cuadre:
¡pa mí que la folixia la traemos ya
en los genes! Es más, hasta la sidra
de aquí, la de Peñón, no me digas
por qué, pero ye más cantarina que
la del resto de Asturies...
Privilegiada porque desde que
era una rapacina y hasta los 22 años,
gra cias a que mis padres y tíos te nían
tienda en la Residencia de Per lo ra,
pude disfrutar de unos vera nos de
película, con la pandi lla que allí for -
mamos un grupo de críos (Alain se
acuerda bien, él y su hermana Li na
eran parte del grupín); aquellos ve -
ranos eran mágicos y también de -
portivos, hasta una Olim piada hici-
mos un año.
Para mí en el verano había tres
fiestas que brillaban más que el sol.
La primera, la romería de Per lo -
ra, en el prao de detrás de la es ta -
ción, una de las romerías más lon ge -
vas de Carreño. En aquella época
que había poques fiestes de prao se
acer caba hasta allí media Asturies y,
¡co mo no!, nosotros no podíamos fal -
tar año tras año. Mi madre y mi tía
Sari, que en paz esté, hacían tortilles,
empanadas, filetes rebozaos, ce -
rraban la tienda y p�allá a comer en
el prao, a pegar tiros a les boles con
les pistoles, a bailar con les or ques tes
y a subir a los caballitos… ¡qué
prestoso!
La segunda fiesta tardé más en
dis frutar de ella, pero a mi manera la
vivía, era la Fiesta de la Sardina. Me
acuerdo de ir a la playa de Huelgues,
que yo toda la vida llamé y llamaré
de la Cabaña, me sentaba en el prao
mirando pa Candás y desde allí veía
desde primera hora de la tarde una
fumareda en todo el muelle de les
planches de asar sardines, el cuadro
multicolor que provenía del gentío
que llenaban todos los puestos y, ya
casi al oscurecer, si tiraba algo de
viento, llegaba hasta mí el olor a sar-
dina asada. Eso sí, en cuanto tuve
edad para ir de folixia a Candás no
tardé ni un mi nu to en salir con les
amigues pañuelo al cuello y a comer
les sardines y to mar sidrina… ¡Qué
fartures!
Y la tercera y para mí la más es -
perada de todas, sobre todo porque
ya había acabado la temporada pi ra -
güís tica y podía hacer algún exceso,
eran LAS FIESTAS DEL CRISTO:
¡qué recuerdos tan especiales! De
chavalina en alguna ocasión subí al
monte Fuxia o al hotel para ver las
famosísimas co rridas marineras en la
playa; la verdad que fui un par de
ocasiones porque a mí lo de ver
sufrir a un animal, como que no; sí
me gustaba ver toda la pachanga
divertida de la Charanga de Pepe el
Chelo,con el Gavioto, Bolín, el
Reparo y Tanín, entre otros grandes
cómicos candasinos; después, los
bailables de las verbenas, y cuando
contrataban a algún artista famoso
del momento (me acuerdo de Mi guel
Bosé, Angela Molina, etc.) p’a llá a
verlos y co rear las canciones con
ellos. Los fuegos artificiales, el super
desfile de les charangues, la emotiva
Pro cesión y Misa del Cristo, era todo
ello los atrayentes para que se acer-
cara hasta Candás muchísimas per-
sonas. Venían los alsas y el Carreño
cargaos a reventar de gente foli xiera
y devota del Cris to, los coches esta-
ban aparcaos des de La Matiella, por
aceras, praos, por todo el paseo marí-
timo hasta Per lora.
Y claro, una de las cosas más
importantes cuando eres una adoles-
cente es el que te dejaran salir has ta
más tarde, era cuando comenzaba el
regateo: ¿Mama hasta que ho ra
puedo quedar? Pregunta a tu padre
¿papa hasta que hora puedo salir? Lo
que diga tu madre y si ella decía
hasta la una, ¡anda oh! que les mis
amigues pueden quedar hasta las
dos, bueno, pero a las dos en punto
en casa ¿eh? Vale, vale, y salía pitan-
do pa la verbena como si fuera
acabar antes de tiempo; en ella los
pri meros bailes y los primeros amo -
ríos… ¡que recuerdos!
Ya un poquitín mayor, aguantar
toda la noche de folixia pa ir a la Al -
bo rada, ¡no ibas a ir a acostarte para
dormir un par de horas!, ¿no? Era
“...Desde que era una rapacina y hasta los 22 años,gra cias a que mis padres y tíos te nían tienda en la Residencia
de Per lo ra, pude disfrutar de unos vera nos de película,con la pandilla que allí for mamos un grupo de críos
(Alain se acuerda bien, él y su hermana Li na eran partedel grupín); aquellos ve ranos eran mágicos y tambiénde portivos, hasta una Olim piada hicimos un año.
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una buena disculpa, casi siempre
colaba. Ver el amanecer desde el
muelle y divisar en el horizonte la
ofrenda floral de los barcos tenía su
encanto. Aunque estabas sin dormir,
en esos momentos no tenías nada de
sueño. Luego, a desayunar algo y pa
casa que todavía quedaba fiesta pa
dar y tomar. La comida grande del
año en casa era la del Día del Cristo,
aunque te acostases a las 9 de la
mañana, a la hora de comer todos en
pie ¡faltaría más!
Qué placer al cabo de los años
poder decir que sigo disfrutando de
las Fiestas del Cristo con tanto entu-
siasmo y ganas como cuando era
rapacina: canciones marineras que
surgen en cualquier lugar donde se
reúnen los amigos, las peñas ma ri -
neras que siguen animándonos a to -
dos con su sana alegría y su vitali-
dad, mezclándose las peñas ma ri ne -
ras de toda la vida con las nuevas, las
cuales la forman la nueva remesa de
cha va lería. ¡Bien que no se pier dan
las tradiciones, por Dios!
La belleza de la Procesión con el
repique de campanas cuando hace la
salida y la entrada de la Iglesia el
Santísimo Cristo acompañado por la
Banda de Música y de la Virgen del
Rosario llevada por los sones de la
Banda de Gaites. Luego, la misa can -
tada con toda la devoción y fervor
que un pueblo y los peregrinos que
asisten a ella sienten para con su
Cristo.
En casa eran y son muy devotos
de él, pero también de la Santina, y
cada año, cuando acababa el verano
y se acababa el duro trabajo en las
tiendas de la residencia de Perlora,
íbamos toda la familia de excursión a
la Virgen de Covadonga, a la Cueva
Santa y a beber de los cho rros de la
fuente, que según mi ma dre era pa
casase (creo que tantes ve ces bebí
que conmigo falló). Tam bién recuer-
do cuando venía a nuestra casa,
Aurora, la güelita de Trubia (como
nosotros la llamábamos), una mu -
yerina piquiñina y sonriente, que era
tal su devoción que subía al Cris to de
rodilles todos los años, y siempre me
pregunté cómo podía subir aque lles
escaleres tan altas con lo ba jina que
era ella, pero podía, su bía, rezaba y
bajaba otra vez.
También recuerdo cuando via-
jábamos en furgoneta o en autocar
para ir a competir fuera de Asturias.
Lo primero que se hacía a la salida
de Candás era que Amando cogiera
el micrófono, nos daba los buenos
días y a conti nuación rezábamos el
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pa dre nues tro para tener un buen viaje y un buen cam peo -
nato, costumbre que yo continué; y antes de una competi-
ción, sobre todo si era importante, durante el calentamien-
to en el agua, cuando el corazón me iba a mil por hora,
paraba un momento, me persignaba y me encomen daba al
Cristo de Candás para que me diera fuerzas y, por si acaso,
me diera un empujonín. Aunque lo que estaba claro era
que como no entrenase duramente ni empujonín ni empu-
jonón.
Pero sobre todo, y para mí, lo más importante, por lo
que me siento una gran privilegiada, es porque siempre
sentí y siento el cariño que me tenéis, un cariño sincero, un
cariño puro, un cariño de verdad.
En mi etapa deportiva ya sentía cómo disfrutabais de
mis triunfos tanto como yo. Al día siguiente de haber gana-
do un campeonato, a primera hora ya ponía Amando en el
escaparate de la carnicería todos los resultados de la regata
escrito a boli y en el papel que vendía la carne, marcando
con rotulador rojo los que conseguían subirse al pódium.
Así era que cuando salía de clase cada dos pasos me
parábais a felicitarme, darme un par de besos y darme
muchos ánimos: ¡felicidades Luisina, yes la mejor!, ¡hay
que tragate!, ¡no hay quien pueda contigo!... ¡qué lujo para
un deportista sentirse así de admirada y querida por su
pueblo!
Tampoco se me borrará de la memoria el día que llegué
de la Olimpiada de Barcelona. En el aeropuerto me estaban
esperando, además de mi familia, mis vecinos de La
Matiella, con pancartas y un ramo de flores dándome
besos, abrazos y voces de bienvenida; aunque alguno de
ellos, por desgracia, no está entre nosotros sí está en mi
corazón. Por la tarde, me hicísteis una fiesta de bienvenida
en La Cueva, con una tarta como hoy y mañana de grande,
era una milhoja con una piragua y una pala arriba adorna-
da con las letras Barcelona 92; comimos y brin damos todos
juntos. Allí fue la primera vez que tuve que hablar en públi-
co y no fue con micrófono y atril como hoy, no, que va, fue
con el famoso megáfono que usaba nuestro querido
Amando en los entrenamientos y en las competiciones. En
dicha fiesta, además de varios obsequios por parte de las
autoridades, se me hizo entrega de la insignia de Oro del
Club, como hacía siempre que algún palista participaba en
la Olimpiada. Así como el homenaje que se me hizo en la
Residencia de Perlora cuando me retiré oficialmente de la
competición ese mismo año en octubre. Fueron momentos
muy emotivos.
En la actualidad tengo el grato placer de compartir mi
día a día con muchas personas, en las clases de gimnasia o
en el Polivalente, o por la calle, o cuando publicaron que
sería la pregonera: entonces, volví a ver en vuestros ojos y
a sentir en vuestras felicitaciones cómo aplaudísteis la
decisión. Es todo un honor que a día de hoy siga sintiendo
vuestro respeto, apoyo y cariño, como hace muchos años;
que sepáis que es el mismo que yo siento hacia todos
vosotros.
Gracias por acompañarme en esta tarde tan prestosa
para mí y, porque os lo merecéis, os animo a todos los can-
dasinos y candasinas, a todo Carreño y a toda Asturias, que
intentemos cambiar un poco el pensamiento negativo y
triste de los tiempos que actualmente vivimos, y por lo
menos, durante estes FIESTES DEL CRISTO disfrutar de
cada momento, de la familia, de los amigos, de los amoríos.
Cantar, danzar y estar de folixia hasta que el cuerpo
aguante. Que como diz el otro ¡ye lo que llevamos por
delante!
No quiero despedirme sin antes, y con el permiso de mi
querido Pipo Prendes, tener el atrevimiento de hacer mías
las frases del estribillo de la canción que da título a su
nuevo CD, una canción que cada vez que escucho me hace
sentir alegre, feliz, optimista, con ganas de vivir. Es perando
que a vosotros os su gie ra lo mismo (iba a cantárosla pero
me aconsejaron que mejor la recite), dice así:
Ahora sí, ahora ya acabo, no desesperéis, que hay que
dar el chupinazo de salida a la folixia candasina, a la cual
estáis todos invitados, paisanos y muyeres, nenos y nenes,
porque en Candás os sentiréis amigos, os sentiréis uno más.
PUXA CANDÁS.
14 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
Un paso más para disfrutar la vida,
un paso más
Que no te cuenten mentiras,
que nada está perdido mientras vivas,
Apúntate a las ganas de vivir.
Un paso más, tu sonrisa es la mía,
un paso más
Fuera la melancolía,
resiste con la mar embravecida,
Resiste que al final vas a ganar,
un paso más.
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En El Llagar�n,
la calidades lo que importa
En El Llagar�n,
la calidades lo que importa
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untos fueron a la escuela,
juntos hicieron sus travesu -
ras, juntos llegaron a viejos,
pero el tiempo inexorable un
día los separó. Se llamaban No las co,
Ramón el Cho, Anselmo Ca huete y
Mun do Boquina. No sa bían andar
se parados y tenían fa ma en el pueblo
de ser unos trastos. Se gún fueron
cre ciendo en edad iban dejando tras
de sí una estela que daban trabajo
cons tante a los Guar dias Mu ni ci pa -
les.
Ya un poco mayorcitos entraron
en Casa Cobanín y pidieron un bo li -
che para los cuatro, que les fue ser -
vido rápidamente. Cobanín que era
un coñón y sabía que las pasaban ca -
nutas, tenía el techo de su tienda re -
ple to de jamones colgados y dirigién-
dose a Nolasco y apuntando para el
techo, le dijo –mira No lasquín como
anda el semblante–. Mi raron los cua-
tro para el techo y co mo si nos les
im portara siguieron con su charla.
Terminaron el bo li che y se marcha -
ron muy tranquilos, pero al siguiente
día Cobanín al ha cer recuento echó
de menos un ja món y rascándose la
ca beza y pa sean do la tripa, se pre-
guntaba a quién se lo había vendido,
pero no apa recía nadie en su memo-
ria. Vio pasar a Boquina y se le en -
cendió la luz en su mente al recordar
sus palabras del día anterior. Llamó
al Guardia Municipal, Sr. Rai mundo
y le contó cuanto estaba ocu rriendo
y la falta del jamón. Pri mero era bus-
car por dónde habían en trado, ya
que la cerradura y puerta de entrada
estaban correctas en su sitio. Allá en
la parte trasera una ven tana tirada
por el suelo entre los mu chos trastos
que allí había, daba se ñales que por
esa parte habían en trado y cruzando
una puerta sin ce rra dura pasaron a la
tienda de donde solo se llevaron un
jamón.
El Guardia Municipal Sr. Rai -
mun do le dijo que no se preocupara,
que los de lincuentes ya habían apa -
re cido, que era muy importante, y
que de trás vendría el jamón.
Fue visitando casa por casa de los
cuatro amigos implicados y sin de cir
el motivo les mandó ir a la tar de de
ese mismo día por el cuartel mu ni ci -
pal y hora de las 5.
Se avisa ron los 4 antes de ir al
cuartel y ya se dieron cuenta que
debía de ser por el jamón, ya que las
otras cuentas las tenían saldadas con
la autoridad. Tomaron el acuerdo de
negar que fueran ellos los autores
puesto que ellos estaban al ano che -
cer de ese día en Perlora, en casa del
Le chero.
Una vez en el cuartel, el Sr. Rai -
mundo les mandó sentarse y les di jo
que les había llamado porque se ha -
bía cometido un hurto el día an terior
y ellos contestaron todos a una que
habían estado al anochecer ju gando
a las cartas en casa del le chero en
Perlora. El Sr. Raimundo se echo a
reír y les preguntó cómo sa bían que
fue al anochecer. Ya en co ña le pre-
16 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
Izda. Anselmo Cahuete, Genaro Bombita y Pepe Mameo (1960).
Cipriano Aramendi Cuervo
Cuatro Amigos
J
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guntó a Cahuete a quién de los cuatro le había tocado el
cor del de colgar el jamón. Ellos se mi ra ban unos a otros
asombrados que supiera hasta que lo ha bían partido. Lo
que no sabía el Guardia era que ya ha bían comido gran
parte del mismo para probarlo. En vista de que nadie fue
el autor material, decretó la devolución in mediata de las
partes del jamón que se habían salvado y para eso les dejó
salir para estar de vuelta antes de me dia hora con las partes
que tuviera cada uno del jamón.
Volvieron en el tiempo indicado todos menos Ramón el
Cho, que traía toda la boca untada de grasa de venir co -
miendo jamón. Se pesaron las partes devueltas que pe saron
380 gramos de un jamón que pesaba 5.800, según fac tura.
En vista de que ya aquello quedaba aclarado, el Guar -
dia Sr. Raimundo pasó con los acusados al juzgado donde
en tregó a los encausados y un papel con los hechos ocu -
rridos.
El Sr. Juez ordenó su ingreso en prisión hasta que cele-
brara juicio. Enterados los familiares de lo que es taba ocu -
rriendo se dedicaban a buscar influencias para que fueran
absueltos. El padre de Ramón el Cho, gran afi cio nado a la
caza y gran amigo de Marcelo Vega, que po seía un bar y a
quien cada poco le regalaba la caza el pa dre de Ramón el
Cho, fue a ver a su amigo para que inter vi niera a favor de
su hijo dado que el hermano de Mar celo Vega, llamado José
era el juez de Carreño. Ya suponía al pedir esta interven-
ción que le iba a costar el incrementar la caza para Marcelo
Vega y su hermano José.
El Sr. Juez en vista de tanta presión, decretó 3 días de
prisión a cada uno, quedando todos contentos, los familia -
res por que reconocían que merecían un escarmiento y los
delincuentes tranquilos pues tenían esos 3 días para echar
partidas de cartas a barullo.
Al terminar el aprisionamiento, prometieron al Sr. Juez
y a todas sus familias que no volverían a delinquir.
Di ce un viejo refrán que "el hombre propone y Dios
dis pone" y algo así debió pasar. En la pica del Monte Fuxa
y para orientar a las embarcaciones de pesca, se encendía,
al atardecer, todos los días una hoguera que era atendida
por una persona pagada por el encargado de puertos de
Ovie do. Para suplir este gasto y dar más seguridad al puer-
to, se instaló un pequeño faro de cobre que quedaba encen-
dido cuando Fuxa daba a la llave de la luz.
Tan mal andaban de numerario estos amigos, que a los
5 días de instalado el pequeño faro, dejó de alumbrar y
todos creían que lo habrían llevado para subsanar algún
fallo que tendría. De la Cofradía de Pescadores interesaron
que les urgía la reposición del mismo, por cuyo motivo
vino el Inspector de Puertos empezando la indagación de la
falta del mismo. Para esto vinieron Guardias Ci viles de
Gijón que miraban hasta las pisadas que por allí había. Solo
hallaron un mechero con su pedernal que suponían le
pertenecía al que había llevado la farola.
Recayeron las sospechas sobre estos amigos y fueron in -
dagando sobre ellos y si fumaban. Solo fumaba Mundo
Boquina y le fueron a ver a su casa preguntándole por el
mechero que tenía. El les contestó que lo había perdido ya
hacía una semana pero que iba a comprar uno de mecha
larga que eran los que llevaban.
Aparentando no darle importancia al hecho se fueron
de allí y se fueron a ver a Jerónimo en su fragua, hoy al ini-
cio de la calle Gabiana. Como dando por hecho lo que le
preguntaban, le dijeron que les diera la farola que le había
vendido Mundo Boquina y sus amigos. Jerónimo la sacó de
entre la chatarra y se las mostró con bastantes abollones.
Ellos le contaron cuanto había ocurrido con la farola que
ellos se llevaban y que quedaba encausado por haber com-
prado el aparato robado. Él les juró que el Boquina le
dijo que la había encontrado en la cuadra y que allí
debía de llevar más de 20 años. Los Guardias le dieron
un papel escrito dando cuenta de la inspección y de la
requisa del aparato.
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 17
Hermanos Joaquín y Ramón Aramendi Chos.
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18 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
s mi deseo completar con Doña Berta el trío de ru -
tas clarinianas que el concejo ha creado exal tan do
al prócer escritor.
Por dicha senda pretendemos discurrir, y para
no ser menos, seguimos agradeciendo al porfolio su publi-
cación, esperando sea del agrado del lector como lo es para
no sotros su recorrido.
Para cumplir nuestro propósito me desplazo en coche
con mi hija Verónica y mi marido, junto con nuestros fieles
pe rros desde la Rebollada en Guimarán hasta El Regueral,
y hacemos un recorrido sinuosamente turístico subiendo
ha cia la Loma Cortina por Prendes donde se sitúan y par -
ten en dirección opuesta las otras dos rutas, “Viaje Re don -
do” y “Boroña”, a las que nos hemos referido en los dos por -
folios anteriores.
Después bajamos de esta loma por Colloto hacia Co -
yan ca y de nuevo remontando otra de las lomas, la Che -
vina, que como olas petrificadas dejan constancia del Ca -
rre ño geológico, para luego bajar e incorporarnos a la ca rre -
tera AS110, que de Avilés viene a Candás y sin entrar en la
villa desde la Matiella (¿la referida en doña Berta?) acce -
demos hacia el Regueral y en un espacio próximo a la es -
tación aparcamos y bajamos para el inicio del camino.
Esta ruta de 3,5 Km., que hoy nos ocupa, es donde Cla -
rín situó el relato “Doña Berta”, que vio la luz en 1892 y nos
narra las vicisitudes de Berta de Rondaliego, que consume
su vida en Zaornín, Pie del Oro, escondite verde y si len -
cioso, aislado del mundo, hasta que el caprichoso azar le
lleva a un embarazo de cuyo fruto se ve privada por cues -
tiones de salvaguardar la honra de la familia.
Pero el destino quiere que un día un afamado pintor lle -
gue a su casa y le hable de un famoso retrato, un capitán
que muere heroicamente en plena contienda, que ella pre -
su pone pudiera ser de aquel hijo robado.
Berta decide viajar a Madrid en busca de ese retrato,
aun empeñando todas sus posesiones. Cambia su preciado
pa raíso natural por el infierno que para ella representa la
gran ciudad y superados muchos obstáculos la anciana lle -
ga a abrazar el famoso cuadro que plasma la trágica muerte
de su supuesto hijo, heroico capitán de guerra.
Pero la vorágine de la gran urbe la destruye trágica-
mente al ser arrollada por un tranvía en medio de la multi -
tud.
Así fue el trágico final de la última Rondaliego la de Po -
sa doiro.
Una cita en el paseo de Candás resume el relato de esta
ma nera: Las aventuras de una anciana fuera de su particu-
lar paraíso asturiano, condenada al trabajo, al dolor y a la
mu erte en medio de un ambiente impersonal, burocrático,
pro saico; se trata de una metáfora sostenida sobre un mito
tan viejo como la humanidad: el del paraíso perdido.
La ruta clariniana Doña Berta, que para nosotros es
me nos transitada pero no por ello olvidada, la iniciamos en
el Regueral a 2,7 Km. de Candás pasando las vías del hoy
FEVE, antiguo Carreño.
Pocos indicadores jalonan la ruta donde ni el más pre -
cla ro don Leopoldo creemos objetase lo que el sentir y el
plas mar de los pueblos forja para no olvidarse de los seres
que ridos cuando con ello los hace presentes. En ellos se
pue den leer parte de los relatos más significativos de doña
Ber ta y se acompañan con fotografías, alguna no son per -
te necientes a este paseo.
Subiendo la sosegada cuesta observamos el hermoso
va lle de Piedeloro donde los últimos invasores de Carreño
en expansión, los eucaliptos, se hacen presentes y al llegar
al alto un imponente caserío se asoma por su parte poste-
rior próximo a la iglesia. En ella nos paramos para contem-
Erundina Busto Menéndez
E
Doña Berta,Ruta Clariniana
Iglesia de Piedeloro
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plar el templo románico más importante de Carreño, la
igle sia parroquial de Santa María de Piedeloro del siglo XII
de origen románico.
Nos movemos en su entorno, contemplamos y es cu -
cha mos lo que Verónica ejerciendo de guía particular nos
co menta sobre esta iglesia. Parece ser que es de comienzos
del siglo XIII, románico tardío y está declarado bien de in -
terés cultural (BIC) con categoría de monumento el 9 de
enero de 1995 (BOPA 4-2-1995) y que a través de los siglos
se han efectuados diversos cambios.
Prosigue hablándonos de que en el siglo XIV se levan-
tó la capilla mayor de estilo protogótico que supuso la de -
sa parición del ábside románico y del Siglo XVI nos dice
que se realizó la Capilla de Nuestra Señora de las Nieves
por patronazgo particular, hoy sacristía; es en los siglos
XVII-XVIII, época Barroca, cuando sufriría una fuerte re -
mo delación: se modifica el interior de la nave añadiendo el
pór tico y espadaña; de aquella época datan la actual ca be -
ce ra cuadrada, el pórtico, que rodea las fachadas occiden-
tal y meridional, y la sacristía, adosada al lado Sur en el lu -
gar que ocupaba la mencionada capilla de Nuestra Señora
de las Nieves. La nave en esta época se ve reforzada por
con trafuertes. Los muros tenían, en origen, saeteras ro má -
ni cas decoradas, que hoy están tapiadas.
Nos habla de que consecuencia de los infortunios de la
Gue rra Civil, al haber sido quemada, se originó la pérdida
de sus retablos barrocos.
El proyecto de reconstrucción estuvo encomendado a
Luis Menéndez Pidal en el año 1939 y se efectuó ésta en la
dé cada de los 40 siendo diversas las ocasiones en que se
efec tuaron reformas incluso con intervención arqueológi-
ca. En los años 1986 y 1991 fueron las últimas restauracio -
nes efectuadas por la Consejería de Cultura y Deportes del
Prin cipado de Asturias.
Informados de que en una vivienda próxima nos po -
drían abrir la iglesia para visitarla nos dirigimos a ella y pa -
ra sorpresa nuestra nos abre y acompaña don José Ramón
co nocido vecino de Prendes de la renombrada familia Mo -
rán.
Dentro, Verónica nos hace observar su estado de re mo -
d e lación; donde existía la primitiva cubierta de madera de
la nave ha sido sustituida por bóveda de cañón con lunetos
y arcos fajones. La zona de la cabecera se cubre con bóve-
da de nervada decorada con ménsulas.
En referencia a la zona del ábside nos destaca su sepa-
ración de la nave por un arco triunfal de medio punto, lige -
ra mente apuntado de gran notoriedad con tres arquivoltas
apo yadas sobre columnas con capiteles decorados con mo -
ti vos vegetales.
Don José Ramón nos comenta la imaginería y nos abre
la sacristía donde estuvo la capilla ya citada y nos señala
las dos antiguas y recuperadas campanas, una atención de
la familia Rosalía que parece ser tienen mejor sonoridad
que las sustituidas.
Con planta de nave única el templo es uno de los esca-
sos ejemplos del románico asturiano con tres portadas, la
nor te (septentrional) hoy está tapiada y carece de decora -
ción. Aunque de la obra original sólo han llegado a nues -
tros días las portadas Oeste y Sur y una pequeña ventana
en el imafronte que Vero nos indica.
Observamos detenidamente la portada meridional
(Sur) bajo el pórtico, que presenta una arquería algo apun-
tada de doble arquivolta que apoya sobre impostas con de -
co ración geométrica y con dos parejas de columnas, cuyos
ca piteles, nos hace ver, muestran volutas espirales.
Frente a la occidental (Oeste) que es la principal más
tra bajada, nos señala la situación como cuerpo saliente del
edi ficio, que presenta abocinamiento (forma de bocina).
Y nos apunta hacia las tres arquivoltas de medio punto
de baquetones, escocias y zigzagueado sobre tres parejas de
co lumnas con capiteles con figuración de animales y vege-
tales a la izquierda y a la derecha entre dos con motivos ve -
ge tales otro con figuración humana.
Dejamos la Iglesia y seguimos por este núcleo, el alto
la igle sia, con su cerrada escuela y a su vera el CIR (Centro
Ini ciativas Rurales), que es uno de los focos más importan -
tes de la parroquia sin menospreciar la zona de San Za bor -
nín.
Campo Longo es la última de las elevaciones que desde
el monte Areo van en disminución hacia la frontera con
Go zón donde iniciamos la bajada hasta San Zabornín
(enan tes Zanzabornín) lugar que en el relato lo refiere co -
mo barrio de Zaornín.
Estos bellos parajes y su entorno motivan para seguir
ha blando de los caseríos y sus gentes pero, como siempre,
por motivos de espacio, me veo obligada a recortar.
Terminada la ruta nos vemos obligados a desandar has -
ta el coche la carretera paralela a las vías del tren.
Por esta zona observamos chimeneas, la escasez de ga -
na dos y tierras en labrantío, que nos hablan, las primeras,
de un pasado minero, y las segundas, del abandono de
estas actividades.
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 19
Portfolio 2014 maqueta_Maquetación 1 05/09/14 10:54 Página 19
20 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
Desde aquí, como un viento extranjero
que hiciera de esta generosa atalaya
la misma dolorida gracia del destino,
eran espectadores de vuestras partidas,
largamente repetidas, las prolongaciones
de vuestro corazón. Niños y mujeres
arracimábanse en el muelle, aquellos
que en tierra firme restaban amarras
a la suma de vuestras melancolías.
Desde las casas y las fábricas, arremolinados,
veíamosles agitando en esa mirada verdiazul
de inocencia preñada todas las esperanzas
hechas urgencias de ayuno impaciente.
Desde aquí, las tripulaciones extendían
su aliento más libre, entretejiendo con las redes
pérgolas de salitre que tutelaban el regreso,
mientras las barcas iban roturando trochas
en el follaje marino con sus mástiles cálidos
donde los temores se diluían al compás de la faena.
Al engañoso manto partís, obreros líquidos,
hijos impetuosos de la necesidad traslúcida.
En el piélago sentís, marineros de Candás,
todo el clamor de la espuma arremetiendo
contra la piedra. Ese que contempláis
era entonces mar incógnito,
cuando furiosa amante de mensajes indescifrables,
cuando enternecida madre que os acunaba
proveyendo de aleluyas la búsqueda.
Al ondulante granito ascienden los pescadores
sin calibrar en su coraza los límites de la traición.
Bullente marinería del tesón: los confines acuáticos
os contemplaron muchas veces cercados
por fuego y carámbanos, mas nunca se doblegó
vuestro espíritu al cansancio o a la renuncia.
Sobre las cuestas y callejas, recuerdan los vuestros
cómo un día os engulló la línea del cielo.
El reloj y la noche marcaban la dureza
de la incertidumbre, siempre latente la amenaza
que como ceguera se agarra a la vida;
siempre pendientes del avance de las sombras
que en alta mar acechan a brazadas y sudor,
el martilleante maleficio que no respeta el hambre.
Ahora volvéis a ver, conmigo,
desde esta lanzadera cristalina,
a los pajes de pantalón corto y voz fresca
saludándoos al alba, con su placidez estruendosa.
Y todos volvemos a comprobar
cómo va fondeando la alegría
en la ensenada del ánimo;
cómo vuelve a armarse, rítmicamente,
el puzzle en los hogares, vaciando
los pechos del peso que hería las respiraciones.
José Luis Campal
Poema al Alba
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ejos quedan aquellos años
en que, hiciera el tiempo
que hiciera, mejor con
rayos de sol que acariciaran el ros-
tro que soportar un techo de nubes
a punto de descargar, cuando lo
que más apetecía para disfrutar del
aire libre era desvincularse de la
modorra de la siesta, tomar la
cámara fotográfica analógica Ni -
kon F1, con varios objetivos, salir
de ruta para, año tras año, plasmar
fo tografías buscando del ángulo
más estético, incluso el imposible,
la mejor panorámica, ya fuera en
pi cado o en contrapicado, algo
diferente, incluso espectacular con
lo que agradar a la vista.
Hacer amoríos de siesta cuando
el cielo está despejado de nubes,
mientras sopla el viento del nor -
deste, con agua fría, no resulta na -
da atrayente; para eso están los
días de atechadas nubes, algo bo -
chornosos, incluso lluviosos, que
pueden transformarse, sin querer,
en turbonados; hora ideal, hora
casi bruja, para dejar correr y ha -
cer realidad toda clase de fantasías
eróticas, cuantas más mejor, con
ánimo de hacer sentir al cuerpo
aquello que desea.
¿Quién, con aire de turista
despistado, no se ha dado una
vuelta por Candás, villa marinera,
situada entre Lluancu y Perlora, a
algo más de una docena de ki ló me -
tros de Xixón, puerto pesquero si -
tuado entre el monte Fuxa y el
océano Atlántico donde cambia su
nombre por el de mar Cantábrico,
lu gar sin igual donde descansar
tras el laborioso invierno donde,
des de el amanecer hasta el ano -
checer, incluso cercana la madru-
gada, sus gentes acogedoras ofre-
cen al visitante, entre otras mu -
chísimas artes, lo mejor de su gas -
tro nomía? En un recorrido
cualquiera pueden sorprender cua-
lesquiera de sus bares, sus canti-
nas, sus chigres, sus tascas, sus ca -
fe terías, sus restaurantes y sus te -
rrazas al aire libre, que tienen a
gala el ofrecimiento del pincho en
ban de ja, mañana y tarde, algo
extraño si salimos de tierra astu ria -
na, don de la costumbre es tomar
tapas muy elaboradas y minimalis-
tas, acom pañado durante el verano
de una cerveza bien tirada, con
parsi mo nia, sin inclinar la jarra,
aunque los parroquianos se impa-
cienten con la espera, y de tres
intentos, que generen una espuma
Detalle del puerto de Candás desde el monte Fuxa. Julio, 1985.
22 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
Paseo a la hora de la siesta
L
Alfonso Campuzano
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cremosa de más de dos centíme -
tros, en la que se pueda hasta dibu-
jar un lo go tipo, y en invierno un
vino afrutado de la Ribera del
Duero.
Bordeando la ascensión del
monte Fuxa cuando el sendero era
de vértigo y, hasta cierto punto, pe -
li groso, nada que ver con los arre -
glos municipales apropiados para
prac ticar senderismo urbanita; sal -
tando cercados, incluso alguna que
otra barrera vegetal acumulada por
la naturaleza, desde la cima, se
puede contemplar el muelle (Fig.
1), casi ovalado, donde comenza -
ron a celebrarse las primeras jorna -
das del Festival de la Sardina con
mo tivo de las Fiestas de San Félix,
que aún perduran aunque ubica -
das en el paseo de San Antonio, del
que posiblemente hablaremos en
otra ocasión; lo mismo que, cada
año, con permiso de la autoridad
com petente, durante las Fiestas del
Cris to, se celebraba una becerrada,
desaparecida años ha, aplaudida
por los lugareños y advenedizos,
cu ya publicidad se contemplaba en
los medios de comunicación
escrito y visual, en la que, algún
año, uno de los becerros acababa
aho gado en lugar de ser traspasado
por el estoque del matador. Tam -
bién se disfruta de la panorámica
del puerto remozado en varias oca-
siones con la preocupación puesta
en el cambio del sino de las co -
rrien tes, intentando que las ma -
reas, du rante la pleamar, dejaran
más arena que la que durante la
bajamar se llevaban, que por puro
des co nocimiento de las leyes natu-
rales, pese al esfuerzo físico, y
sobre todo económico, no se ha
con seguido hasta la fecha, pese a
con seguir transformarlo en un
puerto deportivo náutico, gracias a
que los tiempos cambian y que la
adap tación es símbolo de inteligen-
cia.
Durante el recorrido, haciendo
un alto, se puede contemplar la er -
mita con su capilla dedicada a San
Ro que (Fig. 2), sobre todo cuando
esta ermita lucía una campana,
ante la cuál surgen algunas pregun-
tas como, por ejemplo: ¿dónde
pue de estar la campana que, de
madrugada, tañía con alegría para
atraer a los fieles a la romería?,
¿fue retirada por miedo a que fuera
robada o acaso está expuesta en
algún museo?
Continuando por la carretera
comarcal, bautizada como ruta
turística, cuando desde el mirador
(Fig. 4), previo a su estampa actual-
mente urbanita, se podía contem-
plar, pese a la distancia, con cierto
temor, las bravías aguas en días de
fuerte marejada, se descendía por
la cuesta de la formiga (Fig. 3),
hasta converger en Perán con su
fondeadero eternamente abando -
nado a causa del desaguadero que
vierte en su playa virtual donde
sólo habitaban las gaviotas y, desde
allí, se ascendía hasta la Ciudad
Jardín de Educación y Descanso,
como se llamaba a la Ciudad Sin di -
cal de Perlora, y participar del bu -
llicio de sus gentes, desde niños
has ta mayores, que gozaban del
des canso bien ganado durante el
es tío, donde el ambiente diario era
tal que parecía festivo, no como
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 23
Fachada de la ermita capilla de san Roque. Julio, 1985. Camino de Perán por la ruta turística. Agosto, 1977.
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24 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
Puerto y playa de Candás. Agosto, 1977. Mirador de la playa. Busto de S.A.R. Ioannes III. Julio, 1985.
aho ra que hay que esperar cada fin
de semana para que lo sea. Al lle-
gar a los alrededores de la playa de
les Huelgues, y haciendo un nue vo
alto en el camino, esta vez para
localizar el puesto de helados,
obsequiarse con un delicioso pre-
mio, mientras se pensaba en el
regreso.
A tenor de la brisa marina, no
importa recorrer el paseo maríti-
mo, arrebatado a la mar, con varios
tramos voladizos, que sin contar
con ella, sin haberla pedido per-
miso, se han ignorado las leyes de
la naturaleza cuya transformación
nos supera, y en ocasiones, no
muchas, se cobra la factura por ha -
ber sido despojado de parte de su
dominio, hecho que se debe hacer
perdonar.
Cuando la playa, recogida y
pedregosa, lugar exótico para dis-
frute de veraneantes, apenas se lle -
naba de bañistas, nadadores y pi -
ragüistas. Siempre habrá que con-
tar con un antes y un después del
espigón: un brazo artificial creado
por la mano del hombre en su
intento, ¿cuántos?, por doblegar a la
tan desconocida como magnífica
idiosincrasia marítima y creer que,
cambiando el curso de las mareas,
va a ganar más arena en la playa
que, para ser hermosa, no necesita
de ella. Mientras que el después del
espigón pilló a todos algo ma yo res.
En lo que antaño fue el taller
de Luis se podía reconocer el busto
homenaje a S.A.R. Ioannes III,
comes Barcinonae (Fig. 5), que el
paso del tiempo, ayudado por la
mano del hombre, lo ha hecho de -
saparecer, posiblemente sin expli-
cación alguna, cuando se trata de
esconder, porque da vergüenza,
par te de la historia que es de todos.
Ante esto podía surgir una pregun-
ta muy parecida a la que surgió
ante la ausencia de la campana de
la ermita de san Roque: ¿dónde se
encuentra el busto?
Un antes donde una época de
holganza estival se repartía entre la
playa de Palmera, las verbenas de
fin de semana entre el semicubier-
to y vallado parque de Santarúa y
las discotecas Zappin y Tano's,
lugares de esparcimiento juvenil.
Eran siempre los mismos, los de
siempre, irrepetibles. Un tiempo
después, recorridos todos los cono-
cidos rastros de himenópteros, se
llega a la conclusión de que en los
últimos treinta y tantos años
ninguna huella humana ha pisado
por ellos. Están cegados y sellados
por los bardiales. Parece como si
hubiera sido el último en recorrer
estas sendas de asueto y refocile,
porque el factor tiempo se ha
encargado de hacer desaparecer
todo vestigio, porque la naturaleza
se ha encargado de volver todo a
su lugar primigenio. Los lugares de
retozo caminan por los pasillos de
la mente de cada uno. Lo que ayer
fue hoy ya no es y ¿acaso será? El
pasado no retorna, al menos en la
generación que a cada uno le toca
vivir, aunque sus sombras dis-
frazadas se presentan cada día. El
olvido del ayer luce espontáneo. El
tiempo, ese sueño lejano, y casi
olvidado. Al fin y al cabo, un
recuerdo, en sus múltiples ver-
siones, a cuál más inverosímil.
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26 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
andás, es una villa pes -
cadora y marinera; su
his toria se puede re su -
mir en cuatro Épocas y dos Apar -
tados.
Pri mera Época: comienza en su
na cimiento y finaliza en el año
1700, cuya fuente de alimentación
y de ingresos, son los provenientes
de la pesca de la ballena y su ma -
ni pu lación. Para ello se usan lan-
chas y pa ta ches para su captura
con arpón, y fá bricas para la ela -
boración de sus pro ductos.
Segunda Época: ésta comienza
en el año 1700 que se deja de ca p -
tu rar ballenas y finaliza en el año
1900 con la llegada de los barcos
de va por y motor, dejando la na ve -
ga ción a vela. Es la época donde
los pes ca dores de la villa, se dedi-
can a pes car sardinas, bocartes,
besugos y bo nitos, que son la base
de la in dus tria, y ya empiezan las
es ca be che ras y las fábricas de con-
servas. Hay mu chas lanchas,
pinazas y pa ta ches, las artes de
pesca más im por tan tes son los
palangres, la ca cea y la rapeta
(padre de los artes de cer co y arras-
tre).
Tercera Época: comienza en el
año 1900, finalizando en el año
1960, que empieza el abandono de
la pesca en esta villa. Los barcos
co gían bonitos, sardinas, bocartes,
chi charros y besugos con redes de
arrastre, cerco y caceas para la pes -
ca del bonito. Era éste, el puerto
pes q uero más importante de As tu -
rias. Tenían permiso para pescar al
arras tre a más de 30 millas y sus
pes cadores fueron pioneros y gran -
des descubridores de playas de
pes ca.
Cuarta Época: Después del año
1960, en Candás solo quedan 10
bar cos de motor, van dejando la
pes ca y los marineros se dedican a
otro tipo de pesca mas cercana, lle -
gan do a desaparecer las fábricas de
con servas.
Apartado Primero. Los ma ri ne -
ros de Candás en todas las épocas
pes caron mariscos y una gran va -
rie dad de peces, salmonetes, sa -
rria nos, cabres, julies, pez ángel,
do ra das, muiles, besugos, calama -
res, mer luzas, palometes, centollos,
Laureano Fernández Álvarez
CANDÁSPescadora y Marinera
C
Una fracción celta de los astures trans mon tanos llamados"Pésicos", lle gó al Este del Cabo Peñas [...] Parte de esta tribuse afincó entre San Sebastián y San Antonio, creando la villade Can dás, que fue marinera y pescadora.
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Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 27
Caza de ballenas en Holanda, grabado del siglo XVI. Disponible bajo la licencia Public domain vía Wikimedia Commons
lan gos tes, piañes y rayes; para ello se usa ban nasas,
trasmallos, palangres, mafañeres, espejos y garaba tos.
Apartado Segundo: Candás tu vo grandes marinos en
todo los tiempos. Se sabe que iban pilotos en los pata -
ches, y con la llegada del va por y motor a la navegación
hu bo grandes maquinistas, pilotos, ca pi ta nes, coman-
dantes y prác ticos.
PRIMERA ÉPOCA
Los romanos sitúan a los Celtas en Asturias en el
siglo I. Una fracción celta de los astures trans mon tanos
llamados "Pésicos", procedente del Oeste, lle gó al Este
del Cabo Peñas; unos his toriadores señalan el límite en
el Río Aboño y otros en el Cabo Torres.
Una parte de esta tribu se afincó en la desembocadu-
ra de un río que desemboca a la mar entre los promon-
torios de San Sebastián y San Antonio, creando la villa
de Can dás, que fue marinera y pescadora.
El Puerto de Candás, que en prin cipio fue un cayo
(banco de arena), una pequeña ensenada, un fon deadero
(dársena), que aunque es caso de embarcaciones, habría
de ser, un importante puerto balle nero.
La primera industria en la villa marinera de Candás
vino procedente de la pesca de la ballena y de su co mer -
cia lización. De ella se sa ca ba aceite, carne, vitaminas,
pie les, calzados, y de sus huesos, harinas. Estos produc-
tos se vendían por Asturias e incluso llegaban a Cas tilla.
En el Atlántico Norte habia sie te tipos de ballenas,
que vivían en el Océano Glaciar del Norte, que du rante
el otoño bajaban de los ma res del Norte y en la prima -
vera vol vían a subir, ya que durante la tem porada de in -
vier no, estos mares están helados.
Las ballenas eran, la Blanca, que llegaba alcanzar 5,5
metros de lon gitud, la Pequeña, alcanzó 7,5 me tros, la
Jorobada, un poco más gran de, llegó a medir 12,5 me -
tros, la Baba, 16 metros, la Franca 18 me tros, la Cabeza
Arqueada 20 metros y la Aleta, que era la más gran de,
25 metros.
La ballena que más abundaba en la costa asturiana
era la Franca Bo real, la última fue capturada en el año
1901.
Este paso de Norte a Sur y de Sur a Norte de la ba -
llena era la épo ca buena para su captura en el Mar
Cantábrico.
Al principio, en Candás se pes caban las ballenas con
esquifes (botes pequeños), chalupas y pi na zas, utilizan-
do sangraderas, ar po nes, medianas y estaches (estacas
afi ladas). En el siglo XI había que ir a pescar más lejos,
para ello se usa ban pataches que llevaban a bor do lan-
La primera industria en la villa marinera deCandás vino de la pesca de la ballena y desu co mer cia lización. De ella se sa ca ba aceite,carne, vitaminas, pie les, calzados, y de sushuesos, harinas. Estos productos se vendíanpor Asturias e incluso llegaban a Cas tilla.
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chas entre 7 y 10 metros, que cuando estaban en faena
de pes ca se acercaban silenciosamente utilizando
canaletes en vez de remos; embarcaba un Patrón, un
arponero y cuatro remeros. El ar pón se arrojaba a mano
y des pués se remataba la ballena a gol pes de lanza.
Hacía falta mucha in te ligencia y valor, tanto para no
per der la presa, como cuando ésta se sentía herida, pues
emprendía una veloz carrera o se volvía y ata ca ba la
embarcación, destrozándola a coletazos y produciendo
trá gicos accidentes.
La dotación de un patache es taba compuesta por un
piloto, dos pa trones, contramaestre, ar po ne ros, remeros,
carpintero, tonelero, he rrero, cocinero y mozos.
En el año 1232 consta que los puer tos de Entrellusa
y Candás son los puertos más importantes de la pesca de
la ballena en el Norte de la Península, lo que le lleva a
dar un impulso muy importante a la industria con-
servera.
Durante el siglo XII y toda la Edad Media, Candás
fue el puerto ba llenero más importante del Mar Can -
tábrico.
En el año 1372 ya hay varias na ciones que se dedi-
can a la pesca de la ballena, entre ellas Noruega, por lo
que empezó una gran com pe tencia y hubo que ir a
pescar cada vez más lejos, llegando ex pe di ciones hasta
Terranova, llegando a penetrar en el Océano Glaciar del
Norte.
En el siglo XV la villa de Can dás vivía un fuerte
desarrollo de la ac tividad marítima.
En el año 1516 un grupo de ba lle neros de esta villa
marinera en contró flotando en el Mar de Ir lan da el
Cristo Crucificado y lo traje ron para puerto.
En el año 1583, en las cartas náuti cas que se publi-
caban, los puertos as turianos que venían en ellas eran
Castropol, Luarca, Avilés, Can dás, Gijón y Villaviciosa.
En los siglos XVI y XVII también se dedican a la
pesca de la ballena buques de otras naciones: en 1598
los ingleses en el Mar del Nor te, en 1614 los holandeses
fundaron una compañía de balleneros y en 1615 fue
Dinamarca.
En el año 1611 era tanta la actividad pesquera que
se cons truyó la primera fase del actual puerto, que era
más robusto que el que había. En el año 1639 fue fun-
dada la Cofradía de Pescadores.
En el año 1692 ya empezaba a decaer la pesca de la
ballena y su manipu la ción; la competencia con las
grandes compañías europeas era muy grande.
En el año 1700 dejan los ma rineros de esta villa la
pesca de la ba llena, dedicándose a otro tipo de pesca
más cercano y con nuevos medios.
Durante los siglos que duró la captura de la ballena
muchos marineros dejaron su vida en la mar, la pesca
era muy peligrosa, el ani mal atacaba cuando era per se -
guido o herido, los medios de co mu nicación no existían
y no había me dios de salvamento. No hay esta dísticas
de la cantidad de acci den tes sufridos después de tantos
siglos. Pero se conoce que fueron mu chos y frecuentes
en todos los pa í ses que se dedicaban a la pesca de la ba -
llena de la forma en que se hacía.
Existió asimismo en Candás algún contrato matrimo-
nial según el cual la esposa aportaba utensilios emplea-
dos en la pesca de la ballena.
Los pataches, en la Edad Media, cuando iban a
pescar lejos de Candás tardaban días en regresar a puer-
to, tenían que llevar muchos víveres y era muy difícil
conservarlos frescos, lo que obligaba a llevar animales
vivos, a pescar con cacea o cordel y a llevar víveres
secos que no se estropeasen; por eso las mujeres de
Candás, en casa dando vueltas a la cabeza haciendo
panes que se estropeaban a los dos o tres días, haciendo
tortes, que pasaba lo mismo, y por fin descubrieron un
producto que por mucho tiempo que se estuviese en la
mar, siempre estaba fresco, "Les Marañueles", y
empezaron a fabricarlas para que su marido y sus hijos
las llevasen siempre a bordo.
Desde aquí, no dejo de recordar a todos los
marineros, y parti cu larmente a los de mi villa can da si -
na que mu rie ron en la mar; es pe ro que sean muy felices
en el otro mun do, se lo merecen, y que descansen en
paz.
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En el año 1692 ya empezaba a decaer lapesca de la ballena y su manipu la ción. En elaño 1700 dejan los ma rineros de esta villa lapesca de la ba llena, dedicándose a otro tipode pesca más cercano y con nuevos medios.
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30 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
on José Manuel García,
nuestro párroco, ha te -
nido la amabilidad de
invitarme a pronunciar el pregón
de la Semana Santa. Es para mí un
honor y una profunda alegría, algo
que hubiera llenado de sano orgu -
llo a mi padre, que con tanta inten-
sidad vivía la Semana Santa can-
dasina. Muchas gracias.
María Teresa Álvarez, muchas
gracias por tus bellas y sentidas
palabras de presentación.
Vaya también mi agradecimien-
to a quienes con gran afecto me
acom pa ñáis hoy: autoridades, fa -
mi lia, ami gos, candasinos todos.
La Semana Santa se viene cele -
bran do en Candás desde tiempo in -
me morial. En 1900, Fermín Ca ne -
lla y Secades, en la obra “Asturias”,
dice que “fueron los de Candás
muy da dos a representaciones
teatrales, an tes autos sacramen-
tales y de la pasión, en la iglesia,
plazas y campos”.
El maestro Pedro Braña nos
muestra, en el Portfolio de 1982,
un retrato vivo de las procesiones
del Cal vario en el Candás de su
juventud, a comienzos del siglo
XX. “Du rante toda nuestra larga
vida (es cribe Pedro Braña), en
innumera bles ocasiones, hemos
presenciado y asistido a infinidad
de desfiles pro ce sionales… sin ha -
llar nada que se le pudiera com-
parar, en recogimiento y fuerza
emotiva, a nuestra desapa re cida
“Pro cesión del Calvario” que tenía
lugar en la madrugada del Viernes
Santo. La modestísima, pero impo-
nente procesión nocturna, tenía su
salida… a las tres y media o cuatro
de la mañana… Dentro… del tem -
plo, después de musitar las preces
de ritual, lo que ocupaba nuestra
máxima curiosidad era la apari-
ción, por la puerta de la sacristía,
de la figura bíblica de “Justo el Ta -
bi que ro” vestido con hábito de na -
za re no… portando una cruz plana,
originalísima… Con un mutismo
increíble y un extremado fervor, la
procesión iniciaba la marcha,
lentamente, por la calle de la
derecha, empedrada y cuesta aba -
jo, deteniéndose pronto para leer
el texto de la primera estación…
aquel venerable sacerdote a la
sazón capellán de Candás, Don
Saturno… ¡Y la procesión seguía
lentamente…! Procesión que en su
mayor número se componía de
conocidos marineros. Recuerdo a
Ñareo y Estornín, que jamás falta-
ban a este acto… “Justo el Tabi -
quero”, caminando pausadamente,
continuaba con la cruz enhiesta.
Detrás, Don Saturno con dos per-
sonas portando sendos fa ro les…
con dos velas en su interior, que…
en las paradas, levantaban hasta la
altura de la cabeza de Don Saturno
para que pudiese leer en ¡aquel pe -
queño libro manuscrito!... Ya en
las in mediaciones del templo, con
la emotiva palabra del venerable
Don Saturno, “exclamando”: De ci -
mo cuar ta estación… se cerraba el
imponente Vía Crucis…” Termina
Pedro Braña con una súplica:
“¡Ojalá, Señor! se reanudara y
volviera a tomar vida, para bien de
los candasinos de espíritu sensi-
ble… la conmovedora Procesión
del Calvario, de la que…!ay! ya no
nos queda más que ¡un lejano y
nostálgico recuerdo…!”
Después de varias décadas, la
tradición del Vía Crucis por las
calles de Candás fue recuperada el
Viernes Santo de 2011. La proce-
sión, encabezada por el párroco D.
José Manuel García, que portaba la
cruz, partió de la Iglesia a las siete
de la mañana. María Teresa Ál va -
rez, autora de las catorce medita-
ciones que fueron leídas a lo largo
Hermenegildo Fernández González
Pregón de la Semana Santade Candás 2014
D
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Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 31
del Vía Crucis, leyó ante la Iglesia: “Jesús, muchos años
después, en Candás, este pueblo marinero que te ve -
nera, un grupo de candasinos deseamos acom pañarte
en tu camino al Calvario”. Y después de leer la primera
estación, la procesión inició la marcha, lentamente, por
las sinuosas calles candasinas. Pronto, desde el
despeñadero de la memoria, me invadieron recuerdos
de los Vía Crucis de mi juventud: amigos, predicadores
solemnes, de voz profunda; mujeres vestidas de negro,
marineros de duras manos… En el Cueto, cerca del mar,
leyó Moncha la quinta estación, y apenas había termina-
do de leer cuando una mirada cómplice me confirmaba
que ella también sentía una especial emoción al recor-
dar el Vía Crucis que, junto con nuestro hijo, habíamos
vivido por las calles de Jerusalén, un año antes, en nues-
tra peregrinación a Tierra Santa, que tan profunda hue -
lla nos dejó. La procesión continuó entre meditaciones,
rezos y cantos, y cuando ya ascendía la mañana, llegó a
la plaza de la Iglesia, donde María Teresa Álvarez leyó
la decimocuarta estación. Terminada la procesión, al
salir de la Iglesia, vinieron a mi memoria los versos de
León Felipe:
Hazme una cruz sencilla, carpintero…
Sin añadidos ni ornamentos…
Que se vean desnudos los maderos,
Desnudos… y decididamente rectos:
Los brazos en abrazo hacia la tierra,
El astil disparándose a los cielos.
Que no haya un solo adorno que distraiga este gesto,
Este equilibrio humano de los dos mandamientos…
Sencilla, sencilla…
Hazme una cruz sencilla, carpintero.
La Salve se cantó por primera vez en Candás a últi-
mos del siglo XIX según el artículo del candasín
Saturnino Muñiz, de mayo de 1899, publicado en el
diario ovetense “La Cruz de la Victoria”, en el que se lee
que “el…Capellán organista D. Medardo Carreño…está
ensayando un coro de 36 voces para cantar la sublime
salve del “Molinero de Subiza” el sábado de gloria, salve
que ya en otra ocasión fué celebrada en justicia…Se ha -
llan muy adelantados en los ensayos, y es digno de
aplauso el ver á nuestros marineros, después de llegar
de la mar, asistir a los ensayos en vez de descansar de
las fatigas del día”. La zarzuela “El Molinero de Subiza”,
de Cristóbal Oudrid, fue estrenada en el Teatro de la
Zarzuela de Madrid el 21 de diciembre de 1870, y más
de veinte años después, los candasinos David Pérez-
Sierra Suárez-Otero y Miguel García-Barrosa, vieron
una de sus reposiciones y les gustó tanto la Salve que se
la recomendaron a D. Medardo Carreño con el propósi-
to de que la incorporase a la tradicional ceremonia reli-
giosa del Sábado de Gloria, en la que ya cantaban la
antiquísima plegaria “Al alegre son despierta”. La Salve
es un canto a la Virgen, que aparece como “Estrella de
los Mares”, nombre que procede de la interpretación de
un pasaje del primer libro de los Reyes, del Antiguo
Testamento.
Son las ocho y media de la tarde del Sábado Santo y
sale la Procesión de Nuestra Señora del Rosario. Con
velo negro, cubierto el rostro de dolor y pena, viene la
Virgen acompañada por mujeres vestidas de negro: son
las mujeres de la Cofradía Virgen del Ro sario. A la músi-
ca de la Banda se unen voces, la procesión va en au -
mento, cantan el rosario, las calles se convierten en tem-
plos…La procesión llega al Paseín, la gente se aglo mera
de pronto. Solemne silencio. El coro va cantar la Salve.
Y uno re cuerda a Sara Pascual, Antuña, Bra ña, Olvido,
Rosaura... Después de la Sal ve sigue el coro con la más
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32 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
tradicional plegaria “Al alegre son
des pierta”, letanía, y el “Santa
María”, que Pipo Prendes lleva
cantando más de cuarenta años.
Continúa la pro cesión hasta la
Cofradía de Pes ca dores donde la
Virgen pasará la no che, la noche
en que Jesús está muerto. Sí, la
“Estrella de los Mares” pa sará la
noche en el muelle; donde la
“Marinera”, frente al mar, con la
fal da agitada por el viento, la mira-
da a lo lejos y las manos unidas en
ac titud de oración, espera angus -
tia da el regreso de los marineros,
como aquellas mujeres que, cuan-
do yo era niño, esperaban en la
Almena el re greso de sus hijos y
maridos.
El día de Pascua en Candás es
una fiesta íntima, familiar, de puer-
tas adentro. En las casas, la familia
se reúne a comer y de postre no
pueden faltar los bollos de ma ra -
ñuela. Es también el día que más
se siente la llamada de la tierrina.
Si a cualquier candasín ausente le
ofrecieran la oportunidad de elegir
un día al año para pasarlo en su
pue blo, sin duda se decidiría por el
de Pas cua; es por ello por lo que las
calles están abarrotadas de caras
conocidas, aunque muchas de ellas
lo sean de “Pascua en Pascua”. Y
tam bién es día de recuerdos. Re -
cuerdo que cuando era niño mi pa -
dre me ponía a hombros para que
pu diera ver el “Encuentro”. Re -
cuer do que había una misa de ma -
drugada, solo para hombres, la ma -
yoría marineros, para cumplir el
pre cepto pascual. Recuerdo que el
día de Pascua de 1965 estaba yo ha -
ciendo la mili en la Co man dancia
de Ma rina de Gijón y vine a la pro-
cesión, con otros cuatro marineros,
pa ra escoltar a la Virgen…
Sobre la antigüedad de la Pro -
ce sión del Encuentro se puede afir-
mar que, por lo menos, ya se cele-
braba a co mienzos del siglo XIX,
según se des prende de varios do -
cumentos del Ar chivo parroquial
que D. Valeriano Mu ñoz, párroco
de Candás, trans cri be y comenta
en el Portfolio de 1977. “En los
años anteriores al de 1816 (escribe
D. Valeriano) había so na dos
enfrentamientos entre la en ton ces
pujante Cofradía de Ma reantes y
doña Antonia Suárez del Bus to,
propietaria que había sido de una
casa sita en las actuales cerca nías
del Paseín, cuyo portal de la men -
cionada casa venía siendo utilizado
para guardar la imagen de la San -
tísima Virgen, que por aquel en -
tonces era la de Ntra. Sra. de la So -
ledad, en la noche del Sábado
Santo… Las malas condiciones en
que se encontraba dicho portal dio
lugar a una polémica que hubo de
ser resuelta con la intervención de
las autoridades eclesiásticas
residen tes en el Obispado de
Oviedo”. El pro blema, que era
asunto viejo, se ha bía enconado de
tal manera que en el año 1815 no
pudo realizarse la Pro cesión y la
ceremonia del En cuentro se hubo
de realizar en la Igle sia. Con estos
antecedentes, D. Jo seph García
Busto, Director del Gre mio de
Mareantes, decidió po ner fin a
aquella situación y envió al
Obispado de Oviedo un escrito en
el que exponía el problema y soli -
citaba que el párroco de Candás no
impi die ra que la Virgen, cuya ima-
gen era propiedad de los Ma rean -
tes, fue ra colocada en la capilla de
la Con cep ción o en la del Palacio,
conocida tam bién por la del Buen
Suceso o de Do ce. El litigio quedó
definitivamente zanjado por una
Orden del Obis pado, que D.
Valeriano trans cribe literalmente:
“Oviedo, Marzo veintisiete de mil
ochocientos dieciséis. Concédese a
don Joseph Gar cía Busto la licencia
que solicita y el Párroco de Candás
no impida que se deposite la
Imagen de Ntra. Sra. de la Soledad
en la Capilla pú bli ca que conven-
ga, siempre que se “exercite” con la
justicia necesaria. Pa lacio”.
Poco después de las once y me -
dia de la mañana sale de la Iglesia
la Pro cesión del Encuentro con el
San tí simo Sacramento…Antes de
que la pro cesión llegue al Cueto, la
Virgen sale de la Cofradía de
Pescadores acom pañada por
mujeres y hombres de la Cofradía
Virgen del Rosario, que, por
turnos, habían velado toda la no -
che… La Virgen ya espera en el Pa -
seín… Pronto llega la procesión, y
el Santísimo Sacramento, bajo
palio, se para debajo del balcón del
an ti guo Ayuntamiento… La Virgen
sale al encuentro de Cristo Sa cra -
men ta do… Se acerca lentamente…
Pri me ra reverencia… Segunda re -
verencia… Ahora se acerca de prisa…
Ter ce ra reverencia. Y en ese preciso
ins tante es retirado el velo que cubre
el rostro de la Virgen, es arria da la
bandera española y suena el him no
na cional. Jesús ha resucitado. ¡Ale lu -
ya! ¡Aleluya!
Muchas gracias.
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Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 33
Juan José Fernández Moreno (Cheché)
Qué recuerdos me han quedado
de aquellas noches de verano,
bajar al muelle
oír cantar
aquellas habaneras
que cantaban las mujeres
esperando al marinero
que había salido a pescar,
después de ver rular
nos íbamos a casa
arrullados por esas habaneras
y por el ruido de la mar.
Cuando voy para la cama
subo contento,
porque te encuentro
asomada a la ventana
del cuarto nuestro
rezando al Cristo de Candás
un Padrenuestro.
Recuerdos
Qué bonitos son los recuerdos
que me ha dejado nuestra historia,
solo le pido a Dios
que no los borre
de mi memoria.
Solo me queda
una cosa
que cuando llegue
mi hora
que me pille
sentado en la playa
viendo morir las olas
en la rexia de la mar
que mueren solas.
Quiero deciros una cosa,
si algún día
me pierdo,
que me busquen en Candás
o entre las sierras
de esta bendita tierra.
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34 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
Luis Fernández Roces
Me pides un poema, buen amigo,
y pienso que bien podría un soneto
sacarme por sus versos del aprieto
con Candás en el alma de testigo.
Con Candás en el alma, así lo digo:
la mar y el mar se abrazan en secreto,
escriben el amor en su alfabeto,
las letras de Candás siempre a su abrigo.
Como barca varada con su historia
y la mar en sus brazos, el lugar
hoy sueña marineros y memoria.
Llegó la consonancia de acabar.
Demos fin al soneto, mas con gloria,
diciendo que es Candás la misma mar.
Un poema me manda hacer mi amigo
Un soneto me manda hacer Violante.
LOPE DE VEGA
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36 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
n el ya remoto Candás de
otros tiempos, el día ama -
necía muy temprano. Aún
la Aurora no había aca ri -
cia do la cima del monte Fuxa cuan-
do las campanas de San Félix, to -
cando a misa de seis, congregaban
un reducido grupo de mujeres vie-
jas, siempre las mismas, todas ves -
tidas de negro, con chambra, fal -
dón, paño a la cabeza y manta grue-
sa de lana, ribeteada de filamentos
gor dos; y con madreñas, que deja-
ban a la puerta, en los días de llu-
via, de frío o humedad. Pero antes,
so bre las cinco de la madrugada, ya
se había podido escuchar, en la le -
janía, la voz del rapacín de barco
lla mando por arriba a la compaña:
“¡Señooor Manueeel..., que bajeee
pa la maaar…!” Luego, cuando el
día poco a poco iba saliendo de la
mar y el humo de las cocinas pla -
nea ba sobre los tejados llenando de
olor a pote el aire del pueblo, los
“pi tos” de las fábricas, cada uno en
su intensidad y tono, formaban un
re vuelo de sonidos agudos, graves,
arre batados cual si fueran las alar-
mas de un presidio o el aviso de un
bom bardeo. Las hermanas Carmen
y Casimira, sacristanas de la fami lia
de los sacristanes de toda la vida,
abrían la pesada puerta de la
Iglesia, y poco a poco se iba hacien-
do la luz en aquel recinto oscuro y
silencioso que se llenaba del bis-
biseo rezador de las mujeres. El pá -
rro co Muniello, tosiendo estrepito -
sa mente, aparecía enseguida enfun-
dado en su dulleta gruesa de meri-
no, tomaba la nave lateral de la de -
recha, y, antes de entrar en la sa -
cristía, hacía una reverencia al sa -
cramento del altar, se arrodillaba, y,
reclinando la cabeza, rezaba unos
minutos. Luego pasaba a la sa -
cristía, se aligeraba de ropa y en -
José Marce García
De cómo Angelina Vega decía misa en su casa
E
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traba en el confesonario para es cu -
char a alguna anciana escrupulosa,
casi siempre sin pecados. Tocaban
las seis en el reloj de péndulo cuan-
do D. José empezaba su misa pri -
mera, de espaldas, dicha entre si -
len cios y un latín susurrante. En
ella rogaba a Dios por las almas de
los vivos y los difuntos, por la sa lud
y la suerte de sus feligreses, ca si
todos pobres marineros, mujeres de
la paxia o de las bodegas. El día
iba naciendo mientras la misa avan -
zaba entre rezos, toses, suspiros de
viejas, “Dominus vobiscus” y
toques de campanilla. Por aque llos
entonces la jarca principal de mo -
naguillos estaba formada por Jo sé
Cándido, hijo de Celestino Mu ñiz,
Kiriki el de Geni, Antonín el de
Lourdes, Marcelino Vega, de ca sa
Marcelo Vega, Cruz, hijo de Pe pito
el andaluz, Suso, el hijo de bi gotes,
y algunos más, cuyos nombres no
recuerdo. Pues como digo y expli-
co, entre aquellas devotas ma rías
había una viejecita frágil, pul cra,
de tez blanca, con ojos lle nos de
dulzura, pelo muy blanco, cubierto
siempre por un paño negro, que anudaba bajo la bar bi lla.
Hablaba poco y, cuando lo hacía, sonreía con ti midez,
aunque casi siempre guardaba silencio. Se ponía en una
de las naves laterales, al pie de una columna, cer ca de la
Dolorosa. Desde ese puesto, sentada, de pie o de rodi llas,
seguía la misa con devoción mientras por sus de dos pasa-
ban las cuentas del rosario o leía, moviendo los labios, su
misal, un librito del que sacaba, llegado el “Memento”
(parte de la misa en la que se recuerda a los muertos), un
papel donde tenía apuntados los nombres de personas di -
fun tas cuyos familiares, a cambio de una limosna, le
habían encargado aplicar por ellos. “Señá Angelina, oiga
una misa por mi ma”. “Señá Angelina, oiga una misa por
las benditas ánimas”. “Señá Angelina, que dice mi madre
que tome esto y oiga una misa por el difunto mi güelo…”
Así, de oír misas por encargo, iba Angelina Vega viviendo
en aquellos duros días de la salazón, en los que las
mujeres candasinas, sin olvidar a sus deudos, trabajaban
día y noche. Vivía Angelina en una casa de plantaba baja,
al pie de las escaleras de “Jesús García Prendes”, cer ca
de la Polesa, y por esa razón podía escuchar muy bien el
toque de la campana que desde la torre de la iglesia se
esparcía por todo el pueblo. Eran tantos los encargos que
tenía aquella buena mujer, que siempre estaba pendiente
de la campana y preparada para acudir a cuantas misas
pudiera haber a lo largo de la mañana, que por entonces
eran muchas. Pero llegó un día en que Angelina, con lo
avanzada de su edad, le resultaba muy difícil caminar,
subir y bajar cuestas y escaleras, así que, con serias difi-
cultades al principio, y al final sin poder ir ya a la iglesia,
determinó celebrar la misa en su casa por las almas de los
vivos y los difuntos, cuyos nombres seguía apuntando en
un papelito, a cambio de una li mos na, que era cuanto
tenía para vivir. Algo supieron de esto las canonesas pa -
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 37
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38 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
rroquiales, y fueron con el cuento a D. José. Pero aquel
viril, simpático, emprendedor e irre pe tible cura les dijo
que se metieran en sus asuntos, y que dejaran tranquila
a aquella pobre anciana, que ni mo lestaba ni hacía daño
a nadie. ¿O acaso, dijo D. José, quie ren que dé cuenta de
ella a la Nunciatura Apos tólica? Anden, anden…, vayan a
rezar y déjense de historias.
Así fue tirando Angelina Vega por el carro de su vida,
hasta que un día, Emilia la lechera (que cada ma ñana se
acercaba hasta su casa a dejarle litro y medio de leche
fresca en un hervidor) no recibió contestación cuando,
como siempre, la llamó desde el portal. “An gelina, la
lecheee”… Silencio… “Angelinaaa, soy Emilia, ábra -
meee”… Más silencio… Y así unas cuantas veces sin que
nadie respondiera. Entonces, Emilia fue a llamar a Je -
susín, el hermano de María la maestra, luego vino Mo -
reno y Pura, pero nada. La puerta estaba trancada por
dentro y no cedía a los empujes. “Hay que llamar a D.
José”, dijo Jesusín. Y se fue hasta la cercana rectoral para
de cirle al cura lo que pasaba. Y vino D. José tosiendo y
dando grandes zancadas, tanteó la cerradura, tiró varias
veces de la manilla y al ver que aquello no se abría arre-
mangó la sotana y de un patadón abrió la puerta de par
en par. En una salita interior encontraron a Angelina Vega
sentada en un sillón de mimbre. Estaba vestida con una
mañanita blanca, que le cubría los hombros y le lle ga ba
hasta la cintura, tenía la cabeza inclinada sobre el pe cho,
y en su regazo tenía abierto el misalito y un papel en el
que había apuntado varios nombres: Por el alma de Pe dro
Nolasco, por las intenciones de Ramona la Pacha, por
María Nicasia, por la salud de Josefina la repatriada, por
Ramón de Medero, por los difuntos de la familia del Re -
galao y la Montuca…. Y así varios nombres, con sus apo -
dos correspondientes. En frente de Angelina se hallaba,
arrimada a la pared, una cómoda alta cubierta con una
sabanilla primorosamente bordada. Sobre ella, un cru -
cifico de escayola con una imagen antigua del Cristo de
Candás, una copa tallada, de cristal fino, con un poco de
vino, y en un platito, ribeteado por un filete de oro, un
panecillo blanco, redondo como una oblea. Todo so bre
unos paños de hilo, planchados con el almidón, y alum -
brado por una mariposa que flotaba sobre el agua y el
aceite de un pocillo, al lado de un violetero con siem pre -
vivas de colores. D. José miró en silencio todo aquello,
luego lo recogió con devoción y respeto, y se ocupó de que
fuera colocado dentro del ataúd de Angelina Ve ga, aquella
señorina que yo conocí por aquellos en tonces, cuando, en
Candás, el día amanecía muy temprano, y se escuchaba,
como una queja dolorosa, llena de so ledad y tristeza, la voz
del rapacín de barco llamando a la compaña.
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RADIO TAXICANDçS985 88 77 44
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40 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
xiste una frase: "Gallegos
y Asturianos primos her-
manos". A mí me llena de
orgullo haber tenido un
abuelo gallego y otro asturiano.
Los recuerdo a ambos con gran ca -
riño, pues colaboraron en la forma-
ción de mi educación y los princi -
pios que toda familia tiene a bien
en señar a sus niños. No había nin -
guna rivalidad entre ellos y me
encantaba oírlos hablar de su in -
fancia en sus lugares de na ci -
miento y las canciones que entona-
ban. Ellas quedaron grabadas en
mi memoria para siempre.
Mi abuelo asturiano Anselmo,
ha bía nacido en Candás y pronto
sus padres se dieron cuenta que te -
nían un hijo que destacaba por su
carácter y personalidad. El párroco
que en aquellos años llevaba la
Igle sia de San Félix de Candás tam-
bién se fijó en él y se ofreció a en -
se ñarle todo aquello que pudiera
serle útil en la vida, ante todo te -
ner una gran fe en el Cristo de
Can dás. Descubrió el sacerdote
que mi abuelo poseía una bonita
voz de tenor que necesitaba ser
edu cada y lo llevó a la Catedral de
Oviedo donde estuvo recibiendo
clases de canto y perteneciendo al
coro de la Catedral hasta su juven-
tud. También fue aprendiz de sas-
tre y gracias a esas prácticas pudo
ga narse la vida y contraer ma tri -
mo nio más adelante con mi abuela
Con cha, natural de Perlora. Una de
sus mayores ambiciones era au -
men tar su conocimiento cultural y
par ticipaba en una tertulia que se
reu nía en la rebotica de la única
far macia que había en aquellos
tiempos en Candás. Anselmo y
Con cha tuvieron dos hijos, pero
sólo vivió uno, mi padre Manuel.
Pronto emprendieron una
aventura: Hacer las Américas. Lle -
garon a La Habana, Cuba, y allí se
pu sieron en contacto con todos los
carreñenses que se encontraban en
la ciudad. Fundaron con José y Ma -
rina, matrimonio muy respetado y
querido por todos los ca rre ñen ses,
el Club Carreño de La Ha bana.
Lo que me importa manifestar
es el cariñoso recuerdo que tengo
de mi abuelo con el que disfruté
die cisiete años hasta que falleció
dos años antes de venir, junto con
mi hermana Lourdes, para vivir
de fi nitivamente en el pueblo don -
de ha bían nacido él y mi padre. Lo
re cuer do alto, buen mozo, ele-
gante, sobrio en palabras, pero
cuando se ponía a contarme relatos
de su que rido Candás no escatima-
ba el tiempo para hacerlo y le bri -
llaban los ojos.
Estuvo trabajando de sastre en
La Habana, pero esa etapa no la co -
nocí. El recuerdo que tengo de él
es su trabajo en El Centro As tu ria -
no de La Habana. Ejercía allí de
con serje con su traje y corbata en
in vierno y su guayabera blanca en
ve rano, y todos los socios que pa -
sa ban por su lado le trataban con
gran cariño hasta que le dieron el
úl timo adiós en el cementerio de
La Habana, en el Panteón del Cen -
tro Asturiano, donde recibió sepul-
tura.
Mi otro abuelo, el gallego José
Ma ría, nació en Ferreira del Valle
de Oro, Lugo. Eran catorce herma -
nos que junto con sus padres, tam-
bién cogieron el barco para La Ha -
ba na y pusieron una lavandería.
La vaban a mano, planchaban y re -
par tían la ropa limpia casa por
casa. Así fueron ganándose la vida
has ta que cada uno fue buscándose
el sustento para dejar descansar a
sus padres que ya eran muy ma -
yores. Mi abuelo, que era el mayor,
siempre tuvo buen cerebro para
los negocios y fue poco a poco ha -
Berta G. Barrosa Candia
Mis abuelos
E
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ciendo capital con ello, regentando
por último una óptica junto con su
cuñado, hermano de mi abuela.
Ella, Angélica, era hija de vasco y
montañesa. Mi hermana y yo tene -
mos ascendentes en todo el norte
de España. Cuando mis pa dres se
ca saron quedaron a vivir con ellos
y allí nos criamos muy felices reci-
biendo todos los domingos la visita
de mi abuelo Anselmo que venía a
co mer a nuestra casa. Mi abuelo
José María era muy alegre y siem-
pre estaba cantando canciones de
su juventud, siempre en fala galle-
ga. También nos hablaba de su
gran familia y las necesidades que
ha bían pasado y que les llevaron a
emigrar. Tantos herma nos eran
muy diferentes pero todos simpati -
quí s imos y las anécdotas que he -
mos oído mi hermana y yo sobre
ellos nos hacían pasar momentos
muy amenos. El nos enseñó como
ha bía que ahorrar para salir ade-
lante en la vida, pues aun que vi -
viéramos en esos mo mentos bien,
todo podía cambiar de repente,
como así fue.
Era socio del Centro Gallego de
La Habana, un palacio tan bello co -
mo el asturiano; ambos se en cuen -
tran en el Parque Central con la
estatua de José Martí, poeta, li ber -
tador y mártir, presidiéndolo. Cen -
tro neurálgico de la ciudad don de
también está ubicada la Man zana
de Gómez, centro comercial donde
regentaba mi padre un ne gocio, El
Dandy, camisería y com plementos
para caballeros.
Volviendo a mi abuelo José Ma -
ría, tenía un corazón de oro. En la
óp tica había mucho espacio libre y
un buen día se presentó un señor
que apenas hablaba español pi dién -
dole un favor. Necesitaba un lu gar
donde poner su pequeño ne go cio.
Constaba de una mesa para po der
arreglar relojes. Mi abuelo no lo
pensó dos veces, aceptó. Le lla -
mábamos el "polaco" ya que su
nombre era muy difícil de es cribir
y peor de pronunciar, pero su mar -
ca personal era im borrable; una se -
rie de números tatuados en el bra -
zo, recuerdo de una época muy
tris te, que Dios quiera no se repita
ja más.
También mi abuelo nos traía to -
dos los viernes tebeos, los últimos
que habían salido de la im prenta,
pe ro teníamos mucho cui dado con
ellos, ya que se los llevaba de
nuevo al quiosquero para que los
vol viese a vender.
Los años han pasado y sigo
arru llándome a veces con el re -
cuerdo de las canciones preferidas
de mis abuelos: "Fui al Cristo y
Ena moreme", y "Una Noite na Eira
do Trigo".
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 41
Mi fiesta de quince años con mis abuelos, mis padres y hermana.
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42 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
e da la sensación de
que en mis escritos
en el Porfolio de las
fiestas del Santísimo Cristo de Can -
dás me voy especializando en re -
cuerdos de los años 50-60 por lo
que siguiendo este guión voy a des -
cribir los del campo de La Cruz en
sus últimos años de existencia. La
idea se me ocurrió al reencontrar -
me con unas fotografías que adjun-
to, creo que tomadas por mi padre
Ra fael, y en las que se pueden ver
mu chos niños un día en que es tá -
bamos jugando en dicho campo.
En esa época, aunque nos parez-
ca imposible desde nuestra perspec-
tiva actual, no había televisión ni
por lo tanto deportes televisados,
de bido a lo cual se disfrutaba más
de los espectáculos deportivos en
di recto. Es por ello que a los parti -
dos que se celebraban en La Cruz
asistía gran cantidad de gente, y
has ta me atrevería a decir que la
ma yoría del pueblo acudía los do -
mingos por la tarde después de co -
mer a ver los partidos del Candás
C.F, en el que había jugadores a los
que recuerdo como verdaderos ído-
los locales del deporte. Yo veía pa -
sar por delante de mi casa gran can -
ti dad de gente y a la vez regresar del
partido lo que me parecían riadas
de personas. Alguno al pasar por la
es quina de casa de mi tía Josefita se
en contraba de repente con el Colín,
pe rro que estaba en su huerta y que
les ladraba al pasar provocando fre-
cuentes sustos. Evidentemente yo
los veía ir y volver del campo desde
mi casa cuando por motivos de sa -
lud (te ponías “malo” con cierta fre-
cuencia) no te dejaban ir al partido,
pues siempre que podía acudía al
campo. El Candás por aquel en -
tonces estaba en categoría Regional
pero ascendió a Tercera División en
el año 1961 por lo que la temporada
1961-2 fue la primera en Tercera Di -
vi sión. Por diversos motivos (estado
y dimensiones del terreno, cabida
de espectadores) se buscó una nue -
va ubicación del campo de fútbol,
in cluso alguno de los partidos de
esa temporada hubo que jugarlos
fue ra de Candás, en concreto en el
es tadio de Miramar. Se pueden leer
de talles históricos de esa época en
el libro de David Pérez-Sierra Gon -
zález, Historia General de Candás y
su Concejo de Carreño, en las pági-
nas dedicadas al deporte candasín.
Aprovecho para tener un recuerdo
emotivo hacia David, del que tengo
un gran y cariñoso recuerdo.
El campo, aparte de ser el lugar
de celebración de los partidos del
Can d ás, era utilizado de muy dife -
ren tes formas. En él jugaba el
Niños en un partido de fútbol organizado. Se puede ver al fondo el muro que separaba elcampo de la granja de Albo.
José María García García
Recuerdos del campo de La Cruz en los 50-60
M
Portfolio 2014 maqueta_Maquetación 1 05/09/14 10:54 Página 42
equipo juvenil, que cuando el parti -
do era fuera de casa iba a recoger el
uni forme deportivo a casa de Juan
Ra món, siendo entregado a cada ju -
ga dor en una llamativa bolsa roja
que se colgaba a la espalda; tam-
bién había torneos de tertulias al fi -
nal de la temporada del primer
equipo y en el que se jugaban parti -
dos muy entretenidos y divertidos,
pues en ellos participaban personas
afi cionadas, pero que disputaban el
par tido con mucho interés, simpatía
y camaradería; eran equipos de ba -
res, fundamentalmente, con compe -
ti ciones muy reñidas, divertidas y
fes tivas, incluso se tiraban vo la -
dores (“cuetes”) durante y al final de
la competición.
Pero de lo que más me acuerdo
era de lo que disfrutábamos los chi -
qui llos de Candás en aquel campo.
Ca si diría que puedo recordar y to -
car palmo a palmo la superficie del
cam po, sobre todo fuera del terreno
de juego que era donde a mí me co -
rres pondía estar por la edad.
Mientras jugaba el Candás muchas
ve ces organizábamos partidos de -
trás de las porterías, fundamental-
mente de la de abajo con el terreno
más llano y que quedaba contigua
a la granja de Albo, separada por un
mu ro que hasta hace pocos años
per maneció en pie en la Calle Pedro
Bra ña; cuando durante el partido
del Candás un balón caía por detrás
de dicho muro era muy frecuente
oír la expresión general ¡granja!
Tam bién tenía algo de misterioso y
a la vez de divertido la situación y
fun cionamiento del marcador, si -
tua do en la esquina que colindaba
con la casa de Honorio, mi padrino.
Yo no entendía muy bien cómo fun -
cio naba aquel artilugio, hasta que vi
los grandes números que se ponían
en el marcador y la escalera inte rior
por la que alguien subía rápida-
mente cuando se marcaba un gol,
con tanta rapidez como los marca -
dores electrónicos actuales; siempre
me intrigaba hasta qué número
exis tiría pues en aquellos tiempos
ha bía goleadas difíciles de prever.
Otras zonas singulares eran el ves -
tua rio o como llamábamos nosotros
“la caseta” (cuando finalizaba el par -
ti do o expulsaban a algún jugador
se oía “pa la caseta”), tenía los de pó -
si tos en el tejado que supongo sumi -
nis trarían agua bastante helada
para el aseo de los jugadores; la can-
tina estaba entre la caseta y la en -
tra da al campo. Disfrutábamos mu -
cho en los partidos jugando, viendo
el juego, comiendo algún barquillo,
oyendo los recién llegados transisto -
res radiando los partidos, incluido
el mun dial de Chile, animando al
Candás y “abruxiando” a los ju ga -
dores del equipo contrario cuando
sa caban de puerta: “eeeeeyyyy”; en
una ocasión me tocó hacérselo, con
un cierto dolor y sentimiento de
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 43
Niños durante un partido. En la parte posterior, se ve el terreno tras la portería con el cierre del campo hasta el inicio de la cuesta de La Cruz.
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44 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
cul pa, por qué no decirlo, a mi pri -
mo Fermín que jugaba en el Pra via -
no.
Pero disfrutábamos verdadera-
mente cuando podíamos utilizar el
te rreno de juego. Ello era posible en
par tidos organizados por la Escuela
o el Catecismo (jugábamos muchos
par tidos contra los de Luanco o con
los niños que venían por el verano a
An tromero). Hubo una época de
sin gular provecho del campo para
los niños que coincidió con la etapa
de Don Andrés Corsino como pá -
rro co de Candás, quién organizó
equipos y torneos del Catecismo
que tuvieron gran éxito y del que
sa lieron muy buenos futbolistas.
También hay que decir que mu -
chas veces saltábamos la tapia o
mu ro de cierre sin permiso. Veo
aún con nitidez los agujeros que ha -
bía en el muro y a través de los cua -
les po díamos trepar y saltar; tam-
bién ha bía una columna de la elec -
tricidad en la esquina que servía de
tram polín y un agujero en el “bar-
dial” cerca de la caseta. Pasábamos
al campo, poníamos atuendo de por -
tivo si lo teníamos y guardábamos
la ropa en una bolsa o la teníamos
lo calizada para salir del campo “pi -
tan do” en el caso de que algún ma -
yor pudiese vernos. Siempre es tá ba -
mos atentos a que viniese la per-
sona encargada del campo, en aquel
mo mento, Juan Ramón, acompaña-
do de su fiel perro Zarra, pero a
decir ver dad no debía hacer mucho
es fuerzo en pillarnos pues no
recuerdo nunca que nos haya
encontrado den tro del campo; nos
mandaba mu chos “avisos” antes de
llegar a abrir el portón, lo que nos
permitía salir del campo antes de su
llegada. Jugábamos con balones de
correa pues aún no habían llegado
los de vál vula; el balón tenía un
orificio alar gado por el que se
hinchaba la cámara interior a través
de un pitorro que luego se doblaba
y guardaba dentro del cuero, ce -
rrando el orificio exterior con la co -
rrea por medio de un dispositivo
metálico que la guiaba; cuando
pegabas con la frente al balón por la
zona de la correa te quedaba la
marca y el dolor para un buen rato;
menos mal que pegábamos más con
la coronilla y con zonas con pelo
que con la frente. Al finalizar nues -
tros partidos, cuando no uti-
lizábamos atuendo deportivo, que
era la mayor parte de las veces,
limpiábamos los zapatos o botas
que llevásemos en la fuente que
había en la recta saliendo del
campo y que estaba adosada al
muro de Villa Angelina. El efecto
del agua era milagroso, el barro
salía inmediatamente, pero no nos
dábamos cuenta de que la humedad
que cogían los zapatos hacía imposi-
ble que quedasen impregnados de
betún (“servus”) en muchos días:
creíamos que engañábamos a nues-
tras madres con los zapatos tan
“lustrados”….
Además, durante una tempora-
da, utilizamos el campo para hacer
gimnasia; nos llevaba Vicente Me -
nén dez, “Santarúa”, a primera hora
de la mañana, antes de ir a la es -
cuela. Conseguimos unos chándales
(“chándares”) no sé cómo y para
nosotros era una heroicidad madru-
gar, hacer gimnasia en el suelo (con
la humedad de las gotas de rocío) y
luego llegar a casa a desayunar para
después ir a la escuela.
En fin, recuerdos imborrables
que quiero contar por si puede
provocar en alguno de los lectores
sensaciones compartidas y para que
quede memoria de aquellos ma -
ravillosos tiempos.
Quiero aprovechar mi escrito de
este año para pedir disculpas por
va rias omisiones que cometí en pu -
blicaciones previas de este Por folio.
En relación a la Sanidad de los años
50 se me olvidó citar a los dentistas
que trabajaron en Candás en aque -
lla época, Don Claudio Hernández
An dueza y Don Ramón Suárez In -
fiesta, que tuvieron consulta mu -
chos años. Y en relación con las
tiendas de Candás de aquella
época, en mi recorrido mental por
el pue blo, se me olvidó entrar en la
Plaza de Abastos. En ella siempre
tuvo y mantiene tienda Alicia a la
que recuerdo perfectamente, pero
la memoria me jugó una mala
pasada.
Y como digo siempre, estas
reflexiones y datos son fruto de mi
memoria y dado que evidentemente
han pasado muchos años se me
pueden olvidar personas o hechos o
interpretarlos de forma indebida. Si
es así pido mis disculpas por ade-
lantado. Agradezco a mi hermano
Helio doro y a mi amigo Jesús Ri car -
do, Chuchi, los comentarios a este
artículo.
Sirva este escrito para manifes-
tar mi cariño y agradecimiento a
todo el mundo del deporte, en este
caso concreto del fútbol, y particu-
larmente a todas aquellas personas,
algunas por desgracia fallecidas,
que hicieron posible la vida en
aquel entorno inolvidable.
Felices Fiestas a todos.
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46 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
restes, alto y enjuto y, como diría el poeta,
casi moreno de verde lu na, se estaba afei-
tando el pequeño es bozo de barba que tenía
mientras sus ojos despedían albores y latidos de sus
cumplidos dieciséis años. O res tes, de recia raigambre
marinera, de la familia de "Los Tolinos", su pa dre Juan
"El Tolín", tripulante y fo go nero en el "Bella Isabel", su
ma dre, Aurora, envasando pescado y fi leteando anchoa
en la conservera de Alfageme y, sobre todo, su abuela,
Xua na "La Tolina", vendedora de pes cado por las aldeas
y conocedora de todos los caminos y rincones del va lle de
Carreño desde Albandi has ta Ta món y de Guimarán a Lo -
gre zana. Nuestro Orestes había de sa yu nado abundante-
mente un "bol" lleno de leche con pan migado del día
anterior lleno hasta los "topes", y después se había baña-
do, con enérgicas friegas, en la cocina de su humilde pero
limpia vivienda, en un "barreñón" grande de madera con
pastilla de jabón "Chim bo" a estrenar, quedando limpio y
reluciente como una "pa tena".
Nuestro protagonista se asomó a la ventana que te nía
una alegre cortinilla de cuadros y varias macetas de ge -
ranios en su querido barrio de San tolaya y dirigió su mira-
da hecha de juventud y esperanza a la mar her mosa que
veía casi a sus pies, mientras que las gaviotas rascaban co -
mo siempre en busca de la felicidad y una suave bri sa
subía trayendo en sus entrañas todos los matices sa -
litrosos y voces de ultramar. Se vis tió con su mejor traje,
heredado de su padre, camisa blanca sin cuello total-
mente abotonada, y se peinó con fijador echando sus
gruesos ca be llos negros hacia atrás, se des pla zó al gabi-
nete de sus padres que tenía armario de luna, y contem-
pló su figura espigada y pinturera.
El gran Orestes se fue despacito subiendo con paso
tranquilo en aquel increíble domingo de agosto que
tenía una luz cegadora y un cie lo azul que desmentía y
enseñaba toda la belleza de Candás y sus rin co nes. Fue
a rezar al Santísimo Cris to como hacía todos los domin-
gos, y de allí, con el corazón alegre y una can ción en sus
labios, se encaminó al apeadero del Carreño ya que iba
a Gijón a pasar el día y, sobre todo, por la tarde vería en
la plaza de to ros de "El Bibio", con toros salmantinos de
Atanasio, a lo matadores Parrita, Gitanillo de Triana, y
de manera muy especial a su gran ídolo Ma nuel Ro drí -
guez "Manolete", ya que Orestes, muchacho de diversos
oficios, desde "rapacín" de barco, recadero y ayudante
para todo, ac tual mente estaba de comodín en un taller
de carpintería, pero su ilu sión, su gran esperanza y su
Rodolfo González Constans
Se llamaba Orestes y era de Candás
CANDÁS, GIJÓN, SALAMANCA, 1931-1947
O
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tremenda vocación era ser torero. Es tá ba mos a domin-
go, veinticuatro de agosto de 1947, y cuatro días más
tarde, el veintiocho de agosto de 1947, moriría su gran
referencia, el gran "Manolete", en la plaza de toros de
Linares, herido mortalmente por un toro de Miura lla-
mado "Islero".
Subió al tren que venía de Avilés con destino a El
Musel, buscó una ventanilla a la izquierda para ir vien -
do el paisaje, mientras todo tipo de gente le rodeaba:
aldeanas con pa ñuelo a la cabeza, parejitas de ena -
morados, dos señoritas muy "pe ri puestas" que iban
charlando de moda y que habían quedado con las de
Alvarez Junco en el café de moda, "Al cazar", en la calle
Corrida de Gijón; marineros de mahón que en sus ojos
reflejaban toda la inmensidad de la mar; un vendedor
casi enano vestido con un blusón que casi era más
grande que él y que ofertaba ristras de caramelos y ga -
lletas María, y un hombre, con una boina calada hasta
los ojos y dando voces estentóreas, con un mono, un
mico con gorrito con borla, rifaba una botella de anís de
la Praviana. Todo era risa, vida y ebulIición y en estas el
trenecito arrancó, dejando atrás las últimas casas y
palmeras de Candás, y cogiendo un poco de velocidad y
entre claros y oscuros de cielo raso y negrura casi total
llegó al jardin del Edén que era Perlora, para luego, y
ésta era la parte del trayecto que más le gustaba, enfilar
las curvas, los acantilados y las alturas vertiginosas del
"Tranquero", para pasado Aboño y sus también cla ros/
oscuros, arribar al puerto del "Musel" a la vera del cabo
Torres. El Musel, lleno de barcos de todo el mundo, car-
gueros de la Guinea con maderas o cacao, plataneros de
las Canarias, carboneros, vapores de carga general o
mixta y hasta de vez en cuando hermosas naves de
pasaje con nombres sonoros como Covadonga, Marqués
de Comillas, o Magallanes, etc. En ese momento, Ores -
tes, se acordaba cuando, precisamente el pasado año,
ha bían venido a despedir a su primo Lolo de Antón de
Mi nín, que se marchaba para México entre lágrimas,
esperanzas y pavor a lo desconocido.
Después de pasear por el Musel, empapándose de
navíos de por lo menos cuatro mares y de grúas gigan-
tescas, se subió al tranvía marítimo con destino a Gijón.
Ese tranvía con su alegre "campanilleo", su color ama ri -
llo, su revisor uniformado con largas tiras de billetes,
también atestado de alegre personal y de juventud en do -
mingada y al que solo le faltaba llamarse "Deseo".
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 47
Dique de Santa Catalina (Liquerique), primera mitad de los años 40. Propiedad del Puerto de Gijón
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48 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
Fueron dejando atrás el Musel y atravesando Jove y arri-
ba a la izquierda veía el mar y la playa del "tallerín",
luego, Cuatro Caminos y la Calzada, más que viendo
adivinando los astilleros y los peñascales y pedreros que
rodeaban al monte Coroña, y acto seguido, bajando la
suave cuesta de Santa Olaya, cruzar el Natahoyo con
más industrias y astilleros y muchas viviendas de traba-
jadores formando lo que se llamaba "ciudadelas", y en -
fo cando la calle de arcos Marqués de San Esteban des -
em bocar en el muelle interior de Gijón entre palmeras,
"bous" pesqueros y pequeños vapores de carga.
Orestes se fue a pasear por el puerto y el barrio de
"Cimadevilla" que eran como una prolongación de su
Candás, vagabundeó, tomó sidra aquí y allá, y comió,
entre otras cosas, una docena de sardinas a la
"Vixigona"; más tarde, en el café Pasaje, donde paraba el
tranvía, bebió un café y una copita de anís, y calculan-
do que ya habían salido de su cuadra del Natahoyo fue
al encuentro del "tronco" de mulillas y caballos que
venían con sus "muleros"; éstos corrían alegremente al
lado del trote de las caballerías mientras hacían crepitar
sus trallas con golpes secos y precisos. Orestes se puso
al lado de ellos, ya que los conocía, y desandando lo
andado los acompañó cruzando el centro de la ciudad, y
desembocando en la calle Ezcurdia siguieron todo recto
hasta llegar a los corrales de la plaza de toros, no sin
antes parar en el barrio de la Arena, entre huertas y vie-
jas casinas, en la taberna del Rey para beber "porrones"
de vino con gaseosa. Luego, más tarde, la corrida, en la
que nuestro Orestes estuvo prácticamente "levitando"
toda ella, sobre todo cuando toreaba "Manolete" con su
verticalidad, su empaque y su valor espartano.
A la salida, Orestes se juntó con dos amigos candasi-
nos un poco mayores que él, y también grandes aficiona-
dos taurinos, y se fueron los tres a la consabida taberna
del Rey para picar y tomar algo. Una vez aposentados en
ella, Orestes les miró muy serio, y sus camaradas Lito "el
cabezón" y Ramonín "el Cosaco" le prestaron toda la aten-
ción. Orestes, con solemnidad, como era él, les espetó:
esta noche, a las diez, voy a subir al tren de Castilla y me
voy a ir a tierras de Salamanca para recorrer las fincas y
los festejos de los pueblos ya que después de ver hoy a
"Manolete" quiero intentar de verdad lo de ser torero; por
favor, avisar en mi casa que no se preocupen, pero, decir-
les que si no lo hago me muero. Más tarde, una vez
merendados, se despidió, y con un brillo especial en la
mirada y paso vivo puso rumbo a la estación del Norte
donde pidió un billete de tercera para Valladolid.
Una serena y algo fresca noche de finales de
Septiembre, Rafael "El pinturas" y nuestro Orestes "El
Tolín", habían saltado la cerca de la finca de Galache,
ganadería famosa, para hacer el toreo prohibido de la
luna. Orestes, mientras se desvestía, se iba acordando de
la cantidad de acontecimientos que le habían pasado en
este mes, desde la corrida de Gijón. Había llegado a tie -
rras charras como había podido y con otros muchos
"maletillas" se había dedicado a hacer “capeas”, tapia en
fincas y participado en algún festejo de pueblo con reses
viejas y resabiadas, pero había logrado dar bastantes
"capotazos". También tuvo suerte con su estrenado com-
pañero de correrías, Rafael "El pinturas", salmantino de
total generosidad, que no solamente le alojó en el pajar de
la casa de labranza de sus padres en Tamames de la Sie -
rra,a la vera del puerto de la Calderilla, donde pastaba
mucho ganado bravo, sino que también le dotó de ropa
vieja y hasta "gorrilla", y que como buen hermano de pro-
fesión compartió con él hatillo y los trastos de torear: un
viejo estoque, una muleta y dos capotes; y juntos, en los
ratos que no toreaban, trabajaron en todo lo que les salía
en el campo, la mayoría de las veces solamente por la
comida. Pero esa noche estrellada todo era distinto, era la
primera vez que se iban a enfrentar con un toro, toro de
más de quinientos kilos, en la soledad de la Dehesa.
Orestes, mientras se encaminaba con paso decidido hacia
aquel ejemplar negro bragado que estaba un poco aparta-
do de la manada,iba sintiendo la noche y los olores a jara,
tomillo, romero y encina, y algo más lejano el aroma a
bravo, y mientras se acercaba despacito, desnudo bajo la
luna llena y redonda como un queso de bola que "platea-
ba" la escena, como si todo fuera un sueño irreal, Orestes,
al aproximarse, sintió que su ánimo flaqueaba un poco, se
encomendó con fe a su Santísimo Cristo candasín y casi,
como un milagro, percibió y casi palpó que mezclado con
todo el ambiente le llegaban nítidamente olores a salitre,
ocle y brea, como en la Ribera o en la playa de Rebolleres
de su Candás del alma. Orestes, de un manotazo mental
apartó sus miedos y angustias, apretó los dientes, y estru-
jando el "capotito" que le había regalado su compañero
"El pinturas" se fue hacia el "morlaco", llamándolo con
voz firme, ¡¡eh, toro!!, enfrentándose completamente a su
destino y estando dispuesto a alcanzar la gloria o a morir
en el intento.
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50 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
l novelista norteamericano
Ben Ames Williams, injus-
tamente subvalorado y
autor de una magnífica novela
sobre balleneros, "Todos los her-
manos eran valientes" (sobre la que
se hizo un delicioso film en los años
cincuenta, con Robert Taylor y
Steward Granger, dirigido por
Richard Thorpe), escribe: "Todo el
océano era su campo de pesca;
aunque había zonas más favoreci-
das, se podían encontrar ballenas
en cualquier parte".
El "océano más favorecido" por
la abundancia de estas especies era
el Indico, según Plinio: "Los más
grandes animales de esta especie
son los que viven en los mares de la
India, de cuatro iugerum de super-
ficie y los pristis de doscientos
codos de longitud". Los doscientos
codos venían a ser doscientos me -
tros, y el iugerum equivalía a un
tercio de hectárea.
La ruta de las ballenas sigue
todos los mares, de manera especial
en los alrededores de los Polos. Sin
embargo, el Norte del Atlántico
merece una mención especial. El
vizconde de Chateaubriand se
asomaba, solitario y altivo, a las
aguas de Saint-Malo, y podía decir:
"Soy de la raza inmortal de las
espumas y de las ballenas".
El Cantábrico, que es un caso
muy particular de modestia, pues
se trata, ni más ni menos, que de
llamarle mar a un océano, fue zona
ballenera de principal importancia;
como escribió Rachel L. Carson en
"El mar que nos rodea", comentan-
do el relato del fenicio Himilcon:
"Acaso las `bestias salvajes�son las
ballenas que cruzaban el mar
Cantábrico, que más tarde debía lle-
gar a ser una región ballenera fa -
mosa, en donde lucieron su
destreza los balleneros vascos". Los
que se llevaron la fama fueron los
vascos, aunque, como ya hemos
dicho, la caza de la ballena se prac-
ticaba en toda la costa cantábrica,
sobresaliendo también en ella los
marineros asturianos, gallegos y
santanderinos (juzgo inoportuno
ate nerme a la nueva terminología
geo gráfico-política, que da la
denominación de "cantabros" a los
habitantes de la antigua provincia
de Santander, dado que "cantabros"
lo son tanto ellos como los asturia -
nos o los vascos que viven a las ori -
llas de ese mar).
Según escribe Julio Caro Baroja
en "Los vascos y la mar": "La ba -
llena se ha cazado en las costas cer-
canas, también en Galicia y al fin
mucho más lejos. Se habla de una
especie del Golfo de Vizcaya. Las
expediciones a larga distancia
dieron lugar a una tradición sosteni-
da durante siglos, según la cual
fueron balleneros vascos los que en
sus viajes allá por el siglo XIV lle-
Ignacio Gracia Noriega
Mar de Ballenas
E
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garon antes que otros a las costas de
Te rranova, lo cual es posible, pero no
pro bable. Pero dejando leyendas y
tradiciones aparte ha de aceptarse
que los vascos de uno y otro lado
fue ron grandes balleneros, y que in -
clu so los antiguos poetas del país
com pusieron versos en torno a los
ba lleneros y a las ballenas, como lo
hi zo Inannes de Etchevarri en 1627,
en tres oraciones preciosas: una pi -
dien do ayuda a Dios en la caza, otra
dándole gracias por haber arponeado
al cetáceo y pidiendo vuelta segura a
tierra. Otra, en fin, dando gracias por
haber traído la ballena muerta".
Las ballenas empiezan a alejarse
de las aguas del Cantábrico en el s.
XVIII. Como escribe Lu ciano Casta -
ñón: "Así pues, la pesca entre los as -
tu rianos decae en el siglo XVII, pro -
lon gándose lánguidamente a co -
mien zos del XVIII. En la repetida
Me moria gijonesa se afirma que has -
ta el año 1719 está tal industria entre
no sotros". Ren due les Llanos, en su
"His toria de la villa de Gijón", asegu-
ra que en 1722 fue apresada la últi-
ma ba llena en estas costas por medio
de arpones y sangraderas; Enrique
Le guina todavía habla de una caza
más de cien años más tarde, en Co -
mil las, en 1830. Y "El Co mer cio" de
Gijón publica, el 28 de noviembre de
1886, la famosa noticia: "La ballena
que esta quincena ha sido vista en
Biá rritz y Fuen te rrabía, fue de nuevo
aper cibida a la al tura de Santoña por
los pes cadores de Laredo". En cuan-
to a los orígenes de esta actividad,
he mos de convenir con Jesús Eva ris -
to Casariego: "No es posible saber
cuán do ni cómo empezó la caza de la
ba llena en los litorales del Can tá bri -
co. Ese tan usado tópico de `se pier -
de en la noche de los tiempos�encaja
en este caso con toda verdad".
El cetáceo que fue común en las
costas asturianas es la "eubalaena
glacialis Gray", de cuerpo muscu-
loso, con láminas córneas en la boca,
las llamadas barbas o ba lle nas;
cabeza voluminosa, cuello sin
pliegues inferiores y de unos ca torce
metros de longitud. Según Emilio
Barriuso, unos pescadores de
Luanco se enfrentaron a un rorcual,
en circunstancias casi parecidas a las
de Simbad, y hay constancia de que
una lancha de Tazones arrastró hasta
el puerto a un cachalote encontrado
muerto en alta mar, el 22 de octubre
de 1778.
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52 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
Elvira “La Jorja”
Es mi pueblo de Candás
de una belleza sin par
el que viene a las fiestas
pega como el tafetán.
Está Josefa la "Cervera"
para animar las fiestas
con sus cantos y sus bailes
nadie lo hace mejor que ella,
aunque alguna la enfada
ella sigue a lo suyo,
ella a pasarlo bien,
ella a entretener al mundo.
Josefa es la embajadora
de amenizar la fiesta,
ya empieza en Carnaval
sigue en las romerías
no se achica de nadie
no la pueden igualar.
Por mucho que se lo propongan,
todos se quedan atrás.
Es Josefa la "Cervera"
simpática a rabiar,
por donde quiera que vaya
su estandarte es Candás.
También la acompaña la Cuca
a mover el esqueleto
con ellas va Mª Antonia,
son todo un cuarteto.
¡Qué bonito es Candás!
no hay nada que lo iguale,
con las mocinas que hay,
que les altera la sangre.
Candás es una perla hermosa,
es una preciosidad,
todo el que viene apega.
Fuimos a comer a Orandi
con el Centro de Candás
y Josefa con su gracia,
a un vieyu quiso ligar,
aquel probitín creyolo,
no sabía quién era Josefa,
por un poco va para el otro barrio
de tanto arrimase a ella,
y Josefa con su gracia
le siguió toda la fiesta.
Mi pueblo de Candás
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Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 53
Pensando en mi güela
Tuve en la vida un tesoro,
hace años lo perdí
lo guardo con cariño,
pues era todo para mí.
Desde mi tierna infancia,
aquella güela tan querida,
siempre se sacrificaba
para que tuviera mejor vida.
Porque ella fue mi madre,
ella me enseñó a querer
las cosas buenas de la vida
dejando las malas fuera.
Fueron pasando los años,
me fui haciendo a ello,
aquel tesoro divino
que yo siempre adoré
y en mi corazón tenía.
Me casé y tuve hijos,
ella loca de alegría,
siguió cuidando a mis hijos
hasta aquel 6 de mayo
que con dolor me dejó.
Me costó un gran sacrificio
hacerme a la vida sin ella.
Fueron pasando los años,
mi vida fue cediendo,
pero la herida que me dejó
quedó siempre abierta.
¡Madre, como te llamaba
con cariño y con amor,
al marcharte de mi lado
me llenaste de dolor!
Me costó gran sacrificio
el no tenerte a mi lado.
Me costó el comprender
que ya te habías marchado,
para consolarme miraba tu retrato,
que me hacía más lágrimas derramar.
Cuando temprano dijiste
que te ibas a morir,
yo no me lo creía
también yo me sentí morir,
mis ojos se me secaron
rotos por el profundo dolor,
porque marchaba el tesoro
que adoraba mi corazón.
Porque tu me consolabas
de las penas que tenía
tu me acariciabas
con amor y alegría.
Güela, me faltó tu fuerza
al no tenerte junto a mí
pero desde lo más alto
tu me guías aquí.
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54 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
an almorzado frugal-
mente y, tras el re fri -
gerio, la solícita es po -
sa se retira de la mesa, se acerca
co jeante a la cómoda, toma en sus
ma nos el achatado pomo de la pó -
cima y, sirviéndose del cuentago-
tas, derrama cuidadosamente en
una cucharilla de plata la porción
exacta del medicamento. Y se lo
sir ve al hombre, quien no sólo so -
porta en silencio la acritud de
aquella sustancia sanadora y que
per manece sentado, sin pronun-
ciar una sola palabra, sino que asu -
me con resignación el ritual coti -
dia no, como si se tratara de algo
que inexorablemente va a seguir
ne cesitando de ella, la mujer cui -
dadosa, para continuar aferrado a
la vida.
Después de haber renunciado a
la tentativa de una breve siesta que
no ha sido capaz de lograr, el en -
fer m o contiene un ligero acceso de
tos mientras la dama, que abando -
na la labor de ganchillo espetando
las agujas en el cojín del sofá, pro -
cura mitigar con unos leves gol pe -
citos en la espalda del hombre. Ella
se cerciora de que todo ha vuelto a
la normalidad y abandona renque -
an te el comedor. Él se pone de pie,
mos trando escasos asomos de
ener gía, y otea a través del balcón,
abriéndose paso entre las macetas
de los geranios. Ve cómo el previ-
sor criado ha comenzado a ade re -
zar los arreos de los caballos, a los
que ya se ha satisfecho con una
buena ración de hierba -segada allí
mis mo, en el prado de La Re bo -
llada, por la guadaña mañosa del
casero- y unas cuantas tajadas de
nabos tiernos arrancados en el mo -
mento, y con reparadora ración de
agua, avituallamiento pertinente a
fin de que las bestias no re mo -
loneen y se sientan complacidas a
la hora del regreso a Oviedo antes
de que asome la noche.
El hombre tantea hacia el bol-
sillo del chaleco y retira el estruja-
do pañuelo de mano -que escrupu-
losamente le repone la mujer tres o
José Antonio Mases
La mariposa de Guimarán
H
Clarín, según un dibujo de Goico Aguirre.
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cuatro veces al día-, eleva hasta la
frente los viejos anteojos de aro de
metal y, con una de las cuatro pun-
tas de la tela, se pone a desempa -
ñarlos con parsimonia, mientras
los ojos cegajosos se le entrecie -
rran, incapaces de enfrentarse re -
pen tinamente a la viveza de la luz
exterior.
Con los cristales ya lamidos de
va hos y otras impurezas, desparra-
ma la mirada sobre el valle de Gui -
marán. Y, como viene sucediendo
desde otros veranos, el hombre se
recrea desde aquí, desde la casa de
La Rebollada, en la cercana pre -
sen cia de los álamos viejos de la
va guada, hacia donde se supone
que camina "el arroyo que no tiene
nom bre, ni lo merece, ni apenas
agua para el bautizo, pero la va -
nidad geográfica de los dueños lo
llamó desde siglos atrás el río", co -
mo el literato escribió en otro
tiempo.
Esparce la vista hasta el fondo
de la quebrada, donde el hato de va cas de pelaje ave -
llanado herbajea el remanente de la pación agosteña,
nacida verde y mu dada de coloración y lozanía al paso
de los calores es ti vales. Observa el paisaje por donde
culebrea el viejo ca mino de Gijón a Avilés, con el hórreo
centenario, en hiesto y cargado de ristras de maíz dora-
do en medio de la quintana. Divisa la batería de golon-
drinas que tras vuelan desde el dominio azul de las
alturas hasta el ro ble dal y que rozan los tejados, que
hienden el aire, que se alejan, que vuelven...
El hombre se llama Leopoldo Alas. De baja estatura,
su complexión es endeble, macilento el rostro y la ca -
beza grande y fea. El pelo ralo que conserva en la caja
del cráneo y el de la barba no son negros; tampoco es
ca no del todo, si bien se advierten algunos blanqueos
pre maturos en el color indefinido que pudo haber sido
ber mejo en el pasado. Los ojos, sin embargo, conservan
el azul antiguo, pero no el vigor de la mocedad; la nariz,
li geramente respingona, moquea un hilillo de flujo
transparente que se le enreda en las hebras del bigote.
La barba es tupida, las manos pequeñas y un poco tem -
ble queantes. ¿Temblequeantes? Sí, a pesar de los
cuarenta y ocho años de vida de Leopoldo. Y esta y
otras reminiscencias seniles no aparecen sólo en las ma -
nos del exquisito escritor, del prestigioso catedrático, del
crítico incisivo; las señales de la enfermedad, más que
las del paso del tiempo, también son evidentes en la car -
gazón de hombros, en el paso torpe y vacilante, en la
morosidad de los movimientos. A estas alturas de su
existencia -cuando aún no ha entrado en la cincuentena-
Alas es un hombre quebrantado. Un hombre herido de
muerte.
Al acercársele Onofre, él está resuelto a iniciar el
acostumbrado paseo por los alrededores de la finca.
-Acompáñame, Onofre.
¿Ignora ella que su esposo está herido de muerte? Sí
y no. Onofre es conocedora de la gravedad en que se
halla la salud de Leopoldo, pero al mismo tiempo expe -
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 55
Dibujo de Clarín, realizado por Paulino Vicente en 1949.
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56 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
rimenta una contradictoria sen-
sación imprecisa, como si la tem-
poralidad física del hombre estu-
viera abocada a un suceso sobre-
natural del que la convivencia, el
entendimiento y el amor podrían
ser capaces de evitar, o al menos
aplazar, la llegada de la señal
inapelable.
La residencia habitual del ma -
trimonio es la casa número 3 de la
Fuente del Prado, en la ciudad de
Oviedo. Y marido y mujer abando-
nan sólo transitoriamente su domi-
cilio cuando Alas se ve compelido
a viajar a Madrid, o cuando se
desplaza -durante algunas tempo-
radas, cada vez más espaciadas- a
esta casa solariega del municipio
de Carreño. Y es durante estos
intervalos aldeanos cuando el
escritor propende a ir rumiando
algunos de sus proyectos literarios.
Así, a lo largo de novelas y cuentos
ha ido desgranando, y plasmando
con ternura y amor a la tierra,
muchos motivos, matices y
descripciones que han tenido su
génesis en los elementos naturales
que ofrece el valle de Guimarán: el
arroyo que carece de nombre, la
vega de maíz, el lagar sidrero, el
hórreo de madera de castaño y
pilares de piedra, el olor de la hier-
ba, el canto de los grillos, el verdor
de la campiña, la huerta con la
ropa puesta a secar en el ten de dero
de cordel, el rechino de los carros
del país, los manzanos en flor... En
los postreros e infrecuentes des -
plazamientos a Madrid, el interés
de Leopoldo por los viejos amigos
y los lugares conocidos de la villa y
corte ha venido decayendo. ¿Quién
se acuerda ya de la tertulia de
Fornos o de la Cervecería Inglesa?
¿Para qué preguntar ahora por
Antonio Vico, por Luis Taboada,
por Marcos Zapata, si ya a ellos los
ha apartado la vida hacia otros de -
rroteros y nada volverá a ser lo que
ha sido en el pasado?
Y el crítico mordaz, el agui-
joneador de los paliques virulen-
tos, el contertulio fogoso y comba -
tivo, el catedrático rígido que hubo
en el espíritu de Leopoldo es
ahora, en este verano del año 1900,
un pobre hombre caduco que ya
no alberga ilusiones y que sólo
aspira a sobrellevar las lacerias del
cuerpo, aunque no renuncia a con-
cluir una novela que tiene entre
manos. Y en volver el año que
viene a Guimarán.
La mujer, Onofre García Ar güe -
lles, que hoy camina al lado del es -
critor, es todavía por dentro aquella
muchacha que él conoció en la ca -
pi tal del Principado a fines de 1881
y que se hizo su esposa al año si -
guien te. Rubia, de ojos cla ros, coja y
paciente, también ella se siente una
mujer cansada. Pero ha de disimu-
lar el decaimiento para avivar el
ánimo de Leopoldo.
Caminan a paso suave, te -
merosos de hallarse con un simple
vano del terreno o unos guijarros
in tempestivos que les dificulten el
paso. De vez en cuando hacen un
alto en el recorrido y, sin palabras,
observan todo cuanto ocurre a su
alrededor.
–Mira, Leopoldo. Quedan ce -
rezas.
Es verdad. Las últimas cerezas
del verano colorean arriba, abrillan-
tadas por el sol.
Alas ha llevado su mano
derecha a la frente, la ha colocado
por encima de los anteojos de aro
metálico, de modo que la mano le
sirva de visera.
Y, entonces, el acerbo articu lis ta
que ha fustigado implacablemente
desde los periódicos a los autores
mediocres -o a los que él no tolera-
ba-; el rígido catedrático; el escritor
tildado de impío por pre lados y
mojigatos farisaicos; el contertulio
mordaz, el novelista cáustico; el re -
ticente, el burlón, el flagelador, el
hombre con fama de corazón duro e
insensible, no ha dejado de mirar
hacia las altas ramas donde colo -
rean las cerezas. Y ha dirigido a
Onofre estas palabras:
-Buenas cerezas parecen, pero
ya son para los pájaros.
Durante aquel paseo -que sería
el último de Leopoldo por tierras de
Guimarán-, otro hecho revelador
acaece cuando el matrimonio se
acerca al arroyo de la vaguada.
Probablemente fatigada de re vo lo -
tear, pero llena de color y de vida,
aparece de improviso una mariposa
que da unas vueltas en el aire y
acaba alojándose en el hombro del
escritor.
-Onofre... -dice el escritor casi
en un susurro, incitando a la mujer
a que detenga el paso con el suyo-.
No te muevas, mira.
Y Leopoldo Alas, Clarín, el in -
justamente señalado como inmiseri-
corde censurador de corazón de
acero, ha quedado inmóvil, como
petrificado, casi conteniendo la res -
piración, para que aquella frágil
mariposa extenuada descanse un
momento, para que no reanude aún
el vuelo hacia el camino de la
muerte.
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ADMINISTRADORA DE FINCASCol. nº 31.603
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58 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
Cuenta el dicho popular
sobre la persona mayor
que siempre suele contar
cosas del tiempo anterior.
Y como mi lozanía
se transformó en oropel
evoco recuerdos viejos
que vienen llegando en tropel.
Aquella lejana infancia
de cuando cual corzo corría
en las aulas de ribera
donde más me divertía.
Allí transcurrió mi niñez:
entre albas cantarinas,
bajo cielos estrellados
y con pesca saltarina.
No faltaron días en blanco
con sus noches apagadas
por la pesca en rebeldía
y las caras contrariadas.
Rostros rudos de carácter
pero, noble gente de mar
gritándose a lo lejos
en su manera de hablar.
Su mismo lenguaje era
extensible a las mujeres
anhelando cada noche
las paxias llenas de pexies.
Muchas otras, conserveras
esperaban impacientes
el sonar de las sirenas
para un maná urgente.
La estirpe marinera,
la que andaba de bajura
en otoño e invierno
cesaba su singladura.
Cambiando a otro contexto
como fuera el plano social,
en la España grande y libre
escaseaba hasta la sal.
Entró en juego la libreta
cual tabla de salvación,
aunque, en ciertas memorias
fuera puesta en cuestión.
Si bien, poquito que comprar:
entre veceras, tenderas
se ayudaban mutuamente
aunque ambas discutieran.
Muy pocas cosas había
no estuviesen racionadas,
entre ellas las castañas:
pilongas, secas, peladas.
Cuando por algún mandado
a la "Menora de abajo"
un cuarto más anotaba
que yo comía a destajo.
El momento de echar cuentas
kilo y cuarto aparecían
Por cada cuarto de más
mis ñalgas enrojecían.
Descubierto el engaño
me había quedado sin chollo.
Sin embargo, nuevo ardid,
lo trapiché a mi modo.
Como no teníamos peso
sólo se podia calcular
sopesando el kilogramo
sin completarlo jamás.
Pero, cuando la avaricia
despreciaba la prudencia,
la gula incontenida
le alcanzaba la tormenta.
La alpargata de mi madre,
ante tales travesuras,
mis nalgas ponía al rojo
hasta entrar en cordura.
Era casi imposible
no caer en tentación,
sumidos en la autarquía
por bloqueo a la nación.
Vivir de lo producido,
con los campos desolados
era hambre sobre hambre
ante el mundo enfrentado.
Manuel Menéndez Santos
Tiempos viejos, tiempos nuevos(La libreta de apuntar)
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Con las lanchas varadas,
todas detrás de la rula,
a la fuerza adelgazaba
nuestra famélica gula.
El astuto lápicero,
dispuesto siempre en el tajo,
solamente descansaba
por festivos, obligado.
Los chicharros agotados,
en uno u otro bidón,
seguido de mala racha
era ponerse en lo peor.
Los abultados dígitos,
entre columnas e hileras,
el bocarte y el bonito
poco eran sus costeras.
El invierno era tan largo
tan largo hacerse a la mar
que la libreta hinchaba
de tanto numero apuntar.
Cuando ya la temporada
vestía de primavera
siendo la mar dadivosa
resonaban las sirenas.
Entonces, era el momento
de ponerse con las cuentas
resultando un suplicio
sumar toda la libreta.
Algunas de las veceras
de cuentas poco sabían,
no siempre con la fiadora
el compendio coincidía.
Las dudas eran normales
en la vida cotidiana
la señora picaresca
regía las circunstancias.
Las tiendas de comestibles,
no cabe ninguna duda,
ellas hicieron posible
una vida menos dura.
En un Candás marinero.
con la mar por avalista
si ésta negaba el pan
lo fiaban las minoristas.
Pero, sí era dadivosa
con bocarte en primavera
y bonito..., en verano
el pueblo vestía de fiesta.
La estación estival
como la más productiva,
el bonito sobre todo,
siempre con buena salida.
Este valiosísimo pez
hasta no llegar el Cristo
no aportaba dinero
que era visto y no visto.
Cuando dicho tunido
se desviaba de su ruta
nuestra gente bonitera
las pasaba muy canutas.
El percance accidental
era un durisimo revés
que a veceras y tenderas
las hacía enflaquecer.
Terminada la década
entró la de los cincuenta,
un poquito menos dura
que la de los cuarenta.
En cuanto al contexto social
nimia fuera la mejora,
el político similar
al de la primera hora.
Tiempo en que la ENSIDESA
comenzaba su andadura
llevando a muchos obreros
temprano a la sepultura.
Gente humilde de otras tierras,
injustamente "coreana",
en muchos pronto la muerte
por el pan de la "campana".
Hubo muchos pescadores
con visión de futuro,
cambiaron los golpes de mar
por un salario seguro.
El sueldo, al principio
no era bien renumerado.
Unos pocos lo dejaron
para luego ser llorado.
A veces, ciertos alardes
hacían acto de presencia
cayendo en la vanidad,
obviando la prudencia.
En algún momento que otro,
el humo de la arrogancia,
se subía a la cabeza
por causa de la ignorancia.
No faltaban las clientas,
con sueldo ahora seguro,
poner sobre el mostrador
las carteras con sus duros.
Entendían tales veceras
que pagando al contado
serían mejor tratadas
que antes comprando fiado.
Con la cabeza erguida,
la mirada penetrante,
el lenguaje de ribera
asomaba arrogante.
Ahora ¡mucho cuidado!,
quienes pagaban al mes,
un error podía ser causa
de un ¡Adiós, te vaya bien!
Así, algunas veceras,
con nuevo rol se expresaban
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 59
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si la tendera de siempre
al sumar se equivocaba.
¡Con perres voy donde quiero,
de dos non lleves ninguna,
en cuanto mi Antón cobra
peseta te doy una a una!
¡Echa el freno a esa lengua!
¿Me estás llamando ladrona?
¿Ya non te acuerdas les fames
que te quité, so tontona?
¡Ay, Antona, que soberbia
por tu Antón te volviste,
si non fuera lo que te fié
estabas dando hortigues...!
-Non lo tomes así, muyer,
en nada quería ofendete,
es una manera de hablar,
sin ninguna mala leche...
Aunque, me quitaste fames
siempre fui buena vecera
en cuanto cobraba el mi home
te pagaba la primera.
-Por eso te fiaba todo
sin ponerte nunca en duda
pero, que me insultaras
me dolió muncho, Antona,...
-Non pienses más en ello,
ya sé que eres honrada;
sólo fue una broma, muyer
injustamente gastada.
Aunque, con rosas y cardos
en la manera de hablar,
simples balas de fogueo
cuando llegaban a estallar.
Mientras, nuestro concejo
en industria progresaba,
ahora era Tudela Veguín
la que también despuntaba.
También, la vieja libreta
proseguía su andadura
con nombre sofisticado:
la libreta de ranura.
Aunque, cambió la técnica
las "notas" siguen su rítmo,
la tarjeta magnética
hace el papel de lo mismo.
Con gasto muy superior
al habido en el pasado,
éste de los nuevos tiempos
fuera gasto alocado.
Cuando poco dinero había
se imponía la prudencia;
un gasto inesperado
demostraba su eficiencia.
Hoy, al haber tantas cosas,
en las grandes superficies,
todas ellas tentadoras;
todas muy apetecibles.
Los poderosos aliados:
como la gran publicidad
con sus cantos de sirenas
anulan nuestra voluntad.
Tampoco me he librado
de la singular libreta
ver tantísimos productos
se cegaba mi tarjeta,
sin pensar por un instante
que imitaba al rebaño,
como el toro que en su arranque
iba ciego al engaño.
Mas, a fuerza de experiencia
aprendí a gastar lo justo,
no parando en el estante
de un tentador producto.
Poco importa la manera:
pagar con o sin tarjeta,
solamente el consumir
es lo que en verdad cuenta.
Pasado y actualidad
son vagones de un mismo tren;
pueden cambiar costumbres
más el fondo, igual que ayer.
Si el negocio es importante
para generar riqueza,
para nuestra economía, es
amueblar bien la cabeza.
Lo esencial, en adelante,
sería ser más prudentes
evitando lo superfluo
en lo que cae tanta gente.
Antes de echar la llave
a estos versos de ribera,
me complace recordar
a dos notables tenderas.
La "Menora de abajo",
creo de tres, era la mayor;
dudoso me es su nombre,
pero no el trato de favor
que tenía con mi madre
y a mí que me obsequiaba
con calientes desayunos
con los que el cielo tocaba.
Y la señora Ramona,
que lo era de Palacios,
sita en Valdés Pumarino
¡Benditos, también, sus fiados!
¡Cuántos sin una queja,
por más que reveses del mar!
¡Compra sin temor, Elisa,
le decía su humana bondad!
Ser de los agradecidos
siempre lo tuve presente;
por ello, siempre desearé
¡Tengan dicha eternamente!
Como también aquel pueblo
toda ventura merece,
su gente hizo posible
el que hoy nos enorgullece.
Si bien ese tiempo lejano
es doloroso recordar,
es, sin embargo, legado
que no se debe de olvidar.
Y como yo estuve allí,
y mantengo la memoria
fueron fluyendo los versos
como girones de historia,
nacidos de las vivencias,
sin ecos de las montañas,
dictados por el corazón
y escritos con el alma.
60 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
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Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 61
Miguel Menéndez Viña
Regreso a casa
Entra como un trueno en la bocana
llenando de salitre los últimos resquicios
del crepúsculo sombrío.
Un gris plomizo y ceniciento
perlado de una lluvia persistente
presagia un amanecer triste y tardío.
Duele el chillido de las lanchas.
Hace daño el frío al respirar,
hiela el alma entumecida de silencio.
Rostros curtidos de escarchas
-resecos de sol y sal
y húmedos de orvallu y viento-
Gritan “tregua” a la muerte extranjera,
y disfrazan de esperanza
cualquier resquicio de duda.
Imploran a Dios que aplaque a la fiera
Y entre rezos y alabanzas
piden en silencio ayuda.
Ser esclavo de un incierto futuro,
la tensa espera alquilada a la memoria
es un tormento, y la mar un muro
levantado con la sangre de la historia.
La eterna ruleta de la suerte,
Jugar la baza en un tapete de cristal
Jugarse el sustento, a vida o muerte,
esperando del cielo una señal.
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62 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
gosto es el mes en el que
se engrandece la cul-
tura: tienen lugar las
Jornadas del Teatro Costumbrista
Asturiano en Candás. Durante va -
rios días y con una extraordinaria
puntualidad, el telón del Teatro
Prendes se abre para dar paso a
una esperada obra, donde se desa -
rrolla la intriga y el buen humor. El
gran número de personas que acu-
den con la in tención de pasar un
buen rato cada vez es mayor y los
comentarios so bre los temas
escenificados son gra ti ficantes y en
la mayoría de los ca sos excelentes.
Tramas y líos fami lia res y veci-
nales con un final feliz dan lugar a
grandes carcajadas que resuenan
en la sala con envidiable complici-
dad. Cada día un título, una obra,
un estreno, muestran el ex quisito
gusto y el fiel respaldo del in terés
de los asistentes.
Una vez finalizadas las re pre sen -
taciones teatrales con apor ta ción
positiva y provocando la parti -
cipación del público de manera
com petitiva, toca el día más compli-
cado: se reúne el Jurado para selec-
cionar, acordar, decidir y distribuir
los diferentes premios entre las
compañías participantes. Labor
muy difícil, pero que siempre se
trata de realizar con respeto y con la
mayor justicia posible.
Llega la Gala en la que se hará
entrega de los galardones: día de
nervios, de incertidumbre, pero de
alegría. Es la gran noche, el aforo se
queda pequeño al reunir autori-
dades, jurado, compañías teatrales y
a los muchos seguidores de esta fa -
bulosa actividad.
El Gerente del Teatro Prendes,
Alaín Fernández, rodeado de los
ganadores del año anterior, sor-
prende con una puesta en escena
cada vez más atractiva e interesante.
Los aplausos irrumpen en el am -
bien te. El entusiasmo de los asis-
tentes es palpable.
Se viven momentos de gran
emoción: se va a proceder a la entre-
Loli Monzón Sánchez
El Teatro Costumbristay la Gran Gala de los “Premios Aurora”
A
Portfolio 2014 maqueta_Maquetación 1 05/09/14 10:54 Página 62
ga de los “Premios Aurora”, estatui -
llas de bronce talladas con la figura
representativa de la famosa actriz
Aurora, cuya vida consagrada a este
estilo de género es un perfecto refe -
rente a tan estimada profesión.
Una vez repartidos los premios,
aquellas personas que sostienen
entre sus manos tan merecida dis-
tinción se las ve entusiasmadas y
orgullosas.
Felicidades a todos los que
hayan recogido tan distinguido pre-
mio, y a los demás animarles a
seguir trabajando y luchando por
algo que es nuestro, muy nuestro:
“EL TEATRO COSTUMBRISTA
ASTURIANO”.
Portfolio 2014 maqueta_Maquetación 1 05/09/14 10:54 Página 63
64 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
la hora de contribuir con
unas modestas pala bras
a la conmemoración del
cuarto centenario del natalicio de
Juan Carreño Miranda, uno se
siente intimidado ante la presencia
de una figura de tanta relevancia
que vivió y triunfó en una etapa
histórica de tan elevadísima cota
artística y cultural como la del
Barroco español. Baste con recor-
dar que, poco después de que el
pintor viniera al mundo, Cervantes
publica la segunda parte del
'Quijote', fallecen El Greco y Luis
de Góngora, y Zurbarán, Tirso de
Molina, Lope de Vega, Velázquez,
Calderón, Gracián y Quevedo se
hallan en plena madurez creativa.
La España de la época adolece, sin
embargo, del esplendor que tuvo
en otros tiempos y, aunque
mantiene buena parte de los
dominios en "que no se ponía el
sol", se agudiza en el país una
decadencia sociopolítica que con-
trasta en gran proporción con la
brillantísima actividad cultural que
irradia desde la Corte. Es en este
medio donde se integra un niño
asturiano que llega a Madrid con
11 años de edad y, con el paso del
Arturo Muñiz Fernández
ALGUNAS ACOTACIONES BIOGRÁFICAS SOBRE
Juan Carreño Miranda
A
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tiempo, logrará convertirse en
Pintor de Cámara del rey Carlos II.
Ciñéndome al tema central de
este breve artículo, y sin entrar en
elucubraciones críticas respecto a
los valores artísticos de la obra del
pintor, sobradamente glosada y
enaltecida por prestigiosos espe-
cialistas y conservada en las
mejores pinacotecas y centros
artísticos españoles y extranjeros,
trataré de aportar algunas observa-
ciones, que considero de interés,
sobre las diversas e incoherentes
opiniones acerca del lugar natal del
celebrado artista.
A través de los numerosos estu-
dios que se han venido realizando
sobre los primeros años de la vida
del pintor –los relativos a su lugar
natal y a su infancia–, resulta fácil-
mente constatable que, careciendo
de la suficiente documentación
escrita, cada biógrafo se deja llevar
de cierta propensión a admitir y
dar por sentado lo que complace a
sus intereses sentimentales, por
denominar de algún modo ese pru-
rito de defensa localista tan propio
de quienes gustan de anteponer lo
propio a lo privativo de otros. Es
evidente que la gigantesca figura
de Juan Carreño despierta sufi-
ciente atractivo como para que his-
toriadores, cronistas y exegetas no
bastante imparciales se inclinen
por situar la oriundez del ilustre
artista en el marco preferido. Pero
todo cuanto consigue esta pugna,
escasamente cívica y, desde luego,
un poco paleta, es embrollar las
cosas, particularmente cuando los
instrumentos documentales son
escasos o confusos. Es bien conoci-
da la controversia entre avilesinos
y carreñenses, representantes de
los dos puntos de vista antagónicos
que consideran a Juan Carreño Mi -
randa nacido, respectivamente, en
Carreño y en la villa del
Adelantado, y en cada una de estas
posiciones se aportan testimonios
que tratan de rebatir la teoría con-
traria. Por mi parte, rehuyendo la
tentación de caer en un chovinis-
mo pueril, trataré de argumentar
sin adoctrinamiento alguno, sin la
malicia que busca inclinar la ba -
lan za del lado más ventajoso y
creyendo que existen indicios
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 65
Palacio de Logrezana, muy reformado. Es cuna del linaje de los Carreño, cuyas armas se muestran en uno de sus cuarteles,además de las de los Alas y otros.
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66 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
razonables para apoyar la idea de
que el pintor vino al mundo en el
concejo de Carreño. No ignoro que
existen indicios o razonamientos
para sostener lo contrario, pero
aun así, y con todo respeto hacia
quienes sostienen lo opuesto, creo
que no sólo el sentido común, sino
ciertas pruebas, me hacen deducir
que el pintor nació en Carreño. Y,
aunque en los Libros de Bautismo
de las parroquias de este munici-
pio o en los de San Nicolás de Bari
y Santo Tomás de Sabugo, de
Avilés, no se ha localizado la fe de
bautismo del pintor, detengámonos
ante la claridad de los testimonios
que siguen. El primero consiste en
la rotunda aportación recogida por
Pilar López Vizcaíno y Ángel
Mario Carreño, en su magnífico
estudio "Juan Carreño Miranda.
Vida y obra" (Oviedo 2007): "En
cuanto a la niñez de Carreño, no
hay ninguna noticia salvo la que el
propio artista nos da al comparecer
como testigo en el mismo expe -
dien te (documento VII) sobre
Sebastián Carreño, alguacil de la
villa de Manzanares, donde dice: a
bivido siempre en esta Corte abiendo
venido de la ciudad de Oviedo aella
de Madrid a onze años y se crio en la
casa de Carreño y torres de Ambas
en la casa de Asturias... Esas torres
que menciona el documento
pudieran ser el castillo o casa
fuerte del lugar de Huerno, en la
misma pa rro quia de Santiago de
Ambás que describe Carlos
González de Posada en su libro
'Noticias históricas del concejo de
Carreño' en 1792, y cuyos materia -
les habían sido utilizados en gran
parte en la construcción de la
nueva iglesia parroquial, como
reza una placa en la fachada. Aún
hoy se pueden contemplar restos
de la antigua torre integrados en
un cobertizo de Huerno. Este dato
inédito aparece por primera vez en
cualquier biografía o publicación
conocida del pintor".
Por otra parte, en el Archivo de
la Real Chancillería de Valladolid,
en el Archivo Histórico Nacional y
en otros registros, existen diversos
documentos tanto relativos a su
padre como al propio pintor:
1.-"Ejecutoria del pleito litigado
por Juan de Porras, escribano, y
María del Castillo, su mujer, veci-
nos de Valladolid, con Andrés
Carreño, pintor, Juan Rodríguez de
Ayala, mercader de especiería, y
Juan Carreño Miranda, vecino de
La Casa y la capilla de Logrezana, dibujo de Valle.
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Carreño (Asturias), sobre deudas
de réditos de censos". (Registro de
Ejecutorias, Caja 2200, 34. Fecha
de creación: 1616-3-9).
2.-"Ejecutoria de pleito litigado
por Andrés Alonso de León, vecino
de Avilés (Asturias), con Juan Ca -
rreño de Miranda, vecino del con-
cejo de Carreño (Asturias), sobre
deu das". (Registro de Ejecutorias,
Caja 2263,3. Fecha de creación:
1619-5-24).
3.- 2 de marzo de 1639. Acta
ma trimonial de Juan Carreño.
Cuando se tramita esta licencia, el
pintor es "mancevo libre y soltero,
no cassado ni despossado, ni a
dado palabra de cassamiento a
perssona alguna (ecepto a Maria de
Medina, con quien de pressente de
su voluntad se quiere cassar) ni a
hecho boto de religion ni de casti-
dad, ni tiene impedimento que le
impida el contraer matrimonio [...]
... yo El Licenciado Gaspar de
Figueredo y Avila, Teniente Cura
de la parrochia de San Juan de esta
Villa [...] desposé por palabras de
presente havidos sus mutuos con-
sentimientos a Juan Carreño
Miranda, del lugar de Carreño...".
(Libro I de Desposorios y
Velaciones de 1638 a 1651, folio
221 vuelto. Archivo de la
Parroquia de Santiago y San Juan
Bautista de Madrid. Documento
número 1).
4.- 1658. Juan Carreño presta
declaración en el expediente de
Calidades incoado para la conce-
sión del Hábito de Santiago a
Velázquez donde, el 23 de diciem-
bre de 1658, se manifiesta lo si -
guien te: "En dicha villa, dicho día,
mes y año, para esta información
se recibe por testigo a Juan
Carreño de Miranda, fiel ejecutor
por el estado noble de los
caballeros hijosdalgo desta villa de
Madrid y natural del concejo de
Carreño...". (Información de Cali -
dades, Archivo Histórico Nacional,
Madrid, cajón 48, núm. 20, folios
45 6 46 (Doc. núm. 2).
5.- Refiriéndose a la ascenden-
cia del gijonés Evaristo Valle,
escribe Enrique Lafuente Ferrari
en su obra "La vida y el arte de
Evaristo Valle" (1963: "Ilustre era
el linaje de Quirós, afincado en el
Valle de Carreño y en su casona
familiar de Logrezana, con escudos
familiares en la fachada; cuarteles
con águilas coronadas de lises,
castillos alados, llaves y torres de
mar flanqueadas de árboles
heráldicos [...]. Decían que el
famoso Cristo de Candás estaba
enclavado en los dominios de unos
antepasados de estos Quirós, sin
duda los Carreño fundadores del
linaje de Logrezana, acaso
emparentados con el pintor de
Carlos II ". La casona o palacio de
Logrezana, lógicamente muy refor-
mada, aún conserva el escudo con
las armas de Carreño en uno de
sus cuarteles.
6.- El profesor Alfonso E. Pérez
Sánchez, en su libro "Juan Carreño
de Miranda” (1614-1685), de 1985,
sintetiza lo que sigue: "Como hemos
dicho, Díaz del Valle y Palomino –y
este último suministra la fecha de
nacimiento con toda precisión– le
dicen nacido en Avilés. Pero el
mismo Carreño, en varias ocasiones,
como por ejem plo en ocasión de su
matrimonio en 1639, se dice “natur-
al de Ca rre ño, en Asturias”, y en
1658, al testificar en las pruebas para
la concesión del hábito de Santiago a
Ve lázquez, vuelve a repetirse “na tu -
ral del concejo de Carreño”.
7.-En el testamento otorgado por
Juan Carreño el 2 de octubre de
1685, el pintor declara que es "hijo
lexitimo de Juan Carreño de
Miranda y doña Cathalina Fernan -
dez Bermudez, vecinos que fueron
del lugar de Carreño, Principado de
Asturias" (Libro 11514, folios
224–226v. Madrid, Archivo Histó rico
Nacional).
A mi entender, gran parte de la
confusión que existe sobre el lugar
natal del pintor Juan Carreño podría
deberse a la errónea interpretación
en que incurre Palomino (al que
otros siguen casi literalmente) cuan-
do afirma que "fue electo Alcalde de
Hijosdalgo de la villa de Avilés, de
donde era natural, el año de 1657, y
en el 1658 salió por Fiel de esta villa
de Ma drid por el estado Noble". Lo
que Pa lomino no aclara es que el
cargo de Juan Carreño como Alcalde
de Hijosdalgo de Avilés (y que ya ha -
bía desempeñado su padre) era ho -
norífico, puesto que el pintor residía
en Madrid. Tanto los erro res en que
incurre Palomino (véase libro de
Pilar López Viz caí no y Ángel Mario
Carreño) como la circunstancia de
que padre e hijo llevaran el mismo
nombre, parecen haber dado lugar a
la suposición de que ambos eran
natu rales de Avilés. Considérese,
además, que Pa lomino también se
equivoca cuando afirma que los
padres del pin tor fueron Juan
Carreño de Mi ran da (hijo de
Álvaro de Prendes Ca rreño y de
Lucía de Miranda, cuan do debió
haber escrito Lu crecia de Miranda)
y de Catalina Fernández Ber -
múdez, naturales del concejo de
Carreño.
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 67
Portfolio 2014 maqueta_Maquetación 1 05/09/14 10:54 Página 67
68 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
as Alboradas se celebran
al amanecer del día 14 de
septiembre sobre las
6:00/7:00 de la mañana. Ge ne ral -
mente nosotros no estábamos aquí
por las fiestas del Cristo, pero en
cuanto mis hijos empezaron a ser
ma yores nosotros empezamos a
que darnos, y al ver las procesiones
sentía cierta envidia (no me aver -
güenza confesarlo) de ver en las
pro cesiones a Capitanes de la Ma -
rina Mercante para mí desconoci-
dos, cosa que podía ser normal por
que yo era de la Escuela Náutica
de Bilbao y los que venían, según
me enteré posteriormente, eran de
A Coruña, pero no obstante no en -
tendía (a pesar de saber que aquí
todo es para fuera) cómo el Capi -
tán de más edad y prestigio de
Can dás, Capitán Bernardino Mu -
ñiz, que a su vez era inspector,
nun ca estaba entre los invitados;
tras el mencionado Muñiz estába -
mos Ti to Junquera, Ramón (el del
casino), que posteriormente fue el
di rector de la Escuela Náutico-Pes -
quera de Huelva y armador de pes-
queros; Laureano, que posterior-
mente fue práctico de Algeciras, y
yo. Ante esta extraña situación, al
menos para mí, comencé a darle la
lata al inolvidable Pelís, a la sazón
Al calde de Carreño, el cual siem-
pre me contestaba lo mismo: Luis,
Luis, yo no pinto nada en la
Alborada y además no me gusta la
parafernalia y otras cosas de la
misma.
En el ve rano de 1982, siendo yo
secretario de la Asociación Vizcaí -
na de Ca pi tanes de la MM, y es tan -
do a bordo del buque Consulado
de Bilbao (que era nuestra sede
hasta que lo lle vo la riada del 83) se
recibió una carta de Londres de la
In ter na tio nal Federation Shipmas -
ters Asso cia tion en la cual nos in vi -
ta ban ca ri ñ osamente a que les re -
pre sentáramos en los actos a cele-
brar el 14 de septiembre en Can -
dás, As tu rias. Lógicamente, y como
miembro que era y sigo siendo de
la Fe deración Internacional de Ca -
pi ta nes de barco me eligieron a mí
co mo embajador. Por un lado, esta-
ba lle no de emoción y por otro de
ira, y lo primero que hicimos el
presidente y yo fue comprar un
uniforme, extendiéndome una car -
ta de acreditación. Pueden ima gi -
nar se la cara de sorpresa y otras
que pu sieron algunos dirigentes de
la Alborada al encontrarse con mi
presencia. Aquí quiero destacar,
antes de seguir, la infinita pacien-
Luis F. Nodal García
CANDÁS ÍNTIMO
Alborada, 1982 Primera parte
L
Portfolio 2014 maqueta_Maquetación 1 05/09/14 10:54 Página 68
cia que tuvo conmigo siempre
hasta que me vio, el secretario de
la Alborada, el inolvidable Rosal,
ya que muchas veces me metía con
él y jamás, jamás, tuvo una mala
contestación y a eso le llamo yo
señorío y paciencia.
Nunca supe muy bien el orga -
ni grama de la Al bo rada, sí sabía
que estaban nues tro estupendo
cam peón de pi ragüismo Herminio
Menéndez, presidente, y, entre
otros varios, estaban dos Capita -
nes: Madiedo y Lobeto (a los cua -
les por si es verdad "que rascaron
alguna bola", les devolví el envite
como demostraré más adelante,
aunque solo fuera por satisfacción
perso nal). Ló gi ca men te estaba
Agustín Santarúa (aunque no me
pregunten quien era el Alfonso y
quien el Felipe... aunque no eran
de esa cuerda), indudablemente
movían unos hilos fantásticos pues
en esta Alborada (la última organi-
zada por estos señores) asistieron
personas muy im portantes como
Don Juan de Borbón y Battembrg,
el Ilustre candasín, General del
Aire, Campuzano; el Comandante
Ge ne ral de la Flota, Almirante
Manuel Manso Quijano, que poste-
riormente llegó a jefe del Cuarto
Militar de la casa de el Rey; mi nis -
tros como Matías Iniciarte y Ál va -
rez; el queridísimo diputado Dr.
Mar celo Palacios; el presidente del
En te Pre-Autonómico Rafael Fer -
nán dez; nuestro Alcalde José Luis
Vega (Pelís); el Rector de la
Universidad; el Arzobispo, varios
directores ge ne rales y almirantes.
También en el Barcón, estaba atra-
cado el buque de guerra "SIL" y
fondeado el Marqués de la
Ensenada.
Hubo varios banquetes, unos
patrocinados por el Ayuntamiento,
otros por el Ente Autonómico y
otros por la propia Alborada.
Adjunto varias fotografías que
hablan por sí solas, una, es el títu-
lo de Hombre del Alba, que me
entregó el ministro Inciarte; otra,
con el padre del Rey, en la que se
puede ver a Rafael Fernández, al
famoso "Fefe" (con pantalón blan-
co), al presidente de la cofradía,
Herminio, al General Campuzano,
a un par de almirantes y a nuestro
querido Alcalde; pero sobretodo
quiero destacar la de la lancha de
Pepín (la Rizosa) con el queridísi-
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 69
Portfolio 2014 maqueta_Maquetación 1 05/09/14 10:54 Página 69
mo Marcelo Palacios y Pelís. Paso a
comentar lo sucedido en esta
Alborada. El mismo día 14, a las
06:30 horas, me comunica la direc-
tiva de la Alborada que debo pro-
nunciar unas palabras, puesto que
esta Alborada está dedicada a la
Marina Mercante, y que yo, como
representante internacional, debo
hacerlo (lo cual, en principio, lógi-
camente me hizo pensar que esto
era una encerrona, puesto que no
había tiempo de prepararlo, e
igual mente pensaba el general
Cam puzano que estábamos juntos).
No obstante, si por cariño o por
emoción o por rabia y al cruzarse
por mi mente mi historial náutico
decidí subir a la Almena donde
esta ba situado el micrófono.
Quiero explicar un poco para
explicar mi estado de ánimo repa -
san do unos hechos. El año 1962
estando fondeados en NewPort
News (puerto carbonero al sur de
Nueva York, a bordo de la m/n,
Alejandro Zubizarreta), fuimos en
un txintxorro, zingando, al Valen ti -
na Frías, ya que estábamos, ambos
barcos, de la misma compañía, de
Bilbao, requisados por las huelgas
de las cuencas mineras, a cargar
carbón para España. Se levantó,
nada más llegar al Valentina, un
tornado de potencia tal que
envistieron ambos buques,
quedando abarloados entre sí el
uno al otro; fue impresionante, de
la que nos salvamos. Otra vez (ya
comentado en otro portfolio),
estando embarcado en B Arraiz y
en un viaje de España a Boston, y
vuelta, con unas mares monta ño -
sas y a veces arbolada nos libramos
de milagro, ya que a la vuelta de
Boston a Bilbao desapareció en
medio del Atlántico, pegado a
nosotros, el Castillo Monjuich, sin
dejar rastro; año 1963 y hasta
ahora no ha aparecido nada. Allí
en el puente todos juntos rezamos
más de un padre nuestro, sobreto-
do al conocer la desaparición del
Castillo Monjuich y al enterarnos
por la radio del suicidio del inspec-
tor que supervisó tanto la carga de
maíz (muy peligrosa) tanto del
Castillo como del nuestro. Es más,
había sido padre y le puse un cable
a mi mujer para que nuestra hija,
si era niña, que lo fue, María del
Mar, como así fue.
Ya Capitán y a bordo del barco
italiano Marineri, me tocó pasar un
par de tifones en el mar de la
China, aunque lo peor fue lo suce-
dido durante nuestro viaje de
Tokio a Seattle (U.S.A) cruzando
todo el Océano Pacífico, navegan-
do cerca del Trópico de Cáncer,
con tiempos regulares, para evitar
el norte del océano, con malos
pronósticos de tiempo. Observé
más estrellas que en toda mi vida y
gracias porque las situaciones eran
prácticamente exactas (vaya ortos y
ocasos que admiré, incluso vi el
rayo verde sin haber creído en él).
Mientras, y navegando ortodroni-
camente, se estrelló en los acantila-
dos de las Islas Aleutianas un
barco gemelo al nuestro, Sain
Patrick, desapareciendo toda la
tripulación, entre ellos un buen
amigo. A la vuelta de Seattle, con
trigo, a Rangón (Birmania) y
Calcuta (India), dadas las previ-
siones de buen tiempo, volvimos
por ortodrómica, quedando asom-
brados de cómo "trabajaba" la mar
en aquellos terribles acantilados y
riscos de las Islas Aleutianas.
Corría el año 1964 (por cierto,
estuve en las Olimpiadas de Tokio,
y además cobrando) y lo último
que recuerdo por su riesgo, fue
estando en un petrolero americano
en Eso, Perú; embarrancamos en
Libia, sin más consecuencias que
llevarnos remolcados a Malta,
donde estuvimos dos meses
reparando.
Lo pensé rápidamente y me
dije: si estoy en un acto homenaje
a los náufragos de Candás debo de
hablar; me subí a la mencionada
70 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
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Almena y delante del micrófono
me dije: “Luis, qué bien se está
donde pisa el buey”. Me fluyeron
bastantes cosas que no recuerdo
bien; no obstante, y temblándome
las piernas, hice referencia a mis
amigos Rufo, Vicentón, Quique La
Pata, todos ellos grandes patrones
de pesca en activo, y terminando
como tenía que ser, rezando un
padre nuestro en honor a nuestros
náu fragos, ya que de eso se trataba.
Sigo narrando algunas anécdo-
tas curiosas, por ejemplo, cuando
se celebró la Misa Mayor en el
Cristo, al acceder de la Sacristía al
Altar Mayor hay que hacerlo a
través de un estrecho pasillo y
hubo empujones y engarradas
entre locales e invitados para coger
sitio.
Hubo muchas invitaciones,
como comenté, destacando la ofre-
cida por el Alcalde, que fue una
cena accidentada ya que hubo
amenaza de bomba.
En la ofrecida por el señor
Fernández, hizo un discurso que a
los militares les temblaban "las
palas". También me queda pen -
dien te de explicar que ETA actuó
no mucho más tarde contra dos
elementos invitados en esta Albo -
rada. No quiero terminar esta
colaboración sin una mención muy
especial al fallecido, buen amigo,
David Pérez Sierra; para mí muy
importante su inestimable ayuda
cuando al nombrarme Delegado de
la Real Liga Naval Española, en
Asturias, fue quien me ayudó a
modelar mis artículos dándome
unos sabios consejos para que
fuera conociendo el funcionamien-
to de los periódicos. Yo creo que no
sabemos valorar, o no se ha hecho
aún, su ímprobo trabajo en la con-
fección de escritos sobre nuestro
pueblo y concejo, destacando so -
bre todo su Historia General de
Candás y Concejo de Carreño pu -
bli cada en 2003, de cerca de 700
páginas, todas ellas como sus ante-
riores escritos preñadas de amor,
respeto y profundo conocimiento
de nuestra historia, cuya lectura yo
creo que es imprescindible para
conocer nuestros últimos años de
existencia (adjunto una foto de un
año y pico antes de morir). Tam -
bién, por otro lado, le estaba suma-
mente agradecido, ya que siempre
me decía que cómo era posible que
en la obra del finísimo retratista
local no figuraba entre sus perso -
na jes Jesús García Prendes, al que
tanto él como el también fallecido
Marino Busto, cronista local,
resaltaban como modelo de Al cal -
de (que lo fue de 1915 a 1920, y de
1921 a 1932), a lo cual siempre le
respondía que era lógico que no lo
hiciera ya que mi abuelo había sido
plasmado en una obra del gran
artista Antón en 1936, como verán
por la foto que adjunto; quiero
tam bién indicar que había sido
presidente del Gremio de Ma -
reantes (Cofradía de Pes ca dores)
un total de 5 años.
En el próximo portfolio la
segunda parte.
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 71
Portfolio 2014 maqueta_Maquetación 1 05/09/14 10:54 Página 71
ueridos vecinos y amigos de Candás, les
pro pongo realizar un viaje al pasado que
solo es posible gracias a los documentos
antiguos que atesoran los archivos y las
siempre valiosísimas colecciones fotográficas guardadas
ce losamente de generación en generación. Por unos ins -
tantes nos asomaremos al antiguo patrimonio artístico
candasino, sobreviviendo por unos minutos al destructivo
fuego de lejanos idearios irracionales.
La actual iglesia parroquial de Candás conserva en su
ca marín el preciado retablo del Santísimo Cristo, que fue
acabado de tallar por el escultor Esteban Fernández Per -
dones hacia 1736 para ubicarlo en el camarín cuya cons -
trucción había sido concluida en 1728. Para finalizar su
po licromía habría que esperar al año 1749, como aparece
gra bado en el dorado de uno de los zócalos. Sin embargo,
el templo candasino acogía antiguamente otras obras es -
cultóricas realizadas en diferentes momentos, siendo la
principal el retablo dedicado a San Félix y situado en la
capilla mayor. Todos ellos fueron pasto de las injustas lla-
mas que asolaron el patrimonio artístico carreñense
durante la Guerra Civil.
Precisamente, pretendemos en este breve artículo
revivir la memoria del antiguo retablo mayor dando a
conocer el contrato de dorado y estofado establecido en el
año 1669 con el reputado pintor-dorador Nicolás del
Rosal. Era la obra más importante del templo en el siglo
XVII, y en la que se acabó colocando la imagen del Cristo,
al imponerse la devoción popular de éste sobre el resto de
imágenes veneradas en la iglesia. Había sido tallado pocos
años antes por el escultor-arquitecto gijonés Alonso
García de Jove (doc. antes de 1669-1704), según noticia
del ilustre Carlos González de Posada. Al artífice se le do -
cumenta la factura de dos retablos en Avilés —el de San
José del convento de San Francisco y el de Nuestra Señora
de las Mareas de Sabugo—, y uno en Gijón, el del Rosario
de la iglesia parroquial, todos ellos perdidos. Su talla se
adscribe a la esfera del retablo prechurri gue res co, un
estilo que sirvió de transición del retablo barroco cla sicista
al churrigueresco, y más concretamente a la primera co -
rriente implantada por Fernández de la Vega en el retablo
de la Nueva Cámara Santa de la catedral de Oviedo en
1660. Lucía así unos valores arquitectónicos rotundos, con
las clásicas columnas entorchadas de fuste estriado en
espiral, y una novedosa plasticidad expresada en sus
72 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
Antigua iglesia de Candás ca. 1925. Celestino Collada, col. Muséu del Pueblu d’Asturies.
Carlos Nodal Monar
El Antiguo Retablo Mayor de San Félix de la Iglesia de Candás
Q
Portfolio 2014 maqueta_Maquetación 1 05/09/14 10:54 Página 72
jugosas cartelas y una dermis vegetal de marcado relieve.
En la fotografía que adjuntamos se observa cómo la calle
central del ático servía de embocadura para la vi sua -
lización del Cristo situado en el camarín desde la nave.
Resulta interesante reseñar que la antigua imagen del
Cristo transitó entre varios espacios arquitectónicos: la
nave, la capilla mayor y el camarín; y entre dos marcos
escultóricos diferentes: el citado retablo barroco de San
Félix, y el posterior tardobarroco del camarín (que hoy
podemos contemplar gracias al escultor Antonio
Rodríguez “Antón”, que lo desmontó mientras se encontra-
ba prisionero en la propia iglesia junto a otros vecinos,
entre ellos el que fuera alcalde de Carreño entre 1915-
1920 y 1921-1932, mi bisabuelo Jesús García Prendes).
Aunque algunos autores sitúan la imagen en el siglo XVI,
independientemente de su procedencia, su hierática fac-
tura es nítidamente medieval, tallada probablemente en -
tre los siglos XIII y XIV, aunque esta es una cuestión que
de berá tratarse en otro artículo. En 1643 se situó por
primera vez en el retablo de San Félix, mudándose en
1682 a su segundo cuerpo, según informaba Posada. La
creciente devoción hacia la imagen provocaría la creación
de la Cofradía del Santo Cristo de Candás en 1654, entran-
do en directa competencia con la Cofradía de Nuestra
Señora del Rosario.
El retablo del Barroco seiscentista se caracterizaba por
la sobriedad clasicista, el decoro y el naturalismo im -
puestos en la Contrarreforma. Las consignas de ese nuevo
arte procuraban mover a la piedad del pueblo a través del
realismo, algo que podemos contemplar en las crudas
carnes y el dramatismo escenográfico del tenebrismo culti-
vado en los lienzos de José de Ribera, por ejemplo. En ese
ambiente el retablo era una precisa arma propagan dística
al servicio de la iglesia gracias al carácter tridimensional
de su escultura y al realismo de su revestimiento polícro-
mo —imitando carnaciones o tejidos—, que conseguían
unos niveles de realidad que ciertamente embaucaban y
sobrecogían a los fieles. El retablo del Tar do ba rro co,
tradicionalmente conocido como churrigueresco, se corres -
ponde a un espíritu completamente diferente, ya que en el
Setecientos se dio un drástico cambio de rum bo. Se
aparcaron por completo la austeridad y el recato ba rrocos
en favor de una escultura y policromía suntuosa y sen sual
que apelaba a la majestuosidad, la gracilidad de la curva y
el refulgir del oro como principal recurso sensitivo. Así se
evidencia en el seductor preciosismo de la ta lla y poli-
cromía del retablo del Santísimo, clara mani fes tación de
una iglesia triunfante, conformando una potente máquina
ilusoria que, como escribiera Pedro Penzol, caldea la arqui-
tectura con sus oros latentes, sus esculturas atrevidas y el
dramatismo de sus imágenes, en alusión al magnífico con-
junto de retablos de la iglesia de otra villa marinera,
Puerto de Vega.
El contrato de policromía de 1669
El 28 de marzo de 1669 se firmaba en Oviedo el con-
trato entre Luis de la Riba, vecino de la villa de Candás y
regidor de la de Avilés (...) para dar a pintar el retablo que
tiene hecho en la iglesia (...) con Nicolás del Rosal, maestro de
dicho arte de pintura..., para que pinte el dicho retablo se gún
el dicho arte y las condiciones que para el efecto fueron he chas
que se le leyeron (...) para el cumplimiento y seguridad de la
dicha obra, y fueron conformes de que el dicho Ni colás del
Rosal le haya de pintar y comenzar a lo hacer dentro de
quince días de la fecha de esta escritura sin alzar mano de ello
hasta lo feneciere y acabar perfectamente. (...) Y por ello le
haya de dar y satisfacer (...) la cantidad que fuere tasada por
Pedro Díaz (Villabrille), maestro de dicho ar te, en quien
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 73
Retablo mayor de S. Félix en 1920-21. Heliodoro García, col. Carmina García Ruiz.
Portfolio 2014 maqueta_Maquetación 1 05/09/14 10:54 Página 73
74 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
desde luego se convienen. (...) Y para
comenzar la dicha obra y prevenir los
materiales para ella (...), le haya de
dar (...) dos mil reales, y el resto cuan-
do la hayan fenecido y acabado y
hechose la dicha tasación. (...) Y lo
fenecerá y acabará sin alzar mano de
él, y lo hará con to da la perfección (...)
y con las dichas con diciones, y cada
una que no lo haciendo lo que no fuere
aprobado por los dichos maestros vee-
dores se des ha rá y volverá a hacer de
nuevo a su sa tis facción, sin por ello
pedir costo nin guno, y no lo cumplien-
do (...) Luis de la Riba pueda buscar
otros maestros que (...) lo hagan... El
documento atestigua la partici-
pación de tres grandes artistas de la
policromía y talla del Barroco: Rosal
como artífice, Pedro Díaz Villabrille
como veedor y el famoso escultor
Luis Fer nández de la Vega como
fiador.
Llama la atención que la obra se
ad judicara directamente a Rosal,
puesto que lo habitual era que el
dorado se sacara a concurso, proce-
so que se celebraba generalmente
en los cabildos de las iglesias, a don -
de acudían los pintores-doradores a
ha cer sus ofertas y rebajas al precio
de salida, disponiendo para ello del
tiempo que duraba una vela encen-
dida al efecto. Cierto es que Rosal
go zaba de una buena reputación en
la diócesis, como lo confirma el he -
cho de que el obispo le reservara la
po licromía de las imágenes de los
santos Ildefonso y Francisco de la
ca tedral en 1676. Aunque para sal -
va guardarse cualquier sorpresa eco -
nómica final se establece que la
obra fuera tasada a su conclusión
pre cisamente por otro de los poli -
cro madores más reputados de la
época: Villabrille.
A falta de las condiciones-pro -
yecto de policromía, que solían ser
muy detalladas, mostramos a modo
de ejemplo las estipuladas en 1676
por el mismo Rosal junto a Juan
Fernández Peláez para el antiguo
retablo de la capilla de San Lorenzo
de la catedral: ... que el maestro o
maestros en quién se rematare esta
obra hayan de lavar todo el dicho re -
tablo con aguacola y ajos, todo hervi-
do. Y después se ha de ir aparejando
con yeso grueso, dándole las manos
muy sutiles para que no se tapen los
sen tidos de la madera. Y así mismo
después se haya de dar de yeso mate
los baños necesarios y, después de es ta -
do muy bien aparejado y lijado de los
yesos que necesite dicha obra, se haya
de dar los baños necesarios de bol de
forma que asiente bien el oro y que se
pueda bruñir para que quede liso. 2ª:
(...) que se haya de dorar todo el dicho
retablo, así cajas como los bul tos de
los santos, y las cajas y todo lo demás
que se goza de él, excepto la his toria de
San Ildefonso y el San Francisco,
porque esto queda y está por cuenta de
Nicolás del Rosal, maestro pintor a
quien lo encargó el di cho señor obispo.
Y después de muy bien dorado y re sa -
nado conforme arte. Y toda la talla, así
capiteles, marcos, ho jas, fri sos, cartelas
y florones, y los fes tones del último
cuerpo de dicho retablo han de ir todo
ello colorido sobre oro de co lo res finos,
muy bien sombreada y os cu recida y
realzada, y picada y oje teada, y diferen-
ciando y dando a cada co sa lo que se
requiere conforme arte. 3ª: (...) que las
cajas y respaldos de di cho retablo, por
la parte que se goza, ha yan de ser
hechos sus telas y brocados sobre oro
de muy bue nas co lores, y los arcos han
de ser gra bados sobre un buen color,
sacado todo el grabado de oro limpio.
Retablo del Santísimo Cristo de la iglesiade Candás, Asturias; pormenor del ático conel “Padre Eterno”, policromía tardobarrocadel año 1749 (dorado, esgrafiado, punciona-do, punta de pincel, esmaltes-veladurassobre plata desaparecidas y carnación puli-da). © De la fotografía: Fundación MaríaCristina Masaveu Peterson. 2013.Autor: Kike Llamas.
Portfolio 2014 maqueta_Maquetación 1 05/09/14 10:54 Página 74
4ª: (...) que todos los tímpa nos del
pedestal ha yan de ir todos a punta de
pincel so bre oro de muy buenos cogo -
llos y pá ja ros y tarjetas; todo muy bien
sombreado y realzado de muy buenas
co lo res finas (...). Y así mismo se hayan
de estofar unas azucenas que están en
el primero cuerpo de dicho retablo (...);
que todas las imágenes elegidas en
dicho retablo hayan de ser todas es to -
fadas sobre oro, con sus orillas de
punta de pincel sobre oro, y los ropajes
hayan de ser de telas y brocados (...); y
el santo Cristo haya de ir muy bien
encarnado al natural, con toalla que ha
de ser estofada sobre oro con sus pun-
tas por las orillas imitando al natural.
Nicolás del Rosal,pintor-dorador barroco
El ovetense Rosal, documentado
entre 1666-1699, fue uno de los
prin cipales pintores-doradores del
Ba rroco asturiano, siendo el respon-
sable del dorado y estofado de di -
versos retablos procedentes de toda
la geografía asturiana, como los del
santuario del Fresno de Grado, el de
San José de la iglesia de San Félix de
Hevia en Siero, o el baldaquino de
Santa Eulalia de la catedral. En su
casa-taller ovetense de la calle del
Rosal, que compartió unos años con
el escultor Tomás de Solís,
perteneciéndole la mitad y el cuarto
bajo, con su mitad de huerta, poli-
cromó diversas obras procedentes
de Cangas del Narcea: la del Ro sario
de la colegiata de la villa, el mayor
de San Julián de Arbás o los de la
iglesia de Vega de Rengos. Ge ne -
ralmente trabajaba junto a otros co -
legas como Peláez, Juan Manuel
González Abarca o Pedro Menéndez
Valdés; y acogió a varios aprendices,
a cuyos tutores exigía el pago de ele-
vadas sumas económicas. Des -
cendiente de los ovetenses Alonso
del Rosal y Catalina de Lla nes, esta-
ba casado con Dominga Gon zález
Colloto y se le conocen dos hijos:
Antonio y Ana María del Ro sal, que
casaba con el también pintor-
dorador Domingo Suárez de Mi -
siego.
DOCUMENTOS. 1669: AHA,
Diego Rato Hevia, caja 7398, f. 3.
1676: AHA, Tomás Pérez, caja 7410,
ff. 42-45. (Ref.: Ramallo, 1985, pp.
541 y 542). BIBLIOGRAFÍA. C. B.
González de Posada: Noticias históri-
cas del concejo de Carreño, 1792. P.
Penzol: Descripción de la Iglesia de
Santa Marina de Puerto de Vega,
Bidea, año 4, nº 11, 1950. G.
Ramallo: Escultura barroca, Oviedo,
1985. J. González Santos, Actividades
pictóricas en Asturias en la Época
Moderna, 1990. F. Crabiffosse: El
Cristo de Candás, una iconografía
popular, 2005. J. Sanz: El Santo
Cristo de Can dás, en Santuarios de
peregrinación en torno al Camino,
Fun dación. Mª. Cristina Masaveu,
2011. C. Nodal Monar: Policromía de
retablos en el norte de España. As -
turias ss. XVII-XVIII, Fundación.
Mª. Cristina Masaveu, 2014.
Deseo expresar mi agradeci -
miento a la Fundación María Cris -
tina Masaveu Peterson, ya que esta
re seña gravita en torno al estudio
del documento histórico de policro -
mía realizado al amparo de la beca
de investigación sobre “Policromía
de retablos en el Norte de España:
As turias, siglos XVII-XVIII” (2009-
2011); cuyos resultados han sido
publicados recientemente; además
de por la cesión de una de las mag-
níficas fotografías que acompañan
el texto. Asimismo al profesor Ja vier
González Santos por las noticias
apor tadas amablemente en tor no a
la talla del retablo.
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 75
Detalle de un estofado realizado por Rosal en el retablo delsantuario del Fresno. C. Nodal.
Pormenor de las rúbricas estampadas en el contrato de policromía de 1669. C. Nodal.
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76 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
a Alborada ye un acto muy apreciau en Candás co mo recuerdo y homenaje a todos los que mu rieron en la mar,
lo que ocurre, ye que por celebrase a les 7 la mañana del día'l Cristo, ye ma la hora pa todos, representantes del
pueblo, banda música, vecinos, etc.
Ocurrióseme que este homenaje podía facese cuando los fuegos, con todo el pueblo en el muelle, y así podía lla-
mase la noche del alba.
Como en Candás, el que non ye poeta, ye poeta, ahí va esta caxigalina de un vate novato.
Dedico estes lletres a mi güela Rafaela (La Mimona), fía póstuma ya que mi bisagüelo murió en la mar. Voy tratar
de imitala en lo posible por les veces que-y dixe que hablaba mal, y por lo visto el que hablaba mal era yo, eso ye lo
que me diz el mi fío.
Marcelino Rodríguez Muñiz (Marcelo Mimón)
La Noche del Alba
L
Víspera'l Cristo en Candás
ya los cuetes nos reclamen
pa baxar a la foguera
todos col so meyor traxe,
el Mahón del Marinero
el orgullo de la casa,
ye'l aroma del salitre
el perfume que lo empapa.
Baxemos toos pal muelle
cola muyer bien garrada
que na Foguera del Cristo
robaron una casada,
ya sabes qu'el que la lleve
dirá que non lleva nada.
Están ya los marineros
cola lancha engalanada,
lleven roses y claveles
pa esparcelos por el agua,
por tolos que non volvieron
un día que la mar brava
quiso quedar con sus cuerpos
y ser templo de su alma.
Y mientras, La Marinera
lanza al cielo una plegaria
pa que venga su José
y llegue a puerto la lancha,
tien debaxo'l rapacín
que gaviando-y pola saya
diz asustáu el niñín:
"¿Mama por qué non vien Papa?"
Un silencio sepulcral
de una corneta lejana
que non te dexa alendar
y fai encoyese'l alma
colos versos del poeta
qu'a toda la xente plasma.
Ya canten la Marinera
y ya preparen la danza,
entama así la Foguera
con la pólvora qu'estalla,
con palmeres y guirnaldes
que iluminen cielo y playa,
col estruendo de los cuetes
que fain que temble l'agua.
Baxemos todos pal muelle
que ye la noche más larga
la noche más marinera,
Candasina y Asturiana,
la noche del día'l Cristo
que a Candás-y dio la fama,
baxemos todos pal muelle
que ye la Noche del Alba.
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78 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
Eduardo Román García
A la ruta Clariniana “Doña Berta”,
una de las tres que Carreño se ha dado,
le dedicaremos con rigor,
en honor al insigne no olvidado,
unos versos con devoción.
Siendo entre otros paseos
donde el letargo se ve plasmado
y nos obligamos a ello con temor
no por ser corto el trazado
ni por facultativa prescripción.
Iniciamos este hermoso proyecto
por las paralelas de hierro no oxidado,
que con periodicidad de corredor
se utilizan en el concejo antes citado
y cruzamos con atención.
Donde un enjambre de paseantes
libaban los detalles a uno y otro lado,
que se ofrecían con fervor
en cada pequeño indicador casi tapado,
cual abejas en pletórica eclosión.
Una pequeña subida bloquea
al más lento de nuestros canes ya ajado,
que con fuertes resoplidos se paró,
posiblemente quedó desconectado
esperando una nueva conexión.
El paso del impávido convoy
por los otros dos es observado
y ninguno de ellos flaqueó,
tren que hoy apenas es usado
y del que añoramos su antigua profusión.
La iglesia de Piedeloro, “al pie de los laureles”,
que Jovellanos así fijado
etimológicamente dejó,
salió al paso con agrado
para del románico plasmar la devoción.
Aun existiendo más étimos,
que cabezas hay en un condado,
por ideas que no hay alrededor,
con o sin agrado
se ofrecen con convicción.
Doña Berta en el paraíso de la sumisión
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Para así entender el arcaico
pensamiento de los Rondaliegos,ofuscado,
de no airear su dolor
del devenir no controlado
cuando éste hace aparición.
E intentamos sin éxito hollar la ruta,
el topónimo del relato especificado
del Posadorio, de agro en flor,
para con ello ahondaren el sosegado
realismo de la sumisión.
Seguimos por donde ni romanos ni moros
llegaron al escondite apartado,
el contexto de su amor,
al lugar en la obra detallado,
donde doña Berta vivió su devoción.
Nació, creció y vivió doña Berta
en un lugar de entorno regalado
y controlada se encontró
hasta que un nacimiento no buscado
truncó su vida e ilusión.
Aquel acaecimiento silenciado,
por sus hermanos cercenado,
y el militar que no volvió.
Pero un encuentro afortunado
le aporto, ya longeva, otra visión.
Y le llevó a la anciana hasta la muerte
por buscar la imagen del hijo idealizado,
dejando su terruño sin rencor
y se le fue la vida con ruido confirmado
bajo cascos y ruedas sin presión.
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80 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
é bien que quizás este título se considere un
tanto banal, porque eso de casar los neños es y
ha sido algo muy común. Lo que quizás no sea
de común conocimiento, a nos ser para la gente muy
mayor, es que el matrimonio actual tiene muy poco que
ver con lo que ocurría siglos atrás, cuando el matrimo-
nio, tal y como definía una compañera de la
Universidad de Valencia, había que verlo como algo que
estaba a caballo entre el amor y el negocio, primando
esencialmente este último.
Hoy vamos a referirnos a algo que ocurrió en el
concejo de Carreño en el año 1609, algo que será más
comprensible si tenemos en cuenta que desde los últi-
mos años del s.XVI hasta los primeros del s.XVII una
durísima peste había asolado, entre otras regiones his-
panas, la costa asturiana, y por lo tanto había hecho
mella en el concejo de Carreño. Ello explica que los dos
jóvenes que van a contraer matrimonio sean ambos
huérfanos de padre: los hombres, al tener una mayor
movilidad a causa de sus oficios o modos de vida,
fueron pasto más común de la mortandad producida por
las pestes.
Y también nos parece muy moderno que hoy día,
antes de pasar por la vicaría, algunas personas pasen
por el notario, para asentar las condiciones bajo las
cuales se casan y cuál será el régimen de los bienes que
aporten y de los que consigan a lo largo de su vida en
común.
Así, el 11 de julio de 1609, ante Juan de Valdés,
notario público en la villa de Candás, se van a asentar
las condiciones que van a regir el matrimonio entre
Domingo García de La Barrera y Bastiana (Sebastiana)
Fernández. Ellos no intervienen en nada de lo estableci-
do.
En nombre de Domingo actúan Alonso de Otura de
Perlora y Juan Gimel de Perlora, lo que nos lleva a
localizar al menos parte de la famila en esta parroquia.
Como antes he indicado Domingo es huérfano. Su padre
Bastián de La Barrera ha muerto y su madre María Díaz
ha vuelto a contraer matrimonio con Juan de Gregorio.
De ahí que sean dos amigos de su padre, probablemente
sus albaceas testamentarios, y no su madre, ya compro-
metida con una nueva familia, quienes actúen en su
nombre.
En cambio, en nombre de Bastiana Fernández actúa
su madre Dominga González, viuda de Domingo
Fernández de Juan de Andrés, del cual muy probable-
mente es también ejecutora testamentaria.
Y, como ocurre en todos los matrimonios, el peso de
la carga económica recae en la dote de la mujer, sin que
haya comparación posible con las arras que aporta el
marido.
En este caso, Dominga González, viuda, para susten-
tar las cargas del matrimonio … dotaba e dotó, mandaba e
mandó al dicho Domingo de La Barrera, para que se case
con la dicha su yja, y no en otra manera una serie de
bienes que nos la sitúan en el grupo social de la villa de
Candás al que pertenece:
-La casa de piedra , madera y teja en que vive, con
sus entradas y salidas. Es decir, una buena casa: nada de
casa de madera con techo de paja, como había otras
muchas en aquélla época.
-Dos camas de ropa, conforme se suele y acostumbra a
dar en esta villa a semejantes personas. Es decir, dos
camas/mueble, vestidas al completo, no dos jergones
tirados en el suelo y cubiertos con una sencilla manta.
-Una ucha con su tapa, según se acostumbra, o sea un
arca donde guardar la ropa, precedente de nuestros
Mª Josefa Sanz Fuentes.
¡Vamos casar los neños!
S
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armarios y que tanto se buscan ahora en los anticuarios.
-Dos redes nuevas ynchantes. La presencia de estas
redes, en pleno uso, ya que pueden henchirse de pesca,
nos habla de cuál era la profesión del padre de Bastiana
y qué es lo que se espera de su yerno.
-Otras preseas de casa, según costumbre. A la hija
siempre se le da, en la medida de lo posible, el menaje
doméstico.
-Yten más, que el rebodo que sacare la mujer, no se le
pida ni heche en quenta, e sea para los dichos casados.
Sencillamente están protegiendo los regalos que reciba
la novia de cualquier posible deuda que le ataña o que
ataña a su desposado.
-Un pichete de azumbre y otro de medio azumbre.
Las medidas, tanto de capacidad como de peso, eran
muy valoradas en estos momentos. El azumbre, según
las localidades oscilaba entre 2 litros y 2 litros y medio.
-Más 25 ducados en moneda corriente destos reinos.
Es, como puede apreciarse, una donación muy
jugosa. Y el hermano de la novia, Juan de Andrés, está
de acuerdo con ella, ya que se establece que en el
momento de la muerte de la madre, su hermana no
podrá reclamar nada de la herencia de la misma: es por
lo tanto esta dote un adelanto sobre la herencia.
Y ante esta donación ¿qué ofrece el marido? Sus re -
presentantes Alonso de Otura y Juan García Ximel se
comprometen a que Domingo se casará con Bastiana, la
“moza”, como dice el texto indicándonos su juventud,
aunque sin precisar su edad, en un plazo de 3 años, y
que bistirá la dicha moza para el día de la boda, vamos,
que le regalará el traje de novia y, probablemente, algu-
nas alhajas.
En este momento Domingo de la Barrera declara ser
mayor de 14 años y menor de 21. Y que contraerá ma -
trimonio, acabados los pregones, cuando vuelva de
Galicia, a donde ahora se dirige. Cabe plantearse si va
allí a aprender el arte de la pesca: La Barrera queda re -
la tivamente lejos de la costa, entre Tabaza y Tamón, y tal
vez no sabría sacarle jugo a las redes que le dan en dote.
Este es uno de los matrimonios/negocio que po -
demos encontrarnos en los protocolos notariales de
Carreño, de Asturias y … de todo el mundo.
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 81
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82 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
¡Hola mar!
Aquí nos tienes de nuevo un
año más, en el amanecer del día
del Cristo, de ese Cristo que tú nos
regalaste.
Somos, como bien sabes, las
gentes de Candás, de ese Candás a
quien tú has dado la vida, a quien
tú alimentaste y a quien en oca-
siones también llenaste de luto y
de dolor. Y somos de Candás, unos
porque han nacido aquí, otros
porque nos hemos acogido al abri-
go de su caserío, abrazado por el
Monte Fuxa y San Antonio, abrigo
que nos abrió sus puertas como te
las abrió a ti para que besaras el
sable de la ribera.
Hoy, mar, me toca saludarte a
mí, en nombre de todos. A mí, que
te conocí nada más nacer, pues lo
hice muy, muy cerca de las aguas
de la ría de Avilés, e incluso antes
de nacer, ya que mis padres pro-
cedían del marinero barrio gijonés
de Cimadevilla. A mí, que me debí
de enamorar de ti el primer día
que de la mano de mi madre y de
mi hermana me introduje en tus
aguas. No recuerdo cuándo ni
dónde, pero me parece sentir aún
tu caricia en mis pies descalzos,
esa caricia que siento una y otra
vez siempre que me acerco a tu
orilla, caricia que a veces se con-
vierte en fuerte nudo que me atrae
hacia tus aguas, hacia tu olor a sa -
litre y algas, hacia el abandono en
tus brazos, dejándome flotar al
ritmo de tus olas.
Porque tú, mar, eres una parte
muy importante de nuestras vidas.
Tú estás tan enamorada de no so -
tros como nosotros de ti. Tú has
sido para nosotros como una ma -
dre generosa que nos has ofrecido
tus dones abundantes para nuestro
sustento, con aquellas costeras de
bonito, de chicharro, de besugo, de
bocarte que llenaban nuestras
fábricas y almacenes de pescado y
nos mantenían; y que como madre,
supiste disculpar nuestra estupi -
dez, porque aunque te hemos ago-
biado muchas veces con nuestro
desprecio, con nuestra dejadez,
vertiendo en tus limpias aguas los
más absurdos desechos, unos en
nombre del progreso industrial, los
otros por el abuso de nuestro pro-
pio egoísmo, colgando nuestras ca -
sas a tus orillas sin la más mínima
medida de protección, llenándote
de plásticos, de suciedad, tú aún
nos sigues regalando lo mejor de tu
Maria Josefa Sanz Fuertes
Alborada 2013
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especial joyería: el oro de salmone -
tes, julias y doradas, la plata de sar -
dinas y bocartes, el rojo coral de
tiñosos y cabras, el azabache de la
tinta de tus calamares.
Y sí es cierto, mar, que nos has
hecho llorar, porque en ocasiones
nos privaste de nuestros seres
queridos, porque muchas veces,
ma dres, esposas e hijos de ma -
rineros vieron, como la “Marinera”
de Antón, que sus seres amados no
volvían, y tuvieron que aceptar
con desgarro que aquellos ojos que
las miraban, aquellos brazos que
traían a casa el sustento, aquellas
manos que los acariciaban ya
nunca más estarían junto a ellos.
Pero también lo es, o por lo menos
así lo creo, que no lo hiciste por
venganza- tú nos dabas tus frutos
generosamente- lo hiciste tal vez
por exceso de amor, tal vez por
celos.
Por exceso de amor, porque,
cansada de jugar con ellos, más de
una vez decidiste que, al igual que
lo hacían en la romería de San
Antonio, o de Perlora, o del Cristo,
con sus mujeres, tú, mujer al fin y
al cabo, también querías bailar con
ellos, y entre vueltas y revueltas de
tus olas, al ritmo que a ellas les
marcaba el soplar de los vientos,
les acariciabas la cara con las pun-
tillas de tus sayas, con esa espuma
sutil y restallante que les desperta-
ba los sentidos; los hacías saltar,
subir, girar, y, en algunas ocasiones
los quisiste hacer definitivamente
tuyos y los abrazaste tan fuerte, tan
fuerte, que te los llevaste contigo a
esos tus paraísos multicolores que
nuestros ojos no pueden ver.
Y sí, tal vez estabas celosa por -
que, acostumbrada a las breves
hogueras humeantes que se en -
cendían en las atalayas para avisar
a los marineros de que estaban al
lado de la costa las preciadas ba -
llenas y que debían coger sus lan-
chas y arpones para traer a tierra
aquellos grandes animales que
proveían a la población de saín
para sus lámparas, de repente la
costa se llenó de otras luces, más
frías, sin humo, que te hacían
guiños extraños, apagándose y
encendiéndose con unos ritmos
inexplicables, y pensabas que lo
hacían para llamar tu atención,
para decirte qué guapa eras, cuán-
to te querían y cuánto deseaban
que fueras a besar a los hombres
que las habían encendido para ti.
Pero tu desengaño fue doloroso ya
que esas luces, esos faros, lo único
que pretendían era avisar a los
marineros por dónde habían de
guiar sus barcos, evitando que tú,
como las míticas sirenas, los atraje-
ses a los escollos de la costa para
quedarte con una parte de su
botín, para abrazar con fuerza a
algún marinero del que te habías
enamorado.
Hoy también estamos aquí ce -
lebrando a quien siempre, cada
veinticuatro horas, gratuitamente,
llenando tu agua de luz dorada y
cubriéndote con el manto púrpura
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 83
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84 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
de las nubes, te recuerda que eres
una reina. Esta alborada que inde-
fectiblemente te ilumina y te re -
cuerda que eres eterna, que du -
rarás lo que dure el mundo, y que
ella siempre estará a tu lado para
en joyarte y para darte brillo.
Y por eso un año más, porque
nos habéis convocado vosotras
dos, la mar y la alborada, aquí esta-
mos, con una oración en nuestros
la bios y una flor en nuestras
manos, para recordar a aquéllos
que tú te llevaste, mar. Y ahora so -
mos nosotros los que tenemos
celos de ti, porque con el señuelo
de tus riquezas, que les ayudaban a
g a narse su vida para darnos la
nuestra, y con el abrazo excesivo
de tu amor, nos los arrebataste.
Espera, aguarda, que nosotros
no podemos cubrir tus olas con
oro, como la aurora, pero sí hacer-
lo con flores, con unas flores muy
es peciales, llenas de besos, de
amor, de añoranza, para después,
más tarde, ir a acompañar por las
ca lles de Candás a ese Cristo que
tú nos entregaste como prenda de
amor y que vela por nosotros des -
de el retablo que le donaron los
pes cadores con el producto de su
tra bajo, con la pesca que tú les
ofre ciste. Tú, mar, siempre tú.
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Rufo Rendueles,22 · Tel. 636 536 639 · Candás
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l 20 de noviembre de 2013 se reunió el Jurado del Concurso In -
ter na cio nal de Fotografía Di gital la Mina y la Mar 2013 en las
instalaciones de LANGREHOTEL de La Felguera para selec-
cionar y pre miar las mejores fotografías tras una La bo rio sa tarea de visua -
lizar y puntuar las 318 fotografías en via das por 120 autores.
El jurado estuvo formado por los si -
guien tes profesio na les y ex per tos en ima-
gen: Eduardo Parra (res ponsable de imagen
del Ayto. de Langreo), Alain José
Fernández (Ge rente del Centro Cultural
Tea tro Prendes de Can dás), y los fotógra fos
Eduardo Urdangaray de Lan greo y Juan
José Grela de Mie res. Ejerció de Se cre -
tario Ar man do Velasco Monreal
(Responsable de Cul tura y Co mu nicación
de La Sociedad de Festejos y Cul tura San
Pe dro de La Felguera).
El resultado final del las votaciones
fue el siguiente.
86 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
Eduardo Parra, Juan Grela, Mandy Velasco, Eduardo Urdangaray y Alain Fernández.
Armando Velasco Monreal (Mandy)
La Mina y la Mar 2013Y SU CONCURSO INTERNACIONAL
DE FOTOGRAFÍA DIGITAL
ETERCER PREMIO a la fotografía: “Flisch” Autor: Francisco Javier Munuera de Tudela, Navarra
MEJOR TEMA ASTURIANO: “Bajamar en laRibera”. Autor: Óscar Chamorro de Gijón
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Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 87
PRIMER PREMIO a la fotografía:Del valenciano José Mª Beut.
SEGUNDO PREMIO a la fotografía:Del madrileño Luis Sánchez Davilla.
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88 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
La entrega de premios se llevó a
cabo el 13 de diciembre durante el
pregón de las Jornadas de la
Fabada en el Nuevo Teatro de La
Felguera.
Con las fotografías premiadas y
otras 31 seleccionadas se fijó un
calendario de exposiciones por
todo el Principado de Asturias.
El 1 de Febrero de 2014 la
exposición se colgó en las instala-
ciones del Museo del Calamar
Gigante de Luarca. El presidente
de CEPESMA, Luis Laria, tenía
preparado un programa cultural
durante el tiempo que la exposi-
ción estuviera presente en Luarca.
Esa noche el temporal marítimo
fue en aumento hasta llegar a con-
vertirse en una furiosa galerna que
arremetió contra las paredes de la
planta baja y la enorme vidriera de
primera del museo del Calamar
Gigante. La mañana del día 2 ofre-
ció un aspecto desolador. La mar
había hecho desaparecer todo el
contenido de la planta baja y casi
todo lo de la primera.
Luis Laria nos comunicó esa
misma mañana que los 35 cuadros
de la exposición de la Mina y Mar
habían desaparecido por los golpes
de mar. .
Los 31 cuadros de las fotos
seleccionadas se habían colgado en
una paredes que se habían pintado
expresamente para la ocasión.
Estas fotografías nos las envió Luis
Laria como testimonio del trabajo y
cariño que habían puesto para
colocar la exposición.
La Mina y La Mar, una vez más,
sufren los azotes de la naturaleza y
se cobran su tributo .Lo saben muy
bien nuestros mineros y marine -
ros.
De izquierda a derecha:D. Armando Velasco( Secretario del Concurso), D. Óscar Chamorro(Trofeo a la mejor foto de Asturias), D. Rubén (Director de Langrehotel),D. Juan José
García(de Sabadell- Herrero de La Felguera), D. Abrahám Montes( Presidente Sociedad deFestejos), Dª María Fernández (Alcaldesa del Ayuntamiento Langreo)y Dª Cecilia Tascón
(Concejala en representación del Ayto de Carreño).
Impactante aspecto que ofrecían las dos primera plantas del Museo del Calamar Gigantela mañana del 2 de febrero.
Las fotografías premiadas colgadas en una cuidada decoración de redes la mañana del día 1 defebrero en el museo
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90 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
ste año se cumplen vein-
ticinco años del comienzo
de las actividades en El
Centro de Escultura de
Can dás, Museo Antón. Con su inau-
guración el 13 de julio de 1989, cul -
mi naba un proceso iniciado en la
dé cada de los setenta cuando los he -
re deros del escultor candasín, An -
tonio Rodríguez García “Antón”, en -
ta blaron negociaciones con el
Ayuntamiento de Carreño al objeto
de que éste recibiera en donación la
obra del artista que con gran aprecio
ve nían conservando en sus do mi ci -
lios particulares desde hacía más de
cuatro lustros.
El museo se gestiona a través de
un Patronato Municipal, su princi-
pal órgano de gobierno es la Junta
Rec tora, que se integra por los sigui -
en tes miembros: Presidente de Cen -
tro; nueve vocales designados por el
Pleno de la Corporación, a propues-
ta de las organizaciones políticas re -
pre sentadas en el mismo, sin que
deban ser concejales; tres represen-
tantes de los centros educativos de
Candás, propuestos por el Consejo
Escolar de cada centro; dos repre-
sentantes de la familia del escultor
Antón; el Director del Centro, el Se -
cretario y Tesorero-Administrador.
A primera vista se diría que es
un museo monográfico, pero no lo
es en el sentido estricto de la pa -
labra ya que no acoge de manera
exclusiva la obra del escultor del
que recibe el nombre sino que des -
de un comienzo estuvo abierto a ex -
po siciones temporales que recogen
obra de otros creadores; así se
ofrece la posibilidad al público de
contemplar otras propuestas artísti-
cas contemporáneas.
Los estatutos del centro definen
claramente el objetivo con el que
este museo fue creado: “la promo-
ción de un amplio abanico cultural
relacionado con la escultura y de
forma especial con la escultura
asturiana, en todas sus facetas, do -
cumental, estudio, investigación
crea tiva, museística, expositiva pe -
dagógica, divulgativa y de fomento”.
Las instalaciones del Centro de
Escultura de Candás Museo Antón,
ocupan una casa de finales del siglo
Dolores Villameriel Fernández
MUSEO ANTÓN:entre dos siglos
E
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XVIII que perteneció a la familia
Estrada-Nora. El edificio se vio ne -
cesariamente sometido a una serie
de reformas de acondicio na miento
para adecuarse a los cometidos pro-
pios de un espacio museístico y
centro de investigación escultórica.
El inmueble es de planta cua -
drada y consta de dos alturas, la úl -
tima bajo cubierta. En la planta
baja se ubican tres salas dedicadas
a exposiciones temporales. La ma -
yor parte de la superficie del
primer piso la ocupa una sala muy
diáfana y luminosa, destinada a la
exposición permanente de la obra
de Antón a la que se accede través
de una escalera de madera que se
convierte en corredor interior en
dicha planta. En la segunda planta
se encuentra la biblioteca, la zona
de investigadores, la de talleres, el
archivo y los despachos.
El centro está rodeado de un
amplio jardín, que abarca desde la
misma plaza del Cueto y que bor-
deando la costa oeste llega hasta la
zona de Rebolleres, en el que a lo
largo de estos veinticinco años se
han ido instalando esculturas de
artistas contemporáneos, algunos
de los cuales obtuvieron en su
momento la Beca Antón de Ayuda
a la Creación Escultórica.
En la actualidad el parque
escultórico cuenta con una colec-
ción de 24 obras que son una mues-
tra de las diferentes tendencias de
la escultura contemporánea. El re -
corrido por este conjunto de escul-
turas, identificadas a pie de obra, se
encuentra indicado a través de pa -
ne les informativos, en los mapas
presentes en los folletos divulga-
tivos que se editan y en la página
web oficial del Centro.
Como parte del fomento de la
creación escultórica surge en 1990
la Beca Antón de Ayuda a la Crea -
ción Escultórica, con la clara inten-
ción de apoyar, estimular y fomen-
tar las actividades creativas en -
torno a la escultura. Desde el año
1998 cuenta con el patrocinio de la
Fun dación EDP. Esta beca se inspi-
ra en cierta medida en la propia tra -
yectoria creadora de Antón que
recibió, merced a sus naturales
dotes para el arte y a su gran
capacidad de trabajo, la ayuda
desinteresada de varias personas de
su villa natal, lo que le permitió
desarrollar su producción artística.
El museo Antón no sólo se cen-
tra en la conservación de su colec-
ción sino que contempla la progra-
mación de diversas exposiciones
temporales y la creación de discur-
sos expositivos a lo largo del año.
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 91
Portfolio 2014 maqueta_Maquetación 1 05/09/14 10:55 Página 91
El contenido de las exposiciones tiene dos líneas
diferentes que armonizan con las presentes dentro de los
fondos del museo, éstas son: exposiciones de artistas
coetáneos que contextualicen la obra de Antón, sus rela-
ciones artísticas y personales tanto en tiempos como en
estilos y exposiciones que reflejen las actuales tenden-
cias de la escultura y de otras artes afines.
Desde un primer momento, el Museo ha demostrado
especial interés en la divulgación de las exposiciones
puestas en marcha por medio de la publicación de los
catálogos de cada una de las exposiciones que se realizan
en el centro así como de los fondos que se guardan.
Aparte de la competencia expositva, el museo
desarro lla un amplio abanico de actividades dirigidas a
los grupos escolares y al público infantil a lo largo de
todo el año na tural. A través de estas acciones, el Museo
pretende que tanto sus fondos como las obras que se pre-
sentan en las diferentes exposiciones no sean una reali-
dad más entre las muchas que una persona contempla,
sino que posean una precisa relevancia a través del
desvelamiento de un enseñar a mirar. A la par se pre-
tende que estos contactos tempranos con la realidad
museística sea el primer paso para futuros visitantes
asiduos de nuestro y otros centros similares.
Durante el curso, los colegios del concejo o de la
región que lo soliciten pueden participar en los dife ren -
tes talleres didácticos que se programan siempre adapta-
dos a los dife rentes niveles educativos y llevados a cabo
por profesiona les en la didáctica artística.
Durante el verano se programan otro tipo de ofertas
didácticas que complementan la visita que los escolares
hacen al museo durante los periodos lectivos. Los talleres
que se desarrollan en este período son un conjunto de
propuestas cuyos objetivos no varían en relación a los
talleres escolares pero si rompen con la estanqueidad que
rigen las visitas de los periodos lectivos. El objetivo cen-
tral del proyecto no es otro que el de mantener una con-
tinuidad en el contacto con el público infantil y juvenil,
yendo más allá del calendario escolar.
Con el desarrollo de diferentes actividades y talleres
pedagógicos, el Museo intenta día a día superar la vieja
imagen de los museos como lugares cerrados, poco aper-
turistas, reservados a los estudiosos e intelectuales,
transformándose en un lugar próximo a los niños en
primer lugar y al público en general por extensión.
Una vez observado que la realización de este tipo de
actividades es la que más dinamiza la existencia de un
museo, la presencia de otro tipo de actividades comple-
mentarias aparecen ya en el presente para alcanzar una
integración con otras realidades artísticas afines como
es el caso de la música.
La nuestra no es una institución que deba estar al
margen de una evaluación, porque lo público así lo debe
reclamar y exigir, pero también resulta cierto que sus
tiempos de fructificación son otros.
Sobre los tiempos, la mirada personal resulta miope,
no ve con claridad si dirige la mirada al horizonte, la his-
toria; nos manejamos en instantes, distancias cortas y
nunca tomando como hitos la perdurabilidad de lo
cultu ral.
Desde esta consideración no somos más que unos
recién llegados y nada se puede decir, solo nombrarnos
para estar presentes. Somos proyecto más que realidad
y así queremos que se nos aprecie porque aún tenemos
mucho que ofrecer para dar que hablar, pero bien.
Es a través de este despliegue, con atinos y desati-
nos, donde veremos nuestras realizaciones concretarse y
juntas conformar una senda que nos permita hablar de
un Ayer.
92 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
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La mar sugerente y hermosa tiene nombre de mujer
me acerco a la playa a contemplarla al atardecer
me enamora, dejando que las olas me acaricien los pies.
Paseando por la orilla, parejas de enamorados
latiendo sus corazones navegando por otros mares
se miran y se besan, caminando entrelazados.
La mar, la miras y te atrae, no los puedes evitar
cuando se embravece a nadie deja indiferente
la puedes amar, odiar, pero no la podrás olvidar.
La tarde languidece, la playa se queda vacía
en su ocaso, el sol se pierde por el horizonte
nubes grises y anaranjadas celebran su llegada.
La noche tiende su manto sobre la mar oscura
siento un escalofrío, una suave brisa me rodea
sale la luna, dándole al mar resplandor y belleza
Noches de luna que nos embriagan y nos llenan de sensaciones
qué influencia y poder ejercen en nuestras sencillas vidas
despertando nuestra vena poética, y desatando las pasiones.
También yo percibo su presencia, y retrocedo en el tiempo,
paseo por calles con luces de gas, sombras y silencios
con capas negras forradas de rojo, me cruzo con los bohemios.
Junto al mar bañado por la luna, mi alma se ilumina
se llena de bondad, aflora la ternura, es algo espiritual
me ha permitido, por momentos, vivir sueños y fantasías.
Mar y luna, que binomio tienen juntas
te hechizan, despertando las pasiones,
me han hecho soñar, entre quimeras y lagunas.
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 93
AtardecerWifredo
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94 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
n el Rincón, ese barrio
apiñado en el corazón de
Candás al que llegaban las
voces cercanas de los niños de las
escuelas, el pregón triste y cansado
del afilador gallego, el murmullo de
los entierros, en su ascensión hacia
Piñeres, el relincho de los caballos y
el golpear del martillo en la fragua de
Potasia. En el Ricón de la Marrueca,
barrio de casas bajas, luces pobres,
patios traseros, huertas y corredores
de madera vieja, nació, la víspera de
san Antonio del año 1922, Elvira
Granda Viña, la segunda de cinco
hermanos, hija de Fermina la
Canana, vendedora de marisco y de
pescado, y de Félix Regata, botero de
“tresmayo”, de nasa y cabudo, y
pescador de “abarique”; y nieta de
Marcelo, que también era botero.
Tuvo un bisabuelo, al que conoció,
llamado Gregorio “el corchador”.
Hacía cordel para los barcos. Lo con-
feccionaba con cá ña mo. Tenía el
taller en la Vega, cerca de la casa de
Rufo el Jorobo (bisabuelo de quien
esto escribe). Hacía el cordel con una
rueca y lo tensaba por la carretera de
san Roque.
Aunque cerca, Elvira vive ahora
en la Cruz, en una casa alta, con una
hermosa vista sobre Candás.
Estamos sentados con ella en una
salita espaciosa, para que nos hable
de su vida y sus recuerdos. Una vida
larga y dura, en la que hubo de
todo,pena y felicidad, pero sobre
todo dolor;un dolor permanente
guarecido en su alma, tras la muerte
de Félix Amado, su hijo.
–Mi padre –nos dice Elvira–
tenía dos embarcaciones: un bote
hecho en Luanco, que se llamaba el
“Manolín”, y una motora de gasoil,
que la había comprado en Villa vicio -
sa, y que por eso se lla maba “Virgen
del Portal”.
–Tres veces al día salía mi padre
al tresmayo. Sobre todo cuando
había veraneantes. La primera a las
cuatro de la mañana. Entraba hacia
las siete, almorzaba y volvía a salir, y
hacia el medio día estaba en casa
para comer. Luego volvía a marchar
y ya no entraba hasta la noche.
Había que ver aquella hermosura de
pescado y de marisco vivo: julies del
rabo negro, abadejos con el color de
los limones, cabres grandes de galla
abierta y tiñusos rojos como claveles,
saramolletes sonrosados, gordos y
retorcidos, gayanes con aquella man-
chita morada en la cola, piques y
chopes, ¡qué sé yo…!Era una bendi-
ción ver todo aquel “pescao” vivo,
bullendo… y también el marisco. --
Mi padre cogía mucho en la zona de
san Lorenzo, en Gijón, centollos, llo-
cantaros… Y mucha “esguila” por el
Cuirno, grande y gorda. Si no se
vendía en Candás, mi madre iba con
ello a Gijón, en el tren del Carreño, o
TODA UNA VIDA...
EElvira Granda Viña
Coordinación, texto e impresión digital: Hermenegildo Fernández, José Marcelino García y Tito Aramendi.
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a Avilés, a casa Talín o casa Lín.
También lo vendía a los médicos, y a
la gente de “perres”. A mi madre, por
eso de vender marisco, la lla maban
en Gijón la “Mermeana”.
–Tenía cuatro años cuando fui a
la escuela de Pina, allí apren día mos
sobre todo la doctrina.Cuando
cumplí los siete, pasé a la Pública,
con la señorita profesora, hasta los
catorce, que era la edad que yo tenía
cuando estalló la guerra. Entonces
todo quedó paralizado. Mi padre
siguió pescando, pero el bote ya no
era suyo, se lo requi sa ron, tenía que
entregar todo el “pes cao” al Comité.
El pobre tuvo una denuncia por
coger algo de lo que pescaba para lle-
varlo a casa. Eran cosas de la guerra.
Todos los hermanos marchamos
para la “Llonguera”. Allí, en la casa
de nuestros lecheros, pasábamos el
día jugando, mientras la guerra tran-
scurría con sus horrores. Mi padre y
mi madre quedaron en Candás, y a
veces, cuando había que ferrar el
burro, en Potasia, veníamos a verlos.
Traíamos las alforjas llenas de cosas
de la aldea para mis padres, y yo,
cuando venía la aviación, metíame
en una de ellas. No recuerdo en ese
tiempo haber pasado hambre como
tanta gente. En la Llonguera había de
casi todo.
–Y la guerra, como todo, también
terminó. Y a empezar de nuevo en
medio de aquella po breza, del
racionamiento y las enfermedades
que traía el hambre, sobre todo la
tuberculosis, de la que moría mucha
gente, sobre todo jóvenes. Recuerdo
los gritos que daba la familia cuando
sacaban la caja de casa. Era el tiem-
po de los fardos de caucho que a
veces flotaban por la mar cuando se
hundía algún barco, en la segunda
guerra mundial. Si alguien encontra-
ba alguno tenía que entregarlo. Se
vendían por mucho dinero, así que
mi padre cuando enganchaba alguno
lo dejaba en Rebolleres, y mi madre,
por la noche, iba de furtiva a buscar-
lo. Se compraron muchos barcos en
Candás con les perres de los fardos.
Luego vino aquella galerna del cin-
cuenta en la que nosotros perdimos
el bote. Cuando mi padre sintió el
temporal se levantó de la cama y fue
a mirar al muelle si estaba el bote. Lo
encontró como un pescao muerto,
flotando boca abajo, en Entrellusa.
Entonces, a los pocos días fue a
Luanco y mando a Anselmo, maes-
tro carpintero, que le hiciera otro
“Manolín”.
–Yo nunca fui a la fábrica. Es tu ve
trabajando en el Café de Brau lio
hasta que me casé con Amado el de
Polda, un hombre con el que fui muy
feliz. Cortejé 7 años y me casé el año
1947, en el altar mayor de la iglesia
de San Félix. El viaje de novios fue a
Oviedo, Covadonga y Santander.
Amado trabajaba en la sierra de su
tío José, que luego se hizo socio con
Carlitos.
Al escuchar a Elvira, no puede
uno por menos de recordar que el
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 95
Portfolio 2014 maqueta_Maquetación 1 05/09/14 10:55 Página 95
96 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
Can dás de aquellos tiempos, además
de oler a salazón, olía también a ma -
dera. A madera fresca de las sierras
de Carlitos y de Marcelino; una cer -
ca de Santarúa y otra en la Carretera
Nue va. Dos sierras que esparcían
por el pueblo un sonido retorcido, ás -
pe ro y como furioso, pero que se lle -
ga ba a escuchar con agrado y fami -
lia ridad.
Elvira sigue hablando con jovia -
lidad y buena memoria. A veces re -
tor na de improviso a la niñez, como
cuando nos dice que fue D. Flo ren ti -
no Bobes el que le dio la comunión,
de spués de aprender mucha doctrina
cristiana.
–Fui con el vestido blanco de mi
her mana Genara. Las cuatro her ma -
nas comulgamos con el mis mo vesti-
do, y recuerdo que Josefa la del Café
nos mandó los pasteles. El catecismo
era los domingos a la dos de la tarde,
cuando terminaba, íbamos en dos
filas por la calle hasta el teatro
Marina a ver películas mudas, me
acuer do de “Las dos Huerfanitas” de
la que nos ponían cada domingo un
po co, y del cine, para casa. En se gui -
da aprendí a coser y a hacer punto
con Flora, la madre de Pipi, y con su
her mana Albina, que estaba enamo -
ra da de Pedro Braña. Así que yo
siem pre me hice la ropa.
En el tiempo de mi niñez y juven-
tud Candás llegaba desde la “Cuesta”
has ta el “Parrocho”. De ahí pa riba,
ya era aldea. Y qué voy a decir de les
fiestes de Pascua y del Cristo, había
que veles. En el café de Braulio esos
días no dormíamos. Los romeros
venían toda la noche caminando, y
teníamos que estar sirviendo cafés y
chocolates con pasteles y marañules
sin parar. Josefa, aunque tenía que
pagar a los confiteros que contrata-
ba, que eran muy buenos reposteros,
esos días hacía una buena marea.
Ahora la vida cambió mu cho, casi
todo para bien. Fijaros que las casas
antes no tenían agua corriente, algu-
nas ni retrete. Teníamos que ir con
calderos a la fuente del Siglo o a
Santarúa, y estaba el hambre...
Elvira parece sumirse en algún
re cuerdo triste, pero enseguida dice:
– Fui muy feliz. Me encantaría vol -
ver a vivir de nuevo la vida. Tuve dos
gol pes muy gordos, la muerte de dos
hi jos, pero ya no tengo miedo morir,
na cimos para eso. Voy todos los días
a misa y le pido a san José que me dé
una buena muerte. Pero de momen-
to aquí sigo. Todos los días, al em pe -
zar la mañana, tengo la suerte de po -
der ver desde mi ventana la mar.
Con 92 años, no es poca cosa. Qué
más puedo pedir… Y Elvira se queda
mirando hacia la ventana, por don de,
al asomarnos, vemos la mar. El vi ra
tan fina y tan menuda; la mar tan
fuerte y tan grande, pero que toda
coge en su pecho. Un pecho en el
que late el corazón de oro de una
can dasina, hija de un botero de cabu-
do y de tresmayo, y de una vendedo-
ra de marisco y de pescado de ron -
chel, cogido, como una guirnalda de
co lores, en el azul profundo, bajo la
lu na y las estrellas de otros
amaneceres.
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omo tantos candasinos
descendientes de
marineros vascos, José
Alijostes Gutiérrez (más conocido
como “Pepín de la Rizosa”) es hijo
de un guipuzcoano de Pasajes de
San Pedro, típico pueblo costero
situado en la desembocadura del
río Oyarzun, al lado mismo de San
Sebastián. Un guipuzcoano llama-
do José Alijostes, maquinista naval,
que trabajaba en los talleres de
Eraso, y que el destino quiso que
tuviera que traer un barco de pesca
a Candás, porque entonces, la
flota pesquera de nuestro pueblo
se hacía casi toda en Zumaia. Pues
resulta que en uno de esos viajes,
José conoció a la Pila, hermana de
Ángela, hijas ambas de Victoria la
Rizosa, que tenía tres barquinos
pequeños, y que al casarse las dos
hermanas (Ángela y la Pila) se
vendieron los barquinos y com-
praron otros más grandes, entre
ellos, el Angelina, el Mª Victoria,
el Mª Antigua, el “Pepín”, el
Victoria Mary, y el Nuevo Pepín, el
último de todos. Y así, entre barcos
y marineros, entre mar y tierra,
entre días de galerna y de bonanza,
entre alegrías y penas nace nuestro
personaje, un doce de octubre de
1925, en la casa de Guila, a la
misma rexa de la mar, para
después pasar a vivir a la calle
Astillero, enfrente de la Pregona,
donde allí, en la tienda de su
madre, la Pila, los rapacinos de los
años cincuenta conocimos a Pepín
de chaval. -Era una tienda -dice
Pepín- que mi madre abrió antes
de la guerra, y que despachaba casi
todo con libreta. Recuerdo que el
día de santa Marina y de san José,
la Pila ponía dulces y Sansón en el
mostrador de la tienda para los
parroquianos. La tuvo hasta que
murió a los 52 años, del asma;
murió en la calle, de repente. Me
emociono al pensar en el día de su
entierro. Al llegar al cementerio,
mis amigos cogieron la caja de la
Pila: Julián y Juaco el de Bombita,
el Gordo de Anacleta, el
Machimán, Pepe Pancina, que eran
los de la peña llamada del
“Pescador”, y la llevaron a hom-
bros hasta la sepultura. Hay un
silencio. Luego, Pepín, sigue:
– Claro, yo como todos los niños de
aquellos años, fui a la escuela de
Ramón de Xuan, allí canté la
Tabla, aprendí lectura en el “Tercer
libro” y el “Corazón”, doctrina en
el catecismo del Padre Astete y
escritura usando palillero, tajo y
tintero. Hice la primera comunión
en Ondárroa, a donde iba con mi
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 97
José Alijostes Gutiérrez(Pepín de la Rizosa)
C
TODA UNA VIDA...
Coordinación, texto e impresión digital: Hermenegildo Fernández, José Marcelino García y Tito Aramendi.
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98 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
tía Ángela a pasar temporadas;
hasta que todo lo interrumpió la
guerra civil. De ella me acuerdo,
continúa Pepín, que nos metíamos
en el refugio de Santolaya, y tam-
bién de cuando la aviación tiró una
bomba cerca del Ayuntamiento, y
mató a la “Chona”, hermana de
Ramón el de Lolo. Y así, de esta
manera, llegamos al año 1938,
cuando la guerra estaba terminan-
do, y Pepín, ya con trece años, y
con el propósito de estudiar una
carrera, pasa al Instituto Jovellanos
de Gijón para hacer el Bachiller
Superior, junto con otro candasín,
Genaro el de Benitina. Pero, des-
graciadamente, en casa no había
hombres (su padre murió ahogado
viniendo de Francia con un tempo-
ral de niebla, a la altura de S. Juan
de Luz, cuando él tenía cinco
meses y su hermana Victoria un
año. También su tío, el marido de
Ángela, murió de un accidente
cuando iba en el estribo de una
camioneta y se dio un golpe). Así
que Ángela empezó a llevar las
riendas, y yo - sigue diciendo
Pepín-, que por ser hijo de viuda,
no fui a la mili, con 21 años
comencé a ocuparme de la admi -
nis tración de los barcos. Iba y
venía a Gijón todos los días, en el
Carreño, pero había que llegar
siempre temprano a Candás,
porque el último tren era a las
ocho menos cuarto. Pepín, que
como Aron Sai está sentado en una
silla de ruedas, parece reconcen-
trarse cuando retorna al pasado y
nos dice que, en Candás, aquellos
primeros años después de la gue rra
fueron de gran necesidad. -Los que
no tenían en una pareja donde
enrolarse pasaban mucha hambre.
Pero este pueblo fue siempre muy
trabajador y de grandísimos
marineros, con sus mujeres de la
fábrica y la paxa, y así se fue
abriendo paso con aquellos extra -
or dinarios patrones de entonces:
Genaro Bombita, Carlos el de
Ramiro, uno de los mejores
pescadores de bonitos, Enrique
Fañeca, por mencionar sólo
algunos. Con marineros de
primera, hábiles vareros en la
pesca del bonito, los mejores del
Cantábrico: Remigio, hermano de
Antón el maestro, Cachimba y
Jorge, el hijo de Falín y Nora. Y
boteros como Segundo el Polaco,
Manolo Pepón, Ramón el Noco,
Manolo el Coxo, y tantos y tantos
marineros de altura, de pareja y
también de galdiar. Entonces había
mucha pesca en el Cantábrico. En
los inviernos íbamos a la “Pareja”,
empleando red de fondo para el
“Arrastre”. En los meses de enero y
febrero al besugo. Lo compraba
Ojeda a 1,80 el kilo, para
escabeche. Y estaba el cicharrón,
pescado a cerco, pesca peligrosa,
que se hacía cerca de la costa. Se
vendía muy barato, entre 1,50 y
0,60 céntimos el kilo. La última
marea que recuerdo fue una en
que pescamos sesenta toneladas. Y
el bocarte en primavera, a cerco
también, a cinco horas de la costa.
Y estaba nuestra pesca rey, la del
bonito. El día de san Pedro
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poníamos los barcos, arranchados
con varas de eucalipto como si
fueran lanzas en ristre para un tor-
neo, rumbo hacia Irlanda.
Entrábamos cada 7 u 8 días, y
llegábamos a Candás cargados de
bonitos. Bonitos pescados a vara,
con hojas de maíz, luego con cebo
vivo. A veces había que reparar
alguna avería importante, y eso se
hacía en el taller de Constante
Bolero. Metíamos el barco dentro
del muelle y allí se hacía todo:
limpieza de tubos, pintura y demás
operaciones. Pepín vuelve a quedar
en silencio unos instantes. Parece,
desde su silla de ruedas, poner la
mirada en la lejanía. Una lejanía
que solamente él ve y que segura-
mente añora, pero que también le
trae recuerdos tristes, como aque -
lla desgracia en la que murió un
hijo muy joven de la Manolona, y
un rapaz de Bañugues, al explotar
un tubo del María Victoria, siendo
patrón de pesca Pepe el de Tana y
de costa Pepe “Gano”. Luego levan-
ta la vista y nos dice. El diez de
julio del año 1961, el “Pepín” fue a
pique a unas cien millas del cabo
Peñas. Estaba en la mar llamada de
las “Cruces” y se desencadenó una
galerna terrible por todo el Can tá -
brico. En esa galerna perecieron
ahogados 83 marineros y se
perdieron 21 barcos.
Entra Gonzalo, nieto de Pepín y
de Fina, su mujer, y a los dos se les
alegra la cara. –Es uno de los siete
que tenemos - dice Fina-, y es muy
aficionado a la cocina. Prepara el
“pescao” como nadie. Todos los pexes
que le regalan a Pepín, él los prepara
como si fuera un chef: palometa
encarnada, mero, virrey. Pepín mira
para su mujer y recuerda cuando
eran novios. Dice: –Yo era muy
amigo de Pito, y como Pito cortejaba
a Carmina, yo cortejé a Fina, que era
su amiga y las dos como hermanas, y
me casé con ella. Nos casó don José
Muniello, que era un cura muy
marinero y muy candasín, lo llama-
ban “Pepe el muelle”. Y de aquel
matrimonio nacieron tres hijos,
Marinita, Pepín y Mariví, y nuestros
hijos, ya que Carmina no los tuvo,
eran como si también fueran de ella.
Pepín se pone serio, yo diría
que triste. Luego mirándonos dice:
–Llegué a tener 60 marineros
en mis barcos, marineros de Can -
dás y de Gijón, y a pagar 300.000
pe setas, que por aquellos tiempos
eran muchas pesetas. Pero la pesca
comenzó a escasear, y además vino
la ENSIDESA y quedé sin mari ne -
ros. Tenía que ir a buscarlos a Las -
tres, a Cudillero, a Galicia. Todo se
fue estropeando. Para mí fue muy
pe noso, tuve que malvender los
bar cos. El Parrulo y yo llevamos el
cas co del María Antigua a vararlo a
la playa de los Cristales, en Antro -
me ro, pero no fuimos capaces de
ha cerlo, porque al doblar el Cuirno
el barco tiraba hacia Rebolleres,
qui so morir a los pies del Cristo de
Can dás, el Cristo que él había traí-
do desde la Coruña, después de ha -
ber lo tallado en Santiago. Luego tu -
ve una lanchina con Panín y Cán -
dido el de Ramiro, hasta que empe -
za ron a fallar los remos. No quiero
ba jar al muelle, lo vi hace unos dos
años y me gustó mucho, pero fran -
ca mente me gustaba más el “Bar -
cón”. Ahora ya vive uno de recuer-
dos. Sobre todo recuerdos de la
mar, de los años que estuve por
ella. Como cuando el año 63, en el
Pe pín, que se hizo en Orio, y lo
man daba Matías, pero no sé por
qué causa marchó,y fui yo de pa -
trón con Kike. La sonda daba unos
picos muy raros por esa mar que
nosotros frecuentábamos. Enton -
ces Vicente el Pozalo empezó a pes -
car por esa zona palometa encarna-
da, llamada también cachucho, y
ca chucho le quedó a esa zona, has -
ta hoy. O recuerdos de cuando con
26 años fui concejal, el año 51,
siendo Joaquín Prendes alcalde.
Me hicieron por ser de la Cofradía
de Pescadores, y me llamaban el
con cejal de los obreros, porque
con seguí que les subieran el sueldo
a todos. Recuerdo cuando, como
con cejal, fui a buscar al bandín de
la Estrada, para las fiestas del Cris -
to, y los encontré ensayando en
una cuadra. Aquellas fiestas tan es -
tu pendas, tan candasinas, tan en -
tra ñables, fueron a menos. Tam -
bién fui consejero de la Unión de
Bu ques Pesqueros de Gijón, y tuve
una buena amistad con Braulio Al -
fa geme, que tenía tres barcos fru -
teros y tres fábricas de conserva en
Vi go, y que era muy amigo de Pito.
La entrevista está llegando a su
fin. Pepín nos dice que sale todos los
días a tomar un par de vasos de vino
y a tertuliar con Ramón el de Lolo y
con algún marinero. Es 7 de diciem-
bre del año 2012 y Ramón el de Lolo,
su amigo, moriría el día del Cristo
del año siguiente. Desde su silla de
rue das, en un ático semejante al
puente caseta del María Antigua, Pe -
pín el de la Rizosa, acompañado de
su esposa Fina y de algunos de sus
nietos, nos fue desgranando retazos
de su ya larga vida, una vida puesta
al servicio de su familia, de Candás,
su pueblo y de la mar, su amor y su
ilusión.
Candás 2014. Portfolio Edición XLIX 99
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100 Candás 2014. Portfolio Edición XLIX
En amplio vaso de sutil cristal,
del brazo que en alto se inclina,
cae en el borde la sidra saltarina
como chorro de aurífero metal.
Surge una larga nota musical
de la cascada aromada y ambarina,
riente y fresca, como aura matutina,
como gracia de un estro original.
Alegrase el “culín” efervescente,
y musita canciones de lagar
la burbuja al perder su continente.
Sidra, sidra; “culines” apurar.
Ronca la gaita, alégrase la gente,
y , al fin, terminan todos por cantar.
JOSÉ GONZÁLEZGUTIÉRREZ (“Pepe el Che”)
Canto a la SidraPasaba un vecino; ¡eh, Emilio!, ¿pescaste algo, hubo suerte?
Sus ojos miran tristes, ladea la cabeza, y con voz apagada dice:
“¡No, ni para la cena!”. Cansinos sus andares, lleva las olas
pegadas a sus piernas. Tiene el ritmo ondulante, como palmera.
Aterido de frío sube la cuesta. De madera los zuecos, resuenan en
las piedras.
En el brazo lleva la ropa de agua, en el hombro, colgado, el
balde de madera. Y lo lleva vacío, ¡lleno de pena! El hambre en el
cuerpo, pesadumbre en el alma, ¡su familia lo espera! ¿Qué
cenarán, sino pescó para ella?
Se refugia en el chigre, su organismo enferma… ¡Tabernera!..
¡dame vino, apúntalo en la cuenta! ¡Por favor, dame vino! ¡Quiero
quitar el salitre, que la garganta me quema! Mañana será otro
día… ¡Dame vino, tabernera!, que si mañana no hay pesca… por
lo menos de esperanza vendrá la motora llena.
MILITA DE CONCHA PIN
Un marinero
EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS
Traemos por primera vez a las páginas del Portfolio una muestra de la obra de
algunos de nuestros poetas que, ya desaparecidos, han sido, año tras año,
colaboradores destacados de esta publicación.
–”Ponte muy guapa Rosina,con la ropa de boda,que vamos dir a Candás,pues son les fiestes allíy prometimos al Cristu,mientras vivamos, yo y tide ir los dos a visitaluy rezái n’aquel Camaríntan guapu y bien adornáuqu’el primer añu lu vimosquedamos los dos abobáus”.
–”Pues tú, Tomás, fai lo miesmo,ya puedes empecipiara mudate y enfrescate
y dir cortar ese pelónque, de llargu que lu tienes,pareces talmente un leóny mianiquis te tengo miedu,faime casu, Tomasón”.
El día del Cristu, pe la mañana,llegaron los dos a Candásmuy garradinus del brazu,tan guapos y gallazperusque la xente que pasabadaba la vuelta pa velus.
La primer visita que ficierunfue dir a la Iglesia a rezar,
arrodillase delantre del Cristuy pedir un añu máspues, aquí, la vida ye fugaz;la verdadera riquezaye tener fe y esperar.
Después, fueron a la “Parra”a comer buena fabadacon llacón, tucu y morciellacomieron a fartucary pa baxiar la comidafueron al “Parque” a bailary así terminen les fiestesde Rosina y de Tomás.
CONCHITA (EL ALCALDE)
A las Fiestes de Candás
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Instantes de un tiempo pasado, en un Candás de mar y redes. Estampas quenos miran desde un ayer de lágrimas, de besos, de sonrisas... Juntos en lafiesta, en el trabajo, en el camino de la vida. Fotos para el recuerdo, llenas,ahora, de paz y olvido. ¡Qué lejos y qué cerca todo!
Álbum para el Recuerdo
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asan los siglos, queda el hombre y sus huellas como hondos pensamientos.Pasan los milenios y queda la memoria de un pueblo y su aventura; el signoen piedra de su rudo pasado cristiano y pescador. Pasa la verdad y la menti-
ra del calendario del tiempo. Y queda esta ventana como un libro, como una joya,como una luz escondida que nos sorprende en medio de la oscuridad.
P
SIGNO, HUELLA Y MEMORIA
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