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Palabras de Juan Manuel Cedrón Plasencia, autor del libro:
“EL PADRE REBAZA UNA VIDA AL SERVICIO DE LOS DEMÁS”
Tengan todos ustedes muy buenas noches, distinguido público presente. En primer lugar, agradecer la buena fe y la excelente gestión edil del señor
alcalde, Dr. Manuel Becerra Vílchez, por su acertada decisión de reeditar este
libro tan valioso para los cajamarquinos. Agradecer también a la gerente de Cultura, Turismo y Centro Histórico de la Municipalidad Provincial de
Cajamarca, Arquitecta Sandra Cerna Merino; al sub Gerente de la Oficina de
Cultura, Dr. Ricardo Boyd; a Jorge Zelada, gerente de la imprenta Digital Copy Print, y a todas las personas de la Municipalidad Provincial de Cajamarca, que
colaboraron conjuntamente para el logro de esta reedición; y a todos, quienes
hacen posible la difusión de este librito que versa sobre la admirable e imitable vida del Padre Luis Rebaza Neira.
Es difícil hablar del Padre Lucho no siendo humildes. Pocos sacerdotes hoy son capaces de aquel desprendimiento material que ostentaba el citado
presbítero, muy amigo mío, quien fue mi mentor espiritual y protector, junto a
otros estudiantes del Templo La Recoleta. La Comunidad Luis Rebaza Neira, integrada por Víctor Ruitón; Aldo Querzola; los Hermanos Jorge y Julio Vigo
Muñoz, entre otros, dan fe de ello; gente que lo conoció y que recibió de su mano
espiritual la amable y presta conseja de un padre inigualable, que irradiaba paz al interior del espíritu.
La ayuda y entrega por los demás era la consigna del Padre Lucho. Su recuerdo ya no más debiera entristecernos; muy por el contrario, celebrarlo en
esta noche de grato recuerdo.
Con su rostro pálido, sosegado y noble; con su tranquilidad y serenidad de
siempre. Era su mirada al cielo, que parecía haber cumplido con su “Sagrado
Misterio”, todos los votos que sólo un santo es capaz de hacerlo.
El 8 de Abril había dejado de latir ese corazón de oro. Dos días después, el
Aeropuerto Armando Revoredo Iglesias era surcado por las golondrinas de su partida final. El féretro, en multitudinaria procesión, era conducido al hipogeo
donde hoy puede anunciarnos su santidad, cada vez que decidimos adorar al
Santísimo Luis Rebaza Neira.
Cinco de la tarde. Todas las campanas doblan por su memoria; por su
cuerpo sahumado de rosas y bendiciones de todas las manos de la tierra. Ha
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partido un Santo, hacia la inmortalidad donde todas las buenas almas se retiran.
Cientos de miles de corazones que en fila no pueden creer que nos ha dejado el
viejito de cansinos pasos y traje raído de tanta misión celestial y sapientes misas.
La vida pende de un puente al que todos quisiéramos cruzar sin tener un
poco de vértigo. “Pero la vida es así, hermanitos; hay que seguir nomás, aunque
el cansancio nos agobie, aunque el cuerpo nos diga „ya no puedo más‟”, parece susurrarnos todavía el curita de la Recoleta.
Aferrarse a la oración, “asirla con enérgica perseverancia”, era la consigna de la vida diaria de un santo, como el Padre Rebaza. Su misión fue, y estamos
seguros de que lo seguirá siendo, servir a Dios, como sinónimo de servir a los
demás, de prodigarles cuanto hubiera a su alcance, sin importar quedarnos en la completa indigencia. Tal que el espíritu tranquilo y pleno de bondad es lo único
que deberíamos conservar antes de partir a otros oficios celestiales.
La virtud del trabajo no cejaba en este espíritu tenaz del Padre Rebaza,
guerrero del cielo que llegó para asistirnos a quienes más allegados a él
estábamos; y a quienes llegaban de lejos del bien, con el alma pendiendo de la desesperación de verse lejos.
Aquel legado de humildad que acrecienta el ánimo en los hombres, perdurará por siempre en todos los que lo conocimos. Tener un silencio de oro
para cada instante de agobio y desmoralización en la vida, era el férreo e
inolvidable legado del Padre Luis Rebaza Neira; quien, a mi ver, creo, perdurará en este pedazo de humanidad que esta noche le rinde culto con este sagrado
libro: “EL PADRE REBAZA, UNA VIDA AL SERVICIO DE LOS
DEMÁS”, que esta oportunidad me ha honrado develar a todos ustedes, amables, benditos asistentes y místicos lectores.
Por la paz de Dios y la Presencia Divina de este santo que la emula: el gran
amigo de todos, el Padre Luis Rebaza Neira.
¡Muchísimas gracias a todos, y justas bendiciones!
El Autor
Cajamarca, Viernes 8 de Abril de 2016, 5:30 p.m.