Módulo 3
JÓVENES, ESTADO Y VIOLENCIA
Elaborado por
DAVID VALENCIA1
PROGRAMA PAZ A TIEMPO
UNIVERSIDAD SANTO TOMAS
2014
1 Doctor en Historia Universidad Nacional, Director Centro de Investigaciones Facultad de Derecho
Universidad Santo Tomás.
JÓVENES, ESTADO Y VIOLENCIA
OBJETIVO GENERAL:
Propiciar una ampliación creativa del concepto tradicional de Estado a partir de la
experiencia de los jóvenes, para desde allí comprender la dinámica histórica y sociológica
del conflicto armado en Colombia.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
Ampliar la visión tradicional del Derecho de lo puramente normativo a lo cognitivo y
dramatúrgico.
Propiciar una apropiación creativa de los roles sociales que interpretan los jóvenes de
acuerdo a sus contextos particulares.
Entender que tanto la guerra como la paz son contextos construidos intersubjetivamente.
Realizar un recorrido histórico sobre el conflicto armado en Colombia.
Potenciar formas narrativas de construcción crítico propositiva con el Estado desde la
cultura de paz.
TEMAS
1. COMPRENDIENDO MI RELACIÓN CON ESTADO
1.1. Juego de rol y cultural de paz
1.2. Pensar sin Estado (más allá de los sesgos cognitivos)
2. LA VIOLENCIA EN COLOMBIA
2.1. Des-construyendo el conflicto armado en Colombia
2.2. Etapas de conflicto
2.3. Memorias del conflicto
2.4. Resistir a la guerra en medio del conflicto
3. COMO CONSTRUIMOS LA RELACIÓN CON EL ESTADO
3.1. Exclusión y cultura de paz
INTRODUCCIÓN
La paz siembre será el libreto que guía nuestros actos porque es sensible a las mentes de las
personas. Durante todo el modulo se busca entregar insumos válidos y reflexivos que permitan
transformar los libretos de agresividad en otros de paz, valiéndonos de las herramientas y
sugerencias que brinda el diplomado PAZ-A-TIEMPO.
En un primer momento, el modulo parte del análisis cultural del derecho para ampliar y enriquecer la
noción del Estado y el Derecho como algo exclusivamente normativo. Seguidamente se propiciara
una apropiación creativa de los roles sociales que interpretan los jóvenes de acuerdo a sus
contextos particulares, entregando algunos elementos que les permitirá entender que tanto la guerra
como la paz son contextos construidos intersubjetivamente.
El recorrido histórico sobre el conflicto armado en Colombia será presentado en unas de las
unidades buscando dentro del documento que el joven asuma que existe, que es latente, pero que
tampoco obliga a perder de perspectiva el futuro y el rol que los jóvenes cumplen en ese nuevo
escenario de transformación que se avecina si hay acuerdo de paz.
Finalmente todo el modulo y sus actividades navegaran en lograr potenciar formas narrativas de
construcción creativa de nuevos entornos entre el Estado, el joven y la violencia, buscando dejar en
los participantes una ampliación creativa del concepto tradicional de Estado a partir de la
experiencia de los jóvenes, para desde allí comprender la dinámica histórica y sociológica del
conflicto armado en Colombia.
Esperamos que este recorrido logre tocar las fibras de quien lea, viva las actividades, participe de
los foros y se entregue por demás a cada momento del módulo.
Unidad 1. COMPRENDIENDO MI RELACIÓN CON EL ESTADO
El "Jabberwocky" de Alicia a través del espejo de Lewis Carroll.
Y la guerra, toda guerra y todo conflicto, no es sino el fracaso de la imaginación.
Alan Moore, Promethea.
El Estado no es únicamente una forma de dominación política. Tampoco se reduce a un conjunto de
instituciones y normas? Y más allá de las definiciones del Derecho o de la Ciencia Política, la
comprensión del Estado se puede realizar desde una perspectiva más relacional, que permite
reelaborar las preguntas acerca del qué, para situarlas en los cómos del saber y sentir experiencial.
Es decir, si quisiéramos hacer un acercamiento conceptual clásico sobre el Estado, nos
preguntaríamos ¿Qué es el Estado?, y entonces disciplinas como la ciencia política, la sociología, el
derecho, cada una contestaría desde un saber características particulares sobre éste. En cambio, si
recibimos como una forma importante de conocimiento nuestra experiencia sobre algo, las
preguntas que podríamos hacernos sobre el Estado serían: ¿Cómo vivencio desde mi experiencia al
Estado ¿cómo incide el Estado en mi contexto particular? ¿De qué manera mi comportamiento
cotidiano se ve afectado por él o contribuye a su fortalecimiento o cuestionamiento?.
Ese es precisamente el objetivo central de esta unidad, invitar a pensar el Estado no desde las
ideas conceptuales pre establecidas, sino desde el significado que esa construcción social, política y
cultural le transmite a las y los jóvenes que cursan este diplomado.
La ilustración que inicia este documento corresponde al temible "Jabberwocky" tomada de una
ilustración de John Tenniel para el clásico libro de Lewis Carroll Alicia en el país de las maravillas
(2010). La hemos elegido porque nos permite hacer una analogía con el Estado, que nos provoca
una reflexión acerca de la forma como nos relacionamos con él, sobre cómo lo percibimos, quizás
¿Como un monstro espantoso?, ¿Cómo algo alejado, ajeno e inaccesible?, o por el contrario, ¿lo
asumimos como una forma de garantizar los derechos de los ciudadanos, entre ellos el derecho a la
paz? Desde estas intuiciones proponemos entender al Estado como una construcción cultural más
que como algo dado de antemano y al que debemos someternos como si se tratara de una forma de
autoridad obvia e incuestionable.
En ese sentido, siendo una construcción cultural, la relación, percepción y concepto a establecer
con el Estado es susceptible de ser transformada. Ello reconoce entonces que tanto los ciudadanos
como el Estado pueden construir una forma de acercamiento colectivo positivo con los contenidos
propios de una nueva relación.
En este texto partimos del Estado como forma de pensamiento, un monstruo y una quimera
energúmena. El enfrentamiento de Alicia con el agigantado bicho caricaturizaría la titánica lucha
contra la máquina estatal, particularmente contra un paradigma o estructura mental basada en la
subordinación y la obligación de seguir órdenes ciegamente. Pero también podría significar las
herramientas de que disponemos -jurídicas o no-, para enfrentarnos a la cultura de violencia que a
veces pareciera imperar en nuestro medio. Apreciamos así la naturaleza sumamente ambivalente y
paradójica de esta noción.
En los párrafos siguientes caracterizaremos este monstruo estatal como un código neuro-lingüístico2
que contrapone los intereses de los ciudadanos en vez de armonizarlos. Lo anterior quiere decir que
los mandatos y directrices del aparato de Estado determinan nuestras formas de relacionarnos, de
hablar, de pensar e incluso, las maneras socialmente establecidas de sentir y apreciar el mundo que
nos rodea. Fabricando así un verdadero túnel de realidad3, una forma cultural de darle sentido a las
cosas. “Neuro-lingüística” vamos a llamar a esta compulsión o tendencia a resolver los conflictos
2 Término que explora la relación entre nuestra forma de hablar, particularmente la forma de hablarnos a
nosotros mismos en un “diálogo interno” entre tranquilizador y angustiante, con las conexiones neuronales que hacen posible el pensamiento, el funcionamiento de la mente y las operaciones intelectuales y sensibles de los individuos. 3 Término de la neurociencia, aquí equivalente a “modelo de realidad” y “visión naturalizada de mundo”.
Otros sinónimos podrían ser “cosmovisión” o incluso “realidad” a secas.
mediante la eliminación –en el peor de los casos- o la neutralización –en el mejor- del otro percibido
como adversario o enemigo.
Estas ideas nos llevan a abandonar la tesis del Estado como algo "ya dado", una realidad "objetiva"
o con sentido propio. Al referenciarlo como animalazo feroz o monstruo subrayamos su
ficcionalidad, pero también la manera como crea y configura lo dado por "real". En últimas aquí
ocurre lo que muestra la película MATRIX (Warner bros. 1999, 2002 y 2003), siendo el Estado y el
Derecho esa realidad virtual que las máquinas imponían a los seres humanos para aprovecharse de
su energía:
Desde estas ideas buscamos entender el Estado y su orden normativo como forma de pensamiento.
En tanto idea implantada y dada por obvia en la mente de todos, también en el imaginario colectivo
de una nación, vale decir, inscrito en la cultura de un país como Colombia. Esto implica ampliar las
nociones obvias sobre la forma como estamos sometidos a la autoridad, ya que esta no es vista
solamente como algo exterior a cada persona, o encarnada en figuras como la policía o los
gobernantes; lo interesante va a ser asumir estas jerarquías al interior de cada sujeto. Lo anterior
significa que cada uno piensa y organiza su visión del mundo desde unos esquemas entre los que
encontramos al orden jurídico.
La paz será una sensibilidad que opera en la mente de las personas, como un libreto que determina
las actuaciones. La guerra y sus protocolos de violencia será otro libreto que interiorizamos e
incorporamos de diversas maneras. El propósito de este módulo será transformar los libretos de
agresividad en otros de paz, valiéndonos de las herramientas y sugerencias que brinda el diplomado
PAZ-A-TIEMPO.
1.1. Juegos de rol y cultura de paz
Hablar de “libreto” nos da una perspectiva teatral sumamente pertinente para nosotros. Como en un
gigantesco Juego de rol, actuamos identidades pre-fabricadas, muchas veces tomadas de los
medios masivos de comunicación. Intervenir sobre esa dramaturgia, en situaciones vivenciales
concretas, va a ser uno de los grandes objetivos de este curso de formación virtual. Así las cosas,
esta intervención ampliaría las opciones de los sujetos a la hora de enfrentarse a un conflicto o
situación problemática, permitiendo que el “chip” de la agresividad mute y florezca en formas lúdicas
y satisfactorias para todos los involucrados; en vez de seguir reproduciendo como robots o
autómatas expresiones y comportamientos violentos. La imagen de la des-automatización se revela
muy fecunda, ya que así podemos criticar estereotipos y otras actitudes que se mantienen gracias a
la inercia y la repetición. Cortocircuitar círculos viciosos y permitir la aparición de virtudes
pacificantes será también uno de los resultados esperados.
Con lo anterior queremos decir que como en el caso de las alergias, en que el cuerpo reacciona de
forma involuntaria e irritante ante un cierto estímulo, así mismo psicológicamente a veces
reaccionamos violenta o intransigentemente ante un estímulo percibido como amenazante. Recrear
estos patrones sociales desde la psicología de los jóvenes es lo que estamos proponiendo aquí. Por
ello vamos a empezar clarificando mejor porqué el Estado y el Derecho son ficciones, así
como las formas guerreristas de interpretar los acontecimientos.
Detengámonos en esta cita "el Estado de derecho es una práctica social: es una forma de ser en el
mundo. Vivir bajo el Estado de derecho es mantener un conjunto de creencias sobre el yo y la
comunidad, el tiempo y el espacio, la autoridad y la representación" (Kahn, 2001: 53). Lo que se
está diciendo es que el Estado y el Derecho son creencias, son ficciones legalmente sancionadas,
es decir, productos de la imaginación que sostenemos colectivamente otorgándoles consistencia y
valor de verdad: “el Estado ocupa un tiempo y un espacio no como un objeto en el mundo natural
sino como una construcción de significados temporales y espaciales de la imaginación" (Kahn,
2001: 59), la anterior cita nos permite abrir horizontes y perspectivas novedosas e insospechadas,
ya que la imaginación es infinitamente plástica, moldeable, siempre asombrosa, y mucho más en el
caso de la población joven de Colombia.
Si el Estado es una construcción la consecuencia más clave es que puede ser construido de
diferente manera, ni sus instituciones ni las normas en que se apoya son datos absolutos, ni
realidades autónomas ni principios incuestionables. El reto será atreverse a pensar de otro modo
todas estas categorías.
Desparramadas como una mancha de tinta, creemos ver una realidad propia en lo que solo es una
invención humana (“demasiado humana”, añadiría con una sonrisa el filósofo alemán Friedrich
Nietzsche). Así es la consistencia del Estado, como una ilusión óptica que no solo perturba el
campo de visión sino que extrañamente lo estructura. El Estado es la pantalla que nos separa de lo
Real a la vez que la única forma que tenemos de acceder a ese Real. Estas ideas se entienden
desde la conversación que en la primera parte de MATRIX sostiene Neo (Keanu Reeves) con
Morpheo (Lawrence Fishburne), al presentarle este último la opción de tomar la pastilla azul o la
roja4.
4 Enfatizamos en que tomar la píldora azul equivale a seguir reproduciendo la violencia y las formas
competitivas y excluyentes de interacción. Por el contrario, tener la valentía de tomar la píldora roja es romper esos condicionamientos y pensar por fuera de esos rígidos marcos. Iniciando así una aventura en la que los paisajes familiares se deshacen, por lo que los jóvenes crearán sus propios y lúdicos marcos de interacción pacífica.
El Estado (y las formas violentas de pensar) se asemeja al mundo que como el velo de Maya en la
mitología Hindú, nos engaña haciéndonos percibir su ilusión como si fuera real, como si esta forma
de pensar y de sentir fuera la única, y no hubiera posibilidades más allá de su lógica. Uno de los
propósitos de este diplomado será alumbrar algunas de esas posibilidades. Al realizar esto
modificaríamos una cultura basada en la jerarquía y en la dominación de unos sobre otros por
formas de convivencia pacíficas. Lo que está en juego es ampliar nuestros mapas mentales,
nuestras imágenes establecidas de mundo para dar lugar a identidades no construidas desde la
lógica “amigo-enemigo”. Permitiendo la creación de redes de amigos, en un tejido social que ha
dejado de pensar en la violencia y la competitividad como estrategia central al relacionarse con los
demás.
1.2. Pensar sin Estado (más allá de los sesgos cognitivos)
Este concepto es cardinal, ya que a veces en el colegio u otras instituciones educativas, prima la
competencia entre estudiantes. Por la nota o por una medalla o lo que sea vemos a los otros más
como enemigos y adversarios que como compañeros. Esta idea se halla tan “naturalizada”, se da de
tal forma por descontado que luego en la Universidad o en el mundo laboral sigue primando
incuestionablemente.
El historiador argentino Ignacio Lewkowicz (1967-2004) nos da pistas muy claras sobre esto al
proponer PENSAR SIN ESTADO: "El Estado no desaparece como cosa; se agota la capacidad que
esa cosa tenía para instituir subjetividad y organizar pensamiento" (Lewkowicz, 2004: 11), esto
conlleva a un debilitamiento de la agresividad como principio de interacción social, ya que el
pensamiento y la sensibilidad se abren a posibilidades que exceden la competitividad y la
desconfianza que en algunos casos impulsa el modelo educativo imperante.
Pensar sin Estado promueve la creatividad, la figuración de prácticas de interacción no jerárquicas
y no violentas, observemos lo que nos dice sobre esto el mismo autor: "el recorrido intenta
comprender de qué modo nuestros hábitos de pensamiento -esquemas lógicos, intuiciones
topológicas, certezas subjetivas, atribuciones de pensamiento y sentido, tipos de sujeto supuestos-
resultaban de los modos estatales de producción de realidad" (Lewkowicz, 2004: 13)5.
Además, será muy importante la percepción que los mismos jóvenes tienen del derecho y sus
formas de administrar justicia, ya que será de estas imágenes que partamos para proponer como
producto la creación de un medio de difusión pro-paz, allí donde se investigarán las situaciones más
comunes en que los jóvenes advierten estos esquemas que operan en nuestras mentes, y a veces
sin meditarlo –como en el caso de las reacciones alérgicas, decíamos más arriba- condicionan
actitudes agresivas o aniquiladoras o irrespetuosas con los demás.
El cine será determinante en la transformación que venimos aludiendo, el joven seleccionará una
película de su interés, para desde allí visualizar y proponer estrategias específicas en contextos
específicos que posibiliten una verdadera cultura de paz.
En últimas, se desarrollará el postulado constitucional “la paz es un derecho y un deber de
obligatorio cumplimiento”, pero desde la experiencia particular de los jóvenes, desde sus
inquietudes y cuestionamientos. Con esto se busca que los monstruos terribles que aparecían al
comienzo de este escrito dejen de tomarse como algo real. Y la agresividad, en tanto código neuro-
lingüístico y túnel de realidad, sea transmutada de maneras artísticas, teatralmente creativas y
sobretodo, solidarias desde el tejido de interacciones que es la comunidad misma, desde el
núcleo familiar, la escuela o el colegio, hasta la misma nación colombiana.
5 En este punto son muy importante las consideraciones de género, es decir, al hablar de “producción de
realidad” y de acuerdo al entorno de los jóvenes, todos los condicionantes de los que hemos venido hablando implicarán la construcción de roles de género, las violencias derivadas y la posibilidad de superar tales atribuciones de sentido.
Unidad 2. LA VIOLENCIA EN COLOMBIA
Plantearemos una disputa o forcejeo de imágenes hegemónicas sobre la guerra en nuestro país. Como se evidencia en
esta ilustración, en donde se aprecia confusión, superposición de elementos heterogéneos, como un acertijo visual que
tiene una solución, o como un laberinto imaginario, ¿cuál podría ser la salida?.
Esta imagen de la portada del informe ¡Basta ya!, Colombia: memorias de guerra y dignidad (GMH,
2013), nos permite situar las afirmaciones hechas en la primera parte de este escrito. El eje
argumentativo van a ser las resistencias y las memorias de dignidad frente al infierno del conflicto
armado. Como esa flor sostenida por una mujer colombiana, así la cultura de paz es un resultado
precioso y bello en la consciencia y el comportamiento de los jóvenes, especialmente los que cursen
el diplomado virtual PAZ-A-TIEMPO.
2.1. Des-construyendo el conflicto armado en Colombia
El enfoque está dado en la manera como la narrativa atroz de la violencia es recreada de formas
novedosas, haciendo del duelo y el extremo dolor de las víctimas el trasfondo en el que surgen
experiencias de dignidad. Por ello, retomamos la idea de las ficciones normativas anteriormente
abordada, para ampliarla hacia el encadenamiento o secuencia de ideas que fabrica una historia
colectiva, en este caso la del conflicto y las violencias en nuestro país. Llamarla “narrativa” no
implica que sea irreal, como en el caso de la lógica amigo-enemigo, el Estado o la Matrix, se vuelve
real para los sujetos que así la perciben. Es decir, dentro de esos límites las víctimas dan sentido a
sus experiencias traumáticas. El reto es re-significar esos relatos posibilitando la cultura de paz:
"encontramos aquí dos características significativas [que] distinguen -por lo menos en grado- las
representaciones traumáticas de otro tipo de memorias colectivas: la intensidad emocional y la
disputa por su significado" (Ortega, 2011: 41).
Esta disputa o forcejeo permitirá a los jóvenes entender la gravedad de las situaciones de violencia,
para desde esa comprensión intentar otras narrativas que partan de los ejemplos de resistencia de
las comunidades (GMH, 2013: 374-395). Por ello la propuesta será considerar la memoria como eje,
como mecanismo de dignificación que comienza con el derecho a la verdad y luego se despliega en
la necesidad de reparación integral.
Vivimos en contextos que han naturalizado y dado por obvio el entorno de violación a derechos
humanos que padece la población colombiana, por ello el ejercicio de memoria, el deber de recordar
será el punto de arranque. Pero insistimos en que lo anterior no se hace para profundizar en el dolor
de las experiencias traumáticas, sino con el objetivo de reconfigurar esas narraciones colectivas
desde la misma resistencia a la violencia de los actores armados.
2.2. Etapas del conflicto armado
Guiándonos en el ya referenciado informe del Grupo de Memoria Histórica (GMH, 2013). Haremos
un recorrido panorámico por las etapas o momentos de la violencia en Colombia. La clave
interpretativa está dada por la forma cómo los jóvenes entran a jugar un papel en esta narrativa
histórica, precisamente cuando estos relatos acerca de acontecimientos escabrosos ponen en
tensión las imágenes constituidas sobre nuestro pasado. Es decir, la manera cómo la población
joven de las ciudades se relaciona con estos sucesos es dramáticamente diferente a como lo hace
la población rural. Por lo que es muy importante tener en cuenta que son los jóvenes campesinos
quienes principalmente alimentan los cuadros beligerantes de los grupos que se alzan contra el
orden establecido. Además porque progresivamente se presenta un fortalecimiento de los medios
de comunicación en la creación y puesta en circulación de imágenes de la guerra, esto en contextos
más urbanizados en los que la población joven aprecia desde la mencionada “pantalla mediática”
los horrores que se despliegan.
1. La violencia bipartidista se transforma en violencia subversiva (1958-1982)
Este primer momento corresponde al surgimiento de los primeros grupos guerrilleros como tales. En
este período se da un contexto en el que “la lógica anticomunista o de contención del enemigo
externo, construida en el ambiente de la Guerra Fría, determinó el concepto de seguridad que sirvió
de base a la estrategia de la fuerza pública y que encontró refuerzo en la exclusión de fuerzas
políticas distintas a los partidos tradicionales, sobre la que se erigió el Frente Nacional” (GMH, 2013:
115)
Como un hito vale la pena destacar el ataque del ejército a Marquetalia 28 (mayo de 1964), “el cual
fue presentado por las FARC como una agresión del Estado contra la población campesina, hecho
que precipitó el tránsito hacia su definición como organización guerrillera” (GMH, 2013: 121).
Resulta clave mencionar cómo el reclutamiento de población juvenil es un lamentable ejemplo de
las lógicas de guerra desplegadas desde este momento histórico.
Adicionalmente, la forma como penetraron ideas revolucionarias en las universidades colombianas,
da cuenta no solo del apoyo de la juventud a este tipo de ideologías consideradas de “izquierda”,
sino sobre todo del tejimiento de una imagen del joven como rebelde, como alguien inconforme con
el estado de cosas dominante. Por esto va a ser determinante asociar los estereotipos sociológicos
de cierto segmento poblacional con mecanismos de poder encargados de “normalizarlos” y
“disciplinarlos” de acuerdo a formas adulto-céntricas de percepción de la realidad.
Por último, no se puede dejar de mencionar la eclosión de “hipismo” como aglutinante identitario
cardinal respecto a la juventud. La idea de paz y amor que sirvió para etiquetar toda una generación
deja huellas en la forma como se dieron luchas sociales contra la intervención militar
estadounidense en Vietnam por ejemplo, y el impacto que en Colombia tuvieron estas corrientes a
la hora de imaginar soluciones al conflicto armado interno. En un contexto donde la experimentación
masiva con plantas psico-activas y otras sustancias delirógenas operó como dispositivo subjetivante
de la población joven alrededor del mundo.
Las siguientes etapas que menciona el informe (GMH: 2013, 135-193) son: 2. Expansión guerrillera,
políticas de paz y eclosión paramilitar (1982-1996). 3. Los años de la tragedia humanitaria: la
expansión de guerrillas y paramilitares, el Estado a la deriva y la lucha a sangre y fuego por el
territorio (1996-2005). Y por último 4. Las AUC negocian y se desmovilizan. El Estado empuja a las
farc a sus retaguardias (2005-2012).
De esta periodización recalcamos el impacto que en términos de violación masiva a los derechos
humanos tienen estos acontecimientos para los jóvenes. Desde el reclutamiento y la participación
de menores en la guerra que ya mencionábamos, hasta las transformaciones en las formas de
participación política en coyunturas como el proceso constituyente de 1991, la llamada “séptima
papeleta” y los agenciamientos colectivos de enunciación de la población joven.
Tutor:
Leer capitulo No. 2 ¡Basta ya!, Colombia: memorias de guerra y dignidad (GMH, 2013).
Ver http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/micrositios/informeGeneral/descargas.html
Incluir video en virtualización: https://www.youtube.com/watch?v=um6GJiOtn64
2.3. Resistir a la guerra en medio del conflicto
Otro gran objetivo será enriquecer la mirada que ve violencia exclusivamente alrededor del conflicto
armado, para entender la violencia de la vida cotidiana y de las situaciones más cercanas a la
población joven. Siempre para transformar esos entornos al entender que son construidos y no
inamovibles, ficciones estabilizadas mediante la creencia colectiva y no realidades absolutas e
inmodificables.
Desde estas ideas en el aula virtual se dispondrá de documentos como el informe citado (GMH,
2013) o “El conflicto, callejón con salida, Informe Nacional de Desarrollo Humano para Colombia”
del PNUD (2003), que de forma clara contribuye a pensar soluciones a este entramado
problemático.
El informe mencionado introduce la temática en estos términos: “las formas de resistencia en el día
a día de la guerra que se han documentado en los acápites anteriores constituyen mecanismos de
autoprotección y solidaridad que sostienen a las personas en medio de la violencia” (GMH, 2013:
374). Se hace referencia a situaciones en que las comunidades lograron transformar una situación
de negación de sus derechos fundamentales en otra en la que estos fueran respetados. Invocar la
solidaridad es un maravilloso ejemplo de lo que más arriba caracterizábamos como cambio de túnel
de realidad. Lo que está en juego es la visualización de los vínculos y los afectos participativos
como determinantes de un escenario en que se cuestionan las lógicas establecidas.
Mencionar estas lógicas es ya un acto de resistencia a los modos agresivos de interacción social:
“estos mecanismos también crean espacios de recuperación y reparación que permiten continuar
con la vida diaria, y representan actos de resistencia invisibles que generan autonomía y solidaridad
en las relaciones sociales” (GMH, 2013: 374).
2.4. Memorias del conflicto armado
Proponemos, además, pensar el conflicto armado en Colombia desde las coordenadas que aporta
una reflexión sobre las particularidades que asume la exclusión social y política de la oposición. A
propósito de los diálogos de paz que adelanta el gobierno de Juan Manuel Santos con las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el comandante "Gabino" plantea su disposición a
negociar solo si se reconoce que las luchas subversivas en Colombia surgieron de la criminalización
de la protesta social desde los años sesenta.
Al respecto, en "Genealogías de la Violencia", Alfredo Molano (2003), también sobre la aparición de
las guerrillas en Colombia, sostiene:
Hay que ver que al lado de los cultivos ilícitos ha habido otros elementos, otros factores que permiten entender
por qué la guerrilla se ha consolidado. Uno, a mi manera de ver, es por la exclusión política: el hecho de haber
excluido permanentemente la oposición, de haberla asesinado, de haberla comprado o de haberla clientizado
ha contribuido al fortalecimiento de la guerrilla, que es para mí una forma de oposición armada (Molano, 2003,
30).
Apreciamos en este análisis una confluencia con lo expresado por "Gabino", quien caracterizaba la
situación en nuestro país hoy de manera general con estos términos: "Colombia padece un
complejo conflicto social y armado, los analistas más serios sustentan que tiene un origen
económico, político y social, en el que las terribles desigualdades y la represión para acallar las
luchas de las grandes mayorías están al centro" (El espectador, 25 de marzo de 2013).
La represión, criminalización y exclusión de las luchas sociales estaría en el seno de la problemática
de guerra en Colombia, nuestro propósito en esta parte es definir cómo esta dinámica se presenta
de manera concreta en el contexto de las negociaciones con uno de los grupos alzados en armas,
entendiendo que en tales lógicas excluyentes y prácticas segregacionistas juega un papel clave la
memoria (como narrativa intersubjetiva) y los intentos de moldearla a nivel social, dejando
necesariamente de lado las experiencias traumáticas de las víctimas del conflicto.
Tutor ver:
http://www.semana.com/Especiales/proyectovictimas/http://www.youtube.com/watch?v=das2Pipwp2
w
Unidad 3. CÓMO CONSTRUIMOS LA RELACIÓN CON EL ESTADO
En esta tercera unidad, propondremos herramientas para que la población joven articule formas
creativas y pacíficas de relacionamiento con el Estado. Así las cosas, lo importante es brindar un
horizonte de comprensión que permita entender los diferentes escenarios en los que los jóvenes
despliegan su rol como sujetos políticos. Con este objetivo empezaremos abordando el tema de la
exclusión social y política como desencadenante del conflicto armado colombiano.
3.1. Exclusión y cultura de paz
En "La democracia asediada", Eduardo Pizarro León Gómez (2004), analizando el conflicto armado
en Colombia y las posibilidades de su terminación, señala:
El proceso de fortalecimiento del Estado y sus fuerzas armadas tiene como horizonte estratégico la
construcción de un escenario de paz. El gobierno actual no cree en la viabilidad de una solución puramente
militar al conflicto interno y considera que en último término este tendrá una definitiva solución por la vía de
la negociación política. De ahí que haya mantenido abiertas las puertas para la participación de la
comunidad internacional, tanto de las Naciones Unidas como de naciones que podrían cumplir un papel
decisivo como Cuba (Pizarro, 2004, 307-308).
Resulta muy sintomático e interesante que lo expresado en 2004 califique tan bien lo que ahora en
2014 ocurre en La Habana entre el gobierno y las FARC. Más allá de las declaraciones de ciertos
expresidentes abiertamente comprometidos con un fracaso en el proceso de paz6, así como de la
pantalla mediática de masiva desacreditación de uno de los actores armados, o la mercantilización
electoral de los esfuerzos dialógicos, encontramos que la llamada "solución política" del conflicto
debe encarar de manera muy seria, en sus consecuencias jurídicas y penales el intento de
condenar las memorias disidentes en nuestro país, o sea de no incluir la memoria de las víctimas en
los relatos dominantes. La llamada operación "baile rojo" que significó el exterminio de la Unión
Patriótica (UP) del escenario político nacional es un ejemplo escabroso de lo que está en juego
aquí.
Es claro que allí las “narrativas” mencionadas corresponden a libretos de violencia y exterminio que
son justamente los que se buscan transformar, recrear, reinventar. Nadie mejor que los jóvenes
para asumir el desafío que tal transformación implica. Articulando subjetividades críticas y nómadas,
el papel que les corresponde en la lectura crítica de los medios que mencionamos y la creación de
formas estéticas de participación es vital para esta perspectiva.
6 "¡Expresidentes al ataque!, Aunque nadie lo esperaba, Uribe y Pastrana acabaron en el mismo bando
declarándole la guerra al proceso de paz de Santos". Revista Semana, Ed. N°1613, 1 al 8 de abril de 2013,
págs. 20-23.
En 2011, Miguel Salazar y Agnus Gibson realizaron el documental "La toma", que consideramos
vital en una reflexión sobre la construcción de la cultura de paz en Colombia, en este caso son los
familiares de los desaparecidos de la toma del palacio de justicia en 1985 los que relatan su lucha
contra las desastrosas políticas de la memoria7 agenciadas por el Estado. El seguimiento al proceso
judicial por genocidio y desaparición forzada contra el general Plazas Vega da cuenta de las
dinámicas de exclusión tanto de los desaparecidos mismos como de las reivindicaciones de los
sobrevivientes de ese "holocausto".
En el documental se conmemora y se rinde homenaje a la valerosa lucha de los familiares del
personal que laboraba en la cafetería del palacio, así como de magistrados que habrían salido con
vida del Palacio y cuyos cuerpos habrían sido reintroducidos a él después de su asesinato
aparentando que murieron en el "fuego cruzado" de la retoma. Se trata de una colosal batalla
contra la "condenación" oficialista de su memoria8.
Por otra parte, en la Película "Operación E" dirigida por Miguel Courtois (Canal Plus, Colombia -
España, 2012) y protagonizada por Luis Tosar y Martina García, se aprecia también cómo el
fenómeno del desplazamiento forzado en su totalidad es atribuido a las acciones de los grupos
guerrilleros. Excluir del análisis a un actor como las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y
señalar como única culpable a la subversión armada también constituye una práctica de exclusión
que viene a sumarse a este dispositivo de borramiento político y mnemotécnico tanto de los
victimarios como de las víctimas de tales acciones violentas. Tal borramiento debe ser enfrentado
con opciones pacíficas que den cuenta de la verdad del conflicto armado, el señalamiento de
responsables será indispensable en la construcción de la paz en nuestro entorno. De no realizarse
esto negaríamos las condiciones estructurales de exclusión que determinan la violencia en
Colombia, y seguiríamos presos de esa realidad virtual tipo MATRIX que falsamente nos hacen vivir
los medios masivos de comunicación. Recordemos que tomar la “pastilla roja” y atreverse a pensar
más allá de las narrativas maestras de las versiones dominantes es uno de los objetivos del
presente diplomado.
7 Para entender este concepto puede leerse esta cita: “¿Quién y en qué circunstancias de sujeción, dominación
y control decide qué y cómo se recuerda-olvida? Más allá de un contenido fijo, trascendente e inmutable, lo
que compromete la relación memoria-olvido es el enfrentamiento entre historias hegemónicas e historias
disidentes” (Gnecco-Zambrano, 2000, 20), la memoria es un campo de lucha, la cultura de paz no puede
permitirse la ingenuidad de desconocer los intereses que fabrican una memoria de exclusión (violenta), frente
a las memorias de las víctimas del conflicto (que buscan la realización del derecho constitucional a la paz). 8 La obra de la artista colombiana Doris Salcedo "Sillas vacías del palacio de justicia", que a manera de
instalación/intervención entre el 6 y 7 de noviembre de 2002 conmemoró los sucesos, constituye un ejemplo
muy logrado de memorias disidentes agenciadas a través de prácticas artísticas.
Sobre la idea de que cimentar una cultura de paz exige ser consciente de las causas históricas del
conflicto, y no partir de la “maldad” connatural de cualquiera de los bandos, vamos a hacer las
siguientes reflexiones. Consideramos que excluir de las negociaciones que se adelantan en La
Habana una discusión de fondo sobre el modelo económico actual, vale decir, las políticas
económicas ligadas a modelos transnacionales de marginación económica y negación de
condiciones mínimas de existencia a escala planetaria9, niega la posibilidad misma de la paz. Como
se decía en un artículo periodístico al iniciarse las negociaciones de La Habana: "Ni el modelo
económico, ni la doctrina militar, ni las inversiones extranjeras están en discusión" (Calvo, 2013, 6).
Si tales dimensiones de la problemática son extraídas de las negociaciones pensamos que no
puede darse una solución política, ni atacar las causas estructurales e históricas tanto del
alzamiento guerrillero como en general del conflicto armado que vive Colombia desde hace tantas
décadas. Tener esto en mente es vital para una juventud que no “traga entero” las informaciones
masivamente difundidas sobre la guerra, y que debe sensibilizarse acerca de estas causas más que
continuar pensando desde esos mismos modelos económicos excluyentes, competitivos y
generadores de violencia.
En el prólogo a la obra citada de Eduardo Pizarro (2004), Jorge Orlando Melo aclaraba porqué
había que considerar a la guerrilla como un actor armado y no como grupo "terrorista", es decir,
porqué había que incluirla como interlocutor en un intento de negociación:
Quienes caracterizan a la guerrilla como un grupo terrorista tratan de inscribir, por razones oportunistas, la
acción represiva del gobierno en el marco de la guerra antiterrorista norteamericana, y se quedan sin
entender qué mueve realmente a la guerrilla y qué explica su supervivencia. Definir a la guerrilla ante todo
como un grupo terrorista, a partir del uso ocasional o más o menos sistemático de métodos terroristas, es
ignorar que su coherencia proviene de un proyecto político que todavía comparten sus dirigentes principales,
y que el terrorismo, como el secuestro o la financiación con dineros del narcotráfico, son medios y no fines
de la guerrilla: que esta no existe porque quiera hacer terrorismo, sino que hace terrorismo porque tiene un
proyecto político en el cual aún cree (Pizarro, 2004, 13-14).
A este conjunto de exclusiones, tanto en la práctica como en la retórica de los dirigentes y jefes de
Estado, se suma la exclusión de las voces de los dirigentes guerrilleros a nivel mediático, situación
que alcanzó un clímax durante las transmisiones de la inauguración de las negociaciones:
El 18 de octubre, durante la inauguración oficial de los diálogos en Oslo (Noruega) las dos principales
cadenas informativas, Caracol TV y RCN, cortaron la transmisión cuando el comandante Iván Márquez,
9 Documentales imprescindibles sobre esta temática son "Capitalismo, una historia de amor" (Paramount
Vantage, 2009) de Michael Moore; "Inside job" (Sony Pictures Classics, 2010) de Charles Ferguson sobre la
crisis financiera de 2008 y su impacto desastroso a nivel global. En "La doctrina del shock" (Reino Unido,
2009) de Michael Winterbottom y Mat Whitecross basado en el libro de Naomi Klein se explora una
dimensión sumamente sugerente que asocia catástrofes y desastres con las prácticas extremas de libre
mercado en el mundo.
número dos de las farc y jefe de la delegación guerrillera, comenzó su intervención. La mayoría de los
colombianos sólo pudo escuchar y ver al delegado gubernamental, Humberto de la Calle Lombana (Calvo,
2013, 6).
Los jóvenes, desde estas ideas, además de ser conscientes de las omisiones que marcan las
formas oficiales de acercarse a los procesos de paz en Colombia, leerán testimonios y narrativas
asociadas a las solidaridades, las rebeldías, los rescates y otras estrategias de supervivencia de las
víctimas, para que sea posible trascender las heridas y los desgarrones causados en situaciones
concretas de violencia, hacia la consolidación de una cultura de paz consciente de la complejidad de
estos fenómenos. Superando así la llamada “paz negativa” como simple desarme, se pensarán los
diálogos y procesos de paz desde el horizonte de una “paz positiva” que atiende causas
estructurales de los levantamientos armados.
En este orden de ideas, se harán ejercicios específicos de lectura de medios de comunicación que
simplifican la genealogía y las causas de la guerra, apuntando así a la re-elaboración informada
tanto de sus causas como de las posibles soluciones, siempre desde las competencias alcanzadas
a lo largo del diplomado virtual PAZ- A TIEMPO.
Tutor Ver: http://www.youtube.com/watch?v=8oPiNCWBBgg
BIBLIOGRAFÍA
Calvo Ospina, Hernando, Reportaje a las farc en La Habana, Le Monde Diplomatique,
febrero 2013.
Carroll Lewis, Los libros de Alicia, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 2010.
GMH, ¡Basta ya!, Colombia: memorias de guerra y dignidad, Imprenta nacional, Bogotá,
2013.
Gnecco, Cristóbal- Zambrano, Marta (eds.), Memorias hegemónicas, Memorias disidentes,
el pasado como política de la historia, Min.Cultura-ICAH-U.Cauca/Bogotá, 2000.
Kahn, Paul, El Análisis cultural del derecho, una reconstrucción de los estudios jurídicos,
Gedisa, Barcelona, 2001.
Lewkowicz, Ignacio, Pensar sin Estado, La subjetividad en la era de la fluidez, Paidós,
Barcelona, 2004.
Molano, Alfredo, Genealogías de la violencia, en In-Sur-Gentes, Ed. Universidad
Surcolombiana, Bogotá, 2003.
Ortega, Francisco (ed.), Trauma, cultura e historia, Reflexiones interdisciplinarias para el
nuevo milenio, U.Nal, C.E.S, Bogotá, 2011
Pizarro, Eduardo, Una democracia asediada, Balance y perspectivas del conflicto armado
en Colombia, Norma, Bogotá, 2004.
PNUD, El conflicto, callejón con salida, Informe Nacional de Desarrollo Humano para
Colombia, Bogotá, 2003.