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LA DESPOBLACIÓN EN CUENCA
Preocupado, como todos, por la alarmante pérdida de población de nuestro
pueblo y por el acelerado proceso de envejecimiento de la que queda, decidí que mi
artículo para la revista de feria de este año sería sobre el tema de la población de
Cuenca. Y aquí estoy sentado delante del ordenador pensando en cómo empezar.
Pues lo primero será confesar que yo no soy demógrafo, que son los científicos
que se dedican a estudiar todo lo relacionado con la población, especialmente desde el
punto de vista de la Estadística. Y puesto que la Demografía no es mi especialidad
bueno será recordar que las conclusiones que se expongan en este trabajo,
especialmente si provienen de mí, habrá que tomarlas con la prudencia de que quien las
expone es un aficionado y no un maestro (bueno, maestro de escuela creo que soy).
Que Cuenca se queda sin gente es tan claro y resulta tan obvio que sería un
insulto a la inteligencia negarlo. Esta afirmación es tan incontestable que quizá no
habría que decir nada más y dejar que la historia y la vida sigan su curso.
Pero la curiosidad y el afán de saber son características del ser humano y
algunos de los motores de la vida. Así que puesto en marcha me puse en contacto con el
Ayuntamiento de Fuente Obejuna y, gracias a la colaboración de Luisa Mari, Mari Cruz
y Teresa, me facilitaron la pirámide de edad de toda la población del municipio (Fuente
Obejuna pueblo y todas las aldeas). Con esa gran cantidad de datos lo primero que hice
fue un diagrama para comparar la población de todos los núcleos habitados y se lo
presento a continuación. Sus datos se comentan por sí solos.
Diagrama de barras de la población del Municipio
de Fuente Obejuna
0
500
1000
1500
2000
2500
3000
Fuent
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Fuente: Ayto. de Fuente Obejuna. Abril de 2007
Nº
de
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2855 388 381 305 288 275 218 207 97 94 74 73 55 37 34
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o
A estos hay que añadir 41 habitantes diseminados, no incluidos en el diagrama por no
pertenecer a ningún núcleo, lo que hace un total de 5422 habitantes.
Otros datos para la reflexión nos lo ofrece el Instituto Nacional de Estadística
(INE) en la siguiente tabla donde se puede ver la evolución de la población de todo el
municipio de Fuente Obejuna desde 1996 hasta 2006. En la fila de arriba tienen los años
y en la de abajo el número de habitantes.
1996 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
6243 6107 6032 5890 5817 5743 5615 5530 5434 5409
Para terminar con el municipio les daré otro dato. Según el INE el crecimiento
vegetativo del municipio de Fuente Obejuna, es decir la diferencia entre nacimientos y
defunciones (dato muy significativo pues da una idea de por donde evoluciona la
población) fue en 1996 de -28 y en 2005 de -50. El signo negativo delante de las cifras
indica que mueren más personas de las que nacen.
Centrándonos en Cuenca, los datos del censo, siempre según el Ayuntamiento,
nos dan la siguiente pirámide de población:
Pirámide de población de Cuenca. Abril de 2007.
Fuente: Ayto. de Fuente Obejuna
20 15 10 5 0 5 10 15 20
(0-4)(5-9)
(10-14)(15-19)(20-24)(25-29)(30-34)(35-39)(40-44)(45-49)(50-54)(55-59)(60-64)(65-69)(70-74)(75-79)(80-84)(85-90)
(91+)
Ed
ad
es
Nº de Personas por grupos de edad. Total 275
Hombres 133 Mujeres 142
Para los que tengan dificultad en interpretar una pirámide de población les diré
que en ella se representa la población de un lugar, provincia, país, etc. colocando el
número de habitantes en barras que representan cada una un grupo de edad de 5 años
(de 0 a 4 años, de 5 a 9 y así sucesivamente) y mostrando el numero de hombres de cada
grupo de edad a la izquierda del 0 y el número de mujeres a la derecha del 0. Las líneas
verticales indican el nº de habitantes de cada grupo de edad. Así, por ejemplo, los
habitantes de Cuenca que están entre 20 y 24 años son 5 hombres y 11 mujeres.
A modo de somera explicación, y para no extendernos, en la pirámide de Cuenca
se aprecia: 1º.- Su forma irregular, con grupos de edades donde no hay hombres o
mujeres o con grandes diferencias entre unos y otros. Sólo a partir de los 60 años tiene
una forma más parecida y homogénea. 2º.- La base de la pirámide, que es donde están
los niños, prácticamente no existe. Esto indica una población envejecida y con poco
futuro ya que las zonas con población joven tienen una base muy ancha y una cúspide
estrecha, lo contrario que aquí donde el grupo de edad más numeroso lo forman las
personas mayores de 60 años que son 122. 3º.- Según muestra la pirámide en Cuenca no
existe relevo generacional ya que hay grandes cortes en los distintos grupos de edad y,
aunque todavía hay mujeres en edad fértil, no parece que vayan a aumentar los
nacimientos dada la tendencia en España de tener 1 ó 2 hijos por familia. 4º.- La escasez
de personas de mediana edad parece resultado de la fuerte emigración de los años 60 y
70 del pasado siglo.
Para terminar con estos datos, les ofrezco la evolución de la población de
Cuenca, según el Instituto Nacional de Estadística, en los últimos años:
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
339 327 320 309 299 288 284
Ahora, para que podamos comparar, les muestro la pirámide de población de
Argallón y su evolución en los últimos años. Saquen Uds. sus conclusiones. Quizá
baste decir que en Cuenca hay 14 habitantes entre 0 y 15 años mientras en Argallón hay
55.
Pirámide de población de Argallón. Abril de 2007.
Fuente: Ayto. de Fuente Obejuna
25 20 15 10 5 0 5 10 15 20 25
(0-4)(5-9)
(10-14)(15-19)(20-24)(25-29)(30-34)(35-39)(40-44)(45-49)(50-54)(55-59)(60-64)(65-69)(70-74)(75-79)(80-84)(85-90)
(91+)
Ed
ad
es
Nº de Personas por grupos de edad. Total 388
Hombres 202 Mujeres 186
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
377 382 383 377 378 387 388
Quizá ahora sea el momento de preguntarse por qué hemos llegado a esta
situación. En mi modesta opinión se debe a causas generales, que afectan a toda España,
y a causas particulares de Cuenca.
En cuanto a las causas generales, y sin ánimos de entrar en profundidad en el
tema, me permito mostrarles un texto del Consejo de la Juventud de España que, si bien
es de hace 7 u 8 años, hace un análisis bastante preciso:
“La difícil situación socioeconómica que ha afectado a las regiones rurales españolas
ha provocado el progresivo despoblamiento de las mismas, dando lugar a un proceso
de desertización en el medio rural. Esto es debido a la progresiva caída del sector
primario, unido a la atracción generada por la evolución de las actividades industriales
en los centros urbanos. Las difíciles condiciones de vida a las que se enfrentaba la
población de las zonas rurales contrastaban con el sentimiento de bienestar y progreso
que reflejaba la población de los centros urbanos.
El fenómeno migratorio ha reducido en un 45% la población del medio rural. Este
proceso se produjo con mayor intensidad en los años sesenta y setenta, a causa de la
demanda de mano de obra en las ciudades debido al desarrollo experimentado por el
sector secundario. Desde entonces, la emigración a las ciudades se ha producido de
una forma constante.
[…]Así pues, los núcleos tradicionalmente agrarios han sufrido la crisis demográfica
de una forma más intensa que aquellos núcleos en los que esta actividad ha sido
compaginada con otras no exclusivamente agrarias. […]En el tramo de edad
comprendido entre los quince y los cuarenta años, período en el que la población es
potencialmente activa, es en el que se da el mayor porcentaje de emigración. Las
principales razones por las que se produce este fenómeno son las siguientes:
La falta de recursos económicos y materiales.
Las limitaciones de formación e información que provocan la necesidad de
trasladarse a centros urbanos o periurbanos para continuar formándose.
La falta de diversificación económica en el ámbito rural, que obliga a la gente
joven a buscar en muchas ocasiones empleo fuera del lugar de residencia.
El atractivo que ofrece la ciudad en cuanto a equipamientos e infraestructuras
frente a las limitaciones que presenta el medio rural.
El prestigio que ha supuesto durante mucho tiempo conseguir un empleo en la
ciudad.
Todos esos factores configuran una falta de perspectivas de futuro para la gente joven
en el ámbito rural que acaban empujando a la emigración a este sector de la población.
[…]En la actualidad, el descenso de la población en el medio rural se debe
principalmente al descenso de la natalidad y al aumento de la mortalidad. Las tasas de
mortalidad en el mundo rural han aumentado en los últimos tiempos debido al proceso
de envejecimiento que ha sufrido la población.
[…]Muchas de las personas que tuvieron que emigrar del pueblo en el pasado
aprovechan el momento de la jubilación para regresar y fijar su residencia en el medio
rural. […]Esta incipiente tendencia de retorno en los últimos tiempos, es insignificante
e insuficiente para compensar los estragos producidos por la emigración en tiempos
pasados. […]En resumen, las bajas tasas de natalidad en los pueblos, consecuencia del
fenómeno migratorio protagonizado especialmente por la población más joven, han
dado lugar al envejecimiento progresivo de la población rural."
Esto en cuanto a las causas generales, y en lo que se refiere a las causas
particulares de Cuenca pues decir que, aparte de las que nos afectan como afectan a toda
España, se ha llegado a esta situación, por ejemplo, como consecuencia de la fuerte
mecanización del trabajo en el campo que deja de necesitar una gran cantidad de mano
de obra, el loable afán de que los hijos tuvieran estudios universitarios hizo, y hace, que
éstos no regresen al pueblo ya que aquí no pueden desarrollar su labor profesional, el
agotamiento y cierre de la mina Santa Bárbara posiblemente empujó a muchos a irse ya
que desaparecía un medio de ganarse la vida para los que no tenían tierras a las que
dedicarse (la diversificación económica de la que se habla más arriba). En fin, y esto no
es una crítica, cada uno puede vivir donde quiera, es un derecho recogido en La
Declaración Universal de los Derechos Humanos y en nuestra Constitución, si las
personas jóvenes de nuestro pueblo que viven en los pueblos de alrededor, pero que
desarrollan su trabajo aquí o cerca, vivieran aquí se podría, por ejemplo, tener la escuela
abierta y tener unas perspectivas de futuro diferentes. Pero no sería justo achacarles a
ellos la situación actual ya que, como se ha visto, las raíces del problema están más
atrás.
¿Qué soluciones se pueden aportar? Yo desde luego ninguna, no soy experto ni
el más apropiado, pero hay organismos como la Red Española de Desarrollo Rural o la
Asociación Española de Municipios contra la Despoblación que ya trabajan en ello.
Además hay programas europeos que inciden en el desarrollo rural como el PRODER y
el LEADER. Pero muchas esperanzas están puestas en la próxima y nueva Ley de
Desarrollo Rural que, al parecer, el Parlamento aprobará próximamente y de la que,
según la Red Española de Desarrollo Rural, “las zonas rurales españolas esperan una
Ley adaptada a la realidad rural, en la que se contemple una política agraria que
asegure las rentas rurales; una política forestal que asegure recursos económicos y
ambientales; una política ambiental basada en el respeto al agua, la tierra, el aire, y
las energías renovables; una política de turismo con un modelo sostenible, no
consumista del espacio, y la defensa y potenciación de los que ha dado en llamarse
nuevos yacimientos de empleo, como son los servicios de la vida diaria, servicios de
mejora del marco de vida y servicios culturales y de ocio. Todo ello sin olvidar una
cuestión sobre la que es necesario abrir el debate: una política fiscal que favorezca a
los habitantes de las zonas rurales, sin perjudicar a nadie, pero favoreciendo a quienes
están defendiendo el medio rural, tan desprotegido siendo, sin embargo, esencial para
la vida”. Finalmente, pienso que ha llegado la hora de exigirles a los que nos gobiernan,
empezando por el Ayuntamiento y terminando por el Gobierno de la nación, que
incluyan en sus programas y realicen políticas encaminadas a desarrollar nuestro medio
rural y evitar el despoblamiento y la desaparición de nuestros pueblos.
Para terminar no me resisto a ponerles un texto de Lorenzo Soler, un pintor,
escritor, poeta y director de cine concienciado por la dramática despoblación que sufre
Castilla, que, si bien es un tanto descorazonador, realiza una radiografía que bien podría
ser la nuestra:
“Una persona, hoy es y mañana no existe. Pero los pueblos no se mueren de repente.
Su extinción es paulatina y supone un proceso lento, sistemático y perverso que la
mayoría de las veces se escenifica ante la pasividad de sus propias gentes. Y lo que es
más criminal, ante la indiferencia de quienes son los responsables del bienestar y el
mejoramiento de las condiciones de vida de sus habitantes. Un proceso las más de las
veces predecible. Y por eso mismo, un hecho indignante.
La pendiente que precipita un núcleo urbano hasta su total despoblación conoce un
antiguo ritual, siempre repetido. La huida de los más jóvenes enciende la luz de alarma.
Otras veces son familias enteras las que deciden abandonar su cuna. Al compás de esta
huida van desapareciendo los oficios que sirven a la comunidad: marcha el herrero, el
barbero, el boticario, el panadero. Pero el síntoma de muerte cierta es cuando se cierra
la escuela, se despide al maestro, se traslada al médico y se comparten cura y
secretario con tres o cuatro aldeas más.
Va transcurriendo el tiempo lento y cansino sobre la aldea, y al mismo tiempo la
proporción de ancianos crece. Ya no se encuentran brazos fuertes para trabajar la
tierra y ésta es cedida en arriendo a otros labradores de la comarca, más jóvenes.
Algunos ancianos se trasladarán definitivamente a vivir a un piso de la capital, o
buscarán el amparo de sus hijos, emigrados a otras provincias. Mientras, en el pueblo,
cada vez más casas deshabitadas, más tejados hundidos. Se resquebrajarán las tapias y
los bardales, se cuartean los palomares, se derrumban las tainas y los corrales. Las
golondrinas se enseñorean con sus nidos en el interior de las casas deshabitadas.
Finalmente los últimos moradores, generalmente una heróica pareja de ancianos,
abandona definitivamente el pueblo, consumándose el rito y la fatalidad del destino.
Puede que, a partir de entonces, algún pastor de la aldea vecina guarde su ganado en
una casa abandonada o en los bajos del ruinoso ayuntamiento. Y ese será el único y
tenue hilillo de vida que mantendrá durante cierto tiempo la unión entre el pueblo y los
hombres.
A partir de este momento, el proceso de extinción se acelera. Se desploma la techumbre
de la iglesia. Crecen matorrales y malas hierbas entre las casas y en sus interiores. Las
calles se cubren de adobes caídos de los muros. Las piedras desprendidas de los
tapiales alfombran los suelos. La muerte se ha consumado. El tiempo hará el resto,
hasta que, dentro de unos siglos, aquel lugar sea pura reliquia arqueológica soterrada.
Pero, entonces, ni un museo podrá acoger en sus vitrinas los restos de aperos,
utensilios y objetos abandonados en la debacle, porque éstos previamente habrán sido
expoliados por visitantes ocasionales y turistas.”
Manuel Álvarez Reyes, Sevilla 2007