Download - Historiografia de La Revolucion Mexicana
LA PRIMERAS VISIONES DE LA REVOLUCION MEXICANA
A manera de introducción
Los historiadores tenemos fascinación por las rupturas o coyunturas
históricas, nos atraen los periodos de conflictos y los cambios abruptos,
las cuestiones bélicas y los personajes misteriosos, heroicos, cuya
participación haya sido crucial en algún acontecimiento. Por ello, La
Revolución Mexicana es uno de los periodos más estudiados de la
Historia de México y también uno de los más controvertidos. Durante la
mayor parte del siglo XX se escribió sobre la misma y actualmente ya en
el siglo XXI, da de que hablar, considerando que aún hay mucho por
investigar.
La producción historiográfica sobre ese acontecimiento es tan
basta y de diferente contenido que se han dividido en tres paradigmas:
La historiografía tradicional u oficial, la revisionista y la posrevisionista o
cultural1. Los primeros que empezaron a escribir sobre la Revolución
1 El paradigma oficial o clásico, enaltece a la Revolución a través del discurso, los monumentos, la música, la fotografía, se ve como el gran evento, el parte aguas histórico y forjadora de un nuevo Estado Nacional; idea sostenida por el grupo de poder de 1920 a 1960. A mediados de los 50s, aparece una generación del Colegio de México como Daniel Cosío Villegas, Silva Herzog, José C. Valadez, Bertha Ulloa, entre otros, a quienes les tocó vivir un tiempo de muchos movimientos sociales por lo que hacen una crítica muy fuerte al régimen político. Empieza así, la etapa del revisionismo: se cuestiona el paradigma oficial, se compara la Revolución Mexicana con la Revolución Cubana, y entonces se ve disminuida, traicionada, todo debido a las represiones de los movimientos sociales, que sacudió las conciencias y acentuó la sensación de desencanto hacia el proyecto revolucionario. A ello se aunó la profesionalización del historiador, la revolución cultural de los 60s y el contexto mundial, además de la creación de los centros de investigación y de enseñanza como el INEHRM y el CONDUMEX. El nuevo modelo “revisionista” intentó ver a la historia desde otra perspectiva, con los estudios de Luis González, se inaugura la Microhistoria, o como él lo denominó, la Historia Matria; con John Womack y su obra Zapata y la Revolución Mexicana, se ve el movimiento desde la Historia Regional, obras que utilizaron otras herramientas teóricas y metodológicas, que brindaron un nuevo mosaico de revoluciones; ya la Revolución Mexicana no se ve homogénea, sino que engloba muchas revoluciones en sí. Hubo una segunda etapa del “Revisionismo”, la de los grandes balances, liderada por Friedrick Katz con “La Guerra Secreta en México”, Ramón Eduardo Ruiz, Francois-Xavier Guerra, Alan Knight, John Manson Hart y Hans Werner Tobler, que le dieron a los estudios de la Revolución la interdisciplinariedad y multidisciplinariedad, la utilización de nuevos materiales y al ser en su mayoría extranjeros, la pudieron ver de manera más objetiva, lo que los llevó a encontrar las continuidades porfirianas que subsistieron a pesar del conflicto, se comienza hacer historia desde abajo, encontrando nuevos sujetos y desmitificando la Revolución. Ya en la década de los 90s, se da el paradigma posrevisionista o cultural, donde se tratando de ver otros temas distintos a la cuestión política o armada, como la vida
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fueron los intelectuales y políticos que formaron parte del régimen de
Porfirio Díaz, algunos otros fueron maderistas o participaron en todo el
conflicto. Su visión de cómo vivieron el movimiento, las situaciones en
las que se vieron envueltos y las soluciones que ellos consideraban
ayudarían a mejorar el país, son objeto de estudio indispensable para los
estudiosos de la Revolución Mexicana.
Así las cosas, el presente ensayo pretender dar un recorrido por
los personajes y las obras que nos mostraron las primeras visiones de la
Revolución, a fin de conocer con mayor profundidad a estos hombres
que les tocó vivir la transición del antiguo régimen a la Revolución, como
diría Francois Xavier Guerra. Anotaremos, algunas cuestiones relevantes
de su vida, en qué circunstancias escribieron y a groso modo sus
opiniones vertidas en su obra. Asimismo, seguiremos las pautas del
curso de Interpretaciones de la Revolución Mexicana y por cuestiones de
tiempo, las referencias serán en su mayoría artículos localizados en el
internet o los libros de que se disponen en la biblioteca de nuestra
institución y en la particular, al igual que textos leídos en el curso. La
intención es llenar algunas lagunas personales de individuos de los
cuales escuchamos hablar, pero que, por circunstancias muchas veces
de gustos o ajenas, no conocemos como deberíamos.
“Historiadores” de los años revolucionarios
Muchas personalidades que formaron parte de la cúpula de poder en el
periodo porfirista, intelectuales, que no estaban ajenos a las
circunstancias de su tiempo, que les tocó vivir ese periodo de transición,
u hombres que se vieron envueltos en el conflicto armado, escribieron
cotidiana, el estudio sobre los grupos marginales, entre otros. Presentación en power point, del Dr. Eduardo Mijangos en el Seminario de Interpretaciones de la Revolución Mexicana.
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sus visiones de lo que estaban observando. Obras, que hoy día son pieza
clave para comprender e interpretar el movimiento revolucionario.
Entre los historiadores de los años veinte, encontramos a
Francisco Bulnes2, conocido político y periodista, escritor de obras muy
polémicas y personaje que tuvo un papel muy importante durante el
Porfiriato, por formar parte de este grupo allegado al General Díaz
conocido como Los Científicos.
En sus obras encontramos, como diría Ariel Rodríguez,
“entreverado con los excesos de su escritura (el uso indiscriminado de
los adjetivos, la sintaxis dislocada por la pasión),.. un diagnóstico político
y social de la realidad mexicana. Pero hay, asimismo, evidencias de la
impotencia y de la soledad de un intelectual que, sin haber sido de
ninguna manera un incondicional de Porfirio Díaz, aparece ante nosotros
como un elemento insustituible de la cultura política del Porfiriato”.
Bulnes va tener una participación muy importante en dos momentos
cruciales de la historia de México, de los cuales fue testigo e incluso
actor: el asunto de la reelección de Porfirio Díaz en 1903-1904, y la
prefiguración, desarrollo y desenlace de la revolución maderista3.
2 Bulnes nació en la Ciudad de México el 4 de octubre de 1847 y murió el 22 de septiembre de 1924. Estudió ingeniería y fue profesor en la Escuela Nacional de Ingeniería, impartió clases de meteorología y economía política en el Colegio de Minas y en la Escuela Nacional Preparatoria. Fue elegido diputado y senador durante el gobierno de Porfirio Díaz. Presidió la comisión de México enviada a Japón para estudiar el tránsito del planeta Venus por el disco del Sol en 1874 y es mucho más conocido por haber sido miembro prominente del grupo denominado los Científicos. Dirigió el periódico El Siglo Diez y Nueve en 1891, y colaboró para El Imparcial y El Universal. Su obra literaria e histórica, polémica, fue abundante, entre ellas encuentran: Sobre el hemisferio norte, once mil leguas. Impresiones de viaje, (1875). El porvenir de las naciones latinoamericanas ante las recientes conquistas de Europa y Norteamérica. Estructura y evolución de un continente. México, (1899). El verdadero Juárez y la verdad sobre la intervención y el imperio, (1904). Las grandes mentiras de nuestra historia: la Nación y el Ejército en las guerras extranjeras, (1904). Juárez y la revoluciones de Ayutla y de Reforma, (1906). El verdadero Díaz y la Revolución, (1920). Los problemas de México, (1926). http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Bulnes3 Rodríguez Kuri, Ariel, “Francisco Bulnes, Porfirio Díaz y la Revolución Maderista” en, Estudios de historia moderna y contemporánea de México, Álvaro Matute (editor), Ricardo Sánchez Flores (editor asociado), México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, v. 13, 1990, p. 187-202. http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc13/172.html
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A grandes rasgos, veremos lo sucedido en estos dos momentos.
Los científicos convocaron a una gran convención para preparar las
elecciones de 1904, la cual se inauguró el 21 de junio de 1903 y Bulnes
con su discurso4 dio la nota a la reunión. Sus palabras fueron vibrantes y
provocadoras; el tema central del discurso fue la sucesión presidencial.
Presentaban a Díaz como “el hombre necesario”, el único capaz de
garantizar la estabilidad política nacional. Para Bulnes la sexta
reelección era necesaria para que el presidente completara su obra,
organizando las instituciones con el objeto de que la sociedad en lo
sucesivo, ya no dependiera de los hombres, sino de sus leyes. Así, en el
discurso hizo una valoración de los límites de un sistema tradicional y
personalista, y propuso un cambio radical en el modelo político, como el
único camino posible para salvar los logros alcanzados por el régimen5.
Con este discurso, Bulnes evidencia los peligros de la estabilidad del
régimen, para él, la única forma era una transición dirigida por el
presidente a través de la creación de un partido político.
Crítico de su país, de Estados Unidos al reconocer el gobierno de
Victoriano Huerta, de Villa, visto solo como un bandido, Bulnes también,
elogió a varios personajes como Madero, o Zapata “un apóstol”, y a
Obregón, el “verdadero césar de la revolución”, destinado a la
presidencia. No obstante, lo dejaría marcado el “ultraje al ídolo nacional”
don Benito Juárez, que en su tiempo le valió el exilio por algún tiempo,
pero hasta la actualidad, parece que su obra El verdadero Juárez, lo ha
enviado a la lista de los villanos de nuestra historia de bronce. Sin
4 Bulnes, Francisco, "En torno a la reelección". Discurso pronunciado en la Cámara de Diputados (1903), en Álvaro Matute (comp.), Antología. México en el siglo XX. Fuentes e interpretaciones históricas, México, Universidad Nacional Autónoma de México (Lecturas Universitarias, 12).5 Salmerón, Alicia, “Mecánica de un régimen personalista”, en Rojas, Beatriz, Mecánica política. Para una relectura del siglo XIX mexicano, México, Instituto Mora, Universidad de Guadalajara, 2006. Pp.305-307. La autora presenta la correspondencia que suscitó tan notado discurso entre Los Científicos, Bernardo Reyes y el Propio Díaz.
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embargo, Bulnes ofreció alternativas a lo que veía venir, por lo que,
como diría Brading, fue profeta del PRI6.
Una persona con la que parece haber tenido grandes roses, fue
Bernardo Reyes. Visto como el depositario de todas las desconfianzas
civiles del grupo de los Científicos; no fue obra de la casualidad que
Bulnes haya publicado, Las grandes mentiras de nuestra historia, donde
procuró demostrar con lujo de detalles el papel nefasto que, según él,
tuvo el ejército a lo largo del siglo XIX. Esta obsesión por Reyes y el
militarismo parece evidenciar una serie de debilidades políticas
estructurales del Estado porfirista, y que Bulnes, como otros
intelectuales del Porfiriato, pudo identificar antes de 19107.
Un antimaderista connotado, en el que se percibe una búsqueda
por encontrar un hilo conductor que posibilite la explicación del
problema maderista, y que además critica los hechos de los hombres
maderistas. Es razonable sostener que Bulnes encontró la verdadera
génesis de la revolución maderista, y, ubicó, sus debilidades. Como esa
crítica a la conciliación que Madero hizo con porfiristas, o el que haya
podido concebir una estrategia general, coherente, para una
restauración porfirista, sin don Porfirio. Ello no sucedió así, no sólo
porque Bulnes lo consideró imposible -sobre todo después del golpe de
febrero de 1913-, sino porque en muchos sentidos tal posibilidad no le
interesaba. La lectura de sus libros posteriores a la revolución
maderista, parecen demostrar este hecho8.
Otro actor en el escenario revolucionario y que además escribió
sobre su contexto fue Manuel Calero y Sierra9 (1868–1929) quien ocupó
6 Brading, D., “Francisco Bulnes y la verdad acerca de México en el siglo XIX”, p. 649.7 Rodríguez Kuri, Ariel, ““Francisco Bulnes,… Op. Cit.8 Ibidem.9 Juan Signoret Garibi del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México en su “Informe de búsqueda sobre Manuel Calero y Sierra” plantea en sus primeras hipótesis que se trataba de un pensador considerado secundario por la historia académica y prácticamente olvidado fuera del mundo académico, ya que no
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cargos políticos durante el régimen de Díaz. Estudió en la Escuela
Nacional Preparatoria y en 1895 recibió el título de abogado por
la Escuela Nacional de Jurisprudencia, siendo posteriormente, diputado.
En 1900 suscribió escritos en el periódico Regeneración. Fue miembro
del 'Club Democrático', que más tarde se convirtió en el 'Club
Organizador del Partido Democrático. El 27 de mayo de 1909, Díaz lo
nombró como subsecretario de Fomento. Fue un Secretario de
Relaciones Exteriores de México en el año 1912 en el transcurso del
gobierno de Francisco I. Madero10. Así, fue un personaje que vio la
transición de poder y el transcurrir de los conflictos revolucionarios.
Una de sus obras más significativas fue, sin lugar a dudas
Cuestiones electorales11, en donde expresa que la "generosa misión" del
gobierno porfirista estaba a punto de quedar exitosamente concluida.
Argumentaba que, en otros tiempos el país había sufrido los efectos de
las destructoras corrientes de la anarquía, éstas habían sido ya
dominadas por obra del gobernante excepcional y estaban en vías de
convertirse "en corrientes de vida, difundidoras del bienestar y la
abundancia". El pueblo, había aprendido la suprema lección de la vida
civilizada: la de la obediencia, y dada esta circunstancia se podía
confiadamente esperar que aquellas energías antaño desbordadas y que
tantos males habían causado al país se orientaran ahora hacia la
conservación del orden y el cultivo de la libertad12.
contaba con páginas dedicadas de manera exclusiva a su persona, al término de su ensayo llega a la conclusión de que en internet podemos encontrar muchas fuentes del autor. En muchas partes coincidí, ya que para buscar información sobre Calero debemos de hacer búsquedas avanzadas y gracias a este artículo, pude localizar el de Ignacio del Río, que más adelante cito. http://shial.colmex.mx/textos/Juan_Signoret.pdf10 http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Calero_y_Sierra11 Calero, Manuel, Cuestiones electorales. Ensayo político por [...], diputado al Congreso de la Unión, México, Imprenta de Ignacio Escalante, 1908.12 Río, Ignacio del, “Manuel Calero y Esteban Maqueo Castellanos: dos opiniones sobre la solución histórica del porfirismo,” en: Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Álvaro Matute (editor), México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, v. 10, 1986, p. 137-154: http://www.iih.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc10/127.html
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Consideraba que el sucesor de Díaz no podía ser otro que el
pueblo, ese mismo pueblo al que el dictador había con mano firme
encauzado por el camino del orden y la obediencia. Calero, repitió aquel
argumento –menciona Ignacio del Río- que se había utilizado para
justificar la existencia del régimen, pero le dio ya el carácter de una
fórmula de aplicación inmediata: la dictadura tenía que ser "el prólogo
de una democracia funcionante", dijo, asegurando luego que en el
conjunto de ciudadanos comenzaba nuevamente a florecer, tras un largo
periodo de latencia, el amor a la libertad y que claros signos de ello
podían percibirse en el ambiente. "La obra de este estadista inmenso,
debe ser continuada por el pueblo, por un pueblo trabajador, amante de
la paz, obedecedor de la ley y enemigo de dictadores". Significaba esto
que, desaparecido el caudillo, ya no podría volverse a identificar a la
nación con un autócrata13.
Calero, se movía entre la convicción de que era necesario destruir
en alguna forma la estructura política cerrada del régimen dictatorial, y
el temor de que las concesiones democráticas provocaran un
movimiento popular incontrolable. Así, se vio inclinado a proponer una
solución intermedia: la que podríamos llamar de la democracia
restringida. Consistía ésta, en suma, en la implantación del sufragio
directo para la elección de los titulares del Poder Ejecutivo Federal y los
miembros de las cámaras legislativas, limitando el derecho de voto, sin
embargo, a los varones mayores de veintiún años que supieran leer y
escribir el idioma castellano. La fórmula había sido diseñada y propuesta
ya, años antes, en su antecedente ensayo llamado La nueva
democracia14.
Puesto que la ley electoral era la parte que contenía los impulsos
democráticos, Calero, consideró que la transformación de esa ley, en el
13 Ibidem.14 Ibidem
7
sentido que él proponía, era la más urgente necesidad política. Una vez
resuelto, el proceso democrático se pondría en marcha de una manera
espontánea, aunque advertía, que podría ser que en un principio, no
todos los individuos con derecho a voto acudieran a las urnas, pero que
los ensayos serían, de cualquier modo, perfectibles y habría que confiar
en que, al cabo de dos generaciones participantes ya de la práctica
política ejercida con libertad, la nación arribaría al fin a una democracia
"sincera, efectiva y completa"15.
Continuando con los políticos que escribieron en el periodo
revolucionario, tenemos a Emilio Rabasa Estebanell (1856-1930), quien
estudió Derecho en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca,
titulándose en 1878 y junto con Fausto Moguel y Emilio Pimentel,
condiscípulos suyos en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, formó
parte de una generación que reunió a tres esperanzas regionales en la
carrera de derecho16.
Es en, La evolución histórica de México17, escrita por Rabasa en
1920, es donde encontramos una visión general de nuestro desarrollo,
sosteniendo que la historia de México tiene dos etapas: la de formación
15 Ibidem16 Colaboró para el periódico oficial de Chiapas llamado La Iberia, para El Porvenir de San Cristóbal de las Casas en 1881 y para El liberal de Oaxaca en 1883. Dentro de sus principales obras, firmadas bajo el seudónimo Sáncho Polo, encontramos narrativa como los relatos de La Bola, La Gran Ciencia y La Guerra de los Tres Años, por las que se le ha reconocido como iniciador del realismo en México. Sin embargo, su principal aportación literaria lo fue para el Derecho y la Ciencia Política, con sus famosos escritos El Artículo 14 y el Juicio Constitucional, La Constitución y la Dictadura y La Evolución Histórica en México. http://es.wikipedia.org/wiki/Emilio_Rabasa17 Rabasa, Emilio, La evolución histórica de México, 33a. ed., México, Porrúa, 1972. En los textos de Rabasa hay una discrepancia significativa respecto a la periodización, y que al parecer obedece a que en los ocho años que median entre la publicación de La Constitución y la dictadura (1912) y La evolución histórica de México (1920) la experiencia política de lo ocurrido hizo que sus puntos de vista variaran. La discrepancia es parcial, pues pese al juicio anterior que Rabasa incluye en el "Resumen" que aparece en la parte final de la obra aludida, en el curso de ésta utiliza para la Independencia la periodización asentada en La Constitución y la dictadura. Villegas Moreno, Gloria, “La visión Histórica de Emilio Rabasa”, en Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Álvaro Matute (editor), Ricardo Sánchez Flores (colaboración), México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, v. 8, 1980, p. 97-125. http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc08/099.html
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oscura y revuelta que corresponde todavía al gobierno de Juárez18; y la
de crecimiento que, después de la pausa de Lerdo de Tejada, comienza
con Porfirio Díaz. Califica a la primera como la época de las "evoluciones
violentas", y a la segunda como la de la "evolución pacífica".
Una parte que parece muy interesante, es que Rabasa sostiene
que se invirtió el orden deseable en los acontecimientos, ya que el
primer paso debería haber sido formar políticamente al pueblo, y
después, elaborar los preceptos que rigieran sobre ese pueblo. Lo que
necesitaba el país era, "la transformación de las conciencias para llevar
a cabo sus dictados a la organización del gobierno, y esa transformación
fue la obra realizada por dos revoluciones nacionales y la guerra
extranjera"19.
Para Rabasa, la Guerra de Reforma evidenció lo que de negativo
tenía el clero como obstáculo para la formación del Estado nacional,
quedando unido el liberalismo al sentimiento de patria. La guerra con
Francia consiguió la derrota final de los conservadores, así, todo esto,
dotaba por fin de prestigio a un sistema de gobierno, y vinculaba, por lo
menos por la vía del sentimiento en una tarea común al pueblo. A esta
etapa siguió la dictadura, cuya necesidad histórica quedaba probada por
18 El primer hecho al que le concede propiamente importancia histórica es a la conquista, y le parece que la Historia de México, en sentido estricto empieza aquí, pasando prácticamente de largo el periodo prehispánico. El pueblo nace impregnado de heterogeneidad, resultante de la mezcla racial que propició la combinación de temperamentos y caracteres diferentes. La Colonia, observa, es ambivalente. Criticable por la forma como España manejó sus posesiones, pues ésta no era la administración de "un reino sino la explotación de un fundo", y cuyo desprestigio generó su acabamiento. Por otra parte, esta época le parece positiva, pues dentro de la Colonia se empezó a perfilar la conciencia nacional. Es la independencia un hecho clave en la historia de México, pues en ella concluyó el proceso de individuación, primer paso de la conformación auténtica de una entidad histórica. El equilibrio que había privado durante la Colonia quedó roto, y todo estaba por hacerse. Así, justifica los tropiezos políticos que sufre la vida del país durante los años posteriores al movimiento de independencia, pues mientras la evolución dictaba un camino, las minorías -los grupos directores- no estaban plenamente identificados con él. A Iturbide, por ejemplo, se le desmorona la posibilidad de la construcción nacional; los miembros del Congreso de 1824 empeñados en una tarea legislativa ideal y divorciada de la realidad del pueblo sobre el que legislaban, propiciaron el desprestigio de las instituciones y la violación de los preceptos que deberían de ser normativos de la vida nacional. Ibidem.19 Ibidem.
9
los propios requerimientos del país. Después de Díaz -que había
trabajado en la hechura de la nación mexicana-, la dictadura había
quedado liquidada como forma de gobierno, y se imponía el
establecimiento de una etapa constitucional, posible, entre otras cosas,
porque los estudios históricos y sociológicos esbozaban ya las leyes de
la evolución socia20l.
El futuro inmediato que Rabasa observa en 1912 y 1920 es
diferente. En 1920 estima que la Revolución de 1910 se desató por un
proceso de desgaste, de envejecimiento y de inmovilidad del régimen de
Díaz; y que la evolución deseada y posible, entonces al parecer a corto
plazo, se había desvirtuado y postergado parcialmente. Competía así, a
los grupos directores del curso histórico retomar el rumbo, teniendo a la
vista las vivencias del país. Por ello, dedica la tercera parte de La
evolución histórica de México a los problemas nacionales que exigen una
solución consciente: el indio, la tierra y la instrucción.
Uno de los personajes más conocidos del periodo, por su labor
educativa fue Justo Sierra Méndez21 nacido en Campeche el 26 de
enero de 1848; fue un escritor, historiador, periodista, poeta y político
mexicano. Entre su vasta obra, dirigió la publicación de México, su
Evolución Social, (1900 -1902) y de la "Antología del Centenario",
20 Ibidem.21 Algunos de sus poemas de juventud se publicaron en el periódico El Globo; a partir de 1868 publicó sus primeros ensayos literarios; en El Monitor Republicano inició sus "Conversaciones del Domingo", artículos de actualidad y cuentos que después serían recogidos en el libro Cuentos románticos; publicó en la revista El Renacimiento su obra El Ángel del Porvenir, novela de folletín que no tuvo mayor impacto. Escribió también en El Domingo, en El Siglo Diez y Nueve, La Tribuna, en La Libertad, de la que fue su director y en El Federalista. Asimismo, publicó en El Mundo su libro En Tierra Yankee. Abordó además el género dramático en su obra Piedad. Varias veces diputado al Congreso de la Unión, lanzó un proyecto que sería aprobado en 1881 y que daba a la educación primaria el carácter de obligatoria. En ese mismo año presentó un proyecto para fundar la Universidad Nacional de México que no prosperó, tardaría sin embargo 30 años para verlo realidad. Desde 1892, expuso su teoría política sobre la “dictadura ilustrada”, pugnando por un Estado que habría de progresar por medio de una sistematización científica de la administración pública; en 1893 dijo aquella célebre frase: "el pueblo mexicano tiene hambre y sed de justicia". En 1901 se trasladó a Madrid con el objeto de participar en el Congreso Social y Económico Hispanoamericano; presidió la Academia Mexicana, correspondiente de la Española. http://es.wikipedia.org/wiki/Justo_Sierra_M%C3%A9ndez
10
(1910). En colaboración con Manuel Gutiérrez Nájera, Francisco Sosa y
Jesús E. Valenzuela creó la Revista Nacional de Letras y Ciencias donde
se publicó su libro La evolución política del pueblo mexicano.
Fue también Ministro de la Suprema Corte de Justicia en 1894, de
la que llegó a ser Presidente. Ocupó posteriormente importantes cargos
en el gabinete porfirista como Subsecretario de Justicia e Instrucción
Pública y Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, entre los años de
1901 y 1911. A su iniciativa se creó en 1905 la Secretaría de Instrucción
Pública y Bellas Artes, siendo nombrado el primer titular de ella y puso
en práctica hacia 1905 su anhelado proyecto: dar a la educación
primaria el carácter de nacional, integral, laica y gratuita. En lo político,
supo ser amigo de Porfirio Díaz sin ser su adulador y Díaz lo respetó
siempre como a un hombre superior. En lo económico, creía que la
generación de la riqueza debía estar unida a una responsabilidad social.
Las empresas, decía, "deberían ser las primeras en promover
capacitación y educación y los grandes favorecidos de la fortuna, los
primeros obligados a sostener centros de investigación, enseñanza,
cultura y bellas artes".
En palabras de Leopoldo Zea, en su artículo sobre “Un Sierra
singular”, menciona que si del porfirismo, únicamente se salva la obra
de Sierra, el porfirismo se salva con ella, ya que toda la fuerza y
voluntad de un hombre para llevar acabo determinada tarea social,
como la realizada por Sierra, sería inútil si no contara con el apoyo de
fuerzas capaces de realizarla y el más consciente de ello, fue el mismo
Sierra. Él sabía también que ese mismo pueblo, podría un día recuperar
los derechos que delegaba y abdicaba y su grupo no concordaría más
con los de este pueblo, esto es cuando el porfirismo dejó de ser un
instrumento de su evolución, transformándose en obstáculo. Etapa, que
no puede ser vista como una pérdida, sino como algo necesario para su
evolución, dentro de la cual, la obra educativa de Justo Sierra representó
11
el elemento más activo. Su obra trasciende al régimen y ofrece uno de
los elementos más constructivos de la Revolución Mexicana22.
Partícipe de la educación positivista de finales del siglo XIX, Jorge
Vera Estañol, se graduó como abogado en la Escuela Nacional de
Jurisprudencia, fue procurador general de la República y Secretario de
Instrucción Pública al finalizar el gobierno de Porfirio Díaz. Asumió el
Ministerio del Interior durante los momentos finales de aquel régimen,
por lo que tuvo un papel destacado en el cumplimiento de los Tratados
de Ciudad Juárez, que pusieron fin al gobierno porfiriano. En febrero de
1913, durante el fin del gobierno de Francisco I. Madero y la toma del
poder por Victoriano Huerta, ocupó la cartera de Educación. En junio de
1913, luego de que éste le pidiera su renuncia, fue electo diputado en la
XXVI Legislatura, la cual fue disuelta por Huerta en octubre del mismo
año. Fustigado por huertistas y revolucionarios se trasladó a Europa y
Estados Unidos, regresando a México en 193123.
Tanto sus escritos políticos como historiográficos dan cuenta de
los matices de su participación en la vida pública. No dudó en apoyar en
sus inicios la propuesta maderista de cambio político, para lo cual,
incluso, convocó a la formación del Partido Popular Evolucionista, donde
si bien se deslindó del régimen porfirista en el que se había
desempeñado, expresó su firme postura respecto a la necesidad de
mantener las transformaciones sociales en el campo de la
institucionalidad.
Expresó sus simpatías por los dos principios: el de no reelección y
el de sufragio efectivo, que constituían su lema”, acotando que “si el
movimiento político antirreeleccionista en los momentos actuales fuera
salvador y simplemente perturbador, me afiliaría a ese partido, porque
con él están mis ideales políticos”, y, respondiendo a las acusaciones de
22 Zea, Leopoldo, “Un Sierra Singular”, pp. 122-123. http://codex.colmex.mx:8991/exlibris/aleph/a18_1/apache_media/CYHLFBYP33VV3P7IBKYMLAK8G4G52V.pdf23 www. wikipedia.com
12
actuar contra la Revolución, aclaró: “Toda mi labor en el gobierno fue
encaminada a este fin: detener, si era posible, la revolución armada,
para ver si era posible evitar sus males, dar curso a la revolución de las
ideas liberales dentro del régimen constituido. No soy revolucionario,
menos aún soy un contrarrevolucionario, he sido, soy y me prometo ser
un hombre de orden y de espíritu patriótico y cuando he aceptado, por
mi plena voluntad, la substitución del antiguo régimen por el nuevo y he
contribuido directamente a la forma en que esa substitución se operó
como Ministro del gabinete anterior, lo fue con amplitud de miras, por
verdadero patriotismo, y sería ilógico y absurdo, que pretendiera atacar
en la esencia misma de sus principios un régimen que solamente
impugno por sus métodos y por algunos de sus hombres”24.
Elaboró una crítica feroz de la Revolución, y de la Constitución
elaborada por la facción carrancista, en Al Margen de la Constitución,
donde disertó sobre la ilegitimidad del nuevo pacto político,
reconociendo las causas del descontento que llevó a la movilización
violenta, pero reclamando la incapacidad de los autores del decreto, el
autoritarismo de Carranza y la inviabilidad de poner en práctica un
programa que, en su base, desconocía los derechos adquiridos por los
particulares. Mismas críticas que le valieron el exilio25.
Transformado en el autor de la “visión de los vencidos” por la
Revolución, Vera escribió su Historia de la Revolución Mexicana.
Orígenes y resultados (1957), donde hace un balance crítico sobre el
movimiento, cubriendo prácticamente desde el antiguo régimen hasta
su muerte (1958); y una de cuyas conclusiones fue que el sufragio
efectivo, una de las banderas revolucionarias más apreciadas, solo se
había ejercido “en apariencia”26.
24 Romero, Navarrete, Lourdes, “Jorge Vera Estañol, revisando un clásico en los estudios del agua”, ponencia presentada en el 2do. Congreso de la Red de Investigadores Sociales sobre el Agua (Red-ISSA) Universidad de Guadalajara, Guadalajara, México, 21-23 marzo de 2012. Pp. 6-7. http://redissa.hostei.com/congreso_2012/Romero.pdf25 Ibíd. P. 826 Ibíd. P. 9-10
13
Los anteriores autores, expresaron su opinión a través de textos
de historia, sin embargo, otros lo hicieron a través de novelas, como el
caso de José López Portillo y Rojas (1850-1923)27, que en sus obras
literarias, La Parcela y Los Fuertes y los Débiles, nos muestra dos
opiniones diferentes, dado al tiempo en el que se escribió cada una de
ellas: la primera durante el régimen de Díaz, la segunda cuando
finalizaba el conflicto armado. Victor Adib, comenta que ningún novelista
mexicano de la segunda mitad del siglo XIX, ejerció tanto atractivo por
el campo y la vida rural como López portillo, en quienes constituyó la
base y fundamento de su concepción literaria y el centro a partir del cual
se construye la nacionalidad28.
Con este personaje finalizamos la lista de “Historiadores” de los
años revolucionarios, que aunque no todos escribieron historias de
México, si nos brindaron un panorama de lo ocurrido en la época y las
soluciones u opiniones respecto a lo que acontecía. A continuación
pasaremos a los que participaron en el movimiento armado por su
convicción a los ideales de la Revolución y que de la mano de varios de
los “caudillos” dejaron testimonio de dicho acontecimiento.
Los Revolucionarios
El poblano, Luis Vicente Cabrera Lobato (1876-1954) es muy
reconocido por su ideología de protección al campesino y sus
propuestas, que fueron la base para el desarrollo de la Ley Agraria
promulgada el 6 de enero de 1915 por Venustiano Carranza29. Para 27 Escritor y político mexicano, realizó estudios en Derecho y fue diputado, senador y gobernador de Jalisco, entre sus obras figuran: Egipto y Palestina, apuntes de viajes (1874), La Parcela, La Raza indígena, Seis leyendas y El Derecho y la Economía política. Cultivó casi todos los géneros literarios y sus obras más conocidas son sus novelas en las que plasma su nacionalismo.28 Adib, Víctor, “López Portillo, novelista rural”, p. 574. http://codex.colmex.mx:8991/exlibris/aleph/a18_1/apache_media/J8JU511VHD17DXRG3TQP6R5GD6XFFM.pdf29 Cabrera analizó a fondo el problema agrario y los reclamos de Emiliano Zapata contenidos en el Plan de Ayala, intentó buscar un solución desde su escaño, el 3 de diciembre de 1912 pronunció ante la Cámara de Diputados el discurso sobre la Reconstitución de los Ejidos de los Pueblos como medio de Suprimir la Esclavitud del Jornalero Mexicano, sin embargo, sus peticiones no fueron aprobadas. Años más tarde la
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firmar sus ensayos políticos y obras, utilizó los seudónimos de Lic. Blas
Urrea de Lucas Ribera. Colaboró como redactor para el periódico El hijo
del Ahuizote, y en sus artículos se manifestó en contra del régimen
porfirista. En 1908, tenía colaboraciones de crítica política en los
periódicos: Partido Democrático, Diario del Hogar , El Dictamen, La
Patria y El Colmillo Público. Ese mismo año, junto con sus hermanos
Federico, Alfonso y Lucio, participó en la organización del Club Central
Antirreleccionista de México que poco después se convirtió en el Partido
Nacional Antirreleccionista. Conoció a Jesús Urueta, quien dirigía
el Partido Democrático, e inició en 1909 una fuerte campaña de crítica
contra el presidente Porfirio Díaz y el Partido Científico30.
Sus escritos fueron contestados por una de las personalidades más
destacadas de la época: José Ives Limantour. Sus dimes y diretes a
través de El Diario Oficial y El Partido Democrático, uno atacando a Díaz
y el otro defendiéndolo, fueron muy sonados. El ganador fue Cabrera.
Sus artículos sobre el grupo en el poder tuvieron impacto entre los
lectores comunes, los entendidos y los aludidos. Mientras Limantour
trataba de apuntalar el dique que sostuviera al régimen a costa de lo
que fuera, Cabrera tomaba asiento para ver su derrumbe. En tanto que
Limantour buscaba desesperado un salvavidas, Cabrera afilaba su pluma
para analizar la vorágine de los acontecimientos31. Las vidas se
propuesta de Cabrera influyó notablemente en la redacción del artículo 27 constitucional en torno a la cuestión agraria.30 Fue seguidor de la ideología política de Francisco I. Madero, al iniciar el movimiento armado de la Revolución mexicana, redactó una carta pública a Madero bajo el seudónimo del Lic. Blas Urrea, en la cual exhortaba a continuar el movimiento armado, tratando de finalizar la violencia lo más pronto posible pero sin dar oportunidad a las fuerzas federales de reabastecerse para terminar con el Porfiriato, y una vez restablecida la paz, atender los diversos problemas sociales para evitar nuevos brotes armados. Cabrera trato de convencer a Madero de no firmar los Tratados de Ciudad Juárez del 21 de mayo de 1911, aconsejándole proseguir la revolución hasta terminar con los simpatizantes del régimen. Cuando Porfirio Díaz abandonó el poder, Francisco León de la Barra le ofreció el puesto de subsecretario de Gobernación, pero Cabrera rechazó la oferta y presentó su candidatura como diputado por el XI Distrito Electoral. http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Cabrera_Lobato31 Vázquez del Mercado, Angélica, “Cabrera v.s. Limantour: a dos de tres caídas”, http://www.inehrm.gob.mx/Portal/PtMain.php?pagina=exp-luis-cabrera-articulo
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distanciaban: uno fue un ferviente defensor de la evolución y el otro,
Cabrera, de la revolución, que abogó siempre por la transición pacífica,
aunque las circunstancias no dieron para ello.
Se unió al movimiento del Ejército Constitucionalista el 19 de
diciembre de 1913 en Nogales, Sonora32. Participó en la Convención
Militar celebrada el 2 de octubre de 1914 en la Ciudad de México, e
intentó convencer a Emiliano Zapata para que éste depusiera las armas,
pero no logró su objetivo. En diciembre de 1914, Carranza nombró a
Cabrera titular de la Secretaría de Hacienda, puesto que ejerció hasta el
1 de mayo de 1917. A finales de 1916 y principios de 1917, participó en
la comisión binacional que discutió y negoció la problemática generada
por la invasión al territorio mexicano de las fuerzas comandadas por el
general John J. Pershing en la Expedición Punitiva contra Francisco Villa,
aunque las fuertes reclamaciones realizadas por Venustiano Carranza
dieron fin a las conferencias el 6 de enero de 1917. Fue nombrado
nuevamente secretario de Hacienda, desempeñando el puesto hasta la
muerte de éste último.
Se manifestó abiertamente en contra de los gobiernos de Álvaro
Obregón, de Plutarco Elías Calles y del camino que tomó la Revolución
mexicana. El 30 de enero de 1931, pronunció el discurso El balance de la
Revolución en la Biblioteca Nacional de México condenando el Pacto de
Sonora,15 por tal motivo, el presidente Pascual Ortiz Rubio ordenó su
captura y destierro a Guatemala.
En dicho discurso criticó el camino que había seguido la revolución
mexicana argumentando que…
32 En enero de 1914, Carranza lo envió a Washington D.C. para negociar el embargo de armas que había impuesto el gobierno de Woodrow Wilson, sin embargo el Departamento de Estado de los Estados Unidos condicionó la negociación solicitando la convocatoria de elecciones antes del derrocamiento del gobierno huertista y el permiso para cruzar la frontera México-Estados Unidos con tropas estadounidenses bajo el argumento de proteger a los ciudadanos estadounidenses que habitaban en México. Cuando Carranza escuchó las peticiones respondió de forma negativa y dio por terminada las negociaciones. Ibidem
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“…la resolución de nuestros problemas políticos requiere valor civil, honradez y patriotismo, de que desgraciadamente andamos muy escasos los mexicanos. Los problemas políticos no pueden resolverse en la forma democrática pura mientras subsistan nuestras desigualdades social y económica. Hemos hecho algo en lo económico y en lo social; pero la Revolución no ha hecho nada por resolver los problemas políticos, y lo que había hecho lo deshicimos vergonzosamente. Por último, la Revolución económica y social de México no puede consolidarse sin una reforma política que permita la participación de los mexicanos en el gobierno de su República. Mientras las reformas sociales y económicas de México tengan que sostenerse por medios dictatoriales, no sabremos si podremos mantenerlas y consolidarlas o si son un vano ensayo que más tarde habrá que abandonar…que no puede haber libertad política sin igualdad económica y social; pero que tampoco puede haber bienestar económico y social sin libertades”33.
Originario de Zacatecas, Roque Estrada Reynoso (1883-1966) fue
un abogado, periodista y escritor que participó en la Revolución
Mexicana. Fue fundador del Centro Antirreeleccionista de México. Con
Francisco I. Madero promovió la creación de nuevos clubes y el
antirreeleccionismo. Después de la postulación de Madero a la
presidencia de la República, lo acompañó en su gira electoral y colaboró
con la redacción del Plan de San Luis, que llamó a iniciar la Revolución el
20 de noviembre y desconoció la reelección de Porfirio Díaz. Por no estar
de acuerdo con los términos en que se firmó la paz en Ciudad Juárez, se
separó de Madero, aunque logró disuadirlo para que conservara algunas
tropas revolucionarias como cuerpos rurales.
Al consumarse el asesinato de Madero y Pino Suárez, en febrero de
1913, se incorporó a los maderistas del norte de Jalisco y del sur de
Zacatecas para combatir la usurpación. En la víspera del levantamiento
contra Victoriano Huerta fue detenido por las tropas federales.
Permaneció en la prisión de San Juan de Ulúa, en Veracruz, hasta el mes
33 http://www.memoriapoliticademexico.org/Biografias/CAL76.html
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de abril de 1914, en que con motivo de la ocupación del puerto y la
ciudad de Veracruz por los norteamericanos, todos los reclusos fueron
puestos en libertad. Al dividirse los revolucionarios en la Convención de
Aguascalientes se adhirió al grupo constitucionalista. Secretario
particular de Venustiano Carranza hasta diciembre de 1914, cuando se
enroló en la División de Occidente que se dirigía a recuperar la ciudad
de Guadalajara, Jalisco. Por las acciones en que participó recibió el grado
de general brigadier. Designado gobernador de su estado natal, pero no
ocupó el cargo porque Álvaro Obregón le encargó la reorganización
administrativa de Aguascalientes. Cumplida esta encomienda, se le
nombró secretario de Justicia el 20 de agosto de 1915. En 1920 trató
inútilmente de evitar el enfrentamiento entre Carranza y Obregón.
Permaneció neutral ante la promulgación del Plan de Agua Prieta34.
La Revolución y Francisco I. Madero fue escrita por el licenciado
Roque Estrada en la ciudad de Guadalajara, entre octubre de 1911 y
marzo de 1912. La obra es de carácter testimonial, ya que Estrada
participó en la campaña política de Madero, enarbolando la bandera del
antirreeleccionismo. El autor afirma que su obra pretende ser un
“estudio sereno y meditado sobre las causas que incubaron la
Revolución y las determinantes de su periodo insurreccional, en sus más
culminantes y decisivos factores, hombres y circunstancias”; con el
propósito de “cooperar en la medida de mis fuerzas en la obra
urgentísima de regeneración nacional”. Identificó en su obra cuatro
momentos clave en el proceso revolucionario: el primero es en el que se
producen necesidades individuales y sociales, no satisfechas ni por la
sociedad ni por el gobierno; el segundo es la concentración de estas
necesidades en un solo movimiento; en el tercero, la fuerza social
recurre al uso de las armas para llevar a cabo una transformación y,
finalmente, en el cuarto se produce la reconstrucción35.
34 http://es.wikipedia.org/wiki/Roque_Estrada_Reynoso
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La obra se divide en tres partes, de acuerdo con los hechos más
relevantes de esta etapa de la historia de México. En la primera, titulada
“Esquema político–social”, el autor explica los orígenes de la Dictadura;
critica las concesiones y privilegios otorgados por Díaz al capital
extranjero, la represión política ejercida por su gobierno, la explotación
de la clase obrera y el deterioro de la instrucción pública. “La Entrevista
Díaz-Creelman y el Partido Democrático” conforman el segundo
apartado, que en opinión de Estrada, “tuvo una influencia decisiva en el
despertar nacional…”, puesto que: “Los síntomas de un ya muy próximo
despertar político eran demasiado inequívocos y elocuentes…”. A partir
de ese momento, proliferaron las agrupaciones políticas
antirreeleccionistas, de entre las que surgió la figura de Madero36.
Era un hombre radical, que creía que solo a través de las armas se
podía acabar con el sistema político imperante, así narra su intensa
campaña política a lo largo de casi todo el territorio nacional al lado de
Madero, acciones que le valieron su aprehensión en 1909. Este
acontecimiento se convirtió el tema de inicio de la tercera y última
etapa de la obra. En ésta, expone el Plan de San Luis Potosí, y hace un
recuento dela etapa revolucionaria encabezada por Madero, desde sus
comienzos y hasta la renuncia de Porfirio Díaz, a través de la firma de
los Tratados de Ciudad Juárez. Estrada concluye su obra afirmando:
“Podrá decirse que la insurrección no tiene el privilegio de conquistar
enormes beneficios, pero si tiene, cuando menos, el de evitar enormes
perjuicios. Se le podrá negar a un individuo el derecho a gozar, pero
nunca se le podrá negar el de evitarse males. Es el caso de legítima
defensa”37.
35 http://www.senado2010.gob.mx/docs/cuadernos/historiografiaRevolucion/b08-historiografiaRevolucion.pdf36 Consideraba la obra de Madero, La Sucesión Presidencial, como un trabajo carente de profundidad, criterio y observación a la vez que afirmó que “no es un libro de ciencia política; fue un libro de oportunidad política”. Criticó duramente la ligereza con la que Madero aludía al establecimiento de la democracia por la vía política, pero le creía un hombre de valor y carisma. Ibíd. P. 137 Ibíd. P.3
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El chihuahuense, Martín Luis Guzmán Franco (1887-1976) fue un
periodista, intelectual, diplomático y literato mexicano al que se le
considera, junto a Mariano Azuela, pionero de la novela revolucionaria,
un género inspirado en las experiencias de la Revolución mexicana, la
cual observó siguiendo a las tropas del general Francisco Villa. Inició la
carrera de Leyes en la Escuela Nacional de Jurisprudencia en el año de
1909, pero interrumpió sus estudios para ocupar la cancillería del
Consulado de México en Phoenix Arizona. Formó parte del Ateneo de la
Juventud e impartió conferencias en la Universidad Popular Mexicana.
Entre 1908 y 1913 fue parte de la redacción de El Imparcial, y en el
gobierno de Madero fue director de la Biblioteca Nacional. Durante
la Decena Trágica fundó El Honor Nacional, órgano periodístico
antihuertista. Más tarde, se incorporó al Estado Mayor de Venustiano
Carranza y posteriormente a las órdenes de Francisco Villa, figura
relevante de su vida y su obra, a quien representó en la Ciudad de
México durante la entrada de las fuerzas constitucionalistas, en agosto
de 191438.
El delito político, es el asunto principal de La sombra del Caudillo,
en donde da forma literaria a los hechos de la Revolución Mexicana con
seres de carne y hueso, protagonistas de la historia. Comenta Alejandro
Maldonado, que toda su obra es una narración de la tremenda lucha por
el poder y las emociones de sus actores, sus motivaciones y
38 En 1915 viaja a España, donde publica su primer libro: La querella de México. Al año siguiente se instala en Nueva York, en donde imparte clases de español y literatura española en la Universidad de Minnesota. Al mismo tiempo dirige el periódico El Gráfico, de Nueva York. A su regreso en 1920, a la Ciudad de México funge como jefe de la sección editorial de El Heraldo de México, fundada por Salvador Alvarado. Ese mismo año publica A orillas del Hudson. En 1922 funda el diario de la tarde El Mundo, el cuál se deja de publicar dos años después. De septiembre de 1922 a diciembre de 1923 funge como diputado federal. En 1925 se exilia en España en donde permanece hasta 1936. Durante su estancia colabora con los periódicos españoles El Sol y La Voz y establece una estrecha relación política y de amistad con Manuel Azaña. En España publica El águila y la serpiente (1928), memorias de las luchas civiles en México; La sombra del caudillo (1929), recreación novelada de la masacre de Huitzilac. En 1940 dirige la revista Romance y funda en 1942 en el semanario Tiempo. En 1948 inicia la serie de volúmenes intitulada El liberalismo mexicano en pensamiento y acción. En 1951 es nombrado embajador de México ante las Naciones Unidas y se publican en un volumen las Memorias de Pancho Villa, (publicadas parcialmente desde 1936 por el diario mexicano El Universal). http://es.wikipedia.org/Martin_Luis_Guzmán
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justificaciones para efectuar sus fechorías. El pistolerismo y las
inconductas que aplastan la cultura y la ética en política, son narradas
en la novela de Guzmán; la corrupción, traición, oportunismo, la
depravación del sistema burocrático se manifiesta en todas sus formas,
el soborno, los acuerdos, las masacres, las teorías lombrosianas39, en sí,
todo lo cruento del conflicto que el mismo autor conoció con nombres y
fechas.
En 1960, su novela La sombra del caudillo fue llevada al cine, pero
fue prohibida durante varios años debido a su contenido, aunque su
vocación cinematográfica se puede constatar en “La fiesta de las
balas”, sección de El águila y la serpiente. Otro de los episodios de esta
novela, titulado “La película de la Revolución”, aborda un tema
cinematográfico dentro de la literatura. A lo largo del episodio, Guzmán
subraya el poderío que tiene el cine de crear mitos, su capacidad para
transformar a sus protagonistas en figuras de mayor dimensión que la
real.
Conclusión
El estudio de cada uno de estos personajes, da por si solo un trabajo
amplio de magnitudes impensables. Afortunadamente, muchos
investigadores los han utilizado para “Revisar” este periodo tan
controvertido, lo que ha arrogado nuevas interpretaciones. Así, a pesar
de lo criticado que ha sido Bulnes, desde perspectivas actuales,
sabiendo cual fue el resultado de la Revolución, podemos verlo como un
visionario de su tiempo, que propuso una alternativa viable para que no
se rompiera la estabilidad del régimen: el partido político. Lo mismo
podemos decir de Calero, que proponía la ley electoral, para calmar los
reclamos del pueblo, o la opinión de Emilio Rabasa que ve la etapa
39 Maldonado, Aguirre, Alejandro, “La sombra del Caudillo de Martín Luis Guzmán”. Pp. 71-77. http://www.bibliojuridica.org/libros/5/2246/10.pdf
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porfiriana como de crecimiento económico y de creación de la nación
mexicana, que realmente lo fue. O la crítica de Vera Estañol a los
resultados de la Revolución donde nunca se llegó a concretar el sufragio
efectivo tal cual, solo en apariencia. Todos ellos vertieron sus opiniones
sin demeritar lo realizado por Díaz durante su gobierno40.
Los personajes que anduvieron al lado de los revolucionarios más
importantes como Madero, Villa y Carranza, nos ofrecen otra visión del
movimiento, como Roque Estrada y Luis Cabrera que en sus obras
narran el acontecer de los hechos desde sus campañas
antireleccionistas, hasta el final de la lucha armada y su desilusión ante
los resultados obtenidos. Los trabajos literarios de José López Portillo y
Rojas y Luis Guzmán, son obras clásicas para conocer el periodo
revolucionario, sus narrativas del campo, los conflictos políticos además
de los vicios de la época, resultan ser fuentes primarias para los
estudiosos de este tiempo.
Los autores anteriores, no son los únicos escritores destacados de su
tiempo, pero sí, algunos de los más importantes; con ellos, se inaugura
la historiografía de la Revolución Mexicana que hasta la fecha se sigue
escribiendo; sus obras, continuarán analizándose para ofrecer nuevas
visiones. Sabemos los resultados que ha arrogado la Revolución, sus
éxitos y fracasos, sin embargo, aún hacen falta nuevas perspectivas de
análisis para distintos acontecimientos y obras, hasta la forma en la que
miramos la Revolución y lo que esperamos encontrar de ella, como dice
Sandra Kuntz, “tal vez el problema radica, entonces, en que hemos
sobre estimado la capacidad redentora del cambio violento”41.
40 Si utilizamos las tres categorías principales que utilizó Paul Garner para dividir la historiografía porfiriana, estaríamos hablando de la etapa denominada porfirismo, donde predomina el retrato favorable de Díaz y ponen en relieve la longevidad del régimen y su éxito al lograr una estabilidad y una paz política, su patriotismo, heroísmo y sacrificio personal. No obstante, a pesar de estar allegados al poder, -lo que tal vez les brindó esa visión tan acertada-, pudieron reconocer los aciertos y debilidades del régimen. Garner, Paul, “Porfirio Díaz: ¿Héroe o Villano?”, septiembre de 2003.41 Kuntz, Ficker, Sandra, “¿Qué nos dejó la Revolución Mexicana?”, en Revoluciones, México, UNAM, noviembre, 2002, P. 30
22
A pesar de la lista interminable de obras sobre la Revolución aún hay
temas que están por explorarse, algunos que apenas empiezan a
escribirse, pero que sin lugar a dudas, el periodo revolucionario
continuará ofreciéndonos un campo fértil para la investigación.
Ana Lilia Olaya Escobedo
UMSNH IIH.
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