Hipopótamos en Colombia: Una Aproximación a la Problemática de Invasión y las
Opciones de Manejo
MARÍA FERNANDA MORALES PINEDA
Monografía de grado
Presentada como requisito para optar al título de
Pregrado en Biología
Dirigida por:
PhD. Susana Josefina Caballero
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
FACULTAD DE CIENCIAS
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS BIOLÓGICAS
BOGOTÁ D.C.
2020
CONTENIDO
1. Introducción
2. Generalidades de una especie invasora en Colombia: Hippopotamus amphibius
3. Contexto nacional para la especie: Introducción, establecimiento y expansión
de Hippopotamus amphibius
4. Implicaciones y posible costo-beneficio de la presencia de Hippopotamus
amphibius en el territorio colombiano
5. Manejo de Hippopotamus amphibius como especie invasora: Opciones de
manejo y dificultades
6. Conclusiones
7. Bibliografía
1. Introducción
En un mundo donde al ser humano se le hace fácil modificar los ecosistemas naturales se va
haciendo cada vez más difícil buscar solución a las consecuencias de estas acciones. Un claro
ejemplo de esto es la introducción de especies animales a un espacio donde nunca han
pertenecido o cumplido un rol natural. Las especies introducidas son un problema complejo
que no solo genera problemáticas para la ecología y la conservación de ecosistemas, sino que
también trae de la mano conflictos socioeconómicos que involucran a varios actores de la
sociedad (Beever et al., 2019).
En primera instancia, se ha visto que las especies introducidas se ven como una inmensa
amenaza a la biodiversidad de los lugares a donde llegan. Esto es debido a que tienden a
alterar fauna, flora y espacios naturales ya que su establecimiento, reproducción y expansión
en el nuevo lugar se lleva a cabo de una manera fácil y rápida. Cuando ocurre lo anterior se
les empieza a catalogar como “especies invasoras”. Si bien es cierto que el concepto de
invasión aún es una cuestión de análisis y debate para la ecología y la biología de la
conservación (Van Kleunen et al., 2010), a la hora de hablar de especies invasoras siempre
están implícitas las consecuencias negativas que la especie introducida puede traer para el
nuevo rango geográfico (Pyšek et al., 2020).
Continuando con la idea anterior, los problemas que las especies invasoras tienden a causar
pueden ser de interacción directa con la biota y también cambios indirectos en las condiciones
del hábitat (Gallardo, et al., 2016). Los efectos en el ecosistema van desde degradación de
hábitat, destrucción de flora nativa y competencia con fauna nativa hasta ser actores
fundamentales en la extinción de otras especies
(Bellard et al., 2016 ; Clavero et al., 2009 ; Sharp et al., 2016).
A pesar de que es extensiva la literatura que cataloga a las especies invasoras como agentes
claves para la degradación de la biodiversidad, se dice también que muchas veces los
impactos de estas son sutiles, demorados, o se encuentran en hábitats inaccesibles, por lo
cual, estos impactos solo se dejan ver después de extensos estudios o se toman por “inciertos”
(Simberloff et al., 2013). Al ver a las especies invasoras como agentes de cambio para los
ecosistemas existe la necesidad de generar soluciones al problema. En muchas ocasiones se
vuelve necesaria la implementación del manejo hacia la especie para prevenir, aligerar o
enmendar sus efectos. Sin embargo, el manejo de las especies invasoras frecuentemente
genera conflicto y controversia (Crowley et al., 2017). Además, la mayoría de países
actualmente no tienen la suficiente investigación y monitoreo sobre las especies invasoras
que poseen y adicional a esto, también existe una falta de coordinación en la toma de
decisiones sobre el manejo y la aplicabilidad de cualquier estrategia en sí (Early et al., 2016)
Tal es el caso de la especie Hippopotamus amphibius que fue introducida a Colombia en la
década de los ochenta y cuyos individuos hoy deambulan libremente por los terrenos
aledaños al Magdalena Medio. El hipopótamo común está en la lista de animales reportados
por Colombia en el Registro Global de Especies Introducidas e Invasoras (GRIIS) (Revista
Semana, 2020). Sin embargo, no fue hasta el año 2009 que el Ministerio de Ambiente y
desarrollo Sostenible y algunas corporaciones autónomas regionales iniciaron esfuerzos en
atender el problema (CORNARE, 2009)
El hipopótamo común es una especie de herbívoro originaria de África famosa por su gran
tamaño y su carácter dominante y territorial(Valderrama, 2012). En este continente los
hipopótamos llevan un estilo de vida que requiere lugares con grandes masas de agua y
pastizales abiertos para satisfacer sus necesidades alimenticias (Mekonen y Hailemariam,
2016). Debido al rol ecológico que cumplen, en los ecosistemas africanos son considerados
herbívoros ingenieros de ecosistemas. Lo cual quiere decir que ayudan al mantenimiento del
hábitat y pueden generar grandes cambios en el mismo(McCauley et al., 2018).
Ahora bien, esta especie africana fue introducida a Colombia gracias a la mano del hombre
hace más de 20 años. El establecimiento y expansión resultó ser bastante exitoso ya que el
Magdalena Medio colombiano aporta los requerimientos ecológicos para los hipopótamos y
al ser especie introducida no contiene depredadores en el medio(Valderrama, 2012).
Actualmente, se estima que para el año 2050 los hipopótamos podrían llegar a números de
500 individuos que deambulan libremente y también se dice que se han expandido a lo largo
de las estancias que conciernen al Río Magdalena (Subalusky et al., 2019)
Con base en las ideas anteriores, se hace necesario tomar en consideración las posibles
amenazas que ha traído esta especie para los ecosistemas del Magdalena Medio colombiano.
Debido a su forma de alimentación y modo de vida semiacuático los hipopótamos pueden
afectar plantas nativas, generar sobrecarga de nutrientes en masas de agua, competir con
especies nativas como manatíes o nutrias y afectar la geomorfología de las masas de agua a
largo plazo(Bakker et al., 2016 ; Kanga et al., 2013 ; Vargas, 2019) No obstante, también se
ha propuesto que podrían llegar a ser beneficiosos o que debería explorarse la opción de
coexistir con esta especie invasora (Dembitzer, 2017 ; Lundgren et al., 2020). De igual
forma, no existen solo consideraciones ecológicas concernientes al establecimiento y
expansión de esta especie. De la misma manera, se propone que los hipopótamos podrían
generar problemas socioeconómicos ya que los gigantes pueden atacar a habitantes de la
zona, influir con actividad pesquera artesanal, dañar zonas de cultivo, entre otros (Torres et
al., 2019). Si se quisiera sacar un beneficio económico de los individuos que deambulan
libremente sería necesario un plan económicamente estable y exigente y hasta ahora no se
explora ninguno en el país.
Ahora bien, la idea del manejo para prevenir y/o mitigar algunos de estos impactos supone
barreras de tipo social, económico, ético y político que al final se reúnen en falta de consenso.
Las opciones de manejo propuestas para el control de esta especie en el territorio colombiano
se basan en la esterilización, contención y/o traslado y el sacrificio de los individuos
(Subalusky et al., 2019). Si bien no se ha llegado a un único consenso sobre qué debe hacerse
con la especie, en el país se han abordado a pequeña escala las opciones anteriormente
mencionadas.
El presente documento tiene como objetivo abarcar la situación actual de los hipopótamos
como especie invasora en Colombia para lo cual se abordarán las características generales de
la especie y su establecimiento y expansión en el país, para luego dar paso a los posibles
costos y/o beneficios ecológicos y sociales y por último hacer un análisis de las dificultades
en el manejo de los hipopótamos como especie invasora en territorio Colombiano.
2. Generalidades de una especie invasora en Colombia: Hippopotamus amphibius
El hipopótamo común Hippopotamus amphibius (Linnaeus, 1758) es un mamífero herbívoro
encontrado en África Subsahariana que data en este continente desde hace 2 a 5 millones de
años. Los individuos pertenecientes a esta especie hacen parte de la familia Hippopotamidae,
que tiene la característica especial de ser grupo hermano de los cetáceos (Petronio, 2014;
Fisher, Scott y Adrian, 2010). Entre los mamíferos herbívoros de África, el hipopótamo
común es el tercero más grande del continente después del elefante africano y el rinoceronte
negro (Mekonen y Hailemariam, 2016). Tiene un cuerpo característico de vasto tamaño en
el cual se destacan extremidades cortas y abultadas y una cabeza gigante que lleva los ojos,
orejas y orificios nasales en la parte alta del cráneo. Su piel se caracteriza por necesitar
humedad ya que tiene tendencia a resecarse si se expone al aire por largos periodos de tiempo
(Lewison y Pluháček, 2017). Su inconfundible morfología los caracteriza como “mega
fauna” o “mega herbívoros”, términos que hacen referencia a aquellos animales cuyo peso
corporal es superior a los 1000 kilogramos (Malhi et al., 2016).
Como su nombre científico lo indica, Hippopotamus amphibius se caracteriza por ser una
especie de mamífero que tiene por requerimiento un estilo de vida anfibio, lo cual sugiere
que los grandes animales necesitan de un sitio específico que satisfaga necesidades semi
acuáticas. Lugares que comprendan masas de agua como lagunas, ríos y lagos que estén
rodeados de áreas con pastizales de mediano tamaño prueban ser hábitats perfectos para el
asentamiento y desarrollo de la especie. Se ha visto que su actividad generalizada en este tipo
de hábitats consiste en emplear las mañanas y sobre todo la noche tardía para salir a
alimentarse y pasar una gran parte del día en descanso dentro de las masas de agua (Mekonen
y Hailemariam, 2016). Por consiguiente, el hipopótamo común está adaptado para pasar
largos periodos sumergido en el agua logrando que sus orejas, ojos y orificios nasales se
mantengan arriba de la superficie. Al salir de los cuerpos de agua a pastar, los animales
pueden recorrer varios kilómetros, su dieta en los pastizales consiste principalmente en pastos
terrestres, plantas dicotiledóneas y algunos tipos de fruto que se encuentren caídos entre los
pastizales; las plantas acuáticas también pueden ser parte de su dieta, sin embargo, no
conforman una gran parte de la misma (Bakker et al., 2016). Se estima que los hipopótamos
son capaces de comer 50 kilogramos de pastos terrestres diariamente y aunque se ha
observado que en algunos casos puede llegar a haber carnivoría y canibalismo en estos
animales, es un comportamiento poco común y la documentación es escasa ya que sus
patrones de alimentación se dan principalmente en la noche (Chansa et al., 2011; Dorward,
2015).
En sus actividades diurnas y nocturnas se les ha observado como animales gregarios
conformando grupos de aproximadamente diez hipopótamos, sin embargo, pueden
congregarse desde 20 hasta 100 individuos dependiendo del tamaño del cuerpo de agua y su
flujo de corriente (Tennant et al., 2018) Adicionalmente, se ha observado también que son
capaces de emitir comunicación sonora entre el grupo ya sea a través del aire o agua (Mauhst-
Mohl, Soltis y Reiss, 2015).
El aspecto comportamental de estos animales se describe como agresivo y territorial sobre
todo en los individuos macho. Las hembras por su parte no muestran carácter territorial y en
cuanto a la reproducción, su tiempo de gestación es de 8 meses y tienen un tiempo de
lactancia entre 12 y 18 meses, por lo cual es típico que tengan una cría cada 18 meses o
también se ha observado que dan a luz cada 2-3 años (Mekonen y Hailemariam, 2016;
Lewison y Pluháček, 2017)
Debido a su modo de vida semi acuático y su gran tamaño los hipopótamos son considerados
como especies ingenieras de ecosistemas. Esto quiere decir que pueden modificar fácilmente
de manera directa o indirecta los hábitats donde se encuentran. No se sabe a ciencia cierta si
al ser introducidos a otros rangos geográficos diferentes a África mantendrían su lugar de
modificadores (Shurin et al., 2020) sin embargo, en el continente africano se ha visto que son
una especie clave para el funcionamiento de los ecosistemas que habitan. Esto se afirma
debido a que los individuos de Hippopotamus amphibius han probado ser piezas valiosas
para el mantenimiento de los ciclos de nutrientes y minerales y la heterogeneidad de la
vegetación de estos lugares (McCauley et al., 2018 ; Subalusky et al., 2018; Schoelynck et
al., 2019). Teniendo en cuenta lo anterior, también debe aclararse que el rol ecológico de la
especie varia con la estacionalidad y flujo de agua de los países en donde se encuentra y que
su capacidad de ser transformadores de ecosistemas no solo aporta positivamente a los
paisajes de África sino que también se han observado alteraciones negativas en los mismos
causadas por los individuos de esta especie (Shurin et al., 2020)
Por otro lado, los hipopótamos no solo han sido importantes objetos de estudio para la
ecología de los ecosistemas de África sino que también han probado ser un gran aporte para
el estudio de ciertos temas que tienen que ver con biología evolutiva, fisiología animal, la
biología de la conservación e incluso el estudio de enfermedades infecciosas(Boisserie et
al., 2011; Dell et al., 2016; Chritz et al., 2016; Driciru et al., 2018)
Lastimosamente, en el año 2008 la especie Hippopotamus amphibus se puso bajo la categoría
de “Vulnerable” en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza (IUCN) debido a que sus poblaciones en África experimentaron una disminución
considerable. Actualmente, la especie sigue bajo la misma categoría, sin embargo, la IUCN
considera la población general de hipopótamos como estable con aproximadamente 115,000
a 130,000 individuos, siendo Sur África y el este del continente los puntos clave para la
conservación de la especie y así mismo, los que albergan el mayor número de individuos
(Lewison y Pluháček, 2017).
A pesar de que la especie tiene baja mortalidad, vive hasta aproximadamente 50 años y dura
en etapa reproductiva varias décadas (con tasas de crecimiento anuales entre el 5 y 11%) se
siguen presentando disminuciones en el número de hipopótamos en algunos países africanos
consecuencia de la caza, conflicto con el desarrollo agrícola y pérdida de hábitat (Subalusky
et al., 2019; Lewison & Pluhacek, 2017).
McCauley y colaboradores (2018), hacen referencia al valor ecológico que representa esta
especie y proponen que las reducciones en número pueden alterar de manera negativa
comunidades de plantas, suelo y ciclos de nutrientes en los ecosistemas de África. Los autores
sugieren que la continua pérdida de estos animales traerá un cambio ecológico de gran
magnitud para los ecosistemas africanos; consecuencia que hoy es bastante subestimada
(McCauley et al., 2018).
3. Contexto nacional para la especie Hippopotamus amphibius: Introducción,
establecimiento y expansión de Hippopotamus amphibius
Los años 80 conformaron una década que dejó grandes repercusiones visibles hasta hoy en
el territorio nacional, caracterizada por ser la década del narcoterrorismo y posiblemente una
de las más violentas de la historia colombiana, este periodo no solo ha dejado problemáticas
sociales y económicas para el país sino que también ha creado impactos ambientales que
requieren de mayor estudio, análisis y control como lo es el caso de los hipopótamos
introducidos al territorio nacional por el conocido jefe del cartel de Medellín, Pablo Escobar.
En el año 1981, por petición de Escobar, se importaron al departamento de Antioquia tres
hembras y un macho de la especie Hippopotamus amphibius, entre otros animales salvajes.
Todos fueron ubicados en el municipio de Puerto Triunfo, en la “Hacienda Nápoles” la cual
tenía múltiples propósitos, entre los cuales estaba ser un zoo criadero de animales exóticos.
Una vez traídos a la hacienda, con el paso del tiempo y la muerte del narcotraficante hubo
animales robados, enviados a zoológicos, cazados y en lo que concierne a los hipopótamos,
estos aumentaron sus números y se desplazaron hasta los límites de la hacienda lo cual trajo
el avistamiento de algunos individuos en otras localidades de Puerto Triunfo(Monsalve y
Ramírez, 2018 ; Escobar N.A).
El terreno pantanoso del Magdalena Medio antioqueño resultó ser exitoso para el
establecimiento de los individuos de Hippopotamus amphibius debido a su cercanía
ecológica con los hábitats africanos de dónde es originaria esta especie. Los pastizales
abiertos y la cercanía de estos a masas de agua probaron ser requisitos ecológicos importantes
para el asentamiento y desarrollo de esta especie (Moreno et al., 2019) Sin embargo, la
ecología del terreno no ha sido la única circunstancia que propicia el éxito de los hipopótamos
en Antioquia. Factores como la ausencia de depredadores naturales y la excelente a
aclimatización al medio de estos individuos han sido importantes para su expansión a lo largo
del tiempo (Valderrama, 2012)
La Hacienda Nápoles, producto de un pasado oscuro en la historia nacional, fue expropiada
por el Estado y convertida en parque temático en el año 2006, se estimaba que habían 16
hipopótamos en aquel tiempo (Subalusky et al., 2019). Actualmente, tiene un total de 28
individuos de la especie Hippopotamus amphibius(Vargas, 2019) y se calcula que hay entre
65 y 80 hipopótamos en estado silvestre habitando estancias acuáticas asociadas al río
magdalena con tendencias a ir hacia el norte del país. Se estima que el área de distribución
de los hipopótamos en Colombia es de 1.915 kilómetros cuadrados (km2) y que debido al
propicio hábitat de desarrollo que presentan las áreas cercanas al río Magdalena, los
hipopótamos podrían llegar a tener una extensión de hasta 13.587 km2 en el territorio
colombiano (Instituto Humboldt, 2019).
La distribución de los hipopótamos está influenciada por factores bióticos y abióticos que
comprenden los lugares donde se encuentran. La cantidad y calidad de forraje, la distancia al
agua y las relaciones interespecíficas con otros animales son agentes importantes para la
expansión de un herbívoro en un área particular(Kanga et al., 2013). Un modelo de
distribución realizado para Hippopotamus amphibius en Colombia permite asociar algunas
áreas a probabilidad de presencia y dispersión en departamentos diferentes a Antioquia.
Municipios aledaños al río Magdalena en los departamentos de Cundinamarca, Boyacá,
Caldas, Bolívar y Santander se presentan como zonas con muy alta probabilidad de invasión
por parte de individuos de Hippopotamus amphibius (Jiménez y Echeverri, 2018).
Actualmente, no se conoce si la población tiene una tendencia exponencial de crecimiento y
de la misma manera, se desconoce el tamaño máximo de población de hipopótamos que los
ecosistemas del Magdalena Medio podrían soportar(Shurin et al., 2020). Sin embargo, se han
realizado estimaciones basadas en avistamientos anecdóticos y datos existentes sobre las
tasas de crecimiento de esta especie. Subalusky y colaboradores (2019) revelan que si se tiene
en cuenta una tasa de crecimiento entre el 7% y 8% al año, habrá de 400 a 500 individuos
deambulando por el territorio nacional en 2050. Así mismo, los autores estiman que si la
especie logra alcanzar tasas de crecimiento del 11% anual se podrían esperar más de 5000
individuos de Hippopotamus amphibius para el mismo año.
4. Potencial costo/beneficio de la presencia de Hippopotamus amphibius en el territorio
Colombiano
En el Análisis de Riesgo y Propuesta de Categorización de Especies Introducidas para
Colombia (2010) se evaluó que el riesgo de impacto que genera la especie Hippopotamus
amphibius en el territorio nacional requiere de mayor análisis. Sin embargo, es importante
tener en cuenta que albergar fauna invasora en un país megadiverso suscita preguntas sobre
alteraciones ecológicas en un hábitat característico y problemas con la población humana
circundante.
El hecho de que los individuos de Hippopotamus amphibius sean grandes herbívoros puede
acarrear consecuencias directas e indirectas para los ecosistemas que comprenden la zona del
Magdalena Medio donde estos animales se han establecido y continúan expandiéndose. Por
un lado, la vasta cantidad de plantas que ingieren y la forma que tienen de arrancar las
mismas, los clasifican como potencialmente destructivos para la vegetación de un hábitat
terrestre (Kanga et al., 2013). Su forma distintiva de pastar puede generar alteraciones en
variables fisiológicas y ecológicas de las plantas. El cambio en la estructura del dosel, altura
de plantas y dispersión de semillas, son solo algunos de los factores que si se ven alterados
por los hábitos alimenticios de los grandes herbívoros darían paso a cambios significativos
de hábitat, y por consiguiente, a los procesos ecosistémicos llevados a cabo en el lugar
(Bakker et al., 2016). De igual forma, si la especie Hippopotamus amphibius alcanza vastas
densidades, su dieta herbívora podría permitirles alterar el hábitat terrestre a gran escala
haciendo incluso que para otros herbívoros de la zona sea difícil encontrar suficiente comida
y por lo tanto, se genere más competencia entre ellos (Bakker et al., 2016). Por otro lado,
Subalusky y colaboradores (2019) afirman que es poco probable que los hipopótamos tengan
un efecto relevante en las plantas nativas de los terrenos del Magdalena Medio, pues muchos
de estos han sido convertidos de una vegetación natural a ecosistemas agrícolas. Sin embargo,
los autores no descartan que los mega herbívoros tengan efecto en aquellos terrenos que aún
no han sido convertidos, ya que el desplazamiento de los grandes herbívoros se da por zonas
que son corredores ecológicos que albergan fauna y vegetación nativa de la región.
Ahora bien, la ecología de las masas de agua del Magdalena Medio Colombiano que los
hipopótamos frecuentan también puede verse afectada por el modo de vida que llevan estos
herbívoros. El problema que suscita de un estilo de vida semi-acuático radica en que los
individuos de Hippopotamus amphibius generan constantemente una gran traslocación de
nutrientes orgánicos e inórganicos a las masas de agua a través de su orina y sus heces. Los
hipopótamos en el territorio colombiano podrían generar daños en la productividad, los ciclos
de nutrientes y la geomorfología de las masas de agua que concurren (Bakker et al., 2016).
Es posible que con la acumulación de un gran grupo de hipopótamos en algún cuerpo de
agua, este pueda sufrir deficiencias de oxígeno y por consiguiente, causar una reducción en
el número de peces pertenecientes al lugar en cuestión (Dutton et al., 2018). La muerte de
peces en un cuerpo de agua y las alteraciones que esto traería en el hábitat son solo algunas
de las posibles problemáticas a tener en cuenta. Complicaciones como el cambio en la
estructura del fitoplankton a causa de la eutrofización y la potencial pérdida de diversidad no
solo en especies de peces sino también invertebrados acuáticos son implicaciones a tomar
en consideración a la hora de tener un grupo grande de hipopótamos excretando en múltiples
afluencias de agua como ciénagas, lagunas, ríos y otras masas de agua de la región del
Magdalena Medio colombiano(Shurin et al., 2020; Stears et al., 2018) De igual forma, se ha
visto que las heces de los individuos de Hippopotamus amphibius pueden generar pérdidas
en microalgas pertenecientes a las comunidades bénticas de las masas de agua, ya que
impiden la llegada de luz incidente para la fotosíntesis y por lo tanto podrían tener un posible
impacto en los consumidores de algas que transitan por el bentos de los cuerpos de agua
dulce(Dawson et al., 2016). Si se extrapola al territorio colombiano la posibilidad que tienen
los hipopótamos de causar pérdidas de fauna, se debe tener en cuenta que estos gigantes
comparten hábitat con animales como manatíes propios de la región, nutrias, caimanes y
chigüiros (Vargas, 2019) y que su evolución como especie se ha dado en un rango geográfico
lejano donde no se encuentran algunos de estos otros animales característicos del Magdalena
Medio; lo cual suscita cuestiones sobre dos efectos posibles del establecimiento de los
hipopótamos: La amenaza a la diversidad y abundancia de otros animales de la zona y/o la
creación de interacciones interespecíficas con los mismos causando competencia por comida
o desplazándolos del hábitat en cuestión.
Ahor bien, Dembitzer, (2017) recalca que los hipopótamos de África comparten hábitat con
nutrias y manatíes y no hay evidencia de que los gigantes tengan un efecto negativo en las
poblaciones de estos animales. El autor destaca que la presencia de los grandes herbívoros
podría traer 2 aumentos positivos para los ecosistemas colombianos: Primero, el aumento de
nutrientes en ríos que podría incentivar el crecimiento de vegetación acuática la cual serviría
como alimento para manatíes y otros peces e invertebrados; y en segunda instancia, considera
que las poblaciones de caimanes pueden llegar a aumentar ya que en África se ha visto que
estos reptiles pueden atacar crías de Hippopotamus amphibius, sin embargo, aún no se
conocen en Colombia casos de especies que puedan competirles(Monsalve y Ramírez, 2018)
Desde otro ángulo, los efectos de Hippopotamus amphibius también podrían generar
problemas asociados a la geomorfología de los cuerpos de agua que habitan. Se ha visto que
a medida que pasa el tiempo y debido a su gran peso corporal estos animales tienen la facultad
para gradualmente moldear el terreno por donde transitan (Altamura, Melis , & Mussi, 2017).
A medida que avanzan, los hipopótamos crean caminos con sus huellas lo cual puede afectar
a futuro la conectividad hidrológica del cuerpo de agua algún río principal, efecto que podría
desencadenar variaciones en composición de plantas y animales acuáticos de las masas de
agua(Subalusky et al., 2019). El transitar de los hipopótamos en un ecosistema de agua dulce
podría implicar también que con el paso del tiempo se vean reducciones en flujo de agua y
aumento en tasas de sedimentación (Bakker et al., 2016). Así mismo, la excreción de estos
herbívoros puede generar abrasiones en el sedimento del bentos y de igual forma erosionar
capas de sedimento que se encuentran más arriba afectando animales asociados a la superficie
del cuerpo de agua (Dawson et al., 2016).
De la misma forma, deben considerarse otro tipo de afectaciones por parte de los
hipopótamos al territorio nacional. Al hablar de especies introducidas no puede descartarse
que existe la probabilidad de que los individuos de Hippopotamus amphibius sean
hospederos de parásitos que podrían ser problemáticos para los ecosistemas y la salud
pública. En África, se ha visto que esta especie tiene el potencial para ser portadora de
microorganismos con capacidad de generar enfermedades que pueden ser transmitidas a otro
tipo de fauna salvaje e incluso a seres humanos (Driciru et al., 2018 ; Dudley et al., 2016;
Halajian, 2017). Adicional a esto, también se han encontrado nuevas especies de parásitos
habitando en el sistema digestivo de estos mega-herbívoros, sin embargo, se afirma que no
hay pruebas de que los hipopótamos del Magdalena Medio colombiano tengan agentes
extraños que puedan dañar el nuevo hábitat (Mondal y Mana, 2012; Dembitzer, 2017)
Es importante resaltar que si se quiere llevar a cabo un estudio del efecto ecológico que tiene
la especie se deben tener en cuenta muchos más aspectos que influyen en el ecosistema. El
análisis del efecto de un animal está definido no solo por las características e historia de vida
del animal sino también por las del ecosistema que lo recibe y alberga (Subalusky et al.,
2015). Condiciones de flujo de agua, densidades de otros herbívoros, distribución, variación
estacional, otras fuentes de material orgánico e inorgánico en el agua y actividad
antropogénica son solo algunos de los factores que también deben ser tomados en
consideración a la hora de realizar aproximaciones o estudios sobre el impacto que tienen
estos imponentes herbívoros en las áreas naturales de Colombia.
Ahora bien, la problemática que puede acarrear el establecimiento y expansión de los
hipopótamos introducidos al territorio colombiano está lejos de ser orientada únicamente a
los ecosistemas naturales. Desde el momento en que la fauna salvaje empezó a compartir la
existencia y los ecosistemas con la población humana se establecieron conflictos entre ambas
partes (Chomba et al., 2012). En África, los mega herbívoros como el hipopótamo se
encuentran en el rango de los más problemáticos y generadores de conflicto con los seres
humanos (Kanga et al., 2012). Las interacciones negativas entre hipopótamos y población
humana existen en África desde hace miles de años (Snyder, 2015) por lo cual, la presencia
de los hipopótamos en el territorio colombiano genera preguntas sobre si los gigantes podrían
afectar de manera considerable a la población humana circundante. Se dice que debido a su
carácter agresivo, los individuos de Hippopotamus amphibius deben siempre ser
considerados como fauna que puede causar daños fatales para la población humana
(Valderrama, 2012). El conflicto entre hipopótamos y humanos puede llevarse a cabo de dos
maneras: Directa e indirecta (Torres et al., 2018). La primera forma de conflicto hace
referencia a los ataques directos del animal al cuerpo humano y la segunda sugiere que podría
haber un impacto negativo en el desarrollo de actividades humanas llevadas a cabo a lo largo
de la cuenca del Río Magdalena y otras masas de agua. Teniendo esto en cuenta y
considerando que la cuenca del río es el lugar donde se lleva a cabo la mayoría de pesca
artesanal en el país surge una imperiosa necesidad de atención al conflicto (Subalusky et al.,
2019). Otros inconvenientes como el ataque a animales domésticos, daño a zonas de cultivo
y destrucción de material pesquero que se encuentre en el agua son posibles ocurrencias de
la expansión de los hipopótamos por el territorio nacional (Torres et al., 2018).
Chomba y colaboradores (2012) afirman que vivir cerca a los valles del río Zambezi y
Luangwa en África, y tener terrenos de cultivo aledaños a los mismos, genera vulnerabilidad
a los ataques de hipopótamos ya que esta vegetación se convierte en la primera fuente de
comida que el animal puede encontrar cuando decide dejar el agua; cuestión que podría
replicarse en los territorios contiguos a las masas de agua y ríos del Magdalena Medio
colombiano. En Colombia, se conoce que estos grandes herbívoros han atacado a pescadores
de la región, lo cual ha generado prevención entre ellos y por ende, temor a posibles
encuentros con los animales (Valderrama, 2012). Esto tiene una carga socioeconómica
significativa ya que podría conducir a una disminución de las actividades pesqueras de los
habitantes en lagunas y ríos especiales para la actividad. Adicional a lo anterior, también se
ha reportado la destrucción de cultivos y de cercas para ganado por parte de los
hipopótamos(Valderrama, 2012). Si bien es posible que se den muchos ataques de tipo
accidental a la población humana, se ha visto también en el país que algunos habitantes se
prestan para desafiar a los hipopótamos, evento que aumenta las probabilidades ocasionar
tragedias humanas (Revista Semana, 2020)
Desde otro enfoque, al hablar de especies introducidas jamás se oculta el antecedente de que
pueden generar daño y que deben ser erradicadas de algún modo. Sin embargo, dentro de la
biología existen otras maneras de ver el asunto. Estas miradas alternativas a las especies
introducidas en un territorio dan cabida a debates en el estudio de aquellas especies
consideradas como fauna exótica e invasora. Se ha visto que encontrarle un valor ecológico
y/o socioeconómico a la especie exótica, y dejar de reducirla a ser solo fauna dañina y
problemática, en el nuevo rango geográfico es una premisa que también puede llegar a tener
mucho peso a la hora de estudiar el establecimiento, expansión y manejo adecuado que debe
darsele a una especie introducida.
A pesar de que la presencia de un mamífero herbívoro tan grande como el hipopótamo genera
incertidumbre sobre las posibles problemáticas ecológicas y sociales antes descritas, en la
literatura científica se ha visto que varios autores proponen un caso a favor de la mega fauna
introducida en algunos territorios(Lundgren et al., 2017 ; Malhi et al., 2016 ; Svenning et al.,
2016) Al ver el mundo natural desde una perspectiva que acepta que este constantemente está
cambiando, para algunos es importante darse cuenta de que también existe una opción de co-
existencia respecto a las especies invasoras y que estas pueden traer algún
provecho(Dembitzer, 2017) Si bien es cierto que el caso de los hipopótamos en Colombia
tiene pocos estudios que lo conciernen y abordan la posible problemática que traería la
especie, se han visto también, dentro de este limitado número de investigaciones, estudios
en los cuales la presencia de los hipopótamos en el país ha estado sujeta a ser catalogada
como “beneficiosa” de algún modo (Shurin et al., 2020; Dembitzer, 2017)
Siguiendo en este razonamiento, el caso a favor de la mega fauna introducida radica en que
estos gigantes animales pueden tener la capacidad de retomar y restaurar roles ecológicos
que tenían otros mega herbívoros existentes en el Pleistoceno y que ahora no se encuentran
en la tierra (Lundgren et al., 2020). Se dice que los mega herbívoros terrestres del Pleistoceno
empezaron a disminuir hace 10.000 a 50.000 años atrás debido a la acción del hombre y otros
factores. Con base en lo anterior, se propone que hubo una pérdida de funcionalidad y efectos
fatales en los ecosistemas del mundo considerando que los mega herbívoros aportan al
bienestar del paisaje natural debido a su capacidad de ser ingenieros de ecosistemas
(Lundgren et al., 2017). Se dice entonces, que la pérdida de funcionalidad podría estar siendo
restaurada a través de los herbívoros introducidos ya que estos tienen características similares
a los extintos(sin tener en cuenta un análisis del rol de los herbívoros endémicos presentes).
. El hipopótamo común, en este caso, representa una combinación de muchas características
(de animales extintos Suramericanos) que son motor para fomentar la capacidad de afectar
los ecosistemas; como por ejemplo masa corporal, dieta, tipo de hábitat y morfología de
extremidades. Sin embargo, debe considerare que los efectos de la especie en el ambiente
vienen también de la interacción con los contextos ecológicos y la conectividad del paisaje,
no solo de las características del animal (Lundgren et al., 2020)
Adicional a esto, no solo se propone que los herbívoros introducidos generen una
restauración de los roles ecológicos perdidos durante el Pleistoceno, sino que también se dice
que estos pueden servir para la conservación de megafauna amenazada, incrementar la
riqueza local de herbívoros y/o agregar nuevas funciones ecológicas producto de su
capacidad de adaptación al nuevo entorno (Lundgren et al., 2017)
Lundgren y colaboradores (2017) afirman que la evidencia sustancial de que las especies
introducidas pueden llevar a cabo roles ecológicos valiosos para el nuevo rango está cada vez
más en aumento y que el valor ecológico que estas especies tendrían en su nuevo hogar
natural también podría estar dado por su capacidad funcional de adaptarse al nuevo lugar. Se
debe tener en cuenta que las anteriores afirmaciones se dan basadas en estudios realizados a
poblaciones introducidas que se encuentran en estado salvaje en cada uno de los territorios,
ya que no es claro si las poblaciones captivas, y sujetas al manejo del hombre, son valiosas
,ecológicamente hablando, para el nuevo rango geográfico. No obstante, Shurin y
colaboradores (2020) manifiestan que después de estudiar las masas de agua del Parque
Temático Hacienda Nápoles, donde se encuentran los individuos que con el tiempo se
lograron restringir al lugar, la especie Hippopotamus amphibius mostró un rol ecológico
similar al que cumple en los ecosistemas de África como vector de nutrientes en las masas
de agua. Por otro lado, es importante hacer énfasis en que en algunos estudios no se deja de
lado la premisa de que una densidad alta de individuos y el constante crecimiento de las
poblaciones acompañado de una expansión de rango podría ser problemático para las fuentes
de agua (Stears et al., 2018; Shurin et al., 2020)
Ahora bien, si se aborda el tema socio-económico, la presencia de los hipopótamos en el
territorio colombiano podría significar beneficios para el turismo como servicio
ecosistémico (Bakker et al., 2016) Sin embargo, el turismo que concierne a los
hipopótamos ya está centrado únicamente en las visitas que se le hacen al Parque Temático
Hacienda Nápoles más no en aquellos animales que deambulan libremente por el territorio
nacional y se requeriría de una gestión ambiciosa y costosa para orientar estos últimos a
algún plan que traiga beneficios socio-económicos para la población. No obstante, existen
comunidades que aprovechan la presencia de los animales en ciertos lugares conocidos para
realizar actividades turísticas no reguladas que consisten en realizar visitas guiadas hasta
los asentamientos de los hipopótamos(Monsalve y Ramírez, 2018).
Hasta ahora, no se ha realizado una evaluación multidisciplinaria de los posibles costos y/o
beneficios que puede traer la expansión de la especie en el país. Si la especie introducida
resulta práctica o problemática es un asunto que aún sigue debatiéndose; aunque la visión
más común entre los científicos es aquella que hace referencia al antecedente de especie
dañina que debe ser erradicada. Sin embargo, las decisiones sobre el manejo de esta especie
han dejado de ser solo son cuestiones ecológicas y sociales. Se ha visto que cuando se habla
de erradicarla, para algunos, también interviene el aspecto moral.
5. Manejo de Hippopotamus amphibius como especie invasora: Opciones de Manejo y
dificultades
Al considerar a Hippopotamus amphibius como especie invasora está implícita la creación
de una discusión sobre el manejo que debe dársele a los individuos que deambulan libremente
por el territorio nacional. Adicional a esto, como país que está jurídicamente vinculado al
Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) es de necesidad imperiosa para Colombia
aplicar sus disposiciones una de las cuales tiene que ver con la identificación, control y
erradicación de especies invasoras para asegurar la protección de la biodiversidad y así
mismo, contribuir al bienestar natural y humano (Early et al., 2016 ; Shurin et al., 2020)
Se ha visto que en Colombia el debate referente al manejo de la especie está orientado hacia
la contención y/o traslado, la prevención del nacimiento de crías, y por último, la erradicación
de los individuos(Hernández et al., 2015 ; Subalusky et al., 2019, CORNARE, 2014). Sin
embargo, cuando las poblaciones exóticas invasoras llevan bastante tiempo en el territorio,
como es el caso de los hipopótamos, el manejo se torna más difícil ya que se elevan los
costos, se reduce la probabilidad de éxito en el manejo y se podría empezar a favorecer la
idea de mantener a la especie invasora (Simberloff et al., 2013). Es claro que ninguna de las
opciones de manejo existentes está exenta de tener grandes implicaciones económicas,
sociales y éticas por lo cual el tema referente al control, o ausencia de este, ha sido bastante
controversial en Colombia.
Según Beever y colaboradores (2019), los conflictos del manejo en cuanto a especies
invasoras empiezan gracias a que la especie ha desarrollado una importancia cultural
importante para los habitantes locales, también a causa de aquellos que sacan provecho
socioeconómico de la especie y por último, debido a las diferencia entre los valores
personales y/o morales entre los opositores y aquellos en pro del manejo; como fue el caso
de la eutanasia de un hipopótamo en el año 2009 (Subalusky et al., 2019)
Si bien es cierto que debe haber una mayor preocupación del Estado y autoridades
ambientales por la presencia de la especie Hippopotamus amphibius en Colombia y
que la toma de decisiones sobre la gestión debe estar respaldada por un grupo
multidisciplinario de expertos, instituciones y estudios que soporten cualquier resolución del
problema, el manejo de los individuos en el país no ha sido del todo nulo. Las opciones de
manejo anteriormente mencionadas han sido exploradas y llevadas a cabo por entidades y
agremiaciones ambientales nacionales, algunas fundaciones y universidades nacionales e
internacionales, sin embargo, recalcarse que los esfuerzos han sido limitados y aún no se ha
llevado a cabo nada significativo con respecto al manejo poblacional(Simberloff et al., 2013;
CORNARE, 2014 ; Shurin et al., 2013).
En primera instancia, la contención de los individuos es una opción de manejo que ha sido
enfocada en aquellos hipopótamos contenidos en el Parque Hacienda Nápoles y sus
alrededores cuando la problemática comenzaba a aparecer. Para llevar a cabo esta opción la
Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (CORNARE) y
el Ministerio de ambiente y Desarrollo Sostenible partieron de estrategias que involucraron
la contención, captura y reubicación de los hipopótamos que se encontraban en la Hacienda
Nápoles y sus alrededores (CORNARE, 2009).
La contención de los hipopótamos como estrategia de manejo requiere de un seguimiento y
monitoreo de la población con el fin de identificar nuevas crías y patrones de comportamiento
(CORNARE, 2009) Sin embargo, debido a que con el paso del tiempo los individuos han
estado expandiendo sus números y territorio, la contención y traslado de los individuos como
opción de manejo se hace de difícil exploración (Subalusky et al., 2019) Además implica una
asistencia económica de 30 millones de pesos en promedio para la contención y traslado local
de al menos 3 individuos (Fundación Vida Silvestre, 2009)
Adicional a esto, el traslado de los individuos debe realizarse a un lugar que contenga todas
las características ecológicas necesarias para su supervivencia. Se afirma que los
hipopótamos son animales que tienen alta sensibilidad a cambios en el ambiente, por lo cual,
las características del lugar al que se trasladen son de suma importancia a la hora de tener en
consideración el confinamiento de los animales (Tennant et al., 2018). De la misma manera,
el ente que se hace cargo del confinamiento debe encargarse de hacer constantes evaluaciones
del buen estado de los individuos, lo cual sugiere que el propicio entendimiento del
comportamiento y necesidades de los hipopótamos se hace imperioso para garantizar su
bienestar en cualquier lugar usado como contención. De lo contrario podría haber problemas
de estrés crónico, inhabilidades de reproducción y tendencias agresivas cuando pasan mucho
tiempo solitarios y después vuelven a grupos sociales(Blowers et al., 2010 ; Tennant et al.,
2018)
Se ha visto también que hay individuos de Hippopotamus amphibius capaces de alcanzar
edad reproductiva a los 3 años de edad mientras están cautivos, lo cual puede volverse una
limitación más para cualquier centro natural que decida recibirlos(Saragusty et al., 2010). A
pesar de que ha habido casos de reubicación en zoológicos nacionales e internacionales y
contención en áreas naturales, se afirma que en el país hay pocos centros de conservación ex
situ con capacidad para incluir varios individuos de esta especie y si se considera el traslado
a su continente de origen es probable que surjan limitaciones que conciernen riesgo
biológicos y barreras económicas y diplomáticas con otros países (CORNARE, 2028 ;
Monsalve y Ramírez, 2018)
Ahora bien, la opción que explora la prevención del nacimiento de crías también se ha llevado
a cabo en el país. Para dar paso a esta estrategia de manejo debe tenerse en cuenta que es
necesario abordar opciones de esterilización de hembras y castración de los macho;
procedimientos que se han logrado realizar en Colombia con éxito, en contadas ocasiones
(CORNARE, 2014) ; Restrepo et al., 2016 ; Hernández et al., 2015). Sin embargo, de nuevo
deben llevarse a consideración factores como: dificultades quirúrgicas y la expansión de los
individuos por el territorio nacional junto con la habilidad de los machos para copular con
múltiples hembras y el hecho de que se requeriría de un costo aproximado de 20 millones de
pesos por individuo (Revista Semana, 2020)
En primer lugar, se ha visto que los hipopótamos son animales sensibles a cambios químicos
y que la adecuada aplicación de la anestesia y la correcta ubicación de los testículos en los
individuos macho son elementos determinantes a la hora de empezar a realizar una castración
eficiente. Esto sugiere que se hace necesario el previo estudio y conocimiento del método de
castración y los factores fisiológicos del animal para poder efectuar un procedimiento
exitoso(Dembitzer, 2017 ; Saragusty et al., 2010 ; Wade, 2014 ; Walzer et al., 2014).
Por otro lado, la expansión de los hipopótamos por el Magdalena Medio colombiano
acompañada de la habilidad de los machos para copular con diferentes hembras suma otra
dificultad para llevar a cabo métodos efectivos de control poblacional ya que, debido a la
extensión que los grandes herbívoros han logrado, se desconoce el número de individuos que
se pueden/deben esterilizar para que el método de control sea exitoso y bajo esta misma
premisa, los métodos de esterilización no serían efectivos a menos que una proporción
elevada de machos sean castrados (Subalusky et al., 2019).
En otro orden de ideas, y de manera más controversial, también se explora el sacrificio como
opción de manejo. Esta medida se ha venido explorando en África desde 1950 y al igual que
las otras opciones, esta alternativa se ha llevado a cabo en Colombia con la diferencia de que
una vez fue realizada, por cuestiones éticas y controversia popular, se prohibió la
implementación de la misma por parte de la Corte Constitucional en el año 2009 después de
que un individuo de Hippopotamus amphibius fue ejecutado(Snyder, 2015 ; Subalusky et al.,
2019).
De cualquier modo, si se llevara a cabo un proceso diplomático cuyo fin sea permitir la
aplicabilidad de esta estrategia de manejo, la eutanasia de los individuos requiere de previo
seguimiento y monitoreo de las poblaciones de Hippopotamus amphibius y por supuesto una
respuesta rápida de erradicación una vez se descubran nuevas poblaciones para poder realizar
un control exitoso; igual que con las opciones anteriormente descritas (Early et al., 2016).
Sin embargo, algunos afirman que la confianza que se le debe tener al sacrificio como
estrategia de manejo es difícil de evaluar ya que las acciones de manejo correspondientes a
la eutanasia muchas veces no son reportadas o se reportan de una manera no confiable
(Snyder, 2015)
Aplicar la eutanasia a una especie invasora como Hippopotamus amphibius puede verse
éticamente desafiante, pero al mismo tiempo ser una opción justificada desde el punto de
vista ecológico (Dembitzer, 2017). Bajo esta premisa Buriticá y Guerra (2018) recalcan que
antes de considerar como estrategia final la erradicación de los hipopótamos se deben
explorar las alternativas de manejo no letales. No obstante, los autores destacan que en caso
de que las otras opciones sean descartadas debe realizarse la eutanasia orientada a dos
objetivos que serían en primera instancia, minimizar el sufrimiento del animal durante el
proceso de muerte y en segundo lugar, la creación de un plan de educación ambiental que
tenga como objetivo evitar que el público general y los medios de comunicación lleguen a
una tergiversación y mal manejo de la información sobre el esquema de erradicación de los
individuos de Hippopotamus amphibius. De la misma forma, Simberloff y colaboradores
(año) sugieren que si una especie invasora lleva un largo tiempo sobre el territorio debe haber
una investigación sobre el rol ecosistémico que pudo haber adoptado antes de intentar
erradicarla.
Ahora bien, el debate reciente en Colombia se ha centrado en las opciones que implican
gestión de contención en espacios naturales y la erradicación de los individuos. Por un lado,
hay académicos afirmando que si se limitan sus movimientos y dispersión por el territorio se
van a reducir las probabilidades de que estos animales tengan encuentros con las personas de
la zona por donde deambulan y también se reducirán las posibilidades de que los gigantes
mamíferos afecten los ecosistemas y que por ahora, la solución sería una contención fuerte
en los espacios naturales por donde habitan (Revista Semana, 2020) Desde otro punto de
vista más controversial, se dice que la única solución que hay es el sacrificio ya que la
competencia con otras especies y la destrucción de ecosistemas podría hacerse bastante
negativa a medida que los individuos de Hippopotamus amphibius sigan aumentando sus
números y deambulando libremente por el territorio que concierne al Magdalena Medio
colombiano(Revista Semana, 2020)
6. Conclusiones
La falta de consenso sobre qué hacer con la especie Hippopotamus amphibius indica que en
el país hacen falta más políticas, estudios y planes referentes al manejo de fauna invasora de
gran tamaño. Para cualquier toma de decisiones se requiere un panel de expertos e
instituciones regionales que exploren la mejor opción posible teniendo en cuenta los aspectos
mencionados en el trabajo previo y las observaciones ya realizadas por las entidades que se
han encargado de manejar el problema a pequeña escala. Si bien es cierto que la falta de
consenso deja cabida para dudas sobre el manejo, para muchos expertos, e incluso la autora
de este trabajo, la opción que involucra la caza de control debe ser pensada como medida
principal teniendo en cuenta la probable expansión y el exitoso establecimiento que la especie
ha tenido. También parece ser la de menor presupuesto y más fácil ejecución. Es de suma
importancia hacer énfasis en que ignorar el problema que trae tener hipopótamos en el
Magdalena Medio colombiano supone de paso ignorar el posible daño social y ambiental que
se asocia a lo largo de múltiples estudios a las especies invasoras.
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