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Hacia la recuperación de los corredores ribereños en el río Ayuquila, un enfoque
socioecológico.
Claudia Irene Ortiz-Arrona y Peter R.W. Gerritsen. Departamento de Ecología y Recursos
Naturales, Centro Universitario de la Costa Sur de la Universidad de Guadalajara. Avenida
Independencia Nacional 151, Autlán 48900 Jalisco, México. Email: [email protected];
[email protected]. Teléfono: +(317)3825010 ext. 57161.
Introducción
La vegetación ribereña es importante desde la perspectiva del paisaje (Malanson 1993),
representan una zona de transición y conexión entre el medio acuático y el terrestre, es decir; entre
el río y su ribera, a través del intercambio de agua, nutrientes y sedimentos que dan soporte y
mantienen la vida acuática y ribereña. Los corredores ribereños proveen una serie de beneficios
ambientales y sociales poco conocidos y valorados por la sociedad. Entre los beneficios
ambientales de estos corredores se encuentra su papel como reservorios de biodiversidad, ya que
en muchas regiones son los únicos fragmentos de vegetación que quedan en el paisaje. Son
protectores de los ambientes acuáticos, ya que proveen sombra, filtran y retienen sedimentos,
materia orgánica, nutrientes, sustancias químicas y patógenos que son arrastrados por la
escorrentía desde los cultivos y granjas, mejorando la calidad del agua. Las raíces de los árboles
mantienen estables las orillas del cauce reduciendo el riesgo de erosión y deslizamientos durante
las lluvias torrenciales, entre otros beneficios.
Por otra parte, desde el punto de vista social, los corredores ribereños son importantes porque
ayudan a mantener la calidad y cantidad del agua para el consumo humano y animal, y para
diversas actividades agropecuarias. Su papel en la atenuación y disminución de desastres como
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avalanchas, deslizamientos e inundaciones es muy importante ya que protegen la vida y la
propiedad de miles de personas. Finalmente, una gran diversidad de especies de plantas y animales
de los corredores ribereños pueden ser aprovechados de manera racional para diferentes usos;
maderables, comestibles y medicinales. Los corredores ribereños embellecen el paisaje y brindan
espacios para la recreación y expresiones artísticas y culturales de la sociedad. Paradójicamente,
los corredores ribereños se encuentran fuertemente alterados en más del 40% de los ecosistemas
ribereños en México (Garrido et al. 2010), como resultado del desecamiento de los cauces debido
al almacenamiento en las presas, la canalización de los ríos y la modificación del trazado de los
ríos y frecuentes dragados por la expansión de los terrenos agrícolas o la urbanización.
La restauración ó rehabilitación de la vegetación ribereña representa un enorme potencial para
restablecer la conectividad de los corredores ribereños y favorecer el mantenimiento ó el aumento
de la diversidad de especies. Además, de ser considerada una solución más eficiente para
disminuir la contaminación difusa (Ceccon 2003), el mejoramiento de la calidad del agua y la
recuperación de diversos servicios ambientales.
El objetivo de este trabajo es presentar las experiencias de la recuperación de los corredores
ribereños en el río Ayuquila, diseñadas con un enfoque socioecológico. A partir del conocimiento
ecológico de la vegetación ribereña, y del entendimiento de las percepciones, uso y manejo social
de los corredores ribereños.
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Antecedentes de la problemática
En la cuenca baja del río Ayuquila, en el sur de Jalisco, México se implementa un programa
integral de gestión de los recursos naturales que tiene entre otros objetivos mejorar las
condiciones bióticas del río (Martínez et al. 2000), para conservar la calidad del agua del río y
las poblaciones de peces y macroinvertebrados que son de vital importancia para las poblaciones
ribereñas principalmente. La cuenca baja está integrada por diez municipios (forman la
denominada Junta Intermunicipal del Medio Ambiente para la Gestión Integral de la Cuenca Baja
del Rio Ayuquila-JIRA, desde 2002), entre los que se encuentra Autlán y El Grullo, que
comparten un extenso valle agrícola donde la caña de azúcar es el cultivo de riego más importante.
Los recursos naturales en la cuenca baja están en continuo proceso de transformación y alteración
ambiental por el desarrollo de actividades agrícolas, pecuarias, industriales y urbanas. La
descarga de aguas residuales de las ciudades de Autlán y El Grullo es una de las principales causas
de degradación del río. Otro aspecto importante es el uso de agua para irrigación, por las
implicaciones ecológicas de su almacenamiento en las presas Trigomil y Tacotán en la parte alta
de la cuenca del río, y la desviación del agua para fines de riego en el valle, con una afectación a
la continuidad del flujo de agua entre la parte alta y el valle, y reducción del caudal del río en la
temporada de riego (desde un 70 a 97%) (Martínez et al. 2000). Estas presiones, generan impactos
en la dinámica hidrológica, ecológica y morfológica del río, que traen como efectos la alteración
de la salud del hábitat acuático (Martínez et al. 2000 y la pérdida y degradación de los corredores
ribereños (Ortiz-Arrona, 2015).
En la cuenca baja del rio Ayuquila, se han realizado diversos estudios ecológicos, tales como;
inventarios de la flora y vegetación acuática, estudios de la fauna silvestre acuática: peces, nutria
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y aves ribereñas, principalmente. Así también desde 1996, se lleva a cabo un monitoreo
permanente de la calidad del agua en el río, a lo largo de 88 km del río. Los resultados de los
estudios descritos se han integrado en el diagnóstico ecológico realizado para el programa de
acciones de restauración del rio Ayuquila (Martínez et al. 2000). La gestión de la cuenca plantea
otros objetivos, tales como; el manejo de residuos sólidos, la protección de las cabeceras de
cuenca, el saneamiento y la restauración del rio Ayuquila, la planificación del territorio, la
participación social y el fortalecimiento de las capacidades institucionales (JIRA, 2015).
Metodología
Zona de estudio
El río Ayuquila-Armería es el segundo en importancia en Jalisco y el más importante en Colima.
La cuenca de este río abarca una superficie de casi 10,000 km2 y tiene una longitud de 294 km
entre los dos estados. El río Ayuquila nace en las sierras de Quila y de Cacoma, en la Sierra de
Jalisco, tras un recorrido de aprox. 200 km en las cercanías del municipio de Tolimán, Jalisco, se
une con el río Tuxcacuesco, para formar el río Armería. Por lo que la cuenca se puede dividir en
tres subcuencas; Ayuquila, Tuxcacuesco y Armería. Esta cuenca representa una importante base
económica para ambos estados. Además se caracteriza por una gran complejidad de condiciones
ambientales, una gran diversidad biológica y provee a la región de servicios ambientales (Gerritsen
et al. 2005).
En la cuenca baja del Ayuquila los municipios tienen una clara división socio-económica. Por un
lado, en el valle de Autlán y El Grullo se da una agricultura de riego y de exportación (caña de
aúcar, melón, jitomate y chile), donde el nivel de marginación es bajo; y por otro lado, los
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municipios de Tuxcacuesco y Tolimán, son considerados de alta marginalidad y su población se
dedica a la agricultura de subsistencia y la pesca principalmente (Gerritsen et al. 2005).
Este proyecto se centra en la cuenca baja del río Ayuquila, tomando en cuenta los municipios de
El Grullo, Autlán, Tuxcacuesco y Tolimán. En el trabajo realizado por Snoep (2004), se concentró
específicamente en el tramo del río Ayuquila que pasa por el valle Autlán-El Grullo, donde se
distinguen dos principales condiciones en el paisaje, el tramo inicial de estudio se localiza en la
localidad de La Laja, y transcurre por un valle cerrado donde el río continua su recorrido por
aproximadamente 1 km antes de llegar a la población de El Corcovado donde se encuentran las
plantas derivadoras que conducen el agua del río a través de los canales de riego, el río continua
fluyendo por un valle parcialmente cerrado hasta la localidad de El Chacalito. A partir de este
punto inicia el valle es abierto y extenso hasta llegar a la localidad de El Aguacate donde el río
vuelve a entrar en un valle cerrado del área montañosa de la Reserva de la Biósfera Sierra de
Manantlán (figura 1).
Trabajo de campo
El entendimiento de las percepciones, uso y manejo campesino de las riberas y corredor ribereño
se realizó en dos etapas, describiendo dos secciones vecinas del río Ayuquila. Sin embargo,
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Figura 1. Localización de la cuenca del río Ayuquila-Armería, en los estados de Jalisco y Colima,
en el occidente de México. La zona de estudio corresponde a la cuenca baja del río Ayuquila
indicado con la elipse (Mapa elaborado por Demetrio Meza).
durante ambas etapas se concentró en los aspectos sociales del uso y manejo campesino de las
áreas ribereñas de la cuenca baja del río Ayuquila. Durante la primera etapa, se estudió la sección
del río Ayuquila que pasa por el valle de Autlán-El Grullo (Snoep 2004), y posteriormente en la
sección de Ventanas-San Pedro Toxín (Rodríguez 2006).
Durante la primera etapa, la información se obtuvo a través de la aplicación de 38 encuestas semi-
estructuradas y de tres historias de vida de personas que usan o manejan las áreas ribereñas. Para
el segundo periodo, se aplicaron 37 encuestas semi-estructuradas a los dueños de parcelas situadas
en las áreas ribereñas, de las cuales se realizó una clasificación de usuarios dependiendo de su
actividad productiva principal: agricultores, trabajadores asalariados, comerciantes y ganaderos.
La información obtenida permitió un primer acercamiento al entorno social que influye en el uso
y manejo de las áreas ribereñas del río Ayuquila, y el presente artículo permite una integración de
resultados que muestran un panorama más amplio de la situación social campesina en éstas dos
áreas.
La integración de los resultados del trabajo ecológico de la vegetación que configuran los
corredores ribereños (Martínez et al. 2000, Ortiz-Arrona et al. 2005, Rodríguez 2006) y del
estudio de percepciones, uso y manejo (Snoep 2004, Rodríguez 2006) han sido la base para
diseñar las acciones de recuperación de los corredores ribereños del río Ayuquila. Las acciones
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de recuperación se concentraron en el tramo de aproximadamente 10 km en el valle agrícola de
Autlán-El Grullo, considerada como una de las zonas de mayor degradación en la cuenca baja del
río (Martínez et al. 2000). En esta sección del río, se priorizaron los tramos del corredor ribereño
más alterados y se inició el acercamiento con los dueños ó usuarios del terreno ribereño para
compartir los objetivos del proyecto y buscar acuerdos de participación. Se establecieron 14
tramos ribereños de aproximadamente 2,000 m2 ( 200 m de longitud x 12 m anchura) .
Resultados y discusión
El corredor ribereño del río Ayuquila
El corredor ribereño del río Ayuquila muestra una alta riqueza y diversidad de especies. Con una
composición de aproximadamente de 118 especies de plantas leñosas que incluye árboles y
arbustos. Algunos atributos estructurales de la vegetación ribereña, que se reflejan en el valor de
importancia relativa de las especies (abundancia, frecuencia y dominancia) son de interés por el
significado ecológico y beneficios ambientales que estos corredores pueden proveer, por ejemplo;
la capacidad para reducir la temperatura del agua por la sombra que ofrece el follaje, crear un
hábitat para la fauna, aumento en la diversidad del paisaje y proporcionar áreas donde la
población local puede recrearse. Las especies con mayores valores de importancia relativa fueron:
sabino (Asthiantus viminalis), sauce (Salix humboldtiana), higueras (Ficus insípida), parota
(Enterolobium cyclocarpum) y guamúchil (Phitecellobium dulce). Especies como el mojote
(Brosinum alicastrum), una especie forestal de interés no maderable usada para la producción de
“café de mojo” en la región. Otras especies como el ahuilote (Vitex mollis) y guayacán (Guaiacum
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coulteri) – especie en categoría de protección especial según la NOM-SEMARNAT-059-2010,
fueron menos comunes o raras.
Percepciones, uso y manejo de la zona ribereña
La zona ribereña se refiere al terreno conectado al cauce del río, y es una zona que mantiene una
conexión estrecha tanto con el medio acuático y el terrestre. Las riberas ocupan o se traslapan
con la denominada zona federal definida por la Comisión Nacional del Agua como la franja de
tierra de 10 metros de ancho a ambos lados del río, que se define a partir de la línea. de inundación
máxima del río que ocurre cada 5 años. En teoría, la autorización para el uso de las zonas federales
las otorga la propia CONAGUA, a través de concesiones, pero en la práctica muchas zonas
ribereñas están siendo usadas sin concesión (Snoep 2004, Zamora 2015). En el valle de Autlán y
El Grullo, las riberas están ocupadas principalmente por terrenos agrícolas y en algunos
determinados tramos usados para el pastoreo de ganado vacuno.
De nuestros resultados queda claro que los dueños o usuarios de los terrenos ribereños usan y
manejan de manera activa las zonas ribereñas y por lo tanto, las riberas son propiedad de facto
del agricultor (Snoep 2004). El estudio muestra que la interacción de factores sociales y
características físicas de la ribera influye en el modo de producción de los agricultores. En
general, los aspectos que influyen en el uso, manejo y condiciones de los corredores ribereños
son el ancho del cauce y ribera del río, la pendiente de la orilla del río, las transformaciones en la
agricultura, la diversificación de las prácticas agrícolas, la canalización y riego de los campos
agrícolas y los objetivos agrícolas del productor.
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La mayoría de los tramos de estudio (88%) conservan franjas de vegetación ribereña con anchuras
menores de 25 m y un máximo 50 m. Los terrenos próximos a la zonas ribereñas están ocupadas
por cultivos agrícolas y pastos (52%) y pastoreo de ganado (33%). Los agricultores que viven en
los valles más cerrados y condiciones más abruptas del terreno están más orientados a la ganadería
y por lo tanto mantienen cierta cobertura de arbolado en las riberas para mantener sombra, forraje,
madera y leña. Además el río les proporciona agua para el ganado y las riberas terreno para
producción de pastos. En cambio, en cuanto el valle se abre a las tierras agrícolas con
disponibilidad de riego, los corredores ribereños se han deforestado con la intención de
incrementar el área cultivable de caña de azúcar. La quema de las plantaciones de caña antes de
su cosecha contribuye a la pérdida de los escasos árboles que aún permanecen, por la falta de
interés en su protección.
En cuanto a la percepción de los agricultores para conservar la vegetación de las riberas de los
ríos, la razón principal que ellos indicaron fue la protección de los productos y servicios que los
ríos ofrecen, y el papel de los árboles “la presencia de vegetación atrae la lluvia”.
Acciones de restauración y participación ciudadana
Partiendo de la información ecológica de las especies ribereñas y la información de los
agricultores de las especies de interés por su importancia utilitaria, se realizó una jerarquización
de una lista inicial de más de xx especies ribereñas, a partir de los siguientes criterios sociales y
ecológicos: a) ¿qué especies prefieren los agricultores?, b) si la especie es protegida por los
agricultores, c) el interés o preferencia de la especie para reforestación, d) la utilidad de la especie
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para la vida silvestre indicada por el agricultor, e) el valor de importancia relativa (en la estructura
del corredor ribereño) de la especie y f) la categoría de riesgo de conservación de la especie según
la NOM-059-SEMARNAT-2010 (Cuadro 1).
Cuadro 1. Selección de especies prioritarias para la reforestación, a partir de criterios socioecológicos
(Rodríguez, 2006). (*) La categoría de riesgo de conservación de la especie según la NOM-059-
SEMARNAT-2010.
Los resultados de esta jerarquización muestra un conjunto de especies tales como; Enterolobium
pachypodum (parota), Phitecellobium dulce (guamúchil), Salix humboldtiana (sauce), Tabebuia
donnell-smithi (primavera), Ficus insipida (higuera), Acacia farnesiana (huizache), Brosinum
allicastrum (mojote), Asthianthus viminalis (sabino), Sideroxylon capiri (xx), Guaiacum coulteri,
entre un conjunto de especies más extensa.
A partir de la selección de los tramos del río con mayor alteración ribereña, se inició un proceso
de consulta con los dueños o usuarios de las tierras agrícolas (principalmente caña de azúcar,
maíz y hortalizas) para dar a conocer las actividades de restauración que se pretendían iniciar y
Especie
Uso y manejo
agricultor
Protegidas
por la gente
Preferencia
para
reforestar
Importancia
para fauna
silvestre
Valor de
importancia
relativa
Riesgo de
conservación* Valoración
Enterolobium pachypodum 1 1 1 1 1 1 6
Phitecellobium dulce 1 1 1 1 1 0 5
Salix humboldtiana 1 1 1 1 1 0 5
Tabebuia donnell-smithi 1 1 1 1 1 1 6
Ficus insipida 1 0 1 1 1 0 4
Acacia farnesiana 1 1 0 1 1 0 4
Brosinum allicastrum 1 1 1 0 0 0 3
Asthianthus viminalis 1 1 1 1 1 0 5
Sideroxylon capiri 1 1 0 0 0 1 3
Guaiacum coulteri 1 1 0 0 0 1 3
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contar con el acuerdo de su participación en la protección de dichos tramos ribereños. No se
trabajó en aquellos tramos en los que no se obtuvo acuerdo con el agricultor. Se establecieron
catorce parcelas de aproximadamente 2, 000 m2 cada uno y la participación de 14 agricultores.
Las actividades de reforestación propiamente dicha se realizó con un grupo de nueve especies
leñosas nativas de interés agroforestal, de acuerdo a la categorización que se muestra en el cuadro
2. Las plantas fueron producidas en un vivero comercial y otro comunitario de la región y en el
caso del sauce se colectaron estacas (segmentos vegetativos) de zonas ribereñas más conservadas
en el río. Las jornadas de reforestación se llevaron a cabo durante la temporada de lluvias, entre
julio y agosto del 2014 y la plantación de estacas se realizó después de la temporada de lluvias
para disminuir el impacto de las inundaciones sobre las áreas plantadas. La jornadas de
plantación se llevó a cabo con la participación de voluntarios del grupo ambiental regional
(SUMATE) coordinados por el grupo de Educación Ambiental del Departamento de Ecología y
Recursos Naturales del CUCSur, pobladores de la región y estudiantes de la carrera de Ingeniero
en Recursos Naturales y Agropecuarios. El seguimiento, monitoreo de la sobrevivencia y el
crecimiento de las plantas, así como el mantenimiento de los sitios a través del control manual de
la maleza durante el primer y segundo año fueron cruciales en el éxito del establecimiento de los
árboles (figura 1).
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Figura 3. Imagen de dos tramos restaurados: izquierda; tramo Puente Ayuquila y derecha; Las
Paredes viejas. Las fotos de arriba hacia abajo muestran la condición inicial del sitio en 2004,
2010 y 2015 respectivamente.
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A once años de la implementación de las zonas de restauración, es posible observar una
recuperación de la cobertura arbórea de forma visible, que muestra que el establecimiento de este
ensamble de especies ha sido exitoso. No solo se ha recuperado un ensamble de especies
representativos de la riqueza de especies ribereñas nativas, sino también una serie beneficios
ambientales a escala puntual y local en la estabilización de las orillas del río que las hace menos
susceptibles a la erosión del suelo, la generación de sombra a la lámina de agua que mantiene una
temperatura del agua apropiada para favorecer la vida acuática.
Conclusiones
La integración de conocimientos ecológicos y sociológicos sobre las riberas y vegetación
asociada, aportó información útil y aplicable para el diseño e implementación de las actividades
de reforestación de las riberas del río Ayuquila. Nuestros resultados indican que la heterogeneidad
ecológica y sociológica debe ser considerada como punto de partida para la definición de
estrategias de rehabilitación ó restauración. Factores tales como; la selección de especies y
preferencias, y los derechos y responsabilidades de los agricultores fueron aspectos relevantes en
la implementación del programa. En este sentido, los parcelas experimentales son de utilidad para
generar información acerca de las respuestas de las especies y de cómo involucrar a los
agricultores en el mantenimiento a largo plazo. Sin embargo, se requiere una estrategia integral
para conservar aquellos fragmentos ribereños que todavía mantienen en buen estado ecológico,
importantes como sitios de referencia y nos brindan la oportunidad de un entendimiento de los
procesos ecológicos de estos ecosistemas fluviales.
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El enfoque del programa de restauración, basándonos no solamente en la experimentación, sino
también en el análisis ecológico y social de los corredores ribereños ha permitido ir desarrollando
un enfoque integral de restauración. Además, nos ha permitido entender el interés productivo de
la conservación y restauración de parte de los productores con tierras aledañas al río y los
pobladores de zonas rurales ribereñas. Este análisis integral ha permitido un acercamiento con
los diferentes actores y la obtención de información concreta, tanto desde de la perspectiva
científica como desde de la perspectiva campesina (cf. Gerritsen 2002), sino también proponer
alternativas viables con interés amplio. Actualmente se realiza una evaluación de los sitios
restaurados para medir su impacto ambiental y social.
Finalmente, este estudio de caso revela que aún quedan un número de desafíos por resolver en
futuros proyectos de restauración. Es importante alcanzar una mayor participación e
involucramiento de los productores, así como reforzar los mecanismos que permitan la
apropiación del proyecto por los productores. Parte de este problema se explica por las
características de las actividades productivas en gran parte del área de estudio, las cuales muestran
tendencias a la especialización y monocultivo (cf. Toledo 2001) dejando poco espacio para la
diversificación del paisaje. Lograr una recuperación de mayores extensiones de corredores
ribereños en el paisaje agrícola de este territorio es un desafío que implica una revalorización de
los beneficios ambientales y sociales de los corredores ribereños por parte no solo de los
agricultores, sino de la sociedad en general, que motive a proponer y demandar una mejora de las
condiciones ambientales del río Ayuquila.
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Agradecimientos
Los autores reconocen y agradecen el financiamiento otorgado por la Universidad de
Guadalajara, a través del programa ACUDE 2003-2005 y al Centro Nacional Suizo de
Competencia en Investigación Norte-Sur (NCCR) 2002-2005.
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