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ICOM 09 Autor/a
Los museos son instituciones en
las que se resguarda el patrimo-
nio cultural de una colectividad,
allí se conserva su memoria social,
misma que se transmite a través
de discursos académicos basa-
dos en los restos materiales re-
cuperados en las exploraciones
arqueológicas. Una parte muy im-
portante del registro arqueológi-
co atañe a las labores cotidianas
que son en las que la sociedad
basa su existencia, su reproduc-
ción y prosperidad, y de las cua-
les las mujeres se encargan.
Muy a menudo las exposiciones
que se ofrecen en los museos ado-
lecen de un carácter inequívoca-
mente androcéntrico, de mane-
ra que lo que se enfatiza son las
actividades que supuestamente
lleva a cabo el colectivo masculi-
no (o al menos el sector privilegia-
do): la guerra, el sacerdocio, el
comercio, el ejercicio del poder
supremo, la caza, lo artístico o lo
intelectual. En cambio, las labores
asociadas a las mujeres como el
embarazo, el parto, la confección
de la indumentaria, la cestería, la
preparación de la comida, la pro-
ducción cerámica y el cuidado y
la socialización de los infantes son
presentadas como irrelevantes o
sin importancia. Existe la tenden-
Género y museos: las mujeres y las actividadesde mantenimiento en el México antiguo
María Rodríguez-Shadow
[email protected] Nacional de Antropología e Historia (INAH)
Cristina Corona Jamaica
[email protected] Pompeu Fabra
cia, salvo raras excepciones, a
mostrar las imágenes femeninas
y sus quehaceres en un segundo
plano o simplemente a omitirlas.
En consecuencia, sus disertacio-
nes poseen contenidos diversos
a través de los contextos econó-
micos, políticos y sociales que los
generan, y sus discursos, aunque
-
cos, sustentan una ideología jerár-
quica y elitista propia del universo
social del que emergen. Así, aun-
que se ha proclamado que en los
museos y exposiciones se apren-
den conocimientos novedosos
que pueden alterar positivamen-
te nuestra forma de percibir el
mundo, esas instituciones tradicio-
nalmente han operado en una
diversidad de modos atendiendo
exigencias, demandas y priorida-
des diferentes, asimismo, lo que
ellas hacen y cómo lo
dependiendo del con-
texto social, económico
y los imperativos del po-
der, por este motivo, su
razón de ser, más que
educativa es la consoli-
dación del statu quo.
No obstante, y como los
museos, a través de la
-
ción de objetos, desempeñan un
papel protagónico en la transmi-
sión de conocimientos, imáge-
nes e ideas sobre la vida en las
comunidades del pasado pue-
den favorecer una mirada crítica
y la elaboración de discursos sin
sesgos androcéntricos con repre-
sentaciones de género más equi-
libradas en las que aparezcan
integradas las actividades desa-
rrolladas por las mujeres y el reco-
nocimiento de su carácter funda-
mental. Nuestro estudio se orienta
en esa dirección.
Los museos, a través de la
exposición de objetos, pueden favorecer una
-ción de discursos sin ses-gos androcéntricos con representaciones de gé-nero más equilibradas .
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Al colocar nuestra mirada en las
tareas que las mujeres llevaron a
cabo en las culturas del México
antiguo nos permite examinarlas
para destacar su relevancia tan-
to en los aspectos productivos
como los que conciernen a la re-
producción de sus comunidades
(Figura 1). En este acercamiento
hemos adoptado un enfoque de
género para matizar la tendencia
androcéntrica que ha sido una
particularidad de nuestra discipli-
na durante mucho tiempo. Asimis-
mo, el colocar la mirada en la no-
ción conceptual de actividades
de mantenimiento, contribuye
al reconocimiento del carácter
esencial de las labores desempe-
ñadas por las mujeres.
Las actividades de mantenimien-
to en las culturas mesoamerica-
nas
En el Museo Nacional de Antro-
pología e Historia de la ciudad
de México, así como en el acer-
vo de la Fundación Armella se
-
cas que dan cuenta de las acti-
vidades de mantenimiento que
las mujeres llevaron a cabo en la
antigua Mesoamérica. En efecto,
a partir del análisis del registro ar-
queológico puede inferirse que
las responsabilidades primordia-
les de las mujeres eran, desde lue-
go, las de ser madres, esposas y,
por consiguiente, encargarse del
cuidado del ámbito familiar y el
trabajo doméstico, no obstante,
Figura 1. Escultura de la diosa Xilonen, la diosa del jilote o maíz tierno (Periodo Posclásico,Cultura Mexica, 900-1521 d. C.) Foto: FCAS.
eso no las eximía, al igual que en
la época actual de realizar otros
quehaceres productivos.
Esto es, ellas eran quienes debían
llevar a cabo las actividades de
mantenimiento, lo cual implicaba
la preparación de alimentos, la
crianza de los hijos, llevar a cabo
las tareas relacionadas con el pro-
ceso de la producción de los tex-
tiles, la cestería, la
alfarería, la vigilan-
cia de la salud de
los miembros de su
familia y de la co-
munidad, así como
apoyar algunas la-
bores agrícolas y
artesanales.
mujeres son representadas aca-
rreando agua o cargando a sus
hijos (Figura 2). Tanto las fuentes do-
cumentales disponibles como el
análisis del registro arqueológico
nos indican que el ámbito familiar
fue el espacio básico en el que de-
sarrollaron las mujeres sus activida-
des y trabajos: gestando, dando
a luz, amamantándolos tras el na-
cimiento, cuidando, acunando y
cargando los niños, transportando
leña, elaborando cerámica, hilan-
Figura 2. Figurilla femenina desnuda con va-sija en la espalda sostenida por una banda ancha y gruesa, posiblemente de cuero con un mecate de ixtle. (Periodo Clásico, Cultu-ra de Occidente de México, 200-900 d. C.) Foto: FCAS.
María Rodríguez-Shadow | Cristina Corona Jamaica
Colocar la mirada en la noción conceptual de actividades de
reconocimiento del carácter esencial de las labores des-empeñadas por las mujeres.
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do y tejiendo, así como moliendo
la masa para las tortillas y otros ali-
mentos.
Los instrumentos de trabajo con
los que contaban las mujeres
para llevar a cabo las tareas rela-
cionadas con la alimentación de
su familia eran pocas y sencillas:
el metate, el comal, el molcajete,
las vasijas de barro (Figuras 3, 4 y 5).
En lo relacionado con la elabora-
ción de la indumentaria disponían
de malacates para hilar, las
agujas para coser, punzones
de hueso, o el telar de cintura.
-
rro, y esculturas de piedra ates-
tiguan la habilidad alcanzada
por estas laboriosas artesanas.
Allí se destaca la diversidad
de tejidos y brocados, así como
la indumentaria característica de
diferentes regiones, identidades
étnicas y épocas históricas.
Entre las actividades de manteni-
miento también se incluyen el cui-
dado, educación y la supervisión
de los hijos, es decir, la enseñanza
de las reglas culturales de la so-
ciedad en la que nacen.
-
cia de las actividades de mante-
Figura 3. Metate o metatl con mano de molienda en roca basáltica. Presenta
como muestra de su intensa activi-dad para moler granos y vegetales duros (Posclásico Tardío, Cultura del Altiplano Mexicano, 1200-1500 d. C.) Foto: FCAS.
Figura 4. Molcajete o molcaxitl usado para machacar productos para la ela-boración de comida (Periodo Posclá-sico, Cultura Mexica, 900-1521 d. C.) Foto: FCAS.
nimiento que históricamente han
llevado a cabo las mujeres debe
enfatizarse su carácter esencial e
indispensable, tanto en términos
materiales como simbólicos de-
biéndose subrayar que aún hoy
los esfuerzos desplegados por las
mujeres siguen siendo tareas muy
necesarias, de las cuales la socie-
dad no podría prescindir. Sin em-
bargo, es preciso reconocerlo, si-
guen sin concedérseles el valor y
En este artículo hemos partido del
planteamiento de que los traba-
jos que las mujeres desempeña-
ron en las comunidades pretéritas,
tanto en la esfera de la produc-
ción como en la de la reproduc-
esencial e imprescindible. Con-
sideramos que el examen crítico
de las tareas llevadas a cabo por
las mujeres en diversas comunida-
des antiguas, en distintos estratos
socioeconómicos y espacios geo-
en la construcción de una visión
más equilibrada del pasado, que
es en última instancia nuestra
responsabilidad social y política
como académicas comprometi-
das.
La apreciación de las activida-
des de los miembros del grupo a
través de la temporalidad coti-
diana, así como el análisis de los
arreglos, disposiciones y la plu-
ralidad de las rutinas de mante-
-
cimiento muy importante en el
entendimiento de nuestro univer-
so de estudio, en una esfera en la
que las mujeres desempeñan un
papel protagónico y en el que,
en última instancia, se sustenta la
posibilidad de la producción y de
la reproducción de nuestra espe-
cie.
Figura 5. Olla frijolera. (Cultura del Alti-plano Central, Época desconocida).
Foto: FCAS.
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Tradicionalmente las exposiciones
marcado sesgo androcéntrico y
el Museo Nacional de Antropolo-
gía (MNA) de la ciudad de Méxi-
co no es la excepción, no obstan-
te, la sala del preclásico contiene
piezas que dan cuenta de las ac-
tividades de mantenimiento que
las mujeres estuvieron llevando a
cabo en ese periodo histórico en
el Altiplano Central. En esa sala,
aunque las representaciones fe-
meninas que se exhiben como
cerámicas no tienen de ninguna
manera un papel protagonista, y
escenario en términos de activi-
dades de prestigio, posiciones de
autoridad y una más amplia di-
versidad de roles, mostrando una
marcada jerarquía de género, las
mujeres aparecen desempeñan-
do todas las actividades que he-
mos venido comentando. Y eso
resulta loable.
-
menaje a las raíces culinarias ela-
boradas por las mujeres y reco-
nocer la herencia gastronómica
de los pueblos prehispánicos me-
soamericanos, la Fundación Cul-
tural Armella Spitalier (en adelan-
te FCAS) presentó la exposición
“Comer y ser. Raíces gastronó-
micas de México” entre el 27 de
enero de 2011 al 31 de mayo de
2011 en la Galería Andrea Pozzo
de la Universidad Iberoamerica-
na, campus ciudad de México;
y del 23 de noviembre de 2011 al
25 de marzo de 2012 en el Museo
de Historia Mexicana en Monte-
rrey, Nuevo León. A partir del eje
temático de la alimentación me-
soamericana se mostró parte del
acervo de la Fundación Armella,
en donde el legado de comida
prehispánica ligado a los objetos
utilizados por mujeres mostraron
los diversos productos como el
maíz, chile, frijol, chocolate, jito-
mate y calabaza dieron origen a
muchas de nuestras tradiciones
que siguen siendo utilizadas en las
cocinas mexicanas (Figuras 6, 7 y 8).
Consideramos que el discurso mu-
-
tante papel que las mujeres des-
empeñaron en las actividades de
mantenimiento de sus comunida-
des coadyuva a la creación de
conocimientos que se conviertan
en un instrumento para cuestio-
nar el estado actual de devalua-
ción de las tareas esenciales de
las mujeres y proceder a impug-
nar prejuicios y derogar prácticas
denigratorias como la subordina-
ción femenina, la explotación se-
xual y la violencia hacia las muje-
res.
Figura 6. Tzotzocol o vasija usa-da para almacenar agua. (Perio-do Posclásico, 900-1521 d. C.) Foto: FCAS.
Figura 7. Cajete utili-zado para la elabo-ración de alimentos (Época y proceden-cia desconocidas). Foto: FCAS.
María Rodríguez-Shadow | Cristina Corona Jamaica
Figura 8. Jarra decorada con grecas escalonadas que sim-bolizan el carácter cíclico del
tiempo (Periodo Posclásico, Cul-tura Mixteca, 900-1521 d. C.)
Foto: FCAS.
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www.mna.inah.gob
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www.fundacionarmella.org
Exposición Comer y ser. Raíces
gastronómicas de México, Ga-
lería Andrea Pozzo de la Univer-
sidad Iberoamericana, Campus
ciudad de México (27 de enero
de 2011 - 31 de mayo de 2011).
Exposición Comer y ser. Raíces
gastronómicas de México, Museo
de Historia Mexicana en Monte-
rrey, Nuevo León, México. Del 23
de noviembre de 2011 al 25 de
marzo de 2012
www.museohistoriamexicana.org
María Rodríguez-Shadow | Cristina Corona Jamaica
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