La Evolución de la Pobreza en España
entre 1973 y 1993
y el caso concreto de Salamanca
Roberto Cilleros Conde
Estructura Social de España
Universidad de Salamanca
Marzo de 2009
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0. INTRODUCCIÓN Y PLANTEAMIENTO
Este trabajo tiene como objetivo analizar la evolución de la pobreza en España
desde la crisis económica de 1973 hasta principios de los años noventa.
Al pretender abordar la evolución de la pobreza durante la Transición
democrática y los años posteriores en España es necesario tener en cuentra el marco
económico español e internacional de esos años. En el año 1973 se produce una crisis
económica internacional caracterizada por la inflacción y la recesión productiva. En
España, los efectos de la crisis del petróleo de 1973 también se hacen notar, y los
economistas enmarcan el periodo entre 1973 y 1981 como recesión económica. En los
años posteriores, entre 1982 y 1985, se produce en la economía española un periodo de
estancamiento económico, seguido por una recuperación en los años siguientes (entre
1986 y 1991). Teniendo en cuenta esto, sería interesante observar la evolución de la
pobreza entre 1973 y 1991 para determinar cómo afecta a la misma los distintos
periodos del ciclo económico que se da en esos años (recesión - estancamiento –
recuperación). Lo que me lleva a escoger el periodo entre 1973 y 1993, es que es en ese
año cuando se realiza el V Informe Foessa, donde se aportan datos y conclusiones de
especial relevancia para analizar la pobreza en España. Siendo finalmente el periodo
escogido 1973-1993, hemos de tener en cuenta que entre 1991 y 1993 se paraliza la
recuperación dándose de nuevo un periodo de recesión.
Para analizar la pobreza y la evolución de la misma en ese periodo desde un
punto de vista sociológico un análisis general de la pobreza sería insuficiente. Es
necesario y vital que el análisis contenga y se centre en la relación entre pobreza e
indicadores sociolaborales.
Por otro lado, analizar cómo varía la distribución territorial de la pobreza por
provincias nos ayuda a confirmar la correlación que existe entre la evolución de la
pobreza en esos años y ciertos indicadores socialaborales. Siendo Salamanca la
provincia que sufre la evolución más negativa convirtiéndose en 1991 en la provincia
con mayor incidencia de la pobreza y de la pobreza severa, se hace necesario tener en
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cuenta en este trabajo la evolución de la pobreza en la provincia de Salamanca, aunque
no sea de forma tan detallada.
Por todo esto, primero analizaré los cambios que se producen en los años setenta
y ochenta en la incidencia de la pobreza y la relación de ésta con el tamaño del hogar, la
estructura ocupacional, la edad y el nivel de estudios. Posteriormente, analizaré los
datos de la distribución territorial de la pobreza y la evolución de ésta en los años
ochenta con la intención de observar la correlación que guarda la evolución territorial de
la pobreza con algunos indicadores sociolaborales como los anteriormente indicados.
Antes de empezar es necesario aclarar que cualquier análisis sobre los datos es
propio, siempre que no venga indicada referencia externa. Además, conviene aclarar
que los datos que expondré, a no ser que se indique lo contrario, de los años 1973 y
1981 provienen de las Encuestas de Presupuestos Familiares 1973/74 y 1980/81, los de
los años 1985, 1986 y 1991 provienen de las Encuestas Continuas de Presupuestos
Familiares de dichos años, y los de 1993 de la Encuesta Foessa de ese mismo año.
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1- LA EVOLUCIÓN DE LA POBREZA
EN EL CONJUNTO DE ESPAÑA (1973-1993)1.1 Características generales
Antes de comenzar a valorar datos sobre la incidencia de la pobreza y la pobreza
severa es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos:
● El número de pobres viene dado por “aquellos que tienen unos ingresos netos
por persona inferiores a la mitad de los ingresos medios por persona de un
determinado país”.
● Pobreza moderada: Se establece entre el 25% y el 50% de los ingresos medios.
● Pobreza severa: Cuando los ingresos netos son menores al 25% de los ingresos
medios.
TABLA 1
Tabla extraída del Informe FOESSA de 1993
Los niveles de pobreza en el periodo de 1973 y 1993 varian dependiendo de los
distintos estudios realizados. Siguiendo los datos de la Encuentas de Presupuestos
Familiares1 y de la Encuestas Continuas de Presupuestos Familiares2 Carlos Escribano
(1990) dice que la incidencia de la pobreza disminuye entre los años 1973 y 1981 del
18,9% al 17,9%, que aumenta levemente entre ese año y el 1985 hasta el 18,3%, y
desciende hasta el 16% en el año 1987. En base a los datos, Escribano llega a la
conclusión de que “el crecimiento económico ha supuesto una mejora de la distribución
y una reducción del tamaño y gravedad del problema de la pobreza” (1990: 294).
Como podemos observar en la Tabla 1, según los estudios de Ayala la pobreza
desciende entre 1981 y 1991 del 18,4% al 15,1% de las personas (teniendo en cuenta el
1 Realizadas durante los años 1973/74 y 1980/812 Realizadas en los años 1985, 1986 y 1987
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nivel de renta), y según el Instituto Nacional de Estadística el porcentaje de pobres
(teniendo el cuenta el nivel de gasto) disminuye del 20,5 al 18,9%.
En lineas generales podemos observar que hay un descenso de la incidencia de la
pobreza en España entre 1981 y 1991, pero si observamos los datos de 1993 del Informe
Foessa vemos que el porcentaje de pobres está en el 20,16%, lo que supondría que el
porcentaje de pobres entre 1981 y 1993 ha aumentado. La explicación que se da de esto
en el Informe Foessa es que, además de las diferecias en las fuentes de datos y márgenes
de error, “el análisis sobre el empleo y el paro constata una evolución desfavorable entre
1991-1993” (1993: 295).
1.2 El tamaño del hogar
Otra diferencia importante que se observa en la Tabla 1 es que hay una
importante distancia entre el porcentaje de hogares pobres y el porcentaje de personas
pobres en los datos del Foessa 93 .
TABLA 2
En la Tabla 2 podemos ver la razón por la que cada vez el porcentaje de
personas pobres es mayor que el porcentaje de hogares pobres. Dicha razón es que la
pobreza se concentra cada vez más en las familias numerosas, y menos en las familias
de uno o dos miembros. Además de esta razón, la lenta incorporación de la mujer al
mercado de trabajo mejoró la situación de las familias monoparentales ausentes de la
figura paterna, aunque cierto es que las familias monoparentales siguieron con tasas
elevadas de pobreza.
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1.3 Estructura ocupacional
En el año 1973, y en los años siguientes, la pobreza estaba concentrada
principalmente entre los agricultores sin asalariados, en los jornaleros y entre los
parados. El caso de los jornaleros quizás sea el más claro, ya en 1973 un 43,88% de
ellos estaban bajo el umbral de pobreza, y su situación se agravó entre1981 y 1985, año
en el que más de la mitad de los jornaleros se encontraba por debajo del umbral de
pobreza. En el año 1986, año en el que comienza la recuperación económica, hay un
descenso de ocho puntos de la incidencia de la pobreza entre los jornaleros. En el caso
de los parados, los cambios porcentuales son más tibios, si bien observamos que entre
los años 1973 y 1981 hay un descenso del porcentaje parados bajo el umbral de pobreza
(del 39,4 al 35,2%) y entre los años 1981 y 1985 aumenta de nuevo dicho porcentaje
hasta el 41,3%.
Casos contrarios al de la evolución de pobres entre parados y jornaleros lo
encontramos en el caso de los agricultores sin asalariados, cuya evolución porcentual de
pobres es inversa a la de los jornaleros, ya que se da un descenso entre 1976 y 1985, y
un leve aumento en el año 1986. Otro caso dispar es el de los obreros, cuyos niveles de
pobreza aumenta entre 1981 y 1985, pero también entre 1985 y 1986.
Las causas de esta evolución de la pobreza se debe precisamente a la magnitud
de los ciclos económicos. En el caso de los jornaleros: el número de pobres se mantiene
en el periodo de crisis de 1973-1981, pero aumenta de forma contundente en el periodo
de estancamiento, para luego descender de forma más clara aún en el primer año de
recuperación económica. Esto se debe a la temporalidad del trabajo de los jornaleros,
que hace que noten las consecuencias de la disminución de trabajo años poco a poco,
hasta años después del comienzo de la crisis, y que en cuanto se da la recuperación
económica mejoren sus ingresos porque de nuevo hay más demanda de trabajo.
En el caso de los parados: en el periodo de recesión disminuye
considerablemente el porcentaje de pobres, aumenta en el periodo de estancamiento
para mejorar muy levemente en el primer año de recuperación. Esto se da de esta forma
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porque en el periodo de crisis, hay muchos nuevos parados que aún no pasan penurias
económicas por no llevar mucho tiempo en el paro, pero a medida que pasan los años y
se entra en la fase de estancamiento aumenta el número de parados que llevan mucho
tiempo en el paro y el número de parados que dejan de cobrar el subsidio de desempleo,
esto provoca que entre los parados haya un incremento del número de pobres. Una vez
iniciada la recuperación económica, el número de parados pobres disminuirá, pero
mucho más levemente el porcentaje de pobres entre los parados, ya que estos seguirán
siendo “víctimas” de la crisis económica de los años previos.
En cuanto a los agricultores jornaleros se puede achacar el descenso del
porcentaje de pobres durante los años de recesión y estancamiento a que en esos años se
de una movilidad descendente, por la que los “agricultores sin asalariados” más pobres
pasasen a ser jornaleros.
1.4 La pobreza según la edad
Sin dejar de lado el papel en la estructura ocupacional, vamos a analizar en qué
grupos de edad tiene una mayor incidencia la pobreza. En el año 1981, el grupo de edad
que presentaba mayor porcentaje de pobres era el de los mayores de 75 años (con un
30,4%) seguido de lejos por el grupo de personas de entre 36 y 45 años (con un 20,2%)
y el de entre 66 y 75 años (con casi el 20%).
Los datos de 1986 nos indican que si bien los grupos de edad de entre 26 y 65
años han mantenido más o menos la misma incidencia de la pobreza, en el grupo de
edad de entre 0 y 25 años ha disminuido de forma clara el porcentaje de pobres (del 13,2
al 9,6%), al igual que lo que ocurre en el grupos de entre 66 y 75 (disminuyendo el
pocentaje en seis puntos) y en el de mayores de 75 años (disminuyendo más de siete
puntos porcentuales). Si observamos, para los mismos años, la evolución del porcentaje
de pobres entre los retirados y pensionistas, veremos que disminuye menos de cuatro
puntos porcentuales.
Estos datos nos confirman que la incidencia de la pobreza se mantiene en la
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mediana edad, y que disminuye entre los más jóvenes y entre los de más edad. Esto
produce que poco a poco los niveles de incidencia de la tercera edad vayan acercándose
a los de otros grupos de edades. En 1986, los niveles de pobreza de los mayores de 75
años eran parecidos a los del grupo de entre 36 y 45 años, y los de entre 66 y 75 años
eran menores que los de entre 36 y 65 años.
Pero los datos de la Encuesta Foessa de 1993 nos confirma las tendencias
observadas en 1986 de la incidencia de la pobreza por grupos de edad, ya que el grupo
con mayor incidencia ya no es el de mayores de 75, ni tan siquiera el de entre 35 y 44
años (que mejora de forma contundente disminuyendo la incidencia de la pobreza al
12,4%), sino el grupo de edad de entre 55 y 64 años.
1.5 El nivel de estudios
Como es de suponer, los datos nos indican que la pobreza tiene más incidencia
entre los que son analfalbetos y entre los que no tienen estudios. Pero la evolución entre
los años 1973 y 1985 nos indica, tal como vemos en la Tabla 3, que la incidencia de la
pobreza es cada vez menor entre los analfabetos, similar entre los “sin estudios”, y cada
vez mayor entre los que tienen estudios cursados. Según los datos del Foessa, en el año
1993 continuaría esta misma tendencia, excepto para el grupo de analfabetos, que
volvería a ascender al igual que ocurrió en el año 1986.
TABLA 3
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2- LA EVOLUCIÓN TERRITORIAL
DE LA POBREZA EN ESPAÑA
2.1 Diferencias territoriales y evolución de las mismas
Como podemos observar en la Tabla 53, de las provincias que en 1981 tenían
una incedencia de la pobreza mayor del 30%, todas excepto Salamanca disminuyen en
1991 su nivel de pobreza respecto a 1981, dándose los mayores descensos en Cáceres
(de 49,4% a 33,7%), en Almeria y en León, seguidas de cerca por Zamora, Soria,
Teruel, Ciudad Real y Jaén; y los menores descensos se dan en Ávila y Albacete. Entre
las provincias que se encuentraban entre el 20 y el 30% en 19814, la mayoría tienen
reducciones de la pobreza, todas si exceptuamos Tenerife, Córdoba y Cádiz. En este
grupo son las provincias de Guadalajara y Baleares las que reducen más su tasa de
pobreza. Por último, observando la Tabla 7, podemos ver que son las provincias que
tenían menos del 20% de población pobre las que han sufrido más aumentos de la
pobreza; los incrementos mayores de población pobre en este grupo son en las
provincias de Castellón, Valladolid, Guipuzcoa, Barcelona, Vizcaya y Lérida; así como
las provincias donde se produce una disminución de la población pobre es en Asturias,
Pontevedra y Madrid, aunque tampoco sea muy destacada.
Estas variaciones de la pobreza han hecho que mientras en 1981 eran Cáceres
(49,4% de población pobre), Zamora, Badajoz, Ciudad Real, Jaen, Almeria y Ávila las
provincias con mayor porcentaje de pobres, pasando en todas ellas el porcentaje de
población pobre del 40%; en 1991 tan sólo la provincia de Salamanca sobrepasa el 40%
de pobres, convirtiéndose en la provincia con mayor porcentaje de pobres de toda
España, seguida de cerca por Badajoz (con un 39,4% de pobres) y Ávila (un 38,6%) , y
de lejos por Cáceres (un 33,7%) y Cuenca (un 33,6%). Por el lado contrario, entre el
grupo de provincias con menor número de pobres también ha habido variaciones en el
“ranking”. Álava se mantiene como la provincia donde menor porcentaje de pobres hay
3 Incluída en el Anexo, al igual que las tablas 5 y 6. Las tres tablas están elaboradas en base a los datos de la Encuesta de Presupuestos Familiares de 1981 y la de 1991, ambas realizadas por el Instituto Nacional de Estadística.
4 Ver Tabla 5.
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(reduciéndose el porcentaje de 7,4 a 6,8%), ahora bien, si en 1981 a Álava le seguían el
resto de provincias del País Vasco y Barcelona, en 1991 las ciudades que le siguen son
Madrid y Navarra.
Estos datos nos indican, a rasgos generales, que son las provincias más
industrializadas las que acusan la peor evolución del indicador básico de pobreza, con
excepciones como Asturias o Madrid. Pero esto se debe, tal como se indica en el V
Informe Foessa, a que “la crisis sectorial aún no está resuelta” (1993: 327),
refiriéndose a la crisis que sufrió el sector primario a raíz de la crisis económica de
1973.
Asimismo, podemos observar que han sido las provincias más agrarias, las que
han sufrido los mayores descensos del porcentaje de pobres. Respecto a esto, el Informe
Foessa dice que “las políticas de subvenciones españolas, autonómicas y comunitarias
(UE) podrían haber jugado favorablemente” (1993: 327). Aunque el Informe Foessa no
realiza un análisis más exahustivo sobre la relación entre las subvenciones y el descenso
de la pobreza, podemos encontrar cierta razón en el análisis ya que por ejemplo Cáceres,
la provincia en la que se da un mayor retroceso en el porcentaje de pobres, es una de las
provincias más beneficiadas por subvenciones destinadas al paro agrícola , que
solucionó problemas fundamentales de capas de la población más perjudicadas por la
escasez de trabajo en el campo (Baigorri 1995).
Respecto a la pobreza severa, el Foessa V habla de que a grandes rasgos existe
una mejora de las provincias con mayores niveles de pobreza, pero en el grupo de
provincias que tenían una pobreza severa superior a la media se puede observar algunos
casos en los que se empeora la situación, siendo nuevamente Salamanca la que peor
evolución tiene. Por otro lado, existe un empeoramiento relativo de determinadas
provincias bien situadas en el 1981 como las provincias levantinas, Guipuzcoa, Vizcaya
y Cantabria. El Foessa V concluye, respecto a la evolución de la pobreza severa, que
“se mantiene la zona denominada Lusitania Interior como la más empobrecida,
proyectándose hacia Levante por el centro peninsular a través de Toledo y Cuenca,
quedando Jaén y Granada aisladas de dicho conjunto” (1993:327).
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2.2 El caso concreto de Salamanca
Observando los datos de la evolución territorial de la pobreza sobresale el caso
de Salamanca de forma clara, ya que es la única del grupo de dieciocho provincias con
mayor indice de pobreza que aumenta el porcentaje de pobres sobre el total de la
población, pasando de ser en 1981 la novena provincia más pobre a ser en 1991 la
provincia más pobre, la única que sobrepasa el 40% de pobres sobre la población total,
y la provincia donde hay mayor incidencia de pobreza severa. Tal es la magnitud de los
cambios en la provincia de Salamanca, que la Fundación Foessa tuvo que dedicar en el
año 1994, un año después de la publicación del V Informe Foessa, un estudio al caso
concreto salmantino.
Si observamos la evolución de la provincia de Salamanca en otros aspectos
como el crecimiento poblacional, el envejecimiento, el nivel de desarrollo, las tasas de
actividad y la renta familiar per cápita, llegamos a la conclusión de que hay una
importante relación entre estos aspectos y el incremento de la pobreza en la provincia.
Salamanca es un caso particular de la región castellanoleonesa, ya que
provincias que en el 1981 eran más pobres que Salamanca como Zamora y Ávila
reducen de forma importante el porcentaje de hogares pobres en el 1991, exactamente
en casi catorce puntos Zamora y en dos puntos Ávila; al igual que lo que ocurre en otras
provincias donde la pobreza era más baja, como León y Soria, donde el porcentaje de
hogares pobres descendió en quince y catorce puntos respectivamente. La única
provincia que aumentó la pobreza en la región, además de Salamanca, fue Valladolid,
aunque se debió a que Valladolid era una provincia industrializada con un 11,3% de
hogares pobres en 1981 (cuatro veces menos que Zamora), y que en los años ochenta
sufrió la crisis económica de forma drástica en el sector industria. En definitiva,
Salamanca es un caso contradictorio con la evolución de la pobreza tanto en España
como en el marco regional de Castilla y León.
Teniendo en cuenta que el envejecimiento de la población y la tasa de feminidad
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guardan una importante relación con los niveles de pobreza5, es necesario señalar que
Salamanca se convierte en 1991 en la provincia con mayor tasa de feminidad en Castilla
y León y que es una de las provincias con un mayor proceso de envejecimiento de la
población, aumentando la tasa de envejecimiento en más de cinco puntos porcentuales
llegando al 20,76%, casi el doble de la media española (un 11,3%).
Respecto al empleo y al paro, la provincia de Salamanca también destaca por
datos negativos, ya que se el porcentaje de población ocupada es junto Zamora el más
bajo de la región, y uno de los más bajos de España; y la el porcentaje de parados sobre
el total de la población activa es el más alto de la región y muy superior a la media
estatal.
Otros aspectos como el nivel de desarrollo o la renta familiar per cápita también
indican el empeoramiento de Salamanca tanto individualmente como en comparación
con otras provincias. Salamanca cae en 1991 hasta la trigésimonovena posición en el
ranking provincial de renta per cápita, y en 1993 cae hasta la posición cuadragésima del
ranking de provincias por nivel de desarrollo.
5 Como veremos en el siguiente punto.
12
2.2 Relación entre pobreza y variables sociológicas
Con los datos presentados por el INE en la Encuesta de Presupuestos Familiares
de 1991, más los datos de la Encuesta de Población Activa y el Censo del mismo año, el
V Informe Foessa realizó los cálculos necesarios para hallar la correlación estadística
entre el indicador básico, la pobreza, y distintas variables sociolaborales como el
analfabetismo, la edad, las tasas de actividad y de paro, entre otras. El método utilizado
era comprobar la relación que guardaban las diferencias territoriales en las variables
sociológicas con las diferencias territoriales en los niveles de pobreza.
TABLA 4
Como observamos en la Tabla 4, la relación más baja se da entre los niveles de
pobreza y la tasa de empleo en el sector servicios, y también con las tasas que estudian
el porcentaje de población menor de 16 y el de población mayor de 65 años. Esto nos
indica que auque sea cierto el que a población más envejecida se presentan mayores
índices de pobreza, y lo contrario para población con mayor porcentaje de jóvenes, el
nivel de correlación no es de los más altos.
Respecto a las tasas de actividad, de paro y de ocupación, se muestra que a
medida que el porcentaje de personas en condiciones de trabajar aumenta existen
menores niveles de pobreza y que la tasa de paro de una provincia, al contrario de lo que
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se supone, no es tan influyente en el índice de pobreza, aunque esto, tal como dice el
Informe Foessa, pueda explicarse “por la existencia de la economía oculta, por la
diferente significación y estructura demográfica del paro en cada provincia, o incluso
por la existencia del paro subsidiario” (1993: 328).
En cuanto a las tasas de empleo según el sector económico, se puede ver que la
tasa de empleo en el sector servicios a penas influye en el índice de pobreza, mientras
que las correlaciones que se dan entre pobreza y las tasas de empleo agrícola, de empleo
en la construcción y sobre todo la de empleo industrial, nos determinan una relación
más significativa entre ellas y la pobreza. Esta relación nos indica que a mayor tasa de
empleo industrial, se da un menor porcentaje de pobreza en las provincias, lo contrario
de lo que ocurre con las tasas de empleo agrícola y en la construcción.
Por último cabe señalar que se da una importante correlación entre altos niveles
de analfabetismo con altos niveles de pobreza, algo que no es de extrañar.
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3- CONCLUSIONES
– En líneas generales, se observa un descenso de la incidencia de la pobreza entre los
años 1973 y 1993
– Cada vez es mayor el porcentaje de personas pobres respecto al porcentaje de
hogares pobres: Esto se de debe a que la pobreza se concentra cada vez más en las
familias numerosas, y cada vez menos en las de uno o dos miembros.
– Los ciclos económicos influyen de forma diferente en los niveles de pobreza que se
dan entre distintas ocupaciones.
– En el caso de los parados, la incidencia de la pobreza es más fuerte en los periodos
de estancamiento que en los de crisis: esto se debe a que en los periodos de crisis los
parados aún no llevan mucho tiempo en esa situación, mientras que en los periodos de
estancamiento los parados llevan mtodo el periodo de crisis más el de estancamiento.
Durante el periodo de recuperación económica, el número de parados pobres
disminuye, pero no así el porcentaje de pobres entre los parados, ya que los que siguen
siendo parados siguen sufriendo las consecuencias de la crisis.
– Entre 1973 y 1993, la incidencia de la pobreza ha descendido entre los más
mayores y entre los más jóvenes pasando de que en 1973 fueran los mayores de 75 años
los más afectados por la pobreza a que en 1993 fueran los de entre 55 y 64 años.
– En cuanto al nivel de estudios, aunque se siguen manteniendo diferencias
fundamentales entre el porcentaje de pobres de los que menos estudios tienen con los
que más estudios tienen, todo apunta a que estas diferencias se van suavizando muy
poco a poco.
– Las provincias industriales son las que peor evolución de los índices de pobreza
han tenido entre 1981 y 1991, lo que nos indica que la crisis sectorial de los años
setenta aún no ha sido superada.
– Es en las provincias agrarias donde ha disminuido de forma más clara los niveles de
pobreza.
– El caso de Salamanca es alarmante, ya que no sólo han aumentado los niveles de
pobreza general hasta ser la provincia que más sufre pobreza, sino que ha ocurrido lo
mismo con los niveles de pobreza severa.
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4- BIBLIOGRAFÍA
● Escribano, Carlos. 1990. “Evolución de la pobreza y la desigualdad en España
1973-1987” en ICE, Revista de Economía nº 686: 81-108.
● Fundación FOESSA. 1993. V Informe Sociológico sobre la situación social en
España. Madrid, Fundación FOESSA.
● Equipo de Investigación Sociológica (EDIS S.A.) 1994. Las condiciones de vida
de la población pobre de la provincia de Salamanca. Madrid, Fundación
FOESSA.
● Campo, S. del (Director). 1994. Tendencias sociales en España (1960-1990).
Bilbao, Fundación BBV.
● Baigorri, Artemio (Director) 1995. El Paro Agrario. Badajoz, Taller de Estudios
Sociales y Territoriales (TESYT)
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4- ANEXOS
Tabla 5. Evolución de la pobreza entre 1981 y 1991
Tabla extraída del Informe Foessa 93
17
Tabla 6. Evolución de la pobreza entre 1981 y 1991
Tabla extraída del Informe Foessa 93
18
Tabla 7. Evolución de la pobreza entre 1981 y 1991
Tabla extraída del Informe Foessa 93
19