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El vino que tiene Asunción
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El vino que tiene Asunción
según Neruda, el vino mueve la primavera
según dice Neruda, el vino mue-ve la primavera.
Levante, 10-2007
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Levante, 18 –12 -1999
El chavea
diquela
un dicador
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Treinta años
con la Maga
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La Nueva España, 17-04-1993
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En el centenario del Spórting
Los viejos
aficionados
al fútbol re-
cordarán a
Alvarín
Fueyo, conocido como “Cabora-
na” en sus años de gloria en el
Molinón. No era un virtuoso del
balón, sino un jugador “correoso”,
un infatigable “perro de presa”,
como repetía un cronista local,
que sudó durante los siete años
que Caborana la gloriosa camisola
del Spórting. No fue un Marado-
na, pero como decía él en la pelu-
quería que abrió en Mieres des-
pués de colgar las botas, en los 50
la técnica yera sobrevivir. Eran
años de fame y tuberculosis, y el
viaje en autobús o en tren para ju-
gar contra el Indauchu o el Betis
duraba treinta horas, y otras tantas
de vuelta, no como ahora, con
futbolistas metrosexuales que se
desplazan en vuelo chárter.
—¿Técnica? ¿Me cago en mio
machu! La técnica yera sufrir.
Rompíaste el meniscu y poníante
de extremu a ver si caía el gol del
cojo.
La barbería de Caborana estaba
decorada con fotos, copas, bufan-
das y placas de sus años sportin-
guistas. Nunca en las paredes se
colgó una foto del Real Oviedo.
Por razones familiares Angelín
Fueyo acabó de jubilado en Ovie-
do, en un piso escueto por Santo
Domingo. Cuando se diga de un
futbolista que lo dio todo por su
club, acordaos de Caborana. Por-
que próximo a cumplir los ochen-
ta, decidió renovarse el carné de
identidad. Aquella mañana em-
pleó dos horas en el baño y Adeli-
na, alarmada, entró tres veces a
ver qué le pasaba.
—Angelín, ¿tas bien, ho?
—Coño, claro.
Se afeitó con esmero y em-
pleó media hora en desbrozar las
fosas de la nariz y de las orejas.
¿Fosas? Lagarto, lagarto. Quería
que la foto tuviera el aire de un
viejo pulcro y digno, porque, sin
duda, era la última de su vida. Se
había cortado hasta las uñas de los
pies, ¡aquellos pies que habían
golpeado el cuero —el “pilutu”,
decían los alleranos— y pateado
el césped del Molinón!
—¿Toy bien? ¿Vesme guapu?
—De vieyu, gaiteru —contestó
Adelina.
Antes de salir de casa, se miró
en el espejo y se colocó bien la in-
signia del Spórting en el ojal de la
chaqueta.
—Ta luego, Clark Gable —le
dijo Adelina cerrando tras él la
puerta de casa. Nunca se había hecho una foto en
el fotomatón. Estes máquines tan
endemoniaes, pensó, sáquente
siempre con cara de forajido. Se
acomodó en la banqueta, cerró la
cortinilla, metió un euro y se colocó
frente al foco dispuesto a no parpa-
dear hasta que se disparara el
fogonazo. ¡Flash!
Intrigado, salió de la cabina y
esperó a que la máquina procesara
su retrato con un ruido agrio de
cañería o de vientre descompues-
to. Instantes después, apareció la
tira de cuatro fotos y, l verlas se
quedó de piedra. La primera era la
de un rapazucu en alpargatas hijo
de minero durante la revolución
del 34. En la segunda foto posaba
con las primeras botas de futbolis-
ta en la mano a modo de trofeo,
como el pescador que acaba de
sacar el campanu. La tercera foto
correspondía al día feliz de su de-
bú en el Molinón, brazos en ja-
rras, en un partido contra el Celta
de Vigo. Pero lo que le dejó sin
aliento fue la cuarta fotografía.
Era él, con la camiseta rojiblanca
del glorioso Real Spórting de Gi-
jón, pero en lugar del escudo
triangular figuraba el escudo azul
del Real Oviedo. “¡La leche que
mamé!”, murmuró. No era una
alucinación. Allí estaba Alvarín
Fueyo, “Caborana”, con la insig-
nia del Oviedo en el pecho, humi-
llado, herido de muerte por aque-
lla insignia ignominiosa, justo a la
altura de su corazón y el año del
centenario del club de sus amores.
La vista se le nubló, sintió un va-
hído letal y cayó desplomado en
la acera, con la tira de fotos hecha
un gurruño entre los dedos.
Lo demás está en la memoria
de todos: el homenaje de desagra-
vio póstumo a cargo de las peñas
sportinguistas a los sones decep-
cionantes del himno de Víctor
Manuel, la alegría soterrada de los
oviedistas que así consolaban su
infame caída al pozo de la 3ª re-
gional, y la batalla periodística
que se armó en los diarios asturia-
nos. ¿Quién mató a Caborana? Un
escritor citó a Machado manipu-
lando sus versos: asturiano que
vienes el mundo, una de los dos
aficiones astures... ha de helarte el
corazón. Los del PSOE proyecta-
ron este suceso como un resabio
histórico de las dos Españas,
mientras los del PP pusieron el
grito en el cielo acusándoles de
desenterrar los viejos fantasmas, y
los seguidores de Llamazares re-
clamaron una ley con fondos mi-
neros contra la manipulación capi-
talista de los fotomatones.
La Nueva España, 2005
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Viernes, 16.1-o9
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oy no me kiero le-bantar
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Levante, domingo, 3- 2 – 2008
Elpidio Valdés es
un héroe de tebeo
insurrecto, mani-
güero y mambí
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Levante, domingo, 3- 2 – 2008
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Ayunar por gusto
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Levante, 15-1-2003
Réquiem por el “hombre de izquierdas”
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Pijos, fashions y otras tribus
17 – 2 – 05
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Un xacobeo particular
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xacobeo
La Nueva España, 15 –05-1993
San Zoilo, en Carrión, era un vivero de jesuitas.
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Levantem 30.1.2002
Se ofrese chica seria, honrrada
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27-05-2005
la bañista. Renoir