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El deslinde 05/29/2012 - 03:00 AM http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/el-deslinde
Arturo Magaña Duplancher
Twitter: @duplancher
Quizá no haya recurso retórico más recurrente y abstracto en los discursos y declaraciones políticas
en México que la noción del deslinde. Estrechamente asociado con el discurso antediluviano del
antiguo régimen, deslindarse destaca también en la jerga periodística. Los medios “cabecean” así
sus notas –“Se deslinda CTM de zafarrancho”– y con ello exhiben la fuerza de una vieja práctica que
para los políticos digamos tradicionales tiene implicaciones totémicas.
En la época de oro del régimen del PNR-PRM-PRI, nada peor podía sucederle a un político que
hacerse merecedor a un deslinde por parte del partido, el presidente, el gobernador o los
representantes de sus denominadas “fuerzas vivas”. Cuando el general Cárdenas se desmarca de
Calles, lo que viene es precisamente el ocaso político del viejo Jefe Máximo. Cárdenas condenó a
Calles y a sus seguidores –entre ellos al otrora influyente líder sindical Luis N. Morones– a la
persecución, a la cárcel, al destierro, la defenestración y el ridículo.
Ése es el destino también de los callistas Garrido Canabal, Saturnino Cedillo y el propio ex
presidente Emilio Portes Gil. Expulsarles del Ejército, del partido y, por si fuera poco, del país,
provee de suficiente evidencia a todos sobre la seriedad de ese deslinde. La noche del 9 de abril de
1936, en su cama y ya en pijama, mientras leía un ejemplar de “Mi Lucha” de Hitler, Calles es
notificado por 20 militares que la orden del general Cárdenas es que abandone el país con rumbo a
San Diego al día siguiente a las 7 de la mañana.
Inesperadamente, la alternancia en el poder presidencial y la competencia electoral le dio a este
término un significado totalmente distinto. En una palabra, se trata de la respuesta automática que
cualquier político cree que debe dar cada vez que le vinculan con algo o alguien que huele
notablemente mal. En el fondo, sin embargo, no toman ninguna decisión para hacer aquello por lo
que políticamente se han prometido: distanciarse, marcar una línea divisoria, desvincularse del
todo.
Más aún, basta con que los políticos se pronuncien deslindándose para que cese cualquier intento
por llamarlos a cuentas respecto a la relación, institucional, política o aún personal que mantienen o
han mantenido con grupos y personajes de dudosa fama pública. Los candidatos presidenciales, por
ejemplo, han hecho uso extensivo de esta fórmula. Para Peña Nieto, basta con deslindarse del ex
gobernador Yarrington, señalado por la justicia estadounidense como probable delincuente, así
como para el PRI despojarle de su militancia, para satisfacer la demanda ciudadana de un
posicionamiento concreto y con implicaciones políticas relevantes.
Es prácticamente el mismo caso el del PAN con el ex alcalde Fernando Larrazábal; el de la candidata
Josefina Vázquez Mota con el ex director del IMSS, Juan Molinar Horcasitas, así como el del PRD y
AMLO con el ex gobernador de Baja California Sur, Narciso Agúndez. El deslinde es puramente
retórico y sin consecuencias de ningún tipo. Por si fuera poco, todos completan su dicho con una
perogrullada que resulta temeraria: “¡Que respondan por sus actos!” ¿Significa eso acaso que sin
deslinde no hay responsabilidad qué encarar? Lo que en la década de los 30 significaba la ruina
política hoy significa solamente, en el mejor de los casos, “responsabilizarse de sus actos”.
Sin querer, los políticos mexicanos hacen honor al origen topográfico de la palabra donde el
deslinde es sólo un primer paso, formal y abstracto, para distinguir los límites de una propiedad. El
segundo paso, que en los términos de la agrimensura se llama “amojonamiento”, sirve para
reconocer físicamente esos límites usando distintos indicadores o “mojones”. Claramente es eso lo
que hace falta. No hay un poste, una reja o un muro entre el PAN y Larrazábal; entre Peña Nieto y
Arturo Montiel; entre AMLO y Bejarano; entre Quadri y Elba Esther. Tristemente, el
“amojonamiento”, a diferencia del deslinde, está completamente ausente de nuestra cultura
política. http://www.zocalo.com.mx