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EDAS (ENFERMEDADES DIARREICAS AGUDAS)
DESCRIPCIÓN
La enfermedad diarreica aguda (EDA) es la presencia de 3 o mas deposiciones sueltas
o líquidos en un periodo de 24 horas .
Se denomina Síndrome Diarreico a un aumento en la frecuencia,de las heces fecales de
una persona respecto al habito normal o la presencia de sangre o moco en ella.
La Enfermedad Diarreica Aguda (EDA) en ocasiones puede también estar acompañada
de nauseas, vómitos y fiebre, en este caso se denomina Gastroenteritis.
La complicación mas grave de la EDA es la deshidratación.
DISTRIBUCIÓN
La Enfermedad Diarreica Aguda (EDA) es uno de los principales problemas (sino el
principal) de salud de la población infantil, se estima (ENDESA-91) en 5 episodios
diarreicos por niño cada año. Con más de 270,000 casos de EDA en los últimos dos
años de los que se dispone información.
Es de mayor prevalencia en áreas rurales y urbanas marginadas, mostrando tendencia
general al aumento del número de casos absolutos reportados en el EPI-1 durante el
período 1990-1995.
Los episodios diarreicos figuraron durante todo el período, dentro de las dos primeras
causas de consulta, hospitalización y emergencia, y dentro de las 10 principales causas
de mortalidad intrahospitalaria, con una tendencia también al aumento en términos
proporcionales y persiste como principal causa de muerte en la población infantil y
niños. Los datos que aporta el documento "Movilización Nacional por la Reducción de
la mortalidad Materna e Infantil 1997-2000" las infecciones intestinales aportan el
26.6% de todas las muertes infantiles, dentro de las enfermedades transmisibles.
Las posibilidades de prevención están garantizadas con adecuado aseguramiento de
abastecimiento de agua en cantidad y calidad, correcta disposición de residuales
líquidos y sólidos, control de vectores, control sobre la calidad de los alimentos, tener
buenos hábitos de higiene personal y doméstico.
TIPOS:
Diarrea aguda: es la que dura menos de 14 días.
Diarrea persistente: dura mas de 14 días, causada por problemas nutricionales
que contribuye a la mortalidad el niño con diarrea.
El 5% con diarrea se vuelven persistentes.
SEGÚN SUS CARACTERÍSTICAS DE LA DIARREA :
Diarrea con sangre o sin moco: no es común en niños pequeños.
Diarrea sin sangre acuosa: causa deshidratación que remite en un lapso
de una semana.
AGENTE
Virus (Rotavirus, Adenovirus) bacterias (Salmonella Escherichia coli), parásitos
(Giardia lamblia ) hongos(Cándida, Histoplasma).
RESERVORIO
En lo fundamental el hombre.
FACTORES:
Que favorecen el riesgo de enfermar o morir por enfermedad diarreica:
Higiene personal deficiente.
Desnutrición.
Ausencia de prácticas inapropiadas de lactancia materna.
Bajo peso al nacimiento.
Esquema de vacunación incompleto.
Falta de capacitación de la madre para la higiene
familiar.
Contaminación fecal de agua y alimentos.
Deficiencia de Vitamina A.
SINTOMAS:
Lengua, labios y piel reseca.
Fiebre.
Calambre abdominal.
Ojos hundidos.
Deposiciones líquidas.
Sed intensa
Irritabilidad
Llanto sin lágrimas
MODO DE TRANSMISICION:
Los agentes infecciosos que causan diarrea se transmite por vía fecal – oral (ano-mano-
boca), que incluye la ingestión de agua o alimentos contaminados.
PERÍODO DE INCUBACIÓN
De 1ª 3 dias promedio 2 dias.
PERÍODO DE TRANSMISIBILIDAD
Es Variable, según su agente etológico causal.
TRATAMIENTO:
Plan “A”: “Si no tiene deshidratación”
Se trata en casa.
Se sigue dando la leche materna.
Darle liquidos.
Plan “B”:”Si solo hay deshidratación”
Hay que hospitalizarlo y brindarle suero oral.
Darle líquidos a voluntad
Plan “B”: “Si hay deshidratación grave o shock”
Darle suero.
Tratarlo con medicamentos.
Hospitalizar al menor.
PREVENCIÓN:
vacunar al niño.
Tomar agua hervida.
Lavarse las manos antes y después de comer e ir al baño.
Los objetos y alimentos deben de estar en perfectas
condiciones de higiene.
Hervir el agua que tomamos.
Lavar las frutas y verduras.
Mantener una buena asepsia.
Enfermedad Diarreica Aguda por Rotavirus en humano es la principal causa de
gastroenteritis aguda grave en niños de todo el mundo. Es el responsable del 20 al 50%
de las diarreas agudas en los niños que requieren hospitalización y está presente en las
heces de más del 70% de los niños con diarrea adquirida durante los meses de invierno
en los países con clima frío.
ENFERMEDADES RESPIRATORIAS AGUDAS
Las IRAS son un conjunto de enfermedades que afectan las vías por donde pasa el aire
en el cuerpo humano y son causadas tanto por virus como por bacterias.
Este grupo de enfermedades son la principal causa de consulta en los servicios de salud
y la que causa más muertes, especialmente en niños menores de 5 años y en personas
mayores de 60 años.
La mayoría de las veces, las infecciones respiratorias agudas se presentan en forma leve;
pero hay que prestarles mucha atención, especialmente cuando el enfermo es menor de
dos meses, tiene bajo peso o presenta problemas de desnutrición; ya que esto favorece
el riesgo de complicaciones y con ello se aumenta las posibilidades de muerte.
Las IRAS son más frecuentes cuando se producen cambios bruscos en la temperatura y
en ambientes muy contaminados. En promedio en el área urbana un niño presenta entre
5 y 8 episodios de IRA por año, la incidencia en el área rural es menor.
SINTOMAS
Para reconocer las IRAS usted debe identificar en el enfermo los siguientes síntomas:
- Tos
- Nariz tapada (trancada) y con mocos.
- Dificultad para respirar, lo que obliga a la persona a
respirar de manera rápida y agitada. En algunos
momentos, el enfermo trata de respirar por la boca.
- Dificultad para tragar.
- Dolor de garganta.
- Dolor de oído.
- Fiebre.
- Ronquido, quejido o silbido en el pecho cuando inhala (toma aire).
DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO
Para su tratamiento, las IRAS se clasifican en dos grupos:
1- Cuando el paciente tiene tos y dificultad para respirar.
2- Cuando además de tos y dificultad para respirar presenta dolor de oído y garganta.
QUE HACER
En el primer caso, cuando hay tos y dificultad para respirar, el paciente tiene un resfrío
común, se puede recuperar en una semana y ser atendido
en su propia casa.
La alimentación debe ser la misma a la que está
acostumbrado pero en cantidades menores y con mayor
frecuencia, principalmente si tiene dificultad para tragar.
El enfermo debe estar en reposo.
Tomar bastante líquido, especialmente jugo de frutas
naturales y sin enfriar.
Debe evitar los cambios bruscos de temperatura y las corrientes de aire.
Si tiene tapadas las fosas nasales, se las debe limpiar poniendo dos gotas de suero o de
agua con manzanilla en cada orificio nasal y luego limpiar con una gasa o tela suave.
El paciente debe evitar el humo de las cocinas de leña, de los carros, de fábricas y el
humo de tabaco, estudios científicos han demostrado que una persona que convive con
fumadores tiene mayores problemas respiratorios que los que no conviven con
fumadores.
Cuando además de tos, el paciente tiene respiración superficial y rápida sin
hundimiento del tórax, entonces, presenta un caso de NEUMONIA GRAVE y
debe ser trasladado a un servicio de salud.
En estos casos, el enfermo tiene los síntomas de un resfrío común más los siguientes:
- No quiere alimentarse o come mucho menos de lo acostumbrado.
- Tiene sueño.
- Convulsiona: presenta movimientos violentos e involuntarios de los músculos.
- Tiene mucha fiebre.
- Le suena el pecho cuando inhala y silba cuando exhala (deja salir el aire).
SI EL PACIENTE PRESENTA DOLOR DE OIDO
La infección de oídos es muy común en los niños y se llama OTITIS, generalmente es
producida por bacterias y debe ser tratada con antibióticos recetados por un médico o
farmacéutico.
Una OTITIS no tratada a tiempo puede extenderse a un hueso que se encuentra detrás
de la oreja y producir una infección más grave llamada: MASTOIDITIS, cuando la
infección llega a afectar el cerebro se produce una MENINGITIS.
Para saber si un niño tene dolor de oídos, presione con un dedo detrás de las orejas; si el
niño llora, está con dolor y le sale un liquído amarillento por el oído; LLÉVELO DE
MANERA URGENTE CON UN MÉDICO.
Cuando hay dolor de oídos NUNCA:
- Meta en los oídos palitos con algodón o papel
- Ponga gotas para los oídos
- Se eche agua en los oídos
SI EL ENFERMO PRESENTA DOLOR DE GARGANTA:
La garganta irritada se puede curar consumiendo té de manzanilla, menta o erbabuena.
Además el paciente debe tomar mucho líquido, especialmente refrescos de frutas a
temperatura ambiente.
Si no se cura la infección, ésta puede agravarse. Si el paciente tiene puntos blancos en
la garganta es mejor buscar ayuda del personal de salud.
HEPATITIS A
La hepatitis A es una enfermedad hepática causada por el virus de la hepatitis A (VHA).
Éste se transmite principalmente cuando una persona no infectada (y no vacunada)
come o bebe algo contaminado por heces de una persona infectada por ese virus. La
enfermedad está estrechamente asociada a la falta de agua salubre, un saneamiento
deficiente y una mala higiene personal.
A diferencia de las hepatitis B y C, la hepatitis A no causa hepatopatía crónica y rara
vez es mortal, pero puede causar síntomas debilitantes y hepatitis fulminante
(insuficiencia hepática aguda), que se asocia a una alta mortalidad.
La hepatitis A se presenta esporádicamente y en epidemias en el mundo entero, y tiende
a reaparecer periódicamente. A nivel mundial, las infecciones por VHA ascienden
aproximadamente a 1,4 millones de casos al año.
El virus de la hepatitis A es una de las causas más frecuentes de infección de
transmisión alimentaria. Las epidemias asociadas a alimentos o agua contaminados
pueden aparecer de forma explosiva, como la epidemia registrada en Shangai en 1988,
que afectó a unas 300 000 personas. Los virus de la hepatitis A persisten en el medio y
pueden resistir los procesos de producción de alimentos usados habitualmente para
inactivar y/o controlar las bacterias patógenas.
La enfermedad puede tener consecuencias económicas y sociales graves en las
comunidades. Los pacientes pueden tardar semanas o meses en recuperarse y reanudar
sus actividades laborales, escolares o cotidianas. La repercusión en los establecimientos
de comidas contaminados por el virus y en la productividad local en general pueden ser
graves
TRANSMISIÓN
El virus de hepatitis A se transmite principalmente por vía fecal-oral, esto es, cuando
una persona no infectada ingiere alimentos o agua contaminados por las heces de una
persona infectada. Los brotes transmitidos por el agua, aunque infrecuentes, suelen estar
relacionados con casos de contaminación por aguas residuales o de abastecimiento de
agua insuficientemente tratada.
El virus también puede transmitirse por contacto físico estrecho con una persona
infectada, pero no se propaga por contactos ocasionales.
SÍNTOMAS
El periodo de incubación de la hepatitis A suele ser de unos 14–28 días.
Los síntomas de la hepatitis A tienen carácter moderado o grave y comprenden fiebre,
malestar, pérdida de apetito, diarrea, náuseas, molestias abdominales, coloración oscura
de la orina e ictericia (coloración amarillenta de la piel y la esclerótica ocular). Los
infectados no siempre presentan todos esos síntomas.
Los adultos desarrollan signos y síntomas con mayor frecuencia que los niños, y la
gravedad de la enfermedad, así como la mortalidad, aumentan con la edad. Los menores
de seis años infectados no suelen tener síntomas apreciables, y solo el 10% muestran
ictericia. Entre los niños más mayores y los adultos la infección suele causar síntomas
más graves, con ictericia en más del 70% de los casos.
¿QUIÉNES CORREN RIESGO?
Cualquier persona que no haya sido vacunada o no se haya infectado antes puede
contraer la hepatitis A. En las zonas donde el virus está extendido (alta endemicidad), la
mayoría de las infecciones se producen durante la primera infancia. Entre los factores de
riesgo cabe citar los siguientes:
saneamiento deficiente
falta de agua salubre
drogas inyectables
convivencia con una persona infectada
relaciones sexuales con una persona con infección aguda por VHA
viajes a zonas de alta endemicidad sin inmunización previa.
TRATAMIENTO
No hay ningún tratamiento específico para la hepatitis A. Los síntomas pueden remitir
lentamente, a lo largo de varias semanas o meses. El tratamiento persigue el bienestar y
el equilibrio nutricional del paciente, incluida la rehidratación tras los vómitos y
diarreas.
PREVENCIÓN
La mejora del saneamiento, la inocuidad de los alimentos y la vacunación son las
medidas más eficaces para combatir la hepatitis A.
La propagación de la hepatitis A puede reducirse mediante:
sistemas adecuados de abastecimiento de agua potable
eliminación apropiada de las aguas residuales de la comunidad
prácticas de higiene personal tales como el lavado regular de las manos con agua
salubre.
Hay varias vacunas contra la hepatitis A disponibles a nivel internacional, todas ellas
similares en cuanto a la protección conferida y los efectos secundarios. No hay ninguna
vacuna autorizada para niños menores de un año.
Al cabo de un mes de haber recibido una sola dosis de la vacuna, casi el 100% de las
personas habrá desarrollado niveles protectores de anticuerpos. Incluso después de la
exposición al virus, una dosis de la vacuna dentro de las dos semanas posteriores al
contacto con el virus tiene efectos protectores. Aun así, los fabricantes recomiendan dos
dosis de la vacuna para garantizar una protección a más largo plazo, de entre cinco y
ocho años.
Millones de personas han sido vacunadas en todo el mundo y no han sufrido efectos
adversos graves. La vacuna se puede administrar en el marco de los programas
ordinarios de vacunación infantil y puede emplearse junto con otras vacunas
administradas a los viajeros.
HEPATITIS B
La hepatitis B es una infección hepática potencialmente mortal causada por el virus de
la hepatitis B (VHB). Constituye un
importante problema de salud a nivel
mundial y es el tipo más grave de hepatitis
viral. Puede causar hepatopatía crónica y
conlleva un alto riesgo de muerte por cirrosis
y cáncer hepático.
Se calcula que en el mundo hay unos 2000
millones de personas infectadas por el VHB
y más de 350 millones con infección hepática crónica. Cada año mueren unas 600 000
personas a causa de los efectos agudos o crónicos de la hepatitis B.
Hay una vacuna contra la hepatitis B desde 1982. La vacuna tiene una eficacia del 95%
en la prevención de la infección por VHB y sus consecuencias crónicas, y fue la primera
vacuna contra uno de los principales cánceres humanos.
TRANSMISIÓN
El VHB se transmite entre las personas por contacto directo de sangre a sangre o a
través del semen o las secreciones vaginales de una persona infectada. Los modos de
transmisión son los mismos que los del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH),
pero el VHB es entre 50 y 100 veces más infeccioso. A diferencia del VIH, el VHB
puede sobrevivir fuera del organismo durante 7 días como mínimo, y en ese lapso
todavía puede causar infección si penetra en el organismo de una persona no protegida
por la vacuna.
Los modos de transmisión más frecuentes en los países en desarrollo son:
perinatal (de la madre al recién nacido durante el parto);
infecciones en la primera infancia (infección que pasa desapercibida por
contacto estrecho con personas infectadas en el hogar);
prácticas de inyección peligrosas;
transfusiones con sangre contaminada;
relaciones sexuales sin protección.
En muchos países desarrollados (por ejemplo, los de Europa occidental y
Norteamérica), las características de la transmisión son diferentes de las de los países en
desarrollo. En los primeros la mayoría de las infecciones se transmiten entre adultos
jóvenes por contacto sexual o consumo de drogas inyectables. El VHB representa un
importante riesgo laboral para los profesionales sanitarios.
El VHB no se transmite por alimentos o agua contaminados, y tampoco en contactos
ocasionales en el lugar de trabajo.
El periodo de incubación medio es de 90 días, pero puede oscilar entre 30 y 180. El
virus se puede detectar a los 30-60 días de la infección y persiste durante un periodo de
duración variable.
SÍNTOMAS
La mayor parte de los afectados no presentan síntomas durante la fase de infección
aguda. Sin embargo, algunas personas desarrollan un cuadro agudo con síntomas que
duran varias semanas, entre ellos ictericia (color amarillento de la piel y los ojos), orina
oscura, fatiga extrema, náusea, vómitos y dolor abdominal.
En algunos casos el VHB causa también una hepatopatía crónica que puede desembocar
en cirrosis o cáncer hepático.
¿QUIÉNES CORREN RIESGO DE SUFRIR LA ENFERMEDAD DE FORMA
CRÓNICA?
La probabilidad de que la infección por VHB se vuelva crónica depende de la edad a la
que se produzca; el mayor riesgo corresponde a los niños pequeños.
un 90% de los lactantes infectados en el primer año de vida sufren infección
crónica;
un 30% a 50% de los niños infectados entre el año y los cuatro años desarrollan
infección crónica.
En los adultos:
un 25% de los adultos con infección crónica adquirida en la infancia mueren de
cirrosis o cáncer hepático relacionados con el VHB;
un 90% de los adultos sanos infectados por el VHB se recuperan y se ven
completamente libres del virus en un plazo de seis meses.
DIAGNÓSTICO
Se dispone de varios análisis de sangre para diagnosticar y controlar a los pacientes con
hepatitis B. Las pruebas permiten determinar si la infección es aguda o crónica.
El diagnóstico de laboratorio de la hepatitis B se centra en la detección del antígeno de
superficie HbsAg. Un resultado positivo para ese antígeno significa que la persona sufre
una infección activa (aguda o crónica). La OMS recomienda que se analice la presencia
de este marcador en todas las donaciones de sangre para evitar la transmisión del virus a
los receptores.
Otras pruebas habituales son las siguientes:
Análisis de anticuerpos contra el antígeno de superficie del virus de la hepatitis
B: un resultado positivo indica que la persona bien se ha recuperado de una
infección aguda y ha eliminado el virus, o bien ha sido vacunada contra la
hepatitis B. La persona está inmunizada contra la infección en el futuro y ha
dejado de ser contagiosa.
Análisis de los anticuerpos contra el antígeno nuclear del virus: un resultado
positivo indica que la persona ha sufrido la infección recientemente o se infectó
en el pasado. Si se obtiene también al mismo tiempo un resultado positivo para
el antígeno de superficie, probablemente se trate de un caso de infección crónica.
TRATAMIENTO
No hay un tratamiento específico contra la hepatitis B aguda. Las medidas se centran en
mantener el bienestar y el equilibrio nutricional, que incluye la reposición de los
líquidos perdidos por los vómitos y la diarrea.
Algunas personas con hepatitis B crónica pueden responder al tratamiento con
medicamentos como antivirales e interferón. El tratamiento puede suponer un gasto
anual de miles de dólares, y no está alcance de la mayoría de los pacientes en los países
en desarrollo.
El cáncer hepático es casi siempre mortal, y suele aparece a edades en que los pacientes
son muy productivos y tienen cargas familiares. En los países en desarrollo, la mayoría
de los pacientes con cáncer hepático mueren a los pocos meses del diagnóstico. En los
países de ingresos altos, la cirugía y la quimioterapia pueden prolongar la vida unos
cuantos años.
Algunos pacientes con cirrosis reciben trasplantes hepáticos, con diverso éxito.
PREVENCIÓN
La vacuna contra la hepatitis B es el principal pilar de la prevención de esa enfermedad.
La OMS recomienda que se administre a todos los lactantes.
La vacuna se puede integrar en el calendario vacunal y se administra en tres o cuatro
dosis. En las zonas donde es frecuente la transmisión del VHB de la madre al niño, la
primera dosis debe administrarse lo antes posible tras el nacimiento (en las primeras 24
horas).
La vacunación completa induce anticuerpos que alcanzan concentraciones protectoras
en más del 95% de los lactantes, niños y adultos jóvenes. La protección dura al menos
20 años y posiblemente persiste toda la vida.
Se debe vacunar a todos los niños y adolescentes de menos de 18 años que no hayan
sido vacunados con anterioridad. Se debe vacunar también a las poblaciones de alto
riesgo, en particular a:
personas con comportamientos sexuales de alto riesgo;
parejas y contactos domésticos de personas infectadas;
consumidores de drogas inyectables;
pacientes que necesitan transfusiones frecuentes de sangre o productos
sanguíneos;
receptores de trasplantes de órganos sólidos;
individuos con riesgo laboral de infección por VHB, como los profesionales
sanitarios, y
viajeros internacionales a países con altas tasas de infección por VHB.
La vacuna tiene una notable seguridad y eficacia. Desde 1982 se han administrado más
de mil millones de dosis. En muchos países en los que entre un 8% y un 15% de los
niños se infectaban de forma crónica con el virus de la hepatitis B, la vacunación ha
reducido las tasas de infección crónica entre los niños vacunados a menos del 1%.