Conformación de identidades colectivas en las televisiones públicas durante la campaña electoral vasca de 2001*
Rafael Durán Muñoz
Publicado en Víctor Sampedro (ed.), La pantalla de las identidades. Medios de comunicación, políticas y mercados de identidad (Icaria, Barcelona, 2003), pp. 149-76.
El objeto teórico de este estudio son los medios de comunicación como instrumentos que
coadyuvan a la creación y conformación de identidades colectivas políticamente relevantes.
Empíricamente, se analizan la forma y la medida en que en España los medios de
comunicación televisivos públicos nacional y autonómico vasco informaron de la campaña
electoral de 2001 en Euskadi mediante discursos identitarios distintos y contrapuestos,
sesgados a favor de la identidad colectiva que definen al o a los grupos parlamentarios sobre
los que se sostenían los respectivos gobiernos, central y autonómico, saliente éste. En última
instancia, se trata de identificar el nosotros y el ellos de ambos discursos mediáticos al
hacerse eco de los discursos políticos de y con incidencia en la campaña, al tiempo que de ver
cómo se (re)presentan los atributos negativos y positivos de uno y otro colectivo. El análisis,
empírico y comparado, parte de la hipótesis de que el sesgo informativo existe y es
intencionado. Aspira a ver la medida en que tratan de conformar a la opinión pública –
llamada a manifestarse electoralmente– subinformando, desinformando y sobreinformando en
beneficio de un proyecto político definido más por su carácter identitario que por su
adscripción ideológica y partidista.
Información e identidad
Los estudiosos de la Sociedad de la Información enfatizan la idea de que la información ha
dejado de ser un elemento más de la sociedad, como venía ocurriendo en la modernidad, para
convertirse su generación, procesamiento y transmisión en “fuentes fundamentales de la
productividad y el poder” (Castells, 1999, 47). Las nuevas formas de poder y de dominación
se basan en “el control del lenguaje científico, de la información y de los medios de
comunicación de masas” (Melucci, 2001, 53). Según Melucci, el individuo de la sociedad
compleja de nuestros días es un sujeto potencialmente autónomo y autorreflexivo, desligado
de los anclajes referenciales dados de antemano propios de la modernidad. Gracias a la
* Agradezco a Jesús Casquete y a Víctor Sampedro la atenta lectura de una versión anterior de este trabajo y
los comentarios de los que se ha beneficiado esta última.
2
información disponible, la generalización de la educación y la ampliación de los derechos
individuales, es susceptible de formarse opiniones y de optar libremente entre cursos de
acción. Se trata de una potencialidad. De ahí que emerjan nuevas líneas de fractura y de
conflicto social, no siempre efectivo y observable.
Frente a la desigual e injusta distribución de la riqueza material, cobra importancia la
distribución asimétrica de las potencialidades individuales de percepción del mundo, de
“formación de sentido” (íd.). Íntimamente ligadas a semejante asimetría emergen esas
“nuevas formas de poder para controlarlo y distribuirlo” (íd., 160), para controlar y distribuir
el “sentido” del mundo. Adquiere particular relevancia, así, la tercera dimensión del poder
estratégicamente concebido (vide Lukes, 1985). El consenso que pudiere constatarse no tiene
por qué ser “genuino”; cabe la posibilidad de que sea “erróneo” y aun “manipulado” (íd., 25).
Todo sistema necesita uniformidad y conformidad para consolidarse y subsistir. Ostenta el
poder, de esta forma –tanto más en la sociedad postmoderna–, quien impone los códigos; los
aparatos de control que seleccionan y filtran o producen, interpretan y (re)distribuyen la
información; los agentes que nombran la realidad, que imponen el discurso dominante y dotan
de sentido a la acción (Melucci, 2001). En última instancia, tienen el poder quienes
“intervienen y definen heterónimamente las identidades individuales y colectivas” (Casquete,
2001, 20).
La identidad es un concepto central y complejo de la política. Los individuos se
reconocen a sí mismos como formando parte de un sujeto colectivo y actuando
conjuntamente. Pero no es la identidad algo dado para siempre, como no es dada de
antemano. No es prepolítica ni inmutable; es “un proceso en formación que se construye y
reconstruye en el curso de vida de los individuos y grupos” (Melucci, 2001, 115; v.
Schlesinger, 1987). Activa, dinámica –sin negar con ello la “fuerza de inercia” de las
mentalidades (Vovelle, 1985, 15)–, la identidad tiene que ver con la memoria del pasado y
con la vivencia del presente, con las interpretaciones y reinterpretaciones selectivas de aquél y
de éste a lo largo del tiempo, cualquiera que sea su medida (vital, generacional o histórico).
Intervienen de forma inmediata en la conformación de la identidad las experiencias
personales y las de quienes forman parte de los entornos humanos de los individuos, así como
esos propios entornos y las comunidades más amplias a las que pertenecen. En el mismo
marco de los procesos de socialización, intervienen el sistema educativo y los medios de
comunicación de masas, como históricamente han intervenido factores que sería prolijo
enumerar (v. v.gr. Gellner, 1988; Hobsbawm, 1991; Safran y Maiz, 2002).
3
Nuestro interés en este trabajo se centra en la relevancia de los medios de
comunicación al respecto de la conformación de los sentimientos identitarios. Los medios se
hacen eco de las identidades colectivas, como son el cauce de expresión de la opinión pública,
pero tienen igualmente efectos sobre ambas (Sampedro, 2000). Tenemos opiniones respecto
de acontecimientos y personas con los que no hemos tenido experiencia directa alguna. Los
medios de comunicación nos dan información para tener una imagen del mundo. En la medida
en que creemos lo que vemos, y aun todo lo que vemos, al tiempo que dejamos de creer en lo
que no vemos, y aun en todo lo que no vemos, la imagen del mundo que tenemos pasa a ser
una imagen creada, externa (cfr. Innerarity, 2001). En otras palabras, si, tal y como propusiera
Gadamer, existir es interpretar, y viceversa; si somos lo que vemos y aun vivimos, no es
menos cierto que, así como, más allá de lo inmediato, no vemos sino lo que nos muestran,
tampoco asimilamos lo que es, sino como nos dicen que es. Los medios de comunicación son
el instrumento que nos conecta a la realidad que no podemos abarcar, e incluso nos marcan la
pauta interpretativa de la macro-realidad que nos es más próxima. Son ellos, la televisión de
forma destacada, los que ayudan a conformar nuestro sentimiento de pertenencia a un
nosotros, el nosotros homogéneo, estandarizado, que sirve los intereses de quien tiene poder
para o aspira a imponer uniformidad de sentido, criterio y comportamiento.
Para ello es fundamental contraponer el nosotros a un ellos. La identidad no sólo
implica el auto-reconocimiento. Hablar de identidad es hablar también de diferencia, de
“hetero-reconocimiento” (Melucci, 1982, 72); es contraponer a una comunidad, la nuestra, la
propia, con la extraña, la enemiga, la que nos agrede y/o amenaza. Y los medios de
comunicación juegan un papel crucial en esta conformación dicotómica del imaginario
colectivo, en la construcción y reconstrucción excluyente del otro (Morley y Robins, 1997).
Más allá de los intereses profesionales y mercantiles del empeño (con la audiencia como
preocupación), de ello depende, cada vez más en nuestras democracias mediáticas, la
continuidad en el ejercicio político del poder de quienes lo desempeñan o aspiran a
desempeñarlo. Una vez más en palabras de Melucci, “[e]l monopolio sobre el sentido de la
comunicación es un modo de suprimir el punto de vista de los otros” (2001, 53).
Metodología, hipótesis y contexto
España es un “Estado social y democrático de Derecho” (art.1.1 CE) políticamente
descentralizado hasta el punto de observársele un componente federal. De hecho, las unidades
infraestatales de autogobierno o comunidades autónomas, unas más que otras, tienen
4
reconocido y practican unos niveles de autogobierno y de gasto público superiores a los de
muchos estados formalmente federales. Ninguna de estas consideraciones ha propiciado la
cristalización de una concepción contractual de la nación asumida por el conjunto de la
ciudadanía. Por el contrario, conviven políticamente confrontados colectivos que definen su
identidad en función de un entendimiento de la nación ora liberal ora esencialista, cuando no
se oponen identidades culturales diferenciadas ambas sobre la base de concepciones
autóctonas, prepolíticas, de la nación1. Es más, España padece un terrorismo nacionalista
etnocéntrico que justifica sus medios con el fin de la independencia del territorio vasco2.
A un mes de celebrarse elecciones autonómicas en Euskadi, la banda terrorista, ETA,
declaró una tregua unilateral e indefinida el 17-9-98. Días antes, tanto los partidos políticos
nacionalistas gobernantes (PNV y EA) como Herri Batasuna (HB) –brazo político de ETA,
que permitiera la investidura del nuevo presidente autonómico con su voto a través de Euskal
Herritarrok (EH), actualmente redenominada Batasuna– e Izquierda Unida-Ezker Batua (IU-
EB), junto con otras formaciones políticas y sindicales vascas, firmaban la Declaración de
Estella –Lizarra en euskera–. Se trataba de un documento transgresor del bloque de
constitucionalidad español y aun de la Carta Magna francesa, no tanto por los fines
perseguidos (la independencia de Euskal Herria) como por el presupuesto de partida (el
derecho unilateral de los vascos, más allá de las fronteras y de los marcos jurídicos
autonómicos y estatales, a disponer de su destino político como pueblo soberano)3.
Quebrantada la tregua, el Partido Popular (PP, con mayoría absoluta en las Cortes) y el
Partido Socialista Obrero Español (PSOE) hicieron público a través de un documento en
diciembre de 2000 el acuerdo a que llegaran “Por las libertades y contra el terrorismo”. El
Pacto estaba abierto a la firma de otros partidos, pero ponía serias trabas a PNV y EA al exigir
su ruptura formal con la Declaración y con los organismos creados por ésta, al tiempo que el
reconocimiento de la Constitución y el Estatuto de Guernica como único marco jurídico e
institucional en el cual defender toda reivindicación política. La tensión social creciente, la
1 Se trata, frente a la opción liberal, de una concepción de la identidad colectiva asentada en supuestos rasgos
objetivos, tales como la cultura y la lengua o determinados elementos biológicos. No obstante la inspiración en Sabino Arana tanto del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Eusko Alkartasuna (EA) como del Movimiento de Liberación Nacional Vasco, lo que condiciona su exclusión del ellos no es tanto que tales rasgos sean ajenos al otro (sabemos de militantes del nacionalismo independentista con nombres y apellidos castellanos y que incluso desconocen la lengua vernácula que defienden) como que ese individuo ni reconoce la existencia o relevancia de esos rasgos ni se siente perteneciente a una única, esa identidad nacional, así como que no la entienda urgida de reconocimiento político estatal. Ellos son, así, los españoles; nosotros, los vascos.
2 Denominado ese territorio Euskal Herria, comprende, a su juicio, las tres provincias vascas, la comunidad autónoma navarra y tres distritos franceses.
3 IU-EB se desvinculó del acuerdo desde el momento en que ETA rompió la tregua con el primer asesinato de
5
incapacidad gubernamental autonómica para sacar adelante proyecto legislativo alguno
habida cuenta de la falta de apoyo por parte de EH y de la frontal oposición del PP en el País
Vasco y del Partido Socialista de Euskadi (PSE), junto con la radicalización de los discursos y
de las posiciones respectivas, en un marco de actividad terrorista incesante –tanto con los
asesinatos perpetrados e intentados como por medio de la kale borroka o ‘lucha callejera’–,
contribuyeron sustancialmente –cálculos estratégicos al margen– al adelanto de las
elecciones.
En España existen medios de comunicación públicos tanto de ámbito estatal como
autonómico, dependientes de los respectivos gobiernos a través de las mayorías
parlamentarias que los sustentan. Institucionalmente concebidos como un servicio social,
tienen por objeto representar el interés general de la comunidad, lo cual implica
necesariamente el respeto de su pluralidad, de sus múltiples pluralidades, de las múltiples
identidades que se dan citan en toda comunidad. En el caso de Euskadi, las series continuadas
y regulares del Euskobarómetro demuestran que “los vascos se resisten a verse reducidos a un
único comunitarismo nacional primordialista, sea del tipo que sea” (Moreno, 2000b, 129); es
más, lejos del dualismo, en las dos últimas décadas se ha producido un significativo declive en
el porcentaje de los que se definen como únicamente vascos o únicamente españoles, de tal
manera que ha crecido la “compatibilidad de identidades entre los dos grupos” (Llera, 2002,
168)4.
De ahí nuestra preocupación intelectual por indagar en el tratamiento informativo que
tanto la televisión pública española, y en particular su primera cadena (TVE1), como la
televisión pública autonómica vasca, su canal en castellano (ETB2), hacen de la realidad
vasca. Nos interesa aquí analizar si los respectivos programas de noticias (Telediario y
Teleberri)5 se hacen eco de esa pluralidad de sentimientos comunitarios y los respetan al
informar, o si, por el contrario, imprimen un sesgo informativo favorable a la construcción de
un particular sentimiento identitario entre los ciudadanos-televidentes. Ni la identidad ha de
ser nacional ni la nación debe ser concebida étnicamente. Caben otras posibilidades. Hecha la
la nueva legislatura 4 De acuerdo con los datos aportados por el Gabinete de Prospección Sociológica, dependiente de la
Presidencia del Gobierno Vasco, la mayoría de los vascos se han sentido de forma estable sólo o principalmente vascos entre 1995 y 2001, con un mínimo del 40% en 1996 y 2001 y un máximo del 49% en 1997 (Sociómetro Vasco, 17, otoño de 2001, en www.euskadi.net/estudios_sociologicos/estudios_e.htm; v. Casquete, 2002). Cabe indicar que, siendo los dígitos de quienes se sienten exclusivamente vascos superiores en todo momento a los de quienes se sienten sólo españoles y aun a los de quienes profesan una identidad nacional más española que vasca, la mayoría de los vascos se siente al mismo tiempo español, y el sector más nutrido es el de quienes se sienten tan vascos como españoles.
6
precisión, de la hipótesis de que el sesgo informativo existe y es intencionado (h1) cabe
derivar otras dos, que la concretan: los medios de comunicación recrean una contraposición
políticamente relevante del nosotros y del ellos (h2) desequilibrada en favor del nosotros y en
contra del ellos (h3).
El marco temporal de la investigación viene delimitado por los quince días de la
campaña electoral vasca de abril-mayo de 2001. El análisis se centra en la cobertura
informativa de lo político en Euskadi a lo largo de dicha campaña. Interesa por ello especificar
que nos preocupa en concreto la dicotomía identitaria políticamente relevante a efectos
electorales que vertebra cada discurso mediático. En fin, la naturaleza comparativa del estudio
y la relación de los dos canales con el cleavage centro-periferia, habida cuenta de su
respectiva dependencia editorial de los gobiernos central y autonómico, permite formular una
cuarta hipótesis: cada medio de comunicación recrea su particular binomio nosotros vs. ellos
(h4). No se trata de una mera alteración del orden de preferencias identitarias (hacer nosotros
el ellos del discurso mediático ajeno, y viceversa), sino de la conformación mediática de un
sentimiento comunitario –un nosotros enfrentado a un ellos– sustancialmente distinto.
En última instancia, la hipótesis global que vertebra la investigación es que los medios
de comunicación públicos, lejos de informar sirviendo los intereses generales y respetando los
principios de veracidad, neutralidad y pluralidad, devienen instrumentos de los gobiernos de
turno que crean deliberadamente un discurso identitario, el discurso mediático. Para ello
recurren a la desinformación y a la subinformación (Sartori, 1998), así como a la
sobreinformación6 de los discursos políticos en liza7. Se trata de tres categorías analíticas que
nos permitirán desvelar el sesgo informativo identitario de los medios de comunicación, la
medida en que, al informar, argumentan; esto es, utilizan el lenguaje “para justificar o refutar
un punto de vista con la intención de garantizar una opinión afín” (Van Eemere et al., 1997).
Son tres categorías analíticas complementarias de la estructura metodológica que vertebra el
estudio. En lo que sigue se analizarán a) las distintas palabras-clave utilizadas por los
periodistas y seleccionadas –u omitidas– de los discursos políticos en cada cadena para aludir
a o describir una misma realidad (dimensión léxica) y b) los distintos significados asignados a
5 El estudio se centra en las ediciones de sobremesa y de noche o prime time. 6 La sobreinformación es una suerte de desinformación opuesta a la subinformación; se traduce bien en la
conversión en noticia de lo que no lo es con los parámetros mediáticos al uso bien mediante la dilatación en el tiempo del informativo de noticias que en otras circunstancias no habrían merecido un tratamiento tan prolongado.
7 No es objeto de este estudio la medida en que los propios discursos políticos sean y fueran a su vez conformadores de identidades (v. Moreno, 2000a). Habiéndose dado un único discurso político por parte de cada candidatura electoral, la difusión selectiva del mismo dio lugar a dos discursos mediáticos, y es esta manipulación
7
un mismo término (dimensión semántica), así como, desestimando la dimensión gramatical de
los discursos mediáticos, c) cuantos elementos adicionales nos permitan desvelar la
coherencia interna, funcional, de aquellos en su afán identitario (dimensión sintáctica). La
aproximación metodológica será tanto cuantitativa como cualitativa (v. Van Dijk, 1997a y
1997b; Hertog y McLeod, 2001).
Identidad mediatizada y campaña electoral vasca
Todo discurso se construye con palabras. Toda construcción discursiva implica la selección
de un vocabulario en detrimento de otro; con ese vocabulario, lejos de reflejar el mundo, se
construye el mundo reflejando los intereses del grupo que sostiene el discurso (Chilton y
Schäffner, 1997, 221). El discurso mediático no es ajeno a este razonamiento, y tanto el
vocabulario elegido como el descartado, y la forma en que se enhebra, tienen una lectura,
implican una codificación en clave identitaria. De ahí la utilidad de identificar tanto los
términos específicos de cada cobertura informativa objeto de comparación como el
significado asignado a los términos comunes como vía para aprehender la contraposición
nosotros/ellos que construyen y reconstruyen con intencionalidad política (dimensión
funcional) los programas de noticias.
Salvo que se indique lo contrario, el análisis se centra en los espacios monográficos
dedicados por cada informativo al seguimiento de la campaña electoral de las distintas
formaciones políticas. La propia campaña fue el único acontecimiento político que, de ámbito
nacional o regional, mereció la consideración de noticia en los teleberris a lo largo de los
quince días de la misma de forma ininterrumpida. En todos los informativos apareció un
espacio monográfico dedicado a la campaña. Por su parte, TVE1 sólo dejó de insertar tal
espacio en las dos ediciones del día siguiente al del atentado terrorista que perpetrara ETA8.
En total, se han grabado, transcrito y analizado 52 informativos, lo que equivale a un total de
50 espacios electorales. Si consideramos el tiempo específico dedicado a cada partido como
una noticia9 y que todo espacio electoral vino precedido de una introducción desde el plató,
han sido objeto de estudio sistemático un total de 263 noticias. A ellas se han añadido las 213
informativa la que requiere nuestra atención analítica. 8 ETA asesinó el 6 de mayo al Presidente del PP de Aragón. Todas las formaciones políticas vascas
desconvocaron sus actos de campaña del día 7, salvo EH. El Teleberri 2 emitió ese día el espacio electoral más reducido de toda la serie, íntegramente dedicado a EH.
9 Las dos cadenas cubrieron las respectivas campañas de PNV-EA, PP-UA, EH, PSE e IU-EB. ETB2 incluyó en la edición de sobremesa del 6 de mayo (6/5s a partir de ahora) al Partido Humanista, y TVE1 dejó de cubrir la campaña de IU-EB en 8 de los 25 espacios electorales analizados. Para profundizar en estas cuestiones, v. Durán
8
noticias que, insertadas fuera del espacio electoral, tienen también una relación intensa con la
orientación del voto por parte de los televidentes tanto por el contenido (y selección) de las
mismas como por el orden en que se presentan y el tratamiento informativo que de ellas hacen
las cadenas en cuestión. Se trata de las noticias que completan el bloque informativo vasco.
Dimensión léxica del discurso mediático
Siendo nuestra comunidad de referencia la de los ciudadanos españoles vascos, y el marco
cronológico, el dispuesto por la convocatoria electoral autonómica, el Euskobarómetro de
mayo de 2001 corroboraba la división de la comunidad en individuos con sentimiento
nacionalista vasco (45%) e individuos sin él (46%), así como constataba que el 63% de los
vascos mantenía la compatibilidad de las identidades vasca y española, y que el 70% se
decantaba por la descentralización política en el marco del Estado actual, ora manteniendo la
fórmula autonómica ora optando por una federal10. Las orientaciones hacia el sistema político
en general son un componente de los estudios de cultura política metodológicamente útil al
objeto de la dicotomía nosotros vs. ellos que pretendemos analizar. De ahí que vertebremos
este apartado en función de las variables comunidad política, marco de poder político y
territorio. Habida cuenta de nuestro referente empírico concreto, incluiremos finalmente como
elemento de estudio el abordaje mediático del fenómeno terrorista.
Al respecto de la denominación de la comunidad política (v. tabla 1), apenas se
observan sesgos a favor de una concepción distinta de la identidad vasca en función del medio
que aborde la selección léxica. El catálogo de términos así lo demuestra; tan sólo hay un
vocablo que no aparece utilizado por una de las dos cadenas, TVE1: “nación”, referido a la
vasca; ciertamente significativo, aparece en ETB2, empero, una única vez a lo largo de los
quince días. Tampoco las diferencias estadísticas permiten afirmar preferencia alguna por
determinadas formas de denominar a la comunidad política vasca. La valoración analítica es
tanto más sólida cuanto que los términos más frecuentes en ambos informativos son al mismo
tiempo los utilizados por un abanico más amplio de actores políticos, incluidos los
periodistas. Sí que cabe indicar, no obstante, una frecuencia mayor en la utilización de
términos que denominan a la comunidad política vasca por parte de ETB2. Según veremos a
continuación, no se trata de un dato aislado ni explicable en función de la mayor duración del
espacio electoral de los teleberris (v. Durán, 2002a y 2002b); obedece, por el contrario, a las
(2002a y 2002b). 10 www.ehu.es/cpvweb/paginas/penultimoeusko/penultimoeusko_04.html (v. nota 4).
9
respectivas estrategias mediáticas.
También es mayor en ETB2 el número de veces que se alude con términos concretos
al marco de poder político vasco (v. tabla 2). Más allá de este dato global, la aproximación
mediática es distinta en función de que se aluda al marco vigente (íd., subtotal*) o al marco
rupturista con la Constitución, que rechazan populares y socialistas y reclaman explícitamente
los nacionalistas abertzales (íd., subtotal**). Así como ETB2 recurre menos veces que TVE1a
términos que aluden al status quo institucional, eleva la utilización del léxico rupturista al
69’9% del total, 15 puntos por encima que el dígito de los telediarios. El distanciamiento de la
realidad autonómica de Euskadi por parte de ETB2 es tanto mayor cuanto que en ningún
momento se alude a su condición de “Comunidad”. Tampoco es desdeñable, en tal sentido, el
hecho de que en los teleberris se adjetivara a las elecciones de “autonómicas” en la mitad de
ocasiones que en los telediarios, ni que, si en TVE1 son los periodistas los que así las
adjetivan las 6 veces en que lo hacen, en ETB2 tan sólo lo hacen en una, y no es cubriendo la
campaña de ninguna formación nacionalista, sino la socialista11.
Así como hay un énfasis estadístico en ‘lo vasco’ por parte de ETB2, en relación con
TVE1 (tabla 1), también hay una estrategia por su parte de restar presencia mediática al
marco jurídico vigente (tabla 2). La televisión pública nacional reduce tanto el desequilibrio
entre los dos subtotales (9’8 puntos de diferencia, frente a los 39’8 de ETB2) como la nómina
de términos con los que se alude al marco de poder político rupturista con España (no incluye
referencias al “espacio vasco”, al “marco vasco” ni a la “construcción nacional”), y excluye,
no selecciona o subinforma de las referencias abertzales a la Comunidad Autónoma como
“opción” o “acuerdo vasco-español” y como “las tres provincias”, en alusión indirecta a las
cinco que constituirían Euskal Herria.
La identificación del territorio viene a reforzar tales constataciones (v. tabla 3). El
nombre propio más utilizado por TVE1, “País Vasco”, es precisamente al que menos recurre
ETB2, que opta preferentemente por su denominación en euskera. Ambas cadenas invierten,
de este modo, el objeto de sus subinformaciones y sobreinformaciones. Tan revelador de las
respectivas estrategias mediáticas es el hecho de que ETB2 convierta “Euskal Herria”, el
término más esencialista (Moreno, 2000b), en el segundo más utilizado para identificar el
territorio vasco. Alude a una realidad no constitucional, que atenta contra la definición
autonómica del Estado español y aun contra la propia integridad territorial del francés.
11 Es precisamente a los candidatos socialista y popular, los constitucionalistas, a los que se ve y oye
refiriéndose a las elecciones en tales términos en sendas ocasiones. Por cierto, sólo en ETB2, y es una reportera
10
Haciéndose eco del mismo, TVE1 es el que menos utiliza; lo hace, además, en el más
pequeño de los seis dígitos porcentuales que estamos considerando, inferior al 5%. No deja de
ser una subinformación relativa, si bien cabe concluir más acertadamente que es un ejercicio
de sobreinformación por parte de ETB2.
Como quiera que se entienda, el sesgo es evidente en ambas cadenas, y afecta a los
tres nombres propios con que es designado el territorio vasco. Al territorio también se aludió
con nombres comunes (v. tabla 3bis). Los resultados están muy equilibrados. Vuelve a
constatarse, pese a todo, una mayor frecuencia de términos que permiten identificar lo vasco
en ETB2. Resulta tanto más significativo cuanto que la cadena autonómica reduce la nómina
de sustantivos al no utilizar “territorio”, precisamente, en la acepción de ‘España’, que sí se
da en los telediarios.
Los estudios de cultura política no suelen incorporar el terrorismo para conocer la
orientación hacia el sistema político de una comunidad. Sin embargo, así como vertebró la
campaña electoral que aquí estudiamos, vertebra la política vasca y cuestiona tanto el sistema
político vasco como el español, en el que aquél se incardina. Preciso es incluirlo como factor
conformador de los discursos mediáticos diferenciados. Es más, la dimensión léxica del
terrorismo en ambos discursos permite confirmar las conclusiones alcanzadas y apuntar otras.
ETB2 no intentó subinformar acerca del terrorismo en los discursos políticos (v. tabla 4), no
obstante la proximidad y aun identificación que denunciaran los partidos constitucionalistas
entre aquel y el nacionalismo. Muy al contrario, se contabilizan 67 alusiones más en ETB2 que
en TVE1 en total; y, si nos ceñimos a las fórmulas más utilizadas por TVE1 (“ETA”, “mundo de
ETA”, etc.), ETB2 las insertó en su espacio electoral en 48 ocasiones más.
Pero la imagen transmitida del terrorismo no fue única. Si ETB2 entendía que las
actuaciones de ETA debían identificarse preferentemente como “violencia”, TVE1 opta por
“terrorismo” y “terror” como sinónimos más ajustados. En todo caso, TVE1 utilizó el sustantivo
“violencia” dejando claro a la audiencia-electorado que se trataba de una violencia “etarra” o
“terrorista”, si no “callejera”, traducción al castellano de la kale borroka. ETB2, por el
contrario, ni alude a la "kale borroka" ni adjetiva la violencia de “etarra” o “terrorista”. Es más,
difumina la relevancia política del terrorismo nacionalista vasco al construir su discurso
aludiendo a otras formas de “violencia” que se dan cita en el mismo territorio –de las cuales no
se hace eco TVE1–, y que incluyen desde el desempleo a los malos tratos a las mujeres.
Mención aparte merece la inclusión en su discurso mediático –asimismo, ausente del de TVE1–
quien lo hace, se alude al ellos de los “constitucionalistas”.
11
de la equiparación que hace el nacionalismo abertzale de la “violencia” de ETA con la
institucional o de Estado: torturas policiales, actuaciones del GAL, ‘persecuciones’ judiciales,
etc.
Esto es, subinforme la televisión nacional o sobreinforme la autonómica, y detectándose
un ejercicio de desinformación mucho más acusado en ETB2, así como hay una realidad
terrorista que permite diferenciar a TVE1 nítidamente entre ellos, los “terroristas”, los
“asesinos”, y nosotros, las “víctimas”, otra es la dicotomía identitaria que se construye desde el
teleberri con los mismos mimbres: si en cinco ocasiones alude directa o indirectamente a la
“violencia” que se ejerce ‘contra Euskadi’ por parte de ‘España’, siete son las referencias a la
naturaleza del “conflicto” entre España –ellos– y el País Vasco –nosotros.
Dimensión semántica del discurso mediático
¿Qué significan las palabras? ¿Son unívocas? Contar las palabras que se utilizan no es
suficiente para comprender el mensaje que se transmite, la opinión que se coadyuva a formar
en el público. ETB2 se refirió en 14 ocasiones a “España”, tres más que TVE1. ¿Acaso cabe
inferir de ello un reconocimiento (positivo) del status quo jurídico-institucional vigente? En
modo alguno. La semántica de las palabras, de determinadas palabras, está supeditada a los
discursos que con ellas se construyen, y es así que con las mismas palabras –y con sus
sinónimos– se pueden construir, no ya identidades dicotómicas, sino incluso dispares
dicotomías identitarias, nosotros y ellos distintos. La tabla 5 recoge sintéticamente la
disparidad que emerge de nuestros casos empíricos. Veámoslo deteniéndonos en el
significado que se confiere a lo autonómico y a lo estatal en los respectivos discursos
mediáticos.
a) Lo autonómico son tres realidades en el discurso de TVE1. La visión negativa,
ampliamente recogida, la ofrece EH: todo lo relativo al Estatuto y a la Constitución de la que
deriva es sinónimo de “división territorial” de Euskal Herria por fronteras autonómicas y
estatales, “sufrimiento” y “dependencia de París y Madrid”. Para PNV-EA, por su parte, y de
acuerdo con las alusiones directas a la cuestión en el espacio electoral, lo autonómico es
sinónimo de “autogobierno” y susceptible de ampliar su ámbito competencial. De hecho, el
nacionalismo abertzale insta en los telediarios a Ibarretxe –el candidato nacionalista a la
reelección– a que desista del “autonomismo”, a que deje de ser “un buen gregario de un
12
equipo que se llama España”12, a que opte por la “vía soberanista” de Lizarra. Populares y
socialistas, por el contrario, coinciden en ver en el Estatuto y la Constitución el equivalente a
la libertad y la democracia.
Informados los ciudadanos-telespectadores de esos tres discursos políticos, la
dicotomía identitaria resulta en TVE1 de la elusión de los matices y diferencias entre
populares y socialistas, por una parte, y entre nacionalistas gobernantes y radicales, por otra.
Resulta la dicotomía identitaria de la equiparación mediática del nosotros con los defensores
de lo autonómico, de la libertad y la democracia, del respeto a la pluralidad. Ellos son, por el
contrario, quienes, dice el candidato socialista, Redondo, clarificando en gran medida el
sentido de un término tan difuso como ‘autogobierno’, “han apostado por la
autodeterminación y la independencia”13. El Presidente del Gobierno central, Aznar, prevenía
de “los engaños de los nacionalistas”14; tampoco dejó TVE1 de decir, con una clara
intencionalidad desinformadora, que “Otegi [candidato de EH] le recordaba al PNV el
acuerdo de Gobierno que suscribieron en el 98”15; la “demostración”, diría el candidato
popular, Mayor, de que “pactaron con el mundo de ETA”16.
TVE1 completaba su discurso mediático incluyendo la acusación de Redondo de que
“los dirigentes del nacionalismo vasco (...) pactaron con HB y con ETA (…) la superación del
propio Estatuto y de la propia Constitución española, no respetando la voluntad de los
ciudadanos vascos”17; es por ello, recogería TVE1, que habrían “perdido toda legitimidad para
reivindicar el Estatuto”18. Nosotros (los leales a las instituciones democráticas y a la voluntad
popular) se enfrentaban, pues, a un ellos excluyente que incluía y ampliaba el ellos terrorista
que veíamos más arriba. Sería también a Aznar a quien se le viera y oyera decir: “Tienen que
temer los vascos que sigan los que niegan la condición de vascos a todos ellos [sic] que no
piensan como ellos y a los que quieren convertir en gentes de tercera [a nosotros]”19.
No es esa la imagen que transmite ETB2. Libertad y democracia siguen apareciendo –en
el tratamiento de las campañas de socialistas y populares– como los valores de la Autonomía y
de la Constitución; “los valores” –añade en boca de Mayor sólo ETB2– “de España”20. A juicio
12 Morcillo, cabeza de lista de EH por Álava (edición de sobremesa del 2 de mayo; a partir de ahora, 2/5s). 13 Edición de sobremesa del 2 de mayo. 14 Edición de sobremesa del 5 de mayo (énfasis añadido). 15 Edición de sobremesa del 9 de mayo. 16 Edición de prime time del 2 de mayo (2/5pt a partir de ahora). 17 Edición de sobremesa del 28 de abril. 18 Edición de sobremesa del 2 de mayo. 19 Edición de prime time del 29 de abril (énfasis añadido). 20 8/5s. La reportera hizo alusión a tales valores también en la edición de prime time del 6 de mayo.
13
de Otegi, ése es precisamente el motivo por el que el autonómico es “un marco que hay que
enterrar (…)[,] que hay que superar”21, que hay que “poner (…) en clave de soberanía”22: porque
“las grandes decisiones, desde la Autonomía, se siguen tomando en Madrid”23. El nacionalismo
gobernante elude el debate de lo autonómico en el espacio electoral; el discurso mediático del
discurso político se plantea en términos de “autogobierno”: un autogobierno que, seleccionaría
ETB2 de Ibarretxe –y omitiría TVE1–, defienden e impulsan PNV y EA “respetando, además,
los ámbitos jurídicos y los ámbitos políticos en los que en estos momentos estamos
viviendo”24.
‘Respetando’ –una vez más frente al mensaje de TVE1– lo que “los vascos y vascas
digan”25, “lo que [nosotros] queramos ser”26. Por el contrario, ellos, socialistas y populares,
aún no habrían manifestado la disposición a respetar esa voluntad, la nuestra, la de los
vascos, como de hecho no habrían respetado el Estatuto: “PP y PSOE” –que no, PP y PSE–,
dice un periodista aludiendo a unas declaraciones de Ibarretxe, “llevan veintiún años sin
cumplir el Estatuto, una ley orgánica que puede dar mucho de sí”27. El argumento de
nacionalistas gobernantes y radicales coincide, pues, en ubicar a ellos, según viéramos ya en
el apartado anterior, fuera de Euskadi, ‘imponiendo’ desde Madrid.
b) Desde un punto de vista cuantitativo, la alusión a lo estatal, y, por tanto, lo
español, no es una referencia frecuente en el espacio electoral de los telediarios. El
telespectador recibe información suficiente, no obstante, respecto de la visión nacionalista,
negativa, y de la no nacionalista, avalorativa, casi exclusivamente transmitida por el
candidato popular. Abundando en ello menos que ETB2, TVE1 permite saber que, para los
nacionalistas de PNV-EA, populares y socialistas ‘son un único programa y un único
candidato’, el de la “derecha española”28, el de la dictadura franquista, que gobernaría Euskadi
desde Madrid si ganara las elecciones. El discurso mediatizado de los nacionalistas de EH es
más radical: el ‘Estado español’, como ‘el francés’, imponen una “presión”29 y una
21 Edición de prime time del 8 de mayo. 22 Edición de sobremesa del 29 de abril. 23 Edición de prime time del 30 de abril. 24 30/4pt. A fin de entender la subinformación practicada por TVE, conviene recordar las acusaciones que
vertieron socialistas y populares contra los nacionalistas –también los gobernantes– precisamente en el sentido de que no respetaban tales ámbitos.
25 Edición de prime time del 30 de abril. 26 Edición de prime time del 30 de abril. 27 Edición de prime time del 30 de abril. 28 Arzalluz e Ibarretxe utilizan la expresión en 4 ocasiones. 29 Goirizelaia, cabeza de lista por Vizcaya (edición de prime time del 28 de abril).
14
“dependencia”30 a Euskal Herria perjudicial para el pueblo vasco, al que, además, estarían
robando con el Concierto económico. Aunque más moderado en la forma discursiva, el
contenido del discurso de Ibarretxe no es menos contundente: al hablar del crecimiento
económico de Euskadi en términos comparativos lo equipara al de ‘otros países’, España
incluida.
Semejante visión dicotómica de las relaciones entre España y Euskadi deviene en el
discurso mediático de TVE1 su visión (la de los otros). Populares y socialistas no sólo tienen
una concepción distinta de ambas; lo que es más significativo –y nos permite hablar de
nuestra visión, la que predomina, la buena–, esa concepción coincide con la que transmiten
los periodistas en su tratamiento de los actos de campaña: Euskadi forma parte de España,
españoles son los vascos y no hay más Estado que el “Estado de Derecho”. Es más, TVE1, a
diferencia de ETB2, hace formar parte de su discurso las referencias del candidato popular a
“los asesinos de ETA”31 y a “los cómplices del terrorismo”32 –en relación a los propios
nacionalistas gobernantes– como “nuestro principal enemigo”33, “el principal enemigo de este
país”34; por ello, dice la periodista en alusión a las palabras de Mayor, no deberían buscar “al
enemigo fuera de Euskadi”35. El nosotros y el ellos está entre los vascos, españoles todos.
Podría existir o estar implícita una concepción étnica de lo español en el discurso mediático
de TVE1, un afán de conformación mediática del sentimiento identitario en clave españolista
(v. Pérez Grazón, et al., 2000); la presunción podría ser tanto más acertada habida cuenta de
la interpretación que el PP hiciera en 2001 y 2002 del concepto habermasiano de patriotismo
constitucional (Habermas, 1997; v. Sartorius, 2002). Ahora bien, lo que el análisis pone de
manifiesto a la luz de la evidencia empírica es que, lejos de oponer a españoles y
antiespañoles, el discurso mediático de TVE1 favorecía preferente y explícitamente la
conformación de un sentimiento identitario sobre la base de principios contractuales.
Las dos cadenas partían de los mismos discursos políticos. También ETB2 transmite la
idea que profesan populares y socialistas acerca de España. El discurso mediático de la
cadena autonómica, sin embargo, está lejos de identificarse con la normalidad constitucional
que preside el de TVE1. Es más: informar de que el PP aspiraba a “recuperar (…) los valores
de España” facilitaba la identificación del otro, era una suerte de desinformación. El otro,
30 La reportera y Landa, número tres de la lista por Vizcaya, utilizan la expresión en 4 ocasiones. 31 Edición de prime time del 28 de abril. 32 Ediciones de sobremesa del 28 de abril y de prime time del 11 de mayo. 33 Edición de sobremesa del 28 de abril (énfasis añadido). 34 Edición de sobremesa del 28 de abril. 35 Edición de sobremesa del 28 de abril.
15
ellos, el “Estado español” –y el “francés”–, “España” –siempre y cuando no quedaran dudas
de su connotación negativa–, “Madrid” –y “París”–, son –sostiene el nacionalismo adjetivado
de “democrático” sólo en ETB2– quienes “han venido envueltos en una auténtica orgía de
corrupción”36, quienes con su comportamiento y manifestaciones públicas (invierte ETB2 el
mensaje de TVE1) hacen recelar de su propia concepción de la democracia. Son también
quienes tratan a Euskadi como a las “antiguas colonias”37, quienes ‘boicotean, insultan y se
rebelan’ “contra la voluntad del pueblo vasco” (contra nosotros)38. A ellos, se le ve y oye
decir a Ibarretxe, “no les preocupan los problemas de este país. Les preocupa –sentencia–
cómo echarnos a nosotros”39, un “nosotros” que, según aclara antes la reportera y en el mismo
espacio el candidato, incluye “al mundo de EH”. La acusación de excluyente que se vierte
sobre el otro no está en este caso vertebrada por la lógica democrática, sino por la
esencialista. La disputa no es meramente ideológica. Así como nosotros son los vascos, ellos
no son populares y socialistas en tanto que otra opción política en la arena electoral. No son
de derechas, reaccionarios o centralistas; son, ante todo, españoles.
El discurso político mediatizado por ETB2 de EH abunda en esta idea, bien es cierto
que radicalizada: “Madrid”40, “los fascistas españoles”41, “el unionismo español”42, “los
españoles se están planteando un genocidio cultural contra Euskal Herria”43 y “se censan en
nuestros pueblos para garantizar el pucherazo electoral”44. Con su “Estado”, recoge ETB2 sin
distanciarse, ellos “machacan a la juventud vasca (…) poniendo fuera de la ley” a distintas
organizaciones abertzales45, cuando no recurren a la Guardia Civil, que "se lleva detenidas a
patriotas, vascos y vascas, y se les da como única opción, en las comisarías, si quieren ser
violadas con una escoba o una pistola”46. No es baladí a efectos analíticos, como no lo es a
efectos político-mediáticos, tener en cuenta que, si para Ibarretxe Mayor gobernaría Euskadi
“desde Madrid”47, un reportero nos informa de que para Arzalluz –presidente del PNV– lo
haría desde un cuartel de la Guardia Civil involucrado en la ‘guerra sucia’ contra ETA48.
36 Garaikoetxea, ex lehendakari (edición de prime time del 30 de abril). 37 Ibarretxe (edición de sobremesa del 5 de mayo). 38 Ibarretxe (ediciones de prime time del 3 y sobremesa del 4 de mayo). 39 Ibarretxe (edición de sobremesa del 28 de abril). 40 El reportero y Otegi utilizan la expresión en 7 ocasiones. 41 Otegi (edición de sobremesa del 11 de mayo). 42 Periodista (edición de sobremesa del 11 de mayo). 43 Goirizelaia (edición de prime time del 28 de abril). 44 Morcillo (edición de sobremesa del 30 de abril). 45 Morcillo (edición de prime time del 7 de mayo). 46 Otegi (edición de sobremesa del 4 de mayo). 47 La reportera e Ibarretxe utilizan la expresión en 4 ocasiones. 48 Edición de sobremesa del 27 de abril.
16
Más allá de la contundencia de los fragmentos seleccionados por ETB2, la estrategia
mediática a favor de una particular concepción identitaria y en contra de la que se le opone
queda patente en relación con lo estatal al constatar la coincidencia entre el discurso de los
periodistas y el de las dos candidaturas nacionalistas. Así, v.gr., son los periodistas los que
especifican el carácter “español” del Gobierno central o de su Presidente49, pese a no caber
confusión con el autonómico. No se desvinculan del léxico ni de la semántica de los discursos
de los que informan, y aun los reproducen con frecuencia sin especificar que son opiniones y
expresiones de terceras personas. La funcionalidad política de la estrategia mediática es
manifiesta. Tanto más lo es habida cuenta de la profusión con que se puntualiza la paternidad
de las afirmaciones en el tiempo de pantalla dedicados a PP-UA. Particularmente sesgadas
son las crónicas del periodista que cubrió la campaña de EH: si para él el candidato popular
era “el jefe de la policía”50, y los partidos socialista y popular eran “los partidos españoles”51 –
de nuevo, un ellos externo y también étnicamente concebido–, “creadores del GAL y (…)
encubridores de la tortura”52 –una vez más, un ellos agresivo–, desinformaba igualmente, sin
neutralidad alguna, de que los candidatos de EH se sumaban a “la manifestación contra la
tortura para denunciar que esas prácticas aún perduran en el Estado español”53. Subyace a
semejante tratamiento informativo tanto un espíritu filo-nacionalista como un objetivo de
construcción nacional, de la identidad nacional, ambos deformadores de la opinión pública
sobre la base de la información manipulada.
Dimensión sintáctica del discurso mediático
A lo largo del análisis de las dimensiones léxica y semántica precedente hemos podido
constatar la coherencia interna que preside sendos discursos mediáticos, así como la
dimensión funcional que los vertebra: en última instancia, se trata de manufacturar un
“consenso interno” y un “disenso externo”, según aluden Chilton y Schäffner a la
conformación dicotómica del nosotros y el ellos (1997, 217-18). Pero la coherencia interna o
dimensión sintáctica del discurso se pone de manifiesto más allá de los términos escogidos y
eludidos, y de los significados conferidos a aquellos. Aquí nos centraremos en la medida en
49 Tan sólo en una ocasión, cubriendo la campaña del PP, aludió la reportera al “Presidente del Gobierno” sin
adjetivarlo en modo alguno (5/5s). Otro tanto ocurrió con el “Gobierno”, en esta ocasión aludido por Anguita, ex coordinador general de IU (28/4pt).
50 Edición de sobremesa del 5 de mayo. 51 Ediciones de prime time del 28 y de sobremesa del 29 de abril. 52 Edición de sobremesa del 4 de mayo. 53 Edición de sobremesa del 29 de abril (énfasis añadido).
17
que la coherencia interna observada en el espacio electoral coincide y se ve reforzada por el
tratamiento de las noticias complementarias del bloque vasco; finalizaremos atendiendo a las
respectivas estrategias mediáticas con respecto a IU-EB.
Según pone de manifiesto el análisis de contenido de las noticias complementarias,
TVE1 vertebró su selección informativa en función de la dicotomía terrorismo-antiterrorismo
(Durán, 2002a). Ambos polos vinieron a encarnar el ellos y el nosotros con que consolidaron
la identificación, respectivamente, de los partidos nacionalistas y no nacionalistas. No es
inocuo desde el punto de vista de la conformación mediática de la opinión pública que TVE1
emitiera en varias ocasiones las imágenes de un acto de Haika –la organización juvenil
declarada judicialmente fuera de la ley por pertenecer al entramado organizativo de ETA– en
el que estuvieron presentes dirigentes de EH. La cadena pública estatal ayudaría a conformar
la opinión pública en el sentido de asumir e interiorizar la existencia del triángulo terrorista
Haika-ETA-EH al insertar declaraciones como las de Mayor en las que afirmaba con motivo
del atentado terrorista: “EH es terror, es un instrumento”54.
TVE1 completó la identificación del polo dicotómico terrorismo con el otro al
vincularlo a la firma de la Declaración de Estella y aun al propio nacionalismo como
ideología política. Si el 21’4% de las alusiones no inocuas al “nacionalismo” o a los
“nacionalistas” en el bloque informativo vasco, incluido el espacio electoral, eran de carácter
positivo, las negativas ascendían al 78’6%. Se adjetivó al nacionalismo vasco como
“excluyente”55, e incluso se afirmó, del nacionalismo en general, que de él, como del
“fundamentalismo étnico o religioso”56, nace “el terror”57; de hecho, así como TVE1 insertó
unas declaraciones en las que se afirmaba que ser nacionalista en Euskadi actuaba como una
suerte de salvoconducto frente a la kale borroka –“terrorismo callejero”58 que sólo tendría por
objetivo a “los que no son nacionalistas”59–, fueron reiteradas las ocasiones en que se acusó a
los dirigentes de PNV-EA de haber pactado “con el miedo y con el terror”60, con el
“nacionalismo totalitario”61. Para mayor abundamiento, el atentado no era sino una “prueba de
la naturaleza antidemocrática de los pactos políticos con EH”62, y TVE1 emitió la aseveración
54 Edición de prime time del 7 de mayo. 55 Vidal de Nicolás, Presidente del Foro de Ermua (9/5s). 56 Presidente del Partido Socialista Europeo, con motivo del atentado (7/5pt). 57 Íd. 58 Así es denominada en cuatro ediciones. 59 Crónica con motivo de la ilegalización de Haika (10/5pt). 60 Oreja (edición de prime time del 9 de mayo). 61 Alusión de la periodista a un manifiesto de concejales socialistas en la crónica (4/5s). 62 Intervención del corresponsal en alusión a las palabras del Vicepresidente Rato (7/5pt).
18
de Mayor de que, así como “votar a EH es prolongar la dirección del PNV[,](…) votar al
PNV es prolongar (…) la subsistencia de ETA”63. Ellos eran los ‘enemigos de la democracia’.
Nosotros, por el contrario, sus valedores. El antiterrorismo quedaba vinculado
mediáticamente en el bloque complementario de TVE1 con los partidos políticos que hacían
de la defensa del marco constitucional y estatutario su seña de identidad. La selección e
intercalación de imágenes y fragmentos de declaraciones, junto con las crónicas
correspondientes, sirven al fin político-mediático de identificación de un nosotros en el que
confluyen tanto las organizaciones de la sociedad civil y las instituciones contrarias al
terrorismo como populares y socialistas. Devenían éstos los adalides de los valores del polo
dicotómico positivo: respeto, recuerdo y solidaridad con las víctimas del terrorismo, con la
defensa de la libertad y la convivencia, en definitiva, con el Estado de Derecho.
En cuanto al bloque complementario de los teleberris, llama la atención la medida en
que tanto la selección como el tratamiento informativos son funcionales a la distinción
planteada entre gobernar ‘Euskadi desde Euskadi’ (como lo hacemos nosotros, los vascos) y
hacerlo ‘desde Madrid’ (como lo hacen ellos, los españoles). Fuera, como dentro del espacio
electoral, la dicotomía identitaria es maniquea y se construye instrumentalmente por medio de
sobreinformaciones, subinformaciones y desinformaciones. No queriendo incurrir en
reiteraciones, ora por lo apuntado más arriba ora por lo dicho en otro lugar (Durán, 2002b),
cabe apreciar en estas noticias complementarias una consideración del territorio vasco
equivalente a Euskal Herria. Establecidas las fronteras vascas más allá de las de la
Comunidad, gobernar desde Euskadi (la opción de nosotros) implica en el discurso mediático
respetar y fomentar ‘lo vasco’; gobernar desde Madrid suponía servir los intereses contrarios.
Asimismo, reciben una particular atención tanto las acusaciones de torturas como las
interpretaciones de actuaciones judiciales y policiales contra el entramado terrorista en
términos de “criminalización [por parte de ellos] del independentismo vasco [que defendemos
nosotros]”. Una vez más, ellos son los enemigos, los agresores, no ya en términos culturales,
sino incluso de violencia física. Serviría el mismo interés mediático de sensibilización
nacional vasca la desdramatización o relativización del terrorismo.
La cobertura de la campaña electoral de IU-EB resulta muy útil desde el punto de vista
analítico a fin de completar nuestra aproximación a la dimensión sintáctica de los respectivos
tratamientos informativos y de su sesgo identitario. En la tabla 5 identificábamos la
comprensión básica que del nosotros y del ellos anima los discursos respectivos de TVE1 y
63 Edición de prime time del 4 de mayo.
19
ETB2 en su cobertura de los discursos políticos electorales. Según se ha visto, no sólo optan
los medios por primar identidades distintas, sino que también son distintas las dicotomías
identitarias que vertebran cada discurso mediático. Ello no impide que ocasionalmente
hayamos podido reducir las cuatro identidades a dos: nacionalistas y no nacionalistas, como
podrían haberse reducido a firmantes de la Declaración y firmantes del Pacto. Pero IU-EB no
habría tenido fácil encaje de haber reducido el análisis a esa dicotomía: no era nacionalista y
firmó el documento de Lizarra.
A pesar de que TVE1 la ninguneó (v. Durán, 2002a), no dejaba de reconocer su
concepción incluyente de la comunidad política. Frente a quienes primaban los derechos
colectivos, en detrimento de los individuales, cabe entender que IU, aun no constituyendo el
núcleo duro del nosotros de TVE1, tampoco fue adscrita al ellos. La subinformación de que fue
objeto tenía por finalidad eludir del discurso mediático sus planteamientos contrarios a las
posiciones antinacionalistas de socialistas y populares. Tampoco ETB2 identificó
explícitamente esta candidatura con ninguna de las identidades enfrentadas. Pero, a diferencia
de TVE1, practicó con ella una sobreinformación instrumental (v. Durán, 2002b): benefició
sustancialmente su presencia mediática en relación con su representación parlamentaria y se
sirvió de los discursos políticos de una organización no nacionalista y de ámbito estatal para
seleccionar aquellos fragmentos que venían a coincidir con las tesis de PNV-EA (nosotros)
sobre cómo conseguir la “paz” y la “convivencia normalizada”, al tiempo que aquellos en los
que, siendo crítica con EH y con PSE, era contundente con PP (ellos).
Apunte final
En democracia, siendo la de expresión una libertad a la que tenemos derecho, lo son también
el derecho a la información y la libertad de elegir el o los medios de comunicación por los que
nos queremos informar. En consecuencia, cabría colegir, la opinión no es conformada por los
medios, sino estos, elegidos en función de aquella. El corolario lógico sería la posibilidad de
sustituir ‘opinión’ por ‘identidad’ sin que el argumento dejara de ser inteligible. Es más, “[e]n
la convicción de que el poder de la información consiste en primer lugar en el poder de
nombrar, la democracia debería trabajar para prevenir el monopolio del lenguaje y para
salvaguardar el «derecho a la palabra»” (Melucci, 2001, 57). Bien sabemos, empero, cuánto
distan tales formulaciones teóricas de las realizaciones prácticas que conocemos.
El estudio empírico comparado que ahora concluimos así lo evidencia. Pese a ser
públicos los dos medios de comunicación analizados en clave identitaria, los discursos
20
mediáticos sostenidos están lejos de servir los intereses generales, los intereses de la plural y
compleja ciudadanía que tenían por público. Por el contrario, telediarios y teleberris han
combinado intencionada y sistemáticamente información y manipulación. A partir de un solo
mundo han reconstruido con palabras e imágenes mundos distintos a propósito de las
elecciones autonómicas vascas de mayo de 2001. Sobreinformando, subinformando y
desinformando, TVE1 y ETB2 han reducido la heterogeneidad identitaria del pueblo vasco a
las dicotomías identitarias, distintas y no sólo invertidas, de los partidos políticos que, en
razón de sus respectivas mayorías parlamentarias, ostentaban los poderes ejecutivos central y
autonómico, y determinaban la línea editorial de los medios en cuestión. Parafraseando a
Melucci, el lenguaje ha sido monopolizado para dotar de un particular sentido la realidad.
El análisis de las dimensiones léxica, semántica y sintáctica de los discursos
mediáticos considerados ha desvelado tanto la funcionalidad política (político-electoral en el
corto plazo) como la orientación del sesgo informativo. TVE1 ha codificado en sus noticiarios
una realidad vasca escindida por dos comunidades identitarias enfrentadas –demócratas unos
(nosotros), no demócratas los otros (ellos)– en razón de su lealtad constitucional; en última
instancia, por su supuesto respeto a las instituciones y los procedimientos vigentes del Estado
de Derecho. Desde una concepción política, no etnicista del nosotros, TVE1 aunaba en un
único discurso mediático el político de socialistas y populares, al tiempo que hacía lo propio
con los nacionalistas todos para conformar la visión identitaria del otro. Por el contrario, el
sentimiento identitario que promueve ETB2 es de naturaleza pre-política. El sentido conferido
a la realidad vasca resulta ser el de una comunidad globalmente concebida, la de los vascos
(nosotros), enfrentada y humillada por otra, la de los españoles, un ellos constituido por
populares, sobre todo, y por socialistas, sean o no nacidos en Euskadi y dondequiera que estén
censados. Sin incluir a IU en el nosotros, su discurso político servía la causa de una
concepción identitaria que aunaba a todos los nacionalistas.
Dos factores afloran comunes a ambas dicotomías identitarias: por una parte, cada
cadena deslegitima a través de su discurso a los otros enfatizando las críticas que le hacen
nosotros habida cuenta de su comportamiento y uso no democrático de las instituciones. Cabe
precisar, empero, que el discurso mediático es conducido de tal manera que, así como en
ETB2 los no nacionalistas no son demócratas principalmente porque son españoles, en TVE1
los nacionalistas no serían demócratas por subvertir con métodos y fines el Estado de
Derecho. Por otra parte, las dos cadenas ponen de manifiesto la sustitución del cleavage
izquierda-derecha por el centro-periferia como eje vertebrador de las afinidades discursivas y
21
de las potenciales alianzas postelectorales. La confluencia de populares y socialistas tiene una
justificación excepcional, y no cabe pensar en su repetición en ámbitos territoriales distintos.
Sin olvidar la particularidad del caso vasco, cabría preguntarse, sin embargo, si el sentimiento
identitario promovido por ETB2 en tanto que satanización de Madrid como fuente de los
males que aquejan a la Comunidad vasca no estaría siendo también el discurso mediático de
otras televisiones públicas autonómicas. Linz advierte del riesgo que entrañan los estados
políticamente descentralizados por las inercias que generan en tal sentido (1999, 27 y ss.).
A modo de apunte para futuras investigaciones, ¿no cabe pensar en la incidencia de los
medios de comunicación públicos autonómicos en la conformación de sentimientos
identitarios regionales a pesar incluso de no haberse manifestado políticamente con
anterioridad? No menos interesante sería analizar la capacidad de TVE para difundir la
versión conservadora del patriotismo constitucional y la medida en que ésta y otras estrategias
mediáticas similares repercuten negativamente en la opinión pública de los nacionalismos
periféricos. Planteados los interrogantes en relación con el caso español, su formulación
podría establecerse en términos teóricos y abrir un interesante campo de estudio, tanto de
casos como comparado.
Apéndice (Tablas)
Tabla 1. Denominación de la comunidad política Término Alusiones (ETB2) Alusiones (TVE1)
“Ciudadanos”, “ciudadanos vascos”, “ciudadanía” vasca 20 (20’0 %) 14 (22’6 %)
“Los vascos” 26 (26’0 %) 21 (33’9 %)
“Nación” vasca 1 (1’0 %) 0 (0’0 %)
“Nosotros” (los vascos) 2 (2’0 %) 3 (4’8 %)
“Opinión pública” vasca 1 (1’0 %) 1 (1’6 %)
“Pueblo”, “pueblo vasco” 15 (15’0 %) 9 (14’5 %)
“Sociedad”, “sociedad vasca” 35 (35’0 %) 14 (22’6 %)
Total 100 (100 %) 62 (100 %)
Fuente: elaboración propia.
Tabla 2. Marco de poder político en el País Vasco Término Alusiones (ETB2) Alusiones (TVE1)
“Comunidad autonóma” 0 (0’0%) 2 (2’8 %)
22
“Marco”, “m. autonómico” o “estatutario” o
“de Gasteiz”
7 (8’4 %) 4 (5’6 %)
“Autogobierno” 7 (8’4 %) 9 (12’7 %)
“Autonomía” 7 (8’4 %) 6 (8’4 %)
“Autonomismo” 2 (2’4 %) 7 (9’9 %)
“Dependencia” 0 (0’0 %) 4 (5’6 %)
“Opción” o “acuerdo vasco-español” 1 (1’2 %) 0 (0’0 %)
“Las tres provincias” 1 (1’2 %) 0 (0’0 %)
Subtotal* 25 (30’1 %) 32 (45’1 %)
“Autodeterminación”, “libre determinación” 7 (8’4 %) 3 (4’2 %)
“Independencia”, “independentista” 10 (12’0 %) 4 (5’6 %)
“Soberanía”, “soberanista” 21 (25’3 %) 27 (38’0 %)
“Estado”, “casa”, “Estado vasco” 8 (9’6 %) 3 (4’2 %)
“Nuevo mecanismo jurídico”, “m.j. diferente” 0 (0’0 %) 2 (2’8 %)
“Espacio vasco”, “marco vasco” 5 (6’0 %) 0 (0’0 %)
“Construcción nacional” 7 (8’4 %) 0 (0’0 %)
Subtotal** 58 (69’9 %) 39 (54’9 %)
Total 83 (100 %) 71 (100 %)
Fuente: elaboración propia.
Tabla 3. Identificación del territorio: nombres propios Término Alusiones (ETB2) Alusiones (TVE1)
“País Vasco” 20 (18’9 %) 74 (69’8 %)
“Euskadi” 61 (57’5 %) 27 (25’5 %)
“Euskal Herria” 25 (23’6 %) 5 (4’7 %)
Total 106 (100 %) 106 (100 %)
Fuente: elaboración propia. Tabla 3bis. Identificación del territorio: nombres comunes Término Alusiones (ETB2) Alusiones (TVE1)
“País” (País Vasco) 48 (82’8 %) 41 (78’8 %)
“Tierra” (País Vasco) 5 (8’6 %) 4 (7’7 %)
“Tierra” (provincia vasca) 1 (1’7 %) 1 (1’9 %)
“Territorio” (País Vasco) 1 (1’7 %) 1 (1’9 %)
23
“Territorio” (zona vasca) 3 (5’2 %) 3 (5’8 %)
“Territorio” (España) 0 (0’0 %) 2 (3’8 %)
Total 58 (100 %) 52 (100 %)
Fuente: elaboración propia. Tabla 4. El terrorismo Término
Alusiones
(ETB2)
Alusiones
(TVE1)
“ETA”, “mundo de ETA”, “entramado de ETA”, “banda terrorista
ETA”, “matonismo de ETA”
103 (61’3 %) 55 (54’4 %)
“Terrorismo”, “terror” 18 (10’7 %) 26 (25’7 %)
“Violencia”, “violencia de ETA” 31 (18’4 %) 13 (12’9 %)
“Violencia etarra”, “violencia terrorista” 0 (0’0 %) 3 (3’0 %)
“Violencia callejera” 1 (0’6 %) 1 (1’0 %)
“Kale borroka” 0 (0’0 %) 2 (2’0 %)
“Violencia” (de ETA, aunque hay otra) 2 (1’2 %) 0 (0’0 %)
“Violencia” institucional o estatal 3 (1’8 %) 0 (0’0 %)
“Violencia” (desempleo y precariedad laboral) 2 (1’2 %) 0 (0’0 %)
“Violencia” (malos tratos a mujeres) 1 (0’6 %) 0 (0’0 %)
“Conflicto”, “conflicto político”, “conflicto armado”, “lucha armada” 7 (4’2 %) 1 (1’0 %)
Total 168 (100 %) 101 (100 %)
Fuente: elaboración propia. Tabla 5. Identidades mediatizadas Medios de comunicación Nosotros Ellos
TVE1 Demócratas No demócratas
ETB2 Vascos Españoles
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