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LÓGICA POLÍTICA DE LA DEGRADACIÓN DE LA GUERRA
EN EL CONFLICTO ARMADO INTERNO COLOMBIANO
CASO REGIÓN DEL CATATUMBO
1998-2011
CICLO DE DEGRADACIÓN Y MODELOS EXPLICATIVOS
PEDRO LEÓN VEGA RODRÍGUEZ
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y ADMINISTRATIVAS
MAESTRÍA EN ECONOMÍA
BOGOTÁ, 2014
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TABLA DE CONTENIDO PAG
CAPÍTULO I: INTRODUCCIÓN Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ........................ 7
I.1-introducción ........................................................................................................................ 7
I.2-Planteamiento del Problema ............................................................................................. 13
I.3- Motivación y Principios que orientan el Problema de Investigación .............................. 17
CAPÍTULO II: REVISIÓN DE LA LITERTURA ................................................................... 19
II.1- Revisión de la literatura sobre la violencia y el Análisis Económico de Conflictos ..... 19
II.2-Revisión de la Literatura nacional e internacional: degradación de conflictos armados 23
II.3- Crítica de la literatura nacional sobre la degradación de conflictos armados ................ 35
CAPÍTULO III: MARCO TEÓRICO Y CONSTRUCCIÓN DE MODELOS
EXPLICATIVOS: ..................................................................................................................... 45
III.1-Construcción del Marco Conceptual ............................................................................. 45
III.1.1-Introoducción .......................................................................................................... 45
III.1.2-Ciclo de degradación del conflicto ......................................................................... 47
III.1.3-Marco conceptual .................................................................................................... 48
III.1.4-Alcances de los modelos explicativos..................................................................... 52
III.2-Fases del Ciclo de degradación e Instrumentalización de los modelos explicativos..... 69
CAPITULO IV: DESARROLLO DE LOS MODELOS EXPLICATIVOS No1, No2, No3 y
No4. ........................................................................................................................................... 82
IV.1-Justificación y universo, período estudiado, actores y municipios ............................... 82
IV.2-Origen de la Base de Datos y Fuentes de Información ................................................. 83
IV.3- Resultados de las regresiones (Stata 11) ................................................................... 85
IV.3.1-Modelo No1-Fase política ...................................................................................... 85
IV.3.2-Modelo No2-Fase Militar ....................................................................................... 91
IV.3.3-Modelo explicativo No 3: Fase Humanitaria .......................................................... 97
IV.3.4-Modelo explicativo No 4: Fase Social .................................................................. 108
CAPÍTULO V: CONCLUSIONES ......................................................................................... 114
V.1-Hallazgos, Interpretaciones y explicaciones de los resultados ..................................... 114
V.1.1-Modelo explicativo No 1: Fase Política ................................................................. 114
V.1.2-Modelo explicativo No 2: Fase Militar .................................................................. 119
V.1.3-Modelo explicativo No 3: Fase Humanitaria ......................................................... 125
V.1.4-Modelo No 4: Fase Social ...................................................................................... 129
V.2-Alcances y limitaciones de la Investigación ................................................................. 136
CAPÍTULO VI: BIBLIOGRAFÍA .......................................................................................... 137
CAPITULO VII: LISTADO DE CUADROS, DIAGRAMAS, FIGURAS Y GRÁFICOS ... 145
CAPITULO VIII: ANEXOS ................................................................................................... 149
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RESUMEN
El objetivo de esta investigación es dilucidar el trasfondo político que conduce a los actores
armados a diseñar y ejecutar planes y estrategias que conforman, articulan y dinamizan el
fenómeno de la degradación de la guerra, cuya principal manifestación es la violencia
homicida contra la población civil. Se busca su comprensión a partir del análisis de las
diferentes dimensiones en las que se tipifica el fenómeno de degradación en escenarios del
conflicto armado interno colombiano, caso región del Catatumbo, período 1998-2011. Con ese
fin se desarrolla un estudio crítico de la teoría de análisis económico de conflictos, y se plantea
un análisis desagregado que sigue los pasos de un ciclo de degradación propuesto en esta
investigación, con un enfoque centrado en su naturaleza política expresada en las relaciones y
distribuciones de poder. Este ciclo está conformado por cuatro fases a saber: política, militar,
humanitaria y social, cada una explicada y medida con su respectivo modelo, que representan
cuatro tipos de acercamientos, diferentes, secuenciales y complementarios, al objeto de
estudio. Los resultados de la investigación permiten conocer el fundamento o lógica política
de la degradación de la guerra, y los mecanismos que la explican. Asimismo, reclama la
revisión de los postulados de la teoría en casos de conflictos altamente degradados. Como
conclusión, para garantizar la comprensión integral y profunda del conflicto con fundamento
científco, resulta conveniente y necesario analizarlo teniendo en cuenta el fonómeno de la
degradación de la guerra, interpretado desde la perspectiva del poder.
Palabras claves: Acciones degradantes, Acciones bélicas, lógica política, ciclo de degradación.
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ABSTRACT
This research‟s attempt is to elucidate the political background that leads armed actors to design and
execute strategies that conform, articulate and empower the war degradation phenomenon, which
key manifestation is homicidal violence against civilians; this issue‟s comprehension it‟s examined
by analyzing the different dimensions in which the degradation phenomenon it is typified under the
internal armed conflict scenario in Colombia –specifically- in the region of Catatumbo, during the
1998-2011 period. To this last matter, a critical study on the economical conflict analysis theory –
suggesting a disaggregation- is developed, following the track of a degradation cycle also proposed
under this research and focusing mainly in its political nature, expressed by the power relations and
distributions. This cycle it‟s formed by four periods, which are: political, military, humanitarian and
social, each one explained and measured by its actual model, representing four types of different
sequential and complementary approaches to the object of study. Results allow to acknowledge the
political foundations in war degradation and the machineries behind it. As a conclusion, to
guarantee the integral and deep understanding of conflict with sciencie underlying, results
convenient and necessary to analyse it from the war degradation phenomenon, interpreted
from the view of power.
Key words: Degrading Actions, War Actions, Political Logic, Degrading Cycle.
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Esta investigación se inspira en la orientación filosófica del CINEP expresada en su lema oficial, que convoca a
hacer brillar con fundamento científico la verdad del conflicto armado interno colombiano, y a esclarecer con
conocimiento propio el panorama de la realidad política nacional:
“Noche y Niebla evoca las engañosas apariencias de una guerra que profundiza en el terror. Seres
misteriosos, conocidos unos y desconocidos otros, que amparados en la penumbra de nuestra historia
actual y con propósitos encubiertos favorecen el miedo a través de ejecuciones extrajudiciales,
homicidios fuera de combate, torturas, desapariciones forzadas, secuestros y otras abominables
atrocidades”…Noche que oculta la verdad y niebla que disemina la responsabilidad, la mimetiza con
ultrajantes y amparados mecanismos de impunidad. Noche que encubre, enmascara y aterra y Niebla
que distrae y confunde desdibujando la verdad. Noche que siembra amargura y odio y Niebla que
duele y silencia. Noche y Niebla que ofenden la conciencia universal”. (Revista Noche y Niebla, 40
años, No 45, Enero-Junio 2012).
Unos iban matando, otros comprando
y otros legalizando.
No es el fatum, hijo, es la política
(Profesor a su hijo en la región del Catatumbo)
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A Daniela Fernanda, mi sol,
y quien inspiró, conoció e impulsó desde el principio esta investigación.
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CAPÍTULO I:
INTRODUCCIÓN Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
I.1-introducción
El Catatumbo es parte sobresaliente de la geografía de la violencia política en Colombia, una
de las más activas territorialidades bélicas que constituyen el epicentro del conflicto armado
interno colombiano. La presencia de la insurgencia armada es constante e histórica en la
región, pero también lo es la protesta social campesina, un tipo de insurgencia desarmada,
mayoritaria y firme en la defensa de sus derechos más elementales. Son voces y formas
distintas de protesta, que no obstante tienen en común ser igualmente desoídas e
incomprendidas por el Estado y la sociedad, además de estar aisladas en la periferia del
territorio nacional y ser desatendidas de la política pública, que prefiere optar por la fórmula
recurrente de la represión militar. Son mundos con enfoques y proyectos de sociedad
diferentes, que no encajan en el proyecto de modernidad imperante pero que demandan su
derecho a ser articulados de manera digna a la nación. Hay una pretensión de inteligibilidad
de su población campesina e indígena, sin embargo su interlocutor no entiende sus mensajes.
La precariedad de la sociedad en la comprensión de lo político se vuelve una tragedia, y la
persistencia del conflicto social y armado un problema endémico que configura cultura,
infortunadamente cultura de la violencia.
El Catatumbo es una región de zonas montañosas y valles tropicales, con grandes extensiones
de selva virgen, localizada al norte del departamento Norte de Santander, en zona de frontera
con Venezuela. Su población, conformada por colonos y comunidades indígenas, alrededor de
la producción petrolera y carbonífera, producción agropecuaria de baja escala, cultivos de
coca, tráfico de armas y contrabando de gasolina, se encuentra entre las más pobres del país,
resultado del abandono histórico del Estado colombiano. Según fichas técnicas del Censo
2005 (DANE,2013), la región muestra niveles muy elevados de necesidades básicas
insatisfechas, que en promedio son del 40% en el sector urbano y del 80% en el sector rural.
El analfabetismo es del 33% en promedio para mayores de 15 años; casi la mitad de la
población sólo tiene educación básica primaria y otro 30% no tiene ninguna educación. La
región tampoco cuenta con infraestructura vial adecuada que permita el comercio de
productos agrícolas, el acceso o la comunicación expedita.
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Esta miseria contrasta con la inmensa riqueza de su territorio en recursos naturales como
petróleo, carbón y biodiversidad, y en especial con las millonarias ganancias de la
explotación petrolera durante más de medio siglo. Tales contradicciones y condiciones
socioeconómicas son propicias para el surgimiento de situaciones de conflicto. Efectivamente,
en los años setenta se hicieron presentes en la región organizaciones militares guerrilleras,
como el ELN, FARC y el EPL, y hasta hoy el conflicto armado se mantiene vigente.
Se configura así el escenario típico que se interpreta en el análisis económico de conflictos y
que da fundamento al concepto de “falla institucional”, al surgimiento de la confrontación
entre Estado e insurgencia armada y a la justificación de la violencia política en la región. El
arsenal teórico del análisis académico de conflictos parece coherente con el tipo de hechos y
sucesos que se desea explicar: condiciones sociales objetivas, una insurgencia armada que
desafía la autoridad en su propósito de subvertir el orden establecido, y un Estado que ejerce
su derecho legítimo al monopolio y uso coercitivo de la fuerza para mantener el orden público
y ofrecer a los ciudadanos seguridad democrática.
Sin embargo, hay algo que no cuadra, hay un problema para validar este tipo de
interpretación, y es el fenómeno atípico de la degradación de la guerra. Se trata de una
categoría nueva que modifica las demás categorías del análisis económico de conflictos y
exige una revisión de los postulados teóricos conocidos. Entre 1998 y 2011, las muertes en el
Catatumbo (Tibú, El Tarra, Teorama, San Calixto y Hacarí), relacionadas con el conflicto
armado interno, indican un 79% de víctimas civiles y sólo un 21% de combatientes. Estas
cifras exigen un análisis separado del fenómeno de la degradación de la guerra, desde la
perspectiva de su trasfondo de poder político, con el fin de comprender más profundamente el
conflicto colombiano. Porque enseñan que la violencia política en Colombia no es
precisamente una violencia de tipo emancipador, ni democratizador, sino una violencia
mayoritariamente represiva y criminal.
El eje argumentativo que sigue esta investigación es la existencia de una combinación letal de
la militarización de la política, la instrumentalización y captura parcelada del Estado para
promover intereses privados de grupos de poder, la histórica indefinición en los derechos de
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propiedad, y la carga de ideologías radicales que organizan la acción y se materializan en
distintas tecnología políticas, las cuales en la búsqueda de mayor efectividad degeneran en
violencia homicida contra a población civil. Estas tecnologías se centran en la población y
circulan como corrientes de poder con el fin de mantener o modificar la correlación de
fuerzas militar existente y las relaciones de dominación necesarias para alcanzar objetivos
estratégicos de tipo económico, político y social. Esa perspectiva establece la lógica política
y militar de la violencia que caracteriza el fenómeno de la degradación de la guerra.
Este panorama es coherente con la percepción de las organizaciones sociales catatumberas, y
logra explicitarse con evidencia estadística y cuatro modelos explicativos desarrollados en
esta investigación. La expectativa por el control y la explotación de tierras ricas en recursos
naturales es lo que explica el desplazamiento y la violencia criminal en esta región. Se trata
de apropiarse sus tierras para la implementación de proyectos productivos de tipo minero
energético o agroindustrial, donde la violencia es el instrumento preferido para conseguirlo.
(CCALCP-2011). Su principal consecuencia es el alto nivel de victimización de la población
civil, ajena a las hostilidades, que explica el fenómeno de la degradación de la guerra.
Estas circunstancias posibilitaron en el Catatumbo entre 1995 y 2005 la más violenta
escalada de masacres y desplazamiento forzado. Su resultado significó que fueran asesinadas
10200 personas de manera individual y se registraran 435 masacres con un saldo de 1250
personas asesinadas, para un total de 11450 asesinatos. Las cifras oficiales, por su parte,
reportan que se desplazaron por la violencia 95081 personas, entre las cuales se encuentran
258 indígenas, 240 afrocolombianos y 34547 niños y niñas. Estos datos ya consolidados por
organizaciones de derechos humanos, como CODHES (2013), precisan que el desplazamiento
forzado asciende a 114.967 personas, que corresponde aproximadamente a 19.000 familias
catatumberas (DANE-2013 y F.Cultura Democrática y F.Progresar-N. de S-2005). La guerra
insurgente y contrainsurgente resulta así un suceso secundario; y las bajas de combatientes
entre las partes en conflicto, un subproducto de la guerra contra-campesina. El análisis de la
lógica política de ese comportamiento de los actores del conflicto y la revisión crítica de los
postulados teóricos que se emplean normalmente para su interpretación son el objeto de esta
investigación.
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La degradación ya no es un fenómeno inocente, ya no puede interpretarse como un
subproducto no intencional, secundario o marginal de la confrontación armada; ni puede
calificarse ya de impacto indeseado de la guerra insurgente o contrainsurgente, sino el
principal objetivo estratégico de las partes del conflicto, una expresión de nueva tecnología,
centrada en la violencia homicida contra la población civil.
En el análisis económico de conflictos se reconoce el fundamento de legitimidad de los
Estados modernos en el monopolio y uso coercitivo de la fuerza. Se presume igualmente que
grupos armados insurgentes en conflicto con el Estado pretendan igual derecho político al uso
de la fuerza y estimen legítimas sus acciones violentas para desafiar y subvertir el orden
establecido. En esas condiciones, el fundamento real de tal privilegio o de tal pretensión
conforma el carácter político de sus acciones de guerra, y en la medida de esa legitimidad y
sólo en esa medida es posible distinguir entre acciones bélicas y acciones degradantes;
diferenciar entre acciones políticas y acciones criminales. Esta diferenciación es fundamental
en el análisis de conflictos, porque no sólo el arsenal teórico con el que cuentan los
investigadores es diferente en uno y otro caso, sino porque en este tipo de análisis de lo que se
trata principalmente es de un análisis de lo político. No puede pretender estatus de beligerante,
ni constituir promesa de mejora democrática, un grupo insurgente que defiende o impone sus
preferencias mediante acciones criminales, así como es un contrasentido que un Estado
demande principios democráticos de sus ciudadanos mientras recurre a medios ilegítimos en la
aplicación de la fuerza. La guerra se libra en el campo militar pero también en el terreno social
y político, y en el de las bondades democráticas de sus luchas. Resulta especialmente
pertinente la aclaración en el caso del conflicto colombiano, cuya manifestación más notoria
es el persistente y creciente fenómeno de la degradación de la guerra.
Por esas razones se intenta ir más allá de los aspectos puramente humanitarios y analizar el
fenómeno desde la perspectiva del poder; como estrategia militar y política en la defensa o
implementación de proyectos de sociedad; en tanto instrumento clave que marca la diferencia
en el resultado de la contienda y garantiza los éxitos de batalla por su función de utilidad.
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La tesis central de esta investigación establece que el fenómeno de la degradación de la guerra,
como violencia homicida contra la población civil, es el resultado eficiente del manejo de
recursos escasos en la búsqueda de un mayor poder de contundencia, o poder militar,
requerido para asegurar, en escenarios de conflictos armados internos, el logro directo de
objetivos políticos, sociales y económicos de los actores involucrados. Su explicación consiste
en que la naturaleza política de las acciones degradantes no desaparece, no se esfuma en
ningún momento, como suponen los análisis de tipo moral o normativo, conserva una
intencionalidad política, y dado que se trata de un tipo de violencia ilegítima, se concluye que
el fenómeno configura una política criminal de guerra implementada por los actores armados
en escenarios de conflicto, más que un abandono o modificación de sus preferencias, en
términos de pérdida de sus ideales. La degradación de la guerra es esencialmente la
degradación de la política misma.
Es relevante el impacto de la nueva perspectiva en la teoría misma de conflictos. No sólo es
insuficiente la teoría para la interpretación del fenómeno, también un amplio análisis desde la
perspectiva del poder modifica a tal punto la comprensión del conflicto que resulta
conveniente revisar los postulados de la teoría conocida antes de su aplicación en casos de
conflictos altamente degradados: los conceptos de falla institucional, caos hobbesiano,
territorialidades bélicas, guerra contrainsurgente en desarrollo de la teoría de la maniobra; los
alcances de los modelos de equilibrio militar, de autonomía relativa, y que desestiman “lo
político” y, en particular, las mediciones de correlación de fuerzas que no distinguen entre
acciones políticas y acciones criminales, ni llegan a considerar un eventual desfase entre poder
político y poder militar, obtenido por los actores del conflicto mediante acciones de guerra de
tipo bélico y criminal. De ahí que la solución sea recurrir a los aportes provenientes de la
ciencia política, la filosofía política, y la ontología de guerra, como disciplinas
complementarias, además de las características sociales, económicas y políticas de la zona del
conflicto, para profundizar en el análisis.
Con ese enfoque, y atendiendo las complejidades del fenómeno, se plantea un análisis
desagregado de los aspectos más relevantes del fenómeno, que sigue los pasos de un ciclo de
degradación propuesto en esta investigación.
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Este ciclo lo conforman cuatro fases secuenciales y complementarias a saber: político-militar-
humanitario-social, cada una con su respectivo modelo explicativo: 1-Fase Política: interpreta
la ideología como organizadora de la acción, y los incentivos derivados de los grandes
intereses de poder en juego en la zona de conflicto., como posibles móviles que explicarían en
parte el desencadenamiento del fenómeno de la degradación de la guerra, y las razones por las
cuales los actores estarían dispuestos a incurrir en acciones criminales. 2- Fase Militar: se
fundamenta en la construcción de una función de degradación de tipo keynesiano, para
analizar el concepto de autonomía de la guerra, conocer los mecanismos o leyes de la guerra
como lógica política y militar del fenómeno en el ámbito estrictamente militar, y examinar la
predisposición de los actores a las acciones criminales y a las acciones bélicas. 3-Fase
Humanitaria: analiza la praxis de los actores como referente de la ideología en términos de
acción política, la función de utilidad de las acciones de guerra en la zona de conflicto, esto es,
en circunstancias de espacio, tiempo y sujetos en el Catatumbo, y la correlación de fuerzas de
las partes de la confrontación armada. 4-Fase Social: interpreta la entropía de la guerra en
términos de las interacciones mutuas entre las partes en conflicto que conducen a la violencia
extrema, y pondera las contribuciones a la degradación de los factores políticos, militares,
tecnológicos, económicos, sociales, demográficos y estratégicos en escenarios de conflicto.
El soporte teórico de este trabajo es principalmente la teoría de la guerra de Clausewitz
(1832/2005), que enseña que la guerra no es autónoma sino que depende de la política, y
donde la degradación tiene explicación en la tesis de tres tipos de interacciones lógicas, con la
cual el autor construye el concepto de guerra absoluta, que pervive hoy como el Terrorismo
revolucionario y el Terrorismo de Estado. Las tres interacciones son: la extrema aplicación de
la violencia, la amenaza de eliminación física y la capacidad de resistencia o capacidad para
destruir al adversario.
Los resultados de la investigación permiten conocer el fundamento o lógica política de la
degradación de la guerra, y los mecanismos que la explican. En términos generales, confirman
lo dicho por Hirshleifer (1993), en el sentido que no sólo el lado luminoso sino también el lado
oscuro del auto-interés, contribuye a modelar el comportamiento individual y la forma de las
sociedades humanas.
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I.2-Planteamiento del Problema
I.2.1- El fenómeno de la degradación de la guerra
En la literatura especializada de análisis económico de conflictos, el fenómeno de la
degradación de la guerra carece de suficientes estudios que expliquen el enigma que se
encuentra en su trasfondo de poder político, económico y social; que analicen el fundamento
de su intencionalidad política escondido en su comportamiento criminal.
El primer problema es la dificultad para comprender el fenómeno de transformación de la
guerra que convierte la violencia política en violencia criminal y dificulta diferenciar a los
actores del conflicto del crimen organizado, e impide comprender en profundidad el conflicto
colombiano con fundamento científico. Por esa razón conviene conocer los móviles que lo
desencadenan, los mecanismos que lo explican y sus principales determinantes. La
complejidad y multiplicidad de motivaciones y manifestaciones que caracterizan el fenómeno,
plantea la conveniencia de abordar el análisis de manera desagregada para tratar por aparte los
aspectos más relevantes del fenómeno en relación a su lógica o naturaleza política.
I.2.2-Los problemas
En primera instancia, el fenómeno de la degradación se plantea desde una perspectiva moral,
principalmente, en detrimento de su esencia política. En este tipo de análisis, el análisis se
plantea como un problema de inconsistencia temporal, donde las acciones degradantes
parecieran significar suficiente prueba de que un actor del conflicto ha perdido sus ideales y
abandonado sus objetivos altruistas o causas nobles para degradarse a la condición de actor del
crimen organizado, en función exclusiva de sus intereses particulares. Se niega a los actores
del conflicto su naturaleza política para calificarlos como criminales. Se excluye de la
descalificación moral a la Fuerza Pública, por su prerrogativa legal y constitucional del uso
legítimo de la fuerza, aunque tal privilegio no lo justifica ni lo exime de incurrir también en
acciones criminales en desarrollo del conflicto. Este análisis de tipo moral, que parece
coherente crea interrogantes problemáticos para caracterizar a los actores del conflicto, guía de
esta investigación: ¿Si la degradación transforma al actor del conflicto en actor del crimen
organizado, cómo desaparece la naturaleza política de un acto de guerra degradante que tiene
expresamente una finalidad política?, o, al contrario, ¿cómo puede saberse si un actor del
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conflicto ha decidido abandonar tal finalidad política y falsea ahora sus preferencias?. Y
finalmente, ¿ En el supuesto de que tenga intencionalidad política, deja de ser criminal?.
En segunda instancia, en esta investigación se estima que no existe suficiente fundamento
científico para afirmar que la degradación de la guerra se deriva principalmente de procesos de
deterioro o entropía del conflicto, propios de su naturaleza y dinámica o prolongación en el
tiempo, sin consideración de los factores políticos que la orientan, esto es, sin tener en cuenta
la naturaleza política de la guerra. (Modelo No1: Fase política y Modelo No4 Fase social)
El comportamiento súbito de las masacres, tal como lo registra la experiencia en el Catatumbo,
desmiente la tesis según la cual la degradación es producto de un proceso de este tipo, como
propio de un conflicto armado de larga duración. En esa misma dirección es difícil creer que la
degradación derive de factores sociales en sectores propios de las zonas de conflicto.
Contribuye a esta percepción del fenómeno la desnaturalización de “lo político” por cuenta de
los trabajos de un gran número de especialistas en Análisis Económico de Conflictos, quienes
consideran la guerra como fenómeno exclusivamente militar, donde lo fundamental es el
resultado de la contienda, lo cual les permite explicar la guerra simplemente con modelos de
equilibrio militar (Hirshleifer, 1990, 1995), o fundamentados en la teoría de juegos, sin
intervención de la política. Contradicen en esos términos lo afirmado por Clausewitz
(1832/2005), en el sentido que la guerra no es autónoma, que “la guerra no es más que la
prolongación del tráfico político por otros medios” (Clausewitz, 2005, 668). Este problema
plantea la necesidad de indagar ¿Cuáles son los principales determinantes de la degradación de
la guerra, inspeccionando tanto los aspectos militares como los políticos, además de los
aspectos sociales, económicos, demográficos y tecnológicos?, ¿Cuáles son los mecanismos
que explican la degradación?, ¿Cuál es su dinámica? (Modelo No4: Fase social y Modelo No
2: Fase militar)
En tercera instancia, un problema que se intenta analizar en esta investigación y que se deriva
del anterior, es la manera como se mide normalmente la correlación de fuerzas entre las partes,
en tanto se desestima el impacto de la degradación del conflicto en el balance diferenciado de
poder político y poder militar obtenido con sus acciones de guerra. En esta investigación se
estima que si una acción de guerra degradante, por ejemplo, una masacre de miembros de la
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población civil que es ajena a las hostilidades, es ilegítima y por lo tanto carece de
reconocimiento político, es entonces violencia criminal y, en consecuencia, es de distinta
naturaleza que las acciones bélicas, esas sí legítimas y propias de la violencia política. Esto no
significa, sin embargo, que los actores del conflicto no obtengan con las acciones degradantes
poder de contundencia o poder militar en términos de su función de utilidad. La degradación
de la guerra produce un desfase entre poder político y poder militar, que es necesario medir
por aparte, y establecer así también, de un lado, una correlación de fuerzas política y, de otro
lado, una correlación de fuerzas militar, aparte de su nivel de degradación, o poder criminal,
correspondiente a cada uno de los actores del conflicto armado interno. Un desfase que
erróneamente desestiman o ignoran los teóricos clásicos y modernos de la guerra. En esos
términos, conviene establecer ¿Cuál es el balance poder militar, poder criminal y poder
político de cada uno de los actores del conflicto estudiados? y ¿cuál es la correlación de
fuerzas entre las partes medida en términos del acumulado de poder militar, poder criminal y
poder político? , para explicar y medir, desde la perspectiva de la degradación de la guerra, el
conflicto armado interno colombiano, con la esperanza de encontrar nuevas respuestas y
mayor comprensión de su desarrollo y de sus complejidades. (Modelo No 4: Fase
Humanitaria- Praxis de los actores armados y función de utilidad de las acciones de guerra)
Un cuarto problema responde a la necesidad de establecer los móviles o causas mayores que
se encuentran detrás del fenómeno de la degradación de la guerra, Su relevancia consiste en
poder indagar si la degradación de la guerra, en condiciones de espacio, tiempo y sujeto,
obedece a los grandes intereses económicos, legales e ilegales, de gran impacto en la zona de
conflicto, a saber recursos naturales tales como carbón, petróleo, coca, de gran potencial en el
Catatumbo. Se trata de inspeccionar en factores sociales, económicos y políticos locales que
pueden constituir razones poderosas en las guerras de apropiación y que pesan como
incentivos en la configuración de proyectos criminales. (Modelo No 1: Fase política)
Finalmente, la preeminencia de la violencia contra la población civil en desarrollo del
conflicto (805), en comparación con la violencia entre combatientes (20%), no sólo parece
impactar la identidad política de sus protagonistas, el tipo de medición del conflicto y el
balance de poder político y poder militar de cada uno de sus actores; no sólo demanda un
análisis que rebasa los aspectos puramente militares, también parece impactar las teorías
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mismas de conflictos, donde sólo la noción de racionalidad no basta para comprender el
fenómeno. Por ejemplo, el concepto de “falla institucional” en la región del Catatumbo, que
explicaría la violencia política de la parte subversiva o de una élite que desea acceder al poder,
tiene menos fundamento que la idea de una élite en el poder ejerciendo un poder despótico por
incapacidad para ejercer un poder infraestructural (Michael Mann, 2003), lo cual conduce al
Terrorismo de Estado. Igualmente, se pone en cuestión la noción de “Caos Hobesiano”, que
explicaría el concepto de territorialidades bélicas (María Teresa, 2001), porque la población
civil, principal víctima de la violencia, es población inerme y ajena a las hostilidades, además
de que los grandes intereses en juego son de orden nacional y de naturaleza política.
Asimismo, se pone cuestión la interpretación de la teoría de la maniobra donde la guerra
contrainsurgente (Wallace, 1997), contra la población civil, se confunde con guerra irregular
entre combatientes, en circunstancias en las que no puede hablarse de población interpuesta
sino de población civil como principal objetivo. Igualmente, las explicaciones desde las
diversas teorías de conflictos, en general, carecen en la mayoría de los casos de una
razonabilidad política que explique otros aspectos importantes en desarrollo del conflicto, no
registrados de manera directa por la evidencia empírica, como la combinación y coordinación
de fuerzas entre Fuerza Pública y Paramilitares. En general, este empantanamiento y
ambigüedad, en relación a la comprensión del conflicto por cuenta del fenómeno analizado,
que no discrimina entre grupos armados legales e ilegales, plantea un problema teórico de
mayor envergadura: ¿Cuál es el trasfondo político de la degradación de la guerra? ¿Cuál es su
lógica política?. (Revisión crítica de la literatura especializada)
La permanencia en el tiempo de casi cinco décadas del conflicto armado interno colombiano,
los fracasos de las políticas públicas para resolverlo, las fallidas negociaciones de paz, la
incapacidad de las partes para obtener una victoria definitiva, y los innumerables tropiezos
para concretar acuerdos políticos duraderos que canalicen las diferencias entre las partes por
vías democráticas, nos induce a pensar en la posibilidad de que existen fallas graves en la
manera como se viene interpretando hasta ahora el conflicto interno colombiano, en los
diversos enfoques para comprenderlo y en los marcos de referencia adoptados para diseñar
políticas públicas adecuadas.
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Es probable que la sociedad colombiana carezca actualmente de modelos para su medición y
análisis que correspondan verdaderamente a su propia experiencia violenta e historia política,
social, económica y cultural; y que esa carencia esté detrás de los fracasos permanentes para
superar el conflicto. Es notoria la precaria comprensión de lo político por parte de la sociedad
colombiana. Cabe la posibilidad que una perspectiva novedosa de análisis, como la
degradación de la guerra, ofrezca nuevas luces sobre el conflicto y demande una revisión de la
teoría de conflictos en caso de conflictos altamente degradados.
Ante esta problemática, en esta investigación se estima que un análisis desde la perspectiva de
la ontología de la guerra para conocer los mecanismos que lo explican, y de la ciencia política
y de la filosofía política, para profundizar el concepto de lo político, puede dar mayor claridad
al fenómeno de la degradación y ofrecer un excelente marco de referencia para explicar y
medir el conflicto armado colombiano, objeto de esta investigación.
I.3- Motivación y Principios que orientan el Problema de Investigación
La investigación plantea una revisión crítica del Análisis Económico de Conflictos actual, en
la medida que esta tendencia académica desestima o desnaturaliza “lo político” implícito en
todo conflicto. En ese sentido se introduce como método de interpretación una perspectiva de
análisis fundamentada en la lógica política, porque no basta que sea sólo racional. Es necesario
tener siempre presente en el análisis de conflictos que de lo que se trata siempre es de un
estudio de “lo político”, de lo contrario deja de ser conflicto. Esta razonabilidad política
establece que los actores del conflicto protegen su imagen política mediante estrategias y
tecnologías, como simular ser un Actor desconocido, la utilización de grupos armados
paramilitares en la guerra contrainsurgente, la implementación de masacres o guerra de
guerrillas; o la instrumentalización de estas tecnologías para hacer efectiva una guerra de
apropiación de grandes intereses económicos, sociales y políticos, independiente del carácter
criminal o bélico de las acciones de guerra.
Esta perspectiva de análisis significa, además, que la investigación se aparta en lo posible de
los criterios que se orientan por el resultado de la contienda como el elemento fundamental del
análisis, en tanto el concepto de lo político, tal como se interpreta en esta investigación de
18
acuerdo con Chantal Mouffe (2007), está basado no en la eliminación de las diferencias sino
en “su legitimación como elemento constitutivo de la democracia” (Mouffe, 2007.16). La
lógica política establece también que la política, en la medida que se diferencia de la guerra
por ser autónoma, es la principal determinante de la degradación del conflicto, ya que en
última instancia son los gobiernos de los actores del conflicto los que deciden entre dos
opciones opuestas en su naturaleza política: Acciones bélicas (políticas) o Acciones
degradantes (criminales). Igualmente, en desarrollo de la guerra, tiene relación con la
necesidad de establecer quién tiene la iniciativa de las acciones, lo cual establece la parte
activa que comete la acción y la parte pasiva que sufre la acción, elemento fundamental que
establece la intencionalidad política de los actores del conflicto armado interno, y visualiza
también el concepto de resistencia.
El referente historiográfico es el cambio decisivo que desde 1929 hicieron Lucien Febvre y
Marc Bloch de la escuela francesa de “Los Annales”, y los aportes posteriores de Fernand
Braudel, una escuela que abrió las compuertas de la especialización histórica a los problemas
que trataban otras disciplinas de las ciencias sociales, como la sociología, la economía, la
geografía, la filosofía, la ciencia política, lo mismo que sus preocupaciones metodológicas.
Para Febvre, sin teoría previa, sin teoría preconcebida, no hay trabajo científico posible. Para
Fernand Braudel, el objeto singular deja de dominar el horizonte del historiador, ahora el
interés recae en captar las pulsaciones, los ciclos de larga y corta duración de la vida
económica y social. Igualmente, la escuela inglesa “Past and Present”, que insiste en las
cuestiones teóricas y en los problemas de periodización, correspondientes al funcionamiento
de los sistemas económicos vistos en su conjunto. Asimismo, a la escuela norteamericana
“New Ecomic History”, liderada más por economistas que por historiadores, que insiste en la
utilización de modelos construidos con la ayuda de la teoría económica; y el manejo cuidadoso
de una bibliografía, para establecer con claridad lo que se denomina “el estado en cuestión” y
el uso de fuentes que se organizan en torno a un argumento central. Y los avances de la
historiografía comparativa, que ya en los años treinta era considerada por Henri Pirenne como
la condición de la transformación de la historia en ciencia , y por otros, como la elevación de
lo descriptivo en explicativo. (Vega Rodríguez, 2007: 25)
19
CAPÍTULO II:
REVISIÓN DE LA LITERTURA
II.1- Revisión de la literatura sobre la violencia y el Análisis Económico de Conflictos
El principal objetivo de esta investigación es establecer la lógica política de la violencia que
caracteriza el fenómeno de la degradación de la guerra. Pero para poder avanzar en el análisis se
requiere primero dar firmeza a su marco teórico, para lo cual es indispensable repensar o
reconsiderar la validez y eficacia del marco conceptual acumulado en la tradición de estudios sobre
la violencia, particularmente en el análisis económico de conflictos. En Colombia, las
circunstancias en la que nacieron en los años sesenta los grupos insurgentes crean desde entonces el
ambiente propicio para el uso de la violencia que caracteriza el fenómeno de la degradación de la
guerra, tanto por el énfasis más ideológico que social y político de las guerrillas como por la
respuesta del Estado mediante una militarización de los asuntos políticos. En ambos casos existió
una aparente preponderancia de lo militar sobre lo político que se ha mantenido en el transcurso de
cinco décadas de conflicto hasta la época actual. En ese sentido, incluso la propia historia del
conflicto puede llegar a darnos luces sobre el fenómeno estudiado.
Ese tipo de investigaciones se inicia con el estudio pionero de la Comisión compuesta por
Germán Guzmán, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña Luna (1968), donde se intenta
construir con fundamento científico una geografía de la violencia y se analiza con enfoque
sociológico la estructura social del país como trasfondo de la confrontación armada. El
problema se plantea desde las causas objetivas de la violencia, sinónimo de pobreza, y este
enfoque se tomará como referente de política pública, entendida como respuesta al abandono o
inexistencia del Estado en regiones consideradas como territorialidades bélicas. En los años
setenta Pierre Gilhodes (1974) en relación a la violencia de los años cincuenta habla de una
revolución campesina frustrada, y Paul Oquist (1978), de un derrumbe parcial del Estado. El
análisis sigue centrado en la tipificación de la violencia subversiva sin consideración de las
distintas modalidades de la violencia en desarrollo del conflicto. En 1984, el simposio sobre
la violencia colombiana hace énfasis esencialmente en la relación entre la violencia y las
estructuras agrarias regionales. Daniel Pecaut (1987) estima que el problema es la disociación
entre lo social y lo político, esto es, que los conflictos sociales rebasan en cantidad y
complejidad la capacidad de las instituciones para atenderlos y darles una solución política.
20
En 1987, la Comisión de Estudios sobre la violencia, establece una nueva perspectiva de
análisis, y señala el carácter multidimensional de las violencias, así como la necesidad de una
interpretación más plural del fenómeno. No obstante, la solución sigue centrada en la manera
como la violencia debe ser enfrentada por el Estado: la democracia necesita que el Estado
reconozca la pluralidad de la sociedad en lo étnico, lo social y lo político. La violencia se
presume siempre de iniciativa de sectores sociales marginales desatendidos por el Estado, las
violencias del monte y las violencias de la calle, que los gobiernos enfrentan mediante el uso
legítimo de la fuerza para restablecer el orden público. Conceptualmente se reconoce el
conflicto sólo desde la perspectiva de falla institucional, que los sectores sociales afectados
pretenden resolver de manera violenta, de manera insensata y pre-moderna en el ámbito de
una sociedad democracia y civilizada. (Comisión de estudios sobre la violencia (1987)
Se percibe ya los cambios que introduce en la problemática la presencia del narcotráfico. Pero
su inserción en la lucha armada, según la Comisión, no produce una crisis insurreccional sino
una anarquía generalizada de la vida social y política. Se empieza a construir desde entonces el
otro concepto que se vuelve recurrente en la mayoría de estudios sobre la violencia: el
concepto de caos hobbesiano, la anarquía generalizada que presuntamente produce por cuenta
propia la población de los territorios donde no existe presencia del Estado o donde al Estado
no se le reconoce su legitimidad, es decir, los territorios conflictivos, donde la fuerza pública
debe restablecer el orden.
La primera mitad de la década de los noventa se caracteriza por la multiplicidad de enfoques y
preferencia por los estudios regionales. Los análisis combinan el enfoque estructural e
histórico de largo plazo con estudios coyunturales de regiones particularmente violentas.
Fernán González y Fabio Zambrano (1989, 1995), hablan de problemas agrarios y conflictos
sociales, y analizan el Estado, las instituciones y la cultura política de los colombianos. Se
revive la perspectiva sociológica y estructural de la violencia con enfoques diversos y estudios
de carácter regional, y se conserva la línea conceptual de falla institucional y caos hobbesiano.
Siguiendo a Pecaut (1987) en su idea de disociación entre lo político y lo social, se demanda
más política (respuesta a supuestas causas objetivas) y menos represión para atender las
tensiones sociales en las zonas de conflicto.
21
En esta época dos estudios sobre la insurgencia y sobre el paramilitarismo, de Eduardo Pizarro
(1991) y de Jorge Orlando Melo (1991), ofrecen algunas luces alrededor del tipo de violencia
que caracteriza el fenómeno de la degradación de la guerra. Según Pizarro, el principal problema
de la insurgencia en sus inicios era la preeminencia de lo ideológico sobre lo político, derivado de
la ausencia de un polo popular con capacidad de incidir en las decisiones nacionales, en razón a que
había sido aplastado durante la violencia de los años cincuenta. A esta situación contribuyó la
táctica guerrillera de concepción “foquista”, que busca actuar como catalizador del descontento
popular a partir de un pequeño grupo armado rural. Pizarro respalda la idea de una supuesta
independencia de la acción militar respecto de las acciones sociales y políticas, la excesiva
concentración en la pura acción y el cerramiento ideológico. (Pizarro, 1991)
Melo (1991), explica que la degradación de la guerra corrió por cuenta de la ilegitimidad de las
acciones militares derivada de cierta autonomía militar de la Fuerza Pública. Esto se expresa en un
supuesto irrespeto de las normas legales materializado en la violencia contra guerrilleros y la tortura
de sindicados de conspirar contra el régimen en el poder, “las detenciones arbitrarias y hasta el
bombardeo de poblaciones civiles por presuntos vínculos con la insurgencia armada” (Melo, 1991:
25). Melo, además, recuerda que la degradación de la guerra en Colombia es anterior a la creación
de los actuales grupos insurgentes. Desde el sector gobierno, la participación de grupos de civiles
armados en las luchas políticas colombianas tiene una amplia tradición, que se remonta hasta 1985,
cuando “el gobierno del Presidente Rafael Núñez entregó armas a grupos conservadores para
fortalecer al débil Ejército Nacional”. (Melo, 1991: 25).
Inaugurada en Colombia la tendencia académica de Análisis económico de Conflictos en los
años noventa, surge un nuevo tipo de estudios, soportados en evidencia estadística y modelos
econométricos, que se caracterizan además por las polémicas revisión de los postulados
teóricos convencionales alrededor de las causas objetivas de la violencia política. El análisis se
centra en las motivaciones de tipo político y tipo delincuencial de los actores, y en la
perspectiva de actores colectivos, propio de la sociología clásica, y la perspectiva individual,
que caracteriza la selección racional. Se argumenta con escasa fundamentación teórica pero
con amplio soporte en evidencia estadística. Se conserva igualmente como referente principal
el concepto de falla institucional pero se introduce uno nuevo, el de relaciones de poder.
22
Gaitán (1995) y Rubio (1998), ponen en entredicho el paradigma de las causas objetivas de la
violencia, que suponía que ésta era exclusivamente producto de la pobreza y la ausencia del
Estado. Sin embargo, Gaitán también resalta la asociación entre violencia y aumento rápido y
desigual de la riqueza. Por su parte, el Departamento nacional de Planeación encuentra una
relación positiva entre violencia, desigualdad social y participación electoral. Y aclara que sin
bien la pobreza aparece relacionada inversamente con el grado de violencia, la desigualdad en
cambio sí aparece asociada con ella positivamente, enfatizando, mediante mediciones del
índice de Gini, que los municipios tienden a ser más violentos cuando tiene mayor
desigualdad. En esa dirección, Bejarano (1997), precisa que en regiones de rápida expansión,
la guerrilla aprovecha las expectativas insatisfechas provocadas por una bonanza en una
población empobrecida, y suple las deficiencias del Estado.
El inglés Malcon Deas (1995), reivindica el carácter esencialmente político de la violencia
colombiana reciente, que estima irreductible a otras categorías económicas, sociales y
culturales. Señala, además, que se trata de una violencia política que busca poder en los
lugares donde el Estado escasamente puede reclamar el patrimonio de la fuerza. Otro
extranjero, Albert Berry (2002), desestima que los problemas sociales, políticos, económicos y
de violencia en Colombia correspondan exclusivamente al fracaso de la política agraria, pero
sí está de acuerdo con la idea de que el problema de la violencia tiene que ver con el manejo
de la frontera agraria.
Un estudio fundamental de la evolución del conflicto armado en los años noventa es
“Violencia política en Colombia: de la nación fragmentada a la construcción del
Estado”(2002), de Fernán González Ingrid Bolívar y Teófilo Vásquez, marca una diferencia
respecto de la concepción tradicional del Estado como un orden ya consolidado frente al cual
los procesos de violencia se leen como la pretensión de subvertir ese orden y desde la pérdida
del monopolio estatal de la fuerza legítima. Los autores, por el contrario estiman que los
conflictos nacionales son un una trama que se va articulando paulatinamente en un proceso
complejo de construcción de Estado.
23
Otros estudios contribuyen con enfoques diversos a una visión más en detalle del problema de
la violencia reciente. Gaviria (1998) responsabiliza a los narcotraficantes de la rápida
evolución de la violencia en el país, al generar derrames tanto de tecnología como de
aprendizaje. Echeverry y Portow (2000), plantean que en Colombia el surgimiento y
consolidación del narcotráfico, en especial la cocaína, elevó la tasa de homicidios.
Montenegro (2000), señala como causa principal del incremento de la violencia el surgimiento
y propagación del tráfico de drogas, y los incentivos derivados de productos primarios
(petróleo, oro, hoja de coca, carbón). Cohen y Tita (1999), afirman que los ataques generan
una espiral de acciones violentas defensivas que se extiende más allá de los actores
inicialmente implicados y que tienden a persistir. Estos estudios dan luces sobre la
reproducción y dinámica de la violencia en Colombia en los términos planteados en esta
investigación.
II.2-Revisión de la Literatura nacional e internacional: degradación de conflictos armados
II.2.1-Revisión de la Literatura internacional
Los estudios sobre degradación de la guerra, elaborados generalmente por organizaciones como
Amnistía Internacional, Human Righs Watch, el PNUD, abordan el problema desde la
perspectiva de la violación de los derechos humanos, haciendo énfasis en el daño material y moral
de las víctimas. Este aspecto se identifica comúnmente como la intensidad de la guerra, que registra
el número de muertos, heridos, prisioneros, la contaminación del medio ambiente y la destrucción
de la infraestructura de un país y sus fuentes de agua, vitales para la sociedad. Pero en tales
estudios no parece relevante determinar las causas de tal degradación., lo importante es el registro
de los estragos o impacto de la guerra en la vida de las personas. O.N.U (2010)
El Derecho internacional Humanitario (DIH), por su parte, afronta la degradación de la guerra
igualmente desde una perspectiva humanitaria pero con una función regulatoria y normativa de las
costumbres de la guerra entre países y de los conflictos armados internos, con el propósito de hacer
justicia y aminorar los estragos humanitarios de la guerra. Los tratados sobre métodos de guerra,
sus cuatro Convenios de Ginebra (1864, 1906, 1929, 1949), sus dos protocolos: Protocolo I y
Protocolo II (1977), el Estatuto de Roma y la creación de la Corte Penal Internacional, establecen la
24
normatividad sobre crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y crímenes de genocidio. El
DIH tiene la ventaja de mostrar dos enfoque diferenciados sobre la guerra, correspondientes a los
dos principios sobre los cuales se fundamenta su trabajo: el principio de humanidad (causas
objetivas e impacto) y el principio de la necesidad militar (opciones políticas o militares)
(CICR, 2004). En ese sentido, discrimina entre combatientes y no combatientes y regula por
aparte las situaciones en las que es lícito recurrir a la guerra (causas objetivas o subjetivas y las
formas en que se hace la guerra (métodos y armas no convencionales). No obstante, el DIH
tampoco se preocupa por conocer los factores que determinan la decisión de un actor del conflicto
de incurrir en actos DIH, ni se extiende más allá de los aspectos normativos, éticos y sancionatorios
en función de minimizar el impacto humanitario de la guerra.
II.2.1.1- Debate sobre la caracterización de los actores armados
La caracterización de los actores permite precisar si se trata de actores políticos o actores del
crimen. Sin embargo, es arriesgado el ejercicio porque normalmente se juzga no por las causas sino
por las consecuencias del comportamiento de los actores, y por tanto la caracterización varía según
el tipo de análisis realizado: normativo, moral o político. En un caso se juzga generalizando, en el
siguiente se descalifica con visos de subjetividad y en el otro se interpreta el comportamiento como
una forma de construcción o conservación de relaciones de poder entre las partes en conflicto.
Un análisis conocido es el que plantea la corriente de pensamiento orientada por Paul Collier y
difundida por el Banco Mundial, alrededor de la disyuntiva“¿Codicia o agravio?”(2001/2004).
Para este autor, su principal exponente, la rebelión es una depredación a gran escala de
actividades económicas. (Collier, 1998). La única diferencia con el crimen organizado es que
los rebeldes deben proteger su imagen. Este enfoque resalta la avaricia de los grupos rebeldes
como la causa del conflicto y la falsificación de las preferencias por parte de los líderes de la
insurrección mediante la manipulación de la información. Según Collier, es la viabilidad de la
depredación lo que determina el riesgo del conflicto. La caracterización de los rebeldes, sean
degradantes o no sus acciones de guerra, es siempre de criminales con grandes móviles
económicos. En realidad para Collier es irrelevante el aspecto político, porque piensa más en
el resultado de la contienda, en el cual lo fundamental es la viabilidad económica de la
rebelión, principal blanco a atacar para hacer efectiva su extinción.
25
Contrario a lo que afirma el estudio de Collier, se encuentra los estudios de la sociología del
derecho de German Silva García (2000). Este autor afirma que no se puede hablar de la
categoría de la criminalidad sin contemplar el tema del poder, que está relacionado con las
oportunidades del actuar y que define previamente las conductas que se consideran criminales.
Critica a quienes consideran el derecho y a la justicia penal como esferas autónomas, sin
relación alguna con las condiciones políticas, económicas, militares de la sociedad. De ahí la
conveniencia para esta investigación de centrar el análisis tanto en las lógicas y motivaciones
de los actores enfrentados, como en la situación de tiempo lugar y sujeto en que se enmarcan,
buscando siempre la mayor objetividad posible y garantizando que las afirmaciones tengan
fundamento empírico.
Según Kurt y Katt Spillman (1993), la descalificación severa de los actores ocurre porque el
conflicto es percibido desde el síndrome del enemigo, especialmente a nivel internacional, a
partir de los mutuos estereotipos y percepciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética, en
la época de la guerra fría. O entre árabes e israelíes en el Oriente Medio. Según estos autores
esta mirada hace desaparecer cualquier posibilidad de objetividad en el análisis, pues la
percepción queda totalmente dominada por la diferencia infantil y primitiva entre lo bueno y
lo malo, que tiende a la satanización y estigmatización del adversario.
En esos términos la caracterización de los actores es un problema mundial, incluso el término
terrorismo, como una expresión particular de la degradación, no se escapa de la ambigüedad.
Son múltiples y diversas las definiciones de terrorismo, más que definir una situación de
forma objetiva, revela un estudio del ejército estadounidense de 2003, lo que buscan más de
un centenar de definiciones de terrorismo es descalificar al enemigo.
Un análisis más ilustrativo es el de Jorge Restrepo (2009), quien considera que es erróneo
confundir un conflicto interno con una expresión puramente criminal porque conduce a
políticas poco efectivas para resolver un conflicto. Tres diferencias fundamentales recoge
Restrepo de actores diversos:
26
1-El objetivo de la acción: en el actor del crimen organizado el objetivo “no es el de imponer
mediante la fuerza sus preferencias sobre una agenda en particular (usualmente subvertir el
orden institucional establecido)”, (Restrepo, 2009:285)En cambio ese es precisamente el
objetivo de las partes en conflicto. 2-El destino que tienen los recursos: Típicamente, una
organización en conflicto, “revierte la totalidad de los recursos en ganar más poder” (Restrepo,
2009:286); es decir, en ampliar el aparato militar y en financiar el uso ofensivo de la violencia.
Por su parte la organización criminal, típicamente reparte los réditos entre sus miembros de
acuerdo a una jerarquía. 3-El uso de la violencia; para una organización del conflicto “es un
medio de confrontación y expresión de la capacidad de la capacidad militar” (Restrepo,
2009:286), en tanto para la organización criminal la violencia es “únicamente un instrumento
de liquidación de contratos, y un medio para formar una reputación y definir un territorio en el
que se depreda”.(Restrepo, 2009: 286).
II.2.1.2-La ontología de la guerra
Algunos pocos estudios abordan el tema desde la perspectiva de la ontología de la guerra. Uno
de ellos es Statis Kalivas, quien en “Ontología de la violencia política: acción e identidad en
las guerra civiles” (2004), intenta comprender el comportamiento, motivaciones e identidades
de los actores armados en escenarios de guerras civiles que se caracterizan por el
empantanamiento y degradación de las acciones en el terreno de la confrontación, hasta el
punto en que es difícil diferenciar entre lo político y lo privado, lo colectivo y lo individual.
Kalivas se aparta de la dicotomía “codicia o agravio”, y señala que las guerras civiles no son
conflictos binarios, interpretación que según él resulta engañosa, sino procesos complejos y
ambiguos que promueven la acción conjunta entre actores del conflicto y actores privados
locales, de ejércitos y civiles, cuya alianza termina en violencia para lograr ciertas metas. Para
Kalivas la violencia política no siempre es política, algunas acciones y comportamientos no
siempre pueden atribuirse a los actores beligerantes ni a las dinámicas de la confrontación
dominante, sino que también tienen origen en las acciones oportunistas de los actores locales
privados, que aprovechan la confusión generada por la guerra para hacer efectivas sus
venganzas personales, estableciendo alianzas con los actores del conflicto, lo cual no deja de
ser parte de la propia guerra como escisiones locales y dinámica intracomunitaria.
27
Kalivas explora también en “The logic of violence in civil war” (2000), una teoría de la
violencia en las guerras civiles, en la cual se establece un nexo entre guerra irregular y
violencia, en tanto la debilidad de la estructura formal de la guerra irregular hace posible todo
tipo de excesos y desdibuja la diferencia entre civiles y combatientes. Kalivas centra sus
análisis en el concepto de guerra contrainsurgente donde la población civil es estimada como
población interpuesta, sometida al asedio de dos fuegos, en tanto fuente de información vital
y determinante en el resultado de la contienda. El problema fundamental en este tipo de
escenario es la escasez de información sistemática y exhaustiva, situación que tiene origen en
la dificultad de su recolección. Concluye Kalivas que la violencia de la guerra civil no tiene
ninguna similitud con el estado de naturaleza según Hobbes, de devastación y caos aleatorio y
generalizado de todos contra todos, ni tampoco puede analizarse este tipo de violencia desde la
perspectiva de las pasiones y de las emociones, sin validez alguna en este caso. Kalivas señala
igualmente la tendencia de las investigaciones a indiferenciar las acciones de guerra en las guerras
civiles y a incluir la violencia en la denominación de acción colectiva y acción beligerante, incluso
a confundir la violencia cuando es generada en el conflicto armado y en la protesta social, en
tiempos de guerra y en tiempos de paz, que son dos contextos radicalmente diferentes generadores
de violencia de formas muy disímiles. Este autor analiza además, la lógica de la violencia mediante
la variación espacial de las guerras civiles, que es el punto central de su investigación. El
fundamento es la teoría de la contrainsurgencia, donde la violencia masiva contra los civiles ocurre
con mayor probabilidad en las zonas en disputa territorial, analizada a partir de tres hipótesis de
producción de la violencia: con soberanía absoluta del actor armado, en ausencia de soberanía y con
soberanía en disputa con un grupo opositor.
En este campo de la ontología de la guerra se estudia también a Jack Hirshleifer (1988), Este autor
de modelos de equilibrio militar, encuentra fundamental la tecnología para definir el resultado de la
contienda, porque facilita el logro de un mayor “poder de contundencia” frente a su adversario, en
tanto método eficiente para trasformar recursos en capacidad ofensiva, principal incentivo de los
combatientes en desarrollo de la guerra, sin consideración a sus causas o estrategias empleadas.
28
Hirshleifer (1988) destaca dos formas básicas de tecnología. Una la guerra convencional
donde la confrontación se da en condiciones ideales tales como un campo de batalla uniforme,
información completa, carencia de fatiga, y una forma contraria de tecnología caracterizada
por fricciones en el campo de batalla, agotamiento, santuarios, refugios y terrenos que
dificultan el desarrollo de la confrontación, como es el caso de la guerra de guerrillas. Según
este autor, en cada caso lo que es fundamental es la eficiencia con que cada una de las partes
puede transformar recursos, humanos y materiales, en éxitos en el campo de batalla, en
“contundencia militar”. Hirshleifer concluye entonces que es el poder de contundencia de cada
una de las partes lo que define su poder y, por tanto, determina la equidad implícita en la
solución del conflicto. En consecuencia el poder que se persigue puede contribuir a la victoria
sin consideración a los objetivos políticos que motivaron la guerra, independiente de sus
métodos o estrategias para conseguirlo, incluso sin miramientos a otros aspectos de tipo
humanitario, moral o ideológico.
Esta visión del conflicto es coherente con otros análisis del autor, donde expone su modelo de
emergencia de Estados a partir de una situación de anarquía (Hirshleifer-1995:26-52); o en su
conocido discurso ante la Western Economic Association, en 1993, en el que afirma que: “no
sólo el lado luminoso sino también el lado oscuro del auto-interés contribuye a modelar el
comportamiento individual y la forma de las sociedades humanas”. (Hirshleifer, 1993: 1).
La tecnología es también el elemento central de la mayoría de las investigaciones sobre
conflictos desarrolladas por Herschel Grossman. Para este autor, la tecnología del conflicto es
la clave que favorece la toma de decisiones en la disyuntiva entre producir o depredar
(Grossman, 1998), optar por una acción moral u otra inmoral (Grossman, 1999), someterse al
Estado o defender la Revolución (Grossman 1994), o en la conveniencia de un grupo de
terratenientes de propiciar una reforma agraria en lugar de invertir en defensa contra los
campesinos depredadores. (Grossman, 1994). La tecnología es el factor que desequilibra
siempre la estabilidad de las fuerzas enfrentadas y marca la diferencia que favorece al ganador
de la contienda. Sin embargo, a diferencia de Hirshleifer, Grossman hace un aporte que
resulta esencial en esta investigación para entender y valorar el comportamiento de los actores
del conflicto y sus disyuntivas frente al uso de uno u otro tipo de violencia. Introduce un
elemento que constituye la restricción de los actores en el logro de sus objetivos de poder.
29
En “A theory of Kleptocracy With probabilistic survival and reputation” (1990) y en
“Propietary public finance and economic welfare” (1991), Grossman introduce el concepto de
reputación y factor de descuento1 que usan los formuladores de políticas públicas cuando se
pregunta ¿cómo los gobernantes permanecen en el poder? Grossman afirma que el factor de
descuento es la clave del problema de inconsistencia temporal y credibilidad de los
gobernantes en el poder, en particular cuando actúan en situaciones de contingencia e
incertidumbre y en circunstancias donde es vital estimar su probabilidad de supervivencia.
Contrario a los planteamientos que se centran en los aspectos puramente militares, resulta
fundamental el estudio de la ontología de la guerra de Carl Von Clausewitz (1832:2005), quien
es el primero en advertir que “la guerra sólo es una parte del tráfico político, y por tanto no es algo
autónomo” (Clausewitz, 2005:668), o en otros términos, que “la guerra no es más que la
continuación de la política por otros medios”. (Clausewitz, 2005:31)Así, pone en el centro del
análisis el carácter esencialmente político de la naturaleza de la guerra: “La guerra emana siempre
de una situación política y sólo es provocada por un motivo político”... “La intención política es el
fin, la guerra el medio, y nunca puede pensarse el medio sin el fin”. (Clausewitz, 2005:31 ). En
Clausewitz, lo político y lo militar son dos manifestaciones diferentes de la guerra, y lo militar
nunca es autónomo sino que depende de lo político. Asimismo, explicando sus tesis sobre la guerra
absoluta que determina la barbarie de la guerra, Clausewitz dice: “Es una aspiración inútil, incluso
falsa, dejar fuera de consideración la naturaleza de un elemento por repugnancia ante su
crudeza”...“nunca puede insertarse un principio de moderación en la filosofía de la guerra misma
sin cometer un absurdo.” .(Clausewitz, 2005:18).
II.2.1.3- Teoría de la Contrainsurgencia
Una gama amplia de estudios sobre conflictos armado internos de autores diversos centran sus
análisis en el tipo de tecnología y lógicas que identifica la teoría de la contrainsurgencia,
llámese violencia contra la población civil, masacres, terror de Estado, Terrorismo o la
metáfora de la pecera, en la cual los actores armados pretenden combatir a su adversario
desplazando o exterminando primero a la población civil que constituye su base social.
1 1 El factor de descuento o tasa de descuento es una medida que se aplica para determinar el valor actual de un valor esperado en el futuro.
En esta investigación, el valor esperado es la reputación intacta de actor político o actor del conflicto, que se desmejora en el tiempo con el
empleo de acciones de guerra criminales.
30
Uno de esos autores es Wallace (1997), quien explica que en la teoría de la maniobra, centrada
en la información y cuerpos de inteligencia, a diferencia de la teoría de la atrición, el centro de
gravedad ya no es la capacidad de confrontación bélica, sino el vínculo existente entre la
población y la insurgencia. Otro autor es Killkullen (2006), quien estima que en la
contrainsurgencia resulta más beneficioso lograr el respeto y la confianza de la población local
que aumentar la capacidad de combate. También Sémelin (2002), afirma que los autores de las
masacres propician la intimidación con estas prácticas para imponer su dominación sobre los
sobrevivientes, y explica que no es un exceso de la guerra, sino una de sus dimensiones para
acelerar la capitulación de su enemigo. Asimismo dice este autor que las interacciones entre las
partes generan una ronda macabra en la que todos los protagonistas terminan por parecerse. El
propio Kalivas (1999), que centra su estudio en el concepto de contrainsurgencia muestra en un
estudio sobre las masacres en Argelia que este tipo prácticas tienen una lógica precisa, donde la
brutalidad extrema puede ser instrumental. En todos estos casos se precisa que estas prácticas son
racionales, responden a una lógica, son parte de una estrategia y en ellas la violencia tiene un
carácter instrumental, y especialmente que se busca reducir el apoyo de los civiles a los grupos
rebeldes con el fin de maximizar la probabilidad de la victoria.
II.2.1.4- Otros aportes en la literatura internacional
Kimur Kuran en “Verdades privadas, mentiras públicas” (1995), plantea la noción de
falsificación de las preferencias políticas en contextos donde está amenazada la integridad
física por grupos armados. Pero la tesis de Kuran permite también dar cuenta de la posibilidad
de que el actor del conflicto abandone en determinado momento su identidad política para
ejecutar acciones degradantes y falsifique luego sus preferencias, lo cual haría difícil su
caracterización como actor del conflicto o como actor del crimen organizado.
Skarpedas y Garfinquel (2000), afirman que la razón de ser del conflicto es mantener una
posición de poder, y explican el desplazamiento forzado de la población (factor de degradación de
la guerra) como dinámica del conflicto. Una dinámica que sugiere la posibilidad de existencia de
mecanismos y leyes propios de la guerra que conducen a su degradación, más allá de sólo las
decisiones racionales de los actores del conflicto.
31
Hinojosa y Fedlmann (2009) muestran que los paramilitares en Colombia recurren a prácticas
terroristas de guerra para compensar su inferioridad frente a la guerrilla, en términos de personal
armado, logística y organización. Esto significa en términos más amplios que las tecnologías que
caracterizan la violencia del fenómeno de la degradación aportan esencialmente eficiencia en
producción de acciones de guerra en desarrollo del conflicto.
Bryan Caplan (2006) en “Terrorismo: la relavancia del modelo de elección racional” (2006),
estima que, contrario a lo que se cree, el terrorismo en general, y el terrorismo suicida en particular,
es racional. Caplan afirma que el terrorismo que observamos es compatible en casi todo el
mundo con el “homo economicus”. Probablemente Caplan sobreestime los alcances de la
racionalidad del terrorismo pero, al igual que Kalivas (1999), deja claro que este tipo violencia
tiene una lógica precisa, donde la brutalidad extrema puede ser instrumental y, especialmente que
no corresponden a una especie de caos hobbesiano o acciones aleatorias. Lo Reafirma la
consideración de Caplan de que las acciones terroristas tienen una intencionalidad política,
concepto más coherente en ciencias sociales que el de racionalidad.
El concepto de intencionalidad política del terrorismo lo reafirma el Departamento de Estado
de Estados Unidos cuando define al terrorismo como “violencia premeditada, motivada por
factores políticos….contra objetivos no combatientes.” (Departamento de Estado de estados
Unidos, 2005, citado por Colleen Bell, 2009: 78). Incluso, el propio Ejército de Estados
Unidos, en su nuevo Manual de campo de Contrainsurgencia, publicado en 2006, distingue
ahora entre terrorismo e insurgencia, como formas diferentes de acción. Según este manual, el
terrorismo es simplemente una táctica, mientras que la insurgencia es un movimiento que
puede incluir terrorismo, pero que no se limita a ello.
La insurgencia, según el Ejército y la Armada de Estados Unidos, es “la lucha político-
militar, organizada y prolongada, destinada a debilitar el control y la legitimidad de un
gobierno establecido, el poder ocupante u otra autoridad política, y a aumentar el control de
los insurgentes” (Counterinsurgency: Field Manual-2006, citado por Colleen Bell-2009: 78).
32
Esta diferenciación permite establecer mayores alcances en la caracterización de los actores
del conflicto, en tanto éstos son protagonistas de acciones terroristas o acciones insurgentes,
dos tipos deferentes de acciones que se distinguen a su vez, de un tercer tipo de acción, la
acción criminal, en tanto esta última no necesariamente bebe tener una intencionalidad
política. Así, en el entendiendo que todos los actores del conflicto incurren en mayor o menor
medida en acciones degradantes, esto es, que tienen diferente propensión a la violencia que
caracteriza la degradación de la guerra, se establece como hipótesis central de esta
investigación una función de la degradación de tipo keynesiano.
Keynes (1983) plantea en su “Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero”
(1936:1983), que “la propensión a consumir es una función bastante estable, de tal manera que
por lo general, el monto del consumo, en conjunto, depende del volumen del ingreso total”.
(Keynes, 1936.1983: 93). No se ocupa Keynes de los cambios sociales de largo alcance ni de
los efectos lentos del proceso. Keynes retoma el enfoque tradicional en el cual el ahorro es
complementario con el consumo, y considerado como variable residual. Los términos de la
conjetura de Keynes sobre la propensión marginal a consumir establece que varía entre cero y
la unidad (o< PMC< 1); que la propensión media al consumo cae a medida que aumenta el
ingreso (PMeC=C/Y); y que el ingreso es el determinante principal del consumo.
Keynes precisa que a medida que aumenta el ingreso, las familias consumen una proporción
menor de ella, por lo que podemos decir, que ahorra una mayor fracción de la renta. Asi, en
una función keynesiana de la degradación de la violencia, el consumo son las acciones
violatoria del DIH, el ahorro son las acciones bélicas, medidas como acciones legítimas entre
combatientes, y el ingreso, el total de acciones de guerra propias de cada uno de los actores del
conflicto.
La hipótesis que se plantea simula la conjetura de Keynes sobre la propensión marginal al
consumo (en este caso a las acciones violentas que caracterizan el fenómeno de la degradación
de la guerra, particularmente, la violencia homicida contra la población civil).
33
II.2.2-Revisión de la literatura colombiana
Diversos autores analizan las dinámicas de degradación de los conflictos actuales, con enfoques de
tipo económico, antropológico y sociológico, con énfasis en la lógica estratégica de
comportamiento de los grupos armados en la disputa territorial, como en la correlación de fuerzas
de las partes en disputa, la crudeza y sevicia de manifestaciones de violencia extrema, como
masacres, y en el narcotráfico y el caos generalizado de violencia anarquizante, respectivamente.
Adicionalmente, un panorama general de la violencia colombiana hasta 2013, lo presenta el Grupo
de Memoria Histórica (GMH-2013).
En relación con el análisis económico de las masacres2, caso típico de la degradación extrema,
Salamanca y Sánchez (2007), siguiendo a Kalivas (2000), ofrecen claridad sobre la racionalidad
de este tipo prácticas en la disputa territorial en Colombia; precisan que con las masacres los actores
buscan lograr ciertos fines estratégicos, en particular aterrorizar a la población en tanto tiene un
valor militar, para facilitar el control territorial, bien obteniendo su apoyo o desplazándola para
expropiar sus tierras, con el fin establecer nuevos proyectos políticos o económicos de tipo
extorsivo o criminal a cargo de grupos armados ilegales. Estos autores confirman la hipótesis de
Kalivas sobre los tres escenarios lógicos en relación a los cuales varía la violencia masiva contra
los civiles: con trol territorial absoluto, en ausencia de control y en disputa con un grupo opositor.
Con referencia al análisis de las matanzas, Uribe y Vásquez (1995) concluyen que las masacres
de los años ochenta y noventa, ya no pueden interpretarse como una forma de resolver conflictos
políticos, sino un medio para alcanzar otros fines distintos. Los autores llaman a este cambio de
comportamiento de los actores del conflicto, “la despolitización del uso de la fuerza”. (Uribe y Vásquez-1995:
111)
En particular, se resalta el papel crucial desempeñado por el narcotráfico en este cambio de sentido
de la violencia cuya máxima expresión son las masacres. Se argumenta que, por medio de la
ejecución de masacres, magnicidios y atentados terroristas que afectan a la población civil, el
narcotráfico ha servido como agente de contagio, extendiendo la violencia entre la sociedad.
2 Uribe y Vásquez (1995) definen masacre como “la liquidación física violenta. simultánea o cuasi simultánea, de más de cuatro personas en estado de indefensión”. Uribe y Vásquez ( 1995: 17). La liquidación física es de civiles únicamente.
34
Desde la perspectiva sociológica, María Teresa Uribe (2001), desarrolla el concepto de
“Territorialidades bélicas”, que caracteriza las zonas de conflicto, centrada en el concepto de caos
hobbesiano y a partir de la noción de “estados de guerra”, descritos como áreas del territorio
nacional donde prevalece el animus belli o sea el mantenimiento de la hostilidad como horizonte abierto para
dirimir las tensiones y los conflictos del mundo social y la violencia como estrategia para la solución de la vida en
común. (Uribe, 2001) . Uribe explica que la geografía de la violencia no cubre homogéneamente ni con
igual intensidad el territorio de Colombia. Por el contrario, la presencia de la confrontación armada
es altamente diferenciada de acuerdo con la dinámica interna de las regiones.
La Vicepresidencia de la República (2002) en el estudio “Conflicto armado, regiones y derechos
humanos en Colombia” (2002), afirma que la búsqueda del control de zonas que representan un alto
potencial estratégico ha traído nefastas consecuencias sobre la población civil que han llevado a la
degradación del conflicto. Considerando el factor de descuento, afirman que la guerrilla ha venido
modificando su comportamiento violento contra civiles como una estrategia política dado el
impacto negativo que tienen las masacres sobre el grupo. Según estos autores, Las autodefensas,
por su parte, buscan alcanzar el control de las zonas donde está presente la guerrilla y desplazarla
para obtener recursos económicos del narcotráfico, la ganadería, las esmeraldas, y megaproyectos,
de agricultura industrial, como banano y palma africana, y de minería, como oro y carbón
(Vicepresidencia, 2002).
La correlación de fuerzas se analiza en el trabajo de Granada y Sánchez (2009): “Correlación de
fuerzas en disputa de guerras civiles; una aplicación al caso colombiano” (2009). Este estudio,
basado en la teoría de Kalivas (2000) sobre las forma de hacer la guerra, se fundamenta en la
construcción de un indicador del balance de disputa por el control territorial, que se calcula para
cada diada del conflicto armado colombiano: fuerzas estatales-guerrillas, paramilitares-guerrillas, y
fuerzas estatales-paramilitares. Con base en información de micro-datos municipales para el
período 1997-2008, los autores hacen una aproximación teórica y metodológica para la
identificación de los elementos que determinan la correlación de fuerzas entre grupos armados en
una guerra civil o en un conflicto interno.
35
El Grupo de Memoria Histórica (GMH-2013), en su informe de 2013, registra la historia en
cifras del conflicto armado interno colombiano. Estiman en relación a la población civil, que ha
sido una guerra sin límites en la que, más que las acciones entre combatientes, ha prevalecido
la violencia desplegada sobre la población civil. Igualmente, señala que está probada la
participación de agentes estatales como perpetradores de crímenes. Se registra, dice, la
connivencia y las omisiones de miembros de la Fuerza Pública, con acciones violatorias de los
Derechos Humanos. Asimismo, indica la existencia de móviles económicos, donde los actores
armados, en alianzas con grupos poderosos y por métodos violentos defienden intereses
económicos y políticos, o buscan con codicia el acceso a más tierra y/o recursos, con grave y
persistente impunidad, según reza el informe. Esto tiene relación también con los problemas
de tierras. Todos los informes ilustran la gradual convergencia entre la guerra y el problema
agrario (despojos violentos, concentración ociosa de la tierra, usos inadecuados,
colonizaciones y titulaciones fallidas). En relación al balance de la violencia ocasionada por el
conflicto armado interno colombiano, confirma que entre 1958 y 2012 se produjeron
aproximadamente 220.000 muertes, cuya discriminación establece que “el 81% corresponde a
civiles y el 18,5% a combatientes” (GMH, 2013: 20 Y 22).
II.2.2.1Norte de Santander
En relación al conflicto en Norte de Santander y El Catatumbo, se destaca la versión recurrente de
la Vicepresidencia de la República (2002), que considera la incursión paramilitar de las AUC un
movimiento de tipo estratégico ajeno por completo al Estado; las AUC, dice, persiguen controlar
los corredores viales estratégicos para debilitar al ELN en el Catatumbo, y lograr el control de
recursos económicos derivados del petróleo y los cultivos de coca, así como frenar la incursión de
las FARC alrededor de Tibú, esto es, acciones militares estratégicas y control de recursos naturales.
II.3- Crítica de la literatura nacional sobre la degradación de conflictos armados
El debate en Colombia en torno a las causas objetivas y subjetivas, aún no superado en la
actualidad, se plantea desde un principio de manera equivocada como la disyuntiva de los
actores armados (sólo se incluye sin razón a los actores ilegales) entre la posibilidad de
comportarse como actor político o como un actor criminal; se plantea en términos generales
36
como un problema de inconsistencia temporal, en cuyo proceso de desviación del papel que
caracteriza al actor del conflicto ocurre un suceso adicional, se esfuma lo político.
Eso significa que el análisis es de tipo moral, subjetivo, y se explica razonablemente por el
tipo de violencia que usan los actores, la violencia ilegítima o criminal. Pero el problema es
más complejo y la perspectiva moral es inadecuada desde un punto de vista científico. Es más
conveniente analizar lo político desde una perspectiva política, de relaciones de poder, que es
en esencia en lo que consiste lo político y por lo tanto el conflicto. En esos términos, es
pertinente el análisis del fenómeno de la degradación de la guerra como fenómeno endógeno,
propio del conflicto y por tanto nacido de lo político y de naturaleza política. Esto permite
explicar que la degradación del uso de la violencia en desarrollo del conflicto no implica que
desaparezca lo político sino por el contrario lo radicaliza, caso en el cual la violencia puede ser
criminal pero no deja de ser política, más exactamente, se trata de una política criminal.
Esta visión tiene la ventaja de involucrar tanto a los actores ilegales como a los actores legales,
a las guerrillas pero también la Fuerza pública. Permite abandonar el casi exclusivo referente
de causa objetiva y falla institucional como explicación de la violencia, en términos de
ausencia o abandono del Estado en zonas de conflicto, que caracteriza en líneas gruesas desde
sus orígenes los estudios de la violencia en Colombia, derivado probablemente de la idea de
Pecaut (1987) de disociación entre lo social y lo político, y de la comprensible preferencia por
las causas estructurales e históricas, que explicarían el conflicto colombiano. El estudio del
fenómeno de la degradación de la guerra en su lógica política, como conservación o
modificación de relaciones de poder, más aún, permite considerar las dos caras de la moneda
de la violencia, la violencia de la rebelión, de abajo hacia arriba, y también la violencia del
poder despótico, de arriba hacia abajo, con el fin de precisar de quién es la iniciativa de las
acciones violentas, o cuál es la parte activa, el agresor y cuál la parte pasiva, la resistencia, de
las acciones de violencia y en particular de la violencia criminal.
En esos términos resulta difícil afirmar que la violencia criminal de los actores del conflicto
constituya un problema de inconsistencia temporal, porque la acción tiene expresamente una
intencionalidad política, como tampoco que por cuenta de una acción criminal se esfume la
37
naturaleza política del actor para convertirse en actor del crimen organizado, porque la acción
criminal hace parte del conflicto como construcción o mantenimiento de relaciones de poder
en escenarios de confrontación armada, o como mecanismo de restablecimiento del equilibrio
militar. Lo correcto entonces es afirmar que la acción criminal de un actor del conflicto es una
acción de naturaleza política que responde a una política criminal, la cual no por ser política
deja de ser criminal. Este enfoque tiene la ventaja de visualizar a los responsables de los
grandes crímenes, que normalmente son los mismos que detentan el poder, los que se
enriquecen rápidamente, más que aquellos que lo sufren o lo desafían.
Esto obedece también a que el tipo de respuesta con el que se quiere resolver el conflicto
social o armado es de tipo militar y no político, esto es, se opta por negar lo político en el
sentido antagónico del concepto, propio del pensamiento hegemónico moderno. El terrorismo
de Estado y el terrorismo antisistema, dice Mouffe (2007), son amenazas que surgen de no
reconocer lo político como antagonismo. Por esa razón, según Mouffe (2007), “la defensa y
radicalización del proyecto democrático exige reconocer lo político en su dimensión
antagónica. Y abandonar la ilusión de un mundo reconciliado en el cual el poder, la
soberanía y la hegemonía hayan sido superados”. (Mouffe, 2007:138)
El problema de la insistencia de los investigadores en el concepto de falla institucional y caos
hobbesiano, consiste en que la violencia tiene siempre una dirección de abajo hacia arriba, una
violencia que desafía al Estado, y cuya iniciativa no se discute porque queda preestablecida de
antemano; se desestima el papel del Estado interviniendo en esos juegos violentos de poder, ya
ejerciendo el poder despótico ya como promotor de intereses privados. Con estos conceptos se
pretende interpretar de manera semejante en Colombia la forma como se construyeron
mediante la violencia en Europa y otros continentes los Estados democráticos modernos, sin
reparar en qué tipo de Estado se ha construido en Colombia y por lo mismo sin precisar la
iniciativa y la dirección de la violencia, que en Colombia históricamente ha sido ejercida
principalmente por las élites en el poder y de arriba hacia abajo, no por las clases marginales,
de abajo hacia arriba, como suponen los investigadores en la mayoría de los casos, asimilando
violencia política exclusivamente con rebelión.
38
La tesis de caos hobbesiano, derivada de la idea de ausencia o abandono del Estado en zonas
de conflicto, por su parte, termina por aislar a la fuerza pública, a la clase política y al Estado
mismo, del accionar de grupos paramilitares en un supuesto enfrentamiento armado con las
guerrillas o en su violencia criminal directa contra la población rural y urbana, cuyos nexos
son ya inocultables. Impide también establecer los mínimos referentes democráticos en el
análisis del conflicto y de la noción de Estado, diferenciar entre violencia política y violencia
criminal, entre actores del conflicto y actores del crimen organizado, entre insurgencia
armada e insurgencia pacífica y protesta social. Se habla del Estado pero no de cómo opera el
Estado, sobre lo cual no todos tienen la misma idea. Según Gramsci, por ejemplo, el Estado se
interpreta equivocadamente por parte de algunos gobernantes: “como una sociedad política
(que se concibe como “la dictadura del aparato coercitivo para conducir a la masa del
pueblo a la conformidad con el tipo de producción y economía dominante en un momento
dado”), y no como “equilibrio entre la sociedad política y la sociedad civil”. (Gramsci-1975
citado por Hosbawn, 2011: 328)
Quizá en respuesta a esta concepción de Estado es igualmente que R. Paul Wolff (1969)
niega la existencia del derecho de cualquier Estado a exigir obediencia.
El concepto de caos hobbesiano también llama al inmovilismo político porque plantea un
determinismo caótico de las formas sociales que no parecen conducir a la democracia sino por
azar. Se desestima la relación entre crisis y democracia o entre violencia y democracia, y sólo
se admite como cierto y sin objeciones el caos hobbesiano como una mano invisible
construyendo Estado. No se distingue entre las formas modernas y democráticas y las formas
pre-modernas y criminales de acceder al poder. Porque si la perspectiva de análisis de la
violencia política no es la democracia entonces no es necesario el análisis. Se esgrime
constantemente el argumento de monopolio legítimo de la fuerza que le corresponde al Estado,
pero resulta un contrasentido admitir como fuerza legítima la violencia contra la población
civil inerme y ajena a las hostilidades que ejerce la fuerza pública de manera directa o en
connivencia con fuerzas paramilitares cuando desde el Estado se diseña una política represiva
y criminal y se ejerce cono legítima.
39
No obstante, este comportamiento no debe explicarse necesariamente como problema de
inconsistencia temporal, sino como una mane particular de interpretar el monopolio de la
fuerza. Siguiendo a Gramsci, como un mecanismo por el cual se subordina la política y la
ideología a la economía, en este caso, a uno en particular, el correspondiente a una economía
de extracción capitalista en las zonas de conflicto. El asunto entraña también la problemática
economicista de la ideología, que es igualmente un análisis de Gramsci, porque se establece un
vínculo causal entre infraestructura y superestructura y se concibe esta última como reflejo
mecánico de la base económica, lo cual termina por considerar las superestructuras
ideológicas como fenómenos secundarios que no juegan ningún papel en el proceso histórico.
(Gramsci, 1975, citado por Mouffe, 1987:169). Conviene entonces ensayar otras perspectivas
de análisis más coherentes con la realidad de la violencia política colombiana.
En relación a la indagación de lo político, la diferenciación que hace desde 2006 el Ejército de
Estados Unidos en el estudio de la contrainsurgencia permite mayores alcances en la
caracterización de los actores del conflicto, en tanto son protagonistas de acciones terroristas y
acciones insurgentes, dos tipos deferentes de acciones que se distinguen a su vez, de un tercer
tipo de acción, la acción criminal propia del crimen organizado, en tanto esta última carece de
intencionalidad política. No obstante, la mayoría de estudios que introducen el tema de la
contrainsurgencia centran su interés en los aspectos estrictamente militares, en el resultado de
la contienda, y desestiman lo político, en tanto no diferencian las acciones legítimas de las
acciones criminales (ilegítimas), indistintamente de su intencionalidad política.
Adicionalmente estos estudios tienen en común, que remiten a una lectura tradicional de la
violencia donde el pueblo no es un protagonista activo del proceso político sino una masa
bárbara manipulada, proclive a la deslealtad, vengativa, violenta y criminal.
En ese caso el referente es Cláusewitz, pero mejor leído. El militar prusiano consideró sólo en
abstracto la violencia extrema que caracteriza el fenómeno de la degradación de la guerra, porque
presumía que la política interviene en sus leyes o mecanismos para frenar y reorientar su tendencia
al caso extremo, propia del escenario militar, no para radicalizarlo y darle forma a la guerra
absoluta. La guerra absoluta para Clausewitz es un caso ideal si la política conduce al
involucramiento en la guerra de todo un pueblo con sus pasiones y fuerza, pero sólo en calidad de
40
combatientes, no como producto de la aparente autonomía de lo militar respecto de la política para
propiciar excesos en el uso de la fuerza y manifestaciones de barbarie expresadas en violencia
contra la población civil, un tipo de violencia que él considera una deformación de la política
misma. La malinterpretación de su teoría ha conducido al tipo de guerra absoluta que caracteriza en
la actualidad al terrorismo de Estado y a la guerra revolucionaria. Además, los análisis de
Clausewitz se refieren sólo a la guerra entre Estados y entre combatientes.
En el análisis de Hisrshleifer se entiende que la capacidad ofensiva o nivel de contundencia es
estrictamente el poder militar, esto es, el poder que se obtiene con las acciones de guerra en
desarrollo del conflicto, cualesquiera sean los objetivos políticos que motivaron la guerra, o
independiente de cuáles sean sus estrategias de guerra, incluso sin miramientos a otros
aspectos de tipo humanitario, moral o político. Para Hirshleifer lo importante es el resultado de
la contienda, esto es, quién gana y quién pierde, donde lo fundamental, el elemento que
garantiza el desequilibrio y determina la victoria, es la tecnología del conflicto. Esta visión del
conflicto también da sentido y justificación al tipo de guerra que utiliza como estrategia la
violencia contra la población civil, como población interpuesta, en su lucha contra un opositor
armado. La violencia que caracteriza el fenómeno de la degradación de la guerra cumple el
objetivo principal de lograr poder de contundencia, o poder militar, sin más consideraciones
Se desconoce de manera grave que en la guerra es inseparable lo militar de lo político.
El análisis de Kalivas, exige algunas precisiones en varios aspectos. En primera instancia, por
las dimensiones de la violencia contra la población civil que alcanzan el 80% de las muertes
en conflicto, carecería de credibilidad acreditárselas al oportunismo de los individuos locales
en términos de venganzas personales. Es una falla de consistencia y banaliza el conflicto en
tanto lo despolitiza, En segunda instancia, el concepto la degradación del conflicto se descarga
en la acción de actores privados, que en alianzas con los actores políticos o por su propia
cuenta ejecutan las acciones criminales. Y en tercera instancia, Kalivas incurre en una
omisión, no estima posible la degradación de los actores políticos o actores del conflicto en
acciones propias, sólo las imagina en cabeza de criminales que hacen favores o establecen
alianzas con actores que se presumen siempre políticamente puros. Desestima en ese sentido no
sólo que los actores del conflicto cometen acciones criminales, sino el concepto de reputación como
41
factor de descuento de los agentes en desarrollo del conflicto, ejemplo de lo cual es la utilización
de grupos paramilitares por la Fuerza Pública.
La tecnología es un factor determinante de la degradación. De una parte, la guerra de
guerrillas, cuya característica es evitar en lo posible la confrontación directa con el enemigo,
y, de otra parte, la guerra contrainsurgente, que utiliza la violencia contra la población civil
que se presume cómplice de la guerrilla, en términos definidos por la metáfora de la pecera,
según la cual la estrategia es quitarle el agua al pez (Galula, 1963: 93). Sin embargo, Kalivas
no parece diferenciar entre guerra insurgente y guerra terrorista, las identifica a ambas como
guerra irregular. Pero es claro que una es legítima y la otra es ilegítima; una es política y la
otra sólo pretende serlo, tiene una intencionalidad política, pero es criminal.
Se entiende que lo político es un concepto de lo público, esto es, que no termina en la acción
unilateral de los actores, sino que es más complejo, es menester su reconocimiento por parte
de un colectivo que más allá de lo puramente normativo lo legitima en relación a las
costumbres y leyes consuetudinarias de la guerra, a manera de segunda dimensión de lo
político, como complemento a la intencionalidad política original. Esa legitimidad establece lo
que podemos considerar un límite de lo político, precisamente el que rebasa el tipo de
violencia que caracteriza el fenómeno de la degradación de la guerra, en tanto no está dirigida
contra combatientes sino contra civiles inermes y ajenos a las hostilidades. Esa diferenciación
la hace incluso ahora el Ejército de Estados Unidos en su nuevo manual de contrainsurgencia.
No basta la intencionalidad política de una acción de guerra que constituye violencia contra la
población civil para que deje de considerarse criminal, por esa razón se le denomina terrorista.
Dando alcance con este enfoque a los estudios sobre correlación de fuerzas, se desestima
igualmente el desfase entre correlación de fuerzas política y militar, entendiendo la primera como
producto de las acciones bélicas entre las partes enfrentadas, y la segunda como las acciones de
todo tipo que proporcionan poder de contundencia, sean éstas bélicas o terroristas. Asimismo, al
plantear el sistema de diadas, se desconoce no sólo las estrategias contra-insurgentes o terroristas
entre grupos afines que construyen alianzas en desarrollo del conflicto sino también el concepto de
reputación que buscan proteger los actores armados.
42
En términos de los violentólogos de los años sesenta, la primacía de perspectiva moral en el
análisis del conflicto que estigmatiza, sataniza y demoniza al insurgente armado, significa que se
estaría cayendo en la misma definición ortodoxa del concepto de subversión, es decir, como una
amenaza para la sociedad porque busca destruirla, no como una respuesta a la necesidad de cambio
social y político; según esta definición, “las instituciones y sus personeros...se convierten en
guardianes del orden establecido, sin importarles la necesidad de su cambio y manteniendo la
fijación de su vitalidad”. (Fals Borda, 2008:30-31).
Los casos más relevantes de tal perspectiva de análisis son comprensiblemente los estudios de
Uribe y Vásquez (1995) y los de la Vicepresidencia de la Republica. Pero incluso el propio estudio
sobre masacres de Salamanca y Sánchez (2007), excluye la Fuerza Pública en sus análisis, y
consideran el accionar de los actores de manera aislada. Como su objetivo es demostrar
estrictamente la racionalidad de las masacres, se neutraliza el análisis sobre su naturaleza política.
En el caso del estudio de Uribe y Vásquez (1995), se trata de una mención directa a la
degradación de la guerra, que considera la transformación del actor del conflicto en actor del crimen
organizado. Sin embargo, el estudio no explica cómo se opera la transformación ni responde a la
pregunta central de esta investigación sobre cómo desaparece la naturaleza política de una acción
degradante, ni discrimina el nivel de responsabilidad ni la iniciativa de guerra, de manera que niega
lo político desde una perspectiva de análisis de tipo moral, donde la degradación se analiza como
fenómeno que afecta a los actores ilegales en tanto desvío de sus objetivos políticos, esto es, que
ahora carecen de intencionalidad política o que ésta se esfumó en algún momento, no se sabe cómo
ni cuándo, para convertirse en criminales.
Los trabajos de la Vicepresidencia de la República (2002) se esfuerzan por mostrar la conformación
de la zona y el corredor geográfico estratégico Arauca- Cúcuta-Catatumbo, como de exclusivo
interés de los Paramilitares en su incursión al departamento Norte de Santander, escamoteando que
se ha comprobado la participación de agentes estatales como perpetradores de crímenes y las
omisiones y connivencia de miembros de la Fuerza Pública con acciones violatorias de los
Derechos Humanos (GMH, 2013), y que los paramilitares constituyen instrumento histórico de
lucha contrainsurgente y de acceso y control territorial en el Catatumbo, región rica en recursos
43
naturales como el petróleo y el carbón, para mejorar los indicadores macroeconómicos en
situaciones de contingencia y para garantizar la confianza inversionista de empresas trasnacionales
que planean desarrollar allí grandes proyectos capitalistas de tipo extractivo. Se hace referencia a
las lógicas militares pero no a las lógicas políticas que orientan la guerra.
El problema de fondo de este tipo de análisis consiste en que se intentar explicar el
comportamiento de los actores armados no a partir de una visión de conjunto sino de manera
aislada, lo cual facilita caer en estereotipos, moralismos y maniqueísmos ideológicos, ya que
se oculta el escenario de conflicto, la dinámica, las relaciones de poder, políticas y militares,
las contingencias del momento, el contexto, la correlación de fuerzas, la iniciativa de las
acciones, la dirección y tipo de violencia, la identificación de los verdaderos responsables, las
condiciones de tiempo y lugar, así como los móviles o coyunturas desencadenantes que
explican su comportamiento, otro elemento fundamental del discurso. La imagen que logra
visualizar el investigador con ese sistema, propio del profesional especializado, es semejante a
la que ilustra la metáfora de la caverna de Platón: sólo sombras o proyecciones desfiguradas
de lo que es el verdadero mundo del conflicto social y armado interno.
II.3.1-La lógica política de la degradación de la guerra
Se requiere una mejor comprensión teórica de lógica política de la violencia que caracteriza el
fenómeno de la degradación de la guerra, para saber ¿cuál es la fuente de ese tipo de violencia?,
¿qué mecanismos lo explican? y ¿cuáles los móviles de los actores que en momentos coyunturales
y en situaciones de contingencia actúan como catalizadores y desencadenantes de las políticas
criminales en desarrollo de los combates?; de manera que sea posible formular hipótesis
comprobables acerca de los mecanismos que explican las iniciativas de los actores y variaciones de
la violencia contra la población civil, más allá de las convencionales explicaciones que dan cuenta
de su racionalidad con fundamento en la teoría de la contrainsurgencia, de carácter estrictamente
militar y estratégico. En ese caso es menester un análisis del concepto de lo político, del concepto
de poder, del concepto de Estado y de la teoría misma de la guerra, asuntos que rebasan los
alcances de la teoría del Análisis económico de conflictos. Igualmente, su explicación y medición
económica reclama un análisis de tipo econométrico con fundamento en el manejo eficiente de los
recursos escasos de las partes en conflicto.
44
FIGURA No 1: ANÁLISIS DEL CONFLICTO CON DEGRADACIÓN
Para comprender mejor las limitaciones e insuficiencias de las diversas perspectivas de análisis de
la literatura nacional e internacional, la figura No 1 es una buena ilustración de un conflicto con
degradación. El óvalo de color gris, corresponde al ámbito amplio de lo social, el ámbito
militar, el círculo de color rojo representa el ámbito de la confrontación armada o el ámbito
militar, y el óvalo negro simboliza la degradación, que cubre el 80% del conflicto,
aproximadamente, es decir, es el factor preponderante en el análisis. Se observa que la
degradación cubre tanto el ámbito militar como el ámbito de lo social, y que el análisis de tipo
militar es un caso particular de un análisis más general del conflicto, de lo social.
.La literatura internacional cuyo principal interés es el resultado de la contienda, centra su
análisis sólo en el círculo rojo, el ámbito militar y desconoce el ámbito más amplio de lo
social; tiene en cuenta la degradación sólo como violencia privada, ajena al conflicto, o como
factor militar en términos de poder de contundencia. La literatura nacional, que reivindica lo
político, centra el interés en el ámbito social, en el óvalo gris, pero desconoce la degradación
que afecta el conflicto. La literatura nacional que plantea el análisis desde la perspectiva
moral, centra el análisis en el óvalo negro, la degradación, pero desconoce el conflicto, el
óvalo gris. Estas aproximaciones resultan incompletas, porque un análisis del conflicto con
fundamento científico debe considerar todos y cada uno de estos factores de manera integral
45
CAPÍTULO III:
MARCO TEÓRICO Y CONSTRUCCIÓN DE MODELOS EXPLICATIVOS:
CICLO DE DEGRADACIÓN, FASES DE LA DEGRADACION Y MODELOS CORRESPONDIENTES
III.1-Construcción del Marco Conceptual
III.1.1-Introoducción
En este capítulo se desarrolla el marco conceptual que fundamenta los modelos explicativos
para establecer la lógica política que permite comprender las diferentes dimensiones en las que
se tipifica el fenómeno de degradación del conflicto armado interno colombiano, entendida
principalmente como violencia homicida contra la población civil, caso región del Catatumbo,
durante el periodo 1998-2011. Dada las insuficiencias y limitaciones de la literatura del
Análisis Económico de Conflictos (AEC) para interpretar el fenómeno, se procede a construir
un modelo teórico, con fundamento en la ciencia política, la filosofía política y la ontología de
la guerra, cuyo marco conceptual rebasa ampliamente el propio marco teórico. Este modelo se
integra de manera consistente al modelo empírico que tiene fundamento en información
estadística para seis municipios de la región del Catatumbo y seis actores del conflicto. Se
analiza el conflicto desde la perspectiva del poder, de lo político, que es lo que se quiere
desestimar en los enfoques tradicionales, y a partir del fenómeno de la degradación de la
guerra, expresión de complejidad y enrarecimiento del conflicto y lo que genera el problema
para la comprensión de manera integral y en profundidad del conflicto colombiano, una
categoría de conocimiento escasamente estudiada y precariamente. Se busca conocer el
trasfondo o lógica política que induce a los actores a incurrir en acciones degradantes.
SE problematizan los aspectos más relevantes de las interpretaciones del fenómeno conocidas.
Se considera que el conflicto es conflicto de poder, sinónimo de lo político, luego no se puede
desestimar. Se niega que la degradación sea sinónimo de entropía, porque la curvas de la
violencia tienen cambios súbitos, no responden a patrones progresivos con curvas
horizontalizadas. Se Niega que la degradación corresponda a un problema de inconsistencia
temporal, porque si bien los actores del conflicto protegen su imagen en términos de
reputación y factor de descuento, no por ello abandonan sus objetivos de poder. Y se niega
también que la naturaleza política de los actores del conflicto se esfume con las acciones de
guerra de tipo degradante, porque sólo por ser degradantes no carecen necesariamente de
46
intencionalidad política. Esto, sin embargo, no significa tampoco que sólo por tener
intencionalidad política las acciones degradante dejan de ser criminales.
Se tiene en cuenta el concepto de poder de tipo prohibitivo, y el concepto de poder como
pulsión; se diferencia lo política de la política; se considera que la guerra no es autónoma sino
que depende de la política, se tienen en cuenta los conceptos de legitimidad, de democracia, de
ideología, de Estado. Asimismo, se consideran otros tipos de causas objetivas, deferentes de
pobreza y miseria, otros tipos de violencia política, diferentes de la violencia política de tipo
subversivo, y diferentes tipos de degradación, diferentes de la degradación por entropía. La
degradación se considera un tipo de tecnología un tipo de tecnología política, que se
diferencian de otras del mismo tipo sólo por su efectividad para construir relaciones de poder.
La noción de gradualidad no se concibe ya en términos morales, sino en términos de
efectividad de la tecnología política para regular social y políticamente a la población civil, el
blanco principal de las acciones de guerra.
El análisis se desarrolla en torno a un ciclo de degradación construido en esta investigación,
cuya comprensión teórica abarca cuatro fases diferentes a saber: política, militar, humanitaria
y social, ciclo que representa la secuencia de reproducción del fenómeno que se repite con
mayor o menor intensidad, en períodos de tiempo no necesariamente iguales, a través de
diversas lógicas o mecanismos más o menos autónomos propios de la dinámica de la guerra.
La fase política, de autonomía absoluta, da siempre el impulso inicial y comanda la secuencia
de cada nuevo ciclo. Las fases militar, humanitaria y social, de autonomía limitada o relativa,
en desarrollo de cada ciclo, explican la degradación con sus propias lógicas o mecanismos, de
manera independiente a la fase política, pero en forma secuencial y complementaria. Sus
propias contribuciones incrementan la intensidad de la degradación diseñada e implementada
en la fase política. Se estima que la intensidad de la degradación está relacionada en primera
instancia y de manera directa con la política de guerra, se incrementa en menor escala con las
contribuciones de las otras fases, y varía en el tiempo en relación a los ajustes que demande la
estructura de poder o correlación de fuerzas construida en el ciclo previo, monitoreado por los
actores armados en la fase social, al tenor de la efectividad de la tecnología política utilizada
para disciplinar a la población, blanco de las acciones de guerra, y para regularla política y
socialmente.
47
III.1.2-Ciclo de degradación del conflicto
Si ajustamos las distintas acepciones del término degradación, según el diccionario de la Academia
Española de la Lengua, a las dinámicas propias del conflicto armado interno, es posible definir los
diferentes tipos de degradación: Humanitario, en razón a que “humilla, rebaja y envilece” al
ser humano; Militar, porque utiliza métodos y armas no convencionales que “desgastan las
cualidades” de la guerra, y Político en tanto las acciones no se dirigen contra combatientes
sino contra la población civil, lo cual “priva” a los actores del conflicto de su “privilegio” o
“identidad” de actores políticos y los convierte en actores criminales (Real Academia
Española, 2001). Se denomina Social a un cuarto enfoque, correspondiente a los conflictos de
poder y la oposición de intereses, la cual provee un grilla explicativa sobre otro aspecto de la
realidad: el vínculo entre las diversas posiciones políticas de los actores del conflicto, sus
conductas bajo presión, y las variables culturales, económicas y sociales, propias de las
condiciones de espacio, tiempo y sujetos con distintos objetivos al interior de la sociedad.
FIGURA No 2: CICLO DE DEGRADACIÓN DEL CONFLICTO
La última fase del ciclo, la fase social de la degradación, es el escenario de recomposición de
las estructuras de poder, las cuales dan origen a nuevas decisiones políticas y nuevas políticas
de guerra, que reinician el ciclo de degradación. El ciclo es diferente para cada actor del
conflicto, pero es realimentado por el ciclo del actor armado opositor, en una dinámica en la
que cada una de las partes busca mejorar con nuevas estrategias y tecnologías su posición
relativa en la correlación de fuerzas política y militar existente.
48
Para cada uno de estas fases se construyen modelos explicativos diferentes, pero secuenciales
y complementarios, los cuales conforman cuatro tipos distintos de acercamiento a la
comprensión teórica de la lógica política de la degradación de la guerra. Ver Figura No 1:
III.1.3-Marco conceptual
La comprensión del proceso de la degradación no puede limitarse a la suma y a la articulación
de sus diversas fases, que analizadas de manera independiente están lejos de ser
inmediatamente inteligibles, salvo cuando son relacionados en un marco interpretativo más
amplio: lo político. Más allá de las decisiones culturales e interacciones sociales, de las
variables económicas, las estrategias militares, el impacto humanitario y de las lógicas
institucionales, la degradación de la violencia no puede ser entendida en sus núcleos esenciales
si no se actualiza ese centro nervioso del cual procede la guerra, que es la política.
Se interpreta la violencia como instrumento constructor de relaciones de poder. En ese sentido
esta investigación parte del supuesto de que en ningún caso desaparece la intencionalidad
política de la violencia criminal, ejercida por los actores del conflicto armado en escenarios de
conflicto; que esa intencionalidad política no se esfuma, como se imagina quien asume una
postura analítica de tipo moral; por el contrario, se interpreta en este análisis que la
intencionalidad del actor armado que recurre a la violencia extrema, es radicalmente política,
excepto que la política es un concepto más complejo de lo que normalmente se supone, esto
es, no es unidimensional, y en ese sentido sólo la intencionalidad no basta para que dicha
violencia deje de ser criminal, requiere de otra dimensión: ser legitimada, para que pueda
llegar a ser integralmente política. Este tipo de violencia es la expresión de una política
criminal, y como tal, su fin es la conservación o construcción de relaciones de poder.
III.1.3.1 Tecnologías políticas y Corrientes de poder
La degradación de la guerra, más allá de su connotación de tipo moral, es una forma particular
de tecnología política derivada de la mutación tecnológica del poder, bien como disciplina
centrada en el individuo o como disciplina centrada en la población3.
3 Según Foucault, En “Las redes del poder” (1976), existen dos formas principales de la tecnología política: la disciplina centrada en el
individuo y la disciplina centrada en la población. La primera tecnología es la disciplina como individualización del poder. Cómo vigilar a
alguien, cómo controlar su conducta, su comportamiento, sus actitudes, cómo intensificar su rendimiento, cómo multiplicar sus capacidades,
cómo colocarlo en el lugar donde será más útil. La otra tecnología está centrada en la población. Se descubre que aquello sobre lo que se
49
Se trata de un poder entendido no simplemente como trasgresión a la ley, sino también como
el desvío en relación a una norma, esto es, que no sólo busca un disciplinar en lo jurídico, sino
también un disciplinar en lo social y en lo político. No es simplemente una concepción
jurídica, negativa, del poder, sino una concepción positiva de la tecnología del poder4.
La tecnología política5 centrada en la población se manifiesta en tres modalidades distintas
que operan solas o en combinaciones diversas a saber: 1-como fuerza institucional, en calidad
de poder hegemónico, 2-como fuerza legal y legítima, en calidad de poder coercitivo, y 3-
como fuerza ilegítima e ilegal, en calidad de poder coercitivo extremo y criminal, por parte del
Estado, el Para-Estado, o la insurgencia armada.
Cada modalidad de la tecnología política difiere de las otras en la eficiencia para solucionar
las dificultades que encuentran los actores del conflicto cuando intentan hacer realmente
efectivo el poder, tanto en épocas de paz como en épocas de guerra. Esto significa que no
existe un poder sino varios poderes, varias formas de dominación, que poseen su propia
modalidad de funcionamiento, procedimiento y táctica. Son formas heterogéneas de poder,
poderes que se localizan en sus especificidades históricas y geográficas. Estas modalidades de
tecnología política difieren sólo en su mayor o menor poder de contundencia (poder militar) y
en su mayor o menor nivel de legitimidad (poder político). El poder en esas condiciones
puede operar de manera heterogénea6, mediante una combinación de las distintas modalidades
de dominación o de tecnología política, que fluye como corriente de poder en torno a las
distintas fases del ciclo de degradación7. Ver figura No 2
ejerce el poder es la población, en tanto constituye una especie de entidad biológica, que se considera máquina de producir todo: riquezas,
bienes, otros individuos. (Foucault-1976:1986: 1).
4 En “Las redes del poder” (1976), Foucault desarrolló un análisis de la noción de poder, donde rechaza el esquema freudiano que opone
instinto y represión: instinto y cultura, porque no se trata de un simple mecanismo de prohibición, sino algo profundamente afectado por la
represión, como pulsión de quienes detentan el poder. (Foucault-1976:1986: 1).
5 Esta tecnología política es distinta de la tecnología del conflicto, que representa la táctica militar utilizada por los actores armados:
masacres, minas antipersona, desplazamiento forzado, sometimiento y despojo de tierras, esto es, los instrumentos a través de los cuales se
pone en marcha la tecnología política de tipo violencia criminal centrada en la población.
6El ejercicio del poder, según Foucault (1994) puede suscitar tanta aceptación como se quiera, puede acumular muertos y ocultarse detrás de
todas la amenazas que él pueda imaginar. Él no es en sí mismo una violencia que sabe en ocasiones esconderse, o un consentimiento que
implícitamente es reconducido. Es un conjunto de acciones sobre otras acciones posibles (Michel Foucault, en “El Sujeto y el poder”-1994).
7 Según Gramsci, “los gobernantes tienen que elegir entre las alternativas de la hegemonía y la fuerza, entre el guante de terciopelo o el puño
de hierro”. (Gramsci, 1931/1975, citado por Hosbawn-2011: 332).
50
La degradación en particular se transmite de una fase a otra del ciclo a través de corrientes de
poder de tipo estrictamente criminal o degradante, pero con intencionalidad política8.
Figura No 3: Corriente de poder y degradación de la tecnología política9
Para analizar el fenómeno de la degradación desde la perspectiva del poder, dada su diversidad
y complejidad, se recurre a un arsenal teórico complementario, que comprende los conceptos
de legitimidad, volumen de la violencia, dirección de la violencia, tipos de blancos militares e
iniciativa de las acciones armadas. El análisis de la violencia política tiene en cuenta esta
diversidad y esta complejidad para comprender el fenómeno de la degradación, más allá de
aspectos morales e ideológicos, del concepto de falla institucional y de las generalizaciones
que se interpretan como caos hobbesiano y ausencia o abandono del Estado. Se estiman no
sólo las lógicas militares sino también y especialmente las lógicas políticas.
Con ese enfoque, el análisis no se limita a la polarización Fuerza pública-Insurgencia armada,
no exclusivamente a las diadas de grupos armados, sino también a la violencia directa de
cualquiera de los actores armados contra la población civil, no como población interpuesta
sino como su blanco principal para el logro de objetivos políticos estratégicos que requieren de
la expropiación. Este enfoque desde la perspectiva del poder, donde la tecnología política está
centrada en la población, explica la mayor proporción de muertes civiles (79%) y la muy
pequeña proporción de muertes de combatientes (21%) en escenarios de conflicto, así como
los altos niveles de despojo de tierras en Colombia.(Informe PNUD-2011:72).
8 El sociólogo Michel Mann (2003), por su parte, desde una perspectiva liberal, define de manera semejante dos formas de poder de Estado:
poder despótico y poder infraestructural. El poder despótico “es la capacidad de las élites estatales para tomar decisiones sin negociaciones de
rutina con la sociedad civil” (Michel Mann; 2003:16). El poder infraestructural, por su parte, “es la capacidad del Estado para implementar
realmente decisiones a lo largo de su territorio. o eficiencia de Estado”. (Michel Mann; 2003:16).
9 Gramsci (1936/1975) llama “Hegemonía” al poder mediante el cual se mantiene la autoridad sin recurrir a la fuerza coercitiva, esto es, el
poder institucional y el poder del discurso o poder de persuasión. (Gramsci,1931/1975, citado por Hosbawun, 2012: 323) .
51
El volumen de violencia tiene relación con la capacidad de los actores armados y las
estructuras de poder existentes; la dirección de la violencia puede provenir de los grupos
ilegales hacia la fuerza pública, o al contrario; y de los grupos ilegales y de la fuerza pública
hacia la población civil, o entre grupos ilegales; los blancos militares pueden ser la fuerza
pública, los grupos ilegales, la población civil, pero entre grupos ilegales hay diversidad
política y entre la población civil puede haber 1-insurgencia pacífica, 2-protesta social y 3-
población que apoya a los grupos armados ilegales, cada uno de estos últimos tres blancos
diferenciado en sus objetivos y métodos políticos; la iniciativa es de cualquiera de los actores,
no siempre es de los grupos ilegales; designa un actor armado que tiene la iniciativa y otro que
ejerce resistencia, y otro que simplemente es víctima inocente objeto de expropiación.
Desde esta perspectiva, en esta investigación se interpreta el tipo de violencia que caracteriza
el fenómeno de la degradación de la guerra, como una forma de tecnología política centrada en
la población, la cual busca no sólo controlar, disciplinar, sino especialmente castigar su desvío
de la norma hasta el punto de su exterminio mediante la violencia homicida contra la
población civil, en tanto mecanismo de regulación social y política. En ese sentido, la
degradación expresa el uso de un poder para la expropiación violenta y criminal, en función de
lograr objetivos estratégicos en escenarios de conflicto.
En el Catatumbo, se origina el fenómeno en la histórica indefinición en los derechos de
propiedad; se trata de un poder para la apropiación de tierras y recursos minero-energéticos,
que inciden en el mejoramiento o deterioro de las principales variables macroeconómicas,
legales e ilegales. Esto plantea la idea de la democracia como referente de una perspectiva de
largo plazo para el análisis económico del conflictos, en general, y para el estudio del
fenómeno de la degradación de la guerra, en particular, en tanto sugiere que la mutación
tecnológica o cambios en la tecnología política está relacionada con la mayor o menor
capacidad democratizadora de las acciones de guerra (bélicas o terroristas), una mejor guía
para interpretar la historia del conflicto que el convencional recurso de falla institucional10
.
10 Pierre Rosanvallon, decano de ciencia política del Collége de France de París (2003), sugiere que un método efectivo de análisis político es
pensar la democracia a partir de un análisis de la sensación de su ausencia. Especialmente en sociedades democráticas, donde las condiciones
para la vida en común no están definidas a priori, establecidas por una tradición o impuestas por una autoridad. La democracia para este autor,
lejos de aludir a un sistema acabado, libre de discusiones y contradicciones, no deja nunca de constituir una solución problemática para
52
III.1.4-Alcances de los modelos explicativos
OBJETIVO GENERAL
Explicar y Medir las diferentes dimensiones en las que se tipifica el fenómeno de la
degradación de la guerra, y se manifiesta su dinámica y su lógica política., caso región del
Catatumbo. Durante el período 1998-2011.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
1-MODELO DE LA FASE POLÍTICA: Conocer la intencionalidad política de las acciones de
guerra del conflicto armado interno colombiano.
2-MODELO DE LA FASE MILITAR: Analizar el concepto de autonomía de la guerra y los
mecanismos o leyes que reproducen la degradación.
3-MODELO DE LA FASE HUMANITARIA: Conocer la función de utilidad de las acciones
de guerra según la praxis de los actores del conflicto armado interno colombiano.
4-MODELO DE LA FASE SOCIAL: Simular la dinámica de la guerra que conduce a la
violencia extrema con el fin conocer los alcances de la degradación como entropía y ponderar
las contribuciones a la degradación de los factores políticos, militares, sociales, económicos,
demográficos, tecnológicos y estratégicos.
III.1.4.1-Fase de degradación política
Interpreta la ideología como organizadora de la acción, y los incentivos derivados de los
grandes intereses de poder en juego en la zona de conflicto., como posibles móviles que
explicarían en parte el desencadenamiento del fenómeno de la degradación de la guerra, y las
razones por las cuales los actores estarían dispuestos a incurrir en acciones criminales.
El concepto fundamental de la fase de degradación política, y en general del ciclo de
degradación, es el concepto de autonomía de la política, contrario a la guerra, que tiene una
instituir una sociedad, que remite no sólo a las divergencias sobre su definición y a la incertidumbre práctica sobre sus distintos modos de
funcionamiento, sino especialmente al orden de medios empleados para realizarla. (Rosanvallón, 2003:72).
53
autonomía muy limitada o marginal11
. Su importancia consiste en que siendo autónoma puede
dar el primer impulso al ciclo de degradación, en tanto los actores del conflicto diseñan e
implementan autónomamente una política criminal de guerra, que es provocada por un motivo
o móvil político. La noción de autonomía de la política en relación a la guerra se deriva de
que el objetivo político se encuentra fuera del terreno puramente militar12
, en consideración a
que la guerra es el medio y la política el fin. En ese sentido, la degradación no puede
interpretarse como consecuencia de la autonomía de la guerra, que no la tiene, sino como
distorsión de la política, que sí es autónoma. Esto significa que existe una relación indisoluble
entre lo militar y lo político en desarrollo de la guerra, y en especial, una dependencia
permanente de lo militar respecto de lo político. Así, se concluye en esta investigación, que la
degradación de la guerra es principalmente la degradación de lo política.
En esos términos, el origen o primer impulso de la degradación de la guerra proviene
directamente de la política, que se configura a su vez en torno a los grandes intereses en juego
en la zona de conflicto. Se presume que si un actor del conflicto recurre para lograr sus
objetivos de poder a una combinación de acciones de guerra de tipo bélico y de tipo
degradante, es porque ha diseñado e implementado una política de guerra que puede
catalogarse por lo menos parcialmente de política criminal, ¿Qué tanto?, eso es lo que se trata
de establecer en esta investigación
Con fundamento en la ciencia política se establece en esta investigación el alcance de la lógica
política relacionada con las nociones de poder y democracia y el tipo de violencia que
caracteriza el fenómeno de la degradación de la guerra. En primera instancia, se diferencia
entre tres aspectos diferentes de lógica política, según las modalidades en que ésta se presente:
1-por barbarie contra combatientes, catalogados como crímenes de guerra; 2-por destrucción
de bienes materiales y uso de armas no convencionales, considerados también como crímenes
11 Carl Von Clausewitz (1832:2005), en su teoría de la guerra advierte que “la guerra sólo es una parte del tráfico político, y por tanto no es algo
autónomo” (Clausewitz, 2005:668), o en otros términos, que “la guerra no es más que la continuación de la política por otros medios”. (Clausewitz,
2005:31).Así, pone en el centro del análisis el carácter esencialmente político de la naturaleza de la guerra: “La guerra emana siempre de una situación
política y sólo es provocada por un motivo político”... “La intención política es el fin, la guerra el medio, y nunca puede pensarse el medio sin el fin”.
(Clausewitz, 2005: 31 ). (5).
12
Según Clausewitz (2005) “El objetivo político de la guerra está en realidad fuera del ámbito del concepto puro de la guerra. (Clausewitz,
2005:38).
54
de guerra; y 3-por violencia contra la población civil, calificada por el DIH como crímenes de
lesa humanidad, crímenes de genocidio y limpieza étnica. Además existen otras formas de lo
político fuera del conflicto derivadas de la indeterminación y el carácter problemático de la
democracia. Estos tipos de lógica política que propone esta investigación son explicadas con
un total de cinco conceptos sobre lo político a saber: la negación de lo político, el límite de lo
político, la carencia de lo político, el desgaste de lo político, y la retractación de lo político, la
cuales se definen a continuación:
Negación de lo político: valoración subjetiva con intencionalidad política, que plantea el
antagonismo político en términos morales, donde la confrontación se revive en términos de
una lucha entre el “bien” y el “mal”, en la cual el oponente sólo puede ser percibido como un
enemigo que debe ser destruido (negado políticamente), no legitimado como adversario
(reconocido políticamente)13
. Limite de lo político: establece un límite al carácter político de
las acciones de guerra entre combatientes (a quienes se les reconoce el carácter de
beligerantes), cuando pierden toda legitimidad en razón a su nivel de barbarie, a la
exacerbación de lo político que las caracteriza. Esto significa que no es un desconocimiento de
lo político desde una perspectiva moral o ética, o liberal, es decir, desde una perspectiva de los
derechos humanos, sino desde una perspectiva de lo político que se funda en su legitimidad.
Se trata de las zonas tempestuosas y de desvío donde se distorsiona o se hunde la democracia.
Carencia de lo político: atañe a las acciones de guerra cuyo blanco es la población civil, las
cuales tienen siempre un carácter “criminal”, es decir, carecen en absoluto de reconocimiento
político, y aunque responden a una lógica de tipo estratégico y conserven una intencionalidad
política, no por ello dejan de ser criminales, esto es, deben considerarse una manifestación de
una política criminal14
. Desgaste de lo político: alude ya no a una exacerbación de lo político,
sino por el contrario remite a su desvanecimiento, que tiene que ver con las indiferenciación
13 Carl Schmitt (1933-2006) desarrolla su crítica contra el pensamiento liberal en sus pretensiones de imponer un orden universal, afirmando
que constituye la negación de lo político, en tanto niega el antagonismo como esencia de lo político. Schmitt considera que esta pretensión
sólo puede tener éxito si se vuelve política; es decir, si es lo suficientemente fuerte para agrupar a los hombres en amigos y enemigos, si fuese
tan fuerte como para conducir a los pacifistas a la guerra contra los no pacifistas, a una guerra contra la guerra. (Schmit-1933, comentado
por Strauss-2006: 150)
14 Según Enrique Dussel, “Hay proyectos que son capaces de poner al hombre como mediación de los mismos”(Dussel-1995:93). El Indio,
por ejemplo, en el orden de la conquista no fue nunca respetado como otro, sino instrumentado como cosa. Y aunque después del indio
aparezca el mestizo, y después el blanco, dice Dusell, se trata siempre del mismo caso en el cual se instrumentaliza al hombre como cosa para
ponerlo como mediación de proyectos, porque no hay respeto sino dominación. (Dussel-1995:114).
55
entre Gobierno y Administración, entre la gestión y la política, correspondiente a un
desvanecimiento de la voluntad, como percepción de una declinación de la soberanía o
ausencia de protesta social, como consecuencia del debilitamiento del contrato social y del
estrechamiento de las identidades colectivas.15
Retractación de lo político: corresponde a los
rechazos de ciertas entidades de continuar la vida en común; son mecanismos que ponen a
prueba los límites del contrato social, ejemplo de lo cual son los separatismos o eclosiones
nacionalistas, que constituyen un retroceso del modelo Estado-nación derivado de las
decepciones democráticas. Un ejemplo de ello es también la abstención electoral. En el
Catatumbo se expresa como desplazamiento forzado, despojo de tierras, imposición de
proyectos de desarrollo contrarios al interés de las comunidades locales.
El análisis de los grandes intereses en juego en la región del Catatumbo16
, expresados en
relación a las más relevantes variables macroeconómicas, legales e ilegales, que no
necesariamente cubre todo el espectro de lo político, ofrece evidencia estadística con base en
circunstancias de espacio, tiempo y sujetos activos política y militarmente. Asimismo, refleja
las condiciones de orden político, social y económico, y en particular, el uso a gran escala de
la violencia criminal con intencionalidad política contra la población civil.
La variable cultivos de coca, por ejemplo, se ha convertido en el fundamento del estereotipo
de tipo moral que señala a la insurgencia armada de haber perdido sus ideales, es decir, de
actuar más como actores del crimen organizado (criminales y narcotraficantes), que como
actores del conflicto (como actores políticos). Iguales señalamientos se hacen de los grupos
paramilitares y de algunos miembros de la fuerza pública. Pero las estadísticas sugieren que
15 Según Chantal Mouffe (2007), “la defensa y radicalización del proyecto democrático exige reconocer lo político en su dimensión
antagónica. Y abandonar la ilusión de un mundo reconciliado en el cual el poder, la soberanía y la hegemonía hayan sido superados”.
(Mouffe, 2007:138). En el mismo sentido, dice Perry Anderson, “la política no es un intercambio de opiniones, sino una lucha por el
poder….el peligro de concebir la vida democrática como un diálogo es que podemos olvidar que su realidad principal sigue siendo la disputa”
(Perry Anderson, 1994, citado por Mouffe, 2007:57)
16 La región del Catatumbo, norte del departamento Norte de Santander, en frontera con Venezuela; tiene una población conformada por
colonos y comunidades indígenas, pero también por el guerrillero, el soldado, el paramilitar, el contrabandista de gasolina y el traficante de
armas, que conviven en escenarios de conflicto social y armado de gran envergadura, con notorio impacto de los cultivos de coca y del
narcotráfico, en torno a una economía de extracción capitalista que contrasta con proyectos campesinos más modestos de tipo agrícola. Su
población se encuentra entre las más pobres del país y muestra niveles muy elevados de necesidades básicas insatisfechas, pero esa miseria
resulta aún más dramática comparada don la inmensa riqueza de su territorio en recursos naturales como petróleo, carbón y biodiversidad, y
en especial con las millonarias ganancias de la explotación petrolera durante más de medio siglo por parte de las trasnacionales
norteamericanas. Tales contradicciones y condiciones socioeconómicas son propicias para el surgimiento de situaciones de conflicto pero
también para el uso de la violencia degradante como constructora de relaciones de poder alrededor de esos grandes intereses.
56
los cultivos de coca crecen en los momentos de mayor intensidad de la confrontación armada,
esto es, que tiene un carácter más político que criminal, que constituyen botín de guerra para
financiar el conflicto17
. Asimismo, el PIB nacional indica un comportamiento favorable del
PIB en relación a la curva de la violencia, contrario a lo esperado18
. Por su parte, el caso de la
variable títulos mineros es también muy indicadores de un comportamiento esencialmente
político de los actores del conflicto y en consecuencia de sus acciones violentas, bélicas y
criminales: durante los treinta años anteriores al inicio del período estudiado la expedición de
títulos mineros estuvo estancada sin ningún tipo de concesiones, luego con la arremetida
paramilitar, ocurrida entre 1998-2005, el registro cambia notoriamente y empieza un ascenso
ininterrumpido paralelo a la ola de violencia y a la recomposición de la propiedad territorial
derivada del desplazamiento forzado y el despojo de tierras19
. Las demás variables tienen
comportamientos similares, y sugieren que tiene gran fundamento considerarlas en general
como móviles de la violencia política, y por consiguiente del tipo de violencia que caracteriza
el fenómeno de la degradación de la guerra.
Toda la evidencia empírica plantea la existencia de un problema de indefinición grave relativo
a los derechos de propiedad rural, lo cual explica que los conflictos de este tipo no se
solucionen con arreglo a la ley sino mediante la violencia criminal, donde los actores del
conflicto para acceder a la tierra no recurran a las transacciones de mercado sino a la
expropiación forzosa. Ocurre también, que existe una gran coincidencia en las curvas de la
violencia durante el período estudiado, a nivel local, regional y nacional, y esto permite
valorar las variables indistintamente como una misma fuerza motivacional en cada una de
estas instancias.
17 En el Tarra, uno de los municipios más afectados por este cultivo, se registraron en 2001 487 hectáreas de cultivos de coca, luego se registra
un ascenso en los años 2002 (524), 2003(544)y 2004(783), para después descender con la curva de la violencia y la desmovilización
paramilitar a 219 en 2005 y 104 en 2006. En seguida registra un pico de ascenso en 2007 (764) que coincide con la incursión fuerte del
ejército y vuelve a descender en 2008(480), 2009(314) y 2010(217) hectáreas de cultivos con el inicio del proceso de paz. (Censo UNODC
Proyecto SIMCI 2010) 18 El PIB a nivel nacional presenta un valor negativo de -5% en 1999, un ascenso en 2000 a 3%, un pico de descenso en 2001 a 1.5% y luego
una ascenso sostenido entre 2002(2.0), 2004(3.6), 2006(5.8) y 2007(8.2. Después registra un pico de descenso en 2008 (2.5%) y asciende de
nuevo en 2009(8.8%), para estabilizarse en 2010 con 4.5% y en 2011 con 5.9%. (DANE 2013)
19 La expedición de títulos mineros era nula antes de 1998, en 2000 era de 832, en 2002 de 1785, en 2005 el registro es de 3783 y en 2008 de
8855; posteriormente en 2009 muestra un pico de descenso de 4312 y asciende de nuevo hasta 2011 con 8694. (INGEOMINAS-2010)
57
La fase política es el fin, la guerra el medio; esto sugiere que una vez establecida en la fase
inicial la política criminal de guerra, entendida como una combinación óptima de acciones de
acciones bélicas y terroristas, lo cual fija el primer aporte a la degradación; una vez
garantizada su financiación y definidos sus respectivos objetivos de poder y alcances políticos,
esta política pasa a ser ejecutada en la fase militar, donde además se desarrolla la propia
contribución de esta fase a la degradación, que se suma a la degradación política, con cierta
limitada autonomía a través de las dinámicas que le imprimen sus mecanismos internos,
III.1.4.2-Fase de degradación militar
Se fundamenta en la construcción de una función de degradación de tipo keynesiano, para
conocer los mecanismos o leyes de la guerra como lógica política y militar del fenómeno en el
ámbito estrictamente militar, y examinar la predisposición de los actores a las acciones
criminales y a las acciones bélicas.
El concepto central de la fase militar de degradación es el uso de la violencia por parte del
actor del conflicto, como medio de construcción de relaciones de poder y demostración de
capacidad militar, con el fin de hacer realmente efectivo los objetivos políticos estratégicos
definidos en la fase política, mediante el manejo eficiente de los recursos escasos que le
permite implementar sus planes de acción ofensivos y dar curso a las corrientes de poder a
través del ciclo de degradación. En primera instancia, el uso de la violencia con esos
propósitos, en términos de necesidad militar, establece como prioridad el aumento del nivel de
contundencia (poder militar), en tanto es garantía de éxitos en el campo de batalla y de un
resultado de la contienda a su favor.20
En segunda instancia, exige para ello tener en cuenta
dos aspectos fundamentales: uno, utilizar la mejor tecnología a su alcance para lograr la mayor
eficiencia, y dos, no reparar en sangre por escrúpulos morales ni en la repugnancia que le
pueda provocar la crudeza sus acciones de guerra.21
Ese poder que se persigue de manera
20 Jack Hirshleifer (1988), analiza el conflicto desde la perspectiva del resultado de la contienda, a partir de modelos de equilibrios militar, y
considera que lo fundamental es la eficiencia con que cada una de las partes puede transformar sus recursos en éxitos de victoria en el campo
de batalla, esto es, en “contundencia militar”. Para este autor, lo decisivo en ese sentido es la tecnología
21 Clausewitz (1832/2005) , en sus tesis sobre la guerra absoluta, explica que: “Es una aspiración inútil, incluso falsa, dejar fuera de consideración la
naturaleza de un elemento por repugnancia ante su crudeza”...“nunca puede insertarse un principio de moderación en la filosofía de la guerra misma sin
58
prioritaria es poder militar y se logra principalmente con un tipo de tecnología particular, que
se expresa preferentemente como violencia derivada de acciones terroristas (criminales o
ilegítimas), en mayor proporción que la violencia derivada de acciones bélicas (legítima o
política). Por esa razón los actores del conflicto prefieren siempre las acciones terroristas a las
acciones bélicas, como lo sugiere la hipótesis de este modelo explicativo.
Por supuesto, el análisis se refiere a una victoria estrictamente militar, esto es, se trata de un
análisis limitado al caso particular de un modelo de equilibrio militar, sin consideración a la
imagen política de los actores, en consideración a su reputación y factor de descuento. En un
análisis más general sí debería tenerse en cuenta como restricción de los actores del conflicto
en su búsqueda de mayor poder de contundencia, en especial porque conflicto en el campo real
de la confrontación es sinónimo de lo político, no exclusivamente un razonamiento abstracto
que lleva a la violencia extrema. Además, la teoría enseña la dependencia de la guerra de la
política, en cuanto la guerra es el medio, la política el fin, y no puede admitirse en un análisis
del conflicto el medio sin el fin, la guerra como algo autónomo.
Se hace el análisis desde el punto de vista militar sólo para poder explicar la contribución
propia de la fase militar a la degradación, pero no puede negarse su dependencia de la política,
que incluso contribuye en mayor proporción a su intensidad.
La idea central del análisis consiste en que las acciones de guerra tienen su propia lógica. La
acción criminal o terrorista no sólo es distinta de la acción bélica y no sólo es estratégica,
también tiene un valor en sí misma de tipo político y militar. El valor militar es eficiencia, por
eso se prefiere. El valor político es factor de descuento, por eso se evita en tanto establece una
restricción expresada en reputación. La acción bélica es menos eficiente militarmente, pero
reporta también poder político como uso legítimo de la fuerza.
cometer un absurdo.” .(Clausewitz, 2005:18). En esta investigación se interpreta este planteamiento de Clausewitz, no desde la perspectiva moral, sino
desde el punto de vista de la necesidad militar, propia de la dinámica de la guerra en el campo de batalla, donde la prioridad es el poder militar,
más que el poder político.
59
En esos términos, lo que hacen los actores del conflicto realmente no es recurrir
exclusivamente a las acciones degradantes, que le reportan mayor poder militar, y abandonar
el uso de las acciones bélicas. En el terreno, lo que hacen los actores del conflicto en la fase
militar, es recurrir a las acciones bélicas sólo como un bien residual, esto es, utilizan una
combinación óptima de acciones terroristas y acciones bélicas, la cual le proporcionan la
mayor utilidad posible en términos de poder militar y poder político, pero siempre
estableciendo como prioridad la necesidad de poder militar, que les garantiza las victorias en
el campo de batalla.
No obstante, el método más efectivo para lograr un alto nivel de victorias militares, conservando
intacta la reputación de los actores del conflicto, es ejecutar las acciones degradantes en calidad de
actor desconocido o a través de la creación de grupos paramilitares, logrando la participación y
financiación de agentes privados, que ejecuten en su nombre, o en alianzas estratégicas para
desarrollar operaciones conjuntas, las acciones terroristas o criminales contra el adversario o
blanco militar seleccionado en escenarios de conflicto.
En la región del Catatumbo, la fuerza pública ha tenido una activa participación en el tipo de
operaciones militares represivas, pero también se ha comprobado su alianza con grupos
paramilitares para proteger su imagen. Esta alianza para producir violencia criminal tiene
desarrollo histórico desde la misma aparición de las guerrillas en Colombia en los años
sesenta, y posibilitó en el Catatumbo, entre 1995 y 2005, la más violenta escalada de masacres
y desplazamiento forzado.
III.1.4.2.1-Modelos de Represión
La experiencia del Estado colombiano en este sentido la señala el colectivo de abogados José
Alvear Restrepo en el libro “Nunca más” (2008), donde se describen cinco tipos de modelos
de represión que son políticas de tipo contrainsurgente implementadas en el trascurso de las
cinco décadas de conflicto armado en Colombia:
60
FASES DEL PARAMILITARISMO EN COLOMBIA
MODELO
DE
REPRESIÓN
DESCRIPCIÓN ALCANCES FASE
I
1-Militarización, Estado de
sitio y contrainsurgencia.
1-Protagonismo del Ejército en la comisión de
crímenes de lesa humanidad. Acción encubierta y
secreta. Desapariciones forzadas. 1965-1981
II
2-Proceso de paz y guerra
sucia
2-Grupos de civiles armados colaboran con el
Ejército en la lucha contrainsurgente. Incremento
de asesinatos y desplazamiento forzado, 1982-1985
III
3-Reacción contra la
movilización política y la
participación popular
3-Incremento desmesurado de asesinatos en medio
del auge de movilizaciones populares. Se inicia la
expansión del paramilitarismo.Se establecen bases
paramilitares permanentes en la zona dell
Magdalena Medio..
1986-1990
IV
4-Reingeniería paramilitar y
expansión del paramilitarismo,
4-Incremento importante de los crímenes cometidos
por el ejército y por los organismos de inteligencia.
Se fortalece el ejército. Represión en barrios
populares de las principales ciudades mediante la
práctica de la limpieza social de los paramilitares.
1991-1994
V
5-La consolidación y
legalización del
paramilitarismo.
5-Legalización y consolidación del paramilitarismo
por medio de las CONVIVIR. Se expanden las AUC
en todo el país. Se registra la expansión y
fortalecimiento empresarial del narcotráfico.
1995-1998
FUENTE
COLOMBIA NUNCA MÁS: CRÍMENES DE LESA
HUMNIDAD EN LA ZONA V (2008) .CAJAR. Cuadro No1- del autor, basado en información del libro “Nunca más” (2008).
En ese caso no cabe confundir la degradación con un problema de inconsistencia temporal,
porque no hay desvío del objetivo político22
, aunque sí son fundamentales los conceptos de
reputación y factor de descuento23
. Con estos referentes teóricos se fundamenta el modelo en
la teoría de Keynes (1936:1983), en particular su tesis de sobre el consumo.
22 Según Drazen (2000), la inconsistencia temporal fue introducida en economía por Stroz (1956) en el contexto de la elección inter-temporal
de consumo, donde la utilidad se expresa en función de un factor de descuento δ que decae exponencialmente en el tiempo de manera
constante. Se supone que si un individuo toma una decisión óptima con respecto a la trayectoria de consumo en el momento t y se le da la
oportunidad de reconsiderar su trayectoria en fechas futuras en general no cumplirá con su plan inicial. (Uniandes 2013). En el caso de actor
de conflicto, la preferencia por acciones terroristas (criminales) en lugar de las acciones bélicas no significa que haya desvío del objetivo
político, que está fuera del ámbito puramente militar; el objetivo de poder se mantiene firme: imponer por la fuerza sus preferencias, como
cambiar o conservar el orden establecido, o lograr la expropiación violenta de tierras mediante el desplazamiento forzado.. 23 El factor de descuento o tasa de descuento es una medida que se aplica en finanzas para determinar el valor actual de un valor esperado en
el futuro. En economía de conflictos es utilizado el concepto como factor de descuento por Grossman (1990) para analizar el comportamiento
de las élites en el poder en relación con la economía de bienestar, teniendo en cuenta la nociones de credibilidad , reputación y probabilidad
de supervivencia en el poder (Grossman 1990-1991). En esta investigación, el valor esperado es la reputación intacta de actor político o actor
del conflicto, que se desmejora en el tiempo con el empleo de acciones de guerra criminales, Desde una perspectiva moral, constituye na
pérdida de sus ideales, medida subjetivamente, las cuales suponen que lo trasforman gradualmente en actor del crimen organizado. Desde una
perspectiva política, las acciones degradantes expresan pérdida de reputación, imagen política o popularidad, dado el carácter criminal de este
tipo de política, pero no en términos de abandono o modificación de sus preferencias, en tanto conservan una intencionalidad política. Se
mide por su praxis, en una proporción que varía de o a 1, donde cero (0) identifica al actor político que combate ciento por ciento con
acciones bélicas (legítimas o políticas) y uno (1) al actor político que recurre ciento por ciento a acciones terroristas (Ilegítimas o criminales).
Que sea una política criminal sólo significa, como señala Hirshleifer (1993), que no sólo el lado luminoso sino también el lado oscuro del
auto-interés contribuye a modelar el comportamiento individual y la forma de las sociedades humanas. (Hirshleifer, 1993: 1)
61
En este caso se asimila la teoría keynesiana sobre consumo como una función de la
degradación de la violencia, donde el consumo son las acciones violatoria del DIH, en
términos de violencia homicida contra la población civil, el ahorro son las acciones bélicas,
medidas como acciones legítimas entre combatientes, y el ingreso, la política autónoma
expresada en el total de acciones de guerra propias de cada uno de los actores del conflicto. La
ventaja del modelo es que permite realizar un análisis comparativo de las propensiones a la
degradación de cada actor del conflicto y además identificar los principales responsables de la
degradación de la guerra, además de identificar los mecanismos propios que producen
degradación en el ámbito estrictamente militar
III.1.4.3-Fase de degradación humanitaria
Analiza la praxis de los actores como referente de la ideología en términos de acción política,
la función de utilidad de las acciones de guerra en la zona de conflicto, esto es, en
circunstancias de espacio, tiempo y sujetos en el Catatumbo, y la correlación de fuerzas de las
partes de la confrontación armada.
El concepto guía de la fase humanitaria es el concepto de praxis de los actores del conflicto,
que es inapelable como examen del comportamiento criminal, con intencionalidad política,
denominado terrorismo o degradación de la violencia política, Se expresa como referente de la
ideología y en términos de la función de utilidad de las acciones de guerra de tipo bélico y
criminal, y por consiguiente en términos de poder político, poder militar y el desfase entre uno
y otro, el poder criminal. Se analiza además la función de utilidad para precisar que la
degradación, lejos de considerarse un factor aleatorio, indeseado o marginal en desarrollo del
conflicto, tiene un beneficio práctico claramente definido con el cual los actores armados
logran sus objetivos de poder.
El concepto de praxis no es sólo un referente empírico del comportamiento de los actores
armados, constituye también un referente de ideología y de ese campo de permanente
confrontación que conforma la superestructura de la sociedad, es decir, tiene un trasfondo
62
eminentemente político, es acción política24
. La superestructura es entendida como estructura
de las relaciones de poder determinadas por las distintas posiciones de los sujetos en sus
interacciones mutuas25
. La ideología en ese sentido se interpreta no como falsa conciencia,
sino como una visión del mundo con sus correspondientes normas de acción, el terreno donde
los hombres se mueven, adquieren conciencia de su posición y luchan, esto es, una ideología
que se reconoce como organizadora de la acción.26
La praxis de los actores del conflicto en el Catatumbo expresa la experiencia de la degradación
de la guerra en cifras aterradoras, cuyo registro entre 1998 y 2005 significó que fueran
asesinadas 10200 personas de manera individual y se registraran 435 masacres con un saldo de
1250 personas asesinadas, para un total de 11750 asesinatos. Las cifras oficiales reportan que
se desplazaron por la violencia 95081 personas, entre las cuales se encuentran 258 indígenas,
240 afrocolombianos y 34547 niños y niñas. Estos datos ya consolidados por organizaciones
de derechos humanos, como CODHES, precisan que el desplazamiento forzado asciende a
114.967 personas que corresponde aproximadamente a 19.000 familias catatumberas.
(Fundación Cultura Democrática y Fundación Progresar-N. de S (2005).
III.1.4.4.1-Correlación de fuerzas
Otro aspecto que permite el estudio de la praxis es la posibilidad de medir la correlación de
fuerzas, que ahora cambia en relación a la modalidad de medida convencional, porque se
discrimina entre correlación de fuerzas política, militar y criminal, en consideración al desfase
entre poder político y poder militar producido por el fenómeno de la degradación de la guerra.
Ver figura No 2.
24 Según Gramsci(1975: 2012), la política está implícita en el concepto mismo de praxis, que en su concepto “es lo que hacen” los hombres,
“la historia que los propios hombres hacen...y no simplemente las formas ideológicas por las que los hombres se hacen conscientes de las
contradicciones de la sociedad”, praxis es el modo en que resuelven los asuntos, que también puede llamarse “acción política”. (Gramsci-
1975, citado por Hosbawn, 2011: 327).
25
Según Marx, las superestructuras deben considerarse realidades operantes, dotadas de eficacia propia. Según Gramsci, no como reflejo
mecánico de la base económica, no como epifenómenos que no juegan ningún papel en el proceso histórico. (Marx-1876, Gramsci-1938,
citados por Mouffe-1987: 169-178).
26 Según Gramsci (1938), “la ideología tiene una existencia material y lejos de ser un conjunto de realidades virtuales, se da siempre
materializada en prácticas”. (Gramsci -1938, citado por Mouffe-1987: 179)
63
Figura No 4: Correlación de fuerzas militar y política
Un ejercicio que cambia por completo el panorama desde el punto de vista interpretativo y
ofrece nuevas luces para la comprensión teórica del conflicto y en especial de la política
criminal de guerra.
III.1.4.3.2-Función de utilidad
La función de utilidad es la representación de la función de preferencias del actor del conflicto
y su expresión matemática. La utilidad se define como la capacidad de un bien para satisfacer
las necesidades de los individuos. Por lo tanto, se puede sumar la utilidad que reporta un bien
y la que reporta otro, ya que es independiente cada una de estas utilidades. El Análisis es de un
tipo de demanda por características; en este caso, se habla de dos bienes, Acciones
degradantes o criminales, y Acciones bélicas o políticas, cada una de los cuales reporta en
diferentes proporciones, dos tipos similares de características: poder militar y poder político.
El bien Acción bélica le reporta poder militar y poder político medio, mientras la acción
degradante le reporta poder militar alto y muy bajo o nulo poder político, bien en razón a que
este tipo de acción es socialmente condenable o bien porque debe ocultarse para guardar la
reputación del actor que la utiliza. En esas condiciones el actor que optimiza sus recursos
escasos optará siempre en desarrollo de la guerra, en situaciones de contingencia o ante una
amenaza de eliminación física, por ejecutar o consumir una mayor proporción del bien
Acciones terroristas y una menor proporción de Acciones bélicas respecto del total de
Acciones de guerra disponibles establecidas por la política autónoma de guerra. Se deriva de
64
allí también que si la tecnología tiene que ver con eficiencia en la producción de violencia, es
eficiencia sólo en relación a las características de cada bien utilizado en la acción armada:
poder militar y político en la acción bélica; sólo poder militar en la acción criminal, su única
característica.
Se entiende así que la acción bélica puede ser menos eficiente para producir poder militar,
pero tiene la ventaja de reportar también poder político, y eso le da el carácter de bien residual,
en tanto es una característica indispensable aunque no prioritaria en desarrollo del conflicto,
que no ofrece la acción degradante o terrorista. En esas condiciones un actor armado se
enfrenta en desarrollo de los combates a la disyuntiva de ejecutar o consumir Acciones
degradantes o Acciones bélicas, o una determinada combinación de ambos bienes, según sus
necesidades de poder militar y poder político en desarrollo del conflicto.
En ciertas circunstancias, por ejemplo, cuando son escasas las acciones de guerra producidas,
la acción terrorista puede asimilarse a un bien de primera necesidad (con elasticidad ingreso de
la demanda menor a la unidad) y la acción bélica a un bien de lujo (elasticidad ingreso de la
demanda mayor a la unidad), comportamiento que puede ser interpretada por una curva de
Engel con pendiente positiva para bajos ingresos; pero en otras, por ejemplo cuando son
abundantes las acciones de guerra producidas, la acción terrorista puede llegar a ser un bien
inferior (curva de Engel con pendiente negativa) y la acción bélica un bien normal (elasticidad
ingreso de la demanda igual a la unidad) comportamiento que puede ser interpretado por una
curva de Engel positiva para altos ingresos. (Magdala y Miller-1991)
Desde la perspectiva de los rendimientos marginales decrecientes se puede afirmar que el
actor dejará de consumir el bien Acciones degradantes sólo cuando la necesidad de poder
militar esté cubierta por el bien Acciones bélicas, expresado en un elevado presupuesto de
guerra, o bien en un proceso de paz, cuando la capacidad democratizadora del Estado exige
mayor poder político que militar. Excepto que se persiga una victoria estrictamente militar.
65
III.1.4.4-Fase de degradación social
Interpreta la entropía de la guerra en términos de las interacciones mutuas entre las partes en
conflicto que conducen a la violencia extrema, y pondera las contribuciones a la degradación
de los factores políticos, militares, tecnológicos, económicos, sociales, demográficos y
estratégicos en escenarios de conflicto.
El fundamento de esta fase social de degradación es la idea de la degradación como derivada
de la entropía propia de las interacciones mutuas entre las partes de la confrontación que se
profundiza en el tiempo en desarrollo del conflicto. El referente teórico son las tesis de
interacciones lógicas de la teoría de la guerra de Clausewitz (1832/2005), que según este autor
conducen en abstracto a la violencia extrema y dan origen a la guerra absoluta, concepto que
pervive hoy tergiversado como el Terrorismo revolucionario y el Terrorismo de Estado.
Las tesis son: 1-Extrema aplicación de la violencia, 2-Amenaza de eliminación física 3-
Capacidad de resistencia o capacidad para derrotar al enemigo. Estas interacciones lógicas
expresan una dinámica propia de la guerra, de acción y reacción entre los actores del conflicto,
que simulan mecanismos mediante los cuales cada uno marca la ley del otro, en una espiral de
profundización de la violencia que conduce siempre al extremo, a una violencia pura y sin
límites, que en esta investigación interpreta como la degradación de la guerra. Las variables
que interpretan estas lógicas del modelo explicativo se seleccionan, se clasifican y se insertan
en correspondencia con un ejercicio de simulación de estas tesis, analizadas en abstracto en la
teoría de la guerra de Clausewitz, pero estimadas en esta investigación con variables reales.
En términos militares las interacciones mutuas entre las partes interpretan el aporte de la
entropía de la guerra o desgaste y radicalización por el tiempo y la necesidad militar. Sin
embargo, en el ejercicio se incluyen no sólo variables militares, sino también económicas,
políticas, tecnológicas, sociodemográficas, con el fin de derivar de un análisis comparativo,
cuáles son las ponderaciones de las contribuciones de los principales factores a la degradación
en desarrollo del conflicto. Se espera que esta dinámica permita valorar principalmente tres
aspectos a saber: la política autónoma de los actores, la tecnología y la entropía de la guerra.
Esta comparación es esencial porque la última fase del ciclo, la fase social, es el escenario de
66
recomposición de las estructuras de poder monitoreado por los actores del conflicto, origen de
nuevas decisiones políticas y nuevas políticas de guerra que reinician el ciclo de degradación.
Se supone que la degradación varía en el tiempo con los aportes de estas variables, al tenor de
la tecnología política utilizada; luego es necesario precisar en qué medida, y qué otros
aspectos contribuyen a la degradación.
Este modelo explicativo, permite dimensionar la efectividad en el análisis de los modelos de
equilibrio estrictamente militar, de autonomía relativa; la relevancia de la tecnología de
conflicto y la incidencia de los factores sociales, esto es, la responsabilidad de la población
civil en la variación de la intensidad de la degradación.
III.1.4.4.1-Primera Interacción lógica: Extrema aplicación de la violencia
1-Extrema aplicación de la violencia: Aquel que se sirve de la violencia sin reparar en sangre, tendrá que
tener ventaja si el adversario no lo hace. Con eso marca la ley para el otro, y así ambos ascienden hasta el
extremo sin que haya más barreras que la correlación de fuerzas inherente…la guerra es un acto de violencia
y no hay límites a la aplicación de la misma”. (Clausewitz, 1832-2005:18 ).
Desde la perspectiva de la degradación de la guerra, según interpretación de este investigador,
constituye una propensión a las acciones violatorias del DIH y también una reacción de
búsqueda de equilibrio en las relaciones de poder o correlación de fuerzas frente a la
propensión a las acciones violatorias del DIH del adversario, un acto de desmesura, un acto
de desenfreno, la posibilidad de un acto de barbarie, como elemento propio de la naturaleza
de la guerra, la validación misma de la degradación de la guerra, los cambios tecnológicos
orientados en ese sentido, con el principal propósito de destruir al enemigo, que es la
definición misma de la guerra.
III.1.4.4.2-Seunda Interacción lógica: Amenaza de eliminación física
2-“El objetivo es dejar indefenso al enemigo: La guerra es siempre el choque de dos fuerzas vivas y el objetivo
último de la acción bélica ha de ser pensado por ambas partes. Mientras no he derrotado al adversario, tengo
que temer que me derrote, no soy por tanto dueño de mí mismo, sino que él me marca la ley igual que yo se la
marco a él; esta es la segunda interacción, que conduce al segundo extremo.” (Clausewitz, 1832-2005:19).
67
Desde la óptica de la degradación de la guerra esta interacción significa estrategia ante la
amenaza de eliminación física, que constituye, según interpretación de este investigador, un
atributo de percepción de derrota, de percepción de debilidad ante el adversario.
III.1.4.4.3-Tercera Interacción lógica: capacidad de resistencia propia y del adversario
3-“Extremo esfuerzo de las energías: si queremos derrotar al adversario, tenemos que medir nuestro esfuerzo
por su capacidad de resistencia; ésta se expresa por el tamaño de los recursos existentes y la fuerza de
voluntad…Pero lo mismo hará el adversario; así pues, nueva escalada mutua, que en su mera concepción
tiene que tener una vez más la aspiración al extremo. Esta es la tercera interacción y el tercer extremo con el
que nos topamos”. (Clausewitz, 2005:20)
Esta interacción puede medirse, según esta investigación, por el tamaño armamentístico y
número de combatientes del adversario, que exige una fuerza de equilibrio similar o superior
para derrotarlo, o, en su defecto, un cambio tecnológico que determine una correlación de
fuerzas a su favor, como o guerra la irregular, o la guerra contrainsurgente que se expresa en el
debilitamiento de su base popular mediante la violencia criminal. La fuerza de voluntad se
expresa en el apoyo popular, en el tipo de ideología que profesa el adversario o su objetivo
político, la causa antisistema que defiende, el tamaño de sus intereses.
En el Catatumbo la degradación de tipo social se manifiesta en un alto nivel de victimización
de la sociedad civil, ajena a las hostilidades, que explica el fenómeno de la degradación de la
guerra; en el rompimiento del tejido social, el desplazamiento forzado mediante el terror y el
correspondiente proceso de despojo de tierras, para el establecimiento de nuevos proyectos de
sociedad, de extracción productiva capitalista, que exige una nueva estructura de relaciones de
poder y dominación. En esas condiciones, la guerra insurgente y contrainsurgente resulta un
suceso secundario y las bajas de combatientes entre las partes en conflicto un subproducto
menor de la guerra contra-campesina.
Según datos oficiales, la envergadura del despojo o abandono de tierras por desplazamiento
forzado en escenarios de conflicto, entre 1980 y 2010, alcanza la cifra de 6.638.195 hectáreas.
De este acumulado sólo en el período comprendido entre 1998 y 2008, estudiado en esta
investigación, se registró el despojo de 5.263.282 hectáreas, equivalentes al 79.28%, de las
68
cuales se han recuperado 373.591, esto es, el 7.09%. En total desde 1980 se han recuperado
495.493 hectáreas, y se mantienen abandonadas o despojadas 6.342.702 hectáreas de tierras,
equivalentes a un 95.55% del total de tierras despojas en el período analizado. (PNUD-2011)
Unas cifras que confirman el uso de la violencia homicida contra la población civil y el
desplazamiento forzado como mecanismos de recomposición de las estructuras de poder
mediante una tecnología política centrada en la población.
La experiencia en la región del Catatumbo, muestra como origen de este tipo de violencia el
momento en que el gobierno nacional da prioridad a un proyecto de desarrollo con énfasis en
inversión de capital, para dar impulso a la economía de explotación petrolera, regida por las
necesidades de las compañías estadounidenses, en contravía de proyectos agrícolas más
modestos de los campesinos e indígenas y de las necesidades de la región en su conjunto. Los
intereses económicos de corporaciones multinacionales y de grandes inversionistas en las
riquezas de la zona, requerían de terrenos desolados o inhabitados para ser explotados o para
que fuera posible desarrollar en ellos megaproyectos industriales; así, las comunidades se
convirtieron en un obstáculo para la adjudicación de latifundios, en tanto su presencia en tales
tierras impedía la implantación de modelos productivos a gran escala. (Equipo Nizkor-2013).
Su correlato es la negación de “lo político”, en el sentido antagonista del término, como
negación del otro, por prejuicios morales o ideológicos, o una lógica política totalitaria que
pone al hombre como mediación de proyectos de sociedad excluyentes. (Dussel- 1976/1995).
Igualmente se opera un cambio violento en la estructura de la propiedad rural como parte de
estrategias perversas del desarrollo capitalista de la economía colombiana.
INTEGRALIDAD Y CÁRÁCTER SECUENCIAL Y COMPLEMENTARIO
Los modelos explicativos construidos para cada una de las fases del ciclo de degradación, no
sólo están unidos por una misma lógica, una lógica política; no sólo expresan las diferentes
modalidades en las cuales se tipifica el fenómeno y se manifiesta secuencialmente su
dinámica, siguen también la secuencia de un ciclo de tipo keynesiano, donde los actores del
conflicto toman decisiones en la primera fase, la fase política y monitorean sus resultados al
final del ciclo, en la fase social, para decidir sus nuevos alcances y un mayor o menor nivel de
69
degradación. Igualmente, cada uno de los modelos, tiene en su construcción y capacidad
explicativa, un carácter secuencial y complementario: el primer modelo, de la fase política,
demanda la construcción del segundo modelo, de la fase militar, en relación a la necesidad de
resolver el vacío alrededor del concepto de autonomía de la degradación de la guerra, resuelto
mediante una función de degradación. El segundo modelo demanda la construcción del tercer
modelo, de la fase humanitaria, alrededor del concepto de función de utilidad sugerido por el
comportamiento de actores del conflicto especializados en acciones degradantes, esto es, para
saber si un actor del conflicto con una propensión a la degradación cercana o igual al 100% de
sus acciones de guerra conserva aún su carácter de actor político. Finalmente, el primero,
segundo y tercer modelos demandan la construcción de un cuarto modelo alrededor, de una
parte, de la necesidad de ponderar y jerarquizar las diferentes contribuciones a la degradación
de cada una de las fases del ciclo y de los diferentes factores del ámbito de lo social, y de otra
parte para ratificar en esa jerarquización la función de degradación construida en el segundo
modelo, de la fase militar, donde se supone que sólo con la variable explicativa política
autónoma basta para explicar la degradación.
III.2-Fases del Ciclo de degradación e Instrumentalización de los modelos explicativos
III.2.1-Fase de degradación política
En la fase correspondiente a la degradación de tipo político se analiza el fenómeno en relación
a los móviles de los actores del conflicto, que explican sus decisiones de optar por una política
criminal de guerra y no una política bélica o, en términos del marco conceptual, de optar por
una tecnología política de violencia ilegítima o degradante. Para ello se analizan variables
macroeconómicas, legales e ilegales, que reflejan grandes intereses en juego en la zona de
conflicto, de alcance regional y nacional, y sus relaciones de dependencia en uno y otro
sentido con la variable Acciones totales de guerra, en tanto catalizadores y desencadenantes de
las políticas criminales de guerra en escenarios de conflicto. El interés de la investigación en
esta fase es verificar si las acciones de guerra tienen intencionalidad política.
Para la fase política se construye un modelo en series de tiempo de tipo Vector Auto-Regresivo
(VAR) multivariado. Este modelo se caracteriza porque todas las variables son dependientes,
lo cual permite establecer en uno y otro sentido las relaciones entre variables; y porque se
70
pueden utilizar sus rezagos como variables explicativas, lo cual evita el riesgo de estimaciones
sesgadas. Las ecuaciones estructurales se construyen para conocer la relación de dependencia
entre ocho variables macroeconómicas y la variable total acciones de guerra de cada uno de
los polos insurgente y contrainsurgente, de manera independiente, con base en evidencia
estadística de seis municipios de la región del Catatumbo, durante el período estudiado. Las
variables macroeconómicas estudiadas son: 1-Producción de carbón, 2-Producción de
petróleo, 3-Perforación de pozos petroleros, 4-Pruebas sísmicas, 5-Títulos mineros, 6-Cultivos
de coca, 7-PIB-percápita y 8-Desplazamiento forzado.
Las variables constituyen causas objetivas de la violencia política, diferentes de la pobreza,
que explica la violencia política de tipo subversivo e interpretan el concepto de falla
institucional y la noción de abandono de Estado.
III.2.1.1-Modelo explicativo No1: Fase de degradación política:
III.2.1.1.1.Hipótesis, formulación y variables
III-2.1.1.1.1-Hipótesis No 1
En desarrollo del conflicto armado interno, los grandes intereses económicos, expresados en
las variables macroeconómicas, legales e ilegales, de gran impacto en la región del Catatumbo,
se explican como principales catalizadores o desencadenantes, en calidad de móviles políticos,
que conducen al empleo de acciones criminales en escenarios de conflicto y en general a la
selección de una política criminal de guerra por parte de los actores armados.
III.2.1.1.1.2-Formulación de la ecuación
FÓRMULA: ECUACIONES SIMULTÁNEAS O ESTSRUCTURALES
Donde:
Yt= VARIABLE DE CONFLICTO
71
Xt= VARIABLE MACROECONÓMICA
µ= Términos de error estocástico (impulsos o choques)
k= Longitud máxima de rezagos
III.2.1.1.1.3-Variables
VARIABLE DE CONFLICTO: variable militar
Yt=Total de actos de guerra del Polo i, por municipio j, por año k
VARIABLES MACROECONÓMICAS:
X1t=PIB- NAL
X2t=PRODUCCIÓN DE CARBÓN-DPTAL
X3t= PRODUCCIÓN DE PETROLEO-NAL
X4t=PRUEBAS SÍSMICAS-NAL
X5t=POZOS PERFORADOS DE PETROLEO-NAL
X6=TÍTULOS MINEROS-NAL
X7t=CULTIVOS DE COCA-DPTAL-NACIONAL
X8t-DESPLAZAMIENTO FORZADO –NAL
III.2.2: Fase de degradación Militar
Para la segunda fase del ciclo de degradación de la guerra, correspondiente a la degradación de tipo
militar, se plantea un modelo que permita conocer los mecanismos y leyes de la guerra, y analizar el
concepto de autonomía de la guerra. La fase militar interpreta, de una parte, la canalización de la
política criminal de guerra definida en la fase política, esto es, la manera como confirma su
dependencia de la fase política, su autonomía limitada o marginal, y de otra parte hace su propia
contribución a la degradación de la guerra en función de tecnología y eficiencia militar. El modelo
explicativo se construye como función de la degradación27
, elaborada como una función lineal.
27 El modelo explicativo se construye a partir de la idea de Keynes (1936/1983) sobre la propensión marginal a
consumo, explicada como una función lineal en la que el Consumo está determinado por el Ingreso y la Riqueza,
es decir: C= f (Y, W), donde: C es el Consumo, Y es el Ingreso, W es la Riqueza.
72
La variable dependiente es acciones degradantes de cada uno de los actores del conflicto, y la
variable independiente es la política autónoma de los actores, expresada por la variable total
acciones de guerra, en términos de ingreso disponible, la única variable explicativa a tener en
cuenta en el supuesto de que con ella basta para explicar la degradación de la guerra, además,
por supuesto, de la envergadura del poder militar acumulado de cada uno de los actores del
conflicto analizados, que expresa su riqueza o dotaciones iniciales.
Esta función de degradación en términos de consumo cumple con ciertas propiedades del
comportamiento de los individuos que son: 1-Cuando aumenta el número de acciones de
guerra, se consume más del bien acciones terroristas, lo que implica que hay una relación
directa entre las acciones terroristas ejecutadas y el total de acciones de guerra. 2-El aumento
en el número de acciones terroristas o degradantes, es menor que el aumento en el número
total de acciones de guerra, por lo tanto las variaciones en el número de acciones terroristas
ejecutadas o consumidas cuando hay variaciones en el total de acciones de guerra es menor
que uno (1). La función de consumo es la siguiente:
Donde:
III.2.2.1-Operacionalización de la caracterización de los actores
Para lograr su operacionalización de la caracterización de los actores, se espera, en teoría, que
las acciones de un típico actor del conflicto sean ciento por ciento políticas y que las acciones
de un típico actor del crimen organizado sean ciento por ciento degradantes o criminales. En la
práctica, la dinámica del fenómeno de la degradación de los actores del conflicto, o por el
contrario, del fenómeno hipotético de politización de los actores criminales, establece
caracterizaciones más complejas que corresponden, según sea el caso, a los niveles de
73
degradación y de politización alcanzados por un mismo actor de acciones violentas.
Gráficamente las posiciones extremas de los actores típicos serían las siguientes:
Figura No 5: Operacionalización de la degradación
0------------------------------------------------------------x-------------1
Actor del conflicto típico Actor del crimen típico
100% político 100% degradante
0% degradante 0% político
La operacionalizaación no mide muertes de civiles y muertes de combatientes sino acciones
políticas (Bélicas legítimas) versus acciones degradantes (criminales (DIH)). La ventaja del
modelo es que permite realizar un análisis comparativo de las propensiones a la degradación
de cada actor del conflicto y además identificar los principales responsables de la degradación
de la guerra.
III.2.2.2-Modelo No 2: Fase de degradación militar.
III.2.2.2.1.-Hipótesis, Formulación y variables
III.2.2.2.1.1-Hipótesis Modelo 2:
En desarrollo del conflicto los actores armados están siempre dispuestos a obtener un mayor poder
de contundencia o poder militar, en la medida en que se incrementen las acciones totales de guerra,
sin reparar en sangre ni en repugnancia ante la crudeza de sus acciones, esto es, sin reparar en el
nivel de degradación de sus acciones de guerra, pero nunca en la misma medida de las acciones
totales de guerra. La propensión marginal a incurrir en actos de guerra degradantes de un actor del
conflicto es siempre un valor mayor a cero y menor a uno.
III.2.2.21.2.- Formulación de la ecuación
FÓRMULA
III.2.2.2.1.3-Variables
Variables Dependiente:
74
Variable independiente
Donde:
III.2.3-Fase de degradaion humanitaria
Para la tercera fase, correspondiente a la degradación de tipo humanitario, el modelo
propuesto se centra en la praxis o acción política, y en la función de utilidad de los actores del
conflicto. La praxis se expresa en términos de poder político, poder militar y el desfase entre
uno y otro, el poder criminal, esto es, en términos de la utilidad de las acciones de guerra, de
tipo bélico y terrorista o degradante.
III.2.3.1-Modelo No 3-fase de degradación humanitaria
Para esta fase se construye un modelo de regresión lineal en MCO y MCG en datos panel para
seis municipios y seis actores del conflicto. Con fundamento en la praxis de los actores, en los
cambios estructurales detectados en el período estudiado, en alianzas estratégicas entre actores
del conflicto afines, y en un análisis de demanda por características, se busca conocer la
función de utilidad de las acciones de guerra, de tipo bélico (legítimas) y de tipo degradantes (
ilegítimas.
Para demostrarlo, se introduce en la función de degradación una variable Dummy que
interpreta el cambio estructural. El cambio estructural es la desmovilización paramilitar
ocurrida en diciembre de 2004. Para conocer el impacto del cambio estructural en cada uno de
los actores del conflicto se aplica el test de significancia global F. Se corre el modelo con la
variable Dummy y se analiza el comportamiento de los actores antes y después de este cambio
estructural.
75
III.2.3.1.1-Hipóetsis, formulación y variables
III.2.3.1.1.1Hipótesis 3:
Todos los actores del conflicto, sin discriminación alguna de legales e ilegales, insurgentes y
contrainsurgentes, y que se supone tienen un manejo eficiente de los recursos escasos, con el
fin de lograr sus objetivos políticos estratégicos y hacer realmente efectivo el poder que
ejercen, recurren en escenarios de conflicto, por necesidad militar y conveniencia militar, y
consideraciones a su reputación política, al uso de la violencia de tipo bélico y de tipo
degradante, en una combinación óptima de ambas tecnologías que les garantiza la mayor
utilidad posible en términos de poder militar y poder político. La ecuación es la siguiente:
FÓRMULA
Variables Dependiente:
Variable independiente:
δ = Variable Dummy
En este modelo, se tiene en cuanta que si se confirma la función de utilidad de las acciones de
guerra, resulta conveniente para la economía política medir el poder militar, político y
criminal, así como la correlación de fuerzas de manera discriminada, porque será evidente
que la degradación establece un desfase entre la correlación de fuerzas militar y la
correlación de fuerzas política. en ese caso el método propuesto es el siguiente.
II.2.3.1.1.3-Formulación -Medición del poder político, criminal y militar
Primera Alternativa: Para calcular el poder político se tienen en cuenta sólo las Acciones bélicas (si
se quiere, ponderadas según número de combatientes muertos del adversario en tales acciones de
guerra); para calcular el poder terrorista se tienen en cuenta sólo las Acciones degradantes (DIH)
(si se quiere, ponderadas según número de civiles muertos en tales acciones de guerra ); y para
calcular el poder militar se tiene en cuenta la suma del poder bélico y el poder terrorista (DIH).
76
FÓRMULA
PODER POLITICO (Bélico)= X1ijk= Acciones bélicas x No combatientes enemigos muertos
PODER TERRORISTA= X2ijk=Acciones degradantes (DIH) x No civiles muertos
PODER MILITAR= Yijk= X1 + X2= Poder bélico + Poder terrorista
III.2.3.1.1.3-Variables
Donde:
i varía de 1 a 2, siendo i1= Polo Insurgente, i2=Polo contrainsurgente
j varía de 1 a 6, siendo j1= El tarra, j2=Hacarí, j3=Tibú, j4=Teorama,
j5=San Calixto, j6= Cúcuta
k varía de 1 a 14, siendo k1= 1998, k2=1999….. k14=2011
Segunada Alternativa: Para calcular el poder político se tienen en cuenta sólo las Acciones bélicas,
multiplicadas por ponderador No1, según número de combatientes muertos, combatientes heridos y
combatientes prisioneros del adversario en tales acciones de guerra, multiplicadas por ponderador
No 2, según penas de cada delito establecidas en el código de procedimiento penal colombiano28
;
para calcular el poder terrorista se tienen en cuenta sólo las Acciones degradantes (DIH),
multiplicadas por ponderador No1 según número de civiles muertos, civiles heridos y civiles
prisioneros en tales acciones de guerra, multiplicadas por ponderador No 2, según penas de cada
delito establecidas en el código de procedimiento penal colombiano; y para calcular el poder militar
se tiene en cuenta la suma del poder bélico y el poder terrorista calculado anteriormente (DIH).
Antes de calcular el poder político, terrorista (criminal) y militar se agrega a cada actor del
conflicto las acciones del actor desconocido, basado en la propensión marginal a la
degradación de cada actor conocido, calculada en el modelo corto No 1, y se les asignan estas
acciones de acuerdo a su porcentaje de participación en el conflicto, ponderada según el
número de acciones propias o de su iniciativa, de tipo político, terrorista (criminal) o militar.
Ponderador No1: muertos, heridos y prisioneros,
Ponderador No2: penas de cada delito según código de procedimiento penal.
28 Lahuerta, Moreno y Quintero (2008), utilizan la ponderación para diferentes indicadores correspondientes a distintos delitos, de acuerdo a la pena que el código penal le asigna a cada delito. (Citado por Restrepo, 2010: 165)
77
III.2.3.1.2-Medición de la guerra contrainsurgente identificación de responsables
Para establecer quiénes son los principales responsables de la violencia contra la población civil se
mide en esta investigación la guerra contrainsurgente. Se procede a establecer de quién es la
iniciativa de la guerra en el período estudiado mediante la comparación de las curvas de total poder
militar desplegado en la región del Catatumbo durante el período estudiado, contra las curvas del
poder militar y del poder terrorista (criminal) de los actores polo insurgente y polo contrainsurgente.
III.2.3.1.3-Correlación de fuerzas política, criminal y militar.
III.2.3.1.3-1-Formulación y variables
Para establecer la correlación de fuerzas política, criminal y militar entre actores del conflicto
armado interno del Catatumbo, se construyen series del poder político, criminal y militar
acumulado año a año en el período estudiado y se hace el análisis comparativo año a año, lo cual se
puede ilustrarse mejor con una figura que muestre las curvas de las series que se desean comparar.
FÓRMULA
PODER POLITICO ACUMULADO AÑO A AÑO
PODER POLITICO ACUMULADO AÑO1= X1ijk1
PODER POLITICO ACUMULADO AÑO2= X1ijk1 + X1ijk2
PODER POLITICO ACUMULADO AÑO3= X1ijk1 + X1ijk2 +X1ijk3
PODER POLITICO ACUMULADO AÑO14= X1ijk1 + X1ijk2 +X1ijk3 +….+.X1ijk14
PODER CRIMINAL ACUMULADO AÑO A AÑO
PODER CRIMINAL ACUMULADO AÑO1= X1ijk1
PODER CRIMINAL ACUMULADO AÑO2= X1ijk1 + X1ijk2
PODER CRIMINAL ACUMULADO AÑO3= X1ijk1 + X1ijk2 +X1ijk3
PODER CRIMINAL ACUMULADO AÑO14= X1ijk1 + X1ijk2 +X1ijk3 +….+.X1ijk14
PODER MILITAR ACUMULADO AÑO A AÑO
PODER MILITAR ACUMULADO AÑO1= X1ijk1
PODER MILITAR ACUMULADO AÑO2= X1ijk1 + X1ijk2
PODER MILITAR ACUMULADO AÑO3= X1ijk1 + X1ijk2 +X1ijk3
PODER MILITAR ACUMULADO AÑO14= X1ijk1 + X1ijk2 +X1ijk3 +….+.X1ijk14
78
Donde:
i varía de 1 a 2, siendo i1= Polo Insurgente, i2=Polo contrainsurgente
j varía de 1 a 6, siendo j1= El tarra, j2=Hacarí, j3=Tibú, j4=Teorama,
j5=San Calixto, j6= Cúcuta
k varía de 1 a 14, siendo k1= 1998, k2=1999….. k14=2011
III.2-4-Fase de degradaion social
Para la fase de degradación Social se construye un modelo de regresión lineal en MCO y
MCG en datos panel, para seis municipios y seis actores del conflicto. Este modelo es más
sofisticado y complejo que los anteriores, porque la fase social, que representa el acumulado
de la degradación de las fase anteriores y es el escenario de recomposición de las relaciones de
poder, interpreta la degradación por entropía y se quiere medir esa entropía en un espectro más
amplio que lo puramente militar, ese espacio amplio de lo social, donde se construyen las
relaciones de poder en toda su dimensión, y que es necesario expresar en los aspectos político,
militar, social, económico demográfico, tecnológico y estratégico. Con fundamento en la
ontología de la guerra, se busca simular la dinámica de las interacciones entre las partes del
conflicto que dan origen a la degradación por entropía. El fin es poder ponderar y jerarquizar
las distintas contribuciones a la degradación, de las distintas modalidades de degradación,
especialmente las contribuciones de la política autónoma, punto de vista teórico de esta
investigación, de la tecnología, factor determinante según la literatura internacional, y de la
entropía misma en el campo militar, que da origen a la perspectiva analítica de tipo moral y
responde a la percepción generalizada del fenómeno.
En esta fase se intenta reproducir todo el espesor y densidad de las tensiones y contradicciones
que resultan de las distintas formas en que se manifiesta y se estructura el poder social, para
identificar y ponderar aquellos factores o mecanismos que más inciden en las decisiones de los
actores del conflicto atizando la hoguera de la degradación de la guerra.
La dinámica de la guerra y de la degradación se simula con variables reales con base en las
tres tesis de Clausewitz sobre interacciones lógicas que conducen a la violencia extrema.
79
El modelo de interacciones se diseña para cada actor de manera individual pero considerando
las acciones de sus oponentes; posteriormente se realiza el análisis comparativo entre actores,
que refleja el efecto de las interacciones lógicas. Las lógicas incluyen factores militares,
sociales, demográficos, económicos y políticos; la tecnología, las estrategias militares de los
actores armados y categorías como autopercepción de debilidad, expresada en derrotas y
muertes de combatientes propios; autopercepción de fortaleza, expresada en victorias; la
entropía o dinámica del conflicto, expresada en las respuestas al comportamiento degradante
del adversario conocido y del adversario desconocido, y la capacidad de resistencia de los
actores y de las comunidades.
III.2.4.1-Modelo No 4: Fase social
III.2.4.1.1.Hipótesis Formulación y variables
III.2.4.1.1.1.-Hipótesis 4:
Los factores que más inciden en la decisión de los actores del conflicto de optar por el uso de
la violencia extrema, que caracteriza el fenómeno de la degradación de la guerra, son las
políticas autónomas de los gobiernos de los actores armados, la dinámica de interacciones
mutuas en búsqueda de equilibrios de poder que profundizan la espiral de violencia generada
por el conflicto, y la tecnología de la guerra que permite modificar en uno otro sentido la
correlación de fuerzas entre las partes del conflicto.
III.2.4.1.1.2-Formulación
Primera Interacción lógica: Extrema aplicación de la violencia
Variables extrema aplicación de la violencia o de cambios tecnológicos:
-Masacres- (F.Militar)-Tecnología
-Minas antipersona (F Miilitar)--Tecnología
-Acciones DIH propias- (F. Militar)-violencia criminal
-Acciones DIH de adversarios (F. Militar)-violencia criminal
-Acciones DIH adversario desconocido (F.M.)-violencia criminal
80
Seunda Interacción lógica: Amenaza de eliminación física
Vavriables de amenaza de eliminación física o esfuerzos para derrotar al enemigo
-Derrotas- (F militar)-Autopercepción de debilidad
-Muertes combatientes p.(F.militar)-Autopercepción de debilidad
-Victorias- ( F Militar)-Autopercepción de fortaleza
Tercera Interacción lógica: capacidad de resistencia propia y del adversario
Variables de capacidad de resistencia propia y del adversario
-Acciones totales de guerra-(F.Mtar y Politico)-Política autónoma
-Acciones Bélicas-(F. Militar)-capacidad en organización militar
-Presupuesto de defensa- (F.Econ.)-capacidad de financiamiento
-PIB nacional (F. Económico)- capacidad de financiamiento
-Secuestros (F.Econ) -capacidad de financiamiento
-Cultivos de coca (F. Econ)- capacidad de financiamiento
-IDH(F.Social)-Fragilidad de la población
-Habitantes (F. social)-Base de apoyo, pos. de reclutamiento
-Desplazamiento forzado (F.social)-Tecnología y estrategia
Formulación de la ecuación
FÓRMULA
III.2.4..1.1.3.-Variables
VARIABLE DEPENDIENTE: variable militar
VARIABLES INDEPENDIENTES:
VARIABLES MILITARES POR ACTOR i, POR MUNICIPIO j, POR AÑO k
X1=Acciones totales de guerra- Mpal
81
X2=Acciones bélicas- Mpal
X3=Derrotas militares- Mpal
X4=Victorias militares- Mpal
X5=Combatientes propios muertos-Mpal
X6= Acciones DIH del polo adversario- Mpal
X7=Accione DIH de Actor desconocido-Mpal
VARIABLES TECNOLÓGICAS POR ACTOR i, POR MUNPIO j, POR AÑO k
X8=Masacres -Mpal
X9=Minas antipersona-Mpal
VARIABLES ECONÓMICAS POR ACTOR i, POR MUNICIPIO j, POR AÑO k
X10=Presupuesto de Defensa Fuerza Pública- Nal
X11=PIB-Nal
X12=Cultivos de Hoja de Coca-Dpal
X13=Secuestros-Mpal
VARIABLES SOCIALES POR ACTOR i, POR MUNICIPIO j, POR AÑO k
X14=Indice de desarrollo Humano ( IDH)-Dpal
X15=Población-Mpal
X16=Desplazamiento forzado-Mpal
Donde:
i varía de 1 a 6, siendo i1= Farc, i2=Eln, i3=Epl, i4=Ejército, i5=Paras, i6=Actor desconocido
j varía de 1 a 6, siendo j1= El tarra, j2=Hacarí, j3=Tibú, j4=Teorama,
j5=San Calixto, j6= Cúcuta
k varía de 1 a 14, siendo k1= 1998, k2=1999….. k14=2011
IV.8- Programas econométricos
STATA 11.1 Stadistics /Data Analysis. Special edition. Copyright 2009 StataCorp LP.
College Station, Texas 77845 USA. http:/www.Stata.com. [email protected]
82
CAPITULO IV:
DESARROLLO DE LOS MODELOS EXPLICATIVOS No1, No2, No3 y No4.
FASE POLÍTICA, MILITAR, HUMNAITARIA Y SOCIAL
IV.1-Justificación y universo, período estudiado, actores y municipios
IV.1.1-Justificación
El período de estudio seleccionado es 1998-2011, en razón a que constituye una fase del
conflicto armado interno en el Catatumbo que se caracteriza por varios factores esenciales en
esta investigación: Se inicia un proceso de paz; se da la convergencia de todos los actores
armados nacionales (FARC, ELN, EPL, FFAA, AUC, y ACTOR DESCONOCIDO), que
anteriormente no se presentaba; es el inicio de la incursión del paramilitarismo, ya maduro y
consolidado, en la región; incluye el período 1998-2004, que es la época de mayor intensidad
del conflicto en el Catatumbo, a nivel departamental y nacional; comprende años activos
(1998-2002) y pasivos (2002-2010) del proceso de paz; las fuerzas armadas actúan con y sin
presencia paramilitar, se inicia en los años de menor crecimiento económico nacional (1998-
1999) y termina en los años de mayor crecimiento económico nacional(2008), como referente
histórico en ambos casos en relación a las últimas décadas en Colombia; coincide con el inicio
de la intensificación de la política internacional antiterrorista, luego del atentado de las torres
gemelas en Nueva York; es el período de auge del Plan Colombia y del narcotráfico en la
región, así como coincide con el largo período presidencial del presidente Hugo Chávez, de
Venezuela, país fronterizo con la región del Catatumbo. También es el período de mayor éxito
de las Fuerzas Armadas durante el largo desarrollo del conflicto armado de cinco décadas y,
además, durante estos años tienen registro suficiente todas las variables estadísticas requeridas
en esta investigación.
IV.1.2-Actores armados y municipio seleccionados
Se estudia la actividad armada de todos los actores del conflicto armado interno colombiano,
cada uno de los cuales tiene presencia activa en la región durante el período estudiado (1998-
2011), son ellos: FARC, ELN, EPL, FFAA, AUC, y ACTOR DESCONOCIDO, éste último
actor recoge las acciones de guerra no acreditadas a ninguno de los actores anteriores, pero que
hacen parte sin duda del conflicto y, en especial, del fenómeno de la degradación de la guerra.
83
Los municipios de la región del Catatumbo29
seleccionados son El Tarra, Hacarí, Tibú,
Teorama, San Calixto y Cúcuta, por ser éstos los que mejor caracterizan la región y los que
presentan mayor intensidad en las acciones del conflicto. Se incluye Cúcuta, en razón a que la
violencia homicida contra la población civil sigue la senda del desplazamiento forzado que en
buena medida termina en la capital del departamento.
IV.2-Origen de la Base de Datos y Fuentes de Información
Para lograr este propósito se construyó una base datos en forma de panel (trasnversal y serie
de tiempo), la cual contiene un conjunto de variables discriminadas para cada uno de los
municipios de la región del Catatumbo y para cada actor del conflicto armado interno en el
período 1998-2011, que serán objeto de análisis. Ver Base de datos en Anexos. El referente
para medir los límites del Acto de guerra bélico y Acto de guerra degradante, es la base de
datos sobre derecho internacional humanitario (DIH), que incluye los Convenios de Ginebra
(1864,1906,1929,1949), dos protocolos: Protocolo I y Protocolo II(1977) (CIRC-2009-2010) y
el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional(1998). Pero se busca analizar el concepto
más allá de su alcance puramente ético y normativo, analizando sus alcances desde la lógica
política, esto es, desde su legitimidad.
Para construir los modelos explicativos de las fases militar, humanitaria y social, con daros
panel y MCO o MCG, se construyeron series propias para ocho (8) variables militares
(Acciones totales de guerra, Acciones degradantes, Acciones bélicas, Derrotas, Victorias,
Muertes de combatientes propios, Acciones DIH del actor conocido y del actor desconocido),
para seis actores diferentes y seis municipio diferentes de la región del Catatumbo, por año,
en el período 1998-2011); se utilizaron dos (2) variables de tipo tecnológico (Masacres y
Minas antipersona) por municipio y por año; cuatro (4) variables económicas legales e ilegales
(PIB, presupuesto de defensa, secuestros y cultivos de hoja de coca); y tres (3) variables de
tipo socioeconómico (Población, IDH y Desplazamiento forzado). Para el modelo explicativo
de la fase política, con de series de tiempo y Vector Auto-regresivo (VAR) multivariados, se
29 La región del Catatumbo comprende once municipios, divididos en parte alta, media y baja, según
correspondan a la zona geográfica que sigue la ruta del Río Catatumbo. La parte alta corresponde al
nacimiento del río. En esta investigación se seleccionaron los municipios más afectados por la guerra,
correspondientes a la zona Baja y media.
84
utilizan ocho (8) variables macroeconómicas nacionales y departamentales, de tipo legal e
ilegal (Producción de petróleo, producción de carbón, exploración de pozos petroleros,
pruebas sísmicas, cultivos de coca, Desplazamiento forzado, PIB nacional y títulos mineros)
IV.2.1-Fuente de las variables militares
Las variables militares se construyeron a partir de las estadísticas crudas del Banco de Datos
de Derechos Humanos y Violencia política en Colombia, Noche y Niebla, del Cinep
(Acciones totales de guerra, Acciones degradantes, Acciones bélicas, Derrotas, Victorias,
Muertes de combatientes propios, Acciones del actor conocido y desconocido, por autor, por
municipio, por año). (Revista Noche y Niebla, 40 años, No 45, Enero-Junio 2012)
IV.2.2-Fuente de las variables tecnológicas
Las variables tecnológicas (Masacres y Minas antipersona) para los municipios estudiados se
basaron en estadísticas del DANE (2013).
IV.2.3-Fuente de las variables económicas
Las variables económicas se basaron en estadísticas de fuentes diversas, la variable Gasto de
Defensa y Seguridad para la Fuerza Pública, se basa en estadísticas del Ministerio de Defensa
Nacional; la variable PIB departamental en datos de la Cámara de Comercio de Cúcuta, la
variable PIB nacional de las estadísticas del DANE, la variable cultivos de coca nacional y
Departamental se basan en estadísticas de los censos del Proyecto SIMCI II de la Oficina de
Naciones Unidas para la droga y el delito, UNODC, 2013; y la variable secuestros
municipales de las estadísticas del DANE.
IV.2.4-Fuente de las variables sociodemográficas
Las variables sociodemográficas municipales (Población, Desplazamiento forzado) para los
municipios estudiados se fundamentan en estadísticas del DANE, la variable desplazamiento
forzado nacional, se basa en estadísticas de la oficina de Consultoría para los derechos
Humanos y el Desplazamiento Forzado ,CODHES, documentos No 26, 2013; y la variable
Índice de Desarrollo Humano (IDH) departamental, tiene fundamento en el Informe Nacional
de Desarrollo Humano 2011 del Programa de la ONU para el Desarrollo, PNUND Colombia,.
85
IV.2.5-Las variables macroeconómicas
Las variables macroeconómicas PIB nacional, se basa en estadísticas del DANE y el
Departamento de Planeación Nacional; las variables nacionales Producción de petróleo,
Pruebas sísmicas, Pozos perforados de petróleo y Exportaciones de petróleo, se basan en
estadísticas del Informe Estadístico Petrolero fuente DANE-DIAN 1995-2012; las variables
nacionales Producción de carbón y Títulos mineros, en el Informe Minero-Energético del
Ministerio de Minas y Energía y el Observatorio de Derechos Humanos del IPC No 16, 2012.
IV.3- Resultados de las regresiones (Stata 11)
IV.3.1-Modelo No1-Fase política
Este modelo explicativo se fundamenta en la metodología de modelaje VAR propuesta Sims (1980),
que plantea un sistema de ecuaciones simultáneas donde todas las variables son endógenas, esto,
es, que dependen unas de otras. Es coherente con el propósito de esta investigación, que busca
relaciones de dependencia en uno y otro sentido entre variables de un modelo empírico, en cuanto
el objetivo primordial es descubrir relaciones entre variables, más que generalizar estimaciones
precisas de parámetros. La idea de esta metodología es enfatizar menos las ecuaciones
estructurales que la forma reducida y dejar que sean los datos más que la teoría, la que indique
cuáles el proceso de modelaje. Sin embargo, para ser más precisos y tratar de recuperar el modelo
estructural, las regresiones se corren individualmente para la variable Total acciones de guerra y
cada una de las variables macroeconómicas de manera independiente. Igualmente se hacen cada
una de las pruebas necesarias de estacionariedad, análisis de correlación, prueba de normalidad
multivariante, estabilidad del modelo, diferenciación, criterios para la selección de rezagos. En
general, se confirgura un VAR estructural (SVAR), permitiendo la correlación contemporánea,con
el fin de facilitar la ortogonalización de los errores para elaborar alternativas de Respuesta-
Impuldo. Se consideran regresiones independientes en MCO para cada variable macroeconómica,
con fundamento en la teoría de series de tiempo, según la cual, si las ecuaciones del VAR son
ecuaciones de forma reducida y además no tienen términos de promedio móvil en el error, éstas
pueden ser estimadas individualmente por MCO o por máxima verosimilitud. (Montenegro,
2009:116)
86
IV.3.1.1-Procedimiento General
Construcción y regresiones de los modelos VAR que se muestran a continuación siguen en
general pasos econométricos similares:
IV.3.1.1.1.-Variables utilizadas
Todos los modelos emplean las mismas variables seleccionadas en el marco teórico: Acciones
totales de guerra de los actores Polo insurgente y Polo contrainsurgente, y las ocho (8)
variables macroeconómicas nacionales anteriormente relacionadas
IV.3.1.1.2-Categoría de Análisis
Todos los modelos tienen en cuenta las mismas categorías de análisis: 1-Estacionariedad de
variables, 2-Criterios de selección AKAIKE, SCHWARZ Y HANNAN QUINN 3-Correlograma
cruzado de residuos estimados del VAR, 4-Normalidad, 5-Estabilidad del modelo, 6-
Causalidad,
IV.3.1.1.3-Modelo Vector Autoregresivo (VAR)
La construcción de los modelos y las regresiones siguen los siguientes pasos con las
variaciones propias de su particular comportamiento. Se analiza en todos los casos la
variable Acciones totales de guerra versus cada una de las variables macroeconómicas
nacionales consideradas.
1-Revisión y preparación de los datos de la serie
2-Análisis de estacionariedad de cada variable
A-Prueba Dickey-Fuller aumentada
Ho= La serie es no estacionaria
Criterio: P-value a nivel < 1%, 5% y 10% se rechaza Ho
B-Si no es estacionaria se aplica primera diferencia y se repite prueba Dickey-Fuller
aumentada. Igual criterio.
3-Selección de rezagos del modelo con diversas pruebas de rezagos
A-Criterios de error de predicción AKAIKE, SCHWARZ Y HANNAN QUINN
87
B- Selección de rezagos del modelo según criterios coincidentes aplicados para cada
prueba
4-Especificación del modelo: (VAR) con rezagos seleccionados.
5-Ecuación del Modelo seleccionado.
6-Análisis de correlación: correlograma cruzado de residuos del VAR
7-Prueba de Normalidad Multivariante de residuos estimados del VAR
A-Prueba Jarque Bera
B-Ho=Normalidad en los residuos. Si pvalue>5% no se
rechaza la Ho
8-Prueba de estabilidad del modelo. Requisito de estacionariedad para validar resultados de
Impulso-respuesta: todas las raíces se encuentran dentro del círculo unitario
9-Prueba de causalidad en sentido de granger:
A-Primer Bloque: Ho= X no causa a Y, Ha= X causa a Y
-Criterio de selección: Si Pavue< 5% se rechaza Ho
B- Segundo Bloque: Ho= Y no causa a X, Ha= Y causa a X
-Criterio de selección: Si Pavue< 5% se rechaza Ho
10-Prueba y Análisis de Impulso-Respuesta
IV.3.1.2- Regresiones del Modelo (Stata 11)
IV.3.1.2.1- ACTOR: POLO CONTRAINSURGENTE
Resultados
1- CUADRO No 2- Acciones de guerra vs PRODUCCIÓN DE CARBÓN
88
2--CUADRO No 3 Acciones de guerra vs PRODUCCIÓN DE PETROLEO
3- CUADRO No 4- Acciones de guerra vs PRUEBAS SÍSMICAS
4- CUADRO No 5- Acciones de guerra vs PERFOR.DE POZOS PETROLEROS
5- CUADRO No 6- Acciones de guerra vs CULTIVOS DE COCA
6- CUADRO No 7- Acciones de guerra vs DESPLAZAM.FORZADO
89
7- CUADRO No 8- Acciones de guerra vs PIB NACIONAL
8- CUADRO No 9- Acciones de guerra vs TÍTULOS MINEROS
IV.3.1.2.2-ACTOR: POLO INSURGENTE
Resultados
1- CUADRO No 10- Acciones de guerra vs PRODUCCIÓN DE CARBÓN
2- CUADRO No 11- Acciones de guerra vs PRODUCCIÓN DE PETROLEO
3- CUADRO No 12- Acciones de guerra vs PRUEBAS SÍSMICAS
90
4- CUADRO No 13- Acciones de guerra vs PERFORAC. POZOS PETROLEROS
5- CUADRO No 14- Acciones de guerra vs CULTIVOS DE COCA
6-Acciones de guerra vs DESPLAZAMIENTO FORZADO
NOTA: Los modelos del Polo Insurgente construidos con la variable Macroeconómica
Desplazamiento Forzado son inestables. La regresión es espuria.
CUADRO No 15-RESUMEN COMPARATIVO MODELO TIPO No1-FASE POLÍTICA
POLO NSURGENTE Y VAR POLO CONTRAINSURGENTE.
POO
CONTRAINSURGENTE
1 PRODUCCION DE CARBÓN CAUSA ACCIONES TOTALES DE GUERRA 1
2 PRODUCCION DE PETRÓLEO CAUSA ACCIONES TOTALES DE GUERRA 2
3 ACCIONES TOTALES DE GUERRA CAUSA PRUEBAS SÍSMICAS 3
4
PERFORACIÓN DE POZOS
PETROLEROS CAUSA ACCIONES TOTALES DE GUERRA 4
5 ACCIONES TOTALES DE GUERRA CAUSA CULTIVOS DE COCA 5
6 ACCIONES TOTALES DE GUERRA CAUSA DESPLAZAMIENTO FORZADO 6
7 PIB NACIONAL CAUSA ACCIONES TOTALES DE GUERRA 7
8
TÍTULOS MINEROS
ACCIONES TOTALES DE GUERRA
CAUSA
CAUSA
ACCIONES TOTALES DE GUERRA
TÍTULOS MINEROS 8
POLO INSURGENTE
1 PRODUCCION DE CARBÓN CAUSA ACCIONES TOTALES DE GUERRA 1
2 ACCIONES TOTALES DE GUERRA CAUSA PRODUCCION DE PETRÓLEO 2
3 PRUEBAS SÍSMICAS CAUSA ACCIONES TOTALES DE GUERRA 3
4
PERFORACIÓN DE POZOS
PETROLEROS CAUSA ACCIONES TOTALES DE GUERRA 4
5 CULTIVOS DE COCA CAUSA CULTIVOS DE COCA 5
6 DESPLAZAMIENTO FORZADO CAUSA ESPURIA 6
7 PIB NACIONAL CAUSA ESPURIA 7
8 TÍTULO MINEROS CAUSA ESPURIA 8
91
7- Acciones de guerra vs PIB NACIONAL
NOTA: Los modelos del Polo Insurgente construidos con la variable Macroeconómica PIB
Nacional son inestables. La regresión es espuria.
8- Acciones de guerra vs TÍTULOS MINEROS
NOTA: Los modelos del Polo Insurgente construidos con la variable Macroeconómica Títulos
Mineros son inestables. La regresión es espuria.
IV.3.2-Modelo No2-Fase Militar
IV.3.2.1.-Resultados de las regresiones (Stata 11)
IV.3.2.1.1.-PROCEDIMIENTO GENERAL:
Las regresiones de los modelos econométricos que se muestra a continuación siguen en
general pasos econométricos similares (Montero 2011):
IV.3.2.1.2-VARIABLES UTILIZADAS
Acciones totales de guerra y Acciones degradantes de guerra (DIH)
Todos los modelos emplean las mismas variables.
IV.3.2.1.3-CATEGORÍAS DE ANÁLISIS
Se analiza la propensión a la degradación de cada actor del conflicto armado interno, y el
signo de su pendiente.
IV.3.2.1.4-MODELO DE REGRESIÓN LINEAL EN MCO-DATOS PANEL
Las regresiones para cada actor del conflicto siguen los siguientes pasos con las variaciones
propias de su particular comportamiento
-Regresión de Modelo explicativo fases militar (MCO-Datos panel)
-Análisis de Efectos Fijos
-Análisis de Efectos aleatorios
-Prueba de multiplicador de Lagrange (o Hausman)
-Prueba de Efectos temporales
-Prueba de heterocedasticidad
-Prueba de Correlación serial
92
-Prueba de correlación contemporánea
-Corrección de Heterocedasticidad (MCG)
-Modelo definitivo (MCG)
IV.3.2.1.5-ACTORES
Cuadro No 16-TIBÚ- TODOS LOS ACTORES-DATOS PANEL
FARC- CUADRO No 17
ELN- CUADRO No 18
_cons -.8361047 .2028445 -4.12 0.000 -1.233673 -.4385367totalaccio~a .9551557 .0261121 36.58 0.000 .9039769 1.006334 accionesde~s Coef. Std. Err. z P>|z| [95% Conf. Interval]
Log likelihood = -160.7706 Prob > chi2 = 0.0000 Wald chi2(1) = 1338.03Estimated coefficients = 2 Time periods = 14Estimated autocorrelations = 0 Number of groups = 6Estimated covariances = 1 Number of obs = 84
Correlation: no autocorrelationPanels: homoskedasticCoefficients: generalized least squares
Cross-sectional time-series FGLS regression
. xtgls accionesdegradantes totalaccionesdeguerra
93
EPL- CUADRO No 19
FFAA- CUADRO No 20
PARAMILITARES- CUADRO No 21
ACTO DESCONOCIDO- CUADRO No 22
94
IV.3.2.1.6-CUADRO COMPARATIVO DE RESULTADOS Cuadro No 23 PROPENSIÓN A LA DEGRADACIÓN Modelo Tipo No2
ITEM ACTOR COEFICIENTE
95%
INTERVALO MODELO
EFECTOS
FIJOS COEFICIENTE
1 FARC 0.4973 0.42------0.57 MCG - -
2 ELN 0.4470 0.37------0.51 MCG - -
3 EPL 0.6184 0.57------0.66 MCG - -
4 FFAA 0.3186 0.426-----0.37 MCG 2008 1.10
5 PARAS 0.9997 0.99------1.00 MCO 2002 (499,00)
6 DESCON 0.9988 0.99------1.00 MCG - -
IV.3.2.1.7-Análisis gráficos. Modelo Fase Militar No 2
Gráficas de propensión a la degradación que confirman la hipótesis TIBÚ-TODOS LOS ACTORES - GRAFICO No 1
FARC- GRAFICO No 2
95
ELN- GRAFICO No 3
EPL- GRAFICO No 4
FFAA -GRAFICO No 5
96
FFAA CCON EFECTOS FIJOS -GRAFICO No 6
PARAMILITARES- GRAFICO No 7
ACTO DESCONOCIDO-GRAFICO No 8
05
10
AC
CIO
NE
S D
IH
0 5 10 15TOTAL ACCIONES DE GUERRA
Fitted values 2008 ACCIONES DIH
Fitted values
MODELO FFAA
97
IV.3.3-Modelo explicativo No 3: Fase Humanitaria
IV.3.3.1-Resultados de las mediaciones de la degradación en el Catatumbo.
IV.3.3.1.1.-Gráfico Acciones Bélicas y acciones criminales GRAFICO No 9-ACCIONES VIOLENTAS DEL CONFLICTO ARMADO INTERNO EN EL CATATUMBO
GRAFICO No 10-MUERTES de COMBATIENTES VS MUERTES DE CIVILES
Diagrama No 1: Muertes de civiles vs muertes de combatientes
34
73
160
201 199
152
56 34 29 42 35
49
90
132
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011
ACCIONES TOTALES CATATUMBO 1998-2011
35 17 39 46 89
53 22 38 50 30 32 12 24 27 39
164
309 384 353
203
96
10 7 20 19 50 102
159
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011
MUERTES CIVILES -VS-COMBATIENTES CATATUMBO 1998-2011
COMBATIENTES MUERTOS CIVILES MUERTOS
COMBATIENTES MUERTOS CIVILES MUERTOS
514
1915
21% 79%
MUERTES CIVILES-VS-COMBATEINTES CATATUMBO 1998-2011
98
Diagrama No 2: Acciones bélicas vs acciones DIH
IV.3.3.1.2.-MEDICIÓN DEL PODER POLITICO Y EL PODER CRIMINAL GRAFICO No 11- FARC- PODER POLIITICO Y PODER CRIMINAL
GRAFICO No 12- ELN: PODER POLITICO Y PODER CRIMINAL
ACCIONESBÉLICOS
ACCIONESDIH
ACCIONESTOTALES
221
486
707
31% 69% 100%
CONFLICTO -CATATUMBO 1998-2011
1 1 2 1 1
7
3
13
6
1
4 2
5 6
0 1
5 5 6
2 2 2 4
1 1 3
7 5
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011
ACCIONES FARC
ACTOS BÉLICOS ACTOS DEGRADANTES (DIH)
6
3
0
5
9
2 3
1 0
1 2 2
3 3 3 3 4
8
5
2
0 0 0 0 1 1
2
0
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011
ACCIONES DE GUERRA ELN CATATUMBO 1998-2011
ACTOS BÉLICOS ACTOS DEGRADANTES (DIH)
99
GRAFICO No 13-EPL: PODER POLITICO Y PODER CRIMINAL
GRAFICO No 14-FFAA: PODER POLITICO Y PODER CRIMINAL
GRAFICO No15-PARAMILITARES: PODER POLITICO Y PODER CRIMINAL
0 0
1
0
1 1
0 0 0 0 0
1
0
2
0
2
3
2
1
0 0 0 0 0 0 0
2
1
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011
ACCIONES EPL
ACTOS BÉLICOS ACTOS DEGRADANTES (DIH)
2 3
6
15 17
18
10
7 6
12
7
3 1
4
0 1 1
4 2 2
1 1
7
18
10
2
8
1
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011
ACCIONES FFAA
ACTOS BÉLICOS ACTOS DEGRADANTES (DIH)
0 0 0 0
3
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
10 12
7
13
9 8
0 1
0 0 0 0 1
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011
ACCIONES PARAMILITARES
ACTOS BÉLICOS ACTOS DEGRADANTES (DIH)
100
GRAFICO No 16-ACTOR DESCONOCIDO: PODER POLITICO Y PODER CRIMINAL
MEDICIÓN DEL PODER MILITAR- EJEMPLOS GRAFICO No17-FARC: PODER MILITAR
GRAFICO No 18-FFAA: PODER MILITAR
0 3 1 0 2 2 0 2 3 3 1 0 0 1 7 8
45 50
55
15 16
2 1 1 0 4 3
8
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011
ACCIONES ACTOR DESCONOCIDO
ACTOS BÉLICOS ACTOS DEGRADANTES (DIH)
1 2
7 6 8 9
5
15
10
2 5 5
12 11
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011
ACTOR: FARC 1998-2011
ACTOS DE GUERRA EJECUTADOS
3 7 8
20 19 20
11 8
14
31
18
5
11
6
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011
ACTOR: FFAA 1009-2011
ACTOS DE GUERRA EJECUTADOS
101
IV.3.3.1.3.-Análisis de la iniciativa de los actores del conflicto GRAFICO No 19-INICIATIVA DE GUERRA - PRINCIPALES RESPONSABLES
IV.3.3.1.4.-Análisis de la Guerra contrainsurgente GRAFICO No 20-GUERRA CONTRAINSURGENTE EN EL CATATUMBO
La Guerra contrainsurgente y cambio estructural
El gráfico No 20, muestra la guerra contrainsurgente que protagonizan las FFAA y
PARAMILITARES, actuando en colaboración y de manera coordinada. Las curvas enseñan
por separado las Acciones bélicas (poder político) y las Acciones degradantes (poder
criminal) de cada uno de estos actores. Es evidente el desfase entre la curva de las acciones
degradantes del actor PARAMILITARES y la curva de las acciones bélicas del actor FFAA
hasta su la desmovilización paramilitar en el año 2005.
La sincronización de las acciones expresan primero una incursión del actor
PARAMILITARES con violencia casi exclusiva contra la población civil (99%) para lograr su
desplazamiento forzado, el destierro y el despojo de tierras bajo su control; las acciones de
este actor son sólo bélicas en un 1%.
7 4 3
6
11 10
6
14
6
2
6 5 8
11
2 3 6
15
20 18
10 7 6
12
7
3 1
4 3,4
7,3
16
20,1 19,9
15,2
5,6 3,4 2,9 4,2 3,5 4,9
9
13,2
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011
INICIATIVA DE LOS ACTORES EN EL CONFLICTO A ESCALA
POLO INSURGENTE POLO CONTRAINSURGENTE
TOTALES
2 3
6
15 17 18
10
7 6
12
7
3 1
4
0 1 1
4 2 2 1 1
7
18
10
2
8
1 0 0 0 0
3
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
10 12
7
13
9 8
0 1 0 0 0 0 1
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011
GUERRA CONTRAINSURGENTE
BELICAS FFAA DIH FFAA BELICAS PARAS DIH PARAS
102
En seguida hace presencia las FFFAA, principalmente con acciones bélicas para proteger su
imagen como actor legal y constitucional, las cuales crecen o disminuyen en proporción
directa a las acciones degradantes del actor PRAMILITARES. Incluso en el año 2001, cuando
disminuyen sus acciones degradantes, FFAA debe asumirlas por cuenta propia. Pero luego de
la desmovilización del actor PARAMILITARES la guerra contrainsurgente debe es
responsabilidad de FFAA de manera integral.
En el año 2007, la totalidad de las acciones degradantes le corresponde asumirlas a FFAA en
tiempo simultáneo con sus acciones bélicas, aunque en mayor proporción, para mantener el
equilibrio de poder, dado que ya no cuenta con el actor que el hacía el trabajo criminal.
Incluso en el año 2010 las acciones de FFAA son casi exclusivamente degradantes, lo cual es
coherente con la teoría en el sentido de su preferencia cuando se trata de lograr nivel de
contundencia o poder militar. FFAA en 2011 retoma su preferencia por las acciones bélicas,
que reemplazan sólo con desmesura las accione degradantes,
IV.3.3.1.5-Análisis formal del cambio estructural-Test de significancia global F
El análisis de cambio estructural mediante el test d muestra que es significativo para los
actores FARC, ELN, EPL Y FFAA. Los resultados del análisis son los siguientes.
FARC-Cuadro No 24-Test de significancia global F
ELN- Cuadro No 25-Test de significancia global F
EPL-Cuadro No 26-Test de significancia global F
103
FFAA-Cuadro No 27-Test de significancia global F
PARAMILITARES-Cuadro No 28-Test de significancia global F
DESCONOCIDO-Cuadro No 29-Test de significancia global F
IV.3.3.1.6- Regresiones Modelo No2 con cambio estructural y variable Dummy
Con fundamento en la existencia de cambio estructural se corren nuevamente las regresiones
del modelo No 2 de la fase militar para los actores que tuvieron impacto con el cambio
estructural con el fin de analizar la variaciones que se operan en la propensión a la
degradación después de la desmovilización paramilitar y la lógica política y militar de las
alianzas entre grupos desde la perspectiva de la guerra contrainsurgente. Para este fin, se
introduce una variable Dummy (δ) para valorar el cambio de pendiente de la recta de
regresión entre el período 1998-2004 al período 2005-2011
La ecuación es la siguiente:
FÓRMULA
Variables Dependiente:
Variable independiente:
δ = Variable Dummy
Donde:
104
IV.3.3.1.7-Cuadros de regresiones con cambio estructural y gráficas
FARC-Cuadro No 30-Regresiones con cambio estructural
FARC-GRAFICO No 21-Propensión a la degradación con Dummy
ELN – Cuadro No31-Regresiones con cambio estructural
105
ELN-GRAFICO No 22-Propensión a la degradación con Dummy
EPL-Cuadro No32-Regresiones con cambio estructural
EPL-GRAFICO No 23-Propensión a la degradación con Dummy
FFAA. Cuadro No 33- Regresiones con cambio estructural
106
FFFAA-GRAFICO No 24-Propensión a la degradación con Dummy
PARAMILITARES-Cuadro No34-Regresiones con cambio estructural
PARAMILITARES-GRAFICO No 25-Propensión a la degradación con Dummy
DESCONOCIDO-CuadroNo35-Regresiones con cambio estructural
107
A.DESCONOCIDO-GRAFICO No 26- Propensión a la degradación con Dummy
IV.3.3.1.8-Análisis comparativo de propensión a la degradación con cambio estructural
CUADRO No 36- PROPENSIÓN A LA DEGRADACIÓN MODELO No 2
ITEM ACTOR RT R1 DUMMY (δ) R2 95% INTERVALO MODELO
1 FARC 0.4973 0.6850 (-)0.3248 0.3602 0.26------0.42 MCG
2 ELN 0.4470 0.4528 (-)0.2790 0.1738 0.16------0.22 MCG
3 EPL 0.6184 0.7353 (-)0.3216 0.4137 0.27------0.49 MCG
4 FFAA 0.3185 0.1556 0.5299 0.6855 0.65-----0.85 MCG
5 PARAS 0.9997 0.9997 OMITIDO OMITIDO OMITIDO MCG
6 DESCON 0.9988 0.9998 (-) 0.022 0.9778 0.98------1.00 MCG
IV.3.3.1.9-Resultados de correlación de fuerzas
IV.3.3.1.9.1–Correlación de fuerzas política y Militar- Polos Insurgente y Contrainsurgente GRAFICO 27- CORRELACIÓN DE FUERZAS POLITICA EN EL CATATUMBO
GRÁFICO No 28-CORRELACIÓN DE FUERZAS CRIMINAL EN EL CATATUMBO
7 11 14 20 31 41 47
61 67 69 75 80 88 99
2 5 11 26
46 64 74 81 87
99 106 109 110 114
19981999200020012002200320042005200620072008200920102011
PODER POLÍTICO ACUMULADO
POLO INSURGENTE POLO CONTRAINSURGENTE
3 9 21
36 48 52 54 56 60 61 63 67
78 84
0 11
24 35
50 61 70 71 79
97 107 109 117 119
19981999200020012002200320042005200620072008200920102011
DEGRADACIÓN ACUMULADA
POLO INSURGENTE POLO CONTRAINSURGENTE
108
GRAFICO No 29-CORRELACIÓN DE FUERZAS MILITAR EN EL CATATUMBO
IV.3.4-Modelo explicativo No 4: Fase Social
IV.3.4.1-Resultados de las regresiones MCO.
IV.3.4.1.1.-Procedimiento General
Las regresiones de los modelos econométricos que se muestra a continuación siguen en
general pasos econométricos similares:
IV.3.4.1.1.1-VARIABLES UTILIZADAS
Todos los modelos de este tipo desarrollados emplean las mismas variables seleccionadas en
el marco teórico para cada interacción lógica en los aspectos político, militar, económico,
tecnológico y sociodemográfico.
IV.3.4.1.1.2-CATEGORÍAS DE ANÁLISIS
Todos los modelos tienen en cuanta las mismas categorías de análisis: 1-Politica autónoma
de los actores del conflicto, 2-Propensión a la degradación, 3-Tecnología, 3-Autopercepción
de debilidad, 4-Autopercepción de fortaleza, 5-capacidad de financiación, 6-Fragilidad de la
población, 7-Base social de apoyo de os actores del conflicto, 8-Estrategia utilizada, 9-Tipo
de interacción lógica, 10-heteregoneidad inter-municipios, 11-Heteregoneidad temporal, 12-
Iniciativa, 13-Constante, 14-Signo de la variable
IV.3.4.1.1.3-Modelo explicativo de la fase social en MCO-Datos panel
Las regresiones siguen los siguientes pasos con las variaciones propias de su particular
comportamiento.
-Prueba de causalidad entre variable dependiente Acciones Totales de guerra
11 24 43 64 89 103 111 127 137 140 148 157 176 193
7 38 64 99
139
238 259 268 283 316 338 360
415
514
19981999200020012002200320042005200620072008200920102011
PODER MILITAR DESPLEGADO
POLO INSURGENTE POLO CONTRAINSURGENTE
109
-Estadística descriptiva
-Matrix de correlaciones
-Gráfica de comportamiento de variables
-Diagrama de Heterogeneidad inter-municipal
-Diagrama de Heterogeneidad temporal
-Regresión de Modelo Fase Social (MCO-Datos panel)-Pooled
-Modelo MCO con dicotómica de municipios- Efectos fijos
-Selección del mejor modelo -variables significativas
1-Regresión de modelo seleccionado (MCO-Datos panel)-Pooled
2-Análisis de Efectos Fijos
3-Análisis de Efectos aleatorios
-Prueba de multiplicador de Lagrange (o Hausman)- Ya escogió
-Prueba F de Efectos temporales
-Prueba de heterocedasticidad
-Prueba de Correlación serial
-Prueba de correlación contemporánea
-Corrección de Heterocedasticidad (MCG)
-Modelo definitivo (MCG)
IV.3.4.2.-Resultados de regresiones -Modelo Explicativo Tipo No 4-Fase social.
IV.3.4.2.1-DIAGRAMAS DE HETEROGENEIDAD MODELOS No 2 y No 4
DIAGRAMA No 3-HETEROGENEDIDAD POR MUNICIPIOS POR ACTOR
02
46
ACC
ION
ES
DIH
HACARI S CALIXTOTEORAMA TIBUELTARRA
ACCIONES DIH
MEDIA_ACCIONESDIH
FARC
01
23
ACC
ION
ES
DIH
ELTARRA HACARI S CALIXTOTEORAMA TIBU
ACCIONES DIH
MEDIA_ACCIONESDIH
ELN
0.5
11.
52
ACC
ION
ES
DIH
ELTARRA HACARI S CALIXTOTEORAMA TIBU
ACCIONES DIH
MEDIA_ACCIONESDIH
EPL
05
10
ACC
ION
ES
DIH
ELTARRA HACARI S CALIXTO TEORAMA TIBU
ACCIONES DIH
MEDIA_ACCIONESDIH
FFAA
05
10
ACC
ION
ES
DIH
ELTARRA HACARI S CALIXTOTEORAMA TIBU
ACCIONES DIH
MEDIA_ACCIONESDIH
PARAS
010
2030
40
ACC
ION
ES
DIH
ELTARRA HACARI S CALIXTOTEORAMA TIBU
ACCIONES DIH
MEDIA_ACCIONESDIH
DESCONOCIDO
HETEROGENEIDAD POR MUNICIPIOS
110
DIAGRAMA No 4-HETEROGENEDIDAD POR AÑO POR ACTOR
IV.3.4.2.2: Prueba de causalidad
Cuadro No 37-Prueba de causalidad Modelos No2 y No4
PRIMER BLOQUE
Ho= Total acción.de Guerra no causa en el sentido de Granger a Acciones degradantes (DIH)
Ha= Total acciones de Guerra causa en el sentido de Granger a D. Accion.degradantes (DIH)
Criterio de decisión: La hipótesis nula se rechaza si el p-valor es menor al 5%.
En este bloque se rechaza la hipótesis nula por lo tanto concluimos que la serie Total acciones
de Guerra sí causa en el sentido de Granger a Acciones degradantes (DIH)
SEGUNDO BLOQUE
Ho= Accion.degradantes (DIH) no causa en el sentido de Granger a Total Acciones de Guerra.
Ha= Acciones degradantes (DIH) causa en el sentido de Granger a Total Acciones de Guerra.
En este caso no se rechaza la hipótesis nula por lo tanto Acciones degradantes (DIH) no
causa en el sentido de Granger a Total Acciones de Guerra.
02
46
AC
CIO
NE
S D
IH
1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010 2012
ACCIONES DIH
MEDIA_ACCIONESDIH1
FARC
01
23
AC
CIO
NE
S D
IH1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010 2012
ACCIONES DIH
MEDIA_ACCIONESDIH1
ELN
0.5
11.
52
AC
CIO
NE
S D
IH
1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010 2012
ACCIONES DIH
MEDIA_ACCIONESDIH1
EPL0
510
AC
CIO
NE
S D
IH
1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010 2012
ACCIONES DIH
MEDIA_ACCIONESDIH1
FFAA
05
10
AC
CIO
NE
S D
IH
1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010 2012
ACCIONES DIH
MEDIA_ACCIONESDIH1
PARAS
010
2030
40
AC
CIO
NE
S D
IH
1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010 2012
ACCIONES DIH
MEDIA_ACCIONESDIH1
DESCONOCIDO
HETEROGENEIDAD POR AÑO
111
IV.3.4.2.3-Cuadros de regresiones modelos definitivos de la fase social
FARC-CUADRO No 38-Regresión Modelo definitivo Fase social
ELN- CUADRO No 39-Regresión Modelo definitivo Fase social
EPL- CUADRO No 40-Regresión Modelo definitivo Fase social
FFAA- CUADRO No 41-Regresión Modelo definitivo Fase social
PARAS- CUADRO No 42-Regresión Modelo definitivo Fase social
112
DESC- CUADRO No 43-Regresión Modelo definitivo Fase social
IV.3.4.2.4- Cuadro comparativos de regresiones Modelo explicativo No 4-Fase Social
Cuadro -No 44-Comparativo de resultados-Regresión No1 Fase Social
MCO
R2 AJUSTADO 0.7571 0.9590 0.9411 0.9124 1.00 0.9997
VARIABLE/ACTOR FARC ELN EPL FFAA PARAS A. DESCON
INTERACCIÓN LÓGICA No1
Masacres 0.3527 0.075 (-) 0.024 (-) 0.08 0.0082 0.00050
Minas antipersona 0.114 (-) 0.014 0.0043 (-) 0.041 0.0031 0.0096
Acciones DIH actor Conocido (-) 0.012 (-) 0.0006 0.0001 0.1197 0.005 0.0007
Acciones DIH actor Desconocido 0.016 (-) 0.004 0.002 (-) 0.0237 (-) 0.0018 (-) 0.0085
INTERACCIÓN LÓGICA No2
Derrotas - (-) 1.01 (-) 0.90 (-) 0.91 (-) 1.78 (-) 1.04
Victorias (-) 0.009 (-) 0.076 0.008 (-) 0.037 (-) 0.178 0.023
Bahjas propias-muertes 0.0707 0.008 (-) 0.0003 0.005 0.041 (-) 0.008
INTERACCIÓN LÓGICA No3
Acciones tolales de guerra 0.38 0.9725 0.0932 0.8981 0.9984 0.9997
Presupuesto de defensa 0.174 (-) 0.0365 0.090 0.6164 0.03237 0.050
Secuestros (-) 0.0291 (-) 0.0009 0.004 (-) 0.0088 (-) 0.00239 0.00096
Cultivos de coca 0.00001 1.31 x10(-6) 3.94 x10(-6) 1.27 x10(-7) 8.36 x10(-7) 5.76 x10(-6)
Indice de Desarrollo Humano (IDH) 4.434 0.726 0.2626 (-) 5.09 (-) 0.3006 0.2222
Habitantes 2.7 x10(-6) 6.27 x10(-7) (-) 1.04 x10(-7) 8.07 x10(-7) 1.68 x10(-7) (-) 2.27 x10(-8)
Desplazamiento Forzado (-) 0.0004 0.0001 6.77 x10(-6) 0.0002 2.2 x10(-6) 1.46x10(-6)
Constante (-) 3.984 (-) 39.29 (-) 0.5366 1.87 0.095 (-) 0.37
P de la constante 0.280 0.727 0.467 0.537 0.785 0.617
113
Cuadro -No 45-Comparativo de resultados. Regresión definitiva Fase Social
MCG MCG MCG MCG MCG MCG MCG
VARIABLE/ACTOR FARC ELN EPL FFAA PARAS A.
DESCON
INTERACCIÓN LÓGICA No1
Masacres 0.116 0.058
Minas antipersona
Acciones DIH actor Conocido
Acciones DIH actor Desconocido (-) 0.0086 (-) 0.00013
INTERACCIÓN LÓGICA No2
Derrotas (-) 0.9755 (-) 0.915 (-) 0.903 (-) 1.928 (-) 1.000
Victorias (-) 0.0368 (-) 0.087
Bahjas propias-muertes 0.03566
INTERACCIÓN LÓGICA No3
Acciones tolales de guerra 0.425 0.9481 0.9448 0.925 0.999 0.999
Presupuesto de defensa
Secuestros
Cultivos de coca
Indice de Desarrollo Humano (IDH)
Habitantes 3.6 x10(-7)
Desplazamiento Forzado (-) 0.00004 0.00005
Constante
P de la constante
114
CAPÍTULO V: CONCLUSIONES
V.1-Hallazgos, Interpretaciones y explicaciones de los resultados
V.1.1-Modelo explicativo No 1: Fase Política
Hallazgo No1: Los resultados del modelo explicativo No1 confirman la existencia de
dependencia entre la variable Total acciones de guerra, y las ocho variables macroeconómicas
consideradas. En la totalidad de las ocho variables para el caso del Polo Contrainsurgente, y
sólo en cinco de las variables en el caso del Polo Insurgente; las tres restantes resultan
espurias. Es distinta la dirección de dependencia para el Polo Insurgente y para el Polo
Contrainsurgente.
Los resultados confirman que las variables macroeconómicas que representan los grandes
intereses en juego en la región del Catatumbo constituyen móviles políticos de las acciones de
guerra, que las acciones de guerra en la región del Catatumbo tienen intencionalidad política.
El comportamiento diferente de las partes del conflicto frente a las variables macroeconómicas
prueba la diversidad de intereses que mueve a cada una de las partes, incluso contrarios en
algunos casos y el tipo particular de esos intereses. Esto prueba la existencia del conflicto y el
papel activo de las ideologías. La dirección de dependencia en uno u otro sentido entre las
variables relacionadas indican cuáles actores del conflicto asumen en casos específicos la
iniciativa de guerra, el papel activo, y cuáles actores las acciones de resistencia. Enseña que el
análisis del conflicto no se limita a la disputa solamente, en la iniciativa y en el tipo de
móviles también hay lógica política. En general, se ratifica la militarización de la política en la
zona de conflicto para lograr objetivos de poder, y confirman la existencia de otro tipo de
causas objetivas diferentes de la pobreza y la miseria, y otro tipo de violencia política distinto
de la violencia política de tipo subversivo, como la violencia política del Estado (PIB) y la
violencia política de las ´lites en el poder (Títulos Mineros). Sugieren, además, que la guerra
no es autónoma, sino que depende de la política.
Se confirma la Hipótesis de este modelo y el punto de partida teórico de la investigación. Se
distancian los resultados de los estudios que desestiman lo político, y en general la perspectiva
de tipo moral, en la literatura internacional a Paul Collier (1998). Confirma a Gramsci
(1976/1987)): la ideología, como concepciones del mundo con sus correspondientes normas de
115
acción, de acción política, en términos de acciones de guerra. Confirman la teoría de Carl Von
Cláusewitz (1832:2005), quien pone en el centro del análisis el carácter esencialmente político
de la guerra y señala que la guerra depende de la política. El alcance nacional niega la noción
de territorialidades bélicas y de Caos hobbessiano entre actores armados ilegales, sin presencia
del estado, de M. T. Uribe (2001). Si bien El conflicto militar se manifiesta sólo en algunas
regiones, el conflicto político es nacional. Contradice el concepto de disociación entre lo
social y lo político como origen de la violencia, de Pecaut (1987). Contradice la tendencia de
la literatura nacional que con el fin de reivindicar la naturaleza política del conflicto limitan
los estudios a la violencia política de tipo subversivo y centran la responsabilidad en el
campesino (Fals Borda, Guzmán y Umaña (1968). Se confirma que lo político está fuera del
ámbito puramente militar y contradice que lo fundamental en el análisis sea el resultado de la
contienda (Hirschleifer- 1988; Kalivas-2000; Grossman-1994). Señalan las limitaciones de la
literatura del Análisis Económico de Conflictos, centrado principalmente en el concepto de
falla institucional.
Hallazgo No2: Para el Polo Contrainsurgente la variable PIB depende de la variable Acciones
totales de guerra. La relación entre acciones de guerra y la variable PIB es espuria para el
Polo Insurgente.
Establece el PIB como móvil político de la guerra en el Catatumbo, asociada a megaproyectos
de explotación capitalista a gran escala de recursos naturales abundantes es esta región.
Evidencia que la guerra favorece el crecimiento del PIB nacional y en consecuencia la
implementación de un tipo particular de proyecto de sociedad, tanto como un tipo particular de
relaciones de poder. Ratifica tal conclusión que las regresiones del PIB para el Polo Insurgente
resulten espurias. Confirma la existencia de otro tipo de violencia política, la estatal. La
relación de las acciones de guerra con el PIB muestra la violencia con una dirección de arriba
hacia abajo, ajena al concepto de falla institucional, concepto central del análisis económico
de conflictos. Niega igualmente el ejercicio del uso legítimo de la fuerza del Estado en
términos de seguridad democrática para propiciar el crecimiento económico amenazado por la
violencia subversiva.
116
Los resultados muestran, por el contrario, que la violencia del Polo contrainsurgente, del cual
hace parte las FFAA, favorece el crecimiento económico asociado a empresas trasnacionales
que implementan proyectos de explotación capitalista a gran escala de recursos naturales.
Niegan los estudios que excluyen al Estado en relación a la incitiva y responsabilidad de la
violencia política. Confirman el ejercicio del poder de tipo prohibitivo, como respuesta a la
amenaza de eliminación física o necesidad militar (Schmitt-1933/2008), y también de poder
como pulsión para construir relaciones de poder, por conveniencia militar, (Foucault-
1976/1991).
Hallazgo No3: Las variables Producción de petróleo y Títulos mineros dependen de las
acciones de guerra del Polo Contrainsurgente. Existe una dirección de dependencia contraria
para el Polo Insurgente, las acciones de guerra dependen de la variable producción de petróleo,
y es espuria para Títulos mineros. Para el polo contrainsurgente, la variable Títulos mineros
tiene doble dirección de dependencia, esto es, también las acciones de guerra explican la
variable títulos mineros.
Se confirman los intereses asociados a la explotación de recursos minerales en la región del
Catatumbo, en este caso de tipo minero-energético, como móviles de las acciones de guerra
por parte del Polo Contrainsurgente (PC), del cual hace parte las FFAA. Sus acciones de
guerra favorecen la Producción de petróleo, a lo cual se opone el Polo Insurgente, que es ajeno
a títulos mineros.
La variable Títulos mineros es muy explicativa e ilustrativa de la guerra contrainsurgente y
del comportamiento de los actores del conflicto. Se interpreta que para el polo
contrainsurgente, el modelo de desarrollo basado en la explotación de los recursos naturales a
gran escala con las locomotoras minero-energéticas del capitalismo extractivo y la confianza
inversionista, motiva la política de expedición de títulos mineros, pero especialmente explica
que una vez logrado el control territorial, el destierro y el despojo de tierras mediante la
violencia, se dispara la solicitud de títulos mineros por parte de los despojadores. Igualmente,
en sentido contrario, que la gran demanda de títulos mineros y la política del gobierno
nacional de facilitar su concesión, propicia las políticas de guerra de los actores
117
contrainsurgentes. Se entiende que propiciar las acciones guerra con la expedición de títulos
mineros o demandar títulos mineros después de despojos de tierras en el Catatumbo es
estrategia exclusiva del polo contrainsurgente. En la guerra desarrollada en el Catatumbo en
el período 1998-2011, sólo este polo presenta la iniciativa en relación a las variables
producción de petróleo y Títulos mineros. A su vez, la existencia de dependencia con
dirección contraria para estas variables macroeconómicas en el caso del PI, establece que
este tipo de violencia explica sus Acciones de guerra en calidad de violencia de resistencia
asociada a razones de tipo ideológico, esto es, evidenciando la lógica política de oposición a
este tipo de proyectos de explotación económica capitalista. Es coherente con el registro
histórico, según el cual la expedición de títulos estuvo estancada durante treinta años, y luego
inició su ascenso ininterrumpido con la ola de violencia de iniciativa contrainsurgente.
Hallazgo No4: Las variables Cultivos de Coca y Pruebas Sísmicas dependen de las acciones
de guerra del Polo Insurgente. Existe una dirección de dependencia contraria para el PC, esto
es, las acciones de guerra dependen de las variables Cultivos de Coca y Pruebas sísmicas.
Este tipo de correlación y su dirección confirman los intereses asociados a los recursos
provenientes de cultivos de coca en la región del Catatumbo como móviles de las acciones de
guerra por parte del Polo Insurgente(PI), que se presumen tiene una lógica política en el
sentido que financia la guerra insurgente. A su vez, la dirección contraria para estas variables
macroeconómicas en el caso del PC, establece que este tipo de violencia asociada a la coca
explica las Acciones de guerra del Polo Contrainsurgente, bien en calidad de lucha de las
FFAA contra el narcotráfico, como financiador de la violencia insurgente, o bien como botín
de guerra asociado a la violencia de los grupos Paramilitares por el control territorial en zonas
de conflicto, esto es, evidenciando la lógica política de la expropiación violenta de tierras de
campesinos financiada igualmente con recursos del narcotráfico. Es coherente con la relación
directamente proporcional entre intensidad del conflicto armado y crecimiento de los cultivos
de coca, mostrando su carácter esencialmente político En el caso de la variable Pruebas
Sísmicas, la violencia contrainsurgente está asociada al despeje de territorios ricos en recursos
minerales y a la confrontación con la insurgencia armada que le hace resistencia a este tipo de
proyectos de explotación capitalista.
118
Los resultados ratifican diferentes investigaciones de la literatura nacional que ilustran el
incremento de la violencia como consecuencia de los intereses de los grupos armados ilegales
asociados a los cultivos de coca (Echeverry y Portow (2000), Montenegro-2000), y del
incremento de la degradación en términos de derrame de tecnología y de aprendizaje (Gaviria,
1998). La dependencia entre cultivos de coca y acciones de guerra confirma la coca como
financiador de la guerra y establece su lógica política.
Hallazgo No 5: Las variables Producción de carbón y Apertura de pozos petroleros dependen
de las acciones de guerra tanto del Polo Contrainsurgente como del Polo Insurgente.
La existencia de relación de dependencia en un mismo sentido en ambos casos enseña que el
móvil de las acciones de guerra del PC y PI en el Catatumbo es el control de territorios ricos
en recursos minerales como Carbón y Petróleo, esto es, se evidencia la lógica política de la
guerra en términos corrientes de poder con propósitos de dominación; se trata de una violencia
política que refleja en este caso la polarización Estado-Insurgencia. Estos resultados, ratifican
los resultados obtenidos por Montenegro (2000), que señalan como causa principal del
incremento de la violencia los incentivos derivados de productos primarios (petróleo, oro, hoja
de coca, carbón). Pero igualmente establecen su lógica política en términos de polarización
ideológica.
Hallazgo No 6: Para el Polo Contrainsurgente Total acciones de guerra depende del
Desplazamiento forzado. No existe relación alguna para el caso del PI, su relación es espuria.
Este tipo de resultados denuncian la iniciativa de los actores en desarrollo de la guerra.
Establecen el desplazamiento forzado como estrategia de guerra del Polo contrainsurgente
para el despojo de tierras y el control territorial de zonas ricas en recursos minerales, móvil
político de la guerra en el Catatumbo, asociada a megaproyectos de explotación capitalista a
gran escala. El desplazamiento forzado evidencia así una lógica política en desarrollo de una
guerra de apropiación. Ratifica esta conclusión que las regresiones de la variable
Desplazamiento forzado para el Polo Insurgente resulte espuria en el Catatumbo.
119
Estos resultados confirman los estudios desarrollados por Kalivas (2000), Sánchez (2007) que
muestran el desplazamiento forzado como estrategia de los actores armados en tanto acciones
con fines de control territorial en escenarios de conflicto. Aunque se desestima lo político, en
relación al alcance político más allá del ámbito militar, más allá de las territorialidades bélicas.
La tecnología empleada en estos casos son las masacres, que establecen para estos actores su
lógica militar, y para esta investigación también
su lógica política.
V.1.2-Modelo explicativo No 2: Fase Militar
Hallazgo No1: Existe una relación de dependencia causalidad en una sola dirección entre la
variable Acciones totales de guerra, entendida como política autónoma de los actores, y la
variable Acciones degradantes, en la cual acciones degradantes dependen de la política
autónoma, y no al contrario.
Confirma este hallazgo que la guerra no es autónoma ni la degradación es autónomas,
dependen de la política y no al contrario. Que lo que se degrada no es la guerra sino la
política misma, y que las acciones degradantes tienen una intencionalidad política. La
dependencia de la guerra de la política confirma a Clausewitz (1988), la guerra es la
tramitación de la política por otros medios, la guerra es el medio y la política el fin, con lo cual
se niega una supuesta autonomía de lo militar que explicaría la degradación de la guerra; y la
dependencia de la degradación de la política confirma a Foucault (1976/1991), en términos de
poder de pulsión, de conveniencia militar expresado por la violencia de tipo degradante.
Explica que si bien la política positiva frena la degradación, la política negativa la radicaliza.
Esto niega la explicación de la degradación por cuenta de una hiper-concentración de los
actores en la pura acción, como expresión de la autonomía militar (Pizarro, 1991), o por cuenta
de la ilegitimidad de las acciones militares derivada de cierta autonomía militar. (Melo 1991),
Confirma la interpretación el terrorismo, expresión particular de la degradación, como violencia
contra la población civil con intencionalidad política. (Caplan, 2006). Este resultado desconoce, a
su vez, la banalización del conflicto que hace Kalivas (2000-2004) cuando explica la violencia
contra la población civil, principalmente como violencia privada, como consecuencia de las
acciones oportunistas, criminales y por venganza, de los agentes privados en desarrollo de la guerra;
120
asimismo, su omisión del protagonismo de los actores del conflicto en la ejecución de las acciones
degradantes, lo que además no es creíble por su envergadura, representa el 80% de la guerra.
Asimismo, se distancia de Uribe y Vásquez (1995), en relación a la noción de la
despolitización del uso de la fuerza o que se esfuma lo político, derivada del empleo de
violencia de tipo degradante, según una visión de la degradación de tipo moral. Se confirma la
interrelación de las fases del ciclo de degradación, en términos de corriente de poder
degradante que circula de la fase política a la fase militar.
Hallazgo No2: Existe una relación directamente proporcional entre la variable Total acciones
de guerra y la variable acciones degradantes. La pendiente de la recta de regresión siempre es
positiva, y las propensiones varían entre cero y uno.
Se confirma la prueba la hipótesis de este modelo y la función de degradación, donde la
violencia de tipo degradante es recurso militar de todos los actores del conflicto, sin
discriminación de legales o ilegales, insurgentes o contrainsurgentes. La degradación
constituye la prioridad en la guerra para lograr mayor poder militar o poder de contundencia,
frente al poder político que adquiere un carácter de bien residual. Primero el poder militar, y
superada la contingencia se busca poder político para conservar la imagen de actor del
conflicto en términos de reputación y factor de descuento. Igualmente la degradación
representa un tipo de tecnología política: todos los actores la prefieren, se confirma la
función de degradación, la pendiente de la recta de regresión en todos los casos es positiva y
es la prioridad de la guerra. Asimismo, constituye un mecanismo de la guerra, no proviene
de decisiones individuales en el ámbito militar, porque no es autónoma, depende de la política,
hace parte de un engranaje que trasmite decisiones políticas de otras instancias, como
corrientes de poder.
Se concluye que la degradación no modifica la caracterización de los actores del conflicto
como actores políticos, pero sí la calidad de las acciones de guerra con referencia a su carácter
democrático, mide la capacidad democratizadora-emancipadora o represiva-criminal de sus
políticas de guerra. Significa que los actores del conflicto son ajenos a una identidad
esencialista 100% política o 100% criminal, sin que por ello dejen de ser políticos. Recurren a
121
la política positiva y también a la política negativa, a acciones de guerra por necesidad militar
y también a acciones de guerra por conveniencia militar, al poder negativo de tipo prohibitivo
también al poder de pulsión para construir relaciones de poder, para regular política y
socialmente a la población civil, el blanco principal de sus acciones de guerra.
Este análisis complementa y mejora la caracterización teórica, y resuelve el debate
internacional en torno a la disyuntiva ¿Codicia o agravio? (Actor criminal o actor político)
Planteada por Collier-1998.
El hallazgo respalda el punto de vista teórico de esta investigación. Confirma parcialmente a
Clausewitz 1832/2005), en relación al papel de la política frente a la violencia extrema.
Clausewitz sólo entendía la política en su dimensión positiva, por lo cual creía que la política
frenaba la violencia extrema. Nunca imaginó la degradación como algo real, sólo la pensó en
abstracto. Confirma a Hirschleifer (1993), quien reconoce el lado luminoso y también el lado
oscuro del auto-interés en la modelación de la realidad y de las sociedades. Igualmente en
relación al poder de contundencia como prioridad en la guerra. Para Hirschleifer (1988-1990),
lo fundamental es la eficiencia con que cada una de las partes puede transformar recursos,
humanos y materiales, en éxitos en el campo de batalla, en contundencia militar, sin importar
como se consiga. No obstante, Hirshleifer, en este caso tiene razón sólo en el campo de
batalla, porque el propio modelo precisa que la degradación depende de la política autónoma
de los actores del conflicto, que se define fuera del ámbito puramente militar.
La lógica política se manifiesta en esta fase como el uso de la violencia degradante en
términos de tecnología política con el fin de lograr objetivos de poder. El modelo niega la tesis
según la cual la degradación es producto de un impacto indeseado de los actores del conflicto
en términos de efectos colaterales o marginales.
Hallazgo No 3: Los resultados de las regresiones muestran que la propensión marginal a
consumir varía entre cero (0)y uno (1) para todos los actores del conflicto.
122
Se concluye que todos los actores del conflicto, sin discriminación a su carácter de legales o
ilegales incurren en acciones degradantes de guerra, aunque se diferencian en su nivel de
degradación o propensión a la degradación. Los resultados de las regresiones niegan de plano
la perspectiva moral y subjetiva del análisis de la degradación y su correspondencia exclusiva
con los actores armados ilegales, según la tesis de Paul Collier (1998), para quien es
irrelevante el carácter político de la rebelión que se explica sólo por la avaricia de los rebeldes,
esto es, desestima toda valoración política de la acción armada insurgente y todo lo que
implica el conflicto en términos de relaciones de poder, en tanto el único interés de este autor
es el resultado de la contienda.
Este hallazgo establece en qué medida un actor del conflicto utiliza políticas democráticas o
criminales sólo lo define su propia propensión a la degradación, un referente objetivo. En el
Catatumbo, durante el período 1998-2011, las propensiones son las siguientes: FARC (0.4973),
ELN (0.4470), EPL (0.6184), FFAA (0.3186), PARAMILITARES (0.99), ACTOR
DESONOCIDO (0.99). En este caso, los actores del conflicto se califican así mismo según su
praxis, su mayor o menor propensión a la degradación. El referente más lógico es la media entre
cero y uno, que es el rango de degradación según el modelo explicativo de la fase militar. Un valor
>0.5 identifica a un actor más criminal que democrático; y un valor < 0.5 identifica a un actor más
democrático que criminal, moviéndose en una dinámica de guerra que lo ubica en puntos distintos
del rango de degradación en momentos y circunstancias distintas de la confrontación.
La caracterización de los actores medida desde el referente teórico resulta incompleta, no basta, y es
causa de la ambigüedad que dificulta esclarecer y precisar las diferencias entre actores del conflicto
y actores del crimen organizado. Sólo la degradación como perspectiva de análisis permite
solucionar el problema de la ambigüedad en relación a su naturaleza política y criminal. Asimismo,
esta investigación enseña que la perspectiva de la degradación ofrece un mayor poder explicativo y
mayor fundamento científico que la perspectiva moral y normativa. La perspectiva moral
descalifica al adversario con referentes subjetivos, la perspectiva normativa juzga desde referentes
pretendidamente universales y la perspectiva política explica y mide la praxis de los actores en
relación a las relaciones de poder, que es lo que define el conflicto. Además, la perspectiva política
contribuye a comprender distintas formas de construcción de Estado.
123
Hallazgo No 4: Los actores Paramilitares y Desconocido reportan en las regresiones propensiones
marginales a la degradación de aproximadamente igual a uno (1), que los diferencian de los demás
actores con propensiones entre 033 y 062.
Significa que cada actor del conflicto recurre a las acciones degradantes según su
conveniencia militar, y que los actores paramilitar y desconocido se especializan en este tipo
de acciones de guerra, lo cual establece dudas sobre su carácter político. En términos de
conveniencia militar, los resultados establecen como prioridad el aumento del nivel de
contundencia o poder militar, en tanto es garantía de éxito en el campo de batalla y de un
resultado de la contienda a favor de sus protagonistas. Se usa la mejor tecnología política para
lograr la mayor eficacia de las acciones de guerra. Confirma en situaciones de contingencia el
carácter de bien de primera necesidad de las acciones degradantes. Las propensiones a la
degradación de los actores Paramilitares y Desconocido sugieren que la violencia contra la
población civil es su prioridad y casi nulo su interés por sus adversarios armados, esto es, son
actores que cumplen una función específica en escenarios del conflicto armado interno en el
Catatumbo y tienen como su blanco casi exclusivo a la población civil. Significa de una parte que
sus acciones están orientadas al logro de mayor poder de contundencia o poder militar, y de otra
parte que su finalidad es el logro de objetivos estratégicos como el desplazamiento forzado y el
despojo de tierras en guerras de apropiación.
Los resultados niegan la justificación del actor Paramilitar en el Catatumbo como expresión
auténtica de grupos de autodefensa en tanto el blanco exclusivo de sus acciones violentas es la
población civil inerme y ajena a las hostilidades. El actor desconocido se comporta de manera
semejante al actor paramilitar pero con la intención manifiesta de proteger la imagen de sus
protagonistas en reacción a su responsabilidad política por el carácter criminal de sus acciones.
Su exclusiva dedicación a las acciones degradantes confirma la búsqueda de un mayor poder de
contundencia (Hirshleifer-1988-1990) que les proporciona a los actores del conflicto este tipo de
acciones. Confirma la tesis de Clausewitz, según la cual lo actores piensan en abstracto que es una
aspiración inútil, incluso falsa, dejar fuera de consideración la naturaleza de un elemento por
repugnancia ante su crudeza,
124
En esta investigación se interpreta este planteamiento de Clausewitz, no desde la perspectiva moral,
sino desde el punto de vista de la necesidad militar, propia de la dinámica de la guerra en el campo
de batalla, donde la prioridad es el poder militar, más que el poder político.
Una explicación es la la guerra contrainsurgente, que utiliza la violencia contra la población civil
como población que se presume cómplice de la guerrilla, en términos definidos por la metáfora de
la pecera, según la cual la estrategia es quitarle el agua al pez (Galula, 1963: 93). Sin embargo, la
dedicación exclusiva a la violencia degradante sugiere también que su verdadero blanco no es la
insurgencia sino la población civil campesina. Acorde con la necesidad de despeje territorial y
despojo de tierras para la implantación de proyectos de explotación capitalista a gran escala de
recursos naturales. En ese sentido se trata más de una guerra contra-campesina con intencionalidad
política que de una guerra contrainsurgente. Esto sugiere una función de utilidad de las acciones
de guerra bélicas y degradantes. Y remite al siguiente modelo, dela fase humanitaria.
Hallazgo No 5: Las resultados de las mediciones muestran que FFAA es el actor con menor
propensión de acciones degradantes (0.32), y PARAS el actor con mayor propensión a la
degradación (0.99).
Este comportamiento señala que FFAA en el período estudiado tiene una mayor propensión a las
accione bélicas que a las acciones degradantes, aunque sorprende que un actor que representa la
legalidad y legitimidad incurra también en estas prácticas. Por el contrario, Paramilitares tiene una
propensión casi nula a las acciones bélicas y prácticamente exclusiva a las acciones degradantes.
Corresponde esta diferencia a una distinta función de utilidad para acciones degradantes que para
acciones bélicas; en el primer caso sugiere que la utilidad es principalmente política, y que en el
segundo caso es principalmente militar. La menor propensión a la degradación del actor FFAA
confirma su mayor interés como actor público en proteger su imagen en términos de factor de
descuento. Desde una perspectiva política, las acciones degradantes expresan pérdida de reputación,
imagen política o popularidad, dado el carácter criminal de este tipo de violencia, pero no en
términos de abandono o modificación de sus preferencias, en tanto conservan una intencionalidad
política, esto es, no corresponde a un problema de inconsistencia temporal.
125
V.1.3-Modelo explicativo No 3: Fase Humanitaria
Hallazgo No 1: Luego del cambio estructural que significó la desmovilización paramilitar en
2004, las propensiones a la degradación cambian radicalmente: FFAA aumenta el valor de su
indicador desde un 15,56% a un 68,55%, y los actores insurgentes disminuyen el valor del
indicador en promedio en un 50% aproximadamente.
El hallazgo confirma la función de degradación de las acciones de guerra, confirma que las
acciones de guerra de tipo bélico y de tipo degradantes tienen una función de utilidad en
términos de poder militar y poder político. Significa que es acertado el análisis de la demanda
por características: dos bienes, acciones bélicas y acciones degradantes, que reportan a los
actores del conflicto poder militar y poder político en proporciones diferentes (Magdala y
Miller-1991). Confirma la existencia de alianzas estratégicas entre actores afines, en términos
de factor de descuento y reputación. No obstante, los actores persisten en sus objetivos de
poder, no se trata de un problema de inconsistencia temporal, sino de conveniencia militar
para lograr mayor efectividad en la construcción de relaciones de poder. Se explica la
intencionalidad política de las acciones de guerra del actor paramilitar 100% degradante y se
contradice la perspectiva de tipo moral.
Contradice La literatura de análisis de conflictos que desestiman las alianzas estratégicas y
excluyen al Estado del conflicto, que desestima la responsabilidad de la FFAA en la
degradación de la guerra y en particular la alianza estratégica FFAA-PARAMILITARES
GMH-2013, Salamanca y Sánchez-2007, Vicepresidencia de la República-(2001). Desestima
la medición de la correlación de fuerzas por diadas, sólo en términos militares, Kalivas (2000).
Kalivas (2000-2004) admite posibles alianzas pero sólo en términos de una violencia privada
con carácter de venganza entre vecinos, esto es, sin consideración de la intencionalidad
política y omitiendo la posibilidad de la degradación promovida por iniciativa de los propios
actores del conflicto, lo cual es poco creíble por la envergadura de la violencia degradante
(79%) en escenarios de conflicto.
Las funciones de utilidad de las acciones degradantes por parte del actor Paramilitares para
lograr mayor poder militar y de las acciones bélicas por parte del actor FFAA para obtener
126
poder político, durante el período estudiado, permiten interpretar de manera coherente y
consistente una sincronización en el empleo complementario de acciones degradantes y
acciones bélicas por parte de FFAA y PARAS, en términos de guerra contrainsurgente. El uso
de acciones degradantes de Paramilitares por conveniencia militar protege la imagen de
FFAA, que le permite centrarse principalmente en acciones bélicas. Se prueba la Hipótesis de
este modelo explicativo y confirma la proposición según la cual el empleo de acciones
degradantes reportan poder militar alto con nulo poder político, mientras las acciones bélicas
proporcionan tanto poder militar como poder político de menor nivel.
Igualmente se prueba el diseño de las políticas de guerra como combinaciones óptimas de
acciones bélicas y acciones degradantes según sea la necesidad o conveniencia de poder
militar y poder político de los actores del conflicto, en este caso logrados con la alianza
FFAA-PARAMILITARES. El modelo explicativo No2 de la fase militar para el período
2005-2011 confirma formalmente el análisis del modelo explicativo No 3 que interpreta la
praxis y la función de utilidad.
Hallazgo No 2: Luego del año 1999 se presente una reversión progresiva de la correlación de
fuerzas política entre PC y PI, a favor del PC, que se logra con un mayor despliegue de poder
militar por parte del PC y un mayor volumen de guerra, a costa de una mayor propensión a la
degradación del PC. La contribución al total de la degradación (69%) en el período estudiado
es por parte del PC del 55% y por parte del PI es del 13%.
Se evidencia que los actores recurren a una combinación óptima de acciones bélicas y
acciones degradantes en función de la utilidad militar y política que les reportan los distintos
tipos de violencia. Se prueba la Hipótesis de este modelo. Confirma la conveniencia para la
economía política planteada en esta investigación de medir de manera discriminada la
correlación de fuerzas política y la correlación de fuerzas militar. Su desfase representa el
nivel de degradación como despliegue de poder criminal para lograr un desequilibrio a su
favor en la correlación de fuerzas militar por parte de los actores del conflicto, La correlación
de fuerzas política se construye solamente con acciones bélicas que reportan poder político.
127
En la literatura de conflictos nacional e internacional sólo se conocen mediciones de
correlación de fuerzas generales, sin discriminación entre correlación de fuerzas militar y
correlación de fuerzas política. A nivel internacional Kalivas y a nivel nacional Granada y
Sánchez (2009), siguiendo a Kalivas (2000), desarrollan un modelo de Correlación de fuerzas
en disputas de guerras civiles: una aplicación al caso colombiano. Se desestima en estos
estudios el desfase que produce la degradación de la guerra entre correlación de fuerzas militar
y correlación de fuerzas política.
Esta reversión de la correlación de fuerzas confirma la lógica política y militar de la
degradación en términos de la función de utilidad de las acciones de guerra. Confirma además
la conveniencia del análisis del conflicto armado interno colombiano desde la perspectiva de
la degradación y particularmente desde el enfoque del ciclo de degradación en sus distintas
fases política, militar, humanitaria y social. Prueba el carácter de la degradación como
tecnología política centrada en la población, que circula como corrientes de poder y que busca
hacer efectivo la recomposición de las relaciones de poder
El modelo enseña que la praxis de los actores constituye reflejo de su ideología, en términos
de acción política. Confirma a Gramsci (1975/1987): la praxis como reflejo de la ideología en
términos de acción política.
Hallazgo No3: La evidencia estadística muestra un registro de Acciones degradantes, que
corresponde a un 69% del total de acciones de guerra, contra un 31% de Acciones bélicas. Las
muertes de civiles alcanzan un 79%, las muertes de combatientes un 21%.
Se evidencia en desarrollo de la guerra la preponderancia de las acciones degradantes sobre las
acciones bélicas; la preponderancia de las muertes de civiles sobre las muertes de
combatientes. Significa un elevado nivel de degradación, en términos de conveniencia militar,
entendida como demanda de mayor poder militar que político. Se trata de una corriente de
poder conformada por acciones de fuerza ilegítimas en detrimento del uso legítimo de la
fuerza y del poder hegemónico que ejercen los actores del conflicto. Su envergadura pone en
entredicho la teoría de la guerra contrainsurgente como expresión de la teoría de la maniobra
128
(Wallace, 1997), en circunstancias en las que ya no puede hablarse de población interpuesta
sino de población civil inerme como blanco principal; ratifica que no se trata de un fenómeno
indeseado, marginal o colateral de la guerra sino el corazón mismo de la guerra. La
degradación de la guerra, más allá de su connotación de tipo moral, es una forma particular de
tecnología política centrada en la población, y expresa la forma más efectiva de recomposición
de las relaciones de poder: el desplazamiento forzado y el despojo de tierras.
El hallazgo es coherente con lo afirmado en abstracto por Clausewitz (1832/2005), en el
sentido que nunca puede insertarse un principio de moderación en la filosofía de la guerra misma
sin cometer un absurdo. (Clausewitz, 2005). Los resultados son coherentes con los registros
históricos. A nivel nacional, el Grupo de Memoria Histórica (GMH) (2013), en su informe
sobre el balance de la violencia ocasionada por el conflicto armado interno colombiano,
confirma que entre 1958 y 2012 el 81% corresponde a civiles y el 18,5% a combatientes
(GMH, 2013:20 Y 22). Igualmente con los registros internacionales, que según Kaldor (2001)
indican que más del 80% de las víctimas de conflictos son poblaciones civiles.
La fase humanitaria constituye un mecanismo de transmisión de las redes de poder
proveniente de la fase política, y activado en la fase militar de degradación, cuya praxis
materializa el impacto sobre la población que se desea controlar, según la tecnología política
empleada en escenarios de conflicto, mediante alianzas estratégicas y la función de utilidad de
las acciones de guerra. La función de utilidad de las acciones degradantes es proporcionar alto
poder militar y nulo poder político; la función de utilidad de las acciones bélicas es
proporcionar poder militar y poder político en igual medida, aunque el poder militar en menor
cantidad que las acciones degradantes. Se evidencia la lógica política en que la degradación
constituye un tipo de tecnología para desequilibrar a favor de uno u otro actor del conflicto el
resultado de la contienda; es estrategia que conserva la intencionalidad política.
Hallazgo No 4: Las estadísticas de la degradación muestran un comportamiento súbito a partir
de 1998 que no corresponde a un proceso gradual de transformación de las acciones de guerra.
129
La degradación no corresponde a un deterioro social de las poblaciones o de los actores en
términos de entropía sino a su función de utilidad de tipo militar en un momento determinado
en escenarios de conflicto. Significa que la degradación deriva menos del deterioro moral en el
terreno social y más de las decisiones políticas de los actores del conflicto. Significa que son
acciones propias y no ajenas al conflicto, esto es, que conservan una intencionalidad política,
como expresión de tecnología política para hacer efectiva la composición de relaciones de
poder, más que por abandono de los objetivos de tipo político o pérdida de su identidad. Los
ciclos de violencia semejan ciclos de tipo keynesiano.
La coincidencia de la campana de violencia 1998-2004 a nivel nacional, regional y municipal
enseña la existencia de una misma fuerza motivacional que pone de manifiesto su lógica
política, estos es, que la degradación es consecuencia de la política y no de un supuesto
proceso de deterioro natural de la guerra por su prolongación en el tiempo.
Existe una coincidencia con las estadísticas regionales y municipales de los registros de la
violencia degradante a nivel nacional (GMH-2013) y Departamental. (DANE-2013). Se trata
en todos los casos de una campana de violencia descrita entre 1998 y 2004 durante el período
estudiado.
V.1.4-Modelo No 4: Fase Social
Hallazgo No 1: Se establecen relaciones positivas entre la degradación de la guerra y cada una
de los tres tipos de interacciones mutuas entre los actores del conflicto: 1-Extrema aplicación
de la violencia (Masacres), 2-Amenaza de eliminación física (Bajas Propias-autopercepción de
debilidad y Victorias-Autopercepción de fortaleza), y 3-Capacidad de resistencia o capacidad
de destrucción del adversario (volumen de acciones de guerra)
Se confirma que las interacciones mutuas entre las partes, en sus diferentes modalidades,
conducen a la violencia extrema que caracteriza a la degradación de la guerra en términos de
entropía. Pero se confirma igualmente que la degradación por entropía se da no sólo en el
ámbito militar sino también en el ámbito más amplio de lo social, donde se construyen las
relaciones de poder en toda su dimensión.
130
Se confirman las interacciones lógicas con las variables reales seleccionadas como
simuladoras de la dinámica de la degradación de la guerra. Resultan acertadas cada una de las
variables seleccionadas y también resultan coherentes las categorías de análisis, Confirman el
punto de vista teórico de la investigación.
Este hallazgo establece los límites de los modelos de los modelos de equilibrio militar de
Hirschleifer (1988) y de los modelos de equilibrio general de Grossman, centrados en el
ámbito puramente militar y analizados con fundamento en el resultado de la contienda, los
cuales representan en este modelo un caso particular de un análisis más general
correspondiente al ámbito de lo social.
Hallazgo No 2: La política autónoma es de manera preponderante el factor más determinante
de la degradación; en segundo término lo es la tecnología en forma de masacres, y en tercera
instancia lo es la entropía en forma en forma de reacción a las bajas de combatientes propios y
en calidad de autopercepción de debilidad.
Se prueba la Hipótesis de este modelo explicativo correspondiente a la fase social. Se
confirma la política autónoma como el principal determinante de la degradación. Se revela
como superior a la incidencia de la tecnología y a la entropía derivada de las interacciones
mutuas entre las partes de la confrontación armada que conducen a la violencia extrema. Estos
resultados revelan que los modelos de equilibrio militar centrados exclusivamente en la
tecnología y el poder de contundencia como principales determinantes del resultado de la
contienda constituyen sólo una caso particular de análisis de la violencia política; un análisis
completo exige considerar además la incidencia de la política autónoma principalmente y las
variables que intervienen en las interacciones mutuas entre las partes de la confrontación. Los
resultados prueban el carácter de la degradación como tecnología política centrada en la
población que busca mantener o modificar las relaciones de poder. y en general el punto de
partida teórico de esta investigación.
Se confirma la función de degradación y el ciclo de degradación. Se confirma la jerarquía de
contribuciones a la degradación planteada en la hipótesis: en primer término la política
131
autónoma (90%), en segundo término, la tecnología (12%), y en tercer término, la entropía de
las acciones armadas (x<1%)., en cuarto término los factores estratégicos (x<1%). Confirman
a Clausewitz (1832), a Keynes (1933), parcialmente a Hirshleifer-88, Grossman-1994. Niegan
rotundamente a Uribe y Vásquez (1995), que desestima lo político de las acciones
degradantes.
Estos resultados son coherentes con la teoría de Clausewitz, quien advierte que la guerra no es
autónoma sino una parte del tráfico político (Clausewitz, 2005), o en otros términos, que la
guerra no es más que la continuación de la política por otros medios. (Clausewitz,
1832/2005).Así, se pone en el centro del análisis el carácter esencialmente político de la
naturaleza de la guerra, estos es, que la guerra emana siempre de una situación política y sólo
es provocada por un asunto político, en tanto la intención política es el fin y la guerra sólo es
el medio, y nunca puede pensarse el medio sin el fin. (Clausewitz, 1832/2005).
Los resultados ratifican la importancia de la tecnología como factor determinante en el
resultado de la contienda en desarrollo de conflictos (Grossman-1998-1999-1994), Hirshleifer-
1988a). La tecnología es el factor que desequilibra siempre la estabilidad de las fuerzas
enfrentadas y marca la diferencia que favorece al ganador de la contienda. Sin embargo, no tan
determinante como lo es la política autónoma. El hallazgo confirma la degradación como
consecuencia de la entropía de la guerra en términos de interacciones mutuas entre las partes
de la confrontación, tal como lo plantea Clausewitz (2005/1832). Sin embargo, sólo en un
orden jerárquico donde la primacía es de la política autónoma y en segundo lugar la
tecnología. Confirman a Clausewitz (1832/2005) parcialmente, porque no solo la fase política
contribuye a la degradación sino también, aunque en menor escala, cada una de las fases
restantes del ciclo de degradación, de autonomía relativa.
Hallazgo No 3: Los resultados muestran con alto nivel de determinación, que todos los
actores del conflicto reaccionan a las derrotas disminuyendo su nivel de degradación,
Esta reacción no corresponde a una autopercepción de debilidad sino a una acción estratégica
de repliegue militar, excepto que la derrota sea absolutamente contundente. El alto nivel de
132
determinación, cercano a uno (1), representa una cesación de acciones de guerra semejante al
repliegue militar fuera del escenario de conflicto.
Los resultados muestran que la variable derrotas no funciona como referente de la categoría de
autopercepción de debilidad construida en esta investigación para interpretar con variables
reales la segunda interacción lógica de Clausewitz (2005/1832). Su explicación consiste en
que los actores actúan de manera estratégica mediante el repliegue militar, en términos de las
premisas del arte de la guerra
Hallazgo No 4: Los factores que más contribuyen a la degradación de la guerra son en su
orden, 1-Políticos 2- Militares 3-Tecnológicos; con incidencia mínima los factores 4-
Estratégicos y 5-Demográficos; y sin ninguna relación directa los factores 6-Económicos y 7-
Sociales,
Este hallazgo prueba la Hipótesis de este modelo explicativo que recoge todas las
contribuciones del ciclo de degradación, en términos de la jerarquización de las diversas
contribuciones a la degradación de la guerra y en especial de la preponderancia de la política.
Enseña la utilidad y pertinencia de la nueva perspectiva de análisis y su alto valor agregado
como conocimiento que enriquece el análisis económico de conflictos. Corroboran estos
resultados la negación de la autonomía de la guerra y su dependencia de la política. Ratifican
la función de la degradación del modelo explicativo No2 correspondiente a la fase militar que
en términos keynesianos explican la degradación como una función de la política autónoma
principalmente. Y en general el punto de partida teórico de este trabajo de investigación
orientado a develar la lógica política del tipo de violencia que caracteriza el fenómeno de la
degradación de la guerra.
Los factores sociales y económicos no contribuyen a la degradación, pero eso no significa que
la degradación no tenga intencionalidad política, sólo que se trata de otro tipo de causas
objetivas diferentes de la pobreza, y otro tipo de violencia política, distinta de la violencia
política de tipo subversivo.
133
Coinciden estos resultados con Gaitán (1995) y Rubio (1998), quienes ponen en entredicho el
paradigma de las causas objetivas de la violencia, que suponía que ésta era exclusivamente
producto de la pobreza y la ausencia del Estado. No obstante se distancian de ellos en tanto se
ratifica la intencionalidad política de las acciones de guerra y particularmente de las acciones
degradantes. Ratifican la importancia de la tecnología como factor determinante en el
resultado de la contienda en desarrollo de conflictos (Grossman-1998-1999-1994), Hirshleifer-
1988). La tecnología es el factor que desequilibra siempre la estabilidad de las fuerzas
enfrentadas y marca la diferencia que favorece al ganador de la contienda. Sim embargo,
revelan que no es tan determinante como lo es la política autónoma. Contradice igualmente la
tesis de Hirshleifer (1988) donde señala que es el nivel de contundencia o poder militar de
cada una de las partes lo que define su poder y, por tanto, determina la equidad implícita en la
solución del conflicto, tesis válida sólo en el ámbito estrictamente militar. Desestima
igualmente, como en los modelos anteriores, la caracterización planteada por Collier (1998), y
la perspectiva moral de Uribe y Vásquez (2001), y la exclusión de la participación de la FFAA
en representación del Estado en los procesos de degradación de la guerra que hacen Salamanca
y Sánchez (2007) y la Vicepresidencia (2002). Igualmente es contundente en la negación de la
tesis de Kalivas (2000-2004), donde se banaliza el conflicto en tanto lo despolitiza, y donde la
degradación del conflicto se descarga en la acción de actores privados, principalmente.
Los mecanismos mediante los cuales se produce la degradación en la fase social lo constituyen
la interacciones lógicas entre las partes en conflicto que conducen a la violencia extrema, y el
acumulado de los mecanismos de lo modelos anteriores: la ideología como organización de la
acción política, la búsqueda del poder de contundencia como prioridad en términos de leyes de
la guerra, y la función de utilidad política y militar de las acciones bélicas y las acciones
degradantes.
La lógica política, eje central de esta investigación, se evidencia en la fase social en la
preeminencia de la política autónoma entre las variables que explican la degradación de la
guerra. El nivel de determinación de la política autónoma resulta muy superior a la tecnología
y a la misma entropía derivada de las interacciones lógicas que conducen a la violencia
extrema en el ámbito militar. Se evidencia en el uso de las acciones degradantes como
134
tecnología política centrada en la población y que se manifiesta como corrientes de poder a
través del ciclo de degradación con el fin de garantizar la efectividad en la recomposición de
las relaciones de poder y mejorar su posición en la correlación de fuerzas política y militar
entre los actores del conflicto armado interno
Hallazgo No 5: En consecuencia a la autopercepción de debilidad (bajas propias), los actores
del conflicto reaccionan aumentando su nivel de degradación; en consecuencia a la
autopercepción de fortaleza (victorias) reaccionan disminuyendo su nivel de degradación.
Esto explica la degradación estrictamente en términos conveniencia militar. Corrobora la
lógica de las interacciones mutuas que conducen a la violencia extrema. La autopercepción de
debilidad presupone una reacción de compensación para recuperar el equilibrio de poder frente
a su adversario mediante el incremento de acciones degradantes que proporcionan poder
militar; la autopercepción de fortaleza presupone una compensación posible por defecto
mediante la disminución de la demanda de poder militar y en consecuencia de acciones
degradantes que tiene en cuenta la imagen política como factor de descuento.
La coherencia de complementariedad de las categorías de autopercepción de debilidad y de
autopercepción de fortaleza muestran que si bien el poder de contundencia o poder militar
(Hirshleifer-1988) no es el principal determinante de la degradación de la guerra, sí es la
prioridad de los actores del conflicto en el campo de batalla por necesidad o conveniencia
militar, esto es, en situaciones de contingencia. Es coherente con la función de utilidad
igualmente complementaria de las acciones degradantes, que proporcionan principalmente
poder militar, y de las acciones bélicas, que proporcionan poder militar y poder político. Esta
coherencia confirma que las variables reales seleccionadas son acertadas para interpretar las
tesis de Clausewitz (1832). Confirman el punto de partida teórico de esta investigación.
135
CONCLUSIONES GENERALES
1-Se confirma coherencia y consistencia entre el marco teórico y los resultados de los modelos
construidos en esta investigación
2-Se confirma coherencia y consistencia entre el modelo teórico construido en esta
investigación, fundamentados en la ciencia política, la filosofía política y la ontología de la
guerra, y el modelo empírico, basado en información estadística de la región del Catatumbo.
3- Se confirma la integralidad de los cuatro modelos construidos en esta investigación, su
carácter secuencial y complementario, El modelo se presenta desagregado en cuatro tipos de
modelos explicativos unidos por una misma lógica, se evidencia la dinámica de la degradación
en su paso de una fase a otra, y se confirma que unos modelos complementan de manera
secuencial modelos anteriores, En general todos los modelos le dan forma al ciclo de
degradación.
4-La degradación de la guerra, interpretada desde la perspectiva del poder, tiene impacto en la
literatura de Análisis Económico de Conflictos a nivel nacional e internacional.
136
V.2-Alcances y limitaciones de la Investigación
El texto del trabajo realizado permite explicar y medir la lógica política de la violencia que
caracteriza el fenómeno de la degradación de la guerra que se opera en el conflicto armado interno
colombiano en el ámbito circunscrito a la región del Catatumbo durante el período 1998-2011.
Es necesario tener presente los límites propios de un trabajo empírico basado en información
estadística, cuyos datos corresponden a unas circunstancias particulares que no permiten construir
un modelo más ajustado al marco teórico. Se trata únicamente de un acercamiento, una
aproximación, entre otras posibles al fenómeno estudiado.
Para su optimización conviene elaborar estudios similares para otras regiones del país con el fin de
avanzar de manera progresiva en la sofisticación de un modelo más general.
Sus resultados, por coherentes que puedan parecer, provienen de información estadística, y en ese
sentido de ninguna manera corresponden a un reflejo directo de las expectativas de los actores
reales del conflicto armado interno, sus preferencias manifiestas.
Teniendo en cuenta las complejidades del fenómeno estudiado es difícil saber a cabalidad que
piensan en realidad los actores armados involucrados en el conflicto analizado. Se hubiera querido
que las conclusiones fueran más concluyentes complementando estos resultados con referentes
documentales y testimonios de los propios protagonistas, como diarios de campo, actas, mapas y
entrevistas.
Se sugiere revisar las interpretaciones sobre conflictos armados internos elaborados sin tener
en cuenta el fenómeno de la degradación de la guerra; es posible que la introducción de una
nueva categoría de análisis modifique sus enfoques y conduzca a conclusiones de alguna
manera diferentes que permitan una mayor profundización y comprensión de los hechos
estudiados.
Bogotá (D.E), Mayo de 2014
137
CAPÍTULO VI: BIBLIOGRAFÍA
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145
CAPITULO VII:
LISTADO DE CUADROS, DIAGRAMAS, FIGURAS Y GRÁFICOS
IX.1-Listado de cuadros
Marco teórico
1-Cuadro No1: Fases del paramilitarismo en Colombia
Modelo explicativo No 1-Fase Política
2-Cuadro No2: Resultados Modelo VAR-P.Contrainsurgente-Producción de carbón
3-Cuadro No3: Resultados Modelo VAR-P.Contrainsurgente-Producción de petróleo
4-Cuadro No4: Resultados Modelo VAR-P.Contrainsurgente-Pruebas Sísmicas
5-Cuadro No5: Resultados Modelo VAR-P.Contrainsurgente-Perfor. Pozos petroleros
6-Cuadro No6: Resultados Modelo VAR-P.Contrainsurgente-Cultivos de coca
7-Cuadro No7: Resultados Modelo VAR-P.Contrainsurgente-Desplazamiento forzado
8-Cuadro No8: Resultados Modelo VAR-P.Contrainsurgente-PIB nacional
9-Cuadro No9: Resultados Modelo VAR-P.Contrainsurgente-Títulos mineros
10-Cuadro No10: Resultados Modelo VAR-P. Insurgente-Producción de carbón
11-Cuadro No11: Resultados Modelo VAR-P. Insurgente-Producción de petróleo
12-Cuadro No12: Resultados Modelo VAR-P. Insurgente-Pruebas Sísmicas
13-Cuadro No13: Resultados Modelo VAR-P. Insurgente-Perfor. Pozos petroleros
14-Cuadro No14: Resultados Modelo VAR-P. Insurgente-Cultivos de coca
15-Cuadro No15: Comparativo resultados-M.VAR-P. Insurgente-P. Contrainsurgente
Modelo explicativo No 1-Fase Militar
16-Cuadro No 16: Degradación Municipio de Tibú, todos los actores
17-Cuadro No17: Regresión final-FARC-Modelo Tipo No2
18-Cuadro No18: Regresión final-ELN-Modelo Tipo No2
19-Cuadro No19: Regresión final-EPL-Modelo Tipo No2
20-Cuadro No20: Regresión final-FFAA-Modelo Tipo No2
21-Cuadro No21: Regresión final-PARAMILITARES-Modelo Tipo No2
22-Cuadro No22: Regresión final-ACTOR DESCONOCIDO-Modelo Tipo No2
23-Cuadro No23: Comparativo de Actores-Propensión a la degradación
146
Modelo explicativo No 3-Fase Humanitaria
No24-FARC-Cuadro No 24-Test de significancia global F
No 25-ELN-Cuadro No 25-Test de significancia global F
No 26-EPL-Cuadro No 26-Test de significancia global F
No 27-FFAA-Cuadro No 27-Test de significancia global F
No 28-PARAMILITARES-Cuadro No 28-Test de significancia global F
No 29-A. DESCONOCIDO-Cuadro No 29-Test de significancia global F
No 30-FARC- Cuadro No30-Regresiones con cambio estructural
No 31-FARC- Cuadro No31-Regresiones con cambio estructural
No 32-FARC- Cuadro No32-Regresiones con cambio estructural
No 33-FARC- Cuadro No33-Regresiones con cambio estructural
No 34-FARC- Cuadro No34-Regresiones con cambio estructural
No 35-FARC- Cuadro No35-Regresiones con cambio estructural
No 36-Cuadro No 36-Comparativo propensión a la degradación con cambio estructural
Modelo explicativo No 4-Fase social
No 37-Cuadro No 37-Prueba de causalidad Modelos No2 y No4
No 38-FARC- Cuadro No 38-Regresión Modelo definitivo Fase social
No 39-ELN- Cuadro No 39-Regresión Modelo definitivo Fase social
No 40-EPL- Cuadro No 40-Regresión Modelo definitivo Fase social
No 41-FFAA- Cuadro No 41-Regresión Modelo definitivo Fase social
No 42-PARAS- Cuadro No 42-Regresión Modelo definitivo Fase social
No 43-DESCON- Cuadro No 43-Regresión Modelo definitivo Fase social
No 44-Cuadro-No 44-Comparativo de resultados-Regresión No1 Fase Social
No 45-Cuadro-No 45-Comparativo de resultados- Regresión definitiva Fase Social
IX.2-Listado de diagramas
Modelo explicativo No3-Fase Humanitaria
1-Diagrama No1: Muertes de civiles vs muertes de combatientes
2-Diagrama No2: Acciones Bélicas vs Acciones Degradantes (DIH)
147
Modelo Explicativo No 4- Fase Política
3-Diagrama No3: Heterogeneidad por municipios por actor
4-Diagrama No4: Heterogeneidad por año por actor
IX.3-Listado de Figuras
Marco teórico
1-Figura No1: Análisis del conflicto con degradación
2-Figura No2: Ciclo de degradación
3-Figura No3: Corrientes de poder
4-Figura No4: Correlación de fuerzas militar y política
5-Figura No5: Operacionalización del proceso de degradación
IX.4-Listado de gráficos
Modelo Explicativo No 2
1-Gráfico No 1: Degradación Municipio de Tibú, todos los actores
2-Gráfico No2: Propensión a la degradación-FARC
3-Gráfico No3: Propensión a la degradación-ELN
4-Gráfico No4: Propensión a la degradación-EPL
5-Gráfico No5: Propensión a la degradación-FFAA
6-Gráfico No6: Propensión a la degradación-FFAA
7-Gráfico No7: Propensión a la degradación-PARAMILITARES
8-Gráfico No8: Propensión a la degradación-ACTOR DESCONOCIDO
Modelo Explicativo No 3-Fase Humanitaria
9-Gráfico No9: Acciones violentas conflicto en el Catatumbo
10-Gráfico No10: Muertes de civiles vs muertes de combatientes-Catatumbo
11-Gráfico No11: Poder político--poder criminal-FARC
12-Gráfico No12: Poder político--poder criminal-ELN
13-Gráfico No13: Poder político--poder criminal-EPL
14-Gráfico No14: Poder político--poder criminal-FFAA
15-Gráfico No15: Poder político--poder criminal-PARAMILITARES
148
16-Gráfico No16: Poder político--poder criminal-ACTOR DESCONOCIDO
17-Gráfico No17: Poder militar-FARC
18-Gráfico No18: Poder militar-FFAA
19-Gráfico No19: Iniciativa de los actores del conflicto
20-Gráfico No20: Guerra Contrainsurgente
21-Gráfico No21: Propensión a la degradación-FARC con Dummy
22-Gráfico No22: Propensión a la degradación-ELN con Dummy
23-Gráfico No23: Propensión a la degradación-EPL con Dummy
24-Gráfico No24: Propensión a la degradación-FFAA con Dummy
25-Gráfico No25: Propensión a la degradación-PARAMILITARES con Dummy
26-Gráfico No26: Propensión a la degradación-ACTOR DESCONOCIDO con Dummy
27-Gráfico No27: Correlación de fuerzas Política
28-Gráfico No28: Correlación de fuerzas Criminal
29-Gráfico No29: Correlación de fuerzas Militar
149
CAPITULO VIII: ANEXOS
REGRESIONES, PRUEBAS Y ANÁLISIS
ANEXO A-Causalidad para Modelos No2: Fase Militar y No 4: Fase Social
Total Acciones de guerra Polo Insurgente y Acciones degradantes Polo Insurgente
Incluye Municipio de Cúcuta.
Preparación de los datos
No hay datos atípicos
ANALISIS DE ESTACIONARIEDAD
05
10
15
20
25
ACCIONES DIH P.INSU TOTAL ACCIONES DE GUERRA P. INSU
05
10
15
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011AÑO
ACCIONES DIH
510
15
20
25
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011AÑO
TOTAL ACCIONES DE GUERRA
150
PRUEBA DE DICKEY-FULLER AUMENTADA
ACCIONES DIH
No se rechaza la hipótesis nula luego la serie es no estacionaria. Se aplica la primera diferencia.
Se rechaza la hipótesis nula luego la serie es estacionaria.
TOTAL ACCIONES DE GUERRA
No se rechaza la hipótesis nula luego la serie es no estacionaria. Se aplica la primera diferencia.
Se rechaza la hipótesis nula luego la serie es estacionaria.
TEST DE LONGITUD DE RETARDOS
El número óptimo de rezagos es tres.
151
ESPECIFICACION DEL MODELO
ECUACION DEL MODELO
[
]
[
] [
]
[
] [
]
[
] [
] [
] [ ]
[
]
ANALISIS DE CORRELACIÓN
-1.0
0-0
.50
0.0
00.5
01.0
0
0 2 4 6 8Lag
Bartlett's formula for MA(q) 95% confidence bands
Cor(daccdih, daccdih)
-1.0
0-0
.50
0.0
00.5
01.0
0
-1.0
0-0
.50
0.0
00.5
01.0
0
-4 -2 0 2 4Lag
Cor( daccdih, dtotalaccguerra)
-1.0
0-0
.50
0.0
00.5
01.0
0
-1.0
0-0
.50
0.0
00.5
01.0
0
-4 -2 0 2 4Lag
Cor(dtotalaccguerra, daccdih)
-0.5
00.0
00.5
0
0 2 4 6 8Lag
Bartlett's formula for MA(q) 95% confidence bands
Cor(dtotalaccguerra, dtotalaccguerra)
152
TEST DE NORMALIDAD MULTIVARIANTE DE LOS RESIDUOS
En este caso concluimos que los residuos son normales.
ANÁLISIS DE ESTABILIDAD
Todas las raíces están dentro del círculo unitario por lo que el modelo satisface la condición de
estabilidad.
CAUSALIDAD
PRIMER BLOQUE
Ho: D. Total acciones de Guerra no causa en el sentido de Granger a D. Acciones DIH
Ha: D. Total acciones de Guerra causa en el sentido de Granger a D. Acciones DIH
Criterio de decisión: La hipótesis nula se rechaza si el p-valor es menor al 5%.
En este bloque se rechaza la hipótesis nula por lo tanto concluimos que la serie D. Total acciones de
Guerra causa en el sentido de Granger a D. Acciones DIH
153
SEGUNDO BLOQUE
Ho: D. Acciones DIH no causa en el sentido de Granger a D. Total Acciones de Guerra. Ha: D. Acciones DIH causa en el sentido de Granger a D. Total Acciones de Guerra. En este caso no se rechaza la hipótesis nula por lo tanto D. Acciones DIH no causa en el sentido de Granger a D. Total Acciones de Guerra.
ANÁLISIS IMPULSO RESPUESTA
Margen de movimiento de la curva entre -0.91 y -0.027
-1
-.5
0
.5
1
0 5 10 15
FIR, dtotalaccguerra, daccdih
95% CI impulse response function (irf)
step
Graphs by irfname, impulse variable, and response variable