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EL PROCESO AUTSTICO EN EL NIO: INTERVENCIONES TEMPRANAS
Juan Larbn Vera, psiquiatra y psicoterapeuta. Ibiza. E-Mail;[email protected]
RESUMEN
Los trastornos del espectro autista se detectan, diagnostican y tratan en Espaa muytardamente. Este hecho tiene graves consecuencias para el nio y su familia ya que a partir
de los tres aos que es cuando el trastorno se interioriza y empieza a formar parte de su
personalidad, los tratamientos son ms costosos ms intensivos, y menos satisfactorios. La
deteccin temprana del riesgo evolutivo hacia un funcionamiento autista sera posible en el
primer ao de vida si adems de los signos de alarma presentes en el nio, incluyramos los
factores de riesgo interactivos entre el beb y su cuidador, evaluados a los tres, seis, y doce
meses del continuo evolutivo de dicha interaccin. Para efectuar una temprana intervencin
que pueda evitar el inicio del funcionamiento autista en el beb as como la instalacin en su
psiquismo, tendramos que basarnos en el estudio y tratamiento de las alteraciones precoces
de la interaccin cuidador-beb que dificultan o impiden el acceso de este ltimo a una
necesaria integracin perceptiva del flujo sensorial que le llega por diferentes canales
sensoriales para lograr hacerse una imagen interna de la realidad percibida, as como las
perturbaciones interactivas que dificultan o impiden el acceso del beb a la nter-subjetividad
que es la capacidad de compartir la experiencia vivida.
PALABRAS CLAVE: Autismo, lo gentico y lo ambiental, desarrollo psquico y cerebral,
visin interactiva integradora, interaccin cuidador-beb, signos de alarma y factores de
riesgo interactivo, el proceso interactivo autistizante, el proceso defensivo autstico,
intervenciones tempranas.
TRASTORNOS DE L ESPECTRO AUTISTA Y AUTISMO
Los trastornos del espectro autista, TEA, forman parte de los trastornos generalizados del
desarrollo, TGD, en las clasificaciones diagnsticas internacionales vigentes hoy da, DSM-
IV, (APA, 1994) y CIE-10, (WHO, 1992-93). Bajo el paraguas terminolgico de trastornos del
espectro autista se agrupan varios sndromes clnicos (conjunto de sntomas y signos que
caracterizan un determinado trastorno) en los que se manifiestan con diferente grado de
intensidad y de gravedad as como de cronicidad, los trastornos del funcionamiento autista.
Desde una perspectiva psicopatolgica relacional, las manifestaciones clnicas estables y
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duraderas del trastorno autista que clsicamente se reagrupan -en los nios mayores y en los
adultos- en la llamada triada de Wing, (en homenaje a Lorna Wing, su descubridora) es
decir, las dificultades en la interaccin social, en la comunicacin verbal y no verbal, y un
patrn restringido de intereses o comportamientos, seran la consecuencia de un procesopsicopatolgico mucho ms precoz que desarrollndose desde sus primeros meses de vida,
se podra detectar en el primer ao de vida del nio (Maestro, S.; Muratory, F. et al., 1999,
2001, 2002, 2005; Muratory, F. 2008; Larbn, J. 2008; Palau, P. 2010).
La palabra autismo se asocia con frecuencia con la imagen esttica del autismo de Kanner,
el ms grave y de peor pronstico. Sin embargo, el funcionamiento autista del nio afectado
constituye un proceso psicopatolgico que lo ha ido alejando progresivamente de una
evolucin sana en su desarrollo psquico y cerebral.
AUTISMO Y TEORA DE LA MENTE
Los investigadores de la Teora de la Mente, Baron-Cohen, Leslie y Frith, establecieron la
hiptesis de que las personas con autismo carecen de una teora de la mente, es decir que
les falta en mayor o menor medida la capacidad de inferir los estados mentales de otras
personas (sus pensamientos, creencias, deseos, intenciones) y de usar esta informacin
para lo que dicen, encontrar sentido a sus comportamientos y predecir lo que haran a
continuacin. En la teora de la mente, desde una perspectiva cognitiva se est estudiando lo
que desde el psicoanlisis relacional se denomina empata e nter-subjetividad. Estudios de
neuroimagen han demostrado la existencia de un sistema neuronal (neuronas espejo)
subyacente a la Teora de la Mente. El acceder a la Teora de la Mente implica el desarrollo
de la capacidad de comprender las acciones de otros a travs de la identificacin.
Es muy conocida la prueba que dichos investigadores hicieron entre nios considerados
normales, nios diagnosticados de Sndrome de Down, y nios diagnosticados con una
forma de autismo que hoy llamamos Sndrome de Asperger.
En todos los casos la prueba se hizo con nios que utilizaban el lenguaje verbal. A los tres
grupos se les hace partcipes de una misma historia.
Sally muestra a Anne una canica que lleva en su cesto. Al cabo de un rato tiene que
ausentarse de la sala en la que estn ambas, dejando la canica en su cesto y en la sala. En
ausencia de Sally, Anne no puede resistir la tentacin y su curiosidad la lleva a coger la
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canica para seguir observndola y jugar con ella. Cuando oye ruidos que le indican que Sally
est a punto de entrar en la sala, mete la canica en una caja suya que llevaba.
La pregunta que se hace a todos los nios es la siguiente: Dnde ir Sally a buscar la
canica?Los nios considerados normales y los afectados por el Sndrome de Down dan la misma
respuesta: En su cesto.
El 80% de los nios con Sndrome de Asperger respondieron: En la caja de Anne.
Los primeros dan esa respuesta porque se han puesto en el lugar de Sally. Los segundos
con Sndrome de Asperger no han podido hacerlo y su respuesta ha sido la que era lgica
para ellos que se han identificado ms bien con el objeto, la canica, siguiendo su movimiento,
ante la imposibilidad de ponerse en el lugar de Sally. No fueron capaces de atribuir una falsa
creencia a Sally o de identificarse de forma emptica con Sally, (Sally cree que la canica est
en el cesto, aunque el nio sabe que la canica est en la caja, pues vieron que Anne hizo ese
cambio). El 20% de nios con Sndrome de Asperger que dan la respuesta correcta nos
muestra que un porcentaje importante de nios con este sndrome puede evolucionar
favorablemente incluso en aspectos como la adquisicin de la capacidad de empata e nter-
subjetividad (capacidad de compartir la experiencia subjetiva vivida en la interaccin con el
otro).
HACIA UNA COMPRENSIN INTEGRADORA DEL AUTISMO
Desde hace varios aos observo con preocupacin cmo por cuestiones ideolgicas, muy
alejadas del pensamiento y actitud considerado como cientfico se confunden las
consecuencias con las causas en el caso de la investigacin etiolgica o causal de los
trastornos mentales. Los importantes descubrimientos que se estn haciendo en el campo de
las neurociencias son interpretados interesadamente por un sector de los profesionales de
la salud mental que se proclaman portadores (con actitud intolerante y excluyente de lo
diferente) de la verdad cientfica.Del imperialismo de lo psicolgico, se est pasando en los
ltimos aos, a travs de un movimiento pendular a los que el proceso histrico nos tiene
acostumbrados, a un imperialismo de lo biolgico. La confusin interesada y alejada del
pensamiento cientfico se manifiesta por ejemplo, interpretando que un descubrimiento X,
que muestra a travs de la resonancia magntica u otra tcnica de neuro-radio-imagen, que
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algunas regiones cerebrales tales como el lbulo temporal superior, (LTS) -de adultos o nios
ya de cierta edad y con funcionamiento autista-, presenta alteraciones anatmicas y
funcionales, es un claro e inequvoco signo de que la causa del autismo es de etiologa
orgnica o gentica, excluyendo la importancia de la interaccin de lo gentico-constitucionalcon el ambiente que incluye lo psico-social del ser humano. Esta actitud, omite el hecho de
que en el momento de la investigacin, y dada la edad del colectivo investigado, las
perturbaciones precoces en la interaccin entorno cuidador-beb ya han podido alterar, tanto
el proceso madurativo del cerebro y del sistema nervioso central, como el adecuado
desarrollo de sus mltiples y complejas funciones, as como el proceso de constitucin y
desarrollo del psiquismo temprano del nio. Golse y Robel, en un interesante artculo a
propsito de la investigacin en psicoanlisis y abordando el debate entre el psicoanlisis, la
psicopatologa cognitiva y las neurociencias, nos muestran que el lbulo temporal superior
del cerebro se encuentra hoy da en el centro de las reflexiones en materia de autismo
infantil, trastorno psicopatolgico que representa el fracaso del acceso a la nter-subjetividad
con la imposibilidad de integrar el hecho de que el otro existe en tanto que otro. Los trabajos
de investigacin de los cognitivistas nos han mostrado que un objeto no puede ser percibido
como exterior a si mismo si no es aprehendido a la vez por al menos dos canales
sensoriales, (Streri, A. 1991, Streri, a.; et al. 2000). Este proceso de acceso a la nter-
subjetividad parece implicar al lbulo temporal superior del cerebro humano debido a las
diferentes funciones que en l se encuentran localizadas; (Boddaert, N.; et al. 2004.
Chabane, N. 2005. Gervais, H.; et al. 2004. Robel, L. et al. 2004) reconocimiento de los
rostros, (gyrus fusiforme del LTS) reconocimiento de la voz humana, (surco temporal superior
del LTS) anlisis de los movimientos del otro (zona occipital del LTS) y sobre todo, la
articulacin de los diferentes flujos sensoriales que emanan del objeto-sujeto relacional
(surco temporal superior del LTS) permitiendo que ste pueda ser percibido como exterior a
si mismo. En el momento en que el abordaje psicoanaltico y el cognitivo (teora de la mente)
se juntan para considerar la nter-subjetividad como el fruto de la integracin del flujo
sensorial percibido que proviene del objeto-sujeto relacional, estudios recientes de
neuroimagen cerebral revelan anomalas anatmicas y funcionales del lbulo temporal
superior en los nios de cierta edad y en adultos con funcionamiento autista. Un dilogo es
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pues posible entre estas diferentes disciplinas, esperando que se abra camino un abordaje
integrativo del autismo infantil en el cual el lbulo temporal superior podra ocupar un lugar
central, no como el lugar de una hipottica causa primaria del autismo, sino como un eslabn
intermediario y como reflejo del funcionamiento autstico temprano del nio, (Golse, B.;Robel, L. 2009).
TRASTORNOS MENTALES Y AUTISMO: MITO Y REALIDAD
Jorge Wagensberg, destacado profesor de fsica, investigador en biofsica, y escritor cataln,
nos seala muy acertadamente en una de sus reflexiones sobre la filosofa de la ciencia, que
las verdades cientficas estn basadas en una mentira, pues cada verdad cientfica lo es slo
temporalmente, y la propia ciencia se encarga de buscar alternativas a esas verdades,
posibilitando as el avance de la ciencia.
Sobre los trastornos mentales, incluido el autismo, hay hoy da creencias que habiendo
arraigado en nuestra sociedad con la categora de mitos, estn influyendo muy
negativamente en la confrontacin adecuada del problema y en su posible solucin. El mito
es una creencia que atribuye a personas o cosas, una realidad de la que carecen.
Veamos algunas de esas creencias mticas invalidadas por los avances de la ciencia.
- En primer lugar, la creencia mtica de que los trastornos mentales, incluido el
autismo son de causa gentica y por tanto, incurables. La investigacin gentica pura,
(aislada de las otras ciencias que pueden enriquecerla y complementarla), que ha permitido
un avance til en un porcentaje reducido de casos (5 -10%) en los que junto con el retraso
mental y sntomas autsticos asociados, se identifican otros trastornos de base gentica,
(como ocurre por ejemplo en el caso del sndrome de Rett, la esclerosis tuberosa, el
sndrome x frgil, etc.), nos ha estado llevando porcamino equivocado al intentar asociar
directamente los trastornos mentales a unas alteraciones genticas determinadas a travs
de una relacin de causalidad directa y linear. Es la epigentica la que ofrece ms
posibilidades de avanzar en el estudio de las enfermedades y trastornos que hasta hace bien
poco se crea que estaban genticamente determinados. La epigentica, dada a conocer por
su descubridor, Waddington, en 1956, (Waddington, 1956, 1980) describe al conjunto de
interacciones existentes de los genes entre s, (genoma) con su entorno, que conducen a la
expresin del fenotipo, (manifestacin visible del genotipo en un determinado ambiente).
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Dicho de otro modo; el material gentico existente en los genes se expresar, se
manifestar, y se har visible o no, (tanto en positivo como en negativo) en funcin de la
interaccin con el medio.
Lo gentico predispone pero no determina el porvenir del sujeto. El genoma nos da unatendencia a ser de cierta manera, pero es cmo vivimos lo que hace que seamos de una
forma determinada.Lo que hacemos con lo gentico; cmo vivimos, comemos, sentimos y
pensamos, tambin influye en lo que somos. Esos cambios de expresin gentica no se
transmiten a la siguiente generacin de manera biolgica, sino que culturalmente
transmitimos los reguladores de la expresin. Se podra decir que hay una heredabilidad
epigentica -que se transmite culturalmente a la siguiente generacin- de los factores
protectores de la salud (resistencia ante la enfermedad y las vivencias traumticas, as como
capacidad de recuperacin) y de los factores que predisponen a padecer un determinado
trastorno o enfermedad, (vulnerabilidad). Esto quiere decir que hay una evolucin cultural,
que modifica la expresin de la gentica (heredabilidad epigentica sana y alterada) a travs
del aprendizaje, que es muy rpida, y otra natural, biolgica, basada en mutaciones, de una
lentitud que se mide por decenas de milenios, (Ruiz-Flores, M. 2010). Si el ambiente, la
cultura, puede influir en los cambios de expresin gentica, (no confundir con las mutaciones
genticas) que adems son heredables, tanto en positivo como en negativo, tendremos que
empezar a dar una especial relevancia a los cambios ambientales, relacionales, interactivos,
psico-sociales, socioculturales, a la hora de plantearnos una verdadera promocin de la
salud mental, una necesaria prevencin, un adecuado diagnstico y un acertado tratamiento.
Por qu ante semejante realidad constatada seguimos manteniendo y alimentando la
creencia mtica de la primaca de lo gentico-biolgico?
- En segundo lugar tenemos otro de los mitos cientficos que ha sido desmentido
por los avances de la ciencia y es el hecho de seguir pensando que el cerebro
humano deja de crecer y desarrollarse a partir de los 21 aos. Esta teora, basada en el
estudio anatmico de las enfermedades del cerebro ms que en el estudio de su
funcionamiento normal, refuerza la ideologa de lo gentico como incurable ya que los
defensores de la causa gentica de los trastornos mentales, (incluido el autismo) atribuan a
las alteraciones del cerebro, que en realidad no era mas que su base neurobiolgica y
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orgnica, (confundiendo mente con cerebro) la causa de los trastornos mentales,
ensombreciendo su pronstico evolutivo a largo plazo. Se saba que las alteraciones
cerebrales podan afectar la vida de la persona que las padece. Se sabe hoy da que
tambin es cierto el proceso contrario. Los importantes avances cientficos conseguidos atravs de la investigacin en neurociencias (neurobiologa del desarrollo) y en psicologa y
psicopatologa del desarrollo han puesto de manifiesto la extraordinaria plasticidad cerebral;
es decir, que la formacin, estructuracin y desarrollo cerebral se produce en estrecha
interaccin con el medio, que en el caso de los nios y adultos afectados, sera sobre todo el
entorno cuidador; familiar, profesional, institucional y social. El concepto de plasticidad
neuronal permite representar las influencias que el medio ambiente ejerce sobre el cerebro,
su constitucin y transformacin. El cerebro posee una extraordinaria plasticidad neuronal en
cuanto a su conectividad y funcin en todos los niveles de organizacin.
Si los resultados experimentales que demuestran la existencia de la plasticidad cerebral son
recientes, la hiptesis es antigua. Santiago Ramn y Cajal ya la haba formulado hace ms
de un siglo: Las conexiones nerviosas no son pues, ni definitivas ni inmutables, ya que se
crean, por decirlo de algn modo, asociaciones de prueba destinadas a subsistir o a
destruirse segn circunstancias indeterminadas, hecho que demuestra la gran movilidad
inicial de las expansiones de la neurona (Ramn y Cajal, S. 1909-1911).
Ms recientemente, las investigaciones de Kandel, (psiquiatra, psicoanalista y
neurofisilogo), -que obtuvo el Premio Nobel de Medicina en el ao 2000 estudiando los
circuitos de la memoria-, han logrado demostrar que el aprendizaje y las experiencias son las
que modelan la estructura del cerebro y su funcionamiento; que la memoria constituye la
espina dorsal de nuestra vida mental y que los recuerdos condicionan nuestra existencia
(Kandel. E. R. 2001). La experiencia sera la matriz del proceso evolutivo del ser humano y
del aprendizaje.
Posteriormente, la investigacin llevada a cabo por Ansermet, Psiquiatra y Psicoanalista, y
por Magistretti, Neurofisilogo, ponen de relieve una vez ms la estrecha interaccin entre lo
gentico-constitucional-neuronal y la experiencia del sujeto en la interaccin con su entorno
y en este caso, con el entorno cuidador; experiencia capaz de modular y cambiar no
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solamente la huella psquica con anclaje somtico, sino tambin, la huella neuronal y por
tanto, el desarrollo cerebral del sujeto que la vive (Ansermet, F.; Magistretti, P. 6006).
Estos recientes descubrimientos permiten albergar la esperanza de que una adecuada
interaccin con el medio o con el entorno cuidador pueda producir cambios no solamente enel desarrollo del psiquismo sino tambin en el desarrollo y funciones cerebrales, incluso si
hay cierto grado de afectacin cerebral.
- En tercer lugar, otro de los mitos de la ciencia, considerado como realidad hasta
hace muy poco tiempo, consista en la creencia de que las neuronas perdidas no
podan recuperarse. La neurognesis, (produccin y regeneracin de las clulas del
sistema nervioso central) no es patrimonio exclusivo de la infancia y adolescencia como se
crea antes, ocurre tambin en el adulto y puede persistir en la vejez. Lo que se ha visto que
ocurre con el cerebro humano es el fenmeno llamado poda neuronal. Es decir, las redes
neuronales que no se utilizan durante mucho tiempo pierden su funcin y mueren. La
desaparicin de redes neuronales no utilizadas se hace en beneficio de otras redes
neuronales que se desarrollan ms al ser ms utilizadas. Esto nos muestra que la
estimulacin procedente del entorno puede impedir o facilitar el desarrollo de las redes
neuronales encargadas de una determinada funcin.
- Por ltimo, otro de los mitos cientficos vigente hasta hace poco, era el de que el
proceso de maduracin orgnica (concepto biolgico) del cerebro, transcurre por vas
separadas y diferentes a las del desarrollo psquico (concepto psicolgico evolutivo y
relacional) del ser humano.
El reciente descubrimiento del sistema neuronal llamado neuronas espejo o neuronas de
la empata muestra de nuevo la estrecha e inseparable interaccin entre lo neurobiolgico y
lo ambiental. La investigacin en neurociencias ha puesto en evidencia que la capacidad de
relacionarse y comunicarse empticamente con el otro, tiene su correlato anatmico-
fisiolgico en redes neuronales llamadas neuronas espejo (Rizzolatti, et al. 1996, Rizolatti,
Arbib, 1998, Gallese, 2001)en alusin a la relacin especular que se establece con el otro a
travs de la empata, que sera la capacidad de ponerse en el lugar del otro (en lo emocional
y en lo cognitivo) sin confundirse con l. Es como si el sujeto observador, pudiese vivir de
forma virtual la experiencia del otro en la interaccin que mantiene con l. Gracias a esta
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capacidad, a la vez neurolgica, (neuronas espejo), y psicolgica, (empata emocional y
cognitiva), el ser humano, en etapas muy precoces de su desarrollo psquico, (la sonrisa
intencional o social que aparece en el beb a partir de la sexta semana si todo va bien, es un
indicador especfico y fiable de una buena integracin sensorial, del comienzo en el beb delproceso de identificacin emptica con su cuidador y del acceso a la capacidad de nter-
subjetividad) puede compartir la experiencia emocional y cognitiva con el otro as como
predecir y anticipar las intenciones y respuestas del otro, facilitando de esta forma, el ajuste
y adaptacin recprocos en la interaccin entre ambos.
CUAL ES LA CAUSA DEL AUTISMO?
No hay causa nica; ni gentica, ni ambiental. En la causalidad pluri-factorial de los
trastornos mentales en el ser humano, incluido el autismo, intervienen tanto los factores de
vulnerabilidad psico-biolgicos, incluidos los constitucionales y genticos, como los factores
de riesgo psico-sociales, incluidos los interactivos con el entorno, en estrecha interaccin
potenciadora de los unos con respecto a los otros. De la misma forma, los factores
protectores de la salud mental, (biolgicos y psicosociales), interactuando entre s, potencian
la salud mental del sujeto. Los riesgos aparecen como no especficos en cuanto a las
consecuencias para el desarrollo del beb; diferentes factores de riesgo pueden provocar el
mismo efecto y un mismo conjunto de factores de riesgo puede dar lugar a trastornos de
naturaleza diferente. Se hace pues necesario que la evaluacin de los factores de riesgo se
haga en un continuo evolutivo que permita observar cmo un determinado tipo de interaccin
por su carcter repetitivo y circular nos lleva en una direccin determinada y no otra. Dicho
de otro modo; hace falta que la observacin se haga en un espacio-tiempo lineal, con un
antes y un despus para poder ver la convergencia de los factores de riesgo y de los distintos
signos de alarma hacia un determinado proceso evolutivo.
Los factores de riesgo aislados representan un dbil potencial generador de patologa. Sin
embargo, su presencia acumulativa y repetitiva en la interaccin del sujeto con su entorno y
en el caso del beb, en la interaccin precoz con su entorno cuidador, lleva a desviaciones y
malos resultados en trminos de desarrollo, sobre todo si esto ocurre en los momentos
sensibles de la constitucin en el beb de una esencial, importante y determinada funcin.
Es la acumulacin repetitiva y duradera de los signos de alarma y de los actores de riesgo,
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as como la potenciacin de los unos para con los otros, lo que incrementa la posibilidad de
desviaciones en el desarrollo del beb y su psicopatologa. La gran capacidad de
resiliencia (resistencia en castellano) que tiene el nio pequeo hasta los tres aos, es
decir, la capacidad de mantener un desarrollo normal en condiciones y entornodesfavorables, tiene sus lmites. En la investigacin llevada a cabo con nios, uno de los
factores que ms evidencia acumula en relacin con la potenciacin de la resiliencia es la
presencia de padres o cuidadores competentes.
FUNCIONES PARENTALES Y DESARROLLO DEL HIJO
El potencial evolutivo del beb as como el desarrollo de su potencial gentico-biolgico-
psico-social, (lo constitucional del ser humano al nacer) y el desarrollo de sus competencias
desde su vida intrauterina y su nacimiento, dependen de la interaccin con su entorno.
Partimos de la premisa de que el afecto es el principal organizador de la vida relacional y de
que el nio va integrndose afectivamente en la interaccin con el otro a partir de que sus
adultos significativos reconozcan y lean sus sentimientos y estados internos. Se trata en
este caso de la comunicacin emptica (identificacin parcial y transitoria con el otro) del
cuidador en su relacin con el nio. Gracias a este proceso, el nio lograr establecer las
races nter-subjetivas de la comunicacin humana.
A la hora de evaluar los factores de riesgo interactivo en lo que concierne al entorno cuidador
familiar-beb y en especial a las personas que desarrollan la funcin parental, tanto la
funcin materna como la paterna, es importante considerar aquellas dificultades de
comunicacin emocional, cognitiva e intencional que en la interaccin con el beb, pueden
dificultar la integracin sensorial y la comunicacin nter-subjetiva, obstaculizando el acceso
de este a la nter-subjetividad que es la capacidad de compartir la experiencia vivida.
Tengamos en cuenta que en el primer ao de vida se constituyen y desarrollan los cimientos,
los fundamentos del ser y del s mismo en interaccin con el otro, con su entorno cuidador
que lo alimenta. Sera ste el paso previo a la constitucin posterior del yo, de la identidad y
de la personalidad del sujeto. Por eso en esta temprana etapa evolutiva se pueden generar
vulnerabilidades que pueden dar lugar, -a corto o largo plazo- a graves trastornos del
desarrollo, psquicos y psicosomticos. No olvidemos que para comprender el nacimiento y
desarrollo psquico precoz del ser humano as como sus tempranas desviaciones hacia la
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psicopatologa, no tenemos que perder de vista que el psiquismo temprano del beb tiene
sus races en su cuerpo y en la interaccin con su entorno cuidador, justo ah donde se
entrecruzan estos dos aspectos tan importantes para l y para su desarrollo como sujeto.
COMPETENCIAS PRECOCES DEL BEB Y ENTORNO CUIDADOR FACILITADOREstas tres ltimas dcadas han supuesto un cambio importante en la forma de ver y observar
al beb en la interaccin con su entorno. Largo tiempo considerado como un ser pasivo, el
lactante aparece, al contrario, dotado de pronto de competencias precoces notablemente
interactivas, haciendo de l un ser de orientacin social inmediata. Las competencias del
beb y las del adulto armonizan de manera estrecha a fin de permitir y organizar los
diferentes niveles de interaccin. Es importante, subrayar que el conjunto de competencias
que tiene el beb no aparece espontneamente en el seno de su sistema interactivo. En
efecto, el trmino mismo de competencia incluye la nocin de virtualidad, de potencialidad,
y su actualizacin, constituye su expresin. De este modo, la expresin de estas
competencias no es automtica y depende de numerosas variables tales como las
condiciones de presentacin del estmulo y el estado de vigilancia del beb.
La capacidad de atencin del beb es esencial para el desarrollo del conjunto de sus
competencias interactivas. En el campo de las competencias precoces del beb, Stern
nos muestra que el beb funciona como un organismo individualizado desde el
nacimiento y disponiendo de tres sistemas inmediatamente operacionales, a saber, la
percepcin, la memoria y la actividad de representacin. El beb, muy tempranamente,
-si todo va bien en su desarrollo- es capaz de captar el estilo interactivo de su cuidador
de referencia diferencindolo del de otras personas de su entorno- y ajustarse a ese
estilo interactivo.
LAS INTERACCIONES TEMPRANAS CUIDADOR-BEB
La interaccin evolutiva padres-beb es en espiral. La interaccin circular, repetitiva y no
creativa es cronificante y cronificadora. En la interaccin madre-padres--beb o entorno
cuidador-beb incluimos tanto la relacin basada en los cuidados (real) como la relacin
psquica, basada en las fantasas conscientes y sobre todo inconscientes (interaccin
fantasmtica). Incluimos tambin en la interaccin, la comunicacin no verbal, la pre-verbal y
la verbal, tanto en lo que respecta al contenido (informacin) como al continente (ritmo,
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prosodia, alternancia, reciprocidad) y a la forma de comunicarse (significado), sin olvidar el
contexto de la comunicacin que es lo que le da el sentido. La interaccin entorno cuidador-
beb, es por necesidades evolutivas del beb, asimtrica y recproca, ajustndose y
equilibrndose, armnica y progresivamente en la medida en que avanza el proceso demaduracin y desarrollo del nio junto con el de la interaccin con la madre-padres y entorno
cuidador.
LA INTERACCIN FANTASMTICA
La interaccin fantasmtica, (fantasa inconsciente), se establece a partir de la interaccin
real. A lo que los padres viven y ven en la relacin con su hijo, stos le dan un sentido, le
atribuyen una significacin y reconstruyen con ello una representacin interna (fantasa
inconsciente) de lo que para ellos es, significa y representa su hijo y la relacin con l. El
escenario real y actual se mezcla con el fantasmtico hecho de deseos, miedos,
expectativas, ilusiones, ideales, etc. proyectados por la madre-padres y/o entorno cuidador
desde el interior al exterior y desde el pasado al presente, en la interaccin y sobre la
relacin real que establece la madre-padres con el hijo, (Manzano, J.; Palacio-Espasa, F.;
Zilkha, N. 1999).
Esta fantasa inconsciente primaria de los padres que se manifiesta en los primeros
momentos de contacto con su beb e incluso durante el embarazo, predispone a los padres
hacia el establecimiento de una determinada relacin o estilo de relacin con su hijo, y juega
a veces, si no cambia dicha fantasa inconsciente en funcin de la percepcin progresiva
que van teniendo de su hijo real, un papel determinante en el futuro de la interaccin padres-
beb. Dicha fantasa tiene que ver con el deseo inconsciente de los padres y de la familia de
ambos, de incluir al recin nacido y su relacin con l, en las mallas interactivas de la
filiacin y de la transmisin generacional. Tiene adems la funcin de reforzar su vnculo
naciente con el beb. Transforma lo desconocido para ellos en conocido y familiar,
permitindoles tolerar mejor la angustia del extrao y tambin, la angustia de lo informe en el
sentido de Winnicott, (Winnicott, W. D. 2002). Dicha fantasa inconsciente se pone de relieve
cuando se les pregunta a los padres qu pensaron o sintieron, en quin pensaron, a quin se
le pareca su hijo y en qu, en el momento en que lo vieron por primera vez o cuando lo
tuvieron por primera vez en sus brazos. La relacin inconsciente que establecen los padres
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con lo que representa y a quin representa el beb para ellos en funcin de esta fantasa
inconsciente primaria, puede de esta forma determinar en algunos casos y de forma
duradera, la modalidad o estilo de la interaccin que se establece entre ambos y con su
beb. En algunos casos de prdidas y duelos, vividos y no elaborados por la madre, stapuede intentar, negando inconscientemente la prdida padecida, perpetuar la relacin con lo
perdido a travs de su hijo, y en la interaccin con l.
PROYECCIONES E IDENTIFICACIONES
El fruto de las proyecciones maternas y paternas, as como de la interaccin precoz real y
fantasmtica con la que el beb va identificndose en mayor o menor medida, es la creacin
y constitucin del mundo interno del hijo-beb que se va convirtiendo en sujeto. Esto es
posible cuando el proceso evolutivo se desarrolla con cierta normalidad y relativa facilidad.
No hay que olvidar que las proyecciones en la interaccin madre-beb son mutuas, es decir,
incluyen tambin en la interaccin las que el beb proyecta sobre su madre.
En cuanto el beb logra acceder a la nter-subjetividad, es decir a partir del momento en que
el beb puede empezar a comunicarse de forma intencional y desde su propia subjetividad
aunque sea naciente, (desde la aparicin de la sonrisa intencional o socialque puede darse
desde las 4-6 semanas de vida del beb), con la subjetividad del otro, en este caso de la
madre, ya es capaz de interactuar y comunicarse con ella a travs del mecanismo
inconsciente que son las identificaciones proyectivas, (hacer sentir al otro, por proyeccin, lo
que yo siento sin saberlo, para hacerle saber lo que siento, sin podrselo comunicar de otra
forma). Como vemos, la identificacin proyectiva es una fuente primitiva de intercambio y
comunicacin inconsciente que puede ser precursora de la comunicacin emptica.
Cuando la interaccin se convierte en anticipacin creadora de recursos, funciones y
competencias del beb y tambin de la persona que hace la funcin de madre, vemos
expandirse el extraordinario potencial de maduracin y desarrollo que tiene el ser humano.
Ejemplo: Cuando la madre, el padre y/o el entorno cuidador anticipan por identificacin
emptica y de forma realista, las primeras palabras o los primeros pasos del nio, como por
arte de magia, poco tiempo despus, lo deseado y anticipado, lo proyectado, es recogido y
actuado por el nio, (identificacin-interiorizacin) y el milagrode conseguir lo deseado se
hace realidad; el nio habla!, el nio, anda!
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Sin embargo, las proyecciones que suponen un factor de riesgo para el desarrollo sano del
beb en su interaccin con el entorno seran aquellas que suponen para los padres una
cuestin de supervivencia y de equilibrio psquicos. Son por tanto proyecciones narcisistas
inconscientes de tipo imperativo, masivo, invasivo, y deformante de la realidad de lo que esrealmente el hijo; son tambin, proyecciones constrientes y anexantes para el hijo que no
puede sustraerse a ellas. Colocan al nio que intenta protegerse de ellas en situacin de alto
y grave riesgo de evolucin hacia trastornos narcisistas y de personalidad o de un
funcionamiento autista ya que entre otras cosas le impiden verse y reconocerse a travs del
otro como sujeto separado de l. En lo que Manzano y Palacio llaman conflictos de la
parentalidad narcisista-disociados, las identificaciones proyectivas que los padres hacen de
sus hijos estn cercanas a la patologa ya que tienen tendencia a ser rgidas, duraderas,
unidireccionales, "evacuadoras de lo negado en ellos y proyectado en el nio" y "deformantes
de la imagen del nio (Palacio-Espasa, F. 2007).
TRANSMISIN PSQUICA GENERACIONAL
Con respecto a la transmisin psquica, precisar que designa tanto los procesos como las
vas y los mecanismos mentales capaces de operar transferencias de organizaciones y
contenidos psquicos (conscientes e inconscientes) entre distintos sujetos, y particularmente,
de una generacin a otra o a travs de generaciones, as como los efectos de dichas
transferencias, (Segoviano, M. 2008).
TRAUMATISMOS PSQUICOS PERINATALES
El beb humano es un ser social, muy sensible a las violaciones de sus expectativas, en
materia de interaccin, con su entorno cuidador. A su vez la madre, en este periodo de su
maternidad se suele hallar en una situacin de gran sensibilidad y con una necesidad
regresiva importante de dependencia y cuidados del entorno. Algunos autores consideran el
embarazo como un periodo crtico o de alta sensibilidad psicolgica. Bydlowski lo
conceptualiza como un estado de relativa transparencia psquica, en el que los sentimientos,
conflictos, temores y recuerdos del pasado, emergen ms fcilmente del inconsciente
materno para facilitar en ella la doble identificacin necesaria para los cuidados del beb, por
un lado, la identificacin a su propia madre como cuidadora y por otro, a ella misma en tanto
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que beb cuidado por su madre, (Bydlowski M. 1991, 1997, 2000). Un estado similar vive el
padre pero en muchos casos, sin llegar a reconocerlo.
Hay situaciones perinatales (embarazo, parto, puerperio) que pueden ser vividas por la
madre como traumticas con su correspondiente efecto traumatgeno para ella y su beb.Estas vivencias traumticas, en muchos casos, no pueden ser elaboradas, asimiladas,
contenidas ni integradas por la madre-padres. De forma inconsciente y no intencional,
pueden ser transmitidas a su beb a travs de la interaccin con l, teniendo como
consecuencia un efecto traumatgeno para su hijo.
La deteccin perinatal de los factores de riesgo de origen traumtico en la interaccin madre-
padres-beb, as como las posibles tempranas desviaciones del desarrollo del beb hacia la
psicopatologa permiten, con un diagnstico y tratamiento adecuados hacer una labor de
prevencin primaria y secundaria con la consiguiente evitacin de la aparicin del trastorno y
de su instalacin en el psiquismo temprano del beb, tanto si el trastorno es de tipo
psicosomtico como autstico (Palau, P. 2009, a, b).
El poder hacer un trabajo psicoteraputico basado en la interaccin padres-beb, y en
especial, madre-beb, en un momento en que las defensas de la madre erigidas frente al
sufrimiento ocasionado por la experiencia traumtica vivida son todava susceptibles de
movilizacin, y su motivacin para pedir y recibir ayuda es mxima, la creacin de una
alianza teraputica basada en la identificacin emptica parcial, transitoria, y recproca, suele
conseguirse con relativa facilidad. El esfuerzo teraputico es mnimo, su eficacia y
rendimiento mximos. Su coste a todos los niveles, es tambin mnimo. A qu esperamos
para implantar y desarrollar estos mtodos de intervencin precoz, de tanto xito teraputico
y de tan bajo coste?
QUE ES EL AUTISMO?
Etimolgicamente, autismo proviene del griego, Auto, de Auts que significa, propio, uno
mismo. Es curioso ver como su significado etimolgico contribuye a darle un sentido
metafrico al concepto de autismo. Podemos imaginar al nio (genrico) con autismo como
un nio muy suyo, excesivamente suyo, tan suyo, que parece no necesitar de los dems. Tan
metido en lo suyo, en su mundo propio que nos parece muy difcil y a veces incluso imposible
atraerlo al nuestro para poder comunicarnos con l. Podemos verlo tambin como un nio con
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unas peculiaridades propias que lo hacen diferente o muy diferente de los dems nios. Estas
consideraciones as planteadas, nos dan una pista inicial muy valiosa para la comprensin
del nio que padece de autismo. Nos sugieren que estamos ante un trastorno del desarrollo
de las bases de la personalidad del nio ms que ante una enfermedad en el sentido clsicodel trmino. Algo que afecta a la forma de ser de la persona. Por las consecuencias que
conlleva ese excesivo, intenso y duradero ensimismamiento del nio que lo asla y
desconecta de su entorno, podemos deducir que el desarrollo de su funcionamiento psquico
va tambin a verse afectado. Sin el otro, sin la relacin y comunicacin con el otro, no
podemos constituirnos como sujetos con psiquismo y personalidad propios. Es a travs de
las identificaciones, algo mucho ms complejo y enriquecedor que la mera imitacin, que
vamos incorporando a nuestro mundo interno aspectos del otro que vamos haciendo
nuestros. Es de esta forma que vamos construyendo nuestra forma de ser, base de nuestra
personalidad. Para que un beb se identifique con quien le cuida necesita sentirse atrado
por l y tener la curiosidad que en general tienen todos los nios cuando todo va bien en su
desarrollo. Curiosidad para observar y explorar atentamente su mundo, empezando por su
propio cuerpo y el del otro, as como el mundo externo que le rodea. Para verse, conocerse,
reconocerse, comprenderse, y al mismo tiempo abrirse al exterior, al mundo interno del otro
para explorarlo y comprenderlo, el nio necesita que previamente, la persona que le cuida,
de forma interactiva, haya sido capaz de ponerse en su lugar, comprendindolo en sus
manifestaciones y necesidades, sin confundirse con l. Estamos refirindonos ahora a la
empata, o capacidad de identificacin emptica, algo de lo que los nios con funcionamiento
autista suelen carecer o poseer como un bien escaso, incluso cuando en algunos casos hacen
una evolucin considerada como favorable.
Las personas afectadas por un funcionamiento autista tienen dificultades -variables en
funcin de la gravedad del trastorno- para relacionarse y comunicarse de forma emptica con
el otro. Tambin presentan dificultades para la integracin de la sensorialidad, (de los
estmulos que llegan por diferentes canales sensoriales, no pudiendo por tanto hacerse una
representacin mental global del objeto-sujeto relacional percibido) as como para establecer
relaciones nter-subjetivas ya que no han podido desarrollar adecuadamente su mundo
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subjetivo, ni han podido separarse-diferenciarse suficientemente del otro, condiciones
indispensables para captar y comprender el mundo subjetivo de los dems.
Qu ocurre pues con estos nios con funcionamiento autista que evitan y rechazan la
comunicacin con el otro siendo esta tan necesaria para su supervivencia y desarrollo?
AUTISMO, EMPATA INTERACTIVA Y DESARROLLO PSQUICO-CEREBRAL
La empata, necesaria para el desarrollo del ser humano como sujeto, con subjetividad
propia, posibilita el acceso a la nter-subjetividad que es la capacidad de reproducir en
nuestro propio psiquismo los sentimientos, los movimientos, las intenciones o motivaciones
del otro y tambin, tomando como base y vehculo de transmisin las emociones, los
pensamientos y representaciones asociados, sean conscientes o no (Simas, R.; Golse, B.
2008). Se podra decir que la capacidad de nter-subjetividad -que responde a una necesidad
psico-biolgica del ser humano-, permite regular la intimidad del sujeto en su relacin con el
otro y reforzar el sentido de pertenencia grupal. No es solamente didica sino tambin grupal
como muestran los estudios sobre el hecho de compartir los afectos y experiencias en la
familia (Stern, D. 2005; Fivaz-Depeursinge, E. 2005).Si no hay experiencias compartidas
con el otro, con los otros, si no hay encuentro interactivo emptico acompaado de
separacin diferenciacin con el otro, no hay posibilidad de desarrollar la capacidad de
establecer una relacin nter-subjetiva con el otro, es decir, de relacionarse con la
subjetividad del otro, de los otros, desde nuestra propia subjetividad. El beb tiene que
asumir una vez ms en este caso, otra curiosa paradoja en el sentido de Winnicott: Para
separarse hay que ser uno, para ser uno hay que separarse (Winnicott, W. D. 2002).
Los excesos de empata (adivinar al otro) que llevan a una estimulacin inadecuada por
parte del cuidador, aportando estmulos interactivos que tienen que ver ms con su mundo
interno que con el del sujeto que est cuidando, llevan a una fusin-confusin con el otro,
potenciando la dificultad de poder diferenciarse y separarse de l. La persona necesitada de
su ayuda puede sufrir entonces un intenso malestar generado por la confusin, la
desorganizacin y desbordamiento que ello le ocasiona. La necesidad de ensimismamiento
(retirada relacional transitoria) que tiene el ser humano, (Buchholz, Es. ; Helbraum, El.
2000), fundamental para la autorregulacin y equilibrio psicosomticos, para la unin mente-
cuerpo, as como para la integracin sensorial de los estmulos (internos y externos)
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percibidos, y para la consiguiente regulacin de la interaccin con el otro, puede entonces
verse perturbada y convertirse en una necesidad de desvinculacin duradera, de aislamiento
con retirada emocional y relacional, -en personas muy sensibles- en la interaccin con el
otro.Los defectos de empata, (no logramos entendernos, no puedo comprenderlo) que
pueden provocar desencuentros interactivos traumticos, dolorosos y frustrantes cuando son
frecuentes, repetitivos y duraderos, ponen en marcha, de forma inconsciente y no
intencional, por ambas partes de la interaccin, mecanismos de proteccin y de defensa. Los
mecanismos de defensa interactivos que cursan con desconexin emocional y conductas de
evitacin de la comunicacin, colocan al miembro ms necesitado y dependiente de la
relacin, en una situacin de riesgo evolutivo hacia un funcionamiento autista ya que la
necesidad de establecer una vinculacin de apego seguro (regula la curiosidad y el miedo)
con el otro que le cuida, corre el riesgo de no producirse o de hacerse muy dbilmente en
personas muy sensibles y dependientes del otro, con lo cual, el miedo inhibira la curiosidad
exploratoria del sujeto.
La retirada relacional y emocional duradera de la interaccin con el otro tendra como objeto
en ambos casos, el protegerse de los efectos traumticos ocasionados por el sufrimiento no
asimilado en la interaccin con el otro, as como defenderse del sufrimiento generado por los
desencuentros interactivos duraderos y repetitivos, mediante conductas de evitacin y
rechazo de la comunicacin, (mirada, cuerpo, sueo excesivo) buscando refugio
compensatorio en la autoestimulacin sensorial y en el sueo.
QU IMPORTANTES FUNCIONES SE ENCUENTRAN TEMPRANAMENTE ALTERADAS
DANDO LUGAR AL DESARROLLO PROGRESIVO DEL FUNCIONAMIENTO AUTISTA?
Las dos reas del desarrollo afectadas, interdependientes y estrechamente entrelazadas,
(las dificultades en el desarrollo de una funcin repercuten el desarrollo de la otra y
viceversa) fundamentales para el adecuado desarrollo psquico-cerebral del nio y del
adulto, seran las siguientes:
1- Persistentes dificultades para desarrollar la capacidad de integracin de la sensorialidad
ya que los estmulos (internos y externos) percibidos que le llegan por diferentes canales
sensoriales, sin la ayuda interactiva emptica (emocional y cognitiva) del otro cuidador -que
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con su actitud y funcionamiento psquico, transitoriamente prestado al beb hasta que ste
pueda desarrollar el suyo, realiza la funcin de filtrado elaborativo del flujo sensorial que
percibe el nio-, quedaran disociados, privilegiando la recepcin por un solo canal sensorial
a expensas de los otros. Nos encontramos entonces con un beb hipersensible pero queparece sordo, ausente, enganchado a algn estmulo auto-sensorial y que reacciona con
pnico cuando oye un ruido inesperado ya que el beb en este caso no podra hacerse una
imagen global interna de la realidad percibida, (primeras representaciones mentales). El
beb, a travs de una competencia que desarrolla desde los primeros das de vida, la
percepcin transmodal, puede, con la ayuda del entorno cuidador, integrar estmulos tales
como un ruido que le asusta, con la voz tranquilizadora, la mirada, las caricias de la madre, y
la forma de acogerlo en su regazo, (estmulos percibidos que le llegan por canales
sensoriales diferentes) en un esbozo primitivo de representacin mental de la madre-
consuelo o madre-tranquilizadora. As, poco a poco el beb no solamente integra su
sensorialidad sino que la vive en su contexto (dndole sentido a la experiencia) y en la
relacin emocional con el otro. De esta forma, el beb poco a poco, va viendo, va sabiendo
de qu va lo que est pasando, lo que est viviendo, y va aprendiendo de la experiencia a
medida que la va construyendo. Es muy conocida la experiencia realizada con bebs de
algunos das; el beb chupa la tetina de su bibern de una determinada forma sin haberla
visto antes y sin embargo, es capaz de orientar de forma preferente su mirada hacia la
representacin grfica de esta misma tetina entre otros dibujos de tetinas diferentes que se
le presentan. Podemos deducir de esta experiencia que el beb es capaz de extraer de sus
sensaciones tctiles (succin) una estructura morfolgica que localiza enseguida en el seno
de sus sensaciones visuales, lo que se podra considerar como un esbozo o un comienzo del
desarrollo de la capacidad de abstraccin en el beb.
Para que se le facilite al beb esta integracin sensorial hace falta que el adulto cuidador sea
capaz de despertar y estimular la capacidad de atencin del beb, -condicin necesaria para
que pueda percibir y recibir interiorizndolos, los estmulos que se le aportan en la
interaccin- colocndolo en la posicin adecuada, (facilitando el desarrollo de la percepcin e
integracin de la sensorialidad propioceptiva, base de la constitucin del esquema corporal,
de la percepcin de su cuerpo en el espacio y en relacin con otros objetos o personas) y de
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forma que el beb pueda ver la expresin del rostro de quien le habla (durante las primeras
semanas de vida, es necesaria un distancia de unos 30 cms, de rostro a rostro, o de boca-
oreja). Hace falta tambin que la comunicacin del adulto cuidador con el beb sea muy
expresiva, (el beb est ms atento a lo que se mueve que a lo que permanece esttico y poreso, del rostro humano su atencin se centra de forma preferente en el tringulo formado por
los ojos y la boca) y con un lenguaje beb, (necesario durante el primer semestre de vida ya
que este tipo de lenguaje est adaptado a su capacidad de atencin y percepcin centrada
en esta etapa de su desarrollo en la interaccin emocional con su cuidador) que transmita
claramente las emociones, que respete las bases de la comunicacin no verbal, a saber; el
ritmo, (musicalidad del lenguaje) la prosodia, (acento, tonos y entonacin) la alternancia,
(ahora uno y luego el otro) la reciprocidad, (compartir algo en comn) y adems, que su ritmo
interactivo (vinculacin-desvinculacin) sea compatible con el del beb.
Las dificultades importantes y duraderas en la integracin sensorial, al no permitir la
constitucin de un continente psquico (psicosomtico, sensorial, emocional, y mental) de las
representaciones mentales (subjetivas) de la realidad (interna-externa) percibida, tienen
como consecuencia que stas representaciones mentales, (contenido psquico) no tienen
cabida, es decir, un lugar donde ubicarlas, y colocan al sujeto en una situacin de dificultad o
incapacidad para percibir la interioridad de los objetos y personas, (vivencia de un espacio
bidimensional en lugar de tridimensional) para unirse-separarse-diferenciarse del otro, para
acceder al simbolismo, (representacin mental de los objetos y de las personas en su
contexto), para inscribirse en una estructura narrativa, para acceder al lenguaje comunicativo
(no verbal, y sobre todo verbal, a la lectura, y la escritura), para aprender de la experiencia, y
para establecer una interaccin emocional e nter-subjetiva con el otro.
No hay acceso posible a la capacidad de nter-subjetividad sin la integracin sensorial con la
correspondiente percepcin del otro como separado y diferente de si mismo.
2- Dificultades importantes y duraderas en la constitucin del ser humano como sujeto, (con
subjetividad), y por tanto, en la vivencia de nter-subjetividad, capacidad de establecer
relaciones nter-subjetivas con el otro, de compartir la experiencia subjetiva, tanto en lo
intencional de las acciones y motivaciones del otro, como en la sensacin de movimiento que
comporta una determinada accin del otro, y tambin, en lo cognitivo, es decir, en la forma de
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pensar, y fundamentalmente, en lo emocional, es decir, en la forma de sentir del otro, (Stern,
D. 1991; 1999; 2005). Para lograr este importante objetivo, el trabajo del beb tiene que ser
facilitado de forma emptica por el entorno cuidador.
La intimidad psquica compartida legitima nuestra pertenencia a alguien, a una dada, a unatrada, a una familia, a un grupo. En una situacin social determinada estamos
constantemente intentando ver donde nos encontramos con respecto a los otros.
Necesitamos saber dnde estamos en tal relacin, en tal momento, y lo que va a ocurrir. Si
no fuese as, no podramos orientarnos y entonces aparecera y se desarrollara la sensacin
angustiosa de encontrarse aislado, separado y excluido de la relacin con los dems.
La nter-subjetividad que sera en un sentido amplio la capacidad de compartir la experiencia
vivida entre personas, es adems, el soporte de lo consciente, de lo inconsciente y del
lenguaje en el ser humano. Es adems, la base de los conceptos de empata, de la
identificacin y de la identificacin proyectiva. No hay psiquismo sin interaccin. El lenguaje,
la conciencia de si mismo, la conciencia reflexiva, la conciencia moral, el si-mismo, la
narracin autobiogrfica, son construcciones lentamente progresivas que se desarrollan en la
interaccin con los otros y con el psiquismo de los otros. Por otra parte, la nter-subjetividad
es el factor ms importante para la adquisicin y aprendizaje del lenguaje. Es necesario
poder imaginar lo que siente, piensa y quiere el otro en relacin con un referente determinado
para poder ponerle palabras.
Las dificultades interactivas del entorno cuidador-beb que no facilitan e incluso obstaculizan
los procesos psquicos e interactivos indicados anteriormente colocan al beb en una
situacin de riesgo de posible evolucin hacia un funcionamiento autista generando adems
dficits emocionales, cognitivos y relacionales. La dificultad de integracin sensorial que se
puede manifestar en algunos nios mayores como un miedo fbico al estallido de globos, al
ruido de los truenos, del aspirador, etc. y tambin, a ser abrazados, as como la dificultad
para establecer relaciones empticas con los dems, para jugar con los smbolos, con las
palabras, para comprender la poesa, las adivinanzas, los chistes, los sueos, etc. pueden
ser las secuelas del temprano funcionamiento autista que en el caso de una buena evolucin
suelen permanecer como sntomas cuando los tratamientos son tardos, o ms
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instrumentales, (mtodos, tcnicas, disociadas de la relacin-comunicacin que es lo
fundamental) que relacionales.
Desde siempre recuerdo que he odiado que me abrazaran. Aunque deseaba experimentar
esa agradable sensacin, me abrumaba demasiado. Era como si me cubriera una gran ola
de estimulacin, y reaccionaba como un animal salvaje. En cuanto alguien me tocaba,
necesitaba huir, se me fundan los plomos. Senta una sobrecarga y tena que escapar, a
menudo con brusquedad(Grandin, T. 2006). Este texto entrecomillado est extrado del libo
de la autora, Temple Grandin, una persona afectada de sndrome de Asperger que es
profesora de universidad en Estados Unidos, que ha triunfado en su profesin como
investigadora en ciencia animal, adems de ser un referente mundial en materia de autismo
gracias a la publicacin de su libro autobiogrfico que ya est en su segunda edicin en
lengua castellana.
CMO SE DESARROLLA EL FUNCIONAMIENTO AUTISTA EN EL NIO?
La coraza o armadura defensiva con la que intenta protegerse el nio con funcionamiento
autista es imperfecta y tiene siempre y en determinados momentos, brechas o rendijas por
las que se cuela la luz de la interaccin positiva y evolutiva con su entorno cuidador. Son
momentos de apertura a la interaccin con el entorno que representan el acceso, aunque
fugaz y transitorio en los casos ms graves, a cierto grado de comunicacin nter-subjetiva
con el otro. La posibilidad o no, de que estas experiencias compartidas sean realidad en la
interaccin padres-beb depende de mltiples factores imposibles de predecir y detectar en
un corte trasversal de la situacin existencial del beb pero son ms fcilmente detectables
cuando la observacin y evaluacin del riesgo evolutivo del beb se hace en un continuo
evolutivo que incluye la interaccin entre el beb y su entorno cuidador.
El tambin llamado proceso autstico, puede verse como un funcionamiento defensivo, no
evolutivo, no relacional ni comunicativo con el que intenta protegerse activa y precozmente el
beb en su interaccin con el entorno. Estas defensas, que protegen a la vez que impiden el
desarrollo del nio, a medida que se van estableciendo y consolidando, van generando y
aumentando toda una serie de deficiencias, cognitivas, relacionales, emocionales, sociales y
conductuales en su funcionamiento psquico, al mismo tiempo que van constituyendo y
formando parte de su personalidad.
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En el desarrollo del autismo temprano del beb es de suma importancia diferenciar el
proceso interactivo autistizante y el proceso defensivo-autstico.
EL PROCESO INTERACTIVO AUTISTIZANTE
El proceso interactivo autistizante (Hochmann, 1990) sera un factor de riesgo interactivo que
se desarrolla -de forma inconsciente y no intencional- en el seno de la interaccin temprana
entre el beb y su cuidador. Segn este modelo interactivo, poco importa quin lo inicia. Sea
el adulto que se muestra insuficientemente disponible desde el punto de vista psquico, o sea
el nio que muestra un comportamiento relacional especial, se crea rpidamente un crculo
vicioso auto-agravante ya que la inadaptacin de las respuestas interactivas de uno de los
elementos de la relacin acenta el desarrollo en el otro de respuestas tambin inadaptadas,
encerrndose ambos en una interaccin circular de difcil salida. El proceso autistizante es un
concepto que permite subrayar que el autismo infantil no es una enfermedad estrictamente
endgena, sino que se co-construye y se organiza en el marco de disfuncionamientos
interactivos o de una espiral perturbada de intercambios entre el beb y los adultos que le
cuidan. El origen primario del disfuncionamiento puede situarse, segn los casos, sea del
lado del beb, sea del lado del adulto cuidador. En todos los casos, el disfuncionamiento
interactivo de uno de los miembros de la interaccin desorganiza al otro que debido a esto,
va a responder de forma inadaptada, agravando a su vez las dificultades del otro y viceversa,
en una peligrosa espiral de cronificacin y agravacin.
Formaran parte de este factor de riesgo interactivo-autistizante, aquellos estilos interactivos
entre el beb y su entorno cuidador que no faciliten y obstaculicen el acceso y el desarrollo
en el beb, de la capacidad de integracin sensorial y de nter-subjetividad. Este factor de
riesgo interactivo autistizante puede poner en marcha, en bebs emocionalmente muy
sensibles y predispuestos constitucionalmente, unos mecanismos de defensa autsticos que
instalndose progresivamente y de forma duradera en el psiquismo temprano del beb,
aumentan considerablemente el riesgo de evolucin hacia un funcionamiento autista,
agravando el pronstico evolutivo. Tambin puede ocurrir que el proceso interactivo
autistizante, en otro tipo de bebs, menos sensibles emocionalmente y menos predispuestos
constitucionalmente a compartir y/o a vivir intensamente el sufrimiento que provoca en ellos
los desencuentros interactivos precoces, repetitivos y duraderos con su entorno cuidador,
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facilite en el beb, el desarrollo de mecanismos de defensa de otro tipo, -psicosomtico o
caracterial por ejemplo-, marcando de esta forma evoluciones diferentes del beb ante el
mismo factor de riesgo interactivo.
EL PROCESO DEFENSIVO AUTSTICO.
El proceso interactivo autstico, que puede manifestarse clnicamente en el beb de forma
progresiva, regresiva y/o fluctuante entre ambos, se va desarrollando con el aumento
progresivo en el nio de un funcionamiento psquico inconsciente y no intencional- que se
manifiesta con las siguientes modalidades defensivas:
LAS DEFENSAS AUTSTICAS.
1- Defensas anti-relacin-comunicacin con el otro, (repliegue sobre si mismo y retirada
relacional duradera con desconexin emocional, aislamiento relacional y ausencia
autsticos). El nio (siempre genrico en este texto) que evolucionara hacia un proceso
autstico lo hara pasando de la actitud de ensimismamiento, (posicin evolutiva necesaria
para conseguir la autorregulacin psicosomtica, la unin mente-cuerpo, la integracin de los
estmulos percibidos y recibidos, as como la regulacin de la interaccin con el otro) hacia
una actitud defensiva de retirada relacional duradera y repetida con aislamiento y
desconexin tanto en el plano emocional y cognitivo como en la comunicacin y relacin con
el otro, lo que dara como resultado la imagen del beb mentalmente ausente; sin olvidar la
evitacin de la relacin y comunicacin con el otro a travs de la mirada y de los estmulos
auditivos, (como cuando duerme en exceso buscando refugio en el sueo) como signos
caractersticos de dicho funcionamiento autstico. Adems, hay que tener en cuenta que la
evitacin de la relacin y comunicacin con el otro puede evolucionar hacia el rechazo, caso
de persistir los factores de riesgo en la interaccin. Este funcionamiento defensivo y noevolutivo impide en el beb, el desarrollo de la capacidad de compartir la experiencia vivida
con el otro. Disminuye adems la resiliencia (resistencia ante situaciones que dificultan su
desarrollo y recuperacin sin enfermar) del nio que lo padece debido a la negacin de la
necesidad de la interaccin con el otro, interaccin que es la que en el nio sano permite el
despliegue de todo su potencial evolutivo.
2- Defensas anti-integracin, desmantelamiento sensorial, (Meltzer, D. 1975) o disociacin de
los diferentes estmulos sensoriales percibidos con refugio en la auto-estimulacin sensorial.
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El trabajo que tiene que hacer el beb con la ayuda del entorno cuidador en su interaccin
con l para integrar las partes con el todo y la sensorialidad con la motricidad puede verse
severamente afectado con semejante funcionamiento defensivo.
La realidad interna y externa, as como la interaccin entre ambas, percibidas a travs de lasensorialidad -que puede ser interoceptiva, (visceral, psicosomtica), propioceptiva, (tono
muscular, posicin corporal en el espacio y tambin, en relacin con los sujetos y objetos que
contacta y que le rodean, as como la percepcin del esquema corporal) y exteroceptiva,
(olfativa, gustativa, auditiva y tctil y algo ms tarde, la visual debido a su complejidad)-,
percibida a travs de diferentes canales sensoriales, requiere un trabajo de integracin,
(mantelamiento sensorial) que va haciendo que lo percibido al principio separadamente en la
comunicacin sensorial y emocional con la madre pasa a ser percibido de forma integrada
(primeras semanas de vida) por el beb gracias a las respuestas de la madre.
En situaciones repetidas, vividas como estresantes y amenazantes por el beb, ste, utiliza
precozmente un mecanismo de defensa basado en una dificultad inicial que padece y que es
la dificultad de integrar los estmulos que le llegan por los diferentes canales sensoriales. El
beb se protege del efecto amenazante y desorganizador de los estmulos tanto internos
como externos que no puede contener, ni asimilar, ni elaborar, -sin la ayuda adecuada de su
entorno cuidador-, desarrollando actitudes y conductas (refugio en la auto-estimulacin
sensorial) contrarias a la integracin de esos estmulos que sera lo que se producira en un
beb con un desarrollo sano. Actitudes que tienen como objetivo, en el beb con
funcionamiento autista, la disociacin perceptiva de los estmulos recibidos, privilegiando su
recepcin a travs de un solo canal sensorial para no integrarlos, y evitando as, la
interaccin emocional con el otro (desmantelamiento sensorial).
Esta percepcin a travs de un solo canal sensorial, con su repeticin y persistencia, lleva al
nio finalmente y por momentos, no solamente a no sentir, (de sentimientos) sino tambin, a
no sentir, (de sensacin) mas que solamente eso, en una especie de anestesia sensorial
similar a lo que ocurre cuando ejercemos una presin fuerte y continuada con los dedos de la
mano sobre un objeto duro; al cabo de un tiempo tenemos la sensacin de que los dedos y el
objeto estn unidos e indiferenciados, luego, dejamos de sentir el contacto con el objeto
(anestesia sensorial). La hipersensibilidad a ciertos estmulos sonoros (aspiradora, secador
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de pelo, etc.) cuando irrumpen de forma violenta e inesperada en su mundo interno muestra
hasta qu punto estos nios son hipersensibles a los estmulos de su entorno que de forma
disociada e inesperada, penetran su armadura defensiva.
3- Defensas anti-separacin del otro, identificacin adhesiva con el sujeto-objeto relacional,(Meltzer, D. 1974). De la misma forma que el nio -en estos casos- utiliza la mirada de forma
perifrica (percepcin de contornos) y no central ni profunda, (espacio bidimensional), as se
relaciona tambin con los objetos y las personas; con una investidura superficial y adherente
hacia ellos. Esta modalidad defensiva tiene por objeto, entre otros, evitar la separacin y
diferenciacin con el otro. La identificacin adhesiva se sita en el origen del funcionamiento
mental y en la construccin de la organizacin narcisista. Se relaciona con los fenmenos de
imitacin que toman en consideracin elementos formales y superficiales de los objetos. El
funcionamiento mental opera en dos dimensiones. La identificacin adhesiva se relaciona
con dificultades en la construccin de la fantasa de un espacio interno o mental, y de su
equivalente en los objetos, que careceran as de interioridad. Este tipo de mecanismo de
defensa produce una dependencia absoluta del objeto, adhirindose a l, sin ningn tipo de
existencia separada y sin ningn lmite entre el objeto y la persona. Comporta la dependencia
extrema a la superficialidad de los objetos, a su apariencia, mostrando quien la padece, gran
sensibilidad hacia los agujeros y roturas, ignorando al mismo tiempo el interior y el estado
afectivo interno. El coger la mano del otro para utilizarla como una prolongacin de si mismo
puede considerarse como un ejemplo de identificacin adhesiva.
En los casos en que los nios con funcionamiento autista, utilizan -de forma inconsciente y
en la interaccin con el otro- la identificacin proyectiva con predominio sobre la identificacin
adhesiva, su evolucin es ms favorable.
La identificacin proyectiva es un mecanismo mediante el cual el sujeto atribuye al objeto-
sujeto relacional un aspecto de s-mismo y los afectos consiguientes. Es la manera mediante
la cual lo contenido pasa al objeto y al otro partcipe de la interaccin. La identificacin
proyectiva positiva es aquella que favorece la relacin emptica entre el sujeto y el otro; por
lo tanto, permite una comunicacin y entendimiento constructivo en tanto que el sujeto puede
ponerse simblicamente en el lugar del otro y porque puede lograr que el otro se ponga en su
lugar, (resonancia afectiva).
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LA EVOLUCIN DEL PROCESO AUTSTICO EN EL NIO
La evolucin del funcionamiento autista en el nio puede ser progresiva, regresiva y
fluctuante entre ambos.
Los nios con evolucin progresiva del funcionamiento autista, seran aquellos que desde lasprimeras semanas muestran una evolucin progresiva hacia un funcionamiento autista que
se va instalando lenta y progresivamente en el psiquismo del beb.
Los nios con evolucin fluctuante del funcionamiento autista, seran los que alternan
algunos momentos de acceso a la nter-subjetividad primaria, (primer semestre), es decir a la
comunicacin social y emocional con el otro gracias sobre todo a la insistencia del cuidador,
con otros de repliegue, aislamiento, desconexin emocional y relacin nter-objetiva (con
objetos), mas que nter-subjetiva con el otro. Estos nios, en el segundo semestre, son
incapaces la mayor parte del tiempo de acceder a la nter-subjetividad secundaria basada en
la triangulacin relacional que permite la atencin compartida con el otro hacia un objeto-
sujeto externo. Respecto al lugar y papel del tercero, hay que sealar que no es solamente y
exclusivamente el papel del padre sino que este papel puede representarlo cualquiera de los
dos padres en relacin con los fantasmas de exclusividad de tipo fusional de su pareja con el
beb, (Cramer, B.; Palacio-Espasa, F. 1993 y Palacio-Espasa, F. 2005).
El mundo psquico del nio evoluciona normalmente desde un mundo dominado por la
interaccin, a un mundo dominado por la nter-subjetividad primaria (relacin didica) en el
primer semestre, y hacia la nter-subjetividad secundaria (relacin tridica), desde el
segundo semestre (Trevarthen, C.; Hubley, P. 1978; Hubley, P.; Trevarthen, C. 1979). Este
importante progreso evolutivo, el acceso a la nter-subjetividad secundaria, permitir al nio
sano, desarrollar la capacidad de relacin no solamente con el otro y con lo otro, que ocupa
el lugar de un tercero, sino tambin su integracin grupal y social.
Los nios con evolucin regresiva del funcionamiento autista,seran esos nios que durante
el primer ao de vida logran acceder de forma fluctuante, (que suele pasar desapercibida
para su entorno), a cierto grado de nter-subjetividad primaria y secundaria, pero con
anclajes poco slidos y duraderos en su psiquismo. Estos nios, con una dbil capacidad
de resiliencia, muy buenos nios, que se presentan como apagados, con poca iniciativa
relacional en el plano social y dependiendo mucho del adulto cuidador para ello, ante
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situaciones traumticas de prdidas que afectan a la cantidad y calidad de la presencia
interactiva con ellos de su cuidador de referencia, hacen una regresin psquica, con prdida
de las adquisiciones logradas hasta entonces en los aprendizajes, en el lenguaje y en la
relacin social, se repliegan en si mismos y se encierran progresivamente en unfuncionamiento autista.
Sucesin de prdidas externas e internas tales como una ausencia prolongada y/o repetida
del cuidador o cuidadores de referencia para el nio, prdidas vividas por el cuidador que
desembocan en un proceso de duelo de tipo depresivo con desconexin emocional, prdida
del lugar y la presencia de un tercero etc. pueden desencadenar en el nio, -para protegerse
del sufrimiento, vaco y desorganizacin internos- una vuelta al funcionamiento defensivo de
tipo autstico. Su frgil vinculacin con el otro, as como su dificultad para mantener una
imagen interna del otro ausente, hacen de estos nios unos sujetos muy vulnerables a este
tipo de prdidas. La capacidad de recuperar lo perdido en el nio depende en estos casos de
la comprensin emptica del entorno cuidador y de la forma como aportan o no, la seguridad
relacional necesaria para que el nio que se encierra en un funcionamiento autstico pueda
superar sus miedos y angustias catastrficas y abrirse de nuevo a la interaccin con el otro,
recuperndolo de nuevo en su interior.
Segn esta visin interactiva del desarrollo sano y patolgico del beb, parece lgico y
legtimo pensar que el funcionamiento autista del nio, visto como un mecanismo de defensa
utilizado por l para evitar el displacer y sufrimiento generado en la interaccin con su
entorno cuidador, pueda ser tratado etio-patognicamente, ayudando a la madre, a los
padres, a los cuidadores, a cambiar el tipo de interaccin que en la relacin con el beb, est
facilitando, sin querer, su instalacin en un proceso autstico. Proceso que de persistir, puede
generar dficits psquicos, emocionales y sociales que una vez instalados en el nio son ms
difciles de tratar.
LA INTERVENCIN TEMPRANA EN EL TRASTORNO AUTISTA
Ya hemos visto que la base del desarrollo sano en el nio, as como el proceso de desarrollo
del trastorno autista, -sin negar la importancia de los factores genticos y constitucionales,
es decir, el temperamento del nio-, tiene mucho que ver con la crianza, con el estilo de
interaccin que se va estableciendo entre el entorno cuidador y el beb a lo largo de su
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primer ao de vida. Desde esta perspectiva, la prevencin, la deteccin, el diagnstico y el
tratamiento de los factores de riesgo presentes en el nio y en la interaccin con l sera
posible en el primer ao de vida como lo demuestra el importante porcentaje de padres
(30%-50%) que observan alteraciones precoces en el desarrollo y en la comunicacin consus hijos durante su primer ao de vida. Adems, la experiencia clnica basada en el estudio
e investigacin del estilo de interaccin precoz entorno cuidador-beb y ms
especficamente, padres-beb, muestran que este tipo de intervencin temprana es posible
(Larbn, J. 2008). Para conseguirlo, habra que cambiar los parmetros tardos en los que
nos apoyamos actualmente los profesionales para efectuar la deteccin y el diagnstico, y
utilizar los que hemos indicado anteriormente -las dificultades duraderas y repetitivas tanto
para la integracin de la sensorialidad como para el desarrollo de la nter-subjetividad- como
factores precoces de riesgo interactivo de una posible evolucin hacia un funcionamiento
autista del nio.
Deteccin y diagnstico
Es importante tener en cuenta que estudios recientes -basados en los datos personales
recogidos durante varios aos a partir de filmaciones familiares- efectuados por Sandra
Maestro y Filippo Muratory, profesores de psiquiatra infantil en la Universidad de Pisa en
Italia, muestran que entre los seis meses y el ao, en un porcentaje muy importante de
casos, (87%), se puede detectar y diagnosticar la evolucin hacia un funcionamiento autista
de carcter progresivo y fluctuante-progresivo entre los 6 meses y el ao de vida del nio.
Quedaran excluidos de este seguimiento evolutivo y evaluativo el 13% restante de nios que
entre los 15 y 24 meses pueden presentar un funcionamiento autista de tipo regresivo que se
presenta frecuentemente como reactivo y asociado a una cascada de prdidas importantes
para el nio tal y como indicbamos anteriormente al referirnos a la evolucin regresiva,
(Maestro, S.; Muratory, F. et al. 1999, 2001, 2002, 2005.; Muratory, F. 2008).
Hay que destacar adems, el importante trabajo clnico y de investigacin efectuado en el
servicio de pediatra (neonatologa y neuropediatra) del hospital de Sagunto en Espaa,
llevado a acabo por destacados profesionales de la neuropediatra, Mercedes Benac y de la
psicologa clnica, Pascual Palau, que est permitiendo el diagnstico y tratamiento
psicoteraputico -centrado en la interaccin padres-beb- del comienzo de los trastornos
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psicosomticos y autsticos primarios en las primeras semanas de vida del beb, evitando as
que dichos trastornos se instalen y cronifiquen en el psiquismo temprano del nio, (Palau, P.
2009, a y b, 2010).
Actualmente la deteccin del funcionamiento autista del nio se hace como muy pronto a los18 meses utilizando el m-CHAT, escala de evaluacin de factores de riesgo - validada
estadsticamente y adaptada para su utilizacin en Espaa- que tiene solamente en cuenta
los signos de alarma presentes en el nio, basndose para la exploracin clnica en la triada
de Wing que como ya hemos visto indica las consecuencias de un trastorno psicopatolgico
mucho ms precoz que de tenerlo en cuenta permitira detecciones mucho ms tempranas
en el primer ao de vida del nio.
Tratamiento
Conviene saber que antes de los tres aos, y cuanto antes mejor, el tratamiento preferente y
el que da mejores resultados es el psicoteraputico centrado en la interaccin padres-beb,
ayudando a cambiar el estilo interactivo que alimenta el trastorno autista e impidiendo que el
funcionamiento autista se instale en el psiquismo temprano del nio, (prevencin secundaria)
y todo ello, siempre teniendo en cuenta en un sentido ms amplio el entorno cuidador del
beb, para evitar el grave riesgo de cronificacin que corre el nio afectado por esta
patologa (Larbn, J. 2008; Palau, P. 2010). Es a partir de los tres aos que el trastorno
interactivo autista se interioriza y pasa a formar parte de la personalidad del nio. Los
tratamientos son entonces mucho ms costosos en todos los sentidos y con resultados
menos satisfactorios cuanto mayor sea la edad del nio. Las intervenciones a partir de esta
edad, y cuanto ms tarde peor, perteneceran al mbito de la prevencin terciaria, es decir,
implicaran intervenciones inter-disciplinares y multi-profesionales y tendran como objeto, no
solamente el tratamiento sino tambin la rehabilitacin psicosocial para evitar la cronificacin
del trastorno autista en el nio.
La formacin de los profesionales
La formacin de los profesionales tendra que proporcionarles una buena comprensin global
e integradora de lo que es el proceso de maduracin y desarrollo normal y sano del beb y
del nio pequeo para poder detectar sus desviaciones hacia una evolucin psico-patolgica.
Tambin, una adecuada formacin en psicologa y psicopatologa del beb y del nio
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pequeo que incluya la experiencia basada en la prctica clnica y no solamente en la
formacin terica. Adems, una adecuada formacin en observacin de bebs inspirndose
en el mtodo desarrollado por Esther Bick, (Miller, L.; et, al. 2002). Comprender mejor
permite comunicar mejor y adquirir mayores y mejores habilidades para el abordaje y manejode situaciones que constituyen lo cotidiano de los profesionales de la salud, de los servicios
sociales, de la enseanza, en su trabajo con los nios, los adolescentes y sus familias. Por
ltimo, sera necesaria una formacin especfica que incida sobre intervenciones
psicoteraputicas basadas en el vnculo, en la interaccin precoz padres-beb. Intervencin
psicoteraputica que como hemos visto implica tanto la interaccin real como la fantasmtica
(inconsciente) que se desarrolla entre los padres y el hijo.
La intervencin psicoteraputica centrada en la interaccin entorno cuidador-beb,
efectuada lo ms precozmente posible, como por ejemplo la que se podra hacer desde los
servicios de neonatologa hospitalarios, permitira no solamente ver el nacimiento del riesgo
evolutivo hacia un funcionamiento defensivo-autstico en el beb sino que con la intervencin
adecuada, se podra impedir en muchos casos, su evolucin psicopatolgica. En estos casos
de intervencin psicoteraputica muy precoz, la posibilidad de movilizar, revisar, recordar y
actualizar tanto en la madre, como en los padres, las vivencias que han podido tener un
efecto traumtico para ellos tanto en el momento del embarazo, del parto, del puerperio como
las derivadas de la propia maternidad y paternidad, se hace mucho mayor y mejor. Las
defensas que obstaculizan el desarrollo de una interaccin sana y evolutiva as como los
conflictos psquicos que inconscientemente se reviven, se proyectan sobre el beb y se
actan en la interaccin con l, (Cramer, B. 1990) por ser recientes y no cronificados, son
susceptibles de movilizacin y modificacin a travs de una adecuada intervencin
psicoteraputica. Adems, la situacin de crisis psicolgica que viven los padres en estos
momentos iniciales de su experiencia como padres y el hecho de vivir el inicio de una
interaccin repetitiva, problemtica y frustrante con su beb, los hace ms receptivos al
sufrimiento que viven y su disponibilidad para pedir y recibir ayuda, as como para
aprovechar la ayuda que se les ofrece es mucho mayor que cuando el trastorno interactivo y
las actitudes defensivas se instalan y se cronifican en ellos, entre ellos, y con su hijo.
El modelo relacional de comprensin y abordaje del autismo
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Segn el modo relacional de comprender el autismo, (que va ms all del modelo deficitario-
cerebral imperante hoy da, que requiere para su tratamiento de medidas instrumentales
frecuentemente no relacionales que se podran llamar ortopdicas por la utilizacin que se
hace de ellas, y que en ciertos casos permiten un avance en la sintomatologa del nio
afectado pero sin resolver nada de lo que concierne a su psicopatologa autstica que ya
hemos visto es fundamentalmente de base relacional), las intervenciones teraputico-
educativas ms tardas, -que se corresponderan con medidas de prevencin terciaria, es
decir, tratamiento para evitar la cronificacin y rehabilitacin de los dficits que se desarrollan
como secuelas del funcionamiento autista- sean de tipo logopdico, psicomotor,
psicoeducativo o psicofarmacolgico, tendran que coordinarse, integrarse, y sobre todo,
supeditarse a una dinmica relacional, privilegiando las interacciones emocionales y ldicas,
contando con la participacin activa de los padres y de todos aquellos profesionales que
forman el entorno cuidador del nio, (Greenspan, S; Wieder, S. 2008). Es muy importante
trabajar con estos nios las transiciones de una actividad a otra para ayudarles a interiorizar
el sentido de continuidad existencial dentro de la discontinuidad relacional (Viloca, L. 2003).
Para facilitar una evolucin favorable sera necesario que el profesional adecuadamente
formado que tenga un vnculo duradero de confianza con el nio y la familia se constituya en
un referente tanto para los padres y el nio, como para los profesionales e instituciones
implicados. Los hospitales psiquitricos de da o centros teraputico-educativos de da, as
como los centros de rehabilitacin psicosocial de da, a tiempo completo o parcial, han
demostrado ser un dispositivo intermedio, -entre la hospitalizacin y la atencin ambulatoria-
que puede proporcionar buenos resultados cuando el equipo teraputico-educativo est
adecuadamente y especficamente formado, coordinado, y adems, preparado para trabajar
en la red asistencial comunitaria de salud mental, en los casos en que los trastornos son ms
severos y se hace muy difcil o imposible la integracin escolar y social del nio, as como la
integracin social y laboral del adulto que los padece.
Es fundamental el deseo del otro para comunicarse de forma prioritaria y emptica con el
nio o en un sentido amplio la persona que presenta un funcionamiento defensivo autstico,
comprendiendo y respetando sus temores pero sin ser cmplice de ellos, ajustndose a la
evolucin de sus defensas, buscando la forma de interesarlo en lo que le proponemos, y
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siempre teniendo ms en cuenta los intereses de l que los nuestros; esta actitud, facilita la
interaccin y permite el establecimiento de una rudimentaria alianza teraputica que es la
base en la que se apoya todo progreso teraputico y educativo del nio-adulto, no solamente
en el seno de una relacin profesional, sino tambin de ayuda y de crianza.CONCLUSIONES
Ante la deteccin de una situacin de riesgo evolutivo hacia un funcionamiento autista del
nio, no podemos esperar a que sea mayor para hacer el diagnstico, tampoco podemos
esperar sin intervenir teraputicamente, ni a los resultados diagnsticos, ni a la comprobacin
de su causalidad gentica que tambin debe investigarse. Todava menos, esperar a que
aparezcan tratamientos genticos y biolgicos eficaces. La realidad es la existencia de una
situacin de riesgo que se puede cambiar y una evolucin patolgica y gravemente
discapacitante, que en muchos casos, se puede evitar. Los tratamientos que dan mejores
resultados, (que pueden cumplir entonces una funcin preventiva primaria y secundaria,
evitando en muchos casos la aparicin y el desarrollo del funcionamiento autista), son los
que se realizan con los padres durante la gestacin, en el primer semestre de vida del nio y
si no es posible, dentro de su primer ao de vida. Un tratamiento psicoteraputico adecuado
basado en la interaccin precoz padres-hijo, ayuda a modificar su estilo interactivo,
interrumpiendo el proceso evolutivo autista patolgico, (proceso de graves consecuencias)
permitindole al nio un desarrollo sano y normalizado en gran nmero de casos.
BIBLIOGRAFA
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Boddaert, N.; Chabane, N.; et al. (2004): Superior temporal sulcus anatomical abnormalities
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