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  • MSociolgica, ao 19, nmero 54, pp. 289-294Enero-abril de 2004

    Pensando y actuando en el mundo. Ensayoscrticos sobre la obra de Hannah Arendt,

    de Marco Estrada Saavedra, ed. y trad.*

    reseado por Carolina Espinosa Luna**

    ediante diversas lecturas en torno al pensamiento terico-polticode Hannah Arendt, esta coleccin de ensayos brinda al lector la opor-tunidad de conocer y profundizar, de manera polmica, en la obra

    de esta autora judeo-alemana.Pensando y actuando en el mundo resulta, por varias razones, un texto muy

    oportuno tanto para los crculos acadmicos como para los polticos. La primeraes que si bien las obras ms importantes de Arendt se han publicado en espaol,su pensamiento poltico y filosfico ha sido poco estudiado en las institucionesacadmicas de Mxico, Amrica Latina y Espaa. La imagen de Arendt en nuestroentorno cultural tiene un marcado sello anglosajn. Por lo tanto, hacen falta ex-gesis de su obra generadas desde estas latitudes y, para este fin, ser muy til lapercepcin alemana sobre Arendt, ya que permitir enriquecer nuestra propiainterpretacin.

    La segunda razn es que esta publicacin ofrece una alternativa para pensarla poltica en el medio intelectual y acadmico mexicano, donde predominan lasconcepciones instrumentales e institucionales de la poltica, que van desde los es-tudios basados en el rational choice hasta el neoinstitucionalismo. En cualquierade esos casos est ausente la dimensin normativa de la poltica, lo cual empobrecenuestro anlisis y comprensin de los fenmenos polticos.

    Un tercer argumento a favor de esta compilacin se relaciona con el constantecuestionamiento al que se ve sometida la poltica en las sociedades contempo-

    * Marco Estrada Saavedra, ed. y trad., Pensando y actuando en el mundo. Ensayos crticos sobre la obrade Hannah Arendt, Universidad Autnoma Metropolitana, Azcapotzalco-Plaza y Valds, Mxico, 2003.

    ** Becaria en el Centro de Estudios Sociolgicos de El Colegio de Mxico.

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    rneas. Me refiero en especfico a fenmenos como el desinters ciudadano porlos procesos polticos institucionales, a la perversin de los argumentos por partede las elites polticas o a la incapacidad de las instituciones de resolver todas las de-mandas que se plantean en los espacios informales de deliberacin. Estos fenme-nos indican que es necesario buscar el sentido de la poltica, tarea a la que seavoc Arendt y que retoman de manera crtica los autores de este tomo. Estacoleccin contribuye a repensar la poltica en trminos de su sentido y de la for-ma en que se expresa en los espacios pblicos de deliberacin, donde diversostemas de nuestras sociedades globales a menudo son problematizados por acto-res polticos.

    Respecto al contenido de este tomo, una de sus caractersticas principales esla pluralidad, pues los ensayos tratan por igual temas referidos a la polis que a lavida del espritu; por ejemplo, el carcter ocasional de la poltica, la contingenciade la accin y su intersubjetividad, la relacin entre accin poltica e institucionespolticas, la ruptura con la tradicin, el sentido comn, la tica y los espacios p-blicos. Otros problemas que se analizan en el libro son: las categoras de la vitaactiva en la modernidad tarda; el pensamiento filosfico de Arendt, su concepcindel sujeto y la pertinencia de la misma para revisar algunos temas contempor-neos y globales; la construccin de la crtica del juicio poltico en su pensamien-to; los alcances y lmites de su concepcin del poder; el significado de la natalidad;la relacin entre poltica y sociedad; la posibilidad de una nueva tica poltica,as como el papel de la narracin y el juicio para darle sentido a la accin.

    stos son slo algunos temas generales que componen esta coleccin, variosde ellos bastante polmicos. Por ejemplo, ya hablar del pensamiento filosfico deArendt no deja de causar cierta sorpresa, en particular para quienes siguen elplanteamiento de nuestra autora y saben de su distanciamiento con la filosofa.Por el contrario, para aquellos que piensan que la propuesta de Arendt no puedeser entendida en otros trminos que no sean filosficos, no dejarn de sentircierto resquemor ante ensayos como el de Claudia Lenz o el de Wolfgang Heuer,quienes plantean de manera convincente que las categoras y la propuesta arend-tiana se traducen en un anlisis poltico de las sociedades contemporneas. Algoparecido ocurre cuando la propuesta de Arendt se aborda en trminos morales.Entre los estudiosos de su obra se encuentran los que plantean que el pensamientode Arendt est desprovisto de toda base normativa, aqu se ubica Wolfgang Kersting,para l, dicha ausencia es uno de los principales blancos de crtica a la concep-cin del poder de Arendt. Por otro lado estn los que consideran que la obra arend-tiana abunda en contenido normativo, entre ellos Roland Schindler, quien sealaque la ruptura que signific para Arendt el enfrentamiento con el fenmeno to-talitario la llev a formular una tica poltica.

    Con el fin de ofrecer al lector una visin ms puntual, prosigo a una breveresea del contenido de cada uno de estos artculos.

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    En su ensayo El significado poltico de la natalidad en la obra de HannahArendt, Hans Saner plantea que en el pensamiento de la autora judeo-alemanala gnesis de la natalidad, como categora poltica, surgi con la experiencia delHolocausto. Esto la condujo a buscar nuevas formas de entender la poltica quedieran cuenta conscientemente de un rompimiento con la tradicin filosfica,teolgica y cientfica. Arendt no encontr esta nueva concepcin de la poltica ensus maestros y padres intelectuales (Husserl, Heidegger, Jaspers, Schelling, Kierke-gaard y Nietzsche), sino en la filosofa de san Agustn, bsicamente en una reinter-pretacin poltica de la explicacin agustiniana de la creacin del hombre. Trasun minucioso anlisis argumentativo de Arendt sobre san Agustn, Saner sugiereque el camino seguido por la pensadora la conducira a concebir la natalidad comola capacidad de iniciar algo nuevo en trminos polticos, en y para el mundo. Sinembargo, segn el autor, Arendt entiende a la natalidad de un modo tan radicalque esa capacidad de iniciar algo nuevo desde la accin poltica hace que sta que-de arrojada por completo a la arbitrariedad y a la contingencia, ya que la accinpoltica no puede producir sino sorpresas: lo nunca antes visto. No obstante,dicha arbitrariedad puede regularse mediante el intercambio de juicios polticosen los espacios pblicos. Empero, al definir y delimitar estos espacios en funcinde relaciones basadas en el ejercicio de la libertad y exentas de dominacin, Arendtexcluye los aspectos sociales como la educacin, la ciencia o la economa de ladeliberacin poltica. En otras palabras, le otorga un carcter de excepcionalidadal ejercicio de la poltica y deja muchos mbitos de la vida social despolitizadospor completo.

    En su ensayo, El fin o la apoteosis de la labor? La vida buena y la labor enla modernidad tarda, Claudia Lenz desarrolla una crtica a las sociedades con-temporneas mediante una revisin del significado que ha cobrado la categorade labor en las mismas. Durante el fordismo hubo un predominio del animal la-borans, que se manifiest en una reorganizacin social basada en el crecimientoeconmico; cuando este modelo entr en crisis se puso en entredicho la funcingeneradora de identidad y de sentido de una sociedad que se pensaba a s mismaen trminos fundamentales como sociedad del trabajo, lo cual afect todos lordenes de la vida social (incluso la identidad individual misma). Se evidencientonces la necesidad de un proceso de reflexin (colectivo, plural e incluyente)para reconsiderar los significados y valores de las categoras de la vita activa, esdecir, de la labor, el trabajo y la accin. Por otro lado, Lenz hace una aportacinimportante al advertir que dichas categoras no pueden ser consideradas comosi existieran de facto en estado puro; ni tampoco se les puede ordenar por jerar-quas entre ellas mismas o en relacin con la vita comtemplativa, sino verlas ensu conjunto como expresin de la realizacin de la existencia activa de los hom-bres. Me parece pertinente esta observacin, ya que algunos exgetas del pensa-miento arendtiano consideran que la accin predomina sobre la labor o el trabajo,

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    cuando en realidad slo el equilibrio y el plexo constitutivo de las tres categorascrea las condiciones que permiten el ejercicio de la poltica.

    En el ensayo intitulado Hannah Arendt y las teoras del poder, WolfgangKersting realiza un lacnico repaso por las teoras subjetiva y sistmica del poder,y analiza la categora de poder en la obra de Arendt. El autor propone que la pen-sadora alemana se apoya en la distincin aristotlica entre poiesis y praxis paraelaborar un novedoso concepto comunitario de poder que descansa en relacionesconsensuadas, las cuales se manifiestan en el discurso. No obstante, este conceptode poder se corresponde con la ausencia del mismo, tanto en su dimensin ins-trumental, como en toda pretensin de verdad, y ste queda desprovisto de esque-mas comunes de interpretacin al grado de casi negarse la posibilidad de entendi-miento en el espacio pblico. Por otro lado, el poder as concebido se distingueno slo de la violencia sino de cualquier forma de institucionalizacin de la pol-tica y, como consecuencia, no permite establecer diferencias entre la dominacinlegtima institucionalizada y el uso ilegtimo de la violencia. Lo anterior conducea Kersting a una propuesta en trminos de una teora intersubjetiva del poderque propicie el entendimiento en contextos comunes de interpretacin.

    Un intento por traducir los conceptos arendtianos al anlisis de las sociedadescontemporneas es sugerido en el ensayo Interhumanidad, el nuevo papel delsujeto en la teora poltica de Hannah Arendt, de Wolfgang Heuer. El acadmicoalemn seala que la experiencia de Arendt como forastera entre las culturasjuda y alemana despert su inters por la interhumanidad; adems, el hecho deque su crculo de amigos ms cercanos se incorporaran al rgimen nazi, gener enella una sensacin de vaco que le revel el significado de las relaciones humanas.

    Para Arendt, hablar de sujetos implica hablar de un inters constante por losotros, de preocuparse por los dems: tener la disposicin de actuar concertada-mente (es decir, de no encerrarse en el conformismo o en ejercicios de introspec-cin) y de asumir la responsabilidad de los propios actos. En este sentido su con-cepcin del sujeto no debe desligarse del entramado de relaciones sociales (librese iguales) que se tejen entre los individuos, ya que stas son la nica garantaque existe contra la prdida del mundo (p. 99) y se manifiestan en fenmenospolticos como el de los movimientos sociales. Por otro lado, en trminos de lo ins-titucional, estas relaciones sociales pueden ampliarse en un sentido federalista yoponerse al principio tradicional de la soberana (que excluye las relaciones dis-cursivas) y de la nacin (que niega la pluralidad).

    Heuer seala que a partir de la concepcin del sujeto en trminos de la inter-humanidad es posible comprender algunos fenmenos de la poltica contempor-nea como la discriminacin racial, la desobediencia civil, la unificacin de laUnin Europea y la guerra en Medio Oriente. Lo anterior obliga a modificar elconcepto corriente de la poltica, y que en lugar de identificarla con la adminis-tracin se deben abrir espacios de discusin y accin donde se establezcan redeshorizontales de relaciones.

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    Roland Schindler, en su ensayo Del diagnstico de la ruptura de la civiliza-cin, hacia un nuevo inicio en la tica poltica, plantea que el anlisis de Arendtsobre el fenmeno totalitario es el de una ruptura de la civilizacin, y compren-derlo la condujo a formular una tica poltica. Tal aseveracin no deja de serarriesgada, ms an porque con frecuencia se cuestiona a la pensadora judeo-alemana por proponer un planteamiento carente de fundamentos normativos.

    La tica de Arendt es la de un reconocimiento de aquellos que han sido excluidosde las sociedades, as como la plenitud de los seres humanos en tanto son capa-ces de concebir a sus semejantes en los mismos trminos. La tica del reconocimientotambin considera que existe un marco normativo donde los sujetos pueden serjuzgados por sus opiniones y acciones individuales, es decir, hay un reconocimien-to recproco de los derechos en un sistema jurdico.

    Esta tica del reconocimiento concuerda con la teora de Arendt sobre la do-minacin totalitaria, la cual, a diferencia de las teoras del totalitarismo, suponela imposibilidad de normalizar e historizar Auschwitz (p. 12).

    En relacin con los temas de la vita contemplativa presentes en esta coleccin,est el ensayo de Dag Javier Opstaele, La pregunta por el sentido del ser o sobrela concepcin de la filosofa en la obra de Hannah Arendt. En una arriesgadapero convincente exgesis del pensamiento arendtiano, el autor seala que sibien ella rechazaba ser considerada como filsofa, nunca conden por completoa la filosofa; en todo caso pugn por su renovacin y por despojarla de su conte-nido metafsico. En este sentido, Opstaele afirma que es posible concebir el pen-samiento de Arendt en trminos filosficos, como una hermenutica poltica-fenomenolgica. En efecto, mientras que la metafsica se ha ocupado por el sentidodel ser en funcin de la verdad, para la filosofa arendtiana este concepto se tradu-ce al significado de la accin histrico-poltica sta, desprovista de todo contenidometafsico, es decir, carente de toda pretensin de verdad, queda expuesta a lacontingencia. En tal situacin, el filsofo asume el papel de dotar de sentido ysignificado a la accin mediante la narracin.

    Una de las ms brillantes exgesis del pensamiento arendtiano ha sido, sinduda, la de Ernst Vollrath, quien en esta ocasin nos ofrece su ensayo La crti-ca del juicio poltico de Hannah Arendt. Como es sabido, el juicio poltico consti-tuira la tercera parte de La vida del espritu, y sera la clave para superar unaserie de aporas en la obra de la pensadora, pero el texto qued inconcluso debi-do a su muerte. Despus de un recorrido por los momentos intelectuales que guiarona Arendt a plantear la necesidad de una teora del juicio poltico, Vollrath postulaque ella manifest algunas ambivalencias en su obra relacionadas con la auto-noma y con la ocasionalidad del juicio. Debido a su formacin cultural, Arendtentenda la poltica como un momento fulgurante, no cotidiano; pero en otrasocasiones transitaba de una concepcin activa a una contemplativa respecto alejercicio del juicio. Pese a ello, el juicio poltico en Arendt puede ser caracterizado

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    segn su representatividad; es decir, en ste siempre estn presentes de algnmodo los juicios de los dems. En ese sentido, el juicio se realiza pblicamentey requiere la pluralidad de opiniones de los otros, as se configura la racionalidadde lo poltico. Otra caracterstica del juicio es que (a diferencia de la phronesis deAristteles) no necesita una comunidad de hombres virtuosos ni paradigma algu-no preexistente; es decir, opera en un sentido postradicional, tiene su propialgica de funcionamiento y la capacidad de crear sus propios criterios. Por lti-mo, el autor seala que el juicio reflexivo es el verdadero sentido comn en tantoque es el sentido para el mundo comn a todos (p. 196).

    El ltimo ensayo de esta coleccin, Decir cmo fue: el juicio y la narracinen la obra de Arendt, es una aportacin del editor y traductor de este libro. MarcoEstrada Saavedra seala que la narracin es la expresin del juicio reflexivo, conla cual se articula el sentido de la accin.

    Durante el siglo XIX y XX las filosofas de la historia y de las ciencias sociales sehaban ocupado de la accin, pero sin tomar en cuenta la contingencia y la plu-ralidad de los hombres. Las primeras porque subordinaban la accin a un ordentrascendental-teleolgico, y las segundas porque, en su afn positivista de identi-ficar las regularidades empricas, anularon las diferencias entre los diversos tiposde actividades humanas. Ahora bien, cmo se puede comprender la historia sinechar mano de una instancia metafsica o de alguna teleologa y, al mismo tiempo,respetar el carcter contingente de la accin? A esta pregunta el autor respondeque mediante la narracin juzgante. En la narracin los hechos que constituyenla accin adoptan una forma coherente y plena de sentido. Para poder realizaresta articulacin es menester la precomprensin del mundo de la accin, o sea,entender los elementos que anteceden a la narracin y que son inherentes a laaccin, a saber: la capacidad de iniciar algo nuevo (la natalidad); la concienciade la propia muerte y el entramado de relaciones generado en los espacios pbli-cos, en los cuales tambin participa el narrador de la accin, es decir, el storyteller.Este ltimo es el responsable de construir la narracin dndole forma a las pala-bras y actos de los actores, a quienes durante el relato se les adjudica una identidadpblica. Para llevar a buen trmino esta empresa, el storyteller deber realizaruna abstraccin del mundo de las apariencias y construir a partir del pensamien-to, la imaginacin y la memoria, la narracin mediante el juicio reflexivo.

    Por ltimo, el autor seala lo que considera son las contribuciones cognitivasdel juicio reflexivo: el reconocimiento fenomnico de las diferencias, la construc-cin de conceptos por medio de ejemplos y la construccin de narraciones.

    En resumen, ste es un trabajo con planteamientos originales y de primernivel; adems, su precisa traduccin facilita una lectura comprensiva de los textos.


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