dos generaciones de violencia en el teatro colombiano. gustavo andrade rivera

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  • 8/6/2019 Dos Generaciones de Violencia en El Teatro Colombiano. Gustavo Andrade Rivera

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    DOS GENERACIONES DE LA VIOLENCIAEN EL TEATRO COLOMBIANO

    CONTEMPORANEO

    Sueleaflrmarse con frecuenciaque,dentrode la produccinli -

    terariacolombiana,el teatro representaun gneroescasamentecul -tivado.Si ciertoes que no existiexpresinteatral prebispnicapor -que la culturachibchaera una culturanacientey. por ello,no llega plasmarseen formasdramticas,las investigacionesrealizadasporFernandoGalvisSalazardemuestranla existenciade msde cuatrocien -tos autoresteatralesa lo largode los tres siglostranscurridosdesdelaaparicindc la primeraobra teatralcolombiana.Laurea Crtica, deFernandoFernndezde Valenzuela,en el sigloxvii, a finales del cualFernando de Orbea escribe la conquista de Santa Fe, que puede serconsiderada como la nica obra dramtica que produjo Espaa en elReino de Nueva Granada, pero cuyos errores histricos, geogrficosy psicolgicos hacen evidente que su autor nunca estuvo all.

    El resto de la colonia transcurre sin que la dramaturgia adquieravigencia alguna, surgiendo el teatro, como actividad generalizada, conla independencia y gracias a la produccin de Luis Vargas Tejada(1802-1829) y Jos Fernndez Madrid (1789-1830).A mediados delsiglo xix se inicia un movimiento de tono humorstico encabezadopor Jos Mara Samper (1828-1888),pero como en el fondo de lamentalidad chibcha-espaola alienta el dolor, coincidiendo con el cam -bio de siglo mucre cl costumbrismo y renace el dolor como motivoartstico con Lorenzo Marroqun. Al iniciarse el siglo xx aparece el

    autor de mayor trascendencia en los primeros aos del mismo, Anto -nio Alvarez Lleras (1892-1956),de cuya produccin, que incluy unagran diversidad de gneros y temas, slo sc han conservado dos ttu -los: El virrey Sals y Vboras sociales, que muestran una indudableinfluencia de Linares Rivas.

    En 1896nace el autor ms fecundo de nuestro siglo, Luis Enrique

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    Osorio, cuya primera obra se estrena en el Teatro Municipal de Bo -got en 1917.Durante cincuenta aos, hasta su muerte, Osorio escribems dc cuarenta obras, casi todas estrenadas, que abarcan los gnerosms diversos: comedia frvola, sainete costumbrista, comedia musical,

    drama y tragedia. Como director realiza tambin una amplia labor,gran parte de la cual desarrolla con su propia compaa, la CompaaBogotana de Comedias, cuya finalidad era presentar obras de ambientenacional interpretadas por artistas colombianos. Al ser demolido elTeatro Municipal de Bogot, donde actu largamente como autor, di -rector y empresario, Osorio construye el Teatro de la Comedia, concapacidad para ms de mil espectadores, que, debido a la falta deapoyo, se ve obligado a dedicar al cine para pagar los plazos de la hipo-teca. A pesar de sus frecuentes viajes a otros pases de Amrica, eincluso a Europa, Luis Enrique Osorio mantuvo una fidelidad admi -rable a los temas colombianos y. por ello, su influencia en el des -arrollo del teatro de su pas ha sido muy importante.

    Una breve enumeracin de los autores ms importantes de la gene -racin de Osorio ha de incluir a Osvaldo Daz Daz (1910-1968)y Ge -rardo Valencia (1911).Daz Daz dej ms de veinte ttulos, casi todossin estrenar, por lo cual, segn el crtico Jos Prat, poda conside -rrsele un autor novel a los veinticinco aos de escribir teatro, un tea -tro ambicioso y de autntico valor que refleja una sincera preocupacinpor los valores humanos y una gran calidad literaria. La produccinde Valencia es eminentemente dramtica y dentro de ella destaca Chon -ta, escrita en 1941,en que utiliza con gran acierto temas folklricosnegros.

    Las dos generaciones de dramaturgos posteriores a aquellos cuyaproduccin, sucintamente, hemos analizado, son las que dan ttulo aeste trabajo: dos generaciones de la violencia en el teatro colombiano.Antes de iniciar su estudio de una manera especial, quiz convengaque tracemos un esquema de la evolucin sociopoltica que lleva aColombia a desembocar en el fenmeno de la violencia.

    Ese fenmeno de la violencia tiene, desde que se inicia en elao 1930,un marcado tono poltico. En ese ao el partido liberal asu -me el poder interrumpiendo la continuidad de una larga hegemona delpartido conservador. Pero ese poder no puede ejercerlo libremente, yaque ha de enfrentarse a un parlamento mayoritariamente conservador.Ante esa situacin, el gobierno liberal no encuentra otra salida queceder a lo que Jorge Enrique Gutirrez Anzola define en su documen -lado libro Violencia y justicia, publicado en 1962. como sectarismoancestral, herencia de pasadas y gloriosaspocas..., inicindose en ese

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    momento un proceso que l describe con minuciosa y certera visin.Boyac y los Satanderes protagonizan los primeros episodios de

    la turbulencia poltica. Era necesario cambiar las mayoras parlamen -tarias, y sustituidas fueron despus de un tremendo forcejeo que dej

    muchas vctimas. Pueblos enteros, de predominio poltico conservador,habran de iniciar el xodo y acumular sobre sus conciencias el odiopor la accin represiva contra sus ideas,sus propiedades y sus vidas.Y ms adelante: .. . En el ao de 1946,nuevamente, por una escisinpoltica personal entre jefes, el partido liberal pierde el gobierno, ter -mina una hegemona que haba reemplazado a la conscrvadora en elao de 1930y otra vez asume el ejercicio del mando el partido conser -vador tal como ocurri en 1930,pero a la inversa, ya que las mayo -ras parlamentarias eran liberales y. por consiguiente, se encontrabala misma traba para gobernar. Y se revive la pasada historia por lapreponderancia del poder. Los resentidos desplazados quieren regresara sus pueblos, sus averiados intereses deben ser recuperados y el sec -tarismo renaciente pugna por ganar lo perdido, cabalgando sobre elmismo coeficiente del odio larvado... El forcejeo por las preeminencias.por los pequeos privilegios de sentido burocrtico, la fuerza de expan -sin econmica que tambin entra en juego pues ha creado nuevosintereses en el desarrollo creciente e impetuoso de los medios de pro -duccin y de cambio, enciende de nuevo la llama del odio y comienzaotra vez la persecucin: el homicidio, el arrasamiento, el robo y lainseguridad construyen elementos de ruina: los partidos se arman ya esta nueva etapa de la violencia que an no ha concluido se le da

    el nombre de guerra civil no declarada, trmino piadoso para disimu -lar el bandidaje armado que protagonizan las guerrillas constituidas,fsicamente, por grupos adversos. Esta violencia, mucho ms grandeen proporciones que la ocurrida en el ciclo anterior, le ha dejado alpas la prdida de muchas vidas y un retroceso evidente y costosisimoen su economa.

    Es importante sealar, como caracterstica de estas dos etapas deguerrilla-bandolerismo que, en realidad, no se luchaba por ideas con -cretas. Las dos grandes tendencias polticas no representaban para elpueblo, especialmente para las grandes masas campesinas, otra cosaque una tradicin basada en un sentimiento o un resentimiento here -dados. Se era conservalor o liberal, rojo o azul, sin que se supiera porqu, por simple y elemental emocin.

    La violencia, entonces, se puede resumir en dos fenmenos equiva -lentes en las dos etapas a que nos referimos: de 1930a 1946,los ban -doleros pagados por los liberales desplazan, asesinndolos en formas

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    brutales, incendiando sus casas y destruyendo sus sembrados, a loscampesinos conservadores. A la recproca comienza a ocurrir cuandoel partido conservador asume nuevamente el poder en 1946.Dos aosdespus, en 1948,se produce el bogotazo y Jorge Eliecer Gaitn es

    asesinado. Como consecuencia, los liberales se van al campo. Fn 1953 sube al poder Rojas Pinilla, que logra ejercer un fuerte control en todala zona de los llanos. A partir de la cada de Rojas Pinilla. en 1956,un nuevo elemento comienza a infiltrarse en la violencia colombiana.A la ausencia de ideologas concretas, al ansia de imponer la fuerzade un partido por adhesin incondicional a l y no a un programapoltico del que en realidad careca, comienzan a superponerse ideolo -gas polticas concretas de renovacin socioeconmica. El bandolerose transforma, claro que no en su totalidad pero s en un porcentajeestimable, en guerrillero poltico: un guerrillero que aspira a muchoms que a desplazar de sus tierras a un campesino del partido contra -rio, ya que su propsito es transformar las estructuras nacionales cadu -cas. Pero este fenmeno pertenece ya. en trminos generales, a la ltimaparte de la dcada del cincuenta y, de lleno, a la del sesenta, en la cualse inicia su descenso.

    Sentadas estas premisas, podemos retomar el tema teatral que nosocupa. En las dos generaciones que podramos distinguir en el teatrocolombiano cuyo estudio nos proponemos, aunque esa distincin sea,en realidad, ms cronolgica que estilstica o temtica, se manifies -tan, con caracteres definidos, la preocupacin social y la diversidadde formas en que esa preocupacin se expresa caractersticas del teatro

    colombiano actual. Si la primera de estas dos generaciones naci, segnafirma Carlos Castro Saavedra, bajo el signo de la violencia rural, y.por ello, su produccin refleja especialmente el mundo de la violenciaautoerradicado de los grandes centros urbanos, la segunda generacinhereda, en parte, la influencia de ese mundo y se libera en parte del para enfocar el de la violencia estable de los poderes constituidoscon un sentido ms analtico, quiz ms universal. En los aos sesen -ta, cuando esta segunda generacin comienza a producir, las guerrillasy el paralelo bandidaje han perdido gran parte de la vigencia que tu -vieran en los aos treinta, cuarenta y cincuenta. Camilo Torres hamuerto en su hermoso aunque quiz intil gesto de demostrar la auten -ticidad cristiana de su posicin revolucionaria. La violencia que pre -ocupa a los jvenes dramaturgos, la que dinamiza su rebelda, es laviolencia organizada de las oligarquias que se traduce en el manteni -miento de estructuras injustas, en el hacinamiento cada vez mayor degentes del campo en los ncleos urbanos, en la creciente alienacin

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    econmica e ideolgica de la burguesa y la clase media tpica, queintentan, desesperadamente, sostener las tradiciones que podran justi -ficar la detencin de los cambios que se imponen. En Colombia, unode los pases de ms fuerte tradicin catlica de Amrica de tradi -

    cin preconciliar, naturalmente, surge, por contraste lgico, un mo -vimiento cristiano de honda raz revolucionaria cuya figura mximaes Camilo Torres. Lo anterior la Iglesia sostenida en la alienacinsocial de sus jerarquas, no puede ser aceptado por los jvenes y.por ello, la dramaturgia joven lo combate de un modo especial.

    La primera de esas dos generaciones de la violencia en el teatrocolombiano contemporneo, de autores nacidos antes de 1930,la ejem -plificaremos, aunque con diversa amplitud, en cuatro autores: ManuelZapata Olivella (1920),Marino Lemos (1920),Gustavo Andrade Ri -vera (1922)y Enrique Buenaventura (1925).La segunda generacinquedar representada por Germn Espinosa (1938),Carlos Jos Reyes(19c1),Carlos Duplat (1941),Gilberto Martnez Arango y Jairo AnbalNio (1942).

    Manuel Zapata Olivella naci en Lorica donde el sol de la costaatlntica forj su personalidad espontnea y clida. Graduado de m -dico en la Universidad Nacional ejerci su profesin durante variosaos en Bogot.

    Desde muy joven inici Zapata Olivella su actividad literaria cola -borando en peridicos y revistas de la capital, tales como El Tiempo, El Espectador, Cromos, Estampa y otros. En 1943 realiz un largoperegrinaje por Centroamrica, Mjico y Estados Unidos y, ms tar -de, en 1952, visit Africa, Europa y Asia, recogiendo variadsimasexperiencias de vagabundo que ha dado a conocer en sus relatos. Supreocupacin por la investigacin y la difusin de los autnticos valo -res folklricos de Colombia se hizo patente en su participacin, juntoa su hermana Delia, en la organizacin de grupos de danzas negrascolombianas con los que realizaron largas giras. Recientemente ha ini -ciado importantes investigaciones en busca de los valores culturalesautnticos de su regin a travs de la recoleccin y el anlisis de losrefranes, los cuentos y las leyendas de la regin en que nacio.

    A partir de 1960,Zapata Olivellaconsagra mayor tiempo a la no -velstica cosechando sealados triunfos. Su novela En Chim nace unsanto, profundo anlisis psicosociolgico de las supersticiones religio -sas y de sus violentas derivaciones en el interior de Colombia, obtuvola primera mencin en el concurso de Novela Breve de Seix Barral,en Barcelona, y el segundo premio en el concurso Esso de novela.en 1961.Otra novela suya, Detrs del rostro, obtuvo el premio Esso en

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    1963.Su sano anhelo de exaltar, a travs de todos los medios a sualcance, los genuinos valores artsticos y culturales de su pas la llev,en 1965, a fundar la Revista Letras Nacionales, que ha constituido des -de entonces uno de los mejores vehculos de expresin para los escri -

    tores y artistas colombianos.La produccin teatral de Zapata Olivella se inicia en 1962 con

    El retorno de Cain, ganadora del segundo premio del Festival de Artede Cali. Ese mismo ao se estrenan otras dos piezas suyas, Los pasosdel indio y Caronte liberado, permaneciendo sin estrenar an Manga-longa el liberto y Hotel de vagabundos.

    Tanto en sus novelas como en sus piezas teatrales. Zapata Oliveflahace evidente su profunda preocupacin por el hombre discriminado,desposedo, reprimido en su libre expresin por la violencia de injus -tas fuerzas polticas, sociales y econmicas. Esta preocupacin la ejem -

    plificarn cii estas notas dos de sus obras: El retorno de Cain yCaronte liberado.En El retoTno de Cain Zapata Olivella desarrolla el tema bblico

    ajustndolo a la violencia rural de su pas mediante la introduccinde interesantes variantes. Abel, que no muri del golpe que le propi -nara su hermano, vive con Eva, su madre, y Claudia, su hermana me -nor, en un rancho perdido en el monte. Despus de ms de diez aosde ausencia, Cain regresa una noche al rancho que apenas reconoceconscientemente aunque en su subconsciente identifica cada detalle delmismo. Claudia se enamora de l, pero es rechazada en su ternura:

    CAIN. Por qu lloras? No quise hacerte dao. No comprendes.yo... Yo quisiera saber quin soy. Me desconozco ante m mismo, soy un extrao.

    CLAUDIA.Para m no. Te he estado esperando. Te vea en los troncosde los rboles y, cuando me apoyaba en ellos,el olor desu resma me emborrachaba. Pero t eres algo ms queun rbol. Tienes manos y tiemblas, igual que yo.

    CAN. Tengo manos y tiemblo. S, es cierto, pero cunto darapor no tenerlas!

    (~LAUDA.Qu te pasa? Por qu huyes de m?CAIN. No, no huyo de ti. Huyo de m mismo, de ini pasado.CLAUDIA.Pero si t dices que no sabes nada de tu pasado, para

    qu quieres ahora recordarlo?CMN. Necesito saberlo. Por m, por ti. Por Eva, que dice ser mi

    madre. Comprendes?

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    Eva y Abel tratan de convencer a Claudia de que Cain es su her -mano. Este se niega obstinadamente a aceptar la verdad. En el momentoen que Eva decide matarle, irrumpen en el rancho varios gamonalesenmascarados. Vienen en busca de Cain, pero no para matarle, sino para

    obligarle a que contine aterrorizando a los campesinos de la regln.CAIN. No alcanzo a comprender nada. Si no pretenden ma -

    tarme, qu quieren de ini?GAMONAL1. Matarte? No acostumbramos a degollarnos entre nos -

    otros.CAN. No entiendo.GAMONAL2. Los campesinos han vuelto a sus tierras y ya recogen

    la cosecha.GAMONAL3. Descenders de la montaa y sembrars de nuevo el

    terror.

    Cain intenta intilmente convencerles de que l no es el que bus -can. Finalmente, no tiene otro recurso que someterse. comprometin -dose a reunrseles en la noche, cuando furtivamente pueda salir de lacasa. Pero en la noche llegan los guerrilleros, amenazando dar fuegoa la casa si no les abren la puerta. Abel oculta a Cain en un socavonque haba hecho para ocultarse si alguna vez venan a tomar venganzaen l de los crmenes de su hermano. Los guerrilleros registran elrancho y descubren el lo de ropa que Caa haba preparado parahuir. Eva le promete entregarlo al capitn y desaparece con l en otrahabitacin. Al salir ambos de nuevo, el capitn da orden a su gentede soltar a Abel, a quien haban maniatado, y llevarse a la muchachaen cambio. Cuando queda sola con Abel. Eva le explica:

    EVA. El capitn la admira, la quiere. Su honra corre menos riesgoen manos de los guerrilleros que en las de tu hermano. Me ladevolvern pura cuando yo les entregue el cadver de Cain.Yo misma le matar. Nos uniremos a las guerrillas.

    ABEL.Ahora comprendo. Pero no... Ser yo quien le mate. Claro...Creer que no tengo el suficiente valor para hacerlo. Pero me

    sobrepondr. Es a m a quien corresponde.EVA. No es necesario. Prenderemos fuego al rancho.Ana,. Incendiar nuestra propia casa? No, aqu hemos nacido todos.

    All nuestro padre nos meca en la cuna. En este mismo sitioaprend de Cain a construir trampas. Asomada a esa ventanaClaudia ha pasado la mayor parte dc su vida. Si el rancho

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    ardiera perderamos este calor que nos une ms que nuestrapropia sangre. Tendr que matarlo.

    EVA. No temblars?ABEL.No. Ser fuerte. Pero cmo lo har?

    EVA. Espera.(Ev entra a la alcoba y sale con la quijada de

    burro, que entrega a ABEL.)

    Al salir l de all golpears con toda tu fuerza.ABEL. No es lo mismo que torcerle el cuello a una codorniz.EVA. Ms fcil. Ser como aplastar a un gusano.

    (ABELda unos pasos y se sita a la entrada delsocavn. EVAabre la puerta del socavn y dice convoz serena:)

    Cain, sal, se han marchado.

    (ABELparece vacilar y, finalmente, descarga el gol -

    pe. EVAse cubre el rostro.)La traslacin del tema bblico implica, en la pieza de Zapata Ol -

    vella, la identificacin de Cain con las fuerzas opresoras, con la vio -lencia organizada de los poderosos. La nica respuesta ante ella, paraAbel, es convertirse en un asesino. Despus de descargar el golpe con -tra su propio hermano, Abel no tendr ante s otro camino que el dela otra violencia, la de los desposedos. Y habr de seguirlo hasta elfin, hasta que muera o venza en l.

    En Caronte liberado la mtica figura se convierte en el guardincojo y tuerto encargado de conducir a los condenados al patbulo enuna prisin poltica. En ella Zapata Olivella coloca una serie de per -sonajes admirablemente trazados que, en la espera de la muerte, secomportan con absoluta coherencia de acuerdo con su psicologa. Elcrescendo dramtico se mantiene a lo largo de la pieza a travs desituaciones cabalmente logradas, hasta un sorpresivo final en el que justamente la psicologa del personaje central juego un papel decisivo.Al poner el revlver que privar de la vida al tirano en las manosdel ltimo prisionero, Caronte le dice:

    CARONTE.Piensa que ese camino que vas a recorrer estaba reservadopara conducirte a la muerte. No lo olvides.. - Necesit mu-

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    cErntiempo para penetrar la claridad. Prisionero de peque -eces, de catorce centmetros de pierna. Cun ciego estmi ojo que necesito tanta sangre para mirar! El herosmoy la ternura de dos mujeres han enaltecido mi pierna y mivida. Y creo que an seguira ciego si al maldito generalno se le ocurre decirme esta maana: Mdete esas botas.

    Si te quedan bien, qudatelas. Miserable!

    Marino Lemos, abogado de profesin, vincula sta a su produccinteatral insistiendo en temas jurdicos ntimamente relacionados con laviolencia que caracteriza a su poca. En su produccin destacan: Se

    prohben los vicios menores (1951),Bigamia oficial (1952), Sangre verde(1954)y Caf amargo (1964).Las dos ltimas representaron grandesxitos y provocaron fuertes reacciones. En la quinta funcin de Bigamiaoficial, en el Teatro Municipal de Bogot, a pesar de que AlvarezLleras haba dado el visto bueno a la obra, la Polica entr al esce -

    nario, rompi el decorado, tir el vestuario a la calle y sac al pblicoa culatazos. Abogado al fin, Lemos supo defenderse y obtuvo unafuerte indemnizacin por daos y perjuicios. Caf amargo, valientetestimonio de la violencia, obtuvo el respaldo del Club de Leones quecompr una funcin para el cuerpo diplomtico acreditado en Co -lombia.

    Gustavo Andrade Rivera, quiz el autor ms premiado en Colom -bia, desarrolla ampliamente el tema de la violencia rural a travs deobras realistas llenas a la vez de poesa y de una extraa mezcla dedureza, humor y ternura. Su primera obra, El hombre que vendatalento (1959),l mismo confiesa que es autobiogrfica: .. el hom -bre que vegetaba en provincia, mientras escriba y escriba a los peri -dicos de la capital cosas que nunca le publicaban, que tena que resig -narse a la menguada publicidad de los semanarios pueblerinos para quelo leyeran y lo incomprendieran los del corrillo del atrio, y que, cuandovino a Bogot, tuvo que luchar contra directores de diarios, de radioy de televisin, sin saber todava si gan la pelea. Y aade: Essta una obra sin pena ni gloria, aunque la quiero mucho por ser la

    primera y porque la mencin de honor que le concedi la CorporacinFestival de Teatro me dio nimos para seguir.

    Su segunda obra, Historias para quitar el miedo (1960),marca su

    entrada definitiva en el tema de la violencia. Al adjudicarle una men -cin de honor por ella, el jurado designado por la Corporacin Fes -tival de Teatro expresa que admir su noble posicin ante uno delos ms inquietantes problemas de la vida nacional contempornea.

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    En la acotacin inicial Andrade Rivera afirma: En Colombia, en loscampos de Colombia, se acab el valor. Como en los versos de GarcaLorca se acabaron los gitanos que iban por el monte solos, seacabaron los campesinos que iban por el campo solos; y el miedo hacontribuido a incrementar la violencia. Ese es mi punto de vista.

    En Historias para quitar el miedo, asunto teatral con un prlogoque antecede a las tres historias propiamente dichas, se refleja esemiedo de que habla el autor, pero se hace evidente tambin el valorcapaz de enfrentarse a la crueldad y la injusticia. El tema queda cla -ramente expuesto en la acotacin inicial del prlogo: Ningn deco -rado. Se realiza sin alzar el teln, por delante de l y a media luz.Campesinos que corren, que van y vienen de afn porque llegan losbandoleros y es la desbandada. Y apenas se inicia el dilogo se pro -duce el clima que el autor desea reflejar. A los gritos que le urgena abandonar sus tierras, a huir de los bandidos que se acercan, el abue -lo responde: Yo no corro. No estoy para trotes y menos para carre -

    ras en medio de la noche acosado por el miedo. Y cuando los otroscampesinos insisten en que no es el miedo lo que les mueve y se ofre -cen a llevarle en vilo, aade:

    ADUPLO. ... y si no corro esta noche no es por cuestin de pier -nas ni de pulmones. Entindanme bien. Y no hay peroque valga ni bandidos que ya llegan. No corro porqueesta tierra es ma. No corro porque esta casa es ma.No voy a estar huyendo todas las madrugadas sloporque a unos carajos se les ocurri andar hacien -do de las suyas. Salir corriendo es cobarda y es has -ta criminal. Tengo para m que esa gente prosperaporque nosotros, todos nosotros, llenos de miedo, lesdejamos el campo libre. Tengo para m que no nosmatan. Gernimo, si no corremos, si nos quedamos enlo nuestro bien sembrados como un estantillo... No nosmatan, Crisanto, si sabemos estarnos en lo nuestro, biendesafiadores como... como una vaca recin parida. Esosperros. Prudencio, porque son slo unos perros alhara -queros, no pasarn de olemos. A lo sumo, como hacentodos los perros, alzarn una pata, nos mearn los tobi -los y se volvern a su monte con el rabo entre laspiernas.

    GERNMO. Estamos solos,abuelo.

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    mATROC O L O M B iA N O C O N TE M PO R N EO121

    ABUELO. (Contando imaginariamente.) Uno, dos, tres, cuatro, cin -co.. - diez hombres solos.

    CRISANTO. Estamos desarmados.ABUELO. Si una escopeta sirve para matar un venado, tambin es

    buena para tumbar un bandido.PRUDENCIO.Ellos son muchos.ABUELO. El valor no se pone a contar cabezas ni municiones.GERNMO. De todas maneras es arriesgado.ABUELO. Puede que si..., pero tambin puede que no. Que no

    pase del puro miedo, de otra escondida ms en el monteo de la fuga definitiva para la ciudad, como si no fu -ramos los dueos de la tierra: los que tenemos el de -recho a caminara con la cabeza bien alta, contra el solsi es de da o contra la luna si es de noche.

    CRISANTO.Nosotros si nos vamos, abuelo.ABUELO. Pues buen viaje. Vayan tranquilos, que aqu los espero

    cuando les haya pasado el miedo.PRUDENCIO.Por lo menos, nos llevamos al nio.ABUELO. Cuando yo tena su edad, mi abuelo me cargaba para

    todas partes, en las buenas y en las malas horas, y conl aprend el sabor de los tragos dulces y de los tragosamargos. Deca que era para que me hiciera hombre.Ahora yo soy el abuelo y l es mi nieto. Conmigo hade estar, tambin, en las buenas y en las malas, paraque vaya aprendiendo a ser hombrecito.

    Se quedan solos el abuelo y el nieto. Y para quitarle el miedo,sin el cual el valor no tiene gracia porque sa es la gracia del valor,tener miedo y saber quitrselo cheencinia, el abuelo le cuenta treshistorias que resumen toda una larga serie de padecimientos, de ex -plotaciones y de amenazas, a pesar de las cuales, cuando ya elnieto se ha dormido, l afirma como para si. pero en realidad paratodos: . . comprend que el campesino es un hombre slo, desam -parado... y tuve miedo. Y pens en la fuga, pens en la ciudad... Perono inc fui. Aqu estoy. No me fui. No nos fuimos. Aqu estamos. Nonos fuimos ni nos iremos.

    Remington 22 (1961)refleja los extremos de violencia a que arras -traron a una alta proporcin del pueblo colombiano las divergenciaspartidistas. La descripcin de la escenografa lo hace evidente: Cor -tinas negras. Al centro, foro, dos atades negros. Bandera azul sobreuno. Bandera roja sobre el otro. Una corona en cada atad. En cada

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    corona cinta negra con letras blancas, muy legibles, que dicen, res -pectivamente, Gustavo y Jorge. Y en prrafo aparte: Gustavo yJorge son hermanos de padre y madre.

    Antes de escribir esta pieza, cuya accin l sita diez o quince

    aos atrs, al comienzo de la violencia (es decir, entre 1945 y 1950).Andrade Rivera se pregunt: Cmo escribir sobre lo que pasa enColombia sin caer en el sectarismo? Sin caer, sobre todo, en el nove -ln si es novela o en el dramn si es cosa de teatro? Mue -cos! Y aade despus: Aquello que de otra manera hara reir, porridculo, resulta en manos de muecos tremendamente trgico, lim -piamente trgico. Por eso en esta pieza, con excepcin de la Madrey el Padre, que son las vctimas del juego, el dolor puro, y del Grin -go, que es el ojo extrao que nos mira, los ojos extraos que seadmiran de nuestro peligroso juego de muecos, todos los dems per -sonajes son muecos.

    La historia es muy sencilla.Y es el padre quien se la cuenta a lamadre no porque ella no la conozca. sino para que la entienda entodo su trgico significado. Los dos hermanos haban crecido juntos.eran inteligentes, se queran, escriban muy bien. Pero:PADRE. Qu escriban nuestros hijos? Mentiras. Mentiras azules y

    mentiras rojas para los malditos peridicos de la capital. Men -tiras que all agrandaban, Como si fuera poco, all agranda -ban esas mentiras. Yo supe que algo malo empezaba cuandoGustavo dijo que iba a escribir para el diario azul, cuandoJorge replic que l era rojo y que tambin escribira en eldiario rojo. Supe que en ese momento empezaba algo queterminarla mal. La violencia empieza cuando los hennanos sedividen.

    Con agilidad cinematogrfica, que, por otra parte, caracteriza todala produccin de Andrade Rivera, desfilan ante el espectador todos losacontecimientos anteriores a la muerte de los dos hermanos: el des -arrollo de la violencia colectiva. A travs de ella se identifican elarma que le dio pbulo una vieja mquina de escribir Remingtondel ao 22, una Remington 22. y un fusil, smbolo de todos losque esgrimieron los rojos y los azules para destruirse entre s: un fusilRemington 22.

    Toda la produccin posterior de Andrade Rivera se orienta a ladenuncia de la violencia. El camino (1962)describe, con un sentidode farsa trgica, la historia de la violencia desde el paraso terrenalhasta la realidad actual colombiana, sin olvidar la bomba de Hiroshima.

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    Tras una serie de escenas en que, con verismo escalofriante, presentala crueldad de los bandoleros, la ridiculez de los investigadores oficia -les y la cobarda de los soldados, un nio, que ha visto morir a suabuela, a sus padres y a sus hermanas a manos de los bandoleros,nata al ltimo de ellos, al Lampio, un joven imberbe an. Esun disparo que tumba al bandido y que opera un cambio en el Nio.Ahora l, tambin, es un asesino. Llega hasta el cadver de Lam -pio y lo escupe y lo patea. Despus, frente al cadver de laAbuela, mientras lo contempla y piensa, se hace notorio que sigueavanzando el proceso mental del cambio. Hay un momento en quese tiene la impresin de que va a pateara, igual que hizo con Lampioantes. Sin embargo, an queda algo bueno en l y se conforma conexclamar, copiando casi exactamente la ltima frase del bandido:Era vieja y me pegaba. Despus, otea en la direccin de la ciudaden la que se fueron los campesinos desplazados, luego hacia elrumbo del monte elde los bandidos, contenipla el fusil, lo sopesa

    y, con decisin, toma este ltimo camino. Es otro colombiano msque tonia el sendero de la violencia.Dentro de la produccin posterior de Gustavo Andrade Rivera

    destacan Farsa de la ignorancia y la intolerancia en una ciudad de provincia lejana y fantica que bien puede ser sta (1965): El propioveredicto, stira de la justicia militar, y Farsa para no dormir en el parque (1966).Y seguir escribiendo, porque su preocupacin por elhombre, y especialmente el hombre colombiano, el que es vctima dela violencia o el que la ejercita irracionalmente, permanece viva en l.

    Enrique Buenaventura cs. dentro de su generacin, el autor quela vincula ms estrechamente a la de los autores ms jvenes. Sulabor teatral abarca la actuacin, la direccin y la dramaturgia, aspec -tos estos dos ltimos los ms importantes de su carrera, que ha valo -rizado con extraordinaria penetracin, ubicndola certeramente en sucoyuntura histrica, Gabriel Mara Flres Arzays. En el prlogo altomo Teatro, de Enrique Buenaventura, publicado por Ediciones Ter -cer Mundo, en 1963,escribe: . . Evitando las evasiones fciles y bienremuneradas, Buenaventura ha demostrado un tesn y una honestidadartstica, un deseo de superacin y una confianza en su propia voca -cin, poco comunes entre nosotros. Si el estilo es el hombre, la obrade Buenaventura revela impresionantemente su misma personalidad.

    No improvisa. Largos y muy duros aos de peregrinar por los cam -pos de la filosofa, de la pintura, de la literatura y el teatro, perosobre todo una aguda y angustiosa percepcin de la condicin humanahan dado madurez a sus inquietudes dramticas. Su labor es ca-

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    liada, tesonera y exigible.Es, como l lo confiesa, una aventura y undrama. Cree en la capacidad original del pueblo para percibir el arte,para apreciarlo y vivirlo. Sus representaciones las comprenden y ex -perimentan hasta los no iniciados: sus colaboradores son personasmodestas sin la pedantera de los que se autodenominan profesionalesdel teatro, pero en cambio han sabido someterse a la disciplina de

    una escuela de arte dramtico que se presenta discretamente comoTeatro Experimental de Cali.Con una mezcla de bohemio y de mon -

    je, con una tremenda dosis de vitalidad humana, Buenaventura encar -na en s y en su obra un serio sentido de lo trgico y un exquisitosentido del humor. Requiem por el Padre Las Casas y En la diestrade Dios Padre son obras que hablan elocuentemente al respecto. Esun profundo respeto por los valores humanos lo que le da la mayorautenticidad a su teatro...

    En realidad, el teatro de Buenaventura no refleja,en general, laviolencia en el sentido en que es objeto de este anlisis. Sin embargo.la violencia de los conquistadores espaoles, que l presenta en el Requiem por el Padre Las Casas, no podra ser uno de los grme -nes de la violencia actual? En la diestra de Dios padre, presentadapor l con su grupo del T. E. C., en 1960,en el Festival del Teatrode las Naciones, en Pars, obtiene un clamoroso xito de crtica y depblico. Esta pieza es una adaptacin suya del cuento homnimo deToms Carrasquilla. y sus personajes, enfocados por l con profundaternura, resultan plenamente humanos y su lenguaje es autnticamentepopular.

    La tragedia del rey Christophe, que obtuvo el Primer Premio La -tinoamericano en el concurso convocado en 1963por el Instituto In -ternacional del Teatro, es un profundo drama poltico. El paso delesclavo a la condicin de hombre libre y la evolucin de un pas co -Ionizado a la condicin de pas independiente son analizados y pre -sentados por Buenaventura con sorprendente veracidad. En unas pocasfrases, al fmi de la obra, Buenaventura resume su tesis de que slola participacin plena del pueblo en esos procesos, imponindose a laalienacin y al mimetsmo de los falsos dirigentes, puede garantizaresa libertad y esa independencia. Casi solitario en lo alto de sufortaleza, asediado por las tropas rebeldes, sabindose traicionado porlos negros que se haban vendido por titulos nobiliarios europeos.

    Christophe pregunta a uno de los pocos leales que le quedan:

    CHRISTOPHYDime, Vastey, no podremos hacer jams un granpas negro?

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    VSmv. S. pero no con los Mermeladas ni con los Limo -nadas.

    CHRSTOPHE.Con quin?VASTEY. Con los cortadores de caa de las plantaciones, con los

    negros de los talleres...

    En la ltima obra de Enrique Buenaventura a que nos referiremos, La trampa, utiliza una tcnica eminentemente brechtiana. La accintiene lugar en un pas centroamericano, en una de las llamadas Ba -nanas Repblicas, a fines del siglo pasado, seala en la acotacininicial. Su protagonista es el presidente Ubico, sobre el cual aclara:Como todo el mundo sabe, Ubico existi y fue dictador en Guatemala.Del Ubico histrico yo no he tomado ms que el nombre. El Ubicode la pieza tiene algode todos nuestros grandes dictadores y caudillos.Y. en efecto, en l se resumen todos, los que han sido, los que sony los que an sern, aunque no por mucho tiempo.

    Enrique Buenaventura posee la madurez que corresponde a suedad y experiencia y, a la vez, la fuerza y la osada que caracterizana la generacin ms joven de dramaturgos colombianos actuales. Comorepresentativo de ella mencionaremos, en primer trmino, a GermnEspinosa.

    Germn Espinosa ha cultivado preferentemente la poesa, el cuentoy la novela. Los cortejos del diablo (1971)hace patente su gran capa -cidad en este ltimo gnero, situndole como uno de los ms impor -tantes y prometedores novelistas jvenes de nuestro continente. Aun -

    que slo ha escrito unas pocas piezas teatrales, ellas justifican suinclusin en estas notas. En algunas de ellas, como en El Basileus(1965).desarrolla temas del teatro clsico griego,pero enfocndoloscon un sentido satrico que los renueva y acerca a los problemaspoltico-sociales de la actualidad colombiana. En El arca de la alian - za, del mismo ao, crea una situacin futura al situar su accin enuna nave espacial cuya misin es transportar a otro planeta lasmuestras ms representativas de la cultura dcl nuestro para salva -guardaras de la destruccin que las amenaza. En el desenlace de lapieza, tres siglosdespus de su accin inicial, estalla en la nave larevolucin que destruir la tradicin que aquellas muestras repre -sentan.

    Carlos Duplat escribi, en 1963, su primera obra, Un hombrellamado Campos, de marcado contenido poltico. En su produccinposterior, dentro de la cual destaca Los hombres de la basura, con -tina su lnea de enfoque realista, pero con una mayor amplitud so-

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    ciolgica. Gilberto Martnez Arango tiene en su haber varios ttulos,entre ellos El poder de un cero, El grito de los ahorcados, La hapa, El horscopo y El bal. Se inicia con un teatro eminentemente rea -lista en su planteamiento y evoluciona a una mayor apertura temticay tcnica en Los Mofetudos, farsa en la que ridiculiza con agudosentido critico las costumbres sociales,enfrentando las ms amargasrealidades con la frivolidad que inspira la preocupacin aparente delos que son ajenos a ellas.

    Dos autores ejemplificarn, ampliamente, la segunda generacinde la violencia en el teatro colombiano a que nos estamos refiriendo:Carlos Jos Reyes y Jairo Anbal Nio.

    En 1962,Carlos Jos Reyes escribe Bandidos, que subtitula Farsade una guerra de nunca acabar. A pesar de su ttulo, los bandidos noaparecen nunca, aunque las muertes que se producen a lo largo dela pieza muertes por ria de juego o por lgica reaccin individual

    ante la explotacin, son atribuidas por las autoridades locales el juez y la polica, a los bandidos. La pieza es una historia sencilla.la de un pueblecito cuyas injusticias son ejemplifradas por dos situa -ciones paralelas de dependencia: la de Elosa, maltratada y explotadapor su ta Mara Juana, y la de Caresapo, aprovechado como cargue -ro por el comerciante don Silvestre. La presencia de los bandidos,anunciada obsesivamente por Blanco. cantor de la desesperanza.pesa como un signo fatalista sobre el pueblo, donde la gente bebe. juega, trabaja y come cuando puede. Marcos, el jugador, mata pordiscusiones de juego a Felipe, el carpintero. La prensa y la radio

    locales atribuyen esa muerte a los bandidos.JERNIM O.Fuiste t, Blanco, el que les dijo que haban sido los

    bandidos?BLANCO. Acaso Marcos no es. de ahora en adelante, hasta la

    hora de su muerte un bandido? Los bandidos se escon -den en todas partes. Estn en las ciudades y en lospueblos. Escondidos tras los rostros ms apacibles, pro -tegidos por los apellidos ms sonoros, agazapados traslas esquinas ms silenciosas.

    (Entra entonces el comerciante.)

    SiLVESTRE.Nadie quiere comprar nada?JERNiMO.Escucha, comerciante. T crees que no necesitamos mu -

    chas de las cosas que llevasen tu carreta? Piensas que

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    yo no necesito, por ejemplo, buenas herramientas paraarar el campo? (Como para st) Qu puede pensarse deun pueblo donde los unos se pasan el tiempo mirandohacia arriba como si contaran las estrellas, mientras otros

    se limpian el sudor y. humillados, desposedos. con lasmanos vacas y la garganta reseca, corren a unirse a losbandidos? No te extrae, comerciante, que de un mo -mento a otro nos arrojemos sobre tu carreta y la deje -mos tan limpia que parezca un esqueleto abandonado enmedio del monte. Unos se van, otros renuncian a trabajaren paz otros se vuelven bandidos, pero todos siguenviviendo ah, como animales. Yo creo que nos estamosaburriendo. T crees que los bandidos estn ah pordeporte? Yo mismo, cuando levanto el azadn sobre latierra pienso: iCunto valen mi sudor y mis msculos...!Y siento deseos de transformar el azadn en un arma.

    En su anhelo de felicidad. Caresapo y Elosa huyen, respectiva -mente, de don Silvestre y de su ta. Sc encuentran en el bosque. Antela prdida de su esclavo, don Silvestre acepta a Blanco para quearrastre su carreta, prometindole, como pago, llevarle hasta el lugardonde estn los bandidos. Pero Blanco, en la soledad de los caminos,decide cambiar la desesperanza por el dinero concreto del explorador.Le mata y regresa al pueblo con la carreta y el dinero. Al encon -trarle Jernimo en posesin de esas cosas le amenaza:

    JERNIMO.Voy a denunciarte. Aunque tambin es verdad.. - Antequin? Ante qu clase de justicia? (Se oye un disparoa lo lejos.) Los bandidos?

    BLANCO. Qu bandidos se interesaran por este pueblo?JERNIMO. Hace poco yo dije lo misma... Escchame, Blanco. Yo

    no puedo entender muy bien lo que est pasando. peros s que todo lo que est ocurriendo tiene que ver con -migo, con todos. Nos traen nuevas leyes,nos ponen dis -tintos nombres... Hay que tomar un partido, no s, haceralgo, pero no podemos permanecer con los brazos cruzadossi nuestros nombres se usan aqu y all como si fueranobjetos. Los campesinos no pueden seguir as, dobladassobre la tierra y mirando a lo lejos con un estupor im -bcil.

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    Mientras persigue a Marcos, que ha escapado de la crcel, elJuez encuentra a Elosa y Caresapo en el bosque. Ante su incapaci -dad para explicar adecuadamente dnde viveny cmo se llaman, elJuez les acusa de bandidos y les arresta. La autoridad puede ya jus -

    tificarse. En la crcel comienzan a razonar. Comprenden que ellosno importan nada, que algo ms grande que ellos mismos les hallevado all porque tal vez les considera culpables de algo que nisiquiera conocen. Descubren que slo puede ser libre el que tienefuerza. Abren los ojos, toman conciencia.

    La escena final resume la tesis de la pieza. Jernimo y Matas, elsepulturero, aprovechando que cl polica duerme, le amordazan y atanlibertando a Elosa y Caresapo.

    CARESAPO.Pero los van a meter a la crcel a ustedes... No se dancuenta de lo que estn haciendo?

    JERNIMO.Claro que nos damos cuenta. Acaso no somos los mismos?MATAS. Somos los bandidos, pero no podemos seguir siendo

    bandidos inocentes?CARESAPO.A dnde iremos?JERNIMO.Al monte, al fondo del monte.ELOISA. Al fin... Siempre haba querido ir al monte. Todo es ms

    hermoso all.Los riachuelos, los animales, los rboles...CARESAPO.Pero, qu has hecho t, quin te acusa, para que tomes

    esta decisin?MATAS. Y qu has hecho t para estar encerrado en una crcel?

    (Pausa. Se miran. Comprenden.)

    JERNIMO.Vmonos, seguiremos hablando en el bosque.

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    zado por el autor, ya que la antesala lo es de la muerte. Un dilogoconciso, en el que alternan las alusiones a la realidad concreta y lasevocaciones de situaciones pasadas que son reales para sus personajes.caracteriza a la pieza, que desemboca en un final de violencia.

    Un captulo de la novela de Alvaro Cepeda Zamudio. La casagrande, sirvi a Carlos Jos Reyes para escribir su drama Soldados,en 1967.La pieza es, prcticamente, el largo dilogo de dos de lossoldados de un destacamento enviado a reprimir una huelga en unaregin bananera, pero a travs de l se resume la pattica ausenciade participacin en las determinaciones de todo el destacamento. Elhambre, la humedad, el miedo y los apetitos sexuales son las motiva -ciones de su conducta. Matan porque les han dado rdenes de matar.A diferencia de los hombres del pueblo que, cuando deciden matar alcacique cuya denuncia ha hecho venir a los soldados, lo hacen utili -zando colectivamente su fuerza, la fuerza que, individualmente, no sehabran atrevido a usar. Un fondo constante de violencia, de violenciainconsciente quiz, tanto en unos como en otros, vibra a lo largo dela pieza que encaja. formalmente, dentro de una tcnica realista basadaen la sntesis de los smbolos.

    En su pieza siguiente, Los viejos bales empolvados que nuestros padres nos prohibieron abrir (1968).el autor intent la difcil tareade utilizar elementos del melodrama para revelar formas de conductade las capas medias de nuestra sociedad... Su estructura se construyetomando elementos del melodrama, como una farsa de hacer teatropara ocultar las verdaderas tramas de la realidad. En un juego sin

    fin de parodias se llega a redondear el crculo vicioso de la mentirasobre la que se edificanlas vidas de estos personajes grises...)>.

    La violencia tambin est presente, emergiendo de los viejos bales.El autor parte de una situacin realstica en su esencia: la de unafamilia clase media, uno de cuyos miembros ha muerto en las guerrillas,hecho que, as como sus implicaciones policiales, ocultan a la madrey a los nios los miembros de la generacin adulta intermedia. A am -bos extremos de ella existen dos mundos inconexos: el de la madre-abuela, que el autor presenta como una enorme mueca de cartn.y el de jos nios que, jugando en el desvn de los bales que leshan prohibido abrir descubren las armas que contiene las del gue -rrillero muerto y desencadenan una nueva tragedia familiar.

    Carlos Jos Reyes contina trabajando activamente, como directory como dramaturgo, al frente del Teatro Experimental del Externadode Colombia y preparando, entre otras obras, una que probablementese titular El album de fotografas de Sancho Penares, sucesin de doce9

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    o quince piezas muy cortas y muy distintas entre s que reconstruyenla vida con ese personaje en momentos en que, por secretas razones,se revelan diferentes ngulos de su personalidad, diversas facetas desu conducta, sus relaciones con la familia y con la sociedad.

    Siete otras integran la produccin conocida de Jairo Anbal Nio.actualmente director del Grupo de Teatro de la Universidad Nacional,Seccional de Medelln: Exodo rojo, montada por el Teatro La Gru -ta, de Bogot; Alguien muere cuando nace el alba, estrenada por elTeatro de la Universidad Libre de Bogot; Santa Flauta se desnuca,representada en el Teatro de Arte Contemporneo de Cartagena; El

    Monte Calvo que, bajo su propia direccin, fue aclamada por la cr -tica asistente al V Festival Mundial de Teatro Universitario de Nancy; El golpe de Estado, que obtuvo el Primer Premio en el II festivalNacional de Teatro Universitario de Colombia, en 1969;Las bodas delata o El baile de los arzobispos, Primer Premio en el Concurso deAutores de Telecom, presentada bajo su direccin en el Primer Fes -tival Latinoamericano de Teatro Universitario de Manizales, en 1968,y El armario, an sin estrenar. De estos ttulos comentaremos cuatroque se vinculan estrechamente con el tema de la violencia que nosocupa.

    Alguien muere cuando nace el alba es un drama breve y apretadocuyo tema gira alrededor de la condena a muerte de un guerrillero.Los dos personajes centrales, su esposa y su anciano padre, esperanel fallo del tribunal, solitarios en un escenario vaco cuya utileria elautor reduce a dos sillas.El dilogo, de tono fatalista, presenta comonicas fugas poticas las ensoaciones de la esposa en espera de unhijo.

    ANCIANO. No llegar.MUCHACHA. Nos queda la esperanza.ANCIANO. Siempre, durante muchos aos, nos ha quedado la es -

    peranza. Pero los hombres no vuelven. Se quedan all~No regresan.

    MUCHACHA. Regresar. Tiene que hacerlo.ANCIANO. No depende de l. El tribunal sentenciar. La sentencia

    har imposible el regreso. Le dejar all. Hemos espe -rado muchas cosas que no han llegado nunca. Y cadada, cada maana y cada tarde fabricamos ms venta -nas para esperar...

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    ANCIANO. Sabes? Estoy pensando que nosotros somos los ver -daderos culpables. Les dejamos hacer. Nos despojan.Nos sacan los dientes con golpes de bota. Nos hacencorrer. Nos reunimos y hablamos de luchar, hablamos delvalor, hablamos de que hay que cambiar las cosas.Cuando salimos del stano, todos tenemos ojos de rata.

    Nos babea el miedo de que nos arrebaten migajas depiel y no les anteponemos ni la lucha, ni la alegra, niel entusiasmo. Ile pensado en la terrible soledad denuestra muerte. No. No es el hecho de morir solos.Essaber que, tal vez, todo haya sido intil.

    La llegada del abogado confirma la condena. Ha venido con el jefe de Polica a entregarle al anciano los efectos personales deco -misados al hijo. El anciano sale a encontrarle. Des disparos seguidos,luego varios ms, preceden al retorno del anciano a la habitacindonde la nuera suea. Luego una descarga lejana de fusilera. Y dosfrases que abren el camino a la esperanza:

    MUCHACHA.Ha terminado.ANCIANO. Ha comenzado. Vamos.

    La accin de El golpe de Estado se desarrolla en un despacho pre -sidencial,una de cuyas puertas ostentar, segn indicaciones del autor.un letrerito que diga: English spoken. Sus personajes son todos ar -quetpicos: el anciano Presidente ttere, el Cardenal afecto exterior -mente a l, el Almirante, los Generales, el Negociante a escala na -cional, el Ministro y el Locutor de radio que describe un desfile militar,desde el balcn del palacio, intercalando los jingles del jabn pa -trocinador dcl programa. La pieza posee el valor de sostener un tonomordaz y corrosivo de farsa, evidente en el trazado de los personajesy en innumerables detalles que reflejan la gran inaginacin del autor.Ejemplos de ellos son las subidas del Presidente, aterrorizado, a susilla, cada vez que suenan fuera rfagas de ametralladora. Al llegar elCardenal, el Presidente toma su capa y la cuelga del ltimo ganchode un gran perchero. El Cardenal tose. El Presidente, tmidamente,la sube a un gancho ms alto. Se repite el juego hasta que la capa

    es colocada en la cspide del perchero.El dilogo se inicia. Uno de los jvenes que matan las palomas.de la plaza depositndolas despus, con el vientre abierto, en las es -calinatas de la catedral, ha sido capturado.

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    PRESIDENTE. Por qu harn eso?CARDENAL.Quieren asesinar al Espritu Santo.

    Comentan la compra de material blico pura chatarra, a una

    gran potencia extranjera y a un precio oficialmente exorbitante: la ta - jada del poder que corresponde al General. El Presidente pregunta alCardenal si conoce el pueblo donde naci, cuyos progresos incluyenhasta una ampliacin del cementerio.., para los ms jvenes.Y, sinembargo:

    PRESIDENTE. Sacaron a la plaza todo lo que les haba regalado. Lascamas metlicas, las cortinas importadas, los trajes depao ingls,los televisores y, en silencio, le prendieronfuego a todo.

    CARDENAL.Los pueblos silenciosos nunca han tumbado gobiernos,seor Presidente.

    Llega el Ministro retrasado, y describe el gran espectculo del fusi -lamiento dcl asesino de palomas como una escena de pelcula en co -lores. con los brillantes uniformes de los gallardos soldados brillandoal sol. Llegan los Generales y el Negociante. La reunin a alto nivelse desarrolla a base de una sola frase, repetida en todos los tonos:bla, bla, bla. Llega el locutor. Pasa el gran desfile militar. El jingledel jabn transforma las nueve dc cada diez bellas mujeres en pr -ceres y jefes de estado. Como un atractivo especial para la reunin elPresidente ha previsto una pelea de gallos,que el suyo pierde. El Gene -ral desenfunda el revlver. Todos agarran al Presidente por las axilasy lo arrastran fuera. Hay un efecto de sonido como si hubieran tiradoal Presidente escaleras abajo. Entran de nuevo todos, el Ministro qui -tndole el polvo a la banda presidencial que entrega al Cardenal. Esteavanza lentamente. El Ministro infla el pecho y se coloca en actitudmarcial esperando que el Cardenal le coloque la banda, pero ste pasade largo y se la coloca al General. Todos salen con gran solemnidad.El General queda solo en mitad del escenario. Se arregla la banda y sesienta sobre la silla presidencial, despus de comprobar su firmeza.

    Se oye un himno nacional, distorsionado, mientras cae lentamente elteln.Sobre Las bodas de lata o El baile de los arzobispos escribi Oscar

    Jurado en La Patria, de Manizales, el 8 de octubre de 1968: .. . tratade plantear lo que pudiramos llamar la crisis progresiva de una parejaburguesa desde el noviazgo hasta la senectud y la correspondiente pr -

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    dida de autoridad sobre los hijos y nietos, pasando por todas las situa -ciones difcilesque deben afrontar a lo largo de su vida matrimonial.La obra empieza mostrando la injerencia de la Iglesia en la vida delos ciudadanos y cmo algunos sectores de aqulla se han olvidado porcompleto dc las enseanzas del Maestro y se dedican al comercio des -honesto, en este caso con los sacramentos. Concebida como una granfarsa, la pieza mantiene durante todo su primer acto una estructurafirme que se diluye gradualmente en historias paralelas, lo cual restafuerza al eje situacional establecido por el autor. El dilogo, del quees muestra un fragmento de una de las escenas iniciales, es extraordi -nariamente gil:

    EL. Buenas tardes, seorita Novia.ELLA.Buenas tardes, seor Novio.En. Cmo est la seorita Novia?ELLA.Muy bien, seor Novio.EL. Me ama la seorita Novia?ELLA. Lo amo, seor Novio.En. Tendremos muchos hijos, seorita Novia?ELLA.Muchos, seor Novio.En. Quiero que tengan los ojos azules, seorita Novia... Quiero que

    sean altos y espigados... Uno tendr que ser Primer Ministro...ELLA.Y otro arzobispo, seor Novio.En. Mejor Cardenal, seorita Novia.ELLA.Tal vez Papa, seor Novio.En. Y otro ser General...ELLA.Y otro Banquero... Y a las hijas las casaremos con un general.En. Con un Ministro.ELLA.Con un Mandams.EL. Hablar con el cura para que nos case, seorita Novia.ELLA. No, mejor hablars con un Arzobispo.

    El Monte Calvo constituye la ms alta muestra de la produccinde Jairo Anbal Nio, que alcanza en esta obra una autntica penetra -cin psicolgica y sociolgica mezclando hbilmente el humor, la poe -sa y la amargura, combinando, como acertadamente seal BernardDort, tcnicas europeas con hallazgos locales. Colombia fue uno delos pases hispanoamericanos que particip en la guerra de Corea y unode los tres personajes de El Monte Calvo es, justamente, un veteranomutilado de esa guerra. En el patio de una estacin de ferrocarril seencuentra con otro mendigo y hablan mientras esperan la llegada del

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    coronel de quien esperan una ayuda para saciar su hambre. El vete -rano evoca, angustiado, aquella guerra en la que no sabe an por quparticip y el ataque al monte que le cost la pierna. Aunque el temacentral es una guerra lejana, los personajes son profundamente colom -bianos y la violencia de que han sido y son victimas, es colom -biana tambin. El trgico final alcanza una significacin universal. Alacallar la dulzaina de Canuto. el coronel est acallando mucho ms:la justa rebelda del hombre en una sociedad que le utiliza, le inutilizay luego le cierra todas las puertas a la expresin y a las posibilidadesde una vida digna.

    Nuevos autores surgen cada da en el panorama del teatro colom -biano, Y nuevas formas de la violencia constituyen el tema de susobras. La figura seera de Camilo Torres permanece como simbolode una rebelda que intent, desde el monte, iniciar un cambio defini -tivo en las estructuras que, desde los grandes centros urbanos, imponenuna injusta distribucin de la tierra y del trabajo en todo el pas. Poreso la joven generacin de dramaturgos se inspira, al escribir sus obras,en la violencia de las oligarquias, atacando ms duramente las tradi -ciones caducas, mostrndose ms consciente del papel que le corres -ponde desempear en la sociedad.

    CARLOSM IGUE LSUREZRADILLO.Director teatral

    Madrid (Espaa)

    BIBLIOGRAFIA

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