don quijote ~~ la mar océano - repositorio institucional...
TRANSCRIPT
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Don Quijote ~~ la Mar Océano
1
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Poema de Jorge Robledo Ortiz
Don Quijote de la Mar Océano
SEPARATA ESPECIAL
INVESTIGACION Y DESARROLLO SOCIAL
INVESTIGACION Y DESARROLLO SOCIAL
Org:¡no de Divulgación Científica de la Universidad Militar ~Nue•-a Granada ..
Dirección y R•dacci6n: Csrrof!l ll Nr>. J OHlO. Santafé dt Bogotá, D.C. Tel. 2151511 Ext. 248·251
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Director Centro dr hwtstisaciones facuh~d ~e Ciencias Econótnicas
Director Centro de ln•·ostigadones F acuitad de DerechC)
Direc tl)r Centro de ln\'e•1 ig.acione; F acuitad de Ingeniería
Uirector Centro O e ln,•esrigacione)l¡ Facult.W de Medil'Íil8
llíhlintecóloga
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Dr. Pedro P•bk> Pe~¡ Mot:a Jefe Di>os•ón lnvestttacrones Ctenlificas
Vr. Gnsta l'O C';uerrero
Feo "'"'''" O l.cal t..
Psrco. \lar·ía del Pil~r Santa<rul
Diagramación e lmpre.ión: Edito rial Kitnprt> Ltda
El comenido de este !J(lt l118 puede reproducirse citortdo la fuente.
Oustraciones drl mne.1ro JYmón V6<qUtz ArTOyave.
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Homenaje del Ministerio de Defensa las Fuerzas Militares de Colombia
y !a Universidad Militar Nueva Granada al Gran Almirante Cristóbal Colón
Descubridor de América
Santafi de IW<,¡olá , • lo• Quinientoo \ll\<» dtl\}e,eubrimi<nto. l 2 óe octubre de 1992 ,
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JORGE ROBLEDO OKTIZ
Sació un 30 de septiembre eJt la flil(toresca Sa11ta Fe dt• Antii'K¡uiu. hijo de dun FEL/X.J dona MARIA. quienes según su micro-<wtobiograf(a "le enseñaron que la vida vale por la fl(mradez, dándole once liern'l(lttú$,
para que no creciera solo en su nostalgia" .
Seilor General J f:S t:S ARMAI'\00 ARIAS CABRALES Rector Universidad Militar Nueva G ranada Samafé de Rogolá
l)istinguido scilor Rector :
Medellín, 12 de octubre de 1992
Tengo el agrado de comunicarle en unión de mis hijos, e invocando el espCritu úe mi esposo JORGF. ROBLEDO ORT12, que depositamos en ese claustrO el "T(;XTO Y LA PROPJED;\D 11\"TELECTUAL" del último eanto poético "CRISTOBAL COI.ON DON QUIJOTE DE LA MAR OCÉANO" que
•
~ribicra el "POETA D'E LA RAZA'. e
Estamos seguros, Sl!ñor Gc11erat, q11c en los archivos Clllturales de esa preSLigiosa Universidad, que usted dirige. se gllardará esta parte importante de lo que ha sido el legado poético de un gran Colombiano, qu•en como la ln~tirución Castrense. amó a w Patria sin reservas.
Con sentimiento de 1\lltSiro 1nayor aprecio.
JP>4~~~ ROSARIO DELGADO OE ROBLEDO ORT IZ
C~dul;¡ de Extra njería 202.3t7 de Bogotá
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A MANERA DE PROLOGO
Al cum plirse e l doce de octubre los Qum1cntos Años del Descubrimiento
de América, todos los países hispanoamericanos rind ie ron a l Descubridor don Cristóbal Colón, los más sign ificativos homenajes proporcionados a
tan trascendenta l conmemoración,
Colombia, por interrned io de sus diversos establecimientos culturales,
d ispuso , desde su Gobierno, inte.rpreta r e l significado dt: esta fecha, con actos que recordarán e l valor histórico del acontec imiento llamado po r la
h uman idad "ENCUENTRO DE DOS MU NDOS" .
Consc ien te la Un iversidad Militar Nu eva G ranada de su obligación en el
campo cu ltu ral, corno ente representantivo d el Min isterio de Defensa
Nacional y de las Fuerzas ¡\1 il itares en la Educación Superior, se sumó a las efemérides de alcance mundia l, para contribuir con sus voces al canto
recordatorio de la ma.ravill osa epopeya, registrada por la Historia corno el DESCUBRIMIENTO DE AMER ICA.
Varios actos académicos cumplió con este objetivo nuestra Un iversidad .
Invitó personalidades de renombre, destacadas en el conocimi~nro y culto a fa Historia . O tro s pa íses con sus agregados cu lturales ocuparon la decora de sus audi torios para intentar un homenaje justo al Gran Almir'<lnte . As istimos atentos al ll amado de la Academia Colombiana de Historia , de la
Academia Colombi an~ de la Lengua, del Ins tituto lntern&cional ''Nueva Acrópolis·" y de la Aca de mia de l-lismria Milirar, concurriendo a esc(lcl!ar la palabra de doctos inve.stigaóores en el p roc~so d e los 500 años. Creemos que hem(ls dado la dimensión m~recida a la gran proeza espariola, recono· c iendo qL1e wdo lo realizado es poco frente al magno acontecimien to. Por eso hemos querido abundar en las páginas de la revista q11e trammite e l
pensamiento cultural de la Universidad \1i litar Nueva Granada, " INVESTIGACION Y DESARROLLO SOCIAL '', en tregando con la edició n regular
de ella una separata afon unada, para llevar a la op in ión pública el canto a la EPOPEYA ESPAf/üLA C01\ UN GENOVES A SU COMANDO, Don Cristóbai Colón Fontanarrosa, esta vez inspirad o por la in te ligencia supe · rior del gran poeta d e la raza, Doo jORGE ROB LE DO ORTIZ .
. ' . .! ,.
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í 1
Queremos, entonces, con este sencillo h omenaje a España y a la América,
aplaudir y difundir el pensamiento de uno d e los más innuyentcs intelec
tua les poetas colombi<•nos dC es te siglo, dueñ o de rica obra poé tica y gra n
maes tro en el manejo del can to a Dios, al homb re, a la pa tria , a los p rincipios heredados (le lo' ftmdMiorcs de 1" fe en Cristo, ,, las sanas costumb res, al amo r, a l terruño, al a buelo, d la mu erte, a las cos~s comunes y sencillas,
qu i~ n <~ hora se detiene para cantar :~ ,m "ALMI R I~NTE LOCO, QUIEN CReYENDO ACO RTAR 1 AS DISTANCIAS ENT RE DOS !OSPACIOS
fTERNOS, SE ENCON r RO S IN SABERLO CO N U.'IJ \1 lJN DO N l-EVO".
JORGE ROBLrDO ORnz nació un 30 de septiembre en la pintoresca SMHJ Fe de An t io<¡u .a, hijo de d on FELIX y doña ,VI AR IA, q uie nes según
su micro-au tobiogra fla " le cnseñMon que la vida vale po r la honrade7, d ~n(lolt• once he rmano$, pat·" <¡u e no crec ie ra so lo en su nostalgia".
Su escuela p rimaria la hizo con los Hermano-; Cristianos. Fue bac hiller de l
Colegio de San Ignacio, donde recibió con ac~ndrddO énfasis una eauca
ción inspirada en el dmor a Dios. Fue e>tudiante ~in fortuna de lngenierla Civi., incursionando más tMdc en las humanidades y en el periodismo,
·oportunidad maravillosa que le brindó el 11\STITUTO HISPANICO DE
•
,\111\DR ID. Desde a llí, visitó di stintos f incones d el mundo , donde p ud o • •
sumar geografla, tris te las y nostalgiJs , · 'oyendo lenguas aje n.,; e idénticas amarg, , ·,ls, ya q ue e l amor d uele lo m ismo e n todas pa l'tcs" . Su he rencia d e este viaje la encont ram os e n su " CUENTO DC ¡\.1A R ".
Fue un hombre e xcepciona l en la luc ha por la vid«, ¡¡dmbeteando desde la pobreza hasta los más 11rave~ mconvenicmes que d1d d día le aparecieron en la encrucijada ruta de vivir. Desernepeñó toda clase de oficios. Todos
aquellos a que debe .wocarse un hombre pobre en la lucha para sacar ad elante hones tamenre una esposa )' ocho h ijos. Finalmente y a b uena hon•. un Presiden te de Colnrnb'"' reconociendo el vnlor cultural del gr.1n ba rdo antioq ueño - lo llevó a la d iplo macia, distingu ié ndolo corn o EMB A
JADO R EXT RAO RD it\: ARIO Y I'L ENIPOTENCIARIO d e Co lo mb ia ante 1~ Repú blica de Nicaragua .
jamás dejó de escr;bir \Cr~s ROBLEDO ORTIL. lncutsionó en la li teratu · ra abierta, dejando páginas de extraordinario valor romántico. Como
J
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enamorado permanente de su t ierra, ex te ndió su vuelo poético hasta ias cimas de la co rdi ll era colombiana, sigu iendo el lomo de la cresta andina para cantarle también a América, su "continente afortunado".
Las faenas tradicion,11es de sus antepasados fueron lla ma constante de su vena inspirada . Le cantó al arriero, al sembrador y al hombre de la mina. Nunca olvidó en su devoción el crudfijo, el hacha, el machete, el carriel y
la ruana. La indumentaria del montañe ro, le sirvió de ropaje para vestir sus ídolos del canto. Supo ennoblecer las herramientas del trabajo, que colocadas en las encal lec idas manos de l abuelo, rindieron con el canto del hacha, el permanente grito de alabanzas para saludar cada mañana al Crcad()r del un iverso.
Todas las obras del poet,1 antioqueño condensan en su imaginación, su patét ica cultura bebida en la fuente d~ los libros, en sus viajes por e l mundo, que apare¡ados con imaginarios cruceros por mares infinil()s, nos permiten situa1·nos fre nte a la verdadera dimensión de un homb re cu lto. No PlJede faltar en las páginas de sus obras el " Ingenioso Hidalgo don Quiiote de Ja !'>·lancha", a quien lleva en repetidas ocasiones a tomar parle ac t iv~ en la dinámica permanente de su poesía.
En esta su úl tima salida Jírica-poétic¡¡ ''CRISTOBAL COLO .• DON QU 1 JOTE DE LA ),11\ R OCEANO ", escrita poco antes que " le apareciera la noche en la mitad del día", dio rienda sue lta a su imaginación, para .::reur un homl/rc místk·o <¡ue, soñador e imaginativo como el H 1 DALGO QU IJ OTE DE LA 'v1ANCHA, d~ja ra sobre el tablero del t iempo una obra de mares , que rebosó las ecuaciones coloreadas de PTOLOM EO y VESPUCCI, <)t1icnes como él jugaron aJ aicdrez drJ cáJc.ulo, nt> imagimndo la proyección de una locura sin infinito.
El Gran Almirante apuesto con traje de ilusiones, la misma vestimenta que lució Don Quijote, expresa con fe su extravagancia sin l(mites, arrastrada desde el dorado de su iuvcnwd, e insp irada en un sueño que sólo él en tendió en la creencia de su propia predestin;¡ción. Jgual que el ilueí\o de Roci nan te, no persigu ió fortunas, consin ti ó como el Hidalgo una il usión fantástica de encontrar en el mar un tesoro sin fin . Por eS() Rob ledo Ortíz lo presenta en su verso con esta d imensión:
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1
" COLOr\ ERA UN ILUSO, IGU.AL Q U I: DON QL!I JOTE: SU DULCINEA FUE UNA ES rRELLA DE MAR SU ROCINANTE FUE LA PRo rECIA DE PLATERO, TUVO MOLINOS DI: AG UA !::N VI:Z DE V IENTO Y COMO D0 ,\1 QU IJOTE . SE Sf.CO DC PI:"JSAR".
Ha interpretado eJ au tor del poema un itincrariú trazado en versos sin
escapo~ r se uno solo de los acorH<!C imientos de la gran cn rada. Pa ra Robledo On {z no interesa la " Leyenda Negra" qu~ ahor' se ab re paso cmre
h isto riadores d isidentes. Tampoc<> le ha irnporrado la " Leyend.1 Rosada", que han trar'do a cuento qu ienr.s iuvocan la ce le bración de los "CLiatrocientos años del Descu br'irnicnto". Sub lín1a sr', la gran ob ra evangeliLadora
d e Id Iglesia ele Cristo como pi¡Jn ccnrr,tl en 1.1 gran p roeza de los Reyes Ca tó licos . Para ¿1 no importó si rue c ierro o no, que o tros aventure ros de l
mar se adelant;l r an a 1,1 ob; a d el Gran Alm irante; inte resa e n su poema la presen t.1c ión q ue hiciera "el Quiio te d e la Mar Océano" a la >ociedad
europea , sin pensar que <·n e l Siglo XX se juLgar(a l<1 obra incomp~ r able
del siglo XVI.
JORGE' ROBLEDO O RTI Z, qu iso persoMimenr~ entrega r este canto al
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mundo hispano.tmericano. La 1~)' inexorable de la muerte 1<~ iHaió su e · posuera ilusión. Traba1ó en e lla durante los se is tíltirnos meses d t' su vida , queriendo p rescntarl,1 como a porte de su fecunda o b r,1 poé tica en home-naje a un ,:contccimie nto ¡,11f ado ~n e l a rco del riempo con 500 arios a
Cllr~I~S.
Su esposa, doria Rosario Delgado dc kohledo On l? , ha ced ido los dcre
chos i ntel cctual~s de l poema a la Universid ad Milirar Nueva Granada, con la ex·rgcncia únic2 óe cumpl'l r un aC!o de justeza humilde: dec ir que el poetd de 1,1 raza, murió q¡¡eriendo a su hog,lr, a su pueblo i' a ;u p;H ria, recomendando con ll an to la p ubl icac ión de su ú ltimo verso.
l. a Universidad \.1il itar Nueva (.; ranada busca int.erp • e lar el sentir' de l 1Vliniste rio de Ddensa 1\,¡ciona l, de las Fuer7.1S Mil itMeS de Colombi.~ r de la familia kOB LEDO-Df. LGADO, y queriendo wmplir el tíltimo deseo
d el " Poeta <le la R.va", en trega a la sociedad hispanoarnerican" ~Sla ol>ra
que t1cne por dc·stinatario a Coli>n, e n el in íin1to, de un canto colomb;ano a su glo r i ~.
' 1 · ~·' \, . --
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Don Quijote de la Mar Océano
La candela del trópico buscará,
por los siglos de los siglos,
ser lámpara votiva ante el recuerdo
de Don Cristóbal Colón
Jorge Robledo Ortíz 1991
Grumete
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Colón expuso su tocum '"' toda.r r;ane.s: Primero fue m la tíerl'llluslrarttt De Enrique, el Naveí(ante; Y clesplléS elt la Corte ne don Femcmdo e Isabel. A ella y a Sll esposo Le.s ofreció Lt/1 [mpeliO, Pe m todo.; cret'an que él era un pordiosero.
U11 iluso Quijo/e adelantado. Un l!oml>r<' tmloquerirlo por su Fe.
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·, ~--:"·- . • . 1 J'-. •,,·.J ~~·
T odo empezó cuando los sabios descubrieron
Que el mundo era redondo;
Que danzábamos rristes y obedientes
Sobre una esfera de ilusos y de locos;
Que en círculo giraban continentes,
Amores, pueblos, mezquindades y odios;
Que las estrellas y el cielo de Swnarra
Estaban debajo de nosotros,-
Que viajando al sepulcro del sol
Se llegaba a la cuna de los loros;
Que el espacio era un globo de ecuaciones
Para la soledad de los astrónomos;
Que las teorías de los tiempos viejos
Iban perdiendo piso, poco a poco;
Que los hombres tenfan ya la llave
Para abrir las fronteras del insomnio
Y que cruzando el mar de los Sargazos
Se llegaba al Gran Kan, forrado en oro.
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Tres :Vaves (!flCitU<?S d¿• Ju.Nizonte, De infe'tio•ce/(JIIes y J!i!lla!!n.>. Ap(m:¡aclas (J!li'tl un largo viaje
Sobre un terror d<! olas y de almas. l/~1 Almironre en vúperas de Gloria,
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•••
\T. • ' J ' ,; .•
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C uando Platón hablaba de la Arlámída,
De esa leyenda egipcia
Tan rraída y llevada
Por todos los viajeros
Que respiraban lejanía,
Sal y yodo,
Nadie se imaginó c¡ue desde un puer!O,
Recostado a la Rábida.,
Enviar{(m a un loco visionario,
De ojos azules,
Con cambiantes de ágara
Para que,
En conrravía a Ptolomeo,
De espaldas a Hesíodo,
Contradíciendo a Recateo
Y a los viejos poetas,
Coronados con mirto,
En la Grecia Inmortal,
Marcando rumbo a las Canarías
Llegara,
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í
í Con obsesión de mente estrafalaria,
A I.a ascética India
Y al fabuloso Oriente
De marco Polo, el veneciano,
De la canela,
De la riqueza en rama,
Del jengibre,
De los clavos de olor,
De la pimiema,
De los palacios de ámbar y ebonita
Y de{ legendario Preste Juan,
Sacerdote y guerrero,
Cristiano y estratega
En el arte marcial.
Colón era un iluso
Terco y apasionado;
Devoraba en silencio
Los viejos pergaminos de los sabios que fueron
Bajo la luz del sol,
De los geógrafos antiguos
Que aseguraban que el mundo en que vivimos,
El mundo de las guerras,
El mundo de la espad.a,
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El mundo del Nirvana
Y de lo cruz de Cristo,
Es, simplemente plano,
Sencillo como un disco
Que limira
Con el ponto Eu.xino,
Con las C-olumnas de Hércules,
Con la Eiiopía de los escudos de betún
Y con Sidón.
En ese entonces
Grecia y Roma
Ya eran tan sólo s(mbolos
Del A1te,
De la Ciencia,
De la Belleza,
De la Fuerza,
De la Sabiduría
Y del Derecho.
El Medioevo amainaba
Su poder 1emporal,
Sus maquinaciones religiosas,
El Terciopelo insullante de sus lronos,
La noche anticristiana de la Inquisición.
J 7
í
Í El hombre empezaba a medir su estatura
Por los resplandores de fa técnica
O por el renunciamiento ensangrentado de una Cruz. ~
Crisróphoro Colombo
Era un pose.~o errante
Que iba quemando su alma
En las palabras proféticas e inmortales
Del filósofo Séneca:
"Titule no será más
El aceptado lfmite
De esta tierra de guerras,
De odios y pesares.
Entre el llanto salobre,
Hallaremos otro Orbe
Al otro lado de los mares."
Séneca debería estar en el escudo heráldico
Del Nuevo Mundo,
Entre cuarteles custodiados por pwnas,
Un cóndor dominar;do las alturas,
Melancolía en rama,
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Nostalgia de los indios repasando fatigas,
Dos mares, como dos cornucopias derramando distancias,
Una orquídea abrochando domingos de silencio,
Cielo regado a esfUmino
Sobre esperanzas sin caminos
Y un florero hecho trizas
Como la cultura de sus tribus.
Col6n foe un nilio que no tuvo juegos
Ni penas en colores
Ni asombro original.
Desde el primer recuerdo,
Desde que era una brizna recostada a la brisa,
Una cometa ambicionando el vuelo,
Se dedicó a coleccionar espinas,
A morir por entregas,
A sot1ar.
Para Colón, la luna
No fue nunca,
Como para otros niños menos viejos,
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i
Una princesa rubia,
Un hada que desnuda se barlaba en la mar.
Colón muy bien sabía
Que es amargo el saber cuando en las canas
lA infancia está escondida;
El comprendía
Que la luna era un cuerpo
Opaco y solo
Que barría en el cielo
Angulas )' dislancias dRfinidas
Para que los grumetes de Casrifla
Pudieran calcular la hora exacta,
Y con su luz presrada
Disimular el súcubo que daba
La pm•orosa oscuridad.
El Almirante de la Mar Océano
No fue un niflo precoz,
No tuvo inteligencia desbordada
Ni chispa adelantada
Ni herencia familiar,
Los resplandores de su Gloria
Fueron el choque de la escoria
Conrra la roca de su voluntad.
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Doménico, su padre, fue hilandero,
Un hombre del común,
Un hombre bueno,
Sin vinud relevame
Ni pecado mortal.
Nunca intuyó el Destino de su hijo
Y se apagó buscando en el camino
Un mendrugo de pan.
Aunque el Descubridor dejó correr la duda
-Tal vez por vanidad-
Nunca gozó de rancia heráldica
Ni de vetustos pergaminos
Ni de ancestros lacrados
Ni de apellidos e:xcluyenres
Ni de irifluencias
Ni blasón.
El almirante de los ojos de ágata,
Fue su propio alfarero
Y con agua de mar regó su árbol genealógico
Y el árbol de su propio corazón. 1 \ \ \ \ 1 1
.!, ) --~------------------------------------------------"
~]
·+ Se encumbró de fa nada .. ...L.
De la derrota cotidiana,
De ese barro que sueña,
De ese bambú preñado de esperanzas,
A la órbíJa esquiva de su ambición desmesurada.
Su jl01a de quimeras
La fabricó con barcos de papel barato,
Con madera de balso
Y grumeres pegados en el B()nco de Dios.
El, Cristóbal, e! lobo de mar, anclado en tiara firme,
Vendía, de plaz.a err plaza,
Leyendas e imposibles
Y repería mil veces la.jracasada espera
Con la ilusión de que pudiera
l11clínar a su lado la vo!Jmrad de un r~-y.
Colón sólo empezó a ser grande
En puerto de Palos de Moguer
Donde Tres carabelas
Se le entregaron sin recelos,
Con. pasión
Y .sin lógica,
Con una entrega enamorada de mujer. ·"' 1 .¡ . .. ~ \ 1 .. '
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Después,
Más adelante,
Contra todos los golpes del pasado,
Con terquedad de acero,
Con dureza renaz de acamilado,
Fue loco emérito de t:.spGiia ..
Corresano,
Visionario, profeta,
Adelantando,
Almirame,
Virrey
Y fue cadáver solitario como codos los grandes.
A pesar de nacer innominado,
Supo llevar con elegan.cia
su paciencia descalza,
Como puede llevarse en la solapa
La trágica violencia de un clavel.
Hijo de una judía,
Conversa y sometida por el miedo
A esa noche del mundo llamada lnquisición,
Nació en la mar de sus afectos,
í
. <::¡)¡- En travesía a Génova, )
-----__.1 2
., ·'
Í En las postrimerfas del Medioevo,
Cuando fa locura y las Artes
Estaban en la sangre
Como en los castillos y palacios feudales
Los golpes desafianus del tambor.
Colón no era de Espafla,
Pero bajo la piel tenía el alma
Cinco veces romántica del imperio espa!íol:
Orgullo de Bandera, de Creencias, de Casta,·
Caballerosidad de guante lanzado en desafío;
Mfstica sed de Avila., buscando el infinito
Y a.5Celismo
Calcinante, lo mismo que el de Pedro de Alcánrara.
Colón no era de Espafla,
Pero Iberia cantaba por los fotutos de sus huesos,
Por su mirada de relámpagos,
Por sus locuras siempre en vuelo.
No era un letrado,
No era un santo,
No era un poeta,
Era un poseso
Que buscaba la Gloria desesperadamente ,
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Con terquedad,
Con fuerza,
Con o contra la Historia,
Llevando la invitada,
Novia,
Amante
O esposa
A su propia miseria.
En ese entonces
La grandeza de Roma
Y la de Grecia
Pertenecían al recuerdo,
A los símbolos,
A los libros escritos con letras de delicia
En abadías
Y en sombríos y añejos monasterios.
La Edad Media caía
Sobre los empolvados pergaminos
Y los monjes cuidaban el pretérito
Con devoción sombría,
Con miedo metafísico.
25
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,.¡- Se silenciaban los pinceles , .........
Los filósofos,
Los oradores,
Los poetas
Y la fogata cerebral de los inventos.
La clásica civilización se fue desmoronando
En las ciudades,
Se derrumbaba la soberbia,
Era urgente vivir,
Hacer frente a los Bárbaros,
Superar imposibles,
Restallar las heridas,
Violentar las nostalgias,
Pasar sobre las ruinas
Y buscar nuevamente el horizonte
Más allá de los reyes destronados.
Cuando Colón creci6 a la vida
Y a su terca obsesión de mar y viento,
En Europa jlorecfan
Gutenberg,
26
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¡ j
Los Estados Modenws,
Leonardo de Vinci,
Savonarola,
Se daba fin a la Guerra de los Cíen at1os
Con la toma de ConsTantinopla,
Morfa Enrique el Na vegante,
Se firmaban Trarados,
Bartolomé Díai doblaba el Cabo de la Buena Esperanza,
Nada Ignacio de Loyola,
Subía al Trono Alejandro VI,
Moría Lorenzo el Magnifico
Y empezaba el Siglo de Oro,
No sólo para Espafla
Sino También para Inglaterra y Francia.
Era el Siglo de Cervantes,
LJe ~hak.espeare,
De Rabelais,
Del Cenit en las Leu·as y en las ArTes,
Nacía a la Historia América Vespt<.ccí,
Se multiplicaban los santos,
Los guerreros con et Honor al cinto,
El caribe se enrojecía
Con sangre de m>emureros y piraras,
_._;~~~--~~-' ---S-ub_l_a_n_c_o_t_n_o_u_rt-a--en_r_e_da __ d-er-a--------------------~~
+ Las Glorias de Aragón y de Castilla -...1-
Y m los fibros con capiceles de oro
Nos quedaba, en arabescos y mezquitas,
La herencia musulmana
Recostada al llanto sin tiempo
Del Califa Boadbil sobre Granada.
Po11ugnl, rewz(a navegantes
E11omorado de la mar;
Espmla se agoraba
Persiguiendo la Medíafuna
Y los turbantes de las Mil y Una Noches;
Femando e Isabel
JA¡>aban .su Fe en las fuentes de la Alhambra,
l' Ufl puflado de hombres,
Con el ji:m.atismo sangrando en sus heridas,
Y estandanes,
Se jugaban la vida
Buscando el sepulcro de Jesús
En tierras herejes,
Enigmáticas,
Adversas
Y desconocidas.
·- 1 ( .. ~
~_.:
', i
,.
El concepto geográfico
Era en el siglo XV
Un concepto tabú,
Concepto de misrerio,
De compromiso religioso,
De milo,
De aquelarre en la noche de las incomprensiones ,
De exorcismo,
De escalofrianle estudio,
De cargo de conciencia
De pecado mortal,
De eujrentamienro con las Sagradas Escriruras,
De ciras del Talmud,
De ,-aducciones del sánscriro,
De comemarios del Viejo Testamemo,
De fulminantes maldiciones de Profetas,
Del rechazo de la mediocridad científica de emonces
Y de rranscripciones de los cuadernos de bitácora,
Que dej aban en sus camarotes
Los m•enrureros,
Los lobos de mar
Y los piratas.
29
í
rj- El concepto geográfico '-'--'
Lo limitaban la ansiedad,
La ignorancia
Y el miedo.
Esraba sometido a los relojes de arena,
Al astrolabio,
Al rerror de los marineros sobre el puenre de mando,
A las leyendas,
.A la rentación de las sirenas,
A las nubes pre1iadas de presagios,
A las ronnemas ,
A las ánimas en pena,
Al ron bararo de los barriles sin higiene,
A las maldiciones,
A la zarabanda de los juegos fatuos,
A la sal,
.~'!/yodo,
A las rrenzas verdes de/mar de los Sargazos,
Aljrfo que soplaban los monzones,
A La cal de vencidas y Legendarias calaveras,
Y al diario galanteo que la Muerte
Les hacía
A los valientes navegantes
De lnglarerra,
30
i
.¡
•
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•
De Por1ugal,
De Caslilla
Y de Aragón.
El hijo de Doménico
Y de Susana del Pilar
Sabia todo esto,
Lo sentía en su carne,
En el espfritu,
En la prolongación de su mirada,
En las neuronas de su cerebro,
En la fmiga de pensar,
En la Lejanía sin ecos
Y en el golpe de sangre
Que le remachaba con terquedad e! corazón.
Don Cristóbal,
Según el dictamen de los hisroriadore.r,
Cerró las puertas de la Edad Media
Para abrir las de un Nuevo Mundo,
Que esraba situado al comienzo
De la 1ercera dimensión geográfica ,
Donde se descorría el lienzo
De las tierras.
31
í
í l 1
1
1
Cuando las tres carabelas
Levaron anclas en el Puerto de Palos de Moguer,
El horiwn1e empezó a retirarse
Para darle cabida
A 1a11ta locura,
A tanta terquedad
Y a tanta Fe.
Cuando Colón envejecfa prematuramente ,
Nada se conocía de la Técnica.
Todo era misterio,
Ignorancia,
Conveniencias,
Fanatismo religioso,
Conjeturas sin piso,
Teorías sin lógica
Y miedo,
Miedo cerval a lo que 110 1uviera inmediata. explicación.
Eran los tiempos de los cuatro elementos
constitutivos de la materia universal.
Aristóteles mandaba en las concíencias,
Neptuno detenía con barricadas de caracolas y de peces
Las incursiones y galanteos
i
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•
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' ' ,1 • -~
A sus dominios de la mar.
Lo que no podía explicarse
Se <Jva{aba ingenuamenTe a los dioses,
A los milos legendarios,
A lo que pensaba un descontinuado sabio egipcio,
Un ascético eremita del desierto
O una feudal congregación de mortjes,
Enclaustrada en su miedo
Al pecado mortal.
CuaJ"zdo Cotón so11aba,
La ttcnico era un emretenimiento de iniciados,
Locuras cott ecuaciones a color,
Yelmo sin hadas,
Narración de jamásticos mentirosos trashumantes,
De ttillos que tenfan la edad del pergamino,
De bibliotecas que olían a Demócrito ,
A Arquímedes,
A Prolomeo,
Y a Hipócrares,
De gentes que se encerraban en sf mismas
A buscar el misterio
Y renunciaban, de por vida,
A sol,
l ' -·'
í
Í Al mJísculo,
Al grito,
A la alegria
Y al fluir de la sangre
Que pinta sobre el tablero del tiempo
El laurel borracho de ta juventud.
Según la concepción de Wassermann,
Judío sefardita,
De rafees hundidas en Iberia,
La Grandeza del Almirante loco
De las Tres carabelas,
No fue su renuncia a los afectos
De su vido habitual
Ni a las leyes que oríentaban sus pasos ,
Sus caprichos,
Sus besos,
Sus pasiones,
Sus sueños desfasados
Y su ímima y casi ojenn soledad.
Fue ese afán de lanz.arse en conrrav(a
Contra todo lo escrito,
Co!llra toda experiencia,
Contra todo sentir,
¡
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t. / •''• \ < JI,
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\ -1
¡ / -
Comra la tabla. rasa. de la ciencia,
Comro rodo lo que no se podfa
Ni calcular
Ni pesar
Ni medir.
Colón quería una nave capi1ana
Para,
A nombre de Espatla,
Buscar,
Con rumbo negativo,
Co11 dirección hacia el Ponieme,
Los caminos azules,
Los caminos dorados
Por donde entraba el sol
A calentar el Ganges
Y a ho.wigar la sed de los camellos
En las caravanas de la seda salida de Pekín.
Las comunicaciones espaciales
No exisrían:
Las Cartas Geográficas
Era11 aproximadas,
Repel fan., casi siempre,
JS
Í Lo que pensaba Pauto Toscanelli,
Prfncipe de geógrafos;
El astrolabio era herramienta de trabajo
Que jugando a enlazar constelaciones
Fijaba posiciones
Para el poco saber de los de abajo.
Sobre la mar,
Los dfas sucedfan a los dfas,
Como un espejismo a atro espejismo;
Las noches regaban su sombra a esfUmino
Desde la sal hasta la estrella;
Y en monorrítmo de terror,
De escalojrfo
Y de misterio,
Las olas revenraban
Contra el maderamen de las naves,
Contra los ojos de Los peces,
Co1ura un mentido cml/o de sirenas
Y contra la agonía illlenninable
De náufragos pretéritos
Que segufan viviendo en la leyenda
Con su asfu:ia y sus muecas.
36
i
•
i
,.
Era Colón un hombre pensativo,
Nostálgico,
Soberbio
Y prematuramente encanecido
Sobre su loca terquedad.
En su propia fatiga se apoyaba,
A pulso levantaba su Desrino
Y mientras más rechazos encontraba
Y más sentfa su honor crucificado,
Más se sentía un hombre destinado
A ser providencial.
Colón expuso su locura en todas partes:
Primero fue en la tierra lusitana
De Enrique, el Navegante;
Y después en la Corte
De don Fernando e Isabel.
,4 ella y a su esposo
Les ofreció un Imperio,
Pero todos crefan que él era un pordiosero,
Un iluso Quijote adelantado,
Un hombre enloquecido por su Fe.
Su grandeza consiste
" En haberse embarcado cofltra la oscuridad. ·l · .. - . j
i' ·.·J _i)
31
1
Í Cuando Colón sof!aba ,
Dijfcilmente podfan calcularse
Coordenadas y distancias;
Como trompos bailaban en su mente
Grados de latitud y longitud;
El, tan sólo sab{a
Que en la mar se moría
Y en la mar se jugaba y se perdía
El divino tesoro
De la dorada juventud.
Pero Colón soiÜJba,
Era una máquina de soñar día y noche,
A él no le importaban
.Vi la muerte ni el miedo
Ni la soledad
Ni el súcubo
Ni el abrazo del hielo que le esperaba más allá,
Estaba posddo por un fantástico delirio
Y su sed de martirio
Le situaba en los países encamados
De Marco Polo:
La Gran .1rmenia
38
i
.~ ,.
La Persia ,
La Tartaria
La India,
Y en las ciudades de mágica belleza:
Mosul,
La capital de los creyentes Nestorianos,
La que tenía ruecas para hacer muselina
Como alas de libélulas;
Turcomania,
La de los tapices hilados para hacer
Alfombras mágicas;
Mueelete,
La ciudad paraíso donde fabricaban
Quimeras y asesinos;
PakisJáJJ,
Donde una secta de monjes adoraban el fitego;
Tanduc,
Valle del recuerdo donde una batalla canceló
La vida y el poderío del misterioso Preste .luan;
Regiones y ciudades del Oriente,
Todas revo!Oieando como mariposas de colores
En el alma de Colón,
En sus íntimas oraciones
Y en su frente.
39
í
1 El Almirante de la Mar Océano
No persegufa un Nuevo Mundo,
Iba en busca de Thule,
De Quinsay,
De Cipango.
Imaginaba que en su nave capitana,
Cien robustos esclavos
De músculos de ónix y de ojos rasgados
Embarcaban
Exóticas especias,
Oro,
.~fetales raros,
!dolos de ámbar,
Saquitos con incienso de PUI,
Pergaminos con escritura pictográfica
}'abanicos ran úelic:ados como las alas de las garzas.
El fanatismo de Colón era un sueiio dorado,
Era un opio de estrellas,
Era un cuento ilustrado por sirenas
Era el Mar en sus venas derramado.
40
•·
i
--
Colón era un iluso, igual que Don Quijote:
Su Dulcinea fue una estrella de mar,
Su Rocinante fue la prqfecía de Platero,
n~vo molinos de agua en vez de viento
Y como Don Quijote, se secó de pensar!
4l
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1 1 ¡; --· ..... -·' •
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¡ 1 1 1
1:1 dtJSOi'áen ('rec1endo en a,',;¡ad<J.r. Fcwii('J/Jo e11 las f¡¡fin¡i<fades de fa¡· alma~.
De.w1'o ea la bondad del com2ÚJ;,
F/o1m1 plum(/s d~ norotste .v swof!sre
,1 C:!llltmcienr{ls /ef;UliS de la.~ islas Canarias. Como si fú esperanza se ent(J<!Ir(lra <?li >.·o!ar.
:~ .. l ' \ _________________________________________ ~ __ _
••
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' .1
Unos pocos honrados
Y otros
De la peor calaffa,
Roncos de maldecir
Y ya calajareado el corazón,
Tres naves en el puerro,
Olor insoportable de mariscos,
La mal'iana andafuza como siempre,
Con aire de gitana,
Inrerjecciones trasnochadas
Con sabor a luna impregnada de yodo,
De brisa marinera,
De pobreza
Y de sal.
4 5
Í Martfn Alonso Pinzón
Dando las últimas órdenes para iniciar la aventura;
Las Tres Carabelas,con sus nombres femeninos,
Esperando su definitiva cila con la Gloria;
El mar besando la curvatura de las anclas;
Y,
Desde el cerro de la Rábida,
Con su locura a cuestas
Descendiendo Colón.
Las ocho
En los relojes,según la arena pasada,·
El pueblo disimulando la tensión a orillas del río Timo,
Una oración con tono de testamento,
La orden de partir:
Que se leven las anclas:
Sobre el tapete del vienro andaluz
Colón rira los eúJdos,
Se juega su Desdno,
Y las Tres Carabelas
Emprenden la aventura empujadas por Dios.
4(,
•
. (
•
' 1
•••
En 1ierra quedaban los afecros,
Las rafees,
Los besos,
Ese deseo inmenso de llorar
Y fa parte sin agua que aún conservaba el corazón.
Las carabelas iban,
Indiferentemente, mar adentro,
Los marineros hacia la zona gris de los olvidos,
El horizome se retiraba respetuoso,
La historia se partía en dos como una naranja de
Valencio,
Las mujeres trataban
De cícarrizarle al alma Los suspiros,
La mar se guia bella como una gilana en d tálamo nupcial
Y las oLas buscaban disimular sus rugidos
Para lamer la arena de Palos de Moguer
Y escribir sobre el tiempo
El poema de la tercera dimensión.
Los avemureros se hunden misterio adenrro;
La brisa empieza a transfonnarse en. viento
Y el viemo en huracán.
Ya no es la mar romántica,
1 1 1
1 1
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' • 1 ... --~~5-------------------------------------~
Serena,
4 /
Í Hacedora de suei!os y ternuras,
Esa mar quinceafl.era con re/emes de luna
Que cabría en los versos
De Benita, Carrasco,
De Machaóo,
De Neruda
Y de Carda Larca,
El so1Tador gitano
Que hablaba de cambo ríos,
De limo11es
Y tallos de bambú.
Don CrLstóba[ Colón
Sólo tenía hipótesis científicas aún no comprobadas
Sobre lo que ocultaba a su mirada
La piel verdosa de la Mar Océano;
Nada le había contado el correo del ~·lemo ..
Carecía de instrumentos
Y con. su brújula giraba su de.sjasado corazón.
Era un judfo errante
Que no quería descansar
Hasta encontrar su alma de impenífente nmregante
Y su alma colgaba de la estrella polar.
48
i
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A partir de cierta longitud
Y de cierra profundidad al Ecuador,
Los barcos y los hombres
Erarr briznas sumisas a la fuerza del miedo,
Al escalofrfo del pánico,
A la burla de esa ignorancia enamorada
Que empuja ciegamente
A estrellarse de frente
Comra el vac(o de la nada.
El horizonte era redondo,
Redonda la locura,
Redonda la mirada petforando el vaclo,
Redonda era la noche
l' redondo era el filo
Y redondos los broches de la estrelfa,
Redondo era el amor de las sirenas,
Redondo los fuegos fatuos que danzaban al viettto
Y redondas las vértebras
Que sosten{an los esqueletos
En un macabro bamboleo .
49
Í Los valiemes,
Los indomables,
Los cunidos marinos
De esa Espafía que nunca vio declinar el sol,
Van a probarle al mundo
Que la mar riene forma de lá.grim.a redonda,
Que es una gota de amargura amigua,
De quimera saüula,
De lejanía amarga
Que en los días de Génesis
Derramó el Arquitecto de los cielos
Sobre el silencio de la nada.
Cienro veime hombres, entre cielo y agua,
Entre {a voz: del capitÓJl
Y el impulso primario de la nwsa,
Entre el. incierto porvenir
Y el recuerdo de la indolencia acostumbrada,
Entre el becerro de oro prometido
Y su mediocre paz en rama,
Entre el vino barato de los toneles calafateados
Y el vino bueno de las ferias,
De los pueblos gitanos
Y de la democracia de las tascas.
50
i .:
.,
i
Tres Naves encíntas de horizonte,
De interjecciones y vituallas,
Aparejarlas para wz largo viaje
Sobre un terror de olas y de almas,
Un Almirame en vísperas de Gloria,
Padrenuestros revueltos con maldiciones y con algas,
Un sencillo cuademo de bitócora,
Un cieto mudo que no absuelve nada,
Manos recién libradas del grillete,
Sombras,
Amaneceres,
Dudas,
Tedio,
Nostalgias
Y un pobre loco !riangtüando sueflos
Y quítándole d p olvo a la esperanza.
Lo quimera .. en Cotón,
Era una fuerza atávica,
La sentía en elfuego,
En el aire ,
En el agua,
En la sangre que sacudfa y desbordaba
~)
í
t El Guadalquivir de sus arrerias, ~
Y en el lento proceso que oxidaba
La curvatura femenina de /.as anclas. i ¡ ' 1
' f Don Cristóbal Colón habta. nacido 1 1 1 1 ¡
Para jugar.te a los mordfscos la esperanza,
1 Para besar la Jomn de Longinos, 1 1 Para llennr su copa con las gotas amargas .. 1 ¡ 1
Para empi11ar su Fe en las oraciones 1 1 1
Hasta e11contrar a Dios en las campanas, 1 Y quemarse abra-zando una herrerfa 1 1 1 ¡ 1 1 1
Para probar que el fuego arde e11 la fragua.
t
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Fueron 33 d{as de t ro11esfa snbre una mar ignow. 33 IIOc!tes rogándole a la /u11a Que se behicra cnn SI/S labios de luz la inmensa oscuridad Y que permitiera que al despuntar e/ alba, Don luan Rodriguez de Bermejo, O mejor Don Rodrigo de 'li"iana. Diera el Krito esperado Para que se cstremecterau las nm:es, Se distendieran los ncrvit>s, Se e•IC:OIIlrarall dos pueblos Y se encendiera como una candelada
La Gr,mdeza de Espalia. i
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rt""' ..: / J ','J.'i
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Y a no se ven las Carabelas,
Se hunden en el misterio,
La nada se las rraga,
Se borran a esfumino.
En ese instante, la quimera
Tiene un sabor agridulce de nostalgia,
Se derrama como W! vaso de vino,
Tiene forma de pañuelo,
DI? despedida,
De vendaie en el aire, •
De suicidio
Y de ala.
Va Colón adelante,
Al fin, loco mayor en su Santa Maria,
Vencido por las horas se va muriendo el d(a
En los brazos viole/a de la tarde ,
Hay miedo en los grumetes,
Duda en el Capilán,
55
í
Í No se marca en Jos libros el recorrido exacto,
Hay que pintarle al gesto
Rasgos seguros de serenidad
Y curar los recelos
Con yodo del Atlántico,
Cott vendqje de Fe
Y cielo prometido saturado de sal.
Primero la Gomera,
Después la Isla de Hierro,
Más adelame el mar Atlántico
Des e onocido,
Tenebroso,
Ebrio de Lejanías y de pánico,
Bajo un cielo sin voces,
Bajo un cielo metálico,
lrtdifereme ,a veces,
Y a veces sospechoso.
Accidemes comunes,
Reparación de La Pinta en Lanzorote,
19 días con la paciencia escuálida de .Tob,
El desorden creciendo en oleadas,
Fermento en las intimidades de las almas,
56
i ·- ':l
·, t· ,-í ~ v
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Desvío en la bondad del corazón,
Flotan plumas de noroeste y suroeste
A cuatrocientas leguas de las islas Canarias,
Como si la esperanza se empeñara en volar,
Cruzan golondrinas de rfo,
Un a!calraz hace maniobras al frente del barco detenido,
Toda la mar en calma.
Y un timonel ele la Santa Marfa
Pintando su fugaz alegría
Con e! pincel de una canción.
Los dfas eran críticos,
Con esperanzas pasajeras,
Con plumas y ramas a babor,
Las amenazas segufan des(ifianres,
Pem so!t' y segL/.ro, el Almirante
Se emborrachaba con estrellas,
Se emborrachaba con su propia ilusión.
Había prometido llegar hasra las Indias,
E.J'tl fue su quimera
Y seguro llegarra a la fierra
Que hnda riempos se enconrraba
En su locura enamorada
Y en su ya fatigado corazón.
57
Í El once de octubre,
Una luz intermitente que sttbía y bajaba,
Sin que se viera cuerda alguna,
Le hizo pensar a Colón que se encontraba
Muy cerca de la tierra.
Fueron 33 días de /ravesfa sobre una mar ignota,
33 noches rogándole a la l!ma
Que se bebiera con sus labios de lu:z la inmensa oscuridad
Y que permitiera que al despuntar el alba,
Don Juan Rodrfguez de Bermejo,
O mejor Don Rodrigo de Triana,
Diera el grito esperado
Para que se estremecieran las naves,
Se distendieran los nervios,
Se encontraran dos pueblos
Y se encendiera como una candelada
La Grandeza de Espar1a.
Al freme estaba Guanahaní,
No era la India
Ni la antesala del Lejano Oriente,
Era la entrada a América,
A un Nuevo Continente
58
•. !'~-. {
1 \ y V.(\ • ~ -
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Donde el cóndor, W! pdjaro muy grande,
Cubría con sus alas la mole de los Andes,
En ese entonces sostenido por músculos desnudos,
Por macanas
Y flechas.
Desde la costa occidental de Gu.anahan(
Siguió a la Femandina,
Después a la ]sabela
Más tarde a Cuba,
Lo de sabor a caiia y panela,
Más adelante a la Espar1ola,
En donde con los restos de su Santa María,
Naufragada en la lucha por cansancio de mar,
En una playa, al occidente,
Levanta el primer fuerte
Y lo bautiza: La Natividad.
Después de muchos viajes,
De muchas islas descubiertas
De regreso a España,
De senrir que se agota el coraz;ón,
Un primero de agosto divisa por primera vez 1(~ tierra
59
j -· fi rme ... ~·
A la que llama: La Isla Santa,
El cinco desembarca
Y al fin, avemurero y loco,
Bordeando la costa llega hasta el Orinoco,
Y ese 15 de agosTo,
Ya casi se ha bebido en la copa del Trópico
Las tierras que Los indios
Ganan con su trabajo
Y riegan con el agua de su propio sudor.
Cuatro viajes a América,
Angusrias,
Rebeliones,
Atentados infames contra la autoridad;
Colón firme en sus órdenes,
Crece la sed de oro,
Se ajoran con dirección a España
Indios, frutos, tesoros,
Papagallos, macarws,
Tatuajes con achiote
Y peces de color.
60
" · -. -..¡,j
i
¡ ,
¡
Con un Tedeum primitivo, t ...... J
simple y conmovedor, 1
j 1
A nombre de los reyes de la Espatia lnmorral, 1 1
Don Crisióbal Colón lacró el Descubrimiemo ! De esa América India bat1ada por la mar.
1 1 1
Descubría la tierra, 1 1
Hombres, l Papagallos, ¡ Az.agallas con colores azul, rojo. amari/.lo, l lndío:s con su carcaj lleno de flechas, l Algodón en los árboles, !
1
melancolía en los niños , 1 1 1
Geme cobriza y buena, 1 j l
Seres para las Bienavemuranza~, 1 1
Indios que no sabían asesinar su Patría. \
! Gu.anahanf, Santa Marfa. Fem andina .•
lsabela
Y muchas islas más,
flinerario de marinería,
De almas en madmgada
Que hacfan con éllas colección de suel1os
Anres de arriar sus velas i
b1 tierra firme americana. '· 1.
,1 1 - -.' ____í
6 1
•-f- Hombres cerrinos, ....u
1
\ _
Hombres rudos,
Resueltos,
Calafateados como tablas de barco
En los puertos de España;
Rombre8 que se enfremaban a! terror con un canto,
Y si el recuerdo les rraía el llamo ,
En el palo mayor
Lo ahorcaban con una cuerda de guilarro.
Sín tener sangre hispana,
Colón simió su orgu[{o
Dentro del corazón,
Taladrándo[e el alma,
Subiendo por su sangre
Hasta el puente dt:! mando del cerebro,
Empujando su sue/lo,
Su locura,
Sufuen.a,
Su desvelo,
Su terquedad de acantilado,
Su voluntad de bárbaro sin duer1o.
Colón no fue de Espafla,
Pero sudó a Espaíta por los poros,
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Por las rendijas de su espfritu,
Por los relámpagos orientados de sus ojos,
Por sus cinco sentidos,
Por los funiculares de soberbia
Que le quedaron para su último abandono.
Creyendo ir a las Indias,
Descubrió un Continente
Lavado por la Gracia y por la luz del trópico;
Aquí sembró su voz,
Aquí su gente,
Aquí la Cruz que le quemaba el pecho,
A este cielo él le cosió su cielo,
A esta semilla él le ofreció su muerte,
Y aunque no es con su nombre que se inflama
Lu 1ierra americana,
La tierra sabe que por vez primera
Las huellas, en la arena,
Eran de su valor y sus sandalias.
Muchas veces, En melancólica parábola,
Volvió Colón a su querida Espm1a
Para flevarle el corazón
Y su tristeza acosrumbrada;
63
)
í 1
Volvió como Virrey,
Como AlmiranJe,
Como enjem10 sin paz,
Como reo en derrota,
Como el más loco de la Mar Océano,
Como Descubridor,
Como criatura humana cargada de improperios,
Como dueño de un mundo con otros dioses y otros
pueblos,
Como digno de aplauso
Y como carne de condenación.
Y un día,
Al fin y al cabo,
Se fue apagando, poco a poco,
Como tod.as las cosas que viven bajo el sol;
El 1erco,
El orgulloso,
El visionario,
El pas1or de faJigas y derrotas,
Don Cristóbal Colón,
Se quemó en la fogata de sus propios delirios,
Sus desengafíos se volvieron sombra
Y pensando en su India de rubfes orientales, ~. •, , . \ ., .. _
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• 1
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De palacios de mármol,
De azulejos,
De lapislázulí,
De flautas encantadas
Y bazares,
Sus dos ojos de ágata no vieron más el mar
Y se apagó.
Era un veinte de mayo,
Dta de la Asunción.
Luto en la tierra,
Valladolid desgarra su entraña maternal,
El almirante de la Mar Océano,
En comravfa,
Como fue su vida,
Baja a la etemidad.
Ya muerto,
Sin locura presente, sin esperanzas terrenales,
Sin caminos trenzados a sus pies,
Le sonríe a la muerte
Con esos ojos sin mareas
Que están dunniendo para siempre,
Amén.
í
1
_)
Í Colón,
Se extinguió como lámpara
En el altar de Espwla.
Por ella quemó su aceite de olivares,
De sueflos,
De fatigas,
De rutas,
De amaneceres
Y de algas.
Con su cartogra/fa bajo el brazo
Y su astrolabio besador de estrellas,
Se nos borró la vida del Descubridor.
Y se fUe descalzo de la tierra,
Y se fUe buscando en contravía el cielo
Para ver al Grwt Kan,
Al Gran Kan de la Luz,
El gran joyero que fabricó el diamante de los soles
Y el rubí a esfumino de los tardíos arreboles
Y esa esperanza de madera que el pobre llama: Cruz.
Murió Colón
Y quedó América ardida de riquezas,
De ambiciones,
66
-;, 1 _.
\ ' ' " '-.
••
•
•
; .
• .
. -
De guerras,
De futuro y de odios como nunca solló el Descubridor,
Cuando en las encomiendas se ¡·endían esclavos,
Se negociaba quina,
En trueque descarado se daba amor humano
Y el indio no tenía
Para calmar su herida
Más que vendajes de resfgnación.
La Gloria de las Indias,
LA locura gran(fica de Cristóbal Colón,
Se nos voh'ió ambición,
Melancolía,
Exptowción del alba hasta la larde,
Naujra8iO de[ amor,
Rfos de sOJJgre,
Odio al hemwno y desconfiam.a en Dios.
Estos pueblos de América,
Es1os plleblo.s llamados de las Indias,
Ya no ~·en la belleza de la orqulclea
Ni buscan la bondad del Padre Sol;
Son, simplemente, bombas,
1 Bombas de tiempo
Que esperan fragmentarse,
Repartir su potencia en mil esquirlas
Para acabar con el amor.
Ya moriste Crisróbal,
Don Crisióbal Colón, Descubridm~·
Cinco siglos vigilan en tu rumba,
Tu muerte en contravfa de terco sotlador,·
Tú, ya estás por encima de la Luna.
Por encima del barro,
Por encima del odio,
Por encima del oro
Y de es1a cosa a toda hora trisTe que llaman: Corazón;
Tú que ya estás arriba 1,
Donde los barcos de papel barato 1
1 1 Pueden llegar a Dios, 1 1 Dile al Rey de los Cielos y la tierra 1
\ Que se acuerde de Améríca, \
1 \ 1
La que IU descubriste
\ \
En Guanahanf, ese doce de octubre
1 Cuando en la arena se bañaba el soL \ 1
1
~ t~ .. ~·
1 1 . v, : ;
; ~ -
68
•
i:
•
•
,.
•
Dile que por tu muerte,
Lejos de los sollozos y la Gloria,
Lejos de toda hipocresfa
Y casi en contrav(a
Conrra el furo arreglado de la Historia,
.Tú no pensaste, nunca,
Hacer tristes los pueblos
Que adoraban su cielo,
Su padre sol, su hermana luna
Y su viento poeta,
Libre, desrw.do y besador.
Dae que los pueblos de América ya se mueren de hastío,
Que lloran su dulzura las naranjas,
Que se esconden por miedo fas orqu.ídeas,
Qut• por odit? a la altura los hom/Ji'es matan a las águilas,
Que se perdió el calor de los bohíos,
Que cuando un niño nace lo bautizan con lágrimas,
Que llevan guardaespaldas los caminos,
Que en los hogares sostienen con suero la esperanza ,
Que ya nadie piensa en el hermano ni el prójimo,
Que están en pública subasta
Los Diez Mandamiemos,
La Obras de Misericordia
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Y las ocho bienrwenturanzas,
Que esta América triste,
Que esta América pobre,
Sin amor y sin vida,
No es la que descubriste
En tu Sámamarfa,
Cuando tú eras un loco en fas manos de Dios.
Y cuando al cielo lleves todas estas razones,
Descansa en paz, Descubridor,
Pues todo lo hiciste por wnor,
Cuando los sabios aseguraban
Que la tierra era redonda como la bondad de los limones.
Grumete
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Al frenre esraba Guanahani~ No era la India Ni la antesala del Lejano Oriente. Era la emrada a América. A un Nuevo Cvnrinenre Donde el cóndor. un pájaro muy grande, Cubna con sus ala.; k7 mole de los Andes, En ese entonces sostenido por músculos desnudos. Por macanas Y flechas.
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