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Documento de orientación Hacia unas transiciones fructíferas: cambio climático y empleo International Organisation of Employers Organisation Internationale des Employeurs Organización Internacional de Empleadores Octubre de 2020

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Page 1: Documento de orientación Hacia unas transiciones

Documento de orientación

Hacia unas transiciones fructíferas:

cambio climático y empleo

International Organisation of Employers Organisation Internationale des Employeurs Organización Internacional de Empleadores

Octubre de 2020

Page 2: Documento de orientación Hacia unas transiciones

1

Índice

Introducción ........................................................................................................................................ 2

Contexto .............................................................................................................................................. 2

Gobernanza internacional ................................................................................................................... 3

Datos y cifras ....................................................................................................................................... 5

Costes e inversión ................................................................................................................................ 9

Consecuencias sobre el empleo ........................................................................................................ 11

Un entorno favorable ........................................................................................................................ 14

Los marcos para una transición justa ................................................................................................ 18

Acciones vigentes .............................................................................................................................. 21

Page 3: Documento de orientación Hacia unas transiciones

2

Introducción En el presente documento* se describen las principales oportunidades y los retos para el empleo y la

política social que presenta la acción en materia de cambio climático. Su objetivo principal es informar

a los miembros de los avances actuales en los debates sobre política climática y su impacto sobre el

empleo, además de ofrecer una contextualización y un análisis sobre el vínculo entre empleo y cambio

climático. Debido a la pandemia mundial del COVID-19 y sus efectos económicos, hay una mayor

incertidumbre sobre el empleo, el cambio climático y sus políticas, y el panorama relativo al empleo

mundial ha cambiado. Este documento se ha actualizado para reflejar esta nueva situación en la que

se encuentran las partes interesadas. Sirve como complemento al documento políticas de la OIE sobre

empleo y cambio climático, y respalda las orientaciones políticas que en él se proponen.

Contexto El virus del COVID-19 se ha convertido con rapidez en un problema mundial inesperado, urgente y

de magnitud sin precedentes. Entre las principales armas de las que disponen los países para combatir

una pandemia se encuentran la cuarentena y la distancia social, que impiden que la enfermedad

infecciosa se propague demasiado rápido y colapse los sistemas sanitarios. Las medidas de

confinamiento tienen diversas consecuencias, pues afectan de forma directa al funcionamiento normal

de nuestro sistema económico, aunque, por lo general, su efecto sobre la economía y el empleo es

nefasto y preocupante. Para minimizar el daño sobre la economía, apoyar a las poblaciones vulnerables

y a las empresas, y garantizar que los empleos y los medios de vida permanezcan intactos, los

gobiernos están implantando mecanismos de recuperación ambiciosos y medidas paliativas muy

costosas. Dejando de lado sus consecuencias directas sobre la economía y la sociedad, ¿cómo afecta

la situación actual a la política climática y cómo se puede adaptar esta a la luz de lo aprendido? Aunque

la pandemia del COVID-19 aporta datos útiles sobre la respuesta a situaciones de emergencia y a

cambios económicos rápidos y nos permite extraer conclusiones sobre cómo gestionar la adaptación

y mitigación del cambio climático, son problemáticas que tienen muchos rasgos divergentes y que no

deberían afrontarse de la misma manera. La respuesta mundial al cambio climático no debe modelarse

a imagen de la respuesta a la pandemia, sino que deberían extraerse y adaptarse sus aspectos más

útiles. Según un análisis de McKinsey & Company, «comprender las similitudes, las diferencias y la

interrelación entre la pandemia y el riesgo climático es un primer paso indispensable si queremos

extraer conclusiones prácticas en las que basar nuestras acciones»1.

A finales de abril, 212 países, territorios y regiones habían confirmado casos de COVID-19. Según las

Naciones Unidas, ha habido una caída interanual del 9 % en la producción mundial y en la manufactura,

y las estimaciones indican que el valor del comercio mundial de mercancías caerá en casi un 27 % en

el segundo trimestre de 2020, la mayor caída de los precios de los productos básicos de la historia

(-20,4 % entre febrero y marzo de 20202). Los modelos de la OIT estiman que las horas de trabajo

mundiales cayeron durante el primer trimestre de 2020 en un 4,5 %, lo que equivale a unos 130

millones de empleos a tiempo completo, frente a datos previos a la crisis (el cuarto trimestre de 2019).

En el segundo trimestre de 2020, se espera que las horas de trabajo totales en todo el mundo sean un

1 McKinsey & Company, 2020, «Addressing climate change in a post-pandemic world» (Cómo afrontar el cambio

climático tras la pandemia). 2 Comité de Coordinación de las Actividades Estadísticas, 2020, «How COVID-19 is changing the world: a statistical

perspective» (Cómo el COVID-19 está cambiando el mundo: una perspectiva estadística).

* Nota de la editora: gran parte de las fuentes bibliográficas, los gráficos y los enlaces de este documento están

disponibles únicamente en el idioma original de redacción del documento (inglés).

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3

10,5 % menos que en el último trimestre previo a la crisis, lo que equivale a 305 millones de empleos

a tiempo completo3. Es evidente que esta situación está teniendo consecuencias notables para las

empresas4. Para más datos y análisis, véanse a los sitios web de la OIE y la OIT.

Se ha abierto un debate sobre si es buena idea atajar el cambio climático y el COVID-19 a través de

políticas comunes5, pero resulta lógico buscar sinergias y diseñar, siempre que sea posible y

rentable, medidas de recuperación que integren al clima y a la pandemia. Aunque su naturaleza sea

distinta y supongan una importante presión adicional, existen paralelismos entre la pandemia y el

cambio climático, y para resolver ambas crisis, deberíamos invertir en una economía más limpia y

resiliente. Encontrar una fórmula de recuperación baja en emisiones de carbono y que procure un alto

crecimiento no es tarea fácil, pero si las políticas se diseñan meticulosamente, los objetivos

ambientales podrán ir de la mano de la recuperación económica y el crecimiento67. Los planes de

estímulo de los gobiernos podrían marcar la diferencia por medio de normativas sensatas y con un

enfoque práctico que integre, cuando sea conveniente, los objetivos climáticos y ambientales en los

planteamientos de medidas de recuperación para el COVID-198, sin dar marcha atrás en las medidas

ambientales vigentes y combinando las medidas de recuperación financiera con mejoras ambientales.

Los gobiernos desempeñan un papel fundamental para beneficiar a la sociedad y garantizar que la

población y las empresas vulnerables reciban protección y prosperen. Asimismo, las empresas y el

emprendimiento, en particular las pequeñas empresas, pueden aportar nuevas soluciones dinámicas

e innovadoras9 si se les proporciona un entorno favorable10. Estamos ante un momento decisivo que

dejará una huella duradera en las empresas11 y en la sociedad en general.

Gobernanza internacional A pesar de la actual crisis derivada del COVID-19, la agenda climática nunca a estado tan presente

en los debates internacionales, y la gobernanza climática ha ido evolucionando y haciéndose cada

vez más compleja. La Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC)

constituye el marco internacional para la acción climática. Su objetivo es estabilizar las concentraciones

de gases de efecto invernadero a un nivel que evite los efectos perniciosos sobre el clima dentro de

unos plazos que permitan un desarrollo sostenible. La Conferencia de las Partes (COP, por sus siglas en

inglés) es el principal organismo de toma de decisiones de esta Convención y se reúne con carácter

anual desde su primera cita en Berlín en 1995. Todas las Partes de la Convención están representadas

en la COP y se reúnen para evaluar la aplicación de la Convención y de otros instrumentos jurídicos

3 Organización Internacional del Trabajo, 2020, «Observatorio de la OIT: La COVID-19 y el mundo del trabajo. 3a

edición». 4 McKinsey & Company, 2020, «COVID-19: Implications for business» (COVID-19: implicaciones para las

empresas). 5 Financial Times, 2020, «Can we tackle both climate change and Covid-19 recovery?» (¿Podemos abordar de

forma simultánea el cambio climático y el COVID-19?). 6 MIT Sloan Management Review, 2020, «COVID-19, Climate Change, and the Forces Shaping Our Future»

(COVID-19, cambio climático y las fuerzas que configurarán nuestro futuro). 7 McKinsey & Company, 2020, «How a post-pandemic stimulus can both create jobs and help the climate» (Cómo

puede el estímulo pospandemia generar empleo y favorecer al clima). 8 Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos, 2020, «From containment to recovery: Environmental

responses to the COVID-19 pandemic» (De la contención a la recuperación: respuestas ambientales a la pandemia

del COVID-19). 9 Organización Internacional del Trabajo, 2019, «Growing Green - Fostering A Green Entrepreneurial Ecosystem

For Youth» (Cada vez más ecológicos: promover un ecosistema ecológico de emprendimiento para los jóvenes). 10 Jeffrey York, 2020, «COVID-19 is a dress rehearsal for entrepreneurial approaches to climate change» (El

COVID-19 es un ensayo de los enfoques del emprendimiento para el cambio climático). 11 McKinsey & Company, 2020, «Demonstrating corporate purpose in the time of coronavirus» (Demostrar los

objetivos sociales de una empresa en la era del coronavirus).

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4

que adopte la Conferencia. Asimismo, adoptan disposiciones institucionales y administrativas, así

como mecanismos de implantación eficaces. La principal labor de la COP es evaluar los informes

nacionales y los inventarios de emisiones que remiten las Partes (las contribuciones determinadas a

nivel nacional, o CDN). La Convención Marco se documenta gracias a los estudios del Grupo

Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), un

organismo de las Naciones Unidas independiente que se constituyó en 1988 con el fin de suministrar

información científica, objetiva y relevante para comprender los riesgos y los efectos del cambio

climático. El IPCC elabora, con carácter anual, un informe de evaluación de amplio espectro con

información básica que se emplea para formular las políticas climáticas (véanse aquí los informes).

Figura 1. Aumento de las emisiones mundiales de CO2 en gigatoneladas. Fuente: The Economist, 2019

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5

Como emblema de este compromiso histórico, en 2015 se firmó el Acuerdo de París durante la

COP2112 con el objetivo de limitar el calentamiento global entre 1,5 y 2 ºC por encima de los niveles

preindustriales (en este enlace encontrarán una herramienta interactiva que explica el Acuerdo). Un

reciente informe especial del IPCC subraya la importancia de mantener el calentamiento global bien

por debajo de los 1,5 ºC13. Según el IPCC, para limitar el calentamiento global a 1,5 ºC, es necesario

reducir las emisiones netas de dióxido de carbono (CO2) antropogénico en un 45 % antes de 2030 y

alcanzar unas emisiones netas de valor cero antes de 2050. El mero hecho de limitar el aumento la

temperatura a 2 ºC supondría reducir las emisiones de CO2 en un 25 % para 2030, lo que pasa por

cambiar por completo la tendencia actual.

Una de las principales labores de la COP consiste en evaluar los informes nacionales y los inventarios

de emisiones que remiten las Partes. A partir de esta información, la COP evalúa los resultados de las

medidas adoptadas por las Partes y los progresos cosechados en aras de lograr el objetivo último de

la Convención. La COP25 tuvo lugar en Madrid entre el 2 y el 13 de diciembre de 2019, tras cancelarse

su celebración en Santiago de Chile debido a problemas internos en el país. Esta reunión se alzó y se

promovió como una oportunidad fundamental para desplegar aún más esfuerzos. Las Partes debían

concluir la negociación de las normas de aplicación del Acuerdo de París (es decir, las normas y

directrices detalladas sobre la aplicación y los requisitos de las CDN, que se recogen aquí), para que el

año siguiente pudieran entrar en vigor las primeras CND. En 2020, comienza la aplicación del Acuerdo

de París (en este enlace se encuentra el cronograma de aplicación y, en este, una herramienta

interactiva sobre las partes y los procesos de la negociación). Se ha criticado a la COP por sus escasos

resultados; se esperaba que estos fueran muchos más ambiciosos y que supusiera todo un impulso

para formular acciones climáticas concretas14. Los documentos oficiales se encuentran en el sitio web

de la CMNUCC.

Datos y cifras Las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera de la Tierra derivadas de la combustión

de combustibles fósiles ha influido considerablemente en el desarrollo del planeta. Desde la

revolución industrial, nuestra economía moderna y su crecimiento se han basado en disponer de

energía asequible y accesible, energía generada en grandes cantidades por los combustibles fósiles. La

expansión del progreso tecnológico y la actividad económica derivada generó una prosperidad sin

precedentes, una mejora de los estándares de vida y toda un sinfín de nuevos productos y servicios.

Estos avances, junto con los progresos en medicina y agricultura, han llevado a la población mundial a

alcanzar cotas históricas. De hecho, en el siglo XX, la población mundial se ha duplicado casi en dos

ocasiones, mientras que el Producto Interior Bruto (PIB) mundial se ha duplicado más de cuatro veces.

Por otro lado, las emisiones producidas por el uso de combustibles han dejado su huella de forma

patente en forma de cambio climático15. En 1900, las emisiones mundiales absolutas ascendían a unos

12 A fecha de mayo de 2020, 195 Estados y la Unión Europea han firmado el Acuerdo. 189 Estados y la Unión

Europea, lo que representa a casi el 97 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, han

ratificado o se han adherido al Acuerdo, inclusive China, Estados Unidos (que ha notificado a las Naciones Unidas

su decisión de abandonarlo) e India, tres de los cuatro principales emisores de gases de efecto invernadero del

total de los miembros del CMNUCC (un 42 % combinado). 13 Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), 2019, «Calentamiento global de

1,5°C»; Instituto de Recursos Mundiales, 2018, «8 Things You Need to Know About the IPCC 1.5˚C Report» (8

cosas que has de saber sobre el informe del IPCC). 14 Para un resumen completo y detallado sobre los resultados, véanse este y este enlace. 15 The Economist, 2019, «The past, present and future of climate change» (Pasado, presente y futuro del cambio

climático) y «Humanity’s immense impact on Earth’s climate and carbon cycle» (El inmenso impacto de la

humanidad en el clima y en el ciclo del carbono de la Tierra).

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6

2000 millones de toneladas de dióxido de carbono; para 1950, las emisiones se habían triplicado y, en

la actualidad, estas son casi 20 veces más16. No obstante, en la última década, las emisiones han

seguido aumentando a un ritmo del 1,5 % anual. Hace falta una reducción de entre el 3 y el 6 % anual

hasta 2030 para poder limitar el calentamiento global a los 1,5-2 ºC17. La actual pandemia de COVID-

19 ha tenido un gran impacto sobre las emisiones a corto plazo, pero difícilmente tendrá un efecto

significativo a largo plazo18. Además, aunque está previsto que se actualicen pronto y se ha pedido que

se las dote de mayor ambición, las CDN actuales se consideran insuficientes para lograr el objetivo del

Acuerdo de París.

La historia económica demuestra que las empresas y el sector privado no han dejado de mutar y de

adaptarse desde la revolución industrial. El cambio es, en muchos sentidos, indispensable para las

empresas; el cambio hace prosperar al emprendimiento, en su intento de planear las medidas óptimas.

La nueva realidad del mundo del trabajo actual ya ha generado tendencias potentes y rápidas a las que

el sector privado ya está dando respuesta. Pero no todos los participantes de los mercados tienen la

capacidad de adaptarse y superar estos retos, y los cambios pueden ser, con frecuencia, tumultuosos

y dañinos para gran parte de las economías. Es importante fomentar capacidades, fortalecer la

resiliencia y disponer marcos sólidos que brinden apoyo y fomenten la innovación; de lo contrario, los

mercados registran resultados mucho peores en materia de empleo en periodos de crisis. La

coexistencia de la crisis del COVID-19 con el cambio climático supone que el periodo de recuperación

pospandemia será decisivo para luchar contra el cambio climático. Según McKinsey & Company, los

gobiernos no han de poner en riesgo sus prioridades económicas en aras de las ambientales ante la

recesión provocada por el COVID-1919. Es probable que la crisis del COVID-19 tenga consecuencias

dramáticas para el progreso en materia de cambio climático. Los inminentes planes de recuperación

fiscal podrán consolidar o relegar, en parte, el sistema económico actual, muy dependiente de los

combustibles fósiles20.

16 The Economist, 2019, «The past, present and future of climate change» (Pasado, presente y futuro del cambio

climático). 17 Foro Económico Mundial, 2020, «The Net Zero Challenge - Fast-Forward to Decisive Climate Action» (El desafío

de la neutralidad en carbono: cómo pasar a una acción climática decisiva). 18 Naciones Unidas, 2020, «Fall in COVID-linked carbon emissions won’t halt climate change» (La reducción de las

emisiones de carbono por el coronavirus no frenará el cambio climático); Sheffield Political Economy Research

Institute, 2019, «What happens to the environment in times of economic trouble and why should we care?»

(¿Qué consecuencias tienen los problemas económicos para el medio ambiente y por qué debería importarnos?). 19 McKinsey & Company, 2020, «How a post-pandemic stimulus can both create jobs and help the climate» (Cómo

puede el estímulo pospandemia generar empleo y favorecer al clima). 20 Hepburn, C., et al., 2020, «Will COVID-19 fiscal recovery packages accelerate or retard progress on climate

change?» (¿Podrán los planes de recuperación económica del COVID-19 acelerar o ralentizar los avances en

materia de cambio climático?), Smith School Working Paper, 20-02.

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7

Figura 2. Crecimiento del PIB per cápita y el consiguiente aumento en la prosperidad, fuente y más información

Uno de los principales objetivos del desarrollo sostenible en general es garantizar un crecimiento

económico sostenible y continuado, a la vez que se tratan de eliminar las emisiones de gases de

efecto invernadero a largo plazo21. Esto se denomina «disociar» el crecimiento de las emisiones y el

crecimiento económico, que hasta ahora han ido de la mano. Este objetivo doble se ha recogido en el

ODS 8 (crecimiento económico sostenible) y en el ODS 13 (acción por el clima). La noción de disociación

es la piedra angular de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (o Agenda 203022) y del desarrollo

sostenible en general23. Algunos países (como, por ejemplo, Dinamarca, Alemania, Suecia y el Reino

Unido24) están avanzando hacia este ambicioso objetivo mediante la reducción de la intensidad

energética del PIB, medidas de eficiencia energética, electrificación, economía circular25 y

diversificación energética con una apuesta por energías renovables rentables, lo que demuestra que

es posible. Las empresas y el sector privado se encuentran en una posición inmejorable para

aprovechar las posibles oportunidades y acelerar esta tendencia, aunque solo si tienen capacidad de

adaptación, resiliencia y visión de futuro26.

21 The Economist, 2019, «The Climate Issue» (La cuestión climática). 22 La Agenda 2030 es un marco muy amplio que integra diversos objetivos sociales; la acción climática es solo

uno de ellos. Este documento se centra en cambio climático y empleo, y no en la Agenda 2030 en general. 23 Panel Internacional de Recursos, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), 2011,

«Decoupling Natural Resource use and Environmental Impacts from Economic Growth» (Desacoplar el uso de los

recursos naturales y los impactos ambientales del crecimiento económico); Our World in Data, «Shrink emissions,

not the economy!» (¡Mermen las emisiones, no la economía!). 24 Foro Económico Mundial, «The world's economy is only 9% circular. We must be bolder about saving

resources» (Solo el 9 % de la economía mundial es circular. Hemos de ser más valientes en el ahorro de recursos). 25 Foro Económico Mundial, 2016, «The decoupling of emissions and growth is underway. These 5 charts show

how» (Se están disociando las emisiones y el crecimiento. Estas cinco gráficas muestran cómo). 26 McKinsey & Company, 2019, «The decoupling of GDP and energy growth: A CEO guide» (Disociar el PIB y el

crecimiento energético: una guía para directores ejecutivos);ellen MacArthur Foundation, «What is the circular

economy?» (¿Qué es la economía circular?).

Page 9: Documento de orientación Hacia unas transiciones

8

Los efectos económicos del cambio climático ya se están haciendo notar en todo el mundo27. Es un

proceso que va cada vez más rápido, y sus efectos serán cada vez mayores si no se adoptan medidas

rápidas y enérgicas para prevenir y adaptarnos al cambio climático (los efectos sobre el clima se

combinan con otros efectos existentes sobre el medio ambiente, como la pérdida de la biodiversidad,

la contaminación, la generación de residuos, etcétera). El cambio climático también tiene

consecuencias considerables para la sociedad, que suelen afectar más a las poblaciones vulnerables y

a los países de ingresos bajos. Según el informe especial sobre el calentamiento global de 1,5 ºC del

IPCC, no queda mucho tiempo para reducir las emisiones antes de que alcancen niveles catastróficos.

Sus efectos se están haciendo patentes en todo el mundo del trabajo28, por lo que, llegados a este

punto, es crucial que nos centremos en la reducción de emisiones y en la adaptación de todos los

sectores y regiones, y que prioricemos aquellos ámbitos de actuación y medidas que marquen la

diferencia.

La mayor fuente de emisiones con diferencia en todo el mundo es el consumo energético. El 87 % de

las emisiones de CO2 antropogénico provienen de la combustión de combustibles fósiles, como el

carbón, el gas natural y el petróleo. El resto de las emisiones provienen de la deforestación y de otros

cambios en el uso de la tierra (9 %), así como de otros procesos industriales como la producción de

cemento (4 %). El sector energético incluye el transporte, la electricidad y la calefacción, la edificación,

la manufactura, la construcción, las emisiones fugitivas y otras formas de consumo de combustible, y

supone la principal fuente de emisiones antropogénica. En 2014, un 50 % de las emisiones mundiales

provinieron de la generación de calor y electricidad; las industrias del transporte y la manufactura

contribuyeron en un 20 % cada una; los servicios públicos, residenciales y comerciales, un 9 % y el resto

de sectores, entre un 1 y un 2 %. En este enlace y este encontrarán un resumen de esta información.

Para obtener más información sobre cómo se están adaptando y mitigando las emisiones en distintos

sectores, consulten este enlace.

Figura 3. Emisiones mundiales de CO2 por fuente o sector, 1960-2014 (fuente)

Según una encuesta reciente de la OIE29, la sostenibilidad y el cambio climático son una de las cinco

tendencias mundiales que más están afectando a las empresas a nivel mundial. Casi el 70 % de los

27 McKinsey & Company, 2020, «Climate risk and response: Physical hazards and socioeconomic impacts» (Riesgo

y respuesta climáticos: peligros físicos y consecuencias socioeconómicas). 28 Organización Internacional del Trabajo, 2018, «Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo 2018:

Sostenibilidad medioambiental con empleo». 29 Organización Internacional de Empleadores, 2019, «Transformación empresarial. Nuevas oportunidades para

las organizaciones empresariales».

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9

empleadores encuestados perciben que el creciente riesgo ambiental y de desastres afecta de forma

notable a sus actividades. El Global Risks Report30 (Informe sobre los riesgos en el mundo) del Foro

Económico Mundial de este año incluye riesgos ambientales en los cinco primeros puestos como

riesgos más plausibles, y fue uno de los principales temas que se trataron en Davos este año31. Las

empresas que rinden cuentas ante el Carbon Disclosure Project32, el proyecto de información sobre las

emisiones de carbono, han comunicado que sus actividades y operaciones se enfrentan a grandes

riesgos debido al cambio climático, pero también a oportunidades potenciales que pueden tener

repercusiones notables. Las principales empresas han prevenido sobre los posibles efectos económicos

sobre sus activos, pero también sobre un potencial de crecimiento mucho mayor que los riesgos. Es

decir, que gestionar los riesgos identificados de forma anticipada es mucho más barato que hacerlo

cuando nos afecten33. Es indispensable actuar en el momento justo; ya existen numerosos mecanismos

de adaptación y de resiliencia para las empresas34.

Costes e inversión

Figura 4. Beneficios mundiales de un cambio decisivo hacia una economía baja en emisiones de carbono en comparación con

el escenario de referencia (New Climate Economy, 2018)

30 Foro Económico Mundial, 2020, «The Global Risks Report 2020» (Informe sobre los riesgos en el mundo) y «Top

risks are environmental, but ignore economics and they'll be harder to fix» (Los principales riesgos son

ambientales, pero si se ignora la economía, serán más difíciles de resolver). 31 Foro Económico Mundial, 2020, «What’s everyone talking about at Davos 2020?» (¿De qué está hablando todo

el mundo en Davos 2020?). World Business Council for Sustainable Development, 2020, «The triangle that will fix

capitalism» (El triángulo que reparará el capitalismo). 32 El Carbon Disclosure Project es una organización internacional sin ánimo de lucro que ofrece a empresas y

ciudades un sistema integral para medir, publicar, gestionar y compartir información medioambiental básica.

Solicitan información sobre los riesgos climáticos y las oportunidades para reducir las emisiones de carbono a las

principales empresas del mundo en nombre de sus más de 515 sus instituciones inversoras firmantes (para más

información, véanse este y este enlace). 33 Carbon Disclosure Project, 2019, «Major risk or rosy opportunity - Are companies ready for climate change?»

(¿Gran riesgo u oportunidad de oro? ¿Están las empresas preparadas para el cambio climático?). 34 Foro Económico Mundial, 2020, «The Net Zero Challenge - Fast-Forward to Decisive Climate Action» (El desafío

de la neutralidad en carbono: cómo pasar a una acción climática decisiva); McKinsey & Company, 2019, «Earth

to CEO: Your company is already at risk from climate change» (Tierra llamando al CEO: el cambio climático ya es

una amenaza para tu empresa).

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10

En el marco de las ambiciosas obligaciones del Acuerdo de París, los países participantes han de

reducir sus emisiones en todos los sectores de la industria y la economía. No obstante, las empresas

solo podrán lograr estos objetivos si se implantan de manera realista y respetuosa con la economía.

Como hemos visto con la crisis del COVID-19, las medidas drásticas que interfieren en la actividad

económica normal no son sostenibles. Es importante que todas las empresas y posibles agentes

capaces de contribuir a la reducción de emisiones reciban el apoyo necesario. El apoyo y los incentivos

que se proporcionen deben ser, en su mayoría, neutros con respecto a la tecnología para que las

soluciones posibles puedan aspirar a ellos. Las normativas no deberían apostar por un caballo ganador,

sino que deberían centrarse en los objetivos de reducción de emisiones, y no en una tecnología en

concreto. En los próximos años, habrán de invertirse importantes cuantías en tecnologías,

combustibles y rendimientos nuevos. El informe Stern sobre la economía del cambio climático35 estimó

en su día que, de no adoptarse medida alguna, el coste que esto tendría en todo el mundo equivaldría

a, como mínimo, el 5 % del PIB mundial anual por tiempo indefinido36.

Se estima que, solo para hacer el sector energético inocuo para el clima, se necesitarían «de media,

3,5 billones de dólares anuales en inversión entre el 2016 y el 2050»37. Invertir en un cambio sistémico

puede ser caro: el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estima que el coste

anual de conseguir una resiliencia climática podría oscilar entre los 140 000 y los 300 000 millones de

dólares para 2030, y entre los 280 000 y los 500 000 millones de dólares para 205038. Es necesario crear

infraestructuras para adaptarnos al cambio climático, aunque suponga un gasto de capital inicial

considerable. Según The New Climate Economy39, «se espera que se inviertan en infraestructura unos

90 billones de dólares en todo el mundo hasta 2030, es decir, más que el total de la bolsa de valores

hoy»40. Pero el coste de la inacción y el coste de la inversión no son fijos: cuanto más esperemos, mayor

será el coste; si actuamos rápido, reduciremos los daños e incrementaremos los beneficios41.

Los gobiernos y las políticas nacionales e internacionales desempeñan un papel importante en el

desarrollo de una transición eficaz y fructífera. La OCDE estima que un «paquete de políticas públicas

compatibles con el clima puede aumentar el PIB a largo plazo hasta en 2,8 % en promedio en todo los

países del G20 para el año 2050 con respecto a la continuación de las políticas actuales. Si también se

toman en cuenta las repercusiones positivas de evitar el cambio climático, el efecto neto sobre el PIB

en 2050 aumenta a casi el 5 % en las economías desarrolladas y emergentes del G20»42. En lo que

35 Stern, N., 2006, «The Economics of Climate Change: The Stern Review» (Informe Stern sobre la economía del

cambio climático). 36 Das Progressive Zentrum (DPZ) y Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GiZ), 2019,

«Foreign Policy and the Just Transition» (Política exterior y la transición justa). 37 London School of Economics and Political Science, Grantham Institute on Climate Change and the Environment,

2018, «Climate change and the just transition - A guide for investor action» (Cambio climático y transición justa:

guía para la inversión). 38 Business for Social Responsibility, 2018, «Climate and the Just Transition: The Business Case for Action» (Clima

y transición justa: argumentos para pasar a la acción). 39 The New Climate Economy, 2018, «Unlocking the Inclusive Growth Story of the 21st Century: Accelerating

Climate Action in Urgent Times» (Desatar el crecimiento inclusivo del siglo XXI: acelerar la acción climática en

tiempos apremiantes). 40 Se estima que, en los sectores industriales, la inversión de capital total adicional entre 2015 y 2050 pueda

aumentar en entre 5,5 y 8,4 billones de dólares, lo que supone un 0,1 % del PIB agregado en el mismo periodo y

menos del 0,5 % del potencial ahorro e inversión mundiales, lo que demuestra que, aunque sea costoso, la

inversión requerida es factible (McKinsey & Company, 2018; Energy Transitions Commission, 2018). 41 Global Commission on Adaptation, 2019, «Adapt now: a global call for leadership on climate resilience»

(Adaptarnos ahora: llamamiento mundial para un liderazgo en materia de resiliencia climática). 42 Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos, 2017, «Investing in Climate, Investing in Growth»

(Invertir en el clima, invertir en el crecimiento).

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11

respecta al desarrollo sostenible en general, la Business and Sustainable Development Commission43

se basa en los estudios de PricewaterhouseCoopers (PwC) para prever que, si se avanza en pro y se

consiguen los ODS, se generarán hasta 12 billones de dólares en oportunidades de mercado en los

cuatro sistemas económicos (alimentación, ciudades, energía y materiales, salud y bienestar)

analizados por la Comisión. Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), los gobiernos fomentan

de forma directa o indirecta más del 70 % de la inversión mundial en energía, lo que hace patente que

pueden redirigir estas inversiones hacia una vía más sostenible44.

Los efectos económicos del cambio climático pueden ser más lentos que los ocasionados por la

pandemia, pero también pueden ser mayores y más duraderos. Con ingenio, podemos adaptarnos y

recuperarnos con resiliencia del COVID-19, a la vez que adaptamos nuestros sistemas al cambio

climático45. Aunque solo se usara una parte de los 9 billones de dólares que han reservado más de 170

países para aplicar medidas de estímulo y recuperación para la sostenibilidad, se podría avanzar mucho

a medio plazo. Por ejemplo, según un estudio de la AIE, un proyecto de recuperación sostenible solo

para el sector de la energía podría incrementar en un 1,1 % el crecimiento económico global anual, lo

que llevaría a un PIB mundial un 3,5 % mayor en 2023, a la vez que conservaría o crearía unos 9 millones

de empleos al año durante los tres próximos años y reduciría las emisiones en 4500 millones de

toneladas.46, 47 El Production Gap Report de este año, informe que analiza la brecha entre la producción

prevista de combustibles fósiles en los países y los niveles requeridos para limitar el calentamiento

global a menos de 2 ºC, analizará si las estrategias y medidas de rescate y estímulo de los gobiernos

están retrasando o acelerando la transición hacia la independencia de la producción de combustibles

fósiles48. Para profundizar en los vínculos entre la política sobre el cambio climático y el COVID, la

Geneva Environment Network ha creado un repositorio temático de recursos de interés.

Consecuencias sobre el empleo

Según la CMNUCC, las medidas de adaptación y mitigación del cambio climático tendrán

consecuencias cuantitativas y cualitativas en el empleo y en las empresas. La diferencia entre la

mitigación y la adaptación al cambio climático es que la mitigación pretende atajar las causas y

minimizar las posibles consecuencias del cambio climático, mientras que la adaptación aspira a reducir

los efectos perniciosos y a aprovechar las oportunidades que surjan del cambio climático. Allí donde

las estrategias de mitigación no logren los objetivos de limitación de emisiones, la resiliencia climática

será determinante para reducir los efectos del cambio climático49. Según la CMNUCC, un total de 1470

millones de empleos dependen de la estabilidad climática (véase la Figura 5 a continuación). El impacto

real que tenga sobre los puestos de trabajos y el empleo dependerá de las normativas y políticas que

se adopten, que pueden diferir mucho en función de la respuesta que estipulen las partes interesadas

pertinentes. Con independencia del cambio climático, habrán de generarse 600 millones de empleos

43 Business and Sustainable Development Commission, 2017, «Better Business Better World» (Empresas mejores

para un mundo mejor). 44 Agencia Internacional de la Energía, 2018, «World Energy Outlook 2018 examines future patterns of global

energy system at a time of increasing uncertainties» (El informe sobre la situación de la energía en el mundo de

2018 estudia los patrones futuros del sistema energético mundial en un momento de creciente incertidumbre). 45 Foro Económico Mundial, 2020, «How to build back better after COVID-19» (Cómo recuperarnos tras el COVID-

19). 46 Agencia Internacional de la Energía, 2020, «Sustainable Recovery: World Energy Outlook Special Report»

(Recuperación sostenible: informe especial sobre la situación de la energía en el mundo). 47 The Economist, 2020, «Countries should seize the moment to flatten the climate curve» (Los países deberían

aprovechar la situación para reducir la curva climática). 48 Climate Home News, 2020, «After the oil crash, we need a managed wind-down of fossil fuel production» (Tras

la caída del petróleo, necesitamos una reducción organizada de la producción de combustibles fósiles). 49 Iberdrola, «La adaptación al cambio climático, ¿cómo será la Tierra en 2030?».

Page 13: Documento de orientación Hacia unas transiciones

12

nuevos en todo el mundo para 2030, para seguir el ritmo del crecimiento de la población activa

mundial50. Esto supone unos 40 millones de empleos al año51. No obstante, para respetar los

compromisos del Acuerdo de París, estos nuevos empleos no deberían generar nuevas emisiones ni

imponer una presión adicional sobre los ecosistemas.

Figura 5. Empleos esenciales para la estabilidad climática, por sector (Fuente: London School of Economics, 2018)

La economía mundial y los mercados de trabajo ya se están viendo afectados por las alteraciones en

el medio ambiente. Las catástrofes naturales, como los huracanes, las inundaciones o los incendios ya

están causando daños importantes y pueden destruir en poco tiempo una economía local52. Además,

cada vez son más frecuentes y agresivas53. Una mayor exposición térmica y estrés térmico puede

ocasionar importantes pérdidas económicas y afectar al empleo, destruyendo puestos de trabajo y

aumentando los riesgos para la salud. Un cambio en las características meteorológicas puede afectar,

a largo plazo, al empleo, sobre todo en sectores54 como el turismo (a aquellas actividades turísticas

que dependen de las condiciones meteorológicas), la agricultura, uno de los principales generadores

de empleo en todo el mundo (por ejemplo, con graves inundaciones o sequías persistentes), y el sector

de los seguros, cada vez más afectado por la creciente incertidumbre. Las características

meteorológicas están interrelacionadas con muchos otros sistemas dinámicos, y sus alteraciones

pueden tener un amplio alcance, ser difíciles de predecir y generar problemas inesperados55.

Figura 6. Fuente: CMNUCC, 2016

50 Según los estudios de la CMNUCC y la OIT, para lograr el Objetivo 8 de la Agenda 2030. 51 Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio, 2016, «Just Transition of the Workforce, and the

Creation of Decent Work and Quality Jobs» (Una transición justa para la fuerza de trabajo, la creación de trabajo

decente y de empleos de calidad). 52 The Earth Institute, Columbia University, 2019, «How Climate Change Impacts the Economy» (Cómo afecta el

cambio climático a la economía) e Iberdrola, «How is climate change affecting the economy and society?» (Cómo

afecta el cambio climático a la economía y a la sociedad). 53 Organización Internacional del Trabajo, 2019, «Working on a warmer planet: The effect of heat stress on

productivity and decent work» (Trabajar en un planeta más caliente: El impacto del estrés térmico en la

productividad laboral y el trabajo decente). 54 Comisión Europea, «Sectors Affected» (Sectores afectados). 55 The Economist, 2020, «Damage from climate change will be widespread and sometimes surprising» (Las

consecuencias del cambio climático serán generalizadas y, en ocasiones, sorprendentes).

Page 14: Documento de orientación Hacia unas transiciones

13

En lo que respecta a las consecuencias cualitativas, hay que saber que el impacto ambiental que tienen

los empleos de ciertos sectores depende de factores estructurales y de la tecnología y los flujos de

trabajo que se emplean en dicho sector, y no del trabajo en sí mismo56. Una misma actividad laboral

puede ser favorable para el medio ambiente si se llevan a cabo los cambios oportunos en la política de

la empresa, en la tecnología empleada o si se aplican nuevas normativas. Por ejemplo, el sector de la

construcción tiene un alto consumo de carbono (en gran medida, debido a la producción de cemento).

No obstante, si se emplearan con más frecuencia materiales sostenibles y energías renovables, esa

misma actividad sería mucho más respetuosa con el medio ambiente y no precisaría competencias

muy distintas de las actuales. Sin embargo, es importante cambiar tanto la mentalidad y como los

comportamientos individuales, que pueden afectar considerablemente al éxito de las políticas de

mitigación y los planes de adaptación. Las iniciativas individuales y los consumidores que exigen bienes

y servicios diferentes pueden dar pie al cambio en los procesos de una empresa y acelerar este cambio.

Figura 7. Empleos potenciales por sector y país del G20 en un escenario de sostenibilidad energética (OIT, 2018)

Las industrias ya están adoptando importantes medidas para adaptarse y mitigar los efectos del

cambio climático, lo que demuestra que se pueden poner en marcha soluciones eficaces. Por

ejemplo, las industrias del aire acondicionado y la refrigeración ya han implantado con éxito el

Protocolo de Montreal, que se diseñó para eliminar de forma progresiva la producción de numerosas

sustancias perniciosas para la capa de ozono. Todos los Estados miembro de Naciones Unidas lo

ratificaron, lo que demuestra que una normativa eficaz en la que participan todas las partes

interesadas y con objetivos claros puede llevar a resultados extraordinarios. En 2019, se actualizó el

Protocolo de Montreal con la Enmienda de Kigali para reducir aún más las emisiones de los

refrigerantes que se usan en la actualidad. Esta modificación también brinda la oportunidad de

implantar una tecnología más eficiente, lo que potencia los efectos positivos y demuestra que la

industria puede adaptarse y aplicar las normativas, sin perjuicio de su crecimiento y la generación de

empleo. Asimismo, sustituir las fuentes de energía actuales por energías renovables reduciría aún más

56 Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), 2014, «Key economic sectors and

services» (Principales sectores y servicios económicos).

Page 15: Documento de orientación Hacia unas transiciones

14

los efectos que el sector de la refrigeración tiene sobre el clima, sin que con ello se altere de forma

notable el panorama laboral.

Han surgido conceptos como el de «empleos verdes» para intentar normalizar la medición de los

progresos y de dar nombre a las competencias y a los tipos de trabajo de una economía respetuosa

con el clima. La comunidad empresarial considera que no son prácticos y que derivan en un análisis

sesgado, pues no reflejan como es debido os matices del efecto que tiene el cambio climático sobre el

empleo e imponen marcos que no son óptimos para todos los contextos. Para profundizar en los

debates sobre metodología y aplicación, véanse este enlace, este y este.

Un entorno favorable La modificación de los procesos de producción y de las prácticas consolidadas en un sector entraña

retos considerables y costes asociados, como el gasto en investigación, en diseño y en la propia

implantación de la medida. Para que las empresas puedan actuar con rapidez, es necesario que haya

incentivos claros y cuantiosos, normativas realistas y un fomento de capacidades que permita

implantar estos cambios de forma gradual. Las instituciones y los marcos normativos sólidos y

equilibrados que permitan aprovechar el potencial de las empresas y no generen trabas normativas

que desincentiven la inversión privada, deben ir de la mano de políticas e incentivos económicos que

apoyen e insten a las empresas a adoptar tecnologías limpias y procesos de producción bajos en

carbono, así como a invertir en el perfeccionamiento y en la actualización de las competencias de la

fuerza de trabajo. Cada sector tendrá sus particularidades, pero para lograr una transformación

tecnológica rápida y eficaz, es necesario que cada gobierno disponga una política industrial coherente

que respalde los esfuerzos desplegados por dichos sectores. «Nunca se insistirá suficiente en la

necesidad de que los gobiernos intervengan de esta manera. Por ejemplo, el coste de producción de

acero sin emisiones podría ser, en un principio, dos veces mayor que la producción tradicional de

acero, un sobrecoste que ninguna empresa que opere en un mercado de productos básicos mundial y

competitivo estará dispuesta a asumir, a menos que reciba apoyo directo para desarrollar la tecnología

necesaria y que cuente con un mercado seguro, a través de la contratación pública, y protegido ante

aquellos competidores que no jueguen limpio»57.

Figura 8. Potencial de creación de empleo en un escenario de sostenibilidad energética (OIT, 2019)

En un escenario en el que gobiernos y organizaciones adopten medidas firmes de sostenibilidad

energética y apliquen un amplio abanico de medidas (el denominado «escenario de sostenibilidad

57 Foreign Affairs, 2020, «The Paths to Net Zero - How Technology Can Save the Planet» (Los caminos hacia la

neutralidad en carbono: cómo puede la tecnología salvar el planeta).

Page 16: Documento de orientación Hacia unas transiciones

15

energética», los estudios de la OIT muestran que «se generarían casi 25 millones de empleos y se

perderían cerca de 7 millones en todo el mundo. De estos últimos, 5 millones pueden recuperarse

gracias a la redistribución de la mano de obra: es decir, que 5 millones de empleados que pierdan su

empleo por la recesión de ciertas industrias podrán encontrar el mismo puesto en otra industria dentro

del mismo país»58. No obstante, la Figura 7 hace énfasis en la capital importancia de las competencias

y en el hecho de que solo se alcanzará esa potencial creación de empleo a través de una formación

intensa e integral, del perfeccionamiento y de la actualización de las competencias de la fuerza de

trabajo. Los mercados de trabajo han de estar preparados y ser lo bastante flexibles para asumir de

forma eficaz estos grandes cambios.

Las políticas de sostenibilidad pueden afectar al empleo de diversas maneras pero, en general, las

políticas sobre el clima y la sostenibilidad pueden generar empleo de calidad si se aplican como es

debido y si se gestionan de forma adecuada los retos y riesgos asociados59. Por un lado, ampliar

mercados existentes, como el reciclaje y las energías renovables, puede aumentar la demanda de

empleo. Por otro lado, los trabajos en sectores como la agricultura ecológica, la economía circular, las

energías renovables y otras nuevas actividades son más exigentes, por lo que crearán más empleos

que los que ahora generan dichas actividades.

Figura 9. Representación del potencial de creación de empleo. Fuente: McKinsey

No obstante, según la OIT (2019), si analizamos las CDN remitidas en el marco del Acuerdo de París,

«Dos tercios de los países reconocen en sus CDN la importancia del fomento de capacidades y de la

educación sobre cambio climático, pero menos del 40 % de las CDN en todo el mundo integran

proyectos de formación profesional para apoyar su implantación, y más del 20 % ignoran por completo

la integración de actividades relacionadas con el capital humano» (véase la siguiente figura).

58 Organización Internacional del Trabajo, 2018, «Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo 2018:

Sostenibilidad medioambiental con empleo». 59 Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos, 2017, «Employment Implications of Green Growth»

(Implicaciones para el empleo del crecimiento sostenible).

Page 17: Documento de orientación Hacia unas transiciones

16

Figura 10. Fuente: OIT, 2019

Un reto crucial, que está relacionado con los programas de competencias, es el componente

temporal y geográfico de toda transformación económica. Como nos han demostrado las dinámicas

de la urbanización y la revolución industrial, la creación y la transformación de empleos se dan en

diferentes lugares en diferentes momentos y a diferentes ritmos. Esto plantea la pregunta de dónde

se crearán los nuevos empleos, cómo de rápido se requerirán las nuevas competencias y cuál será la

tasa de generación y destrucción de empleo. Para tener las mayores posibilidades de éxito, las

empresas tendrán en ocasiones que reubicar a la fuerza de trabajo, replantear sus cometidos,

perfeccionar y actualizar sus competencias con rapidez, sin abandonar sus operaciones. Se ha de

prestar particular atención a los distintos niveles de desarrollo de los países y al perfil socioeconómico

de cada contexto nacional.

Las medidas de adaptación de competencias tienen una relevancia particular para las pequeñas y

medianas empresas (pymes). Las pymes dan trabajo a más del 80 % de los trabajadores en todo el

mundo, pero suelen tener menos capacidad de adaptarse y transformar sus modelos de negocio;

suelen ser menos productivas y las competencias de sus trabajadores suelen menos flexibles. En los

mercados emergentes, son las pymes las que generan la mayoría de los empleos formales; en todo el

mundo, crean 7 de cada 10 puestos de trabajo60. Además, si dejamos de lado el reto de la acción

climática, la brecha de financiación es la mayor limitación para el crecimiento y el desarrollo de las

pymes. La Corporación Financiera Internacional61 estima que 65 millones de empresas, es decir, el 40 %

de las microempresas, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) de los países en desarrollo, tienen

una necesidad de financiación total insatisfecha de 5,2 billones de dólares anuales, que equivale a 1,4

veces más el nivel actual de préstamo para las MIPYMES en todo el mundo. Esta realidad nos indica

que hay que fomentar el crecimiento de la productividad, pues un aumento de la eficiencia permite a

las empresas ahorrar e invertir en procesos de producción sostenibles. Un estudio del Centro de

Comercio Internacional apunta que una inversión adicional de un billón de dólares anual en las pymes

las dotaría de la capacidad de alcanzar los ODS62.

60 Organización Internacional del Trabajo, 2019, «Small Matters: Global evidence on the contribution to

employment by the self-employed, micro-enterprises and SMEs» (Lo pequeño importa: Datos mundiales sobre

las contribuciones al empleo de los trabajadores independientes, las microempresas y las pymes). 61 Corporación Financiera Internacional, 2017, «MSME FINANCE GAP - Assessment of the Shortfalls and

Opportunities in Financing Micro, Small and Medium Enterprises in Emerging Markets» (La brecha financiera de

las MIPYMES: Evaluación de las carencias y oportunidades de financiar microempresas, pequeñas y medianas

empresas en los mercados emergentes). 62 Centro de Comercio Internacional, 2019, «Perspectivas de competitividad de las pymes 2019».

Page 18: Documento de orientación Hacia unas transiciones

17

Hay que atender a las consecuencias económicas que tendrá para las empresas el emprender una

transición energética. Para conseguir una transición eficiente y sostenible que tenga el mínimo

impacto sobre el mercado de trabajo, es esencial abordar la cuestión de la productividad. En general,

la productividad laboral lleva dos décadas en decadencia, y la productividad total de los factores se ha

estancado. El estancamiento de la productividad empresarial se traduce en una baja productividad, lo

que pone en jaque la supervivencia de las empresas, su capacidad para retener a los empleados y la

calidad de los empleos generados. Obligar a las empresas a emprender una transición estricta podría

tener consecuencias imprevistas en el mundo del trabajo. El aumento de la productividad permite

generar capital gracias al aumento de los ingresos, que pueden, a su vez, invertirse en procesos de

producción que hagan un uso eficiente de los recursos, en tecnología limpia y en el perfeccionamiento

y en la actualización de las competencias de la fuerza de trabajo. Asimismo, atajar la alta tasa de trabajo

informal y la baja tasa de productividad, dos cuestiones transversales y estrechamente

interrelacionadas que se manifiestan en particular en las pymes y en los países en desarrollo, es

esencial para afrontar toda transición.

Figura 9. Porcentaje de distribución del empleo por sector (formal e informal) y tamaño de la unidad económica, agrupados

según los ingresos de los países. Fuente: Cálculos de la OIT, agosto de 2019

En todo el mundo, más de 2000 millones de personas trabajan en la economía informal, a menudo

en pymes y en países en desarrollo, lo que supone el 61,2 % de la población ocupada mundial63. La

legislación y los sistemas de apoyo habituales de los gobiernos no reflejan este valor económico y no

llegan a aquellos que la generan: por un lado, no pueden contribuir a la transición y, por otro, no

pueden beneficiarse de ninguna medida oficial64. Se ha de incentivar a quienes trabajan en la economía

informal a que migren al sector formal, para así conseguir un cambio sistémico con miras de que

puedan beneficiarse de los planes de apoyo y para que se pueda adaptar sus procesos productivos a

las políticas vigentes. Hacer oídos sordos a este reto ralentizará los progresos y socavará la legitimidad

de la transición, así como la aplicación fructífera de las principales políticas65. La OIT ha analizado en

profundidad esta cuestión y ofrece posibles vías de acción en un informe especializado.

63 Konrad Adenauer Foundation, 2015, «Joining the dots of Informality and Climate Change» (Hallar los vínculos

entre la informalidad y el cambio climático). 64 Organización Internacional del Trabajo, 2020. 65 Ibid.

Page 19: Documento de orientación Hacia unas transiciones

18

Figura 11. Empleo informal como porcentaje del empleo total, sector agrícola incluido y excluido (OIT, 2016)

Los marcos para una transición justa

Figura 10. El «escenario Sky» de Shell (2018) muestra el potencial de evolución de la producción de energías renovables y de

demanda de combustibles fósiles e ilustra la dinámica de una transición energética

(Agencia Internacional de Energías Renovables [IRENA], 2019)

En las políticas sobre empleo y cambio climático, la «transición justa» es una noción relativamente

reciente que engloba el modo en que garantizamos la transformación de las industrias y los sectores

económicos siguiendo modelos más sostenibles, con un especial énfasis en los derechos y los modos

de vida de los trabajadores. Un caso que se ha estudiado mucho es la reducción progresiva del uso de

carbón en ciertos países y el paso a energías renovables. En la actualidad, las medidas para una

transición justa hacen referencia a aquellas intervenciones políticas que aspiran a hacer la estructura

económica baja en carbono, respetuosa con el medio ambiente y con la sociedad. Para reducir las

emisiones de CO2 en virtud del Acuerdo de París, se precisan políticas ambiciosas que tendrá

importantes consecuencias sobre los mercados de trabajo, en concreto, sobre el empleo. La transición

justa debería incluir los efectos que tendrá y cómo se gestionará este proceso en las comunidades

afectadas y aspirar a obtener resultados óptimos en materia de bienestar social y de productividad de

mercado. Una transición justa no debería entorpecer la transformación de la actividad económica,

Page 20: Documento de orientación Hacia unas transiciones

19

poner en riesgo los medios de vida de la población ni poner trabas a la sostenibilidad de las empresas.

En este sentido, la transición solo será ventajosa para la población si las empresas y los emprendedores

cuentan con las condiciones necesarias para generar empleos de calidad. Todo mecanismo de transición

debe formularse con atención y consultando a las partes afectadas para optimizar sus efectos.

Aún existe un amplio desconocimiento de las necesidades de las empresas de cara a una transición.

El enfoque predominante elude algunas cuestiones cruciales para las empresas y pretende imponer

al sector privado normativas y obligaciones onerosas que no son prácticas, realistas ni coherentes

con los marcos y compromisos vigentes. Se han analizado en profundidad las iniciativas vigentes para

prescindir del carbón en diversos países66. No obstante, existen una panoplia de opiniones y visiones

divergentes que ejemplifican la complejidad de este proceso y de la reciente aplicación de la transición

justa67. Esta noción no se ha aplicado mucho en los países en desarrollo ni se ha estudiado su utilidad

en distintos sistemas políticos y económicos, algo muy importante, dado que no hay una solución única

y que las lecciones extraídas en un contexto pueden no aplicarse a otro. Algunos países ya están

disponiendo normativas, creando grupos de trabajo y comisiones especializadas de distintos rangos de

autoridad, asignando recursos y fijando objetivos que, a menudo, no concuerdan con las prioridades de

las empresas. Los marcos de apoyo pueden ser herramientas valiosas para proteger a los empleadores

y empleados más afectados por una transición o una crisis, como hemos atestiguado en los últimos

meses. Pero, en el caso de la acción por el clima, se han de disponer una serie más amplia de condiciones

marco que garanticen que las economías nacionales se puedan adaptar, a la vez que conservan y

generan puestos de trabajo y que se hacen más resilientes en el proceso68.

Figura 11. Consecuencias de una transición desorganizada frente a una transición organizada (IIDS, 2018)

Un cambio sistémico conlleva importante consecuencias para las políticas nacionales, pero también

para la gobernanza energética mundial, para la seguridad y para la política exterior de los países. Hay

quien arguye que la diplomacia y la política exterior serán también un factor determinante para lograr

el éxito internacional de este proyecto69. La diplomacia desempeña una importante función para

responder a los posibles trastornos ocasionados por a descarbonización mundial en aquellas economías

que dependen de la exportación de combustibles fósiles. En particular, la política energética puede

suponer un riesgo para la estabilidad social de un país, por lo que ha de evaluarse con detenimiento

todo cambio en materia de subsidios, precios e ingresos. Y lo que es más importante: la transición

energética mundial tendrá grandes implicaciones geopolíticas, que exigirá un conjunto de políticas

66 Just Transition Research Collaborative, 2018; Coal Transitions Project, 2018. 67 Stern y Oreskes, 2019; E3G, 2018; Müller, 2018; V4, 2019; Foundation for European Progressive Studies (FEPS),

2019. 68 Instituto de Investigación de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social, 2016. 69 Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) & Das Progressive Zentrum (DPZ), 2019; Global

Commission on the Geopolitics of Energy Transformation, 2019; Newell y Mulvaney, 2012.

Page 21: Documento de orientación Hacia unas transiciones

20

exteriores que rija el proceso de transición y adaptación en todo el mundo.70 Uno de los elementos más

importantes a la hora de valorar la elaboración y aplicación de políticas nacionales son los plazos de

esta transición mundial71.

Asimismo, un cambio en la combinación energética supondrá que tengan que adaptarse los modelos

de negocio72 de muchas empresas, o correrán el riesgo de enfrentarse a altos costes. «El proceso ya

ha comenzado. Desde 2010, el sector eléctrico europeo se ha deteriorado en más de 150 000 millones

de dólares debido a la reducción de su capacidad de producción termoeléctrica. En los últimos cinco

años, Engie ha dado por perdidos 35 000 millones de euros en activos vinculados a los combustibles

fósiles»73. El ejemplo de las empresas eléctricas europeas es muy representativo, pues demuestra qué

ocurre cuando el mundo cambia y las empresas no adaptan sus modelos en consecuencia: «Las

principales empresas eléctricas de la Unión Europea han perdido más del 50 % de su valor, más de

500 000 millones de euros, en solo cinco años. ¿Por qué? En parte, por las presiones normativas y

políticas que oprimen al carbón y a la energía nuclear. Y en parte porque ha habido un crecimiento

exponencial de la energía renovable disponible, a lo que se ha sumado la caída de los precios de

producción»74. No obstante, desde entonces, las empresas eléctricas y energéticas se han estado

adaptando. Empresas como Orsted y Enel demuestran que la transformación es factible y puede dar

sus frutos a largo plazo.

La comunidad internacional ha tomado la transición para abandonar la producción y el consumo del

carbón que han experimentado y experimentan algunos países como el ejemplo más cercano a un

estudio de caso sobre la transición justa. «El abandono del carbón podría tener consecuencias políticas

graves, en especial, si no se gestiona el proceso. En un contexto socioeconómico tenso como el actual

se teme que, si no se proporcionan oportunidades a los empleados y a las comunidades afectadas

(por ejemplo, si no se lograse adoptar una política de transición o si se adoptara una que favoreciese

de forma desproporcionada a intereses particulares), se podría generar una exclusión aún más

acusada e incluso violencia»75. Es decir, que una adaptación fructífera de los sectores económicos se

basa en algo más que en políticas energéticas, pues han de tomarse en consideración las dimensiones

laboral, social y política. La historia nos muestra que, cuando los gobiernos no cuentan con las empresas

para garantizar un proceso fluido y no brindan apoyo a las empresas en transformación, las

implicaciones sociales no suelen ser las óptimas. Para lograr resultados satisfactorios, el sector privado

necesita participar de forma activa, y han de incluirse consideraciones y soluciones económicas en el

proceso.

Para que las transiciones funcionen, hay que acatar una serie de principios rectores básicos: basarse

en la generación de empleo y en mercados laborales sólidos; poner en marcha un conjunto de

políticas holístico, coherente y eficaz; apoyarse en un multilateralismo innovador y una coordinación

mundial; promover la rentabilidad, la innovación y la competitividad; fomentar un entorno propicio

para las empresas y disponer un marco formativo sólido que garantice un ambiente propicio para los

trabajadores y para el mercado. Si bien las publicaciones relativas a la transición justa son variadas e

integran diversas nociones y perspectivas, por lo general, toda transición se basa en cuatro principios:

hacer balance, abrir un diálogo integrador, brindar protección social y crear fondos para la transición

70 Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) & Das Progressive Zentrum (DPZ), 2019. 71 McKinsey & Company, 2020. 72 The Lab, Organización Internacional del Trabajo, 2019, «Business Models for Decent Work» (Modelos de

negocio para un trabajo decente); Business and Sustainable Development Commission, 2016, «Breakthrough

business models: exponentially more social, lean, integrated and circular» (Modelos de negocio innovadores:

cada vez más sociales, fuertes, integrales y circulares). 73 Global Commission on the Geopolitics of Energy Transformation, 2019. 74 Business and Sustainable Development Commission, 2016. 75 Instituto del Medio Ambiente de Estocolmo, 2019.

Page 22: Documento de orientación Hacia unas transiciones

21

justa76. Los investigadores que estudian las transiciones en curso para abandonar el carbón también

han propuesto algunas consideraciones políticas importantes77. Los responsables de la formulación de

políticas y los investigadores estudian la transición del carbón como modelo para transformaciones

sociales más amplias y para detectar las posibles dinámicas derivadas de estos procesos. Numerosos

países están en plena transición para abandonar la producción y el consumo de carbón, y algunas

regiones concretas se están viendo particularmente afectadas por esta transformación. El Ruhr en

Alemania; el norte del Reino Unido; los montes Apalaches en los Estados Unidos (Pittsburgh y Detroit

serían también estudios de caso interesantes); Asturias, Aragón y Castilla y León en España; Victoria y

Australia Meridional en Australia; Mpumalanga en Sudáfrica; Alta Silesia en Polonia; Alberta en Canadá

y Taranaki en Nueva Zelanda son algunos de los ejemplos estudiados.

En aquellos países con un sistema de protección social adecuado y sólido, muchas de estas medidas

provendrán de las redes de protección social existentes o del refuerzo de estas. Se podrían movilizar

fondos adicionales a través de las medidas de recuperación y estímulo tras el COVID-19, de medidas

fiscales bien sopesadas, de los mecanismos de financiación existentes, de la colaboración con el sector

privado o de la creación de un fondo dedicado a la transición justa. En este sentido, sería importante

formalizar el sector informal, pues un gran porcentaje de la población activa trabaja en dicho sector y

quedaría fuera de cualquiera de los mecanismos descritos. Seis de cada diez trabajadores se ganan la

vida de forma cotidiana en la economía informal. De estos 2000 millones de trabajadores, 1600 millones

se enfrentan a una amenaza inminente para sus medios de subsistencia, pues los ingresos medios de

los trabajadores informales se redujeron en un 60 % durante el primer mes de la pandemia. Por ello, la

OIT ha propuesto una respuesta política holística (OIT). La colaboración entre empresas, sindicatos y

gobiernos, en particular a escala local, es la mejor opción para acelerar la transición a una economía

baja en carbono y a un futuro sostenible, mediado por un multilateralismo fuerte y renovado, alianzas

público-privadas y colaboración a todos los niveles. Asimismo, la actual crisis ocasionada por el COVID-

19 ha evidenciado cuáles son los puntos débiles y ha exacerbado problemas preexistentes: en todo el

mundo, más de 436 millones de empresas están altamente expuestas a alteraciones graves. Estas

empresas operan en los sectores económicos más afectados, incluyendo unos 232 millones en el sector

mayorista y minorista, 111 millones en el sector de la manufactura, 51 millones en el sector de la

hostelería y 42 millones en el sector inmobiliario y en otras actividades empresariales78.

Acciones vigentes Muchos países están aplicando marcos oficiales para una transición justa. El reciente Pacto Verde

Europeo79 propone un Mecanismo para una Transición Justa, así como un Fondo de Transición Justa,

con el fin de no dejar a nadie atrás. Esta medida ya ha generado muchos debates y estudios, en

particular, en el contexto de crisis actual. La actual pandemia de COVID-19 y la crisis social y económica

que esta ha desatado ponen aún más trabas para la concertar la recuperación económica y la acción

por el clima80, aunque algunos países han comenzado a elaborar medidas conjuntas81. Canadá cuenta

con el Grupo de Trabajo para una Transición Justa, un organismo oficial que supervisa las medidas

gubernamentales en esta materia. España cuenta con un Ministerio para la Transición Ecológica y está

elaborando un ambicioso plan nacional para las regiones productoras de carbón del país. Sudáfrica ya

ha incorporado la transición justa en su Plan Nacional de Desarrollo, dentro del marco del Diálogo

76 The Stanley Foundation, 2017. 77 Oei, Brauers y Herpich, 2019. 78 Organización Internacional del Trabajo, 2020. 79 Comisión Europea, 2020. 80 EurActiv, 2020, «Covid-19 is testing the EU’s Just Transition Plan» (El COVID-19 pone a prueba el Plan para una

Transición Justa de la UE). 81 Instituto de Investigaciones de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social, 2020.

Page 23: Documento de orientación Hacia unas transiciones

22

Talanoa. Business for Social Responsibility ha publicado un emblemático Informe para una transición

justa; el Grantham Institute, de la London School of Economics, tiene un proyecto colaborativo centrado

en financiar la transición, y se están desarrollando muchas otras iniciativas en esta línea.

Las organizaciones empresariales y los líderes empresariales mundiales están mostrando una mayor

ambición y compromiso; algunos declaran que estamos ante un punto de inflexión82. Otros han

comenzado a poner en marcha una cantidad considerable de iniciativas y proyectos83. Algunas de las

principales instituciones de renombre reconocen esta tendencia y proclaman un nuevo entorno

empresarial más centrado en valores ajenos a las finanzas84, y la necesidad de empresas sostenibles.

El Consejo de Estados Unidos para Negocios Internacionales (USCIB) dispone de una plataforma de

aprendizaje para intercambiar mejores prácticas y mostrar ejemplos de iniciativas empresariales. La

Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) ha puesto en marcha numerosas

iniciativas en materia de sostenibilidad. El Movimiento de Empresas de Francia (MEDEF) ha anunciado

recientemente un pacto para invertir en sostenibilidad. La Asociación Nacional de Empresarios de

Colombia (ANDI) tiene un departamento específico para la sostenibilidad, así como diversas alianzas e

iniciativas sobre economía circular y desarrollo sostenible. Keidanren, la Federación de Empresarios

Japoneses y miembro de la OIE, puso en marcha hace poco el proyecto Reto Cero, que ha recogido,

publicado y promovido el compromiso de sus empresas miembros en favor de la descarbonización a

través de un sitio web exclusivo en la materia. Confindustria, miembro italiano de la OIE, ha publicado

su primer informe sobre sostenibilidad, en el que se destacan y resumen las acciones llevadas a cabo

en pro de los ODS. La Asociación de Industriales y Empresarios de Rusia, el miembro ruso de la OIE,

también ha publicado en un exhaustivo informe con una recopilación de prácticas empresariales en

materia de sostenibilidad, y cuenta con una base de datos en línea sobre medidas en materia de

sostenibilidad empresarial. Las empresas nórdicas también se han comprometido a alcanzar la

neutralidad en emisiones de carbono para 2050. Muchos otros miembros de la OIE están participando

en iniciativas similares, así como los Socios Empresariales de la OIE (The Coca Cola Company, Shell,

Repsol, Deloitte y el Grupo Adecco), que participan activamente en la acción por el clima y tienen

diversas iniciativas en marcha. BusinessEurope, la Confederación de Empresas Europeas, también se ha

sumado a estos esfuerzos y ha puesto en marcha una plataforma destinada a exhibir las iniciativas del

sector privado europeo. A mayor escala, el proyecto Coal Transitions: Research and Dialogue on the

Future of Coal (Transición del carbón: estudio y diálogo sobre el futuro del carbón) de Climate Strategies

y el Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI, por sus siglas en francés), ha

estudiado a fondo la transición del carbón en estas y otras regiones y ha publicado numerosas

recomendaciones y estudios en aras de promover la transición justa85. La Unión Europea también tiene

82 BSR, 2019, “The New Climate for Business” (El nuevo clima para las empresas) y Stiglitz et al., Roosevelt

Institute, 2015, “Rewriting the Rules of the American Economy” (Reescribiendo las reglas de la economía

estadounidense). 83 Science Based Targets Initiative, RE100, We Mean Business, B Corporation, Net Zero Asset Alliance, Getting to

Zero Coalition, One Planet Business for Biodiversity Coalition, UN Global Compact business pledge, BSR, CERES,

Amazon’s Climate Pledge, IISD SSI, the Investor Agenda, Terraton Initiative, Microsoft’s Climate Pledge. 84 Financial Times, 2019, “The limits of the pursuit of profit” (Los límites de la búsqueda del beneficio); The

Economist, 2019, “What companies are for” (Para qué sirven las empresas); Harvard Business Review, 2011,

“Capitalism for the Long Term” (Capitalismo para el largo plazo); G20, 2017, “Making the Global Financial System

work for all” (Hacer que el sistema financiero mundial beneficie a todos); New York Times, Marc Benioff, 2019,

“Marc Benioff: We need a new capitalism” (Necesitamos un nuevo capitalismo); OECD Forum, 2019, “A New

Societal Contract” (Un nuevo contrato social); BlackRock, Larry Fink, 2013, “Purpose & Profit” (Propósito y

beneficio); Business Roundtable, 2019, “Business Roundtable Redefines the Purpose of a Corporation to Promote

‘An Economy That Serves All Americans’” (Mesa redonda empresarial redefine el objetivo de una empresa para

promover ‘una economía al servicio de todos los estadounidenses’”); McKinsey & Company, 2014, “Redefining

Capitalism” (Redefinir el capitalismo). 85 Caldecott, Sartor y Spencer, 2017.

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una plataforma específica para las regiones mineras de Europa. El Instituto de Investigación de las

Naciones Unidas para el Desarrollo Social (UNRISD) también ha puesto en marcha un proyecto para

estudiar diversos países y extraer resultados y análisis detallados sobre dichas regiones. El Instituto

Internacional para el Desarrollo Sostenible, una organización que trabaja en este ámbito y que publica

muchos estudios amplios y variados, ha elaborado un informe sobre la transición justa, que estudia la

transición en ciertas regiones productoras de carbón y posibles caminos a seguir. El Banco Mundial

también se ha sumado a esta reciente ola de investigación con su análisis sobre el cierre de las minas

de carbón, con el fin de extraer enseñanzas y consejos para las iniciativas de transición justa en general.

En 2017, en la Conferencia sobre el Cambio Climático en Bonn, se fundó la Powering Past Coal Alliance

con el compromiso de acabar con el consumo de carbón en los países de la OCDE para 2030. Esta alianza

cuenta con 33 gobiernos nacionales, 27 gobiernos regionales y 37 empresas u organizaciones miembro

en la actualidad.

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