Transiciones alimenticias del ser humano para llegar a nuestro origen de

alimentación real, viva y consciente.

Como muchos conocerán los seres humanos somos seres de costumbres, aprendemos de lo que vemos, escuchamos, sentimos. En ese sentido, es importante darnos cuenta que en cuanto al tema de alimentación se refiere no ha sido distinto. El humano ha venido ''por costumbres/paradigmas'' alimentándose de manera errada; ignorando así todo tipo de malestares que pueda reflejar su cuerpo; el cual reclama por medio de la manifestación de dolencias, malestares o enfermedades que nos detengamos a observar y analizar que debe efectuarse un cambio de INMEDIATO! Para lograr comprender mejor este artículo empezemos por definir: QUE ES UN PARADIGMA? Paradigma: Conjunto de creencias y valores que influyen la forma en la que una sociedad percibe la realidad, y que casi nadie osa en cuestionar. Cuando este Paradigma es erróneo, se crea un espacio-tiempo lineal en donde nada cambia de “verdad”, se establece como verdad inmutable y la evolución se estanca. El Paradigma vigente llega a determinar nuestra percepción de la realidad, tanto que no existe una percepción neutra, objetiva, verdadera, de los fenómenos sino que la percepción se ve teñida, enmarcada, tamizada por el paradigma de turno que nos controla y dirige. El Paradigma no solo nos controla, sino que nos envuelve, nos define, nos delimita todo lo que percibimos, y creemos que esa es la verdad; define lo que es realidad y descalifica las demás opciones. Los Paradigmas pueden tener vigencia durante siglos y hasta milenios sin cambio alguno, dependiendo de que se empiecen a acumular crisis que se hagan insostenibles, a menos que, los círculos de poder a los que les convenga seguir con ese mismo Paradigma, inventen soportes y otros paradigmas que sostengan al Paradigma original. Ejemplo: en la antigüedad se creía que el mundo era plano, o que el sol giraba alrededor de la tierra, y todos sabemos perfectamente lo que le

sucedió al primero que osó en cuestionar ese paradigma (directo a la hoguera). Presento esta definición por el siguiente motivo: VIVIMOS ACTUALMENTE BAJO UN PARADIGMA ALIMENTICIO! (Entre muchos otros..) Personalmente viví esta experiencia y AÚN lo hago, pero lo importante es que estoy anuente y consciente de QUÉ es lo que me conviene comer para estar saludable y sentirme llena de energías. Ya una vez conociendo lo elemental, dependerá de mí si quiero hacerme bien o hacerme daño. Empecé siendo vegetariana hace ya más de 6 años por temas de salud. No duré mucho para darme cuenta que quería conocer más de este tipo de alimentación. Al querer investigar más a través de los años, tuve la dicha y la experiencia de comprender lo que representaban estos terminos: VEGETARIANISMO, VEGANISMO, CRUDIVEGANISMO. Así es! A simple vista no parecen ser más que palabras comúnes para catalogar ciertos tipos de grupos. Pero si obviamos el concepto que representan y nos dirigimos a sus definiciones encontramos que: VEGETARIANISMO: Es la dieta alimentaria que tiene como principio la abstención de carne y en ocasiones la de otros alimentos de origen animal, como el huevo, la leche, la gelatina o la miel. Dentro de la práctica vegetariana hay distintos tipos y grados.

Quienes no admiten ninguna ingesta de productos derivados de los animales (como el huevo o los lácteos) son denominados vegetarianos estrictos o vegetarianos puros. Aquellos que sí consumen leche se conocen como lactovegetarianos, aquellos que consumen huevos son denominados ovovegetarianos y quienes consumen ambos

productos, ovolactovegetarianos. En la dieta vegetariana sí se acepta la cocción de los alimentos y el consumo de productos refinados (los más comunes son el azúcar y la harina), además de pastas blancas, frituras y alimentos en conserva o a los que se le han añadido colorantes o preservadores. VEGANISMO: El británico Donald Watson y Elsie Shrigley fueron quienes acuñaron el término “vegano”. Ambos seguían una forma de vida en la que evitaban explotar o dañar a los animales. Esto implicaba no comer animales, pero también eran conscientes del sufrimiento que producía el consumo de huevos y de leche. Tampoco se vestían con ellos ni los utilizaban como medios de transporte, entretenimiento, etc.

Aunque ni Watson ni Shrigley fueron los primeros veganos, sí que sintieron la necesidad de disponer de un término que se identificase con las inquietudes de aquellos vegetarianos que lo eran por motivos éticos, frente a aquellos que lo eran por motivos de salud o que consumían huevos, leche y otros productos de origen animal. El motivo por el que decidieron crear el término “vegano” no debe ser entendido como un afán por destacar, sino que estas dos personas fueron conscientes de que emplear un mismo término para designar a personas con intereses y formas de vida diferentes creaba confusión. Así, en 1944 Donald Watson y Elsie Shrigley acuñaron el término “veganismo”. Watson lo definió de este modo: “El

veganismo es una filosofía de vida que excluye todas las formas de explotación y crueldad hacia el reino animal e incluye una reverencia a la vida. En la práctica se aplica siguiendo una dieta vegetariana pura y anima al uso de alternativas para todas las materias derivadas parcial o totalmente de animales”.

CRUDIVEGANISMO: Es una filosofía de vida que se basa en la alimentación cruda y en una conciencia global de las relaciones entre todos los seres vivos, que involucra a los seres humanos como parte de la existencia total y que propone que para conseguir y mantener el mundo y cuerpo saludable lo mejor es el consumo de alimentos crudos. La alimentación crudivegana, comida viva, raw food o raw vegan, consiste en alimentarse de vegetales en su estado natural, los cuales no contienen aditivos artificiales y además no han sido expuestos a temperaturas superiores a los 115ºF/46 ºC, es decir, que no han perdido sus nutrientes al cocinarlos y que son orgánicos.

Incluye por tanto, frutas, verduras, hortalizas, raíces, frutos secos, semillas, algas y germinados. También se pueden comer alimentos deshidratados respetando la temperatura mencionada anteriormente.

Como sabemos, al cocinar los alimentos se destruyen la mayoría de las enzimas y otros nutrientes esenciales contenidos en los mismos. Se pueden activar las enzimas de los alimentos (semillas y frutos secos) a través de un remojo en agua por un tiempo determinado antes de consumirlos. Esto sucede porque el agua hace que la planta inicie el proceso de germinación y por ende, modifique químicamente su estado latente seco a estado vivo. Algunos crudívoros son frutarianos o frugívoros, esto es que comen solo frutas.

El crudiveganismo más difundido se caracteriza, entre otros criterios, por: • Consumo de alimentos naturales, maduros, frescos, integrales y no

refinados. • Consumo de alimentos deshidratados a temperaturas no superiores a

los 115ºF/46 ºC. • Se evita el consumo de alimentos con concentración de almidón, como

es el caso de las patatas y los cereales sin germinar.

• Equilibrio entre frutas dulces, vegetales grasos, hortalizas y hojas verdes comestibles con otras clases de alimentos, tales como frutas ácidas, legumbres, fermentados o brotes de cereales.

Ya habiendo definido estos tres grupos entendemos entonces, que al final, todos estos no son más que términos, pero lo que quiero resaltar definiendo a cada uno es que comprendamos nuestro origen alimenticio y que SIEMPRE que transicionemos de una dieta o forma de comer, SIEMPRE va a tomar su debido tiempo. No podemos intentar cambiar de la noche a la mañana porque al final no funcionará, ya que nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu necesitan asimilar lo que le estamos depositando. Ahora se preguntarán ''..Y bueno cuál es nuestro origen de alimentación real?...'' Es importante resaltar que todo cuerpo es una máquina en potencia cuando se le entrega el combustible adecuado. Una vez dicho esto, es bastante claro que si le deposito comida artificial, con preservantes, colorantes, productos refinados, frituras, etc. no solo no lograré conseguir una energía óptima para que el cuerpo desarrolle su verdadero potencial, sino que también se contamina y deteriora el organismo; sin embargo, si le entrego frutas frescas, vegetales frescos y crudos, semillas, nueces, granos germinados, entre otros, podré obtener energía limpia todo el día acompañado de una buena calidad de vida a largo plazo.

Por lo tanto, el ser humano no está viviendo a plenitud el tiempo que debe vivir debido a esta situación. Estamos acostumbrados a vivir un tiempo de

vida corto (70, 80 o 90 años como máximo) pensando que es el tiempo “normal y máximo” que tenemos para vivir y a una capacidad funcional mínima, con un bajo potencial, cuando en realidad nuestra capacidad es mucho más elevada de lo que creemos. Vivimos en constante enfermedad debido a que, los alimentos procesados, tóxicos y químicos que ingerimos, provocan que nuestro sistema inmunológico se encuentre en niveles bajísimos, ocasionando inestabilidad constante, que nos vuelve susceptibles a todo tipo de enfermedades. Pueden existir toda clase de virus y bacterias a nuestro alrededor, pero si contamos con un elevado sistema inmunológico, gracias a nuestra viva alimentación, entonces no estamos propensos a adquirir ningún tipo de enfermedad. En el lecho de muerte, Louis Pasteur -demonizador de los virus y alabado por ello- intentó enmendar su error, al afirmar: “El virus no es nada, el terreno lo es todo”. Pero su declaración póstuma pasó y pasa inadvertida. Como pasa inadvertida la afirmación básica de la medicina natural: “La causa profunda de todas las enfermedades es la suciedad del terreno producida por la acumulación de desechos”.

Llevemos la analogía a nuestro automóvil, mecanismo sencillo de comprender y al cual generalmente le brindamos mejores atenciones que a nuestro organismo, tal vez porque aquel nos costó esfuerzo y éste fue un regalo de la existencia. Imaginemos que viajando en ruta, se nos enciende la luz roja de presión de aceite. ¿Qué hacemos?

El sentido común aconsejaría detenernos de inmediato e investigar la causa que originó el inconveniente: falta de lubricante, problema de la bomba de aceite, rotura del carter, etc. Resuelta la dificultad, arrancaremos el motor y veremos que la luz roja se apaga por sí sola.

En cambio ¿qué hacemos cuando algo similar sucede en nuestro organismo? Por lo general, desenchufamos el bulbo de la luz roja. O sea, buscamos una “pastillita mágica” que apague el indicador de alarma: algo que baje la presión, el colesterol, la glucosa, las hormonas tiroideas, la inflamación o cualquier otro parámetro fuera de norma, sin preocuparnos de revisar la causa que activó la alarma.

Si obramos así en el automóvil, ¿qué sucederá? Inicialmente seguiremos como si nada, confiados por no ver más la luz roja. Pero unos kilómetros después sobrevendrá el desastre: el motor claudicará. Esto es inexorable en la mecánica vehicular y también lo es en la lógica del funcionamiento corporal.

Nuestro organismo NO está diseñado para consumir la comida chatarra que actualmente ingerimos. El cuerpo no logra comprender ni asimilar la comida frita, cocinada, alterada genéticamente o refinada. Todas son drogas para los sistemas del cuerpo que solo logran alterarlo y confundirlo, generando síntomas de instatisfacción, intoxicación, problemas digestivos, alteración del apetito, desequilibrios hormonales, obesidad, falta de oxigenación cerebral, y muchos más.

El crudiveganismo es la forma de alimentación real y apta para el ser humano; esta forma de alimentarse posee toda la vitalidad nutricional que el hombre necesita para desarrollar su verdadero potencial y llevar a cabo una vida en plenitud.

Para ahondar mucho más en este interesante tema que nos concierne a todos (los que deseamos estar vivos de verdad), trabajo actualmente en otro documento que explica mucho mas detallado el porqué optar por esta alimentación, a la cual me gusta denominarle “alimentación real, viva y consciente”.

Y tu…? Comes para vivir o vives para comer?