doctrina del evangelio - los sermones y escritos de joseph f. smith

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El presidente Joseph F. Smith pasó tanto tiempo en el servicio público de la Iglesia, que sus sermones y escritos publicados llenarían muchos tomos. El problema más difícil con que tropezaron los recopiladores del presente volumen fue el de preparar una colección de extractos que manifestaran el debido aprecio por su persona y, almismo tiempo, pudieran incluirse en un tomo de tamaño moderado.Todo lector que esté familiarizado con la literatura de la Iglesia notará los defectos de la obra, y nadie está más consciente de ello que los recopiladores. Sin embargo, pese a lo incompleto que esté, esta colección bien ha valido la pena, pues contiene un tesoro de conocimientos del evangelio para instruir, consolar e inspirar a los miembros.

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DOCTRINA DEL EVANGELIO

Selecciones de

LOS SERMONES Y ESCRITOSde

JOSEPH F. SMITHSexto Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das

Esto es una copia de seguridad de mi libro original en papel, para mi uso personal. Si ha llegado a tus manos, es en calidad de prstamo, de amigo a amigo, y debers destruirlo una vez lo hayas ledo, no pudiendo hacer, en ningn caso, difusin ni uso comercial del mismo.Publicado por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das Salt Lake City, Utah, E.U.A. 1978 PBMI4325SP 1975 10M Impreso en Mxico 6/78 (77-61)

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PREFACIOEl presidente Joseph F. Smith pas tanto tiempo en el servicio pblico de la Iglesia, que sus sermones y escritos publicados llenaran muchos tomos. El problema ms difcil con que tropezaron los recopiladores del presente volumen fue el de preparar una coleccin de extractos que manifestaran el debido aprecio por su persona y, al mismo tiempo, pudieran incluirse en un tomo de tamao moderado. Todo lector que est familiarizado con la literatura de la Iglesia notar los defectos de la obra, y nadie est ms consciente de ello que los recopiladores. Sin embargo, pese a lo incompleto que est, esta coleccin bien ha valido la pena, pues contiene un tesoro de conocimientos del evangelio para instruir, consolar e inspirar a los miembros. Se ha escudriado cuidadosa y sistemticamente la literatura de la Iglesia con objeto de descubrir todos los escritos y sermones pblicos del presidente Smith. Los que son de naturaleza histrica no se han incluido en esta coleccin, ya que bien pueden constituir otro tomo. Los recopiladores expresan su agradecimiento a las muchas personas que, con corazones llenos de amor por el presidente Smith, han ayudado en la tarea. La presente obra nos ha reafirmado que tenemos con nosotros a profetas que hablan por Dios. Los recopiladores

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INTRODUCCINEl presidente Joseph F. Smith declar incidentalmente en una ocasin que cuando l falleciera, a distincin de muchos de sus hermanos, no dejara ninguna obra escrita mediante la cual se le pudiera recordar. Fue su manera modesta de considerar su propio ministerio y labores literarias, por que el presidente Smith habra vivido en el corazn del pueblo aun cuando no hubiese dicho cosa alguna que se pudiera imprimir; pero, al contrario, se descrubri que existen numerosos tomos impresos, aunque en esa poca no se haban recopilado y, por tanto, no se conocan muy extensamente. Uno de los recopiladores de este tomo, el doctor John A. Widtsoe, al escuchar la anterior declaracin pens dentro de s: "Ciertamente no puede ser verdad que no dej ninguna obra escrita." En seguida decidi examinar sus escritos y sermones publicados, concibi la idea de preparar extractos de los mismos y disponer stos por temas y captulos en forma de libro. El resultado es esta esplndida obra que hoy se presenta al pblico con el ttulo Doctrina del Evangelio. El Dr. John A. Widtsoe interes a su hermano, el profesor Osborne J.P. Widtsoe, as como a Albert E. Bowen, al doctor F.S. Harris y a Joseph Guinney, en la tarea de compilar y clasificar, de los voluminosos escritos y sermones del presidente Smith, aquellos extractos que se refirieran a los temas seleccionados para darles consideracin, temas que abarcan una amplia extensin de la doctrina y filosofa del evangelio, cual las ensean los Santos de los ltimos Das. Lorenzo N. Stohl generosamente coste los gastos de la tarea. Sin precio, y ms bien por el amor que sentan por la obra que estaban desempeando, estos hermanos procedieron a la recopilacin, hicieron preparar cuatro copias escritas a mquina, bien encuadernadas e intituladas, y tuvieron el privilegio, antes del fallecimiento del Presidente, de ofrecerle la primera copia de la obra escrita a mquina, con su amor y agradecimiento por su vida, su ejemplo y sus enseanzas inspiradas, as como por su gentil bondad y ayuda constante a cada uno de ellos. Huelga decir que la presentacin y la obra se aceptaron gustosamente y complacieron en gran manera al presidente Smith. El Comit Sobre los Cursos de Estudio para los Qurumes del Sacerdocio, informados por los recopiladores de la obra, concibieron la idea, con la iniciativa del lder David O. McKay del Consejo de los

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VI

INTRODUCCIN

Doce, de usarlo como libro de texto para los miembros del sacerdocio. El tomo ahora se presenta a los qurumes del Sacerdocio de Melquisedec de la Iglesia para su estudio y consideracin. Los sermones escritos del presidente Joseph F. Smith ensean, con prudencia y moderacin, prcticamente toda la doctrina esencial de los Santos de los ltimos Das que se relaciona con la vida actual y con la vida venidera. No slo esto, sino que abundan en tiles consejos y orientacin tocante a la prctica diaria de vivir rectamente, expresados en un idioma sencillo y persuasivo. Los sermones y escritos del presidente Smith irradian el verdadero espritu del evangelio, son tan firmes como el oro en cuanto a creencias y preceptos, y expresan la voluntad del Maestro con cada palabra. Recopilados, clasificados, dispuestos e impresos como se presentan en esta obra, constituyen un compendio de la doctrina y enseanza de la iglesia, que constituir en nuestra opinin, una salvaguardia para sus miembros por generaciones venideras. Al presentar esta recopilacin al pblico, tenemos la confianza de que todo lector se sentir ampliamente recompensado al estudiarla, ya que contiene selecciones preciosas y vitales de las palabras, enseanzas y sermones de uno de los destacados profetas de Sin en la Dispensacin del Cumplimiento de los Tiempos.

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TABLA DE MATERIASCAPITULO ILA VERDAD ES EL FUNDAMENTO

Nuestra esperanza est fundada en la verdad. El evangelio se funda en la verdad. La verdad es el fundamento. La verdad salva al hombre. La verdad del evangelio no puede ser reemplazada. El mayor triunfo del hombre. La verdad y la justicia prevalecern. Realidad de la fe de los santos. El significado de la ciencia. Toda verdad proviene de Dios. Los santos pueden conocer la verdad. Cmo se puede conocer la verdad. Cmo establece el hombre un fundamento imperecedero de la verdad. La recompensa de toda persona honrada. El evangelio es sencillo. Nuestro conocimiento est limitado. Se reciben bendiciones por amar la verdad CAPITULO IILA NATURALEZA ETERNA DE LA IGLESIA, EL SACERDOCIO Y EL HOMBRE

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Naturaleza eterna del plan de salvacin. Los principios del evangelio son eternos. Estados preexistentes. Recuerdos del espritu. La inmortalidad del hombre. El hombre es eternamente responsable. Nuestra indestructible identidad inmortal. No hay principios nuevos en el evangelio. La fuente de verdad. La eternidad del espritu del hombre. Los propsitos del Omnipotente son inalterables CAPITULO IIIREVELACIN

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El valor del espritu de revelacin. El espritu de inspiracin. Todos disfrutan el espritu de revelacin. Revelacin nueva. Cundo hemos de esperar nueva revelacin. La manera en que el Seor revela sus propsitos concernientes a la Iglesia. La revelacin moderna es necesaria. Teora y revelacin divina. Revelacin y evidencia legal. Medios correctos de revelacin. Las Doctrinas y Convenios. La manera de leer la Biblia. Tras la revelacin viene la persecucin CAPITULO IVEL LIBRE ALBEDRO

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Los Santos de los ltimos Das son un pueblo libre. El uso de la libertad y el criterio humano. Los Santos de los ltimos Das deben ejercer el libre albedro. Cmo se obtienen las bendiciones de Dios

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VIII

TABLA DE MATERIAS CAPITULO VDios Y EL HOMBRE

Dios ha dirigido su obra en los postreros das. Un conocimiento personal de Dios. Dios habla a los de corazn sincero. Dios constantemente nos tiene presente. La voluntad de Dios es exaltar al hombre. El derecho de Dios de reinar en el mundo. La leccin de las calamidades naturales. La amplitud del poder de Dios. Guardaos de limitar a Dios. Las desgracias y males no se pueden atribuir a la voluntad de Dios. La guerra de Dios. Somos a imagen de Dios. El reposo de Dios. La inteligencia. La importancia de estar bajo la influencia del Espritu Santo. El oficio del Espritu Santo. El Espritu Santo, el Consolador, el Santo Espritu. Dios inspira al hombre a conocer y obrar. Confiad en Dios. Yo s que mi Redentor vive. Nuestra responsabilidad personal. La Iglesia es una institucin democrtica. Cmo se logran las bendiciones de Dios. Jess es el Hijo. Jehov es el Primognito. Para Dios no hay nada temporal. La consideracin importante 49 CAPITULO VIEL PROPSITO Y LA MISIN DE LA IGLESIA

Definicin del reino de Dios. Definicin de "mormonismo". La misin de la Iglesia. El plan de vida se ha restaurado. Nuestra misin es salvar. El mensaje del evangelio. Somos como la levadura. El hombre es insignificante comparado a la causa. Donde conduce el espritu del evangelio. Los frutos de la religin verdadera. Los Santos de los ltimos Das poseen el espritu de salvacin. Prospere Israel. La obra del Seor crecer. El reino de Dios ha de continuar. Sin ha sido establecida para permanecer. No puede contenerse el progreso de la obra de Dios. La divinidad del evangelio. El evangelio lo comprende todo. As alumbre vuestra luz. No hay razn para inquietarse. El evangelio es un escudo contra el terror. La trompeta del evangelio. Lo que las autoridades de la Iglesia sostienen. Nuestro mensaje es de amor. De dnde? Hacia dnde?. Los Santos de los ltimos Das obedecen la ley 69 CAPITULO VIILOS PRIMEROS PRINCIPIOS DEL EVANGELIO

Cmo puede purificarse el pecador. La falsedad del arrepentimiento en el lecho de muerte. El cambio que viene con el arrepentimiento y el bautismo. La necesidad del bautismo. Cundo se han de bautizar lo nios. Los pecados son lavados por medio de la Expiacin. Condiciones para el bautismo. Los primeros principios del evangelio 91 CAPITULO VIIILA IGLESIA Y EL HOMBRE

La Iglesia sobrepuja a sus miembros. El evangelio es la cosa ms importante. El desarrollo personal es de ayuda a la Iglesia. Convenios de los Santos de los ltimos Das. Es un privilegio asociarse con la Iglesia. El valor de ser miembro de la Iglesia. La importancia de tener nuestro nombre en los

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TABLA DE MATERIAS registros de la Iglesia. Organizaciones secretas. Sociedades secretas. Chismes. Deseamos ser conocidos como somos. Cmo tratar a los que no quieren obedecer la ley de la Iglesia. Los Santos de los ltimos Das deben pensar y trabajar. La identidad de la Iglesia es inalterable. En la Iglesia no hay clases o nacionalidades. No hay neutrales en la Iglesia. Evtese la predileccin doctrinal. Las riquezas no logran favores en la Iglesia. El evangelio causa disturbios. "Habiendo acabado todo, estad firmes" No son religiosos por naturaleza. Esforzaos por lograr la extensin del evangelio. Buscad y hallaris. El espritu de la religin. El significado del xito. Qu ser de aquellos que son como yo? Reposo para los discpulos pacficos de Cristo. Armona. El carcter, determinacin y misin de los Santos de los ltimos Das 103 CAPITULO IXEL SACERDOCIO

Dios lleva el timn. Distincin entre las llaves del sacerdocio y el sacerdocio. La otorgacin del sacerdocio. Una declaracin autorizada. La Iglesia no es hechura del hombre. Qu es el sacerdocio? El sacerdocio, su definicin, propsito y poder. La misin del sacerdocio. Qu son las llaves del sacerdocio? Santidad de las ordenanzas del sacerdocio. El gobierno de la Iglesia. Una bendicin y explicacin del sacerdocio. El privilegio del sacerdocio para bendecir. El sacerdocio es mayor que cualquiera de sus oficios. La necesidad de la organizacin. La aceptacin del sacerdocio es asunto serio. Cmo debe administrarse la autoridad. La autoridad confiere poder perdurable. El ministerio debe conocer sus deberes y el uso de la autoridad. Cmo se elige a los oficiales en la Iglesia: una palabra a los obispos. Jurisdiccin de los qurumes del sacerdocio. Jurisdiccin en las estacas y barrios. Deberes de los que estn obrando en el ministerio. El propsito y deber de la Iglesia; cualidades de los que dirigen. Los que dirigen deben ser valerosos. Deberes de los oficiales de la Iglesia. La verdad nos unir: palabras a los oficiales de la Iglesia. Los oficiales deben dar el ejemplo. Deber del santo sacerdocio. La manera de votar por lo que la Iglesia propone. La manera de votar por los oficiales de la Iglesia Los oficiales dependen de la voz del pueblo. Casi todos los miembros varones llevan la responsabilidad del sacerdocio. Muchos poseen el sacerdocio de Melquisedec. Responsabilidades de los qurumes del sacerdocio. Qu es el sacerdocio?. Dnde y cmo se debe buscar consejo. Se debe consultar a los padres. El uso correcto de los ttulos del sacerdocio. Todos los oficiales del sacerdocio son necesarios y deben ser respetados. El cuidado de los miembros de la Iglesia. El sacerdocio debe aprender la seccin 107 de Doctrinas y Convenios. Quin es apto para presidir? Las obligaciones del sacerdocio. Cmo nace el honor por quienes poseen el sacerdocio. El orden del sacerdocio. Listas de los miembros del sacerdocio. Todos deben ejercer su autoridad. Los directores de Israel. Un testimonio de Jos Smith y sus sucesores. La bondad de los que dirigen la Iglesia. Misiones divinas de los presidentes de la Iglesia. Los presidentes de la Iglesia han sido inspirados. Cundo se ha de organizar la Primera Presidencia. No es necesario que sean apstoles los de la Primera Presidencia. El sacerdocio y sus oficios. La autoridad del Presidente de la Iglesia. Cmo se relacionan entre s los miembros de la Primera Presidencia. Deberes de los Apstoles. Preguntas dirigidas a las Autoridades Generales. No hay necesidad de indicar los defectos de

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X

TABLA DE MATERIAS los que dirigen la Iglesia. Ayudemos a las Autoridades Generales. Sostn temporal de las Autoridades Generales. Una bendicin para las presidencias de estaca y otros oficiales. Un consejo a los presidentes de estaca y obispos. Deberes de los presidentes de estaca. El deber de los sumos consejos. Deberes de los patriarcas. Deberes de los sumos sacerdotes. Deberes de los qurumes de sumos sacerdotes. El deber de los sumos sacerdotes. Propsito y deberes de los setentas. El deber de los setenta. Deberes de los setenta. Los qurumes de lderes deben abastecer a los de los setenta. Los lderes deben proclamar el evangelio. Deberes de los lderes. La autoridad de los obispos y otros oficiales presidentes. Deberes de los obispos. Los obispos y el sacerdocio menor deben ser activos. Deberes del sacerdocio menor. El sacerdocio menor. La labor del obispado. Dignidad del llamamiento de maestro. El valor de la obra del maestro. La restauracin del Sacerdocio de Melquisedec. Tributo a Heber C. Kimball. Tributo a Erastus Snow. El propsito de las visitas de las autoridades de la Iglesia 151 CAPITULO XDONES ESPIRITUALES

El don de lenguas. El sacramento de la Cena del Seor. El orden en cuanto a la uncin de los enfermos. El uso de un testimonio. Propsito y prctica de testificar. No hay separacin de lo temporal y lo espiritual. Salvacin espiritual y temporal. El evangelio tambin tiene por objeto lograr beneficios temporales. El espritu necesita alimento 195 CAPITULO XIOBEDIENCIA

La obediencia es un principio eterno. Cmo sobreponerse a las debilidades de la carne. Es indispensable la obediciencia a las ordenanzas de la Iglesia. La obediencia trae luz y libertad. Las bendiciones de la obediencia 204 CAPITULO XIILA ORACIN

Orad todos los das. Orad con prudencia. Conservad el espritu de la oracin. La oracin verdadera. La manera de orar. Un discurso sobre la o r a c i n Orad por las autoridades. Las bendiciones que acompaan la oracin. Hay que corregir nuestra negligencia 212 CAPITULO XIIILOS DIEZMOS; LOS INDIGENTES; LABORIOSIDAD

Por qu se instituy la ley de los diezmos. Naturaleza esencial de la ley de los diezmos. La ley de los diezmos es una prueba. La ley de los diezmos es la ley de ingresos. Los diezmos. La viuda y sus diezmos. La viuda y los diezmos. Quien recibe ayuda de la Iglesia debe pagar diezmos. El uso de los diezmos. El mercantilismo y los diezmos. Los diezmos se usan cuidadosamente y se lleva una cuenta completa. Los libros estn abiertos a los

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TABLA DE MATERIAS que pagan diezmos. Debemos compadecernos del desafortunado. La caridad se ha de aceptar slo cuando sea necesario. Cesad de desperdiciar el tiempo. Cesad de ser ociosos. Las bendiciones del evangelio vienen del trabajo. No hay lugar en Sin para el ocioso. Un mensaje de los Santos de los ltimos Das en favor de los pobres 219 CAPITULO XIVLA TEMPLANZA: EL DA DE REPOSO

El hombre debe dominar sus apetitos. Moderacin. Templanza. La manera de ensear la templanza. El uso del tabaco y bebidas alcohlicas. No fumis. La cantina. Derrotemos a los que defienden los licores. La vitalidad y los medicamentos patentados. Acabemos con la maledicencia y la vulgaridad. Las faenas del sbado. El propsito del da de reposo. El significado del domingo. Qu haremos el da de reposo? La necesidad de adorar en domingo. Sed prudentes en todo lo que hagis. La naturaleza y el propsito del ayuno. La santificacin del da de reposo. No despojis al da del Seor. El hombre debe ser dueo de s mismo 233 CAPITULO XVLOS MLTIPLES DBERES DEL HOMBRE

El objeto de la existencia del hombre. Tratamos con el Seor. La necesidad de que todos cumplan su misin. Dios honra a quienes lo honran. Cualidades de los Santos de los ltimos Das. Perfeccin en nuestra esfera. Viva todo hombre de tal manera que pueda pasar la inspeccin ms minuciosa. La necesidad de responsabilidad individual. Conquistmonos a nosotros mismos primero. Conquistmonos a nosotros mismos. La caridad es el principio mayor. Busquemos lo bueno, no lo malo. Juzgese a los hombres por sus hechos nobles. Sostengmonos el uno al otro. No abriguis malos sentimientos unos contra otros. Honraos a vosotros mismos y a vuestros prjimos. Evitemos los litigios. Vivamos conforme a nuestra religin. Seamos firmes en la fe. Los deberes en la Iglesia son supremos. Debemos estudiar el evangelio. Alentad el canto. Cultivad el canto. Libraos de las deudas. Lo que el Seor requiere de sus santos. Cultivemos el agradecimiento. La crtica. No hay que causar heridas, sino curarlas. Usad buen lenguaje. No destruyis la vida inconsideradamente. Discurso en la ceremonia de graduacin. Nuestro objeto principal en la vida. Cmo amar al prjimo. La pregunta de las autoridades de la Iglesia. El pecado de la ingratitud. Compasin por los enemigos 243 CAPITULO XVIEL MATRIMONIO, EL HOGAR Y LA FAMILIA

La necesidad del matrimonio. El matrimonio es ordenado y aprobado por Dios. Rectitud y necesidad del matrimonio. El hombre y la mujer entran en el cielo. El matrimonio tiene por objeto henchir la tierra. Matrimonio eterno. Eternidad de las organizaciones familiares. La importancia de casarse dentro de la Iglesia. No hay casamiento en el cielo. Se prohibe el matrimonio plural. Declaracin adicional sobre el matrimonio plural. Son deseables el matrimonio y las familias grandes. Sed fieles a vuestra

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XII

TABLA DE MATERIAS esposa e hijos. Respetemos los derechos de otros. La manera de tratarse el esposo, la esposa y los hijos. Debemos servir de ejemplo a nuestras familias. La nobleza ms autntica. Los padres son responsables de sus hijos. Confianza falsa. El padre es la autoridad que preside la familia. Deberes de los padres. La maternidad es el fundamento del hogar y la nacin. El xito del esposo depende de la actitud de la esposa. El deber de los padres. Bendicin y nombramiento de nios pequeos. Tened cuidado de vuestros hijos. El deber de instruir a los hijos. Lo que habis de ensear a vuestros hijos. Lo que debe ensearse a los nios. La instruccin de los nios en el hogar y en la Escuela Dominical. Ensead el evangelio a los nios. Ensead a los nios la historia de la muerte de Jess. Prudencia en dar a los nios. No impongamos juramentos a los nios. Los nios tienen iguales derechos que los mayores en la casa del Seor. No hipotequis vuestras casas. No hay sustituto para el hogar. La adoracin en el hogar. La base de un hogar verdadero. El hogar ideal. El fundamento de toda cosa buena en el hogar. Procurad hogares. Sed dueos de vuestras propias casas. No hipotequis vuestras casas. Los perjuicios de la hipoteca. Nuestro primer deber es a \os de nuestra casa. La ma\dad predominante de \a incontinencia. Grados de pecado sexual. Pureza. Tres peligros amenazantes. El evangelio es la cosa mayor. El deber del esposo para con su esposa. Esposos y esposas en la eternidad. Importancia del afecto familiar. Gobierno familiar por medio del amor. El hogar y el nio 266 CAPITULO XVIILAS DIVERSIONES Y LAS MODAS

La juventud debe mirar hacia adelante. Diversiones propias. La naturaleza correcta de la diversin. Deberes sociales. El peligro de andar en busca de placeres. Efectos nocivos de los libros malos. La lectura de cosas buenas. Sorteos y juegos de azar. Los juegos de azar. El perjuicio de los naipes. El tiempo que se pierde con los naipes. Los juegos de naipes. Dejemos los juegos de naipes. La naturaleza perniciosa de los juegos de naipes. Los naipes en el hogar. Modas indecorosas. Modas impropias. Clubes exclusivos entre los miembros de la Iglesia. Una leccin para los jvenes 313 CAPITULO XVIIIAMAD A VUESTROS ENEMIGOS

No nos desanimamos. Perdono a todos los hombres. Dejamos a nuestros enemigos en las manos de Dios. Los resultados quedan en las manos de Dios. Una oracin a favor de vuestros enemigos. La regla de oro. La razn porque el mundo no nos ama. Amaos unos a otros. Conservmonos apartados de los inicuos. Los enemigos que debemos temer 330 CAPITULO XIXLA EDUCACIN Y LAS OCUPACIONES INDUSTRIALES

Siempre estamos aprendiendo. Discurso sobre la ignorancia. El valor de la educacin prctica. Se apoya la educacin prctica. Hay que ensear a los jvenes las artes de la industria. Artes y oficios y la agricultura. La agricultura y las artes mecnicas en las escuelas de la Iglesia. El valor de las

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TABLA DE MATERIAS escuelas de la Iglesia. El propsito de las escuelas de la Iglesia. Toda organizacin necesaria existe en la Iglesia. Desarrollad vuestras habilidades en las organizaciones de la Iglesia. El fundamento de la prosperidad. El objeto de la cooperacin 335 CAPITULO XXMISIONEROS

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Cmo son llamados los misioneros Lo que se requiere de los futuros misioneros. La clase de hombres que se necesita para misioneros. Cualidades necesarias de los misioneros. Cualidades adicionales de los misioneros. Lo que deben ensear los misioneros. Qu y cmo se debe ensear. No todos estn preparados para aceptar el evangelio. Nuestros miembros son generosos con los misioneros. Consejos a los misioneros. Palabras a los misioneros. Los misioneros y la Palabra de Sabidura. Advertencia a los misioneros. Se debe proteger la salud de los misioneros. Misioneros enfermosCuidado de los misioneros que vuelven. Trabajo para los misioneros que han vuelto El deber de la persona que es llamada a una misin 349 CAPITULO XXIENSEAN/AS FALSAS

El conocimiento del diablo. El enemigo de la verdad continuamente est en batalla. Por qu se aborrece la verdad. Slo quienes niegan la fe contienden. Guardaos de los falsos maestros. Dnde pueden encontrarse las doctrinas falsas. Es innecesario el conocimiento del pecado. Apartaos del mal. La ley de la recompensa. Simpata para con Jos criminales. El crimen de la brujera y otras supercheras. Prcticas supersticiosas. El frenes mesinico. El fuerte y poderoso 365 CAPITULO XXIILAS ORGANIZACIONES AUXILIARES

Definicin de las organizaciones auxiliares. El lugar de las organizaciones auxiliares en la Iglesia. Relacin entre las autoridades del barrio y las de las organizaciones auxiliares Propsito y deberes de la Sociedad de Socorro. Fines de la Sociedad de Socorro Deberes y propsitos de la Sociedad de Socorro. La Sociedad de Socorro. El objeto de las Escuelas Dominicales y las escuelas de la Iglesia. El maestro esencial en la Escuela Dominical. La cualidad primordial de un maestro de la Escuela Dominical. El principio de la instruccin en la Escuela Dominical. La directiva de la Escuela Dominical de Estaca. La importancia de la obra de la A.M.M. El campo de la Asociacin de Mejoramiento Mutuo. La fuente de verdad. Los maestros deben creer en Jesucristo 377 CAPITULO XXIIIEL GOBIERNO POLTICO

Los diez mandamientos. Las leyes de Dios y las leyes del pas. No hay nacionalidades en la Iglesia. Los Santos de los ltimos Das son leales a los Estados Unidos. Lealtad a la constitucin de los Estados Unidos. Orgullo patri-

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XIV

TABLA DE MATERIAS tico. Origen y destino de los Estados Unidos; lealtad de los Santos de los ltimos Das. Los santos deben servir a Dios. Guiados por Dios al Oeste. El patriotismo verdadero. Importancia del patriotismo nacional. La Iglesia no es partidaria. La Iglesia es leal. Los Santos de los ltimos Das son buenos ciudadanos. La Iglesia no responde por los partidos polticos. La Iglesia no tiene que ver con la poltica. Apartaos del espritu de violencia de los populachos. El peligro de los populachos. Las bases de los sindicatos laborales. Sindicatos obreros. La causa de la guerra. La actitud en cuanto a la guerra. Deseamos la paz. Cundo vendr la paz. En la tierra paz, buena voluntad para con los hombres. La llave a la paz. Dios contiende con las naciones en guerra. Comportamiento de los jvenes en el ejrcito. Mensaje a los jvenes en la guerra 395 CAPITULO XXIVVIDA Y SALVACIN ETERNAS

Vida y salvacin eternas. Estrecha relacin con la vida venidera. La condicin de una vida futura. La muerte espiritual. El pecado imperdonable. La resurreccin. La naturaleza de los ngeles ministrantes. Redencin allende el sepulcro. La naturaleza de la muerte. La resurreccin. El principio de la resurreccin. De la resurreccin. La resurreccin y el juicio final. La condicin de los nios en el cielo. El estado de los nios en la resurreccin. Discurso en los funerales de Mary A. Freeze. La resurreccin. La obra por los muertos. Las ordenanzas del Templo son invariables. El cuidado y la necesidad de templos. La predicacin del evangelio en el mundo de los espritus. La visin de la redencin de los muertos. Moderacin en los sepelios. A quines no beneficiar el evangelio? El hombre no puede salvarse en la iniquidad. El principio del bautismo por los muertos 422 CAPITULO XXVJOS SMITH EL PROFETA

La realidad de la visin de Jos. El servicio de Jos Smith. El nombre de Jos Smith jams perecer. El Profeta Jos Smith. Se cumple la profeca de Jos Smith. Jos Smith el joven. Jos Smith fue un restaurador. Otras esposas de Jos Smith, el Profeta. Qu nos ensea el martirio de Jos y de Hyrum? La autoridad divina de Jos y de sus sucesores. Se ve la mano orientadora de Dios en la historia de la Iglesia 471 CAPITULO XXVITESTIMONIOS Y BENDICIONES PERSONALES

Un testimonio. Esta es la obra de Dios: un testimonio. Un testimonio. El voto de mi vida. Una bendicin. Un testimonio. Yo s que mi Redentor vive. Testimonio 494EL PRESIDENTE JOSEPH F. SMITH

Una palabra de aprecio. Memorias. Un bosquejo biogrfico. El ltimo de la antigua escuela de autoridades veteranas 501ANEXOS

Manera de conferir el sacerdocio. Un sueo.

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DOCTRINA DEL EVANGELIOCAPTULO I

LA VERDAD ES EL FUNDAMENTONUESTRA ESPERANZA EST FUNDADA EN LA VERDAD. Nuestra esperanza de la salvacin debe fundarse en la verdad, la verdad completa y slo la verdad, porque no podemos edificar sobre el error y ascender a las cortes de verdad eterna y disfrutar de la gloria y exaltacin, del reino de nuestro Dios. Tal cosa no puede ser. C.R.* de octubre, 1917, pg. 3. EL EVANGELIO SE FUNDA EN LA VERDAD. Ningn temor existe en mi corazn o mente, de que lo que es llamado "mormonismo" que de hecho es el evangelio de Jesucristo no soportar el escrutinio de la ciencia y las investigaciones de los doctos y letrados en toda verdad. El evangelio de Jess est fundado en la verdad. Cada uno de sus principios se presta a una demostracin que supera a cualquier razn justa que hubiere para contradecir. El Seor est efectuando su obra, y la llevar a cabo, y no hay poder que pueda contenerla. C.R. de octubre, 1908, pg. 127. LA VERDAD ES EL FUNDAMENTO. Creemos en la justicia. Creemos en toda la verdad, pese al asunto a que se refiera. Ninguna secta o denominacin religiosa del mundo posee un solo principio de verdad que no aceptemos o que rechacemos. Estamos dispuestos a recibir toda verdad, sea cual fuere la fuente de donde provenga, porque la verdad se sostendr, la verdad perdurar. Ni la fe ni religin de hombre alguno, ni ninguna organizacin religiosa en todo el mundo jams podr sobrepujar a la verdad. La verdad debe constituir el fundamento de la religin, o ser en vano y no lograr su propsito. Digo que la verdad se halla en el fundamento, y est por encima, y por debajo, y penetra totalmente esta gran obra del Seor que se estableci por medio de Jos Smith el Profeta. Dios est con ella; es la obra de El, no del hombre; y prosperar, no importa cul sea la oposicin. Hoy "Conference Report, (acta o informe de la conferencia),

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DOCTRINA DEL EVANGELIO

observamos la oposicin, dispuesta en orden de batalla contra la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das, y sonremos, por decirlo as, con una sensacin de confianza, doblemente seguros a causa de la experiencia de lo pasado, en comparacin con los sentimientos que llenaron el alma de nuestros padres y madres en los primeros das de la Iglesia, cuando apenas eran un puado, con todo el mundo dispuesto en contra de ellos; cuando no eran ms que un nmero pequeo de personas pobres, sin casas, despojados de sus posesiones, echados de las comunidades en las que procuraban establecerse y edificar sus casas. Cuando pienso en nuestros miembros, expulsados al desierto, errantes y buscando un lugar donde pudieran descansar las plantas de sus pies, y entonces veo cmo el mundo estaba unido en contra de ellos, y pienso en la pequea posibilidad que se les presentaba de lograr el xito y la realizacin de sus propsitos, me asombro de que un nmero mayor de ellos no haya temblado y flaqueado, sino que hubo quienes permanecieron fieles en medio de todo, aun hasta la muerte. Si les hubiese sido necesario padecer el martirio por la verdad, de buena gana hubieran dado la vida, as como dieron todo lo dems que posean en el mundo, por el conocimiento que tenan de la divinidad de la obra que estaban desempeando. Somos igualmente fieles hoy? Somos tan devotos como lo fueron nuestros padres? Oh Dios mo, aydame a ser tan fiel como ellos lo fueron! Aydame a sostenerme, como ellos se sostuvieron, sobre el pedestal de la verdad eterna, y que ningn poder sobre la tierra o en el infierno me aparte de este fundamento. Esta es mi oracin al Seor por mi propio bien, y es mi oracin a El por todo Santo de los ltimos Das en todo el mundo. C.R. de abril, 1909, pg. 7.LA VERDAD SALVA AL HOMBRE. NO abrigamos malos sentimientos en nuestro corazn hacia ninguna criatura viviente. Perdonamos a los que nos ofenden. Hacia aquellos que han hablado mal de nosotros y nos han calumniado ante el mundo, no sentimos rencor en nuestro corazn. Decimos, juzgue Dios entre ellos y nosotros; recompnselos El segn sus obras. Nosotros no levantaremos la mano contra ellos, antes les extenderemos la mano de confraternidad y compaerismo, si se arrepienten de sus pecados y vienen al Seor y viven. No importa cun impos hayan sido, o cun neciamente hayan obrado, si se arrepienten de estas cosas, los recibiremos con los brazos abiertos y haremos cuanto podamos para ayudarles a salvarse a s mismos. Yo no puedo salvaros a vosotros; vosotros no me podis salvar a m; no podemos salvarnos unos a otros, sino nicamente al grado que podamos persuadirnos unos a otros a recibir la verdad, ensendola.

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LA VERDAD ES EL FUNDAMENTO

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Cuando un hombre recibe la verdad, sta lo salvar. No se salvar meramente porque alguien le habla, sino porque la recibi y obr de acuerdo con ella. El evangelio es congruente, es sentido comn, razn, revelacin; es la verdad omnipotente de los cielos revelada al hombre. -C.R. de abril, 1902, pg. 86.LA VERDAD DEL EVANGELIO NO PUEDE SER REEMPLAZADA. No hay ciencia ni filosofa que pueda reemplazar la verdad de Dios Todopoderoso. El Seor ha dicho: "Mi palabra es verdad"; y ciertamente lo es. Yo creo que los Santos de los ltimos Das entienden lo suficiente acerca de la palabra de Dios para saber que es su palabra cuando la ven, y para apartarse de lo que no lo sea; y que permanecern en la palabra de Dios, porque es la verdad. Como dijo el Salvador: "Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seris verdaderamente mis discpulos; y conoceris la verdad, y la verdad os har libres." Creo que ios Santos de los ltimos Das, y especialmente los principales en Israel, tienen suficiente conocimiento y entendimiento de los principios del evangelio para conocer la verdad, y quedan libres cuando la poseen: libres del pecado, libres del error, de las tinieblas, de las tradiciones de los hombres, de vanas filosofas y de las teoras no probadas ni confirmadas de cientficos que requieren una demostracin que no deje lugar a dudas. Hemos tenido ciencias y filosofas en todas las edades, y han sufrido un cambio tras otro. Difcilmente pasa un siglo sin que no se introduzcan nuevas teoras en la ciencia y la filosofa para reemplazar las antiguas tradiciones, la antigua fe y doctrinas propuestas por filsofos y cientficos. Estas cosas podrn sufrir cambios continuos, pero la palabra de Dios es siempre verdadera, siempre correcta. Quiero deciros que los principios del evangelio siempre son verdaderos: los principios de fe en Dios, del arrepentimiento del pecado, del bautismo para la remisin de pecados por la autoridad de Dios y la imposicin de manos para comunicar el don del Espritu Santo; estos principios siempre son verdaderos, y no puede uno eludirlos. No nos es dado ningn otro nombre bajo el cielo sino el de Jesucristo, en que podamos ser salvos o exaltados en el reino de Dios. Nadie puede entrar en el reino de los cielos si no nace de nuevo del agua y del Espritu. Estos principios son indispensables, porque Dios los ha declarado. No slo los ha proclamado Cristo por su propia voz, as como sus discpulos de generacin en generacin, en tiempos antiguos, sino que en estos postreros das han dado el mismo testimonio y declarado estas cosas al mundo. Son verdaderos hoy, como lo fueron entonces, y debemos obedecer estas cosas. C.R. de abril, 1911, pgs. 7, 8.

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EL MAYOR TRIUNFO DEL HOMBRE. El mayor logro que el gnero humano puede alcanzar en este mundo es familiarizarse tan completa y tan perfectamente con la verdad divina, que ningn ejemplo o conducta de criatura alguna que viva en el mundo pueda apartarlos jams del conocimiento que han recibido, Seguir "las pisadas del Maestro", el ms eminente de todos los maestros que este mundo jams ha recibido, constituye el camino ms seguro que podemos seguir en el mundo, que yo sepa. Podemos asimilar los preceptos, las doctrinas y la divina palabra del Maestro sin temor alguno de que el modelo deje de llevar a cabo y ejecutar sus propios preceptos y cumplir con sus propias doctrinas y requisitos. Desde mi niez he deseado aprender los principios del evangelio de tal manera y a tal grado, que no obstante quin cayera de la verdad, o quin pudiera cometer un error o dejara de seguir el ejemplo del Maestro, mi fundamento permanecera seguro y cierto en las verdades que he aprendido, aun cuando todos los dems hombres se desviaran y dejaran de obedecerlas. Todos hemos odo de personas que han puesto su fe en el brazo de la carne, a quienes ha parecido que su creencia, su confianza y su amor por los principios del evangelio de Jesucristo se haran pedazos, si sus ideales posiblemente aquellos que fueron los primeros en ensearles los principios del evangelio cometieran un error, titubearan o cayeran. No s sino de Uno en todo el mundo, a quien se puede tomar como el primer y nico modelo perfecto que podemos seguir, y es el Unignito Hijo de Dios. Ciertamente me causara pena, si tuviese un amigo o compaero en esta vida que se apartara del plan de vida y salvacin por causa de que yo pudiese tropezar o fracasar en mi vida. No quiero que ningn hombre se apoye en m ni ande en pos de m, sino hasta el punto que yo sea un constante seguidor de los pasos del Maestro, Juvenile Instructor, tomo 50, pgs. 738, 739 (1915). LA VERDAD y LA JUSTICIA PREVALECERN. No espero que los Santos de los ltimos Das logren victoria o triunfo alguno, o cosa de qu jactarse, sino de acuerdo con los principios de la justicia y la verdad. La verdad y la justicia prevalecern y perdurarn. Si solamente continuamos edificando sobre los principios de rectitud, de verdad, de justicia y honor, os digo que no hay poder bajo el reino celestial que pueda impedir el progreso de esta obra. Y a medida que esta obra crezca y logre poder e influencia entre los hombres, disminuirn los poderes del adversario y de las tinieblas ante el crecimiento y desarrollo de este reino, hasta que triunfe el reino de Dios, y no de los hombres. C.R. de abril, 1914, pg. 4.

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REALIDAD DE LA FE DE LOS SANTOS. No hay duda en la mente de los Santos de los ltimos Das en lo que respecta a la existencia y persona del Seor Dios Omnipotente, el mismo que es el Padre de nuestro Seor y Salvador Jesucristo. No hay ninguna duda en la mente de los Santos de los ltimos Das de que Jess es el Hijo de Dios, engendrado del Padre en la carne. Y no hay ningn Santo de los ltimos Das en todo el mundo que no sepatan verdadera y completamente como Dios puede comunicar dicho conocimiento al alma del hombre que volver a vivir despus de la muerte, y que hombres y mujeres se asociarn unos con otros como Dios lo ha decretado, si han sido unidos por su poder, para morar juntos para siempre jams; "y conocern como son conocidos" y vern como son vistos y entendern como Dios entiende, porque son sus hijos. C.R. de abril, 1907, pg. 39. EL SIGNIFICADO DE LA CIENCIA. La ciencia verdadera es ese sistema de razonar que hace descollar la verdad sencilla y clara. El Salvador del mundo fue preeminentemente el Cientfico de esta tierra, y las verdades que declar hace mil novecientos aos han resistido la embestida de la ciencia, el prejuicio v el odio. -Logan Journal, Logan (6 de febrero de 1912). TODA VERDAD PROVIENE DE DIOS. Apoyemos la causa de Sin. Ningn hombre hable livianamente de los principios del evangelio. Nadie trate con levedad las ordenanzas de la casa de Dios. Nadie se burle del sacerdocio que el Seor ha restaurado a la tierra, que es la autoridad que El ha dado al hombre. Ninguna persona mire con desdn la organizacin de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das cual se ha establecido en la tierra por medio del Profeta Jos Smith, a quien el Seor levant cuando no era sino un nio para establecer los fundamentos de la misma. Nadie trate estas cosas con liviandad o duda; antes procure sinceramente todo hombre entender la verdad y ensear a sus hijos a familiarizarse en las verdades del cielo que han sido restauradas a la tierra en los postreros das. Creo con toda el alma en Dios el Padre y en nuestro Seor y Salvador Jesucristo. Creo con toda mi alma, mente y fuerza en el Salvador del mundo y en el principio de la redencin de la muerte y del pecado. Creo en la misin divina del Profeta Jos Smith. Creo en toda la verdad que conozco, y creo que hay muchos principios de verdad eterna que an permanecen ocultos de m y del entendimiento de los hombres, los cuales han de ser revelados por el poder de Dios a sus siervos fieles. Creo que el Seor ha revelado a los hijos de los hombres todo lo que saben. No creo que persona alguna haya descubierto un solo principio

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de ciencia o arte, de mecnica o matemticas o cualquier otra cosa, que Dios no lo haya sabido antes que el hombre. Este le debe a la Fuente de toda inteligencia y verdad el conocimiento que posee; y todos los que estn dispuestos a rendir obediencia al susurro del Espritu que conduce a la virtud y al honor, al amor de Dios y del hombre, al amor de la verdad y aquello que ennoblece y ensancha el alma, recibirn un conocimiento ms puro, ms extenso y ms directo y conclusivo de las verdades de Dios que cualquier otro. Os digo esto, porque s que es verdad. El Seor Omnipotente vive: El cre los cielos y la tierra y las fuentes de las aguas, y nosotros somos sus hijos, su progenie, y no estamos aqu por casualidad. El Seor dispusO nuestra venida y el objeto de nuestro ser. El tiene por objeto que cumplamos nuestra misin, que lleguemos a ser conforme a la semejanza e imagen de Jesucristo, a fin de que, as como El, seamos sin pecado a la salvacin; para que, igual que El, seamos llenos de inteligencia pura, y como El podamos ser exaltados a la diestra del padre para sentamos sobre tronos y tener dominio y poder en la esfera en que se nos llame a obrar. Testifico de esta doctrina, porque el Seor me ha hecho conocer y sentir la verdad de ella, desde la corona de mi cabeza hasta las plantas de mis pies. Amo a los hombres buenos y honorables, aun a los que pueden estar en error, en lo que a su criterio concierne, pero que tratan de obrar rectamente; los amo por motivo de que son mis hermanos, hijos de mi Padre, y quisiera que todos pudiesen ver la verdad cual se halla en Cristo Jess, y aceptarla y recibir todos sus beneficios, por tiempo y por toda la eternidad. Si el Seor ha revelado al mundo el plan de salvacin y redencin del pecado, mediante el cual los hombres nuevamente pueden ser exaltados en su presencia y participar con El de la vida eterna, yo declaro, como proposicin que no puede ser refutada, que ningn hombre puede ser exaltado en la presencia de Dios y lograr la plenitud de gloria y felicidad en su reino y presencia, a menos que, y slo cuando obedezca el plan que Dios ha designado y revelado. -C.R. de abril, 1902, pgs. 85, 86. Los SANTOS PUEDEN CONOCER LA VERDAD. Al fiel Santo de los ltimos Das le es dado el derecho de conocer la verdad como Dios la conoce; y ningn poder bajo el reino celestial puede desviarlo, entenebrecer su entendimiento, ofuscar su mente o disminuir su fe o conocimiento de los principios del evangelio de Jesucristo. No puede ser, porque la luz de Dios brilla con mayor fulgor que la iluminacin de una falsedad y error; por tanto, quienes poseen la luz de Cristo, el espritu de revelacin y el conocimiento de Dios, se elevan sobre todas estas extra va-

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gancias en el mundo; conocen de esta doctrina, que es de Dios y no del hombre. C.R. de octubre, 1909, pg. 9.CMO SE PUEDE CONOCER LA VERDAD. Es la generacin mala y adltera la que busca seales. Mostradme Santos de los ltimos Das que tienen que nutrirse con milagros, seales y visiones a fin de conservarse firmes en la Iglesia, y os mostrar miembros de la iglesia que no son rectos ante Dios y que andan por caminos resbaladizos. No es por manifestaciones milagrosas dadas a nosotros que seremos establecidos en la verdad, sino mediante la humildad y fiel obediencia a los mandamientos y leyes de Dios. Cuando me inici en el ministerio en mi juventud, frecuentemente iba y le peda al Seor que me manifestara alguna cosa maravillosa, a fin de que pudiese recibir un testimonio. Pero el Seor no me concedi milagros, y me mostr la verdad, lnea por lnea, precepto por precepto, un poco aqu y un poco all, hasta que me hizo saber la verdad desde la corona de mi cabeza hasta las plantas de mis pies, y hasta que fui completamente depurado de la duda y del temor. No tuvo que enviar a un ngel de los cielos para hacerlo, ni tuvo que hablar con trompeta de arcngel. Mediante el susurro de la voz quieta y delicada del Espritu del Dios viviente El me dio el testimonio que poseo; y por este principio y poder dar a todos los hijos de los hombres un conocimiento de la verdad que permanecer con ellos y los har conocer la verdad como Dios la conoce y cumplir con la voluntad del Padre como Cristo la cumple; y ningn nmero de manifestaciones maravillosas realizarn esto jams. Es la obediencia, la humildad y sumisin a los requisitos del cielo y a ese orden establecido en el reino de Dios sobre la tierra, lo que establecer a los hombres en la verdad. Estos podrn recibir visitas de ngeles; podrn hablar en lenguas, sanar a los enfermos mediante la imposicin de manos, podrn tener visiones y sueos, pero a menos quesean fieles y puros de corazn, sern fcil presa para el adversario de sus almas, el cual los conducir a las tinieblas y a la incredulidad con mayor facilidad que a otros. C.R. de abril, 1900, pgs. 40, 41. CMO SE ESTABLECE UN FUNDAMENTO IMPERECEDERO DE LA VERDAD. Mas

los hombres y mujeres que son honrados ante Dios, que humildemente siguen su camino, cumpliendo con su deber, pagando sus diezmos y practicando esa religin pura y sin mcula delante de Dios el Padre, que consiste en visitar a los hurfanos y las viudas en sus tribulaciones, y guardarse uno sin mancha del mundo; que ayudan a velar por los pobres; que honran el santo sacerdocio y evitan los excesos; que oran con sus familias y reconocen al Seor en su cora-

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zn, stos establecern un fundamento contra el cual las puertas del infierno no podrn prevalecer; y si vienen las tempestades y dan con mpetu contra su casa, no caer, porque estar fundada sobre la roca de verdad eterna. Ruego que esta numerosa congregacin edifique sobre este fundamento imperecedero, sobre el principio expresado en las palabras de Josu: "Yo y mi casa serviremos a Jehov"; y como tambin lo declar Job: "Aunque l me matare, en l esperar." Si tenis ese espritu hacia Dios y su obra en estos postreros das, edificareis constante y lentamente, aun cuando fuere, pero con firmeza, sobre un fundamento que perdurar por todas las incontables edades de la eternidad. Si no recibs manifestaciones grandes, no tenis por qu inquietaros. Igual que aquellos que tienen visiones, recibiris el testimonio de Jesucristo en vuestro corazn y conoceris a Dios y a Jess a quien El ha enviado, a quien es vida eterna conocer. En cuanto a aquellos que reciben visiones, el diablo intentar hacerles creer que fueron fantasas, y si cometen pecados, de seguro l se lo har creer. Dios os bendiga es mi oracin. Amn. C.R. de abril, 1900, pg. 42.LA RECOMPENSA DE TODA PERSONA HONRADA. En algunos casos hallaris ejemplos de personas en el mundo que no saben tanto acerca del evangelio de Jesucristo como vosotros; que no tienen el testimonio del Espritu en su corazn, como tenis vosotros, de la divinidad de Cristo y de Jos Smith, y quienes son tan devotos, tan humildes, de espritu tan contrito y tan consagrados a lo que saben, como lo somos algunos de nosotros; y sern recompensados de acuerdo con sus obras, cada uno de ellos, y recibirn un galardn muy superior a cosa alguna que puedan imaginarse. C.R. de abril, 1912, pg. 8. EL EVANGELIO ES SENCILLO. Algunos temas son en s mismos, tal vez, perfectamente inofensivos y cualquier discusin de ellos, breve o extensa, no perjudicara la fe de nuestros jvenes. Nos es dicho, por ejemplo, que la teora de la gravitacin es una hiptesis, cuando mucho, y que otro tanto sucede con la teora atmica. Estas teoras ayudan a explicar ciertas cosas acerca de la naturaleza; y si es que finalmente resultan ser verdaderas, no pueden afectar mucho la conviccin religiosa de nuestros jvenes. Por otra parte, hay especulaciones que se relacionan con el origen de la vida y la relacin que hay entre Dios y sus hijos. La revelacin ha definido esa relacin en un grado muy imitado, y hasta que recibamos ms luz sobre el asunto, nos parece mejor refrenarnos de discutir ciertas teoras filosficas que destruyen la fe de nuestros jvenes, ms bien que edificarla. Un aspecto muy indeseable de esta filosofa de religin, as llamada, es-

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triba en el hecho de que en cuanto convirtamos nuestra religin en un sistema de filosofa, nadie ms que los filsofos podrn entenderla, estimarla o disfrutarla. Dios ha hecho su palabra tan sencilla, en su revelacin al hombre, que aun el ms humilde, sin preparacin especial, puede gozar de una fe grande, comprender las enseanzas del evangelio y disfrutar tranquilamente de sus convicciones religiosas. Por tal razn nos oponemos a la discusin de ciertas teoras filosficas en nuestras instrucciones religiosas. Juvenile Instructor, tomo 46, pgs. 208, 209 (abril de 1911).NUESTRO CONOCIMIENTO EST LIMITADO. Nuestros mtodos de teorizar y razonar en cuanto a las cosas de Dios a menudo podr ser inofensivo; pero si nos apartamos de la sencillez de la palabra de Dios a un espritu de racionalismo, nos convertimos en vctimas de la vanidad, lo cual pone en peligro el espritu verdadero de la adoracin en el corazn humano. No es fcil que los hombres abandonen sus vanidades, dominen sus ideas preconcebidas y se entreguen de todo corazn a la voluntad de Dios, que siempre es superior a la suya. Los peligros de las teoras religiosas son tan grandes hoy como lo fueron en los das de Cristo, y si queremos evitar estos peligros debemos adherirnos a la sencillez de nuestras creencias y prcticas religiosas. Cuando los hombres y mujeres se den cuenta de que estn entrando en aguas profundas donde sus pasos no son seguros, deben retroceder, porque pueden tenerla certeza de que el camino que estn siguiendo los alejar ms y ms de sus fundamentos, los cuales no siempre son fciles de recuperar. La religin del corazn, la comunin sin afectacin y sencilla que debemos tener con Dios, es el salvaguarda ms importante de los Santos de los ltimos Das. No se menoscaba nuestra inteligencia o nuestra integridad cuando decimos francamente, frente a una centena de preguntas especulativas, "yo no s." Una cosa es cierta, y es que Dios ha revelado a nuestro entendimiento lo suficiente para nuestra exaltacin y nuestra felicidad. Utilicen, pues, los santos lo que ya tienen; sean sencillos y sin afectacin en cuanto a su religin, tanto en sus pensamientos como en sus palabras, y no ser fcil que se desorienten y queden sujetos a las vanas filosofas del hombre. Juvenile Instructor, mayo de 1911, 46:269. SE RECIBEN BENDICIONES POR AMAR LA VERDAD. Si amis la verdad, si habis recibido el evangelio en vuestro corazn, y lo amis, vuestra inteligencia aumentar, vuestro entendimiento de la verdad se ensanchar y se desarrollar ms que de cualquier otra manera. La verdad es, sobre todas las dems cosas del mundo, aquello que hace libres a

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los hombres, libres de la indolencia y el descuido, libres de las espantosas consecuencias de la negligencia, porque ser una consecuencia temible si desatendemos nuestro deber ante el Dios viviente. Si aprendis la verdad y caminis en la luz de la verdad, quedaris libres de los errores de los hombres y de artimaas; estaris por encima de toda sospecha y actos impropios de cualquier especie. Dios os aprobar y os bendecir a vosotros y a vuestras herencias, y os har prosperar y florecer como un rbol de laurel. Improvement Era, tomo 21, pg. 102 (dic. de 1917).

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CAPTULO II

LA NATURALEZA ETERNA DE LA IGLESIA, EL SACERDOCIO Y EL HOMBRENATURALEZA ETERNA DEL PLAN DE SALVACIN. Esta maana siento, como lo he sentido toda mi vida, pero lo siento con mayor fuerza esta maana, tal vez ms que en cualquier otra ocasin, que no hay nada debajo de los cielos de mayor importancia para m o para los hijos de los hombres que el gran plan de vida y salvacin que se proyect en los cielos en el principio, y el cual se ha transmitido de poca en poca, mediante la inspiracin de varones santos llamados por Dios, hasta el da de la venida del Hijo del Hombre, porque este evangelio y este plan de salvacin fueron revelados a nuestros primeros padres. El ngel de Dios les comunic el plan de redencin, y de salvacin de la muerte y del pecado, que ha sido revelado de tiempo en tiempo por autoridad divina a los hijos de los hombres, y en el cual no ha habido cambio. Nada contena, en el principio, que fuese superfluo o innecesario; nada de que se pudiera prescindir; era un plan completo, preparado en el principio por la sabidura del Padre y de los seres santos para la redencin de la raza humana y su salvacin y exaltacin en la presencia de Dios. Se ense ms plenamente y se ejemplific ms perfectamente en el ser, en la vida y misin, en la instruccin y doctrina del Hijo de Dios, que en cualquier otra poca, exceptuando tal vez los das de Enoc; pero en todas las generaciones de tiempo, desde la poca de la creacin, se han transmitido, de cuando en cuando, el mismo evangelio, el mismo plan de vida y salvacin, las mismas ordenanzas, el ser sepultados con Cristo, el recuerdo del gran sacrificio que habra de ser ofrecido por los pecados del mundo y para la redencin del hombre.C.R. de octubre, 1913, pg. 2.

Los PRINCIPIOS DEL EVANCELIO S N ETERNOS. La fe en Dios es un princiO pio irrevocable, tanto como lo son "no matars"; "no hurtars"; "no cometers adulterio". El arrepentimiento del pecado es un principio eterno, tan esencial en su lugar, parte tan ntegra del evangelio de Jesucristo, como "no matars" o "no tendrs dioses ajenos delante de m". El bautismo para la remisin de los pecados, por uno que posee la autoridad, es un principio eterno, porque Dios lo dispuso y lo mand, y Cristo mismo tuvo que obedecerlo; le fue necesario obedecerlo a fin de cumplir la ley de justicia.

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Tambin los ritos del sacerdocio de la Iglesia, cual el Seor los ha revelado, y los principios que son la base de la organizacin de la Iglesia de Jesucristo, son irrevocables, inalterables e inmutables. Hablamos del "evangelio eterno de Jesucristo", que es "poder de Dios para salvacin", y estos principios en s mismos, as como de s mismos, son eternos, y durarn mientras la vida, el pensamiento o el ser permanezcan, o la inmortalidad perdure. C.R. de octubre, 1912, pg. 11.ESTADOS PREEXISTENTES.

Sra. Martha H. Tingey, Presidenta, A.M.M.M.J. ESTIMADA HERMANA: La Primera Presidencia no tiene ms qu decir concerniente a los estados preexistentes aparte de lo que contienen las revelaciones dadas a la Iglesia. Las normas escritas de las Escrituras indican que todos los que vienen a esta tierra y nacen en la carne tuvieron una personalidad preexistente y espiritual como hijos o hijas del Padre Eterno (Vase Perla de Gran Precio, Moiss 3:5-7). Jesucristo fue el Primognito. Un espritu nacido de Dios es un ser inmortal, y cuando fallece el cuerpo, el espritu no muere. En el estado resucitado el cuerpo ser inmortal as como el espritu. Las teoras respecto de la carrera de Adn antes que viniese a la tierra carecen de valor verdadero. Sabemos por revelacin que era Miguel, el Arcngel, y que est a la cabeza de su posteridad sobre la tierra (Doctrinas y Convenios 107:5356). Las aseveraciones dogmticas no reemplazan la revelacin, y debemos estar satisfechos con aquello que se acepta como doctrina, y no tratar asuntos que, al fin y al cabo de todo argumento, son meramente teoras. Vuestros hermanos,JOSEPH F. SMITH ANTHON H. LUND CHARLES W. PENROSE

La Primera Presidencia Young Woman's Journal, tomo 23, pgs. 162, 163 (1912).RECUERDOS DEL ESPRITU. (Carta escrita al lder O. F. Whitney, misionero en Inglaterra.) De todo corazn apoyo sus opiniones concernientes a la afinidad de los espritus. Nuestro conocimiento de personas y cosas antes de venir aqu, combinado con la divinidad que se despierta en nuestras almas mediante la obediencia al evangelio, surte un efecto poderoso, segn mi opinin, en todos nuestros gustos y aversiones, y

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orienta nuestras preferencias en el curso de esta vida, si es que escuchamos cuidadosamente las amonestaciones del Espritu. Todas esas verdades sobresalientes que tan poderosamente retornan a la mente y al corazn parecen ser slo el despertar de las memorias del espritu. Podemos saber cosa alguna aqu que no hayamos sabido antes de venir? No son iguales los medios de conocimiento en el primer estado que los de ste? Yo creo que el espritu, antes y despus de esta probacin, posee mayores facilidades, s, mucho mayores, para adquirir conocimiento, que mientras se halla sujeto y encerrado en la prisin del estado carnal. Si antes de venir no hubisemos sabido acerca de la necesidad de nuestra venida, de la importancia de obtener un cuerpo, de la gloria que se podr lograr en la posteridad, del gran objeto que se realizar al sujetrsenos a pruebas pesados en la balanza, en el ejercicio de los atributos divinos, esos poderes semejantes a Dios y el libre albedro con que se nos ha dotado, mediante los cuales, despus de descender debajo de todas las cosas, a semejanza de Cristo, podramos ascender sobre todas las cosas y llegar a ser como nuestro Padre, Madre y Hermano Mayor, omnipotentes y eternos jams habramos venido, es decir, si hubisemos podido evitarlo. Creo que nuestro Salvador es el ejemplo viviente a toda carne en cada una de estas cosas. El indudablemente posea la precognicin de todas las vicisitudes a travs de las cuales tendra que pasar en el cuerpo mortal, cuando se pusieron los fundamentos de esta tierra, "cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios". Cuando nuestro Seor convers en su cuerpo espiritual con el hermano de Jared en el monte, El entenda su misin y saba la obra que tena que llevar a efecto, tan completamente como cuando ascendi del monte de los Olivos ante los asombrados ojos de los discpulos judos, con su cuerpo resucitado, glorioso e inmortal. Y sin embargo, para efectuar el ultimtum de su existencia previa, y consumar el grande y glorioso propsito de su ser, as como la salvacin de su hermandad infinita, tuvo que venir y tomar carne sobre s: El es nuestro ejemplo; y se nos ha mandado hacer las obras que El hizo. Se nos manda que lo sigamos tal como El sigui al que le era por Cabeza, a fin de que donde El est nosotros tambin estemos; y estando con El podamos ser iguales a El. Si Cristo supo de antemano, tambin nosotros; pero al venir aqu olvidamos todo, para que nuestro albedro verdaderamente fuese libre, para escoger el bien o el mal y merecer la recompensa de nuestra propia eleccin y conducta. Pero por el poder del Espritu, en la redencin de Cristo, y mediante la obediencia, a menudo percibimos una chispa de las memorias desper-

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tadas del alma inmortal, la cual ilumina todo nuestro ser como con la gloria de nuestra morada anterior.--Confrbufor, tomo 4, pgs. 114. 115 (1883).LA INMORTALIDAD DEL HOMBRE. Somos llamados seres mortales porque en nosotros se hallan las semillas de la muerte, mas en realidad somos seres inmortales, porque tambin hay dentro de nosotros el germen de vida eterna. El hombre es un ser binario, integrado por el espritu que surte vida, fuerza, inteligencia y capacidad al individuo, y el cuerpo que es la habitacin del espritu, y se acomoda a su forma, se adapta a sus necesidades y obra armoniosamente con l y, al grado que su capacidad se lo permite, rinde obediencia a la voluntad del espritu. Los dos, combinados, constituyen el alma. El cuerpo depende del espritu, y ste, durante su ocupacin natural del cuerpo, est sujeto a las leyes que se le aplican y lo gobiernan en el estado carnal. En este cuerpo natural se encuentran las semillas de la debilidad y la decadencia, las cuales, cuando alcanzan la madurez completa o inoportunamente son arrancadas, causan lo que en el lenguaje de las Escrituras se llama "muerte temporal". El espritu tambin est sujeto a lo que en las Escrituras y revelaciones de Dios se designa como "muerte espiritual". Es la misma que sobrevino a nuestros primeros padres, cuando, por motivo de la desobediencia y transgresin quedaron sujetos a la voluntad de Satans, y fueron expulsados de la presencia del Seor y murieron espiritualmente, muerte que el Seor declara ser "la primera muerte, la misma que ser la ltima muerte, que es espiritual y que se pronunciar sobre los inicuos, cuando yo les diga: Apartaos, malditos". Y dice adems el Seor: "Mas he aqu, os digo que yo, Dios el Seor, le conced a Adn y a su simiente que no muriesen, en cuanto a la muerte temporal, hasta que yo, Dios el Seor, enviara ngeles para declararles el arrepentimiento y la redencin (de la primera muerte), mediante la fe en el nombre de mi Hijo Unignito. Y as, yo, Dios el Seor, le seal al hombre los das de su probacin, para que por su muerte natural pudiera resucitar en inmortalidad a vida eterna, s, aun cuantos creyeren, y los que no creyeren, a condenacin eterna; porque no pueden ser redimidos de su cada espiritual, debido a que no se arrepienten." De la muerte natural, que es la muerte del cuerpo, as como tambin de la primera muerte "que es espiritual", hay redencin por medio de la creencia en el nombre del Hijo Unignito, relacionada con el arrepentimiento y la obediencia a las ordenanzas del evangelio, declarado por ngeles santos, porque si uno "cree" tambin debe obedecer; pero no hay redencin, por lo que atae a la luz que sobre este asunto se ha revelado, de la "segunda muerte", la misma que es la

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primera muerte, "que es espiritual", de la que el hombre puede ser redimido mediante la fe y la obediencia, y la cual nuevamente se pronunciar sobre los inicuos cuando Dios diga "apartaos, malditos". (Vase Doctrinas y Convenios 29:41-44.) Est escrito que "todo pecado y blasfemia ser perdonado a los hombres" que me reciben y se arrepienten; pero "la blasfemia contra el Espritu Santo no ser perdonada". Si los hombres no se arrepienten y vienen a Cristo mediante las ordenanzas del evangelio, no pueden ser redimidos de su cada espiritual, sino permanecern para siempre sujetos a la voluntad de Satans y las consiguientes tinieblas espirituales o muerte que sobrevino a nuestros primeros padres, a la cual sometieron a toda su posteridad, y de la que nadie puede ser redimido sino por medio de la creencia o fe en el nombre del Unignito Hijo y obediencia a las leyes de Dios. Pero gracias al Eterno Padre, a causa de las misericordiosas disposiciones del evangelio, todo el gnero humano tendr la oportunidad de escapar, o quedar libres, de esta muerte espiritual, sea en esta vida o en la eternidad, porque hasta no verse libres de la primera muerte, no pueden quedar sujetos a la segunda; mas con todo, si no se arrepienten, "no pueden ser redimidos de su cada espiritual" y continuarn sujetos a la voluntad de Satans, la primera muerte espiritual, en tanto que "no se arrepientan y con ello rechacen a Cristo y su evangelio". Mas qu ser de aquellos que creen y se arrepienten de sus pecados, obedecen el evangelio, aceptan sus convenios, reciben las llaves del sacerdocio y el conocimiento de la verdad por revelacin y el don del Espritu Santo, y ms tarde se apartan totalmente de esa luz y conocimiento? Estos llegan a ser "una ley a s mismos y disponen permanecer en el pecado"; de ellos se ha escrito que "el que violare este convenio, despus de haberlo recibido, y lo abandonare totalmente, no recibir perdn de los pecados en este mundo ni en el venidero". Adems: "As dice el Seor concerniente a todos los que conocen mi poder y del cual han participado, y a causa del poder del diablo se dejaron vencer y niegan la verdad y desafan mi poder. Estos son los hijos de perdicin, de quienes digo que mejor hubiera sido para ellos no haber nacido; porque son vasos de enojo, condenados a padecer la ira de Dios con el diablo y sus ngeles en la eternidad; concerniente a los cuales he dicho que no hay perdn en este mundo ni en el venidero, habiendo negado al Espritu Santo despus de haberlo recibido, y habiendo negado al Unignito del Padre, crucificndolo para s mismos y exponindolo a vituperio. Doctrinas y Convenios 76:31-55. Ahora bien, hay una diferencia entre los anteriores y los que sencillamente no se arrepienten y rechazan el evangelio en la carne. De

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stos se ha escrito que "saldrn por la resurreccin de los muertos, mediante el triunfo y la gloria del Cordero", y que "sern redimidos en el debido tiempo del Seor, despus de sufrir su enojo". Mas de los primeros se ha dicho que "no sern redimidos", porque sern los nicos sobre quienes tendr poder alguno la segunda muerte". Los otros, no habiendo sido redimidos de la primera muerte, no pueden ser condenados a la segunda muerte, o en otras palabras, no pueden padecer eternamente la ira de Dios sin esperanza de redencin por medio del arrepentimiento, pero deben continuar bajo la pena de la primera muerte hasta que se arrepientan y sean redimidos de ella mediante el poder de la expiacin y el evangelio de salvacin, y de esta manera lleguen a poseer todas las llaves y bendiciones que sean capaces de lograr, o a las cuales tengan derecho, por causa de la misericordia, justicia y poder del Dios sempiterno; o por otra parte, permanecer atados para siempre con las cadenas de tinieblas espirituales, esclavitud y expulsin de su presencia, reino y gloria. La "muerte temporal" es una cosa, y la "muerte espiritual" es otra. El cuerpo podr desintegrarse y dejar de existir como organismo, aunque los elementos de los cuales se compone son destructibles o eternos, pero para m es en s evidente que el organismo espiritual es un ser eterno, inmortal, destinado a gozar de la felicidad eterna y una plenitud de gozo, o padecer eternamente la ira de Dios y la miseria, como justa condenacin. Adn muri espiritualmente, y sin embargo, vivi para soportarla hasta que fue librado de ella por el poder de la expiacin, mediante el arrepentimiento, etc. Aquellos sobre quienes se imponga la segunda muerte vivirn para padecerla y soportarla, pero sin esperanza de redencin. La muerte del cuerpo, o muerte natural, no es sino una circunstancia temporal a la cual todos han quedado sujetos por motivo de la cada, y de ella todos sern restaurados o resucitados por el poder de Dios, mediante la expiacin de Cristo. El hombre existi antes de venir a esta tierra, y existir despus que salga de ella; y continuar viviendo por todas las incontables edades de la eternidad. Hay tres clases de seres, o mejor dicho, el hombre existe en tres condiciones distintas, antes y despus de su probacin sobre esta tierra. La primera, en el estado espiritual o preexistente; la segunda, en el estado desincorporado, la condicin que existe tras la separacin del cuerpo y el espritu hasta el tiempo de la resurreccin; y la tercera, en el estado resucitado. Por ejemplo, unos dos mil aos antes de su venida al mundo para morar en la carne, Cristo se manifest al hermano de Jared y dijo: "He aqu, este cuerpo que ves ahora, es el cuerpo de mi espritu; y he creado al hombre a semejanza del cuerpo de mi espritu;

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y as como me aparezco a ti en el espritu, aparecer a mi pueblo en la carne." Y declar adems: "He aqu, yo soy el que fui preparado desde la fundacin del mundo para recibir a mi pueblo. He aqu, soy Jesucristo" (ter 3:16,14). Aqu vemos que Jess se manifest a este hombre en el espritu, a la manera y a semejanza del mismo cuerpo con que se mostr a los nefitas, es decir, antes de su venida en la carne. Para m esto es un modelo de la primera condicin de todos los espritus. Adems, est escrito: "Porque tambin Cristo padeci una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espritu; en el cual tambin fue y predic a los espritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los das de No, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua", etc. Vemos, pues, que mientras el cuerpo de nuestro Salvador yaca en la tumba, fue en el espritu y predic su evangelio glorioso a los "espritus encarcelados", que fueron desobedientes en los das de No y fueron destruidos en la carne por el Diluvio. Estaban en su segunda condicin o estado de espritu, esperando la resurreccin de sus cuerpos que estaban muertos. "No os maravillis de estodijo Jess porque vendr hora cuando todos los que estn en los sepulcros oirn su voz [del Redentor]; y los que hicieron lo bueno, saldrn a resurreccin de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurreccin de condenacin". Con referencia a la tercera condicin o estado, citaremos la relacin que se ha hecho del Redentor resucitado antes de su ascencin. S. Juan nos dice que se apareci a sus discpulos tres veces despus de su resurreccin, y que en estas ocasiones comi pan, pez asado y un panal de miel, y abri los ojos del entendimiento de ellos de manera que empezaron a entender las Escrituras y las profecas concernientes a Cristo. Mas cuando se les apareci, se atemorizaron y espantaron, y pensaban que vean un espritu. "Pero l les dijo: Por qu estis turbados, y vienen a vuestro corazn estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad y ved; porque un espritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo" (Lucas 24:38, 39). Aqu se nos presenta el verdadero tipo del ser resucitado, y segn esta semejanza son todos aquellos que tienen cuerpos resucitados; y de stos hay muchos, porque nos dicen las Escrituras que "se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que haban dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, despus de la resurreccin de l, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos" (Mateo 27: 52, 53). Este gnero de seres moran en el cielo o en el paraso de los justos, pues han sido conside-

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rados dignos de salir en la primera resurreccin, es decir con Cristo, para morar con El y asociarse con los miembros del reino de Dios y de su Cristo. Estas comprenden las tres condiciones o estados del hombre en el cielo. Sin embargo, no todos los espritus desincorporados gozan de los mismos privilegios, exaltacin y gloria. A los espritus de los inicuos, desobedientes e incrdulos les son negados los privilegios, gozo y gloria de los espritus de los justos y buenos. Los cuerpos de los santos saldrn en la primera resurreccin, y los de los incrdulos, etc., en la segunda o ltima. En otras palabras, los santos resucitarn primero, y los que no son santos no resucitarn sino hasta despus, de acuerdo con la sabidura, justicia y misericordia de Dios. Cristo es el gran ejemplo para toda la humanidad, y creo que los del gnero humano fueron preordinados para llegar a ser como El, as como El fue preordinado para ser el Redentor del hombre. "Porque a los que antes conoci y a quin no conoci Dios antes? tambin los predestin para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que l sea el primognito entre muchos hermanos." Es palpable que los del gnero humano distan mucho de ser como Cristo, en la condicin en que hoy se encuentran en el mundo, salvo en la forma de su persona. En esto somos como El, o en la forma de su persona, as como El es la imagen misma de la persona de su Padre. De modo que fsicamente somos a imagen de Dios, y podemos llegar a ser como El espiritualmente, y como El en la posesin de conocimiento, inteligencia, sabidura y poder. El gran objeto de nuestra venida a esta tierra es para que podamos llegar a ser como Cristo pues si no somos como El, no podemos llegar a ser hijos de Dios y ser coherederos con Cristo. El hombre que pasa por esta probacin y es fiel, y es redimido del pecado por la sangre de Cristo mediante las ordenanzas del evangelio, y logra la exaltacin en el reino de Dios, no es menor sino mayor que los ngeles, y si tenis duda, leed vuestra Biblia, porque all est escrito que los santos han de "juzgar a los ngeles" y tambin "han de juzgar al mundo." Y por qu? Porque el hombre justo resucitado ha progresado ms que los espritus preexistentes o desincorporados y los ha sobrepujado, porque, igual que Cristo, tiene espritu as como cuerpo, ha logrado la victoria sobre la muerte y la tumba, y tiene poder sobre el pecado y Satans; de hecho, ha pasado del estado de los ngeles al de un Dios. Posee llaves de poder, dominio y gloria que el ngel no posee, y que no puede poseer sin ganarlas de la misma manera en que otro las gan, pasando por las mismas pruebas y mostrndose igualmente fiel. As se decret cuando las estrellas del alba cantaban, antes de ponerse

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cin preexistente, ni lo es en el estado desincorporado. No hay estado perfecto sino el del Redentor resucitado, que es el estado de Dios; y ningn hombre puede llegar a ser perfecto a menos que llegue a ser como los dioses. Y cmo son ellos? He mostrado cmo es Cristo, y El es como su Padre; pero voy a referirme, en cuanto a este punto, a una autoridad inexpugnable entre este pueblo: "El Padre tiene un cuerpo de carne y huesos, tangible como el del hombre; as tambin el Hijo; pero el Espritu Santo no tiene un cuerpo de carne y hueso, sino es un personaje de Espritu. De no ser as, el Espritu Santo no podra morar en nosotros" (Doctrinas y Convenios 130:22). No hay tiempo para referirnos a los muchos pasajes de las Escrituras que podramos citar en apoyo de estos hechos importantes; ya se ha hecho referencia al nmero necesario para colocar el asunto fuera de toda duda. Muchos de los del mundo cristiano creen que nuestro Salvador cumpli su misin cuando falleci en la cruz, y como evidencia del hecho frecuentemente se citan sus ltimas palabras sobre la cruz, segn el apstol Juan: "Consumado es." Pero es un error; Cristo no complet su misin en la tierra sino hasta despus que su cuerpo resucit de los muertos. De haber quedado completa su misin cuando muri, sus discpulos habran continuado sus ocupaciones de pescadores, carpinteros, etc. porque volvieron a sus varios trabajos poco despus de la crucifixin, no conociendo todava la fuerza de su santa vocacin, ni entendiendo la misin que su Maestro les haba designado, cuyo nombre pronto habra quedado sepultado con su cuerpo en la tumba para perecer y ser olvidado, "porque an no haban entendido la escritura, que era necesario que l resucitase de los muertos". Pero la parte ms gloriosa de su misin tena que realizarse despus de la crucifixin y muerte de su cuerpo. Cuando en el primer da de la semana algunos de los discpulos fueron al sepulcro con ciertas preparaciones para el cuerpo de su Seor, les aparecieron dos varones "con vestiduras resplandecientes" quienes les dijeron: "Por qu buscis entre los muertos al que vive? No est aqu, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habl, cuando an estaba en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer da." Y no fue sino hasta entonces que los discpulos se acordaron de estas palabras del Salvador, o empezaron a comprender su significado. Por qu eran tan olvidadizos y aparentemente ignoraban todo lo que el Salvador les haba enseado concerniente a los propsitos de su misin en la tierra? Porque les faltaba una calificacin importante: an no haban sido "investidos de poder desde lo alto". No haban recibido todava el don del Espritu Santo; y la suposicin es

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que jams habran recibido esta investidura importante y esencial, si la misin de Cristo hubiese quedado completa al tiempo de su muerte. Podr parecer extrao a quienes no han reflexionado sobre este asunto en forma completa, que los discpulos estuviesen sin el don del Espritu Santo hasta despus de su resurreccin. Pero as est escrito, no obstante que el Salvador declar en una ocasin: "Bienaventurado eres, Simn, hijo de Jons, porque no te lo revel carne ni sangre, sino mi Padre que est en los cielos." Mientras estuvo con ellos, Jess fue su luz y su inspiracin; lo siguieron por vista y sintieron el majestuoso poder de su presencia, y al desaparecer estas cosas se volvieron a sus redes, a sus distintas ocupaciones y a sus casas, diciendo: "Esperbamos que l era el que haba de redimir a Israel", pero "le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron". Con razn Jess dijo a dos de ellos: "Oh insensatos, y tardos de corazn para creer todo lo que los profetas han dicho!" Si los discpulos hubieran estado investidos con el "don del Espritu Santo" o con "poder desde lo alto" en esa ocasin, habran seguido un curso completamente diferente del anterior, como tan abundantemente lo comprueban los hechos subsiguientes. Si Pedro, en calidad de apstol principal, hubiese recibido el don del Espritu Santo y el poder y testimonio del mismo, antes de la terrible noche en que blasfem y jur y neg a su Seor, el resultado habra sido muy diferente en cuanto a l, porque entonces habra pecado contra la "luz y conocimiento" y "contra el Espritu Santo", para lo cual no hay perdn. El hecho, por tanto, de que fue perdonado despus de derramar amargas lgrimas de arrepentimiento, es evidencia de que careca del testimonio del Espritu Santo, ya que nunca lo haba recibido. Los otros discpulos o apstoles de Cristo se hallaban precisamente en la misma condicin, y no fue sino hasta el atardecer del da en que Jess se levant de la tumba, que El les confiri este don inestimable. S. Juan nos da una descripcin cuidadosa de este acontecimiento importante que concluye en esta forma: "Entonces Jess les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envi el Padre, as tambin yo os envo. Y habiendo dicho esto, sopl, y les dijo: Recibid el Espritu Santo. A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos", etc. Esta fue la gloriosa comisin de ellos, y ahora estaban preparados para recibir el testimonio del Espritu, a saber, el testimonio de Jesucristo. No obstante, se les dijo que permanecieran en Jerusaln hasta que fuesen investidos con poder desde lo alto, cosa que hicieron. Jess les declar adems que si El no se iba, no vendra a ellos el "Consolador", es decir, el Espritu Santo; pero si El se iba entonces se lo enviara, y sera quien testificara de Cristo y del Padre, y les hara recordar "todo

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lo que El les haba mandado o enseado", y los guiara "a toda la verdad". Vemos pues, que la resurreccin de los muertos, no slo la de Cristo, sino la de todo el gnero humano, en el debido tiempo del Seor; la investidura de los apstoles con el Espritu Santo y su gloriosa comisin que recibieron de Cristo, de ser enviados por El como El lo fue por el Padre; el esclarecimiento de los ojos de los discpulos para que entendieran las profecas de las Escrituras stas y muchas otras cosas hizo Jess despus de exclamar sobre la cruz: "Consumado es." Adems, la misin de Jess quedar incompleta hasta que El pueda redimir a toda la familia humana, salvo a los hijos de perdicin, as como a esta tierra de la maldicin que sobre ella descansa, y tanto la tierra como sus habitantes sean presentados al Padre, redimidos, santificados y gloriosos. Las cosas que estn sobre la tierra, en cuanto no las haya pervertido la iniquidad, son un modelo de las cosas que hay en el cielo. El cielo fue el prototipo de esta bella creacin cuando sali de la mano del Creador y fue calificada de "buena". Journal of Discourses, tomo 23 (1883), pgs. 169-175. (Discurso pronunciado el 18 de junio de 1882.)EL HOMBRE ES ETERNAMENTE RESPONSABLE. En la vida venidera se tendr al hombre por responsable de las cosas que haya cometido en esta vida, y tendr que responder por las mayordomas que se le confiaron aqu, ante el Juez de los vivos y de los muertos, el Padre de nuestros espritus, y de nuestro Seor y Maestro. Este es el propsito de Dios, parte de su gran objeto. No estamos aqu para vivir unos cuantos meses o aos, para comer, beber, dormir y entonces morir, desaparecer y perecer. El Seor Omnipotente nunca tuvo por objeto que el hombre fuera tan efmero, intil e imperfecto. Yo me compadecera del ser que tuviese tal concepto del Creador de los cielos estrellados, los planetas y el mundo en el cual vivimos, aun cuando es poca su gloria en comparacin con los muchos otros que han sido creados. Es concebible que un Ser que posee tal poder, majestad, inteligencia, luz y conocimiento, creara un mundo como ste y lo poblara con seres creados a su propia imagen y semejanza, slo para que vivieran servilmente durante una existencia breve y miserable, y entonces murieran y perecieran? Imposible! Aqu no hay muerte, sino vida! Dios es Dios de los vivos y no de los muertos. Es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, y de los antiguos profetas. Ellos viven! No slo viven en las palabras que hablaron, las profecas que declararon y las promesas que han pasado de generacin en generacin a los hijos de los hombres; viven no slo en lo que escribieron, en las doctrinas que ensearon y en la esperanza que tenan de la redencin, expiacin

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y salvacin, antes viven en espritu, en entidad, como vivieron aqu. Son profetas como lo fueron aqu, los elegidos de Dios; patriarcas, como lo fueron aqu; poseen la misma identidad, la misma entidad; y con el tiempo, si no ha sucedido ya, poseern los mismos cuerpos que tuvieron durante su jornada en la carne. Estos cuerpos sern purificados, limpiados y hechos perfectos; y el espritu y el cuerpo se reunirn para nunca ms separarse, para nunca ms volver a gustar la muerte. Esta es la ley y la promesa de Dios, y las palabras habladas a sus antiguos profetas llegan hasta nosotros por conducto de las generaciones sucesivas. Improvement Era, tomo 21, pg. 357, (febrero de 1918).NUESTRA INDESTRUCTIBLE IDENTIDAD INMORTAL. Cun glorioso es conocer lo que ha sido revelado en estos postreros tiempos por medio del Profeta Jos Smith y ser fiel a ello. El propio Salvador lo revel antiguamente, y ejemplific ese glorioso principio acerca del cual deseo decir unas palabras, principio que ha sido renovado y recalcado ms especialmente en estos postreros das por conducto de Jos Smith. Me refiero a nuestra identidad, nuestra indestructible identidad inmortal. As como en Cristo tenemos el ejemplo naci de mujer, vivi, muri y volvi a vivir en su propia persona y ser, aun llevando las marcas de las heridas en su carne despus de su resurreccin de los muertos as tambin se os ha dado un testimonio en estos postreros das, por medio del Profeta Jos Smith, y otros que han sido bendecidos con conocimiento, que el mismo Ser individual an vive y siempre vivir. Jess posee inmortalidad y vida eterna; y como evidencia de su existencia y su inmortalidad, y para comprobar las grandes y gloriosas verdades del evangelio que El ense, la muerte que padeci y la resurreccin de los muertos que efectu, El se ha revelado y dado su propio testimonio a agudios que han vivido y que todava viven en este. tiempo y poca. Qu pensamiento tan glorioso, por lo menos lo es para m, y ha de serlo para todos aquellos que han logrado este concepto de la verdad o lo han recibido en su corazn, que aquellos de quienes nos alejamos aqu, los volveremos a encontrar y ver como son. Conoceremos al mismo ser idntico con quien nos asociamos aqu en la carne, no otra alma, no algn otro ser o el mismo ser en alguna otra forma, sino la misma identidad y la misma forma y semejanza, la misma persona que conocimos y con quien nos asociamos en nuestra existencia terrenal, incluso hasta las heridas en la carne. No que la persona siempre vava a quedar afeada por cicatrices, heridas, deformidades, defectos o incapacidades, porque de acuerdo con la misericordiosa providencia de Dios, stas desaparecern en su curso, en su debido

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tiempo. Se quitarn las deformidades, se eliminarn los defectos, y los hombres y mujeres lograrn la perfeccin de su espritu, la perfeccin que Dios dispuso en el principio. El tiene por objeto que los hombres y mujeres, sus hijos, que nacen para llegar a ser herederos de Dios y coherederos con Jesucristo, sean perfeccionados, tanto fsica como espiritualmente, obedeciendo la ley por medio de la cual El ha proporcionado los medios para que llegue esa perfeccin a todos sus hijos. Por tanto, espero ver el tiempo en que nuestro querido hermano William C. Staines, a quien todos conocimos tan bien, y con el cual tuvimos amistad por aosyo tuve una estrecha amistad con l toda mi vida, as como con ta Rachel toda mi vida, y no recuerdo desde cundo la he conocidoespero la ocasin, vuelvo a repetir, cuando ser restaurado el hermano Staines. No permanecer el incapacitado, deformado William C. Staines que conocimos, sino que ser restaurado a su forma perfecta: todo miembro, toda coyuntura, toda parte de su ser fsico ser restaurado a su forma perfecta. Esta es la ley y la palabra de Dios a nosotros, cual se halla en las revelaciones que nos han llegado por conducto del Profeta Jos Smith. El asunto que tengo en mente, del cual deseo hablar particularmente es ste: Cuando tengamos el privilegio de encontrar a nuestra madre, nuestra ta, nuestra hermana, esta noble mujer cuyos restos se encuentran ante nosotros ahora, pero cuyo espritu inmortal ha ascendido a Dios de donde vino, cuando ese espritu vuelva para ocupar nuevamente este cuerpo, ser la ta Rachel en su perfeccin. No permanecer siempre con la apariencia que tenga al ser restaurada nuevamente a vida sino que continuar hasta la perfeccin. De acuerdo con esa ley de restauracin que Dios ha dispuesto, ella recobrar su perfeccin, la perfeccin de su juventud, la perfeccin de su gloria y de su ser, hasta que su cuerpo resucitado adquiera la estatura exacta del espritu que lo posey aqu en su perfeccin, y as veremos a la glorificada, redimida, exaltada, perfeccionada ta Rachel, madre, hermana, santa e hija del Dios viviente, sin que su identidad sea alterada, as como un nio puede alcanzar la edad madura y seguir siendo el mismo ser. Quiero decir a mis amigos, mis hermanos y hermanas y a los parientes, que el Seor Omnipotente nos ha revelado estas verdades en estos das. No slo lo tenemos en la palabra escrita, lo tenemos en el testimonio del Espritu de Dios que hay en el corazn de toda alma que ha bebido de la fuente de verdad y luz, y ese testimonio nos da fe de estas palabras. Qu otra cosa pudiera satisfacemos? Qu otra cosa satisfara el deseo del alma inmortal? Estaramos satisfechos con ser imperfectos? Con estar decrpitos? Nos conformaramos con permanecer para siempre jams en la condicin de debilidad consiguiente a

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la vejez? No! Quedaramos conformes con ver a los nios que sepultamos en su infancia permanecer siempre como nios por las incontables edades de la eternidad? No! Ni tampoco quedaran satisfechos con permanecer en tal condicin los espritus que poseyeron los cuerpos de nuestros nios. Pero sabemos que nuestros hijos no se vern obligados a permanecer siempre como nios en cuanto a estatura, porque en esta dispensacin se revel de Dios, la fuente de verdad, por conducto de Jos Smith el Profeta, que en la resurreccin de los muertos el nio que fue sepultado en su infancia resucitar en la forma del nio que era cuando fue sepultado; entonces empezar a desarrollarse. Desde el da de la resurreccin el cuerpo se desarrollar hasta que llegue a la medida completa de la estatura de su espritu, bien sea varn o hembra. Si el espritu posey la inteligencia de Dios y las aspiraciones de almas mortales, no podra satisfacerse con menos que esto. Recordaris que nos es dicho que el espritu de Jesucristo visit a uno de los profetas antiguos y se le manifest y declar su identidad, que era el mismo Hijo de Dios que haba de venir en el Meridiano de los Tiempos. Dijo que aparecera en la carne tal como le apareci a ese profeta. No era nio pequeo; era un espritu crecido, desarrollado, con la forma de hombre y la forma de Dios, la misma forma con que vino y tom sobre s un cuerpo y lo desarroll a la estatura completa de su espritu. Estas son verdades que nos han sido reveladas. Para qu? Para darnos una esperanza inteligente, una aspiracin inteligente; para conducirnos a pensar, a tener esperanza, a trabajar y realizar lo que Dios ha propuesto y propone y tiene por objeto que realicemos, no slo en esta vida, sino en la venidera. Me regocijo en extremo porque conozco y he conocido casi toda mi vida a una mujer tan noble. No recuerdo la primera vez que vi a ta Rachel, no me viene a la memoria; parece que siempre la conoc, tal como conoc a mi madre en mi niez y durante mi vida; y me regocijo en extremo en este testimonio del Espritu del Seor que ha venido a nosotros por revelacin en los postreros das. A causa de este testimonio tengo la confianza de que ver a ta Rachel dentro de poco; y cuando me vaya y espero partir tal vez mucho antes que ella recupere este cuerpo espero encontra