Vicerrectoría Académica – Dirección de Docencia

abril 2010

Boletín Dirección de Docencia Nº3

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Inicio de Clases

BOLETÍNDOCENCIA

VOLUMEN 1

Nº3

DOCENCIA DE PREGRADO DE PREGRADO

Todo Listo para para Acreditación

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ÍNDICE

Editorial

Certificación de la Calidad de Docencia de Pregrado

Sección II

Temas relacionados con Ciencias de la Educación.

Sección III

Sugerencias de la Comunidad Educativa sobre temas de interés pedagógico, a partir de los cuales se instala una reflexión. Esperamos que nos hagan llegar sus aportes en el área de la Docencia y Formación Universitaria.

Sección IV

Recomendaciones sobre cine y literatura, temas de formación pedagógica que dan pie a una buena conversación académica.

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La Vicerrectoría Académica enfrenta nuevamente el proceso de acreditación institucional y de docencia de pregrado definida por la ley Nº 20.129, es por ello que queremos hacer un llamado a que la totalidad de la comunidad académica se involucre para asegurar nuestra reacreditación.

En este marco, se ha trabajado desde el año pasado, a partir de una mirada global de la docencia de pregrado con una población estudiantil que tiene talentos, pero también carencias que desafían nuestra capacidad. El examinarse internamente a la luz de nuestra misión declarada de inserción social, podemos vislumbrar una oportunidad de dar a conocer nuestras fortalezas en el área docente, como también en nuestros procesos de crecimiento institucional.

La participación activa en los procesos de autoevaluación, la recolección de información y la explicitación de mecanismos han conformado equipos humanos, técnicos y profesionales de alta calidad, acompañada de la rigurosidad necesaria para acompañar nuestro natural deseo de avanzar en criterios de calidad de la docencia de pregrado.

Los primeros resultados de la percepción que tienen nuestros estudiantes sobre sus docentes es muy positiva, ésto nos anima a seguir trabajando para mejorar la docencia en el aula, a seguir profesionalizando la docencia universitaria (ya nos acercamos a los 300 docentes perfeccionados). Este ejercicio de evaluación de la docencia de pregrado, es una oportunidad de liderazgo y coordinación para Vicerrectoría Académica, teniendo presente que el éxito de esta misión depende

de todos los actores que participan, especialmente, cuando nuestra Universidad cambia sustancial y positivamente al crecer en estudiantes en Facultades y carreras (incremento de más del 60%).

El compromiso con la calidad de la docencia es imperativo para servir mejor a la sociedad y para brindar en sus aulas la mejor formación profesional y humana.

La invitación es para los Consejos de Facultad, los Directores de Escuela y de carreras, que teniendo a su cargo la administración, supervisión y desarrollo de sus programas de pregrado, incorporen el concepto de calidad, de “hacer bien las cosas” en sus docentes y estudiantes, difundiendo nuestra capacidad institucional de revisar constantemente nuestros planes y programas formativos, definiendo si en ellos procede las transformaciones curriculares, la incorporación de metodologías pertinentes, como la formulación de modelos curriculares por competencias y la adecuación de sistemas de evaluación, todo ello en pos de la calidad y eficacia de los aprendizajes de nuestros estudiantes.

Por último, la Vicerrectoría Académica pretende que Dirección de Docencia sea un espacio de aseguramiento de la calidad de la docencia, teniendo en cuenta dos aspectos relevantes en la gestión: la formación de capital humano de excelencia que tiene una fuerte incidencia social, expresada en un concepto más amplio de promoción y la contribución desde la academia de un desarrollo integral de nuestros estudiantes, contando para ello con los mejores cuadros directivos, académicos y administrativos. La invitación está realizada: trabajo de calidad para una nueva acreditación.

Certificación de la Calidad de Docencia de Pregrado

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Sección II

Tema del mes: ACREDITACIÓN NUESTRO DESAFIO EN DOCENCIA DE PREGRADO

REDISEÑO DE LA ENSEÑANZA DE PREGRADO Y ACREDITACIÓN NUEVOS PARADIGMAS

Y CALIDAD

Patricio OrtúzarVicerrector de Gestión Económica y Apoyo AdministrativoUniversidad de Talca.

Quisiera exponer un proceso que la Universidad de Talca lleva a cabo, desde hace dos o tres años, que consiste en la formulación e implementación de un rediseño de la enseñanza del pregrado.

En la puesta en marcha de esta reformulación hemos observado algunos impactos que quiero darles a conocer.

Por otra parte, me gustaría hacer una reflexión sobre la relación de la acreditación con esta nueva forma de enseñanza del pregrado.

Esta es un pincelada respecto de algunos impactos que nosotros observamos en la práctica de nuestro rediseño y que nos llevan a preguntarnos, quizás de una manera insolente, si son válidos los actuales modelos de acreditación frente a estos nuevos elementos que aparecen, por lo menos, en nuestra experiencia.

Los fundamentos que dieron origen a la reformulación no obedecen sólo a un cambio en la enseñanza por competencia, sino que, en primer lugar, a la evolución hacia una sociedad del conocimiento. Este paso significa reconocer la necesidad de formar personas con capacidad de autoaprendizaje, de construir el conocimiento, de aprender de por vida, ya sea en la escuela, en el trabajo o en cualquier ámbito real o virtual en que se

encuentren; capaces de replicar, enseñar y aplicar.Estos son algunos de los rasgos que definen al profesional en la sociedad del conocimiento.

En segundo lugar, la masificación de la educación superior nos obliga al rediseño. Ello implica –por lo menos en el caso de la Universidad de Talca y, probablemente, en muchas universidades del país– que nuestros estudiantes son la primera generación de su familia que ingresa a la universidad y que su inquietud es la búsqueda de un título para mejorar su empleabilidad. Otro aspecto interesante de destacar, como producto de esta masificación, es la deficiencia en comunicación oral y escrita y en manejo numérico de los que ingresan.

Un tercer grupo de fundamentos está relacionado con una nueva exigencia de la sociedad. Hoy día se requieren personas con competencias profesionales, con valores, con habilidades personales y ciudadanas. La responsabilidad social es un tema importante del nuevo trabajador del conocimiento.

Todo esto nos llevó a pensar que necesitábamos hacer un rediseño de los currículos de formación sobre la base de competencias, que contemplara una triple dimensión: orientada a personas, a ciudadanos y a capacidades profesionales. Sin embargo, en la medida en que profundizamos este

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estudio, aparecieron nuevas transformaciones que a continuación indico.

En primer lugar, hay un cambio de paradigmas. Mientras en el antiguo se considera que el lugar donde se aprende es la universidad y sólo a determinada edad, que el aprendizaje significa acumulación de conocimiento, que el profesor es el que enseña y el resultado del proceso es un título profesional, en el nuevo, en cambio, el lugar es Internet, se aprende de por vida, el aprendizaje significa también construir conocimiento, el alumno y el profesor aprenden juntos y el resultado se traduce en competencias, valores, experiencias de transformación y desarrollo personal.

Un segundo cambio, que se genera a partir de estas nuevas demandas de la sociedad, de la masificación de la educación superior y del conocimiento, es el que influye o impacta en la estructura de la formación de los estudiantes. Observamos que la estructura tradicional de las carreras implica un ingreso, un proceso de enseñanza aprendizaje y un resultado que es un título profesional.

La nueva estructura comprende, en cambio, el ingreso a áreas o bachilleratos, seguido de procesos de transformación que pueden dar origen a diferentes desarrollos con salidas distintas y, nuevamente, a una educación de por vida. Entonces, esto genera un impacto en la estructura curricular que no es menor.

Un tercer efecto es el metodológico. Se trata de estudiantes que ingresan con una diversidad de experiencias de aprendizaje: no son el 10% de la elite intelectual. Por lo tanto, las metodologías deben ser coherentes con los perfiles de ingreso, distintas según las características del estudiante y orientadas al cultivo de valores.

Hay un impacto también en los mecanismos de evaluación, que deben tener coherencia con las nuevas metodologías, con variedad de instrumentos y que sirvan de retroalimentación, es decir, no sólo constituyan un sistema de información para el estudiante, sino para los gestores de estos nuevos procesos. Los resultados de esta estructura

emergente, por otra parte, no se expresan en un título, sino en desarrollo personal, competencias, valores, empleabilidad. Pero, además, un nuevo cambio aparece, producto de este rediseño: la nueva función del profesor. Desde un profesor poseedor del conocimiento, centro del proceso de aprendizaje se transita hacia uno facilitador, orientador, formador y referente. Esto genera, indiscutiblemente, un giro cultural en nuestra organización.

El primer elemento que nosotros debemos enfatizar en una formación por competencias en que el estudiante debe “saber hacer”. En segundo lugar, debemos apuntar a la formación en valores y, en tercer término, la formación de pregrado debe desarrollar el tema de la responsabilidad social del estudiante.

Para implementar estos objetivos, se requiere: • Nuevos perfiles de estudiantes al ingreso.• Aprendizaje centrado en el alumno.• Nuevas estructuras curriculares.• Nuevas metodologías de enseñanza-aprendizaje.• Movilidad estudiantil.•Evaluación continua y retroalimentación permanente.

Frente a todos estos elementos, surge entonces la pregunta: ¿Qué sucede con la acreditación por programa o por carrera?.

Los procesos de autoevaluación se orientan, fundamentalmente, a procesos de eficiencia sobre la base de los perfiles de egreso. La acreditación considera, para efectos de mecanismos tradicionales, los propósitos institucionales, el perfil profesional de la carrera, recursos, gestión, seguimiento y vinculación. El énfasis que pone normalmente la acreditación está en el perfil, en el currículo, en los insumos y en los resultados del aprendizaje. Sin embargo, ¿qué sucede cuando hay variación no sólo en los objetivos, sino, además, en la estructura, en la cultura y en lo metodológico?.

El alumno ingresa a procesos de enseñanza-aprendizaje, a estructuras flexibles – actividades, metodología, evaluación– y a salidas múltiples.

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Esto debe estar acompañado por una cultura de innovación y de nuevos paradigmas; empieza a desaparecer, poco a poco, la carrera como unidad responsable que acompaña a esta estructura. El resultado está constituido por competencias, movilidad, empleabilidad y eso es lo que constituye una red de egresados.

En definitiva, serán el mercado y la sociedad quienes valoren estas habilidades e impongan nuevos requerimientos en términos del sistema. Esto permitirá retroalimentar la autoevaluación de estos procesos.

El tema es: ¿qué vamos acreditar en el futuro? Pensamos que la acreditación deberá ser de ciclos o módulos de aprendizaje, de bachillerato o licenciatura; pero, ¿quién certificará las competencias? Hasta ahora nosotros hemos pretendido –con los procesos de autoevaluación y de acreditación– evaluar perfiles de salida o de egreso; entonces, ahí es donde surge la duda. Esto no revoca los procesos de validación, solamente es una nueva mirada a estos mecanismos que actualmente tienen salidas distintas y resultados diferentes.

Consideramos que la autoevaluación y acreditación deben estar orientadas a los ciclos o a los módulos de aprendizaje, a los bachilleratos o licenciaturas; las competencias, en cambio, deben ser certificadas por los empleadores y la sociedad.Esa es una primera incógnita que resulta de este análisis: ¿dónde cabe poner los énfasis ahora? A nuestro juicio, hay que situarlos en un nuevo modelo de gestión de todos estos procesos que son los que, en definitiva, permitirán el seguimiento y el éxito de este rediseño de la enseñanza de pregrado.

La idea que acabo de exponer no corresponde a una receta o a un modelo que pueda ser aplicado en todo un sistema. Sencillamente, es una reflexión respecto de cómo deberíamos enfrentar los procesos de autoevaluación y, posteriormente, de acreditación frente a todas estas transformaciones que estamos viviendo en el pregrado.

Artículo publicado en: h t t p : / / w w w. c o n s e j o . c l / p u b l i c / S e c c i o n e s /seccionpublicaciones/doc/51/cse_articulo465.pdf

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Sección III

LOS INVITAMOS A REALIZAR PREGUNTAS O APORTES SOBRE EDUCACIÓN,ENVIÁNDOLAS A:

boletindocencia@unicit.clExtracto de una carta al Director del diario “La Tercera” enviada por el profesor de la Universidad Federico Santa María, Ph. D. Ricardo Simpson Rivera.

Tiene que ver con la impresión que causa un profesor a sus alumnos al dictar la primera clase en que le corresponde iniciar sus actividades docentes con un curso.

“En un experimento realizado por la sicóloga Nalini Ambady , Ph. D. y profesora de la Tufts University, se demostró lo fuerte y decidoras que son las primeras impresiones. Ambady evaluó, a través de una encuesta docente, la labor de un profesor después de finalizar su curso de primer semestre y comparó este resultado con evaluaciones realizadas a la mitad del semestre, al cabo de un mes, al cabo de una semana, después de la primera clase e incluso, fueron encuestados alumnos que vieron un video, sin audio por un lapso de 10 segundos.

Increíblemente, en todos los casos, los resultados de la encuesta no mostraron diferencias significativas desde el punto estadístico. La conclusión es que la primera impresión es tan fuerte que la opinión que se forman los alumnos del profesor está prácticamente decidida en la primera clase. Hay abundante literatura científica que respalda este efecto que ejercen las primeras impresiones.”

Nosotros, profesores universitarios , deberíamos tener muy en consideración esta condición sicológica de las personas que reciben a una persona extraña que va compartir, no tanto el tiempo de vida, como de la trascendencia de la relación. De este modo, presentarse en la primera clase en la mejor condición sicológica y anímica para esa importante ocasión.

Aporte del Director de Carrera de Ingeniería en Alimentos,

El Académico Hugo Torti Ivanovich.

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Sección IV

Recomendamos:

Libro: “Educacion Superior En Chile ”

Película: “La sonrisa de Mona Lisa”

Web recomendada: Librería especializada

Autor: José Joaquín Brunner

Dirección: Mike Newell

Dirección: Cristián Leighton.

La revisión crítica de los procedimientos tradicionales de evaluación es una de las mayores preocupaciones que enfrentan los actuales programas de mejoramiento de la calidad de la educación, ya que las técnicas de medición empleadas por los sistemas educativos tienen más fuerza para conducirlos que la filosofía que orienta sus metas. Así, dada la fuerte influencia de la evaluación sobre le currículum, es probable que los intentos por mejorar la calidad de la educación sean limitados si no se revisan y reformulan las prácticas evaluativas tradicionales.

A una exclusiva y conservadora escuela para señoritas de los años ‘50 acaba de llegar una nueva profesora. Se trata de Katherine Watson, una mujer inteligente y audaz, que no concuerda con el rígido sistema de valores que se pretende imponer sobre las estudiantes. Pero su prédica en favor de aires más frescos no sólo encontrará resistencia entre sus colegas, sino también entre las mismas alumnas que pretende espabilar.

Sinopsis Documental:Una computadora en un colegio de Santiago permite que Cristopher, un estudiante de octavo básico, se conozca con Juan, otro chico de octavo básico de un colegio de Ollagüe, en la Segunda Región. Ambos tienen padres ausentes, los dos estudian en colegios multiculturales y quieren ser electricistas. Cristopher tiene 42 compañeros de curso, Juan cinco; Cristopher vive en la mar ginalidad urbana, Juan en la rural. Cristopher viaja a Ollagüe a visitar a su amigo, lo acompaña una cámara de video que registrará la realidad de Juan.

www.libreriaolejnik.com

Documental: “ Pachayki ” (En tu lugar). Duración: 31 minutos.

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