divorciados y vueltos a casar

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DIVORCIADOS Y VUELTOS A CASAR MICHEL LEGRAIN Recensión del libro Michel Legrain es Consiliario Internacional de los centros de preparación al matrimonio y autor de excelentes trabajos sobre este sacramento. En la presente obra aborda la delicada cuestión de los católicos divorciados y vueltos a casar. Haciendo un recorrido por los fundamentos escriturísticos, históricos, teológicos y canónicos de la doctrina católica en lo referente al tema del divorcio; muestra también la pastoral de las diferentes Iglesias, abriendo camino para una profunda reflexión que pueda traer consuelo y esperanza a la dolorosa situación de muchos bautizados afectados por el problema y que quieren vivir profundamente su fe. Partiendo de la Palabra de Dios vemos como ya desde los relatos del Génesis presentan la monogamia como el designio original de Dios, aunque ante las situaciones de crisis y fracasos que comienzan a surgir se va a reglamentar todo. Aparecen los repudios y divorcios que nunca aparecen como moralmente irreprochables pues al vocación de la pareja humana en el contexto de la Revelación, es salvaguardar su unión superando las crisis con el amor y el perdón, como hace Dios con su pueblo en fidelidad a la Alianza.Un segundo matrimonio se consideraba verdadero aunque representaba imperfectamente la unicidad del amor. En el Nuevo Testamento, Jesús va a excluir la idea del divorcio y de un nuevo matrimonio. El matrimonio va a evocar la unión de Cristo con la Iglesia, está llamado a simbolizar un amor que no tiene vuelta atrás. La Iglesia va a establecer ya en los primeros siglos la indisolubilidad del matrimonio aunque podemos decir que 1

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Page 1: Divorciados y Vueltos a Casar

DIVORCIADOS Y VUELTOS A CASAR

MICHEL LEGRAIN

Recensión del libro

Michel Legrain es Consiliario Internacional de los centros de preparación al matrimonio y autor de excelentes trabajos sobre este sacramento.

En la presente obra aborda la delicada cuestión de los católicos divorciados y vueltos a casar. Haciendo un recorrido por los fundamentos escriturísticos, históricos, teológicos y canónicos de la doctrina católica en lo referente al tema del divorcio; muestra también la pastoral de las diferentes Iglesias, abriendo camino para una profunda reflexión que pueda traer consuelo y esperanza a la dolorosa situación de muchos bautizados afectados por el problema y que quieren vivir profundamente su fe.

Partiendo de la Palabra de Dios vemos como ya desde los relatos del Génesis presentan la monogamia como el designio original de Dios, aunque ante las situaciones de crisis y fracasos que comienzan a surgir se va a reglamentar todo. Aparecen los repudios y divorcios que nunca aparecen como moralmente irreprochables pues al vocación de la pareja humana en el contexto de la Revelación, es salvaguardar su unión superando las crisis con el amor y el perdón, como hace Dios con su pueblo en fidelidad a la Alianza.Un segundo matrimonio se consideraba verdadero aunque representaba imperfectamente la unicidad del amor. En el Nuevo Testamento, Jesús va a excluir la idea del divorcio y de un nuevo matrimonio. El matrimonio va a evocar la unión de Cristo con la Iglesia, está llamado a simbolizar un amor que no tiene vuelta atrás.

La Iglesia va a establecer ya en los primeros siglos la indisolubilidad del matrimonio aunque podemos decir que hay una doble corriente teológica dentro de ella: la absoluta indisolubilidad frente a cierta tolerancia (casos de fuerza mayor y adulterio).

Ya en los siglos XI y XII, el matrimonio es radicalmente indisoluble, apoyado en la indisolubilidad del vínculo de Cristo con su Iglesia. Sólo el matrimonio no consumado podía ser disuelto.

Actualmente, la Iglesia tiene potestad para disolver un matrimonio cuando éste es considerado como un obstáculo para la fe de uno de los cónyuges, con lo cual se da prioridad al desarrollo de la fe y del amor para que puedan vivirse en plenitud en una segunda unión.

Junto a esta potestad existe también el privilegio paulino, que permite contraer un segundo matrimonio (tras un primer matrimonio entre no bautizados) al cónyuge que se bautiza, el otro cónyuge se separa de él.

Igualmente, por el privilegio petrino, el Papa puede disolver un matrimonio no sacramental por razones que afecten a la fe.

En general, todo matrimonio en el que al menos uno de los cónyuges no esté bautizado, es susceptible de disolución.

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Otra realidad presente en la Iglesia es su facultad para reconocer la nulidad de determinados matrimonios, para lo cual se van a tomar en cuenta una serie de circunstancias importantes para su validez. Su finalidad es no imponer la indisolubilidad más que a los matrimonios sacramentalmente válidos.

Incluso en los casos de falta de pruebas para la nulidad, la Iglesia permite el acceso a la comunión a aquellos fieles que estén convencidos en conciencia de no estar casados o al menos que lo duden.

Tomando en consideración todas estas circunstancias, no exentas de crítica y polémica, hay quién afirma que la Iglesia lleva a cabo verdaderas rupturas de vínculos matrimoniales.

Sí se admite como legítima la separación temporal o definitiva (divorcio imperfecto), percibida como medida provisional, en la esperanza de un reencuentro.

En cualquier caso, volverse a casar o no es una decisión personal que responde a íntimas convicciones. La Iglesia debe valorar en los divorciados vueltos a casar, su deseo de dar legalidad y compromiso a su unión, frente a uniones no matrimoniales, las cuales gozan de gran tolerancia social.

Por lo que respecta a la pastoral de otras iglesias: los orientales autorizan el divorcio y segundo matrimonio en casos muy definidos, agotados todos los medios para salvar el matrimonio y con el fin de evitar más dramas humanos; los protestantes permiten una nueva unión, que deberá pasar un riguroso examen antes de ser bendecida en la iglesia; por su parte, los anglicanos celebran la segunda unión civilmente y no se considera verdadero matrimonio religioso, pues sólo puede serlo el primero.

Tras hacer un repaso general de la evolución y situación actual del tema en cuestión, surge una reflexión sobre la posibilidad de admitir a los sacramentos (Penitencia y Eucaristía) a los divorciados y vueltos a casar que reconocen sus errores pasados y quieren vivir en profundidad su fe. La doctrina católica al respecto, señala que un nuevo matrimonio no está canónicamente reconocido, por lo que implica vida de pareja fuera del matrimonio y esto a su vez impide la recepción del sacramento de la penitencia, ya que es necesario para la absolución, el propósito de enmienda y como consecuencia, tampoco se puede recibir la Eucaristía.

Existe en esto, el riesgo de que estas personas, privadas del apoyo de estos sacramentos, vayan abandonando el contacto con la Iglesia e incluso toda relación con Dios. Por otra parte, permitirles acceder a ellos implicaría el reconocimiento de la legitimidad de una unión no sacramental.

Estas personas, en cualquier caso, no están excomulgadas y deben asistir a la celebración dominical, educar a sus hijos y asistirse mutuamente. Son parejas que deben ser tratadas con atención y caridad en las comunidades cristianas. De esta forma, frente a la imposibilidad de celebrar un nuevo matrimonio, se ha intentado la experiencia de celebraciones de acogida, como momento de reflexión y oración, siempre informando bien para evitar confusiones y escándalos.

Para toda esta problemática, se siguen buscando soluciones que sean enteramente satisfactorias. No puede haber resignación frente al sufrimiento de aquellos que no pueden acercarse a la Eucaristía, sino que urge una búsqueda constante en apertura al Espíritu, que no deja de soplar.

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VALORACIÓN / OPINIÓN PERSONAL

El autor, pretende en primer lugar hacernos conscientes del sufrimiento de muchos católicos divorciados y vueltos a casar, debido a su situación especial dentro de la comunidad de la Iglesia. De hecho comienza con una serie de testimonios personales de católicos que viven en esta situación y en los que se puede entrever el dolor y la angustia de estas personas que desean vivir profundamente su fe y que se ven apartadas de la comunión eucarística.

Después de haber analizado la cuestión, personalmente llego a la conclusión de que obviamente es un tema tan delicado como difícil. Hay personas que por sus circunstancias seguramente merezcan una ayuda especial por parte de la Iglesia, quiero decir, una especie de segunda oportunidad (habría que analizar muy detenidamente cada caso), porque realmente nos podemos topar con auténticas “víctimas”.

Por otra parte, hay que tener en cuenta la importancia de los valores que la Iglesia intenta salvaguardar, ya que la familia como célula del individuo y de la sociedad, merece un tratamiento muy especial, sobre todo en lo referente a la defensa de la unión matrimonial y su indisolubilidad. Junto a esto, tenemos el sacramento matrimonial como símbolo de la unión indisoluble de Cristo con la Iglesia.

¿Cómo hacer para salvaguardar ambos intereses? Es realmente complicado porque además, en el caso de considerar algunas excepciones por determinados motivos, se corre el riesgo de crear un precedente por donde “se cuele todo”. Y sin embargo, es muy doloroso mantener la situación de sufrimiento por la que atraviesan muchos, que quizás merecerían un tratamiento especial.

Creo que la Iglesia deberá esforzarse por encontrar una solución satisfactoria para todos, la cual, insisto, veo muy difícil, pero no cabe duda de que la Iglesia es “madre” y tiene que luchar por salir al encuentro de sus hijos más necesitados.

Nuestra misión como católicos es sentirnos solidarios con todo el que sufre, rezar por ellos y pedir en nuestra oración al Señor que su Espíritu ilumine a todos para poder superar un día tan espinosa cuestión.

Me alegro mucho de haber trabajado este libro, que me ha hecho más consciente de la importancia que tiene este tema y a la vez sentirme más solidario con los hermanos que atraviesan por esta difícil situación.

Es una obra que no aporta lógicamente soluciones pero que invita a reflexionar y tomar conciencia, lo cual me parece un paso importante.

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Datos biblográficos:

- LEGRAIN, MICHEL, Divorciados y vueltos a casar. Reflexión bíblica, teológica y pastoral. Sal Terrae. Santander 1990.

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