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© Luk Monsaert

gardenia dirección Alain Platel y Frank Van Laecke

les ballets C de la B

www.teatrelliure.cat 2 temporada 2010/2011

Teatre Lliure Montjuïc – 9 y 10 de abril

Gardenia dirección Alain Platel y Frank Van Laecke a partir de una idea de Vanessa Van Durme les ballets C de la B

intérpretes

Gerrit Becker / Griet Debacker / Andrea De Laet / Richard "Tootsie" Dierick / Timur Magomedgadzhiev (substituido por Hendrik Lebon) / Danilo Povolo / Rudy Suwyns / Vanessa Van Durme / Dirk Van Vaerenbergh

escenografía Paul Gallis / vestuario Marie "costume" Lauwers / iluminación Kurt Lefevre / música Steven Prengels / sonido Sam Serruys / asesor de vestuario Yan Tax

construcción de escenografía taller NTGent / confección de vestuario taller Anette De Wilde, taller NTGent dirigido por An De Mol con Mieke Van der Cruyssen, Sul Hee Mys y Helena Verheyen / peinados y plumas Claudine Grinwis Plaat Stultjes / regidor Wim Van Cappelle / técnico de luces Jan Vereecken / técnico de sonido Sam Christiaens / producción ejecutiva Valerie Desmet / producción en gira Emilie De Roo / distribución Fransbrood

y los equipos del Teatre Lliure

agradecimientos Kryolan België (maquillaje profesional) y Marie-Jo & Prima Donna (lencería)

coproducción NTGent (Gand), La Rose des Vents Scène Nationale Lille Métropole/Villeneuve-d’Ascq, TorinoDanza (Torino), Biennale de la Danse-Lyon, Tanz im August (Berlín), Théâtre National de Chaillot (París), Brighton Festival, Centro Cultural Vila Flor (Guimarães, Portugal), La Bâtie-Festival de Genève y Festival de Aviñón

con el apoyo de las autoridades flamencas, el Ayuntamento de Gand y la Província de Flandes-Oriental

espectáculo musical multilingüe duración del espectáculo: 1h. 45' sin pausa

horarios sábado a las 20:30h. domingo a las 18h.

precio 27€


Nueve intérpretes amateurs de más de sesenta años, casi todos antiguas figuras del mundo del travestismo, bailan sus vidas entre masculino y femenino, entre risa y angustia, entre el pasado y el presente. Un espectáculo de dos de los artistas europeos interdisciplinarios más interesantes de las últimas décadas.

Éxito de Festival de Aviñón 2010.

"Gardenia es un jardín secreto bien cuidado, en el que es agradable ser jardinero, incluso si todos saben que las rosas pinchan." (Marie-Christine Vernay, Libération)

"Todo lo que no han hecho. Todo lo que no han sido. (···) Quisieras gritar para agradecer el espectáculo. Pero no puedes por el nudo que se te ha hecho en la garganta." (Daniel Conrod, Télérama)

"Una pieza emotiva, cruel, a ratos divertida. Y sobre todo muy tierna." (Pierre Grosbois, Le Monde)


Un gato tiene siete vidas. Ellas tienen más. Y pasan la última tranquilamente en un gueto. Quién se meta en él les verá sacar las uñas, les oirá gruñir y aullar Y cuando el gueto se derriba, todas sus vidas parecen agotadas. El viaje hacia lo desconocido es fulminante. Porque la piel, también, tiene memoria.

Inspirada en el inquisitivo film Yo soy así, en el que el cierre de un cabaré de travestis en Barcelona constituye el punto de partida para una inmersión en el corazón de las vidas privadas de un memorable grupo de viejos artistas, la actriz Vanessa Van Durme reunió a un grupo de amigos transexuales y travestis con la intención de suscitar el interés de los directores Alain Platel y Frank Van Laecke y del compositor Steven Prengels en un proyecto que se puede calificar de único desde todos los puntos de vista.

Porqué Gardenia no es ninguna pieza de ficción. Gardenia es un testimonio excepcional, un relato de los más íntimos.

Gardenia sondea la experiencia ondulante de nueve personas destacables. Siete personajes mayores que miden, aparentemente sin dificultad alguna, la turbia zona entre masculinidad y feminidad. En contraste y armonía con un ‘chico joven’ y ‘una mujer de verdad’. Cada uno buscando algo. Cada una con una cautivadora historia. A su vez divertida y arrebatadora. A su vez conmovedor e hilarante. Cada una con una maleta repleta de aspiraciones. A menudo inaccesibles o ya perdidas. A veces enternecedoras. La mayor parte del tiempo fuera de lo común. En su cabeza, ecos de un pasado. En la mirada, la duda sobre el mañana, pero también una buena dosis de esperanza.

Nueve individuos, tan singulares que te dan ganas de conocerlos. Que quieres abrazar.

Lo que las une, los profundos arañazos que les han marcado el alma.

Lo que las empuja, la inimaginable voluntad de sobrevivir.

En la esperanza que esto saldrá. Por transformación. O no.

Sabiendo que el precio a pagar es increíblemente alto.

Un gato tiene siete vidas. Ellos tienen más. Pero te preguntas si les debes envidiar...


Van buscando.

Viven en un mundo a veces extraño, a veces no, a veces perturbador, a veces no.

Todo está aún abierto.

El camino nos puede llevar por todas partes.

También hacia lo que queremos negar.

Y sobre todo hacia lo que no hace falta negar.

Esta coreografía de géneros.

Este viaje o esta lucha hacia una identidad.

Este extraño mundo, a veces oscuro y a la vez tan luminoso.

Esta historia será realmente un testimonio auténtico y honesto. Nutrida por lo que el reparto nos da cada día. Esta gente generosa, también tan llena de cicatrices invisibles a primera vista. Pero con la voluntad de sobrevivir a los prejuicios de los que ellos o ellas (a veces no sabes cómo llamarlos) han sido o todavía son víctimas.

Tajadas de vida, metidas en un espectáculo visual en el que la danza se casa con el canto, con las palabras, con las frases, pero quizás sobre todo con unas almas particulares y vulnerables que tienes ganas de abrazar.

El trayecto no es tan valioso. Avanzamos sin darnos prisa. Y cada segundo es un descubrimiento mágico. Un inmenso tesoro de información. Un encuentro inolvidable que sin duda cambiará nuestras vidas.

Alain Platel – Frank Van Laecke (Mayo de 2010)


Entrevista a Alain Platel y Frank Van Laecke sobre Gardenia

Sobre vuestra colaboración

Alain Platel: Yo conocía a Frank como director, pero no nos habíamos encontrado nunca. Sí que ambos habíamos trabajado con Vanessa Van Durme. Es ella quién hizo que nos encontráramos. Hace diez años, yo le había pedido que actuase en Allemaal Indiaan. Conocía a Vanessa del circuito de teatro popular y sabía que era transexual. Al final eso no resultó pertinente para Allemaal Indiaan y ella interpretó el papel de una madre con cuatro hijos. Enseguida Frank dirigió una pieza con ella, sobre la temática de la transexualidad: Kijk mama, ik dans. En esa época nos presentó y nos preguntó si querríamos hacer algo juntos sobre el tema de su pasado en el universo travestido. Y ello, con algunas de sus amistades que también frecuentaban ese medio. ¿Se puede imaginar un reto más grande? Dos directores que no se conocen y que proceden de dos universos totalmente distintos trabajan en un tema cargado de clichés, con un grupo de personas que no conocen y que, salvo alguna excepción, tienen muy poca experiencia. Sabiendo, además, que la pieza deberá formar parte del programa de las Fêtes Gantoises y a su vez abrir un festival de danza contemporánea unos meses después.

Frank Van Laecke: En aquel momento, esta colaboración fue una decisión muy intuitiva. Hasta que la colaboración no estuvo muy bien trabada no supimos si se trataba de una buena decisión o no. Somos complementarios. En el fondo, es un poco como si lleváramos el mismo coche, pero con dos volantes, dos aceleradores, dos frenos. Sin accidentes. Es la simbiosis más natural que me puedo imaginar. En el modo de trabajar que experimento, a través de la improvisación total, aprendo a tener más confianza en la gente con quien trabajo, gano el tiempo y la latitud necesaria para sacar el máximo provecho. Es un proceso intenso, muy enriquecedor. La experiencia más singular de mi carrera.

A.P.: La elección fue intuitiva e incluso tan intensa que sentía la necesidad de poner en pie este reto. Necesito encuentros para evolucionar en mi profesión, pero también como ser humano. Encuentros con un equipo como este, por ejemplo.


Sobre un reparto extraordinario, un reparto de “proscritos”

A.P.: Vanessa juntó a gente de su círculo, amigos suyos y amigos travestis y transexuales. Todo hombres, algunos de los cuales se convirtieron en mujer más tarde, de entre 55 y 65 años. Muchos de ellos ya habían dejado los escenarios, hecho su último espectáculo y el último saludo. Otros no tenían todavía ninguna experiencia escénica. De los siete personajes de más edad, Griet Debacker, una “mujer de verdad” con la que Vanessa había compartido escenario hacía tiempo, también actúa en esta obra. Añadimos a este reparto a Timur, un joven ruso de un talento excepcional. Al aportar este electrón libre exterior al núcleo del grupo, el espectáculo ganó en intensidad. El relato de su vida contrasta con la de los personajes mayores, pero se caracteriza por una violencia similar.

F.V.L.: Nuestra fuente de inspiración es la película española Yo soy así que relata la desilusión de un cabaré en Barcelona obligado a cerrar sus puertas. La película muestra a los travestis durante la última función del último espectáculo. Les vemos como a unas personas mayores que sufren una metamorfosis increíble cuando suben a escena. Gardenia trata de esta energía; pero también del hecho de decir adiós y de la precariedad, de la esperanza y de la ilusión. Gardenia toma esta última función del cabaré como punto de partida. Después todo procede de los actores. Este grupo nos regala un relato sincero, grandioso... el más bonito de todos los mensajes. Nos toca a nosotros estimular, pastar. Después viene el filtro y la estructuración.

A.P.: Ellos nos dan la materia prima para un espectáculo que transciende su propio relato. No se trata de realizar un documental sobre la gente y sus historias. Hay bastantes buenos documentales sobre travestis y transexualidad. Hacer teatro sobre esta temática es totalmente distinto.

F.V.L.: Es evidente que el público irá al teatro con una serie de ideas preconcebidas y que estará probablemente estimulado por una buena dosis de voyeurismo. No pretendemos eludir los clichés, porqué forman parte de este universo. Pero hay que darles forma de modo que las cosas se ajusten a esta superficie y podamos abordar distintas capas simultáneamente.

A.P.: Para nosotros era esencial poder expresar la tristeza que a veces toca al mundo gay del cabaré. Cuando abordábamos la soledad y la tristeza durante los ensayos, sentíamos que tocábamos la cuerda sensible. Eso fue muy difícil para algunos. Pero queríamos evocar absolutamente ese dolor. Es en ese momento cuando el relato de Timur pasa a un primer plano, algo que resulta una importante metáfora. Se trata de un espejo que desvela aspectos personales no sólo para los actores, sino también para el público.


F.V.L.: La tristeza es imperceptible, pero reaparece punteando todo el espectáculo.

A.P.: El espectáculo es un tsunami de sentimientos muy contradictorios. Si contiene el sentimiento que cada uno es reconocible, el público puede identificarse con los personajes. Aunque ahora se trate de transexuales o de travestis. Mediante una buena catarsis, intentamos hacer pasar a la gente un momento que les dejará en un estado de ánimo enérgico y simplemente feliz. Recargados. No hace falta buscar siempre la complejidad: a veces la gente quiere simplemente asistir a un espectáculo consagrado a la belleza del ser humano.

Sobre la música, el décimo personaje

F.V.L.: Gardenia es un espectáculo visual servido en un lecho musical selecto. Conozco a Steven (Prengels) desde hace años. Es realmente un compositor contemporáneo. Ese estilo, ese lenguaje obstinado... era precisamente lo que necesitaba para dar un color suplementario a Gardenia. Steven hizo escuchar su trabajo también a Alain y tomamos una segunda decisión intuitiva. A pesar de que Steven procede de un universo muy distinto, resultó ser la decisión más sensata. Consiguió, gracias a la música que los actores integran en su universo, crear una composición característica, una estructura musical bajo el espectáculo. Podemos ver en ella una sinfonía, un conjunto bien pensado.

A.P.: Con su habilidad, Steven encontró una base para dar un toque suplementario a lo popular en un fragmento de Dalida de Aznavour. Al aportarlo a una composición con sonidos, con una manera de hablar, con la música de Schubert o de Mahler, añade un ambiente que da una dimensión única al conjunto.


Alain Platel (Gand, Bélgica, 1956)

Ortopedagogo de formación y director de escena autodidacta. En 1984 forma entre amigos y parientes una compañía que funciona como un colectivo. A partir de Emma (1988), se distingue más claramente como director. Ha estrenado Bonjour Madame (1993), La tristeza cómplice (1995) y Iets op Bach (1988), producciones que propulsan los ballets C de la B (el nombre que toma la compañía) hacia la cima internacional. En colaboración con el actor Arne Sierens llevó a cabo Moeder en kind (1995), Bernadetje (1996), y Allemaal Indiaan (1999). A partir de aquí, Platel anuncia que no producirá más espectáculos nuevos, pero en 2003, gracias a la tenacidad de Gérard Mortier, estrena Wolf (2003), una pieza sobre Mozart para la Ruhr-Triennale. El proyecto coral elaborado para la apertura del nuevo KVS marca el inicio de una estrecha colaboración con el compositor Fabrizio Cassol. vsprs (2006) marca un cambio radical. La exhuberancia de los espectáculos precedentes, expresada por la diversidad de intérpretes y temas abordados, da paso a una introspección más acusada y más tensión, rebelando un universo de pulsiones y aspiraciones. Y también de violencia, como en Nine Finger (2007), con Benjamin Verdonck y Fumiyo Ikeda. Más adelante, el estilo barroco de pitié! (2008) y Out Of Context (2010) constituye una reflexión casi ascética sobre el arsenal de movimientos en torno a los espasmos y los tics. La aspiración de algo que supera al individuo se vuelve cada vez más palpable. Paralelamente, Alain Platel ha multiplicado sus películas de danza de todo tipo, tanto con la realizadora británica Sofie Fiennes (Because I Sing en 2001, Ramallah!Ramallah!Ramallah! en 2005 y VSPRS Show and Tell en 2007) o solo con les ballets de ci de là (2006), una inmersión impresionante en la vida de una compañía formada hace veinte años y que nos lleva hasta Vietnam y Burkina Faso. Y sobre todo se trata de una oda a la ciudad de Gand, su puerto de origen.

Frank Van Laecke (Gand, Bélgica, 1958)

Frank Van Laecke, llamado por la prensa ‘el mago’ por la diversidad de sus talentos, se ha forjado un impresionante palmarés internacional como autor y director. Después de trabajar como guionista en series televisivas de éxito (Fc De Kampioenen, Het Koekoeksnest…), a Van Laecke se le conoce primero en el ámbito dramático y operístico, sin menospreciar las comedias musicales que le reportan fama internacional (Hollywood by Night, Jesus Christ Superstar, Jekyll & Hyde), ni los espectáculos de gran formato. No teme al entretenimiento


y sabe cómo hacerlo, subiendo al máximo el volumen y la farsa a una prudencial distancia de la demagogia. Son prueba de ello sus últimos espectáculos Tintin et le Temple du soleil, The Prince of Africa, Dracula, Rembrandt – de musical, Pirates Pirates! y Daens. Ha trabajado a menudo con el compositor Dirk Brossé. También ha firmado la dirección artística y la dirección de actores de Booh!, una serie juvenil para la televisión flamenca VTM. La prensa especializada la eligió mejor programa televisivo en 2005. Con la misma facilidad, Van Laecke vuelve a una estética más depurada y puede montar de un modo riguroso un Chéjov (Jouw hand in mijn handen, 2006). En septiembre de 2006 se estrenó en Gand el monólogo de Vanessa Van Durme Regarde Maman, je danse, que después realizó gira internacional. Frank Van Laecke ha recibido numerosos premios en Bélgica y en el extranjero. En el año 2000 fue nombrado embajador de la ciudad de Gand.l

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