dimensiones urbanas del problema habitacional en resistencia.pdf
TRANSCRIPT
-
35Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
Dimensiones urbanas del problema habitacional. El casode la ciudad de Resistencia, Argentina
Urban dimensions of the housing problem. The case of thecity of Resistance, Argentina
Laura Alcal Pallini 1Fecha recepcin: 04/12/06
Fecha aceptacin: 19/01/07
REVISTA INVI N 59 / MAYO 2007 / VOLUMEN 22: 35 A 68
El trabajo que se presenta tiene el objeto de aportar argumentos ms consistentes a la hiptesis por la cual seconsidera que el problema habitacional tiene dimensiones urbanas, cuyas variables no forman parte de las polticasfrecuentes de vivienda, y que si lo fueran permitiran mejorar las condiciones habitacionales de amplias reasresidenciales de la ciudad.A partir del anlisis de un caso, en este artculo se ensayan algunas pautas metodolgicas para abordar estasdimensiones y para comprender el modo en que determinadas cuestiones urbanas inciden de manera directa en lassituaciones habitacionales.En la ltima parte se ponen a consideracin algunas propuestas metodolgicas para mejorar las polticashabitacionales vigentes que ignoran estas dimensiones del problema, y se exponen algunos ejes de actuacin.Palabras clave: urbanizaciones residenciales - problema habitacional - polticas urbanas.
This work has the purpose to contribute arguments to the hypothesis by which is considered that the housing problem hasurban dimensions, whose variables do not form part of the frequent housing politic and if they were it they would permit toimprove the housing conditions of extensive residential areas of the city.From the analysis of a case, in this article some methodological guidelines are practiced to tackle these dimensions and forunderstand the way in which determined urban questions impact in a direct way in the housing situations.In the last part they are put to consideration some methodological proposals to improve the housing politics in force thatignore these dimensions of the problem and some axes of action are exposed.Keywords: residential urbanizations- housing problem- urban politics.
1 Arquitecta y doctoraargentina, especialista en
Urbanismo y Ordenacin del
Territorio.
Acadmica del Instituto de
Investigacin y Desarrollo en
Vivienda -IIDVI- Facultad de
Arquitectura y Urbanismo de
la Universidad Nacional del
Nordeste UNNE.
-
36Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
1. INTRODUCCIN
El trabajo que se presenta tiene el objeto de
aportar argumentos ms consistentes a la hiptesis
por la cual se considera que el problema habitacional
tiene dimensiones urbanas, cuyas variables no for-
man parte de las polticas frecuentes de vivienda y
que sin embargo si lo fueran permitiran mejorar las
condiciones habitacionales de amplios sectores resi-
denciales de la ciudad.
En la ciudad, la situacin habitacional de un ho-
gar est definida por muchos ms aspectos que el
que puede inferirse del tipo y condiciones de disponi-
bilidad de una vivienda. La situacin habitacional se
define tanto por aspectos que hacen a la vivienda
propiamente dicha (calidad tecnolgico-constructiva;
relacin superficie / n habitantes/ n de cuartos; insta-
laciones; servicios domiciliarios), cuanto por su em-
plazamiento y situacin fsica y urbana (saneamien-
to, vulnerabilidad, accesibilidad, infraestructura, dispo-
nibilidad de equipamientos y servicios pblicos, trans-
porte, etc.), cuanto por la situacin socioeconmica de
los habitantes (disponibilidad econmica para ma-
nutencin y transformacin progresiva de la vivien-
da, para el pago de los servicios, etc.), cuanto por la
situacin jurdica de la tenencia.
Sin embargo, se asiste en general a dos tipos
de situaciones. Por un lado, desde el punto de vista
habitacional, los diagnsticos que sirven de base
para la formulacin de las polticas habitacionales
parten frecuentemente de indicadores extremada-
mente generales que soslayan varios de los aspec-
tos sealados y que pasan por alto a su vez, las
peculiaridades que se derivan de la singularidad de
cada estructura urbana, del soporte natural de cada
territorio y de las condiciones particulares socio-
econmicas y culturales de la poblacin a las que
estn dirigidas. Por otro lado, desde el punto de
vista urbano, al interpretar los problemas de la ciu-
dad, pocas veces se repara en la incidencia que so-
bre ellos tienen el emplazamiento y el tipo de reas
residenciales que configuran la mancha urbana.
Ello da lugar a dos tipos genricos de respuestas.
Unas, que apuntan focalizadamente a la vivienda y cuan-
to ms al barrio (programas dirigidos a la construccin
de viviendas nuevas, a la mejora o ampliacin de las
viviendas existentes, programas dirigidos al mejora-
miento de barrios, regularizacin dominial, etc.). Otras,
que apuntan al soporte infraestructural de la ciudad y
cuanto ms a la cualificacin del espacio pblico, pero
siempre corriendo detrs de un proceso de crecimiento
que las excede, y desde una perspectiva autnoma como
si los problemas de la ciudad y de su crecimiento nada
tuvieran que ver con las polticas habitacionales y vice-
versa. La desarticulacin de estas polticas se hace ms
evidente en municipios que no tienen ninguna inje-
rencia sobre las decisiones habitacionales y sobre la
gestin de las infraestructuras bsicas que dependen
de otras esferas y organismos del Estado.
Es por lo menos curioso, por no decir altamente
preocupante, que esta disociacin del problema se
produzca en ciudades en las que la actividad resi-
dencial supone el mayor factor de ocupacin de sue-
lo. Ciudades en permanente expansin, con sosteni-
do crecimiento poblacional y sin desarrollo socio-
-
37Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
econmico simultneo. Ciudades en las que la cada
vez mayor distancia entre los parmetros de creci-
miento y los de desarrollo urbano, se manifiesta en
la extensin descontrolada y sin urbanizacin previa
de la mancha urbana y en la fragmentacin y segre-
gacin socio-espacial de las distintas reas residen-
ciales que se yuxtaponen en el plano de la ciudad.
Para referirnos a estas dimensiones urbanas
del problema, no nos explayaremos en aquellas
que forman parte del bagaje comn de los
diagnsticos habitacionales por considerarlo
innecesario y porque justamente, es nuestro pro-
psito demostrar cmo es posible identificar
un nmero importante de problemas que hacen
a la caracterizacin de las situaciones habitacionales
sin meternos especficamente en la consideracin
de la vivienda o el lote individual. Problemas
que en el presente no estn siendo objeto de res-
puesta alguna ni por parte de los programas
habitacionales en vigencia, ni por parte de las pol-
ticas llammosles "urbanas". Si bien en particular
nos referiremos al caso de la ciudad de Resistencia,
creemos que las consideraciones son extensivas a
la mayor parte de las ciudades argentinas y vlidas
tambin para otras ciudades latinoamericanas.
2. BREVE HISTORIA URBANA DE LA CIUDAD
DE RESISTENCIA EN RELACIN A LA TOPOGRAFA Y
AL MODELO INICIAL DE SUBDIVISIN DEL SUELO
Resistencia, capital de la Provincia del Chaco
en el NE de la Repblica Argentina, es una ciudad
de fundacin relativamente reciente (1878) que con-
forma, junto con los Municipios de Barranqueras, Puer-
to Vilelas y Fontana, el rea Metropolitana del Gran
Resistencia (en adelante AMGR) de alrededor de 400.000
habitantes. La ciudad de Resistencia mantiene una re-
lacin interurbana de tipo laboral, comercial, educati-
va y recreativa tan fuerte con los municipios de su
rea metropolitana como con la ciudad de Corrientes,
distante a poco ms de 20 km y separada
geogrficamente por el Ro Paran, pero unida
funcionalmente a partir de la finalizacin de un puen-
te interprovincial que permiti vincularlas en 1974.
Para poder llegar posteriormente a la parte cen-
tral del anlisis consideramos necesario extender-
nos brevemente en el modelo de urbanizacin de
partida de esta ciudad.
El AMGR se fue mensurando siguiendo un siste-
ma de subdivisin del suelo muy regular, con una
orientacin a medio rumbo NE /SO a partir de dos ejes
cartesianos, cuya interseccin constituye el centro sim-
blico fundacional de la ciudad de Resistencia.
Estos dos ejes organizan el mapa funcional y
mental de la ciudad. Su interseccin simboliza -en el
referente colectivo y en la convencin urbana- la
ordenada "0, 0" a partir de la cual adoptan la deno-
minacin y la numeracin ascendente los dos ejes
convertidos as en cuatro avenidas, que en este tra-
bajo denominaremos avenidas madres, (Av. Sar-
miento y Av. Alberdi en el eje NE/SO y Av. 25 de Mayo
y 9 de Julio en el eje NO/SE). Estos ejes a su vez orga-
nizan la numeracin y denominacin del conjunto
de las dems calles.
-
38Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
Las cuatro avenidas madres son de doble mano y
tienen en promedio 30 m de ancho entre lnea municipal
y lnea municipal. Siguiendo las directrices de estos ejes
el suelo urbano general se divide en chacras (de 1 km
de lado), rodeadas perimetralmente por avenidas de 40
m de ancho, tambin de doble mano. Las chacras
originales estn atravesadas interiormente a su vez, por
dos avenidas de 30 m de ancho y estn subdivididas en
16 manzanas regulares de 100m x 100m, separadas entre
s por vas de 20 m de ancho.
En la interseccin de las avenidas madres se
encuentra la plaza central de la ciudad, abarcando cuatro
manzanas que constituyen los vrtices de las cuatro
chacras centrales. Cada una de estas chacras cuenta a su
vez con una plaza central de
1 ha., ubicada, excepto un
caso ligeramente desfasado,
en la interseccin de sus
avenidas interiores.
Teniendo en cuenta
la subdivisin regular de
cada chacra y las caracte-
rsticas y la posicin de las
avenidas as como la equi-
distancia de los cruces, po-
dramos decir que se trata
de un modelo que garan-
tiza buenas condiciones de
irrigacin y accesibilidad al
conjunto de manzanas. La
ubicacin central dentro de
cada chacra de una plaza
ofrece una relacin de "re-
sidencia / espacio verde li-
bre", altamente aceptable: tanto en trminos de su-
perficie (equivalente al 6% de la superficie edificable),
como de distancia, dado que toda parcela se encuen-
tra a 400 m como mximo de "su" plaza. Es destacable
por su parte que, sumando la superficie de la plaza a
la de las calles, el espacio libre pblico representa el
36% de la superficie total de cada chacra.
Pero la reproduccin de este modelo en el
territorio tuvo dos tipos de perversiones: 1- la
reproduccin irreflexiva sobre suelos donde la
topografa y las condiciones naturales del sitio no eran
las apropiadas y 2- la reproduccin parcializada o
incompleta de este y de otros modelos de urbanizacin
en suelos aptos para ser urbanizados.
Esquema de la ciudad de Resistencia. Alcal, L., 2006.
-
39Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
Esquema interpretativo de las chacras originales de la ciudad. Alcal, L., 2006.
2.1. Reproduccin de la trama urbana en terrenos
topogrficamente no aptos para ser urbanizados (al
menos siguiendo los procesos de urbanizacin tra-
dicional)
La ciudad de Resistencia y los municipios veci-
nos estn asentados en el valle de inundacin del Ro
Paran y en el de sus afluentes, el Ro Negro y el Ro
Araz (entubado ya este ltimo en la mayor parte de
su curso). La plaza central dista 8 km del primero y 3, 5
km aproximadamente del Ro Negro. El Ro Negro cor-
ta el eje de desarrollo NE /SO siguiendo un curso NO/
SE casi paralelo al eje de desarrollo histrico de la
ciudad, formando una serie de meandros y de lagu-
nas, accidentes caractersticos de ros de llanuras con
mnima pendiente (en el rea urbana la pendiente
promedio es de 0,03%, entre 10 y 30 cm por cada 120m).
El ro Paran tiene peridicamente crecidas por
precipitaciones que se producen fuera del rea ur-
bana considerada, variando en la latitud correspon-
diente al AMGR su caudal promedio de 17.202 m3/s
(en el perodo 1904-1997) a caudales que llegaron
por ejemplo a 60.215 m3/s en 1983. Ms del 80 % de
la superficie urbanizada se encuentra a una cota
inferior a la alcanzada por el ro en las crecientes
histricas (Pilar, Jorge, 2003).
En los ltimos aos se ha finalizado un siste-
ma de defensas. Hasta su conclusin, las inundacio-
nes peridicas fueron combatidas o evitadas me-
diante defensas provisorias. El sistema actual con-
siste en un terrapln que corre casi paralelo al Ro
Negro al norte de la ruta Nicols Avellaneda (eje
que vincula Resistencia con la ciudad de Corrientes),
otro terrapln que corre paralelo al Riacho
Barranqueras (brazo del Paran frente al AMGR), y
de un sistema de compuertas y de bombas en la
desembocadura del Ro Negro, que permiten ex-
traer el agua del interior del recinto cuando el nivel
del Ro Paran es superior al de aquel.
Las variaciones de caudal del Ro Negro y
sus afectaciones sobre el AMGR cambiaron con el
tiempo. Antiguamente su altitud dependa de las
precipitaciones producidas a lo largo de su curso
y de la altitud del Paran. Actualmente en cambio,
en el tramo del AMGR, el ro se encuentra total-
mente regulado, existiendo un dique regulador
antes de que el ro inicie su curso por el rea
urbana (Dique Laguna Blanca), y el dique con sis-
temas de bombeos complementarios ya descrito
en su desembocadura.
-
40Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
Las posibilidades naturales de escurrimiento
y de absorcin del agua de lluvia (en un clima donde
las lluvias intensas registran por ejemplo 122 mm
en cuatro horas) se han visto afectadas
significativamente por la accin humana tanto por
las formas de urbanizacin que contribuyeron a au-
mentar progresivamente la impermeabilizacin del
suelo como por la reduccin sistemtica de los espe-
jos de agua que contribuan originalmente al drena-
je natural de este territorio (Pilar, J. y Depettris, C., 2003).
En esta delicada topografa, la cuadrcula y su
correlativa subdivisin catastral, fue dibujada
indiscriminadamente sobre los espejos de agua y
sobre sus respectivas reas de inundacin. Hoy es
posible observar por ejemplo, planos catastrales
donde no aparecen registradas lagunas existentes
y donde hasta el Ro Negro aparece en determina-
dos tramos, parcelado.
Cuando en 1980 se aprob el Cdigo de
Planeamiento Urbano y Ambiental del AMGR, esta
desconsideracin por los reservorios de agua se
mantuvo dado que este Cdigo estableci una cla-
sificacin de dos tipos de lagunas: las "transitorias"
(pasibles de ser rellenadas y urbanizadas) y las de
"reservorio" (aquellas que deban preservarse) (C-
digo de Planeamiento Urbano y Ambiental del
AMGR, 1980).
En los hechos, los rellenos efectuados se limita-
ron a eliminar los espejos de agua y no supusieron la
nivelacin completa de la cuenca real de cada laguna.
De este modo, cada laguna rellenada, los das de lluvia
"sigue existiendo" en la medida que los escurrimientos
naturales del territorio las recrean en calles y aceras
momentneamente inundadas mientras los sistemas
artificiales de alcantarillado son desbordados.
La urbanizacin de estos territorios ha seguido
caminos diversos: la urbanizacin con respaldo legal o
formal, apareciendo por ejemplo, barrios financiados
por el mismo Estado en reas vulnerables, la urbaniza-
cin progresiva por iniciativa privada (relleno de la
parcela propia) y otras, las ms, a partir de procesos
ilegales o informales de asentamientos espontneos.
2.2. Reproduccin parcializada, desvirtuada o incom-
pleta de la trama en suelos aptos para la urbanizacin
La subdivisin regular del suelo ha ido sufrien-
do en terrenos aptos dos grandes tipos de variacio-
nes. Por un lado, aquella trama primigenia, con las
cualidades previamente descriptas, fue reducida a
la subdivisin de manzanas de 100 m de lado y a las
avenidas de circunvalacin de chacras. Fuera de la
prolongacin de los ejes originales, se perdieron las
avenidas interiores de chacra y en todos los casos
se perdi la reserva de la plaza central.
En las versiones ms actuales de los procesos
de urbanizacin, en muchos casos se desvirtu ade-
ms el amanzanamiento tradicional, modificndose
el tamao de las manzanas y de las vas interiores,
reducindose significativamente la calidad del espa-
cio pblico. En los peores casos se perdi la lgica del
damero siguiendo un ordenamiento particular.
A estas formas de subdivisin regular o legal
del suelo, debe aadirse la subdivisin informal ope-
-
41Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
rada a partir de asentamientos informales que si
bien en muchos casos tienden a imitar y reproducir
la trama primigenia, por la misma precariedad del
proceso de subdivisin se caracteriza por la discon-
tinuidad de las vas, sus anchos insuficientes, los
amanzanamientos y loteos irregulares, de difcil
adecuacin a los estndares urbanos mnimos aun
en los casos en que posteriormente existen proce-
sos de regularizacin urbana y dominial.
3. PRINCIPALES FORMAS DE URBANIZACIN
RESIDENCIAL EN EL REA METROPOLITANA DE
RESISTENCIA
3.1. Extensin de la urbanizacin por contigidad
A partir de las cuatro chacras centrales, la ciudad
se extendi a lo largo de las cuatro avenidas madres
fundacionales, fundamentalmente a lo largo de las
Av. 9 de Julio y 25 de Mayo, que constituan por en-
tonces los accesos principales de la ciudad y que
permitan la intercomunicacin del Municipio de Re-
sistencia con los municipios vecinos (Barranqueras,
Puerto Vilelas y Fontana).
Hacia el norte, el crecimiento estuvo original-
mente (y an sigue estndolo) muy condicionado
por la topografa, avanzndose slo en la medida
que la presencia del sistema de lagunas y de mean-
dros del Ro Negro lo permitan. Hacia el sur el creci-
miento se apoy fundamentalmente en la Av.
Alberdi, las Av. Belgrano y San Martn, siguiendo el
modelo original de subdivisin de chacras.
Este tipo de procesos de urbanizacin implica
la extensin de la ciudad mediante la urbanizacin
progresiva de sectores contiguos a las reas ya ur-
banizadas. Sigue determinada secuencia bsica en
lo que atae a la subdivisin del suelo, dotacin de
infraestructuras y edificacin. A partir de la subdivi-
sin del suelo y de la extensin de determinadas
infraestructuras bsicas como la red de energa elc-
trica y la red de agua potable, se produce la ocupa-
cin progresiva aunque no secuencial de los lotes.
Con cada nueva construccin u ocupacin de lote
se realizan las conexiones domiciliarias.
Los estndares urbansticos van mejorando y
consolidndose con el tiempo: de calles de tierra a
pavimentadas, de desages pluviales a cielo abier-
to a desages pluviales y cloacales normalizados,
etc. Estas mejoras se producen en buena medida
como parte de un proceso paulatino de reclamo y
presin de los mismos vecinos sobre los organis-
mos pblicos, a medida que se van consolidando
sus propias construcciones.
En este tipo de urbanizaciones la construccin
de las viviendas es, fundamentalmente, un proceso
individual y de inversin privada. Las tipologas y
calidades de las unidades habitacionales dependen
bsicamente de la disponibilidad de recursos y/o
de acceso a fuentes crediticias de los propietarios
de los lotes. Si bien existe un importante predomi-
nio de viviendas individuales de una y dos plantas
por lote, se registran con el tiempo procesos de
densificacin (ms de una vivienda por lote), as
como la aparicin de edificios de renta. En los lti-
mos tiempos, fundamentalmente en el rea central,
-
42Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
se registra tambin la construccin de viviendas en
torres.
Las transformaciones dentro de los lotes, admi-
sibles por sus dimensiones generosas (en general de
10 y 12 m de ancho y de 20, 25 y hasta 50m de profun-
didad), se producen sin que se afecten las reglas ge-
nerales del espacio pblico. La regularidad y dimen-
siones de la trama de base permite ir agregando
nuevas infraestructuras y densificando sin que se
afecten en general las condiciones de habitabilidad.
La gran variedad de tipologas y de situacio-
nes individuales, mezcladas entre s, reproduce a
nivel urbano, una importante diversidad. La ocupa-
cin y densificacin progresiva de los lotes, as como
la mejora de las unidades habitacionales y la con-
solidacin progresiva del espacio pblico da lugar
con el tiempo a barrios o reas residenciales que
van construyendo su propia identidad.
3.2. Urbanizacin por paquetes
En los aos 70, la implementacin de una pol-
tica habitacional basada en la construccin masiva
de viviendas por empresas a travs de procesos de
licitacin pblica y mediante el sistema de adjudi-
cacin llave en mano, dispar la construccin de
conjuntos que incluan desde cero la urbanizacin
completa de un sector y la construccin de un n-
mero importante de unidades habitacionales com-
pletas y terminadas.
Para la implementacin de esta poltica el Es-
tado no contaba con terrenos, ello deriv paulati-
namente en procesos de licitacin que abarcaban
adems del proyecto y la construccin, la oferta del
terreno por parte de los mismos oferentes.
Esta poltica habitacional, sumada a un tipo de
regulacin municipal que haba intentado poner
freno a un proceso especulativo de venta de terre-
nos sin urbanizacin previa, dieron lugar
concatenadamente a que esta modalidad de cons-
truccin de barrios de vivienda constituya la forma
ms extendida de urbanizacin2.
Surge as una modalidad de urbanizacin que
ya no necesita de la proximidad de reas consolida-
das para extender y prolongar vas e infraestructuras
sino del vnculo a un nexo (en general va de alta capa-
cidad) a travs de la cual se garantice la conexin al
conjunto de redes de infraestructura y la comunica-
cin bsica con el resto de la ciudad.
La denominacin que damos de "paquetes"
obedece a una serie de caractersticas derivadas de
su modalidad de ejecucin, de sus rasgos formales
y de ordenacin, de su tipo de emplazamiento y del
tipo de relacin con su entorno inmediato.
En relacin a la modalidad de ejecucin se tra-
ta de un conjunto de obras desarrolladas simult-
neamente, terminadas y puestas en uso en bloque,
es decir, en un mismo momento y en un plazo breve
de tiempo.
En relacin a sus caractersticas formales, se
trata de una unidad formal dada por: la similitud
del ordenamiento parcelario, la similitud de la ubi-
2Hacia el ao 1985, sehaba aprobado la
Ordenanza Municipal N
1530 "por la que se exiga la
urbanizacin previa de los
terrenos a cargo de los
propietarios antes de ser
loteados", ello gener el
congelamiento de los loteos
privados. La iniciativa
privada opt por vender al
Estado los terrenos ms
alejados, a bajo precio, a
travs de la construccin de
conjuntos habitacionales
(Barreto 1995), dejando en
manos del Estado la
financiacin de la
infraestructura del sector,
como la extensin de las
redes troncales, a travs de
tierra an no urbanizada en
poder del sector privado"
(Alcal, Pelli, 1998).
-
43Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
cacin de la vivienda en el lote, la similitud de las
viviendas y de los rasgos urbanos (calles y aceras de
ancho uniforme y con el mismo tratamiento).
En determinado momento, coincidente con un
perodo en el que cualquier alternativa a la cuadrcu-
la era considerada un gesto de modernidad y pro-
greso, los conjuntos se resolvieron adems con una
lgica de ordenacin propia, diferente respecto de la
lgica tradicional de la ciudad (variando por ejemplo,
la orientacin respecto de la de la ciudad, la relacin
pblico-privado, los mbitos de circulacin peatonal
y vehicular). Si bien a partir de la verificacin de los
resultados sociales negativos de este tipo de
ordenaciones se volvi al amanzanamiento regular,
en los ltimos aos se registra una tendencia a sus-
tituir las manzanas tradicionales de 100 x100 y los
anchos de va de 20m por manzanas en banda de 50
x 100 o menos y calles de menor ancho. Esta forma
de subdivisin del suelo permite sacar una mayor
rentabilidad pero supone una degradacin plausi-
ble del espacio pblico.
En un primer momento, en relacin al empla-
zamiento y al modo de ejecucin, los oferentes ofre-
can los terrenos ms alejados y no necesariamente
rodeados de urbanizacin. Es as como estos "pa-
quetes" de viviendas constituyeron verdaderas is-
las de urbanizacin en reas an vacas.
La condicin de paquetes, como conjunto iden-
tificable y distinguible de su entorno, se produce
as desde su mismo origen y se mantiene en la ma-
yor parte de los casos a travs del tiempo, ya que el
barrio surge como un todo homogneo, "todo de
una vez" en el paisaje urbano y con los aos la
degradacin o vetustez tambin afecta en bloque
al conjunto. Slo determinados barrios donde las
tipologas, el nivel socioeconmico de los residen-
tes y la ordenacin y calidad urbana lo permiten o
facilitan, con el tiempo se registran procesos de trans-
formacin que por su diversidad y riqueza van pro-
duciendo una mimetizacin o integracin a la ciu-
dad tradicional.
En cuanto a las tipologas de vivienda y a su
calidad constructiva, los primeros barrios ofrecie-
ron viviendas completas de relativa buena calidad.
Algunos sin embargo, resueltos en bloques colecti-
vos de hasta 3 plantas presentaron no slo el pro-
blema de la socializacin, el mantenimiento y el cui-
dado de los espacios comunes, sino tambin la dif-
cil apropiacin por parte de las familias cuyo refe-
rente cultural es la vivienda individual en terreno
propio. Estos conjuntos demostraron tambin se-
rias limitaciones para admitir transformaciones na-
turales en cualquier vivienda y para resolver el
problema de los estacionamientos, no previstos en
los proyectos.
A partir de los aos 90, con el ajuste estructural
del Estado, con el fin de disminuir costos, se reduje-
ron significativamente los estndares habitacionales
en cuanto a superficie, calidad de materiales y ter-
minaciones, as como tambin los estndares urba-
nsticos; si bien la mayor parte de los conjuntos ofre-
ce viviendas individuales en lote propio, ha dismi-
nuido ostensiblemente la calidad del equipamiento
urbano, la calidad de las conexiones a las redes de
infraestructuras, etc. (Barreto, 2005).
-
44Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
3.3. Urbanizacin marginal o asentamientos espon-
tneos en parcelas no urbanizadas
Desde los aos 70, se registra en esta ciudad
un proceso progresivo e ininterrumpido de ocupa-
ciones ilegales tanto en terrenos fiscales como pri-
vados. Estos asentamientos se caracterizan por ini-
ciar el proceso de urbanizacin con la construccin
precaria de una vivienda mnima y la subdivisin
irregular del suelo ocupado.
La dotacin de infraestructuras forma parte
de un proceso progresivo de aprovisionamiento que
en la mayora de los casos primero es clandestino.
Con el tiempo, estos asentamientos registran con-
solidaciones de la mano de la evolucin y mejora
de las construcciones domiciliarias y del beneplci-
to encubierto de algunas de las empresas pblicas
que van dotando formalmente de servicios domici-
liarios. La regularizacin de estos servicios es un
paso a favor para los procesos de regularizacin
dominial posterior (Alcal, Gir, Pelli, 1997).
En general estas urbanizaciones penden de
alguna va importante que permite, cual cordn
umbilical, su vinculacin y abastecimiento con el
resto de la ciudad o bien estn pegadas a algunas
de las formas de urbanizacin anterior y desde ellas
se realiza la extensin de las primeras
infraestructuras. En los peores casos, se encuentran
enclavados en reas muy vulnerables a las inunda-
ciones, junto a las lagunas o los bordes del ro, o en
reas de alta contaminacin ambiental (bordes de
lagunas de tratamiento de efluentes cloacales, de
basurales).
Algunos de estos asentamientos con el tiem-
po inician un proceso de regularizacin dominial y
mejora urbana, por lo general muy lento y que en la
mayor parte de los casos queda indefinidamente
inconcluso. Se inicia en el caso de propiedades pri-
vadas con el proceso de expropiacin de la tierra a
sus dueos originales con la finalidad de vendrse-
la o donrsela a los ocupantes, o bien, mediante un
proceso legal, haciendo valer el derecho veinteaal
(los ocupantes pueden acceder a la propiedad del
inmueble que estuvieron ocupando ininterrumpi-
damente durante ms de 20 aos). En ambos casos
se trata de un proceso extremadamente largo que
exige un proyecto de urbanizacin, un trabajo de
mensura, de escrituracin, etc., que no siempre se
cumple. Estos procesos, sobre todo el primero, est
teido por actuaciones polticas proselitistas que
en general nunca prevn su solucin definitiva. En
Resistencia, por ejemplo, existen numerosas leyes
de expropiacin -normalmente aprobadas en pe-
rodos electorales-, que no llegan a concretarse por
la carencia de recursos para efectivizarse (Magnano,
Cristina, 2005).
En lo que atae al proyecto de urbanizacin en
los casos en que se produce esta instancia, dadas las
condiciones precarias en las que se produce la subdivi-
sin y ocupacin del suelo, en general existen serias
dificultades para respetar la trama urbana tradicional y
las dimensiones mnimas reglamentarias tanto de vas
pblicas como de anchos de parcelas. Aun cuando exis-
te una tendencia a respetar la trama urbana general de
la ciudad por una necesidad de mimetizacin (existe el
inters de reproducir la ciudad a la que se aspira como
un mecanismo de integracin a sta) y por el recono-
-
45Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
cimiento de que ste es un mecanismo de facilitacin
de la regularizacin posterior, estas caractersticas en
general se reproducen slo perimetralmente. Hacia el
interior de estos asentamientos una serie de factores
como: la no disponibilidad de instrumentos y tcnicas
idneas para la demarcacin de los lotes; la
redistribucin de superficies sujeta a cuestiones de
hegemona y de potestades asumidas informalmente
por los primeros ocupantes en detrimento de los pos-
teriores; la densificacin paulatina del barrio; as como
el inters de respetar y salvar las construcciones que
son fruto de varios aos de inversin familiar en el
lugar, etc., hacen que resulte extremadamente difcil
alcanzar una subdivisin regular y/o racional de las
parcelas y evitar determinadas inequidades y situa-
ciones domiciliarias y urbanas no deseadas.
De este modo la mayor parte de los procesos de
regularizacin urbana y dominial son aprobados a ni-
vel municipal por vas de excepcin y con ellos se lega-
lizan vas con anchos insuficientes tanto para la exten-
sin futura de determinadas infraestructuras como para
el ingreso de vehculos, lotes con anchos y superficies
menores a la reglamentaria, lotes sin salida directa a
calle pblica, etc. Es por ello que estos procesos, si bien
suponen una mejora significativa fundamentalmente
en lo que respecta a la seguridad jurdica, difcilmente
garanticen que con el tiempo estos barrios puedan
alcanzar niveles urbanos y residenciales deseables.
3.4. Urbanizacin tradicional en enclaves topogrficos
En este caso se trata de urbanizaciones que re-
producen la trama primigenia de la ciudad all don-
de el suelo -altamente condicionado- lo permite, in-
terrumpindose frente a las lagunas o el ro, sin res-
petar necesariamente las lneas de ribera, lmite a partir
del cual se considera mbito de dominio pblico.
Esta reproduccin indiscriminada de la malla,
niega la vocacin natural del relieve, no slo con-
traviniendo el que sera su sistema genuino de dre-
naje sino tambin perdiendo la oportunidad de su
aprovechamiento paisajstico. En estas urbanizacio-
nes se produce una tensin (innecesaria y evitable
si se adoptara otro tipo de trama) entre la necesi-
dad de completar la cuadrcula tal como lo reclama
esta lgica de comunicacin y la necesidad de pre-
servar el reservorio de agua como lo reclama la na-
turaleza del sitio, siendo muy difcil lograr una solu-
cin integral ya que cualquier solucin supone siem-
pre la afectacin a alguno de estos dos trminos: o
a la comunicacin o al territorio.
La idea de enclave entonces, est dada funda-
mentalmente por la presencia de los lmites fsicos.
El condicionamiento topogrfico determina la es-
casa accesibilidad y la seria dificultad que en gene-
ral tienen estas urbanizaciones para dotarlas de
infraestructuras y servicios.
Existen sin embargo reas topogrficamente
aptas para la urbanizacin y dirase aptas tambin
para la cuadrcula pero que hasta el presente cons-
tituyen "enclaves" en la medida que se encuentran
separadas del resto de la urbanizacin, emplazadas
ms all de las que hasta ahora constituyen las gran-
des barreras fsicas de este territorio. Estas reas,
ubicadas al norte del Ro Negro y del sistema de
lagunas, dependen de una nica va importante de
-
46Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
comunicacin con el resto del rea metropolitana
(como se ver ms adelante, el caso de la Av. Nicols
Avellaneda o Ruta Nacional N 16 y la Av. Sarmiento).
Este tipo de enclaves, su desconexin con el
resto del rea metropolitana, forma parte de un tipo
especfico de oferta que surgi en los ltimos aos.
La desconexin asegura una accesibilidad condi-
cionada a la disponibilidad de movilidad privada,
un requerimiento del nuevo programa residencial
que garantiza de alguna manera la selectividad de
un determinado perfil social de ingresos medios-
altos. El "enclave natural" es aprovechado para crear
un nuevo "ambiente de vida", que si bien supone
sacrificios o costos adicionales por falta de
infraestructuras, ofrece a cambio, la no contamina-
cin "urbana". El aislamiento formal (dado que
funcionalmente estas familias, al disponer de me-
dios, cuentan con el vnculo funcional que necesi-
tan a la ciudad) constituye una intencionalidad es-
pecfica del emplazamiento, que se sustenta en al-
gunos tpicos como la bsqueda de tranquilidad,
la vuelta a la vida prxima a la naturaleza, etc.
Hechos que corroboran que este aislamiento
y que la eleccin de un estilo de vida anti-urbano es
meramente formal y selectivo radica en que estas
urbanizaciones bregan por la accesibilidad a deter-
minadas infraestructuras y servicios (se ejercen pre-
siones, por ejemplo, para que se modifique la califi-
cacin original de suelo rural a urbano para poder
exigir la provisin de agua por parte del Estado3)mientras simultneamente se pide que esta
recalificacin no permita loteos con parcelas de
menor superficie a las existentes (es decir, que la
recalificacin no modifique los rasgos esenciales
formales, directamente relacionados con el precio
de las parcelas y la tipologa de viviendas).
En estas urbanizaciones las viviendas son de
alta calidad y de superficie superior a la media. La
inexistencia de determinadas infraestructuras como
la red de agua potable, es resuelta con perforacio-
nes y equipos propios.
3.5. Urbanizacin intersticial
Se trata de las urbanizaciones que se realizan
en reas libres pero que ya se encuentran rodeadas
total o parcialmente por urbanizaciones. Las formas
de urbanizacin de estos terrenos intermedios son
diversas. En algunos casos se trata de la prolonga-
cin de la ciudad tradicional (manzanas de 100 x
100) en otros, de la construccin de barrios de vi-
vienda basados en el modelo de subdivisin del
suelo en manzanas de menor superficie, con vivien-
das apareadas, ya descrito, mientras en otros, de
nuevas ocupaciones informales.
Esta forma de urbanizacin supone un proce-
so paulatino de densificacin del suelo y -al menos
en teora- permite aprovechar los espacios ociosos
de la ciudad, hacer un uso ms racional y rentable
de las infraestructuras subutilizadas. Pero en gene-
ral la urbanizacin de estos intersticios est caracte-
rizada ms por un aprovechamiento especulativo de
las condiciones de dotacin infraestructural previa
que de una preocupacin por un completamiento
cualificado del entretejido urbano. Raramente se tie-
ne conciencia de que, de la manera en que se re-
3 Debe tenerse en cuentaque segn la Constitucin
de la Provincia del Chaco, la
provisin del servicio de
agua es competencia del
Estado y tiene inters
pblico, la empresa
provincial que lo administra
est obligada a garantizar su
provisin en las reas
urbanas residenciales. Estas
urbanizaciones se realizaron
bajo una calificacin del
suelo como rural y de reas
quinta sin infraestructura
previa, de all el inters por la
recalificacin del suelo.
-
47Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
suelven estas reas intermedias, depende en gran
medida la acentuacin o no de la dificultad de irri-
gar y servir racional y equilibradamente posterior-
mente los barrios vecinos.
Dicho de otro modo, al ocupar los intersticios -
aun cuando se trata de proyectos financiados por
el Estado-, no existe la preocupacin por ir
vertebrando la ciudad; se trata en muchos casos de
nuevos paquetes, tan "autistas" como los anterio-
res, que se yuxtaponen a los existentes, sin otro
propsito que la ocupacin y el aprovechamiento
de las infraestructuras existentes; el vnculo con el
resto del rea metropolitana sigue siendo la co-
nexin con una va principal y muchas veces la rela-
cin es ms con el centro urbano que con los ba-
rrios vecinos.
4. EL PAPEL DE DETERMINADAS
INFRAESTRUCTURAS VIALES EN LOS PROCESOS DE
CRECIMIENTO Y DE URBANIZACIN RESIDENCIAL
Las formas de urbanizacin residencial descri-
tas refieren a tipos genricos descritos en funcin
de los rasgos esenciales derivados de sus respecti-
vos procesos de subdivisin del suelo, de urbaniza-
cin y de construccin de las viviendas. En los he-
chos, las formas de urbanizacin que se registran
no admiten taxonomas tan categricas y genri-
cas. Frecuentemente es posible encontrar sectores
residenciales que suman caractersticas de dos o
tres de ellos, dndose casos de por ejemplo paque-
tes que se encuentran en enclaves topogrficos.
Estas combinaciones no hacen ms que advertir
sobre las singularidades que presentan las distin-
tas reas residenciales de la ciudad y el modo parti-
cular en que deben ser interpretados y tratados sus
respectivos dficits.
A su vez, las distintas formas de urbanizacin
residencial se han producido y se producen de un
modo estrechamente vinculado a la existencia de
algunas vas singulares. La identificacin de estas
relaciones resulta de utilidad tanto para compren-
der el origen del emplazamiento de estas urbaniza-
ciones como para completar la descripcin de las
situaciones urbanas en que se encuentran las dife-
rentes reas residenciales de la ciudad.
4.1. Los ejes fundacionales y la extensin de la trama
regular por contigidad
Los ejes fundacionales (como las Av. 25 de
Mayo, 9 de Julio) tuvieron un papel fundamental en
los primeros procesos de extensin de la ciudad.
Apoyndose en stos la ciudad se extendi en sen-
tido NO/SE y creci progresivamente por contigi-
dad, de manera transversal a ellos.
Con el tiempo y por su importancia, sobre es-
tos ejes se desarroll una significativa actividad
comercial que se diluye transversalmente, dando
lugar al uso residencial.
Actualmente, en estas avenidas madres, como
resultado del mismo crecimiento de la ciudad, de la
diversificacin y del aumento del parque automo-
tor, se complejiz el trnsito, aumentando con ello
-
48Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
la des-urbanizacin a nivel peatonal. Por ejemplo,
estas avenidas se han convertido en los principales
canales de circulacin del transporte pblico, cons-
tituyendo los ejes naturales de irrigacin de los
barrios ubicados a ambos lados de ellas, pero a ni-
vel peatonal han pasado a constituir en algunos
tramos barreras importantes.
Los ejes fundacionales y la extensin de la urbanizacin por contigidad. La
ciudad se expande y densifica paulatinamente respetando la trama urbana
primigenia. Fotografa area. Municipalidad de Resistencia, 1999.
4.2. Las vas principales de acceso y la urbanizacin
por paquetes
La urbanizacin por paquetes se apoy en
general en el caso de Resistencia en unas pocas vas
que fueron siendo abiertas y urbanizadas progresi-
vamente para mejorar la accesibilidad a la ciudad.
El eje Av. Alvear / Av. Castelli, y posteriormen-
te el eje Av. Islas Malvinas/ Soberana Nacional
constituyeron a partir de su apertura y del mejo-
ramiento de sus estndares urbansticos, vas al-
ternativas de penetracin desde la Ruta Nacio-
nal N 11 y ejes de vinculacin entre los Munici-
pios de Fontana, Resistencia, Barranqueras y Puer-
to Vilelas.
Por las caractersticas de su seccin, estos ejes
ofrecen una gran capacidad y garantizan una do-
ble funcin: la de conexin rpida y la de irriga-
cin. Estas caractersticas, en concomitancia con
el tipo de poltica oficial de vivienda
implementada, fueron aprovechadas para el pau-
latino emplazamiento de barrios de vivienda a lo
largo de ellas. Cada nuevo barrio o "paquete",
penda o colgaba de uno de estos ejes de manera
directa o a travs de alguna va secundaria, que-
dando garantizada as su vinculacin a la red pri-
maria y a travs de ella al resto de la ciudad. Con
esta modalidad de urbanizacin, se pasa del cre-
cimiento progresivo por contigidad al crecimien-
to "por saltos".
A lo largo de estos ejes, la urbanizacin
intersticial se produce en una etapa posterior,
como consecuencia casi natural del crecimiento
por saltos de la forma anterior. En este caso ya no
se trata de la extensin de la infraestructura ma-
dre sino de la distribucin de sta al terreno a
urbanizar.
-
49Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
La urbanizacin por paquetes. Las nuevas reas residenciales aparecen como islas de
urbanizacin ligadas a algn eje que asegura una mnima conexin a la ciudad. Aun
cuando la ciudad ocupa posteriormente los intersticios, estas urbanizaciones siguen
identificndose como urbanizaciones singulares por el tipo diferente de ordenacin y
de edificacin. Fotografas areas. Municipalidad de Resistencia, 1999.
4.3. Ruta y ciudad, la dialctica entre la urbanizacin
y la fractura urbana
Situaciones diferentes a las anteriores son las
que se presentan a lo largo de la Ruta Nacional N 11.
Como su nombre lo expresa, esta va fue diseada y
construida como carretera, la urbanizacin de sus
mrgenes lleg posteriormente.
Durante muchos aos, esta ruta fue la va
principal de comunicacin del rea metropolita-
na con el interior provincial y el resto de la Argen-
tina, dado que no exista en esta latitud un puen-
te que permitiera la comunicacin con la
Mesopotamia sorteando la gran barrera del Ro
Paran.
Esta ruta tiene la particularidad de cruzar
transversalmente al eje de crecimiento SE-NO, y
su trazado sigue topogrficamente las cotas ms
altas.
Con el tiempo, la misma ruta se transform
en un eje de colonizacin y urbanizacin del terri-
torio. Este hecho, que reproduce un efecto exten-
samente verificado en distintas rutas en todo el
mundo (Herce, Manuel, 1995) cobra en este territo-
rio una especial significacin dado que se encuen-
tra emplazada all donde tcnicamente sera reco-
mendable alentar la urbanizacin puesto que se
trata de las zonas ms altas y menos vulnerables a
inundaciones.
A lo largo de esta ruta han ido apareciendo
barrios de vivienda (urbanizaciones por paque-
-
50Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
tes) a los que la misma ruta garantizaba una acce-
sibilidad mnima. En el presente, la gran cantidad
de barrios dependientes de ella hacen que la ruta
constituya el eje umbilical a travs del cual se esta-
blece la comunicacin de estos barrios con el resto
del AMGR.
Pero antes an de este crecimiento residen-
cial, la ruta atrajo el emplazamiento de comer-
cios de gran superficie y de reas de apoyo y
servicio como gasolineras, talleres mecnicos,
depsitos de mquinas viales, etc. El emplaza-
miento de actividades de este tipo -que tampo-
co constituye un fenmeno singular respecto de
otras rutas- refuerza a nivel urbano el carcter
de barrera de la propia ruta en la medida que la
presencia de largos permetros vallados operan
como "recintos" (Busquets, J. y Parcerisa, J , 1983)
que taponan y dificultan la comunicacin trans-
versal a ellos, entorpeciendo o imposibilitando
por ejemplo, la posibilidad de cruces peatonales
y vehiculares con la frecuencia requerida por la
actividad residencial de los barrios colgados a la
ruta.
La ruta, por el tipo de diseo con que fuera
concebida, no puede dar respuesta a las nuevas soli-
citaciones que se plantean sobre ella: la de permitir
cruces transversales a su eje y la de irrigar a lo largo
de ste (Alcal, L., 2004). Hoy, al quedar subsumida
dentro del rea urbana y debido a que fuera conce-
bida exclusivamente como canal de transito rpido,
no puede cumplir satisfactoriamente su papel de eje
urbano, como tampoco puede ya cumplir satisfacto-
riamente su funcin original de canal de paso.
Los efectos se hacen plausibles en el trnsito:
por un lado, en las deseconomas que produce en
tanto canal de acceso a la ciudad caracterizado por
retenciones, demoras, dificultades operativas para
el movimiento de vehculos de gran porte. Y por
otro, en el peligro permanente (causas diarias de
accidentes) para la movilidad residencial: peatonal
y ciclista4.
4.4. Ejes promotores de "urbanizaciones de enclave"
La prolongacin y urbanizacin de algunos
ejes que permitieron superar las barreras fsicas
del territorio constituyeron un factor decisivo
en la promocin de urbanizaciones de enclave,
tal es el caso por ejemplo de la Av. Sarmiento y
su prolongacin en la Ruta N 16. Esta avenida es
el nico eje continuo que permite superar me-
diante puentes la barrera del Ro Negro y las
lagunas en el tramo central de la ciudad (hasta
antes de ella, slo existan la Av. Sabn en el ex-
tremo occidental y la Av. Gral. San Martn en el
Municipio de Barranqueras). Su apertura propi-
ci la urbanizacin de porciones de suelo urba-
no hasta entonces desvinculados de la trama
central por la presencia de las lagunas, al volver-
los accesibles.
Un efecto semejante producir posterior-
mente la prolongacin de la Av Italia, aunque en
este caso, la avenida termina antes de la lnea de
defensas y no cruza el ro. En ambos casos, se
trata de procesos fundamentalmente de urbani-
zacin privada. Desde estas avenidas se completa
poco a poco, y donde el relieve lo permite, la tra-
4Muchas veces, estosproblemas de trnsito se
describen en trminos
estrictamente viales,
olvidando las causas que
producen la sobrecarga de la
va, y las propuestas van
desde la inclusin de
paliativos como semforos,
lomos de burro, puentes de
cruce peatonal, a la
propuesta lejana a largo
plazo de construccin de
una variante que traslade el
trnsito de paso a un rea no
urbanizada, desconociendo
que con la construccin de
una variante se trasladar a
largo plazo el mismo
fenmeno a otro entorno
ms alejado (Herce, M, 1995).
-
51Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
ma ortogonal original, pero dada la presencia de
los espejos de agua, las extensiones de la trama
son discontinuas. Un fenmeno que refuerza la
idea de enclaves es el hecho de que para muchas
de estas urbanizaciones, los das de lluvias, cuan-
do muchas calles estn inundadas, la misma l-
nea de defensa del Ro Negro se convirti en una
va alternativa de acceso a la vivienda.
El caso de la Av. Nicols Avellaneda (Ruta N
16), presenta semejanzas pero tambin diferencias
con los procesos de urbanizacin registrados a lo
largo de la Ruta N 11, dado que su emplazamiento
es paisajstica y topogrficamente distinto. Est em-
plazada ms all de lo que hasta hace pocos aos
constitua el lmite natural de la urbanizacin (ms
all del curso y del valle del Ro Negro). Tuvo un pro-
ceso mucho ms reciente de urbanizacin, in
crescendo en los ltimos aos a partir de la inten-
sa comunicacin con la ciudad de Corrientes, as
como de la reciente conclusin del sistema de de-
fensas que volvi zona protegida de inundacio-
nes ambas mrgenes de dicha ruta, lo cual permite
suponer que el proceso de urbanizacin de sus
bordes se intensificar en los aos venideros.
En sus bordes no se registra el emplazamiento
de servicios y comercios que la ciudad brinda a la
actividad productiva del campo y de la misma ciu-
dad, como en el caso de la Ruta N 11, sino funda-
mentalmente servicios a la vida urbana moderna
tales como clubes, hipermercado, un cementerio
privado, locales bailables, etc. y en los ltimos aos,
las nuevas formas de enclaves residenciales descri-
tas en el punto 3.4.
Las nuevas urbanizaciones que penden de
ella como Villa Fabiana, Villa Camila, Ro Manso,
tienen una o cuanto ms, dos salidas a la ruta,
constituyendo sta y su continuidad en la Av.
Sarmiento, el medio fundamental de comunica-
cin con la ciudad.
Si bien al tratarse de urbanizaciones recien-
tes an no se ha desarrollado una fuerte ten-
dencia a la comunicacin transversal al eje de la
ruta, s se hace cada vez ms evidente su incapa-
cidad para sostener un flujo constante de circu-
lacin interprovincial, interurbana y a la vez lo-
cal, de irrigacin a los nuevos barrios residencia-
les y usos comerciales en sus mrgenes. Lo mis-
mo ocurre con la Av. Sarmiento que se encuentra
cada vez ms colapsada debido a la sobrecarga
de solicitaciones.
Estos ejes, al disparar la urbanizacin en reas
sin continuidad fsica con el territorio urbano pre-
existente, han supuesto para el AMGR, serios pro-
blemas tcnicos y financieros en relacin a la exten-
sin de infraestructuras como por ejemplo la de
agua potable.
Antes de haber sido densificada la mancha ur-
bana que ya exista y aun cuando existen grandes
espacios intersticiales de suelo vacante o subutilizado,
estas vas dispararon un nuevo proceso de coloniza-
cin del suelo sobre el que pesa no slo la dificultad
de extensin de infraestructuras sino de comunica-
cin con el conjunto de equipamientos y servicios
urbanos.
-
52Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
Urbanizaciones de enclave ocupando reas fuertemente condicionadas por la
orografa y de difcil accesibilidad. Fotografas areas. Municipalidad de
Resistencia, 1999.
4.5. Vas de borde convertidas en principales moto-
res de expansin de la ciudad
La urbanizacin de las avenidas Malvinas Ar-
gentinas / Soberana Nacional junto a lo que se
conoce como Canal 16 (infraestructura que canaliza
los efluentes pluviales de la mitad sur de la ciudad
hasta su deposicin final en el Riacho Antequeras)
constituy en su momento el lmite sur de la ciu-
dad. Esta idea de lmite, apareca reforzada con la
instalacin en las chacras lindantes de "lagunas de
oxidacin", es decir lagunas de pre-tratamiento de
los efluentes cloacales de los barrios del sur. Estas
lagunas no recomiendan el asentamiento humano
en un radio de 500 m.
La no urbanizacin previa de las dems aveni-
das perimetrales de chacras, contribuyeron a que
esta va "pavimentada" en toda su extensin, cons-
tituyese un canal importantsimo para la irrigacin
de los mltiples barrios ya construidos al sur y la va
de acceso de referencia sobre la que se apoyara la
construccin de muchos barrios ms.
La idea original de va de acceso y de lmite
sur de la ciudad hizo que su urbanizacin no in-
cluyera ningn tipo de diseo urbano, sino ms
bien fuera resuelta con caractersticas de "ruta", la
mayor parte de los ingresos transversales hasta
hace muy poco tiempo fueron de tierra y funda-
mentalmente coincidan con las vas de acceso a
los barrios.
Pero lejos de actuar de lmite, poco a poco, la
misma presencia de esta va indujo la progresiva
-
53Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
urbanizacin de nuevas chacras al sur (ms al sur
del lmite sur). Hoy, lejos de ser una va de borde,
constituye un eje viario entre reas urbanas
escindidas entre s por la misma va, por la presen-
cia del Canal 16 a cielo abierto y por la existencia
de remanentes de suelo urbano sin ningn tipo
de tratamiento. La ciudad avanz incluso sobre las
reas con restricciones de usos que bordean las
lagunas de pre tratamiento de los efluentes
cloacales antes sealadas.
4.6. El completamiento de la macro-malla y la urba-
nizacin intersticial
La gran explosin de la ocupacin del terri-
torio no tuvo un proceso paralelo de urbaniza-
cin general de la ciudad, se registr fundamen-
talmente a partir del crecimiento por saltos pro-
movido por la aparicin de paquetes de urbani-
zacin residencial alejados, ligados como se ex-
puso a algn eje vial. Sobre estos mismos ejes
tuvo lugar posteriormente la ocupacin
intersticial que, con el mismo proceso de
colmatacin de sus bordes, contribuy a sobre-
cargarlos funcionalmente. De este modo, nuevos
barrios residenciales fueron agregndose como
apndices inconexos entre s, recreando un mo-
saico cada vez lleno pero no por eso menos dis-
continuo y desigual. Como consecuencia natural
de este proceso se hizo cada vez ms evidente y
acuciante la necesidad de mejorar las condicio-
nes de comunicacin y accesibilidad a ellos.
Actualmente existe una tendencia a resolver
la malla bsica metropolitana. En los ltimos aos
se ha avanzado con fuerza en la urbanizacin de
los dems grandes ejes o bordes de chacra (tales
como: la Av. Chaco, la Av. MacLean, el eje Edison/
Marconi, la Av. Espaa, la reciente pavimentacin
en doble mano de la Av. Las Heras). El efecto "ur-
banizador" de estos ejes se verifica fundamen-
talmente en este tipo de territorios inacabados
de la periferia. El completamiento de la macro-
malla de chacras mejora ostensiblemente las con-
diciones de comunicacin al interior de stas y
con ello se verifica tambin un efecto inductor de
mejoras espontneas en las edificaciones cuyos
frentes dan hacia estas avenidas, as como una
tendencia a la ocupacin de los remanentes de
suelo. Estos efectos se constatan tambin en el
proceso paulatino de pavimentacin de las calles
internas de las chacras. En el caso de las urbaniza-
ciones tradicionales, donde esta pavimentacin
de las calles se co-financia entre vecinos y Muni-
cipio, se registra un idntico proceso progresivo
de ocupacin del suelo y transformacin y mejo-
ra edilicia.
Debe puntualizarse sin embargo que estos efec-
tos se verifican en la zona sur, donde la continuidad
fsica del territorio permita suponer, slo como una
"cuestin de tiempo", la mejora de la articulacin
metropolitana (que de hecho ya se est producien-
do) y la consolidacin urbana. No as en la zona
norte, donde las nuevas urbanizaciones de enclave
y por paquetes, aisladas por los espacios de agua,
no slo no lo permiten sino que plantean un desa-
fo mucho mayor debido a que se trata de un terri-
torio totalmente separado desde el punto de vista
fsico, del rea ya consolidada.
-
54Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
5. EL VACIAMIENTO DE LA TRAMA URBANA Y LAS
CONSECUENCIAS A NIVEL HABITACIONAL
Una de las consecuencias de los procesos de
urbanizacin residencial descritos es el vaciamiento
de la trama urbana en tanto construccin integral y
suma de elementos que representan la "idea de ciu-
dad": (continuidad, permeabilidad, condiciones ho-
mogneas de transitabilidad para los distintos me-
dios de movilidad, dotacin uniforme de
infraestructuras, de servicios y de mobiliario urbano,
distribucin equitativa de equipamientos, de espa-
cios verdes, etc.). La trama queda reducida a la delimi-
tacin de las chacras y a unas pocas vas interiores.
En muchos casos, las vas perimetrales de cha-
cras constituyen los nicos ejes que representan la
continuidad formal de la ciudad. Pero se trata de
una continuidad precaria e incompleta, que adole-
ce de numerosos otros elementos que hacen al te-
jido primigenio. Ya no est la plaza, ya no estn los
equipamientos, ya no existe la continuidad del ar-
bolado y mucho menos an, no existe patrimonio
simblico cultural.
No slo se trata de un vaciamiento fsico sino
tambin funcional. La densidad y diversidad fun-
cional lograda en las cuatro chacras centrales, se
pierde hacia la periferia. Aquel rasgo esencial de la
vida urbana que describe Oriol Bohigas y que de-
nomina "compacidad", la superposicin positiva de
las actividades (Bohigas, 2004), queda reducido a la
monofuncionalidad de extensas reas exclusiva-
mente residenciales y aun estas, al mero carcter de
reas dormitorio. reas cada vez ms extensas y sin
embargo vacas o subutilizadas la mayor parte de
las horas del da, cada vez ms alejadas del centro
urbano e irnicamente ms fuertemente dependien-
tes de ste.
La otra gran veta de este tipo de crecimientos
es la de la fragmentacin social. El crecimiento por
paquetes, las urbanizaciones de enclave, los
asentamientos marginales, implican la distribucin
sectorizada de los distintos perfiles socio-econmi-
cos en el territorio y la trama fsica de la ciudad ya
no contribuye en nada a la mixtura social. La propia
residencia, emplazada en alguna de estas urbaniza-
ciones, constituye un factor decisivo de identifica-
cin social, en la medida que denota una posicin
en el territorio, condiciones de integracin o
marginacin en relacin a la ciudad, determinadas
facilidades u obstculos de conexin y comunica-
cin, determinadas cualidades del espacio pblico,
determinadas condiciones de accesibilidad a los
equipamientos y a los espacios verdes.
Estos fenmenos tienen distintas causas entre
las que nos interesa resaltar el proceso por el cual las
soluciones habitacionales fueron concibindose cada
vez ms desvinculadamente a los distintos elemen-
tos que configuran integralmente la vida urbana.
5.1. La omisin de relaciones funcionales estrechas.
Las desavenencias entre la residencia y el sistema
viario como ejemplo
Desde la modernidad, la idea de poder reducir
las actividades humanas a cuatro grandes funcio-
-
55Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
nes ("habitar", "circular", "trabajar", "recrearse"), ha im-
pregnado fuertemente todas las instancias de diag-
nstico, de proyecto y de actuacin sobre la ciudad, y
ha respaldado de un modo general, la manera de
delimitar los universos de abordaje. Aunque la discu-
sin de este punto dara lugar a otro trabajo, nos
parece pertinente aqu observar cmo esta idea cal
mucho ms hondo de lo que se percibe habitual-
mente, en la medida que supuso entre otras cosas,
que se consolidara progresivamente la idea de po-
der tratar y actuar sobre estos mbitos de manera
autnoma, como si de problemas de distinta ndole
se tratase. La organizacin misma del Estado respec-
to del quehacer sobre las reas urbanas reproduce
an en el presente vestigios de esta concepcin al
mantener reas administrativas estancas, con com-
petencias especficas sobre un mismo territorio, con
polticas y programas propios y muy frecuentemen-
te contradictorios entre ellos.
Hoy no slo la ciudad queda bajo competen-
cias yuxtapuestas y superpuestas entre s, sino que el
modo de definir los diagnsticos sobre los que se
apoyan las intervenciones reproducen las mismas
parcialidades. Las polticas habitacionales por ejem-
plo, en ningn caso reparan sobre su incidencia en la
trama urbana; los organismos encargados de la in-
fraestructura viaria reducen la formulacin de pro-
yectos a la modelizacin matemtica de las vas en
funcin de capacidades y velocidades estimadas de
proyecto sin considerar por ejemplo el impacto de
toda nueva infraestructura en la promocin de la
urbanizacin de sus mrgenes5. En Resistencia,como en muchas otras ciudades, el "habitar" se re-
suelve por vas completamente ajenas al "circular",
de la misma manera que las polticas de vivienda no
se cruzan con las polticas de transporte, de agua, la
poltica energtica, de espacios pblicos, etc.
Estas omisiones contrastan fuertemente con la
estrecha relacin que se verifica en los hechos. Como
se ha podido constatar en el punto 4, las vas tienen
en general dos tipos de impactos bsicos sobre los
procesos de produccin del suelo residencial: por un
lado, actan como promotoras de la "colonizacin"
del territorio y por el otro, como generadoras de "ur-
banidad". En el primer caso disparando la urbaniza-
cin de nuevas reas residenciales, en el segundo,
produciendo un efecto "urbanizador" sobre suelos
ya ocupados pero sub-urbanizados.
Sin embargo, estos efectos bsicos se soslayan
permanentemente: no se advierte que con la apertu-
ra y urbanizacin de determinadas vas (fundamen-
talmente las de gran capacidad), se estn definiendo
nuevos ejes de crecimiento para la ciudad y que con
sus diseos, se estn promoviendo implcitamente
determinados tipos de urbanizacin residencial y
problemas de articulacin entre ellos a futuro.
De la misma manera, pero en sentido inverso,
frente a proyectos y promociones de nuevos ba-
rrios residenciales no se estudia el impacto sobre
las vas preexistentes, los cambios previsibles en el
tipo y magnitud de las solicitaciones. No se repara
en la incidencia que cada nueva urbanizacin su-
pone en el funcionamiento de la estructura urbana.
Estas omisiones repercuten inexorablemente
en las condiciones habitacionales, mientras la llega-
5Dos ejemplos significativosal respecto son: el
megaproyecto de un nuevo
puente ferroautomotor sobre
el Ro Paran que vincular las
reas metropolitanas de
Resistencia y del Gran
Corrientes. Dicho proyecto en
fase de obtencin de
financiacin, no ha incluido
nada respecto de
prolongacin en el eje urbano
( Av. Soberana Nacional ) que
lo vincular a la Ruta Nacional
N11, cuando evidentemente
tendr un fuerte impacto
sobre toda el rea sur de la
ciudad de Resistencia. Y el
proyecto de autova para la
actual Ruta Nacional N 16 en
el tramo entre Resistencia y
Corrientes. En este proyecto la
solicitacin urbana queda
reducida a la inclusin de vas
colectoras a los costados de la
carretera pero nada se prev
sobre la futura necesidad de
articular la ciudad en sentido
transversal a este eje cuando,
sin embargo, desde las
actuaciones municipales se
est induciendo el crecimiento
urbano hacia el norte de la
ciudad, es decir hacia el otro
lado de la futura autova.
-
56Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
da diaria a la vivienda supone una serie de dificulta-
des, sea por la distancia, por las condiciones del reco-
rrido, por las escasas alternativas de comunicacin
con las reas de trabajo, de estudio, de abastecimien-
to, por ms calidad y buenas condiciones que tenga
la vivenda, la situacin habitacional ser deficitaria.
5.2. Los lmites del "asfalto" o la distancia entre el
concepto amplio de urbanizacin y el de
pavimentacin
Con demasiada frecuencia se olvida que la ur-
banizacin de las calles debe tender al uso univer-
sal de las distintas formas de desplazamiento y dar
prioridad a los medios de movilidad ms vulnera-
bles, as como propender a la socializacin de la
ciudad en tanto constituyen el espacio pblico por
excelencia (Alcal, L. 2006).
En general la pavimentacin de calles es vista
como "progreso", cualidad en parte cierta teniendo
en cuenta las enormes dificultades de comunica-
cin para muchos de los barrios residenciales. La
existencia de calzadas urbanizadas permite mejorar
la accesibilidad, as como ampliar los recorridos del
transporte pblico. En el caso de Resistencia, la
pavimentacin de calles supone adems la solu-
cin definitiva de los desages pluviales y la exten-
sin del sistema cloacal.
Pero basta analizar las secciones de estos ejes
para verificar sus limitaciones: este tipo de actuacio-
nes no incluye mejoras en las aceras, no resuelve
adecuadamente las reas de cruce, no propone una
mejor gestin de las calzadas.
No se repara, por ejemplo, en la importante di-
mensin social y pblica de las aceras (o veredas). En
el AMGR, salvo en las urbanizaciones residenciales
financiadas por el Estado que incluyen una acera
mnima, la urbanizacin de stas recae en los propie-
tarios de los lotes, con lo cual su ejecucin depende
de la disponibilidad de recursos de stos. De este
modo, no queda garantizada la continuidad de las
mismas en el permetro de las manzanas como tam-
poco, en los casos en que ste se completa, queda
garantizada la continuidad de su desarrollo: cada
propietario materializa su vereda a una cota y con
los materiales que l decide. A pesar de la existencia
de normas que lo regulan, su cumplimiento no es
controlado. La sumatoria de veredas individuales -
que actan en los hechos como prolongacin de las
distintas propiedades privadas- se transforma en una
sucesin de desniveles y obstculos fsicos, as como
en un muestrario de los niveles socioeconmicos de
los habitantes de cada vivienda.
Dada esta situacin de discontinuidad fsica
para personas con movilidad disminuida, ancianos,
madres con carros de bebs, etc., las calzadas termi-
nan cumpliendo el rol espacial de las aceras, con el
peligro que ello conlleva para el peatn y con las
limitaciones de las condiciones climticas cuando
se trata de calles de tierra (Alcal, 2006).
En el caso de las urbanizaciones por paquetes,
el modo de resolucin de las aceras y calzadas se
convierte en un elemento ms de diferenciacin
respecto del resto de la ciudad. An cuando los pri-
meros barrios financiados por el Estado en algunos
casos incluyeron el asfalto en su urbanizacin, su
-
57Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
alcance no excedi los lmites del propio barrio, cons-
tituyendo a nivel urbano slo un rasgo ms que
acentuaba la idea de islas de urbanizacin frente a
un entorno an no urbanizado. Actualmente, los
proyectos cada vez ms restringidos, incluyen ace-
ras mnimas de 1,20 m que si bien ofrecen una solu-
cin de continuidad peatonal no presentan ningu-
no de los rasgos de urbanidad de las reas centra-
les, donde la acera tipo es de 6 metros de ancho. Se
trata de "sendas", donde no existe otra posibilidad
que la de circular, perdindose tradiciones cultura-
les de permanencia y conversacin.
La desconexin urbana de este tipo de barrios,
sealadas en apartados anteriores, se vivencia con
ms fuerza a nivel peatonal. Las distancias a las que
se encuentran respecto de las reas de abasteci-
miento, de trabajo, de recreacin, hacen que la circu-
lacin peatonal sea la ms afectada y prcticamen-
te deje de existir. Dadas las distancias, los serios d-
ficits de transporte pblico y su costo, los habitan-
tes de estos barrios dependen de vehculos priva-
dos, motocicletas o bicicletas, para comunicarse con
el resto de la ciudad. Sin embargo, la ciudad y las
calles no estn preparadas para la circulacin segu-
ra de motocicletas y las bicicletas, justamente los
principales medios de movilidad de la poblacin
ms humilde y tambin la ms numerosa.
Aunque en los ltimos aos las bici-sendas se
han ido agregando a los programas de urbaniza-
cin de las avenidas (en los parterres centrales) no
existe un diseo y planificacin coherente al res-
pecto. Las bici-sendas tienen anchos insuficientes,
no tienen resueltos los sistemas de cruce, los dife-
rentes tramos no tienen continuidad entre s. A es-
tas caractersticas se suma el agravante de que, como
consecuencia de la discontinuidad de las aceras
antes descritas, las bici-sendas son utilizadas espon-
tneamente por los transentes que encuentran en
ellas una cinta uniforme, libre de barreras arquitec-
tnicas. Este uso peatonal desalienta definitivamente
el uso por parte de los ciclistas que continan as
utilizando las calzadas para su desplazamiento dia-
rio de la residencia al trabajo, aun en vas de intenso
trnsito y trfico pesado, como por ejemplo las vas
de acceso a la ciudad.
Algunas "pavimentaciones", incluso las de las
avenidas ms importantes, no incluyen justamente
la solucin adecuada de las intersecciones ms con-
flictivas con vas de trnsito rpido y pesado. Tal es
el caso por ejemplo de los encuentros de las princi-
pales avenidas con la Ruta N 11. La ausencia de
cruces peatonales y de giros regulados suponen un
fuerte obstculo para la accesibilidad y su improvi-
sacin en los hechos convierten cada interseccin
en un punto de peligro potencial diario.
De la misma manera, slo en el caso de las
avenidas la urbanizacin incluye el mejoramiento
del alumbrado pblico. La insuficiente iluminacin
del resto de las calles agrega inseguridad a la acce-
sibilidad a la residencia.
Fuera del rea central, las calles constituyen
espacios residuales sin vegetacin, sin mobiliarios
urbanos, sin elementos patrimoniales que ayuden
a crear identidad6. La presencia de desages acielo abierto sin el debido mantenimiento, los refu-
6Es ilustrativo el hecho deque Resistencia es
denominada "La ciudad de
las esculturas" por el
extraordinario patrimonio
de esculturas emplazadas en
sus calles y dems espacios
pblicos, sin embargo, este
patrimonio est
concentrado slo en sus
cuatro chacras centrales,
cuando la mancha urbana
alcanza una superficie 11
veces mayor.
-
58Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
gios de transporte pblico en mal estado cuando
existen, suman aspectos que dibujan un estado de
sub-urbanizacin que repercuten negativamente en
las condiciones habitacionales generales.
El espacio pblico resultante de este tipo de
urbanizaciones en lugar de contribuir a la cohesin,
agrega diferenciaciones nocivas entre las distintas
reas residenciales de la ciudad. El problema no slo
radica en que existan calles sub-urbanizadas, sin
mobiliario urbano y sin elementos patrimoniales,
sino que exista el contraste con calles que presen-
tan un nivel alto de urbanizacin y de cualificacin
patrimonial; calles servidas por numerosas lneas
de autobuses urbanos y otras desprovistas de ser-
vicio alguno.
La marginalidad en la que se encuentran de-
terminados barrios residenciales es correlativa con
la marginacin que viven sus habitantes en el
uso diario de la ciudad. Los residentes
involuntarios de los barrios ms alejados y ms
desprovistos de equipamientos, con menos alter-
nativas en cuanto a formas de movilidad, son tam-
bin los ms ignorados en el resto del espacio
pblico de la ciudad.
5.3. La reduccin de las reas verdes y de los espa-
cios pblicos
La urbanizacin de las calles slo es completa-
da con forestacin cuando se trata de avenidas, pero
sin que esta forestacin de los parterres centrales
forme parte realmente de un proyecto hidrotrmico
y del paisaje urbano.
La ausencia de rboles -que por el contrario
son comunes en las calles ms antiguas de la ciu-
dad- agrega a la desolacin de las nuevas reas
residenciales, la carencia de proteccin climtica y la
prdida de un recurso fundamental para el manejo
hdrico de estos territorios urbanos.
Estudios desarrollados en esta rea urbana de-
muestran cmo las nuevas urbanizaciones produ-
cen un notable incremento de la impermeabilizacin
del suelo, un dato altamente preocupante frente a
un contexto natural donde, como se describiera al
principio, existe una frgil relacin con la naturaleza,
la presencia del verde no slo es necesaria para miti-
gar los efectos del sol y de las altas temperaturas en
el uso del espacio pblico sino que favorece la ges-
tin del agua frente a las lluvias torrenciales (Parini, P.
y Clemente, M., 2004).
El volumen de la masa verde en relacin a la
masa edificada, no slo se ha reducido por la confi-
guracin que adoptan las nuevas calles, sino tam-
bin por las transformaciones que ha sufrido la
manzana. Al perderse la manzana de 100 x 100, las
dimensiones de los lotes han variado y tambin las
posibilidades de preservar los corazones libres de
manzana con superficies idneas para que realmen-
te puedan tener una incidencia hidrotrmica sobre
las viviendas que la rodean.
La trama primigenia de la ciudad perdi ade-
ms la "plaza" por chacra. Prdida que impacta tan-
to en trminos de superficie libre, bsicamente ver-
de, como en trminos simblicos de espacio pbli-
co y referencial. Las plazas del rea central ganaron
-
59Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
a lo largo del tiempo una serie de valores simbli-
cos, acogen habitualmente todo tipo de manifesta-
ciones cvicas y culturales. Con el proceso progresi-
vo de densificacin de la ciudad alrededor de estos
pulmones verdes se fueron emplazando institucio-
nes significativas educativas, religiosas, etc. y se han
ido superponiendo actividades comerciales, de ser-
vicios. Con su prdida en las dems chacras urbani-
zadas no slo desaparece aquel espacio libre prxi-
mo al conjunto de manzanas residenciales, que aco-
ge indistintamente a los distintos grupos etreos y
sociales y que sirve como rea de esparcimiento, de
juego, de deporte, de manifestacin ciudadana, sino
la posibilidad de recrear puntos de fuerte identidad
y simbolismo.
Aun cuando a toda nueva urbanizacin la nor-
ma vigente hasta mediados de 2006 exiga la reser-
va del 12% de la superficie a ser urbanizada para
futura rea verde o equipamiento, su alcance ha
sido sustantivamente inferior. Al quedar definidos
en funcin del proyecto especfico de cada barrio la
superficie y el emplazamiento de estos espacios,
prcticamente tienen una incidencia nula sobre la
ciudad, por no estar claros su rol y significacin ur-
banos. Estos remanentes de suelo no siempre al-
canzan ni una superficie ni una forma idnea para
recrear un espacio verde pblico con la misma po-
tencia, centralidad y simbolismo de las plazas del
rea central de la ciudad.
A ello se agrega el hecho de que la urbaniza-
cin de estos espacios nunca es contempornea a
la construccin de los barrios sino relegada a futu-
ro. Ante la escasez de suelo pblico, la ausencia de
una poltica y de una normativa clara al respecto,
estos espacios libres muchas veces son adminis-
trados electoralmente y su destino final queda
sujeto a las presiones e intereses circunstanciales,
no a una planificacin urbana. Muchos de estos
espacios, apropiados informalmente en el trans-
curso del tiempo, como canchas improvisadas de
ftbol y en otros casos como barrios informales,
son definitivamente convertidos en suelo residen-
cial, al regularizar la situacin dominial de quienes
lo ocuparon. Sin cuestionar en estos casos la nece-
sidad de solucionar el problema del acceso a la
vivienda de la poblacin, sealamos en cambio que
las vas de solucin seguidas resuelven slo par-
cialmente el problema al densificar chacras ente-
ras sin prever los necesarios equipamientos y es-
pacios verdes a futuro.
Por otra parte cuando en estos predios se edi-
fican equipamientos no siempre se tiene en cuenta
en sus diseos el importante papel que podran
cumplir como aglutinadores o referentes barriales.
5.4. La ciudad resultante y las consecuencias a nivel
habitacional
El crecimiento del AMGR puede ser caracteriza-
do como un crecimiento bsicamente residencial y
sin urbanizacin. Residencial porque el incremento
de la actividad industrial y productiva en el uso del
suelo urbano es prcticamente irrelevante en rela-
cin al incremento de la superficie destinada a la
actividad residencial. Sin urbanizacin, porque se tra-
ta de extensiones parcial y sectorizadamente provis-
tas de infraestructuras, equipamientos y servicios.
-
60Revista INVI N 59
Vol. 22/ Mayo
ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI
El resultado es un territorio disgregado y frag-
mentario donde las distintas reas residenciales
aparecen dbilmente cosidas entre s y mal articula-
das al resto de las actividades urbanas. Una ciudad
donde el "entre medio", el territorio "entre barrios",
no est resuelto, es un espacio ms bien residual, in-
acabado, deficitariamente urbanizado.
La "sub-urbanizacin" intersticial as como la
sub-utilizacin de los suelos vacantes intermedios
condiciona la integracin real y efectiva de gran
parte de los barrios residenciales a la ciudad, acen-
tuando los dficits especficos que ya de por s pre-
sentan algunos de ellos.
La vivienda y el barrio como objetos de dise-
o, siempre implicaron explcita o implcitamente
modelos de ciudad. Llegados a este punto quisira-
mos hacer referencia no tanto el desacierto de al-
gunos de ellos sino al hecho de que esos modelos
quedan reducidos a los lmites barriales. Ni siquiera
estos lmites o escalas barriales estn definidos
como antiguamente, intentando dar respuesta a una
unidad colectiva considerada "idealmente" como la
mejor, sino que sus dimensiones son definidas en
funcin de la disponibilidad presupuestaria y en
funcin de los remanentes de suelo. En consecuen-
cia, el espacio intermedio entre barrios no responde
a ningn modelo, simplemente es el resto, lo que
queda entre piezas acabadas en s mismas o entre
piezas sub-urbanizadas pero resueltas de manera
igualmente autnoma y autista.
El problema mayor radica en que, sea cual sea
la calidad o los estndares urbansticos de las reas
residenciales, la idea de pertenencia e integracin a
la ciudad no estar nunca dentro de los lmites de un
barrio sino en cmo es el espacio que separa y liga a
aquel barrio de la ciudad hegemnica, en cmo son
aquellas condiciones de uso y de acceso al resto de
las funciones, equipamientos y servicios que ofrece
la vida urbana.
El hbitat en sentido integral es el espacio con-
tinuo en el que nos movemos y vivimos diariamen-
te; desde el punto de vista habitacional, la ciudad
interesa tanto en la medida que las actividades dia-
rias de las personas se realizan -por lo menos en
nuestro medio- la mayor parte del tiempo fuera de
la vivienda, en los otros espacios libres y edificados
de la ciudad. La situacin habitacional por tanto no
se circunscribe al espacio y al tiempo en la vivienda
sino al espacio y al tiempo de interrelacin con el
resto de la ciudad.
En ciudades como la descrita, la disponibilidad
de una vivienda de buena calidad, de superficie y
nmero de cuartos apropiado al nmero de inte-
grantes del hogar, no garantiza en modo alguno
una situacin habitacional no deficitaria en la me-
dida que esta condicin depende tambin del gra-
do de integracin a la ciudad formal, de la accesibi-
lidad al conjunto de equipamientos urbanos, a los
espacios verdes, a la calidad tanto del espacio p-
blico que la rodea, como de aquel que la separa y
vincula a los dems sectores urbanos.
Las discontinuidades en la trama urbana re-
gistradas como resultado de la yuxtaposicin de
los tipos de urbanizacin residencial descritos sin la
-
61Revista INV