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24 DIVULGACIÓN Juan Espinosa Club Internacional de Criadores El genoma de la paloma C harles Darwin (1809-1882), en su obra ‘El origen de las especies’ publicado en 1859 ya citaba, “Con ser grandes como lo son las diferencias entre las razas de palomas, estoy plenamente convencido de que la opinión común de los naturalistas es justa, o sea que todas descienden de la paloma silvestre (Columba livia), incluyendo en esta denominación diversas razas geográficas o subespecies que difieren entre sí en puntos muy insigni- ficantes. Por todas estas razones, tomadas juntas, podemos con seguridad llegar a la conclusión de que todas nuestras razas domésticas descienden de la paloma silvestre o Co- lumba livia” En el siglo XIX ya era generalizado el sentimiento en los naturalistas sobre la descendencia de nuestras palomas, sin embargo no existía una teoría que estuviera respaldada por estudios científicos, hemos tenido que entrar en la “Era del Genoma”, para que nadie pueda dudar de que la madre de todas nuestras palomas, es esa tan insignificante palo- ma silvestre (Columba Livia). Probablemente desde que el hombre habitara las cuevas, ya tuviera su primer contacto con ellas compartiendo hábitat y refugio. La RAE define el genoma como “Conjunto de los genes de un individuo o de una especie, contenido en un juego ha- La paloma es una de las aves más comunes de la Tierra. Hay 350 razas diferentes por su tamaño, color, forma, pico... Tres colores. De izquierda a derecha: Feomelanina roja, Melanina negra y Melanina marrón.

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24 DIVULGACIÓN Juan Espinosa Club Internacional de Criadores

El genoma de la paloma

Charles Darwin (1809-1882), en su obra ‘El origen de las especies’ publicado en 1859 ya citaba, “Con ser grandes como lo son las diferencias entre las razas de palomas, estoy plenamente convencido de que la opinión común de los naturalistas es justa, o sea que

todas descienden de la paloma silvestre (Columba livia), incluyendo en esta denominación diversas razas geográficas o subespecies que difieren entre sí en puntos muy insigni-ficantes. Por todas estas razones, tomadas juntas, podemos con seguridad llegar a la conclusión de que todas nuestras razas domésticas descienden de la paloma silvestre o Co-lumba livia” En el siglo XIX ya era generalizado el sentimiento en los naturalistas sobre la descendencia de nuestras palomas, sin embargo no existía una teoría que estuviera respaldada por estudios científicos, hemos tenido que entrar en la “Era

del Genoma”, para que nadie pueda dudar de que la madre de todas nuestras palomas, es esa tan insignificante palo-ma silvestre (Columba Livia). Probablemente desde que el hombre habitara las cuevas, ya tuviera su primer contacto con ellas compartiendo hábitat y refugio.La RAE define el genoma como “Conjunto de los genes de un individuo o de una especie, contenido en un juego ha-

La paloma es una de las aves más comunes de la Tierra. Hay

350 razas diferentes por su tamaño, color, forma, pico...

Tres colores. De izquierda a derecha: Feomelanina roja, Melanina negra y Melanina marrón.

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ploide(1) de cromosomas”. Recientemente un equipo de in-vestigadores internacionales ha realizado un estudio sobre el mapa genético de la paloma, un avance de este trabajo ha sido publicado en un artículo en la revista SCIENCE por Michael D. Shapiro, uno de los principales autores, profesor asistente de biología en la Universidad de Utah (EEUU). Los investigadores han secuenciado el código genético de la paloma, por encontrarse entre las aves más comunes y variadas de la Tierra. Hay unas 350 razas diferentes por su tamaño, color, forma, pico y trabajo. En dicho genoma han reunido 1.100 millones de pares de bases de ADN, aunque los investigadores creen que aún quedan por completar hasta un total de 1.300. Estos datos fueron obtenidos del análisis de las secuencias genéticas completas o parciales de 69 aves con cresta de 22 razas, y de 95 aves sin cresta de 57 razas. En dicho artículo extractan varias conclusiones. Sobre el origen de las distintas razas han determinado que la mayoría de los troncos se originaron en el Oriente Medio. La paloma Búho originaria de esta zona la han podido re-lacionar con otras razas de Egipto, Siria y el Líbano. Igual-mente existe una correlación genética entre razas de India e Irak. Esto confi rma el trasiego de las razas en estas rutas comerciales. La gente no solo vendía y compraba bienes, sino que también intercambiaba sus palomas, (Michael D. Shapiro). Además, la investigación también refuerza la idea de que las palomas que viven en libertad descienden de palomas domesticas que escaparon al control del hombre.

Una conclusión cuanto menos curiosa que detalla dicho artículo es referente al gen llamado EphB2 responsable de que las plumas de la cabeza y el cuello crezcan hacia arriba en lugar de hacia abajo, creando crestas, es decir algo similar a las llamadas palomas Capuchinas. Si este gen en la paloma le da ese aspecto cuanto menos pintoresco, en el ser huma-no por desgracia existe, siendo implicado como un factor que contribuye a la enfermedad de Alzheimer, así como al cáncer de próstata y posiblemente otros tipos de cáncer.Pero lo que más nos interesa como colombicultores es la conclusión determinante de lo que ya se conocía en cuanto al color de nuestras palomas, pues no es lo mismo intuir, conocer por experiencia, o simplemente porque se ha leído en algún sitio, que disponer de un estudio científi co difícil ya de rebatir. Al mismo me remito y a los datos aportados, intentaré resumir su contenido y hacerlo algo más compre-sible eliminando tecnicismos. Aquellos que estén interesa-dos en disponer del artículo integro pueden acceder a él en la URL siguiente:

http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0960982214000219

GENES FUNDAMENTALES RESPONSABLES DEL COLOR

El denominado TYRP1 de él emanan los tres colores fun-

LUPA ELECTRÓNICA

MACRO

Tres colores. De izquierda a derecha: Melanina marrón, Melanina negra y Feomelanina roja

Tres colores. De izquierda a derecha: Melanina marrón, Melanina negra y Feomelanina roja

Fotogramas obtenidos con lupa electrónica binocular Leica Mz6 y cámara Canon S80.

Fotogramas obtenidos con la macro de la cámara Nikon D3200.

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damentales, ya que hay un cuarto color impropio en nuestro Buchón Jiennense, como es el rojo recesivo.TYRP1 sin mutar ha sido catalogado para la generación de las eumelaninas que da lugar a la gama de negros, azules, grises, etc., color ancestral de nuestras palomas. (B+)TYRP1 mutado, genera la feomelanina que se transforma en el color Rojo Ceniza, es decir el Rojo Dominante. (BA)TYRP1 mutado, genera eumelanina para el color marrón. (b)Sox10 gen asociado a la feomelanina que da lugar al rojo recesivo. (e)Slc45a2 gen que en conjunción con el resto causa decolora-ción, es decir determina que el color sea intenso o blanque-cino. El que conocemos como el gen lavado del pelo rata

por ejemplo (StF). Este gen igualmente existe en los huma-nos pero como coautor de el albinismo o el melanoma de la piel.

* Este color es “raro” en las buchonas andaluzas e impro-pio en el B. Jiennense.Esperemos que con el tiempo vea la luz el resto del trabajo de estos científicos, para poder confirmar lo que hasta aho-ra sabíamos o adquirir nuevos conocimientos. Por ejemplo el artículo no cita si han determinado el gen responsable del modificador gabino G+ o el del extendido S (negros, chocolate y rojos extendidos) Debo de puntualizar que el estudio en sí, no ha sido por valor intrínseco de nuestras palomas, si no por la importancia comparativa y estadística

de la evolución de las mis-mas dada la diversidad de razas existentes, es el ave más idónea para el estudio de su mapa genético para comprender la evolución del resto de seres vivos. Alguien se preguntará ¿a donde va a parar todo esto? Si imaginamos que en un futuro podríamos solicitar “la paloma a la carta”, nuestra afición perdería su encanto, ya obtener un gran ejemplar no tendría mérito. Científi-camente ya se oyen voces para una finalidad más práctica como sería la recu-peración de especies extin-tas. Por poner un ejemplo podríamos contemplar la recuperación de la paloma migratoria, paloma de la Carolina o paloma pasajera (Ectopistes migratorius), Columbiforme clasificada en el grupo de las tórtolas y palomas comunes. Su

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tamaño algo mayor que una tórtola turca, de hecho su cola era algo más larga , plumaje azul oscuro en la cabeza y dor-so, el pecho rojizo y el vientre blanco. Los ojos tenían una pequeña aureola rojiza, remeras de color oscuro. La hembra algo más clara con el pecho cobrizo. Patas rojizas y desplu-madas. Su hábitat lo constituía zonas más o menos boscosas donde se alimentaban de bayas, bellotas, frutos y pequeños invertebrados. Invernaba en los alrededores del Gofo de México, para reproducirse en el Noroeste de EEUU.Los desplazamien-tos migratorios los realizaban en grandes banda-das de cientos de miles de ejempla-res que llegaban a medir 1,6 Kms de ancho, tardan-do varios días en pasar algunas regiones, a veces nublando el cielo. La deforestación, la caza masiva para la alimentación de los más desfavo-recidos, -en 1805 en Nueva York un par de palo-mas costaba sólo dos centavos-, la utilización para piensos de cerdos, la animadversión de los agricultores que veían como en muy poco tiempo arrasaban una cosecha, hizo que fuera perseguida hasta su extinción total. La última paloma migratoria salvaje

fue tiroteada por un niño en Ohio, en 1900. Desde enton-ces no se ha podido avistar ningún ejemplar en libertad. Martha, el último ejemplar en cautividad, murió a la edad de 29 años en septiembre de 1914 en su jaula del zoo de Cincinnati. Fue congelada y enviada inmediatamente a la Smithsonian Institution, Centro de Investigación y Museo, donde se sigue exhibiendo hoy en día su cadáver disecado.Hoy con las técnicas de clonación y conociendo el geno-ma de la paloma, partiendo de la premisa de que en Marta disecada exista material genético aprovechable, tal vez haría posible recuperar aquello que la barbarie humana destruyó. En cualquier caso nuestro interés debe de estar más en co-nocer el comportamiento genético de nuestras palomas, que en la obtención de las mismas por clonación.

Jaén 20 Diciembre 2015.- Juan Espinosa Martínez

Si imaginamos que en un futuro podríamos solicitar ‘la paloma a la carta’, nuestra afi ción perdería

su encanto