diálogo no. 4: ciencias sociales: nuevos tiempos, nuevos desafíos

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diálogo No.4 Cuarta Época Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Guatemala, 28 de septiembre de 2014 FLACSO y los desafíos de los nuevos tiempos”, Ricardo Lagos – “Las ciencias sociales en Centroamerica: su creatividad y su desorden”, Edelberto Torres-Rivas – Las Ciencias Sociales en Centroamérica: su creatividad y su desorden – Discurso pronunciado por Carlos Figueroa Ibarra con motivo de recibir la distinción “Profesor Investigador Emérito René Poitevin” por parte de la Sede Guatemala de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Foto: Hugo de León Pérez CIENCIAS SOCIALES: nuevos tiempos, nuevos desafíos

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Publicación bimensual de FLACSO-Guatemala.

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Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Guatemala, 28 de septiembre de 2014

“FLACSO y los desafíos de los nuevos tiempos”, Ricardo Lagos – “Las ciencias sociales en Centroamerica: su creatividad y su desorden”, Edelberto Torres-Rivas – Las Ciencias Sociales en Centroamérica: su creatividad y su desorden – Discurso pronunciado por Carlos Figueroa Ibarra con motivo de recibir la distinción “Profesor Investigador Emérito René Poitevin” por parte de la Sede Guatemala de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).

Foto: Hugo de León Pérez

CienCias soCiales: nuevos tiempos, nuevos desafíos

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Hacia 1957, en los orígenes de la flacso, las ciencias sociales identifi-

caban el desarrollo y la modernización como los dos grandes desafíos que enfrentaban los países de la región, y ambos temas constituyeron las orien-taciones básicas que inspiraron tanto la docencia como el pensamiento ana-lítico en el seno de esta nueva institu-ción. Poco después se inicia una épo-ca de quebrantamientos democráticos y predominio de dictaduras, con unas pocas excepciones, y de implementacio-nes débiles de políticas de sustitución de importaciones en cuanto a esfuer-zos por superar los déficits propios de unas economías agrarias, periféricas y exportadoras de productos básicos. En lo social, las estructuras oligárquicas de origen colonial continuaban proyec-tando una larga sombra, en un contexto de procesos crecientemente acelerados de urbanización y migraciones urbano-rurales, de ampliación de capas medias

como resultado de modernizaciones estatales, de emergencia de empresa-riados modernos y proletariados indus-triales, y de aparición de sectores mar-ginales caracterizados por una inserción en mercados de trabajo informales y la residencia en asentamientos urbanos deficitarios en infraestructura física (pa-vimentación, electricidad, energía, ser-vicios sanitarios, agua potable, etc.). Desde Chile, flacso no sólo supo asi-milar los desarrollos científico-sociales estadounidenses y europeos, sino tam-bién adecuarlos a las muy distintas rea-lidades latinoamericanas y plantearse de manera crítica y revisionista frente a ellos, generando un corpus de conoci-mientos que integran hasta hoy el patri-monio intelectual latinoamericano.

Los años 60 y 70 del siglo pasado fueron testigos de efervescencias polí-ticas de cuño moderno, de agotamien-tos de procesos de crecimiento y una ola de quebrantamientos institucionales. Así, pasaron a ocupar un lugar prioritario en la agenda de desafíos para los países de la región tanto la de-mocracia, la transición a ella y su consoli-dación, como la modernización de las políticas públicas, parti-cularmente las económicas y las sociales. La flacso, leal a su vocación la-tinoamericana, se constituyó en un actor impor-

tante en la configuración de esa agen-da, desde Chile y sus nuevas sedes en Ecuador, México y Costa Rica, conser-vando esa orientación crítica y revisio-nista que hasta hoy la caracteriza.

La implementación de esa agenda ha sido exitosa. Hoy, la región contempla 18 democracias electorales. Se han ela-borado respuestas razonablemente exi-tosas a los desafíos de infraestructura física y social, políticas sociales bien fo-calizadas que han disminuido los niveles de pobreza, las condiciones materiales de vida han mejorado significativamen-te, la cobertura de los servicios de salud y educación tiende a la universalidad, sin desconocer que todavía subsisten bolsones de pobreza y pre modernidad que siguen reclamando ser superados. A la vez, la interacción entre políticas económicas modernas y los procesos de globalización nos presentan hoy un panorama muy distinto del de 25 años atrás, reforzado por el buen desempeño

reciente de las economías, que co-existe con claros-

FLACSO y los desafíos de los nuevos tiemposRIcaRDo laGos

Ex PREsIDEntE DE chIlE

En el artículo que Ricardo Lagos envió, con motivo de la asam-blea general de la Facultad Latinoamericana de Ciencias

Sociales de mayo recién pasado, acá en Guatemala, señala que hacer ciencias sociales en países como el nuestro ha sido un verdadero reto dado el contex-to social, político, económico y cultural existente. Por ello, señala, la capacidad para generar un pensamiento de avan-zada y mostrar sus formas posibles de aplicación a través de políticas públicas, es el gran desafío que enfrenta FLAC-SO. En esa dirección, Edelberto Torres-Rivas, ex secretario general FLACSO, comparte un breve ensayo sobre la si-tuación actual de las ciencias sociales

en la región centroamericana. En su trabajo rechaza y argumenta por qué no debe aceptarse la queja generalizada de que dichas disciplinas “están huérfa-nas de modelos teóricos”, condición que según algunos, “permite hablar del des-orden que define la actual existencia de la producción en la sociología, la cien-cia política, y las disciplinas particulares asociadas a ellas.”

En este número presentamos tam-bién, una versión resumida del discurso que con motivo de habérsele otorgado la distinción de “Profesor emérito René Poitevin”, pronunciara Carlos Figueroa Ibarra, en la que describe sucintamente, la crisis política por la que recientemente

atravesó esta Facultad, con motivo del fallido proceso de elección del nuevo director de FLACSO-Guatemala, y que diera como resultado un postergación de dicho acto y, a la vez, el nombramien-to de mi persona como director encarga-do de la Sede de FLACSO-Guatemala, por parte de nuestro Secretario General Adrián Bonilla,.

Los invitamos, pues, a compartir este nuevo número de nuestro suplemento diálogo, con el cual le damos continuidad a un proyecto de difusión de las ciencias sociales que en este 2014 cumple 18 años de existencia ininterrumpida.

Virgilio Reyes

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curos derivados de experimentos funda-mentalistas neoliberales.

El desenlace de estos procesos es que las sociedades latinoamericanas enfrentan hoy desafíos nuevos, que si bien en muchos casos se superponen a rezagos importantes que aún plantea el pasado, comienzan a cobrar preminen-cia en la determinación de los destinos de los países. El reto para las ciencias sociales contemporáneas reside enton-ces hoy en proporcionar conocimientos válidos sobre los cambios que han expe-rimentado nuestras sociedades, y desde una perspectiva crítica identificar los de-safíos que esos cambios implican, pro-curando explorar la naturaleza exigida a las posibles respuestas a esos desafíos en términos de políticas públicas.

Es probable que el cambio más impor-tante experimentado en las realidades latinoamericanas resida en una modifi-cación de las estructuras sociales, a tra-vés de fenómenos que frecuentemente se designan usando la noción de emer-gencia de nuevas clases medias. Ade-más de su impacto en la matriz social, estos fenómenos poseen un carácter generacional: los integrantes de estas nuevas capas o clases medias pertene-cen a cohortes de edad relativamente jóvenes que han experimentado en su etapa formativa los procesos de cambio económico, de condiciones materiales de vida y educacionales acaecidos en-tre las últimas cuatro a cinco décadas. En términos ocupacionales, se trata de una clase heterogénea: comprende tan-to personas con educación superior que trabaja en niveles altos del sector ser-vicios, privado y público, como las que trabajan en niveles intermedios (pro-fesores, profesionales administrativos, personal paramédico, etc.); asalariados que mayoritariamente cuentan sólo con educación media (secretarias, cajeros, empleados administrativos, vendedores de tiendas, etc.) y se desempeñan en

mas Piketty, después de los 20 mil dó-lares por habitante no es el ingreso per cápita el que determina la mejoría de los indicadores sociales, sino la distribución de dicho ingreso. Y aquí entonces es donde está el talón de Aquiles de nues-tra América Latina. ¿Cómo mejoramos la distribución de ingreso ahora que nos acercamos a cifras donde es este ele-mento el determinante para mejorar los indicadores sociales? Siendo la nuestra, una región tan desigual del punto de vis-ta de la distribución de ingreso, es este hoy el tema central de las preocupacio-nes económicas y sociales. Hacia allí hay que dirigir las miradas para lograr crecimiento que mejore la distribución y políticas fiscales que apunten a esa di-rección.

Y finalmente, la necesidad de tener nuevas políticas en el ámbito social por-que, como ya se señaló, son los secto-res medios emergentes los nuevos de-mandantes en este ámbito. La agenda de disminución de pobreza sigue siendo válida, pero a esta agenda las nuevas cohortes de sectores medios emergen-tes que se incorporan, exigen un análisis y una agenda distinta.

Todo lo anterior implica entonces que hemos sido capaces de correr la fronte-ra de lo que es posible lograr en nues-tra América Latina. En efecto, tenemos mejores instrumentos de investigación en las ciencias sociales, incluyendo por cierto la economía, y existe un mejor ma-nejo de nuestras políticas públicas, para hacerse cargo del cambio en la agenda que obliga a un cambio también en los análisis y desvelos de nuestros científi-cos sociales.

Surgen entonces en esta nueva etapa nuevos rasgos culturales que explican también la escasa o nula afinidad entre esta clase media emergente y las orga-

nizaciones corporativas clási-

las llamadas rutinas no manuales; el es-trato de independien-tes o trabajadores por cuenta propia no pro-fesionales ni técnicos,

cuyas competencias descansan más en la

experiencia que en la educación formal, que

van desde mecánicos de automóviles a vendedores

de quiosco; y en cuarto lugar, los pequeños empresarios.En suma, pienso que en el mo-

mento actual América Latina, se en-cuentra al final de un gran ciclo político,

económico y social. De un ciclo político porque tenemos democracias firme-mente consolidadas, pero ahora lo que está en la agenda es que ya no basta la elección periódica de nuestros gobier-nos y sus representantes. Hoy hay una ciudadanía que exige participar de una manera activa, que tiene mayores cono-cimientos a través de las nuevas redes de comunicación (Internet, facebook y otros) y se siente por ello más empode-rada para expresarse. Esto significa un gran desafío para las nuevas institucio-nes políticas que deberán surgir, lo cual permitirá recuperar la legitimidad mu-chas veces perdida, de nuestras institu-ciones políticas. Es lo que por desgracia ha sucedido con nuestros parlamentos, nuestros partidos políticos y, porque no decirlo, a veces hasta la legitimidad pro-pia de quienes están gobernando. Ha-brá entonces que esperar el surgimien-to, no sólo en América Latina, sino en el mundo, de las instituciones políticas que emerjan producto de esta nueva reali-dad tecnológica. Es aquí donde reside el desafío fundamental y en donde las ciencias sociales tienen tanto que seguir aportando.

Pero también es el fin de un gran ciclo económico, aquel en donde se ponía el énfasis y la necesidad de aumentar el ingreso per cápita porque a través de este indicador lográbamos también me-joras sustantivas, como se ha dicho, con políticas bien focalizadas para lograr un mejoramiento de los indicadores econó-micos sociales. Las cifras de cobertura educacional o las que dicen relación con el aumento de la esperanza de vida o la disminución de la mortalidad infantil, por señalar algunos pocos indicadores, han ido en la dirección correcta. Lo que ocurre, es que, como se ha demostrado por muchos, esta relación entre mejores indicadores sociales y crecimiento del ingreso per cápita, tiende a atenuarse a medida que se alcanzan mayores nive-les de crecimiento económico. Según algunos autores, como por ejemplo Tho-

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cas. Frente al sindicato como vehículo de reivindicación, la preferencia por el movimiento social es clara, y lo mismo acontece en el ámbito político, donde el partido también se ve desplazado por el movimiento o la independencia política.

Lo anterior no implica que estas ca-pas medias emergentes estén despro-vistas de conciencia respecto del con-junto de riesgos que asumen, o que se les ha transferido. Pero frente a ellos la demanda no es por una protección es-tatal de naturaleza corporativa, que es la tradicionalmente reivindicada por los sindicatos, sino por una cobertura uni-versal de riesgos fundamentada en una titularidad de derechos sociales, econó-micos y culturales igualmente universal, inherente a la condición de ciudadana y ciudadano, que tienen como contrapar-tida las correspondientes obligaciones del Estado. Un ejemplo claro de ello son las reivindicaciones básicas que carac-terizan al movimiento estudiantil chileno contemporáneo, que se pueden sinteti-

La queja resulta inaceptable. Se escucha frecuentemente que las ciencias sociales están huérfa-nas de modelos teóricos, como

en el reciente pasado, y por eso hay una orientación que permite hablar del des-orden que define la actual existencia de la producción en la sociología, la cien-cia política, y las disciplinas particulares asociadas a ellas. No siempre se esta-blece cuáles son los graves problemas que darían cuenta de la crisis en que desde hace un buen tiempo se encuen-tran las ciencias sociales.

¿Crisis? Es muy difícil proponer un diagnóstico aceptable de los síntomas que han venido afectando la creación in-telectual, del malestar que las afecta; se

tiene la sospecha que ha sido frecuente y a veces hasta de buen gusto, pres-cribir enfermedades o malestares en la existencia de las ciencias humanas.

Las ciencias sociales siempre tienen problemas porque su referente natural es la sociedad en crisis. Las ciencias sociales son muchas y variados los lu-gares de concentración de la creación del conocimiento. No estamos pensan-do en Alemania, Inglaterra o Estados Unidos. Pensamos en América Latina y más propiamente en Centroamérica, en lo que va de este siglo, donde, según se dice, la crisis es más bien la existencia de bajos niveles de enseñanza, pocas buenas investigaciones y publicaciones especializadas; esta es una queja relati-va, pues varía de uno a otro país, y tam-bién en el tiempo.

Tal vez la crítica más decisiva es sobre la casi inexistencia de estudios de cien-cias sociales con una visión centroame-ricana; en este siglo ya no hay revistas o publicaciones regionales, cosa que no ocurrió en el pasado inmediato. Pero es útil recordar con sentido crítico que las ciencias sociales en Centroamerica (1960-1985) nacieron con una óptica re-gional, característica que se ha venido perdiendo, con la excepción de Costa Rica, y que es prudente recuperar para mejorar la calidad de antaño.

La crisis en la creación de conoci-miento social, hoy día, se debería a la debilidad de los paradigmas existentes,

en tanto no estimulan la crítica, el descu-brimiento, sino la comprobación, la ver-dad sabida. Ya lo dijimos, unos modelos que se desacreditan y se olvidan y otros que surgen con dificultad. La relación de las investigaciones utilizando modelos o teorías de alcance medio ha dado como resultado, propiamente, una gran dis-persión temática; eso que se ha llamado “desorden” teórico porque se debilitaron las matrices ortodoxas.

La “lealtad” a Marx sobre todas las co-sas, se proclamaba en la región tratan-do de explicar el conflicto armado como un claro ejemplo de la lucha de clases. Hubo una ortodoxia cuyas virtudes te-leológicas no están comprobadas. Pero hay algo cierto, la aplicación de la teoría marxista estimulaba, ordenaba, justifica-ba numerosos esfuerzos en direcciones precisas. La sedicente teoría de la de-pendencia, por ejemplo, atrajo el interés de economistas y sociólogos, y otras disciplinas, en un período determinado, en las décadas de los años ochenta y noventa.

Se puede afirmar que fueron útiles los resultados de las condiciones de com-petencia teórica, porque el monismo doctrinario ha sido sustituido por el jue-go de matrices eclécticas, que se abren a la libre escogencia, donde todo cabe como posibilidad explicativa. Es difícil hacer la síntesis de lo que ocurrió en los centros académicos públicos y en las instituciones privadas en el comienzo

LAS CIENCIAS SOCIALES en CENTROAMÉRICA: su creatividad y su desorden

EdElbErto torrEs-rivas

zar en la fórmula Educación Gratuita, Universal, de Calidad.

Por lo tanto, insisto, el desafío que enfrentan los países de la región reside en transitar desde contextos en que la superación de niveles de pobreza y con-diciones materiales de vida exigía prác-ticas de políticas sociales focalizadas, a un contexto de estructuración social emergente, que en la medida en que comienza a predominar presenta nue-vos actores que demandan prestacio-nes universales que son la concreción de derechos propios de la ciudadanía social. Ciertamente, ello no libera al Es-tado de atender tareas aún inconclusas en términos de pobreza y modernizacio-nes postergadas, pero igualmente no lo exime de desarrollar las capacidades, identificar los recursos, y comenzar a diseñar políticas adecuadas a nuevas realidades sociales.

Los fenómenos esbozados aquí cons-tituyen a mi juicio uno de los retos cen-trales del tiempo presente para la flacso

en su conjunto, en términos de generar conocimiento y mostrar sus formas posi-bles de aplicación a través de políticas públicas, tal como lo hizo en el pasado respecto de temas tan cruciales como la marginalidad urbana o los presupues-tos de un desarrollo democrático, para mencionar sólo algunos, orientándose siempre por la inspiración de ese espí-ritu crítico y propositivo que ha llegado a ser parte de su naturaleza. Y la flacso, como institución enraizada en la diver-sidad de países en los cuales está em-plazada, debe ser capaz de generar un pensamiento conductor, a partir de esta diversidad de situaciones nacionales, que sirva de identidad del nuevo pensa-miento latinoamericano. Así se enfrentará mejor el nuevo gran ciclo que comienza.

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del nuevo siglo. Desde el pun-to de vista epistemológico hubo un movimiento hacia lo micro-sociológico, en muchos ca-sos utilizando teorías limitadas en su intención comprensiva, próximas a las calificadas por el viejo Merton como “teorías de alcance medio”. Hubo una épo-ca en que también fueron utili-zadas las ideas paradigmáticas de Parsons y compañeros de la Escuela de Chicago, agrupados en el funcional estructuralismo; la antropología más moderna, en estas latitudes, se basó en estas teorías de origen estadou-nidense.

Para no ser mal comprendido, diga-mos que nadie ha prohibido la utilización del marxismo como el gran modelo ex-plicativo del siglo XX, ¿por qué se le deja si fue en referencia a su riqueza analíti-ca que las ciencias sociales en América Latina crecieron y se diversificaron? El marxismo tiene una múltiple significa-ción y, por lo menos, dos planos que tienden a superponerse y confundirse. Uno, es lo que llamaremos la dimensión política, donde aparece la razón del so-cialismo utópico al socialismo científico, la alternativa de sociedad no capitalista, y las estrategias marxistas de la lucha por el poder, que se hicieron populares en los mismos sitios donde se enseñaba sociología.

La otra expresión de señalada impor-tancia es la versión filosófica de Marx, el de la teoría que resume la Ideología alemana y su propuesta universal en la Introducción a la Crítica de la Economía política, el ser social determina la con-ciencia social; la ciencias sociales mar-xistas parecen volver en versión apolí-tica, abriéndose paso entre el fárrago de su pasado y la dispersa producción social contemporánea. Esta no es una predicción sino la referencia a algunos síntomas visibles.

En las ciencias so-ciales recientes ha habido un interés por renovarse y apro-ximarse a nuevos paradigmas cientí-ficos; algo ha suce-dido con discutible éxito en las cien-cias económicas. Al contrario de lo que ocurría en los años anteriores, cuando se utilizó el término de la economía polí-tica y las teorías del desarrollo, importan-tes pensadores eu-

ropeos propusieron la separación entre la economía y la política; fue este un concepto de derecha, exitoso en los me-dios empresariales que los economistas neoliberales impusieron desde 1980. El neoliberalismo entró también en las uni-versidades y no solo fue una inspiración como modelo de crecimiento económico sino que se mantiene como un estilo de pensamiento.

Al incluir la metodología de las mate-máticas en la disciplina económica se intentaba reducir o evitar toda influen-cia externa –léase proveniente de las ciencias sociales– en los estudios eco-nómicos. La separación de la política significó dejar lo social fuera y trabajar con modelos matemáticos puros. En Centroamérica, sometida a una fuerte crisis económica en los años ochenta (la crisis de la deuda), las recetas liberales –en realidad conservadoras–, sirvieron para aplicar los ajustes estructurales a la sociedad y convertir la crisis en estan-camiento. La ciencia económica todavía mantiene en su interior una fuerte polé-mica, pero con una franca retirada de las sugerencias de la libertad de mercado y del Estado subsidiario.

Y aquí otro cambio a señalar. A fines de siglo XX,

diversas influencias intelec-tuales fueron llegando de las academias del exterior, que se observaron primero como un extraño debilitamiento de la sociología y paralelamente, la emergencia de la política como ciencia; se dice debili-tamiento para expresar varios hechos observables, tales como la disminución relativa de los estudios sociológicos en el pensum general de la disciplina como un todo. Fue decayendo también el núme-ro de estudiantes y gradua-dos y pari pasu, de investiga-ciones, publicaciones y otros

materiales tradicionalmente calificados como estudios sociales.

No fue una pérdida de popularidad sino de adherentes y entendemos que es la ganancia de un nuevo sentido cul-tural. De la sociedad pasaron a ser im-portantes el Estado y no el gobierno, la democracia (elecciones, partidos, ideo-logías y competencia política, etc.), la ciudadanía y no el sujeto, los conflictos y no la lucha de clases. La ciencia políti-ca llenó espacios vacíos y desbordó los que estaban llenos. Fue como una revo-lución en el aula, porque curiosamente, los estudios sobre el Estado ocuparon la atención de las fuerzas y los temas de izquierda, que abundaron por todas partes. En Centroamérica no importó mucho saber distinguir los límites y pre-cisar jurisdicciones académicas entre una y otra disciplina. En Costa Rica, por ejemplo, se creó una licenciatura y una maestría en ciencias políticas y se man-tuvo la otra en ciencias sociales. Se em-pezó “haciendo” sociología y se terminó con conclusiones de ciencia política.

Coincidió, casualmente, la democra-tización postconflicto (1982-1986) que

empezó en tres países de la región (Guatemala, El Salvador y Nicara-gua), con los temas de la politología, modo que las in-ves t igac iones sobre el Estado democrático, los partidos políti-cos, los siste-mas electorales y otros aspectos emparen tados con lo anterior cobraron inte-rés y populari-dad. Se trata de fenómenos de la realidad co-tidiana; la esta-

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dolatría explica los numerosos estudios sobre autoritarismo, dictaduras y demo-cracia.

Sin embargo, de todo esto no puede derivarse que las ciencias sociales es-tán en crisis, si no es en modalidades heterónomas; por ejemplo, la ya men-cionada sociología. Lo pertinente es apuntar que en el desarrollo de estas novedades no hubo ningún paradigma ni modelo a seguir. El marxismo, a pesar de su enjundia, fue hecho a un lado por-que ni el Estado, el poder, la autoridad, son aspectos temáticos que el marxismo no atiende como lo hizo Weber y los cien seguidores surgidos en Estados Unidos.

En Centroamérica, el momento más importante por la originalidad creati-va que ella tuvo ocurrió con la llamada generación de la guerra, que se movía convulsivamente entre la academia y la revolución y todavía creía en las virtu-des transformadoras de la realidad por el conocimiento. Esa es historia sabida. Las tareas y programas de la FLACSO se vieron invadidas por estas preocupa-

ciones cuando nacieron al impulso de la Secretaría General, hacia los años 1980-1985, las unidades centroamerica-nas: Guatemala, República Dominicana, El Salvador y Costa Rica.

Esos fueron justamente los años ál-gidos de la guerra civil, que habrían de marcar las diversas formas de conoci-miento local o regional sobre los cambios y los retrasos societales, con prediccio-nes no todas laudatorias y no siempre acertadas. Los estudios sobre el conflic-to armado provocaron un sinnúmero de reuniones, investigaciones y publicacio-nes hechas por académicos o centros estadounidenses, o de otros países. De hecho, Centroamérica fue más pensa-da en el exterior. No es porque se men-ciona de último que la historiografía es poco importante en la región, especial-mente en Nicaragua, Costa Rica y Gua-temala. De hecho existe un movimiento de revisión histórica, especialmente del siglo XIX, período que corresponde a la formación definitiva de los Estados na-cionales; creemos que es la disciplina

histórica que reúne el mayor número de graduados y especialistas, y también de importantes investigadores que vienen de otras disciplinas universitarias.

Finalmente, en toda la región han apa-recido cursos de entrenamiento, inves-tigaciones, panfletos, libros, seminarios y modus vivendi sobre el problema del feminismo, el ambiente, la violencia criminal y la inseguridad, las pandillas, las drogas y en Guatemala y Hondu-ras, especialmente, los estudios sobre las poblaciones indígenas. En rigor, la significación del reconocimiento de la multietnicidad y la pluriculturalidad han provocado no solo políticas estatales, movimientos sociales, expresiones cul-turales sino una generosa especialidad científica. Hoy día, probablemente son los estudios multiétnicos los que como “disciplina” movilizan más recursos fi-nancieros y humanos, que tiene más lectores y más iniciativas publicitarias. Y aún falta mucho por hacer.

Guatemala 13 de agosto de 2014.

Quiero en primer lugar agradecer de manera sentida y profunda a los colegas de FLACSO-Guatemala que tomaron la iniciativa de otorgarme la distinción cuya entrega nos tiene ahora reunidos. Mi agradecimien-to va en particular a los integrantes del Consejo Académico de FLACSO-Guatemala y en particular a la doc-tora Beatriz Zepeda, directora de la institución en el momento que se tomó la iniciativa de otorgarme la distinción “Profesor e Investiga-dor Emérito René Poitevin”. Confie-so que fue algo inesperado para mí cuando por medio de Virgilio Reyes, el Consejo Académico me comunicó telefónicamente que había decidi-do honrarme con tal distinción. En realidad pasaron unos días antes de que internalizara plenamente lo gra-tificante que ha resultado para mí tal reconocimiento. Y la razón de la de-mora es muy sencilla: la noticia me

fue comunicada en los primeros días de junio de 2014, cuando todavía procesábamos los acontecimientos de las sesiones del Consejo Superior y la Asamblea General de FLACSO de los días 29 y 30 de mayo. Y cierto es que la situación de la Sede Guate-mala con motivo de los avatares que ha implicado la elección de un nuevo Director o Directora, no me han per-mitido saborear plenamente el ho-nor que he recibido. Para empezar, no tuve cabeza sino hasta el lunes en la tarde para comenzar a invitar a amigos, familiares y seres queridos al evento que hoy nos reúne. Así que los amigos y amigas, y familiares que me acompañan hoy lo hacen a pesar de la premura con que fueron invita-dos por mí. Les agradezco a todos su presencia.

Evoqué aquella pequeña escuela (la Escuela de Ciencia Política de la USAC), ubicada en uno de los edi-ficios de la Ciudad Universitaria, al cual estudiantes y profesores llama-ban coloquialmente “El Gallinero” y pensé en todo lo que a las ciencias

sociales les ha acontecido en es-tas cuatro décadas. Para empezar, poco tiempo después de 1974, en alguno de mis viajes a Guatemala –pues me encontraba estudiando el posgrado en la Universidad Nacio-nal Autónoma de México–, pude ver cómo René Poitevin, Víctor Gálvez Borrell, Mario Luján, Jorge Romero Imery, Raúl Zepeda entre otros, ce-lebraban jubilosamente que final-mente el Consejo Superior Univer-sitario de la USAC, había aprobado la creación de la Escuela de Ciencia Política con las carreras de ciencia política, sociología y relaciones in-ternacionales”.

Vivíamos en aquellos años la ple-nitud de la dictadura militar. Pero era una dictadura militar en la que la represión había menguado. Fi-nalmente el primer ciclo insurgente había terminado, el país atravesaba una calma que después supimos, solamente fue un breve interregno entre dos grandes tormentas repre-sivas. Además, el gobierno de tur-no buscaba legitimarse después del

Discurso pronunciado por Carlos Figueroa Ibarra con motivo de recibir la distinción “Profesor Investigador Emérito René Poitevin” por parte de la Sede Guatemala de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO)*

* Versión resumida.

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fraude electoral de 1974. Fue en ese breve espacio en el cual nació la Es-cuela de Ciencia Política, aunque las ciencias sociales en Guatemala ha-bían nacido mucho antes.

No es posible desligar a las cien-cias sociales del contexto político y social en el que se desenvuelven. Es verdad de Perogrullo afirmar que cualquiera que haga una historia del desenvolvimiento de las ciencias so-ciales, tiene que vincular el mismo a la sociedad en la que se desenvuel-ven. Y en este tenor hay que recor-dar el contexto del despegue de las ciencias sociales en Guatemala.

Y en el contexto que vivimos hoy en la Sede Guatemala de FLACSO, hace que convenga recordar que los congresos centroamericano y latino-americano celebrados en Costa Rica en 1974, se realizaron en el momen-to en que la ferocidad pinochetista acosaba a FLACSO en Chile. Ésta terminaría cerrando sus actividades en esa República, porque el oscu-rantismo dictatorial que combinaba neoliberalismo con anticomunismo consideraba a FLACSO como un re-ducto del marxismo que amenazaba a la cultura cristiana y occidental.

Pocos años después, el contexto había cambiado radicalmente. Cen-troamérica vivía el estallido revolu-cionario iniciado en Nicaragua y que se propagaba a El Salvador y Guate-mala. La insurgencia se expandía en Guatemala y la dictadura militar vol-vió a ser terrorista. Una de las orga-nizaciones revolucionarias del país secuestró al hijo de uno de los más prominentes empresarios y además de dinero pidió que se publicara un manifiesto en los distintos diarios

guatemaltecos. Como lo supimos en aquel momento, a los analistas del ejército de Guatemala les pareció que aquel manifiesto manejaba muy bien las categorías usuales en las ciencias sociales y concluyó que aquel mani-fiesto solamente podría haber salido de la Escuela de Ciencia Política de la USAC. Y con tal conclusión obró en consecuencia. A través del Ejér-cito Secreto Anticomunista amena-zó de muerte a siete académicos, en cuenta a quien hoy les habla. Tres de los siete académicos, Jorge Ro-mero Imery, Ricardo Juárez Gudiel y Julio Alfonso Figueroa finalmente fueron asesinados. Los otros cuatro nos salvamos porque pudimos salir al exilio. La anécdota acaso valga para ilustrar lo que probablemente pensaban los funcionarios civiles y militares de las dictaduras militares latinoamericanas: que las ciencias sociales eran subversivas.

De la anterior consideración ha pa-sado ya algún tiempo. Hoy es un lu-gar común en Guatemala decir que hay ciencias sociales críticas y tam-bién hay ciencias sociales sistémi-cas. Hay enfoques teóricos que bus-can conservar lo establecido y otros que buscan transformarlo. Desde un horizonte académico todas las teo-rías son legítimas y con capacidad para producir conocimientos nue-vos. Es en el marco de este horizon-te académico, que en sus poco más de 27 años de existencia, FLACSO-Guatemala ha dado aportes funda-mentales a las ciencias sociales en este país.

Recibo la distinción “Profesor e In-vestigador Emérito Rene Poitevin”

en un momento crucial de la histo-ria de FLACSO-Guatemala, el cual puede tener repercusiones para todo el sistema FLACSO. Se trata de pre-servar el espíritu que ha animado al mencionado sistema FLACSO y el cual pude percibir en los cuatro años que tuve el honor de ser Con-sejero a título individual en su Con-sejo Superior. Se trata de un espíritu fuertemente apegado a lo institucio-nal, respetuoso del Acuerdo consti-tutivo de FLACSO y de sus distintos reglamentos. Un espíritu apegado también a los usos y costumbres que rigen el desenvolvimiento de di-cho sistema. FLACSO es un organis-mo internacional y autónomo, pero también es concebido como un or-ganismo intergubernamental. Esto implica un sistema en el cual el con-senso es la norma y la imposición algo impensable. La democracia tal como es concebida en la institución es una democracia de consenso. Los Consejos Académicos de las Sedes, y los órganos de decisión respectivos en los Programas y Proyectos, son actores fundamentales como tam-bién lo son los gobiernos signatarios del Acuerdo FLACSO. La autonomía de FLACSO implica la libertad para elegir los temas de investigación, los enfoques teóricos que deben guiar-los y la libertad de cátedra en el caso de los proyectos docentes. FLACSO no deber ser refugio para funcio-narios gubernamentales temporal-mente desempleados, sino el espa-cio para profesores investigadores de carrera con estabilidad laboral, críti-cos y autónomos en su pensamiento. Si bien es cierto que FLACSO como institución tiene que ser ajena a todo tipo de militancia, también hay que recordar que no puede ser tratada como un ministerio. Su relación con el Estado y con los gobiernos de tur-no es de respeto y coadyuvancia en la solución de los problemas nacio-nales y sociales, independientemen-te de la tesitura política de dichos gobiernos. La relación del Estado y los gobiernos de turno con FLACSO debe ser de respeto a su autonomía y de cumplir con el acuerdo guberna-tivo para financiar sus actividades.

Finalizo estas palabras reiterando mi gratitud a FLACSO-Guatemala por la distinción recibida, y hago vo-tos porque los próximos tiempos de esta institución que ya ha cumplido 27 años en el país, cumpla muchos más caminando ascendentemen-te pero en el sendero que ha venido transitando.

De izquierda a derecha, Dra. Walda Barrios, Dr. Virgilio Reyes, Dr. Carlos Figueroa Ibarra y Mtro. Vicente Quino.

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Page 8: Diálogo No. 4: Ciencias Sociales: nuevos tiempos, nuevos desafíos

Publicación bimestral de FLACSO-GuatemalaDirector: Dr. Virgilio ReyesCoordinador editorial: Lic. Hugo Leonel de León PBX (502) 2414 7444 - flacsoguate.edu.gt - http:www.flacso.edu.gtSe autoriza su reproducción total o parcial siempre y cuando se cite la fuente.

NOVEDADES EDITORIALES

Según la más reciente publicación de “2013 Global Go to Think Tank In-dex”[1] de la Universidad de Pensilvania, enero 2014, la Facultad Lati-noamericana de Ciencias Sociales continúa ocupando espacios entre los mejores Think Tanks del mundo.Esto sin duda es un reflejo de más de 56 años de trabajo de la entidad promoviendo el desarrollo económico de la sociedad, la reducción de la desigualdad, el fortalecimiento integral de la democracia y el libre inter-cambio de ideas y visiones críticas de la realidad.Top Think Tanks Worldwide (non-US)Entre los mejores 100 del mundo. Puesto: 73Top Think Tanks Worldwide (US and non-US)Entre los mejores 100 think tanks del mundo. Puesto: 95Best Government Affiliated Think TanksEn el puesto 18 en el mundoBest Transdisciplinary Research Program at a Think TankPuesto 28 en el mundoBest University Affiliated Think TanksPuesto 21 en el mundoThink Tanks with the Most Innovative Policy Ideas/ProposalsPuesto 27 en el mundoThink Tanks with the Most Significant Impact on Public PolicyPuesto 49 en el mundoThink Tank with Outstanding Policy-Oriented Public ProgramsPuesto 39 en el mundoThinks Tanks with the Best External Relations/Public Engagement Pro-gramPuesto 46 en el mundoThink Tanks with Best use of InternetPuesto 28 en el mundoThink Tanks with the Best Use of Media (Print or electronic)Puesto 31 en el mundo REF: 2013 Global Go to think Tank Index and Abridged Report, January 2014. University of Pennsylvania. http://www.ecologic.eu/sites/files/news/2014/gotore-port2013_final.pdf[1] 2013 Global Go to think Tank Index and Abridged Report, January 2014. University of Pennsylvania. http://www.ecologic.eu/sites/files/news/2014/gotore-port2013_final.pdf

FLACSO es catalogado como uno de los mejores centros de pensamiento mundial

FLACSO-Guatemala y la Comisión Conmemorativa

del 70 Aniversario de la Revolución de Octubreinvitan a la presentación del libro

“El Guatemalazo”Obra original de Gregorio SelserComentarios Dr. Jorge SolaresJueves 16 de octubre, 17:30 horas

Auditorio René PoitevinFLACSO-Guatemala, 4-44 zona 10, ciudad de Guatemala

ENTRADA LIBRE

El personal académico, administrativo y de servicios de FLACSO-Sede Académica Guatemala participó durante agosto y septiembre en las Jor-nadas de Formación Continua y Sensibilización, en el marco del Proyecto Medidas para la Inclusión Social y Equidad en Instituciones de Educa-ción Superior en América Latina (MISEAL, Proyecto ALFA III) y como parte del plan de trabajo del Área de Identidades y Cultura. En el primer taller, impartido por la Mtra. Anneliza Tobar, se abordó el tema Discapacidad e Inclusión Social (7 y 8 de agosto); en el segundo ta-ller, la Dra. Claudia Dary trabajó Etnicidad e Inclusión Social (21 y 22 de agosto), y en el tercero, la Mtra. Ana Lucía Ramazzini desarrolló Género e Interseccionalidad (17 y 18 de septiembre).Este espacio de formación posibilitó un intercambio entre la comunidad que integra esta Facultad.

JORNADAS DE FORMACIÓN CONTINUA Y SENSIBILIZACIÓN

Diccionario Biográfico del Movimiento obrero urbano de Guatemala 1877-1944Arturo Taracena A./Omar Lucas MontefloresEditorial de Ciencias SocialesISBN: 978-9929-585-34-8No. de págs: 3801ª Edición, 2014Guatemala-Guatemala

Eterna Violencia. Vida de las mujeres ladinas en GuatemalaCecilia MenjivarFLACSO/El PensativoISBN: 978-9929-8090-9-3No. de págs: 2941ª Edición, 2014Guatemala-Guatemala

Se posterga elección de director/a de FLACSO-Guatemala

La elección a director/a de la FLACSO, Sede Acadé-mica Guatemala, prevista para la Asamblea General ex-traordinaria a celebrarse en el país el 30 de septiembre de

2014, fue suspendida por decisión del Consejo Superior en consulta con el Gobierno de Guatemala. Por tal motivo, la dirección de la institución está encargada a la Secretaría General, la que ha delegado al Dr. Virgilio Reyes como su representante en el país.

El consejo Académico y la Comunidad Académica de la Facultad ex-presamos nuestro reconocimiento y agradecimiento a los cientos de inte-lectuales y organizaciones de la sociedad civil las muestras de solidaridad y simpatía para nuestra institución, en la demanda de respeto a nuestra institucionalidad, autonomía y forma de gobierno.

Queremos reiterar que FLACSO-Guatemala continuará empeñada en el compromiso de promover la enseñanza a nivel de posgrado e inves-tigación en los distintos campos de las ciencias sociales y seguir coope-rando con las instituciones públicas, universidades y organizaciones de la sociedad civil con el afán de generar esfuerzos en pro del desarrollo, la democracia, la integración regional, el fortalecimiento de la justicia y los derechos humanos y del bienestar social.©

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