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Reexiones Teolgicas, nm. 6, (57-82) Sep.-dic. de 2010. Bogot, Colombia. ISSN 2011-1991

Diversidad religiosa y teologa desde Latinoamrica:visin panormica

Patricio Merino Beas*

Resumen

El texto presenta una panormica de la relacin que ha existido en Latinoamrica entre

diversidad religiosa y teologa. Aunque se trata de una cuestin an poco explorada,

nuestra hiptesis abierta es que la reexin teolgica latinoamericana sobre la cultu-

ra, la religin y las religiones, mediante un lento proceso todava en desarrollo, estcontribuyendo al reconocimiento de la diversidad cultural y religiosa del continente;

pero al mismo tiempo, est dejando al descubierto muchas cuestiones que requieren

discernimiento por parte de la teologa sistemtica. Sobre todo, en orden a contribuir

a un dilogo interreligioso autnticamente cristiano y latinoamericano.

Palabras clave: Pluralidad religiosa, teologa dogmtica, dilogo interreligioso,

teologa desde Latinoamrica.

*

Magster y candidato a doctor en teologa dogmtica. Profesor de teologa sistemtica en el Institutode Teologa de la Universidad Catlica de la Santsima Concepcin - Chile.Correo electrnico: [email protected].

Fecha de recepcin: Mayo 2010

Fecha de aprobacin: Septiembre 2010


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Diversidad religiosa y teologa desde Latinoamrica Patricio Merino Beas

Theology and a Religious Multiplicity from Latin

America An Overview

Abstract

This paper presents an overview of the relationship in Latin America between Theo-

logy and a religious multiplicity. Although it is an unexplored topic our hypothesis

is open to a Latin American theological reection on Culture, Religion and religions

through a sluggish process being developed, which is contributing to the recognitionof a cultural and religious multiplicity of the continent but at the same time exposing

many issues that require judgment based on a systematic theology. Above all, in order

to contribute to a truly inter-religious Christian and Latin America dialogue.

Keywords: Religious Multiplicity, dogmatic Theology, Inter-religious Dialogue, Latin

American Theology.

Diversidade religiosa e teologa a partir daAmrica Latina: visao panormica

Resumo

Este texto apresenta uma viso panormica da relao que existe na Amrica latina

entre a diversidade religiosa e a teologa. Mesmo que se trate de uma questo ainda pouca explorada, nossa hipotese aberta que a reexo teolgica latino americana

sobre a cultura, a religio e as religies, mediante um lento proceso ainda em desen-

volvimento, est contribuindo ao reconhecimento da diversidade cultural e religiosa

do continente; mais ao mesmo tempo, est deixando s claras muitas questes que

requerem discenimento da parte da teologa sistemtica. Sobre todo, em orden, a

contribuir a um dilogo inter-religioso autnticamente cristo e latino americano.

Palavras-chave:Pluralidade religiosa, teologa dogmatica, dialogo inter-religioso,

teologa a partir da Amrica Latina.


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1. Planteamiento del problema

El reconocimiento de la diversidad religiosa latinoamericana no ha sidoun camino fcil para la teologa catlica. Ms bien ha sido un proceso largoal que le han ayudado los aportes de diversas ciencias humanas y sociales 1, yque ha requerido una mirada cualitativa de nuestra realidad y la valoracin delas minoras en su riqueza cultural y religiosa. Esta situacin ha llevado a quela apreciacin ligera de muchos sobre la participacin de los cristianos en esteproceso suela ser ms bien negativa.

Escuchamos decir con frecuencia que stos han desempeado un papelhegemnico, cuando no imperialista. Asocian la concrecin histrica del cris-tianismo, y de la Iglesia catlica en particular, con colonialismo e incapacidadpara aceptar al otro en su alteridad, sometiendo al diferente a su tutela o ava-sallando su riqueza y diversidad tanto religiosa como cultural2.

La matizacin de estas opiniones han sido largamente debatidas por espe-cialistas, principalmente provenientes de las ciencias humanas, las cienciassociales y la losofa; como hemos dejado entrever, la participacin de telogosen esta cuestin ha sido ms bien escasa y reciente (a no ser de historiadoresde la Iglesia). De todas maneras, los debates han posibilitado una ampliacinde perspectivas y efectuado muchas revalorizaciones o matizaciones que aquno podemos abordar.

La panormica que presentamos aborda la relacin entre diversidad religiosa(incluimos aqu la diversidad cristiana) y la teologa realizada desde Latino-amrica y en la historia reciente. No incluimos las races ms profundas quepuedan remontarnos a los telogos salmantinos y su inuencia en Latinoam-rica. Adems, por razones de su importancia, prcticamente nos reducimos ados grandes corrientes teolgicas latinoamericanas (cada una un mundo en s

1 Cf. Alvarado, M., Desarrollos en la comprensin del sincretismo religioso por parte de la intelec-tualidad catlica latinoamericana, en Ciencia tomista 128, 2001, 535-564; Prien, H.,Religiosidade historiografa. La irrupcin del pluralismo religioso en Amrica Latina y su elaboracin metdi-

ca en la historiografa, Madrid, Vervuert - Iberoamericana, Frankfurt am Main, 1998; Dussel, E.,Desintegracin de la cristiandad colonial y liberacin, Salamanca, Sgueme, 1978; Methol, A., Laruptura de la cristiandad indiana, en: Medelln 11, 1985, 384-410; Fontecha, J., De la cristiandadal pluralismo. Evolucin cientco-losca, en: AA. VV.,Fe y sensibilidad histrica, Salamanca,Sgueme, 1972, 33-94.

2 As lo denunciaba en el prlogo de su libro Ratzinger, J., Introduccin al cristianismo, Salamanca,

Sgueme, 2001, 28 (nueva edicin en espaol). Tambin aporta muchas luces para una adecuadavisin teolgica de la diversidad religiosa y cultural la recopilacin de artculos titulada Fe, verdad ytolerancia. El cristianismo y las religiones del mundo, Salamanca, Sgueme, 2005.


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misma, e interrelacionadas): la teologa de la liberacin y la teologa recogidaen las Asambleas Generales del Episcopado Latinoamericano, posteriores alConcilio Vaticano II.

En este contexto nuestra pregunta gua ser: cul ha sido la participacin dela teologa, realizada desde Latinoamrica, en este proceso de reconocimientode la diversidad religiosa?

Nuestra hiptesis, an abierta, es que la reexin teolgica sobre la cultura, lareligin y las religiones, mediante un lento proceso en desarrollo, est contribu-yendo al reconocimiento de la diversidad cultural y religiosa del continente, peroal mismo tiempo est dejando al descubierto muchas cuestiones que requierendiscernimiento por parte de la teologa sistemtica. El desafo ms importante

es, a mi juicio, poder hacer una contribucin al dilogo interreligioso, respetuosade la identidad cristiana y la teologa de sensibilidad latinoamericana.

2. La asuncin de la diversidad cultural y religiosa comoproblema teolgico

La teologa, hace ya dcadas, ha asumido como uno de sus temas propiosla reexin sobre la diversidad religiosa. Fruto de ello naci una nueva rama

teolgica llamada teologa de las religiones3. sta se inici fuera de Latino-amrica y slo recientemente existen aportaciones desde nuestras tierras.

A nivel del magisterio de la Iglesia catlica es sabido que el ConcilioVaticano II ha sido crucial en el discernimiento de estas cuestiones. Fueronmuy importantes sus Constituciones:Lumen Gentium y Gaudiumet spes, msdirectamente los decretos Unitatis redintegratio (sobre el dilogo ecumnico),Ad gentes (sobre el mbito misionero de la Iglesia), y las Declaraciones:Nostraaetate (sobre el dilogo interreligioso) yDignitatis humanae (sobre la libertad

religiosa). El magisterio posterior de los papas, tanto de Pablo VI, Juan Pablo II

3 Buenas sntesis sobre el origen, desarrollo y modelos de la teologa de las religiones las podemosencontrar en: Aveline, J. M., volution des problmatiques en thologie des religions, enRecherchesde Science Religieuse 94(4), 493-495, 2006; Comeau, G., Bulletin Thologie Des Religions, en:Recherches de Science Religieuse 95(2): 311-326, 2007; Cruciata, M. (edit.), Teologia delle Religioni.Balanci e prospettive, Paoline, Milano 2001; Dhavamony, M., Teologa de las religiones. Reexin

sistemtica para una comprensin cristiana de las religiones, Madrid, San Pablo, 1998; Idem,Plura-lismo religioso y misin de la Iglesia, Valencia, Edicep, 2002; Dupuis, J., Hacia una teologa cristianadel pluralismo religioso, Santander, Sal Terrae, 2000.


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y actualmente Benedicto XVI, como de los diferentes organismos magisteriales,siguen produciendo orientaciones en la misma lnea4.

En Latinoamrica las Asambleas Generales de las Conferencias Episco-

pales reunidas despus del Concilio, en Medelln, Puebla, Santo Domingo yAparecida5 siempre han incorporado una palabra pastoral sobre los pueblosoriginarios, la cultura, la misin evangelizadora, la religiosidad popular, eldilogo interreligioso y ecumnico, pero no ha sido su cometido el elaboraruna reexin teolgica sistemtica sobre estas cuestiones.

Muy meritorios han sido, y continan sindolo, los trabajos interdisciplina-rios de la Sociedad de Teologa y Ciencias de la Religin (Soter) de Brasil y elde la Asociacin Latinoamericana para el Estudio de las Religiones (ALER),

creada en Mxico. En ambas, y poco a poco, se han ido incorporando telogosde varios pases latinoamericanos y de otras latitudes.

Por otra parte, como pioneros merecen mencionarse los telogos y agentespastorales ligados al trabajo misionero y de promocin social. Cuenta de ello dioel encuentro de Melgar6, celebrado entre el 20 y el 27 de abril de 1968, dondeobispos, misioneros y especialistas abordaron el tema de la pastoral misioneraen Latinoamrica, a la luz del DecretoAd gentes y la Constitucin ApostlicaEcclesiae Sanctae. Prim en Melgar el aspecto de la nueva situacin de per-

plejidad cultural en la que los misioneros se desenvolvan, siendo el aspectoteolgico ms destacado la categorasemina Verbi, del DecretoAd gentes.

Habra que esperar a los encuentros celebrados en Barbados e Iquitos7,ambos de 1971, para que aparecieran los temas de la liberacin indgena y eldiscernimiento de la accin misionera, a modo de evitar efectos alienantes.Destac en esto el inujo del obispo Samuel Ruiz, tambin de Roger Aubry, ypoco a poco se fueron agregando don Pedro Casaldliga y don Helder Cmara.No obstante, ser en el encuentro de Manaos, en 1977, donde aparecer con

4 Muy importantes en este sentido fueron la DeclaracinDominus Iesu (2000) y anteriormente el do-cumentoDilogo y anuncio (1991), entre otros.

5 En esta ltima destacan sobre nuestro tema: La situacin sociocultural, nms. 43-59; La dimen-sin sociopoltica, nms. 74-82; Dilogo ecumnico e interreligioso, nms. 227-239; La piedadpopular como espacio de encuentro con Jesucristo, nms. 258-265; La integracin de los indgenasy afroamericanos, nms. 529-533; tambin, La cultura y su evangelizacin, nms. 476-480 y Alservicio de la unidad y la fraternidad de nuestros pueblos, nms. 520-528.

6 Cf. Garca, J., Encuentros y eventos de Aelapi (Articulacin Ecumnica Latinoamericana de Pastoral

Indgena), en Celam, Teologa India, vol. III, Historia, Bogot, Celam, 2009, 52.7 Cf. Ibid., 56-58.


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fuerza la cuestin tnica y la necesidad de distinguir entre una accin misioneratradicional, adoctrinadora y sacramentalista, de otra desarrollista-paternalistay, nalmente, de una verdaderamente encarnada.

Tambin en este encuentro se asumi con rmeza la necesidad de dar unaperspectiva ecumnica a la accin misionera8. De todas maneras, respecto deesta dimensin ecumnica debe destacarse que desde los inicios de los diver-sos encuentros de pastoral misionera e indgena hubo participacin y apoyo(nanciero) por parte del Consejo Mundial de Iglesias y al crearse el ConsejoLatinoamericano de Iglesias (CLAI).

Estos encuentros fueron marcando el ambiente para el conocimiento mutuoentre telogos catlicos y protestantes, tanto de aquellos que se ocupaban de

la cuestin indgena, como de la liberacin9. Se da comienzo as a un trabajoconjunto y ecumnico entre telogos indigenistas y telogos de la liberacin.Ha de destacarse en este trabajo ecumnico el II encuentro de Quito, deno-minado Consulta ecumnica de la contribucin de los pueblos indgenas deAmrica a la teologa cristiana10. No obstante, an la participacin de telogosde la liberacin era escasa, y quizs una explicacin podra ser la de que: elmovimiento indigenista no tena para ellos mayor signicacin puesto que lacategora de pobres alcanzaba a grandes masas de la poblacin11.

Lo anterior no fue bice para que naciera un protagonismo de agentes depastoral genuinamente autctonos o pertenecientes a los pueblos originarios,que se dedicaron a pensar en su identidad de indgenas y cristianos, naciendopropiamente como tal una teologa india, con encuentros propios, y dandopaso de una etapa de proteccin a otra donde ellos eran los protagonistas.Esta situacin marc el nacimiento de la Articulacin Ecumnica Latinoame-ricana de Pastoral Indgena12. Para ella, pese a la todava ausencia directa detelogos de la liberacin, los temas de la inculturacin y la liberacin eran los

principales.

8 Sobre la actualidad de esta cuestin se puede consultar: Merino, P., Renovacin misionera y dilogoecumnico en Latinoamrica: convergencias teolgicas, en ATUCSC 11.2, 2009, 313-332.

9 Un ejemplo de esto lo podemos ver en el trabajo de CIMI-CLAI-ASETT, Aporte de los pueblosindgenas de Amrica Latina a la teologa cristiana, Quito, Abya Yala, 1993.

10 Cf. Ibid., 61.

11 Ibid.12 Cf. Ibid., 62.


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No obstante lo dicho y la riqueza de estos acontecimientos y desarrollos,por razones de espacio nos centraremos slo en tres procesos que nos parecensignicativos para la incorporacin de la diversidad religiosa a la reexin

teolgica, se trata de:- La valoracin de la religiosidad popular como punto de encuentro entre

diversidad cultural y el Evangelio.

- El aporte de las Asambleas Generales del Episcopado Latinoamericanoy del Caribe, como tambin el aporte del Celam en el acompaamientode una teologa india y afroamericana.

- El desarrollo de nuevos paradigmas teolgicos por parte de la teologade la liberacin, especialmente la teologa pluralista de la liberacincomo valoracin de la pluralidad religiosa.

3. La refexin teolgica sobre la religiosidad popular:lenta inclusin de la diversidad religiosa

Durante mucho tiempo la religiosidad popular y la diversidad cultural enLatinoamrica no fueron objeto ni de reexin ni de discusin por parte de lateologa; las prioridades eran otras, una de ellas y la ms destacada, fue la in-terpelacin de la realidad de la pobreza, la injusticia y la exclusin en medio deun pueblo que se declaraba cristiano. No se abord el hecho de que los pobres yoprimidos viven habitualmente una religiosidad popular13 y una fe con distintasraigambres culturales. Este desinters fue cambiando poco a poco en los albo-res del Concilio. Y podramos resumir en tres los procesos catalizadores queposibilitaron la inclusin de lo religioso y cultural en la reexin teolgica14:

1. La superacin de una visin religiosa pastoral denominada elitista, bur-guesa e ilustrada, que consideraba la religiosidad popular o el catolicismopopular como una deformacin religiosa15contraria al Evangelio y que,por lo tanto, debera ser superada.

13 Cf. Galilea, S., La religiosidad popular en la teologa de la liberacin Latinoamericana, en Concilium156, 1980, 370.

14 Para una visin general de la religiosidad popular en la Iglesia y teologa latinoamericana, ver Labarga,F., Religiosidad popular, en Saranyana, J. I. (dir.), Teologa en Amrica Latina, 393-441.

15 Cf. Castillo, F., Cristianismo: Religin burguesa o religin del pueblo?, en Concilium 145, 1979,210-221. El documento de Medelln fue el que congur la tendencia al equilibrio al concebir la pastoralde lites (formacin de lderes) y la pastoral popular como complementarias y convergentes; supuso


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2. La progresiva valorizacin de la religiosidad popular como una riquezacontinental y como reserva religiosa frente al secularismo imperante enel Primer Mundo16.

3. La valorizacin del potencial liberador de la religiosidad popular17.Los tres procesos anteriores implicaron en su momento una valorizacin

e inters por lo autctono, por la cultura propia y por la conguracin de unaidentidad18 latinoamericana. Tambin signic reconocer en el pueblo latino-americano una historia y cultura maravillosamente rica y diversa; una sabidurade fe popular que puede ser explicitada por la teologa y que posibilit verla noslo como una degradacin de una religin ms pura o como una ruptura con lareligin autctona originaria, sino como un fruto nuevo, con una identidad que

no es slo ruptura, sino continuidad con la religiosidad y cultura ancestral.La denominada Escuela Argentina hizo en su da un gran trabajo de sistema-

tizacin del estatuto teolgico de la religiosidad y praxis popular19, descubriendoun logos sapiencial en la cultura y religiosidad popular que conguraron laidentidad latinoamericana20.

Las reexiones de Lucio Gera en torno a la relacin religin-pueblo-cultura21fueron, en ese sentido, muy importantes. Adems, los procesos catalizadoresmencionados posibilitaron en Latinoamrica la asuncin del concepto incul-turacin del Evangelio22, que pas a tener en su uso teolgico, catequtico y

asumir positiva y crticamente la religiosidad popular, reconocindola en sus elementos valiosos ynecesitada de evangelizacin. Esto fue posibilitado por varios factores, entre ellos, la ampliacin dela perspectiva eclesiolgica a una Iglesia Pueblo de Dios, en la perspectiva del Concilio Vaticano II.

16 Cf. Arias, M. (dir.),Religiosidad y fe en Amrica Latina; Kloppenburg, B., El proceso de seculariza-cin en Amrica Latina, enMedelln 7, 308-332; idem,El cristianismo secularizado. El humanismodel Vaticano II; Salvatierra, A., Religiosidad popular y atesmo en Amrica Latina, enMedelln 7,386-401.

17 Irarrzabal, D., Religin popular, en Ellacura, I. y Sobrino, J. (dirs.),Mysterium Liberaciones II,345-375; Salvatierra, A., El potencial liberador de la religiosidad popular, en Medelln 71, 562-580.

18 Cf. Galilea, S., Religiosidad popular y pastoral hispanoamericana, Nueva York, Centro CatlicoPastoral para Hispanos del Nordeste, 1981, 8.

19 Por ejemplo, Scannone, J. C., Teologa de la liberacin y praxis popular, Salamanca, Sgueme,1976.

20 Ibid, 72.

21 Cf. Gera, L., Religin y cultura, en Sedoi Documentacin, 86-87.

22 Para ver una sntesis de la importancia y desarrollo de la inculturacin del Evangelio en AmricaLatina, como tambin su acogida en el magisterio latinoamericano, se puede ver a Castillo, F., Cris-


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pastoral un estatuto propio23que fue enriquecido y acrisolado al confrontarlocon el concepto interculturalidad o encuentro entre culturas24. Como sea,lo que el concepto de inculturacin connota es que el Evangelio no se agota en

una determinada cultura ni la reemplaza; ms bien, est llamado a encarnarseen una cultura asumiendo sus valores, lo que tienen de bueno, pero tambinmanteniendo una dimensin crtica frente a ellas, buscando transformar lo quedenigra al ser humano25.

El fundamento que sustenta hasta hoy la concepcin catlica de la incul-turacin se puede resumir en un doble principio: la universalidad potencialde toda cultura y la apertura natural de todas ellas (porque es la de todo serhumano) a la verdad26.

Esta nueva mirada, que relacion cultura y Evangelio, llev a una renovacinde la pastoral27y a la fructfera adopcin del mtodo llamado de insercin.Se abrieron caminos para ir desarrollando una nueva sensibilidad continental,ya no se sostena la mirada simplista que vea un continente cultural y catli-camente hegemnico, ms bien se estaba frente a muchas y diversas concre-ciones cristianas y culturales, con aspectos diversos, pero tambin comunes.Aparecieron as los rostros que parecan haber estado absorbidos; se habl decultura y cristianismo campesino, indgena, afroamericano, criollo, urbano,

etc. Y en toda esta diversidad se reconoci el rostro de Cristo all presente28

.

tianismo e inculturacin en Amrica Latina, en Concilium 251, 103-117. Tambin, varios nmerosmonogrcos dedicados al tema de la inculturacin, en la revistaMedelln, del Itepal Celam.

23 De la inmensa bibliografa existente sobre este tema me limito aqu a remitir, por una parte, a estosdocumentos ponticios de Juan Pablo II: Catechesi Tradendae (1979),Familiaris Consortio (1981)yRedemptoris Missio (1990); as como, por otra parte, a dos textos del magisterio eclesial latinoame-ricano: La evangelizacin en el presente y en el futuro de Amrica Latina (Puebla, 1979) y Nuevaevangelizacin. Promocin humana. Cultura cristiana (Santo Domingo, 1992).

24 Entre los muchos autores que se han referido a esto, destacamos a Ratzinger, J.,Fe, verdad y toleran-cia. El cristianismo y las religiones del mundo, 58. La interculturalidad para que verdaderamente seafructfera debe antes mostrar el potencial universalizador de cada cultura, es decir, su apertura a laverdad; Mujica, L., Aculturacin, inculturacin e interculturalidad. Los supuestos en las relacionesentre unos y otros, enFnix. Revista de la Biblioteca Nacional del Per 43-44.

25 Cf. Pablo VI, Exhortacin Apostlica Evangelii nuntiandi, nm. 20; Juan Pablo II,Encclica Re-demptoris missio, nm. 52.

26 Cf. Ratzinger, J.,Fe, verdad y tolerancia..., ibid., 55. En la actualidad Benedicto XVI se reri altema en el discurso inaugural de la V Asamblea en Aparecida, p. 8 del documento nal.

27 Cf. Boasso, F. (dir.), Qu es la pastoral popular?, Buenos Aires, Patria Grande, 1974.28 Cf.Documento de Puebla, nms. 31-39.


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En conclusin, se asumi que el camino de salvacin puede ser vivido en unadiversidad cultural. Para una mirada actual del tema, y como muestra del reco-nocimiento de la diversidad cultural, nos basta la siguiente cita del Documento

de Aparecida en su nmero 43:

La realidad social, que describimos en su dinmica actual con la palabraglobalizacin, impacta, por tanto, antes que cualquier otra dimensin, nuestracultura y el modo como nos insertamos y apropiamos de ella. La variedad yriqueza de las culturas latinoamericanas, desde aquellas ms originarias hastaaquellas que, con el paso de la historia y el mestizaje de sus pueblos, se han idosedimentando en las naciones, las familias, los grupos sociales, las institucioneseducativas y la convivencia cvica, constituye un dato bastante evidente paranosotros y que valoramos como una singular riqueza. Lo que hoy da est en

juego no es esa diversidad, que los medios de informacin tienen la capacidadde individualizar y registrar. Lo que se echa de menos es ms bien la posibili-dad de que esta diversidad pueda converger en una sntesis que, envolviendo lavariedad de sentidos, sea capaz de proyectarla en un destino histrico comn.En esto reside el valor incomparable del talante mariano de nuestra religiosidad

popular, que, bajo distintas advocaciones, ha sido capaz de fundir las historiaslatinoamericanas diversas en una historia compartida: aquella que conduce ha-cia Cristo, Seor de la vida, en quien se realiza la ms alta dignidad de nuestravocacin humana.

4. El dilogo interreligioso en las AsambleasGenerales del Episcopado Latinoamericanoy el trabajo del CELAM

A partir de la Conferencia de Puebla29se ha incorporado en el magisterio y

en la prctica pastoral ocial el tema del dilogo interreligioso, lo que ha idode la mano con el reconocimiento tcito de un pluralismo cultural y religio-so en el continente30. La inuencia en Puebla de laEvangelii nuntiandi fuedeterminante, de ah que el mismo ttulo de la Tercera Conferencia fuera Laevangelizacin en el presente y el futuro de Amrica Latina.

29 Por ejemplo, cf. DP 1100-1104, 1110, 1111, 1116,1118 y 1123. Sobre la presencia tanto del dilogoecumnico como interreligioso en Puebla, se puede consultar a Meja, J., Puebla:Dilogo ecumnicoe interreligioso, Bogot, Celam, Coleccin Puebla, nm. 24, 1980.

30

Para un estudio ms acabado de este tema desde la poca de Puebla hasta Santo Domingo, cf. Urrea,J.C., El dilogo interreligioso en Amrica Latina: realidad y desafos, en Medelln 98, 117-144;nmero monogrco, Dilogo interreligioso, en Cuestiones Teolgicas y Filoscas 68, 2000.


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Asimismo, en la Cuarta Conferencia, en Santo Domingo (1992), en elcontexto de los quinientos aos del Evangelio en el continente, tuvo acogidael tema del dilogo interreligioso y el reconocimiento de la diversidad cultural

y religiosa31

; de hecho, adems sabemos que el tema de la cultura, la incultu-racin y la nueva evangelizacin fueron sus preocupaciones fundamentales.En Santo Domingo se insisti mucho en la necesidad de hacer una distincinentre las religiones no cristianas que vienen de fuera del continente y que vanteniendo una creciente presencia, de aquellas autctonas: buscar ocasiones dedilogo con las religiones afroamericanas y de los pueblos indgenas, atentosa descubrir en ellas las semillas del Verbo, con un verdadero discernimientocristiano, ofrecindoles el anuncio integral del Evangelio y evitando cualquierforma de sincretismo religioso32.

El Documento de Aparecida (Aparecida, 2007) deja constancia del nuevopluralismo religioso33y de que no se ha hecho un suciente trabajo en ordena diferenciar el trabajo propiamente ecumnico del interreligioso, es decir,entre quienes profesan la fe cristina vivida en una diversidad de tradicionesy quienes no son cristianos y profesan otra religin. Este trabajo es acuciantedada la globalizacin y la creciente inmigracin, como tambin, los grandescambios culturales (y religiosos) que afectan a la transmisin de la fe34. Porlo tanto, este creciente pluralismo religioso del continente, as como una ecle-siologa de comunin, hacen cada vez ms necesario el dilogo ecumnico yel interreligioso35.

En concreto, para nuestro tema, centrado en el dilogo interreligioso, Apa-recida da mucha relevancia al dilogo con los judos36y las religiones mono-testas37, todo en absoluta concordancia con la DeclaracinNostra aetate delConcilio y el DocumentoDilogo y anuncio (1991). Es decir, para Aparecida

31 Por ejemplo, cf. SD 136-138.

32 SD 138.

33 DA 100g

34 Cf. DA 100d.

35 Para este tema se pueden ver: Cipriani, G.,El ecumenismo y el dilogo interreligioso, Coleccin Ala luz de Aparecida; Merino, P., Renovacin misionera y dilogo ecumnico: convergencias teol-gicas, enATUCSC11.2, 313-332. El documento conclusivo de Aparecida toca ambos temas desdelos nmeros 227-239.

36 Cf. DA 235.37 Cf. DA 237.


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el anuncio del Evangelio y el dilogo forman parten de su misin, constituyenuna forma de acoger la gracia de Dios y le da suma importancia al testimoniocompromiso38. La llamada universal a la salvacin y su concrecin en Jesucristo

y el Espritu no se contraponen. El dilogo, lejos de hacer perder la identidadcristiana, la supone.

Llama Aparecida a invertir en el conocimiento de las religiones39y a formara los agentes de pastoral en este sentido. Y agrega en el nm. 239:

El dilogo interreligioso, adems de su carcter teolgico, tiene un especialsignicado en la construccin de la nueva humanidad: abre caminos inditos detestimonio cristiano, promueve la libertad y dignidad de los pueblos, estimula

la colaboracin por el bien comn, supera la violencia motivada por actitudesreligiosas fundamentalistas, educa a la paz y a la convivencia ciudadana: esun campo de bienaventuranzas que son asumidas por la Doctrina Social de laIglesia.

En la lnea de Santo Domingo hace Aparecida una especial mencin a lospueblos originarios40, sobre todo por la sabidura con que enriquecieron la fecristiana, y llama a defender su dignidad y la culturacin de la fe.

Cabe tambin aqu hacer mencin a los esfuerzos que est haciendo el CE-LAM por fomentar una teologa india. Muchos ven en esto la expresa peticin,que en su da hiciera el entonces cardenal Ratzinger a los representantes de lasComisiones Episcopales responsables de la Doctrina de la Fe en 1996. Debidoa esto, estamos en condiciones de armar que, como en Puebla, la opcin porlos pobres fue asumida por los obispos de Latinoamrica para toda la Iglesia ysu pastoral; lo mismo est ocurriendo con la teologa india hoy41.

38 Cf. DA 238.39 Cf. DA 238.

40 Cf. DA, Discurso inaugural de Benedicto XVI, nms. 125 y 530, 9.

41 Al respecto se puede ver el creciente acompaamiento que tiene esta teologa por parte del Celamy toda la produccin en este sentido. Muchos ven en esto la expresa peticin que en su da hicierael entonces cardenal Ratzinger en este sentido a los representantes de las Comisiones Episcopalesresponsables de la Doctrina de la Fe en 1996. Al respecto se pueden ver, por ejemplo: AA. VV.,Fe yteologa en Amrica Latina; Mazzoleni, C., Religiosidad indgena y afrocolombiana: posibilidadesde dilogo, enMedelln 98, 199-217; Celam, AA. VV, Dosier Simposio de Dilogo entre Obispos

y Expertos en Teologa India, enBoletn Celam 229; Celam, Teologa india. Emergencia indgena:desafo para la pastoral de la Iglesia; Teologa india. Simposio Dilogo entre Obispos y expertos;Teologa india. Tercer Simposio Latinoamericano de Teologa India.


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Con la teologa afroamericana ha ocurrido algo similar que con la teologaindia. Entre sus autores, sobresale Antonio Aparecido da Silva42.

5. La religin y la diversidad religiosa en la teologa dela liberacin: la emergencia de una teologa pluralistade la liberacin y sus aspectos crticos

No estara completa nuestra visin panormica si no hiciramos mencin aldesarrollo que ha tenido la teologa de la liberacin respecto de nuestro tema.

Lo primero que debemos decir es que por largos aos la teologa de laliberacin no abord el tema de la religin y la diversidad religiosa como unelemento importante en s mismo, para la praxis liberadora y su reexin. Estasituacin ha cambiado en nuestros das43.

La lenta incursin de telogos de la liberacin en los inicios de una teologaindia y afromericana constituy una riqueza para la teologa de la liberacinmisma y contribuy al desarrollo de estas teologas: aun cuando, por un lado,se reproche a la teologa de la liberacin el hecho de que prcticamente ignorlos temas de las etnias, del gnero y de las culturas, por otro lado se recono-ce que ha contribuido de manera signicativa a rescatar de la clandestinidadlas nuevas teologas y a sus nuevos sujetos teolgicos44. Sin embargo, losdesarrollos posteriores tanto de la teologa india como de la teologa afroame-ricana hacen que sea necesario distinguir las tres teologas y que cuenten conindependencia.

La asuncin del potencial liberador de la religiosidad popular fue el punto departida para lo que hoy se denominan nuevos paradigmas45teolgicos asumidospor la teologa de la liberacin. Una vez superado el reduccionismo epistemo-

42 Ver Reexin teolgica a partir de las comunidades negras en Brasil, en Vida y Pensamiento 17(2):55-94; Existe un pensar teolgico negro?; Caminos y contextos de la teologa afroamericana, en:Susin, L. C. (coord.),El mar se abri, 11-36 (original: O Mar se abriu).

43 Adems de la bibliografa que aportar en las notas que siguen, un resumen importante lo podemosencontrar en Libanio, J. B., Religin y teologa de la liberacin, en Alternativas 20/21, 65-112 yTeixeira, F., La interpelacin del dilogo interreligioso a la teologa, en Alternativas 20/21, 137-152.

44 Da Silva, A., Caminos y contextos de la teologa afroamericana, 30, en: Susin, L. C. (coord.), El

mar se abri, 11-36 (original: O Mar se abriu).45 Una visin panormica de esto lo encontramos en: AA. VV., Teologa y nuevos paradigmas.


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lgico y metodolgico de raigambre marxista y modernista, que asumi partede la teologa de la liberacin46, se abrieron ricas perspectivas.

Hasta entonces se acentuaba la liberacin socioeconmica y sus secuelas

ideolgicas para juzgar el papel de la religiosidad popular. Pronto entr a jugarun papel importante el factor cultural en el tema de las mediaciones; de esemodo, defender los valores de la cultura propia amenazada por las distintasdominaciones ideolgicas y socioeconmicas (se agregar poco a poco el as-pecto negativo de la globalizacin) equivaldra a defender el alma y las racespropias como fuente de libertad47e identidad.

Se asumi que nuestro pueblo es religioso y, dentro de ello, el catolicismopopular se reconoci como parte esencial de la cultura e identidad popular. Con

esta visin de fondo, si la liberacin es tambin liberacin de la cultura, lareligiosidad popular, aun con sus ambigedades, desempea un papel importantey positivo48. La valoracin de la religiosidad popular como tema teolgicofue el primer paso para abrir la puerta a la incorporacin en Latinoamrica dela religin como tema teolgico valioso en s mismo. Esta nueva visin, quecomenz a germinar a nales de la dcada de los setenta, ha alcanzado hoy enda un gran desarrollo que requiere de un profundo discernimiento teolgicodogmtico.

La realidad de la diversidad de religiones y movimientos religiosos plante

el desafo de hacer una teologa que, sin renunciar a su identidad cristiana, puedatomar en serio la realidad de esta pluralidad religiosa49, hacer una valoracinde ella, pensar la fe y ofrecer sentido teolgico. En este contexto, y comorespuesta a esa situacin, apareci recientemente la teologa latinoamericanapluralista de la liberacin50.

46 Cf.Libertatis nuntius, Instruccin sobre algunos aspectos de la teologa de la liberacin, en AAS76, 876-909 yLibertatis conscientia, Instruccin sobre libertad cristiana y liberacin, enAAS79,554-599. Habra que tener en cuenta tambin la carta de Juan Pablo II al Episcopado del Brasil, del 9

de abril de 1986, http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/letters/1986/index.htm, y a Segundo,J. L., Teologa de la liberacin. Respuesta al cardenal Ratzinger.

47 Galilea, S., La religiosidad popular en la teologa de la liberacin latinoamericana, 375.

48 Ibid.

49 En este texto, cuando hablamos de pluralidad religiosa o pluralismo religioso entendemos el reco-nocimiento de la diversidad religiosa y la reexin teolgica sobre su relacin con el plan salvco deDios. En cambio, cuando hablamos de paradigma pluralista o teologa pluralista de las religionesqueremos hacer notar la perspectiva epistemolgica desde la que se aborda la cuestin de la diversidadde religiones, es decir, como una superacin del paradigma inclusivista que reconoce un pluralismode principio y derecho.

50 Vigil, J. M.; Barros, M.; Tomita, L. (coord),Por los muchos caminos de Dios I. Desafos del pluralismoreligioso a la teologa de la liberacin; idem,Por los muchos caminos de Dios II. Hacia una teologa


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sta se presenta como punto de encuentro entre la praxis liberadora, la re-formulacin del cristianismo y su teologa, a partir de un paradigma pluralistatomado de la teologa de las religiones. La teologa latinoamericana pluralista

de la liberacin constituira para sus promotores no una nueva teologa, sino unaforma distinta de hacer teologa, ya que se asume el paradigma pluralista para apartir de l reconstruir todas las propuestas teolgicas de la dogmtica cristiana,con el n de superar toda situacin de privilegio, la pretensin de absolutez yel supuesto exclusivismo del cristianismo; as, nos dicen sus promotores:

Esta teologa es concretamente latinoamericana, porque hemos convocadoa los telogos y telogas de nuestro continente; pero tambin, esta teologa

es latinoamericana espiritualmente, porque est ubicada y enraizada en esageografa espiritual de las grandes opciones reconocidas tradicionalmentecomo latinoamericanas: la opcin por los pobres, la encarnacin en la historia,la construccin apasionada de la utopa de Dios desde una Iglesia humilde yservidora. Una teologa, en denitiva, de la liberacin, o sea, genuinamentelatinoamericana este libro de teologa de la liberacin es el primer libro en lahistoria escrito con voluntad consciente de superar el inclusivismo y de situarseen una perspectiva de pluralismo () Y decimos teologa de la liberacin plu-ralista, como contradistinto de exclusivista o inclusivista. La teologa clsica de

la liberacin fue siempre inclusivista, la que este libro quiere contribuir superael paradigma del inclusivismo para adentrarse en el del pluralismo51.

Dada esta pretensin, conviene preguntarnos: qu motiv un cambio deperspectiva?, qu hizo que se tomara en serio la religin en s y la pluralidad

cristiana y latinoamericana del pluralismo religioso; idem,Por los muchos caminos de Dios III. Teo-loga latinoamericana pluralista de la liberacin; idem,Por los muchos caminos de Dios IV. Teologapluralista liberadora intercontinental; Hick, J.,La metfora del Dios encarnado. Cristologa para unapoca pluralista; Teixeira, F., Teologa de las religiones. Una visin panormica; Vigil, J. M., Teologadel pluralismo religioso. Curso sistemtico de teologa popular; Moliner, A.,Pluralismo religioso ysufrimiento ecohumano. La contribucin de Paul Knitter al dilogo interreligioso; Fornet-Betancourt,R.,Interculturalidad y religin. Para una lectura intercultural de la crisis actual del cristianismo;Lenaers, R., Otro cristianismo es posible. Fe en lenguaje de modernidad; Finguerman, A.,La elec-cin de Israel. Estudio histrico comparado sobre la doctrina del pueblo elegido en las religiones;Vigil, J. M. (coord.),Por los muchos caminos de Dios IV. Hacia una teologa planetaria. Igualmente,para un anlisis ms desarrollado de esta teologa se puede ver: Merino, P., Teologa pluralista de laliberacin en Latinoamrica: una cuestin abierta, en Revista Iberoamericana de Teologa 7, 37-63;ibid., Gnesis, desarrollo y aspectos crticos de la teologa pluralista de la liberacin, en RevistaTeologa 98, 79-94.

51 Vigil, J. M.; Barros, M.; Tomita, L. (coords.), Por los muchos caminos de Dios III. Teologa latino-americana pluralista de la liberacin, 10.


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de religiones (y tambin de culturas), como realidades y sujetos importantespara la praxis liberadora? A modo de sntesis, ofrecemos cuatro procesos:52

1) El desarrollo de una espiritualidad de la liberacin y los nuevos sujetos

teolgicos: muchos telogos con sus reexiones bblicas, cristolgicasy soteriolgicas fueron propiciando el clima de apertura y acogida a ladiversidad. Ser discpulo de Jesucristo implica en concreto ser servi-dor del Reino de Dios y buscar su justicia53. El proceso teolgico queen Latinoamrica dio prioridad al Reino de Dios permiti una visinteolgica y pastoral que ampli la frontera de lo eclesial. Asimismo, laopcin por los pobres hizo su contribucin a nuestro tema cuando, pocoa poco, el concepto de pobre se extendi al de marginado, excluido,minoritario, etctera. A partir de all fueron apareciendo las distintasteologas de contexto, tales como: india-andina, afrobrasilea, feminis-ta, ecohumana y dems, pero tambin se comenz a hablar de nuevosparadigmas en la teologa de la liberacin54, incluyendo aquellos quetienen como punto de partida la diversidad cultural y el pluralismoreligioso55. En realidad, se reconoce a los telogos de la liberacinque iniciaron estas reexiones como los verdaderos precursores de lateologa pluralista de la liberacin.

2) El concepto de macroecumenismo:56 en la Primera Asamblea del Pueblode Dios, celebrada en Quito en 1992, apareci este neologismo. En esaAsamblea se deni al macroecumenismo como nueva conciencia deun ecumenismo caracterizado por la universalidad del pueblo de Dios:

52 Mayores detalles de la exposicin que sigue la podemos encontrar en Merino, P., Teologa pluralistade la liberacin en Latinoamrica: una cuestin abierta, en Revista Iberoamericana de Teologa 7,37-63, y Gnesis, desarrollo y aspectos crticos de la teologa pluralista de la liberacin, en Revistade Teologa 98, 79-94.

53 Cf. Casaldliga, P.; Vigil, J. M.,Espiritualidad de la liberacin; Vigil, J. M., Espiritualidad del plu-ralismo religioso: una espiritualidad emergente, enPor los muchos caminos de Dios I, 136-155.

54 Orientacin y bibliografa en: Torres Queiruga, A.; Susin, C.; Sobrino, J. (edits.), Teologa delpluralismo religioso. El nuevo paradigma, en Concilium 319; AA. VV., Pluralismo y teologas endilogo, en Alternativas 20/21; idem, Modernidad, posmodernidad y teologa desde Amrica latina,en Cristianismo y Sociedad137; idem, Teologa y nuevos paradigmas.

55 Irarrzabal, D., Pluralismo religioso y teologas indias, enPor los muchos caminos de Dios I, 45-60; Da Silva, A., Pluralismo religioso y tradiciones afroamericanas, 61-75; Tomita, L., Pluralismoreligioso y teologa feminista de la liberacin, 76-91.

56

Cf. Vigil, J.M.; Casaldliga, P.,Espiritualidad de la liberacin, en especial el captulo Macroecu-menismo, 234-243; idem, Macroecumenismo: teologa latinoamericana de las religiones, en Porlos muchos caminos de Dios II, 73-90.


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el pueblo de Dios son muchos pueblos [] un nuevo ecumenismo quese dispone a abrazar con muchos ms brazos y muchos ms corazonesal Dios nico y mayor57.

El trabajo conjunto con otras denominaciones cristianas ya haba permi-tido desde hace mucho la valoracin del dilogo y la accin ecumnicaen favor de la liberacin, ahora ste se ampli hasta abarcar todos lossujetos de dilogo teolgico y las diversas religiones autctonas pararecalcar la pluralidad.

3) La reexin teolgica latinoamericana se enriqueci con la participacinactiva de sus telogos en la EATWOT (The Ecumenical Associationof Third World Theologians)58. En ella, los telogos latinoamericanos

intercambiaron y enriquecieron sus experiencias con telogos de laliberacin de otras latitudes que les presentaron sus problemticas(especialmente los asiticos). Todos reconocen que el desafo lo lanzprimero Aloysius Pieris, quien critic a la teologa de la liberacin lati-noamericana por no incluir en sus reexiones el valor e importancia dela religin y de las otras religiones para la praxis liberadora59, hechoque constituira un lujo inaceptable debido a que la mayora de lospobres no son cristianos. Junto a l es de gran inuencia Paul Knitter,

quien se ha dedicado a reexionar acerca de la importancia de unirambas formas de hacer teologa60. Pero tambin habra que agregar a

57 Citado por Teixeira, F., Teologa de las religiones. Una visin panormica, 123.58 Para una panormica de esto, ver Dussel, E., Teologas de la periferia y del centro: encuentro o

confrontacin?, en Concilium 191, 141-154.

59 Pieris, A., An Asian Theology of Liberation, traduccin: El rostro asitico de Cristo, idem, The Placeof Non-Christian Religion and Cultures in the Evolution of Third World Theology, en Asias Strugglefor Full Humanity.

60 Cf. Knitter, P., Toward a Liberation Theology of Religions; Hick J.; Knitter, P. (edits.), The Mythof Christian Uniqueness; idem, No Other Name? A critical survey of Christian attitudes toward theworld religions; idem, One Earth Many Religions. Multifaith Dialogue and Global Responsibility;

idem, Hacia una teologa de la liberacin de las religiones, en Alternativas 20/21, 37-64; tambin,Moliner, A., Pluralismo religioso y sufrimiento ecohumano. La contribucin de Paul Knitter al dilogointerreligioso.


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John Hick61, y con otros matices, a Claude Geffr62, Roger Haight63yAndrs Torres Queiruga64.

4) Por ltimo, la constatacin de los muchos pobres en muchas religio-

nes se ha convertido para la teologa pluralista de la liberacin enel signo de los tiempos ms importante y lugar desde el cual iniciarun dilogo con las religiones y abrirse al misterio de la presencia deDios65.

Los procesos descritos han permitido que la diversidad cultural y la plura-lidad religiosa se conviertan en eje esencial para la teologa de la liberacin66,considerando aqullas no slo como una realidad de hecho, sino de derecho67.Los telogos adheridos a esta corriente piensan que el dilogo interreligioso a

nivel terico no llega a dar verdaderos frutos; en cambio, la praxis del dilogoes algo urgente. Promueven la accin conjunta sobre aquello que une: el hechode la pobreza y la exclusin. Por ello se centran en la praxis liberadora queacenta el reinocentrismo y soteriocentrismo68; el movimiento de liberacinnecesita, dicen, de las religiones, porque contienen una fuerza liberadora quelas ideologas no poseen.

Por otro lado, el movimiento mundial de liberacin necesitara de un di-logo interreligioso tambin mundial, el cual no sera posible sin antes revisarel patrimonio conceptual y simblico de cada religin, piensa que antes de unproceso de dilogo interreligioso sera necesario un dilogo intrarreligioso69 y

61 Destaca la inuencia de su libro traducido al castellano:La metfora del Dios encarnado.

62 Dentro de su amplia obra destacan por su inuencia: La place des religions dans le plan du salut, enSpiritus 138, 78-97; La verit du cristianismo a l age du pluralismo religieux, enAngelicum 74,171-191;De Babel a Pentecote. Essais de thologie interreligieuse.

63 Destaca su libro traducido al castellano:Jess, smbolo de Dios.

64 Principalmente: Del terror de Isaac al Abb de Jess; idem,Dilogo de las religiones y autocompren-sin cristiana.

65 Por ejemplo: Casaldliga, P.,Por los muchos caminos de Dios I, prlogo; Tamayo, J., Muchos po-bres, muchas religiones. Hacia una teologa de las religiones liberadora, prlogo, 11; Vigil, J. M.,Muchos pobres, muchas religiones: la opcin por los pobres, lugar privilegiado para el dilogo entrelas religiones, 17-31.

66 Cf. Barros, M., Pluralismo cultural y religioso: eje de la teologa de la liberacin, enPor los muchoscaminos de Dios I, 156-181.

67 Cf. Vigil, J. M., Teologa del pluralismo religioso, 92.

68 Se ve aqu la clara inuencia de P. Knitter.

69 En este proceso seran importantes las aportaciones de Panikkar, R., en especial: The intrareligiousDialogue.


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un proceso de inreligionacin70. Concretamente, el paradigma pluralista postulaque el cristianismo no es la religin nica, sino una religin ms, aunque se hacenmatizaciones introduciendo conceptos como el de pluralismo asimtrico.

6. Algunas cuestiones que debe discernirla teologa sistemtica

El desarrollo que est teniendo la teologa latinoamericana pluralista de laliberacin est interpelando fuertemente a la teologa sistemtica, principal-mente por asumir el paradigma pluralista71de la teologa de las religiones y suconcerniente peligro de relativismo tras basarse en epistemologas de difcil

compatibilidad con la fe. En general, podramos resumir en cuatro las reascrticas:

1) La revelacin: se somete a juicio la idea de revelacin tradicional,con lo cual se habla ms bien de muchas revelaciones y se sospechade cualquier idea que contenga los conceptos de plenitud, unicidad,universalidad, eleccin y absoluto72.

2) La cristologa: sta es sin duda la principal temtica que se pretendesometer a crtica. Tradicionalmente la teologa de la liberacin tuvo

una visin inclusivista; sin embargo, ahora se pretende dar el paso yconstruir una cristologa de la liberacin desde un paradigma pluralista,proponindose varios modelos (por ejemplo, reinocentrismo, soterio-centrismo, etctera)73.

70 Cf. Torres Queiruga, A., Dios y las religiones: inreligionacin, universalismo asimtrico y teocen-trismo jesunico, enDel terror de Isaac al Abba de Jess, captulo 6.

71 Para una visin crtica de la epistemologa de este paradigma se pueden ver entre otros: DCosta, G.,(Ed), La unicidad cristiana reconsiderada.El mito de una teologa de las religiones pluralista; Ratzinger,J.,Fe, verdad y tolerancia. El cristianismo y las religiones del mundo; Rodrguez, L., El contextolosco y cultural de la declaracin Dominus Iesus, en Salmanticensis 48, 469-486; Snchez, J.L.,Filosofa y fenomenologa de la religin.

72 L. Susin, El absoluto en los fragmentos. La universalidad de la revelacin en las religiones, enPor losmuchos caminos de Dios II, 127-145; T. Balasuriya, Revelacin y revelaciones, en Por los caminosde Dios III, 13-30. Tambin es muy importante la inuencia de A. Torres Queiruga; como resumense puede ver su obra Dilogo de las religiones y autocomprensin cristiana. Una sistematizacincompleta, en J. Mara Vigil, Teologa del pluralismo religioso, 81.

73 Principalmente J. M. Vigil, Cristologa de la liberacin y pluralismo religioso, en Por los muchoscaminos de Dios II, 163-172. Idem, Teologa del pluralismo religioso, 153.


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3) El misterio de Dios: esta temtica es muy interesante, no slo porque yavenan hacindose propuestas desde el teocentrismo que proclamabanvarios autores de otros continentes, sino, sobre todo, porque es donde

estn haciendo su aporte las teologas de la liberacin en dilogo con lospueblos originarios. En general, reivindican la fe en el Dios que tienemuchos nombres, el Dios de la vida que ama a todos y que se puededecir de muchas maneras, por lo tanto, ninguna religin, ni mediacin,ni expresin cultural, debera erigirse como absoluta portadora de suvida y salvacin74.

4) La misin: aunque se hubiera esperado que en este punto tocramos laeclesiologa, preferimos hablar de la nueva visin de la misin, por ser,

sin duda, lo ms crtico. Como consecuencia de los puntos anteriores,ya no se trata de evangelizar mediante la proclamacin de la BuenaNueva ni de buscar la conversin, sino que se trata de compartir lasriquezas para ir puricando la propia pertenencia religiosa75.

Esta nueva forma de hacer teologa en Latinoamrica es todava una cuestinabierta76. Pero como advertimos, presenta elementos crticos que no podemosentrar ahora a desarrollar y que hacen peligrar su estatuto teolgico. No obs-tante, quisiera sealar tres elementos que me parecen importantes para tener en

cuenta a la hora de un discernimiento crtico de las nuevas posturas:a. La adecuada incorporacin de la diversidad cultural y la pluralidad

religiosa como problema teolgico77pasara por abordarlas desde elmtodo netamente teolgico, desde las fuentes de la revelacin. Lapregunta de fondo debera ser: qu papel juega en el plan de Dios ladiversidad cultural y la pluralidad religiosa? Esto conlleva mantener la

74 Aqu son muy importantes las Actas de las Asambleas del Pueblo de Dios y de los Encuentros de

Teologa Andina e India. Tambin, M. Barros, Pluralismo cultural y religioso: eje de la teologa dela liberacin, enPor los muchos caminos de Dios I, 156-181; J. Comblin, La teologa de las religio-nes desde Amrica Latina, 47-71; P. Knitter, Religiones, Misterio y liberacin: un dilogo entre lateologa de la liberacin y la teologa del pluralismo, enPor los muchos caminos de Dios II, 91-107;M. Barros, Muchos lenguajes y una nica palabra: amor, 147-161.

75 P. Suess, Pluralismo y misin. Por una hermenutica de la alteridad, en Por los muchos caminosde Dios IV, 62-76; A. Soares, Valor teolgico del sincretismo desde una perspectiva de teologapluralista, 77-91; J. M. Vigil, Teologa del pluralismo religioso, 333.

76 Cf. Merino, P., Teologa pluralista de la liberacin en Latinoamrica: una cuestin abierta, enRevistaIberoamericana de Teologa 7, 37-63.

77 Sobre el desafo de la interculturalidad, ver Seibold, J., La ciudadana intercultural. Un nuevo desafopara nuestros pueblos latinoamericanos y caribeos, en Stromata 64, 219-232.


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tensin entre la universal voluntad salvca de Dios y su realizacin apartir de una singularidad: la encarnacin del Verbo (cf. 1 Timoteo 2,4-6) y la misin del Espritu en la historia inseparable de la misin del

Hijo; es decir, habra que tener en cuenta lo sealado por la Declara-cinDominus Iesus, en torno a la unidad y unicidad de la salvacin enJesucristo.

b. La relacin entre Evangelio, compromiso con la realidad, diversidadcultural y religiosa, ha congurado en Latinoamrica una identidadteolgica y tradicin propia que se debe cuidar. Asumir, sin un buendiscernimiento, reduccionismos metodolgicos y epistemolgicosprovenientes de un pensamiento ilustrado, moderno o posmoderno,

que niegue el estatuto sapiencial-gnoseolgico propio de lo religioso yde la fe, sera a m juicio un retroceso. Adems, en la conguracin denuestra identidad latinoamericana el componente bblico se ha conver-tido en fundamental y constituye un elemento de juicio. En este sentido,retomar los elementos de una genuina espiritualidad de la liberacinque permiti salir al encuentro del otro religioso puede constituir unaporte originalmente latinoamericano al dilogo interreligioso.

c. Si la teologa latinoamericana incorporara a su reexin una perspectiva

ms acentuadamente trinitaria las perspectivas que se abriran seranenormes. Porque pensar y actuar en perspectiva trinitaria permitira va-lorar y respetar la pluralidad y la diversidad sin perder la unidad ni caeren relativismos que en el fondo hagan imposible un dilogo verdaderoe integrador.


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