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teorema Vol. XXI/1-3, 2002, pp. 179-180 Afinidades electivas Bertrand Russell y Jorge Santayana se recuerdan mutuamente Los filósofos Jorge Santayana y Bertrand Russell difícilmente hubieran podido ser más opuestos entre sí. Uno, español de origen modesto, prefería las letras a las ciencias, lo antiguo a lo moderno y aborrecía la acción, mien- tras el otro, aristócrata británico enamorado de la ciencia, era radicalmente progresista y empleó mucho tiempo de su vida en la acción política. Cada uno criticó duramente el pensamiento del otro. Sin embargo ambos conge- niaron y supieron valorarse. Russell penetró con tanta o más perspicacia que el psicólogo William James en la complicada alma de Santayana y éste, en tiempos de penuria para Russell, distrajo de los emolumentos que le deparó el éxito de ventas de El último puritano una sustanciosa cantidad para crear una fundación que subvencionase temporalmente a razón de mil libras anua- les a su necesitado colega. Russell accedió a ello, con la prosaica reserva de que su (segunda) divorciada esposa, Dora Russell, podría reclamar su parte. La solución fue la donación anónima. Las primeras quinientas libras le lle- garon en septiembre de 1937. El primer texto está tomado de los Retratos de memoria, publicados por Russell en1956; y el segundo procede de Mi anfitrión el mundo, tercera par- te de la biografía de Santayana, que vio la luz en 1953. M. G. RUSSELL RECUERDA A SANTAYANA Para él podían ser objeto de admiración desde los antiguos griegos a los modernos italianos, incluyendo a Mussolini. Pero era incapaz de sentir since- ro respeto por nadie que morase al norte de los Alpes. Sostenía que sólo los pueblos mediterráneos son capaces de llegar a la contemplación y que, por consiguiente, sólo ellos pueden llegar a ser verdaderos filósofos. Las filosofí- as alemana e inglesa eran para él esfuerzos vacilantes de razas inmaduras. [...] Era suave, meticuloso a su manera, y se excitaba raras veces. [...] Un anochecer, en Cambridge, después de haberle estado viendo por algún tiempo día tras día, me comunicó: “Mañana parto para Sevilla. Quiero estar en un si- tio donde la gente no reprima sus pasiones”. Supongo que esta actitud no es sorprendente en quien tenía pocas pasiones que reprimir. 179

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Filosofía académica

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  • teorema Vol. XXI/1-3, 2002, pp. 179-180

    Afinidades electivas

    Bertrand Russell y Jorge Santayana se recuerdan mutuamente

    Los filsofos Jorge Santayana y Bertrand Russell difcilmente hubieran podido ser ms opuestos entre s. Uno, espaol de origen modesto, prefera las letras a las ciencias, lo antiguo a lo moderno y aborreca la accin, mien-tras el otro, aristcrata britnico enamorado de la ciencia, era radicalmente progresista y emple mucho tiempo de su vida en la accin poltica. Cada uno critic duramente el pensamiento del otro. Sin embargo ambos conge-niaron y supieron valorarse. Russell penetr con tanta o ms perspicacia que el psiclogo William James en la complicada alma de Santayana y ste, en tiempos de penuria para Russell, distrajo de los emolumentos que le depar el xito de ventas de El ltimo puritano una sustanciosa cantidad para crear una fundacin que subvencionase temporalmente a razn de mil libras anua-les a su necesitado colega. Russell accedi a ello, con la prosaica reserva de que su (segunda) divorciada esposa, Dora Russell, podra reclamar su parte. La solucin fue la donacin annima. Las primeras quinientas libras le lle-garon en septiembre de 1937.

    El primer texto est tomado de los Retratos de memoria, publicados por Russell en1956; y el segundo procede de Mi anfitrin el mundo, tercera par-te de la biografa de Santayana, que vio la luz en 1953.

    M. G. RUSSELL RECUERDA A SANTAYANA

    Para l podan ser objeto de admiracin desde los antiguos griegos a los

    modernos italianos, incluyendo a Mussolini. Pero era incapaz de sentir since-ro respeto por nadie que morase al norte de los Alpes. Sostena que slo los pueblos mediterrneos son capaces de llegar a la contemplacin y que, por consiguiente, slo ellos pueden llegar a ser verdaderos filsofos. Las filosof-as alemana e inglesa eran para l esfuerzos vacilantes de razas inmaduras. [...] Era suave, meticuloso a su manera, y se excitaba raras veces. [...] Un anochecer, en Cambridge, despus de haberle estado viendo por algn tiempo da tras da, me comunic: Maana parto para Sevilla. Quiero estar en un si-tio donde la gente no reprima sus pasiones. Supongo que esta actitud no es sorprendente en quien tena pocas pasiones que reprimir.

    179

  • Afinidades electivas 180

    En su autobiografa cuenta que, en una ocasin, consigui despertar en l una emocin algo clida mi hermano, quien tena un yate al que haba invi-tado a Santayana. El yate estaba amarrado y el nico camino para llegar a l era una estrechsima plancha. Mi hermano corri prestamente sobre ella, pero Santayana tema caer al agua fangosa. Mi hermano le tendi su mano, mas era desgraciadamente tan psimo el equilibrio de Santayana, que ambos fue-ron a caer, chapoteando, en el semilquido lodo de la orilla del ro. Santayana refiere, algo horrorizado, que, en el lance, mi hermano profiri palabras que l no hubiera credo pudiese conocer un conde.

    BERTRAND RUSSELL

    SANTAYANA RECUERDA A RUSSELL De todos mis amigos, de todas las personas que pertenecan en algo a

    mi mundo, el ms distinguido era Bertrand Russell. Era de buena cuna, tena talento, cultura, un celo y una energa incansables, una inteligencia brillante y absoluta sinceridad y valor. Su amor a la justicia era tan agudo como su senti-do del humor. Se desenvolva a gusto en las matemticas, las ciencias natura-les y la historia. Saba bien los idiomas ms importantes y estaba bien informado de todo lo que ocurra en el mundo de la poltica y de la literatura. Debiera haber sido un lder, un hombre de fama e influencia universales. Se reconoca que era un hombre distinguido, pues haba dejado marca en mate-mticas y en lgica e inspirado en gran parte la nueva secta filosfica de los realistas lgicos. Pero en conjunto, en relacin con sus facultades, era un fracasado. Se desinfl. Derroch tiempo y energa, y hasta dinero, en cosas indignas. No dej un monumento a menos que lo sean sus Principia Mathematica, escritos en colaboracin con Whitehead que haga justicia a sus facultades y le d un puesto en la historia.

    [...] Era pequeo, moreno, vivaracho, con una expresin llena de vida y una risa de hiena. A algunos les pareca el hombre ms feo que haban visto. A m no me pareca feo, pues su mscara, aunque grotesca, era expresiva y atractiva.

    JORGE SANTAYANA

    Afinidades electivasBertrand Russell y Jorge Santayana se recuerdan mutuamenteLos filsofos Jorge Santayana y Bertrand RussellEl primer texto est tomado de los Retratos de mM. G.Russell recuerda a SantayanaSantayana recuerda a Russell