destinat a rios

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 estudos semióticos issn 1980-4016 semestral vol. 9, n o 2 p. 44–53 dezembro de 2013 http://www.revistas.usp.br/esse El  ethos  retórico de la gura política argentina en escenarios de enfren- tamiento económico con el sector agrario Karina Verónica de Francesco Resumo:  El presente trabajo tiene por objetivo realizar un análisis comparativo y contrastivo de la conguración del  ethos  retórico (Maingueneau,  2002)  de dos guras emblemáticas de la política argentina: Raúl Alfonsín y Cristina Fernández de Kirchner, ambos en escenarios de crisis y de enfrentamiento con el sector agropecuario, uno de los pilares de la economía local y el mayor generador de divisas para la República Argentina. Una de las escenas enunciativas (Maingueneau, 2007)  estudiadas está inscripta en un acto público llevado a cabo en la Sociedad Rural Argentina en el marco de la implementación del Plan Primavera en agosto de 1988, mientras que la segunda escena transcurre veinte años más tarde, en junio de 2008, en ocasión del discurso con el que la actual Presidenta Kirchner delineó los motivos que propiciaron el incremento de las denominadas “retenci ones” agropecuari as. Este estudio busca establecer regularidad es retóric o-enunci ativas en ambos discursos y hallar similitudes y diferencias en la pluridestinación que cada enunciador — a partir de su ethos previo o prediscursivo (Adam, 1999; 2010)  — pone en escena a la hora de legitimar sus palabras para reforzar lazos de creencia, persuadir y polemizar (  Verón, 1987a)  en contextos de apremios políticos y socioeconómicos. Desde la Teoría de la Polifonía Enunciativa  (Ducrot, 1984) , se ha examinado la construcción del lugar simbólico del antagonista, en tanto enunciatario explícito, encubierto e indirecto (García Negroni,  1988), y el rol de los colectivos de identicación, dentro de las identidades del imaginario, como co-enunciadores de los actos de amenaza, advertencia y desacreditación en la pugna polifónico-enunciativa por la palabra acreditada, a los efectos de persu adir a las identidades más amplias de la socied ad. Palavras-chave:  ethos retórico, pluridestinación, antagonista, pugna polifónico-enunciativa Introducción: el rol del agro como destinatario político Históricamente, el sector agropecuario representó, de manera orgánica, para la República Argentina el pilar proveedor de divisas extranjeras, producto de su rol constitutivo como principal exportador. Su estatus le conrió un prota gonismo simbólico como interlo cutor de una innidad de alocuciones  (Benveniste,  1977)  po- líticas, particularmente emergentes de la Presidencia de la Nación. Por momentos, ha ocupado el lugar del desti natar io directo del mensaje, ya sea en su estatuto de prodes- tinatario o como de paradestinatario (  Verón, 1987b). Es decir, se ha buscado contentarlo para prolongar acuerdos entre el sector y la clase política o, en su defecto, se ha intentado seducirlo para concretar acu- erdos oportunos. Lo cierto es que la historia lo halló en el lugar simbólico privilegiado del enunciatario legiti- mado, con voz y voto, destinatario de fuerzas ilocutivas (Searle, 1969)  explícitas dentro de la pluridestinación constitutiva del discurso político, mientras que dentro de este mismo sistema multifuncional y consignador de fuerzas simultáneas, otros sectores han sido los destinatarios antagónicos. Sin emb arg o, en vir tud de las representaciones soc ia- les que se habilitaron en determinadas esferas sociales como producto de esos lazos estrechos entre el po- der político y este sector económico, el “agro” perdió su estatuto privilegiado ante escenas validadas  (Main- gueneau, 2007)  que motivaron el cambio de rol y, por ende, una transición al lugar simbólico del antagonista  y destinatario encubierto e indirecto  (García Negroni, 1988) de fuerzas ocultas de desacreditación, desauto- rización y hasta de cosicación dentro del paradigma de pluridestinación política. En este sentido, dos discursos emblemáticos de pre- sidentes en ejercicio de sus funciones ponen en escena un ethos  con una identidad verbal (  Amossy ,  2010)  al servicio de una alocución de polémica, con el n de Docente / Universidad Argentina de la Empresa . Endereço para correspondência:   [email protected]  .

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  • estudos semiticos

    issn 1980-4016

    semestral

    vol. 9, no 2

    p. 4453dezembro de 2013

    http://www.revistas.usp.br/esse

    El ethos retrico de la figura poltica argentina en escenarios de enfren-tamiento econmico con el sector agrario

    Karina Vernica de Francesco

    Resumo: El presente trabajo tiene por objetivo realizar un anlisis comparativo y contrastivo de la configuracindel ethos retrico (Maingueneau, 2002) de dos figuras emblemticas de la poltica argentina: Ral Alfonsn yCristina Fernndez de Kirchner, ambos en escenarios de crisis y de enfrentamiento con el sector agropecuario,uno de los pilares de la economa local y el mayor generador de divisas para la Repblica Argentina. Una delas escenas enunciativas (Maingueneau, 2007) estudiadas est inscripta en un acto pblico llevado a caboen la Sociedad Rural Argentina en el marco de la implementacin del Plan Primavera en agosto de 1988,mientras que la segunda escena transcurre veinte aos ms tarde, en junio de 2008, en ocasin del discursocon el que la actual Presidenta Kirchner deline los motivos que propiciaron el incremento de las denominadasretenciones agropecuarias. Este estudio busca establecer regularidades retrico-enunciativas en ambosdiscursos y hallar similitudes y diferencias en la pluridestinacin que cada enunciador a partir de su ethosprevio o prediscursivo (Adam, 1999; 2010) pone en escena a la hora de legitimar sus palabras para reforzarlazos de creencia, persuadir y polemizar (Vern, 1987a) en contextos de apremios polticos y socioeconmicos.Desde la Teora de la Polifona Enunciativa (Ducrot, 1984), se ha examinado la construccin del lugar simblicodel antagonista, en tanto enunciatario explcito, encubierto e indirecto (Garca Negroni, 1988), y el rol de loscolectivos de identificacin, dentro de las identidades del imaginario, como co-enunciadores de los actos deamenaza, advertencia y desacreditacin en la pugna polifnico-enunciativa por la palabra acreditada, a losefectos de persuadir a las identidades ms amplias de la sociedad.

    Palavras-chave: ethos retrico, pluridestinacin, antagonista, pugna polifnico-enunciativa

    Introduccin: el rol del agro comodestinatario polticoHistricamente, el sector agropecuario represent, demanera orgnica, para la Repblica Argentina el pilarproveedor de divisas extranjeras, producto de su rolconstitutivo como principal exportador. Su estatus leconfiri un protagonismo simblico como interlocutorde una infinidad de alocuciones (Benveniste, 1977) po-lticas, particularmente emergentes de la Presidenciade la Nacin.Por momentos, ha ocupado el lugar del destinatario

    directo del mensaje, ya sea en su estatuto de prodes-tinatario o como de paradestinatario (Vern, 1987b).Es decir, se ha buscado contentarlo para prolongaracuerdos entre el sector y la clase poltica o, en sudefecto, se ha intentado seducirlo para concretar acu-erdos oportunos. Lo cierto es que la historia lo hall enel lugar simblico privilegiado del enunciatario legiti-mado, con voz y voto, destinatario de fuerzas ilocutivas

    (Searle, 1969) explcitas dentro de la pluridestinacinconstitutiva del discurso poltico, mientras que dentrode este mismo sistema multifuncional y consignadorde fuerzas simultneas, otros sectores han sido losdestinatarios antagnicos.Sin embargo, en virtud de las representaciones socia-

    les que se habilitaron en determinadas esferas socialescomo producto de esos lazos estrechos entre el po-der poltico y este sector econmico, el agro perdisu estatuto privilegiado ante escenas validadas (Main-gueneau, 2007) que motivaron el cambio de rol y, porende, una transicin al lugar simblico del antagonistay destinatario encubierto e indirecto (Garca Negroni,1988) de fuerzas ocultas de desacreditacin, desauto-rizacin y hasta de cosificacin dentro del paradigmade pluridestinacin poltica.En este sentido, dos discursos emblemticos de pre-

    sidentes en ejercicio de sus funciones ponen en escenaun ethos con una identidad verbal (Amossy, 2010) alservicio de una alocucin de polmica, con el fin de

    Docente / Universidad Argentina de la Empresa . Endereo para correspondncia: [email protected] .

  • estudos semiticos, vol. 9, no 2 dezembro 2013

    atacar, desautorizar y mitigar al mismo adversario y,paralelamente, constituirse como un cuerpo enunci-ante que triunfa ante un antagonista despiadado.Este estudio procura hallar un correlato entre las

    escenografas (Maingueneau, 2002) de las que emergeel ethos retrico de cada enunciador en tanto laconformidad estrecha entre una manera de decir yuna manera de inscribirse carnalmente en el mundo(Discini, 2003a) y la destinacin al adversario dentrode una pugna polifnico-enunciativa en el discurso deInauguracin de la Sociedad Rural Argentina del Dr.Alfonsn en agosto de 1988 y en el anuncio oficial delFondo de Redistribucin Social por parte de la Dra.Cristina Kirchner, ambos enfrentados con el mismoantagonista: el agro.

    1. Breve recorrido por ladimensin temporo-espacial

    Tras aos de una dictadura cvico-militar antropfaga,capaz de humillar y derrumbar toda la dignidad rema-nente de una nacin, investida de velados acuerdospoltico-empresariales entre sectores de elites, unadenostacin de lo criollo teido de un nacionalismo pa-tolgico, el empequeecimiento del Estado en pos delcumplimiento de un paquete de medidas neoliberalesy el derrumbe de las instituciones, la Repblica Argen-tina recibi nuevamente la democracia de la mano delDr. Alfonsn.Un escenario econmico apremiante amenazaba con

    una deuda externa cuyos intereses comprometan el50% de las divisas generadas por las exportaciones casi exclusivamente del sector agrario y una re-cesin del aparato productivo cuyas consecuenciasms claras eran una creciente tasa de desocupacin ysubocupacin y, por ende, el derrumbamiento de losingresos de los sectores populares.Desde sus comienzos en 1983, al mando de la Pre-

    sidencia de la Nacin, el Dr. Alfonsn y su gabinetecomprendan la necesidad urgente de subsanar estosaspectos preocupantes mediante medidas activas quepropiciaran y promovieran las exportaciones, con vis-tas a una reactivacin de las economas regionales,una reactualizacin de la tecnologa, la formacin deconsorcios y cooperativas de exportacin y la coordi-nacin de labores de produccin.No obstante, en 1988 y en vistas de un escenario

    sombro, el gobierno elabor una estrategia de salva-taje denominada Plan Primavera, con el que se buscregular el precio del dlar mediante un doble juegocambiario y, de este modo, propici un acuerdo condiversos sectores a fin de congelar precios y salariospara combatir el flagelo de la creciente inflacin.Inevitablemente, la crisis se profundiz y el gobi-

    erno nacional hubo de enfrentar los efectos de lasretenciones a las exportaciones, el desdoblamiento

    cambiario que significaba para los productores aunms retenciones , el cierre continuado de mercadosde exportacin, y un marcado endeudamiento de lospequeos y medianos productores. Este marco desola-dor fue agravado por factores climticos adversos, loque constituy una escena sociopoltica y econmicacrtica y desalentadora para el discurso del PresidenteRal Alfonsn en la Exposicin Rural Argentina.Sin embargo, lo que constitua la mayor amenaza

    para la toma de la palabra de este locutor poltico era laqueja continua del sector agropecuario ante las reten-ciones a las exportaciones, motivo que se resignificaraen la segunda de nuestras escenas enunciativas veinteaos ms tarde, cuando el joven gobierno de la Presi-denta Cristina Fernndez de Kirchner reformulara supoltica impositiva respecto de las agroexportaciones eimplementara un sistema de retenciones mviles paradeterminados productos agropecuarios, en el marcodel Lanzamiento del Fondo de Redistribucin Socialpara hospitales, viviendas urbanas y rurales, y cami-nos rurales.Seis meses despus de la asuncin de la Presidenta

    Kirchner, primaba un marco de estabilidad instituci-onal y democracia consolidada, acompaado de unarecuperacin econmica, un decrecimiento de la deso-cupacin y la subocupacin, una balanza comercialpositiva, una productividad ascendente y un mercadointernacional vido de adquirir agroalimentos. El sigloXXI manifestaba claramente la necesidad imperiosade abastecerse de alimentos y energa, e indudable-mente Argentina ya haba recuperado su estatuto comoproveedor de commodities: el agro nuevamente sehaba consolidado como el sector ms vigoroso de laeconoma nacional, al recaudar millones de divisasextranjeras mes tras mes.A la luz de este escenario, y ante la exigencia interna

    por fortalecer sectores de la poblacin an apremia-dos por necesidades econmicas bsicas y vctimasde una pronunciada brecha social, el gobierno decidiinstrumentar la resolucin 125/08 popularmenteconocida en todas las socioesferas nacionales como la125 , un sistema mediante el cual se incrementaranlas retenciones a las exportaciones de soja y girasol yse establecera un sistema de aplicacin mvil.La medida suscit un paro agropecuario, sin prece-

    dentes, protagonizado de manera conjunta porlas cuatro patronales que representan el sector: laSociedad Rural Argentina, institucin que enmarc eldiscurso del Presidente Alfonsn en 1988, la FederacinAgraria Argentina, las Conferencias Rurales Argenti-nas y la Confederacin Intercooperativa AgropecuariaAlimentaria.Unidos, se pronunciaron en contra de las retencio-

    nes y consumaron una serie de acciones que obstacu-lizaron muchas de las actividades econmicas propiasdel sector agrario y otras vinculadas o derivadas de

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  • Karina Vernica de Francesco

    la agroindustria, como la interrupcin del transporteinterurbano e interprovincial y las agroexportaciones,bloqueo de rutas y puertos, piquetes y un recurrenteinstrumento de protesta desde la crisis de 2001: los ca-cerolazos, pero esta vez sustanciados en Buenos Airespor los barrios de mayor poder adquisitivo, afectadospor ser grandes empresarios ganaderos y cerealerosque veran reducidas en cierto grado su alta ren-tabilidad.En el marco de un lock-out patronal agrario inscripto

    en una mediatizacin resignificante, el surgimiento deuna polarizacin de opiniones y anlisis de autores eintelectuales en los principales medios y una politiza-cin efervescente del fenmeno, la Presidenta CristinaKirchner se dispuso a enunciar el Fondo de Redistri-bucin Social rodeada de sus colaboradores en la CasaRosada y transmitido por cadena nacional.

    2. Dos instancias enunciativas,escenas entrelazadas en eltiempo y un adversario comn

    Si bien nos encontramos frente a dos instancias enun-ciativas claramente diferenciadas por el dispositivode enunciacin (Maingueneau, 2007), la dimensintemporo-espacial, y el modo de circulacin (Vern,1987b), que determinan claramente el juego de rolesen ambas alocuciones y una escenografa particular,los dos espacios de enunciacin comparten una se-rie de escenas validadas instaladas en la memoriacolectiva de los sectores medios y bajos de la socie-dad argentina con las distinciones que se deberanconsiderar entre cada uno de estos metacolectivos2.Estas escenas operan como una suerte de andamiajeestereotipado del que dispone cada enunciador pol-tico al reactualizarlas y reinvestirlas en cada situacinde enunciacin en bsqueda de la homologacin3 delenunciatario.Una historia de potestad compartida entre el sector

    agropecuario y la clase dirigente ms conservadora entorno a los sucesos nacionales sumada al vnculoinquebrantable de los grandes terratenientes con lasfuerzas armadas ha construido en el colectivo argen-tino una serie de representaciones sociales en la Doxa4que circunscriben este sector a una oligarqua anti-argentina y vendepatria, terratenientes explotadoresdel pen rural, seores feudales enemigos del obrero,seoras aristocrticas anti-evita y - particularmentepara los sectores medios escenas en torno de unapatronal agraria partcipe de las aberraciones de lasdictaduras cvico-militares que azotaron la Argentina delsiglo XX. De este modo, la enunciacin de Alfonsn da

    cuenta de un paralelismo entre los comportamientosde algunos sectores en la SRA y las conductas autorita-rias de la ltima dictadura, as como las palabras de laPresidenta Kirchner denuncian la asimetra alarmanteentre el agro, que derrama ros de leche, y ciertossectores populares donde an hace falta alimento.

    Estas manifestaciones no se producen en tiem-pos de dictadura, aunque parece que algunoscomportamientos no se consustancian con lademocracia, porque es una actitud fascista elno escuchar al orador. (Alfonsn, 1988)El problema de la pobreza sin redistribucindel ingreso y sin tocar rentas extraordinarias,compatriotas, es imposible. (...) Vimos cor-tar rutas, decidir por parte de un sector quinpasaba y quin no; derramar ros de leche,en una Argentina donde todava hace faltamucho alimento para muchos argentinos queno pueden acceder. (Kirchner, 2008)

    Este conglomerado de representaciones ha funci-onado en cierta medida como un repertorio deescenas disponibles del que cada enunciador se apro-pia para avalar o rechazar, confrontar o transformar(Discini, 2003a) y as lograr que su enunciatario integreel mismo universo social.

    3. El marco escnico, un abanicode escenografas y laconstruccin del ethos

    Si bien ambos discursos estn circunscriptos a unamisma escena englobante (Maingueneau, 2002) de-terminada por el tipo discursivo poltico, que comotal constituye un Macro Acto de Habla de Persuasin(Garca Negroni, 1988) caracterizado por la pluridesti-nacin en el que se busca fortalecer lazos de creencia,persuasin y polmica mediante los cuales se interpelaexplcitamente, pero tambin se desacredita o se advi-erte de manera oculta o indirecta, cada escena genricanos revela dos gneros discursivos5 con distintos rolespara los participantes, y un modo de circulacin y unafinalidad claramente diferenciadas.Pese a que ambos gneros corresponden a discursos

    presidenciales y prima el rol institucional del oradorque pone en escena un determinado cuerpo enunci-ante (Discini, 2003a), estn distanciados por el marcoespacial determinante, que suscitar un tipo de rela-cin entre escena genrica y escenografa que las aleja,aunque ambos enfrentados con el mismo adversario yante un escenario igualmente crtico.

    2 Vern, 1987b, p. 203 Garca Negroni, M.M. y Tordesillas, M. La enunciacin de la lengua. De la deixis a la polifona. Madrid: Gredos, 2001.4 Charaudeau, P. y Maingueneau, D. Diccionario de anlisis del discurso. Buenos Aires: Amorrortu, 20055 Maingueneau, D. Genses du discours. Bruselas: Philosophie et Langage, 1984.

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    El discurso del Dr. Alfonsn corresponde al gnerode inauguracin presidencial de la SRA, estrictamenteinstitucionalizado en la Repblica Argentina, aunqueen ese momento primaba el descontento de un sec-tor todopoderoso anfitrin del encuentro que, duranteaos, vio legitimada su voz por su rol protagnico en laeconoma nacional. El discurso de la Dra. Kirchner, encambio, se desarroll en el marco de la Casa Rosada,es decir, ella como anfitriona, y el gnero discursivocorresponde al de un anuncio presidencial transmi-tido por cadena nacional para todos los sectores de lapoblacin.Si bien es esperable que el discurso de inauguracin

    constituya un modo 2 de gneros instituidos y estsometido a un pliego de condiciones altamente res-trictivo y construya una escenografa (Maingueneau,2002) preferentemente determinada por la escena ge-nrica, el gnero del discurso del Dr. Alfonsn oscilaentre un modo 2 y un modo 3, dado que su palabra seencuentra bajo la constante amenaza de un enuncia-tario anfitrin cuya intervencin se ve legitimada, porlo que conduce al enunciador a proferir enunciadosdependientes del entorno (Discini, 2003a). As, en laenunciacin de Alfonsn se despliega una escenografaque dibuja el personaje del hroe de los poemas picosanglosajones, como Beowulf, quien lucha individual-mente contra Grendel y otros dragones y monstruosdespiadados en territorio ajeno, con la certeza de queenfrenta un adversario infinitamente ms poderosoe inquebrantable, pero con la conviccin de lucharpor una causa noble: defender la produccin agrarianacional.

    Parece que algunos comportamientos no seconsustancian con la democracia, porque esuna actitud fascista el no escuchar al orador.(...) Y son tambin los que se han equivocado yhan aplaudido a quienes han venido a destruirla produccin agraria argentina. No son losproductores agropecuarios. (Alfonsn, 1988)

    Sin embargo, esta escenografa luego atraviesa unaetapa de transicin e hibridez en la que el hroe seve debilitado, pero contina fiel a su causa. Seguida-mente, emerge una tercera escenografa en la que nu-estro protagonista - consciente de su debilidad ante eladversario implacable que no reconoce su investidura,y ante la necesidad de una estrategia contundentepara sobrevivir pide disculpas por ciertos errorescometidos y solicita una tregua para poder capear latormenta poltica y econmica en la que la RepblicaArgentina est sumergida.

    Yo s y empiezo por decirles a todos, comohombre humilde de esta Argentina que meha elegido Presidente que he cometido errores

    pero estoy persuadido por el esfuerzo equita-tivo y en conjunto; es como se han de lograrlas soluciones. (Alfonsn, 1988)

    Por su parte, el anuncio presidencial de CristinaFernndez de Kirchner en la Casa de Gobierno com-prende un gnero discursivo instituido que tambinsuscita escenografas que no se apartan demasiado deun modelo preestablecido y se instala en un modo 2(Maingueneau, 2007) con ciertas escenografas prefe-renciales aunque, por momentos, dada la envergaduradel adversario y de la crisis, se advierten rasgos deun modo 3. En este sentido, se revelan escenografasmenos esperables. No obstante, pese a que los enun-ciados producidos son dependientes del entorno y deldispositivo Cristina Kirchner en cadena nacionalanunciando a todo el pas rodeada de su gabinete ycolaboradores en Casa de Gobierno el discurso sedelinea sobre los rieles esperables y la investidura pre-sidencial adquiere un estatus privilegiado, a diferenciade la instancia enunciativa previa.

    Adoptamos un sistema de retenciones mvi-les para determinados productos alimentarios:para el maz y el trigo redujimos la alcuota,que hasta ese momento estaba vigente y laaumentamos para la soja. (Kirchner, 2008)

    Si bien la naturaleza del discurso poltico puedepropiciar una diversidad de escenografas, la instan-cia enunciativa en juego est claramente restringidapor el estatuto institucionalmente singular que poseeel poltico en ejercicio de sus funciones como primermandatario. A la luz de este encuadre, las esceno-grafas que se construyen del mandatario, y lderresponsable de una nacin en tiempos apremiantes estn rutinariamente adaptadas al gnero en cuestin:el anuncio presidencial en cadena nacional. En estesentido, se puede observar la aparicin de enunciadosdesagentivados reiterativos, provenientes de una vozinstitucional que revela una distancia entre lo dicho ylo mostrado (Discini, 2003a). Se dice que es el Estado,aunque ese Estado mismo slo se muestra legitimadoen su propio acto del decir.

    La medida tuvo por objeto dos finalidadesesenciales: la primera y principal, la seguri-dad alimentaria, la soberana alimentaria enla mesa de todos los argentinos. (...) El Es-tado no quiere cerrar las cuentas fiscales, elEstado quiere cerrar la cuenta social de todoslos argentinos. (Kirchner, 2008)

    No obstante, ante la necesidad constitutiva del enun-ciador poltico de polemizar con el adversario, mientrasfortalece el lazo de creencia6 con el prodestinatario yprocura construir un lazo con el indeciso, la enun-ciacin misma instituye otras escenografas que no

    6 Vern, 1987b, p. 19

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  • Karina Vernica de Francesco

    son impuestas por el gnero. En virtud de esto, seponen en marcha tres escenografas adicionales quecorresponden a los momentos enunciativos en los queel gnero se aproxima al modo 3. Una de ellas seinstaura cuando la enunciacin construye una esce-nografa en la que la voz de un miembro del pueblo manifiesta en el nosotros inclusivo y simtrico - dialogacon sus compatriotas y los advierte del contexto socialen tanto que busca abrir sus ojos.

    En serio argentinos, necesitamos poner muchoesfuerzo porque todava hay mucha deudasocial pendiente. Y como de aquel 10 dediciembre, mientas haya un pobre en la Pa-tria no habr victoria definitiva para ningnargentino.(Kirchner, 2008)

    La misma enunciacin habilita una segunda esce-nografa en la que un militante peronista les recuerdairnicamente a los medios y a los analistas y quiza la poblacin toda que los radicales, quienes seautoproclaman estadistas, han fracasado al mando delgobierno nacional, particularmente la administracindel Dr. Alfonsn.

    Qu sera un gesto de estadista? (...) podradecirles, entonces, despus a todos los argen-tinos, el Gobierno y el campo estn en orden.Feliz da de la Bandera. (Kirchner, 2008)

    Por ltimo, se pone en marcha una tercera esceno-grafa desde donde emerge una voz didctica que leexplica al pueblo el estado de situacin.

    Precisamente, la totalidad prcticamente, hoy,de este producto se exporta casi el 95 por ci-ento y para que ustedes tengan una idea decada 10 kilos de soja, 9 kilos y medio van alexterior, sin embargo, (...) de cada 10 kilosde carne solamente podemos exportar 2 kilos.(Kirchner, 2008)

    A lo largo de la enunciacin que las legitima, las esce-nografas se suscitan de manera simultnea a las quecorresponden al conjunto de escenografas rutinariaspara el gnero en juego.Como parte constitutiva de las escenas de enunci-

    acin7 , cada enunciador legitimar su decir, pero esslo en la inscripcin misma del discurso desde dondese le otorgar una posicin institucional y se determi-nar la imagen del enunciador correspondiente conla finalidad del discurso, es decir, su ethos retrico.En efecto, cada enunciador debe otorgarse, y tambinconferir a su enunciatario un cierto estatus para quesu habla se convalide y de ah nace su posicin institu-cional y marca su relacin con un determinado saber(Discini, 2003a).

    De este modo, el ethos de cada enunciador tienecaractersticas retrico-enunciativas que constituyenun tono o vocalidad que le dar autoridad a lo que stedice. En el caso del discurso de Alfonsn, el ethos setraslucir mediante un tono verbal que oscilar entreel enfado, la indignacin, la vehemencia, y finalmentela mesura y la calma, apoyndose sobre la doble figuraenunciativa del cuerpo enunciante: su carcter y sucorporalidad (Maingueneau, 2007). Las determinacio-nes psquicas del tipo justiciero romntico pelendoseante las fuerzas del mal, cumplidor de las normas de lavida democrtica, junto con las determinaciones fsicasde un ser que se mueve en el mundo respetuosamenteemergen de la misma instancia subjetiva en el que elenunciatario construye la figura del garante del ethos.En este sentido, el modo de mostrarse respetuoso

    por las instituciones, defensor de la democracia y ca-paz de enfrentar al enemigo, an sin armas, permitirque el enunciatario incorpore o le d cuerpo al garante8

    Por su parte, el ethos que emerge de la enunciacinde Cristina Kirchner se traslucir mediante un tonoverbal que, si bien atraviesa la molestia y el enojo, delmismo modo transita la conviccin, la vehemencia, laseguridad y, en cierta medida, el control de las pa-siones a travs de estrategias como la subversindiscursiva, la irona, y el uso de metforas concep-tuales propias la Doxa pampeana amparada porescenas reconocidas del colectivo de identificacin ydel metacolectivo.Dada la escenografa compuesta en ambas enunci-

    aciones, se suscitar as un conjunto de eth de losdistintos garantes en oposicin a otro cuerpo antag-nico.

    4. La pugna entre el garante y elanti-garante en las tresescenografas de la SRA

    Como fue mencionado anteriormente, en el discursode inauguracin de la SRA se instauran tres escenogra-fas que legitiman el surgimiento de tres identidadesa medida de ese mundo construido y es en esas es-cenografas donde los distintos garantes destinan suenunciacin al adversario.Los tres garantes emergentes, el de Beowulf lu-

    chando en tierra extraa contra Grendel y otros seressupernaturales, el hroe en lucha construido en laescenografa de transicin y, por ltimo, el hroe quepide clemencia, destinan su enunciacin hacia el ene-migo mediante un abanico de estrategias discursivas,lo que contribuir a la fortaleza creciente de la figurade un anti-garante, que se opondr a cada uno deellos.

    7 Maingueneau, Dominique (2002): Problmes dethos . Pratiques n. 113/114, p. 55-67, 2002.8 Maingueneau, 2002, p. 60 a travs de la constitucin del ethos.

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    4.1. Beawulf y GrendelEn esta escenografa, el hroe transita por varias es-trategias de destinacin. Al comienzo, se detectaninstancias de destinacin explcita hacia el adversario,directamente interpelado.

    No coincido Seor Presidente, pero le pido quecontinuemos esta discusin. Creo que estamostrabajando para circunstancias muy difciles.(Alfonsn, 1988)

    Asimismo, se observa la destinacin de fuerzas ocul-tas o implcitas del tipo encubierta e indirecta (GarcaNegroni, 1988) a travs de sus dos posibles estrategias.Es decir, el hroe ataca y se vale de todas las tcticasque tiene a su disposicin. Recurre a la destinacinencubierta, pero mediante una de sus formas privile-giadas: las construcciones sintcticas nominales en3o persona del singular o plural en el modo subjuntivoo indicativo y generalmente encabezadas por quien,quienes, los que, alguien. Si bien es un destina-tario difusamente identificado, tiene siempre rasgoshumanos (se han equivocado, han aplaudido).

    Y son tambin los que se han equivocado yhan aplaudido a quienes han venido a destruirla produccin agraria argentina. (Alfonsn,1988)

    Por ltimo, surge la destinacin indirecta mediantedos estrategias polifnico-enunciativas estudiadas porGarca Negroni (1988): pugna polifnica por la palabraautorizada y alusin a uno de dos discursos en pugna.En la primera de las estrategias, se ponen en escenados puntos de vista o enunciadores9 en trminos du-croteanos, de los cuales uno resultar desautorizado,mientras que en la segunda no se descalifica una vozo un discurso sino que el enunciador se homologa10con uno de los discursos antagnicos. En este tipo dedestinacin, el adversario es totalmente cosificado y seconvierte en un discurso; pierde su entidad humana.

    Esfuerzos hacemos todos. Tenemos que expor-tar y vamos a exportar una vez ms. (Alfonsn,1988)

    En este caso, en tanto, la destinacin indirecta seproduce mediante la alusin a uno de dos discursosen pugna: uno que sostiene que los nicos que hacenesfuerzos son los productores agropecuarios y otro quesostiene que el esfuerzo es de la Nacin en su totalidad,postura con la que se homologa el garante.

    Estas manifestaciones no se producen en tiem-pos de dictadura, aunque parece que algunos

    comportamientos no se consustancian con lademocracia. (Alfonsn, 1988)

    En este ltimo ejemplo, se observa la primera delas estrategias. El garante desautoriza la voz del ad-versario mediante el recurso de la negacin (no seconsustancian), donde se suscitar un dilogo crista-lizado11 en el que emergen dos puntos de vista, unoes desacreditado por el garante y con el otro ste sehomologa.

    4.2. El hroe pide clemencia

    De esta manera, se abre paso a la tercera escenogra-fa que dar cuerpo al garante del hroe combatidopidiendo misericordia, an con la conciencia de unacausa justa. Desaparece, as, la destinacin que de-sacredita o desautoriza. Ya no se interpela tampoco,sino que el garante pide perdn y convoca al trabajoen comunidad.

    Yo s y empiezo por decirles a todos, comohombre humilde de esta Argentina que meha elegido Presidente que he cometido errorespero estoy persuadido por el esfuerzo equita-tivo y en conjunto; es como se han de lograrlas soluciones. (Alfonsn, 1988)

    A la luz de esta metamorfosis, se advierte la figuradel anti-garante que emerge de la misma escenografay es esta misma instancia subjetiva en la que el anta-gonista contraataca y paulatinamente se engrandeceante la lucha estril de cada garante heroico.De esta manera, el cuerpo enunciante protagonista

    - aquel que la enunciacin construye como el hroe -acaba derrotado por el segundo cuerpo que emerge, elantagonista, fortalecido inversamente a medida que elgarante ve disminuir sus fuerzas. El ethos movilizaen el enunciatario la incorporacin de un cuerpo que,inscripto en un conjunto de esquemas reconocidossocialmente, es derribado en la enunciacin mismaante el cuerpo antagnico que prospera y se enaltecesobre entidades metacolectivas y escenas validadasque, paradjicamente, resaltan la debilidad del garantey lo tornan vulnerable.

    5. Una contienda discursivaveinte aos despus

    En el discurso de la Presidenta Kirchner, se manifiestatambin una serie de escenografas que ponen en juegola instauracin de un conjunto de eth corporalizadosen un grupo de garantes que se enfrentarn simult-nea y conjuntamente con otro cuerpo, ante el cual severn fortalecidos en el acontecer enunciativo.

    9 Ducrot, O. El decir y lo dicho. Buenos Aires: Paids, 1984.10 Garca Negroni, M.M. y Tordesillas, M. La enunciacin de la lengua. De la deixis a la polifona. Madrid: Gredos, 2001.11 Discini, 2003b, p. 156

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    5.1. La voz de la Jefa de EstadoA lo largo de esta escenografa rutinaria - dada la natu-raleza del gnero-, el garante del ethos nunca ataca aladversario mediante la destinacin directa. Siempre lohace a travs de la destinacin encubierta o indirecta,y tras el desdoblamiento del yo enunciador en una vozironizada y otra ironista, que deja ver que los sectoresde mayor rentabilidad pueden haberse beneficiado decircunstancias non sanctas.

    La segunda parte es la redistribucin del in-greso, de aquellos sectores que mayor ren-tabilidad tienen por distintas circunstancias.(Kirchner, 2008)

    Aqu el garante del ethos de la Jefa de Estado recurrea la destinacin encubierta hacia el cuerpo antagnicoy lo instala mediante el uso de una construccin no-minal indefinida en 3o persona en el rol del tercerodiscursivo o no persona12, con escasos rasgos huma-nos, y sin posibilidad de rplica.

    El Estado no quiere cerrar las cuentas fisca-les, el Estado quiere cerrar la cuenta social detodos los argentinos. (Kirchner, 2008)

    En el marco del mismo tipo de destinacin, el cuerpoenunciante desacredita al adversario mediante el usodel dilogo cristalizado (Ducrot, 1984) inscripto en lanegacin. El punto de vista que plantea lo positivo el Estado quiere cerrar las cuentas fiscales es recha-zado por el punto de vista con el que se homologa elgarante de la Jefa de Estado.

    Y adems es un sector que, carente de riesgo,sin necesidad de capital intensivo, con pocaocupacin de mano de obra se transforma enuno de los ms rentables. (Kirchner, 2008)

    Es frecuente la destinacin indirecta tambin paraeste garante mediante la estrategia de la alusin ados discursos en pugna en la que se ponen en escenados discursos antagnicos y el garante no desacreditauno de ellos, sino que se homologa con el discursoopuesto para luego subvertirlo13. En este sentido, elgarante legitima el discurso que sostiene que el sectoragrario disfruta de una rentabilidad que el resto de lapoblacin no tiene.

    5.2. La maestra explicaEn esta escena, se instituye un cuerpo legitimadodocente que le explica a la poblacin, en tanto des-tinatario directo, cmo es el escenario alimentario y

    econmico del momento. El garante se nutre de ladestinacin directa y explcita para enviar una fuerzaoculta a su adversario en la forma de destinacin in-directa. As, construye un cuerpo antagnico cuyodiscurso olvida y desestima los hbitos alimenticios dela poblacin en pos de acumular ms rentabilidad atravs de las agroexportaciones. Adems, se intensificael componente didctico aunque asimtrico, mediantela figura retrica de permutacin en la que sustituyeel refrn (los argentinos) no comemos vidrio por losargentinos no comemos soja, es decir, no nos engaancon la soja.

    Por qu? Se preguntaran ustedes, qu tieneque ver la soja. Los argentinos no comemossoja. [...]Es que los argentinos, compatriotas yamigos, toman leche, comen carne, comen pany ahora pueden hacerlo ms, inclusive, porquemuchos han conseguido trabajo. (Kirchner,2008)

    Dentro de la destinacin indirecta, tambin acude aluso de la cristalizacin de voces14 en la negacin, refor-zada por la figura retrica de anfora mediante la cualse repite una palabra y se intensifica la desautorizacindel otro.

    No vivimos una crisis en estos 90 das (?) Losrestaurantes estaban llenos, el consumo po-pular creciendo, las exportaciones creciendo,las ventas creciendo. (Kirchner, 2008)

    5.3. La compaera sabe

    En este caso se movliza el cuerpo de la compaera Cris-tina, en tanto militante peronista, quien deslegitima aladversario tambin mediante la destinacin indirecta,y en esta escena particularmente - la destinacinse ve fortalecida por la subversin discursiva (Main-gueneau, 2007), una imitacin descalificante. Recurreuna vez ms a la pugna polifnica. Tres voces hablande manera cristalizada. Una de ellas representa laaforizacin socialmente reconocida proveniente de unaescena validada que vio al radicalismo al mando delgobierno nacional en condiciones muy crticas: FelicesPascuas. La casa est en orden15 . Una segunda vozingenua se homologa con la misma y, finalmente, latercera es la que subvierte y con la que se identificael garante de la compaera, quien se autoconfiere laautoridad de ironizar sobre el fracaso del radicalismo,apoyada por el colectivo de identificacin: los peronis-tas.

    12 Benveniste, . Problemas de Lingstica General II. Mxico: Siglo XXI editores, 1977.13 Maingueneau, D. Anlisis de textos de comunicacin. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visin, 2007.14 Ducrot, 1984, p. 16515 s/a, Alfonsn: Felices Pascuas, la casa est en orden? [en lnea], Buenos Aires, www.youtube.com.ar, 28 de octubre de 2010,

    Direccin URL: , consulta: 21 de noviembre de 2011.

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  • estudos semiticos, vol. 9, no 2 dezembro 2013

    Qu sera un gesto de estadista? Sera, talvez, decirle a los sectores que ms rentabili-dad han tenido, en los ltimos tiempos, estbien, como durante 90 das cortaron caminos,hicieron lock out patronal, no permitieron queotros argentinos trabajen, encarecieron pro-ductos, est bien hay mucho lo, qudense contodos y vamos a ver qu hacemos el resto delos argentinos. Y lo pens y digo, podra decir-les, entonces, despus a todos los argentinos,el Gobierno y el campo estn en orden. Felizda de la Bandera. (Kirchner, 2008)

    La estrategia que privilegia este garante slo se cir-cunscribe a la destinacin indirecta combinada conla subversin discursiva en la que se ironiza la vozde sectores que, a su entender, han fracasado en lahistoria nacional y ahora se manifiestan a favor deladversario.

    5.4. La compatriota nos cuentaFinalmente, la compatriota ejecuta estrategias quecontinan dentro del mismo tipo de destinacin: laindirecta. El adversario es reducido a discurso, sinentidad humana y recurre a la homologacin del meta-colectivo social.En el siguiente ejemplo, el garante desautoriza me-

    diante la pugna polifnica que se manifiesta en lanegacin. En este sentido, y avalado por el metaco-lectivo del Estado Nacional, niega mediante uno delos puntos de vista el discurso que sostiene que elpresente es un escenario de crisis y lo desautoriza.

    No, crisis fueron aquellas, en realidad estba-mos viviendo la reaccin de un sector, al queel Estado, en atribuciones legtimas que le con-fiere la Constitucin, haba afectado una partede su renta extraordinaria para un ejercicio deredistribucin (Kirchner, 2008)

    En esta instancia, el garante de la compatriota lesrecuerda a sus conciudadanos el horror que, comosociedad en su conjunto, han vivido durante la ltimadictadura militar y moviliza el metacolectivo plural delos argentinos para reforzar uno de los discursos enpugna, aquel que sostiene que el reclamo del campose asemeja por sus prcticas a las estrategias des-piadadas de la dictadura. De este modo, el discursode la protesta del campo queda anulado por el otrodiscurso.

    Hemos visto escenas de violencias, hemosvisto gente golpendose, hemos visto camio-netas incendiadas. Son fotografas de unaviolencia que los argentinos no merecemos,ninguno, porque hemos sufrido mucho por acti-tudes intolerantes y de violencia. Lo s porque

    en toc vivir en una Argentina dividida y en-frentada. (Kirchner, 2008)

    La simultaneidad de las escenografas puestas enmarcha acta en este discurso como un ejrcito de per-sonajes que deciden formar un cuerpo inquebrantablepara luchar contra el adversario en comn.

    6. En dilogo con el ethosprediscursivo

    No debemos ignorar que, particularmente en el dis-curso poltico, el ethos retrico se construye a partirde un dilogo con las representaciones del ethos delenunciador protagonista en instancias previas al actoenunciativo y, por ende, la imagen que el enunciata-rio se hace del enunciador antes de que ste tome lapalabra (Amossy, 2010), lo que constituye su ethosprevio o prediscursivo, segn Maingueneau (2007). Ala luz de este fenmeno, el conjunto de eth de la seriede garantes emergentes de cada escenografa se sirvede las huellas que ha dejado la imagen preenunciati-vamente habilitada del enunciador como andamiajesobre el cual se incorporar en el enunciatario. As, enel discurso de Alfonsn, el ethos de debilitamiento anteel metacolectivo social, previamente instituido, favore-cer la derrota de la figura del hroe ensombrecido porel anti-garante fortalecido en combate.En el caso del discurso de Cristina Kirchner, por su

    parte, tambin se destaca la presencia del ethos predis-cursivo, pero est materializado de manera escindidaen ese encuadre temporo-espacial. Por un lado, existeun ethos prediscursivo debilitante que surge de ciertasescenas validadas en la doxa, tales como una mujerno puede ser Presidente, es un ttere como Isabelita enlos 70 , quiere imitar a Evita y fracasar. Por otrolado, el otro ethos proviene de las escenas validadasque legitiman su rol, fundadas sobre un conjunto demedidas socialmente consagradas durante el gobiernode Nstor Kirchner, el 47% del electorado a favor sloseis meses atrs y el reconocimiento de una formacinslida y una participacin estable y duradera en la ac-tividad poltica posdictadura, que la distingue de otrasmujeres. Esta escisin en el ethos habilita una pugnade similar ndole en instancias prediscursivas, batallaque la figura del garante se ver obligada a ganar. Esteescenario previo acta como activador del ejrcito degarantes puestos al servicio de la desacreditacin yderrota del anti-garante agrario antipatritico.

    7. Algunas conclusiones sobre lasdos batallas enunciativas

    Hemos observado que las escenografas compuestas,junto con la configuracin de cada ethos prediscur-sivo, se han puesto al servicio de las batallas que sehan librado en la incorporacin misma del garante

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    del ethos. De este modo, en el discurso de Alfonsn,las escenografas creadas Beawulf desafiando heroi-camente a los dragones y otros seres sobrenaturales,el hroe en una dura lucha aletargada y el luchadormalherido pidiendo clemencia se materializan en eltipo de destinacin puesta en marcha.El garante transita todas las estrategias de destina-

    cin al enemigo que tiene a su alcance. El adversarioes, en muchas instancias, interpelado directamentee investido de un rol activo. Por momentos, recibefuerzas ocultas encubiertas y, en menor medida, deltipo indirectas. Esto constituye una desventaja parael enunciador en la piel de cada garante, dado que leatribuye al enemigo una serie de atributos ms activosy rasgos mayoritariamente humanos. Esta configura-cin se ve reforzada en la tercera escenografa, cuandoel garante deja de enviar fuerzas ocultas para desapa-recer paulatinamente en el metacolectivo en crisis quele reclama una solucin. En esta instancia se advierteel metacolectivo social controlado por el enemigo queensombrece al garante y ste no puede ms que pedirclemencia y colaboracin para capear la crisis. Estedesenlace se ve propiciado por el ethos prediscursivode debilitamiento que el metacolectivo social ya habaincorporado.En cambio, en el discurso de Cristina Kirchner, la

    enunciacin habilita una diversidad de escenografasque actan simultneamente y en forma conjunta en laepopeya contra el enemigo. Los garantes de la Jefa deEstado, la responsable de la Nacin, la maestra, la com-patriota, la compaera forman un ejrcito ensambladoque se ve fortalecido por su arsenal de estrategias: ladestinacin indirecta en sus diversas formas.Dado que ninguno de los garantes le otorga derecho

    a rplica al adversario puesto que jams es interpe-lado, ni se le confiere atributos humanos sino quees solamente reducido a la categora de discurso, esdecir, cosificado y, por momentos, hasta ridiculizadol y quienes lo apoyan, el ejrcito de garantes emergecomo un cuerpo consolidado que lucha contra un ene-migo pblico despiadado. En este sentido, los garantesque se ponen en escena representan las esferas delmetacolectivo social, a su vez reforzado por la apela-cin directa a distintos metacolectivos del tipo patria,nacin, entre otros.Del mismo modo, la escisin del ethos prediscursivo

    opera como un exacerbador de la lucha librada porestos garantes femeninos que deben posicionarse parademostrar que su femineidad no se opone a su forta-leza protagnica. Dicho desdoblamiento contribuyeal ensamblado de garantes dispuestos a combatir alanti-garante, cuyo ethos representa el enemigo de laNacin.En virtud de estos hallazgos, podramos estimar que

    ante el mismo gnero instituido en el modo 2, dondeprima el rol institucional del enunciador, en tanto Pre-

    sidente de la Nacin, en un marco temporo-espacialde crisis frente al mismo sector de poder econmicocomo es el agro, dueo de una tradicin dominante,se advierten pugnas enunciativas con resultados dis-miles como producto de un correlato evidente entre lasescenografas compuestas sobre una serie de escenassocialmente validadas, las estrategias de destinacinal adversario, y la incorporacin del garante y de lafigura del anti-garante.La consecutividad en la construccin del garante

    junto con estrategias de destinacin al adversario enlas que se le otorga atributos humanos, derecho arplica y finalmente la disolucin del garante en elmetacolectivo controlado por el adversario en el marcode ethos prediscursivo de debilitamiento nos muestrala derrota del protagonista.Sin embargo, la simultaneidad de garantes ensam-

    blados en un megacuerpo atacante junto con la desti-nacin indirecta casi permanente, en la que persistela cosificacin del adversario, propicia la magnifica-cin del garante reforzado por la pugna prediscursivaque se ve obligado a ganar ante las escenas validadasreinantes. De este modo, el enemigo es finalmentemitigado en el mismo trascurrir enunciativo.

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  • Dados para indexao em lngua estrangeira

    Vernica de Francesco, KarinaThe rhetoric ethos of the argentine political figure amid economic struggles with the farming industry

    Estudos Semiticos, vol. 9, n. 2 (2013)issn 1980-4016

    Abstract: This paper aims to conduct a comparative and contrastive analysis of the configuration of the rhetoricethos (Maingueneau, 2002) staged by two epitomes of the political scenario in Argentina: former President RalAlfonsn and incumbent President Cristina Fernndez de Kirchner, locked in a turmoil and in a long-standingstruggle with the farming sector, one of the cornerstones of the local economy and the major dollar-earner inArgentina. One of the enunciative scenes (Maingueneau, 2007) studied involves an opening ceremony held inAugust 1988 on the premises of the Argentine Rural Society in the aftermath of the implementation of the SpringScheme, while the other scene takes place twenty years later, in June 2008, when current President Kirchneroutlined the reasons which prompted a rise in the so-called export tariffs imposed on certain farm goods. This studyseeks to determine the rhetoric and enunciative regularities governing both speeches and establish the similaritiesand differences in the multi-addressing speech act that each enunciator performs within the framework of theirpre-existing discursive ethos (Adam, 1999; Amossy ed., 1999, 2000) in an effort to legitimise their voice. Thismulti-addressing pattern comprises a discursive strategy to tighten a bond of faith, persuade and argue (Vern,1987) amid an economic crisis and a political upheaval. Framed within the Theory of Enunciative Polyphony(Ducrot, 1984), this analysis has examined the symbolic role of the antagonist, which in turn will emerge as threedifferent addressees: explicit, veiled and indirect (Garca Negroni, 1988). The role of the identification collectiveentities within the collective imagination has also been studied as they participate as co-enunciators andalso bear the responsibility for the threatening, warning and discrediting acts of speech amid the enunciative,polyphonic contend put on stage by each enunciator to persuade the larger collective entities comprising the Argentine society.

    Keywords: rhetoric ethos, multi-addressing speech act, antagonist,enunciative polyphonic contend

    Como citar este artigo

    Vernica de Francesco, Karina. El ethos retrico de la fi-gura poltica argentina en escenarios de enfrentamientoeconmico con el sector agrario . Estudos Semiticos.[on-line] Disponvel em: http://revistas.usp.br/esse . Edi-tores Responsveis: Iv Carlos Lopes e Jos AmricoBezerra Saraiva. Volume 9, Nmero 2, So Paulo, De-zembro de 2013, p. 4453. Acesso em dia/ms/ano.

    Data de recebimento do artigo: 30/Novembro/2012Data de sua aprovao: 26/Maro/2013

    Breve recorrido por la dimensin temporo-espacialDos instancias enunciativas, escenas entrelazadas en el tiempo y un adversario comnEl marco escnico, un abanico de escenografas y la construccin del ethosLa pugna entre el garante y el anti-garante en las tres escenografas de la SRABeawulf y GrendelEl hroe pide clemencia

    Una contienda discursiva veinte aos despusLa voz de la Jefa de EstadoLa maestra explicaLa compaera sabeLa compatriota nos cuenta

    En dilogo con el ethos prediscursivoAlgunas conclusiones sobre las dos batallas enunciativas